¿Qué diferencia a un auténtico loco de los coches?

Coches. ¿A quién no le gustan? Cualquier hombre “que se precie” será capaz de ha-certe una completa disertación acerca de las maravillas mecánicas que tiene su co-che, o el de su primo, vecino o amigo. O de aquella vez que condujo un Mercedes, Ferrari o Dios sabe qué.

Todo el mundo es capaz de decir que “le gustan los coches”, que le “apasionan”, se son auténticos “petrolheads” de primera. Pero, señores, yo discrepo, y mucho.

Amantes reales de las cuatro ruedas hay tan pocos como amantes de las dos rue-das auténticos. Cuando las motos “gor-das” dejaron de ser un medio de transpor-te para convertirse en una simple pasión, cuando cualquiera podía comprarse un coche, las ventas de motos no “útiles” (es

decir, todo lo que no sean motos “de tra-bajo”, scooters, 125s...) cayeron en pica-do en este país, quedando un reducido grupo de apasionados por las dos ruedas como clientes del sector, de las revistas. Un grupo de personas reducido, pero pa-sional, reducido pero interesado y cono-cedor del mundillo.

Y en los coches pasa lo mismo. Si ma-ñana descubriéramos un medio de trans-porte alternativo mejor, como el teletrans-porte, la gran mayoría de las personas se desprenderían sin más ni más de su co-che. Si los “coches voladores” existieran de verdad, la gran mayoría de sus usua-rios actuales dejarían a un lado los terres-tres, y se centrarían en la nueva hornada.

Pero, entonces, ¿cómo comprender, en-tender y descubrir a un auténtico petrol-head?

Bueno, hay un principio bastante senci-llo y que todos y cada uno de los que me leéis podréis autoconsultaros. Vamos ahí: ¿Alguna vez habéis cogido el coche sólo por conducir? Es decir, ¿habéis arrancado el coche, salido a la carretera, y vuelto al garaje, sin más objetivo que disfrutar de la conducción? ¿habéis conducido por con-ducir, de A hasta A sólo por y para disfrutar del acto de conducir?

Y ¿lo habéis hecho en los últimos, qué se yo, seis o doce meses?

Si respondéis afirmativamente, si respon-des afirmativamente, amigo mío, entonces “eres uno de los míos, o de los nuestros”, leelo como quieras. Si respondes negati-vamente, tal vez puedas entonces recon-siderar tu afición. Pensar si realmente te gusta conducir y los coches, o te gusta el mundillo que los rodea, aquello de “molar” por llevar un coche bonito, o aquello de ser el que más sabe de un tema concreto a base de rastrear web y revistas.

Porque los coches y la afición sobre los mismos no consisten en plantarse delan-te de la pantalla del ordenador o las ho-jas de una revista y leer apasionadamen-te cómo otros te disertan o disfrutan y te cuentan cómo va tal o cual modelo para que luego lo puedas repetir cual urraca en la barra del bar, en el foro de turno (sí, ese de coches en el que nunca se habla de coches), o en un blog. No señor. Los coches son para conducirlos y disfrutar haciéndolo.

Si no disfrutas conduciendo, entonces no te gusta el mundo automóvil, te puede gustar lo que lo rodea, pero amigo mío, no comulgas con nuestra religión de Pe-trolheads.

He de reconocer que cada día, con el in-cremento del precio de la gasolina, y con la mayor carga de trabajo, se va haciendo más complicado conseguir ese rato, ese tiempo para poder arrancar el coche e ir a dar un simple paseo, sea a ritmo salva-je o a ritmo de paseo, conduciendo por conducir, nada más. Pero siempre que lo hago, disfruto y me reconcilio con mi gran

pasión que son los coches (además de ser un trabajo a tiempo completo, noches y sueños incluídos).

Porque así es nuestra afición, y tiene mu-cho en común con la afición a la moto-cicleta, en la que la gente conduce por puertos de montaña sólo por darse pa-seos y disfrutar. Porque los coches pa-sionales no se compran con el raciocinio, sino con la expectativa de disfrutar al vo-lante tras ellos (nunca deberías comprar un coche más rápido porque es “guay” tenerlo, o por querer aparentar, aunque desgraciadamente esto sucede en una gran porción de casos).

Y tú, ¿eres entonces de los nuestros?

Entonces, si así es, disfrutarás, y mucho, con Scratch y su apartado de coches de calle. Te lo prometo. Porque esto lo escri-ben apasionados para apasionados. Sin más ni más. Sin trampa ni cartón, sin fo-rofismo por marcas o modelos, sólo con amor por las sensaciones que se viven tras un volante.