ESCRITO DE ALEGATOS Y OBSERVACIONES …. Del sincretismo entre kalinagus y náufragos africanos...
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Ref. Caso 12.548Comunidad Garífuna Triunfo de la Cruz y sus Miembros
Honduras
ESCRITO DE ALEGATOS Y OBSERVACIONES FINALES
Señor Pablo Saavedra AlessandriSecretario GeneralCorte Interamericana de Derechos Humanos
Señor secretario, por este medio y de la manera más atenta, me dirigo a la honorable Corte Interamericana de Derechos Humanos a fin de transmitir las partes pertinentes al escrito de alegatos y observaciones finales en el caso de referencia. El mismo se estructura en cuatro secciones: I) HECHOS PROBADOS, HECHOS NO CONTROVERTIDOS Y HECHOS NO PROBADOS POR PARTE DEL ESTADO; II) ARGUMENTOS LEGALES SOBRE EL FONDO; III) PRUEBA PARA MEJOR PROVEER y; IV) REPARACIONES Y COSTAS.
I. HECHOS PROBADOS POR LOS REPRESENTANTES. HECHOS NO CONTROVERTIDOS Y HECHOS NO PROBADOS POR EL ESTADO. (Prueba documental, testimonial, pericial y prueba para mejor proveer)
1. Con base en lo establecido en los artículos 46, 47, 48, 50, 51, 57 y 58 del Reglamento, así como en su jurisprudencia respecto de la prueba1, la Corte tendrá la oportunidad de examinar y valorar las pruebas documentales remitidos por las partes en diversas oportunidades procesales, las declaraciones, testimonios y dictámenes periciales rendidos mediante declaración jurada ante fedatario público (affidávit) y en la audiencia pública, así como las pruebas para mejor resolver que por medio de este escrito se solicita se acojan por parte de la honorable Corte.
Autodefinición del pueblo Garífuna como pueblo indígena.
2. Con la prueba aportada al proceso de forma documental y pericial, se pudo acreditar que Honduras es un país multicultural y pluricultural. En este
1 Cfr. Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 8 de marzo de 1998. Serie C No. 37, párrs. 69 a 76, y Caso J. Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 2013. Serie C No. 275, párr. 38.
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sentido, existen estimaciones diversas sobre el número total de la población que compone el pueblo Garífuna en Honduras.
Si bien el censo del año 2001 reflejo 46.448 Garífunas, esa cifra no representa la población existen en Honduras en ese año, cuando ya habían más de 200 mil Garífunas en Honduras. El censo reflejo la estrategia de invisibilización promovida por el Estado de Honduras el que apuesta a la homogeneización cultural de los pueblos como una herramienta de control social.2.
Por otro lado censo efectuado el año pasado 2013, el Estado descalifica la condición de indígenas del pueblo Garifuna y los convierte en una simple minoría étnica, al categorizarlos simplemente como afrodescendientes, sobreponiendo de esta forma raza a la cultura, desdeñando el bagaje cultural y genético que poseen de la herencia Arawak Caribe.
3. Se pudo probar a través de prueba documental no rebatida por el Estado oportunamente, que el origen del pueblo Garífuna se remonta al siglo XVIII y surge del sincretismo entre pueblos indígenas y africanos. Que en 1635, dos barcos españoles que transportaban personas provenientes de África para realizar trabajo esclavo, naufragaron en la isla San Vicente. A la época, la isla se encontraba habitada por descendientes del pueblo indígena Arawak y del pueblo indígena kalinagu. Este último, proveniente de Sudamérica, invadió la isla en el siglo XIII. Los descendientes de la fusión de indígenas con africanos fueron llamados karaphunas. En 1797 Gran Bretaña tomó control de la isla San Vicente y después de un largo viaje los karaphunas llegaron a la isla Roatán. Desde Roatán emigraron a tierra firme de lo que hoy es territorio de Honduras, a través de Trujillo, para luego extenderse a lo largo de la costa norte hondureña y hacia la costa del Caribe de Guatemala y Belice3.
2Instituto Nacional de Estadística. Censo 2001. Base de datos Redatam. Disponible en:
http://www.ine.gob.hn/drupal/node/301. Caribbean Central America Research Council. Diagnóstico del uso y tenencia de la tierra en comunidades garífunes y miskitas de Honduras 2002-2003. Disponible en: http://ccarconline.org/Honduraseng.htm. p. 34.
3Véase inter alia Caribbean Central America Research Council. Diagnóstico del uso y tenencia de la tierra en comunidades garífunes y miskitas de Honduras 2002-2003. Disponible en: http://ccarconline.org/Honduraseng.htm. p. 31; Testimonio de Gregoria Flores Martínez rendido en la audiencia pública sobre fondo y eventuales reparaciones y costas celebrada ante la Corte Interamericana los días 28 y 29 de junio de 2005 en el Caso Alfredo Lopéz Vs Honduras; Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C No. 141. párr. 54.1; Anexo 1. Panel de Inspección del Banco Mundial. Informe de investigación sobre Programa de Administración de Tierras de Honduras. Informe No. 39933-HN. 12 de junio de 2007. pp. 17-19. Anexo del escrito de la peticionaria de 13 de octubre de 2008, recibido por la CIDH el 15 de octubre de 2008; Pobreza étnica en Honduras, Utta von Gleich y Ernesto Gálvez. Unidad de Pueblos Indígenas y Desarrollo Comunitario. Banco Interamericano de Desarrollo, Departamento de Desarrollo Sostenible. Washington, D.C., Septiembre de 1999. Disponible en http://www.bvsde.paho.org/bvsacd/cd47/etnica.pdf; Presentación ante Sub-comisión para la promoción y protección de los Derechos Humanos. Grupo de Trabajo sobre las Minorías. ONU. 10a Sesión. 1 – 5 Marzo 2004. Disponible en: http://www2.ohchr.org/english/issues/minorities/docs/OFRANEH3a.doc.
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4. Del sincretismo entre kalinagus y náufragos africanos surgió el pueblo Garífuna. El Garifuna es un pueblo de cultura indígena circunscrito en los pueblos de la yuca amarga del Orinoco, con vestigios de culturas africanas.
5. Así en la audiencia pública celebrada en la Corte, el declarante Ángel Castro identifica el origen del pueblo Garífuna en el pueblo Arawak como antepasado…. Sobre este mismo aspecto el pueblo Garífuna en Honduras ha mantenido sus propias formas culturales, organización e instituciones sociales y culturales, forma de vida, cosmovisión, usos, costumbres, prácticas ceremoniales, idioma, vestuario y relación especial con la tierra4.
6. Sobre este aspecto, la prueba pericial rendida por el experto José Aylwin logró afianzar la reiterada jurisprudencia en términos de que no existe una definición precisa de pueblos indígenas y que dicha definición no es necesaria para proteger los derechos humanos de los pueblos5. El perito indicó que el carácter de pueblo indígena pasa por la autodefinición del propio pueblo y no del reconocimiento Estatal. El Estado no controvirtió la naturaleza indígena en cuanto a la autodefinición del pueblo Garífuna. POR TANTO ESTE ES UN HECHO PROBADO.
Posesión y tenencia física y cultural del territorio por parte de la comunidad de Triunfo de la Cruz.
7. La prueba documental aportada6 acredita fehacientemente la posesión de “terra nullius” en que se encontraba Triunfo de la Cruz al momento de la llegada del pueblo Garífuna en lo que hoy es conocido como Tela. En los mismos términos quedo probado que la comunidad fue desplazada y se asentó en donde hoy está establecida. Esto fue respaldado también con la declaración de Ángel Castro en la audiencia pública, quien manifestó que esta información la obtuvo de forma oral; que su madre, su abuela y su bisabuela nacieron en la comunidad, e identifica a su bisabuela como una de las fundadoras de la comunidad, por lo que el testimonio resulta conteste y creíble y además coincidente con la evidencia documental aportada.
8. También se pudo acreditar con la prueba documental referida que los límites de la comunidad en tiempos ancestrales es: Al Norte con el Mar Caribe; Al Sur con el Cerro Tigre; al Este de Punta Izopo y al Oeste con el cerro Triunfo de la Cruz, pudiéndose corroborar con la declaración del señor Castro estos mismos elementos, entendiendo más bien el señor Castro que el territorio se ubicaba unos kilómetros al Este de Punta Izopo por lo que de nuevo, la prueba se complementa y resulta coherente, precisa y confiable.
4Anexo 2. del informe de fondo presentado por la CIDH. Informe de Caribbean Central America Research Council sobre “Etnografía de la Comunidad de Triunfo de la Cruz”. Anexo 1 del escrito de la peticionaria de fecha 23 de mayo de 2006, recibida por la CIDH el 30 de mayo de 2006.
5OIT. “Los Derechos de los Pueblos Indígenas en la Práctica- Una guía sobre el Convenio No. 169 de la OIT”.6Anexo 2 Informe de Fondo 76/12 CIDH del caso en referencia.
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9. Al respecto, tanto la prueba documental como las declaraciones rendidas en audiencia señalan que el territorio ancestral abarca un área de unas dos mil ochocientos cuarenta hectáreas (2840), incluyendo zonas de vivienda, hábitat funcional incluido el mar y zonas de celebración de ceremonias espirituales.
10.Se acredito que los miembros de Triunfo de la Cruz han utilizado y han ejercido actos de posesión y tenencia física y tradicional sobre el territorio que reconocen como suyo, Así, en documentación aportada al proceso como en las declaraciones rendidas, consta que la comunidad ha utilizado esas 2840 hectáreas para ceremonias espirituales, agricultura, vivienda, pesca, caza y recolección, todo de acuerdo a una forma de organización propia, de acuerdo a patrones propios de identidad cultural y usos y costumbres propios que desarrollan a través de culturas jurídicas consuetudinarias específicas del pueblo Garífuna. La distribución de las tierras se efectúa a través de mecanismos tradicionales enmarcados dentro de la familia extensa. Desafortunadamente con la perdida de los territorios ancestrales a manos de frentes de colonización, las comunidades han visto como sus territorios han venido siendo usurpados, debilitando el sistema de barbecho (sistema rotativo de cultivoshifting agriculture) además de darse un cambio en las formas de producción. Al disminuir la extensión territorial comunitaria y aumentar la población, además de la imposición del concepto de propiedad privada promovido por le Estado a trabes de la Ley de Municipalidad y la Ley de propiedad, las tierras comunales desaparecieron, y las comunitarias se han visto mermadas hasta el punto que los patrimonios a heredar no son suficientes para la producción de yuca amarga requerida para la ingesta de casabe (pan de yuca base de la alimentación Garífuna).
11.La prueba aportada por el perito José Aylwin considera que la propiedad indígena no puede observarse únicamente a partir de la tenencia física de la tierra, sino que debe observarse en su dimensión cultural y espiritual. En estos términos debe tenerse por probado que la posesión de los miembros de Triunfo de la Cruz sobre su territorio no es de naturaleza exclusivamente física sino que está comprendida también por el elemento cultural, espiritual y tradicional que se ha ejercido sobre esas tierras y recursos. Así lo ha declarado Ángel Castro en la audiencia al referirse a las ceremonias espirituales celebradas por ejemplo en Punta Izopo, indicando que de esa zona se extraían los recursos para dichas celebraciones y que luego los ofrecian al mar. También declaro el señor Castro que se realizaban actividades espirituales en la playa con lo que se afianza el elemento espiritual en el uso de la tierra.
12. No son de recibo los planteamientos del Estado en la audiencia pública en términos de desconocer la naturaleza ancestral y la posesión y tenencia histórica, física y tradicional de la comunidad de Triunfo de la Cruz sobre su territorio. Así, no es admisible el argumento introducido extemporáneamente por el Estado acerca de la presunta tenencia y posesión de la tierra por parte del pueblo Hicaque pues como se probó
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documental y testificalmente, las tierras ocupadas por Triunfo de la Cruz fueron abandonadas por el pueblo Hicaque al replegarse a las montañas debido al violento proceso de colonización por parte de los Españoles. Al respecto es preciso hacer un par de valoraciones de tipo sustantivo y formal ya que el Estado pretendió sorprender a los honorables jueces con un giro en su teoría del caso, con información histórica que el pueblo Garífuna desconoce por imprecisa y además porque consta prueba documental que acredita el derecho Garífuna sobre esos territorios y que el Estado tuvo a su disposición durante todo el proceso ante la Comisión Interamericana y durante la mayor parte del proceso ante esta corte y que en ningún momento impugnó, siendo hasta el momento de las declaraciones que pretende introducir argumentos que no planteo en su contestación, lo que considera esta representación como falta al principio de lealtad procesal y de buena fe que informan el derecho en general.
13.Más aún, en el escrito de contestación, el Estado reconoce el derecho de propiedad de la comunidad de Triunfo de la Cruz al establecer las actuaciones del Instituto Nacional Agrario en las tres etapas consideradas por Honduras a decir, la titulación, ampliación y saneamiento de los territorios7. El Estado tampoco impugnó ni probó la falta de derecho a las 2840 hectáreas sobre territorio de la comunidad ni la falta de tenencia tradicional del territorio, por lo que DEBE CONSIDERARSE ADMITIDO EL HECHO POR PARTE DEL ESTADO Y POR PROBADO EL DERECHO DE PROPIEDAD DE LA COMUNIDAD DE TRIUNFO DE LA CRUZ SOBRE ESE TERRITORIO.
Reconocimiento Estatal del derecho a la Propiedad de la Comunidad Garífuna de Triunfo de la Cruz y sus miembros
14. Consta en el expediente prueba documental acerca del proceso de titulación de parte del territorio de la comunidad en al menos cinco casos: 1) el otorgamiento del título ejidal sobre 380 hectáreas y fracción entre 1946 y 195; 2) la solicitud de adjudicación durante la primera legislación de reforma agraria entre 1962 y 1974; 3) el otorgamiento del título de garantía de ocupación sobre 126.40 hectáreas durante la segunda legislación de reforma agraria entre 1974 y 1979; 4) El otorgamiento de título definitivo de dominio pleno sobre las 380 hectáreas y fracción y 5) las solicitudes de ampliación de título de dominio pleno y otorgamiento de título de dominio pleno sobre 234 hectáreas y fracción entre 1997 y 2001.
15.Lo establecido en el párrafo anterior, constituyen parte de las acciones que la comunidad ha realizado para que el Estado reconozca su derecho a la propiedad colectiva. Dichas solicitudes han sido hechas sobre la base de la legislación existente que ha sido en todos los casos de naturaleza agraria, bajo las figuras de ejidos rurales, garantías de ocupación y de dominio pleno también agrario.
7Páginas 2ª 3ª y 4ª del escrito de Contestación de fecha 30 de Setiembre de 2013.
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16.En el primer caso, se probó documentalmente que el título ejidal de 380 hectáreas y fracción solo incluía zonas de vivienda que cubrían esa necesidad en ese momento histórico. Este hecho también lo respaldo el declarante Ángel Castro en su comparecencia a la Corte. Este título no abarcaba zonas de uso ancestral ni hábitat funcional.
17.En el segundo caso, consta en la información aportada a la CIDH y presentada a esta Corte que se realizó un proceso de solicitud por parte de los miembros de Triunfo de la Cruz para la creación de un “centro de población agrícola” sobre un terreno de aproximadamente 200 manzanas en una zona denominada “Barra de Río Plátano” que queda al este de la zona de viviendas que se reconoció en el título ejidal relacionado en el párrafo anterior. En este momento (1969) se produce el primer evento de amenaza al derecho territorial de la comunidad que como se verá más adelante fue perpetrado por la sociedad mercantil MACERICA, ante lo que la comunidad pidió la protección del Instituto Nacional Agrario, siendo concedida dicha protección mediante acuerdo No. 14 del 7 de Mayo de 1970. Este hecho constituye sin lugar a dudas un reconocimiento estatal del derecho a la propiedad del pueblo de Triunfo de la Cruz sobre esas 200 hectáreas. Más aún, MACERICA presentó documentación para intentar acreditar su derecho a la propiedad, misma que fue considerada por el INA como “un título de validez insuficiente”.
18.Dentro de este mismo caso, se documentó y así consta en este proceso, que este terreno se encontraba dentro del casco urbano del municipio de Tela, que había sido ampliado por resolución del mismo INA que como se dijo supra, en 1969 y 1970 había reconocido el derecho de la comunidad ante las amenazas de MACERICA. Por tanto este hecho comprueba la responsabilidad internacional del estado en tanto por un lado reconoce los derechos de la comunidad pero por otro los violenta al aprobar el casco urbano sobre ese territorio.
19.En el tercer caso del proceso de reconocimiento y titulación del derecho de propiedad, consta en este juicio que el 28 de setiembre de 1979 el INA extendió una garantía de ocupación sobre 126.40 hectáreas a favor de la comunidad de Triunfo de la Cruz. Dicha tierra está ubicada en el lado Este del área otorgada en el título ejidal relacionado en el párrafo 15 supra, con lo que se acredita el reconocimiento de esta área como zona ancestral por parte de los miembros de la comunidad.
20. En el cuarto caso que consta en este juicio y que se relaciona con la solicitud originalmente presentada y referida supra párrafo 15 de este escrito, ante la entrada en vigencia de nueva legislación agraria que reformaba la anterior de 1975, la comunidad solicitó el otorgamiento en Dominio pleno de las 380 hectáreas y fracción solicitadas conferidas en dominio útil en 1950. En 1993, el INA extendió el título definitivo de propiedad solicitado, transfiriendo los derechos de naturaleza civil de “…dominio, posesión, servidumbre, anexidades, usos y demás derechos reales…”. Este elemento reviste vital importancia en cuanto a la falta de garantías de los títulos desde el punto de vista de las culturas jurídicas
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consuetudinarias pues los mismos están otorgados al amparo de normativa civilista que como se verá más adelante periten la alienabilidad de los mismos. Pero por otro lado este hecho también constituye un acto de reconocimiento del derecho de la comunidad a sus territorios.
21.Por último, y de importancia capital para este proceso, uno de los actos de mayor importancia para la reivindicación de los derechos del pueblo Garífuna lo constituye el proceso de solicitud de ampliación de los territorios que en el caso concreto se refleja en las solicitudes de un título de 600 hectáreas de los años 1997 a 2001 de las que fueron otorgadas solo 234 hectáreas y fracción después de tres solicitudes de las cuales dos nunca obtuvieron respuesta8.
22. En resumen, quedo debidamente probado que la comunidad ha reivindicado su derecho a la propiedad sobre al menos 2840 hectáreas y que el mismo Estado ha reconocido que ese derecho asiste a la comunidad, tanto a través de las manifestaciones y resoluciones del gobierno y del INA como por la falta de oposición del estado durante el presente proceso, POR TANTO, EL DERECHO A LA PROPIEDAD ANCESTRAL DE 2840 HECTÁREAS HA SIDO DEBIDAMENTE PROBADO Y NO HA SIDO REBATIDO ADECUADAMENTE POR EL ESTADO. Es de vital importancia reiterar que el Estado nunca a respondido a las peticiones de la comunidad respecto al reconocimiento de su posecion territorial ancestral.Problemática que constituye violaciones al derecho de propiedad de la comunidad de Triunfo de la Cruz y sus miembros.
23. Como se ha venido adelantando, el derecho a la propiedad ancestral del pueblo de Triunfo de la Cruz que consideramos probado en las secciones anteriores, ha sido vulnerado de forma sostenida y grave por parte de autoridades estatales, sociedades mercantiles y particulares, en términos de la falta de demarcación, delimitación, saneamiento, titulación y protección efectiva frente a invasiones de terceros.
24. Los conflictos que generan tales violaciones han sido debidamente probadas en la etapa escrita y oral de este proceso. Dichas violaciones se registran desde 1969 con la invasión de la sociedad mercantil MACERICA, la ampliación del casco urbano de la ciudad de tela en 1979, el auspicio estatal para la formación de un patronato paralelo, la ampliación y ejecución de proyectos turísticos y la creación del área protegida Punta Izopo hasta los hostigamientos, enjuiciamiento y asesinato de líderes comunitarios que en palabras del declarante Ángel Castro han constituido más de quinientas invasiones al territorio.
25. Sobre la ampliación del radio urbano de la municipalidad de Tela sobre territorios ancestrales de la comunidad, consta en el expediente la prueba documental que acredita este hecho9. Se probó que esta ampliación se traspuso no solo con áreas ancestrales no tituladas, sino también con áreas previamente reconocidas a la comunidad en el título ejidal de 1950 y
8Párr. 86 a 97 del Informe de Fondo No. 76/12 presentado con sus anexos al proceso.9Anexo 16 del escrito de presentación del caso por parte de la CIDH
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en la garantía de ocupación de 1979. También se traspuso sobre las zonas que estaban en trámite de solicitud ante el INA por parte de la comunidad. Este proceso de ampliación fue hecho sin realizar ningún tipo de consulta con la comunidad todo lo cual fue reconocido además en la audiencia pública por los declarantes propuestos por esta representación.
26. Quedó probado documental y testificalmente que la ampliación del casco urbano genero una ola de invasiones al territorio triunfeño. Dentro de las ventas más significativas por su impacto negativo en la comunidad está la venta que la municipalidad hace a la empresa IDETRISA de 42.2 hectáreas con el fin de destinarlas a la construcción del proyecto turístico MARBELLA. El conflicto se ve agravado debido a que la empresa MACERICA como se indicó supra, ya desde 1969 pretendía derechos de propiedad sobre parte de esta misma porción de tierra y aquí un hecho que revela la inconveniencia de la tutela civil y que más adelante se desarrollara.
27.También quedó probado que a partir del acaparamiento de las tierras producidas por la ampliación del Casco Urbano comenzó un proceso de hostigamientos y amenazas que desembocaron en la muerte de al menos cuatro dirigentes comunitarios, el encarcelamiento por más de 6 años de Alfredo López Alvarez, uno de los máximos dirigentes del pueblo Garífuna, así como con el enjuiciamiento de varios líderes y liderezas de la comunidad y del exilio de la dirigente Gregoria Flores quien además sufrió un atentado en plena recolección de material probatorio para el caso López Álvarez que conoció esta Corte y que tiene íntima relación con el proceso de lucha por la reivindicación de la tierra. Por otro lado, es de conocimiento de esta honorable Corte el caso Yaneth Kawas que ayuda a contextualizar el ambiente de represión que vive la zona por las presiones que ejercen los empresarios hoteleros en conjunto con las autoridades estatales. Esta información fue respaldada testificalmente por Clara Flores y por el señor Ángel Castro en audiencia pública siendo conteste y contundente la información rendida por lo que debe observarse como hechos probados y no debatidos por el Estado en juicio.
28. En efecto, para mayor abundancia, de la información obrante en el expediente, y sin ser controvertido por el Estado, se pudo probar la muerte de al menos cuatro dirigentes de la comunidad relacionados con la defensa de la tierra: OSCAR BREGA, JESUS ALVAREZ ROCHE, JORGE CASTILLO JIMENEZ Y JULIO ALBERTO MORALES, sin que hasta la fecha se haya investigado las causas de su deceso.
29. En audiencia pública, los declarantes propuestos por esta representación manifestaron que los miembros de la comunidad habían interpuesto, entre otras, acciones penales para intentar reivindicar su territorio. Efectivamente, esta declaración se respalda con la documentación aportada por las víctimas y presentada por la CIDH a esta Corte. Así, se acredito que por denuncia de la comunidad, la Fiscalía de las Etnias de Honduras presento acusación por varios delitos en ocasión de la venta ilegal de tierras contra funcionarios y exfuncionarios de la
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municipalidad de Tela, sin embargo las autoridades judiciales desestimaron las acusaciones y ordenaron sobreseer a los imputados entre otras causas por no encontrar según los tribunales que la tierra de la comunidad se viera afectada y por considerar desde un punto de vista civil que existiera un conflicto de intereses planteado o sentenciado en sede civil10.
30. También se acredito en audiencia pública y etapa escrita, que la municipalidad de Tela procedió a traspasar 22 manzanas de terreno a miembros del sindicato municipal, los que a su vez vendieron a terceros, con lo que se inició un proceso de ventas con efecto dominó que volvieron imposible la nulidad de dichos títulos y su reivindicación por parte de la comunidad al amparo de las leyes civiles que defiende el Estado. Al respecto, la ilustre representación del Estado asume una posición confusa, pues en el lenguaje utilizado en su escrito de contestación identifica como parte afectada a los miembros del sindicato y desconoce el carácter ancestral de la propiedad, por otro lado reconoce la adjudicación hecha de esa tierra a favor de la comunidad por parte del INA, VÍA EXPROPIACION, sin embargo deja la carga de la recuperación de esa tierra a la comunidad de Triunfo para que inste acciones civiles de nulidad de escrituras públicas y como se dijera en los alegatos orales, las figuras de expropiación y de nulidad de escrituras públicas son excluyentes y la legitimación activa de ambas figuras también. En la inteligencia planteada por el Estado, quien expropia a través de un acto administrativo es el INA ejerciendo función eminentemente administrativa y la comunidad no se encuentra legitimada para ejecutar un acto administrativo que requiere el elemento subjetivo de la competencia para tal fin. Por otro lado, la nulidad de escrituras públicas por la vía de acción procesal en sede civil era improcedente pues ya existía un acto administrativo firme que solo requería ejecutoriedad por parte del Estado.
31.Otro de los conflictos de importancia que fue probado en la etapa escrita del proceso, lo constituye la usurpación de las tierras destinadas a la cooperativa de mujeres “El Esfuerzo” que producto de la ampliación del casco urbano fueron reclamadas por particulares y en donde se repitió el patrón de amenazas y de falta de respuesta por parte de las autoridades ante las denuncias de las mujeres de El Esfuerzo.
32. En este contexto es que se ubica lo declarado por el señor Ángel Castro en audiencia ante la honorable Corte, al indicar que en la comunidad existe un aproximado de 500 invasiones, pues como se indicó supra, la ampliación del casco urbano sobre el territorio de Triunfo de la Cruz y el impulso de proyectos turísticos en la zona de Bahía de Tela generó un proceso de acaparamiento y ventas en efecto dominó de imposible control a través de la tutela civil que propone el Estado.
33. Este proceso de acaparamiento y proliferación inmobiliaria en tierras triunfeñas también generó que miembros de la comunidad fueran denunciados ante instancias judiciales y estableciendo una situación
10Párr. 110 a 118 del Informe de Fondo.
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permanente de conflicto y amenazas contra los dirigentes y miembros de la comunidad. Este hecho fue probado según información que consta en los anexos al informe de fondo de la CIDH sobre el presente caso y también fue introducido al debate por los declarantes propuestos por esta representación.
34. Otro hecho de importancia que se logró probar, fue la creación de una estructura organizativa ilegitima y paralela a la legalmente electa por el pueblo. En el año 2005, en pleno momento de acaparamiento de tierras y en medio de una burbuja inmobiliaria que se implanto en la zona, se llevaron a cabo elecciones de la asamblea general de la comunidad de Triunfo de la Cruz, quedando legítimamente electo como presidente del patronato el señor Ángel Castro y perdiendo las elecciones la nómina que presidía el señor Braulio Martínez. En el año 2006, la nómina que perdió las elecciones bajo el auspicio de las autoridades estatales creo un patronato paralelo que comenzó a promover y autorizar las ventas de tierra y el asentamiento de terceros ajenos a la comunidad. Este hecho no fue debatido por el Estado y más aún, lo respalda y reconoce de viva voz en audiencia pública el digno representante del Estado al preguntar a Ángel Castro “POR QUE VENDEN USTEDES LAS TIERRAS”, lógicamente refiriéndose a las ventas ilegales que se han realizado al amparo del patronato paralelo. También se pudo probar que esta junta directiva paralela fue reconocida por la Municipalidad de Tela, y a partir de ese momento y hasta la actualidad se ha desconocido a la junta directiva legítima.
35. En relación a lo anterior, a través de prueba para mejor proveer que por este acto se ofrece, se logra acreditar lo relacionado en audiencia pública por esta representación, en términos de existir un nuevo hecho que acredita la forma de operar entre autoridades Estatales y el patronato paralelo, al amparo de normativa establecida en la ley de Propiedad. Es el caso de tierras de la comunidad conocidas como “Laguna Negra” en la que Braulio Martínez, actuando como presidente del patronato paralelo, sin la consulta ni aprobación de la asamblea, pide la autorización al Instituto de la Propiedad (IP) para vender esta área y ser destinada a un proyecto inmobiliario, siendo autorizada por dicho instituto al amparo del artículo 100 de la ley de propiedad que permite que si los miembros de una comunidad lo acuerdan, pues así se autoriza por la institución estatal. Lo dicho anteriormente, prueba la complicidad con que actúan las autoridades estatales para validar el despojo de las tierras de la comunidad pero además la falta de garantías sobre los derechos de propiedad de los pueblos indígenas de Honduras.
36. Otro hecho probado en el proceso fue la promoción y ejecución de proyectos turísticos en territorio de la comunidad. La prueba documental aportada acredita los hechos ya relacionados acerca de la temprana aparición en 1969 de la empresa mercantil MASERICA, luego de la venta de tierras por parte de la municipalidad a la sociedad IDETRISA, que ha contado con todos los permisos estatales para el desarrollo de sus actividades. También consta en el expediente y es de público conocimiento,
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la creación de un megaproyecto denominado INDURA BEACH AND GOLF RESORT, antes conocido como “Los Micos Beach and Golf Resort” y también como “Proyecto Bahía de Tela Beach and Golf Resort”. Este proyecto, fue realizado de forma inconsulta con la comunidad y de nuevo fue utilizado el patronato paralelo para incluirlo en una “Federación de Patronatos del Sector de Bahía e Tela” con la presunta participación de un 7 % de las acciones del proyecto que presuntamente se encuentra en un fideicomiso manejado por los accionistas mayoritarios. Este hecho fue probado con la declaración de Ángel Castro y además con un informe documental que obra como prueba en el expediente de este juicio y elaborado por la organización ambientalista PROLANSATE, en la que se cuestiona el proceso de “socialización” del proyecto con las comunidades. La oposición a la ejecución del proyecto fue rechazada por los miembros de la comunidad y consta suficiente prueba documental en el expediente que así lo acredita.
37.Otro conflicto que fue probado y que violenta el derecho de propiedad de la comunidad, lo constituye la creación del área protegida “Parque Nacional Punta Izopo” que abarca parte del territorio de la comunidad y que es manejada por un influyente empresario identificado en juicio por los declarantes como Miguel Facusse a quien se le apoda como “El Palmero de la Muerte”. Consta prueba documental que dicha área fue creada por el Estado en al año 2000 y que una parte de la zona protegida se encuentra sobre territorio de Triunfo de la Cruz. También consta en prueba documental que existe un plan de manejo que supuestamente incluye a las comunidades, sin embargo dichos planes de manejo son elaborados y aprobados de nuevo, sin el consentimiento ni consulta a la comunidad. Más aún, de la declaración de la víctima y la testigo, se acredito que los Garífunas tienen prohibido el ingreso a las áreas de mar y de tierra del parque y que tal prohibición fue ejecutada con la muerte de un pescador de la comunidad por pescar en la zona de protección. También se acredito que dicha prohibición ha tenido un impacto espiritual y alimentario profundo en la comunidad pues de esa zona se extraían los materiales utilizados en ceremonias religiosas y se realizaban actividades de caza, pesca y recolección de alimentos.
II. ARGUMENTOS LEGALES SOBRE EL FONDO.
38. Con la prueba aportada al proceso, se pudo acreditar que el Estado de Honduras violenta el derecho a la propiedad del pueblo Garífuna de Triunfo de la Cruz, establecido en el artículo 21 en relación a los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos por las siguientes razones: 1) por no haberse delimitado y demarcado adecuadamente el territorio; 2) por no haberse titulado de forma efectiva el territorio ancestral y; 3) por falta de protección efectiva frente a la invasión de terceros.
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39. La falta de delimitación y demarcación se ha dado principalmente por omisiones Estatales pues como se prueba documentalmente, la delimitación de tan solo una parte del territorio se dio 7 años después de haberse otorgado un título a la comunidad, sin haberse delimitado el área total del territorio, sin incluir el territorio ancestral y utilizando información en que ya se encontraba cercenado el territorio por las invasiones sufridas.
40. Sobre este punto en el escrito de contestación el Estado distrae la discusión al caso de otras comunidades de las que también conocerá pronto esta Corte y no logró soportar una delimitación y demarcación adecuada.
41.Sobre este punto los órganos del sistema interamericano han establecido que Los pueblos indígenas y sus miembros tienen derecho, tanto bajo el artículo XXIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre como bajo el artículo 21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, a la delimitación y demarcación de su territorio por el Estado. En efecto, el principal mecanismo de garantía del derecho de propiedad territorial indígena que ha sido identificado por los órganos del sistema es la delimitación y demarcación de las tierras pertenecientes a los pueblos indígenas. La Corte Interamericana ha explicado que es necesario materializar los derechos territoriales de los pueblos indígenas a través de la adopción de las medidas legislativas y administrativas necesarias para crear un mecanismo efectivo de delimitación y demarcación, que reconozca tales derechos en la práctica. De hecho, “el reconocimiento meramente abstracto o jurídico de las tierras, territorios o recursos indígenas carece prácticamente de sentido si no se ha establecido y delimitado físicamente la propiedad”. La CIDH ha sostenido en términos generales que la obligación del Estado de reconocer y garantizar el ejercicio del derecho a la propiedad comunal por los pueblos indígenas “necesariamente exige que el Estado delimite y demarque efectivamente el territorio que abarca el derecho de propiedad del pueblo [indígena o tribal correspondiente] y adopte las medidas correspondientes para proteger el derecho del pueblo [respectivo] en su territorio, incluido el reconocimiento oficial de ese derecho11.
11CIDH, Informe No. 40/04, Caso 12.053, Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo (Belice), 12 de octubre de 2004, párrs. 134, 193. CIDH, Alegatos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Awas Tingni v. Nicaragua. Referidos en: Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 140(n). Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 153‐1. En el ámbito del sistema interamericano, la cuestión de la demarcación de las tierras y territorios indígenas fue examinada por primera vez en 1985, en el contexto del informe de la CIDH sobre la situación del pueblo Yanomami, en los estados brasileños de Mato Grosso y Roraima. En este caso, la Comisión examinó la situación del pueblo Yanomami como consecuencia de los efectos devastadores sobre este pueblo de la apertura de una autopista en su territorio tradicional, que fomentó el acceso e invasión de dicho territorio por colonos y buscadores ilegales de oro (garimpeiros), identificando la violación de derechos humanos básicos de los miembros de dicho pueblo, incluyendo el derecho a la vida y a la seguridad (Artículo I de la Declaración Americana), a la residencia y tránsito (Artículo VIII) y a la preservación de la salud y el bienestar (Artículo IX). Entre las medidas correctivas solicitadas, la Comisión recomendó a Brasil que procediera a la delimitación y demarcación del Parque Yanomami, siguiendo un plan inicial del propio Gobierno que, en su integridad, comprendía más de 9 millones de hectáreas. En la práctica, según ha explicado la Corte Interamericana,
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42. La falta de titulación del territorio ancestral idóneo y culturalmente adecuado. El Estado hondureño a través de su ilustrada delegación, se opone al cumplimiento de sus obligaciones internacionales y le resta Vinculancia a la abundante jurisprudencia y estándares internacionales sobre el derecho ancestral que asiste al pueblo Garífuna. En primer término el Estado pretende reducir este derecho a la alegada condición de que la comunidad de Triunfo de la Cruz no es un pueblo originario y que su llegada es posterior a la fundación del municipio de Tela. Este argumento no es de recibo pues quedo debidamente acreditado con la información histórica, documental y testifical rendida, que la comunidad de Triunfo de la Cruz ha ejercido posesión de su territorio ancestral sobre la base del elemento de su tenencia tradicional, es decir, de acuerdo a su propia cultura jurídica consuetudinaria, sus versiones específicas del derecho al uso y goce de los bienes, dadas por la cultura, usos, costumbres y creencias de su pueblo. Tampoco se puede sostener como se señaló antes, la alegación histórica del Estado por dos razones de naturaleza procesal 1) El Estado no alego en el momento procesal oportuno (CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA) este hecho y 2) El mismo Estado a lo largo del proceso ha reconocido el derecho que asiste a la comunidad de Triunfo de la Cruz, por lo que pretender un giro en su teoría del caso a estas alturas es inaceptable.
43. Sobre este mismo punto, el Estado de Honduras se opone hasta la fecha, a reconocer el derecho ancestral al pueblo Garífuna, negando la existencia de los elementos que componen el TERRITORIO al oponer la denominada teoría de los “bienes de uso público” en la que con inspiración dualista alega el dominio del Estado sobre áreas de playa y mar utilizadas por los Garífunas como parte de su hábitat funcional. Así, fundamenta su negativa a cumplir sus obligaciones internacionales oponiendo normativa de derecho interno de naturaleza civil, violentando el artículo 18 Constitucional que le asigna a los tratados internacionales rango de jerarquía superior, así como el principio de “Pacta Sunt Servanda” consagrado en la Convención de Viena sobre el derecho de los Tratados. Por otro lado, el ilustrado Estado pretende hacer una interpretación por la vía del secuestro conceptual del artículo 14.1 del Convenio 169, asignándole un sentido incorrecto y restrictivo del derecho ancestral.
44. Sobre este mismo aspecto, El Estado fundamenta la imposibilidad para el reconocimiento del hábitat funcional en el principio de legalidad establecido en el artículo 321 Constitucional que establece la nulidad de los actos fuera de la ley, sin embargo el hábitat funcional y demás
antes de proceder a la titulación, hay que demarcar y delimitar el territorio, en consulta con el pueblo respectivo y con sus vecinos: “A fin de obtener dicho título, el territorio que los miembros del pueblo [respectivo] han usado y ocupado tradicionalmente debe ser primero demarcado y delimitado, a través de consultas realizadas con dicho pueblo y con los pueblos vecinos” [Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172, párr. 115]. El reconocimiento meramente jurídico o abstracto de las tierras, territorios y recursos, incluso mediante su titulación, pierde significado si no se ha establecido ni delimitado físicamente la propiedad [Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172, párr. 115].
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elementos territoriales forman parte de la ley hondureña pues el estado de Honduras incorporo el convenio 169 de la OIT a su corpus juris. Además, existe abundante jurisprudencia interamericana que Honduras se obligó soberanamente a cumplir al tenor del artículo 15 Constitucional que establece que “Honduras hace suyos los principios y prácticas del derecho internacional y en donde se proclama como ineludible la validez y obligatoria ejecución de las sentencias arbitrales y judiciales de carácter internacional”.
45. En estos términos la falta de titulación de los territorios de la comunidad de Triunfo de la Cruz vulnera las obligaciones convencionales del Estado. Los órganos del sistema interamericano han establecido que en virtud del artículo 21 de la Convención Americana y del artículo XXIII de la Declaración Americana, los pueblos indígenas y tribales son titulares de derechos de propiedad y dominio sobre las tierras y recursos que han ocupado históricamente, y por lo tanto tienen derecho a ser reconocidos jurídicamente como los dueños de sus territorios, a obtener un título jurídico formal de propiedad de sus tierras, y a que los títulos sean debidamente registrados. Adicionalmente, los pueblos indígenas y tribales tienen derecho al uso y goce permanente de su territorio ancestral, para garantizar los cuales deben obtener el título de su territorio. El derecho colectivo de propiedad sobre las tierras indígenas implica la titulación colectiva del territorio, esto es, el reconocimiento de un título también colectivo de propiedad sobre esas tierras donde se refleje la propiedad comunitaria de la tierra, sin perjuicio de las formas de organización interna de los pueblos indígenas en cuanto a la tenencia de la tierra. En los casos de compra de tierras, los títulos deben quedar a nombre de la respectiva comunidad, y no del Estado. La complejidad del asunto no es excusa para que el Estado considere o administre las tierras indígenas no tituladas como tierras estatales12.
12CIDH, Informe No. 40/04, Caso 12.053, Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo (Belice), 12 de octubre de 2004, párr. 115. El reconocimiento oficial del dominio por los pueblos indígenas sobre sus territorios no es un acto discrecional y libre de la voluntad estatal, sino una obligación [CIDH, Tercer Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Colombia. Doc. OEA/Ser.L/V/II.102, Doc. 9 rev. 1, 26 de febrero de 1999, párr. 19]. Los Estados están obligados a adoptar medidas efectivas para reconocer el derecho de propiedad comunal de los pueblos indígenas sobre las tierras que tradicionalmente han ocupado y usado [CIDH, Informe No. 40/04, Caso 12.053, Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo (Belice), 12 de octubre de 2004, párr. 193]. La obligación del Estado de reconocer y garantizar el ejercicio del derecho a la propiedad comunal por los pueblos indígenas exige, necesariamente, que el Estado “adopte las medidas correspondientes para proteger el derecho del pueblo [indígena o tribal correspondiente] en su territorio, incluido el reconocimiento oficial de ese derecho” [CIDH, Informe No. 40/04, Caso 12.053, Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo (Belice), 12 de octubre de 2004, párr. 132]. En virtud del artículo XXIII de la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre, el Estado está obligado a “titular o establecer por otra vía los mecanismos necesarios que aclaren y protejan el territorio en el que existe su derecho” [CIDH, Informe No. 40/04, Caso 12.053, Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo (Belice), 12 de octubre de 2004, párrs. 193 y 197 – Recomendación 1]; por lo tanto, los Estados violan el derecho de propiedad de los pueblos indígenas consagrado en el artículo XXIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, “al no adoptar medidas efectivas para reconocer su derecho de propiedad comunal a las tierras que han ocupado y usado tradicionalmente, o establecer otro tipo de mecanismo jurídico necesario para aclarar y proteger el territorio en el que existe su derecho” [CIDH, Informe No. 40/04, Caso 12.053, Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo (Belice), 12 de octubre de 2004, párr. 152]. Al no hacerlo, violan también los artículos 25, 1.1 y 2 de la Convención Americana en perjuicio de los miembros de dichas comunidades [Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr.
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46. La ilustre representación del Estado pretende desconocer su obligación de titular el territorio Garífuna oponiendo la falta de acción de parte de la comunidad ante las instancias judiciales, lo que en primer término es falso pues como se dijo antes, sí se han realizado acciones judiciales y administrativas en varios niveles, pero además porque la jurisprudencia del sistema interamericano dispone que los procedimientos para titular tierras comunales indígenas o tribales deben ser efectivos, atendiendo a las características particulares del pueblo respectivo. La ausencia de procedimientos efectivos, específicos y regulados para la titulación de las tierras comunales indígenas causa una incertidumbre general que no es compatible con los estándares impuestos por el artículo 25 de la Convención Americana. La falta de legislación interna que permita obtener el título sobre los territorios ancestrales indígenas no se suple con la mera disponibilidad de recursos judiciales que potencialmente puedan reconocer esos derechos; la mera posibilidad de reconocimiento judicial no es un sustituto para su reconocimiento y titulación reales: “se debería hacer una distinción entre la obligación del Estado conforme al artículo 2 de la Convención para efectivizar, mediante legislación interna, los derechos allí consagrados y la obligación conforme al artículo 25 de proporcionar recursos efectivos y adecuados para reparar las presuntas violaciones a dichos derechos. (…) La Corte observa que aunque la llamada legislación judicial puede ser un medio para el reconocimiento de los derechos de los individuos, especialmente conforme a los sistemas de derecho común (common law), la disponibilidad de un procedimiento de este tipo no cumple, en sí mismo, con las obligaciones del Estado de efectivizar los derechos consagrados en la Convención Americana. Es decir,
137]. Los Estados están obligados a garantizar el derecho a la propiedad de los pueblos indígenas y tribales y sus miembros sobre sus tierras ancestrales [CIDH, Alegatos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Sawhoyamaxa v. Paraguay. Referidos en: Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C No. 146, párr. 113(a). CIDH, Informe No. 40/04, Caso 12.053, Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo (Belice), 12 de octubre de 2004, párr. 115]. Los pueblos indígenas y tribales tienen, por lo tanto, derecho a gozar de títulos formales u otros instrumentos de reconocimiento de su propiedad sobre las tierras donde viven y desarrollan sus actividades culturales y de subsistencia [CIDH, Alegatos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Awas Tingni v. Nicaragua. Referidos en: Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 104(l)]. Los principios jurídicos internacionales generales aplicables en el contexto de los derechos humanos de los indígenas incluyen “el reconocimiento de su derecho de propiedad y posesión con respecto a tierras, territorios y recursos que han ocupado históricamente” [CIDH, Informe No. 75/02, Caso 11.140, Mary y Carrie Dann (Estados Unidos), 27 de diciembre de 2002, párr. 130], y “el reconocimiento por los Estados de los títulos permanentes e inalienables de los pueblos indígenas” respecto a los derechos de propiedad y uso [CIDH, Informe No. 75/02, Caso 11.140, Mary y Carrie Dann (Estados Unidos), 27 de diciembre de 2002, párr. 130]. El reconocimiento y titulación de los derechos de propiedad indígenas y tribales sobre sus territorios, así como el debido registro de los títulos correspondientes, “significan derechos esenciales para la supervivencia cultural y para mantener la integridad comunitaria” [CIDH, Segundo Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en el Perú. Doc. OEA/Ser.L/V/II.106, Doc. 59 rev., 2 de junio de 2000, párr. 16]. La falta de reconocimiento por el Estado de los derechos territoriales de las comunidades indígenas viola los artículos 1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos [CIDH, Alegatos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Awas Tingni v. Nicaragua. Referidos en: Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 109]. CIDH, Segundo Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en el Perú. Doc. OEA/Ser.L/V/II.106, Doc. 59 rev., 2 de junio de 2000, párrs. 23‐25. Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 153‐1.
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la mera posibilidad de reconocimiento de derechos a través de cierto proceso judicial no es un sustituto para el reconocimiento real de dichos derechos. El proceso judicial mencionado por el Estado debe, entonces, ser entendido como un medio a través del cual se podrían efectivizar esos derechos en el futuro, pero que aún no ha reconocido, efectivamente, los derechos en cuestión13.
47.La falta de protección efectiva frente a terceros . Con la declaración del señor ÁNGEL CASTRO en su condición de víctima y de CLARA FLORES en su condición de testigo y con la prueba documental aportada, se pudieron acreditar en todos los hechos alegados en el informe de la Comisión Interamericana y el ESAP, en términos de que el territorio de la comunidad Garífuna de Triunfo de la Cruz ha sido ocupado ilegalmente por terceros ajenos a la comunidad, incluida la municipalidad de Tela y bajo el auspicio sistemático del Estado hondureño, al haberse autorizado la ampliación del Casco Urbano del Municipio de Tela sobre territorio ancestral y tierras de uso directo de la comunidad sin haberse realizado una consulta previa; Al haberse creado una zona de reserva natural protegida sobre el territorio de la comunidad de forma inconsulta y al prohibirse el acceso a esa parte del territorio; por venderse la tierra Garífuna a empresarios turísticos y terceros ajenos a la comunidad; por propiciar y reconocer un patronato paralelo que intenta validar las ventas ilegales y Por haberse autorizado actividades de turismo de nuevo sin consultar al pueblo.
48. Al respecto, la CIDH y la Corte Interamericana han establecido que los Estados están obligados a adoptar medidas especiales para garantizar el disfrute efectivo del derecho a la propiedad territorial de los pueblos indígenas. Por este motivo, la CIDH ha enfatizado que “la demarcación y registro legal de las tierras indígenas constituye en la realidad sólo un primer paso en su establecimiento y defensa real”, ya que la propiedad y posesión efectivas se ven continuamente amenazadas, usurpadas o reducidas por distintas acciones de hecho o de derecho. El derecho de los pueblos indígenas y tribales a la propiedad de sus territorios debe tener certeza jurídica. El marco jurídico debe proveer a las comunidades indígenas la seguridad efectiva y la estabilidad jurídica de sus tierras. Ello implica que el título jurídico de propiedad de los pueblos indígenas y tribales sobre la tierra “debe ser reconocido y respetado, no sólo en la práctica, sino que en el derecho, a fin de salvaguardar su certeza jurídica”. La inseguridad jurídica sobre estos derechos hace a los pueblos indígenas y tribales “particularmente vulnerables y proclives a conflictos y violaciones de derechos”. Entre los factores que causan inseguridad jurídica se encuentran: la posesión de títulos de propiedad no reconocidos por el derecho común; títulos de propiedad que están en conflicto con otros
13Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párrs. 122, 123. Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 124. Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172, párrs. 104, 105.
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títulos; títulos que no están registrados plenamente; títulos que no están reconocidos. Se suma a ello en ciertos casos el desconocimiento, por los tribunales, de los derechos que emanan del uso y posesión ancestral, o el no reconocimiento del derecho consuetudinario indígena, lo cual “cercena sensiblemente su capacidad de hacer valer sus derechos, así como el reconocimiento de la posesión ancestral de sus territorios”. El derecho a la certeza jurídica de la propiedad territorial requiere que existan mecanismos especiales, rápidos y eficaces para solucionar los conflictos jurídicos existentes sobre el dominio de las tierras indígenas. Los Estados están, en consecuencia, obligados a adoptar medidas para establecer tales mecanismos, incluida la protección frente a ataques de terceros. Parte de la certeza jurídica a la que tienen derecho los pueblos indígenas y tribales consiste en que sus reclamos y reivindicaciones territoriales reciban una solución definitiva. Es decir, que una vez iniciados los trámites de reivindicación de sus territorios ancestrales, sea ante las autoridades administrativas o ante los tribunales, se otorgue una solución definitiva a su reclamo dentro de un plazo razonable, sin demoras injustificadas. Se afecta la seguridad efectiva y la estabilidad jurídica de las tierras cuando la ley no garantiza la inalienabilidad de las tierras comunales y permite a las comunidades su libre disposición, el establecimiento de prendas o hipotecas u otros gravámenes, o el arriendo de las mismas. La certeza jurídica también requiere que los títulos de propiedad territorial de los pueblos indígenas sean protegidos frente a extinciones o reducciones arbitrarias por el Estado, y que no sean opacados por derechos de propiedad de terceros. Se requiere la consulta previa y la obtención del consentimiento del pueblo respectivo para adoptar cualquier decisión del Estado que pueda jurídicamente afectar, modificar, reducir o extinguir los derechos de propiedad indígenas; en criterio de la CIDH, “los artículos XVIII y XXIII de la Declaración Americana obligan especialmente a los Estados miembros a garantizar que toda determinación de la medida en que los peticionarios indígenas mantienen intereses en las tierras por las que han poseído tradicionalmente un título y han ocupado y usado, se base en un proceso de consentimiento previamente informado de parte de la comunidad indígena en su conjunto”. Para la CIDH, los principios jurídicos internacionales generales aplicables en el contexto de los derechos humanos de los pueblos indígenas incluyen el derecho a que su título relativo a la propiedad y uso de territorios y recursos “sea modificado únicamente por consentimiento mutuo entre el Estado y el pueblo indígena respectivo cuando tengan pleno conocimiento y apreciación de la naturaleza o los atributos de ese bien”. La certeza jurídica de los títulos de propiedad territorial de los pueblos indígenas y tribales también exige que las autoridades estatales se abstengan de afectar tales títulos mediante estrategias jurídicas o sociopolíticas, tales como la creación de municipios no indígenas dentro de los territorios indígenas, la adopción de decisiones judiciales arbitrariamente adversas a sus derechos, o la realización de ataques legales o políticos destinados a minar la estabilidad de los derechos ya establecidos o la consolidación de los que se encuentran en
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proceso de establecimiento. La certeza jurídica de los títulos de propiedad territorial también tiene manifestaciones prácticas que han sido resaltadas por el sistema interamericano de protección. La falta de delimitación y demarcación efectiva de los territorios indígenas, aun cuando exista un reconocimiento formal del derecho a la propiedad comunal de sus miembros, causa “un clima de incertidumbre permanente” en el cual los miembros de las comunidades “no saben con certeza hasta dónde se extiende geográficamente su derecho de propiedad comunal y, consecuentemente, desconocen hasta dónde pueden usar y gozar libremente de los respectivos bienes”. La Corte Interamericana también ha explicado que el reconocimiento del derecho de propiedad de los pueblos indígenas y tribales debe ser pleno y debe tener certeza jurídica sobre su estabilidad14.
49. Con la prueba obrante en el expediente se pudo acreditar que el Estado de Honduras es internacionalmente responsable por haber violentado los artículos 8 y 25 de la Convención Americana, en conexión con los artículos 1.1 y 2 de la misma, en perjuicio de la Comunidad Garífuna de Triunfo de la Cruz y sus miembros, debido a la falta de provisión de un procedimiento adecuado y efectivo para el reconocimiento, titulación, demarcación y delimitación de los territorios reivindicados por las presuntas víctimas, y que permita garantizar la posesión pacífica y recuperación de su territorio ancestral. Además el Estado de Honduras violó los artículos 8 y 25 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de la Comunidad Garífuna de Triunfo de la Cruz y sus miembros, ante la falta de realización de una investigación seria, efectiva y sin dilaciones dirigida a la averiguación de la verdad y la determinación de responsabilidades, en relación a las denuncias interpuestas por miembros, líderes y lideresas de la Comunidad.
50. Aunque la Comisión Interamericana no consideró la presentación del caso por violaciones al artículo 4 de la Convención americana en relación al artículo 1.1 de la misma, esta representación considera que se acredito fehacientemente el asesinato de al menos cuatro líderes comunitarios en relación directa con su trabajo por la defensa de la tierra.
51.Sobre la ConsultaConsentimiento Previo Libre e Informado, CPLI A partir del año 1994 se firmó el Convenio 169 de la OIT, el que fue ratificado en 1995, sin embargo el estado de Honduras nunca adecuó las leyes nacionales al Convenio, intentando en varias ocasiones adecuar el Convenio a las leyes, e incluso tiene una propuesta de Ley en el Congreso Nacional, denominada Ley para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, con la cual pretende de forma no tan subrepticia desvirtuar la esencia del Convenio 169.
Como política de las ocho administraciones gubernamentales que se han sucedido ene Honduras tras la ratificación del Convenio, todas han eludido el tema de la aplicación del Derecho a la consultaconsentimineto, previo,
14DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y TRIBALES SOBRE SUS TIERRAS ANCESTRALES Y RECURSOS NATURALES Normas y jurisprudencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
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libre e informado. Y es hasta el año pasado que de forma timorata se inician reuniones sobre el tema entre la Secretaria de Recursos Naturales y algunas organizaciones indígenas afines al estado, en el marco del Programa de reducción de la Deforestación y Degradación del Bosque (REDD por sus siglas en inglés). No obstante la importancia del tema para el pueblo Garífuna, deliberadamente la OFRANEH ha sido excluida de las reuniones.
El Estado hondureño ha venido implementando una practica de convertir las reuniones con las dirigencias de las federaciones indígenas como socializaciones de programas y proyectos a las cuales después califica como consultas.
Pretender desconocer el pueblo Garífuna como pueblo indígena por parte del estado y su conversión premeditada a una minoría étnica, no es mas que una estrategia para acallar los reclamos territoriales, políticos y culturales que la OFRANEH ha venido desplegando durante décadas.
PRUEBA PARA MEJOR PROVEER
Para mejor proveer y con el respeto debido, se ofrece a la honorable Corte que admita para mejor proveer la documentación que a continuación se describe:
51. Certificaciones del Instituto del Propiedad sobre venta de terreno denominado “Laguna Negra”, Informe del Instituto de la Propiedad que autoriza esta venta y certificación de la municipalidad de Tela que reconoce la junta directiva paralela para esta venta ilegal. Con esta prueba se pretende acreditar una venta ilegal más y el modo de operar de forma directa del Estado con el patronato paralelo.
52. Denuncia de la comunidad contra la inexistencia del programa de educación bilingüe intercultural.
53. Informe actualizado sobre las constantes violaciones al derecho territorial de Triunfo de la Cruz, donde se mencionan las acciones que están realizando en y por: Cerro Triunfo de la Cruz, Roberto Ewins, Proyecto Hotelero Playa Escondida, El Proyecto Laguna Negra, Caso Maximiliano Zambuzo, Alcalde de El Progreso Alexander Lopez, el nuevo Alcalde de Tela, Mario Fuentes, Miguel Farines (Coco Tours), Jorge Lopez, Caso Punta Izopo Resort, Marbella, Idetrisa y Maserica, el Ex alcalde de Tela, David Zacaro, la Fuente de Agua de la Comunidad, Jose Antonio
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Varela Murillo, Familia Pache, Felix Maldonado, proyecto de privatización del agua de la comunidad, Dilcia Enamorado Ochoa.
CONCLUSIONES
54. El Estado de Honduras violento el derecho a la propiedad privada establecido en el artículo 21 de la Convención Americana de Derechos Humanos en relación a los artículos 1.1 y 2 del mismo cuerpo legal, en perjuicio de la comunidad Garífuna de triunfo de la Cruz y sus miembros por no haberse delimitado, demarcado y titulado el territorio ancestral; por no haberse reconocido el hábitat funcional de su territorio; Por no haberles consultado de forma previa, libre e informada acerca de decisiones legislativas y administrativas que afectaron su territorio.
55. Honduras violentó los artículos 8 y 25 en relación a los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos en perjuicio de la comunidad garífuna de Triunfo de la Cruz y sus miembros por no haberse provisto de un procedimiento legal adecuado que protegiera efectivamente su territorio frente a la invasión de terceros; también, Por no haberse establecido un mecanismo legal adecuado y efectivo para el reconocimiento, titulación y demarcación de su territorio.
56. Aunque la honorable Comisión Interamericana no lo estableció así en su postura ante el proceso, los representantes de las víctimas consideramos que Honduras violentó el artículo 4 de la Convención Americana de Derechos Humanos por omisiones de protección a los miembros de la comunidad que resultó en la muerte de al menos cinco personas directamente relacionada con los hechos alegados.
MEDIDAS DE REPARACIÓN
En consonancia con lo solicitado en el Escrito de Solicitudes Argumentos y Pruebas, se solicita muy respetuosamente a la Corte:
El Estado debe reparar los daños materiales y morales sufridos por las víctimas y sus familiares y pagar por las costas y gastos que haya implicado la búsqueda de justicia. Todo esto teniendo en consideración los elementos culturales y las circunstancias específicas de cada víctima. Además, consideramos que una parte fundamental de las reparaciones son las garantías de satisfacción y no repetición, esenciales para reparar aquellos daños que no tienen un corolario
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pecuniario. Las medidas de reparación solicitadas comprenden tanto aquellas individuales como colectivas y para su determinación será necesario considerar el derecho consuetudinario de la comunidad afectada. Entre las medidas de reparación solicitadas por las víctimas están las siguientes:
1. Entregar a título gratuito a la Comunidad Indígena Triunfo de la Cruz del Pueblo Garífuna sobre las tierras reivindicadas incluyendo su hábitat tradicional o parte faltante de su territorio ancestral, para completar el derecho territorial de la comunidad en una superficie total de 2.840 hectáreas lo que implica el reconocimiento jurídico del territorio de la comunidad Garífuna de Triunfo de la Cruz, conforme al límite ancestral:
Al Norte: Mar Caribe Al Sur: Cerro El Tigre Al Este: Atras de Cerro Punta Izopo (Carbajales) Al Oeste: Cerro Merua
2. En garantía de cumplimiento del punto anterior, ordenar al Estado que establezca un fondo destinado a cubrir el saneamiento por las tierras a ser recuperadas de manos de terceros, calculado sobre el total de la extensión reclamada por la comunidad. Dicho saneamiento deberá incluir el Proyecto Marbella, Cooperativa El Esfuerzo, Caso Maloff, Tio Maki, Caso 22 Mz. Dilcia Ochoa, Punta Izopo, Maserica, Bamer, Banco Atlantida, Mario Fuentes, Jorge Lopez, Caso Maximiliano Sambuco, Caso Tucan, David Zaccaro, Playa Escondida, Alexander Lopez, Los Kaffaty, Ferrufino, Gomez Cisneros, ADETLA, Gary Manaiza, Emvins, Sacerdotes Jesuitas, FelixBloquera, Zacaza, Caribian Coral In, Manuel Flores, San Juan Bosco, Emilio VargasEl Peruano, Las Delicias, Night Club, Felix Maldonado, Miguel Farines (Coco Tours), Hugo Varela, Jose Antonio Varela Murillo, Familia Pacheco, Alcalde de El Progreso Alexander Lopez.
3. Casos territoriales concretos: Aprobación de una Ley consensuada para la Consulta de los pueblos indígenas del país que se apegue al Convenio169 y la UNDRIP, además que el Estado garantice la buena fe en la aplicación de dicha ley; Derogación del capítulo III de la Ley de Propiedad la que se refiere a los pueblos indígenas y “afro hondureños”;
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Derogación de las áreas protegidas y parques nacionales que abarcan territorios Garífunas y las cuales fueron creadas de forma inconsulta; El reconcimiento del territorio maritimo y de las playas ya que su uso y posesión forman parte de la cosmovisión del pueblo Garifuna.
4. Excluir las comunidades Garífunas del casco urbano de las municipalidades; Anulación de todos aquellos títulos emitidos a terceros sobre los títulos comunitarios (en todas las comunidades Garífunas); Reconocimiento jurídico sobre la posesión territorial ancestral de cada una de las comunidades Garífunas.
5. En atención a la situación de urgencia, habilitar el área reclamada por la Comunidad Garífuna de Triunfo de la Cruz y sus miembros con servicios básicos, incluyendo agua potable e infraestructura sanitaria, un centro de salud, un establecimiento escolar, una radio comunitaria, un centro de capacitación con todas sus implementos, según se detalla en el párrafo consecuente.
6. Solicitamos la suspención de leyes y programas que se encuentran a punto de ser aprobados por el Congreso Nacional los que afectaran a los pueblos indigenas y que han desconocido el CPLI.
7. Como garantía de no repetición, establecer un recurso efectivo y eficaz que permita a los pueblos indígenas de Honduras, acceder a su hábitat tradicional de acuerdo a los derechos que le reconoce la normativa interamericana de derechos humanos.
8. Establecer como medida de satisfacción que el Estado de Honduras otorgue un reconocimiento público a la Comunidad Garífuna y sus miembros, a través de un acto simbólico, acordado previamente con los peticionarios y las víctimas.
INDEMNIZACIONES REPARATORIAS Y COSTAS
9. En términos generales, las reparaciones y costas que se solicitan deberán observarse sobre la base de lo establecido en las páginas 46 a 50 del Escrito de Solicitudes Argumentos y Pruebas, siendo necesario solamente en este apartado la fundamentación de esta solicitud de la siguiente forma.
10. Daño Material : La Corte ha desarrollado en su jurisprudencia el concepto de daño material y los supuestos en que corresponde indemnizarlo. Ese Tribunal ha establecido que el daño material supone “la pérdida o detrimento de los ingresos de las víctimas, los gastos efectuados con motivo de los hechos y las consecuencias de
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carácter pecuniario que tengan un nexo causal con los hechos del caso”15.
11. Por tanto, se solicita a la Corte que ordene al Estado reparar en el ámbito individual y comunitario las consecuencias de las violaciones y que, al momento de determinar el daño material y demás pretensiones que se formulen, se considere la cosmovisión del Pueblo Garífuna y el efecto que ha producido en el propio Pueblo y en sus miembros estar impedidos de usar, gozar y disponer de su territorio y, entre otras consecuencias, de realizar sus actividades de subsistencia tradicionales. Así mismo, es preciso tomar en cuenta el elemento probado en juicio acerca de la emigración, principalmente de personas jóvenes que se ha generado en la comunidad, como efecto directo de la reducción del territorio y ante la falta de medios de subsistencia que se relacionan con la falta de acceso a tierra y recursos naturales. Esta compensación por concepto de daño material, que deberá ser entregada directamente al Pueblo de Triunfo de la Cruz, por los daños sobre su territorio y sus recursos naturales; la afectación por la paralización de actividades productivas de Triunfo de la Cruz durante los dieciocho años que duro el proceso interno e internacional.
12. En igual sentido debe tomarse en cuenta la falta de acceso a zonas de producción de alimentos, de pesca, de recolección de materiales para construcción de viviendas y para la celebración de actividades espirituales y culturales durante todo el tiempo del conflicto.
13. Considera esta representación y así pide se admita por esta Corte, que la prueba de los daños materiales en el caso del pueblo Garífuna de Triunfo de la Cruz es de compleja acreditación, en términos de la forma de vida y modelo económico que sigue la comunidad, basado en un modelo tradicional carente de formalismos contables o financieros rígidos. También es razonable estimar que las acciones y gestiones realizadas por miembros del Pueblo generaron gastos que deben ser considerados como daño emergente, en particular en lo referente a las acciones y diligencias realizadas para mantener reuniones con diferentes autoridades públicas y otras comunidades, por lo que sus líderes o miembros han tenido que desplazarse16.
14. En estos términos, la comunidad ha determinado que los daños materiales sufridos por los conceptos planteados y durante un período de dieciocho años ascienden conservadoramente a NOVECIENTOS MIL DOLARES ($ 900,000) de los Estados Unidos
15parr. 43 y Caso Gonzalez Medina y familiares Vs. Republica Dominicana, parr. 310. 16Así lo considero la Corte IDH por ejemplo en el caso de Pueblo Sarayaku Vs. Ecuador.
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de Norte América, con lo que considera se cubrirían los rubros establecidos en el párrafo Tercero de la Página 47 del ESAP.
15. Daño Inmaterial: La Corte ha desarrollado en su jurisprudencia el concepto de daño inmaterial y ha establecido que este “puede comprender tanto los sufrimientos y las aflicciones causados a la víctima directa y a sus allegados, el menoscabo de valores muy significativos para las personas, así como las alteraciones, de carácter no pecuniario, en las condiciones de existencia de la víctima o su familia”17.
16. En estos términos, esta representación considera solicitar a la Corte que fije en equidad el monto de la indemnización correspondiente al daño moral causado al Pueblo Garífuna de Triunfo de la Cruz y sus miembros, por los sufrimientos, angustias e indignidades a las que se les ha sometido durante los años en que han visto limitado su derecho a usar, gozar y disponer de su territorio y demás violaciones alegadas. Que se fije una cantidad para reparar los daños inmateriales sufridos por los miembros de la comunidad de Triunfo de la Cruz que se traduce en las siguientes afectaciones: la amenaza a la subsistencia e identidad cultural del Pueblo por la vulneración al territorio; la afectación a la educación de niños y jóvenes18; la afectación a las relaciones familiares y comunitarias debido a la emigración que ha generado la falta de acceso al territorio por parte de los jóvenes19 y a los proyectos individuales de vida y al proyecto de desarrollo colectivo que vieron frustrados para al menos una generación completa. Es preciso observar también a través de la estrecha relación de los miembros de la comunidad en su dimensión de subjetividad colectiva, que la muerte de al menos cinco personas y el destierro de dirigentes comunales, así como la zozobra y el miedo infundido a través de las amenazas, hostigamientos y acusaciones ha generado un daño moral incalculable pues su impacto ha azotado a toda la comunidad y especialmente a los líderes. Por otro lado, es preciso observar para la fijación del daño moral, que la comunidad ha sufrido una pérdida irreparable al haberse roto la cohesión social y colectiva cuando se divide la comunidad y se ven enfrentados dos grupos en la figura de los patronatos lo que si bien no se puede valorar en concreto si se percibe la afectación a esa cohesión como elemento subjetivo a valorar y que como se apuntó en la cosmovisión Garífuna es de vital importancia.
17Caso Forneron e hija Vs. Argentina, parr. 194.18Aunque el Estado alego estar desarrollando un programa intercultural bilingüe, con la prueba para mejor proveer que se acompaña a este escrito se demuestra que tal aseveración del Estado es falsa por omisa.19De importancia lo declarado por la víctima y la testigo en cuanto a los efectos nefastos que está provocando la migración en la
juventud de la comunidad.
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17. En estos términos, la comunidad ha determinado que los daños morales sufridos por los conceptos planteados y durante un período de dieciocho años ascienden conservadoramente a UN MILLON CUATROCIENTOS MIL DOLARES ($ 1,400,000). En atención a las indemnizaciones ordenadas por la honorable Corte en otros casos, y en consideración de las circunstancias del presente caso, los sufrimientos ocasionados al Pueblo, a su identidad cultural, las afectaciones a su territorio, en particular por la presencia de terceros extraños a su comunidad en más de dos terceras partes del territorio, así como el cambio ocasionado en las condiciones y modo de vida de las mismas y las restantes consecuencias de orden inmaterial que sufrieron por las violaciones alegadas en este juicio.
18. Costas. Como se estableció en el ESAP, se solicita a la Honorable Corte que ordene al Estado hondureño el pago de las costas originadas a nivel nacional en la tramitación de los procesos judiciales y administrativos seguidos por las víctimas o sus representantes en el fuero interno, así como las originadas a nivel internacional en la tramitación del caso ante la Comisión y las originadas como consecuencia de la tramitación de la presente demanda ante la Honorable Corte, de acuerdo a lo siguiente:
OFRANEH19. Viajes: a Washington, D.C. Durante la tramitación del proceso ante
la Comisión:20.
US10,000 Comunicaciones: US1,500 Papelería y envíos: US1,500 Honorarios abogado US 2,000 Gastos jurisdicción interna: US 25,000 Gastos Juicio Corte Interamericana de Derechos Humanos: U$10,000 Total: U$ 50,000
Dado en la ciudad de La comunidad de Sambo Creek, Honduras, el 20 de Junio del 2014.
Mirian Miranda ChamorroRepresentante de las Víctimas
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