Entrevista Christopher Clouder

6

Click here to load reader

Transcript of Entrevista Christopher Clouder

Page 1: Entrevista Christopher Clouder

42 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 428 NOVIEMBRE 2012 } Nº IDENTIFICADOR: 428.006

e n t r e v i s t a

Christopher ClouderPresidente del Consejo Europeo de Educación Waldorf-Steiner

“ Toda educación es mirarse dentro”

Page 2: Entrevista Christopher Clouder

{ Nº 428 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 43

Tere

sa R

odrí

gue

z

Fue profesor de inglés en un instituto marginal de

Londres, más tarde y durante 30 años, maestro

Waldorf. Es una de las cabezas visibles de la

pedagogía que fundara Rudolf Steiner y que

fundamenta la enseñanza en el trabajo artístico en

todas las edades y disciplinas. Investigador, escritor,

experto en educación socioemocional, Clouder

recibió a Cuadernos a su paso por Madrid, donde

participó en la I Jornada de Educación Abierta.

LOLA LARA

Periodista.

Page 3: Entrevista Christopher Clouder

44 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 428 }

Si una persona cualquiera entrara en una escuela Waldorf, ¿apreciaría alguna diferencia?Cada escuela es una individualidad, la geografía, las personas… Todo es muy diverso. Tenemos escuelas muy pobres en las favelas de Brasil y otras muy ri-cas en Manhattan. La gente que visita cualquiera de los centros habla siem-pre de lo mismo: la calidez. Hay un ca-mino común en el que todos estamos, aunque no sabemos dónde vamos.

Suena incierto.Lo curioso es que, cuando dejan la es-cuela, los chicos se reconocen entre sí.

Y otras personas, ¿les distinguen?Muchos manifiestan que los niños salen con algo añadido. No sé exactamente qué es ese extra pero está ahí; no solo lo reconocen los maestros, sino tam-bién personas ajenas.

¿Qué cree que es ese algo?Son muy buenos hablando, porque nuestra educación es muy directa; no usamos libros de texto, por ejemplo. El maestro no está con un libro, sino como un actor en el escenario, a través del cual los alumnos y alumnas apren-den a hablar, a moverse. Están acos-tumbrados a hablar y a escuchar, y por eso saben salir de una situación difícil. También mantienen su curiosidad. To-dos los niños son curiosos, pero estos la mantienen por más tiempo.

¿Hay seguimiento de ellos en la universidad?Hay un estudio que está colgado en la web del Consejo Europeo en donde se ve que obtienen muy buenos resulta-dos, sobre todo en ciencias. Y creo que es porque nos acercamos a las ciencias artísticamente, porque trabajamos des-de la experiencia hacia la teoría.

Y en el mundo laboral, ¿cómo funcionan?La gente que busca a estos alumnos para darles empleo apela a la curiosidad y a que plantean preguntas; por tanto, son personas que mueven mucho las ideas y tienen seguridad interior.

¿De dónde sale esa seguridad interior?Tenemos una frase que nos gusta mu-cho: toda educación es autoeducación. Es mirarse dentro de uno mismo. Por un lado, vemos cosas que no nos gus-tan, y por otro, nos infunde seguridad y optimismo; ambas cosas resultan muy educativas a los niños. Y, además, nos permite buscar un mundo mejor.

¿Cuál es la esencia de la pedagogía Waldorf?En la pedagogía moderna, el niño tiene que entrar en un currículo predetermi-nado. En Waldorf, el currículo va hacia el niño, lo encuentra en la edad en la que está y lo toca no solo intelectual-mente, sino espiritual y físicamente. Eso le permite aprender con entusiasmo y alegría. Crea un espacio de aprendizaje para toda la vida, en el que trata de aprender a aprender.

Todas las corrientes pedagógicas ha-blan de educación integral, ¿cuál es su singularidad?Por un lado, el trabajo con el arte en to-das las edades y para abordar todas las disciplinas. El arte suscita el interés del niño. La base es que todo lo aprende a través del juego y el impulso lúdico no le viene de fuera, no le es extraño. Al igual que con el movimiento: el niño pequeño es puro movimiento y es sabi-do que sirve para el desarrollo del cere-bro; todo lo que hacemos de pequeños con las manos en el futuro nos servirá para usar el pensamiento y desarrollarlo como adultos.

En el currículo español, lo artístico pierde peso.Eso es un crimen aquí y en todas par-tes. Como no se da arte, los chicos no tienen esa fortaleza interior que habrían desarrollado y generan una enorme frustración. Les espera un futuro muy malo. Todas las actividades creativas –la danza, el teatro, la jardinería, la coci-na–, ahora que no tienen una meta, po-drían ayudarles. Es estúpido dejar eso de lado. Está demostrado que el arte ayuda a niños con discapacidad, pobres o en situaciones terribles; ayuda mucho y en muy poco tiempo. En las favelas, conozco casos de niñas prostituidas que simplemente aprendiendo a bailar se les abren muchas expectativas y re-cuperan la esperanza.

¿Por qué no se tiene en cuenta? ¿Hay intención o desconocimiento?Son tiempos de crisis y el ser humano tiende a hacer una regresión y agarrar-se a lo conocido. Todo lo nuevo, aun-que haya mucho hecho, no se conside-ra establecido y se ignora. Los resultados académicos deben ser medi-bles para los políticos, pero sabemos que en educación la mayor parte de los resultados no es mensurable. Pero tam-bién hay un criterio económico: es mu-cho más barato tener a un señor con un libro enseñando que llevar artistas a clase. El pretendido esfuerzo por solu-cionar la crisis nos está llevando a otra crisis futura. Y encima es falso porque ahorrar en educación produce males como depresiones, delitos…, cuestio-nes más costosas a la larga. Está de-mostrado que cuando se educa a las mujeres en el Tercer Mundo, se crea ri-queza, y que cuando no están educa-das, se produce pobreza.

¿Qué papel desempeñan las emociones?Somos seres emocionales y el niño tam-bién, así que intentamos usar esa emo-cionalidad para acercarnos al niño no solo intelectualmente. Como es algo que tiene dentro y puede reconocer, le infunde confianza, lo que hace que aprenda mejor y pueda desarrollar esos dones que cada uno tenemos. Pueden descubrir lo que traen dentro para ofre-cer y así hacer florecer sus capacidades diferentes: unos son más amables, otros

Crecer no siempre es divertido porque uno se encuentra con obstáculos fuera y dentro y debemos conocer nuestras debilidades

Page 4: Entrevista Christopher Clouder

{ Nº 428 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 45

e n t r e v i s t a

más trabajadores, otros más sociales… Cada uno debe descubrir lo que tiene dentro. Observan sus aspectos menos positivos y de esta manera los niños y niñas aprenden a conocerse mejor.

¿Dónde quedan las emociones del maestro?Es importante que el clima de aprendi-zaje se cree no solo para los niños sino también para los maestros, porque ellos aprenden sobre todo del esfuer-zo que nosotros hagamos para ser me-jores y hacer las cosas mejor; apren-den de nuestro propio aprendizaje, no tanto de lo que logramos enseñarles, sino del proceso que hemos vivido para vencer nuestras debilidades y lo-grar darles algo; aprenden de eso más que del contenido adquirido intelec-tualmente. En la vida, todos buscamos el amor y la alegría. Así deberían ser las escuelas, no sitios de disciplina, sino de amor y alegría, donde cada uno pueda florecer y buscar el camino individual que todos tenemos y no siempre conseguimos.

Suena a trabajo de espiritualidad.Trabajamos en base a la filosofía de que cada ser humano tiene su propia cualidad, que es mucho más profunda de lo que aparece en la superficie y provee al mundo entero. En las escue-las respetamos ese principio, pero no como una cuestión de fe, sino de mi-rada hacia el mundo. Tenemos que in-tentar encontrarnos con el prójimo, con lo que tenemos al lado, en todo, en historia…, para no partir de la divi-sión, sino de encontrar lo que nos es común, que es justamente esa espiri-tualidad. Eso aporta entusiasmo a la tarea del maestro porque cuando ha-cen el trabajo de buscar esa profundi-dad proporciona sentido y alegría a la clase.

¿Cómo debe ser un docente Waldorf?Una persona dispuesta a crecer, por-que nunca somos adultos sino que es-tamos “en proceso de”. Crecer no siempre es divertido porque uno se encuentra con obstáculos fuera y den-tro y debemos conocer nuestras debili-dades. Pero en nuestras escuelas in-tentamos desarrollar un trabajo de

apoyo entre los compañeros, ya que no estamos solos. Por eso trabajamos más allá de lo Waldorf, que tampoco tiene respuestas para todo. Intentamos trabajar con políticos; con otros movi-mientos que piensan en modos de en-contrar al niño; con legisladores, inde-pendientemente de la solución que adopten, para concienciar sobre las necesidades de los niños.

¿Qué buscan los padres en una escuela Waldorf?“Quiero que mi hijo sea feliz” es lo que más repiten. Hay padres que los lleva-ron porque veían las caras de los alum-nos al bajar del autobús. Una vez, en un avión con mis alumnos de bachillerato, un señor me preguntó a qué colegio iban esos alumnos, porque nunca había oído a chicas de esa edad hablar tan bien de sus novios y pensó que debía ser un colegio maravilloso.

¿Cómo se aborda la adolescencia? Cada edad tiene un contenido y hay que ver cómo se corresponde con un contenido del mundo. Hay que corres-ponder el contenido y la forma en que educas con la naturaleza del niño en ese momento, en esa edad. Por ejemplo, un chico de dieciséis años se enamora, hay una nueva conexión. Todo en esa edad tiene que ver con el amor: hablan de los novios y descubren una dimensión nue-va que les une más allá del vínculo de sangre. Son momentos de mucha turbu-lencia, muy bonito, pero también terri-ble. Cuando se da clase a un chico de dieciséis años, hay que saber que su mayor interés son las relaciones. Hay que dar todas las clases, sean ciencias o matemáticas, a través del tema de las relaciones, que es lo que les llama y les toca por dentro. Los jóvenes a esa edad son idealistas y eso es algo muy tierno y muy delicado, que si lo destruimos, los convierte en unos cínicos contrariados.

Tere

sa R

odrí

gue

z

Page 5: Entrevista Christopher Clouder

46 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 428 }

¿Cómo se da una clase de matemáticas bajo el denominador del amor?[Sonríe plácidamente.] Se trata de rela-ciones, y eso nos puede llevar a las combinaciones, a las permutaciones…

¿Y después de esa etapa de los prime-ros amores?A los dieciocho años, les interesan los niños; son adultos jóvenes y van a ser

padres en el futuro. De repente miran a los niños y piensan que son como ellos fueron. Puedes abordar temas de forma diferente, como derechos hu-manos, embriología… El niño peque-ño ve el mundo como una totalidad; en la escuela, lo cortamos en trocitos como si fuera salami, pero no es una realidad porque el mundo no es así; y antes de que salgan de la escuela, cuando son mayores, hay que volver a

reunir todas las piezas. Hay que pasar de esa división en trocitos que hace la escuela, que es un analizar, a que el joven pueda sintetizar todo a través de la creatividad, pero de una forma diferente. A los dieciocho años, les encanta hacer esto, ver que las cosas tienen un sentido, que les encajan unas con otras. Cualquier tema lo pue-den tratar así: filosofía, astronomía… Al final del bachillerato pasan todos los exámenes y todo lo que tienen que pasar, pero tienen una visión mu-cho más amplia del ser humano.

¿Dónde se pone el énfasis en la etapa 0-3?Cuando empezó la pedagogía Waldorf, al principio del siglo XX, no existía esta etapa porque había otras necesidades, como la de jugar en la calle. Ahora se ha visto la necesidad de atenderla, pero aún somos neófitos en ella, llevamos solo quince años. Tenemos que apren-der de los que trabajan esta etapa, pero ahora mismo estamos formándo-nos. Ahora bien, sí sabemos que se tra-ta del amor, que es lo básico y lo que educa al niño pequeño. Está demostra-do que el cerebro se forma a través del amor, y que un niño que no recibe amor puede tener errores neurológicos. Obviamente, ese amor lo deben dar los padres, pero si se crea la institución, también deben recibirlo de la misma.

Es una etapa cada vez más necesaria, pero también induce a la culpabilidad de los padres.Los padres desarrollan un sentido de la culpabilidad, y hay que atender ese proceso de transición entre la casa y la escuela infantil para que los padres no se sientan mal, que sientan que los ni-ños están bien y acogidos. Si el niño percibe estrés a su alrededor, él tam-bién lo generará, y a su vez producirá cortisona, que daña los receptores ce-rebrales y eso hace que en el futuro el niño sea sensible al estrés. Cuando los receptores se dañan, la persona se pue-de volver agresiva porque no sabe cómo manejar el estrés. La Unión Euro-pea intenta determinar que la etapa 0-3 tiene que ser de buena calidad y que los gobiernos deben comprometerse a hacer todo lo necesario para invertir en esta etapa, para que sean centros de

Perfil-ESEn letras…Afabilidad es la cualidad que más salta a la vista de este profesor que ha pasado del aula a la investigación con fluidez. Lleva cuatro años al frente de la Plataforma Botín para la Innovación en Educación, que indaga en qué personas innovan en educación y cómo lo hacen. Para llevarlo a cabo se crean grupos de trabajo que se renuevan periódicamente y que arrancan con una sesión en la que cada miembro pasa por un proceso socioemocional. “Nos contamos nuestras biografías y ya no somos desconocidos y podemos reunirnos de corazón a corazón.” Cada miembro del grupo trabaja en su país y “elaboramos informes que no sirven para medir nada sino para orientar a los maestros”. “Lo esencial –dice– es darnos cuenta del ser hu-mano de hoy, que ya no diferencia la lógica de lo emocional. Una y otra son la mis-ma cosa. Descartes no tenía razón. Tiene que haber mucha más conciencia en las escuelas de hoy en día de que lo que hacemos es lo que somos. No somos el con-tenido. Conocer esto es fundamental para el futuro, tanto como saber que no hay recetas. Hay que aprender a mejorar en la relación de unos con otros y cada escue-la debe saber crear su idea de lo que somos.”

…con cifrasVeinte mil alumnos estudian en todo el mundo en centros Waldorf (689, en casi una treintena de países). En la actualidad, se siguen abriendo centros, sobre todo en Asia, el este de África y Oriente Medio. También se percibe un impulso en países musulmanes.En España son veinte los centros Waldorf acreditados y, en opinión de Clouder, el español podría adoptarse como modelo, ya que “no han corrido para abrir un montón de escuelas, sino que han dado pequeños pasos para hacer las cosas bien”. La preparación de adultos y los cursos anuales han sido la principal vía de desarrollo.

…y algunas cuestiones¿En qué momento decidió dedicarse a la educación?Cuando era pequeño, con cuatro años, vivía en una planta baja y veía que pasaban los niños hacia la escuela y yo no iba. Me quedé ahí parado diciendo que quería ir a la escuela. Con diecinueve años quise empezar Arquitectura, pero por diferentes circunstancias comencé a dar unas clases y me encantó. Vi que era eso lo que me gustaba hacer.

¿Un libro sobre educación?Paulo Freire, La educación de los oprimidos. Es un libro revolucionario que habla de la dignidad del ser humano y de la educación en el diálogo y en el encuentro de unos y otros. Distingue la educación tipo banco en la que uno invierte para obtener beneficios de la educación que crea conflictos, que es como aprendemos.

¿Un deseo?Que todos los niños del mundo tengan una experiencia pedagógica mejor.

Page 6: Entrevista Christopher Clouder

{ Nº 428 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 47

e n t r e v i s t a

amor y de gran calidad. No pueden ser otra cosa: o eso o nada; es mejor nada que algo mediocre.

¿Cuál es el rol de la familia en sus centros?Son los primeros maestros. En los tres primeros años, cuando se aprende mu-chísimo para el resto de la vida, tienen un papel primordial. Antes había una barrera grande entre escuela y familias, pero cada vez es más importante traba-jar juntos. Los padres tienen que apren-der a ser padres y en eso podemos ayudarles muchísimo porque cada vez lo tienen más complicado. Ser padre también es una vocación y tienen un montón de retos, porque deben saber cosas del niño en todas las edades: desde el momento en que nacen hasta que tienen dieciséis años. Podemos en-contrar mucho apoyo mutuo y solucio-nes a las necesidades de los niños jun-tos si aprendemos a trabajar con ellos. No es una barrera fácil de romper por-que no sotros tenemos una especie de orgullo profesional y ellos el afán de protección de su niño; pero cuando se logra hacer comunidad, el niño se sien-te mejor y se le da fortaleza.

¿Es cierto que la infancia actual es hiperactiva?Hay que definir lo que es hiperactividad y lo que no. Muchas veces puede ser una reacción sana a un mundo insano. En Norteamérica hay estudios que de-muestran que veinte minutos de paseo por la naturaleza con niños hiperactivos los cura. Yo creo que eso no es hipe-ractividad sino déficit de naturaleza. Ahora todo se soluciona con un medi-camento, el Ritalín, que se da a mansal-

va, pero no se tiene idea de las conse-cuencias que tendrá a largo plazo. Es un problema de relaciones: los niños hoy en día viven en un mundo muy téc-nico y muy acelerado y pierden las rela-ciones con las cosas. Somos seres bio-lógicos, de la vida, y tenemos que volver a reencontrar la naturaleza y en-señarles a manejarse en este mundo acelerado y tecnificado.

¿Qué haría una escuela Waldorf ante un niño hiperactivo?Nuestra mayor experiencia es con niños mayores, y nos dice que la música, la jardinería y los cuentos ayudan mucho. La jardinería tiene un proceso y los ni-ños pueden ver cómo las plantas cre-cen despacito. La buena música, el can-tar, que es abrir el alma, y el contar historias. En Australia se hizo un ensayo con niños en situaciones de deprava-ción muy grandes, que venían de cam-pos de refugiados y eran incapaces de mantenerse en grupo, siempre se po-nían en fila, porque era a lo que esta-ban acostumbrados. Les visitó un artis-ta, que simplemente tocó ante ellos. Los resultados fueron grandiosos: em-pezaron a acudir a las escuelas con re-gularidad y tuvieron unos resultados académicos buenos. El Gobierno aus-traliano ha dedicado un gran presu-puesto a este programa.

¿No son casos aislados?Son muchos y con resultados notables. En Canadá hay un programa que se lla-ma “Las raíces de la empatía”. Madres con niños pequeños (de infantil) acuden a los grupos de mayores y eso les baja la hiperactividad y mejoran el compor-tamiento. Los mayores crean relación con esos bebés, ven cómo evolucionan, cómo aprenden a gatear y, además, ven que se les permite tener alguien a su cuidado, por lo que aprenden de ellos mismos; no solo los niños apren-den de los adultos, también estos aprenden de los pequeños.

Usted ha dicho que hay mucho tiempo para ser adulto y muy poco para ser niño.No recuerdo haber dicho esto… [Ríe.] Pero es así. El tiempo de la infancia es muy valioso y debemos ser conscien-

tes de ello y respetarlo. Lo más impor-tante ha sido la Declaración de los De-rechos del Niño, y aún nos puede parecer mentira que exista. Educar no es un camino en un sentido único: tra-bajar con niños, que son sabios, nos permite descubrir al niño que todos llevamos dentro y entre los dos sacar lo mejor de nosotros mismos hacia la consecución de un mundo mejor.

¿Qué es lo mejor que ha aprendido de sus alumnos?Humanidad. Mi carrera, mi formación de maestro Waldorf, todos mis estudios se quedaron en nada cuando me puse a dar una clase. ¡No sabía nada! Lo úni-co que en ese momento te ayuda es la confianza que ellos ponen en ti, para que tú les enseñes. Ese sentirte desnu-do es para ellos un estímulo para otor-garte la confianza que necesitas, y es su voluntad de que tú les enseñes lo que te ayuda y hace que salga de ti algo positivo. Todo eso y conservar el senti-do del humor, que es muy importante. Si pierdes eso, malo.

¿Tiene algún alumno o alumna que le dejara una huella especial?Muchos. Ha habido tantos que no po-dría ni imaginárselos. Y siento una gran gratitud por todos ellos, porque me han permitido ser maestro. Tengo muy presente de dónde salí y en lo que fa-llé; todos los maestros fallamos, lo sien-to mucho pero es así.

¿Le ha servido su condición de padre para ser maestro o a la inversa?Es muy difícil contestar a eso. En el fondo tengo la sensación de que los maestros no somos buenos padres, porque estamos muy ocupados. Es-toy contento porque debido a mi tra-bajo mis hijos han ido a un colegio Waldorf y han tenido un recorrido bueno, con altos y bajos, como to-dos. Ahora son veinteañeros y están todos bien. Lo que no he podido ha-cer como padre lo he compensado con la decisión de llevarlos a un buen centro. Uno de los pequeños proble-mas de esta escuela es que te exige tanto, que dejas de lado cosas de la vida que son importantes, y mis hijos así me lo dijeron.

Educar no es un camino en un sentido único: trabajar con niños nos permite descubrir al niño que todos llevamos dentro