Ensayo Argumentativo Cultura y Responsabilidad Social Arturo Pérez Torres Pobreza desde la Economía La pobreza es un tema muy amplio, no se puede juzgar nada mas como no tener

cosas o carecer de recursos, podríamos hablar de diferentes planos, situaciones,

circunstancias, y condiciones para que se considere ser pobre.

Por ahora, nos centraremos en el tema que a mi punto de vista es base y el

principal generador de la pobreza: el aspecto económico.

No podemos hablar solamente de que una persona sea pobre porque no tenga

dinero, debemos ver más allá, en concreto las causas que detienen a la persona

para no tener recursos económicos para cubrir sus necesidades.

En México podemos hablar de una deuda externa, de tratados de libre comercio,

falta de empleos, de devaluaciones y otras cosas, y aunque estas situaciones han

generado que la población en general, en cierta medida pierda parte de su

riqueza, socialmente hablando, no son la causa correcta.

Hablar de distribución de riqueza sería la manera correcta de justificar la pobreza

en México, porque es aglomerada en ciertos estratos o niveles de la sociedad,

dejando en la miseria al resto de personas; y ¿por qué hablamos de sociedad y

dinero?, pues la razón es sencilla, antes que se cobre impuestos, se devalúe la

moneda, no tengamos trabajo o simplemente se malgaste el dinero, ya somos

pobres, porque existe una desigualdad en la repartición de bienes.

Esta repartición de bienes desigual se da por la avaricia y por el abuso de poder

que los grandes empresarios llegan a manejar, a ellos no les interesa más que ver

engrosar su cuenta personal, y ¿Qué pasaría si pudiéramos erradicar esos rasgos

negativos de aquellos grupos reducidos de personas, y pudiéramos repartir mejor

los recursos económicos?, pues a mi parecer, el salario mínimo sería

SUFICIENTE, y ser “millonario” o ser “pobre” dependería única y exclusivamente

del esfuerzo o el tiempo que se invirtiera en el trabajo, y todo esto estaría en

función de la cantidad de trabajo a las ganancias.

Y no se trata de volvernos socialistas para que todos seamos iguales, sino de

volvernos justos, equitativos y merecedores de lo nuestro.