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“EL VACÍO DE LA EXISTENCIA ¿ACTUALIDAD O PRODUCTO DE NUESTRA ESENCIA?” Cuando se haya conquistado técnicamente y explotado económicamente hasta el último rincón del planeta, cuando cualquier acontecimiento en cualquier lugar se haya vuelto accesible con la rapidez que se desee, cuando se pueda “presenciar” simultáneamente un atentado contra el rey de Francia y un concierto sinfónico en Tokio, cuando el tiempo ya solo equivalga a velocidad, instantaneidad y simultaneidad y el tiempo en tanto historia haya desaparecido, cuando las cifras de millones en asambleas populares se tengan por un triunfo...entonces, todavía entonces, como un fantasma que se proyecta más allá de todas estas quimeras, se extenderá la pregunta: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y luego qué? 1 El fragmento antes citado muestra en qué sentido el vacío Ontológico se ha apoderado del hombre actual, Heidegger hace una gran observación de cómo la tecnificación excesiva y la banalización de la existencia a través de los medios masivos de comunicación han hecho caer al hombre en una especie de nihilismo, las últimas preguntas que lanza lo denotan; la ciencia se ha convertido en el dictador de lo actual al no tener un punto de equilibrio con la esencia metafísica del hombre, más aquí asaltan las dudas de si en verdad la única culpable de la “tristeza del pensar” es la tiranía de la técnica, más a esto volveré más adelante. Ahora, se me preguntara ¿Cuál es esa posible esencia? Pues veamos ¿qué es el filosofar? sino un resultado de la autoconciencia y el sentir mismo del hombre, un sentimiento de vaciedad, de incompletud y desgarramiento que atraviesa al hombre por haber osado querer vislumbrar más allá de sus humildes condiciones de posibilidad. Me atrevo a afirmar que desde que el hombre es hombre se ha preguntado por lo que está más allá de sus fenómenos, por la trascendencia; como si fuera una especie de lógica deductiva lo anterior me ha llevado a la conclusión de que el hombre es un ser incompleto que desde su 1 Heidegger, Martin. “Introducción a la metafísica”. España. Gedisa. Pág. 42-43.

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“EL VACÍO DE LA EXISTENCIA ¿ACTUALIDAD O PRODUCTO DE NUESTRA ESENCIA?”

Cuando se haya conquistado técnicamente y explotado económicamente hasta el último rincón del planeta, cuando cualquier acontecimiento en cualquier lugar se haya vuelto

accesible con la rapidez que se desee, cuando se pueda “presenciar” simultáneamente un atentado contra el rey de Francia y un concierto sinfónico en Tokio, cuando el tiempo ya solo equivalga a velocidad, instantaneidad y simultaneidad y el tiempo en tanto historia haya desaparecido, cuando las cifras de millones en asambleas populares se tengan por un triunfo...entonces, todavía entonces, como un fantasma que se proyecta más allá de todas estas quimeras, se extenderá la pregunta: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y luego

qué? 1

El fragmento antes citado muestra en qué sentido el vacío Ontológico se ha apoderado del hombre actual, Heidegger hace una gran observación de cómo la tecnificación excesiva y la banalización de la existencia a través de los medios masivos de comunicación han hecho caer al hombre en una especie de nihilismo, las últimas preguntas que lanza lo denotan; la ciencia se ha convertido en el dictador de lo actual al no tener un punto de equilibrio con la esencia metafísica del hombre, más aquí asaltan las dudas de si en verdad la única culpable de la “tristeza del pensar” es la tiranía de la técnica, más a esto volveré más adelante. Ahora, se me preguntara ¿Cuál es esa posible esencia? Pues veamos ¿qué es el filosofar? sino un resultado de la autoconciencia y el sentir mismo del hombre, un sentimiento de vaciedad, de incompletud y desgarramiento que atraviesa al hombre por haber osado querer vislumbrar más allá de sus humildes condiciones de posibilidad. Me atrevo a afirmar que desde que el hombre es hombre se ha preguntado por lo que está más allá de sus fenómenos, por la trascendencia; como si fuera una especie de lógica deductiva lo anterior me ha llevado a la conclusión de que el hombre es un ser incompleto que desde su finitud quiere tratar de captar lo infinito. Esta búsqueda del incondicionado, esta necesidad metafísica es lo que podríamos definir como una parte de la esencia del ser humano.

Ocurre en esta era un alejamiento cada vez mayor de la esencia primordial, esencia que a la vez me temo nunca ha sido alcanzada del todo. En esta época de materialismo tecnificante nos encontramos en una especie de alejamiento aun mayor de este saber sobre el ser, pues como dijo Heidegger: “El olvido del ser se anuncia indirectamente en el hecho de que lo único que el hombre considera y vuelve siempre a tratar es lo ente”,2 y Jaspers también lo insinúa de manera acertada: “Ese olvido de sí mismo resulta fomentado por el mundo técnico. Este mundo reglamentado por el reloj, dividido en trabajos absorbentes o que corren vacíos y que cada vez llenan menos al hombre en cuanto hombre…”3 con esto Heidegger y Jaspers señalan claramente la situación actual en cuanto

1 Heidegger, Martin. “Introducción a la metafísica”. España. Gedisa. Pág. 42-43.2 Heidegger, Martin. “Carta sobre el humanismo”. Madrid, España. Alianza. 2006. Pág. 52. 3 Jaspers, Karl. “La filosofía desde el punto de vista de la existencia”. México. FCE. Pág. 121.

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a la superioridad que de manera arbitraria se le ha dado al conocimiento racional-objetivo llevando al hombre a un mundo maquina, un mundo totalmente inclinado hacia un lado de la balanza; lo anterior lo menciono porque si bien el hombre siempre se ha sentido escindido de alguna manera entre el absoluto y la nada, en esta apoca se encuentra más cercano a la nada Ontológica pues al menos en periodos anteriores había una cercanía mayor a la metafísica esencial del hombre, pero dando una mirada a la situación actual se caerá en la cuenta de que esta es una época nihilista, la época de la nada; realmente anteriormente hubo lapsos de total confusión en la humanidad pero estas eran luchas entre verdaderos ideales que querían ser afirmados, hoy en día por lo único que se lucha es por la cosa, por la vaciedad de lo ente, pues cualquier ideología anteriormente defendible ahora solo parece teoría obsoleta. Ahora bien, di comienzo de la manera precedente solo para plantear un panorama, de lo que parece ser hoy en día una situación límite de desesperación existencial en la que el hombre ha quedado en una especie de limbo Ontológico, pues ya no hay muchas opciones viables a las que adherirse sea política, religiosa o culturalmente, pues una especie de bruma no deja ver el horizonte próximo de lo humano y deja la pregunta de saber si todavía lo hay.

De acuerdo a lo anterior se me hace necesario preguntar ¿Esta situación de barbarie Ontológica es solo un periodo más que tendrá su término en un nuevo florecimiento cultural o al contrario nos encontramos en el clímax de la triste historia de la humanidad? Lo anterior lo pregunto por qué aun con lo caótica que es la historia, el hombre ha terminado por darle cierto orden por medio de las diversas coacciones que se ha ejercido a sí mismo, pues recordando a Nietzsche trascribiré lo siguiente: “Algunos de entre ellos ‘quieren’ pero la mayoría son ‘queridos’.”,4 tal y como también lo menciono después Sloterdijk, en este fragmento del Zaratustra se puede vislumbrar lo que parece ser la habilidad del hombre de domesticarse o coaccionarse así mismo, aunque hay que observar que si esto es así implicaría la necesidad de pensar en dos tipos de hombres, el líder y el seguidor, el pastor y el rebaño, lo que conllevaría a la inevitable y cruda pregunta de si alguna vez ha existido la forma de gobierno democrática o cualquier otra que haga suponer algún tipo de igualdad en el género humano tal y como se ha hecho creer hasta el momento; suponiendo que no, tendríamos que tomar en serio las palabras siguientes de Sloterdijk: "...el hombre representa para el hombre la máxima violencia.",5 si se entiende lo anterior se verá que difícilmente ha habido algún tipo de igualdad o libertad pura, pues las coacciones son inevitables para crear cualquier tipo de comunidad como en las que siempre se ha desarrollado la humanidad, pues aunque hablemos de una aparente igualdad entre gobernante y gobernado, el discurso siempre será más fácil de tergiversarse al antojo de la voluntad de verdad del pastor. Por tanto, ahora me gustaría disertar de la coacción discursiva en particular (aunque podría sugerir que las coacciones del hombre hacia sí mismo siempre serán discursivas de alguna manera, pues parafraseando a

4 Friedrich Nietzsche. “Así hablaba Zaratustra”. España. Edaf. 2008. Pág. 177.5 Sloterdijk, Peter. “Normas para el parque humano”. España. Siruela. 2006. Pág. 71.

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Heidegger, el hombre habita en el lenguaje); por tanto siempre ha sido y será necesario un “orden del discurso” pues no podríamos pensar una sociedad o congregación de seres hablantes en la que cada integrante tuviera la posibilidad de crearse un discurso de acuerdo a sus solos intereses, más bien siempre hay lideres sean ideales o reales, aunque en sí estos últimos solo encarnan ideales.

El problema en el presente es la creencia en los ideales mismos, pues estos parece muertos; un ideal todavía agonizante de alguna manera, es el de ver a las humanidades como redentoras de la barbarie o más bien supresoras de lo que de bárbaro tiene lo humano. Sloterdijk describe muy bien esto: “En sustancia, el humanismo burgués no era otra cosa que el pleno poder para imponer a la juventud los clásicos obligatorios y para declarar la validez universal de las lecturas nacionales.”6 Lo anterior estaría demostrando como algunos poderes siempre son los que se encargan de dictar la verdad (en este caso sería el humanismo burgués mismo) que tiene como consecuencia el hacer notar que este ideal humanista al final solo fue desde un principio instrumentalizado, instrumento de poder y no de liberación, pues la siempre presente “voluntad de verdad”7 se apropio del discurso humanista de aquel periodo o más bien surgió de ella misma. Bien el anterior es solo un ejemplo de cómo muy seguramente se ha ido desarrollando el discurso desde siempre, pues que otra cosa es lo que compele a los hombres a actuar sino la “voluntad de poder” que en este caso se disfraza de verdad para poder disuadir a sus oyentes e imponerse como absoluta. Ahora, hago mención de lo anterior por el hecho de que el ideal actual, el ideal científico- técnico solo sería un resultado de la lucha entre poderes, en este caso fue la lucha entre humanismo amansador y cientificismo, lucha que pareciera terminada a favor de lo científico; pero esto me hace preguntar si en verdad aquel humanismo fue el esencial o si en verdad el humanismo que damos por muerto es más bien solo una sombra del que se pudiera constituir como originario. Y sobre lo anterior me gustaría recordar una mención que hace Heidegger en contra de la Metafísica que ha gobernado desde Platón y Aristóteles: “La metafísica piensa al hombre a partir de la animalitas y no lo piensa en función de su humanitas”8. En este fragmento se hace patente el cómo se ha pensado a partir de la Grecia tardía, pues el haber hecho del pensamiento mismo un instrumento de conocimiento puramente objetivo todo el saber se fijo solo en lo ente, al hombre se le comenzó a fijar el adjetivo de animal racional y lo que después se llamaría humanismo en los romanos solo sería el subsiguiente desarrollo de este pensar metafísico. Si nos ponemos del lado de Heidegger tendríamos que aceptar que desde el comienzo el humanismo era solo un engaño al que tarde o temprano se le caería la máscara y a la vez nos tendríamos que lamentar con Nietzsche del “instinto impulsivo de lógica que aparece en Sócrates”,9aunque de acuerdo

6 Sloterdijk, Peter. “Normas para el parque humano”. España. Siruela. 2006. Pág. 27.7 Michel Foucault. “El orden del discurso” en Selección de lecturas, Introducción a la filosofía y principios y técnicas de la investigación filosófica I. México. Universidad Nacional Autónoma de México. 2009. Pág. 69.8 Heidegger, Martin. “Carta sobre el humanismo”. Madrid, España. Alianza. 2006. Pág. 27.9 Friedrich Nietzsche. “El origen de la tragedia”. México. Porrúa. 2006. Pág. 68.

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a lo visto se me hace más necesario ver hacia el futuro, sin querer sepultar el pasado, por las posibles consecuencias de esta expresión de voluntad que se nos ha manifestado en una forma de querer técnico-instrumental, pues no creo que el estado actual se reduzca a culpar solo una etapa del devenir histórico como lo es la modernidad o la aparición de un Sócrates. Es verdad que el discurso que surgió a raíz de este ultimo marco un verdadero punto de inflexión en la historia del pensar, pero a lo largo de la historia se han dado bastantes giros discursivos y pues aunque suene como una clase de reclamo ni Heidegger o Nietzsche lograron cambiar realmente el discurso dominante solo hicieron prender las alarmas en un momento en que la era de la maquina ya era imparable. Con esto no invito a ningún tipo de resignación, más bien quisiera que se observara lo irreversible que es lo que llamamos pasado y el status quo pues no es otra cosa de toda la acumulación de acontecimientos, no hay un retorno y si en verdad en aquella etapa del pensamiento comenzó este desastre Ontológico en la actualidad estamos muy lejos de averiguarlo a ciencia cierta; también tendríamos que preguntarnos qué ocurrió en otras culturas y si en aquellas también pasaron o pasaban por una etapa de unión con la naturaleza, una era de "Physis" tal como lo hicieron los presocráticos o si en verdad aquella etapa de supuesto florecimiento solo se dio en los griegos. Ahora si esto resultara que solo se llego a dar en ellos, cabria la posibilidad de que aquella forma de existencia tan admirada de los presocráticos no fuera necesaria ni universalmente la mejor etapa de la humanidad, pues tendríamos que admitir que esa alabanza tan exagerada hacia los griegos solo es resultado del discurso occidental tan enraizado. Ya retomando un poco algo dicho al principio, se me hace necesario preguntar si en verdad el hombre ha tenido algún tipo de paz verdadera con su ser, he dicho antes que en el trascurrir actual nos encontramos más alejados de lo que posiblemente es nuestra esencia, pero ahora asalta más bien una nueva pregunta ¿No será más bien que nuestra esencia, es una esencia melancólica? En verdad puede que sea posible que todos esos sistemas (políticos, filosóficos, etc.) solo sean sueños de un tipo de existencia vedado para lo que se podría llamar nuestro verdadero fondo Ontológico. Ahora me gustaría citar un fragmento de George Steiner donde hace una mención muy interesante cercana a esta posible esencia del ser humano: “En frentes absolutamente decisivos no llegamos a ninguna respuesta satisfactoria, mucho menos concluyente, por inspirado y coherente que sea el proceso del pensamiento, ya sea individual o colectivo, ya sea filosófico o científico”.10Lo que salta a la vista en lo anterior es la falta de absoluto del hombre, un absoluto que en ningún momento se ha alcanzado, pues en verdad que ha sido todo el supuesto avance (sea técnico, Ontológico o de cualquier otra índole) acumulado a lo largo de la historia sino un ansia de absoluto que se ha transformado en esta época moderna en tristeza del pensar, todo por haber fracasado en esta empresa después de tanta lucha por hallarlo. Esto pareciera recordar las advertencias que ya Kant llego a lanzar en su “crítica de la razón pura” contra las pretensiones de la razón de querer llegar a un incondicionado. Ahora, si se recuerda la 10 George Steiner. “Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento”. México. Siruela. 2007. Pág. 19

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“Critica de la razón práctica” se nota como recoge nuevamente las ideas desechadas anteriormente (mundo, alma y Dios) para decir que estas son validas solo en lo práctico (pareciera que el mismo Kant se llego a dar cuenta de las consecuencias morales y Ontológicas que tenía el haber querido borrar del horizonte del saber la validez de aquellas ideas); de lo anterior me pregunto si un hombre que ha comprendido tales advertencias y limitaciones kantianas quedaría contento con solo recordar que tales formas incondicionadas del pensamiento tienen una simple función regulativa en nuestra vida, por tanto me siento con obligación de responder, pero no desde el hombre teórico y vacío de la modernidad sino desde “el hombre de carne y hueso” como Unamuno lo dijo alguna vez,11 pues bien desde esta perspectiva debo de declarar que hay un absoluto vacío después de oír las últimas palabras kantianas, pues nadie que sienta verdaderamente su yo, su autoconciencia (que el mismo Kant también redujo a una simple “unidad sintética de apercepción” que debe poder acompañar todas mis representaciones) se sentirá satisfecho con solo pensar en estas ideas como mero instrumento regulativo de la practicidad.

Será posible algún tipo de conciliación y verdadera unidad con la existencia sin tener que esperar un mundo suprasensible como se pregona en la religión o solo teniendo presente el árido imperativo categórico Kantiano, esto lo menciono por las consecuencias que trae consigo un pensar semejante. Por un lado veamos, la religión judeo-cristiana lo único que pide es fe y someter toda tu vida terrena a mandatos que deben de ser aceptados como divinos y así garantizarte una entrada en aquel lugar trascendente donde hay una felicidad ilimitada, ya que de alguna manera el cristianismo toma la existencia terrena como un lugar de purga; y por el lado de Kant habla así: “Obra de tal modo, que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal.”,12 con su imperativo categórico habla de un obrar incondicionado en el que tus actos sean puros ¿actos puros, como concebir esto? Siguiendo este tema, Jaspers hace varias referencias hacia lo incondicional y hacia las acciones que al parecer son puras por lo tanto se me hace necesario examinarlas: “El sentido de lo incondicional… se hace patente únicamente en la oposición del bien y el mal.”13Y también: “…mala es la vida del hombre que se queda en lo condicional… buena es la vida que no rechaza, ciertamente, esa dicha que le cabe, pero la pone bajo la condición de lo moralmente valido.”14En primer lugar tenemos que observar esa oposición que hace entre bien y mal, que aunque parece convincente después de reflexionar un poco se hace un tanto evidente algo de arbitrariedad en lo que Jaspers nos quiere dar a entender con moralmente valido al igual que con su concepto de fe, pues pareciera que quisiera imponer de alguna manera su mero sentir sobre lo que es digno de esta, lo anterior por supuesto despierta todo tipo de

11 Miguel de Unamuno. “Del sentimiento trágico de la vida”. España. Ediciones B. 1988.12 Immanuel Kant. “Fundamentación de la Metafísica de las costumbres, Crítica de la razón práctica y la paz perpetua”. México. Porrúa. Pág. 122.13 Karl Jaspers. “La filosofía desde el punto de vista de la existencia”. México. FCE. 2013. Pág. 58.14 Ibídem.

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sospechas en cuanto a su voluntad de verdad y pues deberíamos de preguntarnos desde que moral nos está hablando; también debo hacer la mención y el interrogante de si necesariamente tenga que ser malo como dice Jaspers vivir o existir en lo meramente condicionado. Aquí de alguna manera estaría obligado a recordar a Nietzsche que arremete contra Kant en un paroxismo de desesperación, paroxismo o locura que sin embargo en la que confiaría más por tratarse de un filosofo de la verdadera experiencia: “Lo que no es condición de nuestra vida la daña; una virtud practicada meramente por un sentimiento de respeto al concepto ‘virtud´, tal como Kant lo quería, es dañosa.” ,15al igual que Nietzsche me veo tentado a reclamar de alguna manera a Kant y hasta cierto punto a Jaspers el haber concebido algo así, pues nuestras acciones están siempre compelidas por alguna razón por tanto son condicionadas y hablar de incondicionado en el actuar pareciera acercarse a una nada en la voluntad; por otro lado, aun si pudiera concebirse algo como lo que Kant planteo, la experiencia y la historia muestra más bien una tendencia contraria en los hombres como si nuestra esencia fuera en verdad contraria a semejantes propuestas ( más bien aplicables solo a hombres con inclinación a la fe) que si se practican pareciera que mutilan nuestro fondo Ontológico. Si de alguna manera Kant y Jaspers fundan lo incondicional en la fe, esto mismo me compele a preguntar ¿qué ocurre con los hombres sin fe? ¿Simplemente no caen en sus cuentas? Y por supuesto Éticas como la de Kant o Jaspers parecerían estar dispuestas para la elite de los que llegaran a alcanzar algún tipo de trascendencia y obrar incondicionado.

Por lo anterior me veo obligado a ponerme de alguna manera del lado de este tipo de hombres sin fe y esperanza. Si bien Steiner no necesariamente se cuenta entre ellos se le nota el haberse planteado y tratado de pensar más allá de lo pensable, podríamos decir que de alguna manera ha tenido al menos la intención de admirar la infinitud insondable desde su finitud: “…la historia de los sucesivos intentos de probar la inmortalidad o la existencia de Dios equivalen a una de las crónicas más embarazosas de la condición humana. La agilidad del pensamiento, su infatigable propensión a la narrativa, conduce a la humillante y casi enloquecedora conclusión de que ´todo vale´”,16 el todo vale del final denota ciertamente la máxima derrota del pensamiento al darse cuenta de lo fallido que ha sido todo intento de encontrar algún tipo de absoluto, una y otra vez nos hemos esforzado por llegar a alguna conclusión, más la conclusión siempre se aleja de nuestro horizonte de conocimiento. Digo todo esto por la razón de que llegados a este punto, la fe deja de tener algún significado; pues pregunto ¿cómo tener fe en lo incierto? En el vacío que esta visión deja no tiene cabida ningún tipo de fe pues cuando se descubre el límite del saber, la falta de verdad y parafraseando a Nietzsche el que “no haya hechos, solo interpretaciones” nos lleva a la inevitable conclusión antes citada del “todo vale”, el nihilismo como enfermedad del alma, que Nietzsche presintió y vivió con gran terror. Este en aquel entonces todavía tuvo la oportunidad de esperar la llegada de algún superhombre

15 Nietzsche, Friedrich. “El anticristo”. España. Alianza. Pág. 40.16 George Steiner. “Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento”. México. Siruela. 2007. Pág. 81.

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que lograra superar la decadencia de la humanidad, más hoy señalando lo contrario pareciera que cualquiera tuviera el privilegio de conocer en carne y hueso algún personaje parecido con Raskólnikov pues aquel antihéroe de Dostoievski que era una excepción hoy se ha convertido en la regla. Pienso también en Bartleby de Herman Melville, aquel personaje misterioso del que no se sabía nada pero que tal vez lo sabía todo, con horror parece que encarno muy tempranamente lo que sería la era de los recursos humanos, los cuales por el solo hecho de no tener muchas veces autoconciencia de su situación no se dejan morir como aquel solitario detrás del biombo. Recordemos a Schopenhauer de moda en la actualidad por el buen asentamiento que su pensamiento tiene en la actualidad; evocando personajes tristes hay uno de carne y hueso que llevo su argumento Ontológico hasta las últimas consecuencias, se trata de Philipp Mainländer (discípulo de Schopenhauer) aquel personaje casi de ficción que se suicido después de haber terminado su “filosofía de la redención”,17 redención que este esperaba obtener con la nihilización de su existencia, pareciera que el mismo Nietzsche se hubiera inspirado en él para decir lo siguiente al final de la Genealogía de la moral: “El hombre prefiere querer la nada a no querer”18 . Por no dejar de alguna manera un hueco, por ultimo me gustaría recordar a aquel vagabundo del pensamiento que decidió renunciar a cualquier posible oportunidad de asentamiento en el pensar, me refiero a Cioran que probablemente encarnaba el llamado nihilismo pasivo y a la vez fue el testimonio mismo de que lejos de que haya un progreso en el conocimiento sugiere la terrible desdicha a la que se dirige el hombre moderno que reflexiona sobre su finitud, este es un tipo de pesimista nuevo, más destructor y caótico que los anteriores, expresión posiblemente de la época de angustia y decaimiento en la que se vive.

Me parece obvio (por lo dicho hasta aquí) que en la actualidad, la época de la maquina como la llame al principio, hay una decadencia a nivel Ontológico. Por otro lado sigue la pregunta de hasta qué punto nuestra propia esencia es de una “naturaleza” melancólica,19pues podría ser que no necesariamente se tuviera que añorar con Nietzsche el retorno a una época de señores como la que supuestamente se dio en los griegos; más bien podría ser que en nuestra propia estructura Ontológica ya estaba de alguna manera conformado todo lo que pudimos haber sido; si Sócrates apareció en algún momento en la historia y fue el que comenzó posiblemente este alejamiento del ser, no significa que necesariamente tendría que ser el culpable absoluto de semejante desviación epistemológica, recordemos que todos los personajes que se dan en una determinada época son productos mismos de esta, lo que pasa es que en muchas ocasiones la época misma

17 Philipp Mainländer. “Filosofía de la redención”. Chile. FCE. 2011.18 Friedrich Nietzsche. “La genealogía de la moral”. España. Alianza. 1996. Pág. 186.19 claro en ningún momento intentare encasillar al hombre en algún tipo de naturaleza meramente orgánica sino más bien Ontológica, por lo tanto queda todavía la lucha de seguir intentando hallar nuestro propio fondo Ontológico.

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toma forma orgánica, esto es lo mismo que le ocurrió a Nietzsche que representa de alguna manera toda la época en la que vivió aunque sería mejor decir que la época vivió en el.

Ahora bien aceptando que, y sin querer parecer muy pesimista, no hay una vuelta atrás y que nuestro presente es un transcurrir nihilista, por otra parte hay que recordar que probablemente tal y como lo describió Steiner nuestro pensar está estructurado de cierta manera (esto no solo reduciendo tal estructura a algo como la Kantiana) que nos inclina hacia el desconsuelo por estarnos vedado algún tipo de juicio absoluto sobre nuestra existencia; así tendríamos como posible conclusión lo siguiente: Que muy probablemente nuestro pensamiento tarde o temprano nos haría caer en semejante estado y la modernidad o cualquier era anterior solo sería el resultado de una especie de desarrollo histórico del pensar. Ahora surgen dos opciones, quedarnos en una especie de resignación y actuar por inercia histórica, o por otro lado podríamos tratar de luchar de alguna manera para cambiar el rumbo que el discurso ha tomado pues el presente decadente es resultado de toda una serie de luchas discursivas. El problema es saber qué rumbo es mejor para algún posible cambio discursivo, no podemos desechar todo el avance de la ciencia por culparla del mal uso que el propio hombre le da, ni podría tampoco negar toda las probables ventajas que la tecnología tiene solo por el mediocre sistema en el que se encuentra desarrollándose. Esto parece probablemente indicar que el problema se encuentra no en lo ente sino en el ser, en el desequilibrio que ha tomado actualmente el ente frente al ser; por lo tanto no es una cuestión de volver al estado de naturaleza sino de tomar conciencia de nuestro rumbo, acercarnos a nuestro ser, un ser que se encuentra en nuestro propio fondo inmanente por lo que no tiene ninguna vinculación con algún tipo de trascendencia

Nietzsche llego a decir: “El pesimismo moderno es un expresión de la inutilidad del mundo moderno – no del mundo y de la existencia”20En cierta manera no quisiera llegar tampoco a una inutilidad de la existencia y como mencione arriba la modernidad no es la época más siniestra en la historia del hombre (más bien tiene ventajas que han sido opacadas por toda la serie de culpas que se le han achacado) , lo que significa que el producto no necesariamente debe de ser idéntico al creador como muchos creen. Más bien tendría que decir yo: “El pesimismo moderno no es una expresión de la inutilidad del mundo moderno ni del mundo y la existencia sino consecuencia de nuestra propia esencia”, aquí quedaría aclarado que lo triste no es la existencia, pues si hablamos de existencia de esta hay bastantes facetas así como formas que no se reducen a un antropomorfismo, por otro lado me parece innecesario discutir tendencias que hablan de existencias en lo trascendente, más no las niego por las excepciones de místicos, filósofos y otros que parecen haberlas tenido, aunque por la distancia que siempre hay entre los hombres no me permite aceptarlas sin más dada la aparente imposibilidad de salir de nuestras condiciones de posibilidad. Seguramente se me hará el reproche de querer achacarle al ser humano algún tipo de naturaleza o esencia, más si son necesarias pruebas

20 Friedrich Nietzsche. “El nihilismo, escritos póstumos”. Barcelona. Ediciones Península. 1998. Pág. 27.

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empíricas que cada quien busque en su interior, en sus propios pensamientos y quien de verdad haya filosofado o pensado (pues al ser inherente a nuestro ser, el filosofar o pensar no tiene nada que ver con una elite) solo un poco más allá de lo que el vulgo cree que es natural se dará cuenta de la tremenda infinitud y vacío que nos rodea, se sentirá desamparado y angustiado en el mundo, aburrido de la manera que habla Jankélévitch: “En el aburrimiento la criatura siente los límites, lo irremediable de su condición, lo irremediable de su finitud, la vanidad de toda grandeza.”,21 y tendrá la oportunidad de encarar lo que Steiner quiso expresar con tristeza del pensamiento.

21 Vladimir Jankélévitch. “La aventura, el aburrimiento, lo serio”. España. Taurus. 1989. Pág. 86.

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NOMBRE: SÁNCHEZ SUGÍA GABRIEL SALVADOR

ENSAYO FINAL DE: MAT. AR. D ONTOLOGÍA

MAESTRO (A): TORRES GARZA ELSA ELIA

“INTRODUCCIÓN”

En el siguiente documento he intentado (no sin dificultades) plantearme la interrogante de cual podría ser la fuente de la actual tristeza o vacío en nuestro pensamiento y por ende de la existencia. Por un lado diserte fijándome en algunas posturas que achacan a la modernidad las consecuencias Ontológicas que se están viviendo con especial fervor en la actualidad que podría definir de nihilista o como la era de la maquina, era que sin embargo no tiene tantas desventajas si se analiza desde el punto de vista formal o sea de la pura estructura y no tomando en cuenta el uso que se le da a todos los conocimientos que en ella se han desarrollado. Con esos argumentos algunas posturas anti-modernas me parecieron sospechosas de albergar otra intención y a la vez me asalto la duda de si tan anhelados intentos de regresar a un estado Ontológico como el de los presocráticos en verdad sería lo más apropiado, esto recordando que en verdad pedir semejante cambio seria casi una utopía.

Ahora, al analizarla se puede caer en la cuenta de que a la modernidad se le ha estado haciendo posiblemente un uso de “chivo expiatorio” por medio de tergiversaciones discursivas siempre presentes en los hombres, se le ha convertido en objeto para descargar culpas o frustraciones en cuanto a episodios históricos traumatizantes y sobre la existencia misma. Lo anterior me tentó a indagar en una posible esencia o inclinación en nuestro propio ser que estaría en consonancia con las condiciones de posibilidad de nuestro pensar, por lo tanto lo moderno como implantación de un pensar puramente racional-objetivo no sería el único punto de partida del desastre Ontológico que nos ocupa. Comencé esto con el supuesto de una inherente falta de absoluto, con lo que querría suponer que el hombre siempre se ha encontrado escindido en su ser y todo el desarrollo que se ha dado hasta la actualidad incluyendo el aparente olvido del ser solo sería un resultado necesario de nuestra propia estructura que tarde o temprano nos terminaría llevando a esto, así nuestra época más bien seria la expresión de la angustia y desesperación que provoca el posible veto de absoluto en el hombre y que en la actualidad se estaría expresando en el nihilismo.