Ensayo La Retirada de Picuiba
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E N S A Y O
LA RETIRADA DE PICUIBA DE LA SEGUNDA DIVISIÓN DEL EJÉRCITO
I.- INTRODUCCIÓN.
El estudio de los hechos históricos militares, representa la esencia de la evolución
del pensamiento, como consecuencia de la conciencia de los actos del pasado y
su proyección hacia el futuro. En ese contexto, el estudio de la participación de la
Segunda División de Caballería en la Retirada de PICUIBA, debe constituirse en el
punto de partida de la reflexión histórica del lector para determinar las causas que
originaron la retirada de esta Unidad durante la Tercera fase de la Guerra del
Chaco.
Sin embargo es necesario hacer un análisis exhaustivo de la aplicación de los
Sistemas Operativos del Campo de Batalla, como un mecanismo de investigación
que permita afirmar que la inadecuada aplicación de los Sistemas Operativos del
Campo de Batalla y su integración sistemática es el factor determinante que
ocasiona la Retirada de Picuiba. El análisis de cada uno de los hechos permitirá
obtener los elementos de juicio necesarios para determinar, las causas de los
errores cometidos y extraer experiencias y enseñanzas, de manera de contar con
los suficientes elementos como para proponer acciones que permitan evitar
cometer los errores del pasado.
Para este efecto, la estructura del presente trabajo será desarrollado mediante
una Introducción, que dará pie al Desarrollo, para determinar las Conclusiones y
Recomendaciones, proceso que se desarrollara utilizando el método Analítico
Deductivo.
II.- DESARROLLO.
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La retirada de PICUIBA, se desarrolla durante la tercera fase de la Guerra del
Chaco, posterior a la caída de El Carmen y el repliegue precipitado del Primer
Cuerpo de Ejército de Ballivián hacia Villamontes, separando a nuestras fuerzas
en dos frentes distantes 160 Km el uno del otro.
A continuación, vamos a desarrollar el encuadramiento general de la situación que
condujo a esta trágica retirada y la destrucción de un Cuerpo de Ejército que
aparentemente tendría una actuación preponderante en el desarrollo de la
campaña en el Chaco.
El sector político del país, adoptó responsabilidades de los conductores militares
de la guerra; fue el gobierno de turno quien ordenó la penetración al Chaco en
forma descabellada, irresponsable e irracional; afirmación ésta que se desprende
de la ausencia de planificación de objetivos de la penetración, y acciones de
desarrollo de las comunicaciones, caminos, obtención de recursos financieros,
adquisiciones, etc.
Iniciadas las hostilidades con el Paraguay, el aporte económico Interinstitucional
en Bolivia fue fundamental, para el equipamiento de las tropas, el Banco Central
de Bolivia, los Mineros, los Bancos Asociados, el comercio y la Industria
cooperaron al Gobierno mediante operaciones que le permitieron salvar las
dificultades en el exterior, donde Bolivia carecía de crédito por haber suspendido el
servicio de su deuda externa. El precio del estaño había bajado
considerablemente el año 1932, al comenzar la guerra del Chaco, pero la decidida
cooperación del industrial minero Dr. Simón I. Patiño quien garantizó
personalmente una serie de préstamos en bancos extranjeros para una erogación
extraordinaria de adquisición de material bélico de gran importancia para el futuro
de la guerra, salvo la situación.
Mientras se combatía en el Chaco, la agitación revolucionaria proseguía en el país
estimulada por los partidos Liberal y Republicano a quienes les interesaba poco el
desarrollo de la guerra orientando sus esfuerzos a la toma del poder político y la
sucia politiquería criolla a la que se incorporaron algunos conductores estratégicos
de la guerra. Cuando el presidente Salamanca, decidió relevar al Alto Mando en
campaña en Villamontes. Peñaranda y los jefes de su comando, consideraron la
medida como una ofensa a las Fuerzas Armadas, es así, que se resolvió en un
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conclave militar la destitución del Presidente Salamanca, rodeándolo con fuerzas
militares y tomándolo preso. El golpe fue dirigido por el propio Gral. Peñaranda y
ejecutado por el My. Busch un mes antes del desastre de Picuiba.
Para los paraguayos, el cuerpo de caballería Boliviano era la Unidad más
aguerrida, la mejor dotada y la más compacta, sin embargo, el amor a la patria
demostrado por los soldados, fueron virtudes mal aprovechadas por los mandos
que frecuentemente cometían una serie de desaciertos, desacuerdos y más que
todo el factor de liderazgo que desapareció del escenario, porque no habían
conductores militares capaces de influir directamente en sus tropas, en los
momentos más críticos de la batalla, lo que tuvo gran repercusión moral en el
personal, el estado de nuestros soldados era completamente negativo.
En el aspecto logístico, La BASE LOGÍSTICA principal del Ejército boliviano, se
encontraba en VILLAMONTES, a una distancia aproximada de 260 Km, el Centro
de abastecimiento principal del Cuerpo de Caballería se encontraba en
CARANDAITÍ, a una distancia aproximada de 160 Kms. En IRINDAGÜE, a una
distancia de 45 Kms. se encontraba la Subintendencia del Cuerpo, punto de donde
deberían abastecerse todas las unidades.
En fortín 27 DE NOVIEMBRE, a una distancia aproximada de 87 kms. Se
encontraba el CE-II boliviano, el mismo que estaba en condiciones de proporcionar
apoyo logístico al Cuerpo de Caballería, apoyo que no se hizo efectivo durante
toda la Batalla de PICUIBA.
El Cuerpo de Caballería tenía como fuente esencial de abastecimiento de agua los
pozos del fortín IRINDAGÜE, cinco en total, accionados por pequeñas bombas a
motor y dando agua de buena calidad, la misma que no era suficiente para
sostener las necesidades de los efectivos bolivianos; por lo tanto, debían ser
abastecidas en camiones desde CARANDAYTÍ a unos 160 km. o desde el RÍO
PARAPETÍ, situado a 200 km. aproximadamente. El transporte, se realizaba
generalmente en tambores o envases metálicos de 200 litros.
En resumen a estas alturas del conflicto de lo que era la Unidad mejor equipada
de la campaña solo quedaba una Unidad mal abastecida, alejada de su Base
Logística. Al margen de estos hechos y como importante antecedente de la
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retirada hay que considerar que durante los tres últimos días el Cuerpo de
Caballería no había recibido alimentos ni agua.
El Cuerpo de Caballería, había progresado en su acción ofensiva hasta la
conquista de Picuiba, David Toro pretendía accionar contra el II Cuerpo de Ejército
Paraguayo y una vez destruido este, atacar por la espalda a los otros dos Cuerpos
de Ejército que progresaban hacia el Pilcomayo por el Este y el Oeste
respectivamente. Esta actitud del Comandante del Cuerpo de Caballería, no podía
responder a los principios de la ofensiva “Por absurda” sino a la necesidad de
mantener su prestigio político y mostrarse ante la opinión pública boliviana como el
salvador según muestran los diarios de la época.
El Cuerpo de Caballería estuvo combatiendo en la “ofensiva” dispuesta por su
Comandante hasta llegar al límite del agotamiento, disponiendo en última instancia
cuando la situación se complicaba que la tropa entre en “Apronte”.
En esas circunstancias tan riesgosas, el Comando Superior ordenó retirar los
Regimientos Chorolque y Montes que habían reforzado al Cuerpo de Caballería.
Durante el ataque a VILLAZÓN – IRINDAGÜE, lo que en definitiva le restaba
capacidad, inclusive para realizar una defensa bien organizada tanto en frente
como en profundidad.
Las Divisiones del CUERPO DE CABALLERÍA ocuparon el terreno que se les
había fijado sin órdenes precisas, pues, el dispositivo no era ni defensivo ni
ofensivo y simplemente se limitaron a adoptar un “Apronte”, tal como fue
denominado por el mismo Cnl. TORO, en espera de los refuerzos que con tanta
insistencia solicitaba al escalón superior. Las unidades fueron dispersadas en un
frente que abarcaba 40 Kms., permaneciendo en una situación completamente
incierta y peligrosa. La SEGUNDA DIVISIÓN, que es el objeto de nuestro estudio
ocupaba la zona de LA FAYE, sobre la picada de Picuiba con el Regimiento
LANZA, ocupando posiciones en la picada, el Regimiento CASTRILLO en su ala
derecha y el Regimiento ABAROA más al SUD ESTE del dispositivo; a la derecha
se encontraba la Primera División de Caballería y a la retaguardia, en las
proximidades de Irindague el Regimiento Chichas como reserva del Cuerpo de
Caballería.
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La orden de “Apronte” implicaba la concentración de las Unidades que se
encontraban dispersas en un amplio frente; la salida del Regimiento Montes que
en ese momento guarnecía Irindague, única fuente de agua disponible en la zona
y el movimiento del Regimiento Chichas hacia Picuiba, siendo que era la Unidad
más próxima a Irindague, termino en la práctica condenando a esta Gran Unidad a
la fatalidad que siguió a estos lamentables hechos.
La acción paraguaya inicio con la toma de los pozos de agua de Irindague con el
Batallón 40, vanguardia de la Octava División del Tcnl. Garay un oficial
experimentado en la conducción militar. El II Cuerpo de Ejército Paraguayo tenía la
tarea de aferrar frontalmente a las Unidades sobre la Picada Picuiba, vale decir a
la Segunda y Primera Divisiones bolivianas que se encontraban inmersas en la
tarea de reagruparse, logrando la sorpresa en su ejecución. Mientras se sucedían
los combates, el I y III Cuerpo de Ejército Paraguayos ejecutaban un doble
envolvimiento, con la misión de tomar 27 de Noviembre, única opción de salida del
cerco que se cerraba para el Cuerpo de Caballería.
El 8 de Diciembre de 1934, de acuerdo al parte del Cap. José Villarroel, oficial
enlace en Irindague con el Cuerpo de Caballería, informo al Puesto Comando de
la progresión incontenible del enemigo hacia los pozos y pedía el refuerzo del
Rgto. Chichas, que en ese momento se encontraba en movimiento hacia Picuiba
en cumplimiento de la famosa orden de “Apronte”, la misma que tuvo que
contramarchar de inmediato a pie por la falta de camiones.
La batalla se tornaba violenta en todo el frente cuando se perdió comunicación con
Irindague. Las Pequeñas Unidades estaban dispersas con una separación de 5 a
10 Km que imposibilitaba el apoyo mutuo, lo que origino la orden de repliegue del
Cnl. Toro hacia el Cruce que conducía a 27 de Noviembre localizado
aproximadamente a 25 Km de Picuiba.
Este movimiento fue realizado en condiciones extremas, las tropas no habían
recibido el abastecimiento de agua desde el día anterior y el calor hacía presagiar
el mayor desastre. Al Cruce, iban llegando los soldados, clases y oficiales
totalmente agotados, muchos soldados habían quedado en el camino y los que
llegaban en la mayoría de los casos lo hacían sin su armamento y munición, lo
peor es que no había la más mínima esperanza de ser auxiliados con el
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abastecimiento de agua. En esas condiciones, recibieron la orden de defender el
Cruce, mientras se ordenaba a la Primera División que ejecute un Contra ataque.
Esta orden de Toro fue lanzada desde un avión, puesto que su PC se encontraba
en Carandayti vale decir, a 160 Km de donde se ejecutaban las operaciones, lo
que permite apreciar lo irracional de la orden dada.
El Regimiento Chichas que fue sometido a marchas y contramarchas en las
mismas condiciones de abastecimiento de agua y condiciones de calor, termino
también replegándose a El Cruce, donde el Comandante Accidental de la
SEGUNDA DIVISIÓN en acuerdo con los otros Comandantes presentes, viendo la
imposibilidad de cumplir las órdenes emanadas del Comando de Cuerpo,
resolvieron salvar lo que aun se podía salvar y ordenaron la retirada a 27 de
Noviembre, a donde solamente llego el 40 % de la tropa.
Analizando los hechos desde la perspectiva de la aplicación de los Sistemas
Operativos del Campo de Batalla, podemos observar lo siguiente:
La maniobra como sistema operativo, está claramente identificada en el dispositivo
de la SEGUNDA DIVISIÓN, que ocupaba la picada LA FAYE a 9 Km de Picuiba,
con el Regimiento LANZA sobre la picada, el Regimiento CASTRILLO en su ala
derecha y el Regimiento ABAROA más al SUD ESTE.
Como podemos apreciar, el elemento de maniobra fue desgastado y empleado de
una manera desordenada, sin posibilidad de apoyo mutuo, y siguiendo las
intenciones del mando adversario que llevo mediante una acción retardatriz a las
fuerzas bolivianas hasta esta situación tan desventajosa, que no fue
apropiadamente evaluada por el nivel de conducción.
Respecto al Apoyo de Servicios, el desarrollo de toda operación requiere del
apoyo logístico necesario para satisfacer las necesidades de vida y combate de
las tropas en campaña, partiendo de este concepto podemos advertir que en el
desarrollo de la retirada de Picuiba el aspecto de abastecimiento logístico,
particularmente de artículos de Clase I, fue deficiente debido principalmente a la
distancia existente de la base logística ubicada en Villamontes a una distancia de
260 Kms., igual situación ocurría con el centro de abastecimiento que se
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encontraba en Carandaytí, distante 160 Kms., sumada a esta situación la carencia
de vías de comunicación adecuadas para el empleo de los medios de transporte
del Cuerpo de Caballería, ocasionó que la Segunda División se encontrara
carente inicialmente del líquido elemento y comida, situación que generó el
desaliento de las Unidades, pese a que el alto mando conocía de ésta situación,
no hubo la predisposición y voluntad necesarias para abastecer a estas Unidades.
La inteligencia en el desarrollo de las operaciones militares tiene una importancia
preponderante, ya que mediante la aplicación de este sistema operativo las
fuerzas obtienen la información necesaria sobre el enemigo, el terreno y las
condiciones meteorológicas, dicho conocimiento empleado eficientemente
proporciona ventajas sobre quien no las aplica, en consecuencia durante las
operaciones militares en Picuiba carecieron de un sistema de inteligencia eficiente,
mas al contrario fue vulnerado y se cometieron errores de comunicación de
información que a la postre conllevaron al descubrimiento de nuestras
operaciones previas y consecuentemente aceleraron a acción paraguaya, pese a
los medios con los que se contaba en esa época refiriéndonos puntualmente a la
FUERZA AÉREA que tenía la capacidad de ejecutar reconocimientos, se podía
determinar con antelación la maniobra paraguaya y evitar la progresión
improvisada del Cuerpo de Caballería alejándose de los centros de
abastecimiento y escalonando un dispositivo que posteriormente sería difícil de
concentrar como causa de la retirada hacia el fortín 27 de Noviembre.
De la movilidad contra movilidad y supervivencia, podemos decir que, la necesidad
de brindar las condiciones mínimas de supervivencia a las tropas en campaña es
sin duda un aspecto importante que todo conductor debe tomar en cuenta, así
como la organización de una posición defensiva sea esta transitoria o permanente,
mediante la instalación de un sistema defensivo complementado con la instalación
de obstáculos y organización del terreno que proporciona mayores ventajas de
seguridad y evitar la aplicación del principio de la sorpresa, sin embargo podemos
evidenciar que durante el desarrollo de las operaciones en Picuiba, no fueron
tomadas en cuenta, ya que el hecho de estar en condición de apronte y ubicados a
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tan solo 9 Kms de distancia de un enemigo con claras intenciones de progresión
mediante una acción ofensiva, complementando esta situación con la carencia de
condiciones de supervivencia ocasionaron que las tropas de la Segunda División
de Caballería se encuentren reducidas con relación a su adversario y puedan ser
fácilmente diezmadas y obligadas a tomar una actitud vergonzosa con
consecuencias funestas para el desarrollo de la operaciones.
En cuanto al Apoyo de fuegos, la integración de los sistemas operativos en el
campo de batalla se traduce en la expresión de la potencia de combate, siendo el
apoyo de fuegos el principal multiplicador de esa potencia de combate. En Picuiba,
la responsabilidad de este sistema operativo, recayó sobre el GAC- 7 “TUMUSLA”.
Detenida la acción ofensiva del Cuerpo de Caballería, esta Unidad fue sorprendida
por la acción enemiga en posición de apronte, vale decir que no existía la mínima
condición de integración con el sistema de maniobra, viéndose obligada a ocupar
posiciones en EL CRUCE, a 20 Km aproximadamente de Picuiba, para apoyar el
repliegue inicial de las Unidades de Maniobra y en última instancia, también iniciar
la retirada hacia 27 de Noviembre, a 77 Km de EL CRUCE, ante la falta de
integración de los sistemas operativos debido a la imposibilidad de restituir la
maniobra que alcanzaba este punto completamente diezmada, lo que obligo a la
determinación de los Comandantes de División accidentales de salvar los cañones
operables ante el riesgo de ser completamente cercados en esa posición.
De la Defensa Anti Aérea, este sistema operativo complementa la acción de la
movilidad, contra movilidad y supervivencia, protegiendo a la fuerza de la acción
aérea del enemigo. Durante la guerra del Chaco, no estaba muy desarrollada
debido a la limitada acción de la aviación que fue mas empleada en operaciones
de reconocimiento y observación, no existiendo antecedentes de armas anti
aéreas en Picuiba, seguramente debido a que la aviación del Cuerpo de Caballería
se encontraba en Carandayti, a 170 Km de Picuiba y empleada por el Comandante
como medio para hacer llegar sus ordenes al frente de batalla.
Para terminar, el Sistema de Mando y Control, es el responsable de la integración
de todos los sistemas operativos en el campo de batalla, asegurando mediante un
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adecuado proceso de toma de decisiones la concentración de la potencia de
combate en el punto más vulnerable del enemigo. Se materializa en el liderazgo
del Comandante que carga la responsabilidad de la decisión que es en última
instancia el medio para la acción coordinada de los sistemas operativos en el
campo de batalla.
El liderazgo comienza con lo que el Comandante debe SER, los valores y atributos
que configuran su personalidad. Las destrezas son aquellas cosas que el
Comandante debe SABER hacer, implica la competencia táctica, técnica hasta el
trato con las personas. Pero el carácter y el conocimiento, aunque son
absolutamente necesarios, no bastan. No ejerce el liderazgo, hasta que el
Comandante aplique lo que sabe, hasta que actué y haga lo que debe HACER. El
liderazgo equivale a influir en las personas, proporcionándoles un propósito, una
dirección y motivación, para operar, cumplir una misión y mejorar la organización.
Estos aspectos nos permiten afirmar que LIDERAZGO en el más alto nivel de la
conducción en PICUIBA, prácticamente no existió debido a los siguientes
antecedentes:
El Puesto Comando del Cuerpo de Caballería estaba en CARANDAYTI, a 160 Km
de las Unidades de Maniobra, lo que hace imposible calificar las decisiones como
mínimamente correctas.
El ascendiente del Cnl. Toro entre el personal de Oficiales y tropa era nulo debido
a los antecedentes de su personalidad.
Las malas decisiones y el desconocimiento de la realidad que se vivía en el frente,
llevo a los mandos medios a desconocer la autoridad del Cnl. Toro, para salvar lo
que quedaba de la Gran Unidad.
Pasando a lo que es nuestro objeto de estudio, el Tcnl. Tabera cumplió las
ordenes del Comando hasta el límite admisible y actuó conforme a los principios
del liderazgo establecidos en el SER, SABER y HACER del Comandante,
asumiendo el mando de lo que quedaba de las unidades de maniobra, para
disponer la retirada pese a las ordenes contrarias impartidas por vía aérea de un
Comando que había perdido la cordura.
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Resulta difícil comprender la forma como un conductor militar con responsabilidad
de Comando imponga su criterio para lo peor ante sus superiores jerárquicos, que
en resumen es la única explicación lógica para entender el desenlace de la Batalla
de Picuiba.
Mientras el Gral. Peñaranda y el Coronel Rodríguez del Comando en Jefe, le
ordenaban que se repliegue de Picuiba debido a la inminente maniobra del Ejercito
Paraguayo, el Cnl. Toro respondió que “continuaría su acción ofensiva sobre
Garrapatal y Camacho, no solamente para detener el ataque paraguayo sino para
ganar la guerra”, reuniendo a sus Comandantes de División en Carandayti, a 160
Kms de la ubicación de sus Unidades, solamente para hacerse proclamar por voto
“Comandante en Jefe”1, en abierto desafío a la autoridad del Gral. Peñaranda.
Este hecho nos permite inferir la rivalidad existente en el mando durante el
desarrollo de la guerra, orientando su accionar más a sus ambiciones políticas que
a sus responsabilidades de Comando.
III.- CONCLUSIONES.
La falta de integración de los Sistemas Operativos del Campo de Batalla, motivada
por la ausencia de liderazgo manifiesta objetivamente en la total falta de
correspondencia con los principios del SER, HACER y CONOCER del
Comandante, fue la causa principal del llamado “Desastre de Picuiba”.
Las aspiraciones de poder vistas en la actitud ambiciosa e irresponsable del
Comandante del Cuerpo de Caballería, en procura de alcanzar objetivos
netamente personales, sin considerar la realidad en el frente y las condiciones en
las cuales se encontraban las Unidades; sumada al irresponsable respaldo
condicional de los Comandantes de División, confirman la tesis de ausencia de
liderazgo propuesta.
1 Periodico “EL DIARIO” del 9 de mayo de 1976 Art. PICUIBA Gral (R) Felix Tabera.
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