CULTURA Y LECTURA DE ESCRITURA

PANDILLAS… UN PROBLEMA SOCIAL

(Ensayo)

Presentado por:

INGRID JOHANNA AGUDELO GUTIÉRREZ

UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA – EXTENSIÓN FONSECA

FACULTAD CIENCIAS SOCIALES Y HUMANA

PROGRAMA TRABAJO SOCIAL

CULTURA Y LECTURA DE ESCRITURA

I SEMESTRE

FONSECA

2009

PANDILLAS… UN PROBLEMA SOCIAL

(Ensayo)

Presentado por:

INGRID JOHANNA AGUDELO GUTIÉRREZ

Docente:

ROSMERIS PÉREZ

UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA – EXTENSIÓN FONSECA

FACULTAD CIENCIAS SOCIALES Y HUMANA

PROGRAMA TRABAJO SOCIAL

CULTURA Y LECTURA DE ESCRITURA

I SEMESTRE

FONSECA

2009

Las pandillas, son el nuevo camino desacertado tomado por la juventud presente,

destructora de las escasas esperanzas que existen de cambiar nuestra sociedad.

Actualmente, es normal escuchar a diario en los noticieros el alto índice de

muertes, a causa de balas perdidas, provenientes de enfrentamientos entre

pandillas. Dejando a su paso víctimas inocentes como niños, jóvenes, padres,

madres, que como usted querido lector o yo, individuos comunes y corrientes, que

de una forma u otra tal vez pensaron que la guerra y la violencia nunca los iba a

tocar; pero que desafortunadamente en esos avatares de la vida, en que siempre

los inocentes son los que sufren, puesto que dentro de nuestra inocencia,

permitimos que sigan surgiendo en nuestra sociedad este tipo de problemáticas. Y

no hacemos nada por contribuir a que esto no siga sucediendo; comenzando a

partir de nuestros hogares, construyendo familias felices llenas de dicha, paz y

amor.

Hoy en día en las familias ya no se sabe quien es el padre, ni quien es el hijo;

como diríamos en lenguaje coloquial “los pájaros tirándoles a las escopetas”.

Estamos en un mundo en un constante caos y la pregunta que nos hacemos a

diario es ¿hasta dónde vamos a llegar? Es razonable e incuestionable, pensar que

a partir del momento que se perdió el respeto y la autoridad en las familias, la

sociedad ha ido retrocediendo continuamente. Y autoridad no significa castigos,

golpes, humillaciones; por lo contrario es enseñarles a los hijos el camino correcto

a través del amor, la paciencia, la severidad, cuando es necesaria,

demostrándoles que para conseguir nuestros objetivos, debemos actuar de buena

fe y correctamente, así podemos inculcar valores que les permitan diferenciar

claramente lo bueno de lo malo; y no tomar decisiones equivocadas que conlleven

directo a la desventura. Precisamente aludiendo a las palabras del famoso filósofo

Aristóteles “la familia es el núcleo de la sociedad”, creo sin lugar a dudas, que si la

familia esta mal, la sociedad también lo estará; porque una familia infeliz lo único

que podrá ofrecer es una generación dotada de miles de problemas sociales

semejantes a los actuales.

Estremece considerablemente, sólo el hecho de observar las agresiones y el

descomunal contenido de violencia que se vivencia constantemente entre las

diversas pandillas existentes en las principales ciudades del país. Encontrar niños

de 9 años en adelante, cometiendo crímenes atroces que conducen a la

degradación de la vida humana; son conductas aberrantes que puede causarnos

tristeza y un desasosiego incomparable dentro de nuestros corazones, pero que a

la vez nos hace un llamado de atención para tratar de buscar solución a esta

continua ola de criminalidad, que impregna notablemente a la sociedad actual.

Estos jóvenes no tienen un objetivo claro en sus vidas, hacen daño a los demás,

sin importarles absolutamente nada, sin ocasionarles ni el más mínimo

remordimiento, ni culpa; dispuestos a jugarse la vida por banalidades y a creer que

poseen el don de quitarle la vida a otros, tan solo por el hecho de conseguir poder

y prestigio en determinado sector.

En el trascurso de este año, han sucedido tantos crímenes terribles cometidos por

menores, como por ejemplo, la joven abogada en estado de embarazo, la cual fue

abaleada cruelmente por dos muchachos entre 12 y 14 años, pero que dado a la

corta edad de éstos, solo pueden recibir penas que van desde amonestaciones,

prestación de servicios comunitarios e imposición de reglas de conducta hasta la

internación en medio semi-cerrado (con carácter formativo y pedagógico) y la

libertad asistida; puesto que se carecen de herramientas jurídicas, para juzgarlos

con condenas mayores; además solo pueden ser objeto de sanciones aquellos

menores entre los 16 y 18 años, según lo dispuesto en el Sistema de

Responsabilidad Penal para Adolescentes, contenido en la Ley de Infancia y

Adolescencia. Pero más repudiable es la acción de los adultos que están detrás

de estos delitos; los cuales utilizan a estas criaturas para cometer estas fechorías.

En este punto, me asalta una inquietud y es ¿Qué esta sucediendo con nuestra

sociedad?, a caso se carece de un grado de conciencia, para tomar medidas al

respecto, o estamos esperando que colapsemos y lleguemos a situación hostiles

por el acoso de estos grupos, como las que vivencia actualmente los países de

Centroamérica, principalmente Salvador, México y Estados Unidos, donde las

pandillas juveniles son denominadas Maras.

Para definir el término pandillas, podríamos iniciar manifestando que son grupos

de jóvenes que se unen para cometer actos delictivos como: homicidios, atracos

callejeros, hurtos calificados, asaltos a taxis, motoristas, buses y vehículos. Por lo

general las conforman de 15 a 30 jóvenes entre los 8 y 25 años de edad; tienden a

formar una imagen que los identifique de los demás, como son los escritos de

grafitis en las paredes de las calles en los sectores donde pretenden marcar su

propio territorio, la forma de vestir, las prendas que usan, la forma de delinquir, los

apodos de sus miembros y los tatuajes los cuales son una identidad

imprescindible dentro de éstas. Los principales conflictos presentados en las

pandillas y la mayor incidencia de muertes que resultan de estos enfrentamientos

se deben a las venganzas, el ajuste de cuentas, por la violación de los territorios,

la distribución de drogas en un sector, por ofensas anteriores o sencillamente

porque coinciden en determinada zona. Es verdaderamente triste, que estos

jóvenes con toda una vida por delante, la acaben de esta manera, inmersos en el

bajo mundo de la delincuencia y la drogadicción; dado que son muy pocos los que

llegan a una edad adulta; ya que muchos de ellos son asesinados en las

diferentes trifulcas y crímenes de los que son protagonistas.

Es impresionante el hostigamiento al que se ve abocada la comunidad que habitan

en los diferentes barrios y comunas en los cuales se presentan continuamente

este tipo de hechos delictivos, ya que no hay ninguna clase de tranquilidad, dado

que en cualquier momento pueden ser víctimas de los pandilleros.

Entre las principales ciudades de Colombia que sufren el flagelo del pandillismo se

pueden destacar a: Bogotá, Cali, Dos Quebradas (Risaralda), Medellín, Cali, y

Cartagena. “Estudio sobre el tema señalan que sólo en Bogotá, Medellín y Cali

podría haber unos 22 mil jóvenes inmersos en actividades delincuenciales que van

más allá del pandillismo” (Caracol radio.com, 2009). Pero, este no es un problema

social reciente, al contrario tiene muchos años de estar presentándose en nuestro

país; podemos rememorar el surgimiento y desarrollo de éstas, aludiendo el

siguiente artículo:

“En Medellín el fenómeno es de vieja data. La ciudad vivió el apogeo de las pandillas o bandas de sicarios -cerca de 400- al servicio de Pablo Escobar en los años 80, que tras su muerte en 1993 se fragmentan y se venden al mejor postor: narcotraficantes y guerrilla. En 2001, las AUC hacen su aparición en la ciudad y contratan a varios de ellos para disputarse con las milicias de la guerrilla el control de las comunas y el negocio del narcotráfico. La ‘guerra’ la gana Diego Fernández Murillo, ‘Don Berna’, ex integrante de ‘Los pepes’ -grupo de mafiosos que se alió para asesinar a Escobar y aportó valiosa información a las autoridades sobre la organización del capo-, que monta las llamadas oficinas de cobro para las que empiezan a trabajar casi todas las pandillas o bandas…” 1

Por consiguiente, estos grupos no son tan inofensivos como anteriormente, ya que

tienen nexos con grupos al margen de la ley, por lo tanto este padecimiento que

aqueja al país se esta agudizando cada día más, provocando muchas muertes y

violencia en las grandes urbes de Colombia; principalmente en las zonas más

deprimidas y pobres, que además de tener que tolerar las injusticias sociales,

deben aceptar los actos delincuenciales en cualquier esquina de sus vecindarios.

Sin otra alternativa que permanecer en silencio, porque como se diría

popularmente “en boca cerrada no entran moscas”, y nadie desea salir

1 Guerra en las calles. (n.d.). Extraído el 24 de Septiembre de 2009 desde

http://www.cambio.com.co/panoramacambio/781/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-4315163.html

perjudicado o enemistarse con estas pandillas, que tratan de imponer su voluntad,

mediante la ley del más fuerte, a través de la violencia generalizada.

Por otro lado, los jóvenes que pertenecen a las pandillas, también han sufrido

mucho a lo largo de sus cortas vidas; es deducible, ya que el comportamiento

presentado por estos muchachos, no deja duda que han pasado por un sinnúmero

de atropellos, y la única salida disponible, es recurrir a estos grupos para poder

encontrar una “verdadera familia”, que los acepte tal cual como son; pero en la

cual, literalmente, deben ganarse el respeto a pulso y con sangre. Según el

artículo esbozado a continuación podemos conocer algunas causas por las cuales

se produce la frecuente introducción de los niños y adolescentes en las pandillas:

“Quienes ingresan a las pandillas lo hacen porque habitan en zonas donde las pandillas constituyen una forma de vida de los jóvenes, porque miembros de su familia pertenecen o han pertenecido a éstas, porque provienen de familias disfuncionales, con historias de alcohol, drogas y violencia, por la dificultad de acceder a la educación o a un empleo, por huir de las frustraciones que significa sentirse marginado y sin oportunidades en la vida y sobre todo el no tener en que ocupar de manera productiva su tiempo libre; otros jóvenes son atraídos a las pandillas por los ratos agradables que puedan compartir, la rumba, las mujeres, el alcohol y las drogas; unos buscan respeto y poder; otros protección por las agresiones de los otros jóvenes o pandillas; la mayoría tienen carencia de afecto, sentimientos de soledad, incontables problemas en la casa, con sus familiares, por lo que prefieren la vida en la calle y los amigos que puedan encontrar en ella”. 2

En efecto, el comportamiento de estos jóvenes apuntan a que la pobreza, la falta

de educación, el desempleo son causas que los conllevan a integrar estas

pandillas; pero la carencia de un ambiente familiar sano, es el principal origen de

estos problemas sociales, lo cual propicia a que ellos sientan desdén por su

propia vida y por la de los demás, dado que la sociedad no ha hecho nada por

ellos, y por ende tampoco van a generar cambios en ésta. Por eso es un

compromiso de todos y cada uno de nosotros entenderlos, participando en un

2 Osorio, N.F., Fernández M.S. (2002). Pandillas juveniles. Extraído el 24 del septiembre de 2009 desde http://www.caucanet.net.co/nf/mc/mcweb/temas.htm.

cambio de pensamiento e interviniendo de tal modo que logremos exterminar por

completo dicho fenómeno.

En conclusión, la sociedad de mano con el Estado deben buscar formas de

prevenir la integración de la juventud a estos grupos, dado que es mejor “evitar

que curar”; y esto se logra mejorando la calidad en la educación, la introducción de

valores dentro de los hogares y las instituciones educativas; creando espacios

deportivos, culturales, artísticos donde los jóvenes puedan explorar sus talentos y

logren dar un nuevo sentido a sus vidas.

Igualmente, Los jóvenes que provienen del ambiente violento de las pandillas,

también deben ser reivindicados, y es deber del Gobierno, de la comunidad de la

cual proceden éstos, la familia y las ONG’s que intervienen en estos procesos,

ayudarlos para que no vuelvan a reincidir en estos actos delincuenciales.

Asimismo es importante que estos jóvenes aprendan un oficio que le ofrezca un

medio para obtener recursos y se alejan de una vez por todas de su oscuro

pasado.

Mil gracias,

INGRID JOHANNA AGUDELO GUTIÈRREZ

BIBLIOGRAFÍA

Guerra en las calles. (n.d.). Extraído el 24 de Septiembre de 2009 desde http://www.cambio.com.co/panoramacambio/781/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-4315163.html.

Osorio, N.F., Fernández M.S. (2002). Pandillas juveniles. Extraído el 24 del septiembre de 2009 desde http://www.caucanet.net.co/nf/mc/mcweb/temas.htm.

Guerra en las calles. (n.d.). Extraído el 24 de Septiembre de 2009 desde http://www.cambio.com.co/panoramacambio/781/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-4315163.html.

Estudio calcula que 22 mil jóvenes integran pandillas en 3 ciudades capitales

(n.d.). Extraído el 24 de Septiembre de 2009 desde www.caracol.com.co/nota.aspx?

id=865128