Ensayo San Agustin

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“Quien fue malo ayer, sea bueno hoy” (sermón 339, 4) San Agustín nos invita en este comentario al sermón, a ser buenos, a mejorar nuestras vidas y ese cambio debe ser ahora, hoy mismo, lo importante es tener la voluntad y hacerlo, si ayer fuimos malos, esto quedó en el pasado y el futuro está por venir, debemos preocuparnos por el hoy, el ahora. Siempre nos hemos interesado por tener cosas buenas: una hermosa casa, una bella familia, un buen trabajo; sin embargo, es difícil de creer, pero lo único que no nos importa si es malo, somos nosotros mismos, San Agustín expresa que no nos preocupamos por corregir la vida mala, parece que la vida que nos hace daño, nos causa placer, tal vez hemos perdido o acallamos ese yo interior que nos permite discernir entre lo bueno y lo malo perdiendo nuestros principios y valores, somos conscientes que tenemos muchas debilidades, cosas que tenemos que cambiar solo falta la voluntad y esa fortaleza nos la brinda el acercamiento a nuestro Dios. Pero como acercarnos a él. Durante esta semana la cual cada vez menos se le da la importancia a la conmemoración devota de la Pasión, Crucifixión, Agonía y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, aproveche para estar en mi casa materna y reflexionar con mi familia al respecto llegando a la siguiente conclusión: lo primero que debemos tener en mente es que Dios no nos culpa él se hizo carne y murió por nuestros pecados. No nos va a decir todo lo malo que hemos hecho, sino que al contrario se va a regocijar que hayamos vuelto y nos va a recibir con los brazos abiertos. Mucha gente no se acerca a Dios porque cree que han sido muy malos y esto es un gran error, pues donde abunda el pecado sobreabunda la gracia de Dios (Romanos 5:20) y él nunca va a rechazar un corazón sincero que llega con arrepentimiento.

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Quien fue malo ayer, sea bueno hoy

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“Quien fue malo ayer, sea bueno hoy” (sermón 339, 4)

San Agustín nos invita en este comentario al sermón, a ser buenos, a mejorar nuestras vidas y ese cambio debe ser ahora, hoy mismo, lo importante es tener la voluntad y hacerlo, si ayer fuimos malos, esto quedó en el pasado y el futuro está por venir, debemos preocuparnos por el hoy, el ahora.

Siempre nos hemos interesado por tener cosas buenas: una hermosa casa, una bella familia, un buen trabajo; sin embargo, es difícil de creer, pero lo único que no nos importa si es malo, somos nosotros mismos, San Agustín expresa que no nos preocupamos por corregir la vida mala, parece que la vida que nos hace daño, nos causa placer, tal vez hemos perdido o acallamos ese yo interior que nos permite discernir entre lo bueno y lo malo perdiendo nuestros principios y valores, somos conscientes que tenemos muchas debilidades, cosas que tenemos que cambiar solo falta la voluntad y esa fortaleza nos la brinda el acercamiento a nuestro Dios. Pero como acercarnos a él.

Durante esta semana la cual cada vez menos se le da la importancia a la conmemoración devota de la Pasión, Crucifixión, Agonía y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, aproveche para estar en mi casa materna y reflexionar con mi familia al respecto llegando a la siguiente conclusión: lo primero que debemos tener en mente es que Dios no nos culpa él se hizo carne y murió por nuestros pecados. No nos va a decir todo lo malo que hemos hecho, sino que al contrario se va a regocijar que hayamos vuelto y nos va a recibir con los brazos abiertos.

Mucha gente no se acerca a Dios porque cree que han sido muy malos y esto es un gran error, pues donde abunda el pecado sobreabunda la gracia de Dios (Romanos 5:20) y él nunca va a rechazar un corazón sincero que llega con arrepentimiento.

Si en nosotros hay algo malo, algo que requiere un cambio radical y no podemos lograr este cambio; algo que sólo Dios puede hacerlo, él hará esta obra en nosotros con nuestro consentimiento, por cuanto Dios nunca salva al hombre sin su consentimiento.

El creador respeta la mente, capaz de pensar; el corazón, capaz de amar; la conciencia, capaz de juzgar; la voluntad, capaz de escoger. Por lo tanto nos presenta la salvación como algo que se puede escoger y aceptar: no la puedes ganar, o conseguir por tu esfuerzo; pero la puedes tomar por fe; y nunca será tuya si no la tomas así.

Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti.San Agustín (354-430)