Epígrafes de El Poeta Niño

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Epígrafes de El Poeta Niño. El primero, (de Marcel Proust, de Por el camino de Swann, de En busca del tiempo perdido) enmarca toda la primera parte de la novela, desde el nacimiento hasta el viaje a México. “No se oía ningún ruido de pasos en las alamedas. Divisando la altura de un incierto árbol, un pájaro invisible se ingeniaba para que la jornada se encontrara corta, exploraba con un nota prolongada la soledad ambiente, pero recibía de ella una réplica tan unánime [acorde, conforme]; (recibía) de vuelta, un golpe tan redoblado [reiterado] – de silencio y de inmovilidad (1), que se habría dicho que acababa de detener para siempre el instante que (él = el invisible pájaro) había buscado hacer pasar más rápido.” 1) La sintaxis podría ser distinta: “(recibía) de vuelta, un golpe de silencio y de inmovilidad tan redoblado [reiterado] que se habría dicho…“ El segundo epígrafe de Virgilio (Égloga 111) enmarca la segunda parte, los poemas de “Aire Verde Sangre”: “Misi decem aurea puero, lecta ex silvestri arbore, quod potui cras mittam altera”. Trad.: “Diez pomas de oro, cogidas por mí del árbol, he enviado a mi zagal. No pude más, mañana le enviaré otras tantas” (Égloga III “Palemón”…esto lo dice el pastor Melcanas al pastor DAmetas en una especie de contrapunto poético) (Palemón sirve de árbitro). El tercer epígrafe enmarca la tercera parte, y es una Égloga (también la 111) de Garcilaso de la Vega (se ven en la tela las silvestres diosas que derraman tristes rosas sobre la ninfa muerta), enmarca “La sardina”.

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Epígrafes de El Poeta Niño.

El primero, (de Marcel Proust, de Por el camino de Swann, de En busca del tiempo perdido) enmarca toda la primera parte de la novela, desde el nacimiento hasta el viaje a México. “No se oía ningún ruido de pasos en las alamedas. Divisando la altura de un incierto árbol, un pájaro invisible se ingeniaba para que la jornada se encontrara corta, exploraba con un nota prolongada la soledad ambiente, pero recibía de ella una réplica tan unánime [acorde, conforme]; (recibía) de vuelta, un golpe tan redoblado [reiterado] – de silencio y de inmovilidad (1), que se habría dicho que acababa de detener para siempre el instante que (él = el invisible pájaro) había buscado hacer pasar más rápido.”

1) La sintaxis podría ser distinta: “(recibía) de vuelta, un golpe de silencio y de inmovilidad tan redoblado [reiterado] que se habría dicho…“

El segundo epígrafe de Virgilio (Égloga 111) enmarca la segunda parte, los poemas de “Aire Verde Sangre”:“Misi decem aurea puero, lecta ex silvestri arbore, quod potui cras mittam altera”. Trad.: “Diez pomas de oro, cogidas por mí del árbol, he enviado a mi zagal. No pude más, mañana le enviaré otras tantas” (Égloga III “Palemón”…esto lo dice el pastor Melcanas al pastor DAmetas en una especie de contrapunto poético) (Palemón sirve de árbitro).

El tercer epígrafe enmarca la tercera parte, y es una Égloga (también la 111) de Garcilaso de la Vega (se ven en la tela las silvestres diosas que derraman tristes rosas sobre la ninfa muerta), enmarca “La sardina”.