Elster_Politica Racional

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LA POSIBILIDAD DE UNA POLiTICA RACIONAU JON ELSTER- I . I!':TROOlJCCIU;\l Sabemos, mas 0 menos, 10 que quiere decir la racionalidad cuando se aplica a elec iones y dec isio nes ind ivi dua les . 8 1 1 sig- nificado no resulta tan claro cuando se aplica a elecciones poll- ticas, En este articulo discutire dos cuestiones, Primero, .:puede uno asignar un significado a la idea de una eleccion politica racional? En segundo lugar, suponiendo que esta asignaci6n sea vi a bl e, ~ cu ~\ l e s eI al ca nc e de l as d ec is io ne s po li ti ca s r ac io na le s> En tercer lugar, 5i este alcance resulta ser liruirado (como su- cedent), cpodria haber una guia alternativa a la accion politica? La s ec ci 6n I I establece, muy brevernente, la teoria de la elec- cion racional en un nivel individual. Supondre que la raciona- lidad politica se define mediante una extension de las elecciones individuales a las elecciones politicas que, en un sentido, estan he cha s p or y para la "sociedad". Esto es, excluyo las concepcio- nes de politica que corresponden al "Todo para el p ue bl o, n ada por el pueblo" napoleonico Dentro del marco de la teoria de eleccion social, esto signifiea irnponer la condicion de no die- tadura, La se c ci 6n I I I discute si la nocion de racionalidad politic" es significativa, mediant e la consideraci on de diversas objec ones que se de ivan del principio de individualismo metodol6gico. Los individuos actuan sobre Ia base de sus deseos y c re en ci as , L as colectividades, en cuanto tales, no actuan, tampoco tienen de- sees 0 creencias. Por tan to, surgen problemas en relacion can las preferencias agregadas 1a informacion centralizada y la ins- rrumenraci on de elecciones, L a secci on IV co ns id er a el p ro bl em a I Le agradezco a King K. 'Tsao su invaluable asistencia en esta invesri- gaclon. Universidad de Chicago. (1321 I '" ]" OS IBI I. lI HI ) DE UN A POl.ITICA R. ACI ON Al . 13:1 de la irracionalidad politica, observando las analogias politi- cas de diversas Iorrnas de irracional dad individual que pueden describirse brevernente como debi lidades de la voluntad, excesos de la misma y la Iormacion de preferencias adaptativas. Para que la politica sea ra~ional, debe. disefiar maneras d~ eVitar.o Ulanejar estas tendencias. La seccion v se pregunta 51 la racio- nalidad polltica siempre producira recetas claras y s ug ie re un a respuesta negativa, en termirios generales, al argumentar que Ia incertidwnbre es el mayor obstaculo para las elecciones poltti- cas racionales El argumento no es sirnplemente que es dificil anticipar los resultados de las decisiones pollticas. De manera mas fundamental, c nsiste en que la planeacion incremental, Ia ingenieria social y t ac ti ca s se rne ja n te s s on r es pu es ta s i na de cu ad as a este problema. En la seccion VI conc1uyo argumentando que la justicia, mas que la racionalidad, debe guiar las elecciones poHticas fundamentales. L~ r~cionalid~d. t~ene un ~ugal~gue d es emp ei ia r, p el "O e s te es m as bH!O s us bs id ia ri o q ue pn man o. I. L.\ EU:CCION R AC IO NAL I ND i VI D UA L La sizuiente exposicion de la teoria de Ia eleccion racional sera " ltarnerue esquematica, debido a que la intencion es s610 ofre- cer un marco para la discusion de la racionalidad politica en secciones posteriores.P La elec i6n racional, desde rni punto de vista, puede definirse en dos pasos. Primero, requerimos que los deseos y creencias que conducen a una accion (en la manera especificada en el segundo paso) sean internarnente consistentes. Para nuestros fines presentes, el requerimiento de consistencia mas lmportante es que las preferencias del agente sean transiti- vas: si una opcion x se percibe al menos tan buena como orra ~ Pam una presentacion m as elaborada de Ia concepcion de Ia eleccion rational que subyace a esta exposici6n, refiero al lector a mis otras obras sobre el lema: U ly ss e s a nd t he s ir en s, ed. rev., Cambridge Uni versity Press, 1984: S ou r g ra pe s, Ca m br i dg e U ni ve rs it y Pr es s, 1983; "The nature and scope of rational-choice explanation", en E. LePore y B. P. Mc La ll gh l~n , ((omps.); Ac ti o ns and E ve nt s: Pe r sp ec ti ve s o n t he P hil osoPhy of Donald Dav.d . ."ltl. Oxford, Blackwell, 1985, pp. 60-72; Introducd6n a J. E ls er \ co m~ .) , Rational choice, Oxford. Blackwell, 1986, pp. 1-33; y " Wh en r at i on a li ty fails", ell preno;), en K. Cook y M. Le vi ( co mp s. ), Limits /0 rationality,

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LA POSIBILIDAD DE UNA POLiTICA RACIONAU

JON ELSTER-

I. I!':TROOlJCCIU;\l

Sabemos, mas 0 menos, 10 que quiere decir la racionalidad

cuando se aplica a elecciones y decisiones individuales. 8 1 1 sig-

nificado no resulta tan claro cuando se aplica a elecciones poll-

ticas, En este articulo discutire dos cuestiones, Primero, .:puede

uno asignar un significado a la idea de una eleccion politica

racional? En segundo lugar, suponiendo que esta asignaci6n sea

viable, ~cu~\l es eI alcance de las decisiones poli ticas racionales>

En tercer lugar, 5i este alcance resulta ser liruirado (como su-

cedent), cpodria haber una guia alternativa a la accion politica?La secci6n II establece, muy brevernente, la teoria de la elec-

cion racional en un nivel individual. Supondre que la raciona-

lidad politica se define mediante una extension de las elecciones

individuales a las elecciones politicas que, en un sentido, estan

hechas por y para la "sociedad". Esto es, excluyo las concepcio-

nes de politica que corresponden al "Todo para el pueblo, nada

por el pueblo" napoleonico, Dentro del marco de la teoria de

eleccion social, esto signifiea irnponer la condicion de no die-

tadura,

La secci6n III discute si la nocion de racionalidad politic" es

significativa, mediante la consideracion de diversas objeciones

que se derivan del principio de individualismo metodol6gico.

Los individuos actuan sobre Ia base de sus deseos y creencias, Las

colectividades, en cuanto tales, no actuan, tampoco tienen de-

sees 0 creencias. Por tan to, surgen problemas en relacion can

las preferencias agregadas, 1a informacion centralizada y la ins-

rrumenracion de elecciones, La seccion IV considera el problema

I Le agradezco a King K. 'Tsao su invaluable asistencia en esta invesri-

gaclon.• Universidad de Chicago.

( 1321

I '" ] "OSIBI I. lIHI ) DE UNA POl .ITICA R.ACION Al . 13:1

de la irracionalidad politica, observando las analogias politi-

cas de diversas Iorrnas de irracionalidad individual que pueden

describirse brevernente como debi lidades de la voluntad, excesos

de la misma y la Iormacion de preferencias adaptativas. Para

que la politica sea ra~ional, debe. disefiar maneras d~ eVitar.o

Ulanejar estas tendencias. La seccion v se pregunta 51 la racio-

nalidad polltica siempre producira recetas claras y sugiere una

respuesta negativa, en termirios generales, al argumentar que Ia

incertidwnbre es el mayor obstaculo para las elecciones poltti-

cas racionales. El argumento no es sirnplemente que es dificil

anticipar los resultados de las decisiones pollticas. De manera

mas fundamental, consiste en que la planeacion incremental, Ia

ingenieria social y tacticas sernejantes son respuestas inadecuadas

a este problema. En la seccion VI conc1uyo argumentando que

la justicia, mas que la racionalidad, debe guiar las elecciones

poHticas fundamentales. L~ r~cionalid~d. t~ene un ~ugal~guedesempeiiar, pel"Oeste es mas bH!O susbsidiario que pnmano.

II. L.\ EU:CCION RACIONAL INDiVIDUAL

La sizuiente exposicion de la teoria de Ia eleccion racional sera

"ltarnerue esquematica, debido a que la intencion es s610 ofre-

cer un marco para la discusion de la racionalidad politica en

secciones posteriores.P La elecci6n racional, desde rni punto de

vista, puede definirse en dos pasos. Primero, requerimos que los

deseos y creencias que conducen a una accion (en la manera

especificada en el segundo paso) sean internarnente consistentes.

Para nuestros fines presentes, el requerimiento de consistencia

mas lmportante es que las preferencias del agente sean transiti-

vas: si una opcion x se percibe al menos tan buena como orra

~ Pam una presentacion m as elaborada de Ia concepcion de Ia eleccion

rational que subyace a esta exposici6n, refiero al lector a mis otras obras

sobre el lema: Ulysses and the sirens, ed. rev., Cambridge Uni versity Press,

1984: Sour grapes, Cambridge Univers ity Press, 1983; "The nature and

scope of rational-choice explanation", en E. LePore y B. P. McLa llgh l~n ,

((omps.); Actions and Events: Perspectives on the PhilosoPhy of Donald Dav.d .

."ltl. Oxford, Blackwell, 1985, pp. 60-72; Introducd6n a J. Elser \com~.) ,

Rational choice, Oxford. Blackwell, 1986, pp. 1-33; y "When rationali ty

fails", ell preno;), en K. Cook y M. Levi ( comps. ), Limits /0 rationality,

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J3 4 k.~C!ONI\'.!n;\n

ol'cilm y , y se juzga que y cs al mcnos tan buena como otra op-

(kill z, en tonces x de be ser al ruenos tan buena como % .3 En

,cgtl ndo Iugar, esti p u I amos la siguiente re 1acion entre accion,

rreencias, deseos y evidencia. Una accion es racional cuando

i] puede justificarse como la mejor rnanera de llevar a cabo los

deseos del agente, dadas sus creencias, ii] dichas creencias puc-

den juslifiearse pOl' l as pruebas que tiene disponibles, y iii] el

manto de evidencia recogida por el agente puede ju~tificane

en rerminos de sus deseos y de las Iimitaciones sobre la infor.

IIIacion dipon ible.

Accion

DescosI

I... - ~~~ ~~~ __ .J

Fig. 1

En otras palabras, rnostrar que una accion es racional equi-

yale a ofrecer una secuencia de argumentos en donde el deseo

c 1 e l agente se tome como dado pero todo 10 dernas debe justifi-

carse-ultimamente, en terrninos de dicho deseo, Explicar una

accion como \1I1a accion raciorial requiere, adem as , una demos-

rracion de que Ia accion fue llevada a cabo debido a que era

racional y no debido a alguna causa accidental que simplemente

produjo una accion racional,

Estos son los Iundamentos de la teoria de la eleccion racio-

nal, Ahora procedere a bordar alrededor de estos Iundnmentos

y a apuntar algunos de los problemas que pueden surgir wandose aplica a decisiones reales. Un primer problema que habra de

discutirse. si no resolverse, surge deb ida al supuesto de que los

deseos estan dados y no esran sujetos eilos mismos a una justi·

ficacion raciona], par encima del requerirnienro forma! e l e la

<I Podemos notal', para referencias futuras, que esto im p!i ca que si el

agen te es indiferente en tre " e y y em re y y z ; debe ser tar nb ien indiferen!e

entre x .,. ~, dado que la indiferencia entre dos opciones puede definir5e

diciendo que cada una de elias es al menos tan buena como Ia otra,

!35

cOllsistencia logica. Las l irnitaciones in tuitrvas, pre-teoricas, de

la nocion de racionalidad sugieren que algunas veces ciercamen.

re descariamos dccir que los deseos pueden ser irracionales en

un senrido sustantivo, pero no es Ucil decir con exactitud (u.:II es

este sentido.

Una primera sugerencia serta decir que los deseos racionales. . . .

son aquellos deseos que por solo tenerlos, 10 hacen a uno feliz.

Si reflcxionamos, esra proposicion es inadecuada como una ca-

racterizaci6n general. Apoyaria, par ejemplo, la caracterizacion

aficial sovietica de opositores poli ticos COI1IO seres irracionales,

sobre la base de que son manifiestamente infelices debido a su

deseo irrealizable de libertad polfr ica.!

En otros casas, 1.1proposid6n resulra m as atractiva, Uno bien

podria argurnentar que una tasa muy alta de descuento de tiem-

po 0 una Iuerte preferencia por los riesgos es irracional, pat'que

tiende a hater Ia vida infeliz, en terminos generales. Estas atti-

tudes son irraeionales porgue son autodestructivas: un individuo

que en un momenta dado aetna de acuerdo con estas preferen-

cias socava la oportunidad de actuar de la misma manera en

mementos posteriores.

Otra sugerencia serfa observar las causas de los deseos mas

que sus efectos, Uno podria igualar los deseos racionales con los

deseos autonomos, es decir, deseos con una historia causal co-

rrecta.P La nocion de autonomia es notablemente compleja, En

una discusion reciente, Joel Feinberg distinguia entre cuatro

sentidos fundamentales de Ia noei6n y encontro, dentro de [a

variedad que es mas relevan te para nues tros fines ("la all tono-

m ia como condicion"), doce subvariedades mas, De estas, 1a

idea de autonomia como autentieidad pareee ser la mas prome·

tedora, "En la medida en que una persona es autonoma, no es

meramente el portavoz de otras personas a Iuerzas, Mas bien,sus gustos, opiniones, ideales, metas, val ores y preferencias son

aurenticamente SU)'OS,"6 Desafortunadamente, esta posicion es

4 Vease S. Bloch y P. Reddaway, Russia's political hospitals, Londres,

Futura Books, 1978, p. 2.55.

~ 5i uno pudiera demostrar que la miopia, la busqueda de riesgos y

otros Icnomenos au todestructi I'OS son actitudes necesar iamen!e no ~ \1 t600·

mas, las dos deflnicioncs de preferencia-racicnalidad, ooincidirfan. No 'leo,

s in embargo, como podrla l levarse a cabo esta dernos tracion.6 J . Feinberg, Harm to self, Oxford Universi ty Press, 1986, P: 32 .

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mas efectiva como una teoria negariva de deseos herer6non,os

o no autenticos, que como una teoria positiva de la autonorn[a.

Todos podemos concordar en que Ia gente es heter6noma y tal

vez incluso irracional cuando sus deseos estan modelados pOr

una tendencia a conformarse y ajustarse a otras personas y cir.

cunstancias, ,Alero esta descripcion esta lejos de ser una caracts.

rizaci6n positiva de autonomfa,? Podemos, no obstante, mante.

ner la idea de mejoras en la racionalidad, cuando se eliminanlos deseos can la historia causal a la que se le pueden poner

objeciones,

Una persona puede estar sujeta a miopia 0 a Ia busqueda de

riesgos (0 a una aversion excesiva al riesgo), saberlo, deplorarlo,

y tomar medidas para detener el dafio. Aun cuando no sea to-

talrnente racional, despliega una "racionalidad imperfecta't.!

Puede hacerlo precomprometiendose al comportamiento que

corresponde a 10 que el considera su juicio,~ 0 construyendo

reglas inquebrantables para S 1 misrno.w Esto incluye un enfo-

que de dos pasos hacia la eleccion, a grosso modo similar a Ia

distincion entre la ley constitudonal y otra legislad6n. (Esta

analogia se ampliara en Ia secciou IV, mas adelante.) No es

como si la persona estuviera eligiendo sus prefercncias, Mas

bien, las esta protegiendo en contra de interferencias de sus

demas propensiones que, para este fin, se consideran como

Iuerzas causales ciegas,extcrnas a $U voluntad.

La racionalidad tal y como la hernos descri to , Sf: refiere a una

eficiencia instrumental. Algunos fines, sin embargo, no pueden

alcanzarse POt medics instrurnentales, Pueden resultar como un

producto lateral de ia accion, pero no pueden ser inducidos

como un resultado deliberado de la accion, La ere en cia y el

olvido son ejemplos tipicos de tales estados que son esencial-

mente resultados laterales.i! A menudo, puede resultar instru-mentalmente uti! sostener una creencia que, de hecho, no sea

verdadera, Las parejas de casados, por ejcrnplo, se encuentran

'I En relacion con este punto, vease tambien mi Sour grapes, cap. 1. 3-8 Vcase rei Ulysses and the s irens, (ap. H.

9 T. C. Schellin,g, Choice and consequence, Cambridge, Mass., Harvard

University Press, 198·1,caps. 3 'I 4.

10 G. Ainslie, "Beyond microeconomics", en J. Elster (cornp.), The 11wltiple

sell, Cambridge, Cambridge Universi ty Press. 1986 pp. J 3~175.11 Vease mi So"r grapes. cap. II.

L,I. NSIIIJLlI),I.)) l!~ UNA roi.rrtc A !!.AWONAI. 137

robabletIiente en una rnejor situacion si subestiman la prob:..-

hilidacl de que lleguen a divorciarse, Sin embargo, uno no pue-

de decidir simplemente adoptar una creencia que uno cree no

,'erdadera. De manera semejante, tratar de olvidar alga simple-

mente puede grabarla mas profundamente en Ia memoria: tra-

tar de ser espontaneo 0 tratar de dorrnirse puede resultar frus-

(rante. Hay, de heche, un tipo particular de irracionalidad

_Ilamemosla hiperracionalidad- que consiste en la aplicacionmal ubicada de preceptos de una eleccion racional, La frase

"exceso de voluntad" se ha acufiado para caracterizar esta ten-

dencia.12

He bosquejado una explicacion de 10 que quiere decir ser

racional }' he dado algunos ejernplos de las maneras en que las

personas se apartan de Ja racionaJidad: Qu~dan par discuti.r

los casos en los que el concepto de racionalidad no este defi-

nido 0, de rnanera mas debil, no este definido unicamente. No

rocare aqui los casos mas triviales en los que hay varias opcio-

nes 6ptimas. En lugar de ello, me enfocare a los problemas que

surgen cuando no hay una opcion optima. Como quedara clare

a partir de la figura I, la existencia de una accion racional

exige i] que exista una acci6n que es optima a 1a luz de las

creencias y deseos del agente, ii] que exista una creencia que es

optima a la Ius de las pruebas disponibles, iii] que exista una

cantidad de pruebas que resulten optirnas para ser colecciona-

das, a In luz de sus deseos, Si una 0 mas de estas condiciones

no secumpJen, el concepto de racionalidad es, hasta cierto

POnto. indeterm j IIado.

. La indetermination de Ia accion, dados deseos y creencias de-

terminados, surge cuando el agente no es eapaz de clasificar las

opciones a las que se en£renta 0, de manera mas tecnica, cuando

su ordenacion de preferencias es incompleta. Puede haber, pm-ejernplo, dos opciones tales que cada una de ellas se prefiera a

todas las demas opciones pero que ninguna de elias se prefiera

en rclacion con la otra, ni que eI agente sea indiferente a ellas.

Si la eleccion afectara el bienester de otras personas de una

manera tal que Ie importe al agente, su inhabilidad para cam-

para r las u t ilidades respectivas puede bloq uear Ia comparacion

12 L. Farber, Lying, despai r, jealousy, euv», sex, suicide, drugs and the

good life, Nueva York, Basic Books, 1976.

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entre las opcioncs. Tarubien, S f se espera que la elcccion tenga

consecucncias irnporrantes en el futuro distante, su inhabilidad

para conternplar hoy como Ie importaran entonces, puede tcner

el mismo eIecto. En otras palabras, puede haber problemas de

comparaciones de utilidad interpersonales asi como intraperso

nales que bloquean la comparaci6n de opciones entre las cuales

debe elegir el agente. Notese que no estoy diciendo que tener

preferencias incompletas es irracional, sino sirnplemente que

cuando las preferencias son incompletas, el poder prescriptive

y predictive de la racionalidad pierde agudera, en esa medida,

La indeterrninacion de creencias, clada una cantidad deter-

minada de pruebas, surge en dos formas fundamentales. En

primer lugar, existe incertidumbre ell relaci6n con los resulta-

dos debido a la ignorancia de hechos singulares 0de conexiones

causales, De nuevo, esto puede ocurrir de modo especialmente

probable, con consecuencias que se ramifican hacia e! futuro

remote. En segundo lugar, la mdeterminacien de las creencias

puede surgir a partir de una interaccion estrategica entre indi-

viduos racionales. Si cada uno de ellos tiene que forrnarse una

expectativa en cuanto a 10 que los dernas haran antes de que

pueda tomar SlI propia decision, Ia estructura de interaccion pue·

de ser tal que no haya sistemas de creencias que se apoyen

mutuamente,

La indeterminacion de cuantas pruebas hay que recoger, da-

dos los deseos, es una caracterfstica de numerosas situaciones

de eleccion, Para ver por que sucede esto, uno debe tener en

mente que Ia racionalidad es una nocion subjetiva en todo.s

sentidos. En un sentido objetivo, bien puede existir una canu-

dad optima de tiempo, dinero 0 esfuerzo que el agente debe

invertir al recoger informacion. Sin embargo, usualmente no

podra determinar cual es dicha cantidad. Para hacerlo se re-quiere de mas informacion, la cual es poco probable que tenga,

excepto en si ruaciones de elecci6n repetitivas y altamente este-

reotipadas. De manera tipica, la coleccion de informacion tien~

asociados costos direcros conocidos, costos inciertos de oportnn1-

dad y beneficios inciertos. Evaluar los elementos de incertidutn-

bre es en sf misma una operacion costosa e incierta, A melludo

uno simplemente tendra que actuar, sin la ilusicn de que [a

decision sea optima en algun sentido,

En un sentido, todas las Iormas de indeterminacion pueden

afirrnarse como incertidumbre: incertidumbre en relacion con

valores, con estados de la naturaleza, 0 con leyes de Ia natura-

lela, en relacion con el comportamiento de los demas, 0 en

relacion can costas esperados y beneficios de informacion. La

profunda incertidumbre en los asuntos humanos es la razon

fundamental por la cual la racionalidad puede ser una guia

rnuy debil para la accion. No esperariamos que esto fuera menos

cierto en el caso de las decisiones politicas, al igual que sucede

en las decisiones individuales, La seccion \' desarrollar.i este

punto.

Ill. PREFEREXCIAS, Il'\FORMAcro:.. E INSTRUMENTACION

En una concepcion de politica, la decision politica es como una

eleccion individual mas amplia. En primer lugar, las preferen-

cias politicas -metas y prioridades- se definen en el proceso

politico democratico. En segundo lugar, las agencias guberna-mentales recogen injormacion sobre cuestiones Iactuales y 50-

bre relaciones medics-fines, a fin de forrnar una opinion en

cuanto a cuales politicas seran las que Ilevaran a cabo de mejor

manera dichas metas, Finalmente, otras agencias instrumeniasi

estas politicas 6ptimas. Sobre la base de esta concepcion, Ia

eleccion politica corresponde a1 modele representado por la fi-

gura 1. La eleccion politica racional puede representarse en ter-

minos de los deseos, creencias y pruebas de un actor supraindi-

vidual, la "sociedad". Pocos, si es que aIguien 10 ha llegado a

hacer, han creido que esta posicion de Ia eleccion polltica es

yerdadera Iiteralmente. pero muchos han supuesto implicira 0

explicitamente que podemos proceder como si fuera cierta, parafines explicativos 0 pract ices. Alabando insinceraruen te el indi-

vidualismo metodologico, estas personas han supuesto que se

hace poco dana al tratar la politica como un actor unitario, con

valores y creencias estables, y una capacidad de llevar a cabo sus

decisiones. Este supuesto se ha notado de manera mas Iuerte

en el estudio de las relaciones internacionales y en la reorta de

la planeaci6n economics. Por razones obvias, ha sido mucho

menos pronunciado en el estudio de la politica interna de demo-

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cracias pluralistas, Y sin embargo, incluso en estes casos, l a ten.

tacion de usar el conveniente lenguaje del actor puede ser

avasalladora, Puede resultar de utilidad explicar exactarneni-

p O l" q ue resulta tan rraicionero.

Una razon moy general por Ia cual las politicas individuales

son distintas, puede resumirse en una palabra: oportunisrno. Le

es rnucho mas facil a un individuo engafiar a los demas que en-

gafiarse a sl mismoP Cuando los individuos se cmbarcan enun autoengafio 0 bien en oporrunismo, no hay garantias de que

el resultado agregado de su comportarniento correspondera al

modele del actor-unitario de Ia racionalidad politica, Perm ita-

seme explicar 10 que significa esto en tres dimensiones de elec·

ci6n que nos conciernen en este estudio: preferencias, inforrna-

ci6n e instrumentad6n.

Como note anteriorrnente, supongo que el merodo para afia-

dir preferencias individuales esta constrefiido a ser no dictato-

riaL Ademas, quisieramos que fuera invulnerable al oportu-

nisrno: nunea deberia ofrecer incentives para que el individuo

exprese preferencias que no sean sus verdaderas preferencias.Nunca deberia poder, al malinterpretar sus preferencias, pro·

vocar un resultado que pre£iera (de acuerdo con sus yerdaderas

preferencias) en lugar del que result aria si expresara sus verda-

deras preferencias, Si el insurno al proeeso de agregaci6n son

preferencias que pueden no ser sinceras en este senti do, serla

absurdo decir que el resultado representa "105 valores de la

sociedad". El resultado del proceso de agregaei6n puede ser una

preferencia social de x en lugar de y, aun cuando los individuos

prefieran y a x, Desaforrunadarnente, resulta muy dilici l d isefiar

mecanismos de agregaci6n que sean "a prueba de esrrategias en

este sentido", EI unico procedimiento de votacion que es a Iavez a prueba de estrategias y no dictatorial es Ia "votacion alea-

toria", en donde la probabilidad de que se elija una opci6n es

igual ala proporcion de individuos que Ia colocan como 5U pri-

mer-a eleccion.t! Si bien este procedimiento puede tener algunos

1~ vcanse, sin embargo, los capltulos 1-5 en J. Elster (comp.), The

fIlultiple self.

HA. Gibbard, "Manipulation of voting schemes: A general result",

Ecol'lotnetncs, 41 (1973). pp. 587·601.

I' " l'0 51UILU)AJ) DE UN" POI.I"L·ICA R . . . . CI()NA t, ].II

meri tos (adcmas del de ser a prueba de estrategias),15 tiene otros

inconvenientes obvios que 10 descartan como un esquema desea-

bJe.J6 Aun euando pueden idearse mecanisrnos a prueba de es-

trategias para revelar preferencias en casos especiales,I.uno no

puede suponer, en general, que las personas pueden ser induci-

das a ser honestas a partir de un interes propio,

Este problema de la "compatibilidad de incentives" se ex-

tiende al de la recoleccion de informacion sobre cuestiones fac-males. Cuando se pide a los agentes econ6micos proporcionar

inlormaci6n que Ie s es Ucilmente disponible, pero que s610-

estada disponible a algun coste para los demas (si es que Jes

estuviera disponible de alguna manera), uno debe suponer (jue-

se preguntaran a sl rnismos si les interesa darla. Las economias

de tipo soviecico, POf ejeruplo, son bien conocidas por 105 incen-

rivos perversos que crean en contra de informes verdaderos, AI-

gunas veces, el miedo al castigo par ser portador de malas

noticias crea un incentive para presentar las cosas mejores de

Jo que en realidad son. En otros mementos, el autointeres 10-

lleva a uno a presentar la situaci6n como peor de 10 que en rea-

lidad es, como cuando un gerente inforrna que la produccion

ha side menor, para evitar un incremento en Ia asignacion de

sus cuotas, Estes fen6menos no deben descartarse como fenome-

nos patologicos, dado que puede esperarse que surjan problemas.

esenc ialmente semej antes en cualquier sistema que depende de

la recoleccion de informacion a partir de fuentes descentraliza-

das. De nuevo, mientras que el problema puede resolverse en

cases especiales, no hay una recera general para hacer que la

gel) te diga la verdad.

Finalmente, los problemas de incentives surgen en el nivel de

la instrumentacion de Ia decision social. Para un individuo,

usualrnente no hay distancia entre tamar una decision y 11e-

varia a cabo, descartando los casos de debilidad de voluntad;

15 Para una defensa rara de Ia votacion aka roria, vease "Choosing re-

presentarives by Ioucry voting" . Yale Law Journal 93 (1984), pp. 1283·)308 ..

).6 Para deta lles de este punto, veause mis "Tanner lectures", de proxima

apariclon (Oxford University), sobre "Taming chance Randomization ill·

individual and social decislons' ' ..

1. Vease, pOI ejemplo , P. C . Ordcshook , Game theory and polii;( "al theor)'r

Cambridge Universit y Press, 1986, caps. 5·6.

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La unidad del individuo asegura que una vea que se han to.

mado las decisiones, tambien se llevan a cabo. La falta de uni-

dad de la politica hace que este sea un supuesto mucho mas

problematico. Los "agentes" encargados de instrurnenrar las de-

cisiones tomadas pOl' el "principal" no pueden ser confiables

en el sentido de que dejen de ladosu propio interes, como

tampoco puede siernpre el principal conrrolar sus actividades.is

Hoy en dia hay una amplia literatura sabre la eleccion publicaen cuanto a como las burocracias que rnaxirnizan el presupuesto

pueden llegar a distorsionar la voluntad politicaY' La posicion

de que las burocracias son una simple maquinaria de transmi-

sion, analoga a los nervios y musculos que perrniten que lit

mana Ileve a cabo las decisiones tomadas en la cabeza, es irre-

mediablemente fall ida .

Sin embargo, no deseo basal' mi argumentacion wine cl pc.

ligro del oportunismo, Si bien siempre existe el riesgo de un

cornportamiento para el beneficio propio, el grado en el cual se

presenta varia ampliamente. Gran parte de la Iiteratura sobre

la eleccion publica, junto con su supuesto de un comporta-

miento universalmente oportunista, parece estar simplemente

fuera de contacto can el rnundo real de las burocracias, en

donde a menudo ha y una gran cantidad de mfstica de servicio

y sentido del deber, Si la gente siempre se aventurara en un

comporramienro oportunista cuando pudiera hacedo, Ia civili-

zacion, tal y como la conocemos, no exisrirta, Mas aun, una de

las tareas de Ia politica ciertamente es conforrnar las condi-

ciones e instituciones sociales de modo que las personas se com-

ponen honestamente, porque creen que Ia esrructura busica de

'3U sociedad es justa.20 Debernos preguntarnos, por tanto, si una

sociedad justa, con una norma efectiva de honestidad, serta

una buena aproximacion al modelo de actor-unitario de poll-rica racional,

18 t:n articulo seminal en relacion con el problema princlpal-agente es

-el de M. C. Jensen y W. H. Meckling, "Theory of the finn; managerial

behaviour, agency costs and ownership structure", Journal of Financial

Economics 3 (J D7 6), pp. 305·~·6I).

19 Para un estudio sobre este lema, vease D, C. Mueller, Publ ic cho ice,

Cambridge University Press, 1979, cap. 8.

20 JO Sle es un lema fundamental en John Rawls, A theory O f ius/icc,

Cambridge, Mass., Harvard University Pless, 1971.

L" j ·OSl fl ll .Jl ). \1 ) l lE t 'N '" POlJnc/\ RACION.. .L

Una respuesta breve que se puede ofrecer es que, si bien

ciertamCnle se trataria • una mejor aproxirnacion que una

sociedad en donde el oportunismo fuera rarnpante prevalece-

dan dificultades !TIlly serias, Aun wando el problema de la ins-

trumentaciun desaparccer ta, prevalecerian problemas de prefe-

rencia, :lgregadas e informacion centralizada. Aun cuando se

CXpI 'C~CI l honestamente las preferencias, el teorerna de la impo -

sibi lidad de Arrow y resultados posteriores ell la misma lineanos dicen que, en general -e5 decir, para cu a lquicr combinaci6n

de preferencias indivicluales- no es posible general' una prefe-

ren~ia social que sea i] completa, ii] transitiva y iii] respete las

prefercncias individuales. El tercer requerimieuto puede espe-

cificarse mas ann. de la siguiente manera: Iii.a] Ia gradacion

social debe ser 110 dictatoral : i ii.b] debe preferir x a y cuando

todos los individuos prefieren x a y, y iii.c] cuando se graduan

x y y, debe ser sensible s610 a 1a rnanera en que los individtios

comideran x y " y no a la rnanera en que graduan otra,

opriones.

Las implicaciones del resultado de Arrow pala nuestros fines

presenles, son serias, Es cierto que la concepcion actor-uni tario

no requiere una gradacion social completa de todas las opcio-

nes. Si e-tamos dispuestos a aceptar que los individuos racionales

pueden tener preferencias incomplctas, la extension de Ia ra-

cionalidad individual al dominic politico tambien puede pre-

servar esta caracterisrica. Sin embargo, el problema es especi ficar

uu ordenamiento parcial de algun in t eres sustantivo, La regIa

de la unanimidad, tal y como aparece en los escritos de Bucha-

nan, Tullock y Brennan, ofrece un ordenamiento extrernada-

mente incornpleto, incluso wando sc le apfica, como ell a s pre-

tenden hacerlo, en el nivel de Ia Iegislacion constimcional." Es

cierto qlle uno puede dade la vuelta a este problema medianteel truce formal de decir que ante Ia ausencia de una preleren-

cia unanime par x en lugar de y, la sociedad es indiferente

£rente it arnbas. Este orden (camp le to) de preferencia social

carece, sin embargo, de Ia propiedad deseada de rransitividad:

Ia sociedad puede ahora ser indiferente entre x y y y entre

~l Para una version muy recicnte de este enfoque, vease G. Brennan y

1 - ),1. Buchanan, The reason of rltles, Cambridge Uni versity Press, 1986.

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IH,

y y z, y sin embargo, preferir a x sobre Z.22 Y desdc luego, en

cualquier caso, parece extremadamenjs indeseable usar un me.

canismo de agregacion que diera una "indiferencia" social den-

tro de la vasta mayorla de elecciones. No conozco otro ordens.

miento incompleto (0 la extension completa de algunoj que

fuera mas atractivo.

Se puede cuestionar el requerimiento de que el mecanismo

de agregacion se defina para todas las constelaciones de preferencias individuates. Se puede argumentar, esto es, que si las pte-

lerencias individuales son 10 suficientemente sernejantes 0 caen

dentro de un patron particular, no tienen que surgir paradojas

de intransitividad 0 de caracter dc1ico. Sin embargo, las condi-

ciones que se necesitan para evitar estas paradojas resultan bas-

tame Iimitantes, 0, para ponerlo de otra manera, es muy Iacil

que surjan paradojas.> Se puede argumentar que 5 1 se concibe

la polltica como un proceso cuya meta no es solo agregar prefe-

rencias, sino tambien transformarlas a rraves de una discusion

racional, es posible que las preferencias sean "lavadas" de sus

elementos cgoistas.~4 Me parcce que algo puede decirse a favor

de esta posicion (vease mas adelan tel, pero diffcilmente lIega a

ser una prueba de que no surgirrin paradojas, Es una concep-

cion hueca de la politica Ia que considera que el interes propio

es la unica Iuente de conflicto. Sabernos que la preocupacion

por el medio ambiente, en Ia medida en que afecta a quienes

ya han sido concebidos pero no han nacido, puede dar lugar a

una Iucha poHtica al menos tan intensa como un conflicto en

relacion con cuestiones rnateriales. Se puede tambien argumen-

tar, tal vez, que hay un mecanisme de retroalimentacion de los

resultados sociales a las prelerencias individuales que las con-

22 Imaginese una sociedad de tres person,,, y tres opciones, x , y y z. Si

Ilamamos P a la preferencia individual estricta. podemos estipular sus

preferencias de la siguiente manera: ;YP,yP,~,yp."P.,,:, "p.zP.y. Ell la regia

de unanimidad, Ia sociedad serla indiferellle entre x y y y entre), y z, dado

que en ningun (:ISO se prefiere una opci6n unanirnemcnte y sin embargo,

x se prefiere unanirne y por 10 tanto, socialrnente, a z.

28 Para un resumen de algunos resultados recientes, vease W. Riker,

Liberalism against populism, San Francisco, Freeman, 1982, cap. 'i

24 En relacion con este argumeruo, vease "Laundering preferences", en

J. Elster (comp.), Foundations of social choice theory, Cambridge Univers ity

Press, 1986, pp, 75-102 Y 1 - Elster, "The market and the forum", ibid.,

pp. 103-132.

,

forman de manera que se de un orden de preferencia social lIO

parad6jic03·-' Parecc poco probable, sin embargo, que haya un

mecanismo tal de retroalimentacion, y en cualquier caso, ten-

dda que dernostrarse y no solo supoJlerse que existe, Despues

de decir esto, puede esperarse que la posibilidad de inconsisren-

cia polf tica varle a traves de distintas sociedades, de acuerdo

con el grade de diversidad de las preferencias,

La cell t ralizacion de informacion tam bien da lugar a p rob le-mas q 1Ie son bas tante independien tes de la cues t ion de I opor-

tunismo. Para hacer elecciones racionales, se requieren dos ripos

de conocimiento factual. Primero, uno debe conocer las condi-

ciones iniciales: Ia distribucion de los deseos, creencias y capaci-

dades creativas individuales, etc, En segundo lugar, uno debe

tener conocimiento de Jas relaciones medics-fines, es decir, de 1.1

causal idad social. De los problemas relacionados con el segundo

tipo de conocimiento factual nos ocuparernos mas adelante, en

Ia secd6n v, Aqui s610 deseo insistir en las dificultades de reco-

ger el primer tipo de informacion, ] ncJuso cuando los indivi-

duos tratan de inforrnar sobre SU5 creencias, deseos y habilida-

des de la manera mas verdadera posible, e incluso si descartamos

los costas de oportunidad de escribir estas inforrnaciones y el

riesgo de que la informacion haya caducado cuando finalmente

se la Ilegue a usar, a quien centralice la informacion no Ie serta

de mucha utilidad. E1 conocimiento del individuo sobre sus es-

tados mentales y capacidades productivas es, en gran medida,

tacite y esta encarnado en cuestiones personales, en Iugar de ser

explicito, verbal y abstracto.w Las empresas no tienen acceso a

(ada Ia "funci6n de produccion' sobre la que operan. Tienen

que saber 10 que esran haciendo, pero no tienen incentives para

saber 10 que podrian hacer, hasta que se yean forzados por

las circunstancias.rt Los consurnidores pueden no ser cap aces dedecir que compras planean hacer en el curso de los proximos

al ios. Estas conocidas objeciones a una planeaci6n cenual-" se

n Adam Przeworsk! ha hecho esta sugerencia en una obra inedita,

~6 .K. Polanyi, Persona! knowledge, Nueva York , Harper, 1962.

27 R. Nelson 'f S. Wimer, An elJolulionary theory of economic (Iumge,

Cambridge, Mass .• Harvard University Press, 1982, cap. '* 'f passim.28 Veanse, en particular, los escritos de F. A. Hayek, empezando con

'·Economics and knowledge", Economica, n.s, 13 (1937), pp. 3~·54.

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l41J

aplican, en diversos grados, a las concepciones actor-unitarl-,

de Ia pollt ica.

Si bien estes problemas son reales, no deben exagerarse. £1

proeeso poIft ieo da, de heche, decisiones relativamente consisten·

tes. Si bien son arbitrarias hasta cierto puntO con respecta a las

preferencias indiviJuaies, al menos no 5011 dictatoriales.s" ?ILls

aun, con respecto a las elecciones sociales importantes no tengo

la cerreza de que las decisiones sean arbitrarias. Si observamos

una decision poli tica i rnportante (0 una serie de decisionesj

que ha conforruado a la historia a traves de 1a u ltima mitad del

siglo, a saber, el surgimiento del estado benefactor, parece im-

probable argumentar que, manteniendo constantes las preleren-

cias individuates, este desarrollo pudo no haber tenido lugar,

aun cuando hubiera sido bastante posible que el tiempo y la"\

forrnas especificas de insrrumentaciou fueran diferentes, Tendre

mas que decir sabre es te pun to en 101seccion VI, mas adelante,

Asimisrno, pueden recogerse machos tipos de informacion, y de

heche se hace, a traves de estudios y solic itando a las empresas

datos regulares sobre ventas, empleos, etc. El uso de tales datos

de Iunciones de producei6n y funciones de demanda puede es-

timarse a un macronivel, incluso 5 1 se desconoce el micronivel ,

Aun si no es factible una planeacion central finamente dise-

fiada, uno puede tener suficiente informaci6n para una planea-

cion macroeconomica a grosso modo, exi tosa 0 1 1 men os 5i se Ia

campara con la alternativa de no haeer nada,

Mi conclusion es que los sistemas politicos actuales pueden

acercarse al modele de actor unitario en grades diversos, depen-

diendo de las ambiciones de las metas politicas, Ia honestidad

de los ciudadanos, la disrribucion de sus preferencias y Ia tee-

nologia de la recoleccion de informacion. Los sistemas de tipo

sovietico, que tienen metas muy ambiciosas y parecen fomentaruna gran cantidad de oportunismo pueden, paradojicamente.

2~ Sin embargo, puede surgir una forma sutil de dictadura u olig,uqllia

en el 11;\'1'1de la manipulad6n de 1a agenda. Si una pequefia elite puede

eontrolar la agenda 0 los procedimientos electorales de manera que se ob-

tenga el resultado deseado en cada caso particular, el hecho de que el

proceso sea formalrnente democratico resulta irrelevante. La democracia (e5

decir, la no dlctadura) podrla asegurarse usando cl mismo procedimient{l

en todos los cases 0 (preferiblementej eligiendo procedimientos aleatoriOI

en cada caso.

LA , ·O S, J; I1 :' JDA l> o r; ; UNA I' OL! TI CA RAc tONA"

desviarse mas del modele que las democracias pluralisras, Tal

vel la paradoja podria forrnularse de la siguiente manera, mas

bien cruda: mienrras mas se aproxima la autoimagen de un sis-

iema politico al modele de actor-unirario, rnenos se Ie aproxi-

IIIara en Ia practica.

II'- PRECOJl,IPRO;\USO, RESULTADOS LATERAtES Y LA FOR."fAC10.'i

DE PREFERENCIAS

, ! . , . menudo a los individuos Ies es diftcil ser radonales. Algun as

veces actuan intempestivamente, en contra de su interes y del

buen juieio. Una larga relacion 0 una vida de traba]o arduo

pueden echarse a perder por un solo acto de adulterio 0 juego,

Las personas pueden Iumar, tomar y comer en demasia auri

cuando sepan que no 10 deben hacer. Como proteeei6n en con-

tra de tales comporramientos, la sola voluntad puede ser in-

suiiciente. Algunas veces es mejor tamar Ia propia voluntad

como dada y adaptarse racionalmente a dicho hecho. EI » = :compromise es Ia tecnica generica para enfrentar de una rnn-

nera racionai nuestra falta de racionalidad, Puede adopcar In

forma de hacer la actividad no deseada fisicamente irnposible,

como wando Ulises se ato a S 1 mismo al mascH . 5i se que puedo

hacer algo indebido en la fiesta de Navidad en la oficina, puedo

no ir. De rnanera menos radical, un individuo puede precom-

prorneterse a tamar un cierto tren de acei6n 0 1 1 asegurar que

sufrh;i un casrigo si elije Ia alternativa tentadora pero no de-

seable. Si se que tengo una tendencia a cancelar citas can mi

dentista, puedo pedirle que me cobre, aun wando yo sea el

que cancele,

La racionalidad politi ca puede requerir artirnaiias semejautes

para esrablecer un compromise 0 precompromiso, En una tern-

prann discusion de este problema, Spinoza establece el punto

con una claridad ejernplar:

" : ' - 1 0 es contrario a la practica que las leyes se establezcan tan Hrme-

mente que incluso el rey no las pueda repeler, Los persas, por ejem-

plo, solian venerar a sus reyes como dioses, y sin embargo, ni siquieraHIS reyes tenian el poder de repeler las leyes que se habian Ilegado a

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HB

estubleccr, como queda claro en Daniel, capitulo 0: y en uingun lado,

que yo sepa, se nombra un rey incondicionalmcme, sin condiciom-,

exp!icita!;.· Esto, de hecbo, no es contrario ni a Ia razon nia la abe·

(~iencia absoluta que se le debe a un rey: porque las leyes Iundamcn,

tales del estado deben considerarse como los decreros permanentes del

Tey , de modo que los rninistros ejerzan la completa obediencia que Ie

deben at negarse a ejecutar cualquier ordcn del rey que vap en C O u -

ira de las misrnas. Podernos aclarar este punto en relacion (01\ Uhses,

.:uym carnaradas ejecutaron su orden al ncgarse, pese a sus ordenes l'amenazas, a desatarlo del mastil del barco mientras esraba bajo el

hechizo del canto de las sirenas; y queda asentado su buen 5entido

cuando les agradeci6 haber obedecido su orden original de manera

ian cabal. Incluso los reyes han seguido el ejemplo de Ulises: usual-

mente instruyen a los jueces en el sentido de no respetar a las per·

somis al administrar Ia justicia, incluyendo al rey rnismo, si por (";)SO

ordenara alga que ellos supieran que conrraviniera las leyes estable-

cidas. Porque los reyes no son dioses, sino hombres, )' iI menudo estan

bajo el hechizo del canto de las sirenas, 19ualmente, si todo depen-

diera de la voluntad inconstante de un solo hombre, nada serta esta-

ble. Por tanto, para que una monarquia sea estable, debe estar orga-

nizada de manera que todo se haga s610 par los decretos del rev (es

decir, cada ley es la voluntad declarada del n~)'). pero no rodo 10 clue

ouiere el fe y es l ey . .30

Consideraciones semejantes se aplican a las democracias.st Si

todas las cuestiones estuvieran su jetas a una simple votacion

IIIayori [aria, Ia sociedad carecerla de es tabi l idad y pred iczihi li-

dad. Una pequefia rnavoria podrfa invertirse £adlmente, me-

diante acciden tes de participacion 0 dcbido a que algunos pocos

iudividuos cambiaran de opinion. De manera mas importante.

1<1mayorta podria verse seducida por las pasiones del memento,

a actual ' abruptamenre y a pasar por encima de los derechos

inrlividuales otorgados por decisiones anteriores, Todas las demo-

cracias, ya sean directas 0 indirectas, han contado con algunos

instrumentos estabilizadores para impedir que en todo momento

las cuestiones se decidan mediante una. simple votaciou mayo-

no T ' ra c ta t us PO / ir iC II S , VIJ.l. Le agradeuo a E. Balibar haberrne hccho no,

iar este pasaje.

ai Para una discusion de la funciou cambiaute de la Regia de la Ley,dcsde una proreccion en contra de la monarquia absoluta hasta una pro·

re-ccion en contra de Iii.democracla absoluta, veanse las coruribuciones de

F. Sejersted en J. Elster y R. Slagst ad (comps.), Conslilu!iOt:l(llism on(l

democracy. de proxima aparlclon en Cambridge Uuivcrstty Press,

rita ri a , En A ten as, las nuevas legisl aciones es tabau su je t a s a till

cOlltrol de parte de los nomothetai, un grupo de individuos

clegidO'i par la Asamblea can autoridad para aprobar 0 rechazar

I:t.5 leyes que pasaba la Asamblea.P Otra institucion con un

prop,)sito semejartre era la graphe poranomon, mediante la cual

5 1 ' : podia castigar a algun individuo por haber propuesto una

ley ilegal a la Asamblea, incluso si y a habia sido pasada,33 En

la democracia florentina del siglo XIV, Ja estabi lidad se lograba

rnedi~:nte un compl icado sistema que incluia largos Iapsos entre

e! tiempo en cl glle se norninaba a un individuo a un puesto

y eI momenta en el que asumia e1 cargo, asl como a naves de

una Iuerre confianza en loterias para seleccionar a un candida to

entre muchos ..14 En las democracias representat ivas mcdernas,

la autolirnitacion puede asumir diversas formas.g5 La abdicacion

democr;itica del poder puede tener Jugar cuando la asamblea

delega irrcvocablernente ciertos poderes de decision a cuerpos

independientes como el Consejo Federal de Ia Reserva 0 e1

Fonda 7Ilonetario International. Las constituciones encarnan

limitaciones sobre el poder democratico. aI grado en el que con-

t iene II i] reglas sustantiva s g II e protegen I a ill tim id ad, la pro-

piedacl, las l ibertades civiles , e tc" y I i] reglas de procedimiento

que requieren mas de una simple mayorla para carnbiar la

coustirucion.

Sin embargo, el precompromiso no esta exento de problemas,

Para ver como surgen, considerese la historia de Daniel en la

madriguern de los leones que menciona Spinoza. Ahi Sf narra

como el rey Daria se vio obligado par los enemigos de Daniel

a ernitir un decreta en el sentido de que "quien quieta que

haga una peticion a cualquier Dios u hombre durante trcinta

elias, s:lho· tu, oh rey, sed lanzado a Ia madriguera de los leo-

nes". Cnando Daniel procedio luego a rezar a Dios, sus enerni-gos 10 denunciaron a Dario y dernandaron que fuera lanzado

a la madriguera. Daria trato de salir del predicamento, pew

~2 O. :\1. MacDowell, The law in classical Athens, Lond res, Thames and

Hudson. 19iB. pp. -18 ss .

~3 iu«, pp. 50 $<.

34 Vease J. Najcmy, Corporatism anti consensus in Florentine electoral

po/ilic.l 1280·1400, Chapel Hill, Universitv of North Carolina Press , 1982.

3 3 V er ms e los ensayos en Elster y Slagstad (comps.), Const itut ional ismmu{ deIHocrary.

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150

se le adujo que "ningun decreto 0 estatuto establecido por eJ

rey puede ser cambiado", ante 10 cual cedio, Como sahemos, los

leones no tocaron a Daniel, pero Ia historia, no obstante, i lUstra

los riesgos de un precompromiso. Al comprorneterse rigidamen_

te a ciertas reglas 0 procedimientos, uno puede quedar impe.

dido de hacer la eleccion adecuada en emergencias no previs tux .

Al discutir la proposicion de que la politica econ6mica debe

saIr del proceso pol! tico en desarrollo y eonfi arse a una iosti-

tuci6n independlente como el Banco Cent ral, ·Will iam Nordhaus

escribe que "puede objetarse, sin embargo, q"e el deleaar la

responsabilidad a una agenda que no responda poluicamems

a la~ necesidades le~itimas es inc1uso mas peligroso que Ia pre-

sencia de algunos ciclos. Este peligro se aduce frecuentemente

en relacion con ciertos bancos centrales que ponen mas aten-

cion a la 'solidez del dolar' 0 a la ultima moda monetarista,

que a los problemas fundamentales de Ia poIitica".36 Pueden

crearse problemas semejantes mediante reglas que requieren de

ll.na gran cantidad de tiempo para cambiar Ia constitucion, pOl'

ejernplo, el requerir la ratificacion de dos parlamentos sucesivos,Idealmente, quisieramos poder distinguir entre buenos Y rna-

los. mot.ivos para querer romper las regias, puesto q~le la

existencia de los buenos motivos es la razon para establecer

la regla, y los malos motives son excepciones leO'i timas debido. . 0

a Clr~unstanclas no previstas, Necesitamos reglas, pero tarnbien

necesitamos saber cuando hacer excepciones.37 (Dcspu es de

todo, aIgunas veces uno tiene buenas razones para cancelar una

cira con el dentista.) Los individuos pueden usar una variedad

de insrrurueutos para hacer esta distincion, aun cuando sean

siempre fragiles y vulnerables aI autoengai'io.3S En contraste, es

dificil vel' como un sistema polftico puede haber interconst rui-

do no solo salvaguardas de primer ~rdel1 en contra de la irn-

36W. Nordhaus, "The political business cycle", Review of E('ollollli[

Studies 42 (197: '» , pp. 169·190, en J~ p. 188.

Si Un csrudio util peTo decepcionantc de este problema Iuc hccho par

R. B.. Edg~rton, Rules, exceptions 1I11d social o..der, Berkeley, LJlliversilYof California Press, 1985. Proveniente de una tradici6n anll'opol6e>ica 1Il:\S

que de una decision teorica, el autor soslaya los efectos de incel~t ; \ 'O~ de

las reglas y el conflicro entre una estabilidad de largo plazo y una cfec-t ividad de cerro plazo. .

3S G . Ains li e, "Beyond microe conomic s" .

L.~ pOS:OILlllAD DE UNA I'OLITIC" Il.ACIONAL 151

pulsividad, sino tam bien salvaguardas de segundo orden en

contra de una adhesion irrestricta a las salvaguardas de primer

orden. No se trata de proteger a los guardianes, sino de haccrlos

bajar la guardia cuando sea necesario. Puede haber maneras ins-

titLIcionaies de hacer esto, pero yo no he encontrado ninguna.

La debilidad de caracter no pennite hacer 10 que uno de-

seaba hacer. EI exceso de voluntad, 0 la hiperracionalidad, es

una forma mas sutil de irracionalidad, Puede formularse como

"desear 10 que no puede desearse"39 =usar una racionalidad

instrumental para alcanzar beneficios que estan esencialrnentc

ligados a un comportamiento adoptado para fines distiutos de

los de alcanzar dichos beneficios. Si logro terminal' este articulo

y darle forma a las ideas vag as que tenia cuando me sentc a

~scribirlo, estare satisfeeho. Sin embargo sf : que si me avoca al

estado de setisfaccion de haber terrninado el articulo, nunca

10 acabare Y pOl' tanto, nunca alcanzare dicha satis£acci6n.

(Como dice Clausewitz en alguna parte, un general que dis-

pone de sus fucrzas en terrninos de como le seran mas utiles

una vez que hay a ganado Ia batalla, tiende a perderla.) Lospsicologos morales siempre han sabido que la felicidad es esen-

cialmente un resultado de actividades emprendidas para otros

fines distintos que eI de ser feliz. Lo mismo se aplica a Ia con-

Iianza y respeto en uno mismo. Muchas formas de terapia

conductistas, inc1uyendo manuales de autoayuda, fall an al alen-

tar a las personas a tomar un atajo para alcanzar una meta

que requiere esencialmente de mas desviaciones, de metodos que

requieren mas tiempo. "La dificultad de negar las propias

intenciones puede ayudar a explicar el exito limitado de las

terapias conductistas, Se entrena a las personas para actual'

afirmativamente, pero estas no se sienten como personas aser-

tivas debido a que saben que esa conducta es un intento deli-berado de crear una imagen asertiva y par tanto, un indicador

invalido.' 40

Estos problemas tambien son relevantes para Ia racionalidad

pohtica. Considerese el argumento de Tocqueville de que la de-

mocracia es digna de alabanza "mucho mas debido a 10 que

S9 Farber, op . cit.'10 G. Quattrone y A. Tversky, "Self-deception and the voter's illusion",

ell J. Elste r (comp.) , The mult ip le set} , pp. 35·58, en p. 48.

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provoca que se hag a !jue debido a 10 que hace~'.41 Si bien el

proceso politico democratiro fracasa en alcanzar su meta inme.

diata de tomar buenas decisiones, "esparce a traves del cuerpo

social una actividad incesante, fuerza y energia abu ndantes no

encontraclas en otra parte",42 Ciertamente, estos beneficios de

la dernocracia dasaparecerfan si la gente dejara de creer en la

meta inmecliata. Debido a, y en la medida en que la genre lama

Ia polftiea seriamente, su participacion tiene estes efectos desea.

bIes, Iaterales, De rnanera semejante, hay actividades que, ant~

el ojo de un obser.vador, se justifican fundamentalmente por el

;lUtorres,p~~o que IIlducen en los participantes, pero solo con

1a condicion de que estos piensen que tienen una meta inde-

pendiente que vale la pena perseguir. Las personas pueden

alcanzar un autorrespeto uniendose a movimienros politicos 0

co.nsiguiendo un empleo, pero no cuando saben que el movi.

rmento 0 el empleo han sido creados 5610 con este £in.43

Hay una diferencia aparente entre la racionalidnd individual

y Ia politica en este tipo de CISO. Para tener exito, un iridividuo

debe esconderse a sf rnismo sus intencicnes, 10 cual puede serdificil. EI engafio, por otra parte, es mas facil que el autoen-

gailo. IIgobierno no puede dar a la genre autorrespem ponien-

dola a cavar fosas y J uego a IIen arlas de nuevo, pero sf puede

hacerlo creando empleos que parezcan ser productivos v utiles

incluso cuando de hecho no 10 sean. EI gobierno puede 'alentar

a la gente a participar activamente en politica, argumentando

publicamerue que esto mejorara la calidad de las decisiones v,

privadarnente, que tendra buenos efectos economicos para CO!~-

pensar la baja calidad de las decisiones. Sin embargo, estas pnic-

t icas no son compatibles COn la democracia. Siguiendo a Kant

y a Rawls, podrfamos imponer una condici6n de publici tar las

elecciones politicas, que exduya el engaiio y la manipulaci6n:el gobierno no deberia adoptar una polftica euya efieaeia de-

penda de que no se haga publica, De manera mas general, po-

driamos solicitar que ninguna poHtica se adoptara si su defensa

H Demorracy in America, Nueva York, Anchor Books, 1969, p . 24~,42 lbid., p. 244.

43 Para una discuslon mas amplia de estos dos ejemplos, vcase mi $01<'

grllpes, cap. 11 .9, asi como "Is there (or should there be) a right to work?",de pr6xima aparicion en A. Guttman (comp.), DemOCT(lC'j and t he Wel fl lr eSlate.

15 3

ante sus beneficiaries 0 victimas incl L1ye una contradiccion

pr;1gmaric;' t,H En la seccion VI, mas adelante, se dan ejemplos

de tales politicas pragrnaticamente incoherentes, que violan la

condicir'ln de publicidad,

Uno puede estar tentado ;'1 pensar que cl proceso politico de-

mocratico se preocupa s610 por definir metas y que la eleccion

de los medics, incluyendo la eleccion de mentir 0 decir la ver-

dad, puede dejarse al gobierno. No se necesita reflexionar mu-

cho para ver por que esta posicion es inadecuada. A menos de

que el gobicrno tenga la obligaci6n de mentir a la gente ell

relacinn con devaluaciones y OU'OS aetos cuya eficacia depende

de que no sean anticipados, esta obligado a decir la verdad, Los

ciudadanos quisieran que el gobierno m intiera en relacion con

las devaluaciones, pero no que les ofreciera un autorrespeto pOl'

medics Iraudulentos. Por tanto, ra condiciou de publicidad si rve

para acercar la racionalidad individual y l a polt tica, al insisrir

en que la informacion sobre los medios usados para instrumen-

tal ' las elecciones sociales se eamparta publicamente.

Una debilidad de voluntad y un exceso de voluntad surgirancuando 10, valores del :lgcnte no Iogren motivar la accion ade-

cuada 0, pOl' el contrario, que motive acetones cuando ninguna

sea apropiada. Estes lenomenos no se reflejan en los valores

mismos, solo 10 hacen en su eficacia causal 0 la Ialta de ell;').

Una forma mas profunda de irracionalidad puede tener inje-

rencia en los valores m iSJl1 os. Como se explico en la seccion It,

no hav una teorta gcneralmente aceptada de los deseos raciona-

les, Simplernente supondre que algunos deseos son int rinseca 0

extrinsecarnente irracionales: intrlnsecamente si eonducen a un

comporramiento autodestructivo, extrlnsecamente si tienen ~l

tipo equivocado de historia causal. Si aceptarnos esta SUPOS]·

cion, una meta fundamental de la politica debe ser conformal'

las preferencias individuales de manera que se las pued~ pur-

gar de irracionalidad. Las instituciones politicas no son simple-

mente lin mecanisme de agregacion de pre£erencias individuales

a elecciones sociales, Tambien tienden a conformar y modificar

las preferencias individuales que habran de agregarse, En la

medlda en que estes efectos son predecibles, deben en trar con

H Para una concepcion de contradiccion pragmarica, vease mi Logic o1 /( l

50cicly , Chichester, Wiley , 1978, cap. 4 y Sour g)·apes, cap. II.

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RACIONM,IDIID

los determinantes de eleccion entre sistemas politicos allernati_

vos, sujetos, desde luego, a Ia condicion de publicidad discutidacon anterioridad.

, ~ e supon~ ampliamente que la descentralizaci011. , la p(1r1 icipa_Cion, y Ia d:sc:usi6n tienden a estirnular la calidad de las prele-

rencias pohticas. He discutido esta posicion ampliamente en

Otto lugar,c5 y no repetire aqui mis argumentos salvo a!o-unas

observaciones breves, La idea que subyace a esta cOnce~)ciode Ia poIitica me parece ser valida, en el sentido de qu:

la democracia p~njcipativa ba~ada en Ia diseusi6n entre igua-

les,. ~~ando Iunciona, es superior a otras formas de lomas de

de:lslO~. ~ualquiera que hay a tornado parte en una decision

llmVe~Sltana basada en el respeto mutuo puede opinar 1 0 mis-

moo ~m e~bargo, cuando no funciona, puede ser peor que las

d~mas. opclO.nes. L~ discusi6n IaciImente degenera en regateo y

dlSCllSlones mtermmables 0 en el dominio de una elite infor-

mal. Dado que no tenemos un conocimiento solido de las Con-

d.iciones que podrfan prevenir estas subversiones a la democra-

CIa participativa, podri~ pa~ec~r raciona] actuar como si el peor

resultado f~era ,~ ocurrrr. Sl~ulendo a Hurne, uno podrfa adop-

tar ..L a maxl~la de que, al idear cualquier sistema de g'obierno

y f ijar los diversos controles de.la cOllst ituci6n, se deberta SlIpO-

ner que cada hOn_tbre es un rufian, y que no tienen Otro interes,

eJ~ todas sus acetones, que su propio interes privado".~6 Mas

< I un, un~ !mede argiiir, que en Ia medida en que se conocen

las condlclO~es para una democrada participativa estable, in-

cIuyen un cierto grade de iguaJdad econ6mica mas alla de 10

qu: se conoce hoy en dfa en cualquier pais democrarico. En una

sociedad caracterizada por niveles sustanciales de desigualdad,

puede resultar desastros~ adoptar instimclones que presuponen

que se h,~ alca,nzado la igualdad -desastroso, mas aiin, para la

consecuclOO misma de dicha meta. "L1egar a Ia meta al actuar

como si uno ya estuviera ahi" puede funcionar en cierros con-textos, pero ciertamente no en todos,

Volvere a estes problemas en la seccion final. A modo de anti-

43 En el capitulo 1.5 de Sour grapes; vease, asimismo, "The market and[he forum",

46 Hume, ESJa)'s: moral, polilical and literar)', Oxford Unh'ers :ty Press,1963. p. 40,

LA POSIIlILlDAO DE t .:NA pOllTICA RACIONAL

dpJci6n, dire que ~stas bases instrumentales para adopt~r ins~i-

tuciones participativas son escasas. Deben £u.n?ament~lSe, mas

bien, en argumentos relacionados con la justicia y la igualdad,

155

v. LA I!\'CERTIDU~IBRE

El mayor obstaculo para una toma polttica racional de deci~io-

nes surge a partir de Ia profunda incertidurnbre en rel,<lCl6n

on los resultados de las elecciones politicas. Argurnentare que

c. la teoria ni Ia experiencia nos pueden ayudar a predecir .lasm I uconsecuencias de largo plaza de los cambios globales en a po t-

rica. Considerese, primero, la teoria como un~ g~~a ~ara I~ ac-

cion. No contamos can una teoria de "un equilihrio SOCIal y

economico general" que pudiera constituir una .base para ~a

rediccion, Tenemos un numero de teorias parciales a partir

~e las wales podernos derivar algunas predicciones de 10 que

puede pasar cuando se supone que otros factor~s perman,ceen

constantes, como Irecuentemente puede suceder 51 el ca\llb!~ cs10 suficientemente pequefio y las escalas ternporales 10 :,:u!lClCn-

temente cortas, Sin embargo, todas las teorias parciales Juntas

no llegan a conformar una teorta global. A medida que los

efectos de la in teracci6n se vuelven mas numerosos, )' se les per-

mite actuar a traves de un periodo de tiernpo mas largo, nues-

tros poderes de prediccion disminuyen rapidame~~e. La cre~n-

cia en el poder de 1a raz6n para estirnular y. antlc,lpal' :1 CUIS0

del cambia social es una forma de un hubris racionalista que

ha sido apuntada muchas veces, desde Burke y ~ocque"ille.hast~

Hayek y Popper. Incluso si descartamos las dificultades discuri-

das en la secci6n III, es decir, suponiendo que el estado tenga

la capacidad de Iormar y llevar a cabo decisiones, seguiria ac-tuando en la penumbra, incapaz de vel' mas alia de unos _l~ocos

pasos.« Un individuo puede planear para el futuro debido a,

4 . Hay, entonccs, tres objecioues al modele de actor un itar!o ~ I : l a t oma

politica de decisiones: i1 A partir de! principio gcner~,1 de lI1dl,Vldual15mo

melodol6g ico , se s igue que l a comun idad no puede COnSl? erar .~e I ltCl al IJ_Jcn le

como un actor COil deseos, creericias y capacidad de accion, II) A par trr de

los argurnentos mas especfficos planteados en III, s~ sigue que no se pued,e

ni siqu iera en 10 general, hablar como si la comunidad fuera un actor U,!H-

tario. iii] Incluso supcniendo que se pudiera hacerlo, el rango para IJ. accion

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J~AC:Tn;\:.\l.If) .....

y ell In medida en que la ma yoria de los Iactores rclev<lmcs

puedan to.narse como dados exogenamenre, En las decisiom-,

sociales irnportantes, sin embargo, todas las variables deben con-

siderarse como end6genas.

La respuesta natural a estas dificultades ha cousisrido en de,

cir que incluso si no pcdemos usar Ia tcoria para predecir resul-

tados, podemos aprender a partir de la experiencia, como 10

han argumentado los te6ricos de Ia planeaci6n incremental 0

de Ia fragrnentaria ingenieria social. Desde este punta de vista,

:a .r~forni:lpolitica es un proceso de escala gradual, basado en el

J~IJCIO y en el error.48 Debell escalarse diversos peJdai ios, ya sea

S~Hl.llJt;lnea 0 sucesivarnente. Primero, hay una pendiente poll-t < : ; ; . J I' ,Ica: d a po itrca es un paquete de medidas, uno puede tratar

(~e mstruni~ntarlas una por una. Si 1a variable politica es con-

tmua ~un impuesto 0 una rasa de impuesto~ puede cambiarss

en pequei'lOS pasos. En segundo lugar, hay una pendiente insti ..

til(']on < I J . Si la intencion es q lie la politi ca se aplique eventual-

:l1ente a . todas las instituciories de uu tipo dado, uno puede

mtenrar mstrumentarlas a traves de Ja instrumentacion dentro

de un pequeno subconjunto, En tercer lugar, hay una pcndiente

temporal, Si 1<1politics se justifica por sus consecuencias de

largo plaza, uno puede inten tar calibrarlas observando los dec-

tos e~ e) corto plaza. El principio de la planeaci6n incremental

nos dice que nos movamos a 10 largo de estas pendientes, siern-

p~'e y wando los beneficios marginates netos sean positives, y nos

dice que nos detengamos cuando aparezcan los ingresos negati-

vos, Es claro que el metodo de planeaci6n incremental es una

buena receta para evitar desastres, Por orro lado, argumentarc

que muchas reformas potencialmente val iosas nunca despegaran. d b

51 s~ <I. opta este metodo, Hay buenas razones para pen sal' que

10: opnmos locales producidos par el ascenso de pendientes estanlejos de ser los optimos globales. La creencia impHcita de que

todos los 6pt imos globales pueden alcanzarse a t raves de mejoras

paso a paso a traves de las tres pendientes esta profundamentcmal encaminada.

rarional se vcrta ser.amcnre limil3rlo debido al problema de la incerti--dumbre,

48 Para una discusion de la esmla gradual. vcase el capitulo !de mi(!lYSJCS and the sirens.

157

Consid~rese primero la pendicnte de la polnica. Algo de PCIO-

grullada tieue afirmar que cuando lin conjunto de mcdidas se

presupollcn mutuamente entre si, uno JlO p~ede aprendc:', nada

n relacion con su eficacia a n-aves de la mstrumentacron de

~ada una de ellas, Cada una de ellas pudo haber tellid~ terri-

ble~ defectos considerados aisladamente, s in embargo, pudieron

haber sido ut iles al ser considerados en su conjunto. Considerese

la creencia en la eficiencia de la competencia. Sobre la base delrazonamiemo econornico, uno podria creer que cl munclo seria

mejor si todos los sindicatos, las asociacione~ pat ronales y otros

grupos econornicos organizados esruvieran prohibidos, de modo

de librarse de los efectos monopolicos y perdidas de pesos muer-

tos. Sin emb argo, uno puede tener la suficiente penetracion ell

los limites del razonamiento abstracto como para nbsrenerse de-

instrumental' simultaneamente todos estes cambios. En Iugar

de ella, uno puede intentar eliminar los monopolies sector pOl'

sector, para ver si los supuestos heneficios de una compeiencia

irrestricta nacen de la experiencia. 1'\0 obstante "1\'0 es cierto

que una situacion en donde mas, pero no todas las condicione:

optimas se satisfagan, es necesariamente, 0 incluso es probable

que sea, superior a una situacion en donde se cumplen rnenos,

Se sigue, por tanto, que en una situacion en Ia que cxisten

muchos conSlrei'iimientos que impiden la sat isfaccion de las con-

diciones paretianas optimas, Ia eliminaci6n de cualquier cons-

trefiimiento puede afectar el bienestar 0l a eficiencia al aumen-

tarlo, hacerlo descender 0 dejarlo inaltel'ado." 49 Para cOll5iderar

orro ejemplo, tornese en cuenta la introduccion de los mecan!s-

mas de mercado en 1a Europa Oriental. Los mercados para bie-

nes de consumo e incluso para bienes de capital pueden no

tener los efectos anticipados ante la ausencia de mercados finan-

cieros com plernen tarios. soConsiderese a continuacion la pendienre institucionaL Hay

muchas razones pOl' las cuales los efectos observados cuando se

instrumenta localmente una reforma no necesitan gcneralizarse

'\\9 R. C. Lipset y K. ~nC3.;ter. "The general th~~ry of the secn,nd-bcst" ,

Review of Economic Studies 24 (1955.1957), pp. lI-o_, en p. 12. Vease ram-

bien A. Margalit, "Ideals and seconds bests", en S. Fox (comp. ), PhiiOlOphy

lOT education, Jerusalen, Van Leer Foundation, 1983. pp. 77·90.

50 Vease T. Baller, "The unclearing market", en J. EISler y K. O. Moone-

(comps.), Alternatives to caPi/a/ism, de proxima apa ricion.

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158

al easo global. Como ejemplo, usare la introducci6n de las em.

presas propiedad de los trabajadores 0 bajo el control de los

mismos, En primer lugar, estd el efecto Hawthorne: el mero

hecho de partieipar en un experirnento puede motivar a las

personas a realizar esfuerzos que no tendrian lugar si la prac.

tica hubiera de generalizarse, A continuacion, puede haber una

autoseleccion positiva 0 negativa, Las primeras empresas en in-

troducir una administracion bajo el control de los trabajadorespueden atraer a trabajadores excepcionalrnenre motivados 0 ca.

lificados -0 pueden atraer a "individuos inestables, especula

dorcs excesivos, y personas carentes de una orientaci6n prag-

l1latica".~l 1H.s aun, puede haberuna discriminacion positiva

o negativa, Las cooperatlvas de los trabajadores pueden tener

un acceso menos sen cillo aI credito que sus contrapartes capita-

l istas =-pero tambien pueden atraer partidarios ideoJ6gicos que

los auxilien en tiernpos de crisis. Finalrnente, pueden haber Iac-

tores externos positives 0 negatives. Las cooperativas aisladas

de 105 trabajadores pueden fracasar al no lograr internalizar

algunos de estos factores externos posirivos, tales como el efecto

de enrrenar rrabajadores que mas tarde abandonen la empresa

para tornar un trabajo en orro Iugar, De manera inversa, si las

cooperativas son bucnas para imitar pero malas para innovar,

pueden funcionar tnejor aisladas que como parte de un sistema

de tales cooperativas,

Considerese, finalmente, la pendiente temporal. Hav dos bue-

nas razones por las cuales los efectos del corto plazo pueden

diferir sisterndticamenre, en tamafio e incluso en signo, de 105

eiectos de largo plazo. En primer lugar, los efectos inmediata-

mente observados podrian ser de transicion, y podrian no estar

presences cuando el sistema se estabilice en su nuevo estado. Si

se producen resultados en conjuncion de parte de metas de lasinstituciones y metas imlividuales, y si e l cambio institucional

da lugar a cam b ios end6genos en meras y prefereneias, enton-

ces cualquier reforrna debetia juzgarse pOl' el resultado procIu-

cido por las nuevas instituciones en conjuuci6n con las nuevas

preferencias, y no por 10 que sucede cuando las preferencias

51 L. Putterman, "Some beha, 'ioral perspectives on the dominance of

hierarchical over democratic forms of enterpr ise" , Journal of Economic

Behaviour a'ld Orga'ljzalia'l 3 (1982), pp. 139-160, en P: 152 .

L.~ rOS ~ LIO.\O DE Ul>!A l·oUne.,\ RAC1QNAL J59

existcnles apetan dentro de insri tuciones nuevas.~2 Los deems

transiLorios pueden ser peores que el resultado del estado esta-

ble. como arguy6 Tocqueville cuanda distingui6 entre los efec-

tos de democratizacion y los efectos de la dernocracia en variables

sociales claves, tales como cohesi6n social, el dogrnat ismo en las

creencias, los estandares morales 0 la ambicion.P" Los efectos tern-

poralc<; pueden tambien ser superiores a los efectos de un estado

estable. Si un sistema es mejor para crear recurs os y otro mejoren usarlos de una manera eficiente, una t ransici6n del primero

al segundo pod ria ofrecer rnejoras ternporales, pew el nuevo es-

tado estable podrfa ser inferior. Esto apunta a la necesidad de

una segunda distincion, dentro del estado estable, entre los e£ee-

tos de corto y largo plazo, Tocqueville, Schumpeter y otros han

insis tido en e1 hecho de que el desperdicio estatico y la inefi-

ciencia pueden ser una condicion para un crecimiento en el

largo plaza, ambos considerados como caractertsticas del esrado

estable del sistema,

La conclusion de esta discusion es que, para que 1a sociedad

alcance los rnaximos globales a travcs de la prueba y el error,

deberta ser necesario iniciar experimentos a gran escala, de largo

plaza. Los experimentos pequefios son, simplernente, demasiado

poco concluyentes. Permanece abierta la pregunta, entonces, de

S I los ciudadanos aceptarian participar en reforrnas cuyos resul -

tados estell envueltos en la incertidumbre. ~Por que aceptarian

ser conejillos de indias en experimentos cuyos beneficios po-

drlan llegar mucho despues si es que han de llegar? La siguicllle

seccion se ocupa de esta pregunta.

VI. CO:>iCLUSION: LA JUSTICIA CO:"IO UNA GUiA PARA LA AcelON

roi.mc«

Las principales reforruas politieas del siglo pasado no fueron

apovadas por consicleraciones instrumentales, Mas bien, han sido

llevadas a cabo por movirnientos sociales ancIados en una con-

~2 Critique of the Gotha Programme; Putterman, op. c it . . p. 149.53 Vease mi "Consequences of constitutional choice: Refl ections on Toe-

queville", de proxima aparlcion en EISler 'I' Slagstad (cornps.), Canstilul/001-

ulisn; and democracy.

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160

cepcion de la justicia, lIustrare esta proposici6n mediante tres

cjemplos: Ia amplitud del sufragio, el surgimiento del eSlado

benefactor, y algunas propueslas actuales para una l'efo!'Jna

econ6mica. La base de rni argumenro es que en la medida en

que el principio que suuyace a las relorrnas economicai se per.

cibe como [undamentalmente justo, las personas desean _y CSt,in

lllotivadas para hacerlo- pagar los cosios de lransici0tl y expe.

r imentacion con distintos modos de instrumentacion del princi.pia, A quienes Ies parezca esta afirmaci6n demasiado idealista

ptlcden convencers- Con una formulacion alternativn. ~i una

reforma se percibe como fundamentalmente justa. es WHy difi-

cil oponerse a ella, de no ser a medias. UsuaImente es mlly

f:\Cil distingllir entre una oposicion real a la reformn, y accio.

nes en Ia retaguardia disefiadas [unda:nentalmente para retrasar10 inevi table,

En las sociedades democr<lticas, e l sufragio se restr inge, POI' ne.

cesidad, en tcrminos de edad y ciueladania (0 resic!cncia). M;,I s

al Ia de estas, no parece haber restricciones inherentemente nece-

sarjas, y en la mayoria de las sociedacles democr;i ticas ha y hoy en

dfa muy pocas limitaciones al sufragio. Sin embargo, el l el pasa.do, las restricciones han sido tanto numerosas como fuerres. Se

las puede disti nguir de acuerdo con su conteniclo sustanu vo 0,

m<ls l'itilmente, de aruerdo COn su motivaci6n subyacente.

C on sic ie re ns e p rim e ro las restr icciones economicas, tales COmo

la posesion de propiedad 0 eI pago de impuestos, que se han

justificado al menos de cuatro formas,r.4 En primer lugar, antes

de 1a introduccion del voto secrete, el bienestar economico se

vela a menudo como una garanua de integridad, que, a SU vez,

se.consideraba como necesaria para impedir que se sobornara a

los votantes,55 A continuaci6n, a menudo se ha considerado que

la posesi6n de propiedad proporciona a los votantes wli/iea-

~1 EI texto que sigue se basa eo gran medida en C. Williamson, Amer.

ican sUlfmge.' from properly to dem.ocracy 1760·1860, Princeton University

Press, 1960; D, 0, ]\feGol'ney, The . 'Ime '1 'i can l iuf !rage medl ey , University

of Chicago Press, 1949; C. Seymour y D, P . F rary, How the U'o,.rd uotes,

\'015. J ·2, "The franchhe factor in the rise of the Labour Partv", EnglishHistorical Review XCt (1986), pp, 723 .752, '

M De hecho, el argumento 5610 muestra que SObOfnar a "orames riros

puede l 'esnltar mas caro, 10 cual puede contrarreSlarse POI' el hecho de

., ue el suhagio restring] do a los votantes rices significa qlle ha ~ menosvot ant es que soborna r.

f LA I'QSIBILlUAD Ill: UNA poLirlCA RACIO "AL , •

jones especiales para tomar parte en la politica, ya sea por~ ' "

l: ropiedad sc vela como un factor colateral de Ia educacion

a ~r 10 cual los poseedores de propiedad a menudo han estado

e~entOS de pruebas de alfabetismo), porque se pensaba ql~e ase-

uraba el t iernpo libre indispensable, 0 porque .se pensaha (~ue . .

fndllcia en los propietarios un intercs en el bicnestar a ku ~o

lazo de la sociedad, a diferencia de "" deseo de ~na gat~a~cl~P di. La En particular los terrateruentes han sido Iavoreci-Dme la , .• "

I en este campo. Mas aun, Ia relacion entre im puestos } ' ,"oLO S

(e0

5

In aducido sobre la base de que la voluntad de pagarlos

, , . '. . It por cues·lemuestra una 11 1 0Ioacion y preocll pacion m as a as

iones politieas.w (Sill embargo, el argumento a favor ~e :atJ . I ,'., . u crrteriorelaci{JIl entre votos e mipuestos se ia \'15tO como, ~

oara calif icaciones para votar .) Finalmente, las restn~c.lOlles eco-

~omicas se han justificado sobre la bas,e de l~ [usttcia conmu:

tatiua: no hay impuestos sin representacion y ~lceversa, De estos

. t los tres prirneros son clararnente iustrurnentales, enugumen os, d ..

el sentido de que tienen como meta llegar a buen~s ec~~\O.nes

sustantivas. En la terminologta de John Ely, aprobarlan Ia pt~e.ba de la base rational" e incluso aprobarlan la :'~ru:~a e3pec,l~1

d .. " de 10 que constituye una clasificacion admisi-e escrllullJo, 'd racio-bIe.57 E1 ultimo razonarmento se fundamenta en consi e.

nes en torno a la justicia, pew de un tipo muy especial y

".' "10 como araumentare mas adelante.le~lllllgl( ,. .0 , , d de ~Io-unaLa mayoria de las demas resmcciones caen . en:ro .' ,"',<:>,

' A' el vinculo entre e) sufragio um v ei sal ye estas calegonas. 51, , ,

.. '. I b'c'n se basa en consideracionesJ servicio militar uruversa tam I 1

de justicia conmurativa.v' La privaci6n.de.~erechos de l~s so-

dados en servicio, por otro Iado, se ha justificado .s.obre 1 ,1 ba~e

de que son miembros transitorios de la poblacion local Sill

h hecho notar que los rornancs irnpourau COli'

56 Stephen H~Jm€s me a , f de obt ener i nformac ion sobrediciones eccnomicas al ~erecho a votar ~ dm I la cual estaba sujeta aim.I . tI·danos en relacion con su prople au, I

;I~C~!I~S,EII t~orJa, esta regla tambien sine al prcposito de lo~alila~' ':sg~;

ciudadanos suficieutemente preocupados por votar C?IUO para arrr

. bai I' t ncion de las auioridades.que 511 propiedad cayera aJo .a a e ". . Harvard Luiver-57 J, .Ely , Democracy and distrust, Cambridge, Mas",

sity Press, 1981), pp, 31, 120 Y 5S., 146 Y .55, . . . h iviles por58 Los ciudadanos atenienses eran privados de sus derec os CI D. . II

(obardi~ durante la guerra y pOl' dcudas 110 pagadas al estado (Mac owe ,

up. cit" pp, 160, 165).

I6l

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Jli2

intcrcs en su bienestar a largo plazo.!;g El argumento tam bien

se ha usado en contra de una representacion estudiantil dClllro

de los cuerpos directives de las universidades, ast como para

apoyar los rigidos requerimientos de residencia para el derecho

de votar en elecciones locales. Se supone que las pruebas de

alf,(betismo scparan a los voran tes caiificados de los menos cali.

Iicados. La privacion de derechos de los enferrnos mentales ~e

justif'ica de manera sernejante, sobrc la base de la competen.

c~a. La privac.if)J1 ~e derechos de los crirninales, durante el pc.

node de confinamiento 0 un periodo mayor, puede justificarse

sobre la b<i!;;ede justitia conmutativa, como una inversion del

principio "Que no haya impuestos sin representacion". E5 pro.

bable, sin embargo, que los legisladores tarnbicn hayan estado

bajo la influencia de la idea de que las opiniones polf ticas de

los criminales convictos tienden a estar torcidas 0 ser poco soli-

das, y, por tanto, no deben tener una representacion.w La exclu-

si6n de mujeres, finalmente, se ha justificado sobrc la base de

comperencia 0 de justicia conrnutativa (dehido a que las muje-

res no cumplen con el servicio mil itar).El argurnenro de la justicia conrnutativa descansa en la vision

de la sociedad como una sociedad de accionistas, en donde los

ciudadanos cooperan para su mutuo beneficio. Aun cuando

los contribuyentes pueden estar dispuestos a que algunos de

sus impuestos se gas ten en los no contribuyentes, ciertamen-

te insistirian en tomar parte en las decisiones para gastar el

dinero de dicha manera y, de forma crucial, tambien po·

drian insistir en excluir a los no contribuyentes de dicha

decisirJn.61 "Que no haya representacion sin impuestos." Mas

adelante considerate una arnbiguedad crucial dentro del tel"

mino "no contribuyente", que puede incluir a quienes estan

permanenternente incapacitados para trabajar y. pOl' tanto,para pagar impuestos, asl como aquellos que estan rernpo-

ralmente desernpleados. POI' el momenta, basta notar que, en

ambas acepciones, la negacion del derecho a votar a los no

(() Ely, Of). cir., p. 120.

00. Asf 10 ?ice ~is khines en e~ discurso Against T'imarkhos: "£1 lcgislador

consideraba imposible que el mismo hombre Iucra malo en privado " bueno

el publico" (dtado en Ma(Dowell, op. cit ., p. 174). '

ei Desde luego, as! es como deciden hoy dia los palses rricos en relation

COil la ayuda que dan a los parses pobrcs,

J • • ~ , .OSI!l",II ,.-\J) J)[ llNA 1'00.iLlG.\ RACION,".

cOlltribuyenres (0, para el caso. a quienes n~ pueden realizar

el servicio militar). descansa en una concepCion muy estrecha

de Ia jmlicia. Es una vision de la <lemocr~Cla como resultado de

, necociacion entre inclividuos con mtereses centrados enuna 1:>'. , • •

elias mismos: pagarernos el sal a ria de los politicos 51 nos per-

rniten despedirlos: defenderemos el pais si el pais nos pemBle

opinar en la definicion de 10 que de£enderemos. . . .' .

II sufI'agio universal adulto descansa en una concepcion mas

simple y mas obligatoria. La sociedad es, cic.namente, una ""

presa conjunta, pero el vinculo en~re sus !n~~mbros n~ ". sun-

plemente el de venrajas mutuas, ~mo rambien de sOh~andad.

De la misma manera en que el pnmer paso en el desarrollo de

una dcmocracia fue la idea de que no se puede suponer que

una minoria de personas sea inherentemenre superior a los

deunis. asi, e1 segundo paso fue la idea de que no se puede

suponer que una minoria sea inherentemente inferior. Si se

excluve de votar al individuo con bajo salario, sobre la base

de que ln cualidad general de las decisiones s.e mejorara si se

excluye a las personas de bajo ingreso, cualquier persona dada

dentro de esta categOTia podria ofenderse, con razon, al verse

incluida en una generalizacion estadistica, la cual, inevitable-

mente iendra numerosas excepciones. lncluso suponiendo que

la exclusion de los individuos dentro de una cierta categoria

esta ju~tificada instrumentalmente en cada uno de los. ~asos,

este procedimienw no respetara la limitacion de Ia p.ubl,lc.ldad:

Uno no puede, coherentemente, rratar de que los. .lnchvlduos

entiendan que deben permanecer (uera de la politica porqu:

son incapaces de en tender. De manera mas simple, los pro~ed~-

mientos de exclusion no respecartan el autorrespeto de los indi-

viduos excluidos- En cualquier caso, los individuos excluidos

podrian sospechar, con razon, que las decisiones tomadas porlas personas con derechos no estarian guiadas por Ta prcocu-

pac ion de llegar a lncorporarlas. eventu~ln~~nte.62 .

A menudo se argumenta que la ampl'iacion del sufragio debe

entenderse en t!~rlllinos de requerimientos de legitimidad.P'' Los

(12 Ely, op. cit . . pp. 120 55. . ".,' .'.

63 Veas e, par cjemplo, J. R. Freeman )' D. SnH.lal,. DI[tUS'~~. develOp

went anll democralization: En{ranchisernclIl in Western Europe, Canadu",

[ ourual of Polilir al Science xv (1982). 299·329.

8/6/2019 Elster_Politica Racional

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Hi4

gobiernos y las clases gobernautes han heche desaparccer, COn

exito, las limitaciones sobrc el sufragio y 10 han preseruad

como concesiones que se vieron obligados a otorgar a fin ,0

conservar Ia Icgitirnidad. Debido al riesgo para ellos mism~e

L1SU;~llllente10 I~a~,hecho de .una manera renuente, a excepci6:~

de Iideres con vision como Bismark, quien min imizo cl rie>go ;1 1

o.~o~g~rdel:echos de \:oto mucho a.ntes de cualquier crisis de legi,~l.llldad. 51 el sufragio adulto universal no hubiera sido otorga,

0, e~ent~alme!lle hubiera hahido un desconteuto masivo y rna-

lestar .~oclal; pOl' tanto, los gobiernos electos par un pcquerio

~~~Cl~~ a,do actuar?n de una manera instrumental y racioual al

ampliar el sufr~glO. Esto puede ser cierto hasta este punta, pero

Jl~ puede consldc~~rs~ como una explicacion, Los argumentos

q ie aducen la legitimidad presuponen otros argumentos "nos q Ia rnoblaci s. ,.,. me-

o ".",,~Ie a.po acion en general percibiera Ia arnpliacion <lei

xuf': 'i$1O C~J~lO. deseable sabre otras bases, los gobicrnos 110 per-

derian Iegirimidad al no acceder a ell' Y, • 0 o. 0 sostengo que entre

e~;a~ . ot! a s bases, los argumen tos en relacion can la justicia han

~I~O 1I1lportal:les. Otorg,ar derechos de voto a las mujeres puede~e st .1 It ar e l eJemplo. mas claro. Esto no sucedi6 debido a las

acetones de lin partido politico con el fin de usar el voto ara

prom over los intereses econ6micos 0 sociales de In . p,bie I [I d . ., S mu Jeres. !\f;ls. len, a. a ta e derechos de las rnujeres se consideraba como

inherenternente degradante e intolerable En el d I .. caso e movl-

l.l.llento de la clase trabajadora, esra motivaci6n estaba entrete-

J I O : . I , algunas veces inextricablemente con la luch .. ., a por mtereses

eCOllOJTIlCOS. Debe quedar cl' ' . b .,UO, SIll em argo, para cualquier

lector de The making O f the English working class de 'Thomp-

SOil qlle I~ lucha pOl' el sufragio masculine estuvo motivada en

g.ran m~di~a. a partir de argumentos basados en conceptos de

simple Justlcla.~

E1.~urgim ien to de I . es :~do benefac lor es a n.ilogo a, Y es t;\ en-

rretejido ~o~, 1a .amphaclOn del sufragio. En primer lugar, oerrni-

raseme distinguir dos aspectos del estado benefactor. Por un

(H IT I!·' 'I' ' no poe r a lOl~,;I<,erar un argumenro purarnenrc instr umental y II!;'

~:no . para 1:1 ampbac~611.. d~l suf~agi?, al argumeniar que la elimiuacion

~sla degra~ael6n discrlminatoria IpSO facto represento un avancc (11

e.l bienes tar. Sill embargo, esta consideracion instrumental 51' • ..'SIlO de otra n . I' 'I .' ria un p:I1.'-, . 0 ins r~menla, a saber, la injustica inhercntc percihida

en un rraramrcnto desigual.

rla

o O, ha y "arias actividades que taman la forma de ahorro obli-

(Tatorio a de riesgos obJigatorios,85 sin elementos redistributi-

~os. Par otro Jado, hay actividades esencialincllte red isnibudvas.

Aun cHando la mayoria de los servieios de hieuestar combinan

riesgos Y aspectos redistributivos, resultad de utilidad, no obs-

tante. distinguirlos.£1 elemento del estado benefactor en las primeras actividades

se del'iva de su caracter obligatorio. Los inclividuos pueden, yde hecho 10 hacen. ahorrar de manera privada para su vejez

y adquieren seguros en contra de enf.ennedades, accidentes 0

'(un aspecto mas controvertido) el desempleo. Sin embargo, de

manera creciente, los pagos de las primus de seguros se han

alejado de la libre elecci6n de los individuos y se han vuelto

una cuestion de deducci6n obligatoria del salario.s" AIgl.lnas

veces, los esq uemas obligatorios de compensaci6n reticnen la

base actuarial de los esquemas privados. En ese caso, los argu-

men tos para introducirlos solo pueden ser paternalistas 0au to-

paternalistas. A traves de los politicos, las ~ersonas pue~en

ligarse a medidas que desearian tomar como clUdadanos pnva-

dos si no {uera pOl' S1. 1predict ible debil idad de voluntad. Usual-mente, sin embargo, los esquemas obligatorios se desvlan de 105

seruros privacios en dos £onnas: no son ac~uarialmente correetos

el~ un nivel individual ni son uutofinanciables en el nivel

colecrivoLos seguros obligatorios a menudo esta n acornpaii.ados de me-

didas redistributivas, C0l110 cuando las personas no reciben en

SLI vejez el equivalente actuarial de 10 que han pagado a 10 lar-

go de los afios. Cierto, los aspectos redistributivos rambieu carac·

terizan a la mayorla de los esquemas privados de seguros, como

una consecllencia inevitable del hecho de que "debido a que

G~ E st,ictamenlC hablando, no hay instandas de aborro obligatorio, Sin

(,JIl\)H"O, podcmos distingllil' entre servicins de bjenestar, tales como p~n·

siones epara los ancianoS. en donde el elemento de ahorro es aruplio y el

clemente de riesgo peq\leiio, y aquel los en donde prcdomina cl s egundo.

(IS Formalmentc, a melludo esto se prcsenta bajo la forma de rontribu

cioues del patr6n. Sin embargo, los cconomistas COnnlcruan en que estas

5011 deducciones salariales de 1: 1 nomina de f acto, en el seruido de Q1lC sin

l a cont ri buci6n obl ig ator ia del patron, los salaries de los empleados ten-

.ll'ian que ser mas altos, por la misma cUlltidad. (B. rage, ll'ho gels what

form go:.'ernmenl', Berkel ey . Unive rs ity oE Cal iforni a Prrss, 19B3, P : 2B.)

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lG G

ninguna dase de riesgo es completarnenre homogenea. ~iempre

aparece algun subsidio de los riesgos ligeramenre mas altos dell.

tro de una clase, debido a los r i esgos ligerarnenre mas bajos".'l"l

Los aspectos redistri bu t ivos de los seguros sociales deliberada.

mente van mas alla de estos efectos inevitables, usualmente en

una direcci6n igualizadora. Esto es cada vez mas cierto de las

comparnas privadas de seguros, cuando se les prohibe por ley

mar ciertas ciasificaciones para distirig uir dentro de las clasesde riesgo. Par ejemplo, si no se penni ricran las clasificacicnee

par sexo, "los hombres subsidiarfan las pensiones fernen inas y

las mujeres subsidiarian las tasas de seguros de vida mascu-1· "68 S·mos. 10 embargo, esta pol1tica conduce racilmente a absur-

dos. POl ' ejernplo, "parece inapropiado pedir a los ascgurados

incapacitados que paguen los costas completos de los sl:bsidios

a los hell1ofllicos".69 De manera semejante, tan pronto como Ia

sociedad decide usar los seguros obligatorios para fine" redis

tributivos, se vuelve inadecuado requerir que cada programa

separado sea autofinanciable. De heche, no hay caso en leque-

rir que todo el conjunto de prograrnas sea autofinanciable, dado

que no ha y razon para rnantener esta forma de redistribuci (jn

completamente separada de la redistribuci6n a craves de los irn-

puestos. EJ resultado es "el estado benefactor"; un sistema en

donde la correlaci6n original entre primas y beneficios ha desa-parecido casi del todo,

POl ' estas razones, los riesgos obliga torios y la redistrihucion

son casi insepara bles en el esrado benefactor moderno. Para vel'

que la distincion no resulta inutil, sin embargo, basta notal' que

el estado benefactor cubre muchas incapacidades para las cua-

les uno nunca podria tener un seguro privado. La genre can

ceguera congenita 0 defectos geneticos facilmente detectables

no puede asegurarse en contra de estas incapacidades, dado

que no puede asegurarse pOl' un evenro que ya ocurrio. En el

otro lado del espectro, algunas partes de la seguridad social

siguen obedeciendo princip.ios actuariales, al menos de manera

A7 K. Abraham, Distributing risk, New Haven, Yale University Press.I!lSfi.

G~ Ibui., p, 92.09 tu«, p. 99.

~" " rOS lB lLlDAO DE UN. .. " ot lTlC. \ RAC loNAL i(j7

aproximada.7() POl ' tanto, seguire refiriendome a los riesgos r aJa redistribucion como dos aspectos separados del estado bene-

factor, que corresponden, respccti varnente, a los valores de se-

guridad y solidaridad, . .

La distincion tarnbien puede plantearse en un lenguaje dife-

rente, que resultara mas uti! para los fines presentes. l\Iuchas

teodas de justicia distributiva concuerdan en el punto formal

de que una distribucion justa es la que se elegiria detras del

"velo de ignorancia", pero difieren sustauciairnente en 10 refe-

rente al "grueso" de dicho vela. En una terminologia diferente

pero esencialmente equivalente, las teorias pueden concordar

en que la distribucion de los bienes y el bienestar no deben

verse afectados pO l ' "caractertsticas moralrnente arbit rarias" de

los individuos, pero diferir en cuanto a los criterios de 10 que

es arbitrario y 10 que importa. Los rje~os tienen lugar detras

de un velo muy delgado que Ie permite \a _ las personas conocer

sus capacidades, preferencias y riqueza presences, pero no 5U

futuro poder adquisitivo )' oportunidades de salaries, Baja estas

circunstancias, los individuos racionales concordaran en tamar

seguros en contra de este riesgo, es decir pagar una prima a un

fondo comun a partir del cual puede hacerse una compensa-

cion. La redistribucion tiene lugar den-as de un velo mucho

mas grueso, que le niega a las personas eI conocimiento de la

mayoria, tal vez de todas sus cualidades y propiedad personales,

Detras de gruesos velos de ignorancia, las personas se preguntan

como desearian vel' organizada la sociedad si no supieran cua-

les seran las ventajas que resultaran tener, Los individuos racio-

nales desearian protegerse del riesgo de nacer pobres 0 estar

dorados de una baja capacidad productiva.

La nocion de un vela deigado de ignorancia puede entenderse

literalmente. No sabernos 10 que el futuro nos deparara, demodo que tiene sentido tamar precauciones, El velo grueso, en

contrasre, no puede tornarse literalmente, dado que conocemos

nuestras habilidades, preferencias, riqueza, etc. Los velos gwesos

son solo dispositivos para expresar la idea de que el bienestar

de los individuos no deberla verse afectado por ciertas propie-

dades morahnente arbitrarias =precisamerue aquellas a partir

70 Page, o p_ c it ., pp. 67, 75.

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16 8

''''crOJ\',\ll!'".~

de las cuales se haee abstracci6n derr.ls del velo de ignol"<ln .en cuesti . El is del Cia

IOn. . mas elgado de esros velos gruesos correspond

una concepcion meritocr,itica de la justicia social, de acuel~;

c.on I a cual las personas tienen derecho a los Iru tos de su hahi.

Iidad y esfuerzo pero no a los Irutos de la propieclad heredada.

Un \'e~o un poco mas grueso es el que Ira propuesto Ronald

Dworkin, "de a.cuerdo con el cual la distribuci6n del bieneslar

debe ser sensIble a la ambicion" pero no "dotadn de sens'b'lid d" -, I I 1·

I a .' E vcl.o mas impenetrable Iue propuesto por JOhn

Ra w : l s , . para qurer; las ambiciones, incIuyendo las preferencias

de tiernpo, la aversion al riesgo y otras semejante5, son tan mo.ralmente arbitrarias como las capacidades.

Los aspectos redisuy}u tivos del estado de bienesrar preslipO.

nen que algunas cualIdades de 105 individuos se consideran mo.

~'almente ~rbitraria.s. l\Hnimamente, esras inc1uyen capacidades

l~natas aSI Como incapacidades del mismo estilo. U estado de

hienesrar expresa una creencia mu}' diseminada en el sentido

de que serla injusto pennitir que los indi,iduos sufrieran de-

bido a accidenres genericos fnera de SU control. Dentro de esta

perspect iva, Ia concepci6n meritocratica parece inconsistente, Si

la suerte social ha de eIiminarse de los deter:ninantes del bienes.

tar, (por que deberia respetarse la .merte genetica? Sin embar-

go, la posicion de Dworkin cambien puede criticarse POl' incon-

si~tente.~2 (Como ~~ede uno defender Ia posicion de qne un

nivel bajo de ambicion no es rarnbien el producto de una suer.

te social y genetiea> 5i 10 es, ,no deberia rambien ser una base

para compensaciones? Este parece ser el punto filos6Iico central

en las COn troversias actuales en l 'e laci6n con el estado benefactor .

71 R. Dworkin, "What is equaliry> Part 2. Equality of resources" Phi-

los°t:'T and PlIb~ic .Affairs 10 (1981), pp. 283·345. A mancrn de ejdmplo,

consrdelense tres In~J\"duos, A, B Y C. A Y B r ien en las mismas habil idades.

Bye trenen la misma producci6n, A y C trabajan el mismo numero de

horas, E~ .on'as palabras, Ia B no calificada es capaz de producir tanto como

la C cahf.cada porque esta dispuesto a trabajar m as horas q I

A no calificado. Dworkin le Of or gar fa un sa fario m~s alto Rue 51\! COd~aa Aye l' 'I '. , a" es ana. '. c mls~o nlve salaria! bajo. El pl'incipio "A cads uien deacuerdo con su tJempo de trabajo no pes.ado" fu d bi q J. . I ' elisa 0 tam ien POI ' ossocia ISla9 tempranos (vease U. Pagano, Work GIld wet/or . .iheor», Oxford, markwell , 1985, cap. 2.3). e HI econnmu:

7.2 Vease , en particula r, J. Roemer, "Equality of ta:ertts", Ecollomics andPhIlosoPhy I (1985) .

T t, \ .' 1'I I.l D.H I lE UN ,' l'oLi"llCh RACIONAL

De nuevo, la condicion de publicidad pl.lede ofrecer :1 prin-

cipia para una rcspuesta. Decirle a un individuo que tle.ne ~e:

I 0 al bienestar JlOrque no es responsable de sus preferenciasrec 1 .

es pragm:itic<tmentc incoherente. Uno no puede trata~ a un. 111-

dividuo como racional y abierto a arglllOe~tos. y, al nUSI1lO uern-

a natarlo como motivado por Iuerzas pSlqlllcas causales Iuera

~e' su control. Tal vez uno podria justificar esto ante terceras. rtes, pc 1'0 en una sociedad dernocratica esta polftica debe re-pa . 1 . r idchazarse si no puede explic.irsele coherentemente a me IVI uo

en cuestion. Al preservar los beneficios rnateriales, uno puede

roteger el valor crucial del autorrespeto, Sin embargo, como

~ije, este principio austere es 5610 el principio de una respuest~.

Aplicado a las sociedades contemporaneas, ~ menudo po~na

percibirsc como injusro, debido a las expecta.tlvas que han SI~O

conformadas pOI' los estados beneiactores existences y a la dis-

eribucioo rna ivamente desigual de Ja capacidad para formal"

nreferencias autonomas, Esta desigualdad, a 511 vel, proviene de

diferenci:ts de riqueza que incluso los meritocratas admitiri~n

como moralrnente arbitrarias, Mientras la inHnenc.ia de pro~Ie-dades zenuinamente arbitrarias no haya sido eliminada, la .Jus,

t icia n~s puede pedir que consideremos como. arl)~trar. ias cle,na,s

propiedades que podrian considerarse no arbitrarias 51 se ehl~11-

naran las primeras. .

Sin embargo, estas son variaciones menore~ en uri .tema mas

genera], que es la necesidad de un velo de !gnoranCla C),ue ex-

cluva la riqueza y habilidades personates como determinantes

ma~alrnente mas importantes del bienestar. Is imposible corn-

prender eldesarrollo del estado benefactor a menos que lo.vea.

mos como sostenido por alguna nocion de este tipo, De la misma

manera que la democracia politica es mas qu: u_n~ ernpresa

conjull1. :: t para beneficios mutuos, en donde los individuos C011-

sienten Dagar impuestos y servicio militar a cambio del derecho

at voto,' el estado benefactor es mucho mas que lin sistema de

rieszos de mutua beneficio. Ambos sistemas cornprenden indio

vid~os qne no tienen material para negociar e intercambiar,

pero que esran incluidos porque seria arbitrario y degradante

e injnstificable excluirlos, r.1 argumento mas fuerte a f~vor d:

la democracia es que hace qpe ciertos argumentos sean UUPOS!-

hies de plan.tear en puhlico, mientras que otros se vuelven

16(J

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170 "'~CONAJ.I[}.\[}

dotados can un poder casi irresistible. Las quejas en contra LIe

la democracia y el estado benefactor a menudo pueden cstar

justilicadas, en terminos de los costos de corte plazo y de tran.

sicion q lie se Ies asocian. Si n embargo, como die, es cas q IIejas

no son mas que una accion desde la retaguardia. Debido a Ia

injusticia percibida de la jerarqula y la desigualdad, 0 al me,

nos la imposibilidad pragmatica de defenderlas en publico, la

tendencia de largo plaza hacia la participaciou y la igualdadparece ser irreversible. EI compromiso inherente de la demo-

cracia con estes valores es tan fuerte que el Ienguaje instru.

mental de costas y beneficios no se puede aplicar realmente. Si

hay costas -y r iertamente los habru-. se aceptaran como partes

inevitables de un proceso de aprendizaje, y no como razones

para pOller un alto 0 dar marcha atras,

Permitaseme concluir con algunas observaciones breves en re-

Iacion can cinco proposiciones recientes a favor de la reforrna

economica. Se trata: i] de Ia propuesla sueca de un fondo de

asalariados.ts ii] la propuesta de James Meade a favor de una

democracia con poseedores de propiedad, elaborada recientemen-

te por Richard Krouse y Michael McPhersoll;74 iii] las propues-

cas a favor de lin "dividendo social" 0 ingreso garantizado en

un nive1 suficiente para proporcionar un modo de vida decente

sin Ia obligacion de trabajar a cambio;75 iv] el modele de Marlin

Weitzman de una "economia cornpartida" en donde trabaja-

dares y adrninistradores negociarian sobre las participaciones

relativas en el producto neto en lugar de sobre el nivel absolute

de salario.tv y v] la dernocracia econornica en un nivel empre-

sarial, con el control absolute de los trabajadores como meta

7:: DisCUl ir e e l desarrollo de esta propuesla hasta 1982, basandome fun-

damcntalmente en S. L. Albrecht y S. Deutsch, "The challenge of economk

democracy; the case of Sweden". Economic and Indus trial Democracy oj ,

(1983), pp. 287-3:<0 y H. G. Myrdal, "Collective wage earner [uurls iu

Sweden", International Labour Review ]20 (1981), pp. 319·334.

74 J. Meade, ~ff;cie"cy, equality and the QU'l1enhip of p"opcrly, Londres,

All~n ami Vn:wm, 196~; R. ~rouse y M. MacPherson , "A 'mixed'vprope rty

regime: Equality and li bert y HI a market economy" , Ethics 97 (1986). Yca,c

, .a rnbicn mi "Comments on Krouse and MacPherson", ibid,

nVease Philippe 'an Parijs y R. van del' Vecn, "The transirion from

capital ism to communism", Theory and Society 15 (l986), as! como mis

"Comments" a sus propos ic iones , ibid.

76 M. Weit~man, The share economy, Cambridge, Mass., Harvard Un;·

vers ity Press , 1984.

I.'" I'OS1nU.IOAI> nf: 1,1NA 1'(ll.incA 1l.~C.l(l""I. 17,1

inrlleJiata 0 ultima." Todas estas cuestiones incluir ian cambios

j)1l pona n res de Ia orga ni z aciou ca pi c al is ta de [a prod ucciou tal

como cxiste en la actualidad. Estas propuestas han sido plan-

~eadas sobre la base de que promoved.n la eficiencia, igualdad

o participad6n -de hecho, se arguye que muchos de los siste-

mas propuestos seran superiores en todos :stos rubros, En C O ? -rr a deesta opinion sostendre que a excepcion de la democracia

economic;), todas estas propllestas no comienzan en realidadnada. porgue no descansan en una concepcion simple y ob!i~a-

torin de la justicia. Son planes ingenieriles para utopias, sueno.s

tecnocraticos 0 pesadillas sin el potencial para anirnar un 1110 \0 "1 ·

miento social. No tienen oportunidad de ser adoptadas dado

que a las personas les parecerla, correctamen. te , que s.e le;~pide

participar en un experirnento a gran ~sc~la, sm valor mtrtnseco,

y can un valor ext rinseco altamente mcierto. EI. argumento ge·

neral a favor de la incertidumbre fue bosquejado en la sec-

cion v; ahara aducire argumentos mas espedficos en contra de

cada una de estas propuestas.Consideraremos primero la propuesta sueca a favor de la crea-

cion de Iondos de asalariados que hubieran dado en las crnpre-sasrentables una propiedad de mayorta rrabajadora en el curs~

de pocas decadas, Entre 1975, wando se planteo par vel PrJ-

mera, y Iuego en 1981, la propuesta suirio cambios considera-

hies, como resultado de objeciones polfticas y eronomicas. En

la ultima version los 25 f.ondos regionales estarfan Hnancia-

dos en parte por una contribucibn de pension suplernenta-

ria que habria de pagar el patron y serta e1 1 7 0 de los sa:a-

rios, en parte par una rransferencia de 20% de las ':gananc~as

excedentes' de las ernpresas. Los fondos compranan accio-

nes en I<lS empresas existentes, forzandolas a ernitir nuevas ac-

clones, de SCI" necesario, Cuando el fonda compre actiones, los

derechos de voto se dividirian entre el fondo y los empleados

en Iii ernpresa de la cual se compran las acciones. Los derechos

de voto se dividen de rnanera igual entre el fonda y los em-

pleados hasta gue cada uno haya adquirido eJ 20% del derecho

de voto: despues de eso, rodos los derechos de ,'otoque erna-

nan de nuevas acciones van al fondo. La administracion de los

17 Para una discusior; de esta cuestion )' otras refercncias, vcase la In·

troducciou a Ehler y Moene (comps:), A lternlltives ! O C lJ pi !l l! i sm .

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172 R,\rlON,\LrO,IO

rondos permancce oscura, pero es probable que involucre a una

rcpresentacion del sindicato rnayoritar io y una rcprescl1taci(;n

de la minoria "social", por designacion 0 eleccion.

Sobre la base de la eficiencia, la propuesta parece dudosa, en

cl mejor de :OS G1S0S. Ciertarnente, eliminaria gran parte de

la motivacion de las ganancias 5 1 las emprcsas supieran que

perderian el control en caso de tener ganancias "excesivas",

Asimismo, los criterios de inversion de los fondos regionales

prohablernente representarian intereses regionales mas que reno

tabilidad. En Iugar de tener una porcion limitada y bien defi-

nida de los recursos de la sociedad utilizados para apoyar

regiones debiles, uno podria ahara esperar ver un apoyo ma-

sivo a las industrias invalidas, Desde el punto de vista de la

prornocion de la justicia social, parece pel '\'erso dar derechos

de voto de los patrones s610 a los trabajadores en las empresas

que par alguna razon han side elegidas como objetos de in

version para los fondos. En cualquier caso, el techo de 20% ell

la participacion de los empleados rrunca aquellos derechos

antes de que Begue a valer In pena tenerlos. Arguir que la

"clase trabajadora" como un todo tendrfa control sabre Ins em-

presas a traves de los representantes de los sindicatos en los

foudos, es tan ridlculo como decir que los trabajadores en !;.~

Union Sovietica son los "verdaderos duefios" de sus plantas.

El poder real esrarta deposirado en Ia burocracia de los sill.'

diratos.

Considerernos a continuacion la propuesta de Meade a favor

de la dernocracia con propiedad, que descansa en una combina-

cion de un impuesto progresivo a Ia propiedad y una reforrna

radical del sistema fiscal sobre la herencia, Este ultimo inducira

a los grandes propietarios a legal' su riqueza a un gran numero

de individuos relativarnente pobres, Esto podrta Iograrse de dosmaneras: ya sea mediante un impuesto "a cada regale 0heren-

cia individual, no solarnente de acuerdo al tarnafio del regalo

individual, sino tambicn de acuerdo con 10. r iqueza existenre

del beneficiario", 0mediante un impuesto al benefieiario "cuan-

do recibiera cualquier regalo 0 donacion, no de acuerdo con el

tauiafio del regale 0 donaci6n ni de acuerdo con el tamafio de

su propieclad total en el memento de Ia recepcion de dicho

regalo 0 donacion, sino de acuerdo con el tamafio de 1a canti-

1 , 3I'OSIBILlDAtl UF. C'~A POIJT1C .\ RAC lnNA l . ..

~ ~l' 1 iotal que habria recibido a 10 largo de toda su vida a uaves

( ,H -e<>aIos0 herencias" .;8 De acuerdo can Krouse y !\'IcPhers~ll,de J o d' e la ntiaestC esquema asegurar!a que "redo mun. o"empezana ~ v"

un ingTcso de propiedad sus tan ciai . Al menos, crearracon . d Intl'tudes psicolo<Ticas diferentes de manera irnportante. e '

ac" . . .'

Periencia actual, dado que "los uabajadores de una empresa

ex . 1 id d de lossedan en parte propietarios de otras: bajo a auton a

administradores en una empresa podrian ayudar a cont~olar a

los administradores en otras", Tambien rrearia los l1l.edlOs nl<l-

teriales para que los trabajadores formaran cooperatnas. Y no

se l'cqlleriria que esta fuera la forma obligatoria de propicclad.

De DlIC\·O., las supuestas consecuencias de esta propuesta son

altamentc dudosas, Cada esquema de herencia rendrfa electos

de incen tivos perversos, o problemas psicol6gicos, 0 una instru-

mentacion de arnbos.?" Mas aun, incluso si dejarnos de lado

estos problemas, no hay razon para esperar que cada !J'.:r:,on<l

seria elegida pOl' alguien como recipiente de un l'e~alo a he~'en-

cia. L no puede imaginal' facilmente las consecuencras negauvas

del autorrespeto de aqucllos a quienes nadie habia ele~ido COI11~

recipiendario de regales 0 propiedad. Mas todavia, Illd\lso. 51

resolvieramos esa difieultad, la sugerencia de que poseel' accio-

nes en otras empresas ofreceda de a.lguna man~ra un .p~d:rque podria cornpensar par estar sujeto a Ia autondad a~l1llnIS-

trativa en el propio lugar de trabajo,. es abs ur.d:. so , La lue~ de

que una amplia posesion de la propiedad faCll tt an~ la {~lma.

cion de cooperativas de trabajadores es mas atracuva. ~I uno

cree en la libertad economica asi como en la democrac.la eco-

nomica, la formaci6n voluntaria de cooperativas de l~abaF'~lores

parece preferible a un sistema con un control obligarorio de

los rrabajadores (como en Yugoslavia). Creo, si.n c~bal'go, que

tal control se concibe rnejor como un derecho inalienable. a. , IaI d h a elegir Ia vocacion

par can el derecho al voto o.e erec a , .' ._o el lugar de residencia. La libertad economlc~ puede tespe

tarse al dejar a los trabajadores Iibres para elegir (pero no de

'!I Meade, op . cit., pp. 56·57. ";9 Veansc mis "Comments 00 Krouse and MacPhcr~on . . .

.' • . " t que las "11H'erSlonesso Aqui Meadc es mas realista cuanoo argumen a '

. , . I' mbrc del hombre de lareudrian que SCI" dirigidas por especra ISlas en no. 1 •

(aIle" (0/). cit., p. 40).

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174){:\LlOI\:.\I,lI)AII

manera irreversible), cualquier organizacion particular de lit

ernpresa que desean, incluvendo la posibilidad de dejar tad,,!>

las decisiones en manos de Ull gerente empleado, que reciba

pane de su salario como un porcentaje del ingreso neto.

Consideremos ahora las propuestas de un impuesro negaliyo

sabre el ingreso, los dividendos sociales, las becas universales, }

cuestiones semejanrss. Hay objeciones obvias a la factibilidad

economica de un ingreso garantizado, sustancial e incondicio.

nal para todo mundo. Aqui dire simplemente que cllaiquier

propuesta sernejante [allaria porque se considerarta injusta, de

hecho como de caracter explotativo.u Las personas que eligie.

ran trabajar por un ingreso en lugar de vivir en una comuna

con una beca incondicional, tendrian que pagar impuestos mas

altos a fin de sostener a quienes tomaran la segunda opcion,

Pensarran, correctamente, en mi opinion, que el segundo grupo

los estaba explotando. En contra de esta opinion se ha heche

el siguiente contraargumenro.ss Supuestarnente, cada persona

serla libre de elegir Ia beca incondicional. Si algunas personas

eleglan no tenerla, dificilmente podrian quejarse si otras la eli-gen. Su eleccion refleja una preferencia par el consurno de

tiempo libre que no cs razon para irnpedir a otros actuar con

preferencias distintas. Tengo dos respuestas a este argumento.

E n primer lugar, algunas personas pueden permanecer en la

fuerza de trabajo simplemente pm'que creen que alguien debe

estar en la fuerza de trabajo. AI contemplar a los felices miern-

bros de Jas cornunas, podrian comentar, enojados, "~Que tal si

todos hicieran 10 mismo?" En segundo Iugar, si de hecho pre.

fieren trabajar porque valoran el consume, esta no es razon

para que se les imponga un impuesto mas alto. Pueden preferir

la scuiana de cuarenta horas en Ingar de Ia de cincuenta que

en realidad tienen que rrabajar debido a los impuestos masal tos causados por las personas que el igen la beca incondicional.

Debido a que estos ultimos les impiden alcanzar el nivel de-

seado de bienestar con la opcion de cuarenta horas, el argll-

mento basado en la Iibertad de eleccion no funciona,

81 Para un argumcmo re\acionado con estc punro, veasc R. H. Frank,

Choosing the r ight pond, Oxford University Pre", 1985, pp. 2,,6 ss.

82 Vease P. van Parijs y R. van der Veen, "Reply to six critics", deproxima aparici6n en Theory and Society.

17 5

consideremos ahora la propuesta de una econornla comp ar-

rida. Se justifica exclusivamente sobre la base de eficiencia,

!lUIS espccificamente, sobre la base de que elirninara el desern-

pleo. El argumento consiste en que cuando la f~erz~ total .de

trab;tjo dentro de la empresa recibe un porcentaJe Iijo del in-

greso neto, los administr adores siempre tendran un incen~i\"o

para rontratar mas rrabajadores mientras el producto marginal

del uabajo sea positive, dado que la adrninistracion tendra el

porcentaje acordado sobre el producto. En contraste, si la nego-

ciaci()11colectiva t iene lugar en relaci6n con el salario, la admi-

nistraci6n dejara de contratar trabajo cuando el producto mar-

ginal iguale al salario, Para mis fines, no necesito argumentar

que la economia cornpartida no lograra obtener las supuestas

consecuencias, sino simplemente dire que es altarnente incierto

que funcione y, mas aun, no descansa en una concepcion de

justicia que pueda ofrecer la motivacion para que Iuncione.

Para justificar mi escepticismo, considerense los siguientes ar-

gumentos. En una situacion con empleo pleno, los trabajadores

tienen una posicion Iuerte, incluso ante la ausencia de sindica-tos. No tieneu por que teiner riesgos, dado que si se les despide,

facilmente pueden conseguir otro empleo pOl' d misrno sala-

rio.s~ La economia compartida de Weitzman puede uiostrar

algunas de las caracterfsticas mas pesadas de las economias de

tipo sovictico, Mas aun, si el trabajo esta organizado, el poder

de negociacion de los trabajadores se realza en una situacion

con empleo pleno. lis diHcil imaginal' que no pediran tener

injerencia sabre las decisiones de la empresa, especialmente si

Ia decision es emplear mas trabajadores y pOl' tanto, reducir sala-

rios_>4Si a esto agregamos la oposicion predictible de los lideres

de sindicaros, y tenernos en mente la ausencia de argumentos no

instrumentales a favor de la propuesta, esta parece des t in a daal frucaso.

No di re I 1HIS sobre la ulrima propttesta, la introduccion de la

adlllini~traci6n y propiedacl. de parte de los traba jadores, excep-

83 Para este argumento, vease C. Shapiro y J. Stiglitz, "Equilibrium un-

cmployll1cn t as a worker discipline device", American Economic Review 74

(1984), pp. 4~H44.

84 B. M. Nuti, "The share economy: Plausibitity and viability of Weitz·

man', model", European University, Florence: Working Paper num. 85/194,

del Departamento de Economia, 1985.

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to (Ilie posee la caracterfsrica de Ia que carecen las demas pro.

puestas: un argurnento simple y obligatorio de Ia justicia. La

jerarquia y sujecion en el uaba jo son tan arbitrat ios y degra·

dan tes como las es tructu ras seme j an tes -de au IOrio ad ell 0 tros

campos de la vida. La abolici6n de la desigualdad economic-

es, me pareo':. otro compromise inherence de la democracia.en

Sin duda, sera un pro(eso largo, marcado par la experimenia,

cion y el error en donde el progteso tome la forma de "dospasos lucia adelante, un paso arras". El tieropo y Iorrnas exaccas

que tornara no pueden predecirse, Las posibi lidades de construh-

alianzas tacticas para bloquearlo son numerosas, Sin embargo.

de nueva cuenta, se tr atara de acciones desde In retaguardia,

rnotivadas visiblernenre pOl' intereses creados, A 10 largo del

tiernpo, quedaran erosionadas por los argumentos indiscutibles

COil base en Ia justicia, la igualdad y la participacion ~a menos

que la dernocracia rnisma tal y como la conocemos deje de

existir,

[Tradll cci6n de Adriana Sandoval]

85 R. Dahl, A preface 10 ecollomic democracy, Berkeley, l'lli;crsit)' 01

Ca li fo rn ia Pr es s, 1985.

RACIOXALIDAD E IDEOLOGiA. ~COMO SER UN

BUEN REALISTA CON RESPECTO A LAS IDEOLOGfAS?

La epistemologia conternporanea comparte can la Iilosoffa mo-

ral la polernica sobre el realisrno. No es sorprendente ya que las

eJ1tirlades teoricas postuladas en Ia ciencia comparten can los

valores y c6digos morales el dudoso pr ivi legio de Ia conrroversia

que el tribunal de la experiencia fracas a en resolver. La pole-

mica recorre los principales topicos de arnbas areas pero no pa_.

rece que haya afectado a las ideologfas en cuanto especie que

ocupa u n lugar importante en el nicho ecologico de nuestras

creencias. Tampoeo 11a de sorprendernos si reparamos en que

las ideologias son ex trafias en t idades que a todo £i1650£0 Ie SIIS-

citan perplejidad 0 le producen incomodidad y a que no es posi-

ble situarlas a un lado u otro de Ia frontera que divide la razon

teorica de la razon pracrica. Par una parte poseen contenido

representacional ya que re£le_jan, interpretan y analizan las rela-

eiones sociales, 10 que las convierte en objetos de regulacion pOl'

la razon teorica: par otra parte ejercen de rnecanismos de moti-

vacion y gufa para la accion colectiva, por 10 que caen bajo el

alcance de Ja razon pnktica. Y si no, pregunternonos emil es Ja

acusacion que dirigirnos a nuestra ideologfa enerniga favorita:

~es falsa y distorsionadora>, .:es ineficaz para const rui r el equi -

librio social>, (es inrnoral> ..Hemos aprendido de Ia polernica sohre el realisrno que 10

dificil no es ser 0 no ser realistas sino encontrar un criterio

por el que decidimos hospedar a unas u otras entidades, a

uno, u orros valores en nuestro universe ontol6gko 0 moral

Cotidiano. Las ideoIogias no encuentran un acomodo estable en

este universe de acuerdo a los criterios de objetividad y racio-

• Uni versidad de Salamanca.

[177)