Entre Pasados y Presentes III. Estudios Contemporáneos en Ciencias Antropológicas

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COLECCIÓN INVESTIGACIÓN Y TESIS MNEMOSYNE

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  • COLECCININVESTIGACIN Y TESIS

    MNEMOSYNE

  • Entre pasados y presentes III. Estudios contemporneos en ciencias antropolgicas / com- pilado por Nora Kuperszmit... [et.al.]. -

    1a ed. - Buenos Aires: Mnemosyne, 2012. - (Investigacin y tesis / 38) CD- ROM.

    ISBN 978-987-1829-21-7

    1. Antropologa Social. 2. Arqueologa. 3. Etnohistoria. I. Kuperszmit , Nora... [et.al.], comp. CDD 306

    Fecha de catalogacin: 05/11/12

    ENTRE PASADOS Y PRESENTES IIIESTUDIOS CONTEMPORNEOS EN CIENCIAS ANTROPOLGICAS1 edicin

    Nora Kuperszmit - Teresa Lagos Mrmol - Leonardo Mucciolo - Mariana Sacchi De esta edicin, Editorial MNEMOSYNE, 2012Mxico 1470 PB 4 - (C1097ABD) Buenos Aires - Argentina(5411) 4381 [email protected]

    ISBN 978-987-1829-21-7 Fecha de publicacin: Noviembre de 2012

    Queda hecho el depsito que establece la Ley 11.723 CDrom DE EDICIN ARGENTINA

    El contenido y la originalidad de este documento es responsabilidad exclusiva de sus autores. Las opiniones expresadas en el mismo no representan, ni reflejan necesariamente, la de los responsables de Editorial MNEMOSYNE.

    No se permite la reproduccin parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisin o la transformacin de este libro en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrnico o mecnico, mediante fotocopias, digitalizacin u otros mtodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infrac-cin est penada por las leyes 11.723 y 25.446.

  • Entre Pasados y Presentes III

    Estudios Contemporneos en Ciencias Antropolgicas

    MNEMOSYNE

  • Autoridades

    Presidenta de la NacinCRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER

    Vicepresidente de la Nacin

    AMADO BOUDOU

    Secretario de CulturaJORGE COSCIA

    Subsecretaria de Gestin Cultural

    MARCELA CARDILLO

    Subsecretaria de Polticas SocioculturalesALEJANDRA BLANCO

    Jefe de GabineteFABIN BLANCO

    Director Nacional de Patrimonio y Museos

    ALBERTO PETRINA

    Directora del Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento LatinoamericanoDIANA SUSANA ROLANDI

    CompiladoresNora Kuperszmit, Teresa Lagos Mrmol, Leonardo Mucciolo y Mariana Sacchi

    Comit EvaluadorDr. Alejandro Acosta (CONICET-INAPL), Dra. Myriam lvarez (CONICET), Lic. Claudia Aranda (Museo Etnogrfico de la Universidad de Buenos Aires), Lic. Julio valos (INAPL), Dra. Pilar Babot (CONICET-Universidad Nacional de Tucumn), Dra. Mara Basile (CONICET-Museo Etnogrfico de la Universidad de Buenos Aires) Dra. Cecilia Benedetti (Universidad de Buenos Aires-CONICET), Dra. Karen Borrazzo (CONICET-IMICIHU), Dr. Damin Bozzuto (CONI-CET-INAPL), Dra. Mariana Carballido (CONICET-INAPL), Dr. Marcelo Cardillo ( CONICET-IMICIHU), Dr. Sebastin Carenzo (Universidad de Buenos Aires-CONICET), Dra. Gisela Cassiodoro (CONICET-INAPL), Dra. Anala Castro (CONICET-INAPL), Dr. Csar Ceriani Cernadas ( CONICET-FLACSO), Lic. Judith Charln (CONICET-IMICIHU), Dr. Pablo Cirio (Instituto Nacional de Musicologa Carlos Vega), Dra. Corina Courtis (Universidad de Buenos Aires-CONICET), Dra. Carolina Crespo (CONICET-INAPL-Universidad de Buenos Aires), Dr. Walter Delrio (Instituto de In-vestigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio-CONICET-Universidad Nacional de Rosario), Dra. Ingrid De Jong (CONICET-Universidad de Buenos Aires-Universidad Nacional de La Plata), Dra. Mariana De Nigris (CONICET-INAPL), Lic. Paula Estrella (CONICET- Instituto de Investigaciones Gino Germani), Lic. Leandro Etchichury (Ncleo Argentino de Antropologa Rural), Lic. Mara Pa Falchi (INAPL), Lic. Anabel Feely (CONICET- Museo Etnogrfico de la Universidad de Buenos Aires), Dr. Pablo Fernndez (CONICET-INAPL), Dra. Mara Ins Fernndez lvarez (CONI-CET-Universidad Nacional de Buenos Aires), Dra. Mara Rosario Feuillet Terzaghi (CONICET-Universidad Nacioanl de Rosario), Dr. Jos Garriga Zucal (CONICET-Universidad Nacional de San Martn), Dra. Mara Soledad Gheggi (CONI-CET-Universidad de Buenos Aires), Dra. Florencia Girola (CONICET-Universidad de Buenos Aires), Lic. Lorena Grana (CONICET-INAPL), Lic. Jennifer Grant (CONICET-INAPL), Lic. Juan Pablo Guagliardo (ANPCyT-INAPL), Dra. Ana Carolina Hecht (Universidad de Buenos Aires-CONICET), Dr. Daniel Loponte (CONICET-INAPL), Dr. Leandro Luna (CONICET- Museo Etnogrfico de la Universidad de Buenos Aires), Dra. Virginia Manzano (Universidad de Buenos Aires-CONICET), Dr. Carlos Masotta (CONICET-Universidad de Buenos Aires-INAPL), Lic. Karina Menacho (Univer-sidad Nacional de Jujuy), Lic. Leonardo Mucciolo (CONICET-INAPL), Dr. Sebastin Muoz (CONICET-Universidad Nacional de Crdoba), Dr. Javier Musali (CONICET-INAPL), Dra. Lidia Nacuzzi (Universidad de Buenos Aires), Lic. Margarita Ondelj (Universidad de Buenos Aires), Dra. Mara Ins Pacecca (Universidad de Buenos Aires), Lic. Maricel Prez (CONICET-INAPL), Dra. Ivanna Petz (Universidad de Buenos Aires), Dra. Virginia Pineau (CONICET), Dra. Pao-la Ramundo (CONICET-Universidad de Buenos Aires), Dra. Silvia Ratto (CONICET-Universidad Nacional de Quilmes), Dra. Anah Re (CONICET-INAPL), Dr. Diego Rindel (CONICET-INAPL), Dra. Carolina Rivet (CONICET-ISES), Lic. Ana Rivoir (Universidad de la Repblica-Uruguay), Dra. Lorena Rodrguez (Universidad de Buenos Aires-CONICET), Dra. Mariana Sacchi (Universidad de Buenos Aires-INAPL), Dra. Virginia Salerno (CONICET), Dr. Pedro Salminci (CONICET-INAPL), Dra. Mara Cecilia Scaglia (Universidad de Buenos Aires), Lic. Vernica Seldes (CONICET-INA-PL), Lic. Adriana Stagnaro (Universidad de Buenos Aires), Dr. Augusto Tessone (CONICET-INGEIS), Dr. Sebastin Val-verde (CONICET-Universidad de Buenos Aires), Dr. Jos Vaquer (CONICET), Lic. Mara Magdalena Vsquez (INAPL), Lic. Marcela Vidondo (Universidad de Buenos Aires-Secretara Nacional de Niez, Adolescencia y Familia), Dra. Carla Villalta (Universidad de Buenos Aires-CONICET), Dr. Carlos Zanolli (Universidad de Buenos Aires-INAPL)

  • ndice

    Prlogo

    1. Antropologa Poltica y Econmica

    De la medieria al arrendamiento: formas de relacin laboral, acceso y uso de la tierra en trabajadores hortcolas del cinturn verde de La PlataPamela Ferroni

    Cooperativas de reciclado, estado, ongs: Mltiples conexionesSantiago Sorroche

    Una etapa de la vida. El trabajo, la vida cotidiana y la experiencia de organizacin de un grupo de trabajadores telefnicosSandra Wolanski

    2. Estudios de Antropologa Jurdica

    El consumo de estupefacientes. Detenciones policiales, procesamientos judiciales y la construccin de alternativas por un grupo de consumidores de drogas ilegalesFlorencia Corbelle

    Anexo femenino. Avances preliminares sobre un acercamiento etnogrfico en una unidad penitenciaria bonaerense.Leticia Corral y Gisel Sosa

    3. Estudios Etnohistricos

    Con el foco en el otro: las representaciones visuales acerca del indio y el territorio en los expedicionarios de la conquista del desierto en las campaas de 1879 y 1883Ana Butto

    Representando el mundo desde un mundo nuevo. Trayectorias y rupturas en las prcticas funerarias y el estilo cermico en el valle Calchaqu norte (Salta), siglos XVI-XVIILucila Gamarra

    Negros esclavos y afrodescendientes en la historia del pago de la Magdalena. Un abordaje desde la antropologaMara Soledad Garca

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    Las instituciones estatales en un pueblo de pastores. Antofagasta de la sierra entre 1900 y 1943Nora Kuperszmit

    Grupos tnicos y territorios en la Cuenca del Plata durante los siglos XVI Y XVIISergio Hernn Latini

    4. Identidad y Procesos Migratorios

    La migracin japonesa en Mxico y su relacin con los imaginarios urbanosDahil Melgar Tisoc

    Representaciones y prcticas en torno a la circulacin de nios entre grupos domsticos Qom (toba) en un contexto histrico migratorioIngrid Spennemann

    Sentidos de pertenencia, memoria y conflictos territoriales en Villa TrafulFlorencia Trentini

    5. Las redes como metodologa en los estudios antropolgicos

    El pequeo mundo de las hinchadas de ftbolJavier Bundio

    Citas bibliogrficas en proyectos de investigacin: un anlisis de redes sociales aplicado a la produccin acadmicaMara Eugenia Lodi y Marina Cefali

    6. Historia y revisin de los clsicos en los estudios antropolgicos

    El viaje de Ambrosetti. La historia antropolgica y su relacin con el otroAna Carolina Arias

    Luchas hermenuticas y usos estratgicos del milagro: perspectivas de la antropologa y la sociologa de la religinJulia Costilla

    La etnohistoria andina como espacio de confluencia disciplinarMara Alejandra Ramos

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  • 7Enrique Palavecino, fotografas y archivo. Avance de investigacinIgnacio Roca

    Enmarcando una ciencia: la conformacin disciplinar de la arqueologa argentina vista a travs de las fotografas de campaa tomadas en el NOA entre los aos 1905 y 1930Mara Jos Saletta

    7. Patrimonio, Historia y Memoria

    Cuando se acabe el petrleo nos vamos a quedar sin nada. Discusiones en torno a la activacin patrimonial como va para el desarrollo en Buta Ranquil, provincia de NeuqunLara Bersten

    Coleccionar objetos arqueolgicos: Esto no est aqu por nosotros, nosotros estamos aqu por estoSoledad Biasatti

    Saberes y producciones culturales locales en la activacin patrimonial del Parque Cultural Los ColoradosTeresa Lagos Mrmol

    Antropologa de lo que decimos y antropologa en lo que decimos: una experiencia de divulgacin cientfica y vinculacin social en Ushuaia, Tierra del FuegoGabriel ngel Moscovici Vernieri

    8. Bioarqueologa y Prcticas Mortuorias

    Una cuestin de muerte: cotidianeidad y prcticas funerarias en el sitio Juella, Quebrada de Humahuaca, JujuySantiago F. Barbich y Julia del Carmen De Stfano

    Aplicacin de metodologas moleculares en contextos arqueolgicosCristian M. Crespo

    Procesos de cambio en las prcticas mortuorias de los contextos locales bajo el dominio incaico en el Valle Calchaqu Norte, SaltaMarisa Kergaravat y Claudia Amuedo

    A cada uno su verdad culinaria: patrones paleodietarios y variables ambientales en el NOA

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    Violeta A. Killian Galvn y Celeste T. Samec

    La paleopatologa en colecciones osteolgicas documentadas: un caso localMarcos Plischuk

    Anlisis de la composicin de sexo y edad de un nuevo entierro mltiple datado en ca. 3.740 aos en la cuenca superior del ro Santa CruzAlfonsina Salvarredy y Ana Luca Guarido

    Anlisis de los rasgos diagnsticos de elementos vertebrales para la asignacin de la edad en el perodo fetalAnala Sbatella

    9. Estudios sobre Arte Rupestre

    El arte rupestre en el rea oriental de Catamarca: el sitio Piedra Pintada (Dpto. El Alto)Eva A. Calomino

    Variabilidad local en las representaciones rupestres del sector norte de la meseta del Strobel (Santa Cruz)Francisco Guichn

    Saliendo del anonimato. Los arrieros por su nombre. Anlisis de iniciales y nombres grabados en el desierto de Ischigualasto (provincia de San Juan)Guadalupe Romero Villanueva

    Con el ltimo trazo nos vamos. Momentos finales del arte rupestre en el bosque andino patagnicoAnabella Vasini

    10. Estudios Tafonmicos y Zooarqueolgicos

    Anlisis tafonmico del registro arqueofaunstico de la pampa de las lagunas santafesinas. El sitio Laguna El Doce (provincia de Santa Fe, Argentina) Jimena Cornaglia Fernndez

    Zooarqueologa de la Unidad Estratigrfica 2, Holoceno Medio, del alero AEP-1, de Piedra Museo, Santa CruzLaura Marchionni

    Variabilidad dietaria en camlidos de la Puna: un modelo actual a partir de la

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  • 9evidencia isotpicaCeleste T. Samec

    Zooarqueologa de cazadores-recolectores en la cuenca media e inferior del ro Coronda (provincia de Santa Fe): avances y perspectivas Julieta Sartori

    Obtencin y procesamiento de camlidos en la Rinconada (valle de Ambato) entre los aos 700 y 1.100 DCAriadna Sbovoda

    Un caso de estudio zooarqueolgico en Patagonia meridional: el sitio Estancia Pueyrredn 2Sofa Tecce

    11. Estudios Tecnolgicos I: Material Ltico

    Tecnologa de caza y descarte de proyectiles en la comarca andina del paralelo 42 y el valle del ro Manso inferior. Una aproximacin inicialJimena Alberti

    Estilos tecnolgicos de conjuntos lticos arqueolgicos de sociedades extractivas y productivas del oeste tinogasteo (provincia de Catamarca, Argentina)Dolores Carniglia

    Manufactura, utilizacin y anlisis de huellas de uso sobre artefactos lticos tallados en rocas silceas de la Meseta central de Santa Cruz. Diseo y desarrollo del programa experimentalManuel Cueto

    Anlisis del uso de materias primas en el sitio Laguna del Faldeo Verde (Meseta del Strobel, provincia de Santa Cruz)Josefina Flores Coni

    Caracterizacin de las materias primas y la tecnologa ltica del sitio formativo Soria 2, Andalhuala, provincia de CatamarcaErico Gal y Juan Pablo Carbonelli

    Anlisis preliminar del material ltico del sitio Arteaga, Reserva Finca Las Costas, provincia de SaltaElsa Mabel Mamani

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    Aproximacin a los conjuntos lticos de la cueva Haichol (provincia de Neuqun): nuevas preguntas y tendencias preliminares Mara de la Paz PompeiLas vueltas de La Maciega. Arqueologa de un pequeo bajo en la Meseta de Somuncur Enrique Terranova

    12. Estudios Tecnolgicos II: Produccin y Uso de Alfarera

    Esferas de consumo durante los perodos de Desarrollos Regionales e Inca en valle Calchaqu-Yocavil, Salta (Tolombn y Angastaco)La Arechaga

    El sitio Hualfin Inka: interpretaciones a partir del anlisis cermicoMara Victoria Lissa y Julieta Lynch

    Anlisis comparativo de los conjuntos cermicos de colecciones de museo: el caso DoncellasMartina Ins Prez

    13. Presentacin y Anlisis de Sitios Arqueolgicos

    Volviendo a la Loma Rica de Shiquimil. Informe sobre el trabajo de campo ao 2009Carlos Belotti, Erico Gal, Leticia Raffaele y Catriel Greco

    Alero Los Guanacos 1 lago Cardiel, Santa Cruz, ArgentinaCarla J. Martnez, Sebastin Pasqualini e Ivn Rapela

    14. Problemas Metodolgicos en Arqueologa

    Dnde se encuentra el cundo? Anlisis de los datos procesados en el Laboratorio de Tritio y Radiocarbono (LATYR)Mercedes Corbat y Mara de la Paz Pompei

    Lineamientos terico-metodolgicos para el estudio de las prcticas de consumo de maz (Zea mays L.) en el oeste tinogasteo, Catamarca (ca. 2000-500 aos AP)Irene Lantos

    Uso del espacio y explotacin de los recursos faunsticos en el norte de Tierra del Fuego durante el Holoceno Tardo: un acercamiento desde los sistemas de

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    informacin geogrfica (SIG)Mara Cecilia Pallo

    Paisajes de produccin y reproduccin durante el perodo de Integracin Regional (600-1200 aos DC): uso del SIG para el anlisis de la agricultura en el Alto-AncastiVernica Zuccarelli

    15. Uso del Espacio y Arquitectura

    Sudeste del Valle de Yocavil: teledeteccin y paisajes arqueolgicosAlina lvarez Larrain

    Espacialidad, templos catlicos y materialidad. Las iglesias de la ciudad de Buenos Aires desde el siglo XVII hasta el XX Luis V. J. Coll

    Estudio preliminar de los remanentes arquitectnicos del sitio El Churcal, Valle Calchaqu, SaltaMara Elena Ferreira

    Almacenaje y consumo en Juella organizacin comunal en el Perodo Tardo?Ivn Leibowicz, Leandro Palacios y Sebastin Cohen

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    PRLOGO

    Habindome enfrentado a tantos impedimentos, me di cuenta, no sin un pequeo sobresalto, de que me hallaba por fin en situacin de

    hacer antropologa. Y cuanto ms meditaba sobre este concepto menos claro lo vea. Si me pidieran que describiera a una persona dedicada a esta actividad, no

    sabra cmo reflejarla. Slo se me ocurrira representar a un hombre subiendo una

    montaa (camino del lugar donde har antropologa) o redactando un informe (despus de hacer antropologa)

    (Barley 1993:70).

    El propsito de esta publicacin es doble: por un lado, dar cierre a una etapa durante la cual realizamos la seleccin de los trabajos, interactuamos con los autores y evaluadores y aprendimos a funcionar como Comit Editorial. Asimismo, nos proponemos abrir una discusin, entendindola como un intercambio de ideas, propuestas, experiencias y conclusiones. Es por este motivo que esta publicacin representa y, paralelamente, propone un camino.

    Camino que nos lleva a recorrer el amplio espectro de nuestra disciplina, pero tambin a conocer las miradas de ciencias afines sobre los mismos problemas.

    Adems, porque nos abre un itinerario hacia el conocimiento de mundos sociales pasados y presentes, ejes constitutivos de nuestro quehacer antropolgico.

    Finalmente, debido a que este volumen expresa una continuidad en el propsito de publicar y difundir aquellos estudios presentados en un evento que ya cobr ms de una dcada de trayectoria, las Jornadas de Jvenes Investigadores en Ciencias Antropolgicas organizadas regularmente desde 1992 por el Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano1 INAPL en colaboracin con la Asociacin Amigos de esta institucin. En este sentido, los trabajos que aqu se editan son el producto de una seleccin de las contribuciones de las VIII Jornadas de Jvenes Investigadores en Ciencias Antropolgicas, desarrolladas durante el mes de noviembre de 2009 en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires.

    1 El Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano depende de la Secretara de Cultura de la Nacin.

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    Desde sus orgenes, estas Jornadas han tenido como propsito promover un mbito interactivo de discusin e integracin entre jvenes investigadores de la disciplina. Su inters ha sido brindar una oportunidad para que stos puedan exponer e intercambiar los resultados de sus investigaciones y las dificultades que

    se les presentan durante el desarrollo de las mismas, contribuir en su formacin, activar la reflexin crtica, posibilitar el debate sobre futuros retos a afrontar en la

    investigacin sea cientfica o para la gestin y crear un mbito en el que confluyan

    las distintas ramas de nuestro campo: la antropologa sociocultural, la arqueologa, la etnohistoria, entre otras.

    Con el correr de los aos, este evento fue creciendo tanto en la cantidad como en la diversidad del origen de sus participantes. En este sentido, en el ao 2009 las Jornadas han contado con un total de 147 trabajos y ms de 200 inscriptos del pas y Latinoamrica. De los 147 artculos expuestos, se publican en este volumen un total de 62 artculos. Todos han superado la evaluacin por parte de expertos idneos y se destacan por su rigor cientfico, su coherencia interna y sus aportes al desarrollo de la

    disciplina y al conocimiento de la sociedad. Los trabajos aqu seleccionados ponen de manifiesto problemticas ocurridas en diferentes momentos histricos y espacios

    variados. Bajo un ordenamiento diferente al que tuvo lugar en aquellas Jornadas, las temticas abordadas por los autores son mltiples y comprenden una amplia casustica. Incluyen desde propuestas y reflexiones de ndole terica-metodolgica

    tanto en antropologa sociocultural como en arqueologa, reconsideraciones y anlisis de los autores clsicos de la disciplina, investigaciones sobre la identidad y diversos procesos migratorios, indagaciones en el campo de la antropologa jurdica y el amplio terreno de la poltica y la economa, as como estudios sobre materiales lticos y cermicos, estudios zooarqueolgicos, bioantropolgicos y de paisajes arqueolgicos. Nos parece importante tambin destacar la composicin del captulo sobre patrimonio, historia y memoria en el cual se incluyen trabajos arqueolgicos y de antropologa social, cuyas temticas se entrelazan de forma tal que resultaba imposible separarlos. Dicha integracin, junto con la diversidad de los temas abordados, representa quiz uno de los mayores logros y riquezas del volumen pues supone asimismo miradas originales y revisiones que renuevan a la disciplina. A su vez, son expresin de las diferentes formas en las que se posiciona hoy el antroplogo y de la apertura de la profesin hacia nuevas problemticas de investigacin y campos de aplicacin.

  • 14 Entre Pasados y Presentes III

    Los estudios aqu presentados revisan y analizan problemticas sociales del pasado y de la actualidad, a la luz de procesos econmicos y polticos ocurridos en nuestro pas y otros pases de Amrica Latina, invitndonos a un trnsito de ida y vuelta desde el presente al pasado y viceversa. La compilacin en su conjunto aspira a repensarnos continuamente, mostrando no simplemente la diversidad y la pluralidad cultural, sino tambin los conflictos y las desigualdades en las que stas

    se inscriben, as como los efectos de poder que producen. En este sentido, apuntan a reflexionar sobre una materia ineludible en el campo de la investigacin en ciencias

    antropolgicas, en la historia de esta disciplina en nuestro pas, en nuestra propia historia y en nuestro presente.

    Finalmente queremos agradecer profundamente a todos los autores y evaluadores, al Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano y a la Asociacin Amigos de dicho instituto, ya que sin la colaboracin y paciencia de todos ellos esta publicacin no hubiera sido posible.

    CompiladoresNora Kuperszmit,

    Teresa Lagos Mrmol, Leonardo Mucciolo y

    Mariana Sacchi

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    1.Antropologa Econmica y Poltica

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    DE LA MEDIERIA AL ARRENDAMIENTO: FORMAS DE RELACIN LABORAL, ACCESO Y USO DE LA

    TIERRA EN TRABAJADORES HORTCOLAS DEL CINTURN VERDE DE LA PLATA

    FERRONI, Pamela*1

    INTRODUCCIN

    El sector hortcola del Partido de La Plata ha configurado desde principios del

    siglo pasado una trayectoria de consolidacin creciente no exenta de transformaciones importantes vinculadas a procesos econmicos y polticos globales e innovaciones tecnolgicas y a procesos econmico-polticos regionales.

    Uno de los cambios que nos interesa analizar toma como base la informacin proveniente de investigaciones recientes sobre el sector hortcola bonaerense en general y platense en particular (Benencia, Cattaneo y Fernandez 1997; Benencia 1999; Garca y Kebat 2007; Selis 2000). Estas investigaciones llaman la atencin sobre un proceso de movilidad ascendente en trabajadores hortcolas de nacionalidad boliviana que ocurre en paralelo a la crisis poltica, social y econmica que se instaura en nuestro pas en 2001-2002. Se refieren a la posibilidad que ha tenido un sector de

    trabajadores no propietarios de la tierra (mayoritariamente medieros) de acumular un pequeo capital y acceder a la tenencia de la tierra bajo la forma de arriendo. Estas investigaciones sostienen que tras la devaluacin, si bien muchos de los medieros bolivianos regresaron a su pas, la merma de la mediera podra tener otras causas, como la del pasaje directo de medieros a productores arrendatarios.

    Sin embargo, el anlisis de los datos expresa que si bien la coyuntura nacional mencionada les abri las puertas a los trabajadores medieros para dar un salto, dado que, entre otros factores, el valor de la locacin de la tierra disminuy en ese perodo, estos arrendatarios nuevos se encuentran actualmente con problemas de capital, ya por la carencia de maquinaria y de tecnologa adecuada, ya porque las

    * Estudiante avanzada de la carrera de Sociologa. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. UNLP Miembro del proyecto bianual de investigacin, del cual surge el presente trabajo, denominado Estudio de las interacciones y sinergias en salud relacionadas con el gnero y el trabajo. El caso de la produccin hortcola del Cinturn Verde del partido de La Plata, 11/S005., bajo la direccin de Mara Cristina Salva, acreditado y subsidiado por la SECyT. UNLP en el marco del Programa Nacional de Incentivos.

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    tierras arrendadas a bajo precio en la poca de crisis estn sometidas a un incremento creciente de los alquileres en momentos de bonanza .

    Estos cambios recientes en la posicin socioproductiva de un conjunto de trabajadores en el campo de la produccin hortcola de la regin estn explicados en la mayora de las investigaciones a partir de los condicionantes estructurales. Es inters de nuestra investigacin poder analizarlos tambin desde la perspectiva de los trabajadores reconstruyendo las estrategias que dichos agentes despliegan para reproducir o transformar el lugar que ocupan en el campo productivo.

    Entendiendo adems que los actores otorgan significaciones a sus prcticas

    cotidianas desde los mbitos especficos en los que se desenvuelven, son objetivos

    de nuestra investigacin registrar los sentidos que actualmente construyen estos trabajadores sobre sus nuevos lugares en la estructura productiva hortcola. Cules son sus percepciones acerca de los factores que influyen en la continuidad /

    discontinuidad del acceso al arrendamiento de tierra. Cules son sus expectativas a corto y mediano plazo. Qu recursos materiales y simblicos son movilizados para la consecucin de sus metas.

    En esta presentacin, incluiremos los primeros avances del anlisis de los datos primarios y secundarios con que contamos hasta el momento.

    Para su cumplimiento contamos como insumo bsico con informacin secundaria proveniente de un estudio integral de las condiciones de trabajo y de vida que fuera realizado por otros miembros del equipo de investigacin que integramos (Salva 2006; Salva et al. 2008).

    El abordaje cualitativo implic la implementacin de entrevistas abiertas y observacin directa cuyo cumplimiento estuvo a nuestro cargo abarcando el perodo de diciembre de 2008 a agosto de 2009.

    En las entrevistas se propuso la obtencin de datos no slo en la dimensin sincrnica sino tambin en la diacrnica. Por un lado, recabamos datos sobre la situacin socioeconmica actual de los nuevos arrendatarios y por otro, incorporamos la dimensin histrica a los fines de indagar las condiciones que permitieron el

    pasaje de la mediera al arrendamiento de la tierra para reconstruir las trayectorias de los entrevistados en la horticultura local. En concordancia, la unidad de anlisis consistente para este trabajo son los trabajadores hortcolas que han tenido la posibilidad de abandonar (en forma transitoria o definitiva) la mediera para explotar

    la tierra a partir del arrendamiento.

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    Dado que este trabajo forma parte de un proyecto ms amplio que seguir siendo desarrollado y profundizado, en esta presentacin queremos compartir algunas conclusiones de tipo provisorias a las que hemos arribado al momento. Las reflexiones alcanzadas aqu se desprenden de la indagacin terica del problema

    de investigacin y de los primeros contactos con cinco explotaciones hortcolas visitadas, en las cuales mantuvimos extensas conversaciones con ms de un entrevistado en cada una de ellas.

    CONTEXTUALIZACIN REGIONAL Y LOCAL

    A los fines de caracterizar el sector hortcola platense es conveniente hacer un

    recorrido histrico que, aunque sucinto, de cuenta de las principales transformaciones del sector desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad.

    Es vlido comenzar por el proceso de cambio tecnolgico ocurrido en el sector hortcola como expresin de lo que se llam Revolucin Verde, caracterizada a partir de 1950 por el incremento de la productividad merced a la incorporacin de nuevas variedades de cultivos de alto rendimiento junto con tecnologas basadas en la utilizacin de fertilizantes, pesticidas y energa fsil, como insumos principales.

    Dicho proceso de cambio se especifica en la dcada del 60 con la

    incorporacin del tractor y la creciente mecanizacin de las labores que ello conlleva. En los 70 aparece la incorporacin de plaguicidas, contina con los hbridos en los

    80 con el objetivo de incrementar la calidad y cantidad de hortalizas producidas en

    la regin; y ms recientemente, en los 90 el proceso de cambio se patentiza con la

    incorporacin de los invernculos, cuya difusin se debe ya a la mayor seguridad de obtener una cosecha ptima al minimizar los efectos climticos adversos, ya a la independencia estacional de los cultivos que se logra al modificar el microclima dentro del invernadero y obtener primicias, ya a los precios mayores que se obtienen debido a la mayor calidad que presentan los productos hortcolas.

    Este proceso de adopcin de innovaciones determina el surgimiento de tecnologas sucesivamente ms complejas y cualitativamente diferentes (Selis 2000).

    En esta caracterizacin del sector hortcola local es importante la referencia a una de las formas de relacin laboral ms extendida: la mediera.

    Se ha definido a la mediera, en el marco de producciones modernizadas,

  • 19

    como una modalidad de contrato o un tipo de relacin socioproductiva no reductible al trabajo asalariado, ni a la figura de socios que expresa la flexibilidad de la

    mano de obra en la horticultura. Se trata de un arreglo que ha sido muy utilizado en la explotacin hortcola en general y especialmente en la horticultura platense. Consiste en un arreglo entre partes, patrones y medieros, en el cual los primeros aportan la tierra, maquinaria y otros insumos, y los segundos aportan el trabajo necesario, generalmente mano de obra familiar o bien contratando trabajadores en etapas particulares del ciclo productivo. Generalmente dicho arreglo es flexible

    y variable, observndose diversas formas de reparto entre las partes del producto obtenido (Propersi 1998; Ringuelet et al. 1991; Selis 2000).

    El mediero o medianero result significativo en dos momentos de la

    horticultura platense: la etapa de expansin horizontal ocurrida a partir de mediados de los 70 (Benencia et al. 1997) y la etapa del invernculo, principalmente durante la dcada del 90.

    En los 70 este actor aparece como respuesta a la demanda de mano de

    obra en un contexto de incorporacin de nuevas tierras al proceso productivo y de aumentos en la productividad, correspondindose con la afluencia de trabajadores

    bolivianos al trabajo hortcola.En los 90, la mediera aparece como la forma laboral mas idnea para

    minimizar riesgos de inversin; en este perodo la afluencia de inmigrantes bolivianos

    tiene que ver no slo con una fuerte demanda de mano de obra, sino tambin con el tipo de cambio altamente favorable.

    En relacin a los cambios ms recientes ocurridos en el sector hortcola platense, es importante mencionar la situacin nacional de la dcada del 90 cuando

    la recesin econmica de 1998 profundiz la crisis sociopoltica y econmica, producto del modelo de la dcada del 90, y la incertidumbre que esto generaba

    finalmente deriv en la crisis institucional del 2001.

    Es en esta coyuntura donde aparece el fenmeno del aumento del arrendamiento de tierras en la horticultura platense. Segn Garca y Kebat, (2007) uno de los factores que lo explican es el abaratamiento de las tierras producto del abandono de la actividad de un significativo nmero de propietarios hortcolas.

    Entre 2001 y 2005 el arrendamiento aument casi en la misma cantidad de explotaciones que desaparecen entre 1998 y 2001, como explican Garca y Kebat (2007). Siguiendo los datos del Censo Hortiflorcola Bonaerense de 2005,

  • 20 Entre Pasados y Presentes III

    en comparacin con los Censos Hortcolas de la provincia de Buenos Aires de 1998 y 2001, analizados por estos autores, se puede confirmar la hiptesis sostenida por

    sus investigaciones respecto de que la coincidencia en la superficie arrendada entre

    1998 (2219,3 ha.) y 2005 (2055,9 ha.) despus de haber manifestado una prdida importante en el 2001 (810,2 ha.), podra hacer conjeturar que son otros los actores que protagonizan este resurgimiento, en este caso los trabajadores medieros que ascienden a la posicin de lo que denominan pequeos productores arrendatarios.

    Es especialmente ste el nudo problemtico que nos ha interesado estudiar. Nos preguntamos en qu situacin se encuentran hoy los trabajadores que han pasado por la experiencia de abandonar la relacin laboral de mediera y accedido a la tenencia de la tierra mediante el arrendamiento. El arrendamiento de la tierra implica el abandono definitivo de la mediera? De qu hablamos cuando hablamos

    del pasaje de medieros a productores arrendatarios en trminos de movilidad social ascendente? Qu trama significativa construyen los actores en relacin a estos cambios?

    CONSIDERACIONES CONCEPTUALES

    El abandono de la mediera hacia el arrendamiento por parte de los trabajadores hortcolas, no propietarios de la tierra, implica cambios en la posicin de estos agentes dentro de este espacio social. Para definir el espacio social abrevamos en P. Bourdieu para quien:

    La nocin de espacio contiene, por s misma, el principio de una aprehensin relacional del mundo social: afirma en efecto que toda la realidad que designa reside en la exterioridad mutua de los elementos que la componen. Los seres aparentes, directamente visibles, trtese de individuos o de grupos, existen y subsisten en y por la diferencia, es decir en tanto que ocupan posiciones relativas en un espacio de relaciones que, aunque invisible y siempre difcil de manifestar empricamente, es la realidad ms real () y el principio real de los comportamientos de los individuos y de los grupos (Bourdieu 1997).

    En este marco vamos a plantear una concepcin de la realidad social como realidad relacional en los trminos en que la define P. Bourdieu. Esto es, la realidad

    como algo complejo, dialctico, multidimensional, formada no slo por elementos

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    objetivos, sino tambin subjetivos, que tienen que ver con los esquemas mentales, las disposiciones a actuar, pensar y sentir de cierta manera, con motivaciones y representaciones. Esta estrategia terica-metodolgica relacional busca analizar y comprender las cosas y las percepciones de las cosas (Bourdieu y Wacquant 1995).

    La perspectiva bourdeana pone el acento en el anlisis del espacio social, que implica el abordaje desde las prcticas sociales, a partir del estudio relacional de los condicionamientos tanto objetivos (estructuras sociales externas) como subjetivos (estructuras sociales internalizadas por los agentes) que limitan las posibilidades de eleccin y de accin de los agentes, determinando una serie de posiciones en el espacio social.

    Recuperar aportes de este marco terico no significa anclarse en un anlisis

    estrictamente estructural, sino que se enfatiza en el interjuego entre las condiciones objetivas de vida y en los esquemas de percepcin, pensamiento y accin (habitus) internalizados en los actores y que ellos ponen en juego en las estrategias que despliegan en las prcticas cotidianas. En la concepcin de Bourdieu la idea de habitus permite relacionar la posicin en la estructura social y la interiorizacin de ese mundo objetivo.

    () el habitus, un sistema socialmente constituido de disposiciones estructuradas y estructurantes, adquirido mediante la prctica y siempre orientado hacia funciones prcticas (Bourdieu y Wacquant 1995).

    La comprensin de este concepto permite entender el de estrategias,

    el cual es fundamental para el desarrollo de este trabajo, y son definidas por el

    autor como las lneas de accin que los agentes sociales construyen en la prctica, objetivamente orientadas, y que se definen en el encuentro entre el habitus y una coyuntura particular del campo.

    Por su parte el concepto de estrategias de reproduccin segn Bourdieu hace referencia al conjunto de prcticas a travs de las cuales los individuos y las familias buscan mantener o acrecentar su patrimonio, su capital, y as mantener o mejorar su posicin en la estructura de clase en la que se encuentran (Bourdieu 1998). El despliegue de estrategias no requiere necesariamente que los agentes movilicen una determinada racionalidad. Se trata ms bien de una racionalidad limitada, ya que el agente social est socialmente limitado por la posicin que ocupa en el espacio social, y por las disposiciones a actuar, pensar y sentir, que ha ido internalizando a

  • 22 Entre Pasados y Presentes III

    lo largo de su vida, y a partir de las cuales se perciben las opciones, se evalan y se acta en consecuencia.

    Del complejo conceptual de Bourdieu tomamos tambin el concepto de capital que permite un anlisis ms profundo y complejo de las estrategias que llevan a cabo los agentes. Bourdieu define distintas especies de capitales que son las que entran en disputa en los diferentes campos y que determinan de manera particular el poder y la posicin de los sujetos en el mismo.

    Los diferentes tipos de capital son el econmico, el social, el cultural y el simblico. El primero hace referencia a la posesin de bienes materiales y riqueza; el segundo tiene que ver con la construccin de una red de contactos y alianzas perdurables en el tiempo; el capital cultural est centrado en el conocimiento y las habilidades adquiridas y socialmente reconocidas; por ltimo, el capital simblico entraa la posesin de un reconocimiento colectivo que se obtiene de mltiples maneras, puede tratarse de un reconocimiento institucionalizado o no.

    Para poder determinar analticamente el lugar que los agentes ocupan en un determinado espacio social (posicin objetiva en la estructura social), se debe determinar el volumen global del capital posedo, cul es la composicin de dicho capital y la trayectoria social de los agentes. Motivo por el cual interesa en este trabajo indagar acerca de los capitales con los que cuentan los trabajadores hortcolas desde el momento que abandonan total o parcialmente la mediera para arrendar y registrar su trayectoria hasta el momento actual.

    Sin embargo, no slo es importante saber qu posicin ocupan dentro del espacio rural los trabajadores hortcolas para entender qu hacen en una coyuntura dada, sino tambin analizar la trayectoria de los mismos, ya que en el habitus est inscripta la forma en que se accede a una posicin. El anlisis de trayectorias particulares nos permitir adentrarnos en la heterogeneidad de la problemtica que estamos abordando.

    El hecho de que los trabajadores hayan pasado por la experiencia de abandonar la mediera para arrendar la tierra los hace ser parte de un mismo proceso, pero esto no implica que su posicin en el espacio social sea la misma. Entran en juego aqu mltiples factores que influyen en la situacin actual de los trabajadores

    hortcolas, ms all de este elemento en comn.Indagando en sus prcticas puestas en juego, las cuales estn orientadas

    por la disponibilidad de capitales y por las representaciones y percepciones que han

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    internalizado los agentes a partir de las condiciones estructurales, es que se podrn ver los factores que explican la situacin actual de los trabajadores hortcolas en trminos del modo en que trabajan la tierra, su acceso, su uso y las relaciones sociales que establecen.

    Es decir que para poder dar cuenta de la complejidad del mundo social que comprende elementos materiales y simblicos nos interesa registrar y analizar las representaciones sociales que los agentes bajo estudio construyen respecto de sus condiciones de vida y de sus prcticas. Segn I. Vasilachis:

    () las representaciones sociales son construcciones simblicas individuales y/o colectivas a las que los sujetos apelan o crean para interpretar el mundo, para reflexionar sobre su propia situacin y la de los dems, y para determinar el alcance y la posibilidad de su accin histrica (Vasilachis 2000, en Longo 2003).

    He aqu el carcter inseparable de dos momentos en el anlisis y en la realidad, el de las estructuras sociales y el de las interpretaciones que hacen los agentes de esas estructuras. Las representaciones sociales si bien emergen y se vinculan a la posicin que los agentes ocupan en la estructura social, tienen un carcter constructivo ya que no son slo portadoras de determinaciones sociales ni simples esquemas de reproduccin de estructuras sociales; son un instrumento de lucha tanto individual como colectivo y cumplen la funcin de constituir la identidad.

    CONSIDERACIONES METODOLGICAS

    La metodologa adoptada integra un abordaje cualitativo a travs de los datos obtenidos de la observacin directa y de entrevistas abiertas realizadas en explotaciones hortcolas del Cinturn Verde del partido de La Plata. La recoleccin de datos primarios a partir de las entrevistas fue realizada con trabajadores hortcolas, no propietarios de la tierra, que despus de la salida de la Convertibilidad abandonaron la mediera para arrendar. En razn de pretender abarcar el mayor rango de situaciones en relacin al cambio de status laboral, la muestra, de carcter intencional, incluye: trabajadores arrendatarios que a partir del 2001 accedieron y mantienen, al momento de la entrevista, este status ocupacional; trabajadores que accedieron al arrendamiento en 2001 y actualmente han pasado a ser propietarios de

  • 24 Entre Pasados y Presentes III

    la explotacin y trabajadores que accedieron al arrendamiento en 2001 y que al no poder mantener este nuevo lugar han optado por pactar relaciones de mediera.

    Si bien en esta primera instancia del trabajo las entrevistas fueron aplicadas a uno de los grupos que constituye la muestra (ex medieros, actualmente arrendatarios), en la continuidad que tenemos programada complejizaremos el anlisis con nuevas entrevistas que permitan incorporar otras posibles estrategias implementadas por los horticultores y as poder introducir algunas comparaciones entre los casos que han desplegado estrategias para conservar su situacin como arrendatarios y aquellos casos en los que las estrategias orientaron otras prcticas. Contar con un corpus mayor de datos tambin repercutir en el proceso de ratificacin o rectificacin de

    los resultados provisorios que estamos presentando.Asimismo queremos sealar que si bien la unidad de anlisis son los

    trabajadores hortcolas no propietarios de tierra, contextualizaremos en las familias, dado que una caracterstica fundamental del trabajo hortcola en el universo de estudio es que ste es realizado por todo el grupo familiar.

    El abordaje cuantitativo est constituido por el anlisis de datos obrantes en el Censo Nacional Agropecuario 2002, Censo Hortiflorcola de Buenos Aires 2005 y

    Estadsticas del Ministerio de Economa, Pcia. de Buenos Aires.

    ANLISIS Y DISCUSIN

    Si bien este trabajo forma parte de un proyecto ms amplio que seguir siendo desarrollado y profundizado, se pueden presentar las reflexiones alcanzadas

    a partir de la indagacin terica del problema de investigacin y de los primeros contactos con la poblacin de nuestro universo de estudio.

    Despus de varias visitas a distintos predios hortcolas que forman parte del Cinturn Verde del partido de la Plata, particularmente en las localidades de Los Hornos y A. Etcheverry nos encontramos con situaciones diversas en las carreras ocupacionales de los arrendatarios entrevistados.

    No obstante ello, optamos por comenzar el anlisis partiendo de los factores comunes que hemos encontrado en el conjunto de las cinco explotaciones visitadas.

    La mayora de los entrevistados oriundos de Bolivia refieren que

    llegan a la Argentina, y en especial a la regin hortcola de La Plata, por la

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    dinmica de factores de expulsin principalmente de carcter econmico. El sector mayoritario de los trabajadores entrevistados arrib a la

    regin teniendo alguna contencin social por contar con conocidos en la zona, una conexin con una red social que ofici de mediadora. Muy pocos

    vinieron a probar suerte con mayor incertidumbre. Para los que llegaron conectados con una red social de pares ya instalados en un predio la posesin de este capital social les abri las puertas para insertarse laboralmente en el mismo predio o en otro de la zona.

    En la generalidad de los entrevistados la insercin primera en el sector hortcola platense se da a travs de relaciones laborales de mediera.

    Los entrevistados otorgan un sentido positivo a la insercin laboral como medieros cuando recin se llega a nuestro pas. El sentido positivo deviene de que les presenta menos riesgos econmicos de prdidas por malas cosechas o bajos precios, ya que en este tipo de relacin laboral se comparten tanto las ganancias cuanto las prdidas con el propietario o arrendatario de la tierra.

    Sin embargo manifiestan las pocas posibilidades de mejorar sus

    condiciones de vida bajo la forma de trabajo en mediera y las limitaciones en cuanto a las posibilidades de elegir cmo trabajar, cunto tiempo, qu cultivar, cmo comercializar, etc. Esto es lo que fundamentan a la respuesta negativa de si volveran a trabajar como medieros. Volver a la posicin de medieros, se asocia a una idea de retroceso en el sentido de ocupar una posicin desventajosa en el campo laboral que enfatiza la prdida de autonoma en la gestin del proceso productivo que s es posible para un arrendatario.

    El anlisis de las prcticas llevadas a cabo por los agentes, las cuales constituyen las estrategias puestas en juego, nos permite encontrar algunos matices de sus carreras en el proceso socioproductivo hortcola.

    Si bien se observa en la mayora de los casos una fuerte resistencia a volver a la mediera, nos encontramos con relatos en los que aparece como ltima alternativa a la cual recurrir en caso de encontrarse en el lmite de tener que abandonar la actividad, sin dejar de ser esto una resistencia a la vuelta. Como podemos observar, la mediera no ha sido mencionada como una opcin por el momento, sin embargo se manifiesta en las conversaciones

  • 26 Entre Pasados y Presentes III

    una referencia positiva a la misma cuando en sus trayectorias de arrendatarios han padecido grandes prdidas econmicas que resultaron en deudas, rescatando de la mediera la ausencia de riesgos de inversin, y sostienen que la posibilidad de ahorro actualmente es prcticamente nula tanto bajo la forma de mediera como del arrendamiento.

    El saber hacer (capital cultural) es un recurso indispensable identificado por los sujetos. Sealan que es un aspecto crucial para el logro

    de cierta independencia en el sentido de una posibilidad de asumir cuando son medieros, aunque de modo mnimo, la gestin del proceso productivo.

    El saber hacer tambin es crucial si se dice arrendar la tierra, en este caso la competencia se extiende a la globalidad del proceso productivo. Este saber forma parte de la vida y la trayectoria de los actores desde temprano, ya que la mayora de los que migraron a la regin hortcola platense ya se dedicaban junto a sus familias a esta actividad en sus lugares de origen. Sin embrago, nos cuentan algunos que ciertas tareas fueron aprendindolas aqu y sobre la marcha del trabajo.

    Si bien para los trabajadores tiene una connotacin positiva en cuanto a que los provee de libertad para trabajar las quintas, especialmente bajo arrendamiento, este saber aparece en los relatos como un nico saber hacer operando como factor limitante frente a la posibilidad de dedicarse a otra actividad que no sea la hortcola. Varios de los entrevistados manifiestan

    no saber hacer otra cosa y por eso no se imaginan trabajando en otro rubro. Respecto de la posibilidad de dedicarse a otra actividad extrapredial,

    no es slo el saber especfico lo que acta como un factor influyente, sino que

    aparece la influencia del trabajo familiar tanto en trminos de organizacin

    como de la conservacin de los vnculos. En una de las entrevistas realizadas, con mayor profundidad a arrendatarios se mencionan las limitaciones para realizar otra actividad fuera del predio por parte de alguno de los cnyuges porque el trabajo en la quinta lo sostienen ambos junto con otros integrantes del grupo familiar; son necesarios todos porque es mucho el trabajo que hay que hacer.

    Se observ tambin en tres de los casos entrevistados que no fue condicin necesaria la acumulacin de cierto capital econmico para incorporarse al proceso productivo a travs del arriendo. Es as que encontramos trabajadores hortcolas

  • 27

    que sin haber adquirido previamente herramientas, o maquinarias, y an sin contar con capital monetario propio en forma de ahorros abandonaron la mediera hacia el arrendamiento activando sus redes sociales, los vnculos con pares que pudieron otorgarles prstamos no formales de dinero y herramientas. No slo contaron con ese capital social al momento de arrendar, sino que son vnculos que permanecen y a los que recurren tambin en las oportunidades en que necesitan hacer alguna inversin orientada a mantener o mejorar su posicin.

    Notamos en la mayora de los relatos que todas las decisiones tomadas desde sus nuevos lugares de arrendatarios estn orientadas a reducir la incertidumbre propia de la actividad y principalmente bajo esta forma de tenencia que implica mayores riesgos; sin embargo, este grupo de arrendatarios que accede al arrendamiento con un nivel prcticamente nulo en trminos de acumulacin de capitales, enfatiza an ms esta lgica a partir de asegurar un ingreso constante sin correr grandes riesgos. Esta estrategia es puesta en prctica a partir de la produccin de cultivos de hoja (lechuga, acelga, espinaca) por su bajo costo de produccin, ciclo corto y menor demanda de mano de obra.

    Si bien la mayora de los entrevistados han optado por producir slo este tipo de cultivos al comienzo de su insercin como arrendatarios, ya que no requiere grandes gastos de inversin, en la actualidad an lo continan haciendo estos arrendatarios ms pequeos.

    La decisin de no producir tomate y pimiento en los primeros tiempos representa para los trabajadores una prctica prudente coherente con la necesidad de disminuir el nivel de incertidumbre que enfrentan como arrendatarios en esta actividad.

    Producir tomates y pimientos no slo significa invertir en la compra de

    las semillas que tienen un elevado costo por ser importadas, sino tambin en el tratamiento que necesita el suelo y la planta hasta la cosecha. El tomate requiere ser cultivado principalmente bajo cobertura y el suelo debe estar libre de hongos y parsitos, especialmente de nemtodos. Para ello se requiere la utilizacin de bromuro de metilo para la desinfeccin del suelo, cuyo costo por hectrea de invernculo actualmente es de unos 3000 U$S.

    La produccin de tomate es considerada por la mayora de los entrevistados como el cultivo que logra hacer una diferencia en el ingreso obtenido de la actividad, ya que si bien implica mayores costos de inversin, una buena cosecha podra significar un aumento en las ganancias. Los arrendatarios que pueden ampliar y

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    diversificar su produccin con la incorporacin del tomate son aquellos que pudieron

    tener mayores posibilidades de ahorrar en su etapa de medieros, especialmente porque reciban el 50% de lo obtenido de la produccin y combinaban la mediera con trabajos de temporada, como embalador o tantero, lo cual les permiti contar con un remanente durante la produccin de lechuga.

    Ahora bien, para poder realizar esta inversin, han recurrido tambin en algn momento a estas redes sociales, ya sea a travs de prstamos de amigos y familiares o por contar con proveedores de insumos que les facilitaran el acceso a las semillas o a los plantines.

    Nos result una herramienta muy frtil para este anlisis el concepto ya mencionado de capital desarrollado por Bourdieu, especialmente porque podemos pensar cmo los agentes reconvierten unas especies de capital en otras como estrategia para mantener o mejorar la posicin en el espacio socioproductivo. Un trabajador hortcola sin medios de produccin ni capital econmico acumulado puede recurrir al capital social disponible lo que le permite obtener el capital econmico necesario para salir de la mediera en pos del arrendamiento de la tierra.

    Ahora bien, hasta aqu se puede afirmar efectivamente que las posiciones que

    ocupan los medieros y los arrendatarios en la estructura socioproductiva hortcola tienen varias diferencias. Comparativamente, el arrendamiento implica para el actor poseer autonoma en cuanto a la gestin global del proceso productivo; sin embargo, a partir de las expresiones de los arrendatarios entrevistados no puede generalizarse esto como ascenso o como aumento significativo de los recursos econmicos. Ellos manifiestan que viven en condiciones de alta vulnerabilidad al no ser propietarios

    del principal factor de produccin estando en permanente riesgo de inversin al tener que reservar dinero para pagar el alquiler de la tierra y casi sin posibilidades de ahorrar. Ello es una variable de peso en la posibilidad de seguir reproduciendo como arrendatario su actividad en el sector.

    CONSIDERACIONES FINALES

    Hasta qu punto la imposibilidad de acumular capital sigue condicionando la posibilidad de reproduccin de los nuevos pequeos arrendatarios.

    Se puede hablar de movilidad ascendente en estos casos en donde los actores

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    no perciben considerables mejoras en sus condiciones de vida y de trabajo, en donde la mediera aparece como una alternativa latente ante situaciones extremas que no les permitan seguir sosteniendo la actividad hortcola desde el arrendamiento?

    Tenemos claro que la posicin en el espacio productivo de la horticultura platense de los nuevos trabajadores arrendatarios no es homognea, ya que cada uno de los entrevistados realiza el pasaje con elementos propios de sus trayectorias de vida, lo cual hace que las prcticas que llevan a cabo difieran unas de otras,

    provocando as distintas posiciones en el espacio. No contar con equivalente capital social un trabajador que est establecido en la zona hace varios aos, que otro que hace poco tiempo que ha llegado.

    Tambin ha influido el tipo de relacin que han establecido con sus patrones

    en la modalidad anterior de mediera, el capital acumulado en trminos monetarios no ser igual para aquellos que recibieron un 40 %, un 30% o un porcentaje menor del total de lo producido.

    Cada una de estas trayectorias influye en las prcticas adoptadas por los

    trabajadores que abandonan las relaciones laborales de mediera para alquilar tierra y llevar adelante el proceso productivo como arrendatarios. Es as que encontramos casos en los que los contratos de alquiler se pactan por varios aos y otros casos en que con mayor incertidumbre slo se alquila por un ao a modo de prueba por si no se puede sostener el pago de la renta a ms largo plazo.

    La perspectiva estructural nos permite contextualizar la problemtica en los procesos poltico-economicos y sociales que se desarrollaban en nuestro pas en el perodo 2001/2002 y que actuaron, en parte, como posibilitadores para que un sector de trabajadores insertos en relaciones laborales de mediera optara por arrendar algunas hectreas y trabajar en forma independiente, condiciones que en la actualidad son otras, especialmente las que se refieren al valor de la tierra, ahora

    mucho ms costosa. Con esto queremos decir que no debe perderse de vista que los sujetos

    aqu estudiados ponen en marcha mltiples prcticas para conservar y mejorar sus posiciones pero que stas no tienen un movimiento constante y ascendente sino que oscilan de un lugar a otro por tratarse de un sistema de relaciones articulado con los procesos sociales, econmicos y polticos nacionales y regionales.

  • 30 Entre Pasados y Presentes III

    AGRADECIMIENTOS

    Agradecemos la disponibilidad de los/las entrevistados/as que brindaron parte de su tiempo de trabajo para conversar con nosotros, a los/las tcnicos/as de la Facultad de Agronoma que nos facilitaron informacin y contactos para realizar las entrevistas. Al INAPL y a la Comisin Organizadora de estas Jornadas que hicieron posible la presentacin de ste y otros trabajos.

    BIBLIOGRAFA

    Benencia, R. 1999. El concepto de movilidad social en los estudios rurales. En: Estudios Rurales. Teoras, problemas y estratgias metodolgicas. Norma Giarraca compiladora. Editorial La Colmena.

    Benencia, R; C. Cattaneo y R. Fernndez 1997. Proceso histrico de conformacin del rea hortcola produccin bajo cubierta. En rea Hortcola Bonaerense. Benencia R. (coordinador) Buenos Aires, La Colmena.

    Bourdieu, P.1997. Razones prcticas. Sobre la teora de la accin. Anagrama, Barcelona.1998. La Distincin. Criterios y bases sociales del gusto. Grupo Santillana de Ediciones, S.A., Madrid.

    Bourdieu, P. & Wacquant, J. D. 1995. Respuestas: Por una antropologa reflexiva. Grijalbo, Mxico.

    Censo Nacional Agropecuario 2002

    Censo Hortiflorcola Provincia de Buenos Aires 2005 Ministerio de Asuntos Agrarios

    y Ministerio de Economa de la Prov. de Buenos Aires

  • 31

    Garca, M. y C. Kebat2007. Cambios en la estructura productiva del sector hortcola platense. La influencia de peones y medieros bolivianos. Ponencia presentada en las V Jornadas

    Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales. Facultad de Ciencias Econmicas, UBA. Buenos Aires.

    Propersi, P. 1998. La flexibilidad rural en el mbito rural: el caso de los productores hortcolas.

    Cuadernos de Desarrollo Rural N 40.

    Ringuelet, R.; A. Archenti; M.C. Salva y S. Attademo 1991. Tiempo de medianero. Revista Cuestiones Agrarias Regionales, N 6. Serie Estudios e Investigaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. UNLP, Buenos Aires.

    Salva, M.C. 2006. Trabajadores rurales y situacin de salud. Ponencia presentada en el VII Congreso Argentino de Antropologa Social. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Salta.

    Salva, M.C.; A. Alberti; L. Bergel; P. Ferroni; F. Fonseca; M. L. Nicoletti y F. Rolfo2008. Trabajo, salud y gnero en el contexto de la produccin hortcola del cinturn verde del partido de La Plata. Publicacin en Actas de las V Jornadas de Sociologa de la UNLP, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Universidad Nacional de La Plata. ISBN 978-950-34-0514-7

    Selis, D. 2000. Efectos del cambio tecnolgico sobre las condiciones de produccin y reproduccin del sector hortcola de La Plata. Serie Estudios/Investigacin N 39. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. UNLP.

    Vasilachis, I.2000. Hace el trabajo la identidad del hombre? Revista Doctrina Laboral, n 183,

  • 32 Entre Pasados y Presentes III

    Buenos Aires. En Longo, M. E.(2003) Representaciones sociales en torno al trabajo e identidad en varones pobres, 6 Congreso Nacional de Estudios del Trabajo ASET, Buenos Aires.

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    COOPERATIVAS DE RECICLADO, ESTADO, ONGS: MLTIPLES CONEXIONES

    SORROCHE, Santiago*1

    En este trabajo abordar una cuestin que comenz a intrigarme a poco de comenzar mi trabajo de campo, en diciembre de 2007, el cual fue llevado a cabo en una cooperativa de cartoneros del partido de La Matanza. Durante ese tiempo pude registrar la centralidad que adquieren para el mantenimiento del colectivo las ayudas1 provenientes tanto de diversas agencias estatales como de diferentes ONGs. Estas ayudas configuran maneras de actuar, lenguajes y prcticas, que la

    cooperativa debe utilizar frente a los agentes estatales o tcnicos de ONGs. Es en este marco que la cooperativa aduce que el servicio de recoleccin diferenciada llevado a cabo por ellos es testimonial en tanto que la actividad cartonera enfrenta diversas dificultades para la (auto) sustentacin.

    Es importante sealar que el xito alcanzado por esta experiencia ha sido retomado por sectores de la municipalidad, quienes, al igual que la cooperativa, lo utilizan como carta de presentacin frente a diversos organismos. En este marco, tanto las ONGs como las agencias estatales han tomado como propia la reivindicacin de servicio pblico que la cooperativa enarbola hace varios aos. Dicha reivindicacin se ha enmarcado no slo en una demanda para el reconocimiento como servicio pblico, sino tambin en diferenciarse con los lineamientos de algunos emprendimientos cartoneros y agencias estatales que esgrimen como solucin a la problemtica cartonera el trabajo en plantas sociales2 donde los residuos con los que se trabaja son los obtenidos de la recoleccin domiciliara llevada a cabo por las empresas concesionarias, es decir todo tipo de residuos -adems de los reciclables-. El trabajar de esta manera implica, adems de la prdida de materiales3, condiciones peligrosas para la salud.

    * Licenciado en Ciencias Antropolgicas. Becario doctoral CONICET, ICA, FFyL, UBA. Integrante del proyecto UBACYT F603 Formas cooperativas, autogestin y trabajo. Un estudio etnogrfico de las prcticas organizativas, sociales y polticas de sectores populares en el rea metropolitana de Buenos Aires [email protected]

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    El objetivo de este trabajo, entonces, es mostrar cmo las agencias estatales y ONGs se ven vinculadas en esta relacin con la cooperativa. A tal fin, comenzar

    con una pequea introduccin sobre la situacin de la actividad cartonera en general para luego desarrollar brevemente la historia de la cooperativa y los problemas que tuvo que atravesar durante su constitucin. Finalmente analizar las diversas conexiones que se establecen entre la cooperativa, las ONGs y las agencias estatales en la bsqueda y obtencin de las mencionadas ayudas.

    Este caso forma parte de la investigacin etnogrfica llevada adelante para

    la realizacin de mi tesis de licenciatura y se inscribe en un proyecto mayor titulado Formas cooperativas, autogestin y trabajo. Un estudio etnogrfico de las prcticas

    organizativas, sociales y polticas de sectores populares en el rea metropolitana de Buenos Aires.4 El trabajo de campo se ha centrado en la observacin con participacin registrando la realizacin de talleres de reflexin enmarcados en un

    proyecto de investigacin-accin5; talleres de capacitacin dictados por una fundacin local en el marco de un proyecto financiado por una ONG italiana6 y das de trabajo en los diferentes galpones de la cooperativa; como as tambin la realizacin de entrevistas en profundidad.

    UN POCO DE HISTORIA

    Segn nos cuenta uno de los referentes7 de la cooperativa, la crisis que atraves la Argentina a fines de los aos 90 provoc que el cartoneo dejase de ser

    una actividad rentable:

    En el 99, 2000, vala un centavo el kilo o sea, estaba tirado por todos lados, no se lo llevaba nadie, porque tenas que juntar 100 kilos para juntar $1 (...) El cobre vala 50 centavos el kilo. Esto llev a que los sectores vinculados a esta actividad la haban abandonado para dedicarse a otras actividades () Hasta de cartoneros nos habamos quedado sin trabajo (Luciano8)

    Esta estrepitosa cada de los precios volvi a esta prctica inviable, por lo que quienes se dedicaban a esto, debieron buscar otras maneras de sobrevivir. Entre otras actividades, varios fueron integrantes de grupos piqueteros; tal es el caso de los dos referentes de la cooperativa, quienes al no poder dedicarse a la recoleccin

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    y venta de materiales reciclables, comenzaron a militar en la Federacin de Tierra, Vivienda y Hbitat (FTV).

    En el ao 2002 la devaluacin gener un incremento de los precios de los materiales y de esta manera el cartoneo se vio reimpulsado, como nos cuenta Luciano, dirigente de la cooperativa:

    (...) con la devaluacin cuando cambi el dlar, con el peso que antes estaba uno a uno y se fue a $3. El cartn se lleg a pagar 50-60 centavos el kilo y ah se empez a mover de vuelta la actividad. (Luciano)

    Este vuelco de numerosas personas a la actividad gener una gran visibilidad pblica y meditica y adems, llam la atencin sobre la necesidad de regularla. En este contexto, comienzan a producirse diversos cambios en la legislacin concerniente al tratamiento de los residuos. Hasta ese momento, el tomar materiales de la va pblica era considerado un delito, debido al decreto-ley 9.111 sancionado por la dictadura militar en 1978. El mismo estipulaba que los residuos eran del Estado, el cual los daba en concesin a las empresas de recoleccin, recibiendo el pago en funcin de la cantidad de kilos depositados en los rellenos sanitarios9. Esto generaba diversos problemas a quienes recolectaban materiales, tales como arrestos o sobornos a la polica. En reemplazo de este decreto en el 2004 se sancion la ley nacional 25.916 y la ley provincial 13.592, en el 2006. Estas nuevas leyes, no slo permiten la recoleccin de materiales de la va pblica sino que tambin remarcan la necesidad de disminuir los residuos enterrados y permiten la participacin de los cartoneros en los circuitos de gestin de los residuos slidos urbanos. Mediante estos cambios, se busc formalizar el trabajo que realizaban para que de esta manera el sector pudiera ingresar al circuito formal del reciclado (Schamber y Suarez 2007). En relacin con estos cambios, los emprendimientos han recibido ayuda de diversos sectores: agencias estatales (nacionales, provinciales o municipales), principalmente subsidios y programas orientados al sector, y ONGs (tanto nacionales como internacionales), las cuales han brindado capacitaciones, maquinarias y fondos para campaas entre otros.

    Al mismo tiempo, y bajo la nueva legislacin, el Ministerio de la Produccin de la Provincia de Buenos Aires lanz el programa Sin Desperdicio, con el propsito de:

    Desarrollar, en colaboracin con los Municipios y las diversas organizaciones

  • 36 Entre Pasados y Presentes III

    de la comunidad, programas sustentables en el tiempo de procesamiento y recuperacin de materiales reciclables provenientes de los residuos slidos urbanos10,

    otorgando para este fin subsidios a los diferentes municipios de la provincia

    para la implementacin de programas de reciclado. Puesto en marcha en el ao 2005, este programa estipulaba que:

    A partir del trabajo conjunto del Gobierno Provincial con municipios, empresas, cartoneros, hogares y organizaciones intermedias [se estaba] logrando generar un cambio, revertir una situacin de emergencia y a la vez generar trabajo genuino, dando una solucin al problema ambiental11.

    y entre sus objetivos especficos inclua el:

    Fortalecimiento y financiamiento a Cooperativas de Trabajo de Cartoneros y a la Red de cooperativas Reciclando Valores12.

    Por su parte, la cooperativa en estudio, comienza a relacionarse con la red Reciclando Valores, donde participaba una ONG italiana llamada COSPE. Ms tarde esta ONG los relacion con el programa Sin Desperdicio13. Gracias a estos vnculos, uno de los dirigentes de la cooperativa fue invitado a Brasil en el ao 2003, donde conoci la experiencia de la recoleccin diferenciada12 llevada a cabo all. Tras su retorno, y junto con el programa y la ONG, comienzan a delinear, basndose en la experiencia brasilera, un servicio de recoleccin diferenciada. Para esto, contaron con la ayuda, de becarios e investigadores del CONICET, quienes dictaban talleres en el marco de un proyecto de investigacin-accin14, adems de ayudar en la preparacin de presentaciones a diversos organismos. De esta manera contaba Luciano sobre el surgimiento de la idea:

    (...) tengo la posibilidad yo de irme a Brasil. O sea(...) (Risa) se pelearon entre todos y quedaba un lugar para ir a Brasil (...) y la verdad que nosotros ni, ni pensbamos para que (...) es ms, era un quilombo para ir (...) para nosotros que alguno se vaya (...) no tenamos un mango, nada (...) Y bueno, sali lo de poder a ir a Brasil, de conocer la experiencia (...) me fui all y cuando vine, empezamos a romper las bolas con esto de la basura diferenciada, porque all los compaeros hacan una colecta. Es ms, lo primero que deca era: colecta selectiva, porque me haba quedado de all (Luciano)

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    En este fragmento se ve claramente la recuperacin que Luciano hace del trabajo de las cooperativas de reciclado del Brasil. l retoma algo que le resulta interesante y totalmente diferente de los otros colectivos de trabajo: el servicio pblico de recoleccin diferenciada15. En este sentido es que l ha insistido en la oficializacin del programa y su disputa por que ste sea considerado un servicio

    pblico en relacin al tratamiento de la basura, y de esta manera, sea pagado por la municipalidad. Es en este marco, que la cooperativa ha conformado la demanda en torno al pago de la recoleccin diferenciada16. llevada adelante por ellos. Esta es la diferencia sustancial con el resto de las organizaciones cartoneras, y es lo que permite la construccin poltica de Luciano. Su pelea es con no quedarse en una planta esperando que traigan los materiales. Como seal al comienzo de este trabajo, las plantas sociales son la opcin esgrimida por diversos agentes estatales como la solucin al problema de los cartoneros. Es importante remarcar que no slo implica que muchos materiales se pierden en el proceso, sino tambin peores condiciones de salubridad para los trabajadores. Es en este sentido, que su lucha apunta al reconocimiento de un servicio pblico. De esta manera, l ve en la experiencia brasilera la manera de poder combinar la actividad poltica con la actividad laboral.

    En este proceso, Luciano fue convirtindose en el interlocutor de la cooperativa con los diferentes organismos estatales, gracias a que en su trayectoria militante en la FTV- donde particip desde fines de los aos 90 hasta el 2003-, pudo

    generar mltiples contactos con diversos actores estatales.En un primer momento, la cooperativa se relacion con el Instituto Municipal

    de Desarrollo Econmico Social de La Matanza (IMDES a partir de aqu). Esta institucin fue la encargada de recibir un prstamo del Ministerio de la Produccin de la Provincia de Buenos Aires, ya que la cooperativa, al no estar formalizada, no poda recibirlo. Este prstamo fue obtenido en el ao 2006 para el lanzamiento del servicio de recoleccin diferenciada en la localidad de Aldo Bonzi.

    Luego de un ao de funcionamiento del programa, a mediados del 2007, ste fue considerado un xito al reducir un 13% los residuos producidos en la localidad. Se decide, entonces, realizar un segundo lanzamiento del proyecto contando esta vez con la presencia del intendente. Debido al xito alcanzado por el programa, los funcionarios del IMDES fueron utilizando el proyecto como su carta de presentacin frente a otras autoridades municipales. Fue as que, sumado a los cambios legales

  • 38 Entre Pasados y Presentes III

    anteriormente mencionados, el intendente decide crear la Secretara de Ambiente del municipio, basndose en esta experiencia. De esta manera quienes trabajaban en el IMDES pasaron a conformar la secretara.

    No fue hasta el ao 2008 que se constituyeron como una cooperativa formal. Ellos esgriman que queran ser: una cooperativa real antes que formal (Luciano). Aunque esto les traa variados problemas, principalmente en la obtencin de fondos.

    A pesar de que la cooperativa demanda el reconocimiento de servicio pblico, los diferentes agentes estatales aducen que con el procesamiento y venta de los materiales, tanto la cooperativa, como el resto de los emprendimientos cartoneros, pueden no slo mantenerse sino obtener grandes ingresos con la mera comercializacin de lo obtenido. Como he abordado en otros trabajos (Sorroche 2008, 2009), el mercado de los productos reciclables se ve muy afectado por los vaivenes econmicos, lo que hace que los precios oscilen, llegando a grandes cadas en cuestin de das17. La previsin en estas circunstancias se hace difcil, como tambin el mantener los costos fijos18que una cooperativa conlleva. En consecuencia, la fluctuacin de gente es constante, muchos parten en bsqueda de un mejor sueldo

    o de una situacin ms estable (Sorroche 2009).

    LO TESTIMONIAL

    A continuacin analizar los diversos vnculos que se establecen entre las agencias estatales y las ONGs, con la cooperativa mediando entre ellos. Como seal anteriormente, fue mediante un crdito no reembolsable del Ministerio de la Produccin de la Provincia de Buenos Aires que la cooperativa pudo lanzar el servicio de recoleccin diferenciada. Esta ayuda tena por objetivo comprar un camin y maquinarias para la recoleccin y procesamiento de los materiales. La cooperativa decidi hacer las mquinas por cuenta propia para as abaratar costos y poder multiplicarlas. Adems, compraron un camin y fabricaron los carros para la recoleccin diferenciada: nos dieron para cinco y nosotros hicimos diez, segn cuenta Luciano. Junto con este subsidio de la provincia, han recibido ayudas de diversas ONGs, capacitaciones, fondos para el lanzamiento del servicio y viajes a diversos lugares para la participacin de encuentros, y como hemos sealado, tambin del gobierno municipal, principalmente bolsones19 y la financiacin de la

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    impresin de volantes informativos acerca del servicio.En el marco de estas diversas ayudas, la cooperativa fue beneficiada con

    un proyecto de la cooperacin italiana. El mismo inclua un gran despliegue de gente y recursos, no slo en Buenos Aires y alrededores, sino tambin en la ciudad de Rosario. Pude participar de dicho proyecto en calidad de animador sociocultural20

    en la cooperativa. Dicha funcin consista en asistir, junto con las/os integrantes de la cooperativa, en las capacitaciones y registrar la recepcin de estos cursos. Esto me permiti participar tanto en talleres como en reuniones de los referentes con miembros de la organizacin que cumpla el rol de contraprestacin local, al mismo tiempo que deba acompaar a las tcnicas y tcnicos21 y al director del proyecto en las visitas a la cooperativa. A continuacin presento un fragmento de mis notas de campo que ilustra la relacin que se estableci entre la cooperativa, esta ONG y La Secretara de ambiente municipal:

    Martes por la maana, el tcnico encargado de la direccin del proyecto va a visitar en persona a la cooperativa. Debo guiarlo hasta all. Al llegar ya estn todos esperndome en el garaje: el director; su secretaria (antroploga); otro asistente del director, en este caso un tcnico (ingeniero). Junto a ellos est el encargado de la capacitacin, Carlos, miembro de una fundacin denominada Educacin Cooperativa la cual diagram y dict la capacitacin en las cooperativas incluidas en el proyecto.

    A las 10.30 de la maana llegamos al galpn de seleccin22 donde, tras los saludos, Luciano empieza a mostrar las actividades que desarrollan en este lugar y a presentar a quienes all trabajan. Todos estn muy atareados clasificando el material que han trado desde Aldo Bonzi, trabajando intensamente. Junto con Luciano est Pedro, miembro del equipo de investigacin del CONICET, quien estableci el vnculo entre la cooperativa y la ONG. Luego de recorrer el galpn, nos quedamos charlando en la parte de adelante con Luciano, Pedro, Carlos, el director y sus asistentes. Mientras estamos hablando Roberto, el director, intenta prender nuevamente el habano que ya ha prendido y apagado reiteradas veces y Luciano se lo prohbe terminantemente. Es por seguridad, dice y comienza a contar el funcionamiento del galpn.

    Nos quedamos en la entrada al galpn. Roberto enciende su habano. Empieza a hablar. Destaca que lo importante es que haya un sostenimiento en el tiempo, que las mquinas no van a venir porque s, tienen que ser usadas. Que l ha participado en muchos proyectos y un par de aos ms tarde al volver vio las mquinas arrumbadas y sin uso. Luciano propone ir al otro galpn donde podrn ver el funcionamiento de las maquinarias. A m me toca ir en el auto de Roberto, junto con nosotros viajan Mnica y el ingeniero. Por otro lado van Luciano, Pedro y Carlos.

    Cuando entramos al galpn de procesamiento, me sorprendo al ver que el molino, que hace unos das estaba roto, est funcionando. Todas las mquinas estn encendidas, la planta est funcionando al 100% y Luciano explica el

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    funcionamiento, una por una. Roberto se muestra impresionado. La secadora, desarrollada en la cooperativa, consiste en un tambor que gira y, sobre la boca de este, hay un soplete que da una llama hacia adentro, y a m no me dejabas fumar, bromea Roberto mientras se re. Mientras van viendo las mquinas, el ingeniero toma notas incesantemente. Roberto cuenta la importancia de que la cooperativa perdure y las mquinas sean usadas yo no creo, pero quiero que si mi hijo viene en diez aos pueda ver las mquinas funcionando.

    Hablan sobre el apoyo que el proyecto brindar a la cooperativa. Luciano cuenta lo que reciben de la municipalidad y sobre su pelea por el reconocimiento del servicio. Roberto acuerda y comenta que el municipio debera participar ms. Luciano cuenta cmo fue que ellos mismos fabricaron las mquinas Esto es testimonial le dice, pero as no podemos seguir, no nos alcanza, tenemos que dar el salto en productividad.

    En ese momento, llega Antonio, jefe del gabinete de la Secretara de Medio Ambiente de la municipalidad de La Matanza, junto con otro empleado. Pedro y yo estamos cerca de la puerta y nos saluda. Ah nos cuenta que se acaba de enterar que sali el proyecto de Recoleccin en San Justo y Tapiales23, el cual incluye el pago de dinero mensual para los miembros de la cooperativa, una camioneta y nuevos carros, me acabo de enterar ni el gordo [en referencia a Luciano] lo sabe nos dice.

    Luciano pide que apaguen las mquinas. Logro hablar con Juan, tesorero de la cooperativa, quien se encuentra un poco ms alejado. Me cuenta que el molino fue reparado el da anterior: A las once de la maana terminamos de armar todo, tuvimos que mandar a arreglarlo. Luciano presenta a Antonio y a Roberto. Rubn, un integrante de la cooperativa que trabaja en este galpn, dispone una mesa y algunas sillas para el almuerzo. Empieza a llegar la gente del otro galpn. Unos minutos ms tarde entra Diego, el encargado del otro galpn, que trae empanadas.

    Mientras estn todos comiendo, Antonio aprovecha y hace el anuncio de la obtencin del proyecto. Todos festejan, se ven caras de felicidad. Roberto se presenta e introduce al resto de su equipo. En tono de reproche, le dice a Antonio que deberan darle ms ayuda a la cooperativa. Antonio habla de las limitaciones de La Secretara para ayudarlos, y agrega que en lo que puedan ayudar lo van a hacer. Que estos proyectos que han armado en conjunto es la nica manera en que ellos pueden brindar ayuda a la cooperativa. Remarca las dificultades de un municipio como La Matanza, y el escaso presupuesto que maneja La Secretara. Dice que agradece esta ayuda que viene desde Italia, en referencia al proyecto. Y da un pequeo discurso donde agradece a Roberto la ayuda central que brindan a la cooperativa, especialmente en la entrega de maquinarias y la capacitacin, ya que se vuelve necesario para que el proyecto crezca.

    Luego de comer, Roberto vuelve a insistir en la necesidad de que perduren en el tiempo y que las mquinas se utilicen para producir. Pregunta sobre los acopiadores, Diego cuenta que muchos han cerrado en este ltimo tiempo debido a la cada de los precios. Luciano menciona que planean armar ms cooperativas para que trabajen en la zona, las cuales se insertaran en un programa mayor de la Nacin24. Roberto considera que sera interesante hacer un encuentro con las cooperativas de Rosario. Luciano est de acuerdo.

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    Cuando termina el almuerzo Antonio le comenta a Roberto que si l considera necesario se puede organizar un acto para mostrar el lanzamiento del proyecto en el partido: que nos sirva a todos [Y] llamamos a algn periodista, a lo que Roberto se muestra interesado. Antonio le da la tarjeta y al leer el apellido le dice algo en referencia a su evidente ascendencia italiana. Antonio empieza a hablar en un italiano un poco extrao, de lo que logro interpretar que los padres de Antonio son italianos. Se abrazan y ren en la despedida. Roberto parte junto con sus asistentes. Cuando se van, Luciano le dice a Diego cerr la puerta que lo tenemos, de ac no se va, en referencia a Antonio. Le preguntan sobre el proyecto: Cundo saldr? A qu beneficios podrn acceder? Antonio cuenta que antes de salir lo llamaron para notificarle que haban ingresado el dinero y que ms informacin no tena, pero que eso quera decir que en breve lo cobraran. Da un pequeo discurso donde hace referencia a lo importante que ha sido que ellos mantuvieran la recoleccin an sin dinero y que este es un premio a su esfuerzo. (Registro de campo 10-03-2009, Galpones de la cooperativa)

    Este fragmento etnogrfico resume, a mi entender, diversas relaciones que

    se establecen en la cooperativa y que me interesa sealar. Para esto recupero el planteo efectuado por Eric R. Wolf (Wolf 2001, 2005), tanto en trminos tericos como metodolgicos, al proponer analizar la forma en la cual diversas conexiones se articulan en un mismo espacio. Al mismo tiempo, retomo el planteo efectuado por J. Ferguson y A. Gupta en tanto que es necesario tratar la gubernamentalidad del estado y las ONGs en un marco comn, sin hacer asunciones sobre su alcance espacial, altura vertical, o la relacin a lo local (Ferguson y Gupta 2002:99425). Es en este sentido, que considero central analizar las conexiones que se establecen entre agencias estatales y ONGs y, en este caso en particular, con la cooperativa. Podemos entonces desplegar algunos ejes a partir de este fragmento.

    En primer lugar, la auto-denominacin del emprendimiento como testimonial implica que aunque el emprendimiento encuentra serias dificultades para su mantenimiento -dado que la mera venta de los materiales no alcanza a cubrir los costos-, y los planteos de ciertos sectores que aducan la imposibilidad de llevar a cabo un servicio de recoleccin diferenciada, la cooperativa ha demostrado que esto puede llevarse a cabo y que puede ser considerado un servicio pblico.

    En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, los agentes estatales y las ONGs marcan la necesidad de que el apoyo brindado redunde en la (auto) sustentabilidad del emprendimiento. Este argumento se basa en que a partir de la venta colectiva de productos, a mayor volumen, los emprendimientos podran saltar a los intermediarios y obtener mayores rditos. Por lo que la ayuda que brinda esta

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    ONG se dirige a tecnificar el proceso productivo de la cooperativa, para as ya no

    slo saltar a los intermediarios menores, sino vender directamente la materia prima a las industrias del ramo.

    En este sentido, y de central importancia para el acceso a las ayudas, es importante sealar que el servicio de recoleccin diferenciada es, sin lugar a dudas, la carta de presentacin de la cooperativa, al mismo tiempo que es una manera ms eficiente y responsable en relacin al manejo de residuos. Esto permiti que esta experiencia piloto sea considerada, tanto por las ONGs como las agencias estatales, como un xito. Esto le permiti a la cooperativa no slo la posibilidad de relacionarse con diversos actores como agencias estatales de mayor envergadura (Secretaria de Ambiente de la Provincia y de la Nacin), sino tambin con diversas ONGs, nacionales e internacionales. Es importante sealar que tambin La Secretara de Ambiente de La Matanza utiliza al programa de recoleccin diferenciada como su carta de presentacin.

    Considero interesante entonces recuperar el planteo de A. Appadurai (2002), en tanto que me permite analizar como ciertas teatralizaciones adquieren una relevancia central, en este caso para la demostracin del trabajo. O, como ha marcado Fernndez lvarez (2006), la necesidad de estos emprendimientos de efectuar diversas muestras tanto en relacin a la productividad, como a su funcionamiento. Esto se relaciona con lo que Appadurai (2002) ha denominado una poltica del reconocimiento desde abajo, es decir, cmo los sujetos involucrados son los que generan prcticas que son reconocidas por los diferentes agentes intervinientes.

    Esta consideracin del programa de la cooperativa como xito signific

    tambin la posibilidad de establecer una demanda concreta frente a las diversas agencias estatales. Por un lado, el que puedan seguir trabajando en las calles y no en plantas sociales donde los residuos con los que se trabaja son los obtenidos de la recoleccin domiciliara por las empresas concesionarias. Por el otro, la cooperativa ha construido una demanda en torno a la participacin en las licitaciones de los circuitos de recoleccin de residuos, pero no de la recoleccin domiciliaria sino diferenciada, como esboz Luciano en una presentacin en un encuentro de trabajadores:

    a las empresas, por recolectar la basura y enterrarla, que est mal, le dan plata. A nosotros que reducimos el tamao del CEAMSE, nos dan basura. Que le paguen con basura a la empresa tambin.

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    En este sentido, podemos observar tanto una reivindicacin por parte de la cooperativa, el tratar a los residuos de la mejor manera, y en relacin a sta, una demanda que se articula en un problema mayor, el problema de la basura y de los cartoneros. Ya que aunque los residuos reciclables en peso no llegan al 50% de lo depositado en los rellenos sanitarios, s lo hacen en volumen, lo que hara que si se dispusieran separadamente, procesando lo reciclable y tratando por enterramiento lo orgnico, los rellenos sanitarios se veran reducidos a la mitad, es decir que una montaa de 50 metros tendra tan slo 25 metros. Es por esto que la cooperativa muestra su demanda no slo como una forma de mejorar sus condiciones de vida, sino como una manera ms eficiente en el manejo de

    los residuos afectando menos al ambiente.Por ltimo, me interesa detenerme en el modo en que a partir del vnculo

    de la cooperativa con la ONG, tambin podemos observar cmo los miembros de la municipalidad y de la ONG interactan. En este sentido, mientras Roberto reclamaba ayuda y participacin de la municipalidad a Antonio, este ltimo no slo sealaba la dificultad de responder a esta ayuda (dado el ajustado presupuesto y los problemas

    que presenta el municipio) sino que, al mismo tiempo, agradeca al primero por la puesta en marcha del proyecto mientras peda que esta ayuda se multiplicara. En este punto, me interesa detenerme particularmente en el lugar de Antonio (jefe de gabinete de la secretara de ambiente), quien al mismo tiempo que es destinatario de la demanda se convierte en esta escena en portavoz de la cooperativa, demandndole recursos a la ONG. Al mismo tiempo, sugiere la realizacin de un acto para la presentacin del proyecto que nos sirva a todos, lo que puede traducirse como un intento tanto de la ONG como de La Secretara por obtener rditos por las ayudas entregadas. Aunque la manera de relacionarse con los agentes estatales difiere de la de los tcnicos de las ONGs, ambos

    actores se ven relacionados en el ejercicio de la gubernamentabilidad, la cual se da en un marco comn, que incluye diversos requerimientos (formalizacin, funcionamiento cooperativo, impuestos, entre otros).

    En este punto, me interesa destacar el acto de encerrar al funcionario municipal, una vez que la visita de la ONG finaliz, que a mi entender puede comprenderse a la

    luz de la estrecha relacin que La Secretara municipal y la cooperativa sostienen, o ms precisamente el vnculo entre Luciano y Antonio26. Como hemos mencionado en el apartado anterior, La Secretara fue creada a partir del IMDES. En este camino result clave el apoyo al programa de recoleccin llevado adelante por la cooperativa. Considero este acto de encerrar al funcionario a fin de obligarlo a cumplir con su compromiso

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    con la cooperativa, que marca una diferencia en el modo de vinculacin que se establece con los tcnicos de la ONG. Es interesante sealar, en relacin con lo desarrollado aqu, el anlisis propuesto por V. Manzano (2007) sobre los cortes de ruta y ocupaciones de espacios pblicos llevados adelante por las organizaciones de desocupados de La Matanza como una prctica destinada a lograr el compromiso de los funcionarios estatales p