Es posible construir una filosofía andina desde una nueva concepción epistemológica

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    EPISTEMOLGICA CONCEPCIN UNA DESDE ANDINA FILOSOFIA UNA CONSTRUIR POSIBLE ES M

    M arlon F. Zeballos

    I. CONDICIONES

    Entrada

    0. Cinco son los problemas que es necesario sortear si se desea perfilar una filosofa

    cuyo fundamento histrico-cultural sea otro mundo distinto que la cultura de la

    modernidad1. Primero: el defecto de la traduccin lingstica; segundo: el error de partir

    del marco categorial griego-latino-germnico-occidental para hacer filosofa; tercero: el

    equvoco de creer que en una cultura no-moderna existen, histricamente, los mismos

    sentidos que en el mundo moderno; cuarto: el peligro de reiterar el dispositivo

    epistemolgico sujetoobjeto para producir un conocimiento cuyo perfil sea luego el

    filosfico; y quinto: la imposibilidad de hacer filosofa al margen del ejercicio de la razn

    (Descartes, Kant) o de la conciencia (Hegel).

    Los recorridos

    1. No estamos planteando que la traduccin lingstica sea en s misma negativa. El

    problema surge cuando el inters por descubrir sentidos conmensurables, hace que en

    una lengua, y por extensin en una cultura2, haya sentidos que originalmente no

    existan. Conceptos como razn o paz, por ejemplo, existen slo en algunas lenguas,

    pero no en otras. El hecho de que, de pronto, la traduccin lingstica haga existir, si no

    los significantes, mas s los significados en lenguas como el aymara o el quechua,

    explicita una intencin a todas luces homogeneizadora, en el sentido de que en todas

    las lenguas y/o culturas deberan haber los mismos significados, independientemente

    de si el despliegue histrico de las otras culturas valida o no esos significados. Aqu, el

    argumento de la conmensurabilidad cae por su propio peso, pero no para fundar la

    inconmensurabilidad o incomunicacin absoluta entre las culturas. La debilidad del

    1 Mi concepcin de modernidad y de la cultura que le corresponde es tributaria de las reflexiones de Enrique Dussel

    y Franz Hinkelammert, bsicamente. 2 Estoy consciente de que una lengua no guarda necesariamente correspondencia con una cultura y viceversa.

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    discurso de la conmensurabilidad, en posicionamientos como el de Josef Esterman,3 se

    encuentra en que no considera que para plantear esa posibilidad -desde una

    perspectiva polticamente intercultural- es condicin imprescindible pensar primero en

    trminos de diferencia cultural. Por qu? El proyecto de contribuir a la configuracin de

    una filosofa no-moderna, cualquiera sea sta, est subordinado a la finalidad de

    construir condiciones de posibilidad para fundar el dilogo con las filosofas

    occidentales. Esto quiere decir que no sera posible asistir a un dilogo entre culturas

    sin haber afirmado antes la diferencia (se puede leer identidad) desde la cual ser

    posible fundar el mismo dilogo, pero tambin el locus de enunciacin que presupone

    saberes y prcticas que nutren distintos ejercicios de la razn.

    2. Por lo general, las experiencias hasta ahora existentes acerca de filosofas que se

    pretenden distintas que la filosofa moderna, adolecen del defecto de partir del marco

    categorial del pensamiento occidental, esto es, de presupuestos como razn,

    lenguaje, sujeto, lgica, concepto, ciencia o filosofa y de discursos tributarios

    de la democracia al servicio de la economa de mercado, del liberalismo, del progreso,

    de la libertad como libre espontaneidad, del estatismo y anti-estatismo y el

    autoritarismo.4 Amn de la tendencia ontolgica por producir definiciones de la realidad,

    creyendo que en otras culturas como la quechua tambin se estara produciendo

    determinaciones de la realidad a travs del conocimiento5 as como ocurre en la cultura

    occidental, rasgo cotidiano validado por una filosofa en lengua castellana, alemana o

    inglesa. Esto implicara, necesariamente presuponer que en todas las culturas los

    hombres y mujeres se vinculan con su mundo en trminos de razn, conciencia o

    lenguaje, que son parte de los fundamentos de la determinacin, en el sentido

    hegeliano de la palabra. Esto aun sin tomar en cuenta que, por lo tanto, en todas las

    otras culturas, el despliegue del pensamiento tambin sera dialctico, en los trminos

    3 Entonces, en cada paradigma cultural y filosfico ('mundo') existen unos invariables conceptuales, unas esencias 'semnticas' de interpretacin que quedan idnticas a travs del tiempo (transtemporalidad cultural). Josef Estermann: Filosofa andina. Estudio intercultural de la sabidura autctona andina. Ecuador: Abva-Yala, 1998, pp.

    76. 4 Franz Hinkelammert: Crtica de la razn utpica. Costa Rica: DEI, 1984. Franz Hinkelammert: La fe de Abraham y

    el Edipo occidental. Costa Rica: DEI, 1991. Franz Hinkelammert: Teologa del mercado total. Ensayos econmico-

    teolgicos. La Paz: Hisbol, s.a. 5 El saber, que es ante todo o de modo inmediato nuestro objeto, no puede ser sino aquello que es l mismo saber inmediato, saber de lo inmediato o de lo que es. Debemos mantener aqu un comportamiento igualmente inmediato o receptivo, es decir, no alterar nada en este saber tal y como se nos ofrece y mantener la aprehensin completamente

    aparte de la concepcin. G. W. F. Hegel: Fenomenologa del Espritu. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1966, p. 63. Aqu, Hegel expresa que el saber o conocimiento es la determinacin inmediata de la realidad.

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    de la Fenomenologa del espritu o de la Ciencia de la lgica. Para sortear el defecto de

    pretender encontrar definiciones, o sea aprehensiones tericas de la realidad, hay que

    partir del hecho de que, filosficamente, los marcos categoriales que auspiciaron la

    emergencia de la filosofa en occidente no tienen por qu ser los mismos que

    sostendran el quehacer filosfico desde las culturas otras que la modernidad. Alan

    Badieu, es tributario de esta posicin cuando afirma que La filosofa tuvo un comienzo,

    no ha existido en todas las configuraciones histricas, su modo de ser es la

    discontinuidad, tanto en el tiempo como en el espacio. Debemos suponer por lo tanto

    que exige condiciones particulares. Si consideramos las divergencias que existen entre

    las ciudades griegas, las monarquas absolutas del Occidente clsico, y las sociedades

    burguesas y parlamentarias, es obvio que toda esperanza de determinar las

    condiciones de la filosofa a partir del nico zcalo objetivo de las formaciones

    sociales, o incluso a partir de los grandes discursos ideolgicos, religiosos, mticos,

    est abocada al fracaso.6

    3. Cualquier proyecto de construccin de una filosofa no-moderna, debe considerar si

    el lenguaje conceptual de la filosofa que se pretende configurar guard o guarda

    alguna correspondencia emprica y cotidiana con el proceso histrico cultural del

    contexto desde el cual o para el cual se tiene proyectado estructurar una filosofa. Por

    ejemplo, es pertinente plantear que los miembros de las sociedades modernas viven en

    correspondencia al sentido que la inteligencia moderna da al concepto de libertad o de

    educacin. Lo que ya no es pertinente, en contextos de organizacin social moderna

    pero con sustrato de saberes y prcticas pluriculturales/plurinacionales, es que se crea

    que todas las culturas tienen la misma experiencia de vida con conceptos como

    verdad, mentira, muerte o libertad. En cualquier caso, negativos son los intentos

    de construccin de una filosofa distinta a la moderna, pero haciendo que los sentidos y

    el marco conceptual de ese tipo de filosofa, precisamente, deban tambin existir

    histricamente en las otras lenguas y culturas. Concretamente, la experiencia de la

    libertad o de decir y escuchar mentiras del mundo occidental-moderno no encuentra

    asidero en la experiencia comunitaria de culturas como la quechua. Naturalmente, esto

    no implica que las comunidades originarias ejerciten cierto tipo de libertad y caigan en el

    6 Alan Badiou: Manifiesto por la filosofa. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visin, 1990, p. 13. Mis negritas y

    cursivas.

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    defecto de mentir. En todo caso, si es o fuera as, hay que considerar que ello se debe

    a la seductora relacin que la racionalidad occidental promueve con las culturas a

    travs de la educacin, factor que se encuentra consolidado por el modo cmo est

    socialmente estructurada y organizada la realidad que estn obligados a vivir todos.

    () ningn ser humano concreto debe existir por razn de s mismo sino en razn de

    toda la sociedad, ya que lo que le corresponde es jugar un papel.7 De esto hay que

    concluir que la experiencia histrica de la libertad, la mentira o el individualismo de otra

    cultura se encuentra explcitamente sancionada por una estructura jurdica -aspecto

    inexistente en las culturas distintas a la occidental- a la que las otras culturas

    simplemente se ven sometidas, por estar polticamente subordinas a un Estado de

    bienestar. As es como se llega a tener el argumento de que como existen conductas

    morales negativas o positivas legitimadas por la ley, todos los hombres -ya sin distincin

    de razas, racionalidades o culturas- pueden mentir o ser libres con arreglo a una

    perspectiva jurdicamente predeterminada.

    4. El gravsimo error de producir una filosofa no-moderna sobre el sustrato

    epistemolgico sujetoobjeto debe ser superado. Una de las formas de hacerlo es

    considerar que el locus de enunciacin desde el cual se pretende estructurar otra

    filosofa debera ser el fundamento ineludible para realizar el proyecto de una filosofa

    tambin otra, es decir, distinta. En este caso, es imperativo que el locus histrico-

    social o histrico-cultural se constituya como el sujeto de su propio discurso, antes que

    en el objeto del discurso de un sujeto que no posee garanta histrica, cultural,

    lingstica y la racionalidad del contexto que se plantea como la causa de una nueva

    filosofa. An no es posible constituir la subjetividad de otros a partir del despliegue de

    la propia. La nica consecuencia de este (des)propsito es la negacin de lo mismo que

    se desea instituir.8 Si la voluntad de construir una filosofa no-moderna goza, adems,

    de las prerrogativas de la interculturalidad, apostar a la distincin -comprendida aqu

    como una de las condiciones para dialogar con otra filosofa- es un principio ineludible.

    7 Sang-Bong Kim: Captulo 11. Qu significa libertad? Una pregunta vista desde la experiencia de la democratizacin en Corea del Sur. Ral Fornet-Betancourt y Juan Antonio Senent (editores): Filosofa para la convivencia. Caminos de dilogos norte-sur. Sevilla: MAD, 2004, p. 171. 8 sta es una alusin directa al deseo de Esterman de dar voz y expresin a los que fueron acallados por el ruido triunfador de las concepciones e ideas importadas e impuestas a la fuerza. Josef Estermann: Filosofa andina. Estudio intercultural de la sabidura autctona andina. Ecuador: Abya-Yala, 1998, p. 8. Acaso no hay en esta

    aspiracin la implicacin de que ellos no pueden hablar ni pensar y que ello justifica que yo lo haga por ellos?

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    No habra ninguna necesidad de dilogo si las diferentes culturas, historias, sociedades

    y filosofas seran, a priori, conmensurables la una con la otra. Obviamente, la

    recomendacin de superar la epistemologa del sujeto auto-conciente frente al objeto

    inconciente, tampoco implica negar la posibilidad de que los extranjeros se habrn a la

    comprensin de los contenidos de otras culturas. Sin embargo, siempre habr que

    considerar que no es lo mismo pensar, decir y hacer desde la propia identidad cultural

    que desde otra ajena, sin que ello lleve al debate sobre qu debe ser considerado

    verdad y por qu, pues ello ya supone abandonar una racionalidad para ejercer otra en

    la cual es necesario pensar dialcticamente.

    El trnsito

    Hasta el momento ninguna filosofa ha sido posible al margen de la razn, la conciencia,

    el pensamiento dialctico o el lenguaje. Esto pareciera indicar que cualquier inters por

    erigir una filosofa est condenada necesariamente a ser occidental o moderna por la

    recurrencia de sus principios metodolgicos y epistemolgicos que son los fundamentos

    incuestionables de toda la filosofa moderna, frente a la cual se estara intentando

    levantar otro tipo de filosofa, paradjicamente, siguiendo prerrogativas ajenas. Qu

    hacer frente a esta grave paradoja? Hasta ahora, las respuestas ms contundentes

    tienen que ver con los proyectos filosficos de Enrique Dussel, Franz Hinkelammert,

    Franz Rosenzwaig y Emmanuel Levinas (amn de la reciente filosofa china, india,

    africana o coreana). La particularidad de estos proyectos es hacer filosofa a partir de

    un marco categorial distinto del marco categorial de la filosofa occidental-moderna. A la

    vez, el nuevo marco categorial planteado guardara correspondencia con el locus

    histrico-social que ya no sera el locus griego-latino-germnico-occidental. En este

    caso, todo llevara a pensar que la diferencia entre la filosofa moderna y las filosofas

    que se pretenden distintas, o sea no modernas, sera bsicamente conceptual. Por

    ahora, el inters no es elucidar esta hiptesis. Lo importante es plantear que el deseo

    de perfilar una filosofa no-moderna implica desplegar otra racionalidad en el mismo

    proceso de estructuracin de una nueva filosofa. Esto NO es lo mismo que descubrir

    una racionalidad distinta a la racionalidad moderna, empero, usando sus mismos

    prejuicios. Esto va ms all de levantar una filosofa que sea novedosa slo a nivel

    conceptual o epistemolgico. Siempre ser posible construir nuevas epistemologas.

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    Lo verdaderamente problemtico es elevar nuevas filosofas a partir de nuevas

    racionalidades, conciencias, pensamientos, sentimientos o lenguajes. Para deslindar un

    poco ms este lineamiento, no se tratara tanto de referir, a tono etnogrfico, los

    saberes y prcticas que caracterizan a una cultura de otra, sino de desocultar la

    racionalidad sobre la que se erigen, con la perspectiva de resemantizar conceptos para

    no reiterar la racionalidad que los produjo. La construccin de una filosofa quechua-

    andina, de este modo, debe pasar a un segundo momento. El mismo consiste,

    precisamente, en redefinir, resemantizar o desconstruir la misma nocin de filosofa

    DESDE el locus especfico del mundo cultural que trae consigo la lengua a travs de la

    cual ese mundo se produce y reproduce como el camino que sus habitantes siguen,

    orientados por una lgica comunitaria. Eso quiere decir que se vive la cultura no

    necesariamente guardando conciencia de ese vivir, as como aconteci y an acontece

    con la cultura quechua que ahora es el locus desde el cual pretenderemos estructurar

    una filosofa que, al mismo tiempo, implique el despliegue de una particular

    racionalidad. No se trata de ser filsofos -en el sentido moderno- para descubrir que hay

    una filosofa quechua. Para extremar este argumento, bastara ser socilogo para

    descubrir que hubo o hay sociologa en la cultura aymara. Bastara ser ingeniero para

    suponer que hubo ingeniera en la cultura tacana; bastara ser economista para afirmar

    que hubo o hay economa en cualquier cultura originaria o, en fin, ser abogado para

    afirmar que en otras culturas tambin existi alguna forma de derecho. sta es una

    forma de recubrir con racionalidad moderna procesos histrico-sociales donde, a

    ciencia cierta, no existen prcticas directamente conmensurables con las prcticas de la

    realidad occidental-moderna. De ser as, estaramos cayendo en el error de reproducir

    una racionalidad en un contexto donde jams hubo ningn referente histrico que diera

    fe de ese tipo de ejercicio de la razn, cuya finalidad ltima fue -an lo es- el

    conocimiento por el conocimiento.

    II. PERSPECTIVA

    El sentido ms bsico de filosofa remonta a la concepcin griega: philo-sophae, amor a

    la sabidura.9 La definicin no relaciona la filosofa al concepto de conocimiento. ste es

    el motivo por el cual la hiptesis es que en un primer momento a la filosofa pudo

    9 Aristteles: Metafsica. s.d.

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    haberle importado ms el hombre en trminos de actitudes que el hombre en trminos

    de cmulo de conocimientos (episteme). De ah que sea sabio obrar positivamente y

    se deba sentir amor (philos) por ese tipo de conductas humanas, lo cual es tanto como

    decir amor al hombre que obra por el bien comn como forma de obrar bien por s

    mismo.10 El judo Emmanuel Levinas, en cierta forma, es tributario de esta

    interpretacin cuando pregunta si el amor del amor a la sabidura, ese amor que es la

    filosofa que procede de los griegos, no se alimenta ms que de la certeza de los

    saberes que se apropian del objeto o de la certeza an mayor de la reflexin acerca de

    tales saberes; si esta sabidura que los filsofos aman y a la que aspiran no sera

    acaso, ms all de la sabidura del conocer, la sabidura del amor a la sabidura en

    forma de amor. Filosofa como amor al amor. Una sabidura que se aprende en el rostro

    del otro hombre.11

    Sin embargo, el despliegue de la racionalidad moderna a lo largo de los siglos, alej a la

    filosofa de su inicial contenido y le dio otros muy diferentes, acorde al desarrollo de la

    sociedad, de la economa, de las escuelas y las teoras.12 Si el fundamento de la

    filosofa en el mundo griego fue el amor, el nuevo fundamento de la filosofa en el

    mundo moderno es la razn.13 La razn es la causa ltima de que se produzcan

    discursos de carcter filosfico que posean el objetivo de dar cuenta de diversos

    problemas: la realidad, el conocimiento, la verdad, la tica, el lenguaje, etc. De ah que

    an no sea posible hacer filosofa al margen de la razn o logos. () en la filosofa

    occidental, justamente el logos es tal vez el 'mito fundante' ms poderoso que ya no se

    deja cuestionar dentro del mismo paradigma 'lgico'.14

    Ya se trate de la filosofa con el fundamento del amor o de la razn, lo cierto es que

    ambos contenidos guardan ntima correspondencia con el proceso histrico-social

    moderno. Qu quiere decir esto? Que los dos sentidos de filosofa, pero

    principalmente la filosofa con el fundamento de la razn, tienen un locus de

    enunciacin, el griego-latino-germnico-occidental, fuera del cual sencillamente no son

    10 Esta orientacin se encuentra cristalizada en Platn: La Repblica, Las leyes. Aristteles: tica a Nicmaco. 11 Emmanuel Levinas: Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro. Valencia: Pre-Textos, 2001, 268. Traduccin:

    Jos Luis Pardo. Mis cursivas. 12 Xavier Zubiri: Cinco lecciones de filosofa. Madrid: Alianza, 2002. 13 Descartes, Kant, Hegel, la filosofa y epistemologa positiva y analtica, la fenomenologa de Husserl, bsicamente. 14 Josef Esterman: Filosofa andina. Estudio intercultural de la sabidura autctona andina. Quito-Ecuador: Ediciones

    Abya-Yala1998, p. 85.

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    ni hubieran sido posibles (pero tampoco deben serlo en otras culturas). No se puede

    decir nada desde ninguna parte, pero tampoco al margen de determinadas condiciones.

    Entonces hay un despliegue histrico y un contexto geocultural que es consustancial al

    desarrollo de la filosofa.

    Lo otro es que todo contexto histrico-social est culturalmente formalizado por

    determinadas lenguas que, en el caso de la filosofa, son las lenguas modernas

    (castellano, italiano, alemn, ingls, francs) en las cuales es posible la filosofa. Esta

    realidad tiene la base de la filosofa desarrollada en esas lenguas y el contexto que se

    vive siempre con el argumento de la razn, antes que con otros fundamentos como el

    cuerpo15, el lenguaje16 o la emocin17. As llegamos a la conclusin de que en el mundo

    moderno la filosofa no tiene ni tendr problemas de validez o legitimidad. De hecho, se

    puede afirmar que llega a ser ciertamente hegemnica, no como punto de partida, sino

    en el sentido de culminacin de un proceso que se habra iniciado en Grecia.18

    No obstante, desde el momento en que existen otros procesos histrico-culturales, otras

    culturas, otras lenguas y otros tipos de racionalidades todos distintos de la racionalidad

    moderna, la filosofa deja de tener la validez y legitimidad que tiene en Europa. Y, por si

    acaso, tampoco se tratara de que deba tenerlo. Hay que decirle adis a la traduccin

    lingstica que hace que los sentidos pertenecientes a una historia, a una cultura, a

    una lengua y a una racionalidad existan en otras historias, en otras culturas, en otras

    lenguas y otras racionalidades.

    Sin embargo, lo cierto es que la filosofa se ha extendido tambin en las culturas donde

    la razn jams fue el fundamento de su conducta. En este punto, la filosofa puede

    llegar a tener validez lingstica y hasta racional, pero no legitimidad y validez histrica,

    emprica en el mundo de la vida cotidiana. Aqu cabe muy bien el argumento de que,

    mientras existen contextos donde la realidad est producida por el cotidiano devenir de

    las prcticas culturales de las comunidades, en el caso del mundo occidental-moderno

    15 Maurice Merleau Ponty: Fenomenologa de la percepcin. Mxico: FCE, 1957. 16 Hans George Gadamer: Verdad y mtodo. Karl Otto Apel: La transformacin de la filosofa. Habermas: Teora de

    la accin comunicativa. 17 Humberto Maturana: El rbol de la vida. Chile: Universitaria, s.d. 18 Aunque Martn Bernal sostiene todo lo contrario. La filosofa de la civilizacin occidental no habra nacido en

    Grecia sino hace ms de 5000 aos en la cultura africana Bant. Atenea negra. Las races afroasiticas de la

    civilizacin clsica. Barcelona: Grijalbo, 1993.

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    la realidad ha dejado de ser generada por acontecimientos histricamente validados.

    Las ciencias, adems de ser fuentes indiscutidas de verdad, han terminado

    constituyndose tambin en la fuente de la realidad que todos deben vivir, con

    desmedro de la misma religin, institucin que ha renunciado a debatir con la ciencia.19

    Ello tiene una importancia capital: la realidad aportada por las experiencias sensibles

    del hombre ha sido casi completamente sustituida por la realidad aportada por el

    conocimiento producido en, desde y por la razn. Esta situacin est reforzada por la

    supremaca de los medios masivos de informacin.20 El caso de la filosofa en un pas

    pluricultural/plurinacional como Bolivia puede llegar a ser la misma, si no afincamos el

    locus en una cultura la quechua en este caso- desde la cual ahora se busca construir

    una filosofa que no est subordinada al mito de una razn cientfica, sino al

    fundamento radicalmente distinto de la experiencia. Para concretar la afirmacin de la

    iliquidez de la filosofa de factura moderna en las culturas no modernas, consideremos

    los siguientes problemas: puede la filosofa explicar el hecho de que la decepcin del

    hombre boliviano quechua tenga origen en la incomprensin de los conceptos de

    verdad y mentira? Es la tica del s mismo de la racionalidad moderna con referencia a

    Kant o Hegel la hiptesis que puede elucidar la conducta de la reciprocidad comunal de

    las culturas originarias? La relacin entre el hombre y la realidad en trminos de

    conocimiento se da necesariamente a travs de la mediacin de la abstraccin?

    La construccin de una filosofa no-moderna desde la cultura quechua no significa

    negar por negar la filosofa del mundo moderno. Lo necesario es ponerla en crisis,

    desocultar sus limitaciones y explicitar sus fronteras explicativas, para luego intentar

    descubrir, en un tercer momento, el marco categorial a partir del cual construir un

    pensamiento que sea histrica, cultural y lingsticamente vlido y legtimo para

    comprender por qu el runa andino obra, por ejemplo, con la recurrencia del yuyay

    (memoria), antes que con la razn (logos). Esto ya tiene que ver con el trnsito de la

    filosofa moderna a una filosofa quechua con racionalidad tambin quechua, que es

    19 Richard Rorty/Gianni Vattimo: El futuro de la religin. Solidaridad, caridad, irona. Barcelona: Paids, 2006. 20 Jean Baudrillard: La ilusin vital. Madrid: Siglo XXI, 2002. Gianni Vattimo: La sociedad transparente. Barcelona:

    Paids, 1996. Jean Baudrillard: La ilusin del fin. La huelga de los acontecimientos. Barcelona: Anagrama, 1993.

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    muy diferente a descubrir una filosofa andina, pero con una racionalidad an moderna

    que, a nuestro juicio, caracteriza el trabajo de proyectos como el de Josef Esterman.21

    Tomando en cuenta lo referido, el punto de partida es sustituir la bsica definicin de

    filosofa como amor a la sabidura (del yo), por filosofa como amor a la experiencia

    comunitaria. La diferencia es capital: mientras en un caso el contenido de lo filosfico

    es metafsico, en el otro es esencialmente histrico y material.

    III. PRINCIPIOS

    Pensar en una filosofa quechua implica operar con categoras que guarden

    correspondencia con la realidad de esa cultura. Esto supone poner entre comillas los

    conceptos de razn, pensar, ser, hombre, tiempo o lenguaje, los mismos que forman

    parte del soporte epistemolgico sobre el que se erige la racionalidad moderna. Ello

    tambin implica repensar el punto de partida de lo que sera una filosofa quechua.

    A diferencia de otras contribuciones, el punto de partida de este proyecto no es el

    hombre quechua.22 Por qu? Si la pretensin es construir una filosofa alter-nativa (de

    otro nacimiento) a la filosofa occidental, hay que evitar el defecto de elevar a categoras

    filosficas conceptos que son el principio de algunas de las filosofas modernas.

    Conceptos como razn, lenguaje u hombre son el soporte de la filosofa crtica, la

    hermenutica y el existencialismo francs. Como no se trata de descubrir en los otros

    mundos, como el andino-quechua, categoras equivalentes a los fundamentos

    conceptuales de la filosofa occidental, es imprescindible encontrar otros puntos de

    partida, desde el momento en que ello contribuir no slo a desplegar un particular

    marco categorial, sino a descubrir, cuando menos, el modo de produccin de

    conocimiento en que sera posible una filosofa quechua ya no sinttica (esttica y

    analtica trascendental de Kant) ni dialctica (la conciencia de Hegel). Esta

    predisposicin desplaza el argumento de que la conmensurabilidad cultural sera el

    punto de partida de todo dilogo a nivel filosfico. El contra-argumento es ms bien

    apostar a la distincin (o diferencia) como fundamento o principio de dilogo, o sea, de

    21 Esterman: ibidem. 22(...) Michel Foucault haba escandalizado anunciando que el Hombre, concebido como sujeto, era un concepto histrico y construido, perteneciente a un cierto rgimen de discursos, y no una evidencia intemporal capaz de fundar

    derechos o una tica universal Alain Badiou: La tica. Ensayo sobre la conciencia del Mal. Batallas ticas. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visin, 1997, p. 100.

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    conmensurabilidad cultural. De otro modo, cmo dialogar si antes no se construye o

    descubre un propio locus de enunciacin histrica y culturalmente validado? No es

    posible dialogar con la filosofa moderna si antes no se tiene una propia. Lo perverso es

    que un extrao a las culturas andinas pretenda construir la filosofa de esas culturas.

    La perversidad se encuentra en dos actitudes: primero, el extrao no puede aspirar ms

    que a explicar las culturas andinas, pero no a comprenderlas23 o dialogar con ellas. La

    explicacin reitera la lgica del sujeto con conciencia frente al objeto de estudio

    (Husserl). La comprensin, en cambio, presupone fundamentalmente dilogo. En este

    sentido, es muy extrao que autores como Esterman anuncien, por una parte, que la

    perspectiva desde la que estudiar la sabidura autctona andina ser la

    interculturalidad y, que por otra parte, su discurso de filosofa andina no sea el resultado

    del dilogo con las culturas andinas. Segundo, el extrao afirma que construye una

    filosofa andina, lo cual significa tambin construir la subjetividad de las culturas

    andinas. Aqu se reitera un anterior argumento: no es posible constituir otras

    subjetividades a partir del despliegue de la propia. Lo que ocurre en este caso es ms

    bien que alguien construye su propia subjetividad pero a expensas de la negacin de

    otras.24

    1. Memoria y comunidad

    El punto de partida de una filosofa quechua, en este caso, es el yuyay o memoria y

    no el hombre en el sentido amplio que es el hombre de la filosofa existencial de Jean

    Paul Sartre. En el mundo quechua, y por extensin en el mundo andino, la memoria es

    la fuente o principio del comportamiento tradicional de la comunidad y no la actitud de

    pensar que recibe el nombre de t'ukuy. El motivo es simple: el t'ukuy es una actividad

    solitaria; la memoria tiene carcter comunitario, porque no le pertenece al ejercicio

    individual de nadie. La cultura que no acepta su pasado no puede tener futuro. Es as

    que no existen comunidades quechuas al margen de las tradiciones o costumbres de su

    memoria. La memoria tradicional, en este sentido, es la realidad que las comunidades

    viven permanentemente. Lo contrario o distinto a esta realidad es el hombre

    simplemente dotado de razn y, por lo tanto, provisto de la capacidad de producir su

    23 Aclarar este concepto segn la hermenutica gadameriana. 24 Enrique Dussel: 1492. El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del mito de la Modernidad. La Paz: Plural-UMSA, 1994. Ver la parte de la constitucin de la subjetividad a partir de la negacin del Otro.

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    propia historia al margen de los otros y del pasado: el ego cogito ergo sum cartesiano,

    el sujeto transcental kantiano o el individuo autoconciente hegeliano que no presupone

    memoria ni comunidad.

    2. Comunidad y Pachamama

    Plantear la memoria como principio de una filosofa quechua no implica poner en duda

    la relevancia de la Pachamama. Todo lo contrario. La Pachamama es la madre tierra

    donde el yuyay o memoria suscita el acontecimiento de la comunidad. La

    Pachamama es la destinataria de las tradiciones de la memoria. La comunidad se

    encuentra en permanente comunin con la Pachamama, precisamente, a travs de los

    contenidos de la memoria. A diferencia del mundo occidental donde la tierra-naturaleza

    es explotada bajo los auspicios de la ciencia, en la cultura quechua-andina la

    Pachamama es concebida como un sujeto con quien se dialoga empleando el

    lenguaje de la memoria que son las tradiciones. Por eso mismo, la Pachamama no se

    da al margen de la memoria de la comunidad, pues ella es el lenguaje que la hace

    posible como realidad.

    3. Pachamama e historicidad

    La memoria produce a la comunidad y tambin la idea la Pachamama con la que

    comulga mediante las tradiciones. Esta relacin presupone una peculiar temporalidad e

    historicidad. El tiempo de la memoria no implica, como en occidente, una fragmentacin

    en trminos de pasado, presente y futuro. El tiempo viene del ciclo vital de la madre

    tierra (barbecho, siembra y cosecha) y de las prcticas vinculadas a ese ciclo. ste es

    origen del hecho de que la temporalidad que vive la cultura quechua y, por extensin,

    las culturas andinas, es circular.25 Siendo as, y esto es por todos conocido, el pasado

    no se encuentra detrs de la comunidad, sino delante. Ello explica que la memoria de la

    comunidad siempre est orientada a reiterar el pasado, las tradiciones y prcticas que

    estn adelante. En la cultura quechua no se recuerda para olvidar, sino para continuar

    25 Esto corrobora la tesis de Hinkelammert de que una de las metafsicas que sostiene al mundo occidental-moderna,

    pero particularmente a su ciencia, es la metafsica del progreso: creer que las soluciones definitivas siempre estn en el futuro con desmedro absoluto del pasado que en el caso de la cultura quechua constituira, por decir as, una

    metafsica de la memoria cuya finalidad es la afirmacin de la vida. Fran Hinkelammert: La fe de Abraham y el

    Edipo occidental. Costa Rica: DEI, 1991, p. 99.

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    viviendo, filosficamente, para continuar siendo. La comunidad quechua, as, genera

    una historicidad configurada por prcticas que estn expresadas en los tejidos, en sus

    celebraciones, ritos espirituales y tradiciones orales.

    Salida

    La distincin que se produce de la lectura filosfica de la memoria a la comunidad, de la

    comunidad a la Pachamama y su historicidad, es que la cultura quechua se prefigura

    fundamentalmente como un devenir narrativo. Qu quiere decir esto? Que a diferencia

    de la cultura occidental moderna, hay un privilegio de la experiencia frente a la facultad

    de la razn y las determinaciones de la conciencia, pero adems una relevancia de la

    intersubjetividad. La memoria, ms all de ser una simple depositaria de

    acontecimientos, es fuente de experiencias y stas antes que ser slo argumentadas

    son narradas. La peculiaridad de la narracin consiste en que es fundamentalmente

    intersubjetiva26, mucho ms que cualquier otro tipo de discursividad cuyo principio no es

    la memoria, sino la razn o la conciencia. Esto explica, no slo la ventaja de que la

    cultura quechua-andina no desarroll ciencia al estilo del mundo occidental-moderno,

    sino que en su lugar desarroll la forma de eticidad ms avanzada: una tica con el

    contenido de la reciprocidad comunal, que cancela la posibilidad de que cualquier tipo

    de soledad individual se instaure a s misma como principio de realidad.

    Bibliografa

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    Aristteles: Metafsica.

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    26 ste es un aspecto que puede ser trabajado a partir de las filosofas de Franz Rosenzweig: El nuevo pensamiento.

    Observaciones adicionales a La estrella de la redencin. Argentina: Adriana Hidalgo, 2005; Franz Rosenzweig: La

    estrella de la redencin. Salamanca: Sgueme, 1997. Emmanuel Levinas: Totalidad e infinito. Salamanca: Sgueme,

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