encuentromatrimonialcr.org · Web view2018/11/03 · En esta tercera semana de adviento, -tercer...

ENCUENTRO MATRIMONIAL MUNDIAL- COSTA RICAAPARTADO NACIONAL DE ESPIRITUALIDAD

GUION PARA COMUNIDADIII domingo de Adviento.

“Preparándonos a recibir al Mesías, el Hijo de Dios”

I. Oración inicial. (Se adjunta)

II. Lectura de Reglas y ¿Qué es Compartir? (Si hay familiares presentes no se leen).

III. Saludo y Bienvenida

IV. Canción: Ven, Ven Señor No Tardes. (Se adjunta letra) https://www.youtube.com/watch?v=u02jdwLE4UU

V. Objetivo.Mostrar una actitud de un corazón bien dispuesto para preparase a recibir al Señor, en este estilo de vida que nos propone Encuentro Matrimonial Mundial.

VI. Lectura Bíblica. Evangelio según san Lucas 3, 10-18(El matrimonio o familia que lee se pone de pie para lee).

Palabra del Señor / Gloria a Ti Señor Jesús

Reflexión a la lectura bíblica.Juan predica la Buena Nueva y exige de sus oyentes frutos que prueben la autenticidad de su conversión. Anuncia que el que ha de venir está llamando a nuestros corazones, nos llama a compartir, a dar de comer a los hambrientos, vestir a los desnudos, visitar a los enfermos y a los que viven en soledad. Hoy

1 “Vivamos la santidad matrimonial para cambiar el mundo por amor”

https://www.youtube.com/watch?v=u02jdwLE4UU


esa palabra nos pide hacer presente a Jesús en nuestra relación de esposos, en el movimiento EMM, la Iglesia y la sociedad. Escuchamos la Palabra, y la transmitimos, haciendo de nuestras vidas un evangelio en el que todos puedan leer el mensaje de amor y perdón que Jesucristo hizo real entre nosotros y que nos recuerda cada año en estas fechas.

Presentación del tema. El matrimonio o familia que guía, lee alternadamente.

En esta tercera semana de adviento, -tercer domingo de adviento- es conocido como el Gaudete, es decir, regocíjense. En esta fecha se permite la vestimenta color rosado como signo de gozo, y la Iglesia invita a los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor. Los ornamentos -vestimentas del sacerdote, celebrante- y el altar de la Iglesia es de color rosado, al igual que en el cuarto domingo de Cuaresma. El color rosado expresa el gozo por la próxima encarnación del Mesías a celebrarse en Navidad y su próxima venida al final de los tiempos, que se proclaman en el tiempo de Pascua. Es también en este tercer domingo que se enciende en la Corona de Adviento, la vela rosada.

El pasaje bíblico de san Lucas nos habla del testimonio de Juan Bautista, el precursor. Su predicación impresiona al pueblo, le preguntan: “¿Qué debemos hacer?” Es una prueba de que han comprendido lo que se les ha dicho, no se limitan a oír, ni siquiera a dar su aprobación, perciben que el bautizo de Juan exige un nuevo comportamiento. No era una novedad de las Escrituras, pero sí era una novedad que se predicara como elemento central y definitorio del mensaje de Dios. Si Juan anuncia el perdón y la salvación, la acción consecuente que se esperaría podría ser cualquier otra: agradecer en el templo, brindar ofrendas especiales, peregrinar más seguido a Jerusalén. Nadie esperaba que se los invitara a un acto tan terrenal, como el compartir bienes y decir la verdad, o el negarse a pedir o aceptar sobornos. Una vez más el mensaje da en el punto, al invocar una práctica bíblica (la del amor al necesitado y la solidaridad) que con el tiempo se ha transformado en una conducta humana que se minimiza para no caer en la obligación de cumplirla. Es como decir que mentir no es algo tan grave, o que dar dádivas a cambio de beneficios es una práctica tan generalizada que resulta en no ser falta.

En este tercer domingo de adviento el Evangelio que escuchamos pretende que el oyente de la Palabra de Dios se convierta; es decir, que su conducta y su comportamiento esté de acuerdo con la justicia que exige el Reino. Los que tienen bienes o poder deben compartirlos con los que no tienen nada o son más débiles. La



conversión es un cambio de conducta, más que un cambio de ideas; es la transformación de una situación vieja en una situación nueva. Convertirse es actuar según Jesús. El futuro (que es Dios y su reinado) es la meta del llamado a la conversión. ¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que muchos nos podemos formular hoy. La respuesta de Juan Bautista no es teoría vacía. Es a través de gestos y acciones concretas de justicia, respeto, solidaridad, y coherencia cristiana, como demostramos nuestra voluntad de paz, vamos construyendo un tejido social más digno de pueblo de Dios, vamos conquistando los cambios radicales y profundos que nuestra vida y nuestra sociedad necesitan. Pero para eso, es necesario purificar el corazón, dejarnos invadir por el Espíritu de Dios, liberarnos de las ataduras del egoísmo y el acomodamiento, no temer al cambio y disponernos con alegría, con esperanza y entusiasmo a contribuir en la construcción de un futuro no remoto, más humano, que sea verdadera expresión del Reino de Dios que Jesús nos trae, y así poder exclamar con alegría: ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!

Lo más decisivo y realista es abrir nuestro corazón a Dios mirando atentamente las necesidades de los que sufren, como aquellos matrimonios o parejas que no han vivido un Fin de Semana. Juan Bautista sabe resumirles su respuesta con una fórmula genial por su simplicidad y verdad: “El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo, anunciar el Evangelio”. Así de simple y claro.

Qué podemos decir ante estas palabras quienes vivimos en un mundo donde más de un tercio de la humanidad vive en la miseria luchando cada día por sobrevivir, donde hay matrimonios o parejas que viven sin compromiso matrimonial o de pareja, humana y cristiana; mientras nosotros seguimos llenando nuestros armarios con toda clase de túnicas y de no ofrecer lo que hemos recibido del movimiento, de no atrevernos a invitar o testimoniar para que otros vivan un Fin de Semana. Y ¿qué podemos decir nosotros los encontrados cristianos ante esta llamada tan sencilla y tan humana? ¿No hemos de empezar a abrir los ojos de nuestro corazón para tomar conciencia más viva de esa insensibilidad y esclavitud que nos mantiene sometidos a un bienestar que nos impide ser más humanos y cristianos?

Mientras nosotros seguimos preocupados, y con razón, de muchos aspectos del momento actual del cristianismo, no nos damos cuenta de que vivimos “cautivos de una religión burguesa, y porque no, del movimiento», de no anunciar y testimoniar el Evangelio de la Buena Nueva a la sociedad. El cristianismo, tal como nosotros lo vivimos, pareciera no tener fuerza para transformar la sociedad del bienestar. Al contrario, es esta la que está desvirtuando lo mejor de la religión de Jesús, vaciando nuestro seguimiento a Cristo de valores tan genuinos como la solidaridad, la defensa



de los pobres, la compasión y la justicia. Por eso, hemos de valorar y agradecer mucho más el esfuerzo de tantas personas, tantos matrimonios que se rebelan contra este “cautiverio”, comprometiéndose en gestos concretos de solidaridad y cultivando un estilo de vida más sencillo, austero, humano y de entrega a nuestro movimiento.

El reto de este guion de adviento seria girar en U, buscar una verdadera conversión y ser coherentes con lo que nos pide el evangelio cuando Juan el Bautista responde a la pregunta: "¿Entonces qué hacemos?" Para llevarles a los que nos rodean a Cristo, con nuestros testimonios de vida como esposos, familias y movimiento.

VII. Reflexión personal

¿Que hemos hecho hasta ahora para recibir al Mesías en esta Navidad?CSMS?

VIII. Encendido de la tercera vela, la rosada de la corona. El matrimonio o familia que enciende la vela, ora:

Oración para la corona de Adviento (Matrimonio o familia lee alternándose)

Encendemos el tercer cirio de la Corona de Adviento, en nuestro camino hacia la Navidad.

Los hombres y mujeres de hoy no veremos en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí veremos a la Iglesia, nos veremos a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que podamos creer en El?

En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz.

Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar.



Preparad sus caminos, porque ya se acerca. Aclamad vuestra alma

como una novia se engalana el día de su boda. Ya llega el mensajero.

Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles,

llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos,

envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

Un esposo lee: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.Todos responden: Y seremos salvados. Amén.

IX. 10-10 (No lo vivimos si hay personas no encontradas presentes)

Para matrimonios: Previo a dictar la pregunta, se lee:"¿Entonces qué hacemos?" Esta es la hermosa pregunta que le hacen a Juan Bautista. Hermosa porque denota que ya se ha visto el problema y se quiere trabajar para resolverlo.

Matrimonios: ¿Qué acciones concretas te propondrás para recibir y testimoniar al Mesías en esta Navidad, en mi vida personal y conyugal? ¿Cómo me siento al compartirte esto?

Sacerdotes: ¿Qué acciones concretas me voy a proponer para recibir y testimoniar al Mesías en esta Navidad, en mi vida personal y eclesial? ¿Cómo me siento al compartirte esto?

X. Compartir abierto: ¿Qué debemos hacer? En esta pregunta Juan responde a cada situación con lo propio: justicia y amor. Esta es una llamada a la acción, ¿qué actitudes y situaciones concretas nos invita a revisar?Comparte tus sentimientos.

IX. Propósitos para III DOMINGO de adviento



Ofrecer la Santa Eucaristía por todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas.

Recoger en este III DOMINGO DE ADVIENTO: Un juguete con identificación, para llevar a los niños más necesitados de la parroquia o parroquias de nuestros sacerdotes encontrados.

Xl. Avisos Traer para el IV DOMINGO DE ADVIENTO: Artículos para bebés recién nacidos: pañales, jabón de baño, toallas húmedas, otros; para llevar a los recién nacidos más necesitados de la parroquia o parroquias de nuestros sacerdotes encontrados.

XlI. Oración final (Se adjunta)



ORACIÓN INICIAL

R/ Gritad jubilosos: "Que grande es en medio de ti el santo de Israel."

El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.


Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas,proclamad que su nombre es excelso.


Tañed para el Señor, que hizo proezas,anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: "Que grande es en medio de ti el Santo de Israel."




CANCIÓN.

Ven, ven Señor no tardes.

Ven, ven Señor, no tardes.Ven, ven que te esperamos.Ven, ven Señor, no tardes.Ven pronto Señor. El mundo muere de frío,el alma perdió el calor,los hombres no son hermanos,el mundo no tiene amor. Envuelto en sombría noche,el mundo sin paz no ve,buscando va una esperanza,buscando, Señor, tu fe. Al mundo le falta vida,al mundo le falta luz,al mundo le falta cielo,al mundo le faltas Tú.



ORACIÓN FINAL

Oh Dios de todos los seres humanos,

te pedimos que hagas aflorar en nuestras vidas

lo mejor de nuestro propio corazón,

para que podamos vivir para los demás,

en la solidaridad y la práctica del bien.

Ayúdanos a comunicar a las personas que nos rodean

tu ternura, tu mismo amor, del que nos has hecho partícipes.

¡Ven, Señor Jesús! Amén.


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