Eric Schliesser, La concepción benevolente pero interesada de la filosofía de Adam Smith

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    Estudios Pblicos, 104 (primavera 2006).

    ENSAYO

    LA CONCEPCIN BENEVOLENTE PERO INTERESADA

    DE LA FILOSOFA DE ADAM SMITH*

    Eric Schliesser

    En este ensayo se explora la concepcin que tiene Adam Smith de lafilosofa y de la relacin de sta con la vida corriente (poltica/reli-gin) y con la filosofa natural (ciencia). Primero se resea la inter-

    pretacin naturalista de Smith de la filosofa natural de Newton,contrastndola con las concepciones de Hume y Berkeley. Luego seexplica el doble rol que Smith le atribuye a la filosofa: como fuentede consejos para el diseo de un marco institucional equitativo ycomo instrumento que puede ayudar a prevenir a la ciudadana de las

    ERIC SCHLIESSER. Ph.D., Filosofa, Universidad de Chicago. Profesor delDepartamento de Filosofa en Syracuse University. Investigador Asociado, AmsterdamResearch Group in History and Methodology of Economics. Coeditor con Leonidas

    Montes, New Voices on Adam Smith (Londres: Routledge, 2006). Ha publicadonumerosos artculos en revistas especializadas.

    * Adam Smiths Benevolent and Self-interested Conception of Philosophy,publicado en New Voices on Adam Smith, Leonidas Montes y Eric Schliesser, editores(Londres: Routledge, 2006). Traduccin al castellano deEstudios Pblicos. Su publica-cin en esta edicin cuenta con la debida autorizacin.

    Agradezco a Christopher Berry, Doug den Uyl, Abe Stones, Maria Paganelli,Ryan Hanley, Sam Fleischacker, Fonna Forman-Barzilai, James Buchanan, Sandra Peart,David Levy, Larry Mary, Marilyn Friedman, Ali Khan, Steve Viner y a quienes en laWashington University hicieron tiles comentarios a una versin anterior de este trabajo.

    Asimismo, quisiera reconocer mi deuda con Lauren Brubaker y Spencer Pack por nuestrasinnumerables conversaciones acerca del concepto de filosofa de Smith. A Leonidas Mon-tes habr de acusarse por los errores que todava pueda contener este captulo.

    Para las abreviaciones y referencias de las obras de Smith, vase seccin a) delas referencias bibliogrficas.

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    Las ideas no se producen de cualquier forma ni menos alazar, hay cierto orden y relacin entre ellas como entrecausa y efecto; tambin hay diversas combinaciones de

    ellas que han sido concebidas de un modo muy regular yartificial y que, como tantos otros instrumentos en

    manos de la naturaleza que estn ocultos, por asdecirlo, tras el escenario, participan en forma secreta en

    la produccin de las apariencias que se observan en elteatro del mundo y que slo son discernibles para el ojocurioso del filsofo.

    (George Berkeley, Principios del ConocimientoHumano, Seccin 64.)

    l propsito de este ensayo es explicar el concepto que tieneAdam Smith del rol de la filosofa y, especialmente, de su relacin con lavida comn (cmo se manifiesta en la poltica, la religin, la opinin pblica,

    etc.) y con la filosofa natural (es decir, la ciencia). Postulo que la visin quetiene Smith del problema tradicional entre la filosofa y la sociedad, es decir,el Problema Socrtico con lo que me refiero a que el pensamiento libre yracional puede verse menoscabado por diversas exigencias sociales, ascomo el problema ms reciente, aquel de una ciencia dotada de autoridadpor encima de la filosofa el desafo de Newton, pueden comprendersemejor a la luz de la discusin de Smith respecto al cuestionamiento que haceRousseau de la vala de la sociedad comercial.

    En la seccin siguiente argumento en contra de las afirmaciones deque el concepto de ciencia de Smith sera baconiano (es decir, en torno de lautilidad) y que l niegue que la filosofa sea un fin en s misma. En la terceraseccin esbozo la respuesta de Smith respecto al xito de la ciencia.A diferencia de Berkeley o de Hume, no persigue Smith restringir o reinter-pretar los ttulos de la ciencia. l adopta un punto de vista terico en el quelos resultados de la ciencia son examinados de modo crtico y eventualmen-

    tendencias faccionarias y del fanatismo como consecuencia no desea-da de la religin.

    Finalmente se analiza la respuesta de Smith a Rousseau. sta proce-de en dos niveles: el primero concierne al entendimiento correcto delrepublicanismo moderno y el segundo al entendimiento correcto delpunto de vista terico. Se refuta aqu la difundida visin de Smithcomo un defensor irrestricto del mercado econmico y del mercadode la moral. Se argumenta que Smith aprueba la vida comercial comoun medio para hacer posible la filosofa y se analiza el debate conRousseau, en particular el famoso pasaje sobre el engao de lanaturaleza enLa Teora de los Sentimientos Morales.

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    te aprobados. En la cuarta seccin explico el doble papel poltico que paraSmith tiene la filosofa: como consejera de estadistas, la filosofa contribuye

    al diseo de una estructura institucional equitativa; y al interior de la socie-dad, la filosofa puede ayudar a inmunizar a los ciudadanos contra los peli-gros de la religin y del sectarismo.

    La seccin final analiza la multifactica respuesta de Smith aRousseau. Sostengo que Smith ataca la filosofa abstracta de Rousseau,especialmente su defensa de la autosuficiencia. La discusin de Smith conRousseau acontece en a lo menos dos niveles: uno se refiere a la correctacomprensin del republicanismo moderno y el otro concierne a la correcta

    comprensin del punto de vista terico. Mi tesis pone en tela de juicioconcepciones frecuentes acerca de la filosofa de Smith, esto es, aquellasque ven en este pensador un simple defensor del mercado de la moral y delmercado de la economa poltica (p. ej. Otteson, 2002). Sostengo, por elcontrario, que Smith ms bien aprueba la vida comercial como medio para lafilosofa.

    Curiosidad y admiracin por los filsofos

    En esta seccin argumento que Smith plantea una tesis antibaconia-na respecto al origen y uso de la filosofa. (En tiempos de Smith, artes,ciencias y filosofa podan tener connotaciones ms amplias y estarms cerca de ser sinnimos; vase, p. ej., Astronomy, II, I2, 46. Para unanlisis de este asunto, vase Buckle, 1999: 7-8, aunque est centrado parti-cularmente en Hume.) Es ms, aun cuando los filsofos puedan creer que sediferencian del grueso de la humanidad comn y corriente, de acuerdo conSmith la filosofa es solamente una ocupacin ms entre muchas otras. En elprimer captulo del primer libro deLa Riqueza de las Naciones (RN), Smithdestaca que los filsofos forman parte de la divisin del trabajo (RNI.i.9, 21-22); poco despus hace escarnio de la vanidad de los filsofos por pensarlo contrario (RNI.ii.4, 29). De modo que Smith sigue a Hume cuando sostie-ne que la filosofa acontece al interiorde la sociedad (vase Hanley, 2002,y para un argumento diferente, Schliesser, 2003). Como postula Smith enLa Historia de la Astronoma (Astronomy), la filosofa surge cuando elderecho ha impuesto orden y seguridad y la subsistencia deja de ser preca-

    ria, cuando se ha incrementado la curiosidad de la especie humana y hadisminuido su temor. El ocio del que entonces disfrutan los hombres losvuelve ms atentos a los fenmenos de la naturaleza (Astronomy III.3,50). Por lo tanto, la invocacin que hace Smith de la filosofa como una msentre otras actividades y su nfasis en que no hay diferencia entre unfilsofo y un mozo de carga cualquiera (RNI.ii.4, 28) indican al inicio deRNque su teorizacin tambin se aplica al oficio y ocupacin de la especu-

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    lacin (RNI.i.9, 21; sobre este tema, vanse Levy, 1988 y 1992; Peart yLevy, 2005).

    De acuerdo con Smith, el oficio del filsofo consiste en no hacernada pero observarlo todo; y son los filsofos quienes, por esta razn, amenudo son capaces de combinar las fuerzas de los objetos ms distantes ydismiles (RNI.i.9, 21). La referencia nada de escptica a unas fuerzas esnewtoniana1; coincide con su tendencia general a adoptar el esquema deNewton. Por ejemplo, en su ensayo Of the External Senses, Smith descri-be a los planetas como masas en movimiento (EPS 12, 137). Sostengo enotra parte que en una de sus principales argumentaciones en defensa de los

    postulados de Coprnico, Smith acepta tcitamente los criterios de Newtonpara evaluar las razones de la anterior comunidad de filsofos naturales,aun cuando el propio Newton estaba dispuesto a emplear argumentos queapelaban al antiguo conjunto de normas (Astronomy IV.58, 90-91 y IV.67,98; Schliesser, por publicar). Smith no intenta evitar la discusin de la ac-cin-a-la-distancia de Newton2; explica cmo la teora de Newton suponeuna atraccin universal, mutua y simultnea entre los planetas y el sol (As-tronomy, IV, 67-76, 98-104). Smith se da cuenta de que se puede concebir

    la luna como en permanente cada sobre la tierra y habla libremente de lamutua atraccin entre los planetas (Astronomy IV, 67-68, 99; sobreNewton y Smith, vanse los esfuerzos pioneros de Montes 2003; vansetambin Montes 2006 y Schliesser 2005b).

    Muchos han querido ver una posicin escptica en la interpretacinpsicolgica que da Smith a la aceptacin de una teora (Cremaschi, 1989;Pack, 1991: 114; Griswold, 1999: captulos 4, 8, y eplogo; Rothschild2002:138-140, 229). Es cierto que los ejemplos que da Smith de la aceptacin

    de las fuerzas invisibles son compatibles con un tipo de realismo escpti-1 Vase el Prefacio de Newton para los Principia: Considero a la filosofa

    [...] y no escribo sobre las fuerzas manuales sino que sobre las naturales, y considero enlo principal aquellas cosas que se relacionan con la gravedad, la levedad, la fuerzaelstica, la resistencia de los fluidos y fuerzas semejantes, ya sean por atraccin oimpulsin; y por ello ofrecemos este trabajo como principios matemticos de la filoso-fa, pues toda la carga de la filosofa parece consistir en esto: investigar las fuerzas de lanaturaleza a partir del fenmeno del movimiento y luego describir, a partir de esasfuerzas, el resto de los fenmenos.

    2

    El trabajo de Mirowski (1989, 164), si bien ampliamente difundido (adems deentretenido), es altamente engaoso cuando sugiere que Smith quera desviar nuestraatencin de la accin-a-la-distancia de Newton. Mirowski no slo cita dos pasajes fuerade contexto (en que no hay mencin alguna a Newton), sino que adems no hacereferencia a pasajes en que Smith discute los principios de Newton! A partir del relatode Mirowski jams llegaramos a saber que, aparte de los pasajes citados en el texto,Smith tambin escribi que [Newton] demostr que si los planetas gravitan en torno alsol y uno en relacin al otro [...] (Astronomy IV.67).

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    co que recientemente ha sido atribuido a Hume (Wright, 1983). Pero auncuando esto no puede ser descartado, en Astronomy hay un ejemplo

    muy sorprendente y escasamente considerado del rechazo por parte deSmith del escepticismo al estilo de Hume. EnEHU4.2.16 Hume se refiere a lafuente desconocida del carcter nutritivo del pan como ejemplo de nuestraignorancia de las fuerzas naturales, esto es, de cmo la naturaleza nos hamantenido a gran distancia de todos sus secretos. Hume interpreta losavances de Newton en general como una confirmacin de esta concepcin.En su The History of Englandescribe: Mientras Newton pareca removerlos velos de una parte de los misterios de la naturaleza, al mismo tiempo

    puso de manifiesto las imperfecciones de la filosofa mecnica; y con ellorestituy sus secretos elementales a esa oscuridad en que siempre permane-cieron y por siempre permanecern (VI, 542; cursivas agregadas). Hume serefiere a la refutacin que hace Newton de la filosofa mecnica como evi-dencia decisiva para la afirmacin de que la naturaleza permanecer en prin-cipio inescrutable3 (en EHU4.1.12, Hume tambin restringe lo que sernlas causas y los principios primordiales que alguna vez habremos de des-cubrir en la naturaleza, aunque en el contexto baja un tanto sus apuestas).

    En su Astronomy, Smith circunscribe cuidadosamente el nosotros im-plcito en el ejemplo del pan que da Hume. Smith discute el ejemplo sola-mente como una instancia de la diferencia entre el grueso de lahumanidad y los filsofos. Los primeros rara vez han sentido curiosi-dad por inquirir cmo el pan se transforma en carne y huesos, mientrasque los segundos han intentado hallar el eslabn de la cadena que puedaexplicar la nutricin del cuerpo humano. Smith trata este ejemplo no comoconfirmacin de un tipo de escepticismo fundamental respecto al conoci-

    3 Buckle (2003: 85 y sig.) interpreta los comentarios de Hume como ecos de lasfamosas hiptesis non fingo de Newton y, por eso, considera que la postura de Hume(sea instrumental o realista escptica) es compatible con la de Newton. A mi entender,Hume acierta cuando afirma que, a la luz del propio Newton (y tambin en el hecho),Newton haba demostrado las imperfecciones de la filosofa mecnica. Pero Buckleno se da cuenta de que la hiptesis non fingo es un rechazo a las normas de evaluaciny, especialmente, a los criterios de inteligibilidad promovidos por la filosofa mecnica.Segn Newton se puede aceptar la realidad e inteligibilidad de las fuerzas aun cuando nose pueda dar una descripcin fsico-mecnica (para recurrir a la terminologa de

    Kant); esto es as porque Newton mismo rechaza que sea necesario. Pero esto nosignifica que para Newton los secretos de la naturaleza quedaran, en principio, parasiempre vedados al conocimiento. (Como revelan las preguntas de su Opticks, Newtonpiensa que vale la pena especular en torno de todo tipo de potenciales explicacionescausales de los fenmenos.) De modo que se ira demasiado lejos si se afirma queNewton piensa que no hay necesidad de mirar ms all en busca de otras causas subya-centes, o que stas seguirn sin respuesta por razones epistemolgicas (Cf. Strawson2002: 237 y 247-248). Agradezco a William Vanderburgh por su discusin.

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    miento posible de la naturaleza, sino ms bien como unproblema de inves-tigacin no muy diferente del que intenta relacionar la gravedad, elastici-

    dad e incluso la cohesin de los cuerpos naturales con algunas de sus otrascualidades (Astronomy II.11. 44-45; la filosofa es la ciencia de conectarprincipios de la naturaleza, II.12, 45). De modo que la respuesta al ejemplode Hume muestra que, para Smith, hay cierta diferencia entre el grueso dela humanidad y los filsofos que se manifiesta en una disimilitud en lacuriosidad. Esa disparidad es en gran medida un efecto de la divisin deltrabajo, procedente del hbito, la costumbre y la educacin (RNI.ii.4, 28-29). En contraste, veamos lo que afirma el eminente acadmico Sam Fleis-

    chacker: Smith jams sugiere en alguno de sus escritos que pudiera haberuna diferencia entre las creencias de la vida comn y las visiones de losfilsofos, como s lo hace su amigo David Hume (Fleischacker, 2004: 15).Sin compartir la cacera de doctrinas esotricas en Adam Smith (el obje-tivo de Fleischacker en el contexto de su cita), este ensayo es, pues, unaamplia crtica de la posicin de Fleischacker.

    De acuerdo con Smith, en ocasiones la labor e ingenio de los filso-fos conducen a mejoramientos en las maquinarias; presumiblemente debi-do a su capacidad de combinar entre s las fuerzas de objetos distantes.No cabe duda de que es este dominio de la naturaleza con los dispositivostecnolgicos lo que ha llevado a ciertos comentaristas perspicaces a atribuira Smith una comprensin de la filosofa al modo de Bacon (vase Berry porpublicar y la visin ms amplia defendida en Berry, 1997: 53 y sig.). Peroesto es engaoso. Primero, slo algunos de los mejoramientos sonatribuidos a hombres de especulacin, mientras muchos se deben a losfabricantes de las mquinas (RNI.i.9, 21). Es ms, en La Teora de losSentimientos Morales (TSM)la tendencia a enfatizar la utilidad de las cien-

    cias ms abstrusas se explica como una respuesta retrica post-facto endesaprobacin de aquellos que no tienen gusto por tan sublimes descubri-mientos. (Tal vez el objetivo de Smith sea la manera en que Hume se refierea Newton en su Of the Middle Station of Life). Claro que las cienciaspueden tener alguna utilidad: La utilidad de esas ciencias, sea para elindividuo o para el pblico, no es muy obvia, y probarlo requiere de unadiscusin que no siempre es fcilmente comprendida (RNIV.2.7, 189). Peroste no es el punto central. La visin baconiana no calza con la descripcin

    que da Smith del origen de la ciencia. Al contrario de Rousseau, por ejem-plo, quien afirma que las ciencias son engendradas en el ocio (Discourseon the Sciences and Arts, Parte II,39, OC III, 18), Smith insiste en que elperturbador sentimiento de

    [...] asombro [...] y no alguna expectativa favorable a partir desus descubrimientos, es lo que constituye el primer principio

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    que impulsa al gnero humano al estudio de la filosofa [...] y[ellos] emprenden ese estudio por su bien en s, como un

    placer inusual o un bien en s mismo, sin tener en cuenta sutendencia a procurarles los medios para otros placeres (As-tronomy, III.3, 51)4.

    Para Smith, la filosofa apunta originalmente a calmar la imaginacin:La filosofa [...] intenta introducir orden en el caos de las irritantes y discor-dantes apariencias, busca apaciguar este revuelo de la imaginacin (As-tronomy II.12, 45-46).

    En RN, cuando Smith discute la filosofa moral y natural (RNV.i.f.26, 767-770), enfatiza, hacindose eco de su Astronomy, cmo ambasse originan en la curiosidad y el asombro (RNVi.f.25) y apelan a la bellezade un arreglo sistemtico (RNV.i.f.25, 768; acerca de la importancia de labelleza y las consideraciones estticas en la ciencia y la filosofa, vansetambin TSM I.i.4.3, 20 y Astronomy IV.13, 62). Smith seala que loshombres de teora son aficionados a las paradojas y a aparentar entenderaquello que sobrepasa la comprensin de la gente comn (RNIV.ix.38, 678-

    679; vase tambin Astronomy, IV.33, 75). Es la admiracin la que nospermite aplaudir las virtudes intelectuales (TSMI.i.4.3, 20; sobre la admi-racin, vase tambin Astronomy, Intro, 5-7, 34 y IV.5, 56, etc., RNIV.ix.38, 678-679; vase Schliesser, por publicar)5. Dado que la filosofa estan slo una entre muchas ocupaciones, su descripcin del asombro coinci-de muy bien con la psicologa de la ambicin profesional enRN, que esarticulada en trminos del deseo de emular y del afn de obtener la admira-cin pblica (RNV.i.f.4, 759-760; I.x.b, 23-25, 123-124).

    De modo que tantoRNcomo TSMy Astronomy coinciden todasen negar la importancia del enfoque baconiano respecto al origen y los

    4 Este pasaje es ignorado por aquellos, como por ejemplo Cropsey (1957: 7-9)y Griswold (1999), que afirman que Smith pensaba que la filosofa no es un fin en s. Esapostura parece ser sugerida en TSMI.i.4.5, 21, donde sin embargo concluye: La idea dela utilidad de todas las cualidades de este tipo [esto es, los sentimientos intelectuales] esclaramente algo que se nos ocurre despus y no lo que primero las recomienda paranuestra aprobacin. Para observaciones tiles, vase Fleischacker (2004: 69).

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    A veces se dice (vanse las referencias a Cropsey y Griswold en la notaanterior) que Smith descuida los sentimientos intelectuales en TSM, pero como muestrami discusin anterior y posterior de TSMI.i.4.3, 20, Smith introduce el examen de stosy de la vida terica al comienzo de TSM. Dado que diagnostica la hostilidad de lasociedad hacia la vida terica (vase mi anlisis de Astronomy IV.4, 55-56; RNV.i.f.4; TSM IV.2.7, 189, abajo), su relativa reticencia a explorarla ms a fondo en untrabajo destinado a un pblico ms amplio coincide con su punto de vista general.

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    objetivos de la filosofa. No es la utilidad o el amor por la ganancia lo queimpulsa y mantiene la actividad terica. Por el contrario, el amor por la

    paradoja, el asombro, la admiracin y la belleza constituyen importantesmotores de motivacin. Ms an, la actividad especulativa es un intento deciertas personas curiosas para situarse al margen de las personas corrien-tes. Sin embargo, esto no es ms que vanidad.

    Claro que Smith est de acuerdo con Hume (cf. The Rise and Pro-gress of the Art and Sciences) respecto a que en el transcurso del progre-so de la sociedad la filosofa se convierte en una actividad especializada,en s dividida en una gran cantidad de ramas diferentes, cada una de las

    cuales provee de ocupacin a una tribu o clase peculiar de filsofos (RNI.i.9, 21-22). En efecto, slo despus del avance del refinamiento, es decir,en una fase relativamente tarda de la civilizacin, la filosofa y la retricase pusieron de moda. Es entonces cuando el mejor tipo de personas [...]enva a sus hijos a las escuelas de los filsofos y retricos con el fin de quesean instruidos en las ciencias que estn en boga (RN V.i.f.43, 777). Ladivisin del trabajo que posibilita el crecimiento de la riqueza crea las condi-ciones que estimulan el inters por la filosofa, el que debe ser cultivado

    (durante mucho tiempo, la demanda que tuvo fue escasa,RNV.i.f.43,777). Una vez que hay mayor demanda por la filosofa se hace posible ladivisin del trabajo al interior de ella misma, lo que en ocasiones conduce amejoramientos en las mquinas que a su vez aumentan la productividad yamplan la divisin del trabajo y el crculo virtuoso de la riqueza (opulence).Todo esto apunta a establecer los deslindes de la filosofa como una msentre otras actividades de la sociedad.

    Por otro lado, para Smith al menos ciertos tipos de filosofa (moral)

    responden a su entorno. La Introduccin al Libro IV de RNparece dar aentender que los contenidos de los sistemas de economa poltica son elresultado de factores sociales y temporales difusos. En cierto modo repre-sentan el estado de progreso de la opulencia (RNIV Introduccin 2, 428).Por extrao que parezca, Smith deja sin explicar cules factores influyeronen su teora.

    Una vez que se ha llevado a cabo la especializacin entre los filso-fos, uno podra preguntarse cmo es posible observarlo todo y combinar

    conjuntamente las fuerzas de los objetos ms distantes y dismiles. Des-pus de todo, Smith enfatiza al comienzo deRNque la divisin del trabajohace que tengamos vistas muy parciales del todo (RNI.1.2, 14; vase Levy,1995; Schliesser, 2005b). En consecuencia, cmo pueden los filsofos serpropiamente filsofos si participan de la divisin del trabajo? Este tema se

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    vuelve tanto ms apremiante cuando se piensa que la filosofa meramenterepresenta el progreso de la opulencia individual del filsofo. Dada ladefinicin que Smith nos entrega de la filosofa, qu pretensin puede ellatener de ser comprehensiva* y verdadera? Debido a que las propias ambi-ciones de Smith en cuanto a ser un filsofo sistemtico fueron anunciadasen el ltimo prrafo de la primera edicin de TSM(1759) y refrendadas en elAdvertisement de la ltima edicin (1790; all desea continuar con laobligacin de hacer lo que pueda), podemos formular este punto como unproblema relacionado con la forma en que Smith entiende su propia activi-dad terica.

    Por otro lado, de Scrates en adelante la relacin de la filosofa conla sociedad no se encuentra tan exenta de problemas como Smith parecesugerir. No es slo la vanidad de los filsofos la que los conduce apensar que son diferentes del grueso de la especie humana. Incluso lassociedades ms libres, como la Atenas clsica, por ejemplo, pueden reaccio-nar en forma negativa a las actividades de los filsofos. (Es sta la nocinsubyacente al dilogo de la Seccin XI en el primer Enquiry de Hume.)Smith lo sabe. Escribe, por ejemplo, que en tiempos antiguos algunos fil-

    sofos de la Escuela Italiana slo enseaban sus doctrinas a los discpulosbajo el ms sagrado de los secretos, para que evitasen la furia del pueblo yno se les acusase de ser impos (Astronomy IV.4, 55-56)6. Las escue-las de los filsofos no eran respaldadas por el pblico. Durante largotiempo apenas fueron toleradas por ste (RNV.i.f.43, 777). En efecto, comoindica Smith (recurdese TSMIV.2.7, 189), incluso podra pensarse que elnfasis de los filsofos en la utilidad de su actividad era precisamente larespuesta retrica que exiga la desaprobacin social de la filosofa (cf. RNV.i.f.43, 778). Cuando Smith fue profesor en Glasgow dict un curso regularde retrica; estaba consciente de su poder (Ross, 1995: 128 y sig.; para unadiscusin importante, vanse Brown, 1994 y Fleischacker, 2004: 12-15). Enlas dos secciones siguientes explico la actitud de Smith, primero respecto ala teorizacin y despus en relacin con la vida poltica.

    * En el sentido de abarcadora. (N. del T.)6

    En otro ensayo, Ancient Physics (9, 113), Smith destaca que los pitagri-cos fueron miembros de una secta que en el mundo antiguo jams fue consideradairreligiosa. Smith nunca deja en claro que los pitagricos fueran aquella escuela italia-na mencionada en Astronomy. En su debido contexto, el fraseo de Smith parecesugerir que en tiempos modernos los pitagricos fueron considerados ateos. (Para unpunto de vista similar, vase cmo se refiere Hume al politesmo en el captulo IV de

    Natural History of Religin.)

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    La posicin de Smith respecto a la teorizacin7

    El inesperado xito de la filosofa natural de Newton amenaz la au-toridad independiente de la filosofa, especialmente porque desde el puntode vista de la filosofa mecnica reinante la filosofa era incapaz de justificarlos mtodos de Newton o de ofrecer una explicacin del xito de Newton enlos primeros principios. Por vez primera un naturalismo motivado por elxito emprico de la ciencia se vuelve respetable. Desde luego, no pretendodecir que no hubiera formas anteriores de naturalismo. Pero, por ejemplo, elfisicalismo de Aristteles fue motivado por sus primeros principios (vase

    Metafsica E.1.1026a27-9). Berkeley y Hume intentaron restablecer la autori-dad de la metafsica sobre la filosofa natural por la va de limitar las preten-siones de la ciencia o de reinterpretar su lenguaje. Para Berkeley y Hume, lasteoras cientficas eran herramientas muy sofisticadas para hacer prediccio-nes, y la interpretacin de stas estaba subordinada a consideraciones filo-sficas. Pero no podan hacer justicia ni al contenido ni al atractivo de lafilosofa natural de Newton (vase Schliesser, 2004, s/f. a, b). Como se hadicho en la segunda seccin, Smith acepta el esquema newtoniano. En esta

    seccin explico el concepto que tiene Smith del punto de vista terico enrespuesta al xito de la filosofa natural y cmo se relaciona ese punto devista con la vida comn.

    El elemento social y discursivo de la ciencia

    La psicologa moral de Smith gira en torno a la idea de que las perso-nas son por naturaleza animales sociales. Desde muy temprana edad ellasson juzgadas por otras personas y una vez que se hacen conscientes delhecho, ellas proceden, a su turno, a juzgar tanto a las personas de su entor-no como a s mismas (TSMIII.i.2-6, 109-113). Esto se ve facilitado por elproceso de la simpata aquel mecanismo de la imaginacin por el cualsentimos empata con los sentimientos de otros (TSMIII.1.2, 109 y I.1.1.5,10; vanse Griswold 1999: captulo 2; Otteson, 2002: captulos 2-3). Smithpiensa que las personas desean ser elogiadas por los dems y, ms impor-tante todava, quieren entender su propia conducta como digna de elogio

    (TSMIII.ii, 113-134). En todas las profesiones, la rivalidad y la emulacinhacen que la excelencia se vuelva un objeto a ambicionar y dan lugar con

    7 El argumento de esta seccin descansa principalmente en Schliesser (poraparecer), texto en donde hago una descripcin ms extensa del papel epistemolgicodel espectador imparcial.

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    frecuencia a los ms grandes esfuerzos (RNV.i.f.4, 759-760). La conclusinde esta descripcin compleja y desarrollista es que todas las personas,

    incluyendo a los filsofos, habitualmente desean y buscan la aprobacin delos dems, siendo sta la fuente de nuestra vanidad, ambicin y moral. Losfilsofos pueden verse motivados por el deseo de fama (TSMIII.2.8, 117;DAlembert, 1995: 93, tampoco tiene dudas al respecto. Acerca del amor yla amistad como recompensa de la virtud, vanse Cropsey, 1957: 51-52;Brubaker, 2003; Uyl y Griswold, 1996; Schliesser, 2003). Smith afirma quenos comportamos de maneras que esperamos cosechen aplausos o la apro-bacin de otros (TSMIII.i.5, 112). A medida que crecemos, internalizamos

    los valores y las expectativas de nuestra comunidad o de la opinin pblica.Nos comportamos como si fusemos observados y juzgados por un Espec-tador Imparcial. Mientras destaca la importancia de la imaginacin, Smithescribe: Aqu, como en todos los dems casos, debemos vernos a noso-tros mismos [...] de acuerdo a como naturalmente aparecemos ante los de-ms (TSMII.ii.2.1, 83). Smith no es ingenuo: piensa que, en general, nosinclinamos por naturaleza a sobrestimar las excelencias de nuestro propiocarcter (TSMIII.2.34, 133). Smith est consciente de los riesgos del au-

    toengao, esa fatal debilidad de la estirpe humana (TSMIII.4.6, 158; vaseGerschlager, 2002).

    Ese juez imaginario en nuestro interior, temible y respetable, puedeayudarnos a corregir los estndares de nuestra comunidad cuando desea-mos ser dignos de elogio (TSMIII.2.24-30, 126-128). Ese deseo, basado ennuestro natural deseo de simpata mutua y el natural amor por la virtud, es elpaso crucial de la teora de Smith (para un excelente tratamiento de estetema, vase Hanley, por publicar). Smith sita la fuente de ese deseo que

    la aprobacin que recibamos sea merecida en la fundamental incertidum-bre epistmica que cada uno de nosotros siente acerca de sus propios

    juicios (TSMIII.2.24; III.2.28, 126-127, y Astronomy II.4, 40). Nuestro de-seo por el tipo correcto de aprobacin se origina en nuestro reconocimientode la falibilidad de la autoridad de la persona interior. La filosofa de Smithse aparta de la confianza del ego cartesiano. Una de las razones de estoestriba en la dificultad de aplicar el estndar de evaluacin correcto a noso-tros mismos y en la facilidad con que nuestros sentimientos morales son

    corrompidos (p. ej., TSMI.iii.3, 61-66 y mi tratamiento de TSMVI.iii.23-26,247-248, ms abajo). Para Smith, aprender a verse uno mismo a la luz adecua-da es en s un logro cultural e intelectual que est al alcance de slo unoscuantos de nosotros (TSMIII.2.8, 117).

    De modo que la imaginacin no slo es la fuente de nuestra creativi-dad para la construccin de sistemas cientficos, sino que tambin la fuente

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    de nuestra potencial imparcialidad para evaluarlos. Smith explica cmo losindividuos han interiorizado mediante diversos medios de socializacin y

    educacin una versin idealizada y posible de ser corregida de los valo-res y las expectativas de las comunidades a las que pertenecen.

    Si se es miembro de una comunidad con estndares aceptablementeexactos y claros y las propias acciones coinciden con esos valores, dismi-nuye la necesidad de una manifiesta aprobacin pblica debido a que sepercibe un sentido de autoaprobacin y de seguridad en la propia conduc-ta. Uno sabe, tal como Smith pensaba que posiblemente era el caso deNewton, que se es loable incluso en ausencia del elogio pblico: la mente se

    siente tranquila en su independencia (TSMIII.2.20, 12 y sig.; III.3.30, 149-152).

    Smith piensa que el xito en las matemticas o la filosofa naturaladmite ya sea una clara demostracin o una prueba muy satisfactoria(TSMIII.2.18, 123; IV.2.7, 189). Una vez que los matemticos y los filsofosnaturales han interiorizado los criterios y los mtodos de una demostracinclara, o de una prueba muy satisfactoria validada por sus disciplinas, nonecesitan preocuparse de la opinin pblica dado que ya han adoptado

    la perspectiva del Espectador Imparcial. Smith no piensa que los matem-ticos o los filsofos naturales sean mejores que otras personas en cuanto acapacidad de interiorizar normas; slo hay criterios ms claros en estasreas.

    Pero en ocasiones hay criterios en pugna. Por ejemplo, en su Astro-nomy, Smith destaca que el sistema de Coprnico fue aceptado slo porastrnomos, pero que los doctos en todas las dems ciencias siguieronmirndolo con el mismo desdn del vulgo (Astronomy IV. 36, 77)8. Smith

    piensa que la coherencia conferida a los cuerpos celestes, la simplicidad yla uniformidad que introdujo a las verdaderas direcciones y a las velocida-des de los planetas atrajeron a los astrnomos al sistema de Coprnico,que de feliz modo conectaba a los ms distantes e inconexos objetos.Entretanto, los filsofos que se ocupaban del movimiento terrestre improvi-saban objeciones en su contra (Astronomy IV. 38, 77-79). Esto postergla adopcin de la hiptesis copernicana. Vemos entonces que enfoquescentrados en diferentes campos de estudio pueden llevar a grupos diversos

    de expertos a adoptar diferentes estndares de pruebas y sistemas (vase8 Los editores de Astronomy censuran a Smith por esta afirmacin. Ellos

    ignoran la importancia que tiene el compromiso astronmico con Coprnico en laactitud filosfica general de luminarias como Stevin, Galileo, Gilert y Kepler, quienesinslitamente fueron todos copernicanos desde muy temprano, ya a fines del siglodiecisis. Una obra muy provocativa sobre el tema es la de Margolis (2002).

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    Skinner, 1996: 44). Smith reconoce que en ocasiones la teora mejorno nece-sariamente concita aceptacin entre los que no son especialistas y el vul-

    go (Astronomy IV.35-8, 76-78), que enarbolan, por ejemplo, el prejuiciode la especie humana y el prejuicio del sentido, confirmado por la educa-cin, en contra del copernicanismo. Los filsofos son vulnerables a losprejuicios del vulgo; cuando son naturales, pueden incluso corromperel pensamiento de Aristteles, el ms renombrado filsofo (AncientPhysics 10, 116).

    Smith no ignora la situacin en que filsofos naturales como Descar-tes, Galileo o Newton intentan cambiar criterios o establecer nuevos crite-

    rios para la comunidad cientfica. l est consciente de la existencia deaquellos legisladores cientficos:

    La inteligencia aguda y delicada de la persona de buen gusto,que distingue las diminutas y apenas perceptibles diferenciasde la belleza y la deformidad; la exactitud comprehensiva delmatemtico experimentado, que revela con facilidad las msintrincadas y confusas proporciones; el gran lder de la cien-cia y el gusto, el hombre que dirige y conduce nuestros pro-

    pios sentimientos, cuyos amplios y muy exactos talentos nosllenan de asombro y sorpresa, sa es la persona que despiertanuestra admiracin y parece merecedora de nuestro aplauso: ysobre estos fundamentos se basa la mayor parte del elogioconferido a las llamadas virtudes intelectuales (TSM I.i.4.3, 20;cursivas agregadas).

    Smith vincula entre s la capacidad del legislador cientfico de resol-ver problemas, de introducir criterios y de ganarse la admiracin de otros. El

    gran lder de las ciencias no es un mero constructor de teoras o unexperto en resolver problemas; es quien comprende las normas vigentes deuna manera fundamental. Smith tambin da a entender que el lder [...] quedirige y conduce nuestros propios sentimientos fija estndares para seremulados por otros9. Algunos de los grandes cientficos no siguen mera-mente los valores existentes, sino que introducen nuevos estndares. Smithlos describe como las personalidades ms esplndidas, aquellas gentesque han realizado los actos ms ilustres, que han llevado a cabo las mayo-

    res revoluciones tanto en las situaciones como en las opiniones de losseres humanos (TMS VI.iii.28, 250). De modo que cuando un filsofo natu-ral contempla y presenta sus resultados, esto entraa una referencia a lasnormas de su comunidad: el Espectador Imparcial interior anticipa cmo el

    9 De acuerdo al Oxford English Dictionary, en tiempos de Smith dirigir puedesignificar guiar/encauzar con consejo o dar instrucciones con fundamento.

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    pblico (idealizado) de un cientfico juzgar una nueva teora, y proporcionaautoaprobacin (TSMIII.2.3, 114) y tranquilidad (Astronomy IV.13, 61).

    Claro que cuando un filsofo natural propone cambios en los estndares deuna comunidad, slo cabe esperar esa tranquilidad si l supone que el Es-pectador Imparcial aprobar con el tiempo las mejoras realizadas; en ocasio-nes la propia imaginacin proyectar esa aprobacin hacia la posteridad(TSMI.iii.1.14, 48-49 y VI.iii.5, 238-239). Es ms, hay dos tipos de estndaresque usamos para juzgar los propios esfuerzos:

    Uno es la idea de la exacta correccin [propriety] y perfec-

    cin, en tanto cada uno de nosotros sea capaz de comprenderesa idea. El otro es aquel grado de aproximacin a esta ideaque comnmente se alcanza en este mundo y que ya puedehaber sido alcanzado por la mayor parte de nuestros amigos ycompaeros, y rivales y competidores. Muy pocas veces (meinclino por decir que nunca) intentamos juzgarnos a nosotrosmismos sin prestar ms o menos atencin a estos dos estn-dares diferentes [...] En todas las artes liberales e ingeniosas,en la pintura, la poesa, la msica, la elocuencia, en la filoso-

    fa, el gran artista siempre percibe la imperfeccin real de susmejores obras y es ms consciente que cualquier otro hombrede hasta qu punto estn lejos de esa perfeccin ideal que lde alguna forma ha concebido, que imita lo mejor que puedepero que ha perdido toda esperanza de igualar [...] DijoBoileau, ningn gran hombre queda nunca completamente sa-tisfecho con sus obras (TSMVI.iii.23-6, 247-248).

    De ah que, segn Smith, el gran cientfico slo queda satisfecho

    cuando (por un breve espacio de tiempo) compara su propia obra con aque-lla de sus pares, es decir, cuando dirige su atencin hacia el segundo estn-dar. El primer estndar siempre puede inspirar reflexin crtica. Sin embargo,la teora de Smith no dice cul es la fuente de esa idea de la exacta correc-cin y perfeccin; l meramente asume que todos los individuos, o lassubculturas a las que ellos pertenecen, tienen acceso a alguna nocin deesa clase. (Puede que haya pensado que el problema qued resuelto en elTreatise de Hume, 1.2.4.24-5.)10 Pero la advertencia de Smith de que en

    ocasiones juzgamos nuestros propios esfuerzos y los de otras personascon un estndar de correccin y perfeccin exactas no es suficientemente

    10 Hume muestra cmo las personas pueden construir naturalmente estnda-res imaginarios de la perfeccin. El ensayo de Hume, Of the Dignity or the Mean-ness of Human Nature contiene una discusin de varias fuentes de nociones de laperfeccin (cf. Treatise 1.2.4.29 para matices). Vase Frasca-Spada (1998: 44-45).

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    apreciada por aquellos que se preocupan de la va por la que podra desa-rrollarse en la psicologa o epistemologa de Smith una posicin crtica11.

    Para Smith, la imperfeccin real est presente en todas las obras del hom-bre, de modo que siempre habr espacio para la crtica (vase tambin TSMI.i.5.8, 25). Es sta la fuente de la adhesin de Smith al falibilismo.

    En efecto, la posibilidad de la crtica es crucial para entender el con-cepto que Smith tiene de la ciencia y de la actitud del filsofo hacia sta.Smith llama la atencin sobre cmo la filosofa natural es una prctica dis-cursiva que ofrece razones para la adopcin de una teora (Of the ExternalSenses, 12, 137; vase tambin Wightman, 1975: 61. Para la importancia en

    general de la persuasin en el pensamiento de Smith, vase Fleischacker,2004: 92-94). Esto refleja cmo trata Smith la deliberacin moral de nuestroEspectador Imparcial cuando, digamos, intentamos actuar con dominio denosotros mismos y correccin. Es ste el motivo por el cual a menudo lorepresenta como la voz de la razn (TSMIII.3.4, 137). Mara AlejandraCarrasco (2002: 84-89) seala con agudeza que Smith distingue entre nues-tros sentimientos naturales y nuestra disciplina cultivada de ellos. Ella haargumentado que TSMpuede ser interpretada, por consiguiente, a pesar del

    lenguaje de los sentimientos y su oposicin al racionalismo en la tica,como un sistema de la raznprctica (vase tambin el importante anlisisde Montes, 2004: captulos 2-4). Entre estas razones al interior de la filosofanatural, Smith identifica la simplicidad, la claridad, la comprensibilidad, lafalta de competidores razonables y la descripcin del fenmeno (Of theExternal Senses, 18, 140; Astronomy IV.15, 63-64). Smith a menudo adop-ta una posicin realista. Por ejemplo, describe la adopcin de las ideascopernicanas en trminos realistas (Astronomy IV.35, 76-77). Destaca lacapacidad de Newton de calcular los pesos y las densidades del sol y los

    planetas como merecedora de especial elogio (Astronomy IV. 75, 103). Seimpresiona ante la sobrecogedora prediccin de Newton de que una atrac-cin mutua entre Jpiter y Saturno sera suficientemente fuerte como paraperturbar sus rbitas cuando se aproximan a una conjuncin (AstronomyIV.68, 99).

    En la filosofa natural, segn Smith, la aceptacin de una teora noobedece meramente a las invocaciones arbitrarias de las pasiones y lossentimientos (para una conclusin similar pero con un argumento diferente,

    vase Skinner, 1996: 41). La filosofa natural es una conversacin permanen-te con las invocaciones a las opiniones intelectuales de los participantes(vase Fleischacker, 1999, sobre el importante papel que juega la opininen Smith). No hay inconsistencia en considerar la teora cientfica reinante

    11 Lauren Brubacker me hizo notar la importancia de este tema para Smith;vase Smith, carta N 40 a sir Gilbert Elliot (Corr. 49), vase Schliesser (2003).

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    como exacta o muy cercana a la verdad, como escribe Newton en sucuarta regla del razonamiento, mientras se reafirma una teora histrica y

    psicolgicamente sensible sobre el desarrollo y la aceptacin de las teorascientficas.

    Smith siente un temor reverente por el alcance y el xito predictivode la teora de Newton: bien fundada, fsicamente plausible, hermosa, con-sistente, empricamente adecuada y coherente (TSMIII.2.20-22, 124-125).Pero la exposicin de Newton no es necesariamente la ltima palabra; deacuerdo con la psicologa de Smith, informada por sus investigaciones his-tricas, una vez que la gente se ha acostumbrado a la teora de Newton,

    siempre existir la posibilidad de que un investigador suficientemente ave-zado encuentre imperfecciones o irregularidades en sus principios estructu-rales, o que la ambicin inquisidora y la vanidad de las personas las lleve adescubrir nuevos fenmenos (vase tambin Cropsey, 1957: 46). No requie-re ser un sistema acabado con principios inalterables (como prometiera Des-cartes) sino un paso importante en un proyecto de investigacin ya enmarcha (vase la discusin de Smith de las nociones imperfectas en elsistema del universo de Newton en Of the External Senses, 12, 137). Los

    puntos de vista de Smith son muy newtonianos. En sus Principia, Newtonexpres la esperanza de que los principios aqu establecidos proyectarnalguna luz sobre este modo de filosofar o sobre algn otro ms verdadero(del Prefacio del Autor para el Lector, cursivas agregadas; vase Montes,2006). Esto, junto con el hecho de que se puedan realizar nuevas o mejoresobservaciones, posiblemente apoyadas en avances tecnolgicos12, da a en-tender que el imperio de Newton no necesariamente durar para siempre:habr nuevos motivos para asombrarse.

    A primera vista parecera, entonces, que Smith concuerda con Aris-tteles en que la filosofa nace del asombro y termina en dogmatismo13.Smith sugiere que Aristteles logra asir uno de los objetivos principales dela indagacin de los filsofos: desean tener una mente tranquila. Smith en-sea que los verdaderos filsofos descubrirn que ese objetivo es escurri-dizo; la naturaleza abierta y sin fin de la investigacin cientfica significa

    12 Smith no menciona la posible importancia de la tecnologa como un motorde cambio en Astronomy. Sin embargo, su afirmacin de que el sistema de Eudoxo de

    las esferas concntricas podra haber resistido el examen de todas las pocas y habersalido triunfante hasta la remota posteridad si no hubiera habido otros cuerpos posi-bles de descubrir en el cielo (IV.4.56), est basada en el hecho de que se hicieronvisibles despus de la invencin del telescopio; esto adems constituye una pruebaadicional de su postura realista frente a los descubrimientos de la ciencia.

    13 Los editores de Astronomy apuntan al Theaetetus de Platn (155D) y a laMetafsica de Aristteles, A (982b11-24).

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    que toda teora puede ser el inicio de una nueva investigacin. La filosofaes una empresa abierta. Smith concuerda con Platn (Stein, 1988; por publi-

    carse; sobre el platonismo en Smith, vanse Griswold, 1999, y Schliesser,2003). La filosofa nace del asombro, profundiza nuestra comprensin y ter-mina, no en la llamada desesperanza de Hume (Quine, 1969), sino en elasombro.

    Vida comn y filosofa

    Smith destaca cun lejos del sentido comnpueden estar los conte-nidos de teoras cientficas altamente exitosas: la hiptesis de Coprnicoplantea que la Tierra y los planetas viajan con una rapidez que casi excedetoda comprensin humana (Of the External Senses, 12, 137). Smith dife-rencia la manera en que distintos subgrupos de los doctos y del vulgopueden reaccionar frente a las teoras (Astronomy IV. 36, 77). Smith con-cuerda en que es posible que las teoras cientficas puedan llegar a serampliamente aceptadas, pero tambin tiene claro que los prejuicios de lavida comn y corriente pueden impedir que teoras cada vez mejores logren

    aceptacin, incluso entre los doctos.Es ms, el texto de Astronomy muestra que las normas de acepta-

    cin de una teora en la comunidad de astrnomos pueden evolucionar ydiferir de aquellas del pblico general; la coherencia, la capacidad de predic-cin (etc.) son factores, pero en el transcurso de sucesivas revolucionesde los sistemas esa lista puede extenderse. Incluso antes de su discusinsobre Coprnico, Smith muestra que los criterios para la aceptacin de lasteoras pueden cambiar. Una de las innovaciones en el campo de la astrono-

    ma es la demanda de explicaciones fsicas de un fenmeno. Por ejemplo,Regiomantus y Purbach intentaron combinar la fsica de Aristteles con laastronoma de Tolomeo (Astronomy IV.25-26, 69-71); lo mismo ocurricuando Newton ofreci una demostracin fsica ms all de meras consi-deraciones estticas (Astronomy IV.67, 97-98).

    Sencillez, claridad y comprensibilidad, falta de competidores razona-bles y una debida presentacin del fenmeno no agotan las razones para laaceptacin de una teora. En su Astronomy, Smith escribe:

    Pues, aunque el fin de la filosofa sea mitigar ese asombroincoado tanto por los fenmenos inusuales como por aque-llos aparentemente inconexos de la naturaleza, jams alcanzaella mayor triunfo que cuando al relacionar entre s a unospocos objetos tal vez en s mismos insignificantes crea,

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    si se me permite decirlo de este modo, otra constitucin de lascosas, ms fcil de entender pero tambin ms nueva, ms

    contraria a la opinin y a las expectativas comunes, que cual-quiera de esos fenmenos en s (IV.33, 75).

    Smith afirma as que el sello de una teora exitosa es que ella seainesperada, incluso sorprendente (vanse tambin los comentarios sobre la

    Historia de los Insectos de Reamur en su A Letter to the Authors of theEdinburgh Review, enEPS, 249). Mientras Hume haba reprobado la codi-ciosa suscripcin por parte de los filsofos de aquellas teoras que tienenel aire de la paradoja, y que de ese modo se distancian de los juiciosimparciales de la especie humana (Treatise, 1.2.1.1), Smith no critica esostriunfos. Est consciente de que cuando uno se topa con un sistemahermoso y magnfico, como aquel de Newton en sus das, incluso los msescpticos no pueden evitar sentir que sus principios poseen un gradode firmeza y solidez que parece un sin sentido buscar otro sistema (Astro-nomy, IV.76, 105). Aun as, semejante teora, casi otra constitucin de lascosas, con toda probabilidad crear una sensacin de asombro y sorpresaque puede inducir a una reflexin acerca de sus fundamentos metafsicos oconceptuales y tal vez incentivar el desarrollo de nuevas teoras.

    Sin embargo, para Smith, los criterios satisfactorios de evaluacinadoptados por una comunidad de investigadores del presente o del futuro(cf. TSMIII.2.20-22, 124-125) pueden suministrar razones pblicas para re-chazar los supuestos de la vida cotidiana. Por contraste, al discutir losmritos relativos de las teoras morales, Smith afirma que el experto puederechazar el sentido comn, pero el costo (en trminos de persecuciones,escepticismo, rechazo, stira, etc.) tal vez sea elevado: El autor que nom-

    brase como causa de cualquier sentimiento natural un principio que notuviese ni relacin con ste ni se pareciera a cualquier otro principio queguardara alguna relacin con l, parecer absurdo y ridculo aun al lectormenos juicioso y experimentado (TSMVII.ii.4.14, 314-315). El contexto su-giere, no obstante, que Smith es capaz de imaginar que un lector juicioso yexperimentado podra concebir una explicacin de la conducta humana entrminos que resulten nada de familiares para la gente, pero esa explicacintendra una recepcin hostil. Si bien las teoras de la filosofa natural pueden

    crear otra constitucin de las cosas [...] contraria a la opinin comn(Astronomy IV.33, 75), esto no es del caso en la filosofa moral. Unaexplicacin respecto a la vida moral planteada en trminos familiares puedelograr apoyo en la medida en que tenga algo de verdad. Es sta la razn deque Smith a menudo suena como un as llamado filsofo del sentido co-

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    mn cuando trata temas de filosofa moral (RNV.f.26, 769; vase Fleischac-ker, 2004: 22).

    De modo que, en la perspectiva de Smith, aquello que he llamado elProblema Socrtico puede surgir tanto en la filosofa natural como en lamoral. Sin embargo, mientras la filosofa moral debe hacer concesiones a lasensibilidad de la vida comn, la filosofa natural puede triunfar oponindo-se a ella. Claro que el conflicto entre la opinin popular y los astrnomos entorno a la hiptesis de Coprnico es, como lo demuestra el juicio contraGalileo, algo que no est siempre exento de peligros. Sin embargo, una vezque realmente se entienden los argumentos y la fuerza probatoria de la

    teora de Newton (esto es, experimentar el mundo a travs de ella), tambinella debe sentirse como verdadera, (casi) probada (recurdese TSMIII.2.18, 123). sta es la razn por la que Smith puede hablar de aconteci-mientos empricos que confirman la teora de Newton (Astronomy IV.72,101). Se puede volver parte del sentido comn aun cuando Smith pienseque el sentido comn es bastante escaso. En efecto, si el sentido comnfuese ms comn, un nmero mayor de personas sera capaz de evitar quesu vanidad se transformase en el fundamento de diversos vicios (TSM

    III.2.4, 115). Desde el punto de vista terico, Newton ha convertido a lagravedad en un principio de conexin familiar (Astronomy IV. 76, 105).Para Smith, incluso el sentido comn y su prejuicio natural (AstronomyIV.37-38, 77 sig. y Ancient Physics, 10, 116) pueden ser corregidos me-diante descubrimientos de la filosofa natural (cf. TSMIII.3.2, 135 y, parauna visin distinta, VII.iii.intro.3, 315). En su calidad de juez informado,Smith no puede evitar adoptar el esquema de Newton cuando evala losdichos de generaciones anteriores de astrnomos y filsofos, especialmen-

    te aquellos del siglo diecisiete (p. ej., el tratamiento de los vrtices de Des-cartes en TSMVII.ii.4.14, 313, o la reticencia de Descartes para entregar unadescripcin til y sistemtica acerca de cmo las observaciones empricaspueden desviarse de las predicciones, Astronomy IV.66, 97). En el mismopasaje, Smith critica los estndares de Descartes que eran ampliamenteaceptados en el siglo diecisiete, incluso por Newton antes de escribir Prin-cipia (aunque no por Kepler). En efecto, Newton demostr que no se puededescansar en los criterios de Descartes.

    Sin embargo, Smith no adopta de modo acrtico las posiciones deNewton. En su Astronomy IV.58, 90-91, critica a Newton por considerar loque l (Smith) piensa es un mal argumento. Y en su Of the External Sen-ses, 12, 137, Smith adopta tcitamente el marco terico de Newton al hablarde masas en movimiento cuando hace una distincin entre aquellos sabe-res de la filosofa a los que es escasamente posible rehusar nuestro con-

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    sentimiento y aquellas nociones imperfectas en el sistema del univer-so de Newton. En Astronomy IV.58, 90-91, Smith acepta que Newton ha

    entregado un nuevo y mejor conjunto de criterios, a pesar de que el propioNewton segua dispuesto a emplear argumentos que apelaban al conjuntoms antiguo de normas. En Astronomy, Smith adopta tcitamente la posi-cin del Espectador Imparcial al discutir el impacto de Coprnico. Acude acriterios que Newton introdujo en la prctica del teorizar sobre la astrono-ma, criterios que no haban sido aceptados por anteriores generaciones deastrnomos.

    De modo que el punto de vista terico envuelve una disposicin a

    ser persuadido por las razones y las evidencias que apoyan a las teoras depunta en la filosofa natural. Smith no intenta restringir o reinterpretar lateora de Newton. Pero esto no significa que deba ser acrtico en su acepta-cin. Precisamente a travs de una reflexin profunda y de la adopcin denuevas normas implcitas en el esquema de Newton, Smith puede ofreceruna crtica responsable y sugerir una revisin desde adentro o a la luz de laidea de perfeccin. Si bien la filosofa no puede gobernar a la ciencia, elnaturalismo sofisticado no tiene por qu ser el fin de la reflexin seria. Es

    ms, la filosofa de Smith ensea al investigador serio que existe una dimen-sin poltica en los orgenes y la recepcin de las filosofas natural y moral.

    Poltica y filosofa

    En las primeras pginas deRN, Smith establece una distincin entrelas opiniones de los hombres de saber y las de los prncipes (RN,

    Introduccin, 8, 11). De los ltimos se dice que influyen sobre la conductapblica, mientras que los primeros probablemente influyen en la opininpblica o las visiones de los prncipes/estadistas. Las teoras no slo inten-tan explicar y predecir el comportamiento econmico, sino que tambin in-fluyen en l, deliberadamente o sin intencin, a travs de las acciones de losgobernantes. De ah que corren el riesgo de convertirse, por ejemplo, enprofecas autocumplidas. Smith tambin podra estar apuntando a un con-traste entre las opiniones de los hombres de saber y la conducta pblica

    de los prncipes.Las teoras de la economa poltica pueden haberse originado en los

    intereses privados y los prejuicios de determinado orden de los indivi-duos, aunque Smith, como siempre, es cuidadoso de formularlo de tal modo(emplea un tal vez) de permitir tambin otras fuentes de motivacin. Ade-

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    ms, en el contexto, Smith parece dar a entender que una vez que esasteoras estn en el aire, pueden ser formuladas y propuestas con miras al

    bienestar general de la sociedad (RN, Introduccin, 8, 11).En efecto, sera adecuado (proper) para ambos, hombres de saber

    y prncipes, tener este bienestar general en mente. Pues [l]a ms sublimeespeculacin del filsofo contemplativo puede apenas compensar el descui-do del ms nimio de los deberes activos (TSMVI.2.3.6, 237). Al contrariode aquellos que leen esto como un rechazo de Smith a la vida terica (Crop-sey, Griswold), yo lo entiendo como un mandato para los filsofos, en elsentido de no ignorar sus obligaciones morales ni rechazar de plano la vida

    terica. En contraste con el hombre doctrinario (man of system), quien seda nfulas de muy sabio (TSMVI.ii.2.16, 233), Smith escribe en forma apro-batoria acerca del hombre cuyo espritu pblico se ve impulsado exclusi-vamente por la humanidad y por la benevolencia (TSM VI.ii.2.16, 233;Haakonsen, 1981). Dada la divisin del trabajo, no todos los filsofos calza-rn en ese modelo: sus grandes capacidades, si bien honorables para ellosmismos, podran aportar muy poco al buen gobierno o a la felicidad de susociedad (RNV.i.f.51, 783).

    Tambin es una buena cosa que el filsofo propiamente tal (properphilosopher) se vea motivado por este bienestar general (Schliesser, 2003).Pues, segn Smith, la sociedad moderna se compone de tres clases princi-pales: los terratenientes, los trabajadores y los comerciantes (RNI.vi.17-19,69-70; I.xi.p.7, 265). Salvo en las nuevas colonias, existe un conflicto inhe-rente por los recursos entre los trabajadores asalariados y los comerciantesque buscan las utilidades (I.viii.11, 83; I.xi.p.8-10, 265-267). Desafortunada-mente los dos rdenes de la sociedad cuyos intereses privados estnestricta e inseparablemente relacionados con el inters general de la socie-dad, esto es, los terratenientes y los asalariados, son habitualmente (en elcaso de los primeros), si no siempre (en el caso de los segundos), incapacesde prever y comprender las consecuencias de cualquier regulacin pbli-ca (I.xi.p.8.-9, 265-266). Debido a ese vaco, las clases dedicadas al comer-cio llegan a dominar el proceso poltico para volverlo en su favor (p. ej.IV.iii.c.9, 493; I.x.c.61, 157-158). Se espera que el filsofo poltico humano ybenevolente salve a la sociedad de los mezquinos intereses de la claseque percibe las utilidades! Lo que se requiere es una visin amplia del bienpblico (IV.ii.44, 472). La adopcin de esa visin amplia se adecua a losfilsofos, quienes, a fin de cuentas, observan todo.

    La actividad del propio Smith como defensorpoltico de la reformade las instituciones (Rosenberg, 1960; Fleischacker, 2004: 242-246; Schlies-

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    ser, 2005b) y educador de prncipes14 no slo es comprensible sino tambinnecesaria a la luz de la psicologa moral implcita enRN. La existencia deRN

    como una obra de filosofa poltica al servicio de los trabajadores pobrespresupone un compromiso con un cierto tipo de benevolencia y humanidad.Por lo dems, cuando en nuestras relaciones comerciales nos dirigimos,digamos, a carniceros, cerveceros o panaderos, no apelamos a su huma-nidad sino que a su autoestima y nunca les hablamos de nuestras propiasnecesidades sino de sus ventajas (I.ii.2, 27, aun cuando los pordioseros sdependen en alto grado de la benevolencia), y al momento de disear yevaluar nuestras instituciones sociales y polticas apelamos a la equidad

    (RNI.viii.36, 96, V.ii.k.45, 888-889 y V.ii.k.55, 893), a la humanidad y a larazonabilidad (p. ej.RNV.ii.e.6, 842; V.ii.e.19, 846; I.viii.36, 96; I.viii.44, 100,etc. Cf. la indignacin de Smith ante la insensatez e injusticia de los colo-nizadores europeos en IV.vii.b.59, 588).

    Dar consejo terico a los prncipes y legisladores sobre las institu-ciones de la sociedad no agota el papel de la filosofa. Smith sostiene que ellegislador sabio debe crear y poner en prctica variados incentivos paraestimular la educacin obligatoria de los jvenes en filosofa (V.i.9.14, 796 y

    V.i.f.50-56, 781-786). Presumiblemente esto enseara a los futuros ciudada-nos los rudimentos de las matemticas y les dara una visin ordenada de lanaturaleza. En vista de las exigencias epistmicas para evaluar lo correcto(propriety) (TSMI.i.3, 16-19; vase Forman-Barzilai, 2006), esto bien podraser requerido para el adecuado funcionamiento de la moral. Si bien Smithestima que ese tipo de educacin dara una genuina estabilidad al gobierno(V.f.61, 788), tambin recomienda diversiones pblicas (p. ej. pintura,poesa, msica, danza y toda suerte de representaciones y exhibiciones

    dramticas) para entretencin de las personas y para hacer de los fanti-cos polticos y religiosos objeto del ridculo (RNV.i.g.15, 796-797). Demodo que para Smith la filosofa puede jugar algn papel en el proyecto dela Ilustracin contra el fervor religioso (Schliesser, 2003) y en apoyo delorden pblico. Pero Smith no es optimista al respecto porque est conscien-te de que la moral privada y pblica de los romanos era superior a aquellade las ciudades-estado griegas, tan ricas en filosofa, con su educacinmusical (RNV.i.f.39-40, 776-777; Smith est aqu especialmente preocupado

    por los peligros del fanatismo y del sectarismo).

    14 Tambin Smith practica esto; se sabe que en la dcada de 1760 discutimaterias polticas (especialmente relacionadas con las colonias en Amrica) as comoeconmicas con lord Shelburne, Secretario de Estado britnico; vase Rae (1895: cap-tulo XV).

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    Podra pensarse que el Problema Socrtico se resuelve cuando lasociedad observa que la filosofa sirve a sus necesidades y se subordina a

    los objetivos de la sociedad. Sera extrao, sin embargo, atribuir esa posi-cin a Smith, ya que postula lo que l describe como una actitud retricacontra aquellos que menosprecian a la filosofa. En la siguiente seccinargumento que, para Smith, la preocupacin por el bienestar general de lasociedad se justifica, al menos en parte, porque sin intencin alguna sirvea las necesidades de la filosofa. Esto queda claro a la luz de la respuestade Smith a las crticas de Rousseau respecto a la vala de la sociedad co-mercial.

    La respuesta de Smith a Rousseau

    La primera publicacin de Smith (1755-1756), Letter to the Authorsof the Edinburgh Review (EPS, 242-254), es una revisin de los logrosintelectuales europeos, especialmente en materia de filosofa natural, conparticular nfasis en los diferentes estilos nacionales (vase Lomonaco,2002, para una importante introduccin a este texto). Pero el ltimo tercio de

    la obra est dedicado al Segundo Discurso de Rousseau por ese enton-ces recientemente publicado. Smith elogia la elocuencia de Rousseau,pero se abstiene de realizar un anlisis de sus argumentos, porque dice quees imposible respecto de un libro que contiene casi nicamente retrica ydescripciones (12, 251)15.

    En la Letters to the Authors..., Smith incluye traducciones de treslargos pasajes de la obra de Rousseau (13-15, 251-254). En el primero deestos pasajes, Rousseau discute la saludable, humana y feliz condicin

    de los hombres en sus rsticas moradas. Luego prosigue Rousseau des-cribiendo cmo a partir del momento en que fue introducida la divisin deltrabajo y cuando una persona pudo apreciar la ventaja de tener provisionespara dos (o ms) personas, desapareci la igualdad, se introdujo la propie-

    15 No est claro si acaso Rousseau tuvo noticia de los comentarios de Smith. Ensus Confesiones VIII, Rousseau escribe acerca de la recepcin del Segundo Discurso, queen toda Europa hall tan slo unos pocos lectores que lo comprendieron y de aquellosnadie deseaba comentarlo (OC I, 388). Berry (1989, 1992) y Pack (2000) entregan

    tiles anlisis introductorios sobre la relacin de Smith con Rousseau. Aqu me ocupo engran medida de cmo pudo Smith haber entendido a Rousseau, aunque ocasionalmenteofrezco una interpretacin diferente de Rousseau. Al preparar este trabajo, me beneficide la resea (para entonces an no publicada) que hace Berry (2004) de una obra deForce (2003) y del muy perspicaz trabajo de Hanley (sin publicar) sobre la respuesta deSmith a Rousseau. Mi anlisis no puede hacer justicia a los complejos y provocativosargumentos de Force.

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    dad, se hizo necesario el trabajo [...] y pronto se vio a la esclavitud y lamiseria germinar y crecer con las mieses (13, 251-252; cf. Segundo Discur-so, Parte II.19, OC III, 171. Pack, 2000:52 n.25 seala que Rousseau est mspreocupado de los efectos fsicos de la divisin del trabajo mientras Smithse preocupa ms de los psicolgicos;RNV.i.f.50, 781).

    En el segundo pasaje, Rousseau describe cmo despus del desarro-llo de la propiedad y de la desigualdad y el comienzo de una actividadcomercial ms generalizada, basta con que los hombresparezcan beneficio-sos unos a otros. Las nuevas necesidades estimuladas por una insaciableambicin y una secreta envidia hacen que las personas repetidamente

    usen caretas unas frente a otras. Mientras en el estado de naturaleza elhombre es libre, el hombre civilizado es un esclavo de la naturaleza y sesita por sobre todas sus criaturas semejantes. Rousseau insiste en la

    falsedad de la vida comercial: Ser y parecer ser se volvieron dos cosasmuy diferentes (14, 252-253; Segundo Discurso, Parte II.27, OC III, 174-175).

    En el tercero y ms largo pasaje traducido, Rousseau contrasta lalibertad y tranquilidad, incluso ms all de la ataraxia de los estoicos,

    del salvaje autosuficiente que vive en s mismo en estado de naturaleza,con los incesantes y dainos esfuerzos de las ocupaciones del ciudada-no en sociedad, que en forma degradante a su vez se dedica a adular a sussuperiores. El hombre civilizado desea poder y reputacin porque viveen la opinin de los otros, pero slo acaba con un exterior engaoso yfrvolo. La sociedad comercial alienta el descubrimiento y la importanciapermanente de ser vano (15, 253). La vida comercial es, entonces, incom-patible con la verdadera virtud, la sabidura y la felicidad (15, 254; Segundo

    Discurso, Parte II.57, OC III, 192-193. Vase Dent, 1988: 55 y sig. para una

    discusin).Smith deja sin explicar por qu elige estos tres pasajes en particular.

    Pero con el beneficio del tiempo podemos observar que los tres se haceneco de temas que Smith elabora ms adelante en sus obras. Est claro, sinembargo, que Smith considera que la descripcin que hace Rousseau de lavida en estado natural es unilateral: El seor Rousseau, intentando mostrarla vida salvaje como la ms feliz de todas, presenta slo la cara indolente delasunto. De acuerdo con Smith, Rousseau deja fuera las ms peligrosas y

    desmesuradas aventuras (12, 251; la principal crtica de Smith contra otrosfilsofos morales es precisamente que sus sistemas tambin derivan deuna visin parcial e imperfecta de la naturaleza, TSMVI.i.1, 265; vaseSchliesser, 2005a). Si bien en trminos estrictos esto puede ser correcto, lacrtica de Smith es un poco injusta. Smith ignora que para Rousseau son lospeligros y obstculos a que el hombre est expuesto en el estado natural los

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    que inician la cadena de eventos que no slo conducen a ste a descubrirlos beneficios de la tecnologa y el confort de la vestimenta, sino que tam-

    bin generan las circunstancias que por primera vez suscitan el orgullo en elhombre (Segundo Discurso, Parte II. 3-6, OC III, 165-166). Hay ms de Hob-bes en Rousseau de lo que Smith reconoce.

    Sin embargo, Smith elogia las dotes retricas de Rousseau: Aunqueelaborada y afectadamente elegante ([la prosa de Rousseau posee] siempresuficiente nervio y en ocasiones incluso es sublime y pattica (12, 251)16.En otra parte, por contraste, la elocuencia de Mandeville es descrita comovvida y llena de humor, aunque ordinaria y rstica (TSM, VII.ii.4.6, 308;

    tambin VII.ii.4.11, 312: La ingeniosa sofisticacin del razonamiento [deMandeville] ... est cubierta por la ambigedad del lenguaje). Como unamanera de incluir la idea del buen salvaje al estilo de Rousseau, Smith pro-duce su propio resumen retrico: Es con la ayuda de este estilo, junto conun poco de qumica filosfica, que los principios e ideas del libertino Man-deville parecen adquirir la pureza y exaltacin de la moral de Platn, y serslo el genuino espritu republicano llevado un tanto lejos (Letters to theAuthors of theEdinburgh Review, 12. 251; vase Livingston 1998 sobre la

    qumica de la filosofa, aunque ste no menciona a Smith). Smith denunciaque Rousseau no es slo algo extremista en sus convicciones polticas(ntese ese un tanto lejos!) sino que, a pesar de las apariencias en contra(parecen), Rousseau est en el fondo en el mismo barco que el libertinoy escandaloso Mandeville un intento ad hominem de condenar a Rous-seau por ser culpable de asociacin. En un giro irnico, Smith ataca las

    falsas apariencias de Rousseau. Despus de todo para Rousseau desen-mascarar era una actividad importante (Starobinski, 1988; vase tambin el

    segundo pasaje que Smith traduce del Segundo Discurso en el Letters tothe Authors ..., 14, 253)17.El diagnstico de Smith dice que Rousseau y Mandeville comparten

    cuatro importantes caractersticas. Primero, en su reaccin contra Hobbes,quien gozaba de popularidad entre pensadores como Grotius, Pufendorf yHutcheson, tanto Rousseau como Mandeville suponen que no hay en elhombre un instinto tan poderoso que necesariamente lo conduzca a buscar

    16 Smith emplea a todas luces el trmino pattico en el sentido tradicional de

    excitar las pasiones o los afectos: mover, impulsar, afectar, mientras por nervosi-dad probablemente entienda algo cercano a vigoroso, poderoso, enrgico (Oxford

    English Dictionary).17 Durante la controversia entre Rousseau y Hume, Smith urgi a Hume a no

    intentar desenmascarar a Rousseau ante el pblico, insinuando que correra el riesgode perturbar para siempre la tranquilidad de su vida (Correspondence of Adam Smith,carta N 93, 113.)

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    la sociedad por el bien en s de sta. Segundo, ellos suponen el mismoprogreso lento y gradual desarrollo de los talentos, hbitos y artes que

    hacen que los hombres puedan convivir en sociedad, y ambos [lo] descri-ben [...] del mismo modo (sobre Mandeville y las explicaciones del ordenno intencional, vase Heath 1998.) Es ms, de acuerdo con ambos, aquellasleyes de la justicia que mantienen la actual desigualdad en la especie huma-na fueron en su origen invenciones de los astutos y los poderosos paraconservar o adquirir una superioridad injusta y contraria a la naturaleza porsobre el resto de sus iguales. Finalmente, concuerdan en que la compasines propia de los salvajes y de los ms disolutos entre los vulgares, en un

    grado mayor de perfeccin que en aquellos de modales ms refinados ycompuestos (11, 250-1).

    Sin embargo, Smith no pasa por alto sus diferencias; reconoce queRousseau es un feroz crtico de Mandeville. Smith destaca la importanciaque tiene para Rousseau la compasin en la produccin de la virtud. Esto esperspicaz, dada la importancia que la compasin adquirir en obras poste-riores de Rousseau (Dent, 1988: cap. 4). Sin embargo, el texto de la Lettersto the Authors of the Edinburgh Review no deja en claro dnde exacta-

    mente se sita Smith18. Desafortunadamente sta sera la ltima vez queSmith comenta por escrito a Rousseau; en las Considerations Concerningthe First Formations of Languages discute solamente los puntos de vistade Rousseau sobre el lenguaje (2, 205 de LRBL; vanse tambin Leccin 3deLRBL; Pack, 2000: 48; Otteson, 2002: 263-265).

    No soy el primero en advertir importantes similitudes entre las postu-ras de Smith y Rousseau (Force, 2003). Smith seala que tanto Mandevillecomo Rousseau adscriben el origen de las leyes de la justicia a las inven-

    ciones de los astutos y de los poderosos (Letters to the Authors of theEdinburgh Review, 11, 251). La descripcin que hace Smith del origen dela justicia enRNdeja en claro que tambin l piensa que el gobierno civil,en tanto es instituido para la seguridad de la propiedad, es en realidadinstituido para la defensa de los ricos contra los pobres, o por aquellos quetienen alguna propiedad contra quienes no poseen ninguna (RNV.i.b.12,

    18 Pack (2000: 46-47 y 55) piensa que el uso que hace Smith del trminosimpata deriva del uso que hace Rousseau de la palabra compasin; Pack cita a TSM

    I.i.1.5, 10. Yo entiendo este pasaje como una advertencia de no confundir compasin ysimpata. Si bien hay algo interesante en la sugerencia de Pack, l pasa por alto sinembargo que para Smith la simpata no es meramente una empata, como lo es lacompasin, sino que tambin una actividad imaginativa (I.i.1.10, 12). Berry (2004) nosofrece la misma crtica de Force (2003), quien parece tener una versin ms complejade la posicin de Pack. Para una importante discusin del empleo por Smith del trmi-no simpata, vase Darwall (1998: 246-249), Montes (2004, captulo 2) y Levy yPeart (por aparecer).

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    715; V.i.b.3, 710; vanse Schliesser y Pack, por publicarse; Schliesser,2005a). Smith tambin acepta que hay un desarrollo gradual de las civiliza-

    ciones (p. ej. I.x.g.19, 218) y concuerda con que el deseo de vivir en socie-dad es resultado de la socializacin (TSMIII.i.2-6, 109-113).

    Smith y Rousseau tambin estn de acuerdo en que la riqueza por ssola nunca conduce a una verdadera satisfaccin (TSM IV.1.8, 181; cf.Segundo Discurso, Nota IX 3, OC III, 203). Rousseau y Smith estn cons-cientes de que una vez cultivados y estimulados, nuestros deseos puedentornarse ilimitados. A lo largo de TSMSmith insiste en que si bien preferi-mos ser ricos en orden a ser admirados (I.iii.2.1, 50 y sig.), la riqueza no

    conduce a la felicidad y que la parte principal de la felicidad humana vienede la conciencia de ser amados (I.ii.5.1, 41; en III.i.7, 113, Smith agrega quetambin deseamos sentir que merecemos ser amados). Rousseau no estaraen desacuerdo, pero insistira en que la necesidadde ser amados solamentesurge una vez que el hombre ha salido del estado natural; una vez en socie-dad, l no puede vivir sino en la opinin de otros (Letters to the Authorsof theEdinburgh Review, 15, 253; Segundo Discurso, Parte II. 57, OC III,193). De modo que mientras Smith asevera: qu puede aadirse a la felici-

    dad de una persona que goza de buena salud, que est libre de deudas ytiene la conciencia tranquila (TSM, I.iii.I.7, 45), Rousseau escribe, al hablarde un hombre en estado natural: qu tipo de miseria puede aquejar a unser libre, cuyo corazn est en paz y cuyo cuerpo goza de salud (Segundo

    Discurso, Parte I.33, OC III, 152). La mencin de las deudas deja en claroque Smith slo habla del individuo tal como lo encontramos en una socie-dad en la que a lo menos ya han sido desarrolladas algunas relacionescomerciales.

    En una sociedad comercial es imposible la libertad genuina tal comola entiende Rousseau en su Segundo Discurso, es decir es imposible laindependencia en la forma de autosuficiencia. No debe sorprender, en-tonces, que Smith no haga mencin de ella19. Contra el extremista nfasisrepublicano de la autosuficiencia en Rousseau, Smith sigue ms bien lasugerencia de Hume de abogar por una forma distinta de independencia,una forma que resalte nuestra mutua interdependencia (Berry, 1989; Schlie-sser, 2003). ste es el punto contextual ms importante del tantas vecescitado pasaje del mendigo/carnicero/panadero/cervecero enRNI.ii.2, 25-27):

    En la sociedad civilizada, [el hombre] est en todo momento necesitado dela cooperacin y la asistencia de grandes multitudes.

    19 Las visiones positivas de Rousseau acerca de qu es deseable y bueno para elhombre moderno no quedan claras en el Segundo Discurso. Desafortunadamente nodisponemos de informacin fidedigna acerca de cmo reaccion Smith frente al Emilioo al Contrato Social.

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    Vemos entonces cmo a partir de sus primeros escritos Smith ad-vierte que el cuestionamiento al valor de la sociedad comercial que hace

    Rousseau es retrico. Rousseau procede, en nombre de la libertad, a con-denar la vida comercial porque fomenta falsedades y enmascaramientos,sugiriendo que habr de preferirse la autosuficiencia por sobre aquello quepodramos llamar una independencia interdependiente que es presupues-ta y alentada por la vida comercial. En este contexto cobra nueva importan-cia que Smith califique elogiosamente de panegrico justo (Letters to theAuthors ..., 16, 254) la dedicatoria ala Repblica de Ginebra del SegundoTratado de Rousseau. Smith es suficientemente ambiguo como para dejar

    abierto si acaso el carcter justo del panegrico se debe al hecho de queRousseau es un buen ciudadano (16, 254), indicando que l (Smith) creeque la expresin adecuada del patriotismo es una virtud importante (pruden-te) en un filsofo (a la luz del Problema Socrtico), o bien que Smith suscri-be aqu un republicanismo de estilo ginebrino. Ambos no son mutuamenteexcluyentes, por supuesto (cf. Pack, 2000: 44).

    Siguiendo a Hume, la respuesta de Smith a Rousseau (y Mandeville)contempla su bien conocida defensa de la moralidad de la bsqueda del

    inters propio (TSMVII.2.4.12, 312; vase Otteson, 2002). Pero tambin con-templa un reconocimiento de la naturaleza poltica que tiene la existencia delos mercados en la sociedad moderna. (Con esto no se pretende negar queSmith piensa que algunas permutas e intercambios puedan realizarse en elestado natural;RNI.ii.1, 25.) La insistencia de Smith en el pasaje del carnice-ro, cervecero y panadero de que ni siquiera los mendigos dependen primor-dialmente de la benevolencia de sus conciudadanos (RNI.ii.2, 27; cur-sivas del autor) no es una frase inocente. Es evidente que el mendigo y elcomerciante no se relacionan entre s (Fleischaker, 2004: 91) nicamente

    como mercaderes interdependientes que persiguen su inters propio (RNI.iv.1, 37; Berry 1989: 114 y sig.) o consumidores (RNIV.viii.49, 660). Haytambin una dimensinpoltica. Nuestras formas modernas de intercambiose efectan en un contexto poltico, como tambin lo sugiere la discusinsobre los impuestos: Cada impuesto, sin embargo, es para la persona quelo paga una seal de libertad, no de esclavitud (RNV.ii.b.3, 82). Nuestralibertad est ligada a nuestra pertenencia a una sociedad poltica.

    La filosofa poltica moderada de Smith corrige el republicanismo ex-

    tremista de Rousseau (recurdese Letters to the Authors of theEdinburghReview, 12, 251). Smith rechaza la libertad basada en la esclavitud de losantiguos, las virtudes de la autarqua, el agrarismo y el espritu pblico delos ciudadanos. Para Smith, en cambio, todo lo que se requiere en esterepublicanismo moderno y moderado es un compromiso con la virtud nega-tiva de la justicia (TSMII.ii.3-4, 86), junto con las respetables virtudes de la

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    industriosidad y de la frugalidad (VI.iii.13, 242), sumadas a lo que Smithllama la virtud de la prudencia inferior (VI.ii.14, 216) y a una mayor repre-

    sentacin (RNIV.vii.c.77-79, 624-626 y IV.vii.b.50-51, 584-585). (VanseFleischacker, 2004: 246-249 y, especialmente, Montes, 2003: 58-69). Claroque esto presupone que el filsofo con vocacin de servicio pblico puedeinfluir sobre el legislador en la creacin de la estructura institucional correc-ta para el sistema de la libertad natural (Brubaker, Captulo 8, ms arriba).El libro V deRNest dedicado a este proyecto (Rosenberg, 1960; Schlies-ser, 2005b).

    Por supuesto que Smith est en profundo desacuerdo con las pre-

    tensiones de Rousseau en los pasajes de Segundo Discurso que l mismotradujo en al menos otras tres formas. Primero: Rousseau piensa que latranquilidad slo se encuentra en el estado natural; el pensador francssostiene el ideal de un hombre autosuficiente y autntico (Rousseau noemplea el trmino autntico, pero en la traduccin de Smith lo hemosvisto criticar las falsas y artificiales apariencias del hombre civilizado).Smith afirma, sin embargo, que en la sociedad hay diversas formas de tran-quilidad que pueden obtener los hombres prudentes, quienes mediante

    continuos aunque pequeos ahorros ven mejorada su situacin (TSMVI.i.11-13, 215-216; para la tranquilidad como fuente de felicidad, p. ej. TSMIII.3.30-33, 149-152; III5.6, 166; I.ii.3.7, 37), en especial los matemticos y losfilsofos naturales (III.2.20, 124 y sig.). Smith estima que los primeros pue-den alcanzar la tranquilidad porque viven dentro de sus posibilidades yevitan las conmociones. Smith piensa que los hombres de teora son tran-quilos porque su xito no depende de la opinin pblica. No estn retira-dos del mundo, pero pueden experimentar la satisfaccin de saber que suxito est en s justificado. Claro que no todos los miembros de una socie-dad pueden alcanzar la tranquilidad; en TSM, Smith habla del vano esplen-dor de una ambicin satisfecha (VI.i.13, 216) que causa que los hombreseludan la tranquilidad, mientras que enRNla mezquina voracidad [...] delos comerciantes y fabricantes es identificada como causa de tal fracaso(IV.iii.c.9, 493; cf. Mirowski, 1989: 161)20.

    20 Al parecer Smith piensa que por naturaleza el telos del ser humano es el de uncampesino. l piensa que bajo condiciones polticamente estables la independenciaest realmente disponible en la vida rural, pero la considera una forma primitiva deempleo aun cuando est presente en fases posteriores (RN III:i.3, 378). Ciertas partesdel Emilio pueden interpretarse como si Rousseau favoreciera el republicanismo rural.Es cierto que enRNno hay ejemplos de pueblos que en realidad alcanzan la tranquilidad;eso podra tentarlo a uno a afirmar que TSMyRNse contradicen respecto a este punto.Sin embargo, como muestran RNIII.i.3, 378, y IV.iii.c.9, 493, Smith sigue considern-dola el objetivo de la vida y nada de lo que l dice sugiere que haya cambiado sus ideasrespecto de aquellas ocupaciones que propiamente conducen a la tranquilidad.

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    Segundo, Smith est en desacuerdo con Rousseau en cuanto a quela invencin de la propiedad debe inevitablemente conducir a una (vasta)

    desigualdad; esto depende de la estructura institucional y de las polticasaplicadas (RNI.10). Para Smith, la mano invisiblepuede, en circunstanciasadecuadas, ser una fuerza favorable para cierta equidad (al menos en TSMIV.i.10, 185). Smith est totalmente consciente de variados tipos de fracasodel mercado (Pack, 1991), pero piensa que el sistema de la libertad natural(RNIV.ix.51, 687, y I.x.c59, 157) ser de gran ayuda para la humanidad,especialmente para los trabajadores pobres21.

    Tercero, en el pasaje que conduce a la invocacin de la mano invisi-

    ble en TSM, Smithparece insinuar que la concepcin rousseauniana de quela vida civilizada es un despreciable y balad [...] engao es errada; setrata slo de una luz abstracta y filosfica (vase tambin TSMI.iii.3, 52-53). Smith parece impugnar la tendencia de los filsofos a mirar despecti-vamente nuestras vidas corrientes, lo que coincide perfectamente con suvisin de que los propios filsofos son tambin parte de la divisin deltrabajo. Es ms, en contra de Rousseau, Smith parece ponerse de lado delengao de la naturaleza: es bueno que la naturaleza se nos imponga de esa

    manera22. El engao de nuestra imaginacin consiste en creer que losplaceres de la riqueza y de la magnificencia son algo excelso, hermoso ynoble, cuya obtencin bien vale todo el esfuerzo y desvelo que estamos tandispuestos a dedicarles. Muchos han visto en esta frase el apoyo de Smitha la sociedad comercial. Sin embargo, la postura de Smith es un tanto mscomplicada.

    Veamos el siguiente fragmento del primero de los pasajes traducidospor Smith:

    desde el instante en que un hombre tuvo la ocasin de serasistido por otro, desde el momento que entendi que podraser ventajoso para una sola persona tener provisiones parados, desapareci la igualdad, se introdujo la propiedad, sehizo necesario el trabajo y los vastos bosques de la naturale-za fueron transformados en agradables praderas que debenregarse con el sudor del hombre, y pronto se vio la esclavitudy la miseria germinar y crecer con las mieses (13, 252).

    21 Malthus fue el primero en notarlo y hoy rpidamente se est convirtiendo enuna visin indiscutida (Pack, 1991; Rothschild, 2002; Fleischacker, 2004). El Discursosobre Economa Poltica de Rousseau es una fuente no explorada de las estrategiasredistributivas de Smith.

    22 Pack (2000: 49-50) cita la Nota IX, OC III, 202 de Rousseau para sugerir quetambin Rousseau suscribe el engao, aunque el pasaje expresa la afirmacin contraria.

  • 8/14/2019 Eric Schliesser, La concepcin benevolente pero interesada de la filosofa de Adam Smith

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    ERIC SCHLIESSER 209

    Como destacan los editores de TSM, siguiendo una sugerencia deH. B. Acton, Smith se hace eco de esto:

    Nos deleitamos entonces con la belleza de las comodidadesque reinan en los palacios y la economa de los poderosos; yadmiramos cmo cada cosa est adaptada para promover sucomodidad, impedir que necesiten algo, complacer sus deseosy divertir y festejar sus ms frvolos deseos. Si consideramos laverdadera satisfaccin que todas estas cosas pueden propor-cionar, por s solas y separadamente de la belleza del ordendispuesto para producirla, siempre nos parecer en sumo grado

    despreciable y balad. Pero rara vez la vemos bajo esta luz abs-tracta y filosfica. La confundimos naturalmente en nuestraimaginacin con el orden, el movimiento regular y armoniosodel sistema, la maquinaria o economa a travs de la cul seproduce. Los placeres de la riqueza y de la magnificencia, con-siderados desde esta compleja perspectiva parecen algo excel-so, hermoso y noble, cuya obtencin bien vale todo el esfuerzoy desvelo que estamos tan dispuestos a dedicarles.Y est bien que la naturaleza abuse de nosotros de este

    modo. Este engao es lo que despierta y mantiene en perma-nente movimiento la laboriosidad en los seres humanos. Eseste engao el que los llam primero a cultivar la tierra, aconstruir casas, a fundar ciudades y repblicas, a inventar ymejorar todas las ciencias y las artes que ennoblecen y embe-llecen la vida humana, lo que ha cambiado enteramente la fazde la tierra, transformado los enmaraados bosques en agra-dables y frtiles praderas y convertido el ocano inexploradoy yermo en una nueva fuente de subsistencia y en la gran vade comunicacin con las diferentes naciones de la tierra (TSM

    IV.1.9-10, 183-184).

    Cito en extenso no slo para mostrar que en estas lneas Smith pudohaberse hecho eco de unas pocas palabras de Rousseau (los bosques con-vertidos en praderas) precisamente antes de introducir la metfora de lamano invisible en TSM(Rousseau incluso menciona una mano invisibleen su propia Nota VI.5, OC III, 200, pero en un contexto en que su uso esmuy diferente del que le da Smith a esa famosa frase.) En cierto importante

    sentido,