Entrevista García Marquéz

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Publicará hasta que caiga el dictador “y va a caer”, afirma García Márquez mantiene su “pleito” con Pinochet Por Carlos Ramírez

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Publicará hasta que caiga el dictador

“y va a caer”, afirma

García Márquez

mantiene su “pleito”

con Pinochet

Por Carlos Ramírez

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─ ¿Y cuándo publicas, Gabriel?

─ preguntó Tito Monterroso.

─ Ya dije que publico cuando caiga Pinochet- respondió García Márquez.

─ Ah. Pues como Pinochet no cae, entonces vuelve a publicar. ¿Qué esperas?

Para García Márquez éste fue un chiste de Monterroso y no se trató en rigor, de una posibilidad. Sin embargo, el escritor colombiano está listo: tiene terminados una novela y un libro de cuentos y sólo espera que caiga Pinochet para lanzarlos al mercado editorial. Pero Pinochet sigue en el mismo puesto desde 1973 y los amigos chilenos de García Márquez empiezan a presionarlo para que reconsidere su promesa. El autor de Cien años de soledad dice a Proceso:

“Hasta hoy sigo pensando que yo tengo razón: no publico hasta que caiga Pinochet. Y creo que Pinochet va a caer: está aislado dentro de las propias fuerzas armadas chilenas. Creo que el gran riesgo que amenaza a Pinochet, ahora no es gran movimiento internacional que logró hacerse en los setentas, ni es la fuerza de los partidos políticos chilenos que apenas empiezan a levantar cabeza después del feroz castigo, ni es la fuerza popular que aún no logra organizarse eficientemente para derrocarlo. No: el gran riesgo que amenaza a Pinochet está dentro de las fuerzas armadas. Pinochet se ha creído, que es presidente. Y su dictadura no es sólo contra el pueblo chileno, sino contra grandes sectores de las fuerzas armadas. Mientras el libro de cuentos madura, Pinochet va a caer, estoy seguro”.

No obstante, el colombiano declara que la proposición de sus amigos chilenos “hay que pensarla”. Señala: “los chilenos dicen que mi decisión en 1975 tenía un valor y en 1980 tiene otro. Las condiciones de Chile y América Latina no son las mismas. Dicen mis amigos que el que está ganando es Pinochet, porqué está consiguiendo que yo no publique. Este ángulo es interesante”.

Por lo pronto, García Márquez se enfrenta a dos hechos: en este 1980 se cumplen cinco años de su compromiso de no publicar y este año, también tiene preparados la novela Cónica de una muerte adelantada1y de un libro de cuentos que narra el enfrentamiento cultural de latinoamericanos en Europa.

─ Por los títulos y temas de los cuentos pudiera pensarse que hay en su obra desde ahora, un cambio, un giro sensible, que pudiera anunciar que abandona su temática tradicional, aquella que gira en torno de Cien años de soledad, de Macondo, del coronel, Aureliano Buendía. ¿Es así?

─ Los temas de latinoamericanos en Europa corresponden a mi edad actual. El escritor desarrolla temas de acuerdo con sus experiencias. Yo tengo experiencias latinoamericanas, vividas y muy fuertes, que han sido hasta ahora la base de mis libros: todas las experiencias de un escritor son útiles para su literatura. Mi experiencia en Europa empezó cuando tenía veintitantos años. Es curioso: mis experiencias vitales necesitan 20 años de maduración para que empiecen a aparecer en mi literatura.

En todo caso, los cuentos no significan en modo alguno una desvinculación de mis raíces latinoamericanas, sino más bien su confrontación con otras culturas. Yo no suelo analizar mis libros; soy un mal crítico común de mis cuentos, sería sin duda la confrontación de dos culturas: la latinoamericana y la europea.

Yo conocía a América Latina en Europa. Cuando llegué a Europa era solamente colombiano, allá conocí a este continente, allá descubrí todo lo que teníamos en común. Vi a América Latina con otra perspectiva, mucho más amplia. En un solo café, un una sola noche, aprendía sobre Argentina, Venezuela, Bolivia, México, como si estuviera viajando a través del continente. Lo más difícil fue encontrar ─ y aún lo es ─ a mexicanos. Todo mexicano que me encuentro en el extranjero dice

1 El libro se publicó con el título definitivo de Crónica de una muerte anunciada.

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que está esperando que sea miércoles para regresar a México. Viven esperando el miércoles.

─ Pero la temática de sus cuentos parece dejar atrás el mundo de Macondo. ¿No cierra usted una etapa de su obra?

─ No sé, no sé si es parte de la misma etapa. Este problema vamos a dejárselo a los críticos, que son los que lo saben todo.

─ ¿Desaparece en estos cuentos las referencias tangenciales a Macondo o al mundo de sus novelas y cuentos anteriores? Su obra es, puede decirse, una sola gran novela. Por ejemplo: ¿sus cuentos inéditos olvidan o soslayan referencias a las guerras colombianas, a Macondo, al coronel Aureliano Buendía, como ocurre en toda su obra?

─ Hay una referencia al coronel Gerinaldo Márquez en Crónica de una muerte adelantada, la novel que he terminado. Márquez fue compañero de Buendía en Cien años de soledad. Si no hay referencias a Macondo es porque me esfuerzo, en muchos casos, para no hacerlo, a fin de no dar la impresión de que estoy haciendo un comercial.

Hace dos años, en 1978, García Márquez hizo un recuento de sus notas literarias que podrían convertirse en cuentos. Ese inventario arrojó la posibilidad de 100 cuentos. “Si en promedio estaban calculados a 20 cuartillas por cuento, tenía yo 2,000 páginas de cuentos. Era una monstruosidad. Hice entonces, una selección muy drástica y me quedó material para entre 20 y 30 cuentos. Desde entonces he trabajado en ellos. Y es difícil, porque cada cuento cuesta mucho trabajo: para una novela, se calienta el brazo para comenzar y luego sigue uno sumando cuartillas y cuartillas; en el cuento es distinto: hay que calentar el brazo para cada texto y su tamaño es corto.

Crónica de una muerte adelantada es, para García Márquez, el texto que más le gusta, “porque es una especie de síntesis entre el periodismo y la literatura” y representa su primera

incursión en la novela policiaca. Dice el escritor colombiano que esta novela es la mitad, en tamaño “de mi mejor libro: El coronel no tiene quien le escriba”. Pero a pesar de ser de 120 páginas, el texto le costó años de trabajo.

El tema de la Crónica de una muerte adelantada es la exploración del comportamiento humano, a la manera del guión cinematográfico El presagio, del propio García Márquez. “Pero el tema es más antiguo y lo había tratado, ya, Sófocles en su Edipo rey”. Destaca en esta novela el juego de significaciones que se desarrolla, inevitablemente, al anunciarse por adelantado un asesinato:

“Es la historia de un crimen que todo un pueblo sabe que se va a cometer, menos el hombre al que van a matar, y los que van a matarlo se lo cuentan a todo el mundo para que le avisen a ese hombre y se ponga a salvo. Pero nadie se lo dice al hombre para que la impidan. Pero nadie se los impide porque todo el mundo cree que, por sabido, nadie sería capaz de cometer esa muerte.”

─ ¿Está satisfecho con esta novela?

─ De todos mis libros es el que considero más realizado.

EL PERIODISMO, MÁS EFICAZ EN POLÍTICA QUE LA LITERATURA.

En 1975 se efectuó en México una reunión internacional para juzgar los crímenes de la junta militar chilena, en la que estuvo presente Gabriel García Márquez. Acababa de entrar en circulación, después de una expectativa singular en la literatura latinoamericana, su novela El otoño del patriarca. Pero como dice el propio autor, para los periodistas el libro publicado prácticamente no existe. “Ya lo decía Hemingway: todo libro termina como un león muerto.” García Márquez, en esa ocasión ya había tomado una decisión en privado, en relación con el problema chileno.

“Aproveché la reunión y su eco internacional para anunciar mi huelga literaria: dije que me había prometido a mí mismo que no publicaría otro libro

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de literatura mientras no cayera Pinochet; que el tiempo que destinaba a la literatura lo ocuparía para hacer periodismo político: la situación creada por la dictadura chilena era una situación de emergencia y el periodismo es un arma de emergencia, mientras que la literatura puede esperar más tiempo: es un arma política a largo plazo”, dice el escritor colombiano.

“Desde entonces, agrega, ha hecho varios reportajes políticos sobre Cuba, Vietnam, Nicaragua, Portugal; sobre las causas los más huérfanos. Pero, al mismo tiempo, he seguido trabajando en mis libros de literatura”.

─ Su decisión de no publicar se ubica en el contexto de polémicas acerca de los propósitos de la literatura. Usted no publica más literatura y sí, en cambio, publica reportajes de carácter político. Ustde no cambió su estilo literario para hacerlo, por ejemplo, más contenidista y optó por el periodismo, cuyo contenido político y social es esencial. ¿Por qué?

─ Todo ello está relacionado con la eficacia. Creo que tanto la literatura como el periodismo tienen eficacia política: pero creo que el periodismo tiene mayor eficacia temporal, es decir: es más de emergencia.

Pero el análisis conduce a la eterna pregunta del compromiso del escritor. Hoy nadie duda de que exista ese compromiso. En los sesenta se hablaba de si el escritor estaba o no comprometido. Hoy el compromiso existe: es con la realidad, con toda su realidad y no sólo con su realidad política. Y la polémica de los sesenta era infinita y se centraba sobre los escritores. Y no sé por qué a los escritores nos jodía con esa pregunta, si todo el mundo debe tener un compromiso con la realidad; el cocinero, el chofer, el zapatero. Es absolutamente imposible hacer una obra literaria sin contenido político. En mayor o menor medida, pero habrá contenido si está vinculada con la realidad.

─ ¿Y su caso?

─ Otra cosa es que un escritor como yo no esté conforme y vaya más lejos, utilizando políticamente mi literatura y, también, la fama que se deriva de ella, ese capital sobrante que yo no esperaba y al que tenía que darle una utilidad política.

─ Su compromiso y su promesa de no publicar hasta que caiga Pinochet, ¿no pudiera ser algo muy personal? ¿No ha pensado en publicar un cuento por cada dictador latinoamericano que caiga? Se derrumbó Somoza y en El Salvador y Guatemala parecen a punto de caer otros dictadores.

─ Mi compromiso fue en relación con Pinochet, exclusivamente, y vale sólo en relación con Pinochet. Ni siquiera se refiere al régimen chileno. Sino que se refiere a la persona de Pinochet. Si quiera, tómelo como un pleito personal.

García Márquez tiene, para aprovechar el tiempo mientras cae Pinochet, dos libros en reposo, “como los buenos vinos”. Dice “además, yo no publico un libro inmediatamente que lo termino. Primero se lo muestro a un grupo de amigos, los mismos de siempre. Oigo sus opiniones, las discuto, converso con ellos. Uno de mis amigos encontró cosas que no le parecieron en Crónicas de una muerte adelantada; las discutimos e hice cambios, algunos muy profundo. Es decir: cuando termino el trabajo de la máquina hay, enseguida, otro proceso: reposan los textos como los buenos vinos, hasta que estoy convencido de que el libro es el que quería escribir”.

─ ¿Cómo ha recibo usted las críticas a su trabajo de periodismo político?

─ Bueno; esas críticas tienen un contenido político y una intención política.

─ dice finalmente Marquez.