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Seminario Teológico Presbiteriano

Curso: Teología Pastoral y Misión

Docente: Pastor Carlos Herfst

Trimestre: II ciclo 2011

El pueblo misionero de Dios

EnsayoElaborado por:

Mateo I. González G.

Quetzaltenango, 10 de septiembre de 2011



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El pueblo misionero de Dios

¿Luz en las tinieblas?

El mundo ha cambiado de diferentes maneras a lo largo de este nuevo siglo: la

globalización avanza a pasos agigantados beneficiando a una minoría y perjudicando ala mayoría, la educación ha dejado el magister dixie para convertirse en una de las

aliadas principales del nuevo orden económico. Asimismo, algunas de las nuevas

corrientes teológicas se abren paso en los círculos eclesiásticos dejando campo

abierto para solidificar aún más ese sistema globalizante que cada día nos absorbe y

nos mata lentamente. A lo anterior se debe agregar los problemas socioculturales,

políticos y religiosos propios de esta región. Entre éstos podemos mencionar: el alto

costo de la canasta básica, los bajos salarios, el aumento cada dìa de la tasa del

desempleo, la violencia intrafamiliar, la inseguridad ciudadana, la división tan marcada

entre indígenas y ladinos, el aumento de la pobreza extrema, la aparición en el medio

de fuertes corrientes religiosas anti cristianas, la corrupción a todo nivel, etc.

Ante este contexto tan desconcertante, cabe preguntarnos: ¿Será que la iglesia,

en medio de esta realidad, es el pueblo misionero de Dios dando respuestas concretas

ante los mismos y está siendo luz en medio de las tinieblas? Para encontrar respuesta

a dicha interrogante, examinaremos la postura que Carlos Van Egen desarrolla en su

libro titulado: El Pueblo Misionero de Dios.

En el mismo, él expone sus ideas y argumentos de lo que es la naturaleza

propia de la iglesia como representante del reino de Dios en este mundo; En su

desarrollo, refiriéndose a la iglesia, hace mención de las palabras del credo niceno:

“Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica” . Dejando así al descubierto los

atributos propios del mismo y las marcas de la reforma. Luego continúa con lo que él

llama “nuevas palabras dentro de la iglesia”, y sigue exponiendo cuál debe ser el

propósito de la iglesia y la relación entre ésta y el reino de Dios. Es importante

señalar que su postura con respecto al reino de Dios es discutible; razón por la que me

surgen preguntas como: ¿se trata acaso de un espacio territorial? ¿Será lo mismo reinoy reinado? ¿Reino y gobierno? Asimismo, casi termina el contenido, escribiendo sobre

el liderazgo cristiano, tema que también es cuestionable, puesto que al igual que el

anterior me vienen nuevas preguntas: ¿Acaso la Biblia habla de líderes y liderazgo? ¿Se

puede traducir la palabra siervo como Líder? ¿Es lo mismo un siervo y un líder?

En la medida que se avance en el desarrollo de la temática y la lectura y análisis

de la obra de Van Engen, encontraremos respuestas a nuestras preguntas y se hará

una evaluación con respecto a la eclesiología de nuestros días y en nuestro medio.

Entremos entonces a discutir el contenido a la luz de nuestra realidad.



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La Iglesia, Pueblo de Dios

En primer lugar enfoquémonos en la iglesia, el hecho de ser iglesia. ¿Qué

entendemos por iglesia?, ¿Cuál es su misión?, ¿Cuál es su propósito?, etc. El término

ekklsìa que en griego y en los escritos del N.T., es la traducción usual del término

hebreo que designa al pueblo de Dios.

El libro de Gobierno de nuestra Iglesia Nacional Presbiteriana define iglesia así:

“Es el número de cristianos profesos y de sus niños que se asocian voluntariamente

para el culto y para llevar una buena vida, de conformidad con las Santas Escrituras”

(Hech. 2:41, 47 y 2:39) Libro de Gobiernos de la I.N.P.G. en su capítulo II, cláusula IV.

Van Egen la define como “una organización social y humana, y a la vez como un

organismo espiritual creado por Dios” (Van Engen 43:2004); y Lutero se refería a la

misma como una multitud, asamblea o convocación, colección o grupo o congregación

como una unidad corporal (Engen 53:2004).

De acuerdo a lo anterior, acertamos que la iglesia es la congregación, asamblea

o directamente al pueblo de Dios conformado por los que hemos creído y confesado

con nuestra boca que Jesús es el Señor y hemos sido bautizados en el nombre del

Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Al respecto, el apóstol Pablo declara que hay un

cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra

vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre, el cual es sobre todos y por

todos y en todos (Efesios 4:4-6).

Ahora bien, ¿Cuál es la misión de ese pueblo? Van Egen se expresa diciendo:

“La misión es estar presente donde Cristo la espera: En medio de los abatidos, los

enfermos y los cautivos” (85:2004)

Entonces, “la verdadera iglesia no estará encerrada entre cuatro paredes donde

únicamente se ve que la Palabra se predique con pureza, los sacramentos se

administren correctamente y se ejercite la disciplina eclesiástica. Mas bien o contrario

a esto, la iglesia debe estar con los oprimidos y debe luchar por una liberación

económica, política, social y humana” (86:2004). Para algunos, la teología de la

liberación es una respuesta para lograr lo anterior; sin embargo, nosotros creemos que

la respuesta está precisamente en el centro y a la vez la cabeza de la iglesia, ésta es

Jesús: su vida, su ministerio, su entrega.

Para comprender esto se hace necesario examinar el propósito por el cual

existe la iglesia y cómo ese propósito se miró encarnado en la vida y experiencia de

Jesús.

Van Engen, expresa este propósito en cuatro palabras claves:



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1. Koinonìa: “Amaos los unos a los otros” Juan 13:34-35; Rom. 13:8; 1 Pedro

1:22

2. Kerygma: “Jesús es Señor” Rom. 10:9; 1 Cor. 12:3

3. Diakonìa: “A uno de éstos mis hermanos más pequeños” Mateo 25:40, 45

4. Martyrìa: “Seréis mis testigos; reconciliaos con Dios” Isa. 43:10, 12; 44:8; Hechos 1:8; II Cor. 5:20

Koinonìa. Jesús expresa un mandamiento nuevo “Que os améis unos a otros” Juan

13:34. Es un nuevo mandamiento porque anteriormente estaba establecido el amor al

prójimo (pró ximo), sin embargo Jesús va mas allá, habla de amar a todos y amar al

enemigo. Esa frase de: “unos a otros” denota una condición de unidad, de comunión

y de relación mutua.

¿Es esto real en la sociedad que vivimos? En realidad la iglesia ¿ama a todos por

igual? Y luego…hay que preguntarse, ¿Cómo en la actualidad la iglesia muestra ese

amor?

Muchas de nuestras iglesias se caracterizan por la discriminación racial hacia los

indígenas. Se burlan por su forma de hablar, por su vestuario, por ser mujer y

simplemente por ser indígenas. Los hermanos indígenas son los encargados de

limpiar el templo, barrer, trapear y lavar los trastos. Los ladinos, en su mayoría,

tienen a ocupar las posiciones de mayor poder y autoridad dentro de la iglesia.

Examinen al respecto, el consistorio de algunas iglesias: ¿quién modera? ¿quién toma

y manipula la Palabra? En algunos casos, dan los puestos de poder a algunosindígenas porque fácilmente se les puede manipular para lograr ciertos objetivos

deshonestos y que se pueden realizar con diplomacia sin entrar en sospecha. ¿Será

esto amor por los demás? ¿En realidad se aman unos a otros? ¿Por qué no se puede

convivir en una sociedad y en una iglesia sin que haya discriminación?

Kerygma. Se trata de confesar que Jesús es el Señor. Esta confesión declara

abiertamente un reino universal. Por tanto, de esta misma forma se presenta en la

Gran Comisión de Mateo 28:18-20: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la

tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones”. Engen, declara que laiglesia surge cuando los discípulos confiesan con su boca y creen en su corazón que

Jesús es Señor: Señor de la iglesia, Señor de todos los pueblos y Señor de toda la

creación. Así que, no se puede confesar que Jesús es Señor si no se tiene una activa

participación en la misión.

Diaconía. Esta palabra griega significa literalmente “servir a la mesa”. Y era un término

que estaba fuertemente influenciado por la cultura platónica sobre la griega. ¿Qué

quiero decir con esto? Platón argumentó que la felicidad del hombre debía ser

buscado en el perfeccionamiento del espíritu y no en las cosas materiales, en eldesarrollo de la teoría y no en la práctica, en el entusiasmo del alma y no en el cuerpo.



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Este tipo de vida estaba reservado para el hombre, el ciudadano libre. De aquí surge

la frase usada por los griegos: ¿Cómo puedo ser feliz sirviendo a alguien? El significado

de "diakonia" estaba relacionado al universo de las personas sin el derecho a la

felicidad, sin derecho a la libertad, a la ciudadanía, a la dignidad; "diakonia" estaba

relacionada a las personas del mundo de la periferia (esclavos, esclavas, siervos ysiervas, mujeres y niños).

De aquí es retomado por Jesús para expresar el sentido de su misión. ¿Cuál es mayor,

quien está a la mesa o quien sirve? ¿Acaso no es quien esta a la mesa (permitiéndose

ser servido) Pues en medio de vosotros, yo soy como quien sirve (a la mesa) Lucas

22:27 o “El hijo del hombre no ha venido para ser servido sino para servir” Mar cos

10:45

Van Engen expresa que esto era evidente en la iglesia primitiva, él dice:

“Inmediatamente después del Pentecostés, los discípulos comienzan a hacer milagros,

a sanar a los enfermos y a cuidad a los necesitados”; Sin embargo, sigue diciendo, “con

demasiada frecuencia fallamos al no entender que el ministerio diaconal es la

expresión necesaria e inevitable de la naturaleza esencial de la Iglesia misionera como

comunión diaconal de los discípulos de Jesús”.

Somos una iglesia llamada a cumplir una misión relacionada al ministerio de la

diakonia, del servicio. ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo la iglesia está manifestando ese

cuidado a través del servicio a los más necesitados? O ¿es que la iglesia ha hecho una

dicotomía dejando por un lado el servicio a las ONG y otras entidades de serviciocomunitario?

Algunas iglesias, de manera equivocada, piensan que cumplen su misión con el simple

hecho de adoptar una postura paternalista al dar semanal o mensualmente una bolsa

solidaria como lo hacen en el gobierno; o con una supuesta caravana médica dando

consultas y que luego las personas busquen por su medio la medicina, el dinero para

sus operaciones, etc. Todo lo anterior, diría alguien, es como lavarse las manos, aliviar

el sentimiento de culpa.

La Iglesia necesita ser protagónica en el servicio a los más necesitados. Así como tienen

plata para comprarse una percusión de mas de ocho mil quetzales, alfombras de más

de cinco mil quetzales, equipos de sonido de alta calidad y enormes y lujos templos

levantados con ofrendas y diezmos, deberían también así, en esa misma forma, invertir

para los más necesitados e iniciar proyectos que en verdad ayudarán y beneficiarán

permanentemente a los más pobres de los pobres, a los paupérrimos de nuestra

sociedad.

Pero también, la Iglesia en nuestro medio necesita acercarse a los grupos marginados

como los infectados por el VIH SIDA, las prostitutas, los homosexuales, losdiscapacitados, ancianos, enfermos mentales, etc. ¿Qué proyectos protagónicos y de



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atención permanente, efectiva y eficiente tiene la Iglesia para estos grupos? Y no me

estoy refiriendo a proyectos paternalistas, de bajo o poco impacto social, o proyectos

de beneficencia. Me refiero a proyectos de alta envergadura e impacto dentro de la

sociedad.

Finalmente, en esta área de la diaconía, es importante evaluar aquellos proyectos que

surgieron precisamente para ayudar a los más necesitados. Me refiero a los famosos

“colegios evangélicos” en donde actualmente un niño, joven o señorita pobre o de

escasos recursos económicos no puede entrar a estudiar por el alto costo de las

inscripciones y colegiaturas. La mayoría de dichos centros, para lavarse las manos y

aliviar su conciencia de culpa, tienen y ofrecen las famosas becas escolares; ¡que

irónico! ¿No? El proyecto nació para ellos y ahora gozan de una beca. Y lo peor es que

a esa beca solamente tienen acceso a las mismas los más cercanos o allegados a los

que están en el poder administrativo. Como dicen en nuestro medio, están reservadaspara los que tienen cuello.

Y también es importante señalar y reflexionar en la participación de los oficiales de

nuestra iglesia: pastores, ancianos y diáconos. En realidad, ¿estos grupos de poder,

están para servir o esperan siempre ser servidos? ¿Están siempre para dar órdenes o

esperan que les den órdenes? ¿En realidad tienen una participación diaconal?

Ante toda esta situación me surge la interrogante: ¿Será que en realidad somos el

pueblo misionero de Dios? O ¿Cuál es la perspectiva que tenemos del mismo?

Marturia. Este término, según Van Engen, presenta varias acepciones: testimonio de lo

que se ha visto en un sentido legal, testimonio de una experiencia, una declaración

como testigo ocular de un suceso, testimonio evangelìstico de la naturaleza de Cristo y

su significado y el martirio.

Por tanto, dicen Engen, “el propósito del cuerpo de Cristo es establecer que Jesucristo

está presente en el mundo en forma real, tangible visible y efectiva. La gente que no

conoce a Jesús ha de conocerle en la presencia, la proclamación y los hechos

persuasivos de la Iglesia.

Eso hechos son precisamente el testimonio por medio de la Koinonìa y la diakonía.

¡Qué lindo sería que el pueblo de Dios fuera reconocido por el amor a los demás, por el

servicio a los más necesitados y no por sus lindos, enormes y lujosos templos! Tal vez

nos es que sea malo el tener esos templos sino más bien el olvidarse de los más

necesitados por tener esos lujos.



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El Reino de Dios

Van Engen expresa que el Reino de Dios está ligado al propósito por el cual existe el

pueblo de Dios; esto es Koinonìa, kerigma, diaconía y martirio. Por tanto, dice que “el

Reino de Dios es el mundo creado, sostenido, gobernado y redimido por Jesucristo

Rey. También dice que este reino no se ve física e institucionalmente. Más bien es el

gobierno dinámico y activo de Dios, a través de Jesucristo y por medio del Espíritu

Santo. La iglesia es el lugar principal de la manifestación del Reino. El Reino se acerca

y las iglesias locales son señales que dirigen la atención del mundo hacia el Rey que

viene” (Engen 121:2004).

El sigue diciendo que “La iglesia no puede crear traer o edificar el Reino, sólo puede y

debe ser testigo de él” (Engen 124:2004) Y también, expresa que “El Reino se describe

mejor como un reinado o una esfera de gobierno”.

Al respecto, con la postura de Van Engen, es importante reflexionar en los siguientes

aspectos:

Primero: Hay que reconocer que se ha hablado mucho acerca del Reino de Dios y en

ese largo caminar, el concepto sobre el mismo se ha tergiversado o interpretado de

formas diferentes.

Segundo: ¿qué es el Reino de Dios? Es decir, definir el concepto y esto conlleva algunos

obstáculos. Para el caso, el término “Basileia tou Theou” al traducirse entonces da a

entender un espacio territorial, o como lo expresas Engen “un reinado o una esfera de

gobierno”. Sin embargo, cuando leemos las palabras de Jesús y su experiencia, su

forma y modo de vida, el Reino de Dios no es un espacio territorial. Entonces

quedarnos con una definición como la que presenta Engen, es quedarnos muy cortos

en el estudio y la vida de Jesús y el Reino de Dios. La vida de Jesús demuestra que El y

el Reino de Dios son uno: es un ente indivisible.

Bíblicamente no encontramos una definición a cerca del Reino de Dios. Tampoco

existe una definición por parte de Jesús. Simple y sencillamente Jesús anuncia que

con Él ha llegado el Reino de Dios.

Algunas parábolas encontradas en san Marcos 4 nos ayudan a entender el significado

de Reino de Dios. En este grupo de parábolas encontramos a personas teniendo un

contacto con la naturaleza. Ahí se encuentra la parábola del sembrador, de la

simiente y del grano de mostaza. Todas ellas tienen un punto en común: manifiestan

inicio y esperanza de vida. El sembrador esparce la semilla, porque espera la cosecha.

El R.D. es semejante, trae esperanza y vida.

Luego también en Lucas 15 encontramos otro grupo de parábolas con el propósito de

ayudarnos a conocer más acerca del Reino de Dios. Aquí encontramos la parábola de



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la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo. Como siempre encontramos un

factor común: la alegría y el gozo. ¿Qué significa esto? Significa el gozo y la alegría de

Dios al encontrarse nuevamente con sus criaturas. El Reino de Dios es precisamente

ese encuentro entre lo que estaba perdido y ahora ha sido encontrado, hallado y por

eso hay gozo, alegría. El reino de Dios no es un cuartel o una zona militar donde hayque obedecer le guste o no, sino todo lo contrario, se asemeja a una boda en donde

predomina la alegría de Dios, el regocijo, se canta, y se danza, Mateo 13:44

Entonces, el Reino de Dios es inicio y esperanza de vida, es gozo y alegría. Lo anterior

tenía una fuerte connotación dentro del contexto de Jesús: un pueblo que vivía bajo el

poder de Roma, oprimido, explotado, marginado, etc. Y ahora de pronto aparece un

hombre dando esperanza, vida, gozo y alegría a ese pueblo, pues era lógico que Jesús

les dijera: El Reino de Dios se ha acercado a vosotros. No se trata aquí de un pedazo

de territorio o un reinado o esfera de gobierno. Se trata más bien de acciones, deexperiencias vividas con los desesperanzados, con los deprimidos. Ahí esta el Reino de

Dios.

Por otro lado, es importante hacer ver la relación de Jesús con los enfermos. En Jesús,

dice Molman, “las palabras y las obras forman una unidad. El trato que Jesús tiene

con los publicanos y pecadores, de su solidaridad con los pobres del pueblo, y lo que

acontece entre Jesús y los enfermos, entre Jesús y los marginados, entre Jesús y los

pobres, es lo que constituye la experiencia real del Reino de Dios”.

Luego también, es importante analizar la relación de Jesús con los enfermos: loshombres alcanzan a sentir el poder de curación del poder de Dios. Así tenemos el caso

expuesto en san Marcos 9:23 y 24. Solamente es necesario creer, tener fe y Jesús le

cura. También cabe mencionar el caso de la mujer con flujo de sangre en Marcos 5:25

y aquí es aún más impactante, pues la mujer expresa: “con que le toque me sano”.

Entonces el Reino de Dios es precisamente eso que sucede entre Jesús y los enfermos.

Finalmente, asunto que no menciona Van Engen, es que el Reino de Dios toma partido

por los pobres. Moltmann expone que “La ley fundamental del Reino de Dios en la

Tierra es el Sermón de la montaña y su cúspide es la bienaventuranza de los pobres,pues de ellos es el reino de los cielos. Del mismo modo que en Pablo y en la Reforma,

la "justificación del pecador" está en el centro. Así también en Jesús lo está la

"bienaventuranza de los pobres". Pobres son los que pasan hambre, los desesperados,

los esclavizados. En suma, es el pueblo que sufre opresión. En el otro extremo no están

simplemente los ricos, sino los violentos, los que empobrecen a los pobres y se

enriquecen a su costa. Jesús, con su mensaje y conducta, entra en conflicto con una

sociedad poderosa que enriquece al más al rico y empobrece más al pobre. El

Evangelio del RD toma partido por los pobres con el fin de salvar, a la vez, a los ricos y

liberarlos de su autosatisfacción”.



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Los líderes misioneros en la iglesia local

Me parecen interesantes los escritos que Van Engen expresa con respecto al liderazgo

cristiano, como él le llama. Sin embargo, la Biblia en ningún momento habla de líderes

y de liderazgo. El modelo o patrón bíblico son los siervos, los ministros.

Él, Van Engen, más adelante hace una combinación de siervos/líderes. Bueno, esto es

más cercano a las Escrituras. De pronto y tal vez, personalmente, es solo un juego de

palabras el que estoy haciendo. Pero comparto mucho el ejemplo de siervo en el caso

de Nehemías; y su exposición sobre los 23 puntos en el trabajo de ese siervo.

Me hubiese gustado que desarrollara más una ponencia del trabajo de Jesús como

siervo; él mismo dijo: “Yo no he venido para ser servido, sino para servir”. Y que esas

características de Jesús como siervo las hubiese presentado en relación al Reino de

Dios.

Pienso que debe tenerse cuidado con los muchos escritos que se dan actualmente

sobre liderazgo. Muchos de los mismos están alineados conforme a los patrones del

sistema económico imperante y se caracterizan por el egocentrismo, el individualismo,

el sobresalir, el ser prósperos, etc. Es todo lo contrario al ejemplo que Jesús nos da

como siervo.

Muchos lo confunden con el hecho de contextualizar la Palabra de Dios. Pero aparte es

analizar el contexto y contextualizar, y aparte el distorsionar la Palabra para ponerla al

servicio de otras corrientes. O a veces se escribe mucho sobre el liderazgo y su base estotalmente fundamentalista, usando pasajes bíblicos fuera del contexto sociocultural,

político, económico y religioso del escrito original. Con eso hay que tener mucho

cuidado, porque se han formulado teorías sobre el liderazgo cristiano.

Lo mejor es hablar de siervos al servicio del Reino de Dios. Un pueblo misionero al

servicio de los grupos populares, a la defensa de los más débiles, caracterizado por la

solidaridad, la empatía, el darse totalmente a ellos y ellas, así como Jesús lo hizo.



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Conclusiones

Somos el pueblo misionero de Dios y durante muchos años, hemos venido

luchando tratando de hacer mejor las cosas para la gloria de nuestro Dios. Quizá en

ese trajín o caminar, henos cometido errores y tal vez nos hemos salido un poco de la

perspectiva de Dios. No obstante, podemos decir lo siguiente: “Hasta aquí nos ha

ayudado Dios”. El ha sido fiel, y en medio de nuestros errores, él ha añadido a la

iglesia los que habían de ser salvos.

Como pueblo de Dios seguimos en la lucha, pero ahora con pasos más firmes.

Nuevos grupos se inician con el propósito de llegar a ser algesias, pueblo de Dios.

Nuevos hermanos son enviados hacia otras naciones y pueblos. No nos hemos

quedado sentados, podemos decir que “hemos enviado a otros”.

Pero, con la exposición de Van Engen, podemos retomar muchos de esos puntospara examinar nuestro trabajo y corregir aquellos que necesitan mejorarse. Por

ejemplo:

a. La praxis de la misión de la iglesia: ¿Qué estamos haciendo? ¿Y cómo lo

estamos haciendo?

b. La praxis más concreta sobre la razón de ser Iglesia. ¿Por qué existimos

como Iglesia?, ¿Cuál es nuestra naturaleza de ser Iglesia?

c. Los conceptos que manejamos sobre el Reino de Dios

d. El liderazgo, como diría Van Engen, que desarrollamos dentro de

nuestras iglesias y fuera de las mismas.

Sí, es cierto, hemos caminado, hemos crecido; pero posiblemente no hemoshecho protagonismo. No hemos hecho historia protagónica, no hemos

propiciado cambios impactantes dentro de nuestras comunidades.

Posiblemente somos un pueblo de Dios misionero un tanto pasivos, tranquilos.

Es tiempo para reflexionar y cuestionarnos a nosotros mismos:

¿Qué vamos a continuar haciendo?

¿Qué hubiese hecho Jesús en nuestro caso, en nuestro medio?

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