Brighenti, Agenor - La Mision Evangelizadora en El Contexto Actual
Encuentro 3: EN LA FAMILIA PUEDES DESCUBRIR …€¦ · evangelizadora marcada por esa alegría, e...
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1.Descubrir que si Dios está en nuestras familias y
es Él quien la dirige, podremos vivir la alegría del
Proyecto de Salvación que ÉL tiene para cada uno
de nosotros.
2.Tomar conciencia de la responsabilidad que
tenemos como cristianos de evangelizar a
nuestras familias, no sólo de palabra sino con el
ejemplo y sentir la alegría del amor de Cristo en la
cotidianidad de nuestras vidas.
OBJETIVOS
Señor hoy quiero alabarte y bendecirte por las
familias, especialmente por la mía. Ayúdanos a
entender y a poner en práctica la alegría de tu
evangelio, que nos amemos los unos a los otros
como Tú nos amas, porque si hay amor Señor, habrá
comprensión, aceptación, sinceridad, confianza,
justicia, perdón, esperanza y paz en nuestras
familias y así podremos vivir la alegría de tu
evangelio, tanto en los momentos buenos, como en
las dificultades. Amén.
ORACIÓN:
Tiempo: 10 minutos.
Materiales: Papel y marcador a cada grupo.
Dividir en varios grupos de acuerdo al número de participantes.
Cada grupo debe realizar un listado de las cosas y hechos que
consideren deben ser esenciales para cumplir su proyecto familiar
(Por ejemplo: tener casa propia; automóvil ; tener celulares; dedicar
más tiempo al trabajo para ganar más; orar en familia; no tener
tantos lujos pero compartir más en familia; tener a Cristo como
centro de nuestras vidas; perdón; diálogo; etc.).
Al finalizar, cada grupo expondrá su listado.
DINÁMICA DE INICIO:
¿EN TU FAMILIA, DÓNDE ESTÁ LA MAYOR
ALEGRÍA?
Con esta dinámica se pudo observar:
• La diferencia que hay entre las personas en
relación a sus prioridades en la familia.
• La importancia de establecer prioridades no
solo en lo material, sino también en la vida
espiritual.
Leer Mateo 6, 31-34
No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos
alimentos? o ¿qué beberemos? o ¿tendremos ropas para
vestirnos?
Los que no conocen a Dios se afanan por esas cosas,
pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que
necesitan todo eso.
Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de
Dios, y se les darán también todas esas cosas.
No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se
preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus
problemas.
Mateo 6, 31-34
Reflexionar
En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, dice
el Papa Francisco:
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida
entera de los que se encuentran con Jesús.
Quienes se dejan salvar por Él son liberados del
pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento.
DESARROLLO
Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En
esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles
cristianos para invitarlos a una nueva etapa
evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar
caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos
años” (E.G.1).
No podemos dar lo que no tenemos.
Por esto reflexionemos cómo estamos
llevando y proclamando el Evangelio.
Debemos hacerlo con gozo, como cuando
compartimos el júbilo ante la llegada de
un nuevo miembro a la familia, o cuando
un hijo u otro familiar logra éxitos en su
profesión o en sus estudios.
Así es la alegría que debemos transmitir en el
núcleo familiar y en nuestro entorno.
Debemos evitar, como dice el Papa Francisco ”un
evangelizador con cara de funeral”.
¿Cómo transmitimos esta alegría del
encuentro con Jesús dentro de las familias?
La familia es el elemento más cercano que
tenemos para conocer a Dios y entender su
misterio.
Decía San Juan Pablo II:
A través de la familia, descubrimos la
paternidad, la filiación y el amor, elementos
indispensables en toda familia; que nos
orientan hacia la vida de la fe y así nuestra
vida pueda ser una vida plena y feliz.
Pablo VI, en su Exhortación
Evangelii Nuntiandi (71), dice:
“La familia al igual que la Iglesia,
debe ser un espacio donde el
evangelio es transmitido y desde
donde éste se irradia” .
San Juan Pablo II señala que la futura
evangelización depende en gran parte de la
Iglesia doméstica. Esta misión apostólica de la
familia está enraizada en el Bautismo y recibe
con la gracia sacramental del matrimonio una
nueva fuerza para transmitir la fe, para
santificar y transformar la sociedad actual
según el plan de Dios (FC 52).
San Juan Pablo II señala:
la futura evangelización
depende en gran parte de la
Iglesia doméstica.
Esta misión apostólica
de la familia está enraizada
en el Bautismo y recibe
con la gracia sacramental
del matrimonio una nueva
fuerza para transmitir la fe,
para santificar y transformar
la sociedad actual según
el plan de Dios (FC 52).
En la familia se puede descubrir esa alegría
del evangelio, a través del amor que es Dios
(1Jn 4,8).
Y cumpliendo el mandamiento del amor en la
vida familiar.
Les doy un mandamiento nuevo:que se amen los unos a los otros.Ustedes deben amarse unos aotros como yo los he amado.En esto reconocerán todos queson mis discípulos, en que seamen unos a otros (Jn13,34-35).
Siendo la familia la imagen
que proyecta a Dios, a su
amor, entonces el enemigo,
busca destruir nuestras
familias y lo logra arrancando
de ellas, la vida espiritual.
El Papa Francisco en el Capítulo Segundo de Evangelii
gaudium, examina la situación contemporánea:
“ Algunas patologías van en aumento.
El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de
numerosas personas, incluso en los llamados países
ricos.
La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de
respeto y la violencia crecen, la injusticia es cada vez
más patente.
Hay que luchar para vivir y a menudo, vivir con poca
dignidad” (EG 52).
Estas realidades producen en las familias
desesperanzas, conformismo, baja estima,
miedo, inseguridad, depresiones, olvidando o
haciendo a un lado, la presencia de Dios.
Se ha constituido en prioridad conseguir
cómo vivir, adquirir los alimentos esenciales,
estar atento para resguardar su seguridad.
Con este horizonte, dentro del
núcleo familiar se pierde la
armonía, la relación familiar, el
respeto, la confianza, por lo tanto
se hace difícil vivir “la alegría del
evangelio en la familia”
La verdadera alegría viene de la armonía profunda
entre las personas, que todos experimentan en su
corazón y que nos hace sentir la belleza de estar
juntos, de sostenerse mutuamente en el camino
de la vida.
La familia es la fuente de toda fraternidad, y por
eso es también el fundamento y el camino
primordial para la paz, pues, por vocación, debería
contagiar al mundo con su amor.
El amor se aprende con el
ejemplo de los padres y de las
personas de nuestro entorno,
practicando los mandamientos y
obras de caridad con las
personas con las que convivimos
(padres, hijos), en nuestra
comunidad y con los más pobres
y necesitados.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2. No tomaras el nombre de Dios en vano.
3. Santificarás las fiestas.4. Honrarás a tu padre y a tu
madre.5. No matarás.
6. No cometerás actos impuros.
7. No robarás.8. No darás falsos testimonios
ni mentirás.9. No cometerás
pensamientos ni deseos impuros.
10. No codiciarás los bienes ajenos.
El amor se aprende… Cuando
los miembros de la familia se
preocupan unos por los otros,
especialmente por los niños, los
ancianos, quienes son más
frágiles y que a menudo se
quedan en la periferia de
nuestro corazón.
Los cónyuges se guardan
recíprocamente y luego, como
padres, cuidan de sus hijos, y
con el tiempo, también los hijos
se convertirán en cuidadores de
los padres.
Cuando nos preocupamos por
nuestras familias y sus
necesidades, entendemos sus
problemas y esperanzas, y los
acompañamos en sus
procesos de angustia o
preocupación.
En familia se vive la alegría del
Evangelio cuando unidos se
trabaja la solidaridad, la
fraternidad, se comparten tantos
momentos inolvidables: las
comidas, el descanso, las tareas
de la casa, la diversión, la oración,
las excursiones y peregrinaciones,
la solidaridad con los necesitados,
esos momentos deben ir
acompañados del amor, de la
alegría, ya que el amor auténtico
nos lo da Jesús.
Sabemos que no es fácil vivir la alegría del
evangelio en familia con tantas dificultades y
amenazas que conllevan a la separación y
desunión del núcleo familiar.
Les exhortamos a renovar y mantener la
esperanza, la fe y el amor, para poder
evangelizar con nuestro testimonio de vida
cristiana.
Conclusión :
Estén siempre alegres en el Señor;
se lo repito, estén alegres y den a
todos muestras de un espíritu muy
abierto. El Señor está cerca. No se
inquieten por nada;
antes bien, en toda ocasión
presenten sus peticiones a Dios y
junten la acción de gracias a la
súplica.
Y la paz de Dios, que es mayor de lo
que se puede imaginar, les guardará
sus corazones y sus pensamientos
en Cristo Jesús.
Filipenses 4,4-7
1.- ¿Estás viviendo y transmitiendo tu servicio a
Dios con verdadera alegría?
2.- ¿Cómo padres, llevan adelante su proyecto
familiar teniendo como centro la palabra de Dios,
o lo hacen bajo criterios materiales?
3.- ¿Sus actividades de la vida cotidiana familiar
las realizan con entusiasmo y alegría, confiando
al Señor el desarrollo y bienestar de cada día?
REFLEXIÓN PERSONAL:
Se reúnen los mismos grupos que al principio, y
dialogan sobre el contenido del tema, eligiendo un
vocero que al final informará sobre el resultado de
esta reflexión.
REFLEXION GRUPAL
“A veces podemos ser tentados de
dejarnos llevar por la pereza o, peor aún,
por el desaliento, sobre todo ante las
fatigas y las pruebas de la vida. En estos
casos, no nos desanimemos,
invoquemos al Espíritu Santo, para que
con el don de fortaleza dirija nuestro
corazón y comunique nueva fuerza y
entusiasmo a nuestra vida y a nuestro
seguimiento de Jesús”
Audiencia general del Papa
Francisco el 14-5-2014
¿Estoy dispuesto (a) a vivir con alegría la palabra
de Dios?
¿Qué actitudes o cambios realizaré para vivir
esta alegría en mi hogar?
COMPROMISO:
¿Cómo se sintieron ante el
tema en general?.
Evaluación
Señor, Dios nuestro, Tú nos has elegido para ser tus
santos y tus predilectos. Revístenos de sentimientos de
misericordia, de bondad, de humildad, de dulzura, de
paciencia. Ayúdanos a comprendernos mutuamente
cuando tenemos algún motivo de queja, lo mismo que Tú,
Señor, nos has perdonado. Sobre todo, danos esa caridad,
que es vínculo de perfección. Que la paz de Cristo brille
en nuestros corazones. Esa paz que debe reinar en la
unidad de tu Cuerpo Místico. Que todo cuanto hagamos,
de palabra o de obra, sea en nombre del Señor Jesús, por
quien sean dadas gracias a ti, Dios Padre y Dios nuestro.
Amén.
ORACIÓN FINAL: