Eliot

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Etapas por las que pasa el lector de poesía según Eliot Primera etapa en nuestro conocimiento de la poesia: Según Eliot, la persona de experiencia limitada esta siempre expuesta a dejarse engañar por la falsificación o por el articulo adulterado, y así, vemos generación tras generación de lectores neòfitos engañados con lo ficticio y adulterado de su propia época, prefiriéndolo incluso, por ser más fácilmente asimilable, al producto genuino. Existe un vasto número de gente con innata aptitud para gozar de una porción de buena poesía. Solo el lector excepcional llega, en el transcurso del tiempo, a clasificar y comparar sus experiencias, y según van multiplicándose, a comprender cada una más profundamente. El goce se profundiza en apreciación, que añade una fruición intelectual a la originaria intensidad del sentimiento. Segunda etapa: Se llega cuando no nos contentamos con escoger y rechazar, sino que ordenamos lo escogido. Tercera etapa: de reordenacion, en que el lector, ya formado, se enfrenta con algo nuevo en su tiempo y descubre un nuevo criterio poetico de acuerdo con el cual considerarlo. En el primer estadio llegamos a conocer lo que es la poesía, leyendo, y gustando de una parte de la poesía que leemos. Más tarde, la percepción de similitudes y diferencias entre el poema que leemos y los poemas que anteriormente nos hicieron gozar, contribuye a nuestro placer. Aprendemos lo que la poesía es, si es que alguna vez llegamos a aprenderlo, leyendo poesía, aunque quizás seriamos incapaces de reconocer la poesía en particular si no tuviéramos de antemano una idea de la poesía en general. La pregunta ¿qué es la poesía?, brota naturalmente de nuestras experiencias poéticas particulares. Así, por más que ninguna forma de actividad intelectual haya producido a lo largo de su historia un número tan escaso de obras dignas de leerse, la crítica, lo 1

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Notas sobre Eliot

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Etapas por las que pasa el lector de poesa segn EliotPrimera etapa en nuestro conocimiento de la poesia: Segn Eliot, la persona de experiencia limitada esta siempre expuesta a dejarse engaar por la falsificacin o por el articulo adulterado, y as, vemos generacin tras generacin de lectores nefitos engaados con lo ficticio y adulterado de su propia poca, prefirindolo incluso, por ser ms fcilmente asimilable, al producto genuino. Existe un vasto nmero de gente con innata aptitud para gozar de una porcin de buena poesa. Solo el lector excepcional llega, en el transcurso del tiempo, a clasificar y comparar sus experiencias, y segn van multiplicndose, a comprender cada una ms profundamente. El goce se profundiza en apreciacin, que aade una fruicin intelectual a la originaria intensidad del sentimiento.Segunda etapa: Se llega cuando no nos contentamos con escoger y rechazar, sino que ordenamos lo escogido. Tercera etapa: de reordenacion, en que el lector, ya formado, se enfrenta con algo nuevo en su tiempo y descubre un nuevo criterio poetico de acuerdo con el cual considerarlo.En el primer estadio llegamos a conocer lo que es la poesa, leyendo, y gustando de una parte de la poesa que leemos.Ms tarde, la percepcin de similitudes y diferencias entre el poema que leemos y los poemas que anteriormente nos hicieron gozar, contribuye a nuestro placer. Aprendemos lo que la poesa es, si es que alguna vez llegamos a aprenderlo, leyendo poesa, aunque quizs seriamos incapaces de reconocer la poesa en particular si no tuviramos de antemano una idea de la poesa en general. La pregunta qu es la poesa?, brota naturalmente de nuestras experiencias poticas particulares. As, por ms que ninguna forma de actividad intelectual haya producido a lo largo de su historia un nmero tan escaso de obras dignas de leerse, la crtica, lo mismo que toda actividad filosfica, es inevitable y no requiere justificacin. Hasta que Punto merece intentarse la educacin del gusto literario en los estudiantesRichards propone un rgimen de ejercicios espirituales, cuyos puntos son: 1- La soledad del hombre- el aislamiento de la conciencia humana.2- Los hechos del nacimiento y la muerte en su inexplicable extraeza.3- La inconcebible inmensidad del universo.4- El lugar del hombre en la perspectiva del tiempo.5- La enormidad de la ignorancia humana.Eliot opina, que el nmero de personas capaces de apreciar toda clase de poesa es seguramente muy escaso. Pero, en cambio, son numerosas las personas capaces de obtener algn placer y beneficio de ciertas clases de poesa. Una teora que se aplicase de modo absolutamente satisfactorio a toda la poesa, solo realizara esa proeza al precio de quedar por completo vaca de contenido: la ms frecuente razn de la insuficiencia de nuestras generalizaciones, consiste en que, mientras declaran aplicarse a toda poesa son en realidad teoras basadas en un determinado tipo. Incluso cuando dos personas de gusto aprecian la misma poesa, esta se ordena dentro de sus mentes respec5tivas con arreglo a criterios ligeramente diferentes. Nuestro gusto lleva las huellas indelebles de nuestra vida individual, con todas sus experiencias placenteras y penosas.Acaso no existan, seala Eliot, siquiera dos lectores que se acerquen a la poesa con iguales exigencias. Cierto que en todas estas exigencias, y en las respuestas que a ellas se dan, hay siempre un elemento permanente, lo mismo que hay ciertos criterios de calidad literaria independientes de lo que a cada uno gusta o disgusta, pero toda tentativa de formular ese elemento comn, estar viciada por las limitaciones del hombre que la realiza en un cierto momento y lugar. Y tales limitaciones se manifiestan en la perspectiva de la historia.Y son estos criterios de calidad literaria independientes del gusto personal, los que deben, segn mi parecer y debido a mi propia experiencia, ser parte indispensable en la educacin del estudiante, para que pueda contar con las herramientas bsicas que le ayuden a intentar transitar y comprender los misteriosos y sinuosos senderos que urde la poesa, y a definir su sensibilidad artstica y obtener as de ella, el mayor placer posible.

Transcripcion plstica del Retrato de una dama

La dama, solitaria en su mundo de lujo material, resignada al inexorable paso del tiempo, es observada por los objetos que la rodean y que son testigos de su decadencia, mientras piensa en el caballero al que le ha ofrecido su amistad.

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