Emma Marie Louise
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La leyenda del Grial, por Emma Jung y Marie-‐Louise von Franz Van Waddy
Carl Jung fue fiel a su mujer de una forma que sólo los eruditos pueden entender: le prometió no hablar ni escribir jamás sobre la leyenda del Grial ya que Emma Jung dedicó treinta años de su vida a investigar sobre la historia del Grial. Emma Jung murió en 1955 antes de poder terminar y publicar su trabajo. En cumplimiento de su promesa, Jung le pidió a Marie-‐Louise von Franz que terminara el trabajo de su mujer. La leyenda del Grial, por Emma Jung y Marie-‐Louise von Franz, es el resultado de este periplo femenino alrededor del arquetipo del Self.
El suyo es un estudio psicológico de la leyenda del Grial basada en una investigación meticulosa, con innumerables capas y
submenús entretejidos como una madeja de hilo iridiscente, que llega hasta fuentes celtas y pre cristianas orientales del siglo VIII y IX y se centra básicamente en dos textos del s. XII, la obra de Chretien de Troyes y la de Robert de Boron.
El rey Arturo, en parte histórico, en parte legendario y sus caballeros de la tabla redonda son el telón de fondo de esta historia de la búsqueda y encuentro de Perceval con el Grial.
Arturo ya aparece en los siglos cuarto y quinto, durante la invasión sajona de Bretaña, pero cuando Chretien y Boron lo incluyen a él y a sus caballeros en relación con el Grial es cuando encarna, según Emma Jung, la expresión psicológica de una agitación extraordinaria del inconsciente, que transforma un simple cuento de hadas en
una búsqueda místico religiosa enfocada a los problemas religiosos del hombre moderno.
Sería imposible rendir homenaje al trabajo de estas mujeres en este breve artículo. Cuatrocientas páginas de investigación e intuición sobre la conciencia. Cada motivo, cada historia entrelazada, cada invitación a una reflexión más profunda desafía mi habilidad para abarcar la totalidad de la obra. Solamente puedo compartir la emoción de mi experiencia de lectura.
La historia es propia de los cuentos de hadas. El Grial, un misterioso recipiente que preserva la vida y da sustento, está guardado en el castillo difícil de encontrar. El rey que lo custodia, o bien es anciano, o bien sufre una herida misteriosa (según la versión) y su reino está devastado.
El castillo del Grial, el castillo difícil de encontrar, es la dimensión fuera del tiempo, oculta a la vista, y que para nuestras autoras representa el arquetipo del inconsciente. El Grial, disponible solo para aquel que esté dispuesto a compartir lo que ofrece, para algunos es el recipiente de la sangre de Cristo (su esencia, la sustancia de su alma), escondido por José de Arimatea tras la muerte de Cristo. Esta vasija, para Jung, es el hombre psíquico completo, una realización de la divinidad en la materia. Se identifica en términos jungianos, con el Self, el guia interno que es la voz de Dios, "la disposición secreta a la totalidad que mora en las profundidades del inconsciente de cada persona". La historia del Grial es una proyección del Self como centro interior, que pasa desapercibido y es inaccesible a los que están atrapados en la mentalidad medieval
La historia de Perceval anticipa unos problemas psíquicos del futuro demasiado lejanos para que la mentalidad medieval pudiera comprenderlos bien. El mundo medieval, representado por el rey enfermo "insistía sobre el lado luminoso de la imagen de Dios (en la figura de Cristo) y arrojaba su sombra -‐el anti Cristo, su opuesto interno-‐ hacia afuera, sobre los oponentes bárbaros, en lugar de ser capaz de integrarla.
Los caballeros de Arturo llevaban una vida virtuosa que los llevó al orgullo y al mal. Era una espiritualidad demasiado intensa, centrada en el aspecto femenino del culto a la Virgen sin tener una relación equilibrada y auténtica con sus propias mujeres. Hubo un distanciamiento de los opuestos espíritu y mundo, de los asuntos espirituales y de las cosas mundanas, y se decantaron por la santidad en lugar de por la humanidad.
El problema de los opuestos y el error de no reconocer e integrar la sombra es lo que llevó a la enfermedad del rey (el rey como representante del consciente colectivo). El viejo rey debía morir o bien el rey enfermo debía ser redimido para que la tierra pudiese quedar liberada. Era como si el lado oscuro de la divinidad le hubiera atacado para que despertara a una realidad religiosa más profunda. Hasta que luchó contra la divinidad oscura –como Jacob y Job antes que él–, no fue capaz de llegar a una comprensión de la realidad total de Dios.
El Grial es un estado de desarrollo del espíritu, cuando al hombre ya no le satisface la visión materialista o la efectividad de las cosas cotidianas, pero va más allá de eso y dota a las cosas concretas de sentido simbólico. Esto requiere la habilidad de discernir, de saber valorar. En este sentido, el Grial puede compararse a la función de sentimiento, la capacidad de discriminar entre el bien y el mal más allá de su perspectiva mundana. Significa redescubrir el alma de la naturaleza, el Dios encarnado.
Sería erróneo no mencionar que Perceval se equivocó en muchas aventuras, perdió batallas, se perdió en el bosque y, por supuesto, no formuló la pregunta –su propia función de sentimiento estaba herida– cuando surgió la oportunidad. Todas estas aventuras se analizan y se sitúan en el lugar pertinente. El viaje no es una línea recta, todos lo sabemos.
Según Jung, el Grial es el principio de individuación que reside dentro de cada persona. De la misma forma en que los hilos se tejen conforme a un patrón, el Self es como un traje viviente de la divinidad que se teje
con todas las crisis y decisiones que nos afectan en el curso de nuestra vida, aunque estas crisis tomadas de forma individual puedan parecer insignificantes. La individuación es un proceso personal, no colectivo, porque solo dentro del individuo se pueden reconciliar y reunir los opuestos. De esto se desprende que uno no puede esperar que lo colectivo sepa reconocer qué se necesita para sanar nuestra tierra, ser más consciente, descubrir la verdad oculta en las fantasías que veneramos.
La búsqueda de Perceval, en espiral, era la redención del espíritu de Dios en la materia guiado por el Self, el Cristo interior… para descubrir la forma en que la vida psíquica de Cristo sigue existiendo y cual es su significado. Este Grial trata de seguir transmitiendo el mensaje de Cristo al mundo, como una vasija a través de la cual se expresa la divinidad.
Pero Perceval debía formular una pregunta, discernir el valor y la importancia de lo que veía a su alrededor. ¿Para quién es el Grial? y ¿A quién sirve el Grial? parecen ser los puntos de inflexión arquetípicos de la historia. El Grial es llevado ante el antiguo rey del Grial; el fin de la búsqueda es matar al antiguo rey (no solamente encontrar el Grial), matar la conciencia colectiva dominante con su visión de una divinidad con un solo aspecto. Al pronunciar las palabras secretas y ser revelado el ascendiente real de Perceval, el Grial le es entregado para su custodia. En la versión del rey enfermo, el rey y el reino se restablecen temporalmente.
Perguntar a quién sirve el Grial, es quizás preguntar a quién sirve el Self. ¿Tal vez sirve a la totalidad última de la que todos somos parte? ¿Está al servicio de la experiencia numinosa que experimentamos una o dos veces en la vida y que nutre la necesidad de una conexión más profunda con la vida? El Self,, ¿es capaz de encarnar la divinidad sea cual sea la forma que ésta adopte a lo largo de la evolución del universo?
Dicen las autoras que encontrar el Grial impone una pregunta al portador, no imparte
conocimiento directo. El Grial nos hace estar preparados emocionalmente para recibir una experiencia numinosa de nuestro centro, el Self. Recuerdo que Carl Jung en Memorias, sueños y pensamientos, habla de que la vida le puso una pregunta: "O, por el contrario, yo mismo soy una cuestión dirigida al mundo, y debo comunicar mi respuesta. Por lo demás dependo de la respuesta del mundo". El self pregunta cosas exclusivas de nuestro destino personal o daimon.
Las autoras utilizan los personajes de Perceval y Gauvain para que escuchemos a nuestra naturaleza interna y no nos dejemos distraer por lo que el mundo cree que debemos hacer. Perceval, el introvertido, se olvida de su misión ante la corte de Arturo y sus vistosos caballeros; Un Perceval irreflexivo, que no hace la pregunta, no accede a su función de sentimiento, está separado de su verdadera esencia. Su actividad extrovertida, sin reflexionar sobre el valor de la experiencia, lo debilita.
Gauvain, el extrovertido héroe cristiano, lucha a favor de lo que se supone que es correcto, sin sin reflexionar sobre ello. Se duerme cuando debe usar su función de sentimiento, reflejo de lo que sucede a su alrededor. A su debido tiempo, Perceval vuelve, busca el Dios perdido y su propia alma, reconecta con su función sentimental introvertida y puede formular la pregunta. Yo también me siento mal cuando no tengo tiempo para mi vida interior si estoy demasiado involucrada en los sucesos externos. Jung y Von Franz distinguen entre la secuencia ininterrumpida de eventos externos y la capacidad de tener tiempo para reflexionar sobre las propias experiencias y lo consideran vital en el proceso de individuación, tanto de los extrovertidos como de los introvertidos.
Solo he comentado superficialmente el trabajo de la vida de Emma Jung y la generosa contribución de Marie-‐Louise von Franz al pensamiento jungiano. Su libro contiene una exploración exhaustiva de la doctrina de la Trinidad y su transformación en la cuaternidad padre, hijo, espíritu santo y
María (el Grial) y la función sentimental femenina. Incluye también una sección de Merlín como la imagen del hombre completo, el que señala más allá del inconsciente a la unión de los opuestos. Incluir estos hallazgos importantes está más allá del alcance de este documento.
Quise incorporar metáforas para replantear algunas de las metáforas consideradas cristianas. Me gusta imaginar un Self generoso en segundas oportunidades (Perceval tiene una segunda oportunidad, y todos la tenemos una y otra vez). Me inclino a confiar en la encarnación del Self dentro de cada uno de nosotros como un movimiento lleno de significado de la divinidad. Le doy vueltas a la noción de que el mal (la sombra) y el lado oscuro de Dios todavía son cuestiones que debe solucionar el hombre post moderno.
Me sentí inclinada a leer esta obra a causa de la historia de amor entre Robert Johnson y Perceval y la leyenda del Grial, que empezó en 1987 cuando él lo utilizó para explorar la función de sentimiento herida en los hombres. Emma Jung fue su analista en Zurich e hizo un curso sobre el Grial con ella. Estoy en deuda con Robert por mostrar un camino, y con Emma Jung por su apasionada búsqueda que la ha sobrevivido. También me impresiona la fidelidad de Jung a su mujer en el aspecto en que podía realmente rendirle homenaje. Agradecida también a todos ustedes por pasear conmigo a lo largo de este artículo
Poesía de Jack Hayes
Oración de la mora
Dios, concédeme tu prolífica raíz, para que pueda difundir la bondad por las ramas. Déjame enredarme por las aceras, por los setos, por lugares inútiles y por supuesto en jardines de flores junto al narciso y la dalia.
Permíteme ser mestizo como los irlandeses y los alemanes, judíos y cristianos, como los africanos y cubanos.
Enséñame, oh, enséñame a florecer para ser resplandeciente aunque mis piernas son como como cañas y no aguantan demasiado tiempo.
Te pido que me permitas alcanzar la dulzura, déjame ofrecer mi tesoro, déjame entregarme a los paseantes hambrientos
Si, deja que los pájaros o las tortugas me prueben, porque soy todo lo que soy y nada más
Y sin embargo soy nada menos que una maravilla.