"En la tranquilidad del bosque"

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Cuentos inéditos compilados para el Primer Encuentro Regional de Escritores de Miniificción de Cajamarca "Nidal de Colibríes" (Chota, Cajamarca, Perú). Autor: Antonio Goicochea Cruzado.

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En la tranqulidad del bosque

Micro cuentos

EN LA TRANQUILIDAD DEL BOSQUE…

Microcuentos

Antología personal de Antonio Goicochea Cruzado

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Antonio Goicochea Cruzado

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EN LA TRANQUILIDAD DEL BOSQUE…micro cuentos, relatos y anécdotas.

Antología personal deAntonio Goicochea Cruzado

© Antonio Goicochea Cruzado

Primera edición, abril de 2013Angoc Editores

Jr. Tarzicio Bazán 240Urb Horacio Zeballos G.

[email protected]ño y diagramación angoc

Tiraje: 200 ejemplaresImpreso en Cajamarca-Perú

Abril de 2013

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INDICEA manera de presentación............................................05 - 06Prólogo de don Miguel Garnett.....................................07 - 08Comentario de don Daniel Cubas Romero........................09 - 10Comentario de don Walter Lingán.................................. 11 - 12Comentario de don Víctor Hugo Alvítez Moncada..............15 - 16Cuentos .....................................................................09 - 101. En la tranquilidad del bosque......................................17 - 182. El sonido de las caracolas...........................................19 - 203. Ahora, no podrá negar que ........................................21 - 224. El canto de las chicharras...........................................23 - 245. Los sombreros orlados................................................25 - 266. La hermosura.......................................................... 27 - 287. El loco acomedido.....................................................29 - 308. Las poseídas.............................................................31 - 329. Un niño con suerte....................................................33 - 3410. El labriego.............................................................35 - 3611. El sueño..................................................................37 - 3812. Eres un árbol..........................................................39 - 4013. El postulante..........................................................41 - 42 14. ¡Pídele al burrito!...................................................43 - 4415. El sueño recurrente..................................................45 - 4616. La culebra que bajó al arroyo a beber agua................47 - 48 17. La cadena de oro ....................................................49 - 5018. Chamico ................................................................51 - 5219. Los cipreses ornamentales.........................................53 - 5420. Los dedos del catedrático.........................................55 - 5621. Puntos de vista.......................................................57 - 5822. Puentes de Amistad.................................................59 -6023. Si alas yo tuviera.....................................................61 - 6223. La r´icana..............................................................63 - 64Lo que dice don Ulises Gamonal .....................................65 - 66Datos biográficos de Antonio Goicochea Cruzado...............67 - 68

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Plazuela de San Miguel, Cajamarca

Antonio Goicochea Cruzado

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“En la tranquilidad del Bosque… micro cuentos, relatos y anécdotas” es una antología de mi

producción de escritos breves que aparecieron en Cantata a San Miguel, Paideia, Teluria y

Ensueños, Mi lorito parlanchín y otros cuentos del baúl mágico; y además, otros que son

inéditos, que los he compilado para el Primer Encuentro Regional de Escritores de Minificción de Cajamarca “Nidal de Colibríes” (Chota, 4 de

mayo de 2013).

A MANERA DE PRESENTACIÓN

...Antonio

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PRÓLOGO “Si no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los Cielos”, nos dice el Señor Jesús. Aquí no se trata de infantilismos, sino de esa capacidad de los niños de maravillarse ante las cosas bellas de la vida, cuando sus ojos se abren más y más, y una sonrisa se dibuja en su cara, extendiéndose hasta que toda ella se ilumine. ¡Qué hermosa es esta alegría del niño, esta confianza en que, al fondo, la vida es bella! Creo que no hay ocasión más característica de esta alegría que la víspera de una fiesta, cuando se queman castillos y se lanzan fuegos artificiales hacia el firmamento,

iluminando por unos instantes el cielo oscuro.

Ahora yo diría que esta colección de cuentitos de Antonio Goicochea Cruzado es así; una fiesta de luces de Bengala.

Igualmente como el cielo se llena de luces brillantes, como si el Divino Hacedor regara el firmamento con un manojo de estrellas fulgurantes, el amigo Antonio nos lanza sus historias. A mí me encantan los castillos y las luces de Bengala, y de nada sirve llamarme la atención de que son un despilfarro de dinero. Simplemente me encuentro encantado cuando el cielo oscuro se llena de luces multicolores, efímeras quizás, pero a la vez persistentes en la memoria. Es verdad que la multitud fulgurosa y chispeante, aleteando en el firmamento como cientos de colibrís, se mantiene viva solo durante unos segundos, pero, al apagarse, perdura en nuestra mente.

Así son estos cuentos de Antonio Goicochea.

Se los puede leer literalmente en la tranquilidad del bosque, o se los puede leer mientras se espera atención en cualquier oficina pública, sentado en la Plaza de Armas, o yendo de viaje. Pero, sea donde sea, son pequeñas historias que provocan gozo, risa, o reflexión. Pasar de un cuento a otro es como mirar aquella luz diminuta que asciende de un cuerpo a otro en un castillo. Hemos mirado el arte pirotécnico de un cuerpo gozando quizás del espectáculo de unos globos multicolores girando y echando destellos chispeantes y ahora hay un momento sin nada más que humo. La lucecita asciende. ¿Qué nos espera? ¿Una batalla entre dos barcos o tanques, o una lluvia plateada? Entonces, cuando se trata de los cuentos ofrecidos aquí por el amigo Antonio Goicochea, de igual manera, pasamos de un cuento que nos hacer reír a carcajadas—porque hay cuentos donde chisporrotea el humor, a veces un tanto negro—, y, en seguida, hay otro que nos hace reflexionar con seriedad. Algunos de los cuentos nos traen ese sentir especial del Ande, donde no solo el hombre tiene un alma viva, sino todos los seres la tienen. Como bien lo sabemos, en el Ande todo tiene vida, —una vida cuasi-humana—: las piedras, la madre tierra, los Apus, los animales y las aves.

Ahora, mientras gozaba de estos cuentos de Antonio Goicochea, se me vino a la memoria un cuento que leí en mis tiempos de estudiante. Se llamaba “El nuevo pecado”. El pecado siempre atrae precisamente porque es algo prohibido y su fascinación se aumenta sobremanera cuando se propaga como “nuevo”. Recuerdo que volteaba las páginas del cuento lo más rápido posible y, al final, descubrí que el pecado era la curiosidad, y que yo había caído de bruces en ella. Como cualquier cuento del amigo Antonio, aquel, aparentemente, fue efímero, pero su recuerdo perdura hasta el día de hoy. Entonces, surgen las preguntas después de cada cuento aquí: “¿Qué recuerdo de él tendremos? Y el próximo, ¿qué nos traerá?” En todo esto hay algo curioso, es menester cometer el pecado de la curiosidad, seguir volteando las páginas para ver lo que nos ofrece el autor.

Como en su libro “Mi lorito parlanchín”, Antonio Goicochea ha podido gozar de la colaboración de Jhonny Becerra para ilustrar algunos de los cuentos. Cada ilustración es una lucecita más en el despliegue de luces de Bengala, y espero que el lector goce de los cuentos y las ilustraciones de este arte literario-pirotécnico como yo lo he hecho.

Cajamarca, abril de 2014.

Miguel Garnett

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PROEMIOUn gran pensador inglés dijo que “La verdadera Universidad hoy día son los Libros” y esta verdad a pesar del desarrollo de las Instituciones, en la actualidad es más cierta que nunca.

Antonio Goicochea Cruzado poseedor de una narrativa descriptiva excelente, donde nos dibuja el momento en su total dimensión y viste a sus

personajes con la poesía que genialmente domina. Su narrativa se mece en los ramales frondosos de la Literatura Nacional, el espíritu docente que lo acompaña en su caminar diario lo refleja en esta Obra Literaria titulada “EN LA TRANQUILIDAD DEL BOSQUE” donde las costumbres que estuvieron casi olvidadas, él las ha sabido recuperar y a manera de clase explicada nos indica detalladamente, transportándonos al momento donde dichos acontecimientos sucedieron. Como el ave que suelta sus gorjeos matinales la fantasía de su encanto los hará perdurar a través de los tiempos. Se aprecian diálogos amenos y sencillos que guardan musicalidad en lo que se pregunta y en lo que se responde. Estos Microcuentos nos llevan a su mundo interno para disfrutarlo y conocerlo a plenitud. La compleja urbe, lo citadino llegan amalgamarse con el mágico pueblo de San Miguel, que son sus raíces y cuando entona los vocablos uno, al leerlo. Las flores despiertan en sus aromas y entre ellas besándose, pétalos y estigmas se conjugan frases de pequeñas historias, de anecdóticos personajes que fluyen en cada página de este libro.

Se puede mencionar al joven que busca trabajo y recae en la tienda de Don Benancio, encuentra un billete al barrer y lo recoje, pero luego medita que a pesar de sus grandes necesidades lo deja al lado de la caja registradora. Entonces Don Benancio comprobó la honestidad del joven y lo toma como el nuevo empleado. La sencillez de sus pasajes, en hechos cotidianos nos toca en carne propia que aquellas enseñanzas guardan valores de vida.

Menciona a su Yamalán querido, lugar donde paso sus años infantiles, donde el aporte del campesino en su quehacer diario, marco en su composición de Literato. Antonio desgranó detalles y preceptos no solo con la simplicidad, sino que supo estilizar su arte de escribir, haciendo amenos sus relatos. Sabe dar pinceladas de humor, de jolgorio a las historias San Miguelinas enmarcados en anécdotas que por siempre quedarán en las pupilas de muchos y en el terrado de los recuerdos sobre cordeles de alambre, donde se mecen la nostalgia y la destejida soledad que siempre servirán como tema de conversación, acompañado de cigarros negros y un añejo aguardiente en una de las bancas de la Plaza de Armas de los Pisadiablos.

Al leer los microcuentos ,los personajes vienen llenos de vida y fantasía ,cabe mencionar el bello mensaje de la R´ICANA, que nos envuelve en ese espíritu guerrero de su madre Uldita, laboriosa, hábil en los quehaceres de la elaboración del rico pan ,que todo Sanmiguel probó y aun nadie ha podido reemplazar ese sabor celestial de sus manos santas. Aquella inquietud de muchacho de querer saber el significado de la R´ICANA, lo descubre ya siendo joven, cuando Uldita le indica como lección: “Cada vez que me ausento de casa, llevo dinero para el viaje, pero siempre dejo este dinerito para reiniciar a mi regreso, el negocio”. La enseñanza del ahorro que ella imponía, fue marcada con una fiel devoción y salvaba de apuros, de momentos apremiantes. Es por ello que el sabor de los panes venían con la serenidad y cariño de quien los elaboraba, sabiendo que la R´ ICANA ponía su gotita de sabor.

Daniel Cubas Romero

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COMENTARIOLos archivos del tiempo

Tarde, pasada ya mi adolescencia, conocí algunos textos del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, cultor de la narrativa breve, creador de uno de los cuentos más cortitos de la historia literaria: Cuando despertó, el

dinosaurio todavía estaba ahí. En esos días no recuerdo la existencia de un término para denominar al cuento corto o breve. Quiero imaginar que algo semejante sucedió con Antonio Goicochea Cruzado que empezó a escribir pequeñeces llenas de ingenio y exactitud, con pocas palabras y listo, sin pensar en un nombre específico. Actualmente se habla de microrrelatos, microcuentos, minificciones y cuentos brevísisimos. Este nuevo género tiene sus antecedentes en las fábulas, haikus, greguerías, frases memorables extraídas de una novela y acaso bromas agudas. Sin duda estamos frente a un nuevo género que va conquistando cada vez más adeptos entre los escritores. Sin ir muy lejos, en Cajamarca destaca William Guillén con 77 + 7 nano cuentos un libro que junta una serie de historias fugaces que a los lectores invitan a pensar y trabajar para entender su sentido.

Así también, Antonio Goicochea Cruzado recurre a esta nueva forma para En la tranquilidad del Bosque antologar en forma personal lo más destacable de sus microcuentos, de las leyendas que conforman la tradición oral sanmiguelina, así como relatos y anécdotas, pertenecientes a Cantata a San Miguel, Paideia, Teluria y Ensueños (1999-2009 y 2010), Mi lorito parlanchín y otros cuentos del baúl mágico (2013) y algunos inéditos, compilados para “Nidal de Colibríes” durante el Primer Encuentro Regional de Escritores de Minificción de Cajamarca (Chota, 4 de mayo de 2013).Como ya lo dije en una ocasión, el trabajo creativo de Antonio Goicochea Cruzado está relacionado a la evocación, con una prosa poética de sesgos exquisitos y una finura natural a la hora de rescatar las diversas cadencias sonoras del hablar andino y selvático. Con esa pasión de los grandes narradores, en cada verso le confiere un aliento de inocencia a la sabiduría infantil y popular, sabe trasmitir la magia de la supervivencia en la adversidad con ese ápice de celebración, de humor, que contradice el mito de la manoseada tristeza indígena.

En sus páginas pasan como una exhalación la tentación de los sueños, temblamos de ansias ante la efectividad del chamico, nos enteramos con asombro las vivencias de los vecinos destacados de San Miguel, nos sentimos cómplices con el desborde de un enamorado que no duerme alumbrado por el desamor, la aparición del paisaje andino anunciando la belleza de sus paisajes, vocalizando sus sonidos, incorporando sus sabores, sus olores y colores con una nitidez que nos parece estar caminando entre flores silvestres y ofidios que dejan su veneno entre las piedras antes de introducirse en los frescos aguales de ríos y lagunas, el lacónico consuelo de la muchacha que adultera la leche para aumentar sus ganancias y poder comprarse un sombrero, al decir: “lo que el agua me dio, el agua me lo quitó”. En suma, estamos ante “los archivos del tiempo” que el ojo atento de Antonio Goicochea Cruzado ha sabido traducir con una eficacia narrativa repleta de imaginación y de cultura para el deleite de todos sus lectores.

Colonia, 18 de mayo del 2014.

Don Walter Lingán

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COMENTARIO

Don Víctor Hugo Alvítez Moncada“El Pisadiablo”

EN LA TRANQUILIDAD… don Antonio Goicochea presenta un nuevo libro cargado de ficciones, relatos y anécdotas, revierte vital importancia por la agilidad con la que está escrito, llena de humor y experiencias recogidas al calor de la vida; es decir, verdadera 'Palabra de Maestro' que sumado a sus entregas anteriores afirman el alma infantil por un mañana mejor especialmente de nuestros estudiantes al definir su propia identidad y personalidad; igual soporte para quienes orientan la educación, material de lectura imprescindible ante carencias y ausencias de políticas culturales acertadas, nuevas ideas, nuevas esperanzas.

San Miguel, recarga sus páginas, aporta con lo suyo y vuelve a estar presente en muchos de ellos ratificando lo cuánto que tenemos que hacer, decir y escribir, el amor por nuestro suelo y presencia cultural atesorada que todos estamos llamados a elevar y prestigiar para continuar la obra iniciada el siglo pasado por aquel prestigioso 'normalista' y eminente educador sanmiguelino Octavio Lingán Célis.

Finalmente, no deje de mencionar en sus datos biográficos, presidir o encabezar exitoso el Primer Encuentro de Poetas, Escritores y Artistas de la Provincia de San Miguel "Demetrio Quiroz-Malca" - 2013.

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de Antonio

CUENTOS

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Plateado de luna, como el resto de los árboles del bosque; mecido a la suave brisa de la noche estival, contemplaba

la planicie límite del bosque que, antes preñado de verdes y de flores, cantaba a la vida, y hoy de sienas y de abrojos

parecía que en silencio decía sus lamentos.Veía nuestro protagonista cómo había cambiado el

paisaje.-Así cambia el entorno, se decía.Desde hacía no muchas lunas que observaba cómo los

habitantes de los prados y bosques soportaban una sequía que les mezquinaba alimentos.

Sus cavilaciones fueron interrumpidas por unos alaridos que desde lejos empezaban a inundar prados y bosques y a medida que se acercaban cubrieron de pavor el ambiente. Tembló de hojas a raíces, de los pelos a los calcañares, dirían los hombres.

Pronto se dio cuenta del origen de tremendo barullo, una manada de lobos hambrientos perseguía a un cervatillo que por más que corría y saltaba como una gacela, en su intento vano de esquivar las fauces de sus perseguidores, cayó.

A dentelladas y jaloneos, presa de los hambrientos cánidos que soltaron riendas a sus hambres contenidas, quedó convertido en óseo despojo desperdigado en las hierbas secas, lo que como todo, también se bañaron de luna.

Otra vez el silencio y la brisa estival acariciaron los bosques. En sus cavilaciones de sempiterno observador, se dijo:

-Así es la vida pues.

EN LA TRANQUILIDAD DEL BOSQUE, EN UNA NOCHE ESTIVAL

...Antonio

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EL SONIDO DE LAS CARACOLAS

Facundo Gabriel llevó al aula una caracola, el barullo que se armó

fue tremendo, había pedido que se la colocaran junto a su oído, les dijo que podían escuchar el mar, todos se “peleaban” por hacerlo, pidió orden y uno a uno escucharon el mar. Estaban sorprendidos.Cuando llegó la profesora, respetuosa del pensar infantil, pero también de la realidad científica, hizo que los niños tomaran asiento e inició la explicación:- Los sonidos son vibraciones de los cuerpos que se transmiten por medio de aire, escuchamos a una guitarra porque el guitarrista pulsa las cuerdas y éstas vibran y producen sonido, igual cuando soplamos una botella y sale un sonido agudo o grave dependiendo de la forma de la botella y de la fuerza con que se sopla. En estos mismos momentos hay muchos sonidos en el aire, a muchos de ellos no los captamos, pero que si tuviéramos unas orejas en forma de caracola también escucharíamos esos rumores que parecen ser del mar, porque eso es lo que hace. Las caracolas no pueden grabar sonidos, como ahora sus teléfonos móviles. Niños, colóquense un vaso o un tarro junto a su oreja y escucharán unos sonidos, no como el de la caracola, porque sus formas son muy simple, pero sonidos al fin. Así lo hicieron.Los niños, repreguntaron a la profesora y ella iba absolviendo las dudas. Parecía haberlos convencido, pero Facundo Gabriel, dijo: -Profesora, en la clínica, el otro día el médico, con un estetoscopio, me hizo escuchar el sonido que hace el corazón en el pecho de mi mamá, luego colocó el aparatito en mi pecho y pude escuchar el mío, le digo que los dos sonaban igual, así como el sonido del mar está metido en una caracola, el sonido de mi madre parecía está metido en mi corazón.

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AHORA, NO PODRÁ NEGAR QUE…

Alguna vez Giordano le dijo, a Engracia, sus ardores y fervientes deseos de que Cupido flechara sus corazones y con vientos a favor fueran al tálamo, sin embargo, ella, desdeñosa, los rechazaba, sin embargo sus labores profesionales los mantenía juntos. Esta vez después de consumir un opíparo almuerzo que culminaron con unas copas de un Cabernet Savignon, tinto de cosecha de diez años, fueron, como amantes del buen cine y críticos del mismo, del diario Veritas Veritatum, a la proyección de “

Ahora, mi estimada Engracia, no podrá negar que hemos dormido juntos!

Carne Trémula” de Almodovar.

Se apoltronaron en las butacas que la administración del establecimiento les tenía reservados. A los treinta minutos se percataron que algunas parejas, salían en silencio, ocultando su bochorno, ya que solo los no iniciados en el sétimo arte lo hacían sin vergüenza ninguna. Giordano Malespina y Engracia de la Porta, no salieron, también por esas razones y más todavía porque tenían que cumplir con el encargo del diario para el que trabajaban y aunque se les cerraban los párpados, estoicamente, siguieron mirando la película. Pero llegó el momento en que los párpados se rindieron a Morfeo y solo despertaron por el traqueteo de las butacas y el barullo de descontento de los pocos espectadores que habían resistido el bodrio hasta el final.

Por no aunarse al descontento general, su orgullo de profesionales les impedía, no decían nada, hasta que Giordano susurró, zalamero, al oído de la dama:

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EL CANTO DE LAS CHICHARRAS(La Disquisición)

Entre nardos y entre rosas,las chicharras cantansus canciones vespertinascual si fueran serpentinasque perezosas se arrastran.

-Deben ser como las hormigas, que con laboriosidad y en unión envidiables, acarrean su comida al fondo de sus casas, y tienen un invierno complacido. Mas los jóvenes de hoy parecen unas cigarras que todo el día se la pasan cantando y tocando la guitarra tanto que la yema de sus dedos tienen callos. Decía un pontificador.

Un joven que por allí pasaba, replicó: -Con mi trabajo, me gano el sustento necesario para vivir, con mi guitarra alegro la vida, digo mis sentimientos, dolores, pretensiones y esperanzas.

No sé si aquel tenía razón, siendo tan ligero el equipaje cuando este mundo dejamos, si don Cleto, allá en La Totorilla, me dijo un día: no tienen porqué las cigarras guardar comida, si antes que el invierno llegue han guarecido sus huevos en lugares seguros, donde llegado el tiempo, eclosionarán y la nuevas cigarritas encontrarán comida en los campos, para de nuevo ensalmar los labrantíos con sus violines. Las cigarras, niño, todos los años, desde que son cigarras, mueren antes del invierno.

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LOS SOMBREROS ORLADOS

¡Qué garbo de la mujer de Huariaca al caminar!, con blusón bordado y amplia falda de terciopelo, con lliclla sujetada al cuello por prendedor de plata, con argentinos y refulgentes aretazos y sombrero de pelo orlado por rosas y claveles cultivados con amor en su jardín; y, coloridas y aromáticas flores silvestres recogidas del campo.

Pero llegó el vendedor de flores de plástico.

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LA HERMOSURA

Era el ajetreo de siempre, gentes que llegaban al aeropuerto desde el interior del país y desde el

extranjero, o que esperaban viajar, arrastrando, apurados, maletas o carretas de equipaje; familiares y amigos que los esperaban matando el tedio leyendo el diario, resolviendo crucigramas o sudokus, o descubriendo expresiones inesperadas en los rostros de los que esperan, mirando a los viajantes o a las tripulaciones de los aviones, me acordaba de aquella frase “el que espera desespera”

Tres aeromozas salían calmosas, arrastrando con delicadeza sus azules maletas de viaje, conversando en voz baja y con ademanes meticulosamente calculados, expresivos, caminaban como por una pasarela, al compás de la “Marcha Triunfal” de la Aída de Verdi, que suave dimanaban los parlantes de la sala de espera, marchaban como sobre algodones, siguiendo líneas imaginarias, rectas, sobre el piso, sus muslos abrían las minifaldas partidas que los diseñadores del uniforme las habían dispuesto a propósito para que los mirones percibiéramos mejor ese tan femenino atributo de las hijas de Eva, iban erguidas, sus esbeltos cuellos sostenían unos hermosos rostros cuidadosamente maquillados, con unos ojazos azules, orladas con ojeras turquí y labios exuberantes, nacarados; unas reinas de belleza, cualquier superlativo quedaría corto. Pasaron garbosas derramando aromas de caro Chanel que inundaron el ambiente hasta la salida. La puerta de vidrio se abrió como por encanto, ¿rendida a tal derroche de belleza?

Dos conversadoras señoras que a mi lado hacían lo que yo, mirar: encandilados a las guapísimas aeromozas, quedaron mudas aleladas ante tanta belleza. De pronto una de las boquiabiertas, con no escondida envidia, con ojos exoftálmicos le dijo, cantarina, a su acompañante, en un muestra de coloquial decir charapa: -Tanta prosa, tanta prosa, ¡se cae el avión y siacabó de las eromozas suhermosura!

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EL LOCO ACOMEDIDO

Don Lupercio, desde la ventana de su celda en el manicomio, miraba como un señor batallaba con su auto que se había quedado en la vereda de enfrente sin poder moverlo. El piloto, miraba su auto, daba vueltas alrededor de él y desconsolado se sentó en la capota, pensativo.

-Buen hombre, dijo dirigiéndose al afligido piloto, me llamo Lupercio y estoy para servirlo ¿Qué es lo que pasa?

-Don Lupercio, sucede que las cuatro tuercas de los pernos de una llanta se han zafado y con tres llantas no puedo hacerlo caminar. Además, cómo va a poder ayudarme desde su encierro. Sin embargo estoy agradecido de sus buenas intenciones.

-Es usted un conductor con suerte, señor de poca fe, porque quitando una tuerca a cada una de las llantas restantes, puede armar la que se ha zafado y así continuar hasta el más cercano taller de mecánica que según dicen está a cinco cuadras de aquí.

El chofer sorprendido, le dice: - Pero ¿Cómo es posible que con esa inteligencia esté usted en el manicomio?

-Estimado señor, debe usted comprender que yo estoy encerrado en el manicomio por loco y no por cojudo.

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LAS POSEIDAS

¿Puede regalarnos unos minutitos, señor? –Me dijo una hermosa señorita de sombrero de amplias alas, blusa cerrada, largo faldón, zapatos apretados y Biblia en las

manos, que acompañada con otra de similar indumentaria, había tocado el timbre.

-¿De qué secta son ustedes?, les chanté, -Nada de circunloquios, ándate al grano, dije para mis adentros.

-No somos de ninguna secta, nuestra religión es la de los Testigos de Jehová-. Y sin más me interrogó -¿Sabe usted por qué tantos crímenes hay en estos días?-

-Pasen y conversemos, les insinué-Acasito en la puerta nomá-.-Si así lo quieren…-¿Sabe usted por qué tantos crímenes hay en estos días? ¿Por qué

tantas muertes?--No les respondo porque intuyo la respuesta: La biblia dice…- Ah, sí, la Biblia tiene respuesta para cada pregunta-, dijeron

al unísono. -¿Cree usted en la Biblia y qué es la palabra de Dios?-Sí, como en el Zendavesta, el Corán, el Popol Vuh, la Torá, el

Libro de los Muertos, el Ramayana, el Talmud, los Vedas y los mitos de los Cashinahua-, les contesté.

-Pero, la Biblia es la palabra de Dios, los otros son escritos mundanos-.

-Les repito, la Biblia es sagrada como todos los libros que mencioné-.

-Los que usted dice han sido escritos por el hombre-.-¿Y la biblia, no?, ¿no es acaso cierto que cada pueblo creó su dios

y le hizo hablar lo que necesitaba escuchar?Sin despedirse, como si el diablo estuviera presto a poseerlas, se

retiraron presurosas.

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UN NIÑO CON SUERTE

Qué duda cabe, soy un niño con suerte. Nací en el mejor hospital de Trinidad, donde también nacieron

todas mis hermanas, el día que yo nací fue de celebración sin nombre, era el primer varón después de cuatro hermanas. Sin embargo, por ser prematuro, me colocaron en una incubadora, junto con otros catorce que vinieron anticipados a este mundo. Mi madre solo me vio una vez; mi padre mi miraba, con curiosidad infinita, a través de las límpidas ventanas de la sala de incubadoras.

Al tercer día, viendo que no tenía ningún retroceso, mi padre solicitó al director del hospital para que saliera junto con mi madre que ya iba a ser dada de alta. Solo logró autorización luego de firmar papeles en los que mi padre libraba de toda responsabilidad al nosocomio. Salí junto con mamá.

En casa hubo algarabía desbordante. Todos los familiares celebraron mis rápidos progresos y por mi felicidad con abundante comida y cerveza.

Si que soy un niño con suerte, porque hoy día los diarios traen la noticia que el sector en los que se encuentra el Hospital de Trinidad había sufrido, por la noche, un apagón y que como el generador del nosocomio no funcionó un paciente que estaba siendo operado de peritonitis murió en el quirófano y catorce bebitos agonizaron en sus incubadoras.

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EL LABRIEGO

Sandor se le acercó cabrioleando y moviendo la cola. Se percibía una angustia en sus ahora, más que antes,

alborotadas piruetas.Sandor era perro mitayo que desde hacía medio año, en que

Jesusa, su adorada mujer muriera presa de una incurable terciana, se quedaba en casa a cuidar a Nacho, protegido en un corralito de estacas clavadas en el suelo, de más o menos un metro cuadrado. Recordó, Casimiro, que un día Nacho tiró un juguete fuera del corralito, Sandor, presuroso, lo atrapó y lo devolvió. Así aprendió a jugar con su dueño. Había trocado el cuidar cabras, por el cuidar al niñito.

Casimiro volvía de su diaria jornada en la chacra, con la alforja llena de yuca, camote, frijoles y ajíes, sobre el hombro un racimo de plátanos prontos a madurar; y, la escopeta de chimenea a la bandolera.

Casimiro, vio que su perro engreído, tenía la boca ensangrentada, igual que sus blancas patas. Mil imágenes cruzaron por su mente, tiró las vituallas al suelo, descolgó su escopeta, puso en línea de mira al inquieto Sandor, levantó el percutor, pulsó el gatillo y un fogonazo arrastró decenas de perdigones que fueron a incrustarse en el cuerpo del perro. Un aullido lastimero preludió los últimos estertores del perro en el patio de entrada a la casucha.

Lleno de ira ingresó a donde se encontraba su querido hijo. Nacho, con las manos fuera del corralito, jugueteaba con la cola,

aún caliente, del lince que yacía sin vida con el pescuezo destrozado.

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EL SUEÑO

Me dijo que me había soñado. -¿Cómo?, le pregunté. Así, me contestó zalamera y sus brazos apoyados en mis hombros y sus manos entrelazadas alrededor de mi cuello ayudaron a que sus labios se posaran en los míos y me diera un intenso y largo beso. Sorprendido porque era la primera vez que me robaban uno, no supe que hacer. Ella siguió besándome golosa hasta comprometerme placentero.

Hasta hoy recuerdo con nitidez esa tarde, bañados de sol crepuscular en que mordí el anzuelo de aquella, que envolviéndome perversa, me inundó el alma como a endeble surco el agua, hasta que, pasados unos días, la descubriera en perfidia.

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ERES UN ÁRBOL

Con ánimo inusitado decía: -¡Cómo hay nombres que no se corresponden con la realidad!, tal doña Blanca Prudencia, es negra y atrevida; el señor Agraciado Pino, ni es dotado de hermosura ni es alto como una conífera y, además, andariego como nadie; doña Selene, ni un ápice de blancura lunar; don Ángel Villacorta, es un demonio en este longo pueblo; doña Nieves Flor, no tiene la blancura de la nieve ni la gracia de una rosa; y usted don Epigmenio Aquino, cuyo nombre significa apresurado, ansioso y su apellido, comerciante o marinero, es todo lo contrario, posado, calmo que aquí se enraizó como un árbol y no pretende salir de Condorumi. Usted es un árbol.

-Sí, Aquí nací y aquí moriré, contestó don Epigmenio Aquino, a don Calvino Presbítero, el ateo convicto y confeso del pueblo.

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EL POSTULANTE

No sé, no pude... explicarme. Había quedado sin trabajo y anhelaba

tener el que me ofrecía don Benancio, el más rico comerciante del pueblo. El sueldo prometido salvaría lo que estaba escaseando en casa: dinero para los alimentos y para los útiles escolares de mi hijo. Precisamente necesitaba cincuenta soles para libros y cuadernos. Cuando barría la tienda vi un billete junto al recoge-papel cercano a donde se guardaba el dinero de la venta, lo tomé, lo miré, lo palpé, no sé por qué lo olí y a mi mente vinieron mis necesidades y sin embargo dejé el billete en la mesa junto a la máquina registradora.

Hoy don Benancio me dijo que estoy contratado.

Ahora sí me explico.

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¡PÍDELE AL BURRITO!

Iba la pareja de enamorados tomados de la mano muy cerca del Señor de Ramos, que asegurado a fortiori sobre el borrico, aquel que había pastado todo un año libremente por las praderas de Porcón, cabalgaba reverenciado en su domingo, muy orondo mirando a lontananza.

Sin advertirlo, Juan el ardiente enamorado, tropezó y casi cae por el empedrado camino, de no ser porque se agarró de la oreja izquierda del jumento hubiese ido de bruces. Para salir del aprieto y para disimular el mal momento e impresionar a la chica simuló susurrarle al animal.

-¿Qué le has dicho al pollino? -¡Que tú me quieras!Y llegó a quererlo y ella, correspondida.Hormecinda, la hoy agradecida esposa, se encargó de

difundir el milagro. A las solteronas les decía -¡Pídele al burrito! y el Señor te hará el milagro.

Desde ese entonces las que buscan marido, dicen sus deseos a las orejas del Burrito del Señor de Ramos, Siñorka.

Que sea un milagro, ninguna de ellas lo puede sustentar, pero lo cierto es que ahora hay menos solteronas en Porcón.

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EL SUEÑO RECURRENTE

El tenía un vago recuerdo de lo que había soñado. Tenía, sí, conciencia que era el argumento del mejor de los cuentos: ¡Qué introducción! ¡Qué conflicto y clímax! y ¡qué desenlace y nuevo clima!, digno de ser presentado al concurso “el cuento de las mil palabras”.

Una y otra noche el mismo sueño, uno y otro despertar y la frustración de no recordarlo. Lo martirizaba el no acordarse todo, le martillaba la conciencia. ¡Cómo perder algo que está tan a la mano!

La tarea de sacar su cuento del mundo de los sueños le hizo leer mucho sobre el fenómeno onírico. De manos de Sigmund Freud y la fijación consciente, llegó al convencimiento que era posible despertarse en plena ensoñación y escribirlo.

Sobre la mesa de noche dejó abierta su agenda y al lado un bolígrafo.

Aquella noche volvió a soñar su cuento. Sus prácticas de fijación consciente le dieron resultado, despertó y escribió en su agenda.

Volvió a quedarse dormido, ahora sí, plácidamente hasta las seis de la mañana en que ya despierto con alegría y premura revisó su agenda, en la página de la izquierda se leía: escríbelo; y, en la de la derecha, con letra firme y bien caligrafiada: tienes que escribirlo.

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LA CULEBRA QUE BAJÓ

AL ARROYO A BEBER AGUA

En Yamalán, centro poblado del distrito y provincia de San Miguel, se cuenta que un anciano fue testigo de lo

que refiero y que él cada vez que tenía la oportunidad lo hacía.Los rayos del sol atravesaban las aguas cristalinas e iban a

iluminar las redondas y coloreadas piedrecitas del arroyo, que parecían moverse al paso de las aguas.

Una culebra que a poca distancia tomaba el sol sobre una roca plana, que parecía un batán, abrió sus mandíbulas y dejó dos pequeñas bolitas negras, como frutos de molle; miró en derredor y luego zigzagueando bajó hasta el arroyo. Tomó agua pausadamente, por el cuello se veía los abultamientos que hacía el agua al pasar a su vientre.

Un gallinazo que por allí pasaba, dio unas vueltas y bajó a tierra, sigiloso se acercó a la roca plana, tragó las dos bolitas negras y alzó vuelo.

Saciada su sed, la culebra, con calma, retornó a la roca. Buscó lo que había dejado, al no lo encontrarlo buscó alrededor de la roca y en lugares cercanos. Decepcionada, subió de nuevo, miró a su alrededor y alzándose sobre su cola se golpeó fuertemente. En la piedra se golpeaba la cabeza y la cola y siguió así, golpe tras golpe hasta desvanecerse.

Al día siguiente encontraron a un gallinazo muerto río abajo atascado entre piedras y palos.

Y el anciano decía, -Las culebras cuando tienen que tomar agua dejan siempre su veneno afuera pa´ no envenenarla. Lástima, pue, que a esta culebra le hayga ganau el gallinazo. Pero como se ve el shingo también recibió su castigo. Así es pué.

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LA CADENA DE ORO

En Canchán, donde pacen alegremente ovejas y cabras, cuenta la profesora, que un anciano le refirió un suceso de no hace muchos años del que fuera testigo y que ahora lo cuento.

Un hombre había ido con su familia, su esposa y cuatro hijos, el menor de pechos, a la celebración de un landaruto en Tayapampa, distante unos cuatro kilómetros; de regreso, a media noche, a la luz de una linterna de kerosene, observaron que en la puerta de la casa, cual si fuese una guardiana estaba enroscada una culebra de más o menos dos metros.

En hombre hizo que todos los de la familia retrocedieran sin quitar la vista de la culebra; ya lejos prendieron una fogata. La culebra había levantado la cabeza y la hacía girar como un periscopio, mirando a su alrededor. Cuando tenían suficiente candela, cada uno, a excepción del pequeño, tomó un tizón y todos se acercaron a la puerta de la casa. La culebra sigilosamente, inició la retirada. Sobre el suelo fue dejando un camino zigzagueante hasta llegar a un gigante.

Los familiares transportaron la fogata y la colocaron alrededor del gigante, circundándolo. Parecía que la culebra se achicharraría, de pronto se empinó sobre su cola y saltando por encima de las llamas, salió del círculo de fuego y se alejó con un sonido metálico. El atávico temor que se siente ante las culebras y a la noche oscura les invadió a manera de escalofríos, asustados miraron por donde se alejaba y solo alcanzaron a ver, iluminada por la fogata, una cadena de oro, que sonora se alejaba.

Repuesto del susto, el hombre dijo: -Es la malhora, vamos pa' dentro.

Apagaron los tizones y el lamparín. Un silencio profundo los acompañó toda la noche.

Al siguiente día vieron un huella zigzagueante dejada en el polvo del camino que llegaba hasta los tunales.

Landaruto, corte de primer pelo de un niño; fiesta familiar.––

Gigante, un tipo de cactus.

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CHAMICO

Llegó Javier a Huariaca a cumplir con trabajos de una consultoría, llegó para la fiesta de San Juan premunido de su

cámara de video. Le impactó la cordialidad de los pobladores. Fue invitado por los mayordomos a las ceremonias religiosas. Cruzó, en el amanecer del veinticuatro, las nacientes del Huallaga tomado de la mano de la más bonita de las chicas del lugar en la ceremonia del bautizo oficiado por el patriarca de la familia de mayordomía. Al sentir la respiración en torbellino, la agitación del pecho de la acompañante, los apretones de aquella delicada mano en su mano, se sintió prendado.

A pocos metros de ellos cruzaba el río, junto a sus familiares, Luzmarina, otra hermosa jovencita, que no dejaba de mirar, embobada, al joven visitante. Al terminar la ceremonia se acercó al hombre que le robaba la sensatez. El varón, de la mano de su anfitriona, la ignoró. Será mío le dijo a su amiga que la acompañaba la que quedó intrigada por aquella inusual conducta. Será mío cueste lo que cueste, repitió.

Luzmarina, ese mismo día viajó a Huánuco y en el Mercado Central hizo preparar la pócima de amor. Retornó a Huariaca con la ferviente decisión de darla de tomar a su pretendido. El momento llegó esa noche, en que Javier realizaba tomas de la festividad, disimulando su ardor, Luzmarina se le acercó diciendo: Camarógrafo, por favor, un ponchecito para el frío. Javier tomó el vaso y tomó de un tirón y siguió con su trabajo.

Al día siguiente, Luzmarina, que vestida de azul turquí, paseaba por la plaza mayor vio que Javier se acercó a ella. -Buenos días señorita, -Muy buenos, alcanzó a articular en su emoción. –Me llamo Javier, -Y yo Luzmarina,

-¿Puedo acompañarla?, -Si es su deseo…si y caminaron juntos conversando de las bellezas de Huariaca, de su río, de sus eucaliptos, de su historia, de sus gentes. Javier creyó que estaba acopiando los datos necesarios para su documental. Luzmarina, en cambio, en que se había iniciado el amor que tanto anhelaba.

Al año siguiente, en la fiesta de San Juan, se casaban Luzmarina y Javier.

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LOS CIPRESES ORNAMENTALES

Don Fredesvindo Chuquitanta, alcalde de Condorumi, se quedó boquiabierta al ver por primera vez la plaza mayor de

Wamanmarca. ¡Cómo fuera así la placita de mi pueblo! dijo.-¡Los cipreses de aquí tienen forma de animalitos! ¡Qué hermosos!, decía

alelado, llevaré la semilla y los plantaré en la placita de Condorumi, será un parque tan hermoso como la plaza de Wamanmarca.

El jardinero que tijeras en mano podaba las plantas, le dijo:-Señor, no sé quién sea usted. Pero si está interesado yo le consigo plantitas

en la cantidad que quiera. Esos cipreses, los que le haré comprar, forman llamas, vicuñas, ovejas, perritos o caballos. Depende de lo que usted quiera.

Don Fredesvindo, que era de los alcaldes que disponen al toque, hizo cálculos, el parque tiene ocho triángulos, si en cada uno coloco tres plantas, necesito 24, por si algunas mueran, deben ser cincuenta, por sí alguna no pegue.

-Necesito cincuenta.-Para dónde los quiere. -¡Para Rumichaca, soy su alcalde pué!-Si conozco, queda a diez horas de Wamanmarca, su clima es igual al de acá

y deben pegar muy bien las plantitas, si lo quiere yo mismo las cultivaré.-Vámonos a comprarlos.Fueron al vivero, compraron las plantas y trataron el precio del cultivo. Al

alcalde le parecieron muy altos los costos, sin embargo como el jardinero tendría que ir una vez al mes a cultivarlas y ver el progreso de las plantas, aceptó.

Así fue. El jardinero, los sembró e iba, con viáticos de la alcaldía, todos los meses y cuidaba de las plantitas. Para admiración de alcalde y pobladores, poco a poco iban apareciendo una vicuña aquí, un caballo allá y dos ovejitas más acá y para mayor asombro. Pasado el tiempo el parque se pobló de animalitos y hasta la capillita del pueblo en ciprés, como la plaza de Wamanmarca.

Los pobladores de Condorumi miran con expectativas el futuro, están orgullosos de tener un alcalde que encontró esas plantitas de cipreses con tan buenas dotes y él, se pavonea de sus logros.

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LOS DEDOS DEL CATEDRÁTICO

No sé si lo leí, lo soñé o me lo contaron, lo cierto es que lo escribo para no olvidarme.

-Futuros médicos, dijo a sus alumnos, el catedrático en el anfiteatro, teniendo delante el cadáver que yacía decúbito ventral en la mesa de disección. –Los galenos deben tener desarrollados la atención y todos los sentidos y de manera excepcional, el tacto, la vista y el olfato, porque con ellos realizará con eficiencia la tarea que nos encargó Hipócrates. Además no debe tener asco ni asustarse viendo sangre o heces.

-Hoy los someto a una prueba para ver cuán cerca están ustedes del perfil que debe tener un médico. Observen bien, porque cada uno de ustedes repetirá lo que hago, dijo el catedrático. Acto seguido, mostró su mano derecha y acercándose a la mesa metió un dedo en el ano del cadáver, lo sacó y luego con desparpajo se chupó el índice derecho.

Los alumnos dejaron escapar expresiones como ¡uf! ¡ag. Y otros murmuraban con voz que parecía un hilito –No lo hago, ni de vainas. Sin embargo uno de ellos, el más decidido, dejó su asiento, se dirigió a la mesa de disección, mostró su mano, como su maestro, hizo un puño, separo el índice, lo introdujo en el ano del cadáver, lo sacó y luego lo chupó.

Sus compañeros admiraron su cualidad que adornaría su perfil de médico, sin embargo el catedrático, para sorpresa de todos dijo:

Joven aspirante, ha demostrado que no tiene asco alguno, sin embargo la atención y la vista no los tiene suficientemente desarrollados, no se ha dado cuenta que yo introduje el índice y me chupé el dedo medio.

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PUNTOS DE VISTA

-Esta es una casa en que se lee, pensé en voz alta al salir del baño. -¿Por qué dices eso?, me interrogó el otro visitante. Porque allí, señalando los servicios higiénicos, hay betsellers, comics y periódicos, además de papel higiénico, claro, quien va a ocuparse puede leer placenteramente, le dije. –Pueda ser, me contestó, pero para mí puede tratarse de una casa de estreñidos.

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PUENTES DE AMISTAD

Me dijo una niña un día: yo quiero ser mariposa y en los pétalos mecerme del clavel y de la rosa, echar con mis alas brisas que al viento ayuden llevando las inmensas alegrías de un gorrión que esté cantando. Yo quiero ser mariposa y retratar en mis alas colores del arco iris que torne alegre el mirarlas.

Si yo fuera mariposa iría por do quisiera y en libertad permanente puentes de amistad tendiera.

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SI ALAS YO TUVIERA

-Si alas yo tuviera, junto a las nubes tejiera filigranas etéreas y de ellas armado, destellos de luz, gozoso atraparía, decía el abuelo al ver a Ronald Manuel y Miguel Sebastián, sus nietos, jugar a las cometas.

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LA R´ICANA

-Voy a ver mi ar´icana, ojalá esté allí y tu padre no lo haya vaciado, dijo mi madre y se dirigió a su viejo baúl.

No sabía qué era la ar´icana, pero dejé para más tarde averiguarlo; de momento tenía otros apuros, como conté a mis amigos que me habían comprado una pelota de jebe número cinco, volví a casa por ella y luego presuroso regresé a jugar con los yanasos, como decía mi madre.

Al retornar a casa, sudoroso, luego de un animado partido de fútbol, pregunté a mi mamá, qué era la ar´icana, a la cual hacía referencia cada vez que volvíamos a casa después de algunos días de ausencia y, ella me contestó: -Ya lo sabrás a su tiempo.

Picado por la curiosidad, más por la negativa que por otra cosa, pregunté a mis compañeros de estudios, qué era la ar´icana, también a mis profesores y nadie tenía respuesta. Me quedó una duda tremenda y por tanto me propuse, por mis propios medios, a averiguar la respuesta.

Mamá compró harina, huevos, manteca de chancho, levadura y se puso a preparar su amasijo.

Con la venta nos alimentó sin apremios; compró más insumos de panadería y siguió amasando y vendiendo pan como siempre. La venta era mayor los domingos por la afluencia de campesinos que venían al pueblo y se aviaban de pan para la semana.

Satisfecha me dijo, -Ves, la ar´icana alcanzó para seguir amasando.-Entonces, ¿qué es la r´icana?, le dije.Me llevó hasta su baúl. Con una gruesa llave lo abrió. Mis ojos curiosos vieron

una pequeña alcancía de madera, a la que con una llave pequeñita la abrió, en su interior había algunos billetes y varias monedas.

-Eso es la r´icana. Cada vez que me ausento de casa, llevo dinero para el viaje, pero siempre dejo este dinerito para reiniciar, a mi regreso, el negocio.

Recién comprendí cómo es que mamá siempre tenía lo suficiente para ayudar a mi padre en nuestra mantención, ropa y pago de estudios. Hoy encuentro su símil en las cuentas de ahorro con fines específicos, que los bancos lo presentan como su producto más solicitado.

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Lo que dice don Ulises Gamonal

El escritor Antonio Goicochea con su amistad y jocosidad es el protagonista de su libro (…), según mi opinión es uno de los pocos escritores cajamarquinos en narrativa que posee estas virtudes, junto a César Mejía Lozano, José López Coronado, William Guillén y Lúcido Enrique Boy, notables exponentes del micro cuento cajamarquino, como lo demostraron en sus notables participaciones en el Ier Encuentro Regional de Micro Cuento en Chota.

Ulises Gamonal

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DATOS BIOGRÁFICOS

DE ANTONIO GOICOCHEA CRUZADO

Antonio Goicochea Cruzado nació en San Miguel de Pallaques (Cajamarca) en 1946. Tiene publicados los libros: Paideia (poesía y narrativa, sobre niños y para niños) Erotikón (poesía erótica), Cantata a San Miguel (poesía y narrativa dedicada a su pueblo natal), Elegía a un poeta, Gleba (poesía social), Teluria y ensueños (poesía, relatos, cuentos, tradiciones y leyendas), las antologías “Despertar Lecturas, sin apagar Culturas” Narrativa de San Miguel, Narrativa de Celendín y Narrativa de Cajamarca, Mi lorito Parlanchín y otros cuentos sacados del baúl mágico. En versión virtual (INTERNET) el libro de minificciones, antología personal, “En la tranquilidad del bosque…)

Forma parte de la APECAJ (Asociación de Poetas y Escritores de Cajamarca) y de CADELPO (Casa del Poeta de Cajamarca). El INC le ha otorgado el reconocimiento Kuntur Wasi con medalla de oro y diploma por su creación literaria y su labor docente, es Secretario Ejecutivo de APLIJ-Cajamarca. El Municipio Provincial de Hualgayoc le otorgó la medalla de la ciudad, en mérito a su labor docente, literaria y de bregar por la hermandad de los pueblos. El Municipio de San Miguel lo ha reconocido con la distinción de Hijo Ilustre y le otorgó la Medalla de la Ciudad. El Gobierno Regional de Cajamarca le otorgó la Medalla “Atahualpa”, 2011. En sesión solemne de XLIX Aniversario de la creación de la Provincia de San Miguel, recibió la Medalla de Oro de la Universidad de Grendall-Brasil, por su labor literaria.

Participó en los certámenes internacionales de poesía Patio Azul II, III, IV y V. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía “Arnulfo Vásquez Vásquez” (Bambamarca, 2008), en el festival internacional de Poesía 2008 de la Universidad Laica “Eloy Alvaro de Manabí” (Ecuador), en el Festival internacional de Poesía “José Guillermo Vargas Rodríguez” (Bambamarca, 2009), donde el Concejo Provincial de Hualgayoc lo declaró Huésped Ilustre, en el X ENCUENTRO MANUEL JESÚS BAQUERIZO (San Pedro de Lloc, 2010), en el XXXI ENCUENTRO APLIJ (Jaén, 2012), en el Encuentro de Minificción “Nidal de Colibríes” (Chota, 2013) y en el Encuentro Internacional de Poesía “José Gálvez Barzallo” en Hualgayoc y Bambamarca, en 2013, presidió la Comisión Organizadora del Primer Encuentro de Poetas, Escritores y Artistas de San Miguel (Noviembre, 2013)

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