Emergencia educativa': educar, un desafío antropológico

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"Emergencia educativa": educar, un desafío antropológico Reflexiones Escuela de Educación Universidad Santo Tomás Fecha: Jueves 29 de Mayo de 2008 Pais: Chile Ciudad: Concepción Autor: Monseñor Ricardo Ezzati, sdb 1.- Para entrar en el tema El 21 de enero del presente año, el Papa Benedicto XVI dirigió un Mensaje a la Diócesis de Roma "sobre la tarea urgente de la Educación". El Pontífice, abría su mensaje con las siguientes palabras: "He querido dirigirme a vosotros con esta carta para hablaros de un problema que vosotros mismos experimentáis y en el que están comprometidos los diversos componentes de nuestra sociedad: el problema de la educación. Todos nos preocupamos por el bien de las personas que amamos, en particular por nuestros niños, adolescentes y jóvenes. En efecto, sabemos que de ellos depende el futuro de nuestra ciudad. Por tanto, no podemos menos de interesarnos por la formación de las nuevas generaciones, por su capacidad de orientarse en la vida y de discernir el bien y el mal, por su salud, no sólo física, sino también moral. Ahora bien, educar jamás ha sido fácil, y hoy parece cada vez más difícil. Lo saben bien los padres de familia, los profesores, los sacerdotes y todos los que tienen responsabilidades educativas directas. Por eso, se habla de una gran "emergencia educativa", confirmada por los fracasos en los que muy a menudo terminan nuestros esfuerzos por formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y de dar un sentido a su vida". ¿A qué se debe la enorme dificultad de trasmitir certezas y valores a los jóvenes ¿Debemos echar la culpa a los adultos de hoy, que ya no serían capaces de educar En particular, ¿debemos responsabilizar a los padres de familia y profesores que sienten fuerte la tentación de renunciar a su rol y la dificultad de comprender cuál es su papel, o mejor, la misión que se les ha confiado En realidad, advierte Papa Ratzinger, "no sólo están en juego responsabilidades personales de los adultos o de los jóvenes, que ciertamente existen y no deben ocultarse, sino también un clima generalizado, una mentalidad y una forma de cultura que llevan a dudar del valor de la persona humana, del significado mismo de la verdad y del bien; en definitiva, de la bondad de la vida. Entonces, se hace difícil transmitir de una generación a otra, algo válido y cierto, reglas de comportamiento, objetivos creíbles en torno a los cuales construir la propia vida". 2.- ¿Por qué hay crisis en educación Los fenómenos que han acompañando (y acompañan hoy) la educación chilena se manifiestan con un marcado sesgo de "conflictualidad". Conocemos las reacciones, a veces más viscerales que racionales, que han acompañado la así llamada "revolución pinguina" y que caracterizan las manifestaciones en acto en estos días. Más allá del fenómeno, sin embargo, es necesario calar hondo en las causas y, para ello, plantearse una pregunta clave: ¿cuál es el "nudo" de la crisis educacional a la que asistimos en el Chile de hoy ¿Es porque el Estado ha perdido su rol activo, responsable y regulador ¿Porque ha primado la libertad de educción por encima del derecho a una educación de calidad para todos ¿Porque no se ha legislado oportunamente, superando la LOCE con una nueva LEGE ¿Porque se asignó al mercado la función reguladora de recursos... Así piensan algunos (Ver documento de información reservada del partido socialista, marzo 2007). Creo que las causas son muchos más profundas. El Documento Conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño de Aparecida, ayuda a buscar la causa clave. Cito: "América Latina y El Caribe viven una

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"Emergencia educativa": educar, un desafío antropológico

Reflexiones Escuela de Educación Universidad Santo Tomás

Fecha: Jueves 29 de Mayo de 2008Pais: ChileCiudad: ConcepciónAutor: Monseñor Ricardo Ezzati, sdb

1.- Para entrar en el tema

El 21 de enero del presente año, el Papa Benedicto XVI dirigió un Mensaje a la Diócesis de Roma "sobre la tarea urgente de la Educación". El Pontífice, abría su mensaje con las siguientes palabras: "He querido dirigirme a vosotros con esta carta para hablaros de un problema que vosotros mismos experimentáis y en el que están comprometidos los diversos componentes de nuestra sociedad: el problema de la educación. Todos nos preocupamos por el bien de las personas que amamos, en particular por nuestros niños, adolescentes y jóvenes. En efecto, sabemos que de ellos depende el futuro de nuestra ciudad. Por tanto, no podemos menos de interesarnos por la formación de las nuevas generaciones, por su capacidad de orientarse en la vida y de discernir el bien y el mal, por su salud, no sólo física, sino también moral. Ahora bien, educar jamás ha sido fácil, y hoy parece cada vez más difícil. Lo saben bien los padres de familia, los profesores, los sacerdotes y todos los que tienen responsabilidades educativas directas. Por eso, se habla de una gran "emergencia educativa", confirmada por los fracasos en los que muy a menudo terminan nuestros esfuerzos por formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y de dar un sentido a su vida".

¿A qué se debe la enorme dificultad de trasmitir certezas y valores a los jóvenes¿Debemos echar la culpa a los adultos de hoy, que ya no serían capaces de educar En particular, ¿debemos responsabilizar a los padres de familia y profesores que sienten fuerte la tentación de renunciar a su rol y la dificultad de comprender cuál es su papel, o mejor, la misión que se les ha confiado

En realidad, advierte Papa Ratzinger, "no sólo están en juego responsabilidades personales de los adultos o de los jóvenes, que ciertamente existen y no deben ocultarse, sino también un clima generalizado, una mentalidad y una forma de cultura que llevan a dudar del valor de la persona humana, del significado mismo de la verdad y del bien; en definitiva, de la bondad de la vida. Entonces, se hace difícil transmitir de una generación a otra, algo válido y cierto, reglas de comportamiento, objetivos creíbles en torno a los cuales construir la propia vida".

2.- ¿Por qué hay crisis en educación

Los fenómenos que han acompañando (y acompañan hoy) la educación chilena se manifiestan con un marcado sesgo de "conflictualidad". Conocemos las reacciones, a veces más viscerales que racionales, que han acompañado la así llamada "revolución pinguina" y que caracterizan las manifestaciones en acto en estos días. Más allá del fenómeno, sin embargo, es necesario calar hondo en las causas y, para ello, plantearse una pregunta clave: ¿cuál es el "nudo" de la crisis educacional a la que asistimos en el Chile de hoy

¿Es porque el Estado ha perdido su rol activo, responsable y regulador ¿Porque ha primado la libertad de educción por encima del derecho a una educación de calidad para todos ¿Porque no se ha legislado oportunamente, superando la LOCE con una nueva LEGE ¿Porque se asignó al mercado la función reguladora de recursos... Así piensan algunos (Ver documento de información reservada del partido socialista, marzo 2007).

Creo que las causas son muchos más profundas. El Documento Conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño de Aparecida, ayuda a buscar la causa clave. Cito: "América Latina y El Caribe viven una

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particular y delicada emergencia educativa. En efecto, la nuevas reformas educacionales de nuestro continente, impulsadas para adaptarse a las nuevas exigencias que se van creando con el cambio global, aparecen centradas prevalentemente en la adquisición de conocimientos y habilidades, y denotan un claro reduccionismo antropológico, ya que conciben la educación preponderadamente en función de la producción, la competitividad y el mercado"(DA 328).

Creo necesario llegar a estas causas para enfrentar adecuadamente la solución de la crisis, de lo contrario, correríamos el grave riesgo de ofrecer soluciones parciales, superficiales o, lo que sería peor, dictada únicamente por intereses populistas o partidistas.

En la actual problemática educacional, podemos advertir dos grupos de causas: unas próximas, otras, más remotas.

2.1.- Causas próximas:

Entre las causas próximas hay que reconocer que en nuestro sistema educativo se dan variadas inadecuaciones. Algunas son de carácter motivacional, otras tienen sus raíces en lo pedagógico, en metodológico y, no pocas, en lo laboral. Además, en algunos momentos, han jugado motivaciones de carácter político e ideológico. Sin embargo, estas causas, aunque reales, no explican a cabalidad la crisis imperante en el campo educativo. Hay causas más profundas y remotas.

2.2.- Causas remotas:

Descubrimos, entonces, causas más radicales y profundas que tienen que ver con la cultura, los valores o antivalores determinantes que se comunican y que inciden poderosamente en la orientación de la vida. Vivimos un cambio de época que afecta profundamente la vida de los hombres y de las mujeres de hoy. Se trata de un cambio que, a diferencia de los ocurridos en otras épocas, afecta al mundo entero y a todo el sistema de juicio y de valor. Habitualmente se lo caracteriza como el fenómeno de la globalizaciónImpacta la economía, la cultura, la vida social y política, y también el sentido religioso y ético Son cada vez más quienes estiman que este es el "nudo" principal, el desafío esencial que debe enfrentar las ciencias de la educación, pues su impacto afecta el campo específico de la misión educativa, es decir, el hombre y la mujer "fenoménicos", insertos en su propia historia y devenir y en su propio contexto social.

¿Cómo no perder lo esencial en medio de una maraña tan grande y variada de mensajes¿Cómo no confundir lo episódico con lo esencial y permanente¿Hay una verdad que permanece de pie, mientras muchas certezas se desmoronan

El cambio epocal al que asistimos y nos afecta, merece, por lo tanto un análisis detenido y ser considerado, también, a la luz de otros grandes cambios registrados por la historia de la humanidad. En forma sintética y siguiendo a Joseph Ratzinger en su libro "La fe cristiana ayer, hoy y mañana", podríamos caracterizar los cambios epocales por la forma de relacionarse con la "verdad".

Del mito al ser: (época de la metafísica: de Aristóteles, Santo Tomás: es "verum quia ens"). El primer cambio epocal está caracterizado por la reflexión metafísica, que marca el paso del "mito" a la realidad, "el ens". La verdad es el ser en sí mismo: la verdad se identifica con el ser y el ser con la verdad: el ente es "unum, verum, bonum et pulcrum". Lo más real es "ser". Dios, el "ipsum esse subsistens", es el fundamento estable, de lo verdadero y de lo que "es"

Del ser al acontecimiento: es "verum quia factum": Otro cambio está marcado por el surgir de la valoración de la historia. La verdad se identifica con lo que ha acaecido en la historia; es verdadero lo que acontece o ha acontecido. La pregunta fundamental, entonces para acceder a la verdad es si "algo", ha verdaderamente acontecido. Es verdadero lo que aconteció. El "factum", de alguna manera, desplaza el "ens". También en la reflexión cristiana, cobra más la categoría del "acontecimiento, de la "historia salutis"; la salvación es considerada como el "acontecimiento" por exceelncia.

Del acontecimiento a la utopía: Se trata de un cambio marcado por la valoración y la exaltación del futuro y de las

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utopías. Es "verum quia faciendum"; los proyectos, el futuro, la creatividad Es verdadero lo que se sueña y lo que proyecta (En esta visión encuentran motivación las revoluciones y las esperanzas puestas en los cambios radicales). El "faciendum" desplaza, así, el "factum".

De las utopías al escepticismo, al relativismo: Después de la caída de las ideologías que prometían tanto: ¿dónde está el "verum", hoy La modernidad y la post- modernidad no ha encontrado una adecuación satisfactoria entre su identidad y el "verum". Todo es relativo. Por tanto, lo que ha entrado en crisis no es el camino para llegar a la verdad, sino la verdad misma, la posibilidad de alcanzar la verdad. La pregunta sobre la verdad, o el valor de la historia, o del significado del compromiso no encuentra espacio. Surge hoy con gran fuerza, una sobrevaloración de la subjetividad individual, el así llamado pensamiento "light o soft" y el relativismo que impide encontrar el significado unitario y completo de la vida humana y de todo lo que existe. Se vive un desconcierto generalizado Para el ser humano la realidad se ha vuelto más opaca y compleja; cuesta percibir y encontrar la unidad de todos los fragmentos dispersos, faltan criterios para lograr un significado coherente de todo cuanto existe. De esta manera, fragmentados y limitados, nos sentimos frustrados, ansiosos, angustiados, deprimidos Todo esto trae aparejado una crisis de sentido, y finalmente, una crisis que afecta toda la vida. (Cf. DA. 33-59). Tambalea la verdad sobre Dios, sobre el hombre, sobre la verdad misma, la posibilidad de una ética objetiva y de relaciones humanas auténticas Se pretende marginar el hecho religioso, que de "alma de la civilización" es considerado como una opción y práctica privada (Cfr. G.S. 4-5) o a presentar los fenómenos religiosos, asignando a todos el mismo nivel de credibilidad (New age)..

3.- Acercamiento desde la fe cristiana:

Frente a este panorama pesimista, el pensamiento cristiano propone y ofrece como criterio y fundamento verdadero, la virtud teologal de la "esperanza", "la esperanza que no defrauda (Rom. 5,5) cuyos ingredientes esenciales son: la pasión por la verdad, una propuesta fundada en el dinamismo de un proyecto que está entre el "ya" y el "no todavía", es decir entre el "ya" de la historia, la salvación ya en acto, y su cumplimiento pleno en el futuro. Leemos en la Encíclica Spe Salvi:" La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada y esta realidad presente constituye para nosotros una "prueba de lo que aún no se ve. Ersa atrae al futuro dentro del presente, de modo que el futuro ya no es puro"todavía no". El hecho de que este futuro exista cambia el presente; el presente está marcado por la realidad futura y así las realidades futuras repercuten en las presentes y las presentes en las futuras"(Spe Salvi, 8)

La esperanza da sentido a la vida, ya que ofrece motivaciones sólidas y profundas de verdad y motivaciones auténticas para transformar la realidad haciéndola más conforme al proyecto definitivo de Dios. Ofrece, además, una lúcida iluminación para cada ámbito de la existencia, guiando la inteligencia, se encamine hacia soluciones, cada vez más humanas y humanizantesLa fe cristiana es una esperanza que transforma y sostiene la vida a decir del Papa Benedicto debe ser peformativa, es decir, un mensaje que plasma de nuevo la vida misma y no sólo información (Ib. 10) De esta esperanza, el cristiano está llamado a ser testigo.

En su Carta Apostólica "Novo Millenio Ineunte", el Papa Juan Pablo II, invitaba a los católicos a ofrecer a la sociedad contemporánea "el pleno testimonio de la esperanza que está en nosotros (Cf 1 Pt 3,15). No debemos temer que pueda constituir una ofensa a la identidad del otro lo que, en cambio es anuncio gozoso de un don para todos, y que se propone a todos con el mayor respeto a la libertad de cada uno"(n. 56).

Desde este "don", que para nosotros es "una gracia que nos llena de alegría y una noticia que debemos anunciar"(Ib.), miramos al hecho educativo.

4.- Dimensión antropológica: fundamento del capital humano

En la modernidad, muchas autores han descrito al hombre como un viajero, sin rumbo ni meta. Ha comprado un boleto pero no sabe hacia donde encaminar sus pasos, porque desconoce la meta a la cual llegar. Por ejemplo, Chesterton lo presenta de esta manera: la persona moderna se parece a un viajero que, mientras está de viaje, ha olvidado su destino final y este olvido es tan profundo que debe volver al lugar de partida para preguntarse sobre su destino También la

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producción artística ha elaborado varias imágenes de esta realidad: "el hombre de la maleta"; "el nómade que no sabe donde plantar su carpa"; "el romero que planta, desarma y vuelve a plantar de nuevo su tienda". Si esta es la condición existencial, ¿quien revelará el hombre al hombre ¿Cuál es la verdad, el "verum" que cimienta y da consistencia a la vida humana

Para los creyentes, el Vaticano IIº da una respuesta: "Cristo revela plenamente el hombre al hombre, dándole a conocer su altísima vocación" (GS 22).

La verdadera educación y capacitación, la que quiere de verdad llegar a lo que le es esencial, como misión primera, deberá llegar a descubrir esta alta vocación de la persona humana, para poder atenderla y desarrollarla en todo el proceso de crecimiento de cada persona y de todas las personas. Por eso se vuelve esencial la pregunta: ¿para qué educar ¿para qué capacitar Los fines educativos brotan de una clara concepción de la persona humana y de su altísima vocación.

Los proyectos de capacitación o una reforma educativa que no consideraran este aspecto fundamental, serían aportes cívicos demasiado pobres y poco inteligentes. Preguntarse seriamente por el "tipo de hombre o mujer", o por el "tipo de sociedad", se desea legislar o contribuir, constituye un servicio de trascendencia para el "alma de Chile".

De aquí brotan consecuencias y desafíos educativos que la Iglesia Católica ha destacado en variadas intervenciones. Entre ellas, la Declaración "Gravissimum educationis momentum" del Vaticano II, varios otros documentos de la Congregación para la Educación Católica y, últimamente, el documento "La educación Católica en el umbral del nuevo milenio"(1998). De América Latina, recuerdo el Documento Conclusivo de la Vª Conferencia General del Episcopado reunida en Aparecida (Brasil), en mayo de 2007. Se denuncia un "claro reduccionismo antropológico" presente en las reformas en acto en América Latina, "ya que conciben la educación preponderadamente en función de la producción, de la competitividad y el mercado" (cfr. n. 328).

Creo que el gran desafío consista, principalmente, en ir más allá de una antropología instrumental o funcional (preparar personas competitivas con el mercado global) y abrir espacio a una verdadera antropología de sentido, que se pregunte por la naturaleza de la persona humana, por su vocación y por sus fines trascendentes. Es esta consistencia la que permite que la persona llegue a ser conscientes de sí, de sus talentos y sea capaz de desempeñarse, con competencia y creatividad, en las diversas situaciones y circunstancias de la vida personal y social, con una fuerte componente solidaria.

Para educar de esta manera hay que superar la tentación fácil de la superficialidad y de la banalidad. Se requiere poseer una conciencia lúcida acerca del sujeto de la educación, respecto del proyecto educativo, de la dirección del desarrollo de la sociedad, de la dimensión religiosa y trascendente de la persona humana y, al mismo tiempo, claridad acerca del rol mediador del educador. (Ver: R. Ezzati, Hacia una nueva educación que dé sentido a la vida, pp. 15-19). La falta de lucidez en estos aspectos tan vitales para la persona y la entera sociedad, conduciría el esfuerzo educativo a metas demasiado mediocres. Esto es particularmente importante cuando se piensa una reforma educativa que afecta a un entero país.

5.- La propuesta del Papa Ratzinger

Poner al centro del hecho educativo a la persona humana, su vocación y misión esencial, en la vida personal y social, comporta no pocos desafíos.

Benedicto XVI, en la citada carta sobre la "emergencia educativa", destaca cuatro exigencias comunes para lograr una educación que sea "auténtica". Vale la pena confrontarlas con nuestra praxis educativa. Afirma el Papa:

- "Una educación auténtica necesita la cercanía y la confianza que nacen del amor. Todo verdadero educador sabe que para educar debe dar algo de sí mismo y qué solamente así puede ayudar a sus alumnos a superar los egoísmos y capacitarlos para un amor auténtico".

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- "En un niño ya existe un gran deseo de saber y comprender, que se manifiesta en sus continuas preguntas y peticiones de explicaciones. Ahora bien, sería muy pobre la educación que se limitara a dar nociones e informaciones, dejando a un lado la gran pregunta acerca de la verdad, sobre todo acerca de la verdad que puede guiar la vida".

- "También el sufrimiento forma parte de la verdad de la vida. Por eso, al tratar de proteger a los más jóvenes de cualquier dificultad y experiencia de dolor, corremos el riesgo de formar, a pesar de nuestras buenas intenciones, personas frágiles y poco generosas, pues la capacidad de amar corresponde a la capacidad de sufrir, y de sufrir juntos".

- "El punto más delicado de la obra educativa, quizá sea, encontrar el equilibrio adecuado entre libertad y disciplina. Sin reglas de comportamiento y de vida, aplicadas día a día también en las cosas pequeñas, no se forma el carácter y no se prepara para afrontar las pruebas que no faltarán en el futuro. Pero la relación educativa es ante todo encuentro de dos libertades, y la educación bien lograda es una formación para el uso correcto de la libertad. A medida que el niño crece, se convierte en adolescente y después en joven; por tanto debemos aceptar el riesgo de la libertad, estando siempre atentos a ayudarle a corregir ideas y decisiones equivocadas. En cambio, lo que nunca debemos hacer es secundarlo en sus errores, fingir que no los vemos o, peor aún, que los compartimos como si fueran las nuevas fronteras del progreso humano".

Como educador, comparto plenamente la inquietud del Papa. También en Chile vivimos una particular y delicada "emergencia educativa" y también nosotros necesitamos identificar, con urgencia, las exigencias comunes de una auténtica educación de calidad. La solicitan los padres, preocupados y con frecuencia angustiados por el futuro de sus hijos; la solicitan tantos profesores, que viven la triste experiencia de la degradación de sus escuelas; la solicita la sociedad en su conjunto, que ve como se pone en duda las bases mismas de la convivencia; la solicitan los mismos muchachos y jóvenes, que no quieren verse abandonados ante los desafíos de la vida.

6.- A manera de conclusión

Después de estas reflexiones, se imponen tres conclusiones, que dejo a la consideración de Ustedes, y que los futuros educadores y las Escuelas Superiores de Educación debieran favorecer y propiciar:

a.- Una profunda y seria reflexión acerca del hombre-mujer: su naturaleza, sus fines, la sabiduría de la vida, la capacidad de ubicación, de orientación, y de discernimiento práctico (moral) En este sentido: ¿Cómo recuperar en el currículum formativo de los futuros educadores materias como Antropología filosófica, Filosofía de la Educación y Teología de la Educación

b.- Todos los educadores (padres de familia, dirigentes sociales, maestros, comunicadores sociales) están llamados a superar la superficialidad de los intereses inmediatos y, partiendo de dónde se encuentra el educando (sin presuponer nada), proponerle y acompañarlo hacia las metas más alta de la humanización (fines de la educación). El maestro o educador es un mediador-testigo de humanidad plena (no suprime la responsabilidad del educando, y tampoco pierde la suya). Superar la superficialidad significa también:

-No quedarse en el "a mi me parece", "yo creo o yo tengo la sensación que", significa fundamentar racional y científicamente la propia competencia educativa y los valores que propone.

-No dejarse condicionar por las ideologías, a veces de partido, y cultivar un pensamiento crítico, capaz de confrontación, de diálogo y de interpelación., en continuo proceso de maduración y de nuevas síntesis.-Cultivar la virtud cardinal de la fortaleza, especialmente necesaria en tiempos difíciles de relativismo y de pensamiento débil. Muchas veces son tiempos que requieren de personas capaces de nadar contra corriente

c.- Los educadores están llamados a cultivarse a través de una adecuada formación profesional, de base y permanente. "La educación no puede prescindir del prestigio, que hace creíble el ejercicio de la autoridad. Es fruto de experiencia y competencia, pero se adquiere sobre todo con la coherencia de la propia vida y con la implicación personal, expresión del amor verdadero. Por consiguiente, el educador es un testigo de la verdad y del bien; ciertamente, también él es frágil y puede tener fallos, pero siempre tratará de ponerse de nuevo en sintonía con su misión" (Ib). También de esta

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imperiosa necesidad brotan algunas preguntas: ¿Las Facultades de Educación están a la altura de los desafíos que nacen de una nueva educación, y por lo tanto, de cómo preparar a los nuevos educadores, ¿Los mismos maestros, lo están Y la sociedad, el Estado qué ofrecen

Cuando la Iglesia Católica reclama y defiende la libertad de los Padres de familia a educar a sus hijos de acuerdo a Proyectos Educativos coherentes que ellos quieren para sus hijos, cuando reclama para sí la libertad de educar de acuerdo al proyecto de hombre y mujer que brota de la fe cristiana, no hace otra cosa que ofrecer a la sociedad chilena un servicio valioso para sus hijos y para la convivencia pacífica y solidaria de todos. Esta libertad, en palabras del Papa Benedicto XVI, no es negociable.

� Monseñor Ricardo Ezzati A, sdbArzobispo de Concepción