Enciclica Laborem exercens

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Carta Encíclica del Papa Juan Pablo II , promulgada el 14 de septiembre de 1981 en el 90º aniversario de la encíclica Rerum Novarum .

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CONTEXTO: Tiene una visión histórica y global de la civilización occidental y de desarrollar el lado objetivo del trabajo para someter a la naturaleza y liberar al hombre de condiciones de vida de gran pobreza y miseria. Sin embargo, el lado subjetivo del trabajo ha sido casi totalmente descuidado. El hombre ha elegido las formas de su cooperación en el trabajo y, su organización social en total independencia del justo desarrollo de la persona humana.

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CONTENIDO: El enfoque general responde a un análisis de la época moderna, en que se han desarrollado con enorme profusión experiencias de carácter económico, social, histórico, teológico, antropológico, etc. Generalmente acerca del trabajo humano, se ha ignorado su concepto exacto. Con la Laboren Exercens la Iglesia va más al fondo, llega al corazón del concepto mismo del trabajo humano. En lugar de trazar un modelo ideal, Juan Pablo II ayuda a comprender lo que ha acontecido y sigue aconteciendo en la historia, de qué modo puede el hombre transformarse con su trabajo, hacerse más hombre”.

SENTIDO: esta encíclica es un intento bastante acabado de ir al fondo de lo que es el trabajo, y de su importancia para el ser humano. Desarrolla la significación que tiene el trabajo como fuente de realización de la exigencia de felicidad que todos los hombres son. Lo anterior, abre la posibilidad de una realización plena de la condición que todos los seres humanos viven: la de trabajadores.

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el Papa afronta el problema del trabajo, clave de la cuestión social, y su dignidad.

Analiza también el conflicto entre trabajo y capital en la presente fase histórica, así como los derechos de los hombres ante

situaciones diversas

Por último, desarrolla las líneas de una espiritualidad del trabajo visto como participación de la obra del

Creador, en comunión con Cristo y a la luz de la cruz y de la resurrección.

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Enfatiza los elementos de una espiritualidad del trabajo: los seres humanos comparten sus actividades con la acción de Dios; el trabajo imita la acción de Dios y otorga dignidad al trabajador. Nuestro Señor Jesucristo fue un hombre de trabajo. Hay en la Sagrada Escritura muchas referencias al trabajo; el Concilio Vaticano II dice que: el trabajo es necesario para el progreso terreno y para el desarrollo del Reino.

Aspectos Bíblicos de la Dignidad del trabajo

El momento de la creación de Dios invita al hombre a trabajar y cultivar la tierra: “Dios los bendijo diciéndoles: sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”. (Gén. 1, 28).

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Le da la potestad de trabajar y tener su sustento con este trabajo. Les dice también que mediante el trabajo, el hombre, debe proteger y desarrollar la creación. Esto indica que el hombre no puede tener sobre la naturaleza, un dominio despótico, sino más bien, debe administrarla y hacer que dé frutos.El Compendio de la Doctrina Social dice: “Cultivar la tierra significa no abandonarla a si misma; dominarla es tener cuidado de ella, así como un rey sabio cuida a su pueblo y es pastor de su grey”. (CDS 255).

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El trabajo no es castigo…• El trabajo pertenece a la condición originaria del hombre y precede a su

caída; no es, por tanto, ni castigo ni maldición. El trabajo se hace fatigoso a causa del pecado de Adán y de Eva, que rompen su relación de confianza y armonía con Dios (cfr. Gn 3, 6 – 8). La prohibición de comer del «árbol del conocimiento del bien y del mal» (Gn 2,17) recuerda al hombre que él ha recibido todo como don y que sigue siendo criatura y no el Creador. El pecado de Adán y Eva provocado precisamente por esta tentación: «serán como Dios» (Gn 3,5). Ellos quisieron tener el dominio absoluto sobre todas las cosas, sin sujetarse a la voluntad del Creador. Desde entonces, el suelo se hace avaro, ingrato, demasiado hostil (cfr. Gn 4, 12); sólo con el sudor de la frente será posible extraerle alimento (cfr. Gn 3, 17.19). Sin embargo, pese al pecado de los primeros padres el designio del Creador, el sentido de Sus criaturas y, entre éstas, del hombre, llamado a cultivar y cuidar lo creado, permanecen inalterados

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2.- El trabajo humano (CDSI, 255-322)

• El trabajo pertenece a la condición originaria del hombre, como colaborador en la Creación...

• El trabajo es necesario, como así también el descanso...

• Jesús dedicó la mayor parte de su vida al trabajo manual, y asumió su ministerio como un trabajo...

• El trabajo humano puede y debe hacer emerger la riqueza y el valor de toda la creación...

• El trabajo es parte integrante de la condición humana, y todos tiene el deber y el derecho de trabajar, según la propia capacidad y condición (cf. 2 Tes 3, 10)...

• Con el trabajo el hombre participa de la obra creadora de Dios, perfecciona la creación y la misma comunidad humana de la que forma parte...

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Dimensión objetiva y subjetiva del trabajoJuan Pablo II, en Laboren Exercens, distingue entre la dimensión objetiva y la subjetiva del trabajo.El producto producido por el trabajo es el aspecto objetivo. El esfuerzo e ingenio que pone el trabajador es el aspecto subjetivo. El trabajador, al realizar un trabajo, expresa su alma y su creatividad.En la época actual debido al alto desarrollo de la técnica, el trabajo se ha mecanizado, perdiendo el aspecto de la creatividad que tiene. El hombre se hace totalmente dependiente de la técnica. Es el trabajo por el trabajo. El trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo. (CEC 2428).

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• El trabajo es para el hombre, no el hombre para el trabajo...

• El trabajo del hombre ha ido construyendo el mundo, pero también a sido un instrumento para someterlo...

• La Encíclica Rerum novarum fue una apasionada defensa de la dignidad de los trabajadores, ante los abusos de la revolución industrial...

• La cuestión obrera: la explotación de los trabajadores...

• La Encíclica Laborem excercens: dimensión subjetiva y objetiva del trabajo...

• Dimensión objetiva: mira al producto objetivo del trabajo...

• Dimensión subjetiva: mira a su fruto en el trabajador...

• La finalidad del trabajo es siempre el hombre mismo...

• Dimensión social del trabajo: “el que no quiera trabajar, que no coma” (2 Tesalonicenses 3, 10)...

• Los frutos del trabajo son ocasión de intercambio, para beneficio de toda la sociedad...

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• El trabajo, por su carácter subjetivo y personal, es superior a cualquier otro factor de producción...

• El trabajo tiene prioridad sobre el capital (esencialmente, trabajo acumulado), a la vez que una necesaria complementariedad...

• El recurso principal del que dispone el hombre es el hombre mismo...

• La relación entre trabajo y capital reclama la participación de los trabajadores en la propiedad, en su gestión y en sus frutos...

• El trabajo es un bien y un derecho para el hombre...

• Es deber del Estado y de la sociedad promover la posibilidad del trabajo para todos...

• Derechos del trabajador: A la justa remuneración y a la distribución de la renta, derecho a la huelga...

• Cuestiones nuevas: Globalización de la economía, fragmentación física del ciclo productivo, surgimiento de actividades económicas informales o sumergidas...

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También hoy: El trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial de toda la cuestión social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre. Esta es la actualidad que nos ofrece Laborem

Exercens , recordarnos a todos, la importancia del cuidado y desempeño del trabajo bien hecho, no sólo para nuestros colaboradores, sino también

para el empresario.

Los empresarios directos e indirectos deben de actuar en contra del desempleo creando fondos de desempleo, sistemas de planeación global a nivel económico

y cultural, no centralizados por las autoridades pública sino en coordinación nacional admitiendo la iniciativa individual. Colaboración internacional para

aminorar el desequilibrio en los niveles de vida.

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Culmen de la enseñanza bíblica sobre el trabajo es el mandamiento del reposo sabático. Al hombre, vinculado a la necesidad del trabajo, el reposo le abre la perspectiva de una libertad mas plena, la del Sábado eterno (cfr. Hb 4, 9 –10). El reposo permite a los hombres recordar y revivir las obras de Dios, desde la Creación hasta la Redención, reconocerse ellos mismos como obra Suya (cfr. Ef 2,10), dar gracias por su propia vida y por la propia existencia de la que Él es el autor. La memoria y la experiencia del sábado constituyen un baluarte contra la servidumbre del trabajo, voluntario o impuesto, y contra toda forma de explotación, disfrazada o abierta. El reposo sabático además de permitir la participación en el culto a Dios, ha sido instituido en defensa del pobre; su función es también una función liberadora de las degeneraciones antisociales del trabajo humano. Tal reposo, que puede durar también un año, comporta una expropiación de los frutos de la tierra a favor de los pobres y la suspensión del derecho de propiedad de los dueños del suelo: «Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto, al séptimo lo dejarás descansar y en barbecho, para que coman los pobres de tu pueblo, y lo que quede lo comerán los animales del campo. Harás lo mismo con tu viña y tu olivar» (Éx 23, 10 –11). Esta costumbre responde a una profunda intuición: la acumulación de bienes por parte de alguno puede convertirse en una sustracción de bienes a los otros.

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Enfatiza los elementos de una espiritualidad del trabajo: los seres humanos comparten sus actividades con la acción de Dios; el trabajo imita la acción de Dios y otorga dignidad al trabajador. Nuestro Señor Jesucristo fue un hombre de trabajo. Hay en la Sagrada Escritura muchas referencias al trabajo; el Concilio Vaticano II dice que: el trabajo es necesario para el progreso terreno y para el desarrollo del Reino.

También hoy: El trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial de toda la cuestión social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del

hombre. Esta es la actualidad que nos ofrece Laborem Exercens , recordarnos a todos, la importancia del cuidado y desempeño del trabajo bien hecho, no sólo para nuestros

colaboradores, sino también para el empresario.

Los empresarios directos e indirectos deben de actuar en contra del desempleo creando fondos de desempleo, sistemas de planeación global a nivel económico y cultural, no centralizados por las autoridades pública sino en coordinación nacional admitiendo la

iniciativa individual. Colaboración internacional para aminorar el desequilibrio en los niveles de vida.

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Dignidad del hombre

El valor del trabajo humano

El trabajo como medio de santificación

El trabajo es una actividad propia del hombre , consiente y libre.

Trabajo causa activa de crear valores

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Reflexione sobre su propia experiencia laboral a lo largo de su vida, ¿qué puede decir de esa experiencia, en qué ha aportado su trabajo a su dignidad como persona, a su

familia , a su comunidad a su ambiente laboral?

• Identifica, cuáles son las actividades y/o situaciones laborales de su zona, o región donde con mayor frecuencia se atenta contra la dignidad del trabajador.

• Usted o su comunidad ¿qué pueden hacer para una mayor dignificación del trabajador?

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Una persona del decil más pobre que trabaja gana en promedio 87 mil pesos al mes. Y una persona del decil 10 gana 1 millón 545 mil pesos, es decir, 17,7 veces más. Esta desigualdad la llamaremos la desigualdad 10/10.

Cuando los chilenos hablamos de desigualdad, comúnmente nos referimos a este tipo de diferencia salarial: fulano gana tanto más que zutano. Y no puede sorprender que concluyamos que Chile es un país desigual, porque 17,7 veces es una diferencia muy grande.

Pero la verdad dolorosa es que aquella es sólo una porción pequeña de la desigualdad que aqueja a las chilenas y los chilenos. Porque para calcular esa cifra de 17,7 veces hemos considerado cuánto ganan los que trabajan. Pero en Chile, en un hogar del decil 1 en promedio trabajan apenas 0,5 personas. Es decir, hay apenas un trabajo cada dos hogares. Por contraste, en un hogar del decil 10 trabajan en promedio 1,6 personas.

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Las diferencias son tan abismantes que, según datos de la Fundación Sol, el 60 por ciento de los chilenos tiene un ingreso per cápita anual de 3 mil 500 dólares, al nivel de Filipinas, Indias y Mongolia y muy por debajo de los 16 mil dólares que se estiman para nuestro país para el 2012. En el otro extremo, el 1 por ciento más rico posee ingresos per cápita de 64 mil dólares anuales, como Singapur o Noruega, mientras que el 0,1 por ciento de mayores recursos llega a un per cápita de 112 mil dólares.