Ensayo Sobre Los Abogados Comunales o Populares

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ENSAYO SOBRE LOS ABOGADOS COMUNALES O POPULARES El término abogado hace referencia a aquella persona legalmente autorizada para defender en juicio los derechos o intereses de los litigantes. Es un experto en derecho, acreditado con título universitario, que ofrece su asistencia técnica jurídica aconsejando o defendiendo a alguna de las partes en un juicio. Ser abogado no es saber el Derecho, sino conocer la vida. El derecho positivo está en los libros, pero lo que la vida reclama no está escrito en ninguna parte. Quien tenga previsión, serenidad, amplitud de miras y de sentimientos para advertirlo, será Abogado; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un desventurado mandadero. La figura o misión del abogado se ha venido distorsionando con el correr de los años, mención aparte merecen el gran número de abogados excepcionales e intachables con que contamos, es bien conocido que el abogado forjado en una Institución “positivista” por lo general se caracteriza por ser engañador, falso, experto en artimañas dilatorias del proceso y sobre todo en cobrar sumas a veces inadecuadas con el trabajo ofrecido o realizado, esto debido a que no se ve a la parte contratante como un ser humano que posee necesidades y muchas veces carencias de carácter económico, sino se ve o lo ve como un objeto que le puede proveer grandes sumas de dinero, debido a esto, surgen los tan connotados cuestionamientos al respecto, y nos preguntamos ¿Que tan importante es lo que es moralmente bien visto pero éticamente no, hasta donde puede llegar su profesionalismo o su ética para abandonar lo que cree por la obligación de cumplir con su deber profesional o moralmente? ¿sería mejor visto el hecho de no tratar de defender y demostrar la inocencia de tu cliente usando la leyes o hechos que te favorezcan para ello sino abogar por una condena menor o “justa” para los delitos que el cometió, que es lo bien visto hacer tu trabajo a costa del que sea o al saber de la culpabilidad de tu cliente entregarlo a la justicia?. Interrogantes como estas surgen a medida que vamos observando el desempeño en las distintas áreas de la vida social por parte de estos profesionales, muchas veces sin ética ni moral. Definiendo la ética como: la rama de la filosofía que versa sobre las diferentes morales. Ahora bien, la ética profesional es la parte de la ética que se preocupa de la reflexión sobre el comportamiento del profesional respecto de su profesión.

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es una desripcion de como debe ser y para que son formados los abogados populares

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ENSAYO SOBRE LOS ABOGADOS COMUNALES O POPULARES

 El término abogado hace referencia a aquella persona legalmente autorizada para defender en juicio los derechos o intereses de los litigantes. Es un experto en derecho, acreditado con título universitario, que ofrece su asistencia técnica jurídica aconsejando o defendiendo a alguna de las partes en un juicio.

Ser abogado no es saber el Derecho, sino conocer la vida. El derecho positivo está en los libros, pero lo que la vida reclama no está escrito en ninguna parte. Quien tenga previsión, serenidad, amplitud de miras y de sentimientos para advertirlo, será Abogado; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un desventurado mandadero.

La figura o misión del abogado se ha venido distorsionando con el correr de los años, mención aparte merecen el gran número de abogados excepcionales e intachables con que contamos, es bien conocido que el abogado forjado en una Institución “positivista” por lo general se caracteriza por ser engañador, falso, experto en artimañas dilatorias del proceso y sobre todo en cobrar sumas a veces inadecuadas con el trabajo ofrecido o realizado, esto debido a que no se ve a la parte contratante como un ser humano que posee necesidades y muchas veces carencias de carácter económico, sino se ve o lo ve como un objeto que le puede proveer grandes sumas de dinero, debido a esto, surgen los tan connotados cuestionamientos al respecto, y nos preguntamos ¿Que tan importante es lo que es moralmente bien visto pero éticamente no, hasta donde puede llegar su profesionalismo o su ética para abandonar lo que cree por la obligación de cumplir con su deber profesional o moralmente? ¿sería mejor visto el hecho de no tratar de defender y demostrar la inocencia de tu cliente usando la leyes o hechos que te favorezcan para ello sino abogar por una condena menor o “justa” para los delitos que el cometió, que es lo bien visto hacer tu trabajo a costa del que sea o al saber de la culpabilidad de tu cliente entregarlo a la justicia?. Interrogantes como estas surgen a medida que vamos observando el desempeño en las distintas áreas de la vida social por parte de estos profesionales, muchas veces sin ética ni moral. Definiendo la ética como: la rama de la filosofía que versa sobre las diferentes morales. Ahora bien, la ética profesional es la parte de la ética que se preocupa de la reflexión sobre el comportamiento del profesional respecto de su profesión.

Cuando hacemos referencia a este tipo de profesionales, hacemos hincapié en que en la corriente positivista el derecho es un fenómeno de carácter normativo cuya nota distintiva es la coactividad. La coactividad es una nota necesaria, ya que el derecho es por tanto, esencialmente un mandato de la autoridad, una manifestación de todo poder, es un atributo a la soberanía.

Para el positivismo jurídico, el derecho que es válido es el que está en vigor, el que existe como derecho actualmente vinculante. El derecho está en vigor según el criterio convencionalmente establecido por cada sistema jurídico-político. Aquí también tenemos que decir, que el derecho injusto no es un derecho nulo, porque lo que lo mantiene en vigor, con independencia de su justicia o injusticia, es el criterio de validez que depende de su reconocimiento e imposición social.

Es en base a estos criterios que surge una nueva corriente jurídica, o una nueva forma de hacer derecho, se podría decir que un derecho mas social, más humanista, más consecuente con la realidad del ciudadano, Es aquí donde la abogacía progresista tiene algo que decir. Para abrir una brecha que permita vislumbrar un futuro con mayor participación ciudadana, los abogados deben contribuir con un rol activo enderezado a promover una mayor participación ciudadana en el control de la gestión de administración y gobierno y de la justicia. Son ellos los que pueden identificar los supuestos que darían lugar a que los ciudadanos con vocación cívica marquen un nuevo rumbo en el cansino rol que hoy tiene la sociedad civil, de manera que poco a poco, la sociedad irá apreciando este nuevo y valioso rol social de la abogacía.

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Es entonces cuando surge la figura de los “abogados populares”, que no son mas que operadores jurídicos organizados en grupos pequeños integrados por magistrados, fiscales y abogados militantes, que se identifican con las reivindicaciones de los grupos populares menos favorecidos de la sociedad.

En Latinoamérica es Brasil quien asume como punta de lanza de su sistema jurídico, este tipo de profesional, es de hacer notar que estos profesionales no solo llegan para garantizar los derechos de los menos favorecidos, también se debe acotar que este tipo de profesional se prepara bajo otra metodología de estudios, aquella que rompe con los viejos paradigmas, con un pensum mas critico más humano, que conlleva a formar profesionales acuciosos menos disciplinados (en el buen sentido de la palabra), porque abemos de la importancia de la disciplina, para consolidar un nuevo orden político y social, justo y equitativo. Este tipo de profesionales saben que mientras dure la injusticia, mientras haya hambre y explotación, no habrá posibilidad alguna de disciplinarnos. El abogado popular es naturalmente rebelde. Se rebela contra la injusticia y lucha contra ella con toda su sapiencia y su compromiso.

El abogado popular no cree en las teorías. Cree en las prácticas y avala las teorías en tanto son contra cara necesaria de una acción determinada. Teoría y praxis son sustancia imprescindible en el proceso de transformación social, que si nos ubicamos específicamente en nuestro País, era eso lo que buscaba y pretendía el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, cuando creo las Universidades Experimentales como la Universidad Bolivariana de Venezuela, y específicamente creo las misiones de justicia social donde se formarían ciudadanos que busquen la transformación del sistema que no garantiza la vida y la dignidad de las personas. En los docentes, en los estudiantes y en toda la actividad académica, habrá en forma preexistente y expresa un compromiso nacional y social. Somos y seremos militantes del pueblo y de la patria en sus respectivos procesos de liberación, Luego somos y seremos abogados, jueces, estudiantes, actuando en coherencia con ese compromiso. Es por esto, que el profesional de los estudios jurídicos de la Misión Sucre - UBV no sólo deberá tener capacidad de estudiar y aplicar la diversidad de derechos existentes, sino que también puede desarrollarse en el campo de la investigación socio-jurídica que contribuya a la construcción de un nuevo derecho a partir de nuestra realidad social y no de la copia de leyes y doctrinas extranjeras que no han contribuido a generar justicia, igualdad y paz social en nuestro país.

A modo de reflexión se puede decir que con la nueva forma de estudiar el derecho se busca formar profesionales de alto nivel, con sólidas bases científicas, tecnológicas y humanísticas, que tengan un conocimiento profundo de la ciencia y técnicas jurídicas, que les convierta en expertos del Derecho, capaces de utilizarlo como autorregulador y transformador de la realidad social, participando en la elaboración y aplicación de las leyes, e investigación para el desarrollo del conocimiento jurídico.

Profesionales que Contribuyan con la transformación que requiere el sistema de justicia en Venezuela, que se formen nuevas generaciones de profesionales del Derecho, competentes para planificar, administrar, investigar y orientar la justicia hacia los lineamientos del Estado Social y Democrático de Derecho, establecido en la Constitución y en el sistema integral de protección de los Derechos Humanos, y las nuevas formas procesales que garantizan esos Derechos, y sobre todo que se les permita a estos egresados ocupar un lugar en los estamentos judiciales a fin de poner en práctica lo que llamamos “justicia socialista”, ya que es la única manera de romper con ese coto cerrado que aun se mantiene en nuestra Venezuela (en cuanto al Poder Judicial), y que no permite que aun con todas las cohortes que han salido de la Bolivariana se haya logrado mejorar dicho sistema judicial, que da de parte de nosotros exigir el derecho que nos garantiza la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela y lograr retribuirle de alguna manera la inversión que el Estado ha hecho en nosotros.