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EN LOS ORÍGENES DE LA ISI: LA INDUSTRIA DEL CEMENTO EN LATINOAMÉRICA, 1900-1930∗
Xavier Tafunell Departamento de Economía y Empresa Universitat Pompeu Fabra [email protected] Introducción La historia económica contemporánea de América Latina ha estado
dominada durante mucho tiempo por una visión dicotómica según la cual a una
era de exportación, comprendida entre mediados del siglo XIX y 1929, sucedió
otra era de industrialización hacia adentro o industrialización sustitutiva de
importaciones (ISI), que, iniciada con la crisis económica internacional de los
primeros años 1930 se prolongaría hasta 1980. En esta visión tradicional,
emanada del enfoque estructuralista postulado por la CEPAL en los años 1950 y
1960, y defendida por los economistas e historiadores partidarios de la teoría
dependentista, el arranque del proceso de industrialización en América Latina
tuvo lugar en el decenio de 1930, cuando los países de la región dejaron de ser
economías abocadas a la exportación y dependientes de los mercados
internacionales.
Hace ya tiempo que la historiografía económica de alto nivel académico
ha cuestionado y rebatido tal modelo interpretativo, pese a lo cual éste sigue
gozando de gran predicamento en muchas facetas de las ciencias sociales,
incluyendo los libros de texto de historia (Haber, 1997). En la década de 1970
algunos historiadores económicos latinoamericanos comenzaron a desafiar el
paradigma dependentista, descubriendo los logros de una industrialización
temprana acaecida durante la era de la globalización que se desenvolvió entre
∗ Este artículo es fruto de una investigación que se enmarca en el proyecto Importaciones y modernización económica en América Latina, 1890-1960, financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de España (BEC2003-0190). Agradezco los comentarios de mis colegas y miembros del equipo investigador Albert Carreras, Mauricio Folchi, Mar Rubio y César Yáñez.
1
1870 y 1929. La rigurosa labor investigadora llevada a cabo por estudiosos del
pasado de las mayores economías de la zona (Argentina, Brasil, México, Chile)
permitió, ya en 1985, que Colin Lewis en un ensayo de síntesis pudiera sostener
con sólidos argumentos que los orígenes de su industrialización se situaban
mucho antes de 1930, e incluso de 1914; se hallaban en el decenio de 1880, si no
más atrás1. Por entonces (1985), analistas del desarrollo que simpatizaban con
los enfoques marxistas y dependentistas también reconocían que el desarrollo
industrial de las economías grandes se inició antes de 1930 (Anglade y Fortín
(1985, 29). En las síntesis sobre la historia económica y la industrialización de
Latinoamérica más recientes se reafirma la tesis, vinculando el crecimiento
industrial de la etapa anterior a 1930 a los encadenamientos hacia atrás y hacia
delante generados por el propio sector exportador [Cárdenas, Ocampo y Thorp
(2000a, 23), (2000b, 2), Ocampo, (2003?), Haber (2006, 537-40)2]. En primer
lugar, el crecimiento de este sector requirió, y a la vez incentivó, la mejora y
modernización de las infraestructuras de transportes y comunicaciones, de lo
cual se derivaron efectos espectaculares de integración de mercado (Summerhill
(2006)). Por otro lado, la expansión de las actividades exportadoras implicó
crecientes ingresos para capas relativamente amplias de la población, con lo que
se elevó la demanda de consumo. La creciente demanda nacional de bienes
manufacturados estimuló la aparición y desarrollo de industrias productoras en
los propios países, las cuales pudieron arraigar, al menos en algunas partes,
merced a la protección arancelaria concedida por los Estados. Además, la
exportación de ciertas materias primas y alimentos, como los minerales, el
azúcar y la carne, indujo a la creación de industrias transformadoras, ya que
existían ventajas en procesar ese tipo de bienes en los lugares en que se
producían.
¿Está ahora en condiciones la historiografía de ofrecer un balance sobre
el alcance que tuvo la industrialización temprana (anterior a 1930) en toda la
región?. En mi opinión, la respuesta a este interrogante sigue siendo negativa,
sin por ello restar ningún mérito al trabajo realizado en las últimas décadas 1 Cito utilizando la traducción castellana de la versión actualizada, Lewis, (1997, 202). Para formarse una idea precisa de los estudios históricos efectuados sobre los procesos de industrialización nacionales, consúltese la guía bibliográfica escrita por Stephen Haber (2006, 717-22). 2 Una valoración más matizada en Bulmer-Thomas (2003, 127-36).
2
sobre el tema por un gran número de investigadores. Buena prueba de ello es
que el último, recentísimo, ensayo del estado del arte se circunscriba a las
cuatro economías más grandes (Haber (2006)). Es, por ende, plenamente
vigente el reclamo que hicieran hace unos pocos años dos de los más
reconocidos especialistas acerca del levantamiento de nuevas masas de datos
cuantitativos que posibilitaran cimentar sobre bases más sólidas el
conocimiento de la historia de las economías latinoamericanas (Coatsworth y
Taylor (1998)).
El propósito del presente artículo es atender ese reclamo,
particularmente a la exigencia de sus autores de nueva evidencia empírica
inspirada por la vocación de la comparabilidad y por la voluntad de poner en un
marco internacional las experiencias nacionales. En modesta medida, el trabajo
que presento arroja luz sobre el avance industrializador en el período que
precedió a aquel que, en la visión tradicional, se considera como la era de la ISI.
A tal fin, analizo cómo se desenvolvió un sector industrial concreto, el cemento.
El artículo contiene series anuales de las importaciones, la producción y el
consumo de cemento entre 1900 y 1930. Su principal contribución estriba en
que la cuantificación de estas variables comprende América Latina en su
integridad: todos los países que eran Estados soberanos en la época (20) están
incluidos en el estudio. Con este acervo empírico tenemos una visión global
sobre los diversos grados de desarrollo de una industria básica, como es la
cementera, registrados en el seno de Latinoamérica durante los tres primeros
decenios del siglo XX. Para servir a los objetivos que acabo de anunciar, el
artículo se estructura del siguiente modo. Un primer apartado se dedica a
aclarar el desarrollo tardío, en las postrimerías del siglo XIX, de la industria
moderna del cemento en los países más industrializados. Esta sección pone,
asimismo, al descubierto la importancia que tuvieron los mercados
latinoamericanos para la industria europea. En el segundo apartado se enfoca la
cuestión desde el otro lado de la relación: se cuantifica de manera precisa el
volumen de los flujos comerciales, para averiguar, a continuación, en qué grado
la demanda interna de cada una de las economías latinoamericanas fue
satisfecha mediante importaciones. En el tercer apartado se expone de manera
sistemática la evidencia empírica tanto de carácter cualitativo como cuantitativo
3
reunida sobre los orígenes y la evolución productiva de la industria cementera
latinoamericana. La cuarta sección del artículo se ocupa del consumo aparente
de cemento, prestando atención a la persistencia de grandes desigualdades
existentes entre los países de la zona, así como entre el conjunto de la misma y
las economías más desarrolladas. El artículo finaliza con una recapitulación
sumaria, a modo de conclusión, a la que siguen unos apéndices que contienen
las series completas.
1. El nacimiento de una nueva industria, el cemento portland
El cemento portland, que durante mucho tiempo fue denominado
«cemento artificial», en contraposición al llamado cemento romano o natural,
fue un fruto tardío de la industrialización. Ésta generó enseguida una
apremiante necesidad de mejora y ampliación de las infraestructuras de
transportes y comunicaciones. Para satisfacerla se requería un cemento
hidráulico más duradero y resistente que los empleados tradicionalmente3. No
es casual que fuera en Gran Bretaña donde, entre 1757 y 1796, se experimentase
y descubriera el procedimiento de calcinación de piedras calizas arcillosas que
proporcionaba un cemento natural de calidad, bautizado por su inventor y
dueño de la patente, James Parker, como «cemento romano». Con él nació la
industria del cemento (Francis (1977, 26)). Sin embargo, no progresó con
rapidez. Durante un siglo no abandonó la fase de la infancia4. El cemento
romano o natural se obtenía a partir de una determinada mezcla natural de
caliza y arcilla, con lo cual la producción se veía restringida por la relativa
escasez de la materia prima y por su falta de homogeneidad. Numerosos
técnicos y empresarios británicos se afanaron en producir cemento artificial
creando un compuesto químico mediante la cocción y pulverización de piedras
de cal, areniscas y arcilla, mezcladas en una proporción exacta. Aspdin en 1824
3 La propiedad esencial del cemento hidráulico consiste en que es un material que fragua por la acción del agua, tanto sumergido en ella como a la intemperie, adquiriendo una consistencia pétrea. 4 Tomo la expresión de Hadley (1945, 62).
4
coronó con éxito la búsqueda, obteniendo una patente para la fabricación de lo
que él bautizó como «cemento portland». Pero durante décadas se difundió de
forma muy limitada. Primero debió vencer la preferencia social por el
aparentemente más atractivo cemento Parker, a continuación tuvo que
demostrar su superioridad tanto en términos de resistencia como de calidad, y,
finalmente, se vio enfrentado al desafío de reducir los altos costes de
producción. La reducción no llegó verdaderamente hasta la última década del
siglo XIX, la cual marcó un punto de inflexión decisivo en el desarrollo de la
industria del cemento (Francis (1977, 115-140, 231-256). La innovación
tecnológica fundamental fue el horno rotatorio, alimentado con polvo de
carbón, puesto a punto por la empresa norteamericana Atlas, Portland Cement
en 1898 (Hadley (1945)). Con él, la industria del cemento despegó por fin.
Estados Unidos puede servir de ejemplo de la emergencia de esa
industria. Todavía en 1895 la fabricación de cemento portland no había
alcanzado la cota de un millón de barriles (170 mil toneladas,
aproximadamente) y representaba apenas el 10 por ciento del cemento
producido en el país (v. gráfico 1). Como ilustra el gráfico, en el último lustro del
siglo se produjo el salto: en 1900 la producción de portland dobló los registros
de cinco años atrás y se equiparó con la de los cementos naturales. En el
siguiente decenio el ascenso fue meteórico: la producción más que dobló en
cada lustro y el cemento portland sustituyó por completo al cemento natural5.
< Gráfico 1 >
El factor que catapultó al sector radicó en la posibilidad de aumentar
ilimitadamente la producción de un bien de mejor calidad a un coste
decreciente6. En 1913 el cemento fabricado en Europa rozaba la cifra de 20
5 En Europa el crecimiento fue menos explosivo, salvo, acaso, en algún pequeño país especialmente bien dotado de recursos naturales, como Bélgica o Dinamarca. Tanto en el caso de Alemania –segundo productor mundial– como en España –un productor atrasado en el concierto europeo– la producción cementera total se incrementó durante 1895-1913 a una tasa anual en torno al 6,5 por ciento, esto es, menos de la mitad que en Estados Unidos. 6 Nuevamente, puede ponerse como ejemplo lo que aconteció en Estados Unidos. Según mis cálculos, basados en los índices de precios mensuales (http://www.nber.org/databases/macrohistory/contents), a partir del año 1900 el precio del cemento porland disminuyó sensiblemente, de tal modo que en 1912 se situó en un nivel 67, sobre 100 en 1895. Esta evolución contrasta marcadamente con la descrita por los precios de los
5
millones de toneladas, en tanto que Estados Unidos sobrepasaba los 15,5
millones. Entre ambos concentraban más del 90 por ciento de la producción
mundial, estimada en 39 millones7.
El predominio de los dos bloques del hemisferio norte tuvo su reflejo en
el comercio internacional. Los estudios recientes del sector suelen pasar por alto
que los mercados exteriores han tenido una considerable importancia en
estadios iniciales de su desarrollo, concretamente a principios del siglo XX. Es
un hecho subrayable, habida cuenta que se trata de un producto de muy bajo
valor por unidad de peso, por lo que los costes de transporte repercuten
grandemente en su precio final. Hacia 1913 las exportaciones mundiales habrían
ascendido a 4,5 millones de toneladas, esto es, cerca del 12 por ciento de la
producción, lo que es mucho para un bien tan caro de acarrear a larga
distancia8. En lo que atañe a las naciones europeas, tomadas en su conjunto, la
demanda exterior tuvo un peso más destacado. En aquella fecha absorbía el 19,4
por ciento de su producción. Una parte era adquirida por los países vecinos,
pero en su mayoría se dirigía a mercados lejanos: exactamente 2/3 de las
exportaciones de cemento europeas iban destinadas a fuera del continente9. El
cuadro 1 pone de relieve la especial significación de América Latina para la
industria cementera europea.
< Cuadro 1 >
Tal como puede observarse en el cuadro, en los primeros años del siglo
crecieron muy fuertemente las exportaciones a Latinoamérica de Alemania,
Bélgica y Gran Bretaña. Se multiplicaron de cuatro a seis veces. Las de Francia,
y más aún Estados Unidos, experimentaron incrementos mucho mayores. Pero
materiales de construcción en general (que incluyen el propio cemento portland), los cuales en el mismo período marcharon al alza, alcanzado la cota de 144 (sobre una base 100 en 1895); es decir, el precio relativo del cemento portland se redujo a la mitad. El curso posterior de los precios ahondó la tendencia: entre 1918 y 1929 los precios de los materiales de construcción oscilaron alrededor del nivel 250, mientras que el cemento portland marcaba el mismo precio que en 1895. 7 Las cifras de producción, por países, en Svennilson (1954, 282-3). El total mundial procede de la estimación realizada por Federico Federico en un artículo publicado en la revista italiana Il Cemento, reproducido en la revista El Cemento (Barcelona), III, 22, 1931, 92-5). 8 La fuente es Federico, citado en la nota anterior. 9 Los porcentajes se desprenden de los datos aportados por Svennilson (1954, 282-6).
6
debe tenerse presente que partían de niveles sustancialmente más bajos y que,
en el segundo caso, concurrió un factor enormemente perturbador: la
construcción del canal de Panamá10. Adviértase que las ventas de cemento
europeo a los países del otro lado del Atlántico no tan sólo se expandieron en
valores absolutos, sino que también lo hicieron en valores relativos. Los
mercados americanos ganaron una gran importancia. En ellos colocaron las
grandes potencias cementeras europeas alrededor de 1/3 de sus exportaciones
totales durante los años que precedieron a la Gran Guerra. Si tenemos presente
que en torno a otro tercio correspondía al comercio intraeuropeo, podemos
afirmar que, para las fábricas del Viejo Continente, la demanda latinoamericana
era de la misma magnitud que la del resto del mundo.
La situación había cambiado en los años veinte. Los grandes productores
(exportadores) europeos siguieron suertes diversas. Las cantidades vendidas a
la región por Gran Bretaña, y muy probablemente, por Francia11, sufrieron una
gran contracción, volviendo a valores porcentuales semejantes a los de
comienzos del siglo. A Bélgica no le fue tan mal, pues aunque también se
enfrentó a la pérdida de centralidad de los mercados americanos, consiguió
mantener la cifra de ventas. Alemania, por contra, hizo progresos en ambos
sentidos. Podemos sospechar que lo logró a costa de sus rivales europeos, y
también de Estados Unidos, que vio disminuir sus exportaciones al resto del
continente en un 70 por ciento. El caso de Noruega, lejos de ser singular es
representativo de un grupo de pequeños países beneficiarios de una
redistribución de cuotas de mercado –del mercado latinoamericano del
cemento–, cuya otra cara es el retroceso de ciertos competidores. Porque el
balance global, como veremos a continuación, fue de estancamiento. Las
10 Esta obra colosal fue construida por Estados Unidos, que detentaba la soberanía del territorio de la zona del canal. Empleó más de 1,3 millones de toneladas de cemento, suministrado por la empresa Atlas Portland Cement Company, la cual se consolidó como primer productor mundial justamente gracias a un pedido tan extraordinario (Hadley, 1945, 37 y 70). En 1913, el 40 por ciento de las exportaciones de cemento de Estados Unidos a América Latina tuvieron como destino Panamá. Para una información exhaustiva y a la vez extremadamente desmenuzada sobre la magnitud de las operaciones de construcción del canal, v. Annual report of the Isthmian Canal Commission and The Panama Canal for the fiscal year ended June 30 1914, Washington, Government Printing Office, 1914. 11 Solamente dispongo de información para el año 1925, por lo demás de completa normalidad en el funcionamiento de la economía internacional. El cemento francés exportado a las repúblicas latinoamericanas ascendió a 33.284 toneladas, equivalentes al 9,6 por ciento del total exportado.
7
exportaciones a Latinoamérica a duras penas retornaron, a fines del decenio, al
nivel máximo alcanzado en 1913.
La situación de la industria a nivel internacional en 1929 permite
vislumbrar cuál era la causa de ese estancamiento. Europa y Estados Unidos
habían conseguido casi doblar los niveles productivos prebélicos, con sendos
registros de 35 y 29,1 millones de toneladas, respectivamente. No obstante, su
peso en la producción mundial –ahora de 74,3 millones– se había rebajado al
86 por ciento, aproximadamente12. Habían emergido nuevos productores por
doquier, en Asia, Oceanía, incluso en África, y también en América.
2. El papel de las importaciones en la demanda latinoamericana
Como acabamos de ver, a principios del siglo XX los mercados
latinoamericanos absorbieron una parte importante de las exportaciones
cementeras de los países europeos que contaban con una industria más
dinámica y competitiva. Esos flujos comerciales tuvieron mucha mayor
relevancia para las naciones latinoamericanas, convirtiéndose durante un
tiempo en su fuente de aprovisionamiento casi exclusiva.
< Cuadro 2 >
El cuadro 2 permite saber cuál fue el peso relativo del cemento
exportado por las principales economías europeas, más Estados Unidos, dentro
de las compras al exterior del producto realizadas por las repúblicas
latinoamericanas. Como se observa, su comercio intrarregional fue
completamente marginal13. También se advierte con claridad la posición
12 Respecto a los registros productivos europeos y norteamericano, v. nota anterior. La fuente de los datos para el resto de países y a nivel mundial es: Société des Nations (1939, 131) y United Nations (1949, 229). 13 Hasta la I Guerra Mundial se trató de un comercio de reexportación. A él se sumó desde los años del conflicto una modesta actividad exportadora por parte de algún país productor, especialmente Uruguay.
8
relativamente secundaria ocupada por el cemento estadounidense en estos
mercados, lo que, a primera vista, resulta sorprendente. Su fulgurante ascenso
en la primera década del siglo, originado sin duda por los extraordinarios
progresos tecnológicos experimentados por la industria norteamericana, no
tuvo continuidad. Su predominio en los años del conflicto bélico fue puramente
circunstancial: el cemento fabricado por el vecino del Norte ocupó el lugar que
dejó vacío el cemento producido en el Viejo Continente ante las grandes
dificultades surgidas en el transporte por el Atlántico. Pero una vez terminada la
guerra, el cemento europeo no tan sólo recobró las cuotas de mercado que tenía
antes de la misma, sino que las aumentó –al emerger en Europa nuevos
productores competitivos–, arrinconando al cemento estadounidense14. A
principios de siglo, se disputaban la primacía Alemania, Bélgica, Gran Bretaña y
Francia. El segundo fue capaz de mantener su elevada cuota, mientras fue
erosionándose la de los dos últimos, e incluso la del gigante germánico –líder
destacado entre los productores europeos–, a raíz del desarrollo acelerado del
sector en Estados Unidos y en Escandinavia. La Gran Guerra trastocó
profundamente los mercados. Dejó fuera de juego temporalmente a Alemania,
lo que dio alas a pequeños productores con gran potencial de crecimiento, como
Dinamarca, Suecia y, algo más tarde, Noruega, que irrumpieron con fuerza en
Latinoamérica, desplazando a los venerables pero menos eficientes productores
franceses y británicos. Otros muy jóvenes, como por ejemplo Finlandia y
Yugoslavia, en los años veinte conquistaron posiciones menos aparentes (son
responsables del ligero incremento del residuo que se deduce de la última hilera
del cuadro). En definitiva, la demanda de cemento por parte de América Latina
fue atendida por un grupo numeroso y cambiante de países que habían
desarrollado un potente y eficiente sector productor aunque no siempre
hubieran logrado alcanzar un elevado grado de industrialización (como era el
caso de Dinamarca y Noruega, por mencionar sólo algunos de ellos).
14 El cemento fabricado en Estados Unidos no resultaba competitivo, no tanto porque sus costes de producción fueran superiores a los de las industrias homólogas de los grandes exportadores europeos, como porque los costes de transporte favorecían claramente a estas últimas gracias a que existía un comercio de retorno de productos voluminosos. La mayor calidad del cemento estadounidense no lograba contrarrestar la baratura del cemento europeo, salvo en el caso del cemento blanco y de cementos especiales, destinados a ciertos usos, como el estuco. Pero esos cementos significaban una fracción muy reducida del cemento portland común. V. Bureau of Mines (1940, 3, 12 y 33).
9
< Cuadro 3 >
Las diversas repúblicas latinoamericanas tenían muy distinta
significación como demandantes de ese producto. El cuadro 3 lo refleja con
toda claridad. En los albores del siglo, Argentina y Brasil absorbían con creces
más de la mitad del cemento importado por la región. Añadiendo el tercer gran
importador –México– daban cuenta del 70 por ciento; con el cuarto y el quinto
–Chile y Cuba– totalizaban más del 90 por ciento. El peso relativo de los dos
primeros se acrecentó aún más en los años precedentes a la Guerra Mundial,
hasta alcanzar el máximo de dos tercios, mientras que se mantuvo sin mayores
cambios el de los dos últimos. En este período, únicamente México perdió gran
importancia como importador. No fue algo transitorio: a finales de la década de
1920, había dejado de tener la más mínima relevancia. A Cuba le ocurrió lo
mismo un poco más tarde. Argentina vivió este fenómeno con mucha menos
intensidad. En cambio, Brasil y Chile parecen ser ajenos a él. Todavía más lo son
Colombia y Venezuela, cuyas compras al exterior pasan de representar una
ínfima porción del total de la región a suponer entre el 7 y el 8 por ciento del
mismo. Obviamente, las variaciones indicadas, más muchas otras de menor
entidad que pueden apreciarse en el cuadro…, son debidas a las diferencias
existentes en el seno de América Latina en cuanto al ritmo de aumento de las
importaciones de cemento durante el período. El cuadro 4 clarifica tal cuestión,
a la vez que plantea un gran interrogante.
< Cuadro 4 >
El rasgo más llamativo del cuadro comentado no radica tanto en la
disparidad de las magnitudes absolutas de las importaciones de los diversos
países cuanto en la muy diferente evolución de éstas. Si comparamos los valores
del quinquenio final (1925-29) con los del inicial (1900-04) advertiremos que
tras la tendencia general al crecimiento hubo una amplia diversidad de
trayectorias. Las importaciones de aquellos que partían de niveles muy bajos
aumentaron sustancialmente más que el conjunto de la región, como fue el caso
de Colombia, República Dominicana, Bolivia, El Salvador, Venezuela,
Nicaragua, Honduras, Ecuador, Haití, Costa Rica, Guatemala y Perú (por orden
10
de mayor a menor crecimiento). Aparentemente, esto refleja un patrón de
crecimiento positivo y esperanzador, en el que las economías más atrasadas
tendieron a converger con las más avanzadas. Sin embargo, resulta chocante a
primera vista que éstas cesaran de incrementar sus importaciones e incluso las
redujeran a partir de un cierto momento. El caso extremo es el de México, cuyas
compras exteriores se hundieron con la revolución y la guerra civil y no se
recuperaron en la década de 1920. Aunque en ningún otro país los volúmenes de
importación de 1925-29 fueron inferiores a los de comienzos del siglo, lo cierto
es que en lo que respecta a las economías latinoamericanas más desarrolladas la
dinámica fuertemente expansiva de las importaciones vivida durante la primera
década de la centuria se quebró con la guerra mundial y no se enderezó tras su
finalización. Argentina y Uruguay ilustran perfectamente este patrón. El
primero a duras penas alcanzó en la segunda mitad de los veinte a importar los
volúmenes de los años previos al conflicto. El segundo se quedó muy por debajo.
Lo mismo le ocurrió a Cuba, que mantuvo el impulso ascendente hasta que
acabó la contienda. Brasil y Chile siguieron un camino algo distinto, pues en
1925-29 sus importaciones superaron netamente los niveles de 1910-13, si bien
en términos relativos el diferencial fue muy inferior al registrado por la docena
de naciones señaladas anteriormente que formaban el grupo de pequeños
importadores.
< Gráfico 2 >
El gráfico 2 brinda una imagen global que arroja luz sobre el verdadero
alcance del fenómeno observado en aquellas economías que la historiografía ha
reconocido como las más desarrolladas de la región. Es manifiesto que en el
decenio precedente a la guerra mundial América Latina acrecentó de manera
imparable el consumo, vía importaciones, de cemento. En el lapso de una
década (1903-13) se multiplicaron nada menos que por 6. El estallido de la
guerra hizo caer a la mitad las cantidades ingresadas. En su transcurso, la
contracción prosiguió continuamente, de tal forma que en el último año de la
conflagración los volúmenes importados se retrotrajeron a los niveles de quince
años atrás. Pero lo más subrayable no es este fenómeno, común a las actividades
relacionadas con el comercio internacional, sino la lentitud de la recuperación
11
posbélica. Tuvieron que pasar diez años para que se recobraran y superasen las
magnitudes de las importaciones totales y por habitante de 1913. Enfrentados a
esta constatación, debemos preguntarnos: ¿es creíble que Latinoamérica no
lograra volver a los niveles de consumo de cemento de la preguerra hasta 1928,
en vísperas de la Gran Depresión (perdiéndolos entonces de inmediato, como
muestra el gráfico 2)?. La respuesta es negativa porque, como veremos a
continuación, el consumo había ido distanciándose de las importaciones.
3. La emergencia de la industria cementera y el avance del proceso de sustitución de importaciones
Los orígenes de la industria del cemento en América Latina se remontan
a 1872, cuando se estableció en Rosario (Argentina), una pequeña fábrica que
producía cemento romano para el mercado local15. Esta iniciativa tuvo una
cortísima existencia, como otras surgidas al cabo de poco tiempo en el mismo
país, a causa de que los costes de producción doblaban los precios del cemento
importado. Hubo que esperar hasta 1895 para asistir al nacimiento de la
moderna industria del cemento en Latinoamérica, basada, naturalmente, en la
fabricación del cemento portland. Nació en La Habana (Cuba), por obra de dos
comerciantes españoles. Fueron unos inicios poco prometedores. La fábrica
estaba dotada de un equipo modesto, su capacidad productiva ascendía tan sólo
a 20 toneladas diarias y dejó de operar en 191016. Pero por entonces ya habían
entrado en funcionamiento diversas nuevas plantas con mayores
potencialidades en distintos países, como atestigua el cuadro 5.
< Cuadro 5 >
Brasil fue el segundo país donde comenzó a producirse cemento portland,
en 1897, en Rodovalho (estado de Sao Paulo). Pero, al igual que sucedió en
15 Los párrafos siguientes se apoyan en Bureau of Mines (1940) y De las Cuevas (1999). El lector interesado encontrará en estas publicaciones una información sumamente detallada, sistemática y exhaustiva sobre el tema. 16 Para más información, v. De las Cuevas (1995).
12
Argentina unos años atrás, esta primera iniciativa y las que siguieron
inmediatamente después en territorio brasileño, protagonizadas por inversores
italianos, franceses y alemanes, tuvieron muy escaso éxito17. Operaron de
manera discontinua y cerraron al poco tiempo, o bien mantuvieron paralizada la
producción durante largos períodos18.
Con el nuevo siglo se levantaron plantas cementeras en Cuba (1901 y
1912), Guatemala (1901), México (1906 y 1909), Argentina (1908), Chile (1908),
Colombia (1909 y 1913), Venezuela (1909) y, finalmente, Uruguay (1912), las
cuales estarían destinadas a tener, en general, una larga y fecunda vida19. A
17 Además de las dos publicaciones citadas en la nota 16, v. Suzigan (2000, 264-71). 18 La historia, tan accidentada, de las primeras industrias en suelo brasileño, trufada con valoraciones por parte de las autoridades norteamericanas del tenor que el cemento fabricado era de una calidad tan baja que únicamente se empleaba localmente y para ciertos usos –los ingenieros se resistían a utilizarlo en obras públicas, v. Ewing (1920b, 45)–, me ha llevado a considerar, como Villela y Suzigan (1977), que la producción cementera brasileña arranca en 1926 con la puesta en funcionamiento de la fábrica instalada en Perús (estado de Sao Paulo) por la Companhia Brasileira de Cimento Portland (véase también, Department of Commerce (1927, 76)). He seguido el mismo criterio con respecto a Argentina, al no tomar en cuenta los volúmenes de cemento (muy bajos, en cualquier caso) que pudieran haber sido fabricados antes de la apertura en 1908 de la Fábrica Nacional de Cemento Portland. 19 Las únicas que tuvieron una corta vida fueron las dos plantas levantadas en Cuba y la creada en Colombia en 1913. La primera, la de El Almandares, situada en la Habana, y con una capacidad de 50.000 toneladas anuales, cerró en 1921 al no poder resistir la competencia de la nueva fábrica creada por los norteamericanos en 1918, en Mariel. La otra tuvo una existencia de lo más efímera. Levantada entre 1912 y 1913, cerca de Guantánamo, sucumbió con los primeros compases de la guerra mundial. En cambio, sólo las circunstancias excepcionales vividas durante su transcurso posibilitaron la supervivencia de la Compañía Industrial de Cemento Antioqueno, que en el distrito de Medellín, mantuvo en funcionamiento entre 1913 y 1919 una planta muy ineficiente con capacidad para producir 1.500 toneladas anuales. En Guatemala, próxima a la capital, se instaló la pequeña fábrica de Carlos Novella (1.500 toneladas), aún hoy operativa. En México, al parecer, dos iniciativas locales inauguraron la producción a pequeña escala, en los albores del siglo. Pero fracasaron muy pronto, v. Cámara Nacional del Cemento (1957, 6)). La fabricación de cemento portland comenzó en México verdaderamente de la mano de la empresa Cementos Hidalgo, situada en la población del mismo nombre, en el estado de Nuevo León, y con una capacidad de 36.000 toneladas. Tres años más tarde, se sumó La Tolteca, ubicada en las inmediaciones de la ciudad de México. Ambas siguen produciendo en la actualidad. Argentina y Chile en 1908 siguieron los pasos de los países anteriores creando sendas fábricas: el primero, en Rodríguez del Busto (provincia de Córdoba), por parte de la Fábrica Nacional de Cemento Portland, con una capacidad de 12.000 toneladas, y el segundo con la Fábrica de Cemento El Melón, ubicada en La Calera, a medio camino entre Valparaíso y Santiago, y con un potencial inicial de 40.000 toneladas. La empresa argentina duró tan sólo veinte años, mientras la chilena se mantiene en una posición muy sólida. En 1909 Colombia y Venezuela se incorporaron a la nómina de países productores, el primero con la planta creada por la familia Samper adyacente a Bogotá (inicialmente de 3.600 toneladas), y el segundo con la planta de La Vega, en las afueras de Caracas, de la Fábrica Nacional de Cementos, con una capacidad de 7.500 toneladas. La planta de los hermanos Samper Bush ubicada en la mina de La Calera quedó pronto obsoleta y fue reemplazada por otra próxima, mientras que la venezolana no fue clausurada hasta 1990. Finalmente, Uruguay pasó a tener una industria productora justo cuando estalló la guerra en Europa, mediante la planta instalada por la Fábrica Uruguaya de Portland en Sayago, en las inmediaciones de Montevideo, con una capacidad de 45.000 toneladas, la cual estuvo operativa hasta 1994.
13
pesar de ello, la mayoría atravesaron grandes dificultades durante los primeros
años, hasta la Primera Guerra Mundial, porque la tecnología que empleaban no
les permitía elaborar un producto uniforme, de buena calidad y suficientemente
barato para competir con el cemento importado de Europa. Solamente la
industria de México escapó a la presión competitiva, gracias a la protección
natural que le brindaba la lejanía de la costa de los principales centros
consumidores20. A la altura de 1914, las fábricas instaladas en los países
mencionados tenían en funcionamiento 28 hornos de una capacidad media
modesta (14.000 toneladas), de los cuales sólo 13 eran de tecnología moderna
(horizontales). Todos los hornos operaban por el procedimiento seco, que frente
al húmedo tenía la ventaja de ahorrar energía a costa de no obtener cemento de
suficiente limpieza y de calidad estable. Las demás operaciones del proceso
productivo, desde la extracción de los minerales hasta el envasado, se
caracterizaban por el uso de métodos y tecnología rudimentarios.
Probablemente, todo eso esté relacionado con el hecho de que las perspectivas
de negocio que se abrían para las citadas industrias no eran, por el momento,
muy halagüeñas. Debido a ello, el capital extranjero no se había sentido
demasiado atraído por financiar semejantes aventuras empresariales21.
La Guerra Mundial cambió radicalmente la situación al trastocar el
funcionamiento de los mercados latinoamericanos. Se produjo un auténtico
shock de oferta, a raíz de las dificultades de abastecimiento. Las irregularidades
en la producción europea y, muy especialmente, la aguda carestía de transporte
marítimo y la brutal elevación de los fletes provocaron que los precios del
cemento en destino se disparasen. Como se afirma en un informe oficial
norteamericano elaborado años después, “This embarrassing situation was the
incentive for establishment or extensión of domestic cement industries in many
20 Las seis fábricas levantadas en el país hasta 1929 estaban situadas en el antiplano, al abrigo de la concurrencia del cemento extranjero debido a las formidables barreras orográficas que se interponían entre la costa y la región central. Este factor resultó también decisivo en el establecimiento de una industria cementera en Bolivia, si bien su pobreza extrema lo retrasó hasta 1926. En el caso mexicano, los problemas iniciales fueron causados por la guerra civil. 21 Únicamente desempeñó un papel importante en la promoción de las empresas chilena, la cubana de El Almendares, las dos mexicanas y la uruguaya. La fábrica El Melón contó con capital mixto chileno y británico; la de El Almendares, con capital francés, español y cubano. En el caso de Cementos Hidalgo, la participación británica al parecer fue minoritaria. Todo lo contrario sucedió con La Tolteca, propiedad inicialmente de inversores norteamericanos, que la traspasaron a un importador británico (Associated Portland Cement Manufactures). La Fábrica Uruguaya de Portland perteneció primero a la firma alemana Metzen, Vincentti y Compañía.
14
countries”22. La lista de productores se amplió sustancialmente: Cuba (1918),
Argentina (1919), Perú (1922), Ecuador (1923), México (1923, por partida
doble)23. Consolidada la primera generación de fábricas, y al calor del ciclo
expansivo vivido durante la década de posguerra, hubo una nueva hornada en
Argentina (1928 y 1929)24. En este contexto, ingresaron en el club de países
productores Brasil (1926) y Bolivia (1928)25. Hubo también algunos intentos
que se saldaron en fracaso, como en Paraguay (1926)26. A la par que se difundía
la industria, tuvo lugar una profunda renovación tecnológica, tanto de las
fábricas recién puestas en marcha como de las fábricas pioneras. Se montaron
en total casi tantos hornos (27) como en el período anterior a la guerra, pero con
la particularidad de que prácticamente todos ellos eran horizontales rotatorios,
con lo que tenían una capacidad, y sobre todo, una productividad mucho mayor
que los hornos instalados en las primeras plantas. Además, la mitad de los
nuevos hornos empleaban el proceso por vía húmeda, lo cual permitió fabricar
un cemento más homogéneo y de mayor calidad. Este progreso tecnológico fue
acompañado de mejoras técnicas en algunas de las múltiples operaciones
necesarias para elaborar el producto, tales como la mecanización parcial de la
carga de minerales, la trituración, y la molienda del crudo y del clinker.
Si las plantas ganaron mucho en eficiencia y se dotaron de la tecnología
más moderna fue, en muchos casos, merced a la inversión extranjera. Ésta 22 Bureau of Mines (1940, 2). 23 La Compañía Cubana de Cemento Portland, ubicada en Mariel (provincia de Pinar del Río), encendió sus dos hornos iniciales, de una capacidad de 137.000 toneladas, en 1918. Al año siguiente lo hizo la planta que montó en Sierras Bayas (provincia de Buenos Aires) la Compañía Argentina de Cemento Portland, con una capacidad de 150.000 toneladas. Le llegó el turno al Perú cuando la Compañía Peruana de Cemento Portland El Sol montó cerca de Lima una pequeña fábrica capaz de producir 3.000 toneladas. En Ecuador la Compañía Anónima de Industrias y Construcciones instaló en Estero Salado, cerca de Guayaquil, una industria con capacidad para fabricar 20.000 toneladas anuales. Por su parte, México vio ampliada en 1923 su base productiva con la firma Cementos Portland Monterrey, en el estado de Nuevo León, con una capacidad de 45.000 toneladas, y la Compañía de Cemento Portland Landa (3.000 toneladas), en Puebla. 24 La fábrica de Olavarría (provincia de Buenos Aires), de la Compañía Industrial Argentina Loma Negra, añadió 80.000 toneladas al potencial productivo de la nación. Un año después, Juan Minetti Canteras sumó 120.000 toneladas adicionales con su planta de la estación de Dumesnil, en la provincia de Córdoba. 25 Como he señalado, la Companhia Brasileira de Cimento Portland, montó una fábrica en Perús (estado de Sao Paulo), con una capacidad de 60.000 toneladas, que al cabo de menos de dos años dobló al construir un segundo horno. En Viacha, cerca de La Paz, la Sociedad Boliviana de Cemento, construyó una pequeña fábrica con capacidad para producir 2.000 toneladas. 26 En realidad, la iniciativa surgió en 1912, por parte de un grupo inversor francés, y se malogró como consecuencia de la guerra mundial. En 1926 una empresa local logró reparar y terminar la fábrica, pero no fue capaz de hacerla funcionar de manera regular.
15
procedió, fundamentalmente, de Estados Unidos, más en concreto, de la firma
Lone Star Cement27. Con ella, las plantas se equiparon predominantemente con
maquinaria fabricada en Estados Unidos, relegando a posiciones más
secundarias la maquinaria alemana y danesa28. La acción inversora, tanto de los
capitalistas nacionales como aún más la de los extranjeros, estuvo, sin duda,
propiciada por las expectativas de beneficio generadas por la nueva situación.
La Gran Guerra impulsó a Latinoamérica a buscar una mayor autonomía, si no
la autosuficiencia, en el terreno de la provisión de cemento, a la vez que iba en
aumento lenta pero sostenidamente su demanda.
Así pues, una docena de países latinoamericanos consiguieron levantar,
antes de la Gran Depresión, una industria cementera nacional. Los restantes no
estuvieron en condiciones de hacerlo hasta mucho después, a raíz de los
cambios provocados por la Segunda Guerra Mundial, o más bien bajo los
auspicios de las estrategias de ISI impulsadas por la CEPAL y por los Estados
latinoamericanos en la década de 1950. En la primera situación se hallan
Nicaragua y República Dominicana, que implantaron sus industrias en 1942 y
1947, respectivamente; mientras que en la segunda situación figuran El
Salvador (1953), Haití (1954), Panamá y Paraguay (1957), Honduras (1959) y,
finalmente, Costa Rica (1964). Dado que todas estas naciones comparten la
característica de ser economías de pequeño tamaño, el proceso de sustitución de
importaciones pudo progresar a gran velocidad en los años treinta, merced a las
circunstancias creadas por la crisis económica internacional, que, como es bien
27 Lone Star llevó a cabo su política inversora a través de su sociedad financiera Internacional Cement Corporation. Esta corporación, con sede en Nueva York, creó la Compañía Cubana de Cemento Portland, la Compañía Argentina de Cemento Portland y la Compañía Peruana de Cemento Portland; además adquirió la fábrica uruguaya, que renovó completamente, cambiando su razón social por Compañía Uruguaya de Cemento Portland. La crisis de los años treinta no fue obstáculo para que Lone Star siguiera agrandando sus inversiones, promoviendo nuevas plantas y empresas en los países en que estaba ya afincada y también en otros en los que hasta 1929 no tenía presencia, como Brasil. Al margen de ella, el capital canadiense y británico aportó la mayoría de los fondos de la Companhia Brasileira de Cimento Portland. Lo mismo ocurrió en el caso de la empresa boliviana, en la que fue fundamental el concurso de inversores peruanos y norteamericanos; en el de la ecuatoriana el capital alemán tomó una participación importante, vinculado a la provisión del equipo, fabricado por Krupp. En cuanto a la pequeña fábrica creada en 1901 por el ingeniero Novella en Guatemala, equipada con maquinaria alemana de segunda mano, se modernizó en 1917 gracias al acuerdo alcanzado con la United Fruit, por el cual ésta pasó a tener la mayor parte del capital. Por último, en 1923 un consorcio británico-canadiense tomó el control de la fábrica de Ecuador. 28 En los primeros tiempos, entre los mayores fabricantes de la tecnología empleada en las instalaciones lationamericanas figuraban las empresas alemanas Polysius y Krupp, y la empresa danesa F.L. Smitdh.
16
sabido, empujaron las economías latinoamericanas a fomentar la producción
interior para reemplazar importaciones29. Pero el presente trabajo no tiene por
objeto analizar ese período, sino el anterior, justamente para poner al
descubierto que fue en las tres primeras décadas del siglo XX cuando se
sentaron las bases de la ISI, y para mostrar que, en realidad, la primera parte de
la misma tuvo lugar antes de la crisis de 1929. En los siguientes párrafos
presentaré una cuantificación aproximada que da apoyo a lo que acabo de
afirmar.
El cuadro 6 sintetiza la información acerca de la producción que se halla
en el apéndice B, el cual contiene las series anuales, además de una explicación
detallada de las fuentes y el procedimiento utilizado para estimar la producción.
Debo insistir en un aspecto por lo demás evidenciado tanto en el cuadro como
en el apéndice: la mayoría de las series no son del todo confiables en sus tramos
iniciales. La carencia de datos estadísticos sobre la producción en algunos años
me ha llevado a establecer unos límites máximos y mínimos entre los cuales
debió situarse. La elaboración cuantitativa se guía por un criterio que no es
arbitrario y que parte de una evidencia empírica sólida y exhaustiva30, pero es
innegable que en los primeros años adolece de unos amplios márgenes de error.
Basta observar las dos últimas filas del cuadro para reparar en ello. Entre el
nivel mínimo hipotético de producción de cemento en Latinoamérica en 1900-
04 y el nivel máximo hipotético media una relación de 1:4,5. El cociente se
reduce a menos de la mitad desde 1907, pero sigue siendo muy elevado durante
los diez años siguientes. Solamente a partir de 1919 los márgenes de
incertidumbre pasan a ser prácticamente irrelevantes (6 por ciento en
promedio para 1919-30). En pocas palabras, es muy aventurado fijar con
precisión el nivel productivo para el período anterior al término de la Primera
Guerra Mundial. La aproximación cuantitativa que propongo en este artículo no
se resiente en exceso de tal indeterminación estadística porque durante esa
época la fabricación propia tuvo poca importancia en relación a las
importaciones. Con ellas se atendió al grueso de la demanda. 29 En ciernes de la Segunda Guerra Mundial, según mis cálculos, la producción conjunta de la industria del cemento de Latinoamérica ya cubría el 86 por ciento de la demanda (consumo aparente). Terminada la guerra, dicha cota no volvió a alcanzarse hasta 1953. A partir de este momento, se completó rápidamente la ISI. 30 Me refiero a los datos sobre capacidad instalada aportados por De las Cuevas (1999).
17
< Cuadro 6 >
En los primeros años de la centuria, en efecto, el sector meramente
acababa de echar raíces en la región. La producción del período 1900-04 no
significó más del 1-4 por ciento de la que se alcanzaría un cuarto de siglo más
tarde. Pese a que en el decenio siguiente creció vigorosamente –se multiplicó
por un factor comprendido entre 4 y 8–, no hizo más que seguir el formidable
ritmo de expansión de la demanda. El gran salto tuvo lugar después de la
Guerra Mundial, no tanto porque se acelerara la alta tasa de crecimiento de la
producción cuanto porque ésta se elevó ya a magnitudes respetables. El cuadro
6 también pone de relieve la diversidad de trayectorias. La producción
cementera de Colombia, Cuba, Guatemala, Venezuela y, en menor medida, Chile
se incrementó de manera muy gradual. Por el contrario, la de Argentina, Perú,
Brasil y Uruguay despegó con enorme fuerza en un cierto momento. México
siguió una evolución más bien singular, que cabe achacar a los trastornos
sociopolíticos padecidos. Más aún lo fue la de Ecuador, que se mantuvo
estancada.
Las cifras del cuadro comentado inducen a valorar los logros productivos
de los distintos países teniendo en cuenta su desigual significación en el
conjunto de la región. Contemplando los datos desde esta perspectiva, los años
que precedieron a la contienda mundial se caracterizaron por el liderazgo de la
industria mexicana, que lo arrebató a su homóloga cubana, precursora en
Latinoamérica. El tercer puesto se lo disputaban cerradamente la planta
cementera chilena y la uruguaya. El resto de fabricantes de la región tenían una
escala de producción muy inferior. Si nos desplazamos a 1929, Cuba y Argentina
comparten el liderazgo, contribuyendo entre ambos al 47 por ciento de la
producción latinoamericana. México y Uruguay también están igualados, en el
puesto de segundo rango. Entre los cuatro aportan ¾ de la producción de la
región. Chile añade el 10 por ciento. El cemento elaborado en los restantes
países significa una fracción muy reducida del mencionado agregado, incluso en
el caso de Brasil (6 por ciento del total).
18
El distinto peso de las producciones nacionales está lógicamente
relacionado con el dispar volumen de la demanda de cada uno de esos países, lo
que a su vez guarda una cierta relación con el tamaño de sus economías y su
nivel de desarrollo. En la parte final de este apartado me ocuparé de la última
cuestión, mientras que ahora examinaré la primera. De lo que se trata aquí, en
suma, es de discernir cómo se desenvolvió el proceso de sustitución de
importaciones. El cuadro 7 cifra puntualmente el fenómeno.
< Cuadro 7 >
Si se consideran globalmente los países que pusieron en marcha una
industria autóctona antes de 1930, hay que convenir que los progresos fueron
muy modestos hasta 1914. La producción interna sólo atendió alrededor del 10
por ciento de la demanda conjunta de esos países31. El consabido despegue
originado por la Guerra Mundial está bien reflejado en los datos de la parte
inferior del cuadro. La producción pasó a cubrir, de inmediato, el 24 por ciento
del consumo. A partir de ahí inició una carrera ascendente sin descanso, que le
condujo en una década a equipararse con las importaciones. Como puede verse
con mayor claridad en el gráfico 3, a la altura de 1930 las fábricas de la región
abastecían exactamente la mitad del consumo de cemento. Así pues, podemos
afirmar que, en lo que atañe a este sector industrial, el camino de la ISI había
sido ya medio recorrido antes de que Latinoamérica fuera golpeada por la crisis
internacional.
< Gráfico 3 >
Volvamos al cuadro 7 para examinar la cronología del despegue de la ISI
en cada uno de los países. A fin de cuentas, se trata de un proceso que, por su
propia naturaleza, es de ámbito nacional. Ésta es la perspectiva pertinente para
valorarlo, por más que la anterior tenga la virtud, y el atractivo, de ofrecer un
balance sintético. Pues bien, el cuadro en cuestión evidencia que las
experiencias nacionales fueron contrastadas las experiencias nacionales, aunque
31 Debe tomarse el porcentaje como una aproximación, pues como indica la nota del cuadro hace abstracción de los márgenes de error en la estimación de la producción. Estos márgenes oscilarían entre ± 4 ó 5%.
19
compartieron algunos rasgos básicos. En algunas economías, el arranque
efectivo de su industria fue tan tardío que apenas cabe hablar de un proceso de
ISI –siempre refiriéndonos al sector analizado– antes de la Gran Depresión. En
esta situación se encontraron Bolivia, Brasil y Perú. El resto conoció un
desarrollo mucho más precoz: sus orígenes se sitúan en la primera década del
siglo. Dentro de este grupo mayoritario, compuesto por Argentina, Colombia,
Cuba, Chile, Guatemala, México, Uruguay y Venezuela, el más rezagado –
Uruguay– puso en marcha su industria en 1912, como hemos visto. Solamente
Ecuador se aparta de este patrón, sin encajar tampoco en el seguido por
aquellos que se demoraron más en activar la ISI. Otro aspecto compartido por la
práctica totalidad de productores es el notable peso que adquiere desde el
primer momento la producción nacional dentro del consumo. En este sentido,
debe subrayarse que Argentina parece ser un caso atípico. El cemento argentino
ganó importancia de forma extremadamente parsimoniosa, incluso cuando se
derrumbaron las importaciones a causa de la coyuntura bélica. El salto se
produjo sólo después de la misma, y no tuvo un gran relieve porque el aumento
de la producción no se hizo mediante la reducción de las importaciones. Si bien
se mira, el comportamiento argentino no fue tan anómalo como aparenta ser.
En la mayoría de las naciones productoras de la región la producción se
acrecentó sin disminuir las importaciones gracias a la fuerte expansión de la
demanda interna. El retroceso de la sustitución de importaciones que se observa
por doquier en los años precedentes a la contienda mundial –México es la
excepción– sugiere que la ventaja competitiva del cemento europeo con
respecto al autóctono era tal que los aumentos de la demanda tendían a
satisfacerse con mayores importaciones. Su aguda carestía en el período bélico
alteró el equilibrio de fuerzas, pero en algunas partes (Chile, Venezuela) sólo lo
hizo de manera transitoria. Antes de que irrumpiese la crisis de 1929,
únicamente en Cuba y México hay una evidencia clara de que la producción
interna creció sostenidamente desplazando las importaciones. Ahí radica la
principal diferencia con lo que acaeció a partir de 1930. Si hasta entonces la ISI
había dado muchos pasos adelante sin haber sacrificado las importaciones, en lo
sucesivo tendría verdaderamente lugar su sustitución por la producción interna.
20
Llegados a este punto, surge una pregunta –o quizás debería decirse
resurge, pues posiblemente haya estado presente desde los primeros pasajes de
esta sección–, cual es: ¿por qué una docena de países devinieron fabricantes de
cemento durante la época?; o, planteada en otros términos, ¿de qué dependió el
arranque y crecimiento de la producción?. De partida, cabe conjeturar que fue
decisivo el volumen de la demanda. Dado el alto coste del capital de primer
establecimiento de las plantas cementeras y dadas las características
tecnológicas de su función de producción, esta industria sólo es
económicamente viable en un contexto de mercados relativamente abiertos si
existe una demanda capaz de absorber de manera estable un volumen de
producción mínimo relativamente elevado. Siendo así, el factor clave es el
tamaño de mercado, el cual viene determinado a su vez por la dimensión del
país y por su nivel de renta.
Los gráficos 4 y 5 son una forma tentativa de poner a prueba la hipótesis
que acabo de enunciar. En ambos puede comprobarse que, a la altura de 1929 –
punto culminante y final del período de crecimiento anterior a la crisis– la
producción estuvo relacionada con el consumo en términos agregados y por
habitante32. Para ser más preciso, dependió más del consumo total que del
consumo per cápita. Eso explicaría que las economías de muy pequeño tamaño,
como las centroamericanas y las caribeñas –a excepción de Cuba– no contaran
con una industria en su territorio. Su demanda agregada era demasiado
reducida, cualquiera que fuese su nivel de consumo per cápita. Por supuesto, no
todo encaja perfectamente en tal esquema interpretativo. Si se toman por
separado, los gráficos ponen de manifiesto que la situación productiva de
algunos países se aparta sensiblemente de la esperable conforme a sus niveles
de consumo. Así, Colombia, Chile, Venezuela y, sobre todo, Brasil producían
por debajo de lo que les correspondería por el volumen de su consumo, mientras
que en el caso de México y Uruguay y, muy destacadamente, Cuba ocurría lo
contrario. Ahora bien, contemplando el gráfico 5 se halla la explicación a alguna
de las desviaciones señaladas: Uruguay tenía un nivel de consumo per cápita
anormalmente elevado, mientras que Brasil lo tenía bajo en relación a su
32 El ajuste de la recta a las observaciones es significativamente mejor en relación al consumo agregado que al consumo per cápita: los R2 respectivos son 0,633 y 0,449.
21
producción, es decir, ésta parece ser mayor de la que habría correspondido a su
consumo per cápita. De modo que, combinando las desviaciones de ambos
gráficos se saca en conclusión que los países cuya industria cementera había
alcanzado en 1929 un grado de desarrollo productivo aparentemente no acorde
con la demanda interna son: Cuba y México (por exceso); y, de forma moderada,
Colombia, Chile y Venezuela (por defecto).
< Gráfico 4 >
< Gráfico 5 >
Obviamente, la interpretación que acabo de formular es una
simplificación, que sólo puede ser aceptada como una primera aproximación al
tema. Al basarse en un único año, no toma en cuenta la influencia del ciclo
económico e inversor, no necesariamente coincidente a lo largo y ancho del
continente americano. Lo que es más importante, ignora el papel desempeñado
por los factores de oferta. Aun suponiendo que todos los países
latinoamericanos tuvieran igual acceso a la tecnología y los capitales extranjeros
indispensables para instalar plantas productivas, habría que tomar en
consideración que no todos disponían de los recursos naturales básicos
adecuados cerca de los principales centros consumidores. En este sentido, lo
que podía marcar la diferencia no era la facilidad de contar con bienes de equipo
adecuados ni siquiera tampoco con energía barata33. El factor de oferta que
probablemente influyó más en que se retrasara el arranque de la industria
cementera en algunas naciones latinoamericanas fue la disponibilidad de
33 Como he detallado más arriba, la industria del cemento latinoamericana nació de la mano de la tecnología y la inversión, al consuno, aportada por las economías más industrializadas. Parece razonable suponer que, en la época, las repúblicas latinoamericanas fueron más o menos igualmente receptivas a la llegada de estas iniciativas. En cuanto a los insumos básicos, es preciso distinguir entre los recursos energéticos y las principales materias primas (caliza y arcilla). Los hornos utilizaban como combustible carbón o petróleo. Aunque lo consumían en grandes cantidades, es preciso matizar la afirmación usual que la industria cementera hace un uso extremadamente intensivo de energía. Tomando el ejemplo de la industria española, entre 1922 y 1928 consumió una carga de carbón equivalente, en promedio, al 31 por ciento del cemento producido (ambos expresados en toneladas). Hemos de tener en cuenta que la proporción representada por el carbón, en peso, con relación a las materias primas minerales en realidad sólo habría sido de en torno al 17 por ciento, puesto que por cada tonelada de cemento fabricada era preciso extraer casi dos toneladas de las canteras. V. las cifras de producción de cemento y consumo de carbón en Cemento (Barcelona) (1929, 5, p. 159-60).
22
depósitos de las materias primas minerales cerca de los puntos de
abastecimiento de combustible y de los grandes centros de consumo. Así
ocurrió, por ejemplo, en Brasil, que no estuvo en condiciones de desarrollar con
éxito esta industria hasta que, en los años veinte, se descubrieron depósitos
próximos a los mercados de Rio de Janeiro y Sao Paulo (Suzigan, 2000, 264 y
267). Además de ello, habría que considerar que la política económica, muy
especialmente, la política arancelaria, pudo o no proporcionar incentivos a la
industria cementera nacional34. En definitiva, los factores de demanda
inmediatos ofrecen una explicación bastante satisfactoria sobre los logros
alcanzados en la fabricación de cemento por los países latinoamericanos en el
proceso de la ISI desplegado antes de la crisis de los años treinta, aunque para
tener una comprensión completa del fenómeno habrá que desentrañar el papel
jugado por otro tipo de fuerzas.
4. El consumo de cemento
El análisis del consumo aparente de cemento tiene interés por sí mismo,
con independencia de que ayude a clarificar cómo se ha desarrollado la
industria que lo produce. Como es sabido (v. Introducción), el cemento es un
bien intermedio básico en la actividad constructora. En la época estudiada, fue
sobre todo un material esencial en la construcción de infraestructuras y otras
obras civiles (carreteras, puentes, diques, instalaciones portuarias, embalses, 34 Posiblemente, la política arancelaria inhibió el desarrollo de una industria cementera nacional en la mayoría de países, mientras que para una minoría se convirtió en un poderoso estímulo. Es un aspecto que, en gran medida, está pendiente de investigar. En el México del Porfiriato, bien conocido gracias al trabajo de Márquez (1998), está claro que el gobierno fomentó el sector al reforzar fuertemente en 1905 la política proteccionista que mantenía ya anteriormente. V. también Haber, Razo y Maurer (2003). Venezuela también aplicó, desde la creación de la fábrica de La Vega (1907) una política protectora contundente. Chile siguió los mismos pasos tras la Guerra Mundial. Por contra, numerosas naciones mantuvieron en la práctica una política muy liberal, sesgada por el tratamiento fiscal privilegiado concedido por las autoridades al propio sector público y a las grandes empresas de servicios públicos (ferrocarriles, eléctricas). Esta política estuvo regida por el principio de importación libre de derechos aduaneros para el cemento consumido por los organismos públicos y compañías privilegiadas, y tarifas más o menos moderadas para los restantes agentes. Los pequeños Estados centroamericanos y caribeños, sabedores de sus posibilidades prácticamente nulas de erigir una industria propia, se inclinaron por una política consecuentemente liberal y de fomento económico: el cemento se importó sin gravámenes arancelarios.
23
etc.). De manera paulatina, fue difundiéndose el uso del cemento y del
hormigón o concreto para forjar la estructura de los edificios, particularmente
los no residenciales y los de mayor altura35. Por consiguiente, el nivel de
consumo del producto constituye un buen indicador de la inversión en el sector
de la construcción, en general, y de la inversión en capital social fijo, en
particular. Las diferencias en el consumo a lo largo del tiempo y entre países
también también reflejan, en parte, disparidades en los niveles de renta, debido
a que en un estado de extrema pobreza o de gran atraso se han empleado
materias naturales de tipo vegetal o mineral más baratas y accesibles que el
cemento (en detrimento, por supuesto, de las posibilidades de soportar pesadas
cargas, una larga vida útil, etc.). En este artículo no es posible abordar un
examen detenido de todas las cuestiones que acabo de mencionar, las cuales son
merecedoras, sin duda alguna, de un estudio monográfico específico. Dejaré de
lado las series anuales de consumo aparente contenidas en el Apéndice C, y me
centraré en las medias quinquenales y, fundamentalmente, en las cifras de dos
años concretos de gran significación histórica –1913 y 1929–, con el fin de
realizar una primera aproximación cuantitativa a las desigualdades existentes
en el seno de América Latina en el consumo de cemento.
El cuadro 8 resulta sumamente elocuente. En el conjunto de la región, el
consumo de cemento por habitante se multiplicó por un factor superior a 6 a lo
largo del período36. En la primera mitad del mismo –hasta el estallido de la
Guerra Mundial– el crecimiento fue sensiblemente más fuerte que en su
segunda mitad. Esto fue así en todos los países, salvo en dos pequeños
productores (Ecuador y Guatemala) y uno no productor (El Salvador). Alguien
podría estar tentado de atribuir esa desaceleración a los esfuerzos realizados por
potenciar una industria propia, que habrían llevado a poner trabas a la entrada
35 En México hacia 1910 comenzó a introducirse el hormigón en las obras públicas. En 1920 todavía era una rareza en la edificación (v. Cámara Nacional del Cemento, 1957, 13). Pero ya por entonces en Argentina, al igual que en Uruguay, se consideraba el material más apropiado para la estructura de los edificios (v. Ewing, 1920a, 64 y 76-7; 1920c, 16-7). En los dos países del Cono Sur se empleaba en todas las obras públicas. Brasil iba algo más rezagado, debido a su gran dualismo económico: el cemento y el hormigón eran ya ampliamente utilizados en la actividad constructora desarrollada en las principales ciudades (v. Ewing, 1920b, 25). En cambio, hacia 1920 en Bolivia el ladrillo, el adobe, la piedra y la madera seguían reinando como materiales de construcción, y el cemento tenía escasa presencia (Ewing, 1920a, 161 y 173). Es de suponer que ocurría otro tanto en las economías más pobres de la región. 36 Si se considera el nivel promedio de los tres años iniciales (1900-02) y finales (1928-30), el consumo per cápita se habría multiplicado por 8.
24
del cemento fabricado por los productores más eficientes. Pero tal conjetura
carece, por ahora, de fundamento. La evidencia empírica manejada sugiere, por
un lado, que la producción autóctona se acrecentó como consecuencia de la
expansión de la demanda y no de la sustitución de importaciones; por otro lado,
el menor ritmo de aumento del consumo afectó tanto a aquellos que conocieron
un proceso de ISI como a aquellos que fueron ajenos a él. En mi opinión,
deberíamos inclinarnos por otra conjetura que apuntara hacia el impacto
provocado por el conflicto bélico, que puso fin abruptamente a la era de la
primera globalización y privó a las economías de la zona de oportunidades de
crecimiento a través del comercio y la inversión internacionales. Los propios
datos del cuadro 8 respaldan, o cuando menos hacen verosímil, tal hipótesis.
Durante la conflagración el consumo se hundió y tardó años en recuperarse. En
el primer lustro de posguerra se asistió a una reactivación mediocre, que no
permitió recobrar los niveles máximos anteriores. Hubo que esperar hasta 1927
para alcanzar y superar el techo de consumo per cápita de 1913. Algunas de las
economías que más se habían beneficiado de la integración a la economía
internacional arrostraron mayores dificultades. Argentina no volvió a las cifras
de consumo por habitante de 1913 hasta después de superada la crisis de los
años treinta (1937, en concreto). Chile solamente lo logró en vísperas de la
misma (1928).
< Cuadro 8 >
Pero el rasgo más sobresaliente del cuadro no estriba en la evolución del
consumo a lo largo del tiempo sino en las disparidades existentes entre las
repúblicas latinoamericanas. Cuando dio comienzo el siglo, prácticamente en la
mitad de ellas apenas se utilizaba el cemento: su consumo anual por habitante
era ínfimo, quedaba por debajo de un kilogramo. En cambio, estaba ya
ampliamente extendido en Cuba (26 kg.), Argentina (14), Uruguay (10) y Chile
(8). En la segunda y tercera décadas se difundió progresivamente el uso del
producto en los países más rezagados, de manera que hacia 1929 la mayoría de
ellos sobrepasaban los registros de los más avanzados…en 1900. El cuadro
comentado pone de manifiesto que la distancia que separaba a unos y otros en
1925-9 era enorme, aunque no fuera tan abismal como en 1900-4. Bolivia, Haití,
25
Honduras, Nicaragua y Paraguay consumían alrededor de 5 kilogramos anuales,
mientras Uruguay rebasaba la cota de 100 kilogramos, Cuba la de 80 y
Argentina y Chile la de 50.
Es en extremo interesante reparar en que esas disparidades se
corresponden con las existentes en los niveles de renta per cápita, si bien son de
un orden de magnitud muy superior, sobre todo en los primeros años del siglo37.
Se diría que el consumo de cemento es como uno de esos espejos deformantes
que agrandan y achican el tamaño de los cuerpos que reflejan. ¿A qué se debe tal
exageración de las diferencias de riqueza? Al igual que sucedía con el consumo
de energías modernas (combustibles fósiles)38, y, a buen seguro, con algunos
nuevos bienes de consumo duraderos, tales como los automóviles, el cemento
era un bien sustitutivo de bienes empleados tradicionalmente que sólo estaba al
alcance de los agentes económicos privados y públicos que habían alcanzado un
cierto nivel económico. En los niveles más bajos de renta, el consumo de esos
bienes nuevos era virtualmente inexistente. Es por ello que el consumo de
cemento –como el de los recursos energéticos modernos y otros productos
similares– no es función exclusivamente del nivel de inversión en construcción
o de renta, sino que también expresa el grado de modernización económica.
Las diferencias intrarregionales que exhibe el cuadro 9 pueden
visualizarse con más claridad en los gráficos 6 y 7, en los que se representan los
registros de consumo por habitante en 1913 y 1929, respectivamente. He
añadido el nivel de consumo europeo porque entiendo que resulta en extremo
interesante comparar los logros de las naciones latinoamericanas con las del
Viejo Continente.
< Gráfico 6 >
37 Según los datos compilados por Maddison (2003), en 1900 el PIB por habitante del país más rico (Argentina) era 4 veces superior al del más pobre (Brasil), dentro del grupo de las ocho economías grandes (no hay datos para el resto). En 1929 la brecha entre ambos (Argentina y Brasil) se había reducido ligerísimamente. Hay que tener en cuenta que algunos pequeños países centroamericanos y caribeños, y acaso Bolivia y Paraguay, podían tener una renta per cápita más baja que la de Brasil. 38 En cuanto al consumo de energías modernas (fósiles), v. Yáñez, Rubio y Carreras (2006).
26
En la primera fecha, el consumo per cápita medio de la región se situaba,
aproximadamente, en 22 kilogramos39. Como es bien visible, Latinoamericana
iba muy por detrás de Europa (52); concretamente, el consumo de aquélla
suponía tan sólo el 41,9 por 100 del de ésta. Ahora bien, había tres países que
aventajaban netamente al conjunto europeo: Cuba (76), Argentina (74) y
Uruguay (72). Chile (47) estaba casi a la par, y, consecuentemente, bastante
alejado del grupo de los tres líderes. Panamá parece ir a la zaga, aunque es
posible que mi estimación exagere su posición (v. Apéndice A). Más
incontrovertible es el hecho que Brasil, Costa Rica y República Dominicana
tenían unos niveles parejos de consumo, sólo ligeramente inferiores a la media
regional. Los restantes países estaban muy distanciados de ésta, y exhibían unos
registros tan bajos que tiene poco sentido que establezcamos distinciones entre
ellos. Repárese que algunos productores y también algunas de las economías
grandes formaban parte de esa docena de consumidores pobres.
< Gráfico 7 >
Transcurridos tres lustros, llegado el punto de inflexión dramático que
significó la crisis de 1929, las posiciones relativas habían sufrido algunas
variaciones destacables. La cabecera de la región seguía compuesta por el Cono
Sur más Cuba, pero los cuatro países habían alterado sus puestos: Uruguay
detentaba ahora una primacía indiscutible; Chile se había aupado a la tercera
posición, disputándole a la isla caribeña la segunda, mientras que Argentina
quedó relegada a la cuarta. Costa Rica competía reñidamente con Panamá para
ocupar el quinto puesto, en tanto que Venezuela había escalado
espectacularmente por encima del promedio regional. Brasil había recorrido el
camino inverso. Las pequeñas repúblicas centroamericanas, con las excepciones
señaladas de Panamá y Costa Rica, más Haití, Bolivia y Paraguay componían el
furgón de cola. Contrariamente, las otras grandes economías atrasadas
39 Para ser más exactos, en 21,7 kg., calculando el consumo sobre la base de promediar los umbrales mínimos y máximos de producción, que ha sido el procedimiento que he seguido para obtener las series del apéndice y para elaborar los gráficos. El consumo per cápita habría ascendido a 20,9 kg., si nos atenemos a los umbrales mínimos de producción, y a 22,5 kg. si consideramos los umbrales máximos.
27
(Colombia, México, Perú) conseguían adelantar posiciones, acercándose
lentamente a la media latinoamericana.
En términos globales, hay dos rasgos destacables, de carácter
contrapuesto. Uno de ellos radica en el incremento, en un 50 por 100, del
consumo per cápita de cemento de Latinoamérica. El otro consiste en un
elemento de permanencia, de igual o mayor importancia que ese aumento: la
brecha que separaba América Latina de Europa no se estrechó en absoluto entre
1913 y 1929. Incluso se agrandó algo. En la segunda fecha, el volumen de
cemento per cápita consumido por la región representó el 38,1 por 100 del
consumido por Europa, casi cuatro puntos porcentuales menos que en 1913. Son
las dos caras, optimista y pesimista, de la realidad analizada.
5. Conclusiones
Como es bien sabido, el cemento es un material de construcción básico.
La tecnología para elaborarlo como un compuesto químico (cemento portland)
se difunde a mediados del siglo XIX, pero en los propios países más
industrializados no se impondrá claramente hasta alrededor de 1900. Las
innovaciones tecnológicas introducidas en los años postreros del siglo XIX
consintieron una rápida disminución del precio del producto, a la par que una
definitiva mejora en su calidad y uniformidad, todo lo cual resultó decisivo para
que se extendiera rápidamente su uso por doquier. La nueva tecnología creará,
en los primeros años, una barrera de entrada para los países menos
desarrollados. Para explotar el gran potencial de economías de escala deben
montarse plantas de enormes dimensiones que requieren una elevada inversión,
dotadas de un equipo sofisticado que sólo se fabrica en los países industriales
líderes (Alemania y Estados Unidos) y en algún otro especializado en este sector
(Dinamarca). Los requerimientos de capital financiero y tecnológico, junto con
las dificultades para abastecerse de combustibles abundantes y baratos,
conllevaron que, en los primeros años del siglo XX, las economías
28
latinoamericanas recurriesen a la importación para satisfacer la demanda
interna. Las fábricas del sector de las principales potencias industriales
europeas –Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña– atendieron esa demanda
y, posiblemente, sacaron buen provecho de ella en su dinámica expansiva. La
Primera Guerra Mundial quebró ese vínculo. Las exportaciones cementeras a
Latinoamérica a duras penas recuperaron, a fines de los 1920, el nivel máximo
alcanzado en 1913, en un contexto en que el consumo había experimentado un
fuerte aumento.
Con anterioridad al choque provocado por la Gran Guerra, ocho naciones
latinoamericanas –Cuba, Guatemala, México, Argentina, Chile, Colombia,
Venezuela y Uruguay, por orden cronológico– consiguieron levantar en su
territorio fábricas de cemento que operaron con regularidad. Estamos ante un
fenómeno que, como ha apuntado Ocampo (2003), cabe calificar como una
sustitución natural de importaciones. La localización racional, desde un punto
de vista económico, de una industria como la del cemento es, en efecto, allí
donde se ubican los depósitos de piedras calizas y arcilla que estén próximos a
los principales centros de consumo y estén, asimismo, bien comunicados con los
puntos de suministro del combustible. Es así porque, por un lado, el producto es
sumamente costoso de transportar, y, por otro, se fabrica mediante un consumo
extremadamente intensivo de minerales de cantera, más que de energía. Con
todo, la mayoría de empresas cementeras de la región atravesaron grandes
dificultades durante los primeros años. No bastó que hubieran sido promovidas
y financiadas, esencialmente, por inversores extranjeros, ni que estuvieran
equipadas con maquinaria producida en los países más avanzados. Tenían, en
general, un tamaño de planta subóptimo, y los hornos eran, a menudo,
verticales en lugar de horizontales rotatorios. La industria del cemento
latinoamericana, con la excepción de México, vivió hasta 1914 agobiada por la
dura presión competitiva de su homóloga europea, y, en menor grado,
estadounidense.
La Guerra Mundial alteró radicalmente la situación, como consecuencia
del corte de los suministros y el alza explosiva de los precios. Esto deparó
grandes oportunidades de crecimiento para la industria autóctona. Las fábricas
29
pioneras consolidaron su posición y aumentaron vigorosamente la capacidad
instalada y la producción. En algunos casos, fueron desplazadas del mercado
por una nueva generación de fábricas. En otros, éstas se lo repartieron con las
primeras gracias a que la demanda interna se acrecentó de manera
suficientemente vigorosa. Nuevos países se convirtieron en productores (Perú,
Ecuador, Brasil y Bolivia). Todos ellos se dotaron de una tecnología más
moderna y un equipo más eficiente, bien fuera adquiriéndolo para las plantas
recién montadas, o bien renovando las existentes. La inversión extranjera, muy
especialmente norteamericana, jugó un papel fundamental en este sentido. El
proceso de sustitución de importaciones progresó gradual pero sostenidamente.
A la altura de 1930, justo antes de que se hundieran las compras al exterior, el
cemento fabricado en América Latina cubría exactamente la mitad del consumo.
Solamente las economías más pequeñas quedaron por completo al margen del
proceso de ISI. No lo abordaron hasta que entraron de pleno en la era de la
industrialización dirigida por el Estado40. Los datos manejados sugieren que fue
determinante el tamaño de mercado, más que el grado de desarrollo económico
o los factores de oferta (disponibilidad de materias primas, recursos energéticos,
acceso a financiación exterior).
El consumo de cemento de Latinoamérica creció muy intensamente
durante las tres primeras décadas del siglo XX. La tasa de crecimiento medio
anual ascendió al 9,6 por ciento; referido en términos por habitante, el ritmo de
incremento fue un impresionante 7,7 por ciento. Este aumento sobrepasó
largamente, a buen seguro, el registrado por la producción industrial en su
conjunto, por no hablar del PIB41. El hecho no resulta sorprendente, tratándose
de un bien que, en cierta manera, era nuevo. Su uso estaba asociado al grado de
modernización económica. Rige un ciclo de producto según el cual al comienzo
éste tan sólo comienza a ser consumido a partir de un nivel mínimo
40 La expresión es de Cárdenas, Ocampo y Thorp (2003b), que, con razón, la consideran más pertinente que la tradicional «industrialización sustitutiva de importaciones» para designar la estrategia industrializadora seguida por las repúblicas latinoamericanas después de la Segunda Guerra Mundial. 41 Las mencionadas tasas resultan de comparar el nivel promedio de los tres años iniciales (1900-02) con los tres finales (1928-30). En el mismo período, el PIB de las ocho economías grandes de la región creció a una tasa anual del 3,5 por ciento, según los datos de Maddison (2003).
30
determinado de renta; más tarde, las naciones pobres tendrán una propensión a
consumirlo por el efecto de demostración de las naciones más ricas. Esto
explicaría que las diferencias en consumo per cápita de cemento en el seno de la
región fueran abismales cuando se inauguró el siglo. El mayor consumidor
(Cuba) gastaba un volumen de cemento por habitante más de mil veces superior
al del menor consumidor (Bolivia)42. A fines de la década de 1920 las
disparidades regionales habían disminuido de manera notabilísima. La
distancia que separaba al mayor consumidor (Uruguay) y el menor (Paraguay)
no alcanzaba a ser un múltiplo 27. Así pues, a lo largo del período tuvo lugar una
clara tendencia a la convergencia en los niveles de consumo de cemento per
cápita entre las repúblicas latinoamericanas. Se trata de un hecho, sin duda,
destacable. Tanto lo es como otro que constituye el revés de la dinámica de las
economías de la región: su consumo medio por habitante en 1913, netamente
por debajo del europeo y, más aún, del norteamericano, había retrocedido en
términos relativos en 1929. Si nos permitimos el atrevimiento de suponer que
esa brecha de consumo bien pudiera reflejar una brecha semejante en los demás
gastos de inversión, cabría concluir que ni el crecimiento vía exportaciones ni el
brote industrializador parecen haber dado a las economías latinoamericanas la
capacidad de evitar que se agrandase su rezago con respecto a las economías
más desarrolladas.
42 El espectro se reduce drásticamente si comparamos el segundo y el penúltimo consumidores (Argentina y Colombia, respectivamente), aunque el factor 118 que media entre ambos no guarda ninguna proporción con su diferencial en términos de renta per cápita, que, según los datos de Maddison (2003), no alcanzaría a ser de 3:1.
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36
APÉNDICE A
El criterio general que he adoptado ha sido dar por válidos los valores de importaciones –y, eventualmente, exportaciones– que figuran en las estadísticas de comercio exterior de los países latinoamericanos. Cuando no he dispuesto de tales datos –bien sea porque no he tenido acceso a algunas de esas estadísticas, bien porque simplemente no fueron elaboradas por dichos países, o bien sea porque no contienen la información buscada–, he recurrido a las estadísticas de comercio exterior de los países más industrializados (Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Francia y Reino Unido), que fueron además los principales, cuando no exclusivos, exportadores de cemento a Latinoamérica. En el caso de la estadística norteamericana, hasta 1917 los datos se refieren a años fiscales que finalizan en 30 de junio. He estimado los valores de cada año natural promediando los valores correspondientes al año fiscal que termina con los del siguiente. Dado que esos datos son estimados, no cabe esperar una total exactitud en las cifras manejadas de exportaciones norteamericanas hasta la fecha indicada.
Así pues, el método de cuantificación que he usado parte del supuesto que las estadísticas del comercio exterior de estos países industrializados y las de los Estados latinoamericanos son sustitutivas. He verificado que tal supuesto se ajustase aproximadamente a la realidad. Del ejercicio de contraste sistemático que he realizado se concluye que aun cuando el supuesto no se cumple de forma rigurosa, no se aleja en exceso de la realidad si se hace la comparación de forma global. En concreto, la suma algebraica de las diferencias entre las cantidades de cemento exportadas por Alemania, Bélgica, Estados Unidos y Reino Unido y las importadas por las repúblicas latinoamericanas arroja los siguientes resultados (expresados como porcentajes respecto al volumen total exportado por los cuatro países indicados): 1911, 7%; 1912, 4; 1913, -5; 1914, 6; 1915, 13; 1916, 5; 1917, -3; 1918, 5; 1919, -1; 1920, 16; 1921, -16; 1922, -16; 1923, -8; 1924, -11; 1925, 2. Desde 1926 a 1929 las discrepancias son inferiores a 1 punto porcentual. Como puede observarse, únicamente en 1915 y en la primera mitad de la década de 1920 los valores consignados por los exportadores se apartaron un tanto significativamente de los registrados por los importadores.
A continuación detallo el procedimiento de estimación utilizado para cada uno de los países estudiados, con el fin de que el lector se haga una idea más precisa acerca de la consistencia de las series que presento más abajo. Las series que figuran debajo son las importaciones netas, esto es, las importaciones deducidas las exportaciones.
Argentina Se han tomado los datos de importaciones registrados en la estadística de comercio exterior argentina, salvo para los años 1900-02, 1906-08 y 1910, calculados con los datos de exportaciones a Argentina de Alemania, Bélgica, Francia y Reino Unido, considerando que estos cuatro países proporcionaron la totalidad del cemento importado por Argentina. Para el año 1913 se ha reemplazado la cifra, inverosímil, de importaciones procedentes de Bélgica por la de exportaciones a Argentina que figura en la estadística belga.
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Bolivia Los datos correspondientes a los años 1913-15 y 1920-30 proceden de la estadística de comercio exterior boliviana. Los valores de 1900 a 1912 han sido estimados basándose en las exportaciones a Bolivia de Alemania, Estados Unidos y R. Unido, efectuando la extrapolación conforme a los porcentajes que representaron cada uno de estos países en las importaciones de 1913. Para los años 1916-19 se siguió el mismo procedimiento refiriéndolo a las importaciones de 1915. Brasil Las cifras que se ofrecen son las importaciones brasileñas, excepto para 1900-01 que han sido obtenidas sumando las exportaciones a Brasil de Alemania, Bélgica, Estados Unidos y Reino Unido y aplicando a continuación como coeficiente de extrapolación la proporción representada por las importaciones procedentes de estos cuatro países sobre el total importado en los años 1902-11. Para el período 1902-12 no he extraído la información directamente de la estadística comercial brasileña sino del Statistical Abstract….(1913) (1914), que utiliza esta fuente. Colombia Para el período 1900-14 se ha supuesto que las importaciones equivalían a lo exportado a Colombia por Alemania y Estados Unidos (supuesto que resulta verosímil, a la luz de los datos conocidos de 1913 y posteriores a 1914). Desde 1915 se toman los datos de importaciones de la estadística colombiana. Algunos vacíos han podido ser cubiertos gracias a la información que me ha suministrado gentilmente Carmen Astrid Romero. Costa Rica Se ha seguido el mismo procedimiento empleado para Brasil. Las cifras de 1903 a 1909 se hallan en el Statistical Abstract…(1913) (1914). Desde 1910 proceden de la estadística costarricense. En lo que respecta a los años 1900-02, se trata de una estimación basada en las exportaciones a Costa Rica de Alemania y Estados Unidos, ajustadas según el porcentaje de los años 1910-13. Cuba Desde 1902 la estadística de comercio exterior de Cuba proporciona la información necesaria para construir la serie que presento, tras adecuar los valores semestrales y de años fiscales a los años naturales y una vez efectuada la correspondiente conversión de las unidades expresadas en barriles a toneladas. Los valores de los años 1900 y 1901 han sido estimados basándose en las exportaciones a la isla de Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, extrapolando el porcentaje representado por las compras a estos países en el total importado en 1903. Chile Los datos han sido extraídos de las estadísticas del comercio exterior de Chile, salvo los correspondientes a los años 1900-01, 1903-06 y 1912, que, al no disponer de las mismas, he recurrido a estimarlos a partir de las exportaciones al país andino de Alemania, Bélgica, Estados Unidos y Reino Unido, extrapolando, en el primer caso conforme al peso relativo de sus importaciones
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en 1902, y, en el caso de los años 1903-06 y 1912, de acuerdo con el peso relativo promedio de las importaciones de los cuatro países entre 1907 y 1911. Ecuador La serie ha sido estimada para los años 1900-1910 partiendo de las exportaciones a Ecuador de Alemania y Estados Unidos, aplicando la cuota de mercado que tenían ambos en 1925-26. Los datos de la serie entre 1911 y 1930 son los valores que figuran en la estadística comercial ecuatoriana, excepto el correspondiente a 1927, que se calculado siguiendo el mismo método que para el primer período. El Salvador Desde 1900 hasta 1911 los datos resultan de extrapolar las exportaciones alemanas y norteamericanas al país centroamericano con arreglo a la proporción representada por ambas en las importaciones de 1912. Desde 1912 los datos se hallan en la estadística del comercio exterior salvadoreña, salvo los años 1913, 1917 y 1920, que he estimado siguiendo el mismo procedimiento que en el primer período. El valor de 1926 proviene de la interpolación de los valores del año anterior y posterior (idénticos). Guatemala Esta serie ha sido íntegramente estimada. Dados los supuestos en que se ha basado la estimación, los resultados son menos fiables que para la mayoría de países. Se han obtenido a partir de las exportaciones a Guatemala de Alemania y Estados Unidos, aplicando para el período 1900-25 el coeficiente representado por las compras a ambos países en el total comprado al exterior en 1925, excepto para 1914-20, en que he supuesto que Estados Unidos suministró todo el cemento importado. Para 1928 y 1929 he extrapolado los valores de las exportaciones germánicas y norteamericanas según los coeficientes conocidos para estos años. Los valores correspondientes a 1926 y 1927 resultan de interpolar los coeficientes de 1925 y 1928, respectivamente. Para 1930 he aplicado el mismo coeficiente que el del año precedente. Haití La serie ha sido elaborada en dos tramos. Desde 1918 hasta 1930 se toman los datos de las importaciones haciendo abstracción del hecho que se refieren a años fiscales (con final en 30 de septiembre). Para el período 1900-17 he calculado las importaciones mediante una extrapolación de las exportaciones a Haití de Alemania y EEUU, salvo para los años 1914-6, en que he considerado que este último país se convirtió en el proveedor en exclusiva. Las cifras de 1900-13 resultan de extrapolar el coeficiente de cobertura medio de las importaciones de Alemania y Estados Unidos en los años 1925-30 (he juzgado que debió guardar mayor analogía con el del período prebélico que el de los años inmediatamente posteriores al conflicto). Honduras La estadística del comercio exterior hondureña no da información alguna sobre los volúmenes de cemento importado. A falta de cualquier dato sobre éstos, he partido de la premisa que provinieron de Alemania y EEUU. En los años en que se carece de información sobre las exportaciones alemanas (1900-05) a la economía hondureña he procedido a una extrapolación basada en su cuota de
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mercado media en 1907-13. Para los años 1914-20 he supuesto que EEUU fue el único proveedor. México El tramo de la serie de los años 1900-13 deriva de las exportaciones a México de Alemania, Bélgica, EEUU y Reino Unido, que han sido extrapoladas según su porcentaje de cobertura conjunto de los años 1911 y 1912 (muy próximo al 100%). Para los años 1914-19 he considerado que las exportaciones norteamericanas significaron la totalidad de las importaciones mexicanas (como ocurrió en 1920). Desde 1921 los datos han sido extraídos de la estadística del comercio exterior de México. Nicaragua Las cifras de 1900-11 corresponden a las exportaciones a Nicaragua de Alemania y EEUU, que supongo equivalentes a la totalidad de las importaciones. Cuando faltan las primeras el cálculo se hace a partir de las segundas teniendo en cuenta la proporción media entre ambas en 1908-11. Para los años 1912 a 1918 la estadística nicaragüense proporciona el valor del cemento importado, que he convertido en cantidades aplicando el valor unitario del cemento exportado por EEUU a Nicaragua. A partir de 1919 los datos se hallan en las estadísticas comerciales nicaragüenses. Panamá Para el primer período (1905-19) la serie ha sido estimada bajo unos supuestos ciertamente frágiles, pues además de carecer por completo de información propia del país centroamericano, salvo para los años 1911 y 1913, deben desecharse los datos norteamericanos al confundir las exportaciones destinadas al mercado panameño con aquellas que fueron consumidas en la zona del canal –gigantescas, y muy mayoritarias hasta, por lo menos, 1914 debido a la construcción del mismo–. Ante ello, he derivado las importaciones de las exportaciones alemanas a Panamá extrapolando su coeficiente de cobertura en 1911. Desde 1920 la información procede de las autoridades panameñas, según queda recogida en Société des Nations (1928) y (1930). Paraguay Se trata de una estimación muy aventurada, ante la práctica inexistencia de información estadística tanto por parte de Paraguay como de las naciones más industrializadas. La serie derivada de la evolución del valor de las importaciones totales –la fuente es Mitchell (2003)–, tomando como puntos de referencia para escalarla las cantidades de cemento importadas en 1916-17, 1926 y 1929 (son los únicos años en que la estadística de comercio exterior paraguaya informa sobre el cemento importado). Las cifras de 1927 y 1928 han sido interpoladas geométricamente.
Perú Hasta 1921 es una estimación basada en las exportaciones a Perú de Alemania, Bélgica, EEUU y Reino Unido, excepto para los años 1901-02, 1904-05, 1914-15 y 1920 en que los datos proceden de la estadística de comercio exterior peruana (he descartado los referentes a 1906, 1911 y 1912, por parecer muy defectivos a la luz de las exportaciones declaradas por los países industrializados). La
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estimación resulta de extrapolar las exportaciones de los cuatro países señalados según la proporción que representan en las importaciones peruanas en 1901, para los años 1900 y 1903; en la media de 1912 y 1914, para los años 1906-11 y 1913; en el promedio de 1914, 1915 y 1920, para los años 1916-19; y 1920, para el año 1921. A partir de 1922 se toman los datos de las importaciones directamente de la estadística comercial peruana, o bien de Société des Nations (1928) y (1930). República Dominicana De 1900 a 1913 he estimado las importaciones extrapolando las exportaciones de EEUU a la República Dominicana de acuerdo con su peso en las importaciones dominicanas en 1921-23. Para los años 1914-17 he supuesto equivalentes las exportaciones norteamericanas y las importaciones dominicanas (supuesto que está muy próximo a cumplirse en 1918-19). Desde 1918 las cifras son las que figuran en las estadísticas de comercio exterior de la República Dominicana. Uruguay Los datos han sido extraídos de la estadística del comercio exterior de Uruguay, excepto los años 1912 y 1914. Los valores de estos años se han estimado aplicando a los de los respectivos años anteriores la tasa de variación interanual que se desprende de las exportaciones a Uruguay de Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Francia y R. Unido. Venezuela De 1900 a 1905 he estimado la serie de acuerdo con las exportaciones de Alemania y EEUU a Venezuela, tomando como coeficiente para la extrapolación su peso relativo en 1906-13, y ajustando en el año previo al enlace (1905). De 1906 a 1930 los datos se obtienen de las estadísticas del comercio exterior de Venezuela (se publican desagregados por aduanas y semestres).
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Cuadro A.1 Importaciones netas de cemento, en toneladas
Años Argen-
tina Bolivia Brasil
Colom-bia
Costa Rica
Cuba ChileEcua-
dor
El Salva-
dor
Guate-mala
Haití Hondu
-ras México
Nicara-gua
Pana-má
Para-guay
Perú R.
Domi-nicana
Uru-guay
Vene-zuela
LATINO-AMÉRICA
1900 63.250 0 66.022 238 587 27.183 20.527 708 486 663 665 188 24.726 134 __ 522 2.034 333 4.830 2.148 215.246
1901 76.123 105 44.178 558 1.068 22.969 27.185 1.660 614 729 750 231 27.533 156 __ 618 1.611 374 7.150 2.021 215.635
1902 55.600 18 58.764 598 1.707 11.059 21.853 214 141 310 390 94 30.470 170 __ 496 4.832 304 11.442 1.130 199.591
1903 67.853 14 63.771 769 848 20.363 20.958 289 133 103 475 94 53.084 157 __ 716 5.945 233 12.928 1.891 250.624
1904 84.200 681 94.056 1.243 871 18.876 32.757 850 278 622 996 349 52.247 220 __ 729 7.567 219 9.913 4.811 311.485
1905 109.177 455 129.578 1.403 1.220 40.489 51.490 1.804 492 984 738 520 70.325 292 325 956 7.568 423 16.542 5.620 440.400
1906 196.575 154 180.307 1.603 2.125 49.598 62.970 1.663 697 1.209 1.099 704 103.305 208 4.436 1.292 12.977 890 22.256 4.922 648.990
1907 249.532 184 179.323 2.534 2.794 77.763 98.423 1.686 569 534 1.605 615 113.184 153 4.400 1.535 20.618 1.740 31.114 6.316 794.623
1908 227.496 366 197.907 2.942 2.202 74.645 52.897 2.117 1.023 510 1.140 496 72.921 201 2.745 832 14.464 2.928 24.323 5.577 687.733
1909 313.499 257 201.754 2.906 4.059 62.893 99.649 2.885 641 584 3.056 794 79.171 315 1.064 774 11.090 3.413 28.803 6.154 823.759
1910 337.404 1.916 264.171 5.907 4.278 74.524 72.639 2.748 610 834 3.948 657 98.725 237 10.610 1.308 17.393 4.150 41.897 7.562 951.518
1911 389.290 2.856 268.689 7.717 6.518 94.899 91.103 2.671 1.350 1.743 5.367 1.614 60.258 1.565 9.309 1.369 18.794 6.803 60.343 11.210 1.043.468
1912 375.821 2.561 367.032 9.449 5.621 114.480 128.488 4.569 2.842 3.391 7.423 1.890 44.749 1.546 11.254 1.104 28.405 10.688 59.840 15.137 1.196.290
1913 565.566 9.967 465.314 14.599 6.828 151.083 142.585 2.793 4.073 4.122 6.782 1.990 36.346 1.311 13.200 1.655 27.254 13.530 57.149 13.878 1.540.023
1914 335.656 2.847 180.785 12.394 5.225 127.210 89.762 2.810 3.349 1.960 2.805 3.710 15.975 1.398 11.794 1.042 22.925 8.500 15.996 9.219 855.362
1915 237.941 3.271 144.855 8.296 4.379 103.000 38.996 4.541 3.649 2.484 4.032 3.786 18.151 1.343 10.538 634 16.056 8.963 10.012 8.262 633.189
1916 173.205 1.386 169.838 12.799 3.128 143.206 56.516 5.101 4.618 2.813 6.301 1.983 17.957 1.934 9.415 1.431 19.691 12.275 3.694 10.698 657.987
1917 89.714 3.239 98.591 12.393 2.553 132.257 44.472 3.350 5.140 2.323 5.494 1.215 19.737 1.677 8.412 990 20.814 14.031 2.875 7.502 476.779
1918 56.604 3.413 51.715 7.664 265 108.422 22.091 3.774 3.223 2.194 5.257 1.176 22.030 1.286 7.516 2.268 21.257 14.483 -10.191 4.762 329.209
1919 122.115 3.123 198.418 12.197 1.616 107.682 26.663 4.332 2.466 4.207 2.589 1.916 23.040 1.713 6.715 3.229 30.160 10.758 6.166 7.869 576.974
1920 111.286 5.742 172.992 28.000 2.633 132.251 41.670 5.174 5.535 3.471 5.835 4.896 37.526 1.589 6.000 2.677 23.034 20.037 5.129 15.362 630.838
1921 162.983 7.905 156.872 18.000 2.137 102.350 41.418 6.530 3.292 1.811 2.892 3.377 30.888 798 6.900 1.717 17.116 16.528 7.190 10.222 600.925
1922 213.074 4.557 319.550 19.283 4.589 84.728 33.237 9.289 2.863 2.215 2.699 4.865 22.976 1.285 6.200 1.165 32.000 11.732 14.047 11.397 801.751
1923 213.246 6.343 223.404 32.372 4.781 103.707 54.871 12.675 4.199 3.602 4.870 7.096 25.787 1.824 6.000 1.757 40.500 16.071 9.499 14.251 786.855
1924 274.175 8.988 317.152 36.614 6.300 100.031 73.108 17.946 8.192 3.658 5.007 3.827 20.662 2.566 9.300 3.208 66.700 18.482 8.515 37.272 1.021.704
1925 370.956 7.591 336.474 42.928 8.550 100.772 66.785 12.191 18.178 3.137 6.069 4.319 24.261 2.059 11.300 3.617 66.737 17.594 13.719 53.958 1.171.194
1926 343.366 8.000 396.322 60.830 10.026 58.982 94.483 10.239 18.178 6.753 9.916 3.271 23.699 2.851 15.500 2.300 56.860 21.115 16.348 121.717 1.280.757
1927 415.884 10.497 441.959 100.397 13.469 42.564 119.766 13.957 18.178 5.312 13.552 2.813 27.929 2.379 14.100 2.959 54.668 28.403 35.532 86.014 1.450.333
1928 498.786 9.552 456.212 133.597 19.798 27.596 95.982 14.300 15.701 9.875 12.092 2.457 21.971 5.062 24.700 3.808 54.988 30.147 49.817 139.050 1.625.491
1929 462.665 11.640 535.276 150.625 25.860 25.782 241.273 17.800 18.904 8.913 11.511 6.425 39.687 5.043 27.800 4.880 58.339 36.480 32.131 105.529 1.826.561
1930 419.819 7.306 384.503 72.915 19.600 16.120 251.820 16.519 12.244 5.093 7.227 8.133 23.977 3.424 25.600 5.340 30.326 18.849 24.281 145.379 1.498.475
42
APENDICE B
Las fuentes de los datos de producción son de una calidad más variada y difícilmente contrastable que las referentes a los volúmenes importados. Además, su cobertura es mucho menor, lo que obliga a menudo a establecer unos márgenes dentro de los cuales es razonable suponer que se situó la producción. Afortunadamente, tenemos noticia detallada y completa de cómo evolucionó la capacidad instalada de la industria cementera en todos los países de América Latina y el Caribe gracias al documentado trabajo de De las Cuevas (1999). He tomado sus datos como base de cálculo de los márgenes probables de producción, pues aunque algún dato concreto no se ajuste exactamente a la realidad, la sistematicidad y exhaustividad de su aportación empírica compensan con creces la existencia de ciertos errores puntuales. Mi elaboración ha sido muy simple: para los años que carezco de información propongo dos valores hipotéticos de producción, uno correspondiente al nivel máximo probable y otro al nivel mínimo probable. El primero deriva de aplicar un coeficiente de utilización del 90% de la capacidad instalada, mientras que el segundo resulta de aplicar a la misma un coeficiente del 20%. Estos porcentajes no son arbitrarios, sino que aparecen como los más veraces en un examen de la evidencia empírica conocida sobre este período. Solamente en circunstancias excepcionales las plantas cementeras rebasaron el mencionado techo o redujeron su producción por debajo del umbral mínimo fijado, ya que aquél era muy difícilmente superable por razones técnicas, mientras que éste resultaba insostenible por motivos económicos.
Como en el apéndice anterior, a continuación se especifica la procedencia de cada una de las series nacionales de producción; asimismo, se describe el alcance de la estimación realizada en cada una de las series para suplir la inexistencia de datos, a fin de que el lector se forme una idea más clara sobre su solidez. Argentina Para el período 1908-12 he supuesto que la producción se mantuvo constante en torno a 4.000 toneladas, siguiendo a Bureau of Mines (1940, 9). Los datos del período 1913-24 han sido extraídos de CEPAL (1951, 122); los referentes a 1925-30, de coinciden con los publicados por otros autores (Della Paolera and Taylor, 2003,...). Bolivia Únicamente existe un dato de producción (54.000 barriles, en la la revista Cemento, III, 31 de diciembre, p. 405-6), relativo a 1929, de la planta de Viacha, puesta en funcionamiento el año anterior, el cual no es coherente con la información sobre capacidad instalada facilitada por De las Cuevas (1999) y Bureau of Mines (1940, 13). He dado por válida esta última (50.000 barriles, equivalentes aproximadamente a 8.000 toneladas), y a partir de ella he calculado los valores de los umbrales máximos y mínimos, que he mantenido constantes por tratarse de tan sólo tres años. Si el citado dato de producción no estuviera muy alejado de la realidad, los valores máximos estimados estarían mucho más próximos a ella que los mínimos.
43
Brasil
Bureau of Mines (1940, 17).
Colombia
En los años 1909-12 los valores estimados en los umbrales máximo y mínimo se obtienen por el método usual: porcentajes del 90% y 20%, respectivamente, respecto a la capacidad instalada según De las Cuevas (1999), al igual que para el período 1914-19. Las cifras de producción de 1913 y 1920-30 proceden del Instituto Colombiano de Productores de Cemento, que me facilitó muy amablemente Carmen Astrid Romero.
Cuba Las cifras de producción de las fábricas que operaban antes de la apertura en 1918 de la planta de Mariel de la Compañía Cubana de Cemento Portland –que acabó de inmediato con todas ellas– son desconocidas, lo cual plantea un grave problema, habida cuenta de su considerable capacidad productiva. Ante la falta absoluta de información, no ha quedado más remedio que recurrir a la simple estimación de umbrales máximo y mínimo a partir de aplicar los consabidos porcentajes a las cifras de capacidad instalada que proporciona De las Cuevas (1999). Desde 1918 los datos de producción proceden de Banco Nacional de Cuba (1951). Chile De 1908 a 1913 he estimado la producción, en los umbrales máximo y mínimo, por el procedimiento habitual. Desde 1914 a 1924 he extraído la información de la Oficina Central de Estadística (varios años). A partir de 1925, los datos se hallan en CEPAL (1951, 373); he tomado los referentes a 1929 y 1930 de Bureau of Mines (1940, 20). Ecuador Las únicas cifras conocidas de producción son las aportadas por la revista Cemento para los años 1925 (101.596 barriles) y 1929 (71.007 barriles) (III, 31 de diciembre, pp. 405-6). Para los restantes años comprendidos entre 1923, cuando se puso en marcha la única planta cementera del país, y 1930 he estimado los niveles máximo y mínimo. Adviértase que los valores calculados para este último son demasiado bajos para resultar creíbles. Guatemala Se dispone de un único dato de producción, relativo a 1929 (78.000 barriles, según la revista Cemento, III, 31 de diciembre, pp. 405-6). A falta de mayor información, se ha estimado el resto de la serie siguiendo el método común. México Para 1906-24, Estadísticas Históricas de México, t. II, p. 524, coincidiendo con otros autores, como Haber (1989, )Haber, Razo and Maurer (2003, 162). Para 1925-30, CEPAL (inédito), que ofrece magnitudes un tanto distintas y que exhiben una evolución más creíble de la que se desprende de la primera fuente.
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Perú Los datos de producción desde 1922, cuando comenzó a funcionar la primera y única planta cementera, se hallan en Dirección General de Estadística (1940, 157). Uruguay La producción de la fábrica levantada en Sayago en 1912 no es conocida hasta 1919, por lo que debemos recurrir a la estimación de los valores en los umbrales superior e inferior. Desde 1919, los valores de producción me han sido facilitados gentilmente por Magdalena Bertino. Agradezco a Luis Bértola que me dirigiese a ella para obtener la información. Venezuela Las fuentes informan de los niveles productivos en cuatro años concretos: 1910 (Corporación Venezolana del Fomento (1962), p. 59); 1920 (35.000 sacos mensuales de 95 libras, equivalentes a alrededor de 19.100 toneladas anuales, según Department of Overseas Trade (1921, 15); 1925 y 1929 (111.397 y 181.920 barriles, respectivamente, según revista Cemento, III, 31 de diciembre, pp. 405-6). La cifra proporcionada por la primera fuente (13 mil toneladas) es compatible con las que proporciona De las Cuevas (1999) de capacidad –y avala Bureau of Mines (1940, 28)– si se refiere a 1913, en lugar de 1910. El resto de la serie se ha rellenado con las estimaciones de niveles máximos y mínimos probables.
45
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Cuadro B.1 Producción de cemento estimada, en toneladas
Argentina Bolivia Brasil Colombia Cuba Chile Ecuador Guatemala México Perú Uruguay Venezuela LatinoaméricaAños Umbral
superior Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
Umbral superior
Umbral inferior
1900 5.400 1.200 5.400 1.200
1901 50.400 11.200 1.800 400 52.200 11.600
1902 50.400 11.200 1.800 400 52.200 11.600
1903 50.400 11.200 3.600 800 54.000 12.000
1904 59.400 13.200 3.600 800 63.000 14.000
1905 59.400 13.200 5.400 1.200 64.800 14.400
1906 59.400 13.200 5.400 1.200 20.000 84.800 34.400
1907 59.400 13.200 5.400 1.200 30.000 94.800 44.400
1908 4.000 4.000 59.400 13.200 36.000 8.000 5.400 1.200 40.000 144.800 66.400
1909 4.000 4.000 6.300 1.400 59.400 13.200 36.000 8.000 5.400 1.200 50.000 7.200 1.600 168.300 79.400
1910 4.000 4.000 6.300 1.400 59.400 13.200 36.000 8.000 5.400 1.200 60.000 7.200 1.600 178.300 89.400
1911 4.000 4.000 6.300 1.400 54.000 12.000 36.000 8.000 5.400 1.200 50.000 10.800 2.400 166.500 79.000
1912 4.000 4.000 6.300 1.400 54.000 12.000 36.000 8.000 5.400 1.200 40.000 45.000 10.000 10.800 2.400 201.500 79.000
1913 2.900 5.000 54.000 12.000 36.000 8.000 1.2005.400 30.000 45.000 10.000 13.000 3.200 191.300 72.300
1914 3.500 8.100 1.800 54.000 12.000 37.928 5.400 1.200 25.000 45.000 10.000 14.400 3.200 193.328 94.628
1915 4.200 8.100 1.800 54.000 12.000 47.129 7.200 1.600 10.000 45.000 10.000 14.400 3.200 190.029 89.929
1916 5.100 8.100 1.800 54.000 12.000 56.554 7.200 1.600 20.000 45.000 10.000 14.400 3.200 210.354 110.254
1917 5.100 8.100 1.800 58.100 12.000 58.100 7.200 1.600 30.000 45.000 10.000 18.000 4.000 229.600 122.600
1918 4.200 8.100 1.800 26.000 71.060 7.200 1.600 40.000 45.000 10.000 18.000 4.000 219.560 158.660
1919 36.800 8.100 1.800 53.300 60.880 7.200 1.600 40.000 10.000 18.000 4.000 234.280 208.380
1920 79.300 6.000 79.900 55.092 3.20014.400 45.000 36.000 18.100 333.792 322.592
1921 75.800 6.000 75.000 70.692 3.20014.400 50.000 32.000 19.800 4.400 317.092343.692
1922 78.400 6.000 84.300 60.192 14.400 3.200 70.000 2.622 30.000 19.800 4.400 365.714 339.114
1923 98.600 6.000 112.000 68.970 18.000 4.000 14.400 3.200 90.000 4.493 50.000 19.800 4.400 482.263 441.663
1924 142.500 6.000 141.800 67.500 18.000 4.000 21.600 4.800 106.991 5.245 64.000 19.800 4.400 593.436 547.236
1925 132.700 6.000 185.000 70.987 17.230 21.600 4.800 130.500 11.278 74.000 18.892 668.187 651.387
1926 169.200 13.382 6.000 177.100 84.000 18.000 4.000 21.600 4.800 151.400 29.295 104.000 28.800 6.400 802.777 749.577
1927 200.900 54.623 8.700 243.400 95.800 18.000 4.000 21.600 4.800 158.300 49.349 140.000 28.800 6.400 1.019.472 966.272
1928 228.100 7.632 1.696 87.964 9.600 311.600 110.700 18.000 4.000 28.800 6.400 211.200 48.475 184.000 36.000 8.000 1.282.071 1.211.735
1929 343.400 7.632 1.696 96.208 9.000 357.000 145.234 12.042 13.228 221.900 49.137 214.000 30.852 1.499.633 1.493.697
1930 412.200 7.632 1.696 87.160 9.000 276.600 161.743 18.000 4.000 28.800 6.400 223.900 25.222 230.000 36.000 8.000 1.516.257 1.445.921
47
48
APÉNDICE C Las cifras de consumo aparente que figuran a continuación son, como es usual, la simple suma de las importaciones netas (v. Apéndice A) y la producción (v. Apéndice B). No toman en cuenta, por tanto, los inventarios, acerca de los cuales para esa época no existe la menor información. En todo caso, es improbable que los inventarios fueran muy voluminosos en los países de clima tropical o subtropical, puesto que en ellos el cemento no utilizado se deterioraba a los pocos meses.
49
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Cuadro C.1 Consumo aparente de cemento, en toneladas, tomando la producción estimada en umbrales mínimos
Años Argen-tina
Bolivia Brasil Colom-bia
Costa Rica
Cuba Chile Ecua-dor
El Salva-
dor
Guate-mala
Haití Hondu-ras
México Nicara-gua
Pan-amá
Para-guay
Perú R.Domi-nicana
Uru-guay
Vene-zuela
Latino-américa
1900 63.250 0 66.022 238 587 28.383 20.527 708 486 663 665 188 24.726 134 __ 522 2.034 333 4.830 2.148 216.446
1901 76.123 105 44.178 558 1.068 34.169 27.185 1.660 614 1.129 750 231 27.533 156 __ 618 1.611 374 7.150 2.021 227.235
1902 55.600 18 58.764 598 1.707 22.259 21.853 214 141 710 390 94 30.470 170 __ 496 4.832 304 11.442 1.130 211.191
1903 67.853 14 63.771 769 848 31.563 20.958 289 133 903 475 94 53.084 157 __ 716 5.945 233 12.928 1.891 262.624
1904 84.200 681 94.056 1.243 871 32.076 32.757 850 278 1.422 996 349 52.247 220 __ 729 7.567 219 9.913 4.811 325.485
1905 109.177 455 129.578 1.403 1.220 53.689 51.490 1.804 492 2.184 738 520 70.325 292 325 956 7.568 423 16.542 5.620 454.800
1906 196.575 154 180.307 1.603 2.125 62.798 62.970 1.663 697 2.409 1.099 704 123.305 208 4.436 1.292 12.977 890 22.256 4.922 683.390
1907 249.532 184 179.323 2.534 2.794 90.963 98.423 1.686 569 1.734 1.605 615 143.184 153 4.400 1.535 20.618 1.740 31.114 6.316 839.023
1908 231.496 366 197.907 2.942 2.202 87.845 60.897 2.117 1.023 1.710 1.140 496 112.921 201 2.745 832 14.464 2.928 24.323 5.577 754.133
1909 317.499 257 201.754 4.306 4.059 76.093 107.649 2.885 641 1.784 3.056 794 129.171 315 1.064 774 11.090 3.413 28.803 7.754 903.159
1910 341.404 1.916 264.171 7.307 4.278 87.724 80.639 2.748 610 2.034 3.948 657 158.725 237 10.610 1.308 17.393 4.150 41.897 9.162 1.040.918
1911 393.290 2.856 268.689 9.117 6.518 106.899 99.103 2.671 1.350 2.943 5.367 1.614 110.258 1.565 9.309 1.369 18.794 6.803 60.343 13.610 1.122.468
1912 379.821 2.561 367.032 10.849 5.621 126.480 136.488 4.569 2.842 4.591 7.423 1.890 84.749 1.546 11.254 1.104 28.405 10.688 69.840 17.537 1.275.290
1913 568.466 9.967 465.314 19.599 6.828 163.083 150.585 2.793 4.073 5.322 6.782 1.990 66.346 1.311 13.200 1.655 27.254 13.530 67.149 17.078 1.612.323
1914 339.156 2.847 180.785 14.194 5.225 139.210 127.690 2.810 3.349 3.160 2.805 3.710 40.975 1.398 11.794 1.042 22.925 8.500 25.996 12.419 949.991
1915 242.141 3.271 144.855 10.096 4.379 115.000 86.124 4.541 3.649 4.084 4.032 3.786 28.151 1.343 10.538 634 16.056 8.963 20.012 11.462 723.118
1916 178.305 1.386 169.838 14.599 3.128 155.206 113.070 5.101 4.618 4.413 6.301 1.983 37.957 1.934 9.415 1.431 19.691 12.275 13.694 13.898 768.241
1917 94.814 3.239 98.591 14.193 2.553 144.257 102.572 3.350 5.140 3.923 5.494 1.215 49.737 1.677 8.412 990 20.814 14.031 12.875 11.502 599.379
1918 60.804 3.413 51.715 9.464 265 134.422 93.151 3.774 3.223 3.794 5.257 1.176 62.030 1.286 7.516 2.268 21.257 14.483 -191 8.762 487.869
1919 158.915 3.123 198.418 13.997 1.616 160.982 87.543 4.332 2.466 5.807 2.589 1.916 63.040 1.713 6.715 3.229 30.160 10.758 16.166 11.869 785.354
1920 190.586 5.742 172.992 34.000 2.633 212.151 96.762 5.174 5.535 6.671 5.835 4.896 82.526 1.589 6.000 2.677 23.034 20.037 41.129 33.462 953.430
1921 238.783 7.905 156.872 24.000 2.137 177.350 112.110 6.530 3.292 5.011 2.892 3.377 80.888 798 6.900 1.717 17.116 16.528 39.190 14.622 918.017
1922 291.474 319.550 4.557 25.283 4.589 169.028 93.429 9.289 2.863 5.415 2.699 4.865 92.976 1.285 6.200 1.165 34.622 11.732 44.047 15.797 1.140.865
1923 311.846 6.343 223.404 38.372 4.781 215.707 123.841 16.675 4.199 6.802 4.870 7.096 115.787 1.824 6.000 1.757 44.993 16.071 59.499 18.651 1.228.518
1924 416.675 8.988 317.152 42.614 6.300 241.831 140.608 21.946 8.192 8.458 5.007 3.827 127.653 2.566 9.300 3.208 71.945 18.482 72.515 41.672 1.568.940
1925 503.656 7.591 336.474 48.928 8.550 285.772 137.773 29.421 18.178 7.937 6.069 4.319 154.761 2.059 11.300 3.617 78.015 17.594 87.719 72.850 1.822.581
1926 512.566 8.000 409.704 66.830 10.026 236.082 178.483 14.239 18.178 11.553 9.916 3.271 175.099 2.851 15.500 2.300 86.155 21.115 120.348 128.117 2.030.334
1927 616.784 10.497 496.582 109.097 13.469 285.964 215.566 17.957 18.178 10.112 13.552 2.813 186.229 2.379 14.100 2.959 104.017 28.403 175.532 92.414 2.416.605
1928 726.886 11.247 544.176 143.197 19.798 339.196 206.682 18.300 15.701 16.275 12.092 2.457 233.171 5.062 24.700 3.808 103.463 30.147 233.817 147.050 2.837.226
1929 806.065 13.336 631.484 159.625 25.860 382.782 386.507 29.842 18.904 22.141 11.511 6.425 261.587 5.043 27.800 4.880 107.476 36.480 246.131 136.381 3.320.258
1930 832.019 9.001 471.663 81.915 19.600 292.720 413.563 20.519 12.244 11.493 7.227 8.133 247.877 3.424 25.600 5.340 55.548 18.849 254.281 153.379 2.944.396
51
Cuadro C.2 Consumo aparente de cemento, en toneladas, tomando la producción estimada en umbrales mánimos
Años Argen-tina
Bolivia Brasil Colom-bia
Costa Rica
Cuba Chile Ecua-dor
El Salva-
dor
Guatemala
Haití Hondu-ras
México Nicara-gua
Pana-amá
Para-guay
Perú R.Domi-nicana
Uru-guay
Vene-zuela
Latino-américa
1900 63.250 0 66.022 238 587 32.583 20.527 708 486 663 665 188 24.726 134 __ 522 2.034 333 4.830 2.148 220.646
1901 76.123 105 44.178 558 1.068 73.369 27.185 1.660 614 2.529 750 231 27.533 156 __ 618 1.611 374 7.150 2.021 267.835
1902 55.600 18 58.764 598 1.707 61.459 21.853 214 141 2.110 390 94 30.470 170 __ 496 4.832 304 11.442 1.130 251.791
1903 67.853 14 63.771 769 848 70.763 20.958 289 133 3.703 475 94 53.084 157 __ 716 5.945 233 12.928 1.891 304.624
1904 84.200 681 94.056 1.243 871 78.276 32.757 850 278 4.222 996 349 52.247 220 __ 729 7.567 219 9.913 4.811 374.485
1905 109.177 455 129.578 1.403 1.220 99.889 51.490 1.804 492 6.384 738 520 70.325 292 325 956 7.568 423 16.542 5.620 505.200
1906 196.575 154 180.307 1.603 2.125 108.998 62.970 1.663 697 6.609 1.099 704 123.305 208 4.436 1.292 12.977 890 22.256 4.922 733.790
1907 249.532 184 179.323 2.534 2.794 137.163 98.423 1.686 569 5.934 1.605 615 143.184 153 4.400 1.535 20.618 1.740 31.114 6.316 889.423
1908 231.496 366 197.907 2.942 2.202 134.045 88.897 2.117 1.023 5.910 1.140 496 112.921 201 2.745 832 14.464 2.928 24.323 5.577 832.533
1909 317.499 257 201.754 9.206 4.059 122.293 135.649 2.885 641 5.984 3.056 794 129.171 315 1.064 774 11.090 3.413 28.803 13.354 992.059
1910 341.404 1.916 264.171 12.207 4.278 133.924 108.639 2.748 610 6.234 3.948 657 158.725 237 10.610 1.308 17.393 4.150 41.897 14.762 1.129.818
1911 393.290 2.856 268.689 14.017 6.518 148.899 127.103 2.671 1.350 7.143 5.367 1.614 110.258 1.565 9.309 1.369 18.794 6.803 60.343 22.010 1.209.968
1912 379.821 2.561 367.032 15.749 5.621 168.480 164.488 4.569 2.842 8.791 7.423 1.890 84.749 1.546 11.254 1.104 28.405 10.688 104.840 25.937 1.397.790
1913 568.466 9.967 465.314 19.599 6.828 205.083 178.585 2.793 4.073 9.522 6.782 1.990 66.346 1.311 13.200 1.655 27.254 13.530 102.149 26.878 1.731.323
1914 339.156 2.847 180.785 20.494 5.225 181.210 127.690 2.810 3.349 7.360 2.805 3.710 40.975 1.398 11.794 1.042 22.925 8.500 60.996 23.619 1.048.691
1915 242.141 3.271 144.855 16.396 4.379 157.000 86.124 4.541 3.649 9.684 4.032 3.786 28.151 1.343 10.538 634 16.056 8.963 55.012 22.662 823.218
1916 178.305 1.386 169.838 20.899 3.128 197.206 113.070 5.101 4.618 10.013 6.301 1.983 37.957 1.934 9.415 1.431 19.691 12.275 48.694 25.098 868.341
1917 94.814 3.239 98.591 20.493 2.553 190.357 102.572 3.350 5.140 9.523 5.494 1.215 49.737 1.677 8.412 990 20.814 14.031 47.875 25.502 706.379
1918 60.804 3.413 51.715 15.764 265 134.422 93.151 3.774 3.223 9.394 5.257 1.176 62.030 1.286 7.516 2.268 21.257 14.483 34.809 22.762 548.769
1919 158.915 3.123 198.418 20.297 1.616 160.982 87.543 4.332 2.466 11.407 2.589 1.916 63.040 1.713 6.715 3.229 30.160 10.758 16.166 25.869 811.254
1920 190.586 5.742 172.992 34.000 2.633 212.151 96.762 5.174 5.535 17.871 5.835 4.896 82.526 1.589 6.000 2.677 23.034 20.037 41.129 33.462 964.630
1921 238.783 7.905 156.872 24.000 2.137 177.350 112.110 6.530 3.292 16.211 2.892 3.377 80.888 798 6.900 1.717 17.116 16.528 39.190 30.022 944.617
1922 291.474 4.557 319.550 25.283 4.589 169.028 93.429 9.289 2.863 16.615 2.699 4.865 92.976 1.285 6.200 1.165 34.622 11.732 44.047 31.197 1.167.465
1923 311.846 6.343 223.404 38.372 4.781 215.707 123.841 30.675 4.199 18.002 4.870 7.096 115.787 1.824 6.000 1.757 44.993 16.071 59.499 34.051 1.269.118
1924 416.675 8.988 317.152 42.614 6.300 241.831 140.608 35.946 8.192 25.258 5.007 3.827 127.653 2.566 9.300 3.208 71.945 18.482 72.515 57.072 1.615.140
1925 503.656 7.591 336.474 48.928 8.550 285.772 137.773 29.421 18.178 24.737 6.069 4.319 154.761 2.059 11.300 3.617 78.015 17.594 87.719 72.850 1.839.381
1926 512.566 8.000 409.704 66.830 10.026 236.082 178.483 28.239 18.178 28.353 9.916 3.271 175.099 2.851 15.500 2.300 86.155 21.115 120.348 150.517 2.083.534
1927 616.784 10.497 496.582 109.097 13.469 285.964 215.566 31.957 18.178 26.912 13.552 2.813 186.229 2.379 14.100 2.959 104.017 28.403 175.532 114.814 2.469.805
1928 726.886 17.183 544.176 143.197 19.798 339.196 206.682 32.300 15.701 38.675 12.092 2.457 233.171 5.062 24.700 3.808 103.463 30.147 233.817 175.050 2.907.561
1929 806.065 19.271 631.484 159.625 25.860 382.782 386.507 29.842 18.904 22.141 11.511 6.425 261.587 5.043 27.800 4.880 107.476 36.480 246.131 136.381 3.326.194
1930 832.019 14.937 471.663 81.915 19.600 292.720 413.563 34.519 12.244 33.893 7.227 8.133 247.877 3.424 25.600 5.340 55.548 18.849 254.281 181.379 3.014.732
52
Cuadro 1. Exportaciones de cemento a América Latina de algunos países industrializados. Medias anuales de toneladas exportadas y del porcentaje sobre el total exportado (entre paréntesis). Años 1899-1901 1910-1913 1924-1930
Alemania 55.070
(9,5) 307.645
(32,8) 353.991
(46,7)
Bélgica1
63.536
(14,5) 259.331
(31,1) 255.652
(16,2)
Francia210.185
(4,3) 99.817 (28,3)
⎯ ⎯
Noruega3⎯ ⎯
72 (0,8)
89.163 (62,4)
R. Unido 51.872 (15,2)
228.722 (32,1)
122.946 (14,4)
Estados Unidos 13.237 (57,3)
435.241 (83,0)
126.406 (84,5)
Notas: (1) Promedio de los años 1899 y 1901; y 1910-12; (2) Promedio de los años 1897 y 1901; (3) promedio de los años 1911-13
Fuentes: Alemania: Der Auswärtigen Handel Deutschlands, Berlin, Reimar Hobbing, y Monatliche Nachweise über den auswärtigen Handel Deutschlands, Berlin, Reimar Hobbing; Bélgica: Ministère des Finances, Tableau annuel du commerce avec les pays étrangers, Bruxelles, Ministère des Finances; Francia: Direction Générale des Douanes, Tableau général du commerce et de la navegation, Paris, Imprimerie Nationale; Noruega : Det Statistike Centralbureau, Norges handel ; Reino Unido: Statistical Office of the Customs and Excise Department, Annual Statement of the Trade of the United Kingdom with Foreign Countries and Britain possessions, London, His Majesty’s Stationery Office; Estados Unidos: Department of Commerce, The Foreign Commerce and Navigation of the United States, Washington, Government Printing Office.
Cuadro 2. Países de procedencia del cemento importado por Latinoamérica, en porcentaje sobre el total. Promedios anuales (en porcentaje)
Años 1900/1904 1905/1909 1910/1913 1914/1919 1920/1924 1925/1929
Alemania 28 17 20 4 16 24 Bélgica 23 20 24 5 13 23 R. Unido 23 14 15 20 11 9 Dinamarca 0 0 1 6 14 14 Francia 17 15 11 3 2 2 Holanda 0 1 1 0 1 3 Italia 0 0 0 1 2 1 Noruega 0 0 0 0 4 6 Suecia 0 0 3 5 4 6 Subtotal países europeos (9) 91 68 74 45 66 88 EE UU 7 31 24 51 30 8 Subtotal 10 países 98 99 98 96 97 96 Países latinoamericanos 2 1 0 2 1 1 Total 10 países más los países latinoamericanos
100 100 99 98 97 97
Fuente: Estadísticas del comercio exterior de los veinte países latinoamericanos (v. Bibliografía)
53
Cuadro 3. Peso de las importaciones de cemento de los diversos países dentro del total importado por Latinoamérica (en porcentaje)
Años 1900/1902 1911/1913 1928/1930
Argentina 30,8 35,1 28,0
Bolivia 0,0 0,4 0,6
Brasil 26,9 28,9 27,7
Colombia 0,2 0,8 7,1
Costa Rica 0,5 0,5 1,3
Cuba 9,6 9,5 1,4
Chile 11,0 9,6 12,0
Ecuador 0,4 0,3 1,0
El Salvador 0,2 0,2 0,9
Guatemala 0,3 0,2 0,5
Haití 0,3 0,5 0,6
Honduras 0,1 0,1 0,3
México 13,2 4,0 1,7
Nicaragua 0,1 0,1 0,3
Panamá __ 0,9 1,6
Paraguay 0,3 0,1 0,3
Perú 1,4 2,0 2,9
R. Dominicana 0,2 0,8 1,7
Uruguay 3,8 4,8 2,1
Venezuela 0,8 1,1 8,0 Fuente: Apéndice A
Cuadro 4. Importaciones de cemento, en toneladas (medias anuales)
Años 1900/1904 1905/1909 1910/1913 1914/1919 1920/1924 1925/1929
Argentina 69.405 219.256 417.020 169.206 194.953 418.331
Bolivia 163 283 4.325 2.880 6.707 9.456
Brasil 65.358 177.774 341.302 140.700 237.994 433.249
Colombia 681 2.277 9.418 10.957 26.854 97.675
Costa Rica 1.016 2.480 5.811 2.861 4.088 15.541
Cuba 20.090 61.077 108.747 120.296 104.613 51.139
Chile 24.656 73.086 108.704 46.417 48.861 123.658
Ecuador 744 2.031 3.195 3.985 10.323 13.697
El Salvador 330 685 2.219 3.741 4.816 17.828
Guatemala 485 764 2.523 2.663 2.951 6.798
Haití 655 1.527 5.880 4.413 4.261 10.628
Honduras 191 626 1.538 2.298 4.812 3.857
México 37.612 87.781 60.020 19.482 27.568 27.509
Nicaragua 168 234 1.165 1.559 1.612 3.479
Panamá 0 2.594 11.093 9.065 6.880 18.680
Paraguay 616 1.078 1.359 1.599 2.105 3.513
Perú 4.398 13.344 22.961 21.817 35.870 58.319
R. Dominicana 292 1.879 8.793 11.502 16.570 26.748
Uruguay 9.253 24.608 54.807 4.759 8.876 29.509
Venezuela 2.400 5.718 11.947 8.052 17.701 101.253
Latinoamérica 238.516 679.101 1.182.825 588.250 768.415 1.470.867 Fuente: Apéndice A
54
55
Cuadro 5. Capacidad productiva de la industria del cemento en Latinoamérica, 1895-1929 (en miles de toneladas)
Años Argen-
tina Bolivia Brasil
Colom-bia
Cuba Chile Ecua-
dor Guate-mala
México Perú Uru-guay
Vene-zuela
Total
1895 __ 0 0 0 6 0 0 0 0 0 0 0 6 1900 __ 0 25 0 6 0 0 0 0 0 0 0 31 1905 __ 0 __ 0 66 0 0 6 0 0 0 0 72 1910 12 0 25 7 66 40 0 6 150 0 0 8 314 1914 12 0 50 9 60 40 0 6 150 0 50 16 393 1919 187 0 25 9 197 60 0 8 150 0 50 20 706 1924 272 0 __ 7 206 100 20 24 300 3 50 22 1.004 1929 340 4 120 10 411 180 20 32 300 60 270 40 1.787
Fuente: De las Cuevas (1999)
Cuadro 6. Producción de cemento estimada, en toneladas (medias anuales)
1900/1904 1905/1909 1910/1913 1914/1919 1920/1924 1925/1929
Argentina
0 4.000 3.725 9.817 94.920 214.860
Umbral superior 7.632 Bolivia Umbral inferior 0 0 0 0 0
1.696
Brasil
0 0 0 0 0 63.044
Umbral superior 6.300 5.975 8.100 Colombia Umbral inferior 0
1.400 2.300 1.800 6.000 7.860
Umbral superior 43.200 59.400 55.350 49.900 Cuba Umbral inferior 9.600 13.200 12.300 21.217
98.600 254.820
Umbral superior 36.000 36.000 Chile Umbral inferior 0
8.000 8.000 55.275 64.489 101.344
Umbral superior 18.000 16.654 Ecuador Umbral inferior 0 0 0 0
4.000 8.254 Umbral superior 2.700 5.400 5.400 6.900 15.840 21.366
Guatemala Umbral inferior 600 1.200 1.200 1.533 3.520 6.806
México
0 35.000 45.000 27.500 72.398 174.660
Perú
0 0 0 0 4.120 37.507
Umbral superior 45.000 39.167 Uruguay Umbral inferior 0 0
10.000 10.000 42.400 143.200
Umbral superior 7.200 10.450 16.200 19.460 28.669 Venezuela Umbral inferior 0
1.600 4.311 3.600 7.140 14.109 Umbral superior 45.360 111.500 184.400 212.859 423.779 1.054.428
Total Latinoamérica Umbral inferior 10.080 47.800 79.925 130.742 393.539 1.014.534
Fuente: Apéndice B
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Cuadro 7. Avance del proceso de sustitución de importaciones1
Años 1900/1904 1905/1909 1910/1913 1914/1919 1920/1924 1925/1929
Argentina 0 1 1 7 33 33
Bolivia 0 0 0 0 0 28
Brasil 0 0 0 0 0 11
Colombia 0 50 29 29 19 8
Cuba 48 34 23 22 48 82
Chile 0 22 17 56 58 47
Ecuador 0 0 0 0 38 45
Guatemala 72 75 54 55 70 63
México 0 28 44 56 71 86
Perú 0 0 0 0 8 38
Uruguay 0 0 29 70 82 83
Venezuela 0 37 32 49 42 18
Total 12 países 10 10 10 24 35 41 Nota: 1Calculado a partir de la proporción entre la producción estimada, tomando el valor medio correspondiente a los umbrales máximo y mínimo, y el consumo aparente. Fuente: Apéndices B y C.
Cuadro 8. Consumo aparente de cemento per cápita, en medias anuales (Kg/habitante)1
Años 1900/1904 1905/1909 1910/1913 1914/1919 1920/1924 1925/1929
Argentina 13,7 35,7 57,8 21,9 30,5 57,4
Bolivia 0,1 0,2 2,3 1,4 3,1 4,9
Brasil 3,5 8,5 14,8 5,5 8,3 15,2
Colombia 0,2 0,7 2,7 2,8 5,0 14,0
Costa Rica 3,2 7,1 15,8 7,2 9,4 32,5
Cuba 26,1 47,7 61,0 57,7 64,0 84,8
Chile 8,1 25,1 38,0 27,9 28,8 53,3
Ecuador 0,5 1,3 1,9 2,3 8,0 13,8
El Salvador 0,4 0,8 2,2 3,5 3,9 13,2
Guatemala 1,4 2,9 4,0 4,5 7,7 12,1
Haití 0,4 0,9 3,2 2,2 2,0 4,6
Honduras 0,4 1,1 2,4 3,4 6,2 4,3
México 2,7 7,9 7,0 3,1 6,6 12,3
Nicaragua 0,3 0,4 2,0 2,6 2,5 5,2
Panamá 0,0 8,5 32,9 22,4 14,0 37,2
Paraguay 1,3 2,1 2,4 2,4 2,9 4,3
Perú 1,1 3,3 5,4 4,8 7,9 18,6
R. Dominicana 0,5 2,9 12,1 14,1 17,6 23,4
Uruguay 9,7 23,9 60,3 23,2 35,5 106,2
Venezuela 0,9 2,4 6,5 6,1 10,2 38,4
Latinoamérica 4,2 10,8 17,4 9,4 13,2 25,4 Nota: 1Calculado sumando a las importaciones netas la producción estimada, promediando los valores correspondientes a los umbrales máximo y mínimo. Fuente: Calculado a partir de los apéndices B y C, y, para la población Maddison (2003).
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