Ensayo-Lecciones de filosofía de la Historia, Hegel

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Fernández Mota Diego Raúl FFyL Filosofía de la Historia Maestro: Sergio Lomelí Gamboa ¿Cuál es la relación entre Espíritu, evolución y Estado? Para tratar la triada de conceptos que son empleados en “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal 1 ” de Hegel, a saber Espíritu, evolución y Estado, he de primero recurrir a la explicación de los dos reinos que hay en el mundo 2 , de acuerdo al autor, para poder explicar las propiedades del Espíritu, su objetivación en el mundo en forma de Estado y el progreso que sigue para poder llegar a autoconocerse a través de la conciencia y razón del hombre. Los dos reinos existentes en el mundo son el reino de la naturaleza y el reino espiritual. El primer reino, de la naturaleza, antecede al reino espiritual y esta compuesto por lo material y lo físico. Al aparecer el hombre, siendo este racional y pensante, irrumpe en el mundo natural imponiendo el segundo reino opuesto a éste, creando a partir de su razón y ,en contradicción con su naturaleza animal y física, un nuevo reino psíquico o espiritual. Tal como lo enuncia Hegel: “El hombre aparece después de la creación de la naturaleza y constituye lo opuesto al mundo natural. Es el ser que se eleva al segundo mundo. [...] El reino del espíritu es el creado por el hombre.” 3 Es en este reino inaugurado por el hombre sobre el que el espíritu ha de desenvolverse y sobre el cual cobrará realidad 4 ; además es en este 1 Lecciones sobre la filosofía de la historia universal; Hegel, G.W.F; Madrid,Tecnos 2005. 2 Reino de la naturaleza y reino espiritual. 3 Op. cit. P. 118. 4 Es a partir de esta aclaración que cobra sentido su frase que dice: “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”. Es decir, todo lo que hemos de considerar como real es porque deviene de nuestra propia capacidad racional de percibirlo y acomodarlo con base en la razón. Si consideramos algún evento en el mundo real es porque lo pensamos y hay una razón o un pensamiento tras de él. Todo esto lo hemos traído a la naturaleza que es siempre definida e inerte. Nosotros dotamos de razón y sentido a la naturaleza. Sin embargo, no todo lo existente es racional pues aún no lo hemos conocido. Parte de la explicación para entender la frase de Hegel está en las páginas 100 y 101.

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Fernández Mota Diego Raúl FFyL Filosofía de la Historia Maestro: Sergio Lomelí Gamboa

¿Cuál es la relación entre Espíritu, evolución y Estado?

Para tratar la triada de conceptos que son empleados en “Lecciones sobre la

Filosofía de la Historia Universal1” de Hegel, a saber Espíritu, evolución y Estado, he

de primero recurrir a la explicación de los dos reinos que hay en el mundo2, de acuerdo al

autor, para poder explicar las propiedades del Espíritu, su objetivación en el mundo en

forma de Estado y el progreso que sigue para poder llegar a autoconocerse a través de la

conciencia y razón del hombre.

Los dos reinos existentes en el mundo son el reino de la naturaleza y el reino espiritual. El

primer reino, de la naturaleza, antecede al reino espiritual y esta compuesto por lo

material y lo físico. Al aparecer el hombre, siendo este racional y pensante, irrumpe en el

mundo natural imponiendo el segundo reino opuesto a éste, creando a partir de su razón

y ,en contradicción con su naturaleza animal y física, un nuevo reino psíquico o espiritual.

Tal como lo enuncia Hegel: “El hombre aparece después de la creación de la

naturaleza y constituye lo opuesto al mundo natural. Es el ser que se eleva al

segundo mundo. [...] El reino del espíritu es el creado por el hombre.”3 Es en

este reino inaugurado por el hombre sobre el que el espíritu ha de desenvolverse y sobre

el cual cobrará realidad4; además es en este momento en que se da una primera

conjunción entre lo espiritual y lo natural en el hombre.5

En el ámbito a la filosofía de la historia universal de Hegel se contempla a la razón que

está tras los hechos y es necesaria en la naturaleza y devenir del hombre6. Tiene como

fin último la exposición del Espíritu absoluto, que es el que guía todo movimiento histórico.

Por lo tanto, la historia será racional, ya que se desenvuelve en el reino inaugurado por el

hombre y el Espíritu se desenvolverá históricamente.

1 Lecciones sobre la filosofía de la historia universal; Hegel, G.W.F; Madrid,Tecnos 2005.2 Reino de la naturaleza y reino espiritual.3 Op. cit. P. 118.4 Es a partir de esta aclaración que cobra sentido su frase que dice: “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”. Es decir, todo lo que hemos de considerar como real es porque deviene de nuestra propia capacidad racional de percibirlo y acomodarlo con base en la razón. Si consideramos algún evento en el mundo real es porque lo pensamos y hay una razón o un pensamiento tras de él. Todo esto lo hemos traído a la naturaleza que es siempre definida e inerte. Nosotros dotamos de razón y sentido a la naturaleza. Sin embargo, no todo lo existente es racional pues aún no lo hemos conocido. Parte de la explicación para entender la frase de Hegel está en las páginas 100 y 101.5 Hegel dice: “El hombre actúa en él [mundo espiritual] [...] es el hombre un ser en quien el espíritu es siempre activo. [...] la naturaleza espiritual [es] [...] la unión del espíritu con la naturaleza, o sea, la naturaleza humana”. Íbid. P. 1186 La contraposición que noto aquí es entre la razón como facultad y naturaleza del hombre contraria a su temporalidad individual. Todo hombre pasado, presente y futuro tendrá la razón como parte necesariamente constituyente de su ser, siendo la razón potencia infinita, contraria a la naturaleza física del hombre. Hegel lo enuncia así: “Nuestra exposición de la naturaleza humana debe convenir a todos los hombres, a todos los tiempos pasados y a los presentes. [...] La reflexión pensante es la que prescinde de la diferencia y fija lo universal, que debe obrar de igual modo en todas las circunstancias y revelarse en el mismo interés”. “La consideración de la historia universal pone el acento en el hecho de que los hombres han permanecido iguales, de lo vicios y las virtudes han sido los mismos en todas las circunstancias. Y podríamos, por tanto, decir con Salomón: nada hay nuevo bajo el sol”. Íbid. P. 118.

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Es sobre este segundo reino impuesto por el hombre sobre el que Hegel ha de

desenvolver todo su sistema. Éste se distingue del modo de proceder por parte de los

historiadores, que intentan ver la historia basándose en “hechos puros” o la mera

conglomeración de acontecimientos, ya que aquéllos reciben dura crítica por parte de

Hegel7.

Paso a explicar el primer concepto. El Espíritu es el fin último de la historia universal8 y

este fin es real. Es real en tanto no es un fenómeno o una mera apariencia, tal como Kant

había explicado anteriormente9. Hegel es contundente en decir que el Espíritu es y no

aparece, lo aparente para él es el azar o el libre arbitrio del hombre, ya que aún en las

pasiones o sentimientos se puede hallar lo racional en ello, por ello todo acto del hombre

lo conduce a ese fin que es el autoconocimiento del Espíritu absoluto10. Este Espíritu, a la

vez que es el objeto que va a explicar la filosofía de la historia, es el sujeto que, a través

del devenir histórico, racional y dialéctico va a conocerse a si mismo. Hegel dice: “La

existencia del espíritu consiste en tenerse a sí mismo como objeto. El espíritu

es, pues, pensante; y es el pensamiento de algo que es, y el pensamiento de

qué es y de cómo es. El espíritu sabe; pero saber es tener conciencia de un

objeto. Además, el espíritu sólo tiene conciencia por cuanto es conciencia de sí

mismo, esto es: solo sé de un objeto por cuanto en él sé también de mí

mismo[...].” 11

La sustancia del Espíritu es la libertad. A través del devenir dialéctico el Espíritu se vuelve

más consciente de su propia libertad. Éste es concreto y sin embargo activo, pues se

potencia históricamente con cada reflujo dialéctico y a la vez es consciente de sus

determinaciones. En este proceso tiende a ser mas consciente de que es libre. Así dice

Hegel: “Cuando el espíritu tiende a su centro, tiende a perfeccionar su libertad

[...] Su libertad no consiste en un ser inmóvil, sino en una continua negación de

lo que amenaza anular la libertad.[...] El espíritu se produce y realiza según su

saber de sí mismo; procura que lo que sabe de sí mismo sea realizado también.

Así, todo se reduce a la conciencia que el espíritu tiene de sí propio.”12 Es decir,

a través del devenir dialéctico, que es la negación o contraposición de lo que atenta

contra su libertad, el espíritu es consciente de sí mismo como libre y de las

determinaciones que hay en contra de su libertad. Es potenciado y consciente de

7 Cito este párrafo: “El historiógrafo corriente, medio, que cree y pretende conducirse receptivamente, entregándose a los meros datos, no es en realidad pasivo en su pensar. Trae consigo sus categorías y ve a través de ellas lo existente.” Íbid P.100.8 Íbid. P.120. En esta parte Hegel identifica al Espíritu , siendo éste perfecto, concreto y real, con Dios. Esta relación es explicada con mayor profundidad en el capítulo I, donde enuncia su estudio de la Providencia de forma racional resultando en su Teodicea o la explicación racional de Dios y la Providencia en el mundo.9 Kant enunciaba que, fenoménicamente, había un fin al que aparentemente es conducida toda la historia humana, jamás dijo que fuera real y concreto aquel “Plan de la Naturaleza”. En pocas palabras, ese plan no es un nóumeno o la cosa en sí, cómo sí lo es el Espíritu para Hegel. Para la visión de Kant véase “Idea de una Historia Universal en Sentido Cosmopolita” Páginas 40 y 41.10 Íbid. P 101 y 10211 Íbid. P. 12112 íbid. P. 122.

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determinaciones en él. Hegel habla sobre la voluntad y la representación del espíritu en el

hombre individual 13, sin embargo, para él, la historia universal no debe tomar como objeto

de estudio al hombre, sino al pueblo en el que se encarna el Espíritu absoluto en un

determinado punto histórico; “El espíritu es esencialmente individuo; pero en el

elemento de la historia universal no tenemos que habérnoslas con el individuo

particular[...] El espíritu, en la historia es un individuo de naturaleza universal,

pero a la vez determinada, esto es: un pueblo en general. Y el espíritu de que

hemos de ocuparnos es el espíritu del pueblo.”14

Es decir, el espíritu del pueblo ha de representar el contenido del Espíritu absoluto y por

ello Hegel habrá de centrarse en los pueblos para realizar la filosofía de la historia en

forma universal. Al hacer este movimiento, lo universal se vuelve particular, es decir, el

Espíritu universal se objetiva de una forma particular en un pueblo individual. Los

individuos que habitan un pueblo comparten el conocimiento que el Espíritu absoluto tiene

de sí en ese momento. Hay un empate entre el espíritu que posee ese pueblo y el

absoluto15. Ningún hombre de ese pueblo sobrepasa las determinaciones del Espíritu

absoluto, aunque pueden unos comprender mejor al espíritu que otros; por ello dice Hegel

que: “Los hombres de más talento son aquellos que conocen el espíritu del

pueblo y saben dirigirse por él. Estos son los grandes hombres de un pueblo,

que guían al pueblo, conforme al espíritu universal”16.

Ese determinado pueblo habrá de crear leyes e instituciones que representen la sustancia

del Espíritu universal, es decir, que determinen la libertad de los habitantes y se plasmen

las cualidades racionales y espirituales del Espíritu absoluto en el pueblo, constituyendo

su ámbito moral, dividido en religión, arte y derecho. Hasta aquí están las cualidades

principales del Estado. Las desarrollaré más ampliamente a continuación. He tocado ya el

punto del devenir dialéctico, sin embargo, dada su importancia y conexión con la

evolución, habré de dejar su exposición para la parte final.

Lo que he explicado sobre el Estado, Hegel lo afirma asi: “ [...] la unidad de la

voluntad subjetiva y de lo universal, es el orbe moral y, en su forma concreta,

el Estado. Éste es la realidad en la cual el individuo tiene y goza su libertad,

pero por cuanto sabe, cree y quiere lo universal. El Estado es, por tanto, el

centro de los restantes aspectos concretos: derecho, arte, costumbres,

comodidades de la vida. 17”La libertad que da el Estado a los individuos no es un

medio para su intereses particulares, sino que debe entenderse que Estado e individuo

funcionan de forma íntegra y orgánica; es decir, el individuo debe interesarse por las

13 Íbid. P.122-12414 Íbid. P.125-12615 En otras palabras, ese pueblo es el más avanzado en aquél momento histórico por lo que el contenido del Espíritu absoluto esta mejor representado en él, es decir, la libertad.16 Op. cit. P.12617 Íbid. P.173

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características universales y necesarias representadas en el Estado y subyugar sus

intereses contingentes y particulares a las universales del Estado, que representa un

punto alto en el autoconocimiento de la libertad esencial del Espíritu absoluto18.

Los intereses particulares y subjetivos se subordinan a la voluntad espiritual y universal

del Estado. Al haber esta concordancia entre la voluntad universal del Estado y el

individuo que pone como su interés principal lo absoluto encarnado en el Estado, se

vuelve consciente de sí mismo y se conoce a sí mismo como libre en el ambiente moral

que existe. Se conoce como gobernador de sí por la ley que emana del Estado. Así como

el individuo se conoce como libre, el Espíritu conoce su libertad a través del Estado. En

este caso, el hombre con tal interés y voluntad universal encarna la actividad del Espíritu y

su manifestación en lo real y existente19. Así lo enuncia Hegel: “El Estado es, por tanto,

el objeto inmediato de la historia universal. En el Estado alcanza la libertad su

objetividad y vive en el goce de esta objetividad. Pues la ley es la objetividad

del espíritu y la voluntad en su verdad; y sólo la voluntad que obedece la ley es

libre, pues se obedece a sí misma y permanece en sí misma, y es, por tanto,

libre. [...]somos libres por cuanto lo reconocemos [lo racional y real] como ley y

lo seguimos como sustancia de nuestra propia esencia.”20 En ese sentido, sólo al

ser conscientes de nuestra participación, es decir, de nuestros actos, en lo moral,

seremos libres, ya que es éste un deber que demanda nuestra segunda naturaleza

racional, el conocernos.

Habiendo explicado lo que es el Espíritu y su objetivación en el Estado y qué

características hay en cada uno, he de exponer el devenir dialéctico que conlleva a la

realización del fin de la historia universal, es decir, el conocimiento del Espíritu absoluto

de su propia esencia, que es la libertad. He dicho ya que con cada giro dialéctico el

Espíritu se potencia cualitativamente21 y se hace consciente de lo que atenta contra su

libertad. Explicándolo ahora con las características dichas ya sobre los Estados, se puede

decir que cada Estado habrá de conocer cómo es que es que la libertad se manifiesta de

forma más acabada en su forma y cómo un Estado es consciente de lo que atenta contra

su libertad.

Tal conocimiento debe darse en uno y en varios Estados a mi ver. Es decir, un Estado es

consciente de su libertad a través de las instituciones morales, sin embargo, no podría

decir si se representa mejor la libertad o no a menos que recurra a una visión sobre el

Estado que existió antes.

De acuerdo a Hegel, cada devenir dialéctico de cada Estado en la historia tiende

necesariamente y aunque no lo parezca a la realización cada vez más perfecta de la

18 Íbid. P.17319 Íbid. P. 174-17720 Íbid. P.17721 Íbid. P.211. En esta parte Hegel explica cómo la potencialización se da de forma cualitativa y cómo lo cuantitativo es ajeno e inútil para la explicación del progreso racional del pensamiento.

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libertad esencial del Espíritu en un determinado punto histórico. No está definido cómo se

representará ésta libertad más perfecta, sin embargo, es necesario que se realice. Es

necesario el progreso realizado mediante la voluntad y consciencia humana. Hegel afirma:

“La perfectibilidad es realmente algo casi tan indeterminado como la

variabilidad en general. Carece de fin y de término. Lo mejor, lo más perfecto,

a que debe encaminarse, es algo enteramente indeterminado. Es esencial

advertir que el curso del espíritu constituye un progreso.[...] [El Espíritu] su

determinación pasa a realizarse mediante la conciencia y la voluntad; su objeto

y fin es al principio la determinación natural, como tal, que por ser el espíritu

quien la anima, tiene infinitas pretensiones, infinita fuerza y riqueza[...] el

espíritu ha de vencerse a sí mismo, como verdadero enemigo de su fin.”22

Esta variación que se da no es circular, en tanto no está determinado firmemente el fin y

el inicio que existirán, como sí el de la naturaleza.23 La evolución es una lucha constante

del Espíritu entre querer alcanzar su concepto y las determinaciones que se impone él

mismo y las naturales. El Espíritu subordina al ser, es potencia en sí infinita, sin embargo,

si no hay variación, si no hay un irrumpimiento del no ser, que es el tiempo, la cosa dura y

no hay un acontecimiento, no hay una potenciación.24 Y sólo esta consciencia pensante

concibe el cambio de un peldaño a otro.

¿Qué variaciones define Hegel como las más importantes en la evolución del Espíritu

absoluto? Son tres principalmente: el mundo oriental, el mundo grecorromano y el Estado

germánico. Cada una en su momento represento la forma más acabada y perfecta de la

evolución del Espíritu en su conocimiento de sí mismo, de su libertad. Así, todas las fases

en conjunto representan la historia universal.

Termino explicando las categorías necesarias para el tránsito dialéctico del Espíritu de un

Estado a otro y una explicación un poco más extensa de los tres mundos que Hegel

distingue. Las categorías son la variación, el rejuvenecimiento y la razón misma25. La

variación es el cambio, la existencia y la caída de un pueblo o Estado. Una vez que ha

existido, desaparece. La segunda está ligada a la primera, el rejuvenecimiento. Un nuevo

pueblo o Estado viene a ocupar el lugar del poderío caído, potenciando las cualidades

que poseía el anterior en una nueva forma. “El rejuvenecimiento del espíritu no es

un simple retorno a la misma figura; es una purificación y elaboración de sí

mismo. Resolviendo su problema, el espíritu se crea nuevos problemas, con lo

que multiplica la materia de su trabajo.”26 Así, el nuevo pueblo o Estado vendrá a

caer igual que el anterior para poder mantener en actividad al Espíritu. Lo que lleva a la

22 Íbid. P.210-21223 Íbid. P.209-21024 Íbid. P.21325 Íbid. P.102-10526 Íbid. P 104

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tercera categoría que es la razón. Es este el fin último de la historia universal. Es Espíritu

es consciente de sí, de su libertad y determinaciones.27

Finalmente cada mundo ha sido consciente en cierta medida de la libertad. Hegel clasifica

, análogamente al desarrollo del hombre, las etapas en el desarrollo del Espíritu. La

primera, la infantil, es el mundo oriental. En él, todo se halla en el terreno de la naturaleza

aún, no hay un proceso de la libertad realizado. La libertad se da como accidente y es

libre sólo uno. El segundo, el mundo grecorromano se divide en juventud y virilidad del

Espíritu. La juventud se da en Grecia. La libertad es sustancial, es decir, sólo se da en

algunos, mientras otros son esclavos. En la virilidad, o Roma, la libertad está al servicio

del Estado. Aún no son libres todos y no hay autonomía, es decir, aun no hay un

sometimiento total del interés individual al universal. Sin embargo, a partir de éste se da la

antítesis entre individuo y el servicio a lo universal. El tercer y último mundo es el

germánico-cristiano, que representa la senectud del Espíritu. En él, todo hombre es

considerado libre, el Espíritu es autoconciente, se da una libertad perfecta y el individuo

se reconcilia con lo universal. La subjetividad y la universalidad se reconcilian.28

27 No toco profundamente el problema relativo a si Hegel consideraba que esta tercer categoría se da en el mundo germánico-cristiano o si habla de una potenciación infinita y eterna. Me parece plausible, a la luz de los argumentos que expuse en la parte de la evolución, considerar este reflujo dialéctico como eterno y no como un término que haya de existir en algún punto. En mi interpretación, sugiero que puede quizá entenderse que esta tercer categoría haya sido alcanzada por cualquier Estado en su punto más alto para después caer; es decir, cada Estado, en su momento histórico e ignorando lo que vendrá en el futuro, considerará a su forma de ser como la más perfecta y acabada forma de la libertad del Espíritu. Inclusive, sugeriría, el estado germánico en el que habita Hegel ignora si una época posterior encarnaría la forma más acabada de la libertad. 28 Íbid. P.214-217