Ensayo pensamiento crítico y metodología

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Pensamiento crítico y metodología

Msc. Benjamín Núñez Vega

Las actividades de formación de un curso siempre deben tener una finalidad. En el presente

caso, lo fundamental es fortalecer los conocimientos adquiridos. Pero que es conocimiento.

Esto lleva a un replanteamiento de su concepción.

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Cuando se habla de función educativa de la sociedad, sobre el tema se tomará como base la

postura de Giroux (1990) que empieza su obra con una introducción a la teoría crítica

señalando que señala la dominación como un aspecto importante de la función social del

educador, y la reproducción de un modelo social:

... se impuso a sí misma la tarea de desvelar cómo se producen la dominación y opresión

dentro de los diversos mecanismos de la enseñanza escolar. En lugar de aceptar la idea de

que las escuelas son vehículos de democracia y movilidad social, los críticos educativos

problematizaron este supuesto. Al hacerlo, la principal tarea ideológica y política consiste en

desenmarañar la madeja referente al modo en que las escuelas reproducen la lógica del

capital a través de formas ideológicas y materiales de privilegio y dominación que estructuran

las vidas de los estudiantes de diversas agrupaciones basadas en la clase social, el sexo y la

etnia” (p.31).

Y básicamente se trata de tener en cuenta que todo conocimiento enseñado esta dado bajo

una serie de paradigmas, los mismos tiene una concepción ideológica sobre la función del

conocimiento y los intelectuales en la sociedad. Es inevitable, puesto lo que pensamos tiene

que tomar como referencia una estructura de creencias y conocimientos. Este curso es una

base para reflexionar sobre ese tema, es decir la función del educador, es para formar

ciudadanos críticos, pensantes, en contra de las tendencias dominantes, o bien para hacer al

individuo un sujeto funcional dentro de un entorno, que incluye un modelo social y de

desarrollo.

Todo esto se tiene que hacer dentro de la realidad de segunda década del siglo XXI, con una

serie de tecnologías que se tiene que dominar. La enseñanza ha sido trastocada, puesto que

los contenidos de un libro o revista se pueden hallar en cualquier parte, lo que escasea es el

pensamiento, ser creativo, razonar por sí mismo, sobre lo que se lee, ve y escucha. Un gran

reto para muchos docentes que se acostumbraron a recitar y resumir libros de texto.

Los mismos estudiantes ahora incluso desprecian esa enseñanza autoritaria de maestro

alumno, saben que pueden encontrar en las comunidades virtuales, formas de comunicación

más eficaces. Y ese es el reto de un curso, ñas necesidades son otras, se requiere orientar y

guiar. Esto no es tan nuevo, cuando se leen los libros de Platón queda muy claro el poder del

dialogo, la crítica, el razonamiento e incluso el enfrentamiento de ideas que fue la que lego el

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concepto de democracia, y obras literarias y de arte para la posterioridad. Hasta cierto punto

es volver a los inicios, ser maestro es dar el ejemplo, de escucha, de comunicación con

todos.

Se retoma a Giroux (1990 que cree que cada profesor es un intelectual, es decir una persona

con pensamiento y creatividad propios que debe propiciar el dialogo y la convivencia con sus

alumnos, tratando de desarrollar sus potencialidades, al margen de los mecanismos

hegemónicos. Aquí esto se enlaza con la pedagogía liberadora de Paulo Freire: Como dice

Bentley citado por Paiva (2005), comenta lo siguiente:

La pedagogía de Freire de la educación alfabetizadora implica no solamente leer la “palabra”,

sino también leer el “mundo”. Esto implica el desarrollo del conocimiento crítico (un proceso

conocido en portugués como conscientizaçao). La formación de un conocimiento crítico le

permite a la gente cuestionar la naturaleza de su situación histórica y social –para leer su

mundo– con el propósito de actuar como sujetos en la creación de una sociedad

democrática... (p.135)

Por lo tanto la sociedad democrática requiere pensamiento crítico que cuestiona la realidad,

que no la asuma como un hecho, y en este sentido, si al final es un cuestionamiento el tipo

de sociedad en que se vive. De hecho desde una posición marxista tradicional esto puede

denominarse como tener conciencia de clase, o en el mundo postmoderno de la situación

que vive en diversas dimensiones, como mujer y hombre, heterosexual o bisexual, y sobre

todo como marginado de las corrientes principales de aceptación social. Dice Badano (2014):

El corazón de la problemática que venimos delineando nos interpela en la necesidad de

volver a revisar nuestras prácticas. Resulta interesante poder someterlas a debate público.

Allí donde se juega una política de la justicia (Derrida) una política del conocimiento y formas

en que el trabajo se concretiza. Pensarnos de manera autocrítica dándonos así la posibilidad

de decontruirnos para fortalecernos. Pensar la educación y pensarnos como educadores

implica pensar los vínculos que establecemos con el conocimiento, con los pares, con los

estudiantes, con los campos disciplinarios, con la sociedad. Implica, como afirma Frigerio

(2010) asumir como única certeza la educación como acto político. No hay lugar neutral o

natural en la enseñanza, en la producción académica, en la selección de temáticas de

investigación, ni en el desentendimiento que desplaza la criticidad de las prácticas por una

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burocracia externa. La lógica neoliberal aún se encuentra pregnada en las prácticas y el

modo individual y no colectivo con que se encara la tarea docente. (p.577)

Es que pensamiento crítico implica como se deduce de la cita un sentimiento crítico de uno

mismo, es verse frente al espejo y decir, esto es lo bueno, lo malo y lo feo, lo que soy

valorando debilidades y fortalezas y nuestra tarea inacabada como educador en una

universidad, puesto que eso es lo que se refleja en la clase. Esto me ha llevado a cuestionar

habilidades que doy por sentadas como adecuadas e incluso excelente: pero no he tomado

distancia como sujeto, y menos he entrado en un relación dialéctica con los estudiantes y los

colegas, es sido miembro de una comunidad pero no parte de una comunidad, no he sido

inclusivo.

Y aquí otro elemento relevante la praxis, como la enseñanza del docente debe basarse en la

realidad. La realidad que consta de lo que sucede alrededor, del compromiso del profesor,

pero también de la universidad con el mundo que lo rodea. Tanto que se habla de eso, pero

no se sabe hacerlo, porque involucrarse requiere conocer las necesidades, no solo de una

forma sociología o antropología, sino que es conocer las empresas, las organizaciones de la

economía social. Es viajar y visitar, conocer de primera mano. Y luego el reto de transmitir lo

que sucede a los estudiantes, de indicarles como esta realidad la pueden interpretar y visitar

también, de hecho los estudiantes la conocen, pero generalmente en el proceso de

enseñanza pierden el contacto.

Una de las limitaciones más peligrosas que atentan contra el papel de intelectual

transformador del maestro profesor, es que, según Giroux (1990), los curriculum de hoy en

día le dejen poco espacio para pensar. Es decir, al maestro se le da un curriculum que tiene

que cumplir, al pie de la letra, éste es el problema.

Además de esto, está la preeminencia que tienen hoy en día los medios audiovisuales sobre

los escritos, que tienden a impedir el desarrollo del pensamiento crítico.

Los medios escritos permiten ir leyendo y tener ante sí un texto sobre el cual se puede

pensar y reflexionar. Necesariamente el leer implica que muchas veces se tiene que volver a

un párrafo que no se comprende bien o repasar algo que estaba atrás.

La televisión, dice Giroux (1990), da una información que se presenta como inmediata. Los

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documentales o los espectáculos muestran escenas que se repiten de una manera

acelerada, predomina los colores y las sensaciones que el medio da por sobre la razón.

Tampoco se puede reflexionar, puesto que todo de lo que ve queda inmediatamente atrás

siendo avasallado por la información siguiente.

La misma cultura audiovisual inhibe la capacidad de escribir, puesto que los símbolos

abstractos son reemplazados por un lenguaje de imágenes.

Asimismo, los alumnos han perdido la capacidad para escribir. Buena parte de la culpa

Giroux la atribuye a la educación científica y técnica que se preocupa más por los aspectos

de gramática y sintaxis, que por la relación del lector con el medio. Como el mismo dice: “Un

enfoque dialectico debería examinar el proceso de escribir como una serie de relaciones

entre el escritor y la materia que trata, entre el escritor y el lector, y entre la materia tratada y

el lector” (p.104)

Entonces contra todas éstas tendencias queda la guía del educador como comunicador y

motivador que debe ayudar a los alumnos a desplegar sus capacidades. Hoy en día los

mismos maestros y profesores en su mayoría han renunciado a este papel, y un factor

determinante es la formación: “... es razonable afirmar que los programas para la formación

de profesores están diseñados para crear intelectuales que actúen al servicio de los

intereses del Estado, cuya función primaria se centra en el mantenimiento y legitimación del

stato quo” (Giroux, 1190, p.211).

Buena parte de lo anterior, se debe a que mucho de los intelectuales de la educación

permanecen en un discurso crítico que conecta las escuelas con las relaciones de

dominación, pero no fomenta la acción para cambiar la situación. Es necesario el desarrollo

de un lenguaje programático desde el cual teorizar con respecto a las escuelas. Se tiene que

dar un discurso que abra nuevas posibilidades para las relaciones entre lo político y lo

pedagógico con el fin de estimular el desarrollo de esferas contra públicas que los maestros

tomen como punto de referencia o constructos desde los cuales partir en la realidad

educativa.

Debe sostenerse, que en última instancia se debe capacitar al alumno sobre lo que se

proclama como verdades discursivas e institucionales para que tome conciencia de ello.

Giroux (1990) sobre esto indica:

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Al aclarar los efectos productivos del poder, los profesores en su calidad de intelectuales,

pueden desarrollar formas de práctica que tomen en serio como se han construido las

subjetividades dentro de los particulares regímenes de verdad...” (p.278).

La más importante forma de dominación no es la que parte de hechos falsos o mitos, sino de

una concepción que es presentada como la verdadera, la única, excluyendo cualquier forma

de interpretación. El contemplar la posibilidad y el desarrollo de otras formas de verdad es el

papel del profesor como intelectual.

La única carencia de este planteamiento de Giroux (1990), puede ser con todo, siempre son

necesarias las técnicas pedagógicas y el método científico, algo que el autor parece dejar un

poco de lado a lo largo del escrito. Se concentra en las ideologías y la dominación, pero esto

no lo es todo en la práctica pedagógica.

Se requiere la metodología como forma de arribar a un conocimiento son procedimientos,

enfoques y técnicas que se han desarrollado por medio de siglos de evolución, donde no

existen tendencias únicas ni siquiera en ciencias sociales. Como indican Hernández,

Fernández y Baptista (2010) la metodología tiene por misión, como se muestra poner los pies

sobre la tierra, porque se basa en observaciones y evaluación de fenómenos, teniendo eso si

conciencia de suposiciones que están implícitas cuando se hace una entrevista, o se aplica

una escala, porque la objetividad absoluta no existe. Es por eso que siempre se investiga de

nuevo para volver a abordar la realidad desde otra perspectiva.

Y el pensamiento crítico, tener claro que entre la realidad y la teoría se maneja una tensión,

algo incompleto pero fascinante. Ahora bien, usamos la metodología y el pensamiento crítico

porque aun cuando son imperfectos, es la mejor forma que se conoce de hacer avanzar el

conocimiento, el que hoy en día se concentra en la ciencia y la tecnología, pero que también

abarca la belleza y los sentimientos, la buena educación en el sentido de ser un buen

ciudadano. Es la metodología y el pensamiento crítico al servicio de lo que hace al homo

sapiens lo más humano, lo más trascendental.

Referencias bibliográficas

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perspectivas. En Badano R., y Ríos, J. Trabajo Docente y pensamiento crítico. Políticas,

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prácticas, saberes y transformación social. Argentina: Universidad Nacional de Entre Ríos.

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Iberoamericana de Educación N.37. Recuperado de

Giroux, H. Los profesores como intelectuales: Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje.

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Hernanez, R., Fernández, C., y Baptista, P. (2010). Metodología de la investigación. 6

edición. México: McGraw Hill.

Paiva, A. (2005). La educación liberadora de Paulo Freire y el desarrollo del pensamiento.

(Ponencia presentada en el III Simposio “El Formador de Formadores en los Albores del

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