EMULSIÓN L Asaillba RoDublicanaLa rev l Ira» PERNAU Y SERRA

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«Timón demostró ser un loco irritándo. se contra los amigos que le abandonaron cuando le consideraron pobre. Si hubiese observado el mundo habría previsto un ha- cidente tan vulgar. Castigó á los -ingratos probándoles que poseía riquezas cuando las creían agotadas. Vaya un placer mez- quino. Pero desdeñar el oro en un pueblo que lo adora, hacerse odio«) y hasta rl- dtculo fué un goce qudtpude saborear. &S- res primitivos no retrocedieron delante del martirio para gustar le borrachera subli- me de destronar los ídolos. Yo hice como ellos. Criticaba el culto del metal, y no siento haber cometido semejante saerile- gio aún debiendo sufrir hoy las torturas de la miseria. »Entre las señoritas que me miraban con simpatía, la más hermosa era sin duda le Srta. Harrlson. Tenía los cabellos rubios, loe ojos serenos y la tez pálida. Natural- mente era una mujer idealista. Adoraba la música de Wagner. Decidimos ir juntos á una representación de Tristaii é Isolda. Ella miraba fijamente al héroe mientras bebía el filtro amoroso; parecía seguir en- sueños íntimos que la extasiaban. Su ma- no encontró la mía, y comprendí que ye formaba parle de sus ensuenos. . . Durante el entreacto nos trasladamos al antepalco, y-ella pronunciaba frases muy bonitas respecto de la multitud que escu- chaba con atención religiosa el poema de pasión. Alababa al público de los pisos altos' que abandonando sus ocupaciones y gas- tando& dinero adquirido con grandes pena- lidades concurría á la representación de una obra maestra. Yo aprobaba con entu- siasmo. »El telón se levantó 'sobre la decoraciól nocturna en la cual lsolda espera á Tristán. Cuando el amoroso ferviente hubo 'cogida en brazos á su amada, tire sobre la órques« te un dolar, luego otro y después otro. RI ruido de las monedas levantó murmullos de protesta. Algunos espectadores se levet- teiron y me lanzaron denuestos é tnjurimee Tiré á la platea diez doliera, veinte, chi- . cuenta. En los pasillos mis criados guarda- - ban sacos llenos de oro interrumpió pontan al al- cauce de mí mano. Se la re- presentación. El directorterdenó iluminar la sala. Entonces á puñados cogí las mone- das de oro y las esparcí sobre la multitud. Los espectadores en traje negro y las espec- laderas escotadas se daban 'vergüenza de recoger el oro que en abundancia cata á sus pies, pero los que ocupaban sitios más mo- destos bajaron rápidamente las escaleras invadiendo la sala. Se entablaron luchas horribles, mientras redoblaba la lluvia de dollars. Era un huracán de oro. Diez per- sonas tal vez pensaban todavía en la Luna que debía iluminar las caricias de Tristán á Isolde. Muy cerca de mi, orgullosa de la acción estúpida y baja que hacia de mí un perso- naje de notoriedad, la Srta. Harriaon con los ojos brillantes, gritando: «Muy °rigi- ese» ..._ Los diarios contaron extensamente este incidente escandaloso. Los reporters qui- sieron averiguar la cantidad exacta que ha- bía ofrecido al pueblo. Me hicieron grandes reverencias cuando supieron que no era in- ferior á cien mil doliera. Pidiéronme la causa de semejan t e gasto. Les afirmé que me había guiado un sentimiento cristiano, que había querido demostrar claramente la potencia funesta del oro que puede extin- guir brutalmente la belleza. Escucharon sonriendo mi contestación y al día alguien... te todos publicaron que me complácia en la realización de ideas irónicas. »Esta fué mi primera tontería. Hice otras. En una subasta pública compré por cua- renta mil doliere un pastel francés del siglo dieciocho y en la misma sala de subastas lo quemé. Los coleccionistas pretendieron en vano quitarme el cuadro ardiendo. Yo les ame- nazaba con el revólver. Los expertos me acusaron de vandalismo. Lee contestaba que cid comportamiento era bien claro. Ha-, bia querido protestar contra la manía de los amateurs que dejan que los artistas vi- vientes mueran de hambre, y por un orgu- llo tonto consagran sus fortunas en la com- pra de cuadros antiguos. «Habiendo el Gobierno concedido diez do- Bars á una desgraciada que habla tenido - veinte y tres hijos, inmediatamente ofreci cien donara al matrimonio que durante diez años e estando en la miseria, no hit- biese tenido ningún hijo. Me parecía peli- groso premiar el nacimiento de pequeñue- los que serían niel alimentados y que fatal- mente habrían de ser vencidos en le lucha por la vida. - »Mis extravagancias—todo el mundo lle-, nia extravagancias á los actos más lógicos divertían prodigiosamente á mi. conciuda- danos. Cuanto mayores eran mis críticas, más contentos parecían. Finalmente me cansé de ser su bufón. Me quedaban tres millones de doblare. Bebiera° lijado en uno'. de mis mozos de cuadra, un hombre ex- traordinariamente feo, de aspecto vicioso y enfermizo, sucio, desarrapado, y ya en- trado en años. Todas esas malas cualidades use tenían ~tintado. Nunca habla visto una persona de aapecto tan monstruoso, . cuya inteligencia fuese ten obacurs y cuya alma fuese tan mala. Yo le entregué el res- to de mi fortuna, exigiéndole que Do podía modificar ni su manera de vestir nt sus coa. lumbres. Fedi bien acogido por le sociedad, que use olvidó ad que supo mi ruina; ei otro fuá muy pronto festejado; loe hombree imitaron sus trajee y las mujerealtieberon en olor. Dedde ad retire tto sueldo con un goce ¡minado en teenneldn y ~si la 41- 1 che el *ta gas aspa casam osa la *oh fiordo warstemv , ' »No . sh'et podré eoportartaasho tiempo la mjeorle, 4 le Quid hit Miel» cose 411 --- PERNAU Y SERRA EMULSIÓN NADAnibe.esi loroalporeloo higeedin o L e máxima de principio activo todo asimilable, glicerofosfatos é hipofosfitos; no obtenida por ninguna otra emulsión. Es la mejor y más agradable. Reconstituyente el más eficaz, para los niños, viejos; consunción, con- valescencias, embarazo, lactancia; tos, tisis, linfatismo, raquitismo, anemia. Certifican eminentes Doctores, Colegios Médicos y Farmacéuticos. — Medalla plata Exposición Atenas. — Venta: Farmacias y Droguerías. tgeeeeeewoeeee'"/ Agencia de ferrocarriles Cristina, 13, bajos.—Teléfono 75 En estas oficinas encontrará el comercio todos los servicios relacionados con los transportes« Se facilitan precios de portes de ferrocarril, revisión de talones y ~- piases. Reclamaciones de todas clases. 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NAL 41* r W talles Ude resta Y ir ANUNCIOS se reciben en esta adminisirse4 y en las principales agencio, de España y del Extranjerot • i ttui liao suelte 5 dation inzwirazd Snir »in mash. nirc~Dia Ikumere - seelte 5 céntimos 44- -II- I:~ Con fesión,. teje' gess "ir& intimida/0os" flolencisi, todo fui vardlid no se eonwidzsine.M44~ desatendidos oyó á oficiales del Estado Mayor amenazar con abandonar su sitio y entregar la Patria á la invasión alemana, si los jurados rehu- saban condenar al denunciador de los crí- menes, de quien eran <S se hacían cómpli- ces. Por tales medios, en el ruido y al bri- llar de las espadas, en medio de los gritos de muerte de magistrados serviles, fué co- mo arrancaron al jurado engañado la con- dena á un año de cárcel y mil francos de multa. Apresurémonos á declarar que entonces fueron también castigados con penes hon- rosas varios ciudadanos. Designaré á algu- nos sin distinción de opiniones políticas ó sociales. El decano de la Facultad de Letras de Burdeos, Paul Stapfer, tuvo el honor de ser suspendido en sus funciones por haber ha- blado de justicia ante una tumba. Joseph Reinach fué privado también de su gra- duación de oficial del ejército por haber intensdo iluminar la opinión en un país libre. Francia de Pressensé tuvo asimismo el honor de ser borrado del cuadro de la Le- gión de honor, por haber perseguido con peligro de su vida, y con valor indomable, á los falsarios y á los perjuros. El coronel Picquart tuvo el honor de ser pasado á la reserve , y suspendido en su empleo por haber llevado ante los magis- trados y jurados un testimonio verídico. Sin duda alguna, estas distinciones valen tanto como lea medallas ' los cordones y las cruces que se conceden anualmente para recompensar á multitud de cobardes y de dóciles virtudes. Y ciertamente las merecieron. Y las merecieron los primeros artistas de la revisión porque quisiéranlo ó no, eran hombres de otra justicia y de otra moral; no perseguían solamente la repara- ción de un error judicial, realizaban, qui- zá ignorándolo, pero con impulao irresisti- ble, una misión más vasta y más alta, aun- que indeterminada. Se consagraban a una obra de justicia y de bondad universal. Se encaminaban por la vía sin fin, hacia los amplios horizontes de justicia, de solidari- dad humana, de vigorosa dulzura y de ge- nerosa sabiduria, entrevista de repente en el horizonte al relampagueo de la tempea- tad. Mi colega y amigo Louis Havet, á juzgar por el título de su discurso, os hará oir con su palabra vigorosa y honrada, como el droyfasismo fué para algunos un ins- trumento de perfeccionamiento moral. Si, muy ciertamente, de este proceso Dres tus, tan henchido de vergüenzas y de crimen° debía salir para Francia... y aún debería decirse para el mundo (ya que esta cuestión francesa fue de interés universal) debía surgir, repito, un pensamiento me- jor y el presentimiento de un orden nuevo. Ya hemos visto algunos grandes efectos de esta renovación moral de un pueblo. No puede negarse que esa, proceso Dreyfus ha muerto en Fraude la teocracea, des- truido el ejército de los frailes y derribado el partido negro. No nos lisonjeemos, sin embargo. En esta marcha hacia la justicia social, en es- tos esfuerzos para la liberación de los es- píritus y de los cuerpos, ¡cuántas incerti- dumbres, qué lentitud y qué retrocesos! Bien poco hemos ganado en relación á lo que nos falta conseguir. Aun no hemos realizado siquiera la rWorina que parecía más urgente, le supresión de los consejos de guerra. En este mismo momento, ¿las conquistas de la justicia y de la razón aun mal consolidadas no están expuestas al ataque? ¿El partido de la injusticia y de la violencia ha rendido las armas? ¿La raza de los Méline, de los Dupuy, de los Billot, se ha extinguido? Ciudadanos: convendría quizá recordar el gran acto de Zola, la carta «Yo acuso», en el momento en que los viejos cómplices de los falsarioe, todo el mundo negro, es- tos clericales y estos nacionatistes que buscaron en el proceso Dreyfue los medios de combatir el seplritu moderno, creen aún haber encontrado fuerzas, una disci- plina, un jefe, su Dourner que intentan lle- var el Elíseo. Nos prometen una presidencia de rase-- clan y de demagogia, un septenado propio para regocijar al patriotismo del Ghia y de la flnence internacional, un septenado de religión y de negocios. Pero no nos lo da- rán. No conseguirán formar en Veranees una mayoría de complot y de traición, aun- que lo han intentado y su audacia nos ad- vierta del peligro. No olvidemoa lampee* que fuimos ame- nazados con . un reino de aventures finan- cieras y coloniales. Recordemos asimismo que la presidencia del elegido de los nacio- nalis t as y de lo* clericales nos arrastrarte' á realizar expediciones lejanas minasen* rre, en Africa qttisk, que convertirle en provecho do elgtne case beheitriallos ellos gue deba aer reservedós'il'is deferw-, 111 dele héreliéte-intetectuel 1 monilla le Francia, $ le guardia de éste berra imite.. de de le filosofía -y de la Revolución, que lleva en si 10S virulentos preciosos que veo crecer de le justicie social y de le pez uni- versal. Asaillba RoDublicana - , Nuestro querido aolege de, Voleada EL Pueblo, hace tina hermosa campeas de pro- paganda á favor de la Asamblea queme ce- lebrará en Zaragoza loe diem 9, 10 y It del próximo febrero. - Como todas les grande. obres he merecí. do también este quil. lo* grandes ruines la dediquen sus mordeduras y alfilerazo.. A esos ruines, que noihen le importancia de la obra, porque les ciega el odio injustifica- do á las persones, •0,aleala el director del colega, nuestro valiente compañero el se- ñor Azule con el siguiente brioso articulo; Es de suponer que la prensa monárquica ataque á Lerroux, iniciador de la Aaarnblea concejaliste de Zaragoza; y es lógico que esto ocurra, ya que á Costa nadie se atreve á censurarle. Lerroux, convergiendo con nuestros en- tusiastas correligionarios de Huesca tuvo esta felicísima idea. Consultó al gran Costa. Creyó este que se podría llegar á una inte- ligencia entre todos los concejales y muni- cipios republicanos. creando intereses re- cíprocos, agrupándose para una mutua de- fensa. estableciendo relaciones para un fin común, todo lo cual contribuiría á crear una poderosa fuerza de resistencia activa ti revolucionarle, y patrocinó el pensamiento deliraren luchador, dándole forma, abri g án- dole horizontes de discusión y de medita- ción, y, sobre todo, trazando con la clari- dad de sus geniales concepciones la senda que deben seguir cuantos esperan redimir la patria y desean la fermula. A pesar de esta casi absoluta intervención de Joaquín Costa el "candado del contenido respeto cierra la boca de los murmurado- res. Pero á alguien hay que atacar. No es este pais reflexivo, ni desea el bien por el bien. Trae cada acto de los hombres obser- va egoistas propósitos, afán de encumbra- mientos, innobles manejos. Pero ¿cómo suponer á Coste, que ni quie- re setas ni gloria yídemiltecia los vanos y pasajeros oropeles, capte de estas vulgarea pasiones? A Coste. pues, no hay que decirle nada. Todo el odio que Inspira la labor republica- na á los que son enemigos dala República, se descarga contra el elocuente y fogoso diputado por Barcelona. ---¡Qué estupideálí—dicen esos enemigos aprioristicos.—~er de Lerroux la sal- vación de Espialiereálaa dónde puede Le- rroux atacar temitaitempresel ¡Echémonos ¿reir/ Y asi se acuita el nombre de Coste, que protege con su genio esta gran idea y la ha dado esa amplitud de formas tan necesaria para que lo que comenzó siendo un chispa- zo se convierta en esplendorosa llama. De los temas propuestos por Costa, que abarcan la vida municipal en sus órdenes político, jurídico y administrativo, son po- nentes los señores D. Francisco Carrera JUsUZ, D. Guinersindo de Azcárate, D. Ma- nuel Morguía, D. Rafael Maria de Labra, D. Adolfo Posada,- D. Ildefonso Suñol, don Eduardo Benot, D. Js Valles y Ribot, D. An- gel María Camacho, D. Federico Rahola, D. Jaime Tornar Alereny, D. José Peris Zar- boix. D. Miguel de Unamuno, D. Pedro Coro- minas, D. José María Piernas Hurtado, don José de Zulueta, D. Ramiro de Maeztu, don Roque Martinez, D. Francisco Pi Arsuaga, D. Adolfo Gil y Motee. D. Francisco Gascón Marin, D. José Miró, D. Juan José Morato, D. Luis de Zulueta, D. Francisco Rivas Moreno, 1), Juan Salas Antón. D. Rafael Altamira, D. Luis Morote, don Elías López Morán, D. Aniceto Sebe, D. Pe- dro Dorado Montera, D. A. Sanz Escoren, D. Carlos del Rio, D. Manuel Troyano. Le Miguel de Unamuno, D. Adolfo Alva- rez Burile, D. L. de Hoyos Sáiz, D. Adriano atoren°, D. Ricardo Mella, D. Amadeo Hur- tado, D. José María Piernas Hurtado, don Gurnersindo Azcárate t D. Juan José Me- R ra e tb o D. o. , D. Remire de Maeztu, D. Antonio Alfredo Calderón, D. Hipólito González llar Flores Pujol, D. José Gómez del Castillo. D. Manuel B. Coasio, D. Francisco Giner de los Rios, D. Agustin Sarda, D. Melquia- des Alvarez, D. Anselmo Lorenzo, D. J. Saloper y Miguel. D. Ricardo Fuente, D. Alvarado de Albor- noz, D. Marcelino Isabel, D. Pedro Gómez Chaix, D. Francisco Leyret, D. José M. Se- rraclara, D. Eusebio Jover, D. Julián Nou- gués. La España intelectual está interesada en la obra de Coste y Lerroux. Los pensado- res, los estadistas republicanos, los hom- bre« de una superior mentalidad, trabajan actualmente, penetrando en lo hondo de la vida municipal, única fuerza de nuestra so- ciedad en la Edad Medía, ya perdida, qui- zás, si no se la vigoriza de nuevo en esta absorLen te y egoísta centralización. Cuando-esos nombres se lanzan á la lu- cha y buscan en lo hondo de bUS cerebros y de sus almas ese sublime fórmula que ex- prese los anhelos de este buen pueblo, un solo periódico y un solo periodista, ambos se titulen republicanos, escriben sandeces y dislates é intentan empañar la grandeza de ese acto con la acidez de sus sesos. Siempre juguetes de pequeñísimos senti- mientos, son una nota sainetescia, superfi- cial, ridícula. ignoran que ha de resultar de la Asamblea, y ye prejuzgan corno esas comadres burlescas que por el volumen de la preñez adivinan el eexo del futuro in- fante. No es Lerroux, no es Costa, ea la España libre, pensadora, patriótica y revoluciona- ria la que acoge opn amor esa Asamblea y lobera por su esplender, y á ella aporta el fruto de su vida. Son los hombres limpios de mezquindad, con las miradas puestas en lo futuro, los ;que, llamados á esta obra creosee colabo- ren ya silenciosamente y arrancan de las arideces del estudio, de les lecciones de la experiencia y de la fuerza del entusiasmo el ~reto que he de conmover le multitud, ;que he de agruparle, más eún,pers forte- tlecer le apiñe de almas» que se lanzare Veen tre (ØØJ matra todo.. - j Olori. -a_-auiamea tau magna merma scometenlillik Weide ~lene el éxito, le vh, de deb3rise~ darles lee ojee. á &arlo bis- quitemos de redenloresi ¡Cuán Lejos están de vosotros los que has supuesto á lo más granado de la mentalidad española instru- mento de Lerroux. ¡Pobres-aiñosi La r evolllcidil cst ce l Ira» Con este titulo publica La Tribuna Esco- lar, semanario defensor de la ¿base escolar y de propaganda de la enseñanza en Elimi- ne, que ve la luz en Madrid, el n i / gui é -Me ar -ticulo que sometemos á la aleación de los estudiantes barceloneses: «Asunto es estoque está en la imagina- ción de todos los escolares, tanto por lo que significa, como por su importancia. Día que se faite, lección que se pierde; esto si los profesores no dan lecciones por explicadas, en cuyo caso, si bien en- algu- nas asignaturas no es mucho el perjuicio causado al alumno, porque en los libros co- rrespondientes puede estudiarlas, hay algu- nas que el perjuicio es grandísimo: nos re- ferimos á las asignaturas de Clínica, de la Facultad de Medicina ibis de Prácticas de todas las demás facultades; -epacta de que estas faltas de asistencia á les cátedras 9011, interpretadas en formas poco halagüeñas para el elernepto escolar; es preciso, tanto por lo que na's conviene, como por el con- cepto que de nosotros fornien, urge demos- trar: el estudiante no es holgazán, sino par- tidario del trabajo y la laboriosidad. En consonancia con lo anteriormente ex- puesto, es imposible ser buen medico, abo- gado, farmacéutico, etc., si, guiados por nuestra vehemencia, propia de la juventud, no asistimos á clase. Creemos que allá en el fondo de la conciencia de cada individuo, estará, es más, nos atrevemos á asegurar que todos, sin excepción alguna, pensarán en el mismo sentido, hasta los que creen que los años durante los cuales se estudia la carrera no sirven más que para apren- der á estudiar. Si no no s enseñan á estu- diar, ¿cómo lo vamos á hacer cuando ver- daderamente nos haga falta? Es preciso ex- tirpar de raíz esta costumbre, para que nos enseñen lo bastante; para poder llevar con dignidad, en el porvenir, un titulo acadé- mico, ideal de nuestras aspiraciones y de las de nuestros padres. Sacrifiquémonos unos cuantos años en provecho del mañana! No busquemos la holganza; amemos el trabajo; seamos laboriosos, y el día en que esto suceda, será el gran día de /a nueva vida porque habremos logrado la revolu- clon de las idea., en el sentido del pregre- a0.» COSAS Los diarios han anunciado la muerte de John Siete), ciudadano de los Estados Uni- dos que ha fallecido pobre después de ha- ber devorado quince millones en seis me- ses. Los detalles que nos dakembre existencia casi obligan á creer qfflrse trata de un loco. ¿No se le ocurrió llevar un tra- je forrado en billetes de Banco y echar desde les ventanas monedas de oro á loa transeuntes? No obstante, si fuese verda- dera una carta que un cronista de un dia- rio parisiense dice haber recibido de Pan- eilvania, es probable que John Steel sea juzgado como un hombre perfectamen'e razonable. Sea he carta auténtica ó no lo sea, á pesar de sus idess pareclojeles ea in- teresante, y la traduzco. «Le molestará leer estas páginas; por ello le pido perdón pot haber turbado du- rante algunos instantes su trabajo—ó lo que es más grave—su ociosidad. No lema! No le pediré limosna. No soy el periodista que implora su ayuda confraternal, sin ha- ber e crito una línea. No soy el cómico que no habiendo salido nunca á escena viene á solicitar de su generosidad cinco francos en nombre del arte dramático. No soy la temible mujer que os admira—como admi- ra á todos los cronistas—y que le confía sus estados de ánimo. He sido, durante al- gunos meses, un millonario, y si me en- orgullezco de esta cualidad, es porque la he perdido. »No le diré á usted corno adquiri los 15 millones de doliere que fueron toda ini for- tuna. Nuct pobre y supersticioso. Leyendo las biografías de las altas personas que son los reyes del oro observé que sus pa- dres habían sido humildes trabajadores. Los soberanos del petróleo ó de los férro- carriles, principiaron ejerciendo modestas industrias. A los diez años, cuando me arrodillé por primera vez delante de las botas de un transeunte para limpiarlas, com prendí que poseerla algún día un mon- tón de oro. Tenía les condiciones requeri- das para ser rico. El porvenir rae parecía tan sonriente que pedí á uno de mis cama- -radas que me retratase. Semejante foto- grafía tenia poco valor, pero la guardé co- mo una preciosidad para remitirla, dentro de algunos años á los cronistas que desea- sen conocer mis debuts. »Hay que tener una gran confianza en la vida para ser dichoso haciendo relucir las botas de sus contemporáneos. Es una ocu- pación que no desarrolla la inteligencia y que no aumenta la vanidad. Pasean por loe boulevards, viejos cuyo pecho está adorna- do constantemente con una placa de cobre, y elguns vez con una medalla militar: lim- pian botas sin murmurar; parece que no han observado nunca que tal . ocupación no conviene á sua miembros rígidos venera- bles. Se re ignan con su trabajo. A mi tar- muy poco en repugnarme: «Paciencia me decía. Pronto seré millo- nario y podré mandar á esos que hoy me toman por un criado.» Como usted vé la fortuna no me protegle. Le narración de mis aventuras le probará que la he des- preciado siempre. »tened habrá notado que los millonarios Se COM placen en dar consejos& loe jóvenes, y publican volúmenes para explicarles co- merse llega á ser rico. Si les creemos, es ne- cesario tener todas les cualidades espiri- tuales y morales pare realizar fructuosas especulaciones. Tienen razón en publicar tales obras. Como ellos son loe ejemplos de sus leerles, se den á si mismos une re- putación sólida de inteligencia y de virtud. No es malo procurar que el pueblo honre los verdaderos principios. M- loe olvides* el Mudo del dinero pOilliy ler pronto enietiszedo. . siflebos ilbrixi repites fameando --h. sustrae petos deben ser proporeloestomr* ID. ingreso.; sede mejor die». Yo sestil siempre ese precepto': siempre procuré gestar más de lo , genedo. liste sabia regle me obligaba á esfuerzos prodigiosos de imaginación para pagar mis deudas. Ad cultivaba mi voluntad y aumentaba uit in- ingenio. Mis -prodigalidades molestaban a mis conciudadanos y me vallan un crédito - efectivo. BI ahorro me hubiese obligado la labor diaria y á un modesto bienestar. La prodigalidad me llevó á las especula- do:tes y 1 la riqueza. Cuando cumplí lo' treinta años hace diez meses--posste telt millones de doliera. Los hombres serios me testimoniaron su.amistad; las jóvenes que gustaban de un carácter enérgico me diriglan miradas simpáticas; los humilder me pedían sabios consejos, esperando al mismo tiempo recibir algunas monedas. Entonces fué cuando resolví volver lt pobreza. Octavo aniversario del "YO ACUSO" Discurso de ANA TOLE FRANCE En la espaciosa sala del «Nouveau Thea- m eo puesto en práctica, y ¡oh, vergeenzae se tre« de París celebre La Liga francesa pa- ra la defensa de los derechos del hombre y del ciudadano, una imponente reunión pa- ra solemnizar el octavo aniversario de la carta que el 13 de enero de 1398 dirigió Emi- lio Zela en el periódico L'Aurora, al presi- dente de la República M. Félix Faure. La fiesta á la que aaistió numerosa reptea. tentación de personalidades de le política, del profesorado y de la literatura fuá presi- dida por el eminente escritor Anatole Fran. ce, quien pronunció el siguieses discurso: ;al, hablaremos .de ello ciudadanos! Si, hablsrenaos del proceso Dreyfus. Si, recorderemos con justo orgullo que fuimos de aquellos á los que nos llamaban drey fusistas. Eternontemos nuestros espíritus á este año 1897 tan perturbado y tan fecundo. Desde hacia mucho tiempo ya, Renard Lazare habla traído las primeras demos- raciones de la inocencia del condenado de 1392. Un hombre de probidad sin tacha Scheu- rer-Keetner, vicepresidente del Seriado ve- nís á manifestar le duda cruel que abriga- ba, que se hubiese cometido un error as- pa" , toso. Alsthien Dreyfus hacía la prueba eaeterliii de que el Lordereau atribuido á su hermano, estaba hecho por la mano de Estherazy. Muchos eran ya los que cono- cían el error judicial y la prevaricachaa. Se encontró un gran parado político y re- ligioso rara hacer de este prevaricación .y da este crisp en un medio de acción y un instrumento de Gobierno. Los frailes, je- suitss, dominicanos, asuncionietas, y con ellos los agentes de la Iglesia, lob antise- rois'as, empezaron la obra de fundar su im- peo sobre la condenación del judío. En los salones, en las calles, en los pues beis. sembraban rumores siniestros, ha- cien circular noticias alarmantes, habla- ban de coseplots y de traiciones, periurba- ben, inquietaban, irritaban al pueblo infil- hen dale á re latamente la cólera y el miedo. 'La crudelidad de las multitudes es intini- ta. Los grandes y pequeños burgueses, los datares, por masas enormes caían en el hizo eue les tendía la negra reacción. Tortas nuestras tradiciones de justicia, de moite independiente, de libertad intelec- tual. todos nuestros sentimientos de filoso- ha ,‹ de bu anidad veíanse próximos á pe- recer baja les golpes del Estado alayor de la cslie de Grenelle, dirigido por el Gésie de noms ,dirección del jesuitismo». Los frai- les se «las cruces» conducían á la guerra Civil la multitud de los imbéciles necio- E l egoísmo y el miedo gobernaban al eais. Laos eran ministros. Se llamaban Me- llo° y Billot. Alaenos buenos ciudadanos denunciaban el crimen y mostraban el peligro pero no Ee le- escucha ba. Los culpa bles estaban sos- tenidos por tales fuerzas politicsa y hecre- tes, que parecia imposible alcanzarles y se desesperaba de poder llevar la luz á la con- cienc.a del pata, obacurec da por innume- rables mentiras y perturbada por violen- cias odiosas. Entonces en pleno reinado del terror, Emilio Zola hizo ver lo que puede un hom- bre justo y sin miedo. En pleno trabajo, disfrutando en paz do su genio y de su glo- ria, realizó el eacrificio de su popularidad, de su quietud, de su trabajo, y se lanzó á las fatigas y á los peligros por la justicia y la verdad, mostrándose un justo y con la altiva esperanza de que su país tornaría con él á ser justo y valeroso. El 25 de di- c iembre de 1897 publicó en el diario L' Au- tore, dirigido por Venghan, redaciado por C lernencesu, la caria abierta el presidente de ls República, con este titulo: «Yo acuso», Y comenzaba con estas palabras: «Un Con- sejo de guerra acaba de tener la osadia de absolver á Estherhazy, suprema bofetada á b oda Verdad y toda Justicia». Este carta contenía contra los autores y los cómplices de la prevaricación judicial e de 92, scu-acionea concretas y precisas que han sido deapués reconocidas como verdaderse. Pero aún estaba lejos Zote de c onocer todo al crimeh y á todos los crimi- nales. Este acto de hombr:a de bien y dkgran el vi 4rno , se realizaba ante un público mal s consejado bajo un gobierno espantable. M inistros, diputados, senadores, experi- m entaron ó nagieron una gran indigna- ción. 'Lola fue perseguido. Y lo fué, no por l a carta, sine por algunas linees habilmen- le e xtraídos de la misma de manera que Pedan. obtener«) una condene, suprimien- do le defensa. Ci udadanos hemos visto desarrollarse en e proceso infame, en el que nada se orne , de todo lo que puede deshonrar á la jus- l ¡eile Hemos visto á un Delegorqoe, prasi- !mes del tribunal de primera hastancia, de- I I? e n nula postura, á fuerte de bajeza., á mismos cuyes órdenes ejecutaba, y tes 1"l itee poirie eponotonle de su servilismo I leende. g. todas les declaraciones útiles á le Momee, costestsbe Inverleblensifith: «Le Opiniones 1Y • F. Asu ma

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«Timón demostró ser un loco irritándo.se contra los amigos que le abandonaroncuando le consideraron pobre. Si hubieseobservado el mundo habría previsto un ha-cidente tan vulgar. Castigó á los -ingratosprobándoles que poseía riquezas cuandolas creían agotadas. Vaya un placer mez-quino. Pero desdeñar el oro en un puebloque lo adora, hacerse odio«) y hasta rl-dtculo fué un goce qudtpude saborear. &S-res primitivos no retrocedieron delante delmartirio para gustar le borrachera subli-me de destronar los ídolos. Yo hice comoellos. Criticaba el culto del metal, y nosiento haber cometido semejante saerile-gio aún debiendo sufrir hoy las torturas dela miseria.

»Entre las señoritas que me miraban consimpatía, la más hermosa era sin duda leSrta. Harrlson. Tenía los cabellos rubios,loe ojos serenos y la tez pálida. Natural-mente era una mujer idealista. Adoraba lamúsica de Wagner. Decidimos ir juntos áuna representación de Tristaii é Isolda.Ella miraba fijamente al héroe mientrasbebía el filtro amoroso; parecía seguir en-sueños íntimos que la extasiaban. Su ma-no encontró la mía, y comprendí que yeformaba parle de sus ensuenos. . .

Durante el entreacto nos trasladamos alantepalco, y-ella pronunciaba frases muybonitas respecto de la multitud que escu-chaba con atención religiosa el poema depasión. Alababa al público de los pisos altos'que abandonando sus ocupaciones y gas-tando& dinero adquirido con grandes pena-lidades concurría á la representación deuna obra maestra. Yo aprobaba con entu-siasmo.

»El telón se levantó 'sobre la decoraciólnocturna en la cual lsolda espera á Tristán.Cuando el amoroso ferviente hubo 'cogidaen brazos á su amada, tire sobre la órques«te un dolar, luego otro y después otro. RIruido de las monedas levantó murmullosde protesta. Algunos espectadores se levet-teiron y me lanzaron denuestos é tnjurimeeTiré á la platea diez doliera, veinte, chi- .cuenta. En los pasillos mis criados guarda- -ban sacos llenos de oro

interrumpiópontan al al-

cauce de mí mano. Se la re-presentación. El directorterdenó iluminarla sala. Entonces á puñados cogí las mone-das de oro y las esparcí sobre la multitud.Los espectadores en traje negro y las espec-laderas escotadas se daban 'vergüenza derecoger el oro que en abundancia cata á suspies, pero los que ocupaban sitios más mo-destos bajaron rápidamente las escalerasinvadiendo la sala. Se entablaron luchashorribles, mientras redoblaba la lluvia dedollars. Era un huracán de oro. Diez per-sonas tal vez pensaban todavía en la Lunaque debía iluminar las caricias de Tristáná Isolde.

Muy cerca de mi, orgullosa de la acciónestúpida y baja que hacia de mí un perso-naje de notoriedad, la Srta. Harriaon conlos ojos brillantes, gritando: «Muy °rigi-ese»

..._Los diarios contaron extensamente este

incidente escandaloso. Los reporters qui-sieron averiguar la cantidad exacta que ha-bía ofrecido al pueblo. Me hicieron grandesreverencias cuando supieron que no era in-ferior á cien mil doliera. Pidiéronme lacausa de semejan te gasto. Les afirmé queme había guiado un sentimiento cristiano,que había querido demostrar claramente lapotencia funesta del oro que puede extin-guir brutalmente la belleza. Escucharonsonriendo mi contestación y al día alguien...te todos publicaron que me complácia en larealización de ideas irónicas.

»Esta fué mi primera tontería. Hice otras.En una subasta pública compré por cua-renta mil doliere un pastel francés del siglodieciocho y en la misma sala de subastas loquemé.

Los coleccionistas pretendieron en vanoquitarme el cuadro ardiendo. Yo les ame-nazaba con el revólver. Los expertos meacusaron de vandalismo. Lee contestabaque cid comportamiento era bien claro. Ha-,bia querido protestar contra la manía delos amateurs que dejan que los artistas vi-vientes mueran de hambre, y por un orgu-llo tonto consagran sus fortunas en la com-pra de cuadros antiguos.

«Habiendo el Gobierno concedido diez do-Bars á una desgraciada que habla tenido -veinte y tres hijos, inmediatamente ofrecicien donara al matrimonio que durantediez años e estando en la miseria, no hit-biese tenido ningún hijo. Me parecía peli-groso premiar el nacimiento de pequeñue-los que serían niel alimentados y que fatal-mente habrían de ser vencidos en le luchapor la vida. -

»Mis extravagancias—todo el mundo lle-,nia extravagancias á los actos más lógicos—divertían prodigiosamente á mi. conciuda-danos. Cuanto mayores eran mis críticas,más contentos parecían. Finalmente mecansé de ser su bufón. Me quedaban tresmillones de doblare. Bebiera° lijado en uno'.de mis mozos de cuadra, un hombre ex-traordinariamente feo, de aspecto viciosoy enfermizo, sucio, desarrapado, y ya en-trado en años. Todas esas malas cualidadesuse tenían ~tintado. Nunca habla vistouna persona de aapecto tan monstruoso, .cuya inteligencia fuese ten obacurs y cuyaalma fuese tan mala. Yo le entregué el res-to de mi fortuna, exigiéndole que Do podíamodificar ni su manera de vestir nt sus coa.lumbres. Fedi bien acogido por le sociedad,que use olvidó ad que supo mi ruina; eiotro fuá muy pronto festejado; loe hombreeimitaron sus trajee y las mujerealtieberonen olor. Dedde ad retire tto sueldo con ungoce ¡minado en teenneldn y ~si la 41-

1 che el *ta gas aspa casam osa la *ohfiordo warstemv , '

»No . sh'et podré eoportartaasho tiempola mjeorle, 4 le Quid hit Miel» cose 411 ---

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44- -II- I:~

„Confesión,. teje' gess"ir& intimida/0os" flolencisi, todo fui

vardlid no se eonwidzsine.M44~desatendidos

oyó á oficiales del Estado Mayor amenazarcon abandonar su sitio y entregar la Patriaá la invasión alemana, si los jurados rehu-saban condenar al denunciador de los crí-menes, de quien eran <S se hacían cómpli-ces. Por tales medios, en el ruido y al bri-llar de las espadas, en medio de los gritosde muerte de magistrados serviles, fué co-mo arrancaron al jurado engañado la con-dena á un año de cárcel y mil francos demulta.

Apresurémonos á declarar que entoncesfueron también castigados con penes hon-rosas varios ciudadanos. Designaré á algu-nos sin distinción de opiniones políticas ósociales.

El decano de la Facultad de Letras deBurdeos, Paul Stapfer, tuvo el honor de sersuspendido en sus funciones por haber ha-blado de justicia ante una tumba. JosephReinach fué privado también de su gra-duación de oficial del ejército por haberintensdo iluminar la opinión en un paíslibre.

Francia de Pressensé tuvo asimismo elhonor de ser borrado del cuadro de la Le-gión de honor, por haber perseguido conpeligro de su vida, y con valor indomable,á los falsarios y á los perjuros.

El coronel Picquart tuvo el honor de serpasado á la reserve , y suspendido en suempleo por haber llevado ante los magis-trados y jurados un testimonio verídico.Sin duda alguna, estas distinciones valentanto como lea medallas

' los cordones y

las cruces que se conceden anualmentepara recompensar á multitud de cobardesy de dóciles virtudes. Y ciertamente lasmerecieron.

Y las merecieron los primeros artistasde la revisión porque quisiéranlo ó no,eran hombres de otra justicia y de otramoral; no perseguían solamente la repara-ción de un error judicial, realizaban, qui-zá ignorándolo, pero con impulao irresisti-ble, una misión más vasta y más alta, aun-que indeterminada. Se consagraban a unaobra de justicia y de bondad universal. Seencaminaban por la vía sin fin, hacia losamplios horizontes de justicia, de solidari-dad humana, de vigorosa dulzura y de ge-nerosa sabiduria, entrevista de repente enel horizonte al relampagueo de la tempea-tad.

Mi colega y amigo Louis Havet, á juzgarpor el título de su discurso, os hará oircon su palabra vigorosa y honrada, comoel droyfasismo fué para algunos un ins-trumento de perfeccionamiento moral.

Si, muy ciertamente, de este procesoDres tus, tan henchido de vergüenzas y decrimen° debía salir para Francia... y aúndebería decirse para el mundo (ya que estacuestión francesa fue de interés universal)debía surgir, repito, un pensamiento me-jor y el presentimiento de un orden nuevo.Ya hemos visto algunos grandes efectos deesta renovación moral de un pueblo. Nopuede negarse que esa, proceso Dreyfusha muerto en Fraude la teocracea, des-truido el ejército de los frailes y derribadoel partido negro.

No nos lisonjeemos, sin embargo. Enesta marcha hacia la justicia social, en es-tos esfuerzos para la liberación de los es-píritus y de los cuerpos, ¡cuántas incerti-dumbres, qué lentitud y qué retrocesos!

Bien poco hemos ganado en relación álo que nos falta conseguir. Aun no hemosrealizado siquiera la rWorina que parecíamás urgente, le supresión de los consejosde guerra. En este mismo momento, ¿lasconquistas de la justicia y de la razón aunmal consolidadas no están expuestas alataque? ¿El partido de la injusticia y de laviolencia ha rendido las armas? ¿La razade los Méline, de los Dupuy, de los Billot,se ha extinguido?

Ciudadanos: convendría quizá recordarel gran acto de Zola, la carta «Yo acuso»,en el momento en que los viejos cómplicesde los falsarioe, todo el mundo negro, es-tos clericales y estos nacionatistes quebuscaron en el proceso Dreyfue los mediosde combatir el seplritu moderno, creenaún haber encontrado fuerzas, una disci-plina, un jefe, su Dourner que intentan lle-var el Elíseo.

Nos prometen una presidencia de rase--clan y de demagogia, un septenado propiopara regocijar al patriotismo del Ghia y dela flnence internacional, un septenado dereligión y de negocios. Pero no nos lo da-rán. No conseguirán formar en Veraneesuna mayoría de complot y de traición, aun-que lo han intentado y su audacia nos ad-vierta del peligro.

No olvidemoa lampee* que fuimos ame-nazados con .un reino de aventures finan-cieras y coloniales. Recordemos asimismoque la presidencia del elegido de los nacio-nalis t as y de lo* clericales nos arrastrarte'á realizar expediciones lejanas minasen*rre, en Africa qttisk, que convertirle enprovecho do elgtne case beheitriallosellos gue deba aer reservedós'il'is deferw-,111 dele héreliéte-intetectuel 1 monilla leFrancia, $ le guardia de éste berra imite..de de le filosofía -y de la Revolución, que

lleva en si 10S virulentos preciosos que veocrecer de le justicie social y de le pez uni-versal.

Asaillba RoDublicana-

, Nuestro querido aolege de, Voleada ELPueblo, hace tina hermosa campeas de pro-paganda á favor de la Asamblea queme ce-lebrará en Zaragoza loe diem 9, 10 y It delpróximo febrero. -

Como todas les grande. obres he merecí.do también este quil. lo* grandes ruines ladediquen sus mordeduras y alfilerazo.. Aesos ruines, que noihen le importancia dela obra, porque les ciega el odio injustifica-do á las persones, •0,aleala el director delcolega, nuestro valiente compañero el se-ñor Azule con el siguiente brioso articulo;

Es de suponer que la prensa monárquicaataque á Lerroux, iniciador de la Aaarnbleaconcejaliste de Zaragoza; y es lógico queesto ocurra, ya que á Costa nadie se atreveá censurarle.

Lerroux, convergiendo con nuestros en-tusiastas correligionarios de Huesca tuvoesta felicísima idea. Consultó al gran Costa.Creyó este que se podría llegar á una inte-ligencia entre todos los concejales y muni-cipios republicanos. creando intereses re-cíprocos, agrupándose para una mutua de-fensa. estableciendo relaciones para un fincomún, todo lo cual contribuiría á crearuna poderosa fuerza de resistencia activa tirevolucionarle, y patrocinó el pensamientodeliraren luchador, dándole forma, abri gán-dole horizontes de discusión y de medita-ción, y, sobre todo, trazando con la clari-dad de sus geniales concepciones la sendaque deben seguir cuantos esperan redimirla patria y desean la fermula.

A pesar de esta casi absoluta intervenciónde Joaquín Costa el "candado del contenidorespeto cierra la boca de los murmurado-res. Pero á alguien hay que atacar. No eseste pais reflexivo, ni desea el bien por elbien. Trae cada acto de los hombres obser-va egoistas propósitos, afán de encumbra-mientos, innobles manejos.

Pero ¿cómo suponer á Coste, que ni quie-re setas ni gloria yídemiltecia los vanos ypasajeros oropeles, capte de estas vulgareapasiones?

A Coste. pues, no hay que decirle nada.Todo el odio que Inspira la labor republica-na á los que son enemigos dala República,se descarga contra el elocuente y fogosodiputado por Barcelona.

---¡Qué estupideálí—dicen esos enemigosaprioristicos.—~er de Lerroux la sal-vación de Espialiereálaa dónde puede Le-rroux atacar temitaitempresel ¡Echémonos¿reir/

Y asi se acuita el nombre de Coste, queprotege con su genio esta gran idea y la hadado esa amplitud de formas tan necesariapara que lo que comenzó siendo un chispa-zo se convierta en esplendorosa llama.

De los temas propuestos por Costa, queabarcan la vida municipal en sus órdenespolítico, jurídico y administrativo, son po-nentes los señores D. Francisco CarreraJUsUZ, D. Guinersindo de Azcárate, D. Ma-nuel Morguía, D. Rafael Maria de Labra,D. Adolfo Posada,- D. Ildefonso Suñol, donEduardo Benot, D. Js Valles y Ribot, D. An-gel María Camacho, D. Federico Rahola,D. Jaime Tornar Alereny, D. José Peris Zar-boix.

D. Miguel de Unamuno, D. Pedro Coro-minas, D. José María Piernas Hurtado, donJosé de Zulueta, D. Ramiro de Maeztu, donRoque Martinez, D. Francisco Pi Arsuaga,D. Adolfo Gil y Motee.

D. Francisco Gascón Marin, D. José Miró,D. Juan José Morato, D. Luis de Zulueta,D. Francisco Rivas Moreno, 1), Juan SalasAntón.

D. Rafael Altamira, D. Luis Morote, donElías López Morán, D. Aniceto Sebe, D. Pe-dro Dorado Montera, D. A. Sanz Escoren,D. Carlos del Rio, D. Manuel Troyano.

Le Miguel de Unamuno, D. Adolfo Alva-rez Burile, D. L. de Hoyos Sáiz, D. Adrianoatoren°, D. Ricardo Mella, D. Amadeo Hur-tado, D. José María Piernas Hurtado, donGurnersindo Azcáratet D. Juan José Me-RraetboD.

o. , D. Remire de Maeztu, D. AntonioAlfredo Calderón, D. Hipólito Gonzálezllar

Flores Pujol, D. José Gómez del Castillo.D. Manuel B. Coasio, D. Francisco Giner

de los Rios, D. Agustin Sarda, D. Melquia-des Alvarez, D. Anselmo Lorenzo, D. J.Saloper y Miguel.

D. Ricardo Fuente, D. Alvarado de Albor-noz, D. Marcelino Isabel, D. Pedro GómezChaix, D. Francisco Leyret, D. José M. Se-rraclara, D. Eusebio Jover, D. Julián Nou-gués.

La España intelectual está interesada enla obra de Coste y Lerroux. Los pensado-res, los estadistas republicanos, los hom-bre« de una superior mentalidad, trabajanactualmente, penetrando en lo hondo de lavida municipal, única fuerza de nuestra so-ciedad en la Edad Medía, ya perdida, qui-zás, si no se la vigoriza de nuevo en estaabsorLen te y egoísta centralización.

Cuando-esos nombres se lanzan á la lu-cha y buscan en lo hondo de bUS cerebrosy de sus almas ese sublime fórmula que ex-prese los anhelos de este buen pueblo, unsolo periódico y un solo periodista, ambosse titulen republicanos, escriben sandecesy dislates é intentan empañar la grandezade ese acto con la acidez de sus sesos.

Siempre juguetes de pequeñísimos senti-mientos, son una nota sainetescia, superfi-cial, ridícula. ignoran que ha de resultarde la Asamblea, y ye prejuzgan corno esascomadres burlescas que por el volumen dela preñez adivinan el eexo del futuro in-fante.

No es Lerroux, no es Costa, ea la Españalibre, pensadora, patriótica y revoluciona-ria la que acoge opn amor esa Asamblea ylobera por su esplender, y á ella aporta elfruto de su vida.

Son los hombres limpios de mezquindad,con las miradas puestas en lo futuro, los

;que, llamados á esta obra creosee colabo-ren ya silenciosamente y arrancan de lasarideces del estudio, de les lecciones de laexperiencia y de la fuerza del entusiasmoel ~reto que he de conmover le multitud,

;que he de agruparle, más eún,pers forte-tlecer le apiñe de almas» que se lanzareVeen tre (ØØJ matra todo..

- jOlori. -a_-auiamea tau magna mermascometenlillik Weide ~lene el éxito, le vh,de deb3rise~ darles lee ojee. á &arlo bis-quitemos de redenloresi ¡Cuán Lejos están

de vosotros los que has supuesto á lo másgranado de la mentalidad española instru-mento de Lerroux.

¡Pobres-aiñosi

La revolllcidil cst cel Ira»Con este titulo publica La Tribuna Esco-

lar, semanario defensor de la ¿base escolary de propaganda de la enseñanza en Elimi-ne, que ve la luz en Madrid, el n i /guié-Me ar

-ticulo que sometemos á la aleación de losestudiantes barceloneses:

«Asunto es estoque está en la imagina-ción de todos los escolares, tanto por lo quesignifica, como por su importancia.

Día que se faite, lección que se pierde;esto si los profesores no dan lecciones porexplicadas, en cuyo caso, si bien en- algu-nas asignaturas no es mucho el perjuiciocausado al alumno, porque en los libros co-rrespondientes puede estudiarlas, hay algu-nas que el perjuicio es grandísimo: nos re-ferimos á las asignaturas de Clínica, de laFacultad de Medicina ibis de Prácticas detodas las demás facultades; -epacta de queestas faltas de asistencia á les cátedras 9011,interpretadas en formas poco halagüeñaspara el elernepto escolar; es preciso, tantopor lo que na's conviene, como por el con-cepto que de nosotros fornien, urge demos-trar: el estudiante no es holgazán, sino par-tidario del trabajo y la laboriosidad.

En consonancia con lo anteriormente ex-puesto, es imposible ser buen medico, abo-gado, farmacéutico, etc., si, guiados pornuestra vehemencia, propia de la juventud,no asistimos á clase. Creemos que allá enel fondo de la conciencia de cada individuo,estará, es más, nos atrevemos á asegurarque todos, sin excepción alguna, pensaránen el mismo sentido, hasta los que creenque los años durante los cuales se estudiala carrera no sirven más que para apren-der á estudiar. Si no no s enseñan á estu-diar, ¿cómo lo vamos á hacer cuando ver-daderamente nos haga falta? Es preciso ex-tirpar de raíz esta costumbre, para que nosenseñen lo bastante; para poder llevar condignidad, en el porvenir, un titulo acadé-mico, ideal de nuestras aspiraciones y delas de nuestros padres.

Sacrifiquémonos unos cuantos años enprovecho del mañana!

No busquemos la holganza; amemos eltrabajo; seamos laboriosos, y el día en queesto suceda, será el gran día de /a nuevavida porque habremos logrado la revolu-clon de las idea., en el sentido del pregre-a0.»

COSASLos diarios han anunciado la muerte de

John Siete), ciudadano de los Estados Uni-dos que ha fallecido pobre después de ha-ber devorado quince millones en seis me-ses. Los detalles que nos dakembreexistencia casi obligan á creer qfflrse tratade un loco. ¿No se le ocurrió llevar un tra-je forrado en billetes de Banco y echardesde les ventanas monedas de oro á loatranseuntes? No obstante, si fuese verda-dera una carta que un cronista de un dia-rio parisiense dice haber recibido de Pan-eilvania, es probable que John Steel seajuzgado como un hombre perfectamen'erazonable. Sea he carta auténtica ó no losea, á pesar de sus idess pareclojeles ea in-teresante, y la traduzco.

—«Le molestará leer estas páginas; por

ello le pido perdón pot haber turbado du-rante algunos instantes su trabajo—ó loque es más grave—su ociosidad. No lema!No le pediré limosna. No soy el periodistaque implora su ayuda confraternal, sin ha-ber e crito una línea. No soy el cómico queno habiendo salido nunca á escena viene ásolicitar de su generosidad cinco francosen nombre del arte dramático. No soy latemible mujer que os admira—como admi-ra á todos los cronistas—y que le confíasus estados de ánimo. He sido, durante al-gunos meses, un millonario, y si me en-orgullezco de esta cualidad, es porque lahe perdido.

»No le diré á usted corno adquiri los 15millones de doliere que fueron toda ini for-tuna. Nuct pobre y supersticioso. Leyendolas biografías de las altas personas queson los reyes del oro observé que sus pa-dres habían sido humildes trabajadores.Los soberanos del petróleo ó de los férro-carriles, principiaron ejerciendo modestasindustrias. A los diez años, cuando mearrodillé por primera vez delante de lasbotas de un transeunte para limpiarlas,com prendí que poseerla algún día un mon-tón de oro. Tenía les condiciones requeri-das para ser rico. El porvenir rae parecíatan sonriente que pedí á uno de mis cama-

-radas que me retratase. Semejante foto-grafía tenia poco valor, pero la guardé co-mo una preciosidad para remitirla, dentrode algunos años á los cronistas que desea-sen conocer mis debuts.

»Hay que tener una gran confianza en lavida para ser dichoso haciendo relucir lasbotas de sus contemporáneos. Es una ocu-pación que no desarrolla la inteligencia yque no aumenta la vanidad. Pasean por loeboulevards, viejos cuyo pecho está adorna-do constantemente con una placa de cobre,y elguns vez con una medalla militar: lim-pian botas sin murmurar; parece que nohan observado nunca que tal . ocupación noconviene á sua miembros rígidos venera-bles. Se re • ignan con su trabajo. A mi tar-dó muy poco en repugnarme:

«Paciencia me decía. Pronto seré millo-nario y podré mandar á esos que hoy metoman por un criado.» Como usted vé lafortuna no me protegle. Le narración demis aventuras le probará que la he des-preciado siempre.

»tened habrá notado que los millonariosSe COM placen en dar consejos& loe jóvenes,y publican volúmenes para explicarles co-merse llega á ser rico. Si les creemos, es ne-cesario tener todas les cualidades espiri-tuales y morales pare realizar fructuosasespeculaciones. Tienen razón en publicartales obras. Como ellos son loe ejemplosde sus leerles, se den á si mismos une re-putación sólida de inteligencia y de virtud.No es malo procurar que el pueblo honrelos verdaderos principios. M- loe olvides*el Mudo del dinero pOilliy ler prontoenietiszedo.. siflebos ilbrixi repites fameando --h.

sustrae petos deben ser proporeloestomr*ID. ingreso.; sede mejor die». Yo sestil

siempre ese precepto': siempre procurégestar más de lo ,genedo. liste sabia regleme obligaba á esfuerzos prodigiosos deimaginación para pagar mis deudas. Adcultivaba mi voluntad y aumentaba uit in-ingenio. Mis -prodigalidades molestaban amis conciudadanos y me vallan un crédito -efectivo. BI ahorro me hubiese obligadola labor diaria y á un modesto bienestar.La prodigalidad me llevó á las especula-do:tes y 1 la riqueza. Cuando cumplí lo'treinta años—hace diez meses--posste teltmillones de doliera. Los hombres seriosme testimoniaron su.amistad; las jóvenesque gustaban de un carácter enérgico mediriglan miradas simpáticas; los humilderme pedían sabios consejos, esperando almismo tiempo recibir algunas monedas.Entonces fué cuando resolví volver ltpobreza.

Octavo aniversario del "YO ACUSO"Discurso de ANA TOLE FRANCE

En la espaciosa sala del «Nouveau Thea-meopuesto en práctica, y ¡oh, vergeenzae setre« de París celebre La Liga francesa pa-ra la defensa de los derechos del hombre ydel ciudadano, una imponente reunión pa-ra solemnizar el octavo aniversario de lacarta que el 13 de enero de 1398 dirigió Emi-lio Zela en el periódico L'Aurora, al presi-dente de la República M. Félix Faure.

La fiesta á la que aaistió numerosa reptea.tentación de personalidades de le política,del profesorado y de la literatura fuá presi-dida por el eminente escritor Anatole Fran.ce, quien pronunció el siguieses discurso:

;al, hablaremos .de ello ciudadanos!Si, hablsrenaos del proceso Dreyfus.Si, recorderemos con justo orgullo que

fuimos de aquellos á los que nos llamabandrey fusistas.

Eternontemos nuestros espíritus á esteaño 1897 tan perturbado y tan fecundo.

Desde hacia mucho tiempo ya, RenardLazare habla traído las primeras demos-raciones de la inocencia del condenado de

1392.Un hombre de probidad sin tacha Scheu-

rer-Keetner, vicepresidente del Seriado ve-nís á manifestar le duda cruel que abriga-ba, que se hubiese cometido un error as-pa", toso. Alsthien Dreyfus hacía la pruebaeaeterliii de que el Lordereau atribuido á suhermano, estaba hecho por la mano deEstherazy. Muchos eran ya los que cono-cían el error judicial y la prevaricachaa.

Se encontró un gran parado político y re-ligioso rara hacer de este prevaricación .yda este crisp en un medio de acción y uninstrumento de Gobierno. Los frailes, je-suitss, dominicanos, asuncionietas, y conellos los agentes de la Iglesia, lob antise-rois'as, empezaron la obra de fundar su im-peo sobre la condenación del judío.

En los salones, en las calles, en los puesbeis. sembraban rumores siniestros, ha-cien circular noticias alarmantes, habla-ban de coseplots y de traiciones, periurba-ben, inquietaban, irritaban al pueblo infil-hen dale á re latamente la cólera y el miedo.'La crudelidad de las multitudes es intini-

ta. Los grandes y pequeños burgueses, losdatares, por masas enormes caían en elhizo eue les tendía la negra reacción.

Tortas nuestras tradiciones de justicia, demoite independiente, de libertad intelec-tual. todos nuestros sentimientos de filoso-ha ,‹ de bu anidad veíanse próximos á pe-recer baja les golpes del Estado alayor dela cslie de Grenelle, dirigido por el Gésie denoms ,dirección del jesuitismo». Los frai-les se «las cruces» conducían á la guerraCivil la multitud de los imbéciles necio-

E l egoísmo y el miedo gobernaban aleais. Laos eran ministros. Se llamaban Me-llo° y Billot.

Alaenos buenos ciudadanos denunciabanel crimen y mostraban el peligro pero noEe le- escucha ba. Los culpa bles estaban sos-tenidos por tales fuerzas politicsa y hecre-tes, que parecia imposible alcanzarles y sedesesperaba de poder llevar la luz á la con-cienc.a del pata, obacurec da por innume-rables mentiras y perturbada por violen-cias odiosas.

Entonces en pleno reinado del terror,Emilio Zola hizo ver lo que puede un hom-bre justo y sin miedo. En pleno trabajo,disfrutando en paz do su genio y de su glo-ria, realizó el eacrificio de su popularidad,de su quietud, de su trabajo, y se lanzó álas fatigas y á los peligros por la justicia yla verdad, mostrándose un justo y con laaltiva esperanza de que su país tornaríacon él á ser justo y valeroso. El 25 de di-ciembre de 1897 publicó en el diario L' Au-tore, dirigido por Venghan, redaciado porClernencesu, la caria abierta el presidentede ls República, con este titulo: «Yo acuso»,Y comenzaba con estas palabras: «Un Con-sejo de guerra acaba de tener la osadia deabsolver á Estherhazy, suprema bofetada áb oda Verdad y toda Justicia».

Este carta contenía contra los autores ylos cómplices de la prevaricación judicial

ede 92, scu-acionea concretas y precisasque han sido deapués reconocidas comoverdaderse. Pero aún estaba lejos Zote deconocer todo al crimeh y á todos los crimi-nales.

• Este acto de hombr:a de bien y dkgranel vi 4rno , se realizaba ante un público malsconsejado bajo un gobierno espantable.M inistros, diputados, senadores, experi-mentaron ó nagieron una gran indigna-ción. 'Lola fue perseguido. Y lo fué, no porla carta, sine por algunas linees habilmen-le extraídos de la misma de manera quePedan. obtener«) una condene, suprimien-do le defensa.

Ci udadanos hemos visto desarrollarse ene proceso infame, en el que nada se orne

, de todo lo que puede deshonrar á la jus-l¡eile Hemos visto á un Delegorqoe, prasi-!mes del tribunal de primera hastancia, de-II? en nula postura, á fuerte de bajeza., á

mismos cuyes órdenes ejecutaba, y tes1"litee poirie eponotonle de su servilismoIleende.g. todas les declaraciones útiles á leMomee, costestsbe Inverleblensifith: «Le

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F. Asuma

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-Verdad. 'Piles Estados4.-Inglittírriá uta iociiidad foothe-eS'iteVk-Zebiípdia.

IllimPke,:d_kilikeltilis que se presentaronPOS (e4 llaman álekuOkodee~..:Or 0Or del treWeeeile-ne)»40,10fireppa'Clikvictoria por disa-troque hieenezi sOcIóití'

Se trate» de Une variación del foot-ball,si llamatlpyRogby»

i en el que entran ea

itleg íltsainelementat los pies, sino tambiénla cábeiii vyaiohrtilos.

LexiaotickedliaisPonstantes dertas delea tankinVIíes como esco

»lbase. á

irlandeses, tibian aobresaltada á la sporti-vasAlbion, basta que por /In á mediados dediciembre próximo pasado obtuvieron unavictoria decisiva sobre los temidos islande-ses, los jugadores del país da Gales.

syLanynciarseal «match» fuá vivísima laespectlaión en los centros eportivos, pueslos habitantes del pais de Gales tienten famapor sus dotes de resistencia física.

El «taam» nacional bebía sido escogidoentre loe jugadores jóvenes de gran valla,aeociándoles con fuerzas más ~istmo deprobada resistencia.

Cuarenta mil espectadores presenciaronni luche, entre ellos delegados de todos lospuntos del Reino Unido.

Al presentarse los zelandeass fueron re-sibidos con aplausos, así como el eterno»nacional.

toe primeros, antes de principiar el jue-go, formaron en columna cerrada (comomielen hacerlo siempre) para cantar convoz ronca un aire salvaje, el canto bélicote los maorís, al que contestaron los otros.on el hermoso canto Je su tierra eLand ofmy fa there..• Cuando después de una empeñada lucha,rica en toda clase de incidentes, feéprocia-4nada la victoria de los celtas, no conoció¡imites el entusiasmo de los espectadores.Be echaron en brazos unos á lob otros, risa-jo, llorando. irritando; hundieron sus som-breros y los de sus vecinos; echaron al airesus bastones y paraguas y durante más demedia hora entregáronse á los excesos delmás loco júbilo y entueiesmo.

Los zelandeses, que practicara este srortcoManegocio, han jugado luego con fortu-na en Paris, donde cobraron 2,500 francosy un 75 por Id° de tes genencias. Calcelaseque loe juegos en Inglaterra han valido20,000 francos á cada uno de los jugadoreszelandeses.

INáuticoHe aquí el programa de las regalas que

se celebrarán en San Sebastián del 18 al 22le julio.

Comprende les siguientes regalas:I. Para yates de construcción libre, per-

tenecientea á clubs esp ñoles. Forma de ar-queo. Reglamento francés de 1892, con lopremios. s

De O á 3 toneladas: 1.°, copa del Gran Ca-sino; 2.°, una petaca artística, y 3. a, un obje-to_de arte.

De 3 á 10 toneladas: 1.°, copa Picavea; 2.°,una petaca ate ística; 3.°, un objeto de arte.

II. Para yates de construcción nacional.$in compensaciones. Premio de Guipúzcoa.Placa artística CoD171€11»01`filiVe.

III.. Para yates de construcción nacionalpertenecientes á socios de clubs españoles.Cope de la «Liga Marítima Española»; 1.000paseas en metálico.

IV. Embarcacionesde pescs.—Construo-Cien libre: 1.000 pesetas en metálico.

tern acionalea:

1... Handicap de 20 4100 toneladatz, Copadu/t:• M. el-Rey; druerple 20 á 100 teftela•

AtIt91-0'40,1)IsellítItitt~ellas."-lf,Ili.~terkitieset:',copkdo, S M. le Relee

dóirtzedalles;, 4.000 pestes étf~1111.111. Para retes de O á 10 todeladeiíeons-

trucan» libre, fórmúla de d'Oció y regla-4Mento francés de 1892.

Agrupaciones por seriesde O á 2, de 215y de 5 tí 10 toneladas, tres medallas de pla-ta. tres de bronce y 2.500 pesetas en metá-lico.

IV. Para yates de O á 10 toneladas, cone-trueción libre, fórmula de arqueo y regla-,mento francés de 1900.

Series de O á 215, de 215 á 5 y de 5 á 10 to-neladas; premios: tres medallas de plata,tres de brence y 2.000 pesetas en metálico.

Internacioaales á remo:Canoas-Yolas traeos* de2 y 4 remos, de-

bntentes, Juniore-Seniore.Cope de S. M. el Rey.—Objetes de arte,

medallas y 2.000 pesetas de indemnizaciónkilométrica.

Ronbarcaoiones de la marina de guerra á2 y 4 remos, 503 pesetas y medallas.

SECCION COMERCIALMOVIMIENTO DEL PUERTO

narseacactiowees LLEGADAS DISDI OIL MEDIO:daeso 21 á IGUAL ;mak est. 22

Vapor alemán Málaga, de Hamburgo y el-celas, con cargo general.

Vapor Mera. de Marsella, con idem.Vapor francés helio, de Génova y escalas,

con idem.Paiiebot Triunfo, de Ciudadela, con idem.Vapor griego Aora, de TheOdoria y Tarra-

gona, con trigo.Vapor Vicente Ferrer, de Valencia, con car-

go general.Vapor austriaco Zrinyi, de Fiume y escalas,

con idern.Vapor italiano Venezuela, de Colón y esca-

las, con idetn.111~111111111~,

PASATIEMPOS31:111. ED1

(Para Pepe Trabo!)—Ten l endo en cliente el prenetpio

de la ley dictaminada,Os 12 ,1 citan con objetode deciros dos palabrasreferente al amor iibres.cosa de gran importancia,—No me les cl I ga3, Pipolisqui, se me cae la babas.—Bravo y...

—Bien...—No cerdell...

Tened un poco, de calme.Yo, Pedro Raigón Monetanatural de Calasparra,con treinta años de servicioy otros treinta en cada pala,que-vi la guerra del Moroy he sido un gran entusiastade las Cerillas Cascante,y que hs vendido n Iss piezasretratos de Santa Doxiay unas vistas pansrainicasde la Catedral de Busosque daba gloría miradas...Yo, (pie he corrido metinessin decirme ni palabraaquellos tipos del orden...

--4Seeerdotell—Fiero guasa.'

estoy bebiendo "olor •spatIstadiere bolleros Maitre.--¡Achánal

—Se agradecePuedes sonarte...

›. —Ya escampa...""Ych quo lexiignen mi familiaseres de le aristocraciacotno puedo demostraros—Que se demuestrels.

-4.11,1Que tik estás con el rebuscoy otros se comen la Peje--¿Es alusión?...

—Fp— merengue.:Habrás* visto quién graznar..Yo que le he lirnpiao les botasa la Patti, una malsanay me dió •por la limpiezado* duros...

—Y unas visegrae.—Bueno, si, no sus lo niego.Yo también le di las gracias...---4Que ya es dar!

—Pero...—Conforme.

—¿Que sigo?—Que siga.

que veo en aquerrincón—Calia4el marido de la Masaque está durmiendo... So sucio,dispierlas.

—¿Ya nace el alba?—sQué dice?

pare insultar—rslasamlgaosafeso...—1-labrase visto el marrano...—se despereza...

—Oye, para,que vas á soltar el troley las narices lo pegans:Hay sujetos enceviles.Hay gente que está en su casasiete dios san dormiry en cuanii alguno le llamay le obliga á ft acimut«,verás que alarga les patasy ronca como un... No encuentrouna frase delicada.Bueno, pues, como os de-ie,y hale entendido. Me basteobservar vuestra conductapara dar como sentadala idea de que el amorlibre, sin ninguna traba,es lo que piden los pueblosde ideas más avanzadas...¿Quedáis convencidos?

—Silf...—Qué alegre se queda el almamunid puede hacer un biená la humanidad, ¡palabra!

J. ENRIQUE DOTRES.

COMBINACI1)N ACROSTICA(Remitida por ARCADIO GlikNOLLERS.)HOJA DE LATA, ESTAÑO, m FiCU 1110,

ARENA, PETROLEO, HIERRO, PLOMO.Combinar estos nombres de minerales or-

denadamente de modo que por dos coluni-das verticales se lea el nombre do dos ofi-cio-.

CHARADA(Remitido por CARLOS DE LAVIOLA.)

brema anlaudido, francés,

se mi primera-doblada;la tercera componente:

Jiebiela acariciadaderS,' istalbiétt, este Illiahe;1111101:da, má1entel- cuarta,es más que le Ilsve niototodas las razas humanasy s) totake'el oficiode... ¡no kl digo vaya?

JEROGUFICO(Remitido por Rsvár4).

NONO

313 EZIECSU F RI

500 OE 53 PO 5D0

••••n•n~/ ~mima.

Salto del caballo(Remitido por Cuna:memo C. Mosucorr.)

••••••. la! que 3 Ile

o• a ••1:1111~

MitCa111 ramor

•• I 1 •

• le I te•al e - 1e

e• do Fde; 3 : fl)o • •

INDO imeiene",s go mo •re •II fi 5 rar

Se

tei l en §O•2•03••••430••n•esta•aaadaaie

'l'A RJE'rA(Remitida pon. MENDIETA)

Teresa 6, Bou de Ledo

Zstell

Formar con esas letras debidamentecombinadas el nombre de un drama y elnombre y apellidos de su autor.

LOGOGRIFO NUMERICO(Remitido por JosP. Biosca.)

1 2 3 4 5 6 7—En la escuela1 2 5 6 4 7—En Barcelona

4 7 6 5 7—Un arte3 5 6 '7—Nombre de un

456— »» » pez

rio6 5—Nota musical

1—Consonante

Las soluciones en el número próximo

Seluelenee del AérftelP0 a@tégto,DM j•rogIllideí Mistara. hubiera honibrsi'

ha de haber viciosty1» la charada: Soldado.De -le combinación y sustraccióst: CAL.

DONA—C-AseRON DA :ARENAFIANA; TAMARIT—T-T —MARItss$1V k.,LLER—F-1—L L EY A R; NAPOLES—P-S...LEONA: AROLAS—L-AssAROS; ALSINA-1- N—ALAS.

De la terjate::tos aparecidde.Del triángulo silábico: PINEDA, NEBOT,

DA.Del logogrifo numérico: Julian.

_flan Acertado las soluciones del día 20: íos:: libera,

Remlgio Carretero. LtmAtico, Un saltimbanquis, PedroQuinos, Domingo Huí, Francisco Casas, Rt Ind blau,Ramón Bullo, Ignacio Laplana, Romagosa, tía Uf.tenibulo y Antonio Toner.

oaoRRiitsr•orlDENOIRArturo Cantó.—Le Indiqué la conveniencia de 1 , club

ise soluciones parciales y veo insiste en no hacerlo.Aparte esto, tampoco sirven, porque las solucione« patedales tan sobrado gastadas.

.7. Romagosa.—Palta la explicación.Silvestre Gabriel Ller.—El rompe cabezas es %cesio-

so, pero no puedo componerlo con los medios; de quedispongo en la Imprenta. El salto del caballo esta malversificado.

Espee táeulos

pellas. , etre(' ECnestre.—Bor. á laa 9, gran (Mielan

Teatro PrincipalTeatro cataiá Romea Aya,. «Noel pot ter

por la CoMpafila alegría.

AVIly, «L'ordinarl

use pobres y «El gran tu-

Eldorado Boy,e0dette%1-I nyarcediano de Prestos. .51Circo Espanoi o de San Oil. y dan..

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id sencilla, -Bohemios*,las 5, seccidn doble. J.', «Franco-Lute»; 2.*. sin artede ser bonita s . Noche. A lag 9 y112, 113CCión doble,1.•. «AngelItosi cielo), nneva y de gran éxito:V.. gi arte de ser bultas. —Pasado manana seccionestarde y noche.-111 jueves, debut de Mercedes Ra-mos.—Sábado, estreno (El amigo del almas. be-bl dose impresionado una película clnematogra-Sea Como mandan loe antores.Gran Frontón Condal Gran partido. para el

d a 23 &lag 3 7 112.—Ro.3os, Modesto y Berrondo. —Azulee. &Welles ycho.— Entrada 2 pesetas.

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del Cari.no <Que vI ., ne mi papes, estreno •ren la plaza., cre-ciente éxito de la pelICUla de gran espectáculo «Pasl5n por el oros. .31 desertora, eLos dos pilletes.,<Cazador cazado, y otras.

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214 FOLLETIN DE LA PUBLICIDADcotts.~.~

—¡ya es capricheI, comentó Jiménez.—Me entretiene...Tenía Luoinda, ciertamente, el culto de

lo microscópico, da la labor manada; yempala dando puntadas inverosímiles, conprecisión matemática, á pesar de la ~a-sa luz que en la habitación había.

(i —Admiro la habilidad de usted, su Pa-ciencia y su viata portentosa. Pero, ¡Lusaluda!, no parece usted la misma mujerque anoche. ¿Por qué esa cambio?

—Si no los tuviéramos, seriamos cuinolas máquinas,« que se mueven siempre almismo impulso y del mismo modo, y reali-zau el mismo trabajo siempre...

—Vamos; heY está usted tediosa. (Yafectando jovialidad): ¡Y yo que venia adistreerla1 usted!... ¡Qué suerte la miel...

Y diciendo esto tomó una baraja quehabikeelimkle„clesa, .y ja invitó á jugar.Pero ellataseenecia ningún juego. Tenia

- baraja, porque la considera eu, confi-dente..

NO le dije áusted la primera vez quebillamos qáoksey supersticiosa?

y en pruslial:40• elle d14 • 10 mostrando ymituntirend«Wdijeo 4alliétabe ea la es-plín debroloktut~de oro, del ta-mal° dellitedlaw~lon: el número 13esmaltado bu nageOdet porii=klandtir ettat

pegeellite; un dieute dereel4n

LA. TRISTEZA ERRANTE . £1t

lluvia arreciaba; mugía el viento; el re-lámpago iluMinaba siniestramente el es-pacio, y el trueno_lo llenaba con su ruidoaterrador.

—¿Estamos?, preguntó el mayoral.--(Audandol, ordenó el diseno del co-

che.Y á los gritos de: ¡Iiid, iiidl; ¡Condesa,

Condesa! (nombre de la mula delantera),el coche arrancó a todo correr. Los chas-(anides de la tralla los ahogaba el intensorumor del aguacero. Un minuto después,ni se vela el coche, ni acaso se acordabanadie, salvas contadisimas personas, deloa Cundes; en cambio lamentaban todosmentalmente que, por despedirlos, se hu-bieran puesto como una sopa.

Razón había tenido El Rico Avaro. ElConde podia morirse, pero no se moría enPantioosa. En efecto; la noche, un tele-grama de la Condesa a su amiga la Cha-veleta hacía saber los contertulio' delGran Hotel que el Infeliz Pidemón habíadeiado de existir en el momento de llegar

Bisecas, y su cadáver yacía en une des-tartalada habitación de una posada. Le'si ate se supo entonase, pero el después,~que al eziptre$,Coudn'i eti mujer ape-ló lie medallita; «os le julakt*Ádo,..1 pa-ars Onnwai" 41~ toa.1,010-deetivisiMagác de BleiSea Stillorn 491-10140.11* y !animo, «Le• nem "11)

210 FOLLETIN DE LA PUBLICIDAD

estaba mejor; que se había levantado, ypedía con todo encarecimiento permiso pa-ra visitarla; visita de médico, pero visita,porque se impacto:ataba eal cabo de tantotiempo de no verla.» Lucinda accedió porflu, y le citó para las cuatro.

A esa hora, diluviando á mares, los*ginetas distinguidos despedían á los Fi-demón. Al Conde lo acoplaron en el landócomo si fuese un fardo, muy envuelto enmantas; lo poco que ae le veía de la caradenunciaba su estado cadavérico. Luegoentró en el vehículo la nilia; después ladoncella, y por último laCondesa, que,muy apenada, dió besos y abrazos Á lasamigas y apretones de manos á los ami-gos. Jadeante, con la sotana arremanga-da, llegó entonces el Padre Consumido:¡acababa de enterarse de que los Condesse iban!. Sacó del bolsillo un pullado demedallas, rala mirarlas entregó á la Con-desa un ejemplar de aquellos simbolos-dela fé; y se marchó escapado. ¡La humedadle bacía tanto dallol... El Portorriqueno, ácierta distancia del grupo porque comoao era arisióorats no dell' ingerirse en-tre ie.. gafe Lo eritp,, Seda alli el papel de"mere ouriose,. ts liábilmento, utte fi» qui-;Oh* loe *1**,4* * Condesas hl la 19Oudeesodinwo allvilv S, opináis! lotilleenri Que

,,,tpit ~go 1111001Da• talate tiattral.. La

TRISTEZA ERRANTE 2x5,ffil••nn••••nnnn•n•••••n••n,_

----¿Y la borradura?, preguntó Jiménez.— ¡La herradura!,.. Convencida de que

no me protegía, de que no me traía la Suer-te que yo ambiciono, la tiré.

—¿Tan mal le iba á usted con ella?...—No es que me haya ido mal; es que...

vamos, ¡no quería tener conmigo la herra-dura!

Y del estado de sosegada indiferenciaen que, aparentemente al menos, se hablahallado hasta entences, pasó Lucinda alde visible nerviosidad. Tuvo que dejar decoser; no acertaba siempre á introducir laaguja per donde ella quería... Calló; letemblaron los labios, comprimió con fuer-za las mandíbulas y respiró fuerte. Tenlahumedecidos los ojos. Lorenzo, que la ob-•ervaba con atención, hizo como que no'se enteraba; pero quedó pensativo, con lacabeza sobre la palma da la mano y el co-do sobre la mesa. El cielo se habla idoennegreciendo, y otra vez llovía coplosa-mente. Se vela poco. Dimitida se levantópara dar vuelta á la llave de la las , eléc-trica; pero la luz no vino: ?o no habla fui-do, ó se habla «criado' lo diniPkb. Era es-to último: el eximio de agua impedía quefuncionase con' regulerlded. Encendió,pues, 111 vel101191911 q OJIMIO; tber. 1u41maderas derbatedn." ' atIverre detilit-

, .de,esi otro *110a91***- Irlgje miredsolal,,e9g i umailoiliatitstia »A Itlekidta