Ensayo El Arbol
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Castro 1
Eduardo J. Castro Gil
Prof. Grisselle Merced
Español AP 12-2
28 de octubre de 2013
El otro lado de la moneda
Una moneda tiene dos lados: la cara y la cruz. Ambos lados forman parte de un ser, ya
sea una peseta, un vellón o un centavo. El ser humano no es muy diferente. Hay dos sexos: el
hombre, el dominante y controlador, y la mujer. Simone de Beauvoir presenta esta perspectiva
claramente en El segundo sexo. Aquí expresa que el hombre es el todo y la mujer su
complemento: “El es el Sujeto, él es lo Absoluto; ella es lo Otro” (4). María Luisa Bombal
presenta a la mujer dentro de una sociedad dominada por el hombre en su cuento “El árbol”.
Por generaciones, la mujer ha sido identificada como el ser que apoya al hombre,
siempre detrás de él, y cuida el hogar y a los hijos. A este tipo de mujer se le denomina una
mujer tradicional. Se ha creado una imagen y un propósito para cada mujer a través de los años.
El hombre es propietario de su mujer, como expresa Beauvoir: “Y ella no es otra cosa que lo
que el hombre decida que sea” (4). Brígida, la protagonista de “El árbol”, pasa por una situación
similar con su marido Luis, en donde este controla totalmente la relación. Ella quiere pasar
tiempo con Luis, pero la mayoría de las veces él contestaba: “Estoy ocupado. No puedo
acompañarte... Tengo mucho que hacer, no alcanzo a llegar para el almuerzo... Hola, sí, estoy en
el club. Un compromiso. Come y acuéstate... No. No sé, Más vale que no me esperes, Brígida”
(65-66).
Las mujeres son manipuladas para crear muñecas perfectas ante los ojos de la sociedad.
Ellas tienen que actuar de manera civilizada y siguiendo las normas que pusiera el hombre, ya
Castro 2
fuese el marido o el padre. Virginia Woolf escribe en su libro Una habitación propia sobre las
costumbres de las relaciones entre los hombres y las mujeres:
“El pegar a su mujer —leí— era un derecho reconocido del hombre y
lo practicaban sin avergonzarse tanto las clases altas como las bajas... De igual
modo —seguía diciendo el historiador— la hija que se negaba a casarse con el
caballero que sus padres habían elegido para ella”. (32)
El matrimonio es el destino que la sociedad propone a la mujer según Beauvoir. En “El
árbol”, Brígida se casa con Luis ya que él le hace sentir que no tiene que esconderse y puede
revelar sus verdaderos sentimientos y pensamientos. Pero durante el transcurso del cuento uno se
percata el control del hombre sobre la mujer en esta relación matrimonial. Luis decide si salen y
para donde. Mientras que sus hermanas salían con sus maridos, Brígida estaba encerrada en la
casa. La falta de salidas se debe en gran parte a que Luis se avergonzaba de tenerla a ella como
esposa. Esto se presenta en: “[…] se avergonzaba de ella, de su ignorancia, de su timidez y hasta
de sus dieciocho años” (66). En situaciones parecidas, Luis actuaba de manera privada, como
cuando llega a la casa y se acuesta a dormir sin atender a su mujer. Otro ejemplo sería cuando
Luis le promete un viaje a Europa ya que Brígida quiere ver la nieve. Luis cancela el viaje ya que
se le presentaron unos trabajos y en ese instante, él le pide que se vaya a vivir con el padre por el
verano, pero sola. En este caso se ve las diferencias entre los géneros, siendo el masculino el
género que domina. Así se presentan las desigualdades en un matrimonio, en donde el hombre es
un ser independiente y la mujer es quien lo respalda. Simone de Beauvoir señala esto en:
“Socialmente, el hombre es un individuo autónomo y completo; ante todo, es
considerado como productor, y su existencia está justificada por el trabajo que
proporciona a la colectividad; ya se ha visto por qué razones el papel
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reproductor y doméstico en el cual se halla encerrada la mujer no le ha
garantizado una dignidad igual”. (206)
El amor para ambos sexos difiere en significado, es decir, el hombre lo ve como algo
común pero para la mujer representa la vida misma. Brígida expresa que no se casó por amor,
sino porque Luis no la hacía sentirse culpable de su personalidad y sus acciones. Sin embargo, el
amor es algo demasiado importante para que la mujer viva sin él: “¡Mentira! Eran mentiras su
resignación y su serenidad; quería amor, sí, amor, y viajes y locuras, y amor, amor...” (74). Sin el
amor la mujer se queda vacía, sintiendo que le falta algo. Pues, al no haberse casado por amor,
Brígida vive en miseria, siempre buscando ese algo que llene ese vacío, ya que para ella el amor
es entrega total de cuerpo y alma.
En resumen, en este cuento María Luisa Bombal presenta a la mujer como un ser
dominado, un ser encerrado que vive bajo las reglas de la sociedad y el dominio del sexo
opuesto. Brígida es encarcelada por su padre y luego por Luis, su marido, en un mundo donde el
valor de su palabra es mínimo y donde también es ignorada. No obstante, hoy en día podemos
generalizar que las diferencias entre ambos sexos se han reducido. A veces estas diferencias
dependen de las costumbres del país o de la religión a cual se pertenezca. Algunas son más
liberales que otras, aunque también hay otras comunidades que aun siguen por el camino descrito
por Maria Luisa Bombal. Entre estas, se puede identificar las comunidades musulmanas, donde
las mujeres tienen unas normas y viven bajo el control del hombre.
Así pues, hoy día tenemos que las mujeres están pasando por una “época de transición”
como la llamaría Simone de Beauvoir. Se presentan nuevas oportunidades de trabajo, de cambio
y de progreso para las mujeres. En la sociedad, el valor de la mujer se iguala al del hombre,
como debe ser.
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Bibliografía
Bombal, María Luisa. El árbol. 4ta ed. Chile: Editorial Andrés Bello, 1992. Impreso
Woolf, Virginia. Una habitación propia. 6ta ed. Barcelona: Editorial Seix Barral, 2008. Impreso
De Beauvoir, Simone. El segundo sexo. 1ra ed. Buenos Aires: Siglo Veinte, 1999. Impreso