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C!MA PAQINA ,L MVNDO DEPORTYVO Lunes, 1 ie abrD snlmjca y sus trucos, como así que me caigo!», que fue, en cierto moflo, una refundición mejorada de «El hombre mosca». En las primeras Se ha servido ahora de la sincroni zación de efectos sonoros y de md- Sica a tono con lo que se escuchaba en el cine en la época en que fue- rop realizadas, elementos con los que juega, asimismo, en la última parte del montaje, con diálogos bre vta doblados al castellano. Más que Producida por Walt Disney y realizada por su equipo Distylbuida por Rey Soria Films , «Pinocho», de Walt Disney, se cuela como de rondón en esta crónica de estrenos, por la que ya hubo de pasar hace ahora unos veinte años —fue produqi a en 1940—; pero con gusto la acogemos en ella, puesto que también así hemos vuelto a ver esta obra grande disneyana, que ahora vuelve a estar llamada a hacer las delicigs de la gente me- nuda, a popularizar otra vez sus alegres nómeros musicales y dj vertir a los adultos que se dedi cmi a pí-estare atención. . «Finocho» no ha pasa& ni como obra artisticg ni como cuento imaginativo al que el cine otorgó espectacularidad. n todo caso fue Disney quien, al cabo del tieApo, se çetuvo y ya no siguió mucho más adelante en los dibujos animados. Al igual que «Blanca Nieves y los siete enanttos)), «Pinocho» llegó cuan- do el creador de la «Sinfonías Toutas ya habla dejado en los «cortos» su exuberante ingenio y como una necesidad de desarro lío que no logró borrar ni la gra cia ni el mérito de sus obi-aó bre ves. Pero fue cou su versión ci- nematográfica de cuentos clásicos y otras invenciones y nuevas fan tasías que Disney —ademas e Pirector: Dsniel Mann Iptérpretes: Rosalind Russell Mximilian Schell Jack Haweip Rfchard Beymer Producción: Columbia Dislribuida por: tnterpeninsular Films 5 5 5 Da puro simbólico, el titulo ¿EVjer ciclo para cinco dedos» as cpriche so, aunque ctáa como anzuelo pro- metedor de una obra de intenclÓn e Ingenjo que, cci rtalidad, sólo es una comedia doméstica con proble Vilas originados por la idiosincrasia --muy 4lstnta— de una esposa que áe taqto querer cultivar su espíritu resulta c.tUei y de un marido que na<çió paletq pero ha podido costear ctór.tqs lujos y comodidades a la fa- Plilia. cops . tE&dta, además, por un ii_Q de tp»mb que no consigue ancQptgar a ól mismo —y mucho oíeío p la atmósfera que se re».. pira erí VtE hogar d verano, en el qu» Mtdn todo» .de paso»— y una dolesc.nte ce poco peso que se vi- no del interoado lrayénóose a un preceptor vités, n»cio en Alema- tija y que ezisefia francés, pero en voz muy baja porqile tiene coníple Director; Vicepte idinnelli Intérpretes: Kirk Douglas Edward G, Robinson Cyd Cliarisse Producción: M-G-M Distribuida por Metro Goldwyn Mayer se, Minelli ha llevado a la panta Ila el mundo del cine, como ya lo hiciera en «Cautivos del Mql» —de algunos e cuyos planos se sirve para ambientar unas horas de adecuación con un estilo en una sala de doblaje— haciendo una interpretación muy personal del medio ambiente, de los tipos que pululan en él y del clima moral del mismo, casi siempre determinado por el histerismo, la vanidad, el egocentrismo y —en el fonc’o— la inseguridad de quienes se asientan sobre pedes retener el interés de los «niños grandes» que Ya se afeitaban el bigote o peinaban canas— logró hacerse entender mejor que os auténticos niños. Ante la dimessión que damos a los recuerdos del pagado, a ve- ces sufrimqs un desencanto al volver a ver, al cabo de lo años, un espectáculo que nos cautivó. Aunque el cine técnicamente ha evolucionado bastante en los veintitrés años transcurridos cus- de que Disney produjo «Pino- cho», esta sensación de desencan 1:0 no la hemos experimentado al volver a ver este cuento, ni he- mos echado de menos el seopio, el sonido estereofónico ni las calidades del Technicolor, en cuya utilización y administración Walt Disney ya se caracterizó como un adelantado. Ninguna impresión negativa nos ha pro- ducido, ni siquiera por prejuicios de tiempo, y si, en cambio, las iruy positivas de volver a encon trar a los compañeros de «Pino cho»: Pepito el Gril1o Gepetto, Cloe la sirenita, Fígaro el gato, el Rada Azul y Colilla, con el gi gante Strómboli, el Ogro, el Hon rado Juan y su atláte.re, los fan toches que hacen el «coco» para que si hay por ahí algún peque ño que no se porte bien —cosa que pongo en duda —vea como le pueden escarmentar. jo de huérfano y triste» recuerdos de la infancia, para los cuales se atreve a buscar urgentes remedios de cariño. Daniel Mann ha conservado cas irítegramente la arquitectura de esta obra teatral que repite el tema de la neurastenia colectiva en formas md» o menos demostrativas, cual mo- tigo de ironía y diversión, sip ex- cluir la pretensión de una morale ja que es iná» bien up cortar por 19 sano cudo los caprichos, las rebeldías y las afectuosidades po- dna nderivac en males mayores. Comedia, pues, de fáciles ge9ur»os argumentales, equidistantes de la humorada y qel folletín, Daniel Mann le ha dado el tono más di»- creto, decansánclola en la personali dad de su principal intérprete, Ro- .salicsd Russell, y lo más válido que hay en elia es la forma con que la actriz matiza un personaje qq en- ira de lleno en su especialidad, se- cun4ada por unos buenos comedian- tes que defienden casi heroicamente unos papeles de naturaleza desaira. da, aunque tal vez en ese desaire dei marido, el preceptor y el hijo, encuentren algunos tantos motivos de regocijo como a lo que pueden dar lugar los delIrante.5 reuinamien. tos de la cursi señora de la casa. L. C. tales lqecos, de ppel. Interpge tacicin personal —hemos escrito— pero, como suya —que ha vivido con intensidad y en ppsÍció pri vilegiada el ambiente...... válida y plenamente admísible como efe reacia, aunque se adivine que en la reproducción se le ha ido —a propósjto-. la roano, no para caer en falsedades funcanientales sino acentuando los rasgos de una máscara tras la cual se ocultan el egoísmo y el afán de supervi vencia con un orgullo que no es más que pobreza de espíritu. Es el ambiente de los ídolos rotos, de los monstruos sagrados y de las nueva.» estatuas de yeso, que e sus mejores morento aicn zaron Cotización en los mercadós internacionales del. cine; pero Mi- nelli ha penetrado en sus ven cuetos, sin detenerse —como los fotógrafos ce las revistas ilus tradas— en la antesala de sus Director: Robert Aldriqh Intérpretes: Stewart Qmnnger Pien Angeli Stanley Baker A.nouk Aimóe Producción: Titanus Distribuida por Filniax .1’’ Una vez más, el cine italiano ha puesto en movimiento su dié punitivo espectapular para la rea lización de una peilcula bíbliça, género que nació en aquellos es- tudios y encontró en ellos fon- mullamos y ángulos ce interó generalizaos más tarde don1e- quiera que se hayan producido fIlms históricos o colosalistas. Sin embargo, art este. caso no ha Sido un director italiano quien ha eiii puñado la batuta sino el amen cano Robert Aldrich; pro los conceptos de los productores de realizador no se muestran tan distantes como para que, unidos, no puecan alcanzar la meta prG puesta, puesto que unos y otro han ido al encuentro d.l grén pb1ico mediante la realización la realización de un espectárule totalmente volcado haéip. afuera, en el cual lo. histórico es caña- mazo, apuntamiento, referencia, y lo atrayente reside en la peni pecia, en la accióp que busca r novación de motivos espectacu lares e ipspresionisjas. La referencia de las licencio- sas ciudades de Sodoma y Gomo L. C. rna parecía de muy especial opon- llywood, lo ha ido a buscar a Roma, aludiendo con una inorda. . cidad que no excluye la elegan cia al baratillo de las glorias en desuso en el cine americano que, agarrándose a una tabla de sal- vación, se hacen tributarias ie productor europeo con ideas pro- pias, para el cual cuenta menos un estilo que un pian económico. «Dos semanas en otra ciudad, es la película del temor y de l inseguridad en el mundo del cine. Para conducirnos hasta él. Vm- cente Mínelli se ha servido de una historia novelesca que es como el anuncio de la resurree cióñ de un prestigio muerto, un hombre anulado partienCo de un fracaso sentimental, de una de- rrota moral antes que profesio nal. El tema se repite en la fan tasía como en la realidad del cine, con ja sola diferencia de que Minnelli —auxiliado por el guión— lo corta en el justo mo mento en que se abre paso a la esperanza y los tonos turbios o violentos se disuelven en rosa. Como siempre ea Minnelli, vale más el modo de contar que lo contado; lo que sugiere que lo expuesto. Es decir, Minnelli me- jora el libreto al ponerlo en pan- talla, y aunque generalmente es historia lo que parece atraer, en torios los casos sus asuntos tienen el superior atractivo de cómo os los presenta, cu cómo nos edvuelve én ellos la brillan- lez de la realización, su estilo dIlecto, claro y eIegante sin Sa- <idas de tono cuando el argu meato le obliga a forzar la nota emocional. Porque en Minnelli siempre se ve cine, también ve- molí a la americana —que es lo suyo— cuando lleva las cámaras a la Roma nocturna, en una pa- sajera concesión al clisé univer sal de la vida alegre romana. Kirk Douglas y Edward O. Ro- binson son los intérpretes bási cos de esta película cuyos perso najes tienen que descioblarse pro- fesionalmente interpretando ex- pniencias que ellos —en pleno triunfo— no han tenido ocasión de conocer personalmente, lo que no les impkle infpndir auténtico latido a sus respectivos tipos. Dahlia Lavi es la figura prome tedora del reparto, secundada por George Hamilton, Cyd Charisse y Rossna Schiaffino. El ecope y la fotografía en co- ion constittlyen un brillante en- voltario eapecta iii 1410115 GOT turiismo en un motnentn en que parte del cine que se u.i cta ha dejaço de ser de limítausones y• de esplicaciones qufemisticas; hasta cabe en lo posible que se esperase ile ella un etour de fon- ce» de atrevimientos y escabro- sidades. Peno el qtractivo popular del film se ha buscado por- otro lado, despuéó de pasar ---como era poco menos que inexcusa ble—. poi’ la exhibicióp de las bellas esclavas reunidas a su tor no por la reina de Sodoma y Go- mprra, ¡sraseptadas en ligeros atuepdos que realzap sus graejas anatómicas y . recuerdan lás con- ceícPpes cje los moiistas de los tears de gánero aere. Es un intera que radica crí las ver- tjents argumentales, çon la am- biçjóp, la doblez, el guito a la mrte y a la disipación, £nte a la honestidad del pueblo lía. maslo del Señpr y que al conta mipars n las peçaG’orasSodoma y Gomorra atrae la cólera de Jehov. Un interés, añadimos, yoloado en el formalismo, en la esp.ectagulanidaø de batallas, la- cIia a muerte, y n la inqnda ción de las que habían de seg para las hebreos, tierras ile asen- tam . iguto y en la destrucción oç1oma y Gomorra en sucesión d- efectos técnicos ya explotados. jlna scenogafía a la altura habitual çnl colosalismo italiano y un reparto de notables, muy extenso, han sido jugados por Robert Alclnich en. panjalia pa- no.rámica y technicolor. Stewart Granger está siempre en «héroe» bíblico, en su papel de Lot, con- ductor de los hejreos; como un personaje de leyenda al que ve- mos como un dibujo, por la su- perficie. Los demás personajes sirven a las conveniencias nove- leseas y también como en una novelación de la historia. Pier Angeli (la mujer de Lot). Anouk Aimée (la reina), Rossana Podes- y Claudia Moni (las hiiaá ce Lot), con Stanley Baker muy entonado en su papel de princi pa traidor, llenan las partes prin cipales del largo reparto. L. C. EN COMEDiA “El crmen se paga” Director: Gerard Ounl Intérpretes: Edwige Feuillere Gabrielle Ferzetti Michéle Morgan Annie Giraidot Danielle Darríeux Richard Todó Producción: Transwirld-CosmOs Distri buida por: Radio Films 5 55 Gçirard Ouri —que es también co- autor del guión— ha engarzado en un tltio genérico cuatro historie- tas con las que trata de demostrar que Sl crimen no e5 rentable, no compensa, y que quien a hierro rna- la a bierro muere. Son como cuatro noyelas cortas desarroll»das en di»- tintas épocas; la primera en la Ve- necia del siglo XV; la segunda en e dltimo cuarto fiel siglo pasado; la tercera Inmediatamente antes de la guerra europea y la última en nuestros dias. Estas tres últimas tienen a Paris por escenario y en todas ellas se raspira una atmósfera tipicamnte francesa al través de los conflictos planteados. En çLa máscara», el episodio ve- neciano, Ouri ha montado en su- ténticos esçénariOs —si bien resu miénçiolo— una de aquellas historias de amorios secretos que el cine ita- liano trajo con insistencia a la pan. talla antes de que abrieran brecha en su,» fila» los realizadores necrrea listas. Ourl po lla puesto en él que oficio y como el episodio no es nuy extenso y está servido por unos Intérpretes como Etlwige Feuillere, Gabrielle Fer»ettl y Rossana Schiaf fino, se sigue con una atención en gran parte determinada por la am- bien(açión. «El caso Hugues» es como una cró flica de escándalo de la época y para puntualizar mSs este carácter el rea lizador se ha servido en la narrativa cje ijustraiones que desplazan la aqtuación de los intérpretes. La in tervención de éstos, al igual que el asunto, nos recuerda la densidad de la novelística y del cine francés que abordaro ncuestiones de bonos En uci episodio con pátima y Miché,e Morgan aparecen bien encajada en él. «El caso Fenayrou» es el rns ti- pico en la cinematografla del pais; pero el eménage» no es a tres. sino a cuatro y lo dirige la mente com pljcada de una mujer retorcida, que Annie Girardot lnterpreta con el ar. te que sabe poner —artlstieamen. te— en las malas artes, secundada por Plerr Brasseur, Christian litar- quand y Paul Guers. , Pero el mejor episodio es aquel en que se pone en juego una ironía casi británica —y con un inglés en. tre los personajes—: «El hombre de ja avenida», qqe e» la referencia de un crimen frustrado, cuyo autor pa- ga grstuitamene porque el truco le sale mal. Ouri nos ofrece con él los mejores momentos de esta peli. cula en «sketch, cuyo valor radi. va e.xclueivamepte en los libreto5 y çn la correcta interpretación. L. C. TI VOL! ‘4a casta uana” Dirección: Lqjs César Amadori Intérpretes: Maruja Diaz Garlas lstra4ix Rafael Alonso NoeI Roquevent Armand Mestral Luis César Amadoni ha proba do. cumplidamente saber doxi.1e les aprieta el zapato a esos pií blicos llamados mayoritarios, . y ha hecho un cine que ha encín trado en taquilla su más satisfac tozig aprobación, siçndo éste, sin dtga el aplauso que mejor suena ecl los oídos del productor y, reerpos, también en los del rea Ilzador que ve así cumplidos los objetivos propuestos. No le fa- flan éstos, generalmente, a César Amadori ni tamp.oro le fallara por lo menos así hay que supo nerlo, en el caso de ella casta iu sana» que se dice basada en la famosa opereta del mismo título, y de la que reconocemos algunos conocidísímos fragmentos musi cales muy agradables, que ea- cuentran en nosotros nostálgicas nesonanciaé. J. M. Arozamena, que ha deja- do en la prqdaccióq española un legado que seçá necesario olvi da- y superar, sj se pretenden mejprar enfpques, aun tratán dose de cine exclusivamente co. mercial, lo cual no está reñido cocí pn çmne igno. ha gozado de libertad absoluta para escribir «su» argumento y el guión co- creaponidiente, y no podemos de- cm que el uso que ce la misma ha hecho pueda considerarse sa tisfactorio, en el sentido de falta de originalidad e inspiración y en la pobreza de ingenio de los diálogos, dpnde encontramos ocu rrencias que quizás puedan ser celebradas por unos públicos poco exigentes, pero que en nosotros causarán un efecto totalmente contrario. La película, justo es convenir en ello, tiene cierta espectacu lanidac’, está presentada con lujo, y abunda en peripecias más o menos, picantes y divertidas, en situaciones equívocas de puro yo. devil, y el desarrollo es bastante movido, por lo menos por lo que refiere al juego de los personajes interpretados con discreción Ma- ruja Días está simpática en el pa- pel de Susana, dándole la réplica Carlos Estrada, bastante sobrio y expresivo. En suma, se trata ce un espectáculo para mayorías que, probablemente, tendrá el éxito que se buscaba. J_ SAGRIjJ ALEXANPRA y ATLANTA “Mujeres nie al arn” Directos’: . Jean Negulesco Intrprete: Hope La.nge Stepbep Boy4 Suzy Darker Louis Jourdan Joan Crawford Producción: 2Oth. Cezitury-Fox Distribuida por: As Films e es Jean Negulesco ha traido a Is pantalla uno de los temas n,,vess. co sentimentales en que 11 asCua» le su preferençias su Variad ocasIo!íes y elaraspente cIfintdo en el titáIs de sta pltçulá. Estas cnijeres que se hallan o se sitúan frente al amor constituyen un muestrario humano bastante amplio y, diverso, mecos complejo, en çarnbio, en cuanto a sq rsgp psjcqlógicc porqpe çn ellos m4 qéd estudio hay diseño, con trazádos precisos, como era ns cesario para que el problema de cada una ti eles protagonistas trss. Vendiera de inmediato al corazón de las qtraa mujeres, especta lora-, Ps- re éstas ha hecho la o-. .•.,,.i ‘can Negulesco, sin regatear en ella .‘s;1] U II ii liii 11:CjflCCfl eIi;0] ¿Quón era Walter? ¿Un afectivo incomprendid •. o? ¿un cínico o un vulgar vividor? Vea este fiim y Ud. comprenderá porque esta audaz obra ha permanecido, sn inferrup ción, más de 5 años en un teatro de Brocidway. A R CAD 1 A e Cinema Cataiun En un colosal Programa Doble sin precedentes MARYLAND PETIT PELAYO DeDOS MAXIMIUAN . SCHELL OSCAR1b2 ROSALIND RLJSSELL JACK HAWKINS ...; RICHBD BMEfl _:;_- DIRECTOR QANiELMANN . ¡jUN IMPACTO SENSACIONAL!! Continuación de estreno des- pués de ocho semanas triun tales, del film más admirado y discutido de la presente temporada fl . Los esirenos del Domingo de Resurrecciou (P40 APTO) La subyugadora C. C. luce su portentosa belleza y su gran arte en un film lleno de acción y colorido AUTORIZADAS SOLO PARA MAYORES Festivos, matinal a las 10 EN ALCAZAR, BORRAS “El Muno Cómico de Harold Lloyd” fuera del cine zio se le mostró tan adversa como a otros— y él mismo ha desempolvado su. antigu películas de do parts y algunas otras que actualmente consideraría- mos de mediano metraje, para com poner con planos y Secuencias de va- rias de ella5 una especie de antolo gía de su estilo festivo. Con ello se ha quitado la espina de ese posible olvido, puesto que este montaje de viejas situaciones ha sido general- mente bien recibido y admirado en el Festival de Canne5 como en las salas de proyecciÓn abirtas al p blico mundo adelaAte. Y ha hecho més: evidepciar cómo los realiza- dores e intérpretes cómicos de esta hora beben la inspiración en los trucos de los eviejos» y aunque no e5 frecuente que se atrevan a en- trar en los dominios del genial Cha- plin, con la ayuda de los bilvana dores de «gage» entran a saco en lo. que fue del dominio de Keaton o de Lloyd. Pero ningún maestro puede sentirse dolido de txi eralumnos aventajados. un celuloide rancio, «El mundo có- reuniones mundanas. Y para ser mico de Harold Lloyd» es un clásico más exacto —dentro de la posible de la comicidad americana, refundi- eactitud en medida humana— ese do para alegrar las pajarits.s a grandes y chicos y, al propio tiem- mundo, que antaño estuvo casi po, tal vez para demostrar también exclusivamente radicado en Ho- cómo el ;ine pudo encontrarse a .sí mismo con el poder del ingenio KURSAAL y de la mímica puestos al servicio __________ de la má3 pura ingenuidad. Productor e intérprete: Harold Lloyd Distribuida por: Columbia Films e * Harold Lloyd —«El» o «Gafitas», gún los apodos que estaba de mo- da ponerles a los mimos ele la pan- talla— fue un actor cómico a cara limpia que conoció el éxito en los momento5 de plenitud del cine mu- do y en los primeros años del par- lante. Contemporáneo de Buater Keaton y de Larcy Semon —ePam linas» y «Tomasín», respectivamen te—, di.stinguióse por una comicidad si no mejor que la de Heaton si inés optimista, y a todas luces su- erjqr a la de Semon; una comici dad que tuvo la finura «cíe presen cia» del «señorío», porque, . en su tiempo, Harold fue ufi poco el pisa- ‘verde del cine cómico americano, . que era una versión rotundamente Qpuesta a ‘la del paria. creado por . Chaplin, aunque en el fondo a Char- lot como a los personajes de «Ga. fitas» les movía la mi.snia ingenui dad e igual deseo de contribuir a hace felice5 a los demás. Harold Lloyd no es el único ac tor cómico de aquellos tiempos que se ha eclipsado y al cual se ha te- nido en un olvido casi completo, del que tan sólo se ha salvado Char- les Chplln. Pero Lloyd no se ha iesignado con su Suerte —que qui Lucas COT . EN F3M1NA “PINOCHO” “Sodiua y Çaiuxra” En «El mundo cómico de Harold Lloyd» hay un poco de todo cuanto estuvo en su estflo y ormó prte de su momento estelar: planos cd- pidos a manera de introducción a su modo de hacer; secúeicias de películas mudas y Otros de cintas sonoras en la5 cuales el diálogo pasó de ser complementario de su ¡UN milagro llamado . CINERAMA!... TEATPON u vo (TELEFONO 241-3-OO) Próximo JUEVES, día 18, NOCHE a Ías 10 en punto, fabu .s o ESTRENO en Espaífa a bene. ficio del Preventorio 1nfç- tu de la Virgen de Skacusq EN PETIT PELAYO, ARCADIA Y MARYLAND “Ejercido para cincodedos” Y r i u TA I fl Mañana, Noche rI 1 .. Iv alaslQ’30 Estre en Espaíia de un fi1m5 .efl sugénero, l más espectcu1ar, e más colorista, el más atrevido CARROLL BAXE LEE . tOB REY FONDL CAPIOLYN ONE KARL 1IALDE1 GREGORY PEG EOGE PEPPR11 ROBERT PRESTON DEEBIE REYNLBS A11ES STEW.MT ELIW.MJLAOII OHNWAYNE BICIIARD wIfflíAR 1110w BAZLS •wgTEtBENAi I 15115 BilIS 1511 DEVISE . lilíSD IAISIVAESEE EOEVSEAI SENIYIKEVRVIEBØTSIISÁ 1ITTEd NlCKDllliAílUSstaTBUllTASlLIl’ T*CHNICOLOR ) LA CONQUISTA 13E5 6STE ¡Por 1mera ve . CiNERAMA cuenta una historiaL. BOSSMWRRAZZ! TINA LOW$E SYLVA KOSCkNA EN MONTECARLo, NIZA Y ARISTOS “1.;OS semanas en otra ciudad” EASTMANCOLOR DYáLJSCOPE Pos Imperios en lucha por una mu . jer..,. la más hermosa de su tiempo (No apta) Abierto el çiespacho cIE• Poca Iidqdes

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C!MA PAQINA ,L MVNDO DEPORTYVO Lunes, 1 ie abrD ‘

snlmjca y sus trucos, como asíque me caigo!», que fue, en ciertomoflo, una refundición mejorada de«El hombre mosca». En las primerasSe ha servido ahora de la sincronización de efectos sonoros y de md-Sica a tono con lo que se escuchabaen el cine en la época en que fue-rop realizadas, elementos con losque juega, asimismo, en la últimaparte del montaje, con diálogos brevta doblados al castellano. Más que

Producida por Walt Disney yrealizada por su equipoDistylbuida por Rey Soria Films

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«Pinocho», de Walt Disney, secuela como de rondón en estacrónica de estrenos, por la queya hubo de pasar hace ahoraunos veinte años —fue produqia en 1940—; pero con gusto laacogemos en ella, puesto quetambién así hemos vuelto a veresta obra grande disneyana, queahora vuelve a estar llamada ahacer las delicigs de la gente me-nuda, a popularizar otra vez susalegres nómeros musicales y djvertir a los adultos que se dedicmi a pí-estare atención.‘ . «Finocho» no ha pasa& ni

como obra artisticg ni comocuento imaginativo al que el cineotorgó espectacularidad. n todocaso fue Disney quien, al cabodel tieApo, se çetuvo y ya nosiguió mucho más adelante enlos dibujos animados. Al igualque «Blanca Nieves y los sieteenanttos)), «Pinocho» llegó cuan-do el creador de la «SinfoníasToutas ya habla dejado en los«cortos» su exuberante ingenio ycomo una necesidad de desarrolío que no logró borrar ni la gracia ni el mérito de sus obi-aó breves. Pero fue cou su versión ci-nematográfica de cuentos clásicosy otras invenciones y nuevas fantasías que Disney —ademas e

Pirector:Dsniel Mann

Iptérpretes:Rosalind RussellMximilian SchellJack HaweipRfchard Beymer

Producción:Columbia

Dislribuida por:tnterpeninsular Films

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Da puro simbólico, el titulo ¿EVjerciclo para cinco dedos» as cpricheso, aunque ctáa como anzuelo pro-metedor de una obra de intenclÓne Ingenjo que, cci rtalidad, sólo esuna comedia doméstica con probleVilas originados por la idiosincrasia--muy 4lstnta— de una esposa queáe taqto querer cultivar su espírituresulta c.tUei y de un marido quena<çió paletq pero ha podido costearctór.tqs lujos y comodidades a la fa-Plilia. cops . tE&dta, además, por unii_Q de tp»mb que no consigueancQptgar a ól mismo —y muchooíeío p la atmósfera que se re»..pira erí VtE hogar d verano, en elqu» Mtdn todo» .de paso»— y unadolesc.nte ce poco peso que se vi-no del interoado lrayénóose a unpreceptor vités, n»cio en Alema-tija y que ezisefia francés, pero envoz muy baja porqile tiene coníple

Director;Vicepte idinnelli

Intérpretes:Kirk DouglasEdward G, RobinsonCyd Cliarisse

Producción:M-G-M

Distribuida por Metro GoldwynMayer

se,Minelli ha llevado a la panta

Ila el mundo del cine, como yalo hiciera en «Cautivos del Mql»—de algunos e cuyos planos sesirve para ambientar unas horasde adecuación con un estilo enuna sala de doblaje— haciendouna interpretación muy personaldel medio ambiente, de los tiposque pululan en él y del climamoral del mismo, casi siempredeterminado por el histerismo, lavanidad, el egocentrismo y —enel fonc’o— la inseguridad dequienes se asientan sobre pedes

retener el interés de los «niñosgrandes» que Ya se afeitaban elbigote o peinaban canas— logróhacerse entender mejor que osauténticos niños.

Ante la dimessión que damosa los recuerdos del pagado, a ve-ces sufrimqs un desencanto alvolver a ver, al cabo de lo años,un espectáculo que nos cautivó.Aunque el cine técnicamente haevolucionado bastante en losveintitrés años transcurridos cus-de que Disney produjo «Pino-cho», esta sensación de desencan1:0 no la hemos experimentado alvolver a ver este cuento, ni he-mos echado de menos el seopio,el sonido estereofónico ni lascalidades del Technicolor, encuya utilización y administraciónWalt Disney ya se caracterizócomo un adelantado. Ningunaimpresión negativa nos ha pro-ducido, ni siquiera por prejuiciosde tiempo, y si, en cambio, lasiruy positivas de volver a encontrar a los compañeros de «Pinocho»: Pepito el Gril1o Gepetto,Cloe la sirenita, Fígaro el gato, elRada Azul y Colilla, con el gigante Strómboli, el Ogro, el Honrado Juan y su atláte.re, los fantoches que hacen el «coco» paraque si hay por ahí algún pequeño que no se porte bien —cosaque pongo en duda —vea comole pueden escarmentar.

jo de huérfano y triste» recuerdosde la infancia, para los cuales seatreve a buscar urgentes remediosde cariño.

Daniel Mann ha conservado casirítegramente la arquitectura de estaobra teatral que repite el tema dela neurastenia colectiva en formasmd» o menos demostrativas, cual mo-tigo de ironía y diversión, sip ex-cluir la pretensión de una moraleja que es iná» bien up cortar por19 sano cudo los caprichos, lasrebeldías y las afectuosidades po-dna nderivac en males mayores.Comedia, pues, de fáciles ge9ur»osargumentales, equidistantes de lahumorada y qel folletín, DanielMann le ha dado el tono más di»-creto, decansánclola en la personalidad de su principal intérprete, Ro-.salicsd Russell, y lo más válido quehay en elia es la forma con que laactriz matiza un personaje qq en-ira de lleno en su especialidad, se-cun4ada por unos buenos comedian-tes que defienden casi heroicamenteunos papeles de naturaleza desaira.da, aunque tal vez en ese desairedei marido, el preceptor y el hijo,encuentren algunos tantos motivosde regocijo como a lo que puedendar lugar los delIrante.5 reuinamien.tos de la cursi señora de la casa.

L. C.

tales lqecos, de ppel. Interpgetacicin personal —hemos escrito—pero, como suya —que ha vividocon intensidad y en ppsÍció privilegiada el ambiente...... válida yplenamente admísible como efereacia, aunque se adivine que enla reproducción se le ha ido —apropósjto-. la roano, no para caeren falsedades funcanientales sinoacentuando los rasgos de unamáscara tras la cual se ocultanel egoísmo y el afán de supervivencia con un orgullo que no esmás que pobreza de espíritu. Esel ambiente de los ídolos rotos,de los monstruos sagrados y delas nueva.» estatuas de yeso, quee sus mejores morento aicnzaron Cotización en los mercadósinternacionales del. cine; pero Mi-nelli ha penetrado en sus vencuetos, sin detenerse —como losfotógrafos ce las revistas ilustradas— en la antesala de sus

Director:Robert Aldriqh

Intérpretes:Stewart QmnngerPien AngeliStanley BakerA.nouk Aimóe

Producción:Titanus

Distribuida por Filniax

.1’’Una vez más, el cine italiano

ha puesto en movimiento su diépunitivo espectapular para la realización de una peilcula bíbliça,género que nació en aquellos es-tudios y encontró en ellos fon-mullamos y ángulos ce interógeneralizaos más tarde don1e-quiera que se hayan producidofIlms históricos o colosalistas. Sinembargo, art este. caso no ha Sidoun director italiano quien ha eiiipuñado la batuta sino el amencano Robert Aldrich; pro losconceptos de los productores de realizador no se muestran tandistantes como para que, unidos,no puecan alcanzar la meta prGpuesta, puesto ‘ que unos y otrohan ido al encuentro d.l grénpb1ico mediante la realizaciónla realización de un espectáruletotalmente volcado haéip. afuera,en el cual lo. histórico es caña-mazo, apuntamiento, referencia, ylo atrayente reside en la penipecia, en la accióp que busca rnovación de motivos espectaculares e ipspresionisjas.

La referencia de las licencio-sas ciudades de Sodoma y Gomo

L. C. rna parecía de muy especial opon-

llywood, lo ha ido a buscar aRoma, aludiendo con una inorda.. cidad que no excluye la elegancia al baratillo de las glorias endesuso en el cine americano que,agarrándose a una tabla de sal-vación, se hacen tributarias ieproductor europeo con ideas pro-pias, para el cual cuenta menosun estilo que un pian económico.

«Dos semanas en otra ciudad,es la película del temor y de linseguridad en el mundo del cine.Para conducirnos hasta él. Vm-cente Mínelli se ha servido deuna historia novelesca que escomo el anuncio de la resurreecióñ de un prestigio muerto, unhombre anulado partienCo de unfracaso sentimental, de una de-rrota moral antes que profesional. El tema se repite en la fantasía como en la realidad delcine, con ja sola diferencia deque Minnelli —auxiliado por elguión— lo corta en el justo momento en que se abre paso a laesperanza y los tonos turbios oviolentos se disuelven en rosa.

Como siempre ea Minnelli, valemás el modo de contar que locontado; lo que sugiere que loexpuesto. Es decir, Minnelli me-jora el libreto al ponerlo en pan-talla, y aunque generalmente esló historia lo que parece atraer,en torios los casos sus asuntostienen el superior atractivo decómo os los presenta, cu cómonos edvuelve én ellos la brillan-lez de la realización, su estilodIlecto, claro y eIegante sin Sa-<idas de tono cuando el argumeato le obliga a forzar la notaemocional. Porque en Minnellisiempre se ve cine, también ve-molí a la americana —que es losuyo— cuando lleva las cámarasa la Roma nocturna, en una pa-sajera concesión al clisé universal de la vida alegre romana.

Kirk Douglas y Edward O. Ro-binson son los intérpretes básicos de esta película cuyos personajes tienen que descioblarse pro-fesionalmente interpretando ex-pniencias que ellos —en plenotriunfo— no han tenido ocasiónde conocer personalmente, lo queno les impkle infpndir auténticolatido a sus respectivos tipos.Dahlia Lavi es la figura prometedora del reparto, secundada porGeorge Hamilton, Cyd Charissey Rossna Schiaffino.

El ecope y la fotografía en co-ion constittlyen un brillante en-voltario eapecta iii

1410115 GOT

turiismo en un motnentn en queparte del cine que se pí u.i ctaha dejaço de ser de limítausonesy• de esplicaciones qufemisticas;hasta cabe en lo posible que seesperase ile ella un etour de fon-ce» de atrevimientos y escabro-sidades. Peno el qtractivo populardel film se ha buscado por- otrolado, despuéó de pasar ---comoera poco menos que inexcusable—. poi’ la exhibicióp de lasbellas esclavas reunidas a su torno por la reina de Sodoma y Go-mprra, ¡sraseptadas en ligerosatuepdos que realzap sus graejasanatómicas y . recuerdan lás con-ceícPpes cje los moiistas de lostears de gánero aere. Es unintera que radica crí las ver-tjents argumentales, çon la am-biçjóp, la doblez, el guito a lamrte y a la disipación, £ntea la honestidad del pueblo lía.maslo del Señpr y que al contamipars n las peçaG’oras Sodomay Gomorra atrae la cólera deJehov. Un interés, añadimos,yoloado en el formalismo, en laesp.ectagulanidaø de batallas, la-cIia a muerte, y n la inqndación de las que habían de segpara las hebreos, tierras ile asen-tam . iguto y en la destrucción déoç1oma y Gomorra en sucesiónd- efectos técnicos ya explotados.

jlna scenogafía a la alturahabitual çnl colosalismo italianoy un reparto de notables, muyextenso, han sido jugados porRobert Alclnich en. panjalia pa-no.rámica y technicolor. StewartGranger está siempre en «héroe»

bíblico, en su papel de Lot, con-ductor de los hejreos; como unpersonaje de leyenda al que ve-mos como un dibujo, por la su-perficie. Los demás personajessirven a las conveniencias nove-leseas y también como en unanovelación de la historia. PierAngeli (la mujer de Lot). AnoukAimée (la reina), Rossana Podes-tá y Claudia Moni (las hiiaá ceLot), con Stanley Baker muyentonado en su papel de principa traidor, llenan las partes principales del largo reparto.

L. C.

EN COMEDiA

“El crmen se paga”Director:

Gerard OunlIntérpretes:

Edwige FeuillereGabrielle FerzettiMichéle MorganAnnie GiraidotDanielle DarríeuxRichard Todó

Producción:Transwirld-CosmOs

Distri buida por:Radio Films

5 55

Gçirard Ouri —que es también co-autor del guión— ha engarzado enun tltio genérico cuatro historie-tas con las que trata de demostrarque Sl crimen no e5 rentable, nocompensa, y que quien a hierro rna-la a bierro muere. Son como cuatronoyelas cortas desarroll»das en di»-tintas épocas; la primera en la Ve-necia del siglo XV; la segunda ene dltimo cuarto fiel siglo pasado;la tercera Inmediatamente antes dela guerra europea y la última ennuestros dias. Estas tres últimastienen a Paris por escenario y entodas ellas se raspira una atmósferatipicamnte francesa al través delos conflictos planteados.

En çLa máscara», el episodio ve-neciano, Ouri ha montado en su-ténticos esçénariOs —si bien resumiénçiolo— una de aquellas historiasde amorios secretos que el cine ita-liano trajo con insistencia a la pan.talla antes de que abrieran brechaen su,» fila» los realizadores necrrealistas. Ourl po lla puesto en él máque oficio y como el episodio no esnuy extenso y está servido por unosIntérpretes como Etlwige Feuillere,Gabrielle Fer»ettl y Rossana Schiaffino, se sigue con una atención engran parte determinada por la am-bien(açión.

«El caso Hugues» es como una cróflica de escándalo de la época y parapuntualizar mSs este carácter el realizador se ha servido en la narrativacje ijustraiones que desplazan laaqtuación de los intérpretes. La intervención de éstos, al igual que el

asunto, nos recuerda la densidad dela novelística y del cine francés queabordaro ncuestiones de bonos Enuci episodio con pátima y Miché,eMorgan aparecen bien encajadaen él.

«El caso Fenayrou» es el rns ti-pico en la cinematografla del pais;pero el eménage» no es a tres. sinoa cuatro y lo dirige la mente compljcada de una mujer retorcida, queAnnie Girardot lnterpreta con el ar.te que sabe poner —artlstieamen.te— en las malas artes, secundadapor Plerr Brasseur, Christian litar-quand y Paul Guers., Pero el mejor episodio es aquelen que se pone en juego una ironíacasi británica —y con un inglés en.tre los personajes—: «El hombre deja avenida», qqe e» la referencia deun crimen frustrado, cuyo autor pa-ga grstuitamene porque el truco lesale mal. Ouri nos ofrece con éllos mejores momentos de esta peli.cula en «sketch, cuyo valor radi.va e.xclueivamepte en los libreto5 yçn la correcta interpretación.

L. C.

TI VOL!

‘4a casta uana”Dirección:

Lqjs César AmadoriIntérpretes:

Maruja DiazGarlas lstra4ixRafael AlonsoNoeI RoqueventArmand Mestral

Luis César Amadoni ha probado. cumplidamente saber doxi.1eles aprieta el zapato a esos piíblicos llamados mayoritarios, . yha hecho un cine que ha encíntrado en taquilla su más satisfactozig aprobación, siçndo éste, sindtga el aplauso que mejor suenaecl los oídos del productor y,reerpos, también en los del rea

Ilzador que ve así cumplidos losobjetivos propuestos. No le fa-flan éstos, generalmente, a CésarAmadori ni tamp.oro le fallara

por lo menos así hay que suponerlo, en el caso de ella casta iusana» que se dice basada en lafamosa opereta del mismo título,y de la que reconocemos algunosconocidísímos fragmentos musicales muy agradables, que ea-cuentran en nosotros nostálgicasnesonanciaé.

J. M. Arozamena, que ha deja-do en la prqdaccióq española unlegado que seçá necesario olvida- y superar, sj se pretendenmejprar enfpques, aun tratándose de cine exclusivamente co.mercial, lo cual no está reñidococí pn çmne igno. ha gozado delibertad absoluta para escribir«su» argumento y el guión co-creaponidiente, y no podemos de-cm que el uso que ce la mismaha hecho pueda considerarse satisfactorio, en el sentido de faltade originalidad e inspiración yen la pobreza de ingenio de losdiálogos, dpnde encontramos ocurrencias que quizás puedan sercelebradas por unos públicos pocoexigentes, pero que en nosotroscausarán un efecto totalmentecontrario.

La película, justo es conveniren ello, tiene cierta espectaculanidac’, está presentada con lujo,y abunda en peripecias más omenos, picantes y divertidas, ensituaciones equívocas de puro yo.devil, y el desarrollo es bastantemovido, por lo menos por lo querefiere al juego de los personajesinterpretados con discreción Ma-ruja Días está simpática en el pa-pel de Susana, dándole la réplicaCarlos Estrada, bastante sobrio yexpresivo. En suma, se trata ceun espectáculo para mayoríasque, probablemente, tendrá eléxito que se buscaba.

J_ SAGRIjJ

ALEXANPRA y ATLANTA

“Mujeres nieal arn”

Directos’:. Jean NegulescoIntrprete:

Hope La.ngeStepbep Boy4Suzy DarkerLouis JourdanJoan Crawford

Producción:2Oth. Cezitury-Fox

Distribuida por:As Films

e es

Jean Negulesco ha traido a Ispantalla uno de los temas n,,vess.co sentimentales en que 11 asCua» lesu preferençias su Variad ocasIo!íesy elaraspente cIfintdo en el titáIsde sta pltçulá. Estas cnijeres quese hallan o se sitúan frente al amorconstituyen un muestrario humanobastante amplio y, diverso, mecoscomplejo, en çarnbio, en cuanto asq rsgp psjcqlógicc porqpe çnellos m4 qéd estudio hay diseño,con trazádos precisos, como era nscesario para que el problema decada una ti eles protagonistas trss.Vendiera de inmediato al corazón delas qtraa mujeres, especta lora-, Ps-re éstas ha hecho la o-. .•.,,.i ‘canNegulesco, sin regatear en ella .‘s;1]

U II ii liii

11:CjflCCfl eIi;0]¿Quón era Walter?¿Un afectivo incomprendid •. o?¿un cínico

o un vulgar vividor?Vea este fiim y Ud. comprenderá porque esta

audaz obra ha permanecido, sn inferrupción, más de 5 años en un teatro deBrocidway.

A R CAD 1 A

e Cinema Cataiun

En un colosal Programa Doblesin precedentes

MARYLAND

PETIT PELAYO

DeDOS

MAXIMIUAN . SCHELLOSCAR1b2

ROSALIND RLJSSELLJACK HAWKINS

...; RICHBD BMEfl_:;_- DIRECTOR

QANiELMANN

.

¡jUN IMPACTO SENSACIONAL!!

Continuación de estreno des-pués de ocho semanas triuntales, del film más admiradoy discutido de la presente

temporada

fl .Los esirenos del Domingo de Resurrecciou

(P40 APTO)

La subyugadora C. C. luce suportentosa belleza y su granarte en un film lleno de acción

y colorido

AUTORIZADAS SOLO PARA MAYORES

Festivos, matinal a las 10

EN ALCAZAR, BORRAS

“El Muno Cómico de Harold Lloyd”zá fuera del cine zio se le mostrótan adversa como a otros— y élmismo ha desempolvado su. antigupelículas de do parts y algunasotras que actualmente consideraría-mos de mediano metraje, para componer con planos y Secuencias de va-rias de ella5 una especie de antología de su estilo festivo. Con ello seha quitado la espina de ese posibleolvido, puesto que este montaje deviejas situaciones ha sido general-mente bien recibido y admirado enel Festival de Canne5 como en lassalas de proyecciÓn abirtas al pblico mundo adelaAte. Y ha hechomés: evidepciar cómo los realiza-dores e intérpretes cómicos de estahora beben la inspiración en lostrucos de los eviejos» y aunque noe5 frecuente que se atrevan a en-trar en los dominios del genial Cha-plin, con la ayuda de los bilvanadores de «gage» entran a saco en lo.que fue del dominio de Keaton o deLloyd. Pero ningún maestro puedesentirse dolido de txi eralumnosaventajados.

un celuloide rancio, «El mundo có- reuniones mundanas. Y para sermico de Harold Lloyd» es un clásico más exacto —dentro de la posiblede la comicidad americana, refundi- eactitud en medida humana— esedo para alegrar las pajarits.s agrandes y chicos y, al propio tiem- mundo, que antaño estuvo casipo, tal vez para demostrar también exclusivamente radicado en Ho-cómo el ;ine pudo encontrarse a.sí mismo con el poder del ingenio KURSAALy de la mímica puestos al servicio __________

de la má3 pura ingenuidad.

Productor e intérprete:Harold Lloyd

Distribuida por:Columbia Films

e • *

Harold Lloyd —«El» o «Gafitas»,gún los apodos que estaba de mo-da ponerles a los mimos ele la pan-talla— fue un actor cómico a caralimpia que conoció el éxito en losmomento5 de plenitud del cine mu-do y en los primeros años del par-lante. Contemporáneo de BuaterKeaton y de Larcy Semon —ePamlinas» y «Tomasín», respectivamente—, di.stinguióse por una comicidadsi no mejor que la de Heaton siinés optimista, y a todas luces su-erjqr a la de Semon; una comicidad que tuvo la finura «cíe presencia» del «señorío», porque, . en sutiempo, Harold fue ufi poco el pisa-‘verde del cine cómico americano,

. que era una versión rotundamenteQpuesta a ‘la del paria. creado por

. Chaplin, aunque en el fondo a Char-lot como a los personajes de «Ga.fitas» les movía la mi.snia ingenuidad e igual deseo de contribuir ahace felice5 a los demás.

Harold Lloyd no es el único actor cómico de aquellos tiempos quese ha eclipsado y al cual se ha te-nido en un olvido casi completo,del que tan sólo se ha salvado Char-les Chplln. Pero Lloyd no se ha iesignado con su Suerte —que qui

Lucas COT

. EN F3M1NA

“PINOCHO”

“Sodiua y Çaiuxra”

En «El mundo cómico de HaroldLloyd» hay un poco de todo cuantoestuvo en su estflo y ormó prtede su momento estelar: planos cd-pidos a manera de introducción asu modo de hacer; secúeicias depelículas mudas y Otros de cintassonoras en la5 cuales el diálogo nópasó de ser complementario de su

¡UN milagro llamado. CINERAMA!...

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Próximo JUEVES, día 18, NOCHEa Ías 10 en punto, fabu .s oESTRENO en Espaífa a bene.ficio del Preventorio 1nfç-tu de la Virgen de Skacusq

EN PETIT PELAYO, ARCADIA Y MARYLAND

“Ejercido para cincodedos”

Y

r i u TA I fl Mañana, Noche

rI 1 .. Iv alaslQ’30Estre en Espaíia

de un fi1m5 .efl su género, l más espectcu1ar,e más colorista, el más atrevidoCARROLL BAXE

LEE . tOBREY FONDLCAPIOLYN ONEKARL 1IALDE1

GREGORY PEGEOGE PEPPR11ROBERT PRESTON

DEEBIE REYNLBSA11ES STEW.MTELIW.MJLAOIIOHNWAYNEBICIIARD wIfflíAR

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SENIYIKEVRVIEBØTSIISÁ 1ITTEdNlCKDllliAílUSstaTBUllTASlLIl’

T*CHNICOLOR

) LA CONQUISTA13E5 6STE

¡Por 1mera ve .CiNERAMA

cuenta una historiaL.

BOSSMW RRAZZ!TINA LOW$E

SYLVA KOSCkNA

EN MONTECARLo, NIZA Y ARISTOS

“1.;OS semanas en otra ciudad”

EASTMANCOLOR DYáLJSCOPE

Pos Imperios en lucha por una mu . jer..,.la más hermosa de su tiempo

(No apta) Abierto el çiespacho cIE• Poca Iidqdes