Escrito por: Fernando Martínez.€¦ · EL PROYECTO MINERVA. Escrito por: Fernando Martínez. 1....
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EL PROYECTO MINERVA.
Escrito por:
Fernando Martínez.
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PARTE I.
CAPITULO I.
TENIENTE JOHN MORRIS.
Es la mañana del 27 de Junio del año 2.123, un Domingo como hace mucho tiempo no
tenía John Morris, ese día el Teniente de policía del Distrito Capital podía descansar junto
a Tania Deker, quien no solo era su compañera sentimental, sino además también su
compañera en el trabajo, un secreto muy bien guardado durante los últimos tres meses.
John llevaba un alto nivel de estrés en el comando de la policía, su pésima relación con su
superior quien constantemente lo sometía a fuertes presiones por los bajos resultados del
desmantelamiento de las bandas de atracadores que dominan el centro de la ciudad,
hacía necesario mantener esta relación en secreto, de llegar a saberse y conociendo la
mentalidad del Capitán Maldonado, utilizaría esto como pretexto para desacreditar y de
alguna forma armar un argumento mediante el cual dejara a Morris como un
incompetente que no se dedica a sus funciones por estar pendiente de mantener su
relación con la suboficial Deker.
Por primera vez la pareja descansaba el mismo día, ya que los estaban rotando en turnos
de doce horas y al fin coincidió el día de descanso y que mejor que un buen Domingo,
donde podían hacer pereza en la habitación toda la mañana y tal vez en la tarde partir
juntos como pareja hacia la ciudad de Salmar, ubicada a cincuenta kilómetros, donde muy
difícil encontrarían alguien que los reconociera.
Pero a pesar de que la intención era dormir hasta tarde, un intenso y desagradable olor
inundo el apartamento, John se despertó y se levantó para saber de dónde provenía, era
un olor a carne en descomposición que fácilmente se podía detectar que venía del cuarto
de proyección; este se compone de una habitación de tres metros de ancho por cinco
metros de largo, en el cual se ve la televisión en el nuevo formato 6D, donde las imágenes
llenan todo el espacio y aparecen alrededor del televidente como si este hiciera parte de
la proyección.
-¡Tania! Ya te he dicho que no me gusta que dejes la televisión con la opción de olor –
pero a pesar de decirlo en voz alta, parecía que nada la hacía despertar de su profundo
sueño.
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Tenía la idea de apagarlo, pero estaban dando un programa de conservación de especies
de animales salvajes, le parecía muy interesante ya que era prácticamente imposible que
algún día conociera algún animal, esto debido a que varias décadas atrás los zoológicos
tuvieron que cerrar sus puertas gracias a las leyes que protegen las especies salvajes,
ahora los pocos animales viven en refugios lejos del contacto del público, donde solo son
observados por un grupo de científicos que velan por su seguridad. A pesar de las
iniciativas por clonar animales extintos por el hombre, esa ley nunca se pudo aprobar y se
contempló que en el planeta tierra nunca se llevaría a cabo algo así.
John se sentó en su silla reclinable mientras observaba como alrededor suyo se
alimentaba una manada de hienas, no sin antes desactivar la opción de olor, solo con el
sonido y la imagen bastaba para su gusto. Pero por más interesante que era el programa
el cansancio de una ardua semana de trabajo termino por consumirlo y pronto quedó
dormido recostado sobre su silla favorita.
Al cabo de unos minutos despertó Tania y al verse sola en la habitación decidió buscar a
John, al darse cuenta que estaba dormido regreso al cuarto y tomo una cobija del closet,
hace mucho tiempo no la usaba porque las cámaras de dormir gradúan la temperatura
para mantener a la persona lo más cómoda posible. Al llegar al cuarto de proyección
arropo a John de una manera tan sigilosa que él no se inmuto en lo más mínimo, luego
camino muy lentamente para no hacer ruido alguno, cerró la puerta y camino a paso
normal, se tomaba el rostro y aun no podía creer que estuviera viviendo lejos de su Madre
y su hermano. Los extrañaba mucho pero algún día tenía que salir de su casa, allí vivió
prácticamente toda su vida hasta que decidió hacer carrera en la policía.
Aún recuerda esa pequeña casa a casi doscientos kilómetros de distancia del Distrito
Capital, ubicada a las afueras de Sesquilia, una población que vivió su auge económico
cuando aprovecho la lejanía de las grandes ciudades llenas de contaminación para utilizar
su aire limpio de gases tóxicos y mediante un proceso de congelamiento y
descongelamiento lograron convertir el oxígeno y el hidrogeno del aire en agua potable, la
cual se envasaba para luego ser distribuida y vendida. Al no haber ríos ni fuentes de agua
limpia esta era una muy buena opción que había nacido en muchos países del mundo,
pero que luego drásticamente fue reducida por los grandes industrialistas que
consiguieron las licencias para tratar el agua del mar y convertirla en agua dulce, aunque
el impacto ambiental y la destrucción de muchas especies marinas eran muy evidentes, el
dinero y el poder predomino dejando esto en un segundo plano. Ahora el agua era más
limpia, ilimitada, barata y lo mejor es que era utilizada por todo el mundo, esto quería
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decir que el gobierno tenía asegurado el jugoso pago del impuesto asignado a este
negocio.
A pesar del éxito de esta gran industria alrededor del agua de los océanos, aun había
personas que utilizaban el agua envasada y esto permitía que las familias que vivían de
este trabajo, lograran continuar con su sustento aunque fuera muy limitado y
escasamente alcanzara para los gastos básicos. Este era el caso de la familia de Tania que
no se resignaban a dejar el negocio, además las opciones de trabajo eran muy limitadas
como para dejar a un lado lo que sabían hacer por ir en busca de algo desconocido, esto
sería muy arriesgado en esta época de escases. Pero Tania siempre tuvo más sueños que
nada tenían que ver con distribuir y vender agua envasada, por esta razón dejo su ciudad
natal para estudiar y hacerse profesional en el Distrito capital, desde niña su anhelo
siempre fue ser parte de la policía.
Ahora todo parecía ir según lo deseado, aunque extrañaba mucho a su familia y a su
pequeña casa; que en nada se parecía con este lugar donde vivía ahora. Ubicado hacia la
zona este de la ciudad está el edificio Castello, un complejo de sesenta pisos, cuarenta
sobre la superficie y veinte subterráneos, en uno de estos se encuentra el apartamento de
John, para ser exacto en el piso -7; vivir bajo tierra tiene una gran ventaja y es que el
alquiler y la compra de un apartamento es más económica que tener propiedad sobre la
superficie, donde su alto costo lo hace inalcanzable con el sueldo de un policía.
Además es muy tranquilo y para simular la sensación de estar en la superficie las paredes
laterales tienen ventanas con imágenes en movimiento de bellos paisajes inexistentes,
que permiten por momentos sentirse en un lugar rodeado de naturaleza, claro que
también tiene la opción de cambiar las imágenes según el gusto, a Tania le encanta ver
caer la nieve sobre un bosque lleno de pinos, mientras que John disfruta de una selva
tropical rodeada de animales salvajes.
Por supuesto esa fue la imagen que coloco Tania después de dejar a John descansar en el
cuarto de proyección, cada vez que veía su paisaje favorito tenía la intensión de tocarlo,
era tanto el realismo que por momentos parecía estar en medio de ese lugar, pero luego
reaccionaba y comprendía que solo era una imagen de algún lugar que tal vez no existía.
Una de las desventajas de vivir en un apartamento subterráneo era el frio y este empezó a
penetrar la piel de Tania; por eso fue necesario encender la calefacción. Ya con un
ambiente agradable lo único que faltaba era un buen desayuno, tenía tanta hambre y
sabía que John dormiría hasta tarde por eso no valía la pena esperarlo, entonces se dirigió
a un pequeño compartimiento que no superaba una altura de un metro con sesenta
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centímetros por un ancho de unos ochenta centímetros, ubicado muy cerca de un
comedor elaborado en material sintético, allí abrió una de sus gavetas y encontró lo
necesario para un buen desayuno. Una barra del tamaño de su mano que le aportaba los
nutrientes que requería su cuerpo, formado con los porcentajes exactos de proteína,
grasas, carbohidratos, fibra y vitaminas según la etapa de la vida de cada persona.
Estas gavetas contenían docenas de estas barras, estaban separadas según el alimento del
día, en la parte superior se encontraban las del desayuno, luego seguían el almuerzo y
posteriormente la cena, en una gaveta aparte y en mayor cantidad estaban las de la
merienda, son tan deliciosas que en ocasiones John reemplaza las otras comidas del día
por una de estas.
Con las barras nutritivas se lleva una dieta balanceada, las personas son más sanas y no
hay problemas de obesidad, además son baratas, todo mundo las puede comprar y es lo
único que hay para comer; por esta razón vienen en un centenar de sabores para que le
agrade a las personas y no se cansen de estar siempre probando el mismo sabor. Este fue
el motivo por el cual las primeras empresas que incursionaron en esta industria
fracasaron, cuando llego la empresa ALI.CO.INC, innovo con su variedad de sabores y
rápidamente acaparo el mercado haciendo quebrar a las empresas que producían barras
de un mismo sabor hasta que logro convertirse en el líder absoluto.
Estas barras las había consumido Tania toda su vida al igual que sus padres, por eso las
comía con mucho agrado, al terminarla se dirigió hacia la recamara con la intensión de
dormir otro poco pero en ese momento sonó el teléfono de John, al percatarse que se
trataba del Capitán Maldonado corrió hacia el cuarto de proyección para informar de esta
llamada, pero al llegar se dio cuenta que John ya había contestado en otro teléfono y
estaba hablando con su superior, las palabras que se cruzaron fueron muy cortas y con un
“sí señor” termino la conversación.
-¿Qué paso John? – pregunto su amada.
-¡Tengo que irme! Las protestas continuaron y cada vez son peor.
-¡Pero hoy es tu día de descanso!
-¡Lo sé! Pero el Capitán dio esa orden y no tengo la intención de llevarle la contraria, estos
días han sido muy pesados y no quiero que se siga deteriorando la relación con mi
superior.
Mientras pronunciaba estas palabras John se dirigió a su habitación y muy rápido se
colocó su uniforme, todo en material protector a impactos de armas de fuego y
dependiendo la distancia también lo era para las de láser, además era liviano y resistente,
pero inútil ante la embestida que producen las multitudes; para esas eventualidades era
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necesario usar un jet pack, el cual siempre hacia parte de la dotación que suministra la
policía, estaba seguro que en el vehículo donde lo transportarían llevarían uno para cada
oficial.
No hubo tiempo siquiera de bañarse, tomo una barra de desayuno, se despidió de Tania,
dándole un prolongado beso y un fuerte abrazo, luego tomo el ascensor y aprovecho el
tiempo que tardaba en llegar a la terraza para desayunar.
Tan pronto el ascensor abrió sus puertas llego la aeronave de la policía donde venían
todos sus compañeros, John era el último en unirse al grupo antidisturbios, fue muy bien
recibido mientras era objeto de burlas por perder su día de descanso; él lo tomo con
gracia y se mofo de su suerte. Luego gracias al apoyo de su incondicional amigo, el
Teniente Galliano se colocó su jet pack, se percató de tenerlo bien asegurado y verifico
que el nivel de combustible estuviera al máximo, ante una multitud no hay tiempo para
los errores, el resultado de una equivocación puede ser la muerte. Esto lo sabían todos y
lo tenían muy claro, por eso debían apoyarse unos a otros, afortunadamente en este
grupo el compañerismo y la solidaridad reinaba; aunque como siempre su superior no
estaba con ellos liderando los operativos, sino desde una cómoda oficina en el comando
donde veía todo lo que sucedía y desde allí daba instrucciones. Por momentos les parecía
que esto era lo mejor ya que a ninguno le gustaba el trato que les daba, pero en otras
ocasiones quisieran que estuviera con ellos para que se diera cuenta de lo difícil y duro
que era ese trabajo.
-¡Esta revuelta parece nunca acabar! – dijo Galliano refiriéndose a esta tendencia mundial
de protestar liderados por una organización que tiene por nombre “NO MAS”,
Quienes son un grupo anónimo que nació en Asia y rápidamente se extendió a nivel
mundial, teniendo en cada país a sus representantes y una gran masa que los sigue, lo que
hace casi imposible saber quién pertenece a este grupo; además no es ilegal ya que están
en su libre derecho de expresión, el problema surge cuando recurren a la violencia ya que
en cada manifestación se reúne una cantidad incontrolable de personas. Al comienzo
manifestaban su inconformidad por no poder consumir productos naturales, pero esta fue
una batalla perdida, ya que no hay forma de producir naturalmente alimento para los más
de once mil millones de habitantes del planeta tierra, luego empezaron a tener más
simpatizantes y un gran apoyo económico que nadie sabe de donde proviene, lo cual los
convirtió en una masa imparable hasta el punto que lograron derrocar gobiernos. En los
últimos tres años se han centrado en los hacinamientos carcelarios, lo cual es un clamor
general; tanto el pueblo como los líderes de todos los países del mundo están muy
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preocupados por la cantidad de presos en la cárceles, incluso hay poblaciones que
tuvieron que ser desalojadas y reubicar a sus habitantes para construir inmensas cárceles
que inicialmente serian la solución a este problema pero muy pronto no dio abasto, todo
debido al pacto firmado por los países en el año 2.077, donde se unificaron las leyes y las
penas a nivel mundial. Buscando tener una mejor sociedad en este acuerdo se
endurecieron las penas y se unificaron las condenas, cualquier crimen en distinto lugar del
planeta tiene el mismo castigo, la cadena perpetua es el máximo, después de que fue
abolida la pena de muerte; también se agilizaron los procedimientos para dar un fallo
judicial, esto llevo a bajar los índices de inseguridad y rápidamente las cárceles se llenaron
de presos, siendo cada vez necesario construir más y más prisiones, cuando los gobiernos
se dieron cuenta de los altos costos que esto estaba acarreando, decidieron dejar de
hacer más centros penitenciarios, lo cual llevo a que las cárceles se sobre poblaran, al
punto de tener presos durmiendo en pasillos y en patios a la intemperie.
El grupo “NO MAS” se solidarizó rápidamente con este problema y mediante
manifestaciones a nivel mundial exigen a sus dirigentes una solución. Pero a pesar de que
los presidentes se han reunido en varias oportunidades nunca han hecho público que
llegaran a un acuerdo, este silencio a promovido para que las protestas cada vez sean
mayores, con más simpatizantes y en ocasiones con agresiones violentas hacia las
personas que no hacen parte de sus pensamientos o simplemente contra lo que
encuentren a su paso, como construcciones, vehículos, infraestructura o monumentos
históricos, por eso es necesario la intervención de la policía.
En esta ocasión la muchedumbre está concentrada sobre la autopista norte bloqueando el
paso de los trenes regionales que se encargan de unir al Distrito Capital con las demás
ciudades importantes del país, este caos ha permitido reunir en un solo lado a
manifestantes con gente del común que solo quieren tomar un tren para llegar a su
destino, lo cual hace aún más difícil a la policía saber dónde están realmente los
manifestantes, ya que todos se ven como una sola masa, así que el Capitán Maldonado da
la instrucción para lanzar desde las aeronaves fuertes chorros de agua hacia las personas
que llevan carteles exigiendo los derechos de los presos, buscando disolverlos, pero
ocasiona el efecto contrario y el grupo que protestaba pacíficamente ahora entra en ira y
la expresan lanzando todo tipo de objetos hacia la estación de trenes; mientras que a las
personas que esperaban su medio de transporte no les queda otra alternativa que correr
desesperadamente para conservar la integridad de sus vidas.
Ahora todo es un caos, ríos de gente se mueve en todas direcciones, mientras la policía
desde las aeronaves esperan instrucciones, las cuales no llegan.
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El Capitán Maldonado en muchas ocasiones se había enfrentado a manifestaciones pero
nunca a una de esta magnitud, se recuesta en su sillón y medita intentando buscar una
solución para evitar accidentes, pero su mente consternada está en blanco; no hay tiempo
de esperar y Morris toma la iniciativa, enciende su jet pack y toma su rifle de descargas
eléctricas, inmediatamente sus compañeros hacen los mismo a igual que los policías de las
demás aeronaves y se lanzan hacia las personas que están provocando la anarquía,
mientras se sostienen en el aire a una distancia prudente activan sus armas lanzando de
ellas una delgada línea de corriente eléctrica que luego en forma de ramificación se
desprende llegando a docenas de personas al mismo tiempo, la electricidad busca hacer
contacto con todo lo que encuentre a su paso en un radio de diez metros, este mismo
efecto se produce cada vez que se activa el rifle. La estrategia empieza a funcionar
logrando que los manifestantes abandonen el lugar, la policía sabe que debe ser muy
cautelosa y no hacer descargas eléctricas sobre las personas que ya fueron alcanzadas,
porque un segundo impacto podría ser letal; aún más sabiendo que varios de ellos al estar
mojados se vuelven más vulnerables al atraer con mayor facilidad a la electricidad.
Aparentemente todo empieza a volver a la normalidad, hasta que un grupo nuevamente
se junta, son aproximadamente unos cien manifestantes que empiezan a llamar a otros
para que se unan; de esto se da cuenta Galliano quien por decisión propia empieza a
descender buscando hacer una descarga eléctrica lo suficientemente cerca como para
dispersarlos a todos, pero tiene su mirada tan concentrada en este grupo que no se
percata que detrás de él hay un grupo de personas con explosivos caseros en sus manos y
cuando se dan cuenta que no han sido descubiertos lanzan estos objetos hacia al policía;
uno alcanza a golpear su jet pack; perdiendo el control y cayendo desde una altura de
siete metros, aturdido intenta moverse pero una de sus piernas no reacciona, ahora la
mayor preocupación es que quedo al alcance de los manifestantes; al ver esto Morris se
lanza a salvar la vida de su compañero, aterriza e intenta accionar su rifle eléctrico pero al
estar el piso mojado sabe que los dos también correrían peligro de recibir una fuerte
descarga, entonces al ver que empiezan a estar rodeados rápidamente le quita el jet pack
a su compañero lanzándolo contra la gente creando distracción y al mismo tiempo
aliviando peso para que su jet pack pudiera alzarlos a los dos hacia la aeronave. La acción
resulta según lo esperado y afortunadamente logran salvar sus vidas, mientras tanto los
manifestantes asustados de pensar que en algún momento este aparato que les lanzaron
pudiera hacer explosión corrieron lejos del lugar, permitiendo finalmente todo volver a la
calma.
Cuando Morris verifico que no había peligro alguno descendió para tomar lo que había
quedado del jet pack, sabía que si perdían parte de su equipo podían llegar a ser
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sancionados, además Galliano y él eran los dos oficiales que tenían más diferencias con el
Capitán Maldonado.
Después de recuperar el aparato, la aeronave se dirigió rápidamente hacia el hospital
mientras que los gritos de dolor de Galliano fue una constante todo el camino. Al llegar al
hospital militar fue recibido inmediatamente y dejado en manos de los médicos; la policía
ya no podía hacer nada, habían cumplido con su deber y debían regresar al comando.
Allí los esperaba su Capitán quien los recibió con fuertes palabras desagradables,
-¿Acaso son estúpidos? ¡Todos ustedes son unos incompetentes! ¡No saben pensar!
¡Pusieron en peligro a la ciudadanía!
-El incompetente es usted, que no tiene la capacidad para tomar decisiones. – Estas
palabras que provenían de lo más profundo del alma, las dijo Morris sin antes pensarlas y
sabiendo ahora que la reacción sería muy negativa para él, además acababa de colocar en
ridículo al Capitán frente a su equipo; quien herido en su orgullo lo miro fijamente a sus
ojos, era tanta la ira que las palabras no fluían, su corazón latía más rápido de lo normal,
su rostro de color blanco muy pálido empezó a tomar un color rojizo, sus dientes los hacía
crujir tan fuerte que los músculos de la cara se movía constantemente, luego se cruzó de
brazos y grito -¡Largo! ¡No quiero ver a ninguno de ustedes!
Y después de estas palabras se encerró en su oficina, mientras tanto Morris no podía
creer lo que dijo, todo el tiempo estaba pensando en no cometer error alguno en el trato
con su superior y ahora la idea de mejorar la relación parecía alejarse como nunca antes,
tomaba se cabeza con las dos manos al mismo tiempo que caminaba hacia las duchas, en
el recorrido nadie pronuncio palabra alguna, pero al llegar a los baños los aplausos y
abrazos no se hicieron esperar.
-¡Te admiro Teniente Morris! ¡Eres todo un valiente! ¡Hiciste lo que todos queríamos
hacer pero que ninguno nunca se sintió capaz! – y muchas frases de elogio por este estilo
le expresaban sus compañeros.
Morris sabía que estas palabras de aliento eran sinceras pero estaba consciente que había
cometido un error y esto acarrearía sus consecuencias, ahora solo era cuestión de tiempo
para saber cuál sería la represalia del Capitán. Mientras estaba en la ducha pensó que la
mejor solución era informar al Mayor y ponerlo al tanto de la situación, estaba
convencido que él desconocía de esta incómoda situación de la constante falta de respeto
y el mal trato verbal que ejercía el Capitán. Esta idea empezó a dar vueltas en su cabeza
pero decidió no comentarlo con nadie, termino de ducharse, se vistió y salió del comando
con destino a su apartamento en el viejo edificio Castello sin cruzar palabra con alguien, lo
único que hacía era responder con una fingida sonrisa a todo aquel que lo saludaba.
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En esta ocasión no tomo taxi en la entrada del edificio del comando como usualmente
acostumbraba, sino que decidió caminar un largo rato hasta que se llenó de valor y llamo
por teléfono al Mayor Leblanc, quien de inmediato contesto la llamada quedando muy
sorprendido por la forma en que el oficial trataba a su equipo, él tenía una impresión
totalmente diferente ya que cada vez que hablaba con Maldonado, el Capitán siempre
realzaba la buena relación que mantenía con sus compañeros y sus subalternos;
igualmente Morris le comento que no quería que el Capitán supiera de esta llamada ya
que temía algún tipo de venganza, a lo cual el Mayor le garantizo que no revelaría a nadie
la fuente de su información.
Morris sentía que se había quitado un peso de encima y esperaba que el Mayor hablara
amigablemente con el Capitán y lo hiciera caer en cuenta de que su trato no era el
indicado en estos tiempos, estaba seguro que de ser así el ambiente mejoraría. Ahora
sintiéndose más cómodo decidió tomar con urgencia un taxi, las ansias de ver a Tania y
poder disfrutar de su compañía lo que resta del día era lo único que importaba en este
momento.
A pesar que su taxi se deslizaba a una velocidad de ochenta y ocho millas por hora John
sentía que aún no arrancaba, aunque la comodidad que tienen todos los vehículos
realmente causa la sensación de que no se movieran, esto debido al poder del
magnetismo que permite que se deslicen sin tocar el suelo, el mismo que recorre todo el
vehículo permitiendo no hacer contacto con ningún otro objeto o persona, dependiendo
la distancia de que este se encuentre, puede disminuir la velocidad o simplemente
detenerse, de esta manera no hay forma de hacer colisión y los accidentes son cosa del
pasado, además todos los vehículos deslizadores funcionan sin conductor, solo hay que
darles la dirección o el lugar donde se quiere llegar y estos conducen solos hasta ese
destino, de esta forma se elimina cualquier posibilidad de un error humano.
Aprovecho el tiempo que tardaba en llegar al edificio para llamar al hospital y preguntar
por la salud de su amigo Galliano, las noticias fueron alentadoras para lo que él se
imaginaba, su compañero sufrió fractura femoral lo que le daría una incapacidad de cinco
a seis meses, por un momento pensó en hacer desviar el taxi para visitarlo, pero prefirió
dejarlo para el siguiente día ya que sabía que estaba bien y eso era lo que importaba.
Después de unos eternos treinta minutos por fin llego al edificio Castello, tomo el
ascensor hacia el piso -7 y abrió la puerta del apartamento -703, cuando vio a Tania la
abrazo fuertemente queriendo contarle todo lo ocurrido, pero prefirió guardar silencio, ya
que no quería que ella se preocupara debido a que habían hecho muchos planes como
pareja para el futuro y ella sabía que un problema más con el Capitán, amenazaría la
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continuidad del trabajo de John. Por esta razón él muestra un rostro feliz y prefiere
preguntarle a ella por las actividades que hizo en el día. Tania empieza a narrar las novelas
vistas ese domingo, mientras que John se recuesta en su sillón favorito y al cabo de unos
diez minutos queda dormido; luego ella lo despierta y lo invita a descansar en la
habitación.
CAPITULO II.
CRISIS MUNDIAL.
Llega un nuevo día y ambos se dirigen al comando de la policía, como siempre para que no
los vean llegar juntos, John sale en su vehículo deslizador mientras que Tania toma un
taxi, la curiosidad por saber la actitud que tendrá el día de hoy el Capitán lo embarga,
piensa que si el Mayor hablo con él tal vez se encuentre en una disposición más amigable
y se esfuerce por dejar atrás el inconveniente del día anterior.
Efectivamente al llegar al comando es bien recibido y con un fuerte apretón de manos,
junto a una cara sonriente lo invita a su oficina, al llegar le pide que se siente y le entrega
una carta, John muy extrañado la toma y la lee mentalmente.
-¡Seré sancionado! ¿Pero, por qué?
-Abajo en la carta esta la razón, lanzaste un jet pack a un grupo de personas pudiendo
causar un grave accidente lo que ocasionaría una lluvia de demandas a la policía.
-¡Pero lo hice para salvarle la vida al Teniente Galliano!
-No me importa el motivo, lo cierto es que se cometió una falta al reglamento y se debe
acatar la sanción explícita en ese documento.
-Una sanción de diez días – después de mirar la carta no le quedó otra alternativa más que
firmarla y salir de la oficina. - El muy infeliz se había salido con las suyas - tal vez el Mayor
no hablo con él - pensó John - pero no importa acatare esta sanción, hasta de pronto sea
una buena idea, así tendré más de una semana para pensar en otra cosa diferente al
trabajo.
Tomándolo con la mejor actitud salió del comando, se subió a su vehículo y decidió sacar
el mayor provecho a esta situación, así que cogió rumbo al hospital militar a visitar a su
gran amigo; mientras que en su mente estaba la imagen de satisfacción del Capitán
entregándole esa carta, le daba ira pero intentaba borrar esos pensamientos, era tanta la
concentración en ese momento que tardo un par de minutos en darse cuenta que algo
estaba diferente.
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-¿Por qué no hay tráfico? Las avenidas y puentes están despejados. – se preguntaba
mientras observaba como esas calles que normalmente estaban congestionadas de
vehículos, en este momento eran circuladas por no más que un puñado; muy
seguramente ellos a igual que él no sabían que está pasando y en ese momento se
estarían haciendo la misma pregunta; aun así no le dio importancia y pensó que al tener
las calles vacías sería mejor, porque llegaba más rápido al hospital.
Al llegar e ingresar a las instalaciones del centro médico la curiosidad aumento más
cuando vio como todo el personal del hospital corría en diferentes direcciones, algunos
preparaban camillas, otros estaban retirando las sillas y objetos que habían en los pasillos,
unos acomodaban a varios pacientes en una misma habitación buscando desocupar otras
y se podía escuchar el fuerte sonido de los propulsores de las aeronaves-ambulancia en la
terraza listos para despegar.
-¿Qué está pasando? – preguntaba John a todo aquel que tenía cerca pero nadie le ponía
cuidado, parecía como si fuera un adorno en ese lugar, todos estaban concentrados y
dedicados a lo que estaban haciendo con mucha urgencia.
-¡Tal vez solo se trate de un simulacro! – pensó, mientras que se acercó al androide con
rasgos del rostro de mujer africana que cumplía las funciones de recepcionista, aunque
sabía que no iba a obtener respuesta sobre lo que estaba sucediendo, ya que solo estaba
programada para dar información explicita de su trabajo, aun así decidió consultarle y
efectivamente no obtuvo una contestación, así que prosiguió mejor a preguntar por el
número de habitación donde podía encontrar a su amigo Galliano; para esta inquietud si
obtuvo respuesta inmediata.
-Habitación 417, cuarto piso. ¡Adelante Teniente Morris! – dijo la androide mientras en su
procesador grababa la imagen de John y traía automáticamente toda la información que
existía en cualquier base de datos respecto a él, de esta manera podía saber quién
ingresaba al hospital.
Tomo el ascensor y fácilmente encontró la habitación; un cuarto pequeño que por lo
general es para atender a dos pacientes, pero en ese momento se encontraba con seis.
Camino lentamente y con la mayor prudencia para no mover ninguna camilla, hasta que
llego donde su amigo que estaba ubicado de ultimo bien cerca de una ventana.
-¡Hola amigo! ¿Cómo seguiste? – le pregunto John.
-Estoy vivo gracias a ti, no sé cómo pagarte – le respondió sonriendo Galliano.
-Para eso estamos los amigos.
-Yo esperaba tu visita hoy en la tarde. ¿Por qué llegaste tan temprano?
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-No creas que tenía muchas ganas de verte, lo que pasa es que fui sancionado por diez
días, por decisión de nuestro Capitán, según él por poner en riesgo a la población civil
cuando les lance tu jet pack.
-¡Infeliz malnacido! Algún día pagara todas sus injusticias.
-Eso me tiene sin cuidado, además aprovechare para visitarte estos días. ¿Ya te han dicho
hasta cuando estarás hospitalizado?
-Inicialmente eran dos días, pero con todo lo que está sucediendo tal vez me den de alta
hoy en la tarde.
-¿Todo lo que está sucediendo? ¿Luego que está pasando?
-¿Dónde has estado Morris? Desde ayer las noticias no paran de dar el seguimiento a lo
que está sucediendo a nivel mundial. Por desgracia hace poco nos quitaron la televisión
para que pudieras ver lo que está pasando, pero te cuento que la manifestación de ayer
en el Distrito Capital fue simultánea con otras que sucedieron en las principales ciudades
del mundo, aquí no paso a mayores problemas pero en otros lados fue un caos, hubo
destrucciones, incendios, saqueos y asesinatos, en este momento llega a más de veinte
mil personas muertas a nivel mundial. Y lo peor es que en muchos lugares desde ayer no
paran las manifestaciones incluso hoy en la ciudad hay una gran concentración en
parques, estaciones del tren y avenidas principales que pueden terminar en violencia
porque al parecer esa es la directriz difundida por el grupo “NO MAS”.
-Ahora entiendo porque las calles están vacías, las personas temen a la furia de los
manifestantes y supongo que el hospital se está preparando para recibir un gran número
de heridos. ¡Debería irme para poder apoyar a la policía!
-No olvides que estás sancionado, conociendo al Capitán es capaz de hacerte perder el
trabajo argumentando que no acataste su autoridad.
-¡Tienes razón! Aunque me siento incomodo por no hacer nada en este momento, espero
que a Tania no la saquen de la oficina para ir a enfrentar las protestas.
-No creo John, por más que ella quiera no la sacaran de la oficina, en muchas ocasiones lo
ha solicitado y siempre le es negado.
-Parece que estará condenada a no salir de un escritorio.
-Del escritorio saldrá hacia el altar algún día – lo dijo Galliano en tomo burlesco ya que es
la única persona del comando de policía que sabe de este romance y desde hace mucho
tiempo le pregunta a John por la fecha de la boda, pero él siempre esquiva la respuesta
cambiando de tema y en esta ocasión no fue la excepción.
-Buscare un lugar donde pueda estar atento a la situación de la ciudad, me preocupa la
suerte de Tania – y con estas palabras junto a una sonrisa se retiró de la habitación.
Al salir se acordó que en la cafetería del hospital hay una amplia sala de proyección donde
muy seguro el personal estará atento a las noticias; efectivamente cuando llego encontró
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el lugar tan lleno que tuvo que ubicarse al fondo en la pared, aun así se podía ver
perfectamente la imagen de los noticieros. Los sucesos era preocupantes porque el
número de manifestantes el día de hoy superaba más de diez veces a los de ayer, muchos
de ellos armados con diversos objetos en sus manos tal vez con el objetivo de causar
estragos dirigiéndose hacia el palacio de gobierno gritando toda clase de insultos contra
los gobernantes de este país y del resto del mundo.
La escena parecía tener un desenlace caótico por eso decidió llamar a Tania para pedirle
que estuviera lo más alejada posible de todo esto, su mayor temor en ese momento era
que ella se haya unido al grupo antidisturbios y pudiera estar en peligro, la llamaba una y
otra vez y no contestaba, la preocupación aumento al punto que pensó ir a hablar con ella
sin importar la posibilidad de poner en evidencia su romance.
Corrió hacia su vehículo y verbalmente dio la orden para que lo llevara hasta el comando
de la policía en el menor tiempo posible, su medio de transporte lo condujo por la avenida
circunvalar debido a que todas las calles principales estaban llenas de enfurecidos
manifestantes, desde allí se podía ver un mar imparable de personas, pero de un
momento a otro y para sorpresa de John empezaron a abrirse por diferentes caminos
buscando llegar a varios puntos al mismo tiempo, desde el aire se veían las aeronaves de
la policía haciendo seguimiento pero lo cierto es que si todo empeoraba y se generaban
actos violentos no había suficiente personal para controlar la situación y lo peor era que
no había opción de solicitar apoyo ya que esto también estaba sucediendo alternamente
en las principales ciudades del país y del mundo.
John seguía con su mirada fija hacia la multitud mientras escuchaba las noticias, todas las
emisoras estaban cubriendo esta cadena de sucesos a nivel mundial; llego información de
destrucciones en sitios emblemáticos como el ángel de la independencia de México D.F, el
teatro de la ópera de Sídney, la puerta de Brandeburgo, la plaza San Martin, el museo del
Louvre, el estadio Maracaná, y las torres petronas. El descontrol de los manifestantes sale
de toda lógica y la sed insaciable de destrucción los domina por completo, parece como si
se les hubiera olvidado la razón por la que están protestando y lo único importante era
hacerse sentir sin importar las consecuencias, todo se ha convertido en demostrar quién
tiene más poder, si los gobiernos silenciosos o el pueblo enceguecido guiado por el grupo
“NO MAS”. Aunque según información de último minuto se ha detectado que grupos al
margen de la ley están manipulado a la muchedumbre, ya que ellos buscan que sus
miembros que están presos tengan mejores condiciones en las cárceles; esta noticia que
acaba de escuchar lo deja aún más preocupado, si hay grupos ilegales entre los
manifestantes el nivel de violencia que se puede generar es inimaginable.
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John había transitado durante diez minutos cuando el teléfono sonó, la angustia
disminuyo al saber que se trataba de su novia.
-No te pude contestar porque nos tenían reunidos dándonos indicaciones – dijo Tania en
voz baja para evitar ser escuchada por sus compañeros.
-¿Cómo estás?
-Quise unirme al grupo antidisturbios pero como siempre me toco quedarme en el
comando.
-¡Esa es una buena noticia! Voy para allá - Y con esas cortas palabras se puso fin a la
conversación telefónica.
John le pidió a su vehículo que lo dejara a una cuadra de la parte trasera del comando de
la policía para no ser visto por alguien conocido, tenía muchos deseos de ver y hablar con
Tania, como si hace mucho tiempo no supiera de ella, lo llenaba una extraña sensación
que se siente como cuando se está cerca al peligro, por eso las ansias de tenerla cerca y
saber que estaba bien era lo único que importaba. Al llegar la llamo al teléfono y le pidió
que saliera un momento, ella dejo lo que estaba haciendo en la oficina y salió del edificio,
fue muy rápido ya que trabajaba en el primer piso en una oficina muy cerca a la entrada.
Al verla John la abrazo fuertemente, ella se extrañó, sonrió y pregunto porque tanta
emotividad, el no supo que responder así que la siguió abrazando sin soltarla, en ese
momento sonaron las alarmas de la policía acompañadas de un fuerte estruendo de
cristales rotos, se trataba de un inmenso grupo de manifestantes que intentaban tomarse
por la fuerza al comando, aprovechando que la policía por estar pendiente de las
protestas dejaron ese lugar desprotegido; no alcanzaba a haber una docena de oficiales
incluyendo al Capitán Maldonado, quien al ver la amenaza que se avecinaba dio la orden
de retirarse de inmediato hacia la terraza para tomar una aeronave y huir del lugar porque
enfrentar a toda esa gente sería un acto suicida. La multitud ingreso sin recibir resistencia
y destruyendo todo a su paso mientras que los pocos uniformados desesperadamente
buscaban llegar a la terraza; después de unos minutos hacía falta cuatro personas, todas
ellas oficinistas del primer piso entre las que se encontraba Tania; el Capitán al saber que
la muchedumbre los seguía hasta la terraza y consciente de que no podía esperar más a
los que faltaban ya que todos podían correr peligro dio la orden de partir mientras que la
incertidumbre por el destino de estos cuatro compañeros embargo sus mentes y sus
corazones.
Lo que nadie sabía era que Tania se encontraba a salvo ya que salió del comando sin ser
vista y en ese momento junto a su novio se dirigía velozmente hacia el edificio Castello;
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por fortuna John sintió la necesidad de verse con Tania y ese presentimiento termino por
salvarle la vida. Tan pronto llegaron al apartamento encendieron la televisión para poder
ver las noticias, las cuales no eran nada alentadoras, el caos reinaba literalmente en todo
el mundo, esto parecía el principio de una destrucción masiva, no había duda de que
todos los grupos al margen de la ley, desde pequeños delincuentes a grandes
organizaciones criminales se habían permeado en las manifestaciones y aportaron una
gran dosis de violencia incontrolable.
Los noticieros mostraban desde el aire las imágenes devastadoras al tiempo que
informaban que las victimas letales estaba llegando alrededor de treinta mil personas a
nivel mundial, justo en ese momento cuando nada parecía tener solución las noticias
fueron interrumpidas para dar paso a una información que daría la presidenta de la ONU,
la Sudafricana Nehanda Nesane en nombre de los gobernantes del mundo.
-El clamor y el sufrimiento imploran una salida justa, somos el punto máximo de la
civilización humana y debemos portarnos como tal, el desarrollo y el interés de ser cada
vez una mejor sociedad es nuestra principal primicia, forjamos el futuro de nuestro
mundo y para ello todos los países en conjunto hemos tomado una decisión
trascendental, jamás pensada en otro tiempo y de la cual las futuras generaciones estarán
agradecidas; hace cinco años como es conocimiento del mundo se encontró un
exoplaneta del tamaño de mercurio al cual se le dio el nombre de Minerva, un lugar con
flora, fauna, oxigeno limpio, agua y toda su geografía muy similar a la nuestra, los mejores
científicos del mundo junto a lo último en tecnología la han explorado y avalado como un
lugar óptimo para vivir, por ello durante los últimos tres años con la mayor reserva y el
silencio que se requería se llevó a cabo una idea a la que se le dio por nombre “proyecto
Minerva”, este sería presentado a nivel mundial dentro de un año pero después de varios
análisis se ha considerado la viabilidad de iniciarlo.
Es de anotar que se toma la decisión no por la presión generada por la violencia de los
manifestantes sino por el beneficio que este proyecto trae para nuestra sociedad actual y
futura, en Minerva se han construido grandes prisiones donde albergaremos solo a
varones que cumplen condenas superiores a veinte años, allí se les brindara salud,
educación y posibilidad de reducción de penas a cambio de trabajos que consiste en
construcciones de vías, puentes y edificaciones que servirán para una futura colonización
de este planeta. Todos estos prisioneros serán enviados en el transcurso de un mes hacia
el puente estelar construido cerca de la luna, allí mediante un agujero de gusano harán
conexión directa con Minerva iniciando de esta manera la descongestión de las cárceles a
nivel mundial y dando un gran salto hacia el futuro de la especie humana.
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Ahora quiero dejarlos en compañía de uno de los líderes del proyecto, el ingeniero
Adelbert Scheidemann, quien junto a su asistente el doctor Gregor Vossen les mostrara
las imágenes de las prisiones que ya tenemos en Minerva, las podrán conocer tanto por
dentro como por fuera, la cantidad que se han construido, junto a sus modernos sistemas
de seguridad, sus espacios, celdas y la capacidad de internos que se pueden recluir en
cada una de ellas. – y con estas palabras se retiró la presidenta de la ONU mientras que
los televidentes podían apreciar las imponentes cárceles construidas, grandes obras de la
ingeniería nunca antes vistas y que por la falta de espacio jamás se hubieran podido
construir en la tierra.
Al trasladar esta cantidad de presos a nivel mundial hacia minerva, las cárceles de la tierra
tendrían el espacio necesario para mantener a los presos menos peligrosos en unas
condiciones más humanas, respetando sus derechos y mejorando su calidad de vida.
Sin duda alguna esto significa un momento histórico, aun precio muy elevado, una cifra
que si bien no se dijo es de suponer que costó demasiado dinero, las cárceles construidas
eran cien, cada una con capacidad de albergar a cien mil personas, realmente es un
esfuerzo que hicieron todo los países y el cual hay que reconocer, por eso las
manifestaciones lideradas por el grupo “NO MAS” bajaron la guardia y lentamente sin
hacer más estragos se disolvieron, ya que no tenían razón para seguir protestando, ellos
se sentían triunfadores y nuevamente el pueblo unido demostraba ser más poderoso que
un grupo de políticos que manejan los hilos en el gobierno. Pero los efectos que dejaron
eran muy negativos, cerca de treinta mil muertos, millones de dólares en pérdidas
materiales y una sociedad dividida con unos que los seguían y otros que empezaron a
verlos como una amenaza tan fuerte igual a cualquier organización criminal.
Al volver todo a la calma la policía regreso al comando y las noticias no son para nada
alentadoras, entre escombros se encontró los cuerpos sin vida de tres oficiales, los que
nunca pudieron llegar a la terraza para huir en la aeronave, a esto se sumaba la ausencia
de Tania a quien todos la daban por desaparecida y temían que hubiera tenido la misma
suerte que sus compañeros. Para tranquilidad de todos al poco tiempo llego, ya que
cuando ella se enteró de la disolución de las manifestaciones decidió de inmediato
regresar al comando, allí fue bien recibida y comento que se había escondido en un
edificio cercano, una versión que sin titubear todos dieron por cierta, a nadie le interesaba
indagar más, puesto que lo único que pensaban en ese momento era el dolor que les
producía ver a sus compañeros y amigos sin vida.
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Fue un momento muy duro para la policía del Distrito Capital, el día del sepelio llovió
como hace mucho tiempo no lo hacía, pero aun así una gran cantidad de personas
despidieron a estos héroes que quedaron acorralados a merced de una muchedumbre
enfurecida que nunca calcularon las consecuencias de sus actos; el alcalde dio un emotivo
discurso y luego se les rindió un homenaje militar, al mismo tiempo que se iniciaban las
obras de reconstrucción del comando, las cuales se calculaban que llevarían un mes en ser
terminadas.
Los siguientes días fueron muy largos y muy incómodos para trabajar, John termino su
tiempo de sanción y regreso dispuesto a dar lo mejor, tenía algo muy claro y es que esta
vez mantendría su boca cerrada lo que más pudiera, cuando acababa su turno visitaba a
su gran amigo Galliano quien se recuperaba satisfactoriamente en su apartamento en
compañía de su esposa y sus dos hijas, ellos como siempre le hacían preguntas sobre el
día de la boda, pero como era habitual respondía hablando de otro tema.
Mientras tanto se llevaba con mucho éxito el traslado de los presos hacia Minerva,
grandes naves despegaban de la tierra constantemente llevando primero a los más
peligrosos y temibles criminales, asesinos en serie, sicópatas que encerrados en su mente
no tienen cura ni posibilidad de cambio alguno, hombres que en otros tiempo sin dudar
un juez los hubiera condenado a muerte. Y a pesar que debían pasar bastantes años para
ser vistos nuevamente en la tierra, a muchos de ellos nadie fue a despedirlos, ni a dar una
palabra de aliento, solo unos pocos veían a sus familiares llorar por sus partidas.
Los demás presos que cumplían penas menores sintieron como llegaba a su fin los
hacinamientos, ahora tanto las celdas como los patios tenían la cantidad de personas
según los espacios adecuados para los cuales fueron diseñados.
El proyecto Minerva había comenzado muy bien.
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CAPITULO III.
LOS INFILTRADOS.
El mundo ya no es igual y el pueblo aclama justicia mientras que los gobiernos buscan
culpables, tanta destrucción y caos no puede pasar impune, en cuestión de minutos llega
la orden de apresar a los causantes que generaron toda esa violencia y los comandos de
policía de todos los países deben actuar de inmediato, se apoyan en las cámaras que
lograron captar los rostros de algunos manifestantes en el momento que hacían estragos,
sus imágenes se analizaron y fueron identificados, de inmediato se dictaron ordenes de
captura, fueron perseguidos hasta que se dio con su paradero, los capturaron y fueron
judicializados enviándolos a la cárcel para pagar condena por desorden público y atentar
contra la integridad de civiles. Aunque se logró apresar a un gran número de ellos, lo
cierto es que solo eran pobres títeres de los que realmente alentaron a las masas, por
desgracia los cerebros y principales actores que generaron la violencia, no había forma de
identificarlos, ya que la gran mayoría de los manifestantes se cubrían con máscaras en
látex con el rostro de Albert Einstein, mostrando su lengua y reluciendo una peluca blanca
tal como el cabello de este científico del siglo XX; esto hacia las cosas más difíciles, pero
aun así era necesario dar con ellos por la necesidad de hacer justicia y poder evitar que
este grupo siguiera impregnado sus consignas violentas a las masas.
Una solución para ello era infiltrarse en estos grupos, así podían conocer sus identidades y
saber quiénes realmente estaban detrás de todo esto; esta es una misión muy peligrosa y
solo los mejores, los más capacitados podían hacer parte de ella. Como era de esperarse
Tania se ofreció como voluntaria, por supuesto sin comentarle antes a John ya que sabía
que él no la apoyaría en algo tan arriesgado; ella era la persona perfecta, joven, bella,
inteligente, con deseos de mostrar sus capacidades y por estar siempre en una oficina era
mínima la probabilidad de que alguien la reconociera. Llevo poco tiempo a los altos
oficiales nombrarla a ella, dentro del grupo seleccionado para cumplir esta misión, ahora
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Tania tenía otra responsabilidad junto a seis compañeros más. Cuando John se enteró se
puso muy molesto, pero al ver la ilusión que tenía su novia de poder aportar con algo
importante para la policía la decidió apoyar. Solo era cuestión de tiempo, ya que
probablemente muy pronto volverían las manifestaciones, puesto que después de ocho
meses de iniciar el proyecto Minerva, los presos trasladados ya no eran los que pagaban
condenas superiores a veinte años; ahora el tiempo que se tomaba en cuenta era de
quince años y adicional a esto aplicaba tanto para hombres como para mujeres, nadie dio
justificación alguna solo era de suponer que se debía a que las amplias cárceles
construidas en el nuevo planeta tenían espacio suficiente para recibir a más presos. Ahora
el problema que surgía es que los familiares, amigos y allegados no tenían forma alguna
de comunicarse entre sí y esto tarde o temprano generaría el inconformismo, sin contar
que muchas bandas al margen de la ley actuaban desde las cárceles; desde allí se
planeaban algunos crimines pero ahora estos grupos estaban disueltos y empezaban a
perder poder frente a aquellos que tenían a sus integrantes libres actuando desde la
clandestinidad.
Por eso era necesario poder infiltrase lo antes posible ya que en cualquier momento
detonaría una nueva protesta; se sabía que un nutrido número de manifestantes eran
estudiantes de universidades públicas que obligados por las pocas oportunidades de
estudio y de trabajo que ofrecía los negligentes gobiernos expresaban su inconformismo
uniendo su grito de lucha al grupo “NO MAS”. Este era el lugar indicado para que los
infiltrados iniciaron su labor, los siete por ser muy jóvenes fácilmente pasarían como
cualquier estudiante, todos fueron inscritos en la Gran Universidad Estatal, el principal
complejo educativo del país con el mayor número de carreras y por supuesto de alumnos,
también era conocida por los manifestantes enmascarados del célebre científico Einstein
que en ocasiones mediante marchas expresaban sus diferencias contra el sistema
educativo.
Desde un comienzo los infiltrados se dejaron ver como personas revolucionarias
inconformes de vivir en una sociedad sin igualdad y alentando a otros a compartir sus
pensamientos, rápidamente se ganaron la simpatía de sus compañeros y los líderes de las
manifestaciones en silencio empezaron a verlos como posibles miembros. Al cabo de un
par de días en los pasillos de la universidad empezaron a repartir volantes invitando a una
reunión estudiantil con el fin de organizarse para una marcha que se haría próximamente;
esta era la oportunidad esperada, era el momento de encajar en el grupo y hacer parte de
él. La reunión se realizó en la parte trasera de la institución, un lugar lleno de campos
deportivos ideal para congregar una gran multitud, los estudiantes llegaron antes de la
hora citada, por su puesto entre ellos estaba Tania y sus seis compañeros, todos dispersos
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para no levantar sospecha alguna, frente a ellos se ubicó una tarima de metro y medio de
alto con un área pequeña de cuatro por cuatro metros aproximadamente, sobre esta
aparecieron tres personas con las máscaras de Einstein, dos hombres y una mujer; como
era de esperar el tema a tratar fue el derecho a tener contacto con los familiares presos
en Minerva, ni siquiera había forma de hablar con ellos mediante un sistema de video
conferencia, desde que partieron hasta la fecha no se sabía absolutamente nada y lo más
probable es que no llegaría noticia de ellos hasta que cumplieran sus condenas y
regresaran a la tierra; los tres de la tarima con sus palabras contagiaban a la multitud,
quienes con sus gritos demostraban el respaldo a esta iniciativa; el discurso fue muy corto
pero claro, en cuatro días saldrían caminando desde la universidad hasta el palacio de
gobierno exigiendo tener comunicación con los presos, pero esta vez sería una marcha
pacífica, los enmascarados recalcaban esto ya que querían cambiar la imagen negativa
que habían formado, además se escudaban diciendo que los actos violentos no fueron
generados por ellos, sino por personas del gobierno que solo buscaban desacreditarlos y
los estudiantes estaban muy convencidos que esta era la única verdad.
Tania espero a que se acabara el discurso y aprovechando que estaba muy cerca de la
tarima camino rápidamente para no perderlos de vista, luego se acercó a ellos dándoles la
mano en señal de respeto y apoyo a sus ideales, pero en realidad era parte del plan para
distraerlos mientras que otro policía se acercaba y colocaba en la chaqueta de uno de
ellos un diminuto transmisor no más grande que la cabeza de un alfiler de color
transparente casi imposible de ser visto, el cual permitía no solo dar su ubicación exacta
sino además era una cámara que mostraba el lugar por donde iba andando haciendo más
fácil poder identificarlo. Luego del amable saludo y sin percatarse de que estaba
sucediendo los tres encapuchados se alejaron desapareciendo entre la multitud al mismo
tiempo que se quitaban sus máscaras, de inmediato los infiltrados activaron sus
rastreadores pero solo Tania tenía la autorización para seguir la señal, los demás
caminaron a una distancia prudente de tal forma que solo parecían transeúntes que no
tenían nada que ver con ella pero estaban pendientes por si se metía en problemas. Se
siguió la señal por la universidad y para gran sorpresa quien la llevaba acababa de ingresar
al edificio administrativo y estaba entrando al área de profesores, para ser más exacto se
detuvo en la oficina del profesor de psicopatología, quien le dictaba clases a Tania, en el
rastreador no se podía ver claramente quien era y pronto se perdió la imagen ya que al
parecer la chaqueta donde iba el transmisor fue guardada tal vez en alguna maleta, pero
aun indicaba el lugar exacto de donde estaba, entonces para salir de la duda Tania no tuvo
más remedio que dirigirse a la oficina del profesor para cerciorarse de quien estaba allí,
golpeo la puerta y le abrió el profesor invitándola a seguir, ella entro observando
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alrededor para saber si había alguien más pero definitivamente solo se encontraba su
maestro, desde un principio sospechaban que los líderes de los manifestantes eran
estudiantes, nunca se alcanzaron a imaginar que se trataba de un docente.
-¿En qué te puedo servir? – amablemente le pregunto el profesor.
-Mucho gusto profesor yo soy Tania Deker, estudiante de primer semestre de psicología.
-Si te recuerdo, pero cuéntame ¿en qué puedo servirte?
-Varios compañeros de clase me han nombrado como organizadora de una celebración
que pensamos hacer con motivo del ingreso a la universidad y quería invitarlo a usted
junto a otros profesores, será algo pequeño pero es una buena forma de integrarnos y
conocernos un poco más, ¿Qué opina al respecto? ¿Acepta la invitación?
-Dile a tus compañeros que agradezco esta invitación, pero en realidad me es imposible
asistir ya que parte del reglamento interno nos tiene a los profesores restringido asistir a
esta clase de eventos, por cuestiones de evitar malos entendidos.
-Ya entiendo, de todos modos muchas gracias por permitirme hablar con usted.
Tania se despidió con una sonrisa en su rostro que no podía ocultar, todo esto de la
celebración se le ocurrió de un momento a otro y estaba satisfecha de que no aceptara la
invitación o de otro modo tendría que realizar dicho evento. Mientras caminaba por los
pasillos se cruzó con sus compañeros de policía, levanto una ceja en señal que era urgente
salir de la universidad para dirigirse al comando, ellos de inmediato entendieron, cada uno
tomo un camino diferente y en cuestión de una hora estaban todos reunidos en la oficina
del Mayor Leblanc junto al Capitán Maldonado.
-¡Excelente labor! - Con estas palabras el Mayor recibió a los infiltrados – ahora sabemos
que uno de los líderes de las manifestaciones es el profesor Isaac Cobos, según su registro
vive en los suburbios del sur de la ciudad en la calle Cartago 1004, debemos vigilarlo día y
noche, para ello se ha instalado un centinela aéreo sobre su residencia, sabremos a qué
hora llega a su casa, con quien habla, que dice, a qué hora duerme y hasta cuantas veces
va al baño, mientras tanto ustedes continúen en su labor, necesitamos seguir
identificando a los otros dos.
Estos centinelas son lo último en tecnología, no tienen un tamaño superior a la palma de
la mano y su color es transparente, siendo imposible de detectar al ojo humano y al
mantenerlo en reserva de los medios de comunicación lo hace desconocido para
cualquiera que no haga parte del servicio de inteligencia de la policía, vuelan a un altura
hasta de novecientos metros, la imagen y el sonido que transmiten son de una calidad
nítida; desde la terraza del comando uno de estos es despachado hacia la dirección donde
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vive el profesor y en cuestión de minutos llega posándose sobre ella a una distancia de
ochenta metros, allí permanece inmóvil enviando información de todo lo que sucede
alrededor del lugar; mientras que los expertos en el comando están atentos esperando la
llegada del profesor Isaac a su residencia, pero al transcurrir las horas nada sucede, llega
la noche y luego la mañana sin que nadie entre ni salga de este lugar, nada ocurre ni
siquiera se detecta sonido alguno, es una situación muy extraña ya que Tania y sus
compañeros informaron al comando que acababan de verlo caminando por la universidad,
entonces surge la hipótesis que esa no es su vivienda a pesar que en la base de datos del
gobierno aparece como su residencia desde hace más de diez años; entonces el Mayor da
la orden para que un nanodrone entre en esta casa y envié imágenes de quien vive dentro
de ella, el pequeño aparato entra por debajo de la puerta principal y para gran sorpresa
de la policía descubren que el lugar esta desalojado, solo tiene paredes deterioradas, no
hay mueble alguno ni mucho menos señal de que alguien viva allí desde hace mucho
tiempo; debido a esto se hace necesario incrementar el nivel de seguimiento que se está
realizando al profesor, por esta razón al centinela se le da la nueva orden de vigilarlo
desde que sale de la universidad para poder saber exactamente cuál es su residencia, para
ello se hace necesario colocarle nuevamente un transmisor, esta será una tarea para Tania
ya que ese día justamente tiene la materia que dicta el profesor, entonces llega lo más
temprano posible al salón de clases y se acerca a la silla del docente colocando el
transmisor sobre ella con el fin de que luego quede adherido a su pantalón, al cabo de
unos minutos llegan los alumnos y posteriormente el profesor, quien de inmediato se
sienta en la silla cansado de la larga caminata de veinte minutos que ha tenido que hacer
desde la entrada de la universidad hasta el salón de clases; tan pronto el transmisor quedo
pegado a su pantalón envió una señal al centinela informando que su objetivo ya podía ser
espiado, solo era cuestión de tiempo para esperar a que terminara su labor y saliera de la
institución.
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CAPITULO IV.
VISITA MISTERIOSA.
Al caer la tarde Isaac Cobos finalizo sus funciones y salió sin ni siquiera imaginarse lo que
estaba sucediendo, como era costumbre tomo el transporte público, el viejo tren de
levitación magnética, que lo dejo en la última estación del norte de la ciudad, allí camino
un par de cuadras hasta que llego a un parqueadero de donde tomo un vehículo último
modelo, un hermoso RZ-5, los detalles de su interior elaborados a mano lo hacían uno de
los más lujoso del mercado, su exterior con capacidad de cambiar de color cuantas se
veces se desee en cuestión de solo cinco segundos, lo hacía un vehículo capaz de
personalizarse según el gusto de su dueño haciéndolo inimitable, sin contar que es uno de
los pocos que tienen la capacidad de deslizarse sobre suelo y agua.
La sospecha aumento cuando este vehículo llego a una lujosa residencia a las afuera de la
ciudad, una casa de tres plantas con un área de unos mil metros cuadrados rodeada de un
muro de piedra que hacía imposible ver la vivienda desde afuera; pero desde el aire el
centinela captaba todo su esplendor, definitivamente inalcanzable con el sueldo de un
profesor, -¿será que vive allí o simplemente está de visita? – se preguntaban los agentes
de la policía en la estación, pero la duda pronto fue respondida, se trataba
definitivamente de su residencia ya que allí estaba su esposa y sus dos hijos, quienes lo
recibieron cariñosamente al llegar, no hay duda alguna este era el lugar donde vivía y por
supuesto ese lujoso vehículo también era de su propiedad, el cual no llevaba a la
universidad para no levantar sospecha alguna. Todo esto hacia incrementar la necesidad
de espiarlo para poder saber cómo y dónde obtiene fondos para hacer compras de esta
magnitud, la atención estaba puesta en el momento en que hiciera contacto con alguien
ya sea por teléfono o personalmente, la policía estaba segura de esto sucedería debido a
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la aproximación de la nueva manifestación, lo más común en estos casos es que se
entrevistara con alguien fuera de la casa para no meter a su familia en cosas
comprometedoras, pero el profesor ingreso a su casa, departió con su familia, luego se
tomó un trago y se dirigió al estudio junto con su esposa, a quien la base de datos de la
policía identifico con el nombre de Katherine Cruz, profesora de filosofía también de la
Gran Universidad Estatal.
La policía estaba muy atenta de la conversación de estos dos, pero su plática no iba más
allá de temas familiares, de pronto tres vehículos último modelo llegaron a la entrada de
la casa, las puertas inmediatamente se abrieron y ellos ingresaron hasta el área de
parqueo, primero bajaron dos hombres armados quienes después de un par de segundos
dieron el visto bueno para que los demás tripulantes salieran, del segundo vehículo salió
un hombre delgado muy elegante al cual lo rodeaban una serie de guardaespaldas
armados, a quienes les pidió que se quedaran afuera, mientras que él ingresaba solo a la
casa, entro como si la conociera muy bien incluso su voz fue reconocida al momento de
dar la orden para que las puertas automáticas se abrieran dejándolo pasar sin necesidad
de solicitar permiso o de ser anunciado, se dirigió al estudio saludando amablemente con
un abrazo a Isaac y su esposa Katherine.
-¡Que gusto verlos mis buenos amigos! – dijo el visitante.
-¡El gusto es nuestro Don Lázaro! – respondió el profesor, mientras le servía un Whisky
puro de la marca de su preferencia con un añejamiento de veinticuatro años,
definitivamente conocía muy bien sus gustos.
-¿Está todo listo para la próxima revuelta?
-Todo está según sus indicaciones, movilizaremos un gran número de estudiantes,
incluyendo nuestros clientes fieles.
-Este es muy motivo más para brindar, ¡salud! – dijo Don Lázaro mientras que de un solo
sorbo vaciaba el vaso del licor y solicitaba le fuera nuevamente servido, luego coloco un
maletín sobre una mesa y lo abrió dejándolo a la vista de la pareja de esposos, los cuales
muy asombrados se acercaron y vieron su precioso contenido, estaba lleno de dinero de
alta denominación, el valor exacto no fue mencionado y tampoco el centinela alcanzaba a
analizar la cantidad ya que debido a que estaban dentro de la vivienda sus rayos x solo
alcanzaba a enviar imágenes del contorno de las cosas y de las personas.
-Esta es su paga por las ventas del mes pasado, espero que en esta próxima manifestación
vendamos más que en otras ocasiones.
-¡Así será Don Lázaro! Hay muchas personas inconformes con las nuevas políticas y el
cambio de las reglas del proyecto Minerva, además con la invitación a hacer una protesta
sin violencia se produce más confianza y tranquilidad para que salgan muchas personas
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incluyendo a un gran número de estudiantes que esperamos; estoy seguro que
conseguiremos nuevos clientes – dijo el profesor mientras que su esposa contaba el
dinero.
-No siendo más me retiro deseándoles muchos éxitos – después de estas palabras se tomó
otro trago y se retiró Don Lázaro.
¿Quién es ese hombre y que es lo que vende en las manifestaciones? Se preguntaba la
policía; cada vez las dudas crecían más y parecía difícil de entender, entonces no quedó
más remedio que utilizar el centinela para seguir al misterioso Don Lázaro.
Los tres vehículos salieron de la lujosa residencia tomando la autopista que conduce hacia
la ciudad, luego llegaron a un lugar deshabitado en el cual solo se encontraban bodegas
que alquilaban a las empresas para guardar herramientas y maquinaria para reparación,
en una de ellas que tenía un aspecto de abandono, ingresaron los tres vehículos y solo
hasta el siguiente día salió uno de ellos, pero allí no iba Don Lázaro, tan solo dos
hombres.
Esta situación para la policía se estaba poniendo cada vez más sospechosa y hacia
indispensable saber que había dentro de esa bodega, el centinela a pesar de usar sus
rayos X no detectaba presencia de personas ni movimiento alguno ¿entonces que se
hicieron? Era la gran pregunta que se hacía el Mayor Leblanc, entonces se envió a un
nanodrone para ingresar y poder obtener unas imágenes más claras del lugar; el diminuto
robot logro entrar por un pequeño orificio debajo de la puerta, recorrió todo el lugar pero
lo único que se podía ver era maquinaria vieja oxidada, no estaba ni siquiera los otros dos
vehículos entonces no quedo más que esperar a que alguien llegara para poder saber por
dónde habían cogido los demás.
Al pasar unas tres horas se abrió la puerta e ingreso el vehículo que había salido, entro
suavemente y se colocó en la pared al lado izquierdo, esta se abrió como una puerta
dando ingreso a la bodega que estaba justo al lado de esta, rápidamente el nanodrone lo
siguió y logro pasar a la otra bodega antes que la puerta se cerrara, luego se colocó sobre
una plataforma que actuaba como ascensor y empezó a descender , el robot permanecía
lo más cerca posible enviando las imágenes de este lugar, luego llego a una bodega
subterránea tan grande como dos campos de futbol soccer donde estaban los otros dos
vehículos junto a unos diez más todos último modelo, la bodega está llena de cajas de
cartón muy bien organizadas por estibas, también contaba con modernos laboratorios y al
fondo habían tres puertas, justamente por la del lado derecho ingresaron los hombres que
acababan de llegar.
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La policía necesitaba saber que había dentro de las cajas por eso era necesario dejar el
nanodrone en este lugar para que empezara a inspeccionarla, aprovechando que no había
nadie, utilizo sus rayos X para analizar el contenido.
-¡No lo puedo creer! – exclamo uno de los policías al ver las imágenes que transmitía el
pequeño robot y no era para menos ya que se trataba de chips adhesivos que permitía
que los narcóticos hicieran efecto y esto no era todo también había X-INA el
estupefaciente más poderoso y letal jamás creado.
Alrededor del año 2.050 científicos Ingleses crearon una sustancia que llegaba al cerebro,
bloqueando los efectos que producen los alucinógenos, al ver el rotundo éxito que esto
tenia, se creó en forma de vacuna inyectándose a todas las personas después de los doce
años de edad, de esta manera el consumo de las drogas decayó y posteriormente fue el
fin para la mafia, pero después de sesenta años la delincuencia creó un chip que bloquea
este efecto en un lapso de una hora aproximadamente, tiempo suficiente para que la
persona se drogue con X-INA, el único narcótico disponible en esta época, la policía tiene
conocimiento de esta nueva modalidad pero no habían podido dar con el paradero de un
lugar donde se elaborara y mucho menos saber la forma en que se distribuía.
-Tenemos las pruebas suficientes para allanar ese lugar - dijo el Mayor dándole la orden al
Capitán Maldonado para que enviara a sus mejores hombres a ese lugar.
-¿También ingresaremos a la casa del profesos Cobos? – respondió el Capitán.
-¡No! dejémoslo actuar en las manifestaciones, supongo que allí es donde vende los chips
y la droga, entonces lo cogeremos en el acto y con las pruebas suficientes para encerrarlo
por un buen tiempo. Lo que debemos hacer mientras tanto es seguir vigilándolo tanto con
nuestros infiltrados como con un centinela que esté pendiente de él todo el día y la noche.
-¡Si señor! – con estas palabras el Capitán se salió de la oficina del Mayor con rumbo a
organizar un escuadrón capacitado para esta misión, los hombres se armaron con su
mejor equipo, este operativo debería ser un éxito ya que sería un duro golpe a las
organizaciones criminales nacientes.
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CAPITULO V.
LA CONDENA.
La policía se ubicó a pocas cuadras de las bodegas ya que era necesario antes examinar el
lugar para detectar algún riesgo posible, como cámaras de vigilancia, francotiradores o
armas que se activaran al momento de que alguien ingresara, para esto se envió un
centinela aéreo que analizo el exterior pero no encontró nada fuera de lo normal,
definitivamente el lugar tenía el aspecto de cualquier bodega abandonada, no había
indicio alguno que permitiera sospechar que allí se escondía algo.
Esta era la primera misión del teniente Galliano después de recuperarse totalmente del
incidente, también en este selecto grupo estaba John Morris y como siempre el Capitán
Maldonado seguía el operativo desde el escritorio de su oficina.
Los hombres llegaron directamente al lugar donde estaba el ascensor que conducía a la
bodega subterránea, pero se dieron cuenta que la puerta estaba sellada, la única forma de
entrar era derribándola y esto alertaría a los que estén allí adentro, entonces decidieron
ingresar por la puerta donde habían entrado los vehículos, enviaron un robot que
fácilmente desactivo los seguros permitiendo que la puerta se abriera, los policías
ingresaron sin perder la mirada de algún movimiento sospechoso que los pusiera en
peligro, pero el lugar estaba en calma, entonces prosiguieron a acercarse a la pared que
conduce a la siguiente bodega, nuevamente el robot se acercó y encontró los seguros que
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sin problema desactivo permitiendo que se abriera la puerta, los hombres entraron
sigilosos y con sus armas dispuestos a disparar en caso de recibir algún ataque pero el
lugar también estaba vacío, desde el comando se les dio la orden de tomar la plataforma
y bajar a la bodega subterránea ya que el nanodrone que estaba allí envió las imágenes
del lugar el cual estaba desolado. Luego el Capitán dio la orden de revisar todas las cajas
ya que quería saber la cantidad de chips y de droga X-INA que estas contenían, empezaron
a destaparlas encontrando gran cantidad de esto, pero de pronto las tres puertas del
fondo de la bodega se abrieron y hombres armados empezaron a disparar
indiscriminadamente, las balas laser no solo atraviesan el cuerpo sino que también por
donde entra quema todo alrededor ocasionando un mayor dolor y aumentando las
probabilidades de causar la muerte, esto le sucedió a un gran número de policías que no
alcanzo a reaccionar, por fortuna Morris y Galliano pudieron resguardarse. Ahora era el
turno de la policía quienes también descargaron todo su arsenal, derribando algunos
hombres mientras que otros huían, de inmediato empezó la persecución, la policía se
dividió en tres grupos cada uno ingresando por una puerta las cuales llevaban a lugares
diferentes, caminaban muy cautelosos por unos extensos pasillos, estaban pendientes del
momento en que alguien saliera armado disparándoles; pero este lugar se estaba
convirtiendo en un laberinto y muy pronto de los pasillo aparecían otros más haciendo
confundir a la policía, quienes no tuvieron más remedio que cada vez que encontraban un
nuevo camino tenían que dividirse, alguno de estos después de una larga caminata no
conducía a ningún lado, simplemente daban contra una pared de roca y no tenían otra
opción de devolverse.
-Necesitamos refuerzos – solicito el Teniente Morris a su Capitán, quien al ver la situación
considero que lo mejor era enviar otro escuadrón, junto con más nanodrones que
inspeccionaran todo el lugar. Pero ellos tardarían en llegar y no había más opción que
seguir avanzando para evitar que se escaparan; de pronto de los pasillos salieron más
hombres armados y el cruce de fuego era inevitable caían tantos policías como criminales,
de inmediato el Mayor dio la orden de la retirada, no había nada más que hacer, esto era
una masacre y en ningún operativo antes se había perdido tantos uniformados. Corrieron
para salvar sus vidas alejándose del peligro buscando llegar lo antes posible a la salida,
pero muchos de ellos se perdieron en los pasillos siendo presas fáciles, solo unos pocos
lograron llegar nuevamente a la bodega subterránea entre ellos estaba el Teniente
Galliano, quien miraba desesperadamente el rostro de sus compañeros buscando a Morris
pero ninguno de ellos era; tomaron la plataforma que los llevo a la superficie y salieron de
la bodega refugiándose detrás de unos contenedores, esperando la llegada de los
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refuerzos, era necesario volver para rescatar a los heridos aunque lo más probable es que
todos estuvieran muertos incluyendo al Teniente John Morris.
Pero lo cierto es que él logro salvar su vida escondiéndose entre los cadáveres tanto de
policías como de criminales, parecía una víctima más, allí permaneció inmóvil hasta que
sintió que no había peligro alguno; vio de reojo y observo como los criminales se alejaban
caminaban por un pasillo, entonces decidió levantarse y seguirlos de la manera más
sigilosa posible, tomo las armas de sus compañeros, en cada mano se armó de una y otras
cargo sobre su espalda mientras que daba pequeños pasos permaneciendo agachado, de
esta manera los siguió sin ser detectado, luego llegaron a una pared en la cual jalaron una
palanca permitiendo que se abriera una puerta, en ese momento aprovecho Morris que
estaban de espaldas y activo sus armas disparando sin cuartel, no les dio tiempo de
reacción, uno por uno cayeron al suelo, entonces desde el otro lado de la pared le
empezaron a disparar, John tomo un arma que llevaba en su espalda y que había tomado
del cuerpo de uno de los criminales, era una moderna FK4 que tenía la capacidad de
lanzar unas esferas de diez centímetros de diámetro que al tocar el suelo expulsaba unos
pequeños explosivos que buscan el calor corporal para detonarse; alcanzo a disparar tres
esferas de estas, se escuchó una fuerte explosión y cuando todo estaba en silencio camino
despacio entrando al lugar sin soltar sus armas, al llegar vio los cuerpos de los hombres
que le estaban disparando, luego observo a su alrededor y se dio de cuenta que estaba en
un lujoso apartamento. Siguió caminando buscando la salida, abrió una puerta y encontró
una habitación donde había un hombre muerto en el suelo, quien fue alcanzado por un
explosivo del arma FK4, alrededor de él había tres maletas que al parecer intentaban
sacar, John decidió inspeccionar su contenido y al abrirlas descubrió que todas estaban
llenas de dinero del nuevo dólar, era una fortuna inimaginable, las dejo allí y siguió
inspeccionando para verificar que no hubiera nadie más dispuesto a dispararle, después
de un rato se dio cuenta que todos estaba muertos, entonces llamo al Capitán y le
comento el hallazgo.
-Permanece allí que ya vamos por ti – le respondió su superior – según tu localizador te
encuentras en el piso -3, apartamento 305 del edificio San Martin a cinco kilómetros de las
bodegas.
John se sentó en una silla sin perder su mirada en su alrededor pues aun temía que
alguien saliera de algún sitio y le disparara, en ese momento le entro una llamada.
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-¡Muy buen trabajo Teniente! Te felicito por esa valentía y entrega – se trataba del Mayor
Leblanc – lo que has encontrado nadie se debe enterar, eso déjamelo a mí que yo me
encargare de informarlo.
-¡Lo que usted diga Mayor! – respondió John Morris.
Al cabo de unos minutos llego al lugar el Capitán con el Mayor Leblanc junto a un oficial
que siempre lo acompañaba como si fuera su guardaespaldas, un hombre alto y fornido
que tomo los tres maletines cargándolos sobre sus hombros. Luego los superiores se
acercaron a John y le dieron la mano felicitándolo nuevamente por este operativo; los
cuatro salieron del apartamento y luego entraron robots para identificar a los cadáveres,
mientras que por el lado de las bodegas estaba ingresando paramédicos para atender a
los heridos, también entro un grupo de hombres que recogían los cadáveres, otros que
tenían la función de desmantelar el laboratorio y decomisar todo lo que habían
encontrado, también llegaron nanodrones a inspeccionar los pasillos para identificar los
lugares a los cuales conducían esos túneles.
-Teniente tómese libre el resto del día ¡Se lo merece! – le dijo el Mayor a Morris.
-Además mañana te espera otro día pesado debido a las manifestaciones – le dijo el
Capitán.
-¡Muchas gracias a los dos! – dijo Morris al mismo tiempo que les daba la mano y se
retiraba del lugar.
Al poco tiempo entro una llamada a su teléfono, se trataba de Tania,
-¡Hola! – contesto John
-Gracias a Dios estas vivo, cuando Galliano me conto del operativo temíamos que habías
muerto, ¿Pero estas bien? ¿Estás herido? ¿Qué te paso?
-Tranquila, tranquila estoy bien, no me paso nada, ahora me voy al apartamento a
descansar, cuando salgas de trabajar te contare todos los detalles de lo ocurrido.
-¡Te amo! – y con estas palabras ya más serena se despidió Tania.
Luego llamo a Galliano, quien no lo podía creer, él ya estaba convencido de que su mejor
amigo ese día había muerto, le prometió que tan pronto saldría del trabajo iría a visitarlo.
John llego exhausto al apartamento, se ducho y se recostó en su sillón favorito, coloco la
televisión con su programa favorito y mientras veía los animales salvajes pasar cerca de él
intento dormirse pero a su mente le llegaban las imágenes de lo cerca que estuvo de la
muerte, esperaba no volver a toparse con una situación semejante.
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Al caer el día llego Tania, tan pronto se vieron se fundieron en un solo abrazo, el saber que
existió la posibilidad de no volverse a ver juntos los hizo llorar sin consuelo; cuando al fin
se calmaron John le conto todo lo sucedido no omitió detalle alguno, desde que empezó el
operativo hasta que llegaron sus superiores. Tania guardo silencio unos segundos y le
pregunto – No te parece raro que el Mayor junto a su guardaespaldas y el Capitán fueran
los únicos que llegaron al lugar donde estaba todo ese dinero y se lo llevaran pidiéndote
que guardaras silencio.
-Yo también me hice esa pregunta y aunque confió en el Mayor, voy a esperar a ver qué
hace o sino informo a sus superiores de esta situación.
En ese momento llamaron a la puerta, se trataba de Galliano, quien al ver a su amigo lo
abrazo tan fuerte que sus huesos sonaron.
-Nadie en el comando dio razón alguna de ti – le dijo su amigo.
Entonces Morris también le conto todo lo sucedido incluso del tema que estaban
hablando con Tania.
-¿Acaso pensaran robarse todo ese dinero? – pregunto Galliano.
-No podemos sacar conclusiones pero es una posibilidad – Respondió Tania.
-Hay que esperar a ver qué sucede mañana – dijo John mientras pidió que cambiaran de
tema.
-Tienes razón John, yo mejor dejo que descanses porque debes estar muy cansado y
estresado, me alegro saber que estas bien – y con estas palabras junto a un fuerte abrazo
se despidió Galliano.
John se desahogó al decir todo lo que había sucedido y esto lo hizo sentir más relajado
permitiendo que el sueño llegara, entonces decidió ir a dormir junto con su novia ya que
mañana sería otro día con un nuevo estrés, incluyendo a Tania que tenía que hacer parte
de las manifestaciones, algo que ella no quería pero que era vital dentro de su misión de
seguimiento y más ahora con todo lo que se estaba descubriendo.
Llega un nuevo día y más temprano que nunca sale John al trabajo, no sin antes
despedirse de su amada quien hasta ahora se levanta; pero él no es el único que ha
madrugado al comando, allí ya están el Mayor Leblanc y el Capitán Maldonado encerrados
en una oficina hablando muy secretamente.
-Es mucho dinero el que se encontró – comento el Mayor
-¿Y qué piensas hacer? – le respondió el Capitán
-Por supuesto que no informaremos nada a nadie.
-El problema es Morris, quien sabe muy bien lo que había en ese apartamento.
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-¿Y si lo repartimos con él?
-Lo conozco y sé que no aceptara, él es fiel a sus principios; además si le decimos es capaz
de informar a alguien más de lo que pensamos hacer y esto nos traería muchos
problemas.
-Tienes razón, lo mejor es no comentarle nada, déjame un momento a solas y luego te
digo algo que me está dando vueltas en la cabeza y que puede ser la solución.
Después de esta orden del Mayor, el Capitán se retiró de la oficina y se encontró con
Morris que acababa de llegar.
-¿Por qué tan temprano Teniente?
-Hoy hay mucho que hacer y debemos estar preparados.
-Tienes toda la razón, nos reuniremos en el salón de juntas tan pronto llegue todo el
personal de oficiales, allí el Mayor dará las instrucciones a seguir el día de hoy. – Después
de esas palabras del Capitán se retiró a su oficina mientras que Morris se dirigió al salón a
esperar la reunión citada, tan solo habían pasado unos minutos cuando el Mayor solicito
la presencia del Capitán en su despacho, todo indicaba que ya tenía una solución.
Al llegar le pidió que se sentara y el Mayor empezó a comentarle el plan que tenía en
mente, el cual desde la noche anterior había contemplado como una posibilidad.
-Vamos a sacar al Teniente Morris del camino.
-¿Qué está diciendo? ¿Lo vamos a matar? – muy alterado respondió el Capitán que
consideraba esto una idea descabellada, odiaba a Morris pero no para llegar a ese punto.
-No, no de ninguna manera, pero el día de hoy en la manifestación habrá un asesinato y ya
me encargue para que todo parezca como si él fuera el autor, entonces será llevado a
prisión mientras que nosotros disfrutaremos del botín encontrado.
-Pero la idea de un asesinato no me parece adecuada.
-No te preocupes es alguien sin importancia, nadie lo notara, solo piensa en todo lo que
podemos hacer con ese dinero, vale la pena llegar a este punto por toda la buena vida que
vamos a disfrutar.
-No lo sé, me parece muy arriesgado, pero pensándolo bien la recompensa es muy
gratificante – dijo el Capitán imaginándose que la víctima podría ser algún habitante de la
calle, a quien fácilmente nadie le interesaría investigar su muerte, entonces podría
disfrutar del dinero sin pensar que hay alguien detrás de él.
-¡Correcto! Solo necesito que esta vez estés cerca del Teniente Morris, te cambiaras el
botón superior del uniforme por una cámara que grabara el momento en el que él
empezara a disparar y lo usaremos como prueba para que sea condenado.
-¿Cómo harás para que use su arma?
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-No te preocupes, eso también ya lo tengo preparado; pero dejemos de tantas preguntas
y reunámonos con los oficiales y los infiltrados para capturar al profesor Cobos y
desarticular la banda de Don Lázaro, debemos actuar como si solamente esto fuera
nuestra prioridad para no levantar sospecha alguna.
Después de esta corta pero crucial charla se dirigieron a la sala de juntas donde ya estaba
todo el personal reunido esperando órdenes.
-El día de ayer dimos un duro golpe al crimen organizado, desarticulamos una fábrica de
producción de chips y de X-INA , aunque a un costo muy alto, treinta y tres de nuestros
compañeros cayeron prestando su deber, debemos seguir actuando para que su sacrificio
no sea en vano y dejar tras las rejas a los actores de esta masacre – con estas palabras dio
introducción a su intervención el Mayor Leblanc – nuestros robots y nanodrones
analizaron el lugar y sus extensos túneles de los cuales algunos tienen salida, llegando a
lujosos apartamentos subterráneos, de esta manera se podían mover sin ser detectados,
ni levantar sospecha alguna, al analizar la información de estas propiedades todas poseen
un dueño diferente, pero tienen un socio en común, llamado J.P Clapton, quien al parecer
es la misma persona que se entrevistó con la familia Cobos bajo el nombre de Don Lázaro,
por desgracia entre los hombres que dimos de baja ayer no se encontraba este individuo,
probablemente huyo, pero ahora que lo tenemos identificado se ha solicitado orden de
captura y ahora es un prófugo de la justicia al que debemos capturar, pero solamente
después del operativo del día de hoy ya que si lo alertamos, tal vez los vendedores de la
droga X-INA no aparezcan y necesitamos cogerlos con pruebas suficientes para ser
judicializados, la policía antidisturbios estará ubicada en cada esquina de la plaza principal
junto al palacio de gobierno, tendremos aeronaves monitoreando y los infiltrados harán
parte del grupo de manifestantes que salen de la Gran Universidad Estatal.
Según nuestros informantes la multitud se centrara hacia el mediodía, debemos permitir
que protesten, solo actuaremos si generan violencia, de lo contrario solo seremos
espectadores, nuestro verdadero objetivo es seguir de cerca la venta de los
estupefacientes para capturarlos inmediatamente, los infiltrados llevaran las tradicionales
mascaras de Einstein y dentro del cabello tendrán una diminuta cámara que grabara todo
lo que ustedes tengan adelante, necesitamos grabar el momento de la venta para tenerla
como prueba para la fiscalía. ¿Está todo claro? – pregunto el Mayor.
-¡Si señor! – respondieron los uniformados.
Luego salieron del comando los infiltrados con rumbo a la universidad, al llegar
encontraron el lugar lleno de estudiantes, habían cientos de personas entregando
camisetas blancas con el lema “NO MAS” y máscaras del científico Albert Einstein
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mostrando burlescamente su lengua, ahora todos se veían igual, esto hacia más difícil las
cosas, - ¿Cómo identificaremos al profesor? – se preguntaba Tania, quien no tuvo más
opción que correr rápidamente hacia el edificio administrativo para buscarlo en su oficina,
ya estaba llegando cuando alguien se le acerco dándole la camiseta blanca y la máscara.
-Si estas con nosotros en la manifestación esto te hará falta – después de pronunciar estas
palabras el hombre que ya tenía la máscara y la camiseta puesta se retiró.
Tania reconoció la voz, se trataba del profesor Isaac Cobos, así que se colocó la camiseta,
mientras que la máscara la cambio por la que llevaba guardada en su maleta, luego se la
puso y empezó a seguir al profesor, no lo podía perder de vista debía permanecer lo más
cerca posible, en ese momento en el comando ya tenían la imagen de la cámara que
llevaba Tania, entonces les dieron la orden a los demás infiltrados para que estuvieran
todos juntos y no se apartaran del profesor. Quien camino hasta una cancha de
baloncesto donde se encontró con un grupo de encapuchados igualmente uniformados
que llevaban a sus espaldas unas maletas de color blanco, ellos le entregaron una al
profesor, después de esto dieron la señal de iniciar la marcha, entonces el Mayor dio la
orden para que a estos hombres también los siguieran y adicional a esto mando uniformar
a doscientos policías como si fueran manifestantes, con el fin de apoyaran a los infiltrados;
necesitaba que todo saliera perfecto para luego retirarse como un héroe y poder disfrutar
del dinero, esta era la jubilación perfecta.
Mientras tanto el Capitán Maldonado se preguntaba - ¿Quién patrocino la compra de
estas máscaras y camisetas? Definitivamente hay alguien detrás de todo esto con
intereses personales – comento mientras que daba la orden para que cada uno tomara su
puesto asignado, todos se sorprendieron cuando el mismo Capitán se unió al grupo que se
dirigía hacia la plaza principal. Galliano y Morris se miraron queriendo preguntarse uno al
otro sobre esa inédita actuación de su superior.
La policía llego a la plaza y dentro del grupo donde estaba Galliano y Morris cerca de ellos
se ubicó el Capitán, quien estaba nervioso y no le quitaba la mirada de encima, poco a
poco empezaron a llegar manifestantes de diferentes lugares incluyendo los que venían
de la Gran Universidad Estatal, entre estos también estaban los que habían salido del
comando que siguiendo el localizador de los infiltrados los fueron ubicando poco a poco
para apoyarlos, ellos permanecían muy cerca de las personas que llevaban las maletas, de
un momento a otro empezaron cánticos y gritos expresando la inconformidad con los
cambios que ha tenido el proyecto Minerva; este momento de desorden fue aprovechado
y algunas personas empezaron a acercarse a los que llevaban las maletas, quienes por
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cada diez nuevos dólares entregaban un pequeño paquete que sacaban de sus maletas,
definitivamente eran compradores habituales que ya conocían este sistema, algunos
llevaban compradores novatos y les daban un paquete adicional como contraprestación.
En ese momento los infiltrados y sus apoyos entraron a actuar fingiendo ser compradores
descubriendo que en cada paquete que vendían había un chip y diez gramos de X-INA, de
inmediato empezaron a arrestar a todos los vendedores, sacándolos lo más rápido posible
de la manifestación. Ahora quienes utilizaban el bullicio y las masas para camuflarse y
pasar desapercibidos eran víctimas de su propio invento, porque nadie se daba cuenta de
que estaban siendo apresados; pronto fueron sacados de las masas y llevados a unas
aeronaves que los estaban esperando, de inmediato se dirigieron hacia el comando, allí
les quitaron las máscaras y descubrieron sus rostros, entre el grupo estaba el profesor
Isaac Cobos y su esposa Katherine Cruz, definitivamente este era el mejor día de la vida de
Tania, el operativo era un éxito total, habían desmantelado el sistema de distribución de la
nueva droga y se sabía que tarde o temprano alguno de los arrestados para buscar una
rebaja de penas terminaría por delatar a otros más que participan en este negocio ilegal y
finalmente terminarían con el negocio de Don Lázaro.
En el comando todo era felicidad, este operativo no solo era un logro en las carreras de los
infiltrados sino la opción de acceder a un ascenso con todos los honores, mientras tanto
en el lugar de las protestas las cosas marchaban tranquilamente sin indicio alguno de que
se llegara a generar violencia, los policías están ordenados uno al lado del otro y el Capitán
Maldonado permanecía atento sin perder de vista a Morris esperando a que se efectuara
la parte del plan diseñada por el Mayor, pero a pesar de mirar el entorno no veía nada
fuera de lo común, en ese instante un grupo de unos cien manifestantes la emprendieron
contra ellos lanzándoles toda clase de objetos, los policías se cubrieron con sus escudos,
pero de un momento a otro una cantidad de personas se lanzaron contra ellos como una
estampida, Morris junto a sus compañeros cayeron al suelo, cuando él se intentaba poner
de pie vio como varios enmascarados tenían armas las cuales las estaban apuntando hacia
ellos con la intensión de disparar, todo era confusión y en un estado aturdido saco su
arma para defenderse, pero la multitud seguía lanzando objetos a la vez que los
empujaban contra el suelo, entones fue golpeado fuertemente en su cabeza por un objeto
que no alcanzo a ver, intento reaccionar disparando dos veces su arma con la intención de
alejar a la muchedumbre pero después de esto cayo inconsciente mientras que las
personas empezaron a pasar por encima de ellos. En ese momento llegaron unos treinta
policías en jet pack accionando sus armas de descarga eléctrica disolviendo el tumulto
para poder rescatar a los oficiales que eran presa de la multitud, al ver esto el resto de los
miembros de la protesta se lanzaron en apoyo a sus integrantes, no había tiempo que
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perder era urgente sacar a la policía de este lugar o todo terminaría en una carnicería, por
eso fue necesario más apoyo aéreo lanzando cada vez más descargas contra las personas
que estaban rodeando a los policías; hubo un momento en que ellos quedaron
descubiertos siendo esta la oportunidad esperada para sacarlos de allí, de inmediato los
rescataron como pudieron, Morris sintió cuando lo tomaron de su espalda y lo levantaron,
él intentaba abrir sus ojos pero todo lo veía nublado y mientras que su cabeza le daba
muchas vueltas de pronto se desgonzó quedando inconsciente.
Cuando reacciono se dio cuenta que había despertado en un cuarto de un hospital, miro a
su alrededor pero solo vio a dos policías custodiando la entrada, intento levantarse de la
camilla pero sus manos estaban esposadas a las barandas.
-¿Qué está pasando? – le pregunto a los policías, sin obtener respuesta alguna, entonces
siguió haciendo la misma pregunta varias veces pero gritando con todas sus fuerzas
esperando una respuesta pronta, en ese momento su mirada la dirigió a una pequeña
ventana de la puerta donde se asomó Tania llorando, Morris no aguanto y también cayó
en llanto – Por favor alguien dígame que está pasando - Pero sus suplicas solo obtenían
indiferencia, por más que rogaba no conseguía respuesta alguna y la angustia cada vez
crecía más al ver como Tania era consumida por el llanto.
Al poco tiempo entro un doctor al cuarto caminando directamente hacia el monitor de la
camilla, el cual le suministraba toda la información del estado médico del paciente.
-Doctor por favor dígame que está pasando – le imploro John.
-Lo siento amigo pero no soy la persona indicada para responderte, lo único que te puedo
decir es que ya estas totalmente recuperado y en una hora te daré de alta. – con estas
palabras se retiró de la habitación.
Esa fue la hora más eterna que jamás haya vivido, el tiempo pasaba tan lento dando la
impresión de que los números del reloj no querían avanzar, la agonía al fin término
cuando la puerta se abrió dando paso a dos hombres que ingresaron al cuarto.
-Teniente Morris, somos agentes de la fiscalía y queremos comunicarle que está arrestado
por el asesinato del Capitán Maldonado, tiene derecho a permanecer en silencio, todo lo
que diga puede ser usado en su contra en la corte, tiene derecho a la defensa de un
abogado sino posee uno el estado se lo suministrara – Con estas palabras John quedo
estupefacto esto parecía una maldita pesadilla ¿Cómo pudo ocurrir? El abría sus ojos y
miraba alrededor buscando a alguien que le diera una explicación, movía su cabeza de
lado a lado en señal de que no podía creer la suerte que estaba teniendo, al salir de la
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habitación Tania se lanzó hacia él abrazándolo fuertemente expresando su apoyo, lloraba
tanto que por más que intentaba hablar su voz se quebraba, cerca de ella estaba su gran
amigo Galliano quien también se le acerco colocando su mano derecha sobre su hombro
al tiempo que le decía – No te dejaremos solo, vamos a buscar al mejor abogado para que
te ayude. Sin que John pudiera expresar palabra alguna los policías lo retiraron llevándolo
a una patrulla que lo esperaba afuera del hospital, de inmediato fue conducido hacia la
cárcel central, allí permanecería dos días hasta el juicio donde se conocería su sentencia.
A ese oscuro, deteriorado y sucio lugar donde tantas veces John Morris envió a muchos
que lo merecían, ahora estaba ingresando culpado de un hecho tan confuso que una parte
de él le decía que era inocente pero otra lo ponía a dudar, solo recuerda la imagen cuando
caía al suelo y accionaba su arma, por más que intentaba y se esforzaba por traer a su
mente ese momento no había más recuerdo que esa infeliz escena. Mientras caminaba
por los pasillos solo escuchaba las burlas e insultos de varios presos que lo reconocían y
quienes anhelaban venganza, pero esto no les iba a ser posible, ya que por tratarse de un
miembro de la fuerza pública fue llevado a un pabellón aparte, en una pequeña celda
húmeda de dos metros por dos metros, allí se sentó sobre una fría y dura cama a esperar
los dos días en el que llegaría el juicio y el cual marcaría el destino de su vida.
Encorvo su cuerpo colocando sus manos sobre su rostro, su mente estaba en blanco sabía
que su vida estaba arruinada y ese futuro que siempre había soñado jamás llegaría, ni
tendría sentido seguir pensando en las cosas buenas que anhelaba porque ahora todo
sería oscuridad, no solamente su vida estaba acabada, también pensaba como estaría la
esposa y el hijo del Capitán Maldonado, para ellos él no sería más que un brutal asesino, la
persona más odiada y repugnante del mundo, mientras que sus compañeros policías lo
estarían viendo como un traidor y un enemigo, reflejo de esto es que al hospital solo
asistió Tania y Galliano, ninguno de sus otros compañeros le habían mostrado respaldo.
Un pequeño orificio de la reja de la celda se abrió, John retiro las manos de su rostro y vio
que solo se trataba de una barra de alimento que le habían dejado, no tenía ganas de
comer, tampoco sentía en sus piernas las fuerzas necesarias para levantarse y caminar,
suspiro colocando nuevamente las manos en su rostro permaneciendo inmóvil, las horas
pasaban y el silencio reinaba en la celda de John, de pronto se abrió la reja dando paso a
la visita esperada, estaba Tania y Galliano junto a una mujer que por su traje fino y
elegante se podía sacar la conclusión que era una abogada; su novia y su amigo le dieron
un fuerte abrazo expresando que harían hasta lo imposible para que saliera lo mejor
librado de esta situación nefasta.
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-John te presentamos a la doctora Annie García, la mejor abogada de la ciudad.
-¡Hola John! Quiero que me cuentes realmente todo lo que recuerdes, necesito la mayor
información para sacarte lo mejor librado de esta situación ya que la fiscalía dice tener
pruebas contundentes para demostrar que asesinaste premeditadamente al Capitán
Maldonado y están pidiendo que te juzguen por homicidio doloso, lo que significa sesenta
años en prisión.
Todo este tiempo significaba prácticamente morir en la cárcel, John se sentía muy mal y la
culpa de la muerte de su superior lo estaba asfixiando, como pudo sacó fuerzas de donde
no las tenía y empezó a hablar.
-Estábamos en la manifestación cuando empezaron a lanzarnos cosas, nosotros nos
cubrimos con nuestros escudos, de pronto otro grupo de personas se nos abalanzó, en
ese momento vimos que algunos de ellos estaban armados, sacamos nuestras armas para
defendernos entonces intente hacer disparos al aire para intimidarlos cuando fui lanzado
al suelo por la multitud, quede inconsciente y luego desperté en el hospital recibiendo la
trágica noticia que el Capitán Maldonado estaba muerto y según agentes de la fiscalía yo
era el responsable.
-Efectivamente la fiscalía basándose en los hechos y en las pruebas que ellos dicen tener,
te hacen responsable del asesinato del Capitán, al parecer uno de los disparos que tu
produjiste impacto en su pecho produciendo la muerte instantáneamente, dentro de las
pruebas que dicen tener hay un video y testigos.
-¡Entonces yo fui el causante de su muerte!
-¡Eso no lo podemos afirmar!
-Pero ¡Yo lo asesine! ¡Yo lo asesine! – exclamaba John mientras que con sus manos
apretaba fuertemente su cabeza.
-Si tú te declaras culpable, la pena bajaría de sesenta a cuarenta años, yo te sugiero que
no lo hagas, mi intención es comprobar que todo se trató de un accidente, solo fuiste una
víctima de las circunstancias, lo que te dejaría una pena de unos diez años.
Esta noticia dio algo de consuelo a la desesperación de John, si la abogada lograba
comprobar que todo fue un accidente, John ya no se podriría en una cárcel y al ser la
condena inferior a quince años la pagaría en la tierra pudiendo tener la visita de su amada
Tania y de su gran amigo Galliano; como estaba la situación esta sería la mejor noticia que
podría esperar, ahora todo quedaba en manos de la abogada Annie García para que lo
lograra liberar de esa pesadilla de cumplir una condena de sesenta años tal como lo está
pidiendo la fiscalía.
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La visita termino su tiempo establecido, después de una efusiva despedida solo quedaba
esperar a que llegara el siguiente día el cual marcaría el futuro en la vida John Morris; el
tiempo paso dando la apertura al momento del juicio, el acusado llego con rostro de
cansancio, preocupación, arrepentimiento y también tristeza, un profundo dolor lo
embargaba ya que a pesar de mantener muchas diferencias con el Capitán siempre se
esmeró por intentar hacer todo lo posible por mejorar la comunicación y la relación con él
pero con resultado fructífero, hoy no solo se definía su situación judicial sino que además
se encontraría con la familia de la víctima, quienes de seguro lo verían como un monstruo
que acabo con una vida y a quienes jamás podría expresar sus condolencias.
El proceso se lleva a cabo en una sala de juicios, donde la parte demandante y la fiscalía
están frente al demandado y a su defensor, a tres metros se encuentra el espacio
asignado para testigos, familiares y acompañantes, mientras que frente a ellos hay una
pantalla que cubre toda la pared donde solo se alcanza a ver las sombras de un grupo de
personas que están detrás de ellos en una sala adjunta, se trata de siete jueces que tienen
la función de deliberar, en conjunto toman las decisiones las cuales una vez anunciada por
el juez líder no hay apelación alguna, simplemente se debe respetar y acatar , la identidad
de estos jueces es un secreto lo cual permite conservar su integridad evitando recibir
amenazas o presión alguna, ellos pueden ver todo lo que sucede en la sala de juicios,
mientras que a ellos nadie los puede ver. Los jueces comparten sus puntos de vista entre
ellos, luego se llega a un consenso para finalmente dar un veredicto justo, según las leyes
establecidas a nivel mundial.
De esta manera se da inicio al juicio cediéndole el turno a la parte demandante, quienes
alegan en la responsabilidad del teniente John Morris diciendo que actuó
conscientemente asesinando a su Capitán, llevado por una ira que mantenía guardada y
que solo esperaba por la oportunidad de tenerlo indefenso y en un lugar apropiado para
descargar todo su odio con la intensión de acabar con su vida. John no podía creer estas
crueles palabras que estaba escuchando, pero su desconcierto aumento cuando fueron
llamados como testigos varios compañeros del comando de la policía, quienes trajeron a
lugar el momento en el que el Teniente le levanto la voz al Capitán faltándole al respeto
cuando todos estaban reunidos después de las manifestaciones en el norte de la ciudad
en la estación de trenes, luego se presentó la grabación telefónica que conservaba el
Mayor Leblanc cuando Morris lo llamo manifestando su inconformismo por el trato que
recibía por parte del Capitán, luego el mismo Mayor presento el video de la manifestación
donde el teniente apunta su arma en dirección de la víctima, aunque no alcanzo a
grabarse el momento de los disparos si es una prueba contundente de la intención que
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tenía y por ultimo tres de sus compañeros de policía de los cuales Morris no gozaba de
mucha confianza afirmaron haberlo visto disparar contra el cuerpo de su superior.
-Señores jueces el Teniente John Morris se sentía acosado por su superior siendo esto un
motivo para decidir acabar con su vida, cuando vio el momento oportuno de la confusión
sin dudarlo lo aprovecho y cometió este acto. – con estas palabras la fiscalía termino su
versión dejando a Morris en una situación muy complicada, luego fue el turno de
intervenir de la defensa a cargo de la Abogada Annie García.
-Dejo claro que no hay evidencia visual probatoria donde aparezca el supuesto
sospechoso atentar contra la vida del Capitán Maldonado, si bien la relación era muy
tensa entre ellos dos, los testigos Tania Deker y Hugo Galliano compañeros en el comando
de policía pueden afirmar la intensión que siempre tuvo John Morris de mejorarla; es
normal de cualquier persona en el momento de sentirse intimidado exprese con palabras
lo que está pensando y sintiendo sin tener que decir que esto sea un motivo para causar
una muerte, en el momento de los hechos mi cliente fue víctima de una avalancha
humana, cayó al suelo sin intensión de disparar pero por accidente su arma se acciono,
incluso el impacto que recibido el Capitán Maldonado pudo provenir de otra arma, John
Morris quedo inconsciente y nunca vio la dirección hacia donde disparo.
Después de las palabras de la abogada dieron testimonio Tania y Galliano sobre las
conversaciones que tuvieron con el acusado, donde les decía que él buscaba mejorar la
comunicación con su superior, si bien nunca fueron grandes amigos tampoco se
convirtieron en los peores enemigos, incluso en el último operativo que realizo Morris
donde puso el deber por encima de su vida recibió felicitaciones por parte del Capitán
Maldonado. Al terminar estas palabras John no salía del asombro de como varios de sus
compañeros junto al Mayor Leblanc se habían puesto en su contra haciéndolo ver como
alguien resentido que buscaba venganza, cuando todos ellos sabían que él siempre se
esmeraba por mejorar el trato entre ellos.
Tanto la audiencia como los jueces ya habían escuchado a las dos partes, ahora solo era el
tiempo de esperar mientras que tomaban una decisión, la demora era mayor a lo
acostumbrado debido a que revisaban varias veces las versiones de los testigos junto a las
pruebas presentadas, la fiscalía estaba convencida de que la condena no sería menor a
unos cincuenta años. Después de un largo rato el Juez líder tomo la palabra y empezó a
hablar.
-Tras un exhaustivo análisis se ha determinado que el señor John Morris disparo contra el
señor Víctor Maldonado causándole la muerte, siendo un homicidio involuntario ya que
no actuó premeditadamente a lo cual la sentencia establecida es de dieciséis años
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terrestres de prisión y que según el proyecto minerva debe purgarse en una cárcel de
dicho planeta.
Y con estas palabras se dio por terminado el juicio, si bien no era lo que esperaba la
fiscalía tampoco era lo que anhelaba John y su abogada. El ahora preso no pudo contener
el llanto y abrazo a su novia diciendo que todo estaba acabado que ya no había sentido
alguno que lo esperara, pero ella le tenía preparada una sorpresa.
-No importa el tiempo que no estés conmigo, siempre te estaré esperando y tu tendrás un
motivo más para regresar porque estoy embarazada, vamos a tener un hijo quien
también ansiara tu regreso – estas palabras de Tania transformaron el rostro de John que
entre tantas lagrimas pudo relucir una sonrisa de felicidad que luego se marchito al
comprender que no iba a ver a su hijo crecer, no disfrutaría el momento de sus primeras
palabras, ni la ida al colegio, ni tantos momentos gratos que se comparten con un hijo,
pero a pesar de todo ahora esto era un motivo para vivir y anhelar que estos dieciséis
años pasaran lo más rápido posible, John se despidió también de su gran amigo Galliano a
quien le pidió que fuera apoyo y protector para su hijo; solo hubo tiempo para unos cortos
abrazos, ya que dos guardianes esposaron a John Morris llevándolo con destino a la cárcel
estatal, donde debía esperar el momento para partir hacia su reclusorio final.
PARTE II.
CAPITULO VI.
LLEGADA A MINERVA.
Más pronto de lo esperado llego la autorización para trasladar desde la cárcel estatal a la
base de Cabo Cañaveral a John Morris junto a diez presos más; el momento de partir
había llegado tan solo al siguiente día del juicio no hubo tiempo para una despedida más,
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solo debían tomar la aeronave que los llevaría a una prisión en el Este de la Florida donde
se reunirían con más presos de varios países del mundo, todos llegaron esposados
portando un mismo uniforme de color negro, algunos permanecían tranquilos mientras
que la gran mayoría demostraba el temor por iniciar un viaje hacia lo desconocido, entre
estos estaba John quien no dejaba de pensar en su amada Tania y el hijo que estaría por
llegar. En grupos los fueron subiendo a la nave espacial, primero las mujeres luego los
hombres, hasta completar los casi quinientos que iban, cada uno fue sentado en una silla
donde sus manos y pies permanecían atados a ella, después de cerrar las compuertas
donde estaban los presos se liberó un gas sin olor que de inmediato los dejo dormidos,
mientras que los guardias y el personal de la nave permanecían en otro lugar protegidos
de este gas. Esto se hacía por seguridad ya que habían personas muy peligrosas que no
dudarían en ningún momento en atentar contra la vida de los demás, incluso contra la
suya o contra la nave espacial; de esta manera las veintidós horas de vuelo transcurrieron
sin ninguna novedad tal y como estaba calculado, luego al llegar al puente estelar se
esperó a que estuviera completamente abierto, solo era cuestión de uno segundos
cuando de pronto a lo lejos se pudo ver la luna de Minerva, al traspasar por el agujero de
gusano, el vacío y la fuerte presión que se sentía hizo despertar a los presos incluso
algunos de ellos terminaron por vomitar. Al fin el viaje había terminado y se encontraban
sobre la atmosfera de Minerva, donde se podía ver un planeta azul y verde, tal como
algún día fue la tierra, el descenso fue lento pero seguro, finalmente se aterrizó sobre una
planicie en un desierto rodeado de rocas, las puertas de la nave se abrieron dando paso a
varios guardias armados que salieron vigilando el lugar, luego a cada prisionero se le
instalo en su cuello un delgado collar metálico que se caracterizaba por tener una luz
verde intermitente que no dejaba de funcionar; después de esto sus pies fueron liberados
pero sus manos permanecían esposadas, les dieron la orden de bajar uno por uno
mientras les apuntaban con sus armas -¡Rápido que no tenemos todo el día! – grito uno
de los guardias exigiendo más agilidad en el proceso de desembarque.
Finalmente todos los presos estaban sobre el suelo del planeta Minerva, los guardias les
señalaron un lugar que a lo lejos se veía de color verde, indicándoles que hacia allí
deberían caminar, empezaron a dar pasos mientras que sus guardias permanecían
inmóviles sin dejar de apuntar sus armas hacia ellos.
-Tal vez nos dispararan por la espalda – comento un hombre que iba cerca de John Morris.
-Creo que eso es lo más probable – le respondió sonriendo, mientras que esperaba lo
peor.
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Mientras se alejaban observaban todo a su alrededor esperando ver los grandes muros de
las sofisticadas prisiones construidas en este planeta, pero lo único que había era arena y
rocas, luego de caminar unos tres kilómetros vieron como los guardias subían a la nave
cerrando rápidamente sus puertas y de inmediato iniciando ascenso, volando hacia el
espacio con rumbo a la tierra, en ese momento las esposas se soltaron dejando libres sus
manos; esta oportunidad no la podían creer los presos, quienes empezaron a correr en
todas direcciones, estaban libres y debían huir para evitar ser nuevamente capturados y
llevados a las mencionadas prisiones de este planeta, muchos de ellos se internaron en el
desierto, mientras que un pequeño grupo donde estaba John decidió caminar hacia el
área verde que les fue indicado.
-Al parecer me quede con las ganas de que me dispararan – decía el hombre que
caminaba junto a John mientras que no paraba de reírse.
-¿En realidad pensaste que nos iban a matar?
-¡Claro! Eso sucede en las películas – y siguió riéndose solo sin parar.
A John le parecía que este hombre estaba algo loco, pero de ninguna manera se veía
peligroso, así que continúo su marcha junto a este extraño de una estatura de 1.90
metros, cuerpo algo obeso, piel blanca, cejas muy pobladas, cabello negro corto y liso.
-Mucho gusto me llamo John Morris.
-Yo soy Stevenson.
Se estrecharon la mano y continuaron el camino, el hombre hablaba tanto que John solo
lo miraba sin ponerle cuidado a lo que decía, con cada frase que pronunciaba Stevenson
se reía de él mismo, sin duda alguna tenía algo de loco pensaba John.
Después de caminar un largo rato llegaron a la zona verde, un espeso paisaje lleno de
vegetación tan similar a la que se veía en los programas de televisión, árboles frondosos,
el sonido de las aves y el olor a aire puro es lo que se encontró en este lugar, por ningún
lado habían guardias esperándolos ni muchos menos estaban las grandes cárceles que
tanto se mencionaban en los últimos meses en el planeta tierra; todo era tan extraño,
parecía como si simplemente los hubieran dejado allí a su suerte.
Los presos estaban muy contentos, no lo podían creer; todo esto parecía más un premio
que un castigo, estaban en un lugar hermoso rodeados de las bellas cosas que siempre se
anhelaban en la tierra y lo mejor es que eran libres, podían hacer lo que quisieran,
rápidamente se dispersaron corriendo por todo lado queriendo explorar y descubrir cosas
nuevas, como si se tratara de un grupo de niños en un parque de diversiones. Mientras
tanto las mujeres permanecían juntas, al no haber control alguno temían por su integridad
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al estar en compañía de criminales, asesinos en serie, psicópatas y violadores, ellas se
fueron alejando en grupo, otras cogieron por caminos separados y pronto solo quedo una
de ellas al lado de Morris y Stevenson; ellos miraban alrededor buscando cámaras o algún
robot que los siguiera, pero no había nada, definitivamente los habían dejado allí libres y
desconocían el motivo de esta acción.
-Creo que las cárceles que mostraban en el proyecto Minerva no existen – dijo John.
-Parece que todo se trataba de un truco, tal vez los gobiernos se sintieron acorralados por
las presiones de las manifestaciones que decidieron inventar todo esto de las cárceles
para sacarnos del planeta y dejar a las masas tranquilas – comento Stevenson
-Puede ser y nunca tuvieron tiempo de construir dichas cárceles – dijo la Mujer – por
cierto mi nombre es Natacha y ¿puedo acompañarlos? La verdad ustedes me inspiran
confianza a diferencia de los demás que parecen haber salido de una de mis peores
pesadillas.
-No hay problema Natacha, en realidad pienso que lo mejor es agruparnos y organizarnos
en el mayor número posible, creo que no nos dejaron aquí solo para alejarnos de la tierra
o de lo contrario no nos habrían colocado estos collares – dijo John mientras intentaba
infructuosamente quitárselo de su cuello.
Los tres habían quedado solos y empezaron a caminar; era un lugar tan agradable que
parecía remota la posibilidad de correr peligro alguno, aunque era muy extraño y a la vez
imprudente que los gobiernos se arriesgaran a mentirle al mundo sobre algo que no
existía, según ellos el proyecto Minerva se basaba en grandes cárceles en este nuevo
planeta; las cuales no existían, tal vez solo fue una decisión precipitada en respuesta a la
cadena de acciones violentas emprendidas en las protestas.
De igual manera las razones que hayan tenido los gobiernos para tomar esta decisión ya
no era relevante pues ahora lo único importante era acostumbrarse a este nuevo lugar,
para comenzar era necesario buscar alimento, pronto vieron un árbol con frutos redondos
de color rojo del tamaño similar a una cabeza humana, bajaron tres repartiendo uno para
cada uno y empezaron a probarlos con pequeños mordiscos, apenas alcanzando a
probarlos para conocer su sabor, el cual era muy agradable, nunca habían degustado algo
tan delicioso como esto, así que de inmediato lo devorarlo con muchas ansias, su mezcla
de sabor ácido y a la vez dulce les había encantado. Al cabo de un rato habían acabado, se
sintieron llenos, pero de un momento a otro los incomodo un malestar estomacal, seguido
de náuseas, que los hizo vomitar. John temía que estuvieran envenenados, sus entrañas
les dolían mucho, hasta que tuvieron que buscar un lugar donde defecar; luego poco a
poco el dolor fue cediendo, no había fiebre, ni cambio de color en el cuerpo y tampoco
tenían dolor de cabeza, por lo tanto la posibilidad de estar envenenados la descarto John.
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-Creo que esto se debe a que nunca hemos probado alimento alguno, solo comemos esas
barras nutritivas y nuestros organismos no están acostumbrados a otro tipo de comidas –
comento Stevenson.
-Lo peor es que tendremos que acostumbrarnos – dijo Natacha.
Después de que se sintieron mejor, los tres emprendieron camino con el fin de buscar a
otros más que se les unieran, las horas pasaban y solo encontraban vegetación de todos
los tamaños desde unas plantas muy pequeñas hasta imponentes árboles, de pronto se
escucharon unos gritos de alguien pidiendo ayuda, a lo lejos vieron a alguien boca abajo
que se retorcía en el suelo, se trataba de otro preso de los que habían llegado con ellos;
rápido salieron a socorrerlo pero al llegar el hombre ya no se movía, entonces John le dio
la vuelta para poder comprobar sus signos vitales y la escena fue escalofriante, la persona
tenía todo el rostro cubierto de largos gusanos de color blanco que se lo estaban
comiendo, primero se devoraron su piel, continuaron ingresaron por su boca, fosas
nasales y oídos para luego entrar a su cabeza y posteriormente a su cuerpo para
comérselo; al ver esto John soltó el cadáver y los tres corrieron alejándose, no hubo
tiempo de observar el lugar de donde provenían estos seres, lo único que importaba era
estar retirado de este sitio.
-Nunca había sabido de gusanos que se comieran a alguien vivo –comento Natacha.
-Parece que aquí no todo es como en la tierra, este paraíso empieza a mostrar su
verdadero rostro – dijo John.
-Tenemos que estar vigilando muy bien nuestro entorno, de cualquier lugar puede salir
una amenaza, creo que lo mejor es buscar la forma de hacer armas para defendernos –
opino Stevenson.
-Hacer lanzas nos será útil – y con estas palabras de John buscaron ramas fuertes y
resistentes, las arrancaron de los árboles y con piedras les hicieron punta afilada; después
de hacer varias de estas continuaron caminando sin soltarlas, al tiempo que permanecían
atentos a cualquier movimiento sospechoso.
La tarde empezó a caer y el cansancio los agobio, no tuvieron más remedio que detenerse;
era necesario construir un refugio, para ello se valieron de varias ramas y de las hojas de
un árbol, las cuales eran tan grandes como el tamaño de una persona, claro que antes las
miraron bien, no ha de ser que se encontraran con gusanos que vivan allí, mientras que
los hombres hacían la construcción, Natacha hizo un hueco en el suelo rodeándolo de
piedras y llenando el lugar con hierba seca, luego coloco una rama seca haciéndole una
ranura en la mitad con una piedra y tomo otra rama girándola fuertemente con sus manos
haciendo fricción sobre la ranura de la otra con el fin de conseguir fuego, era una tarea
sofocante pero muy necesaria ya que a pesar de que hasta ahora empezaba a oscurecer,
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el frio que se sentía era muy intenso, esto quería decir que más tarde la temperatura
bajaría considerablemente, después de miles de intentos y llenar las palmas de sus manos
de ampollas logro que el fuego apareciera; de inmediato añadió más ramas secas creando
una potente llama. Al mismo tiempo los hombres habían terminado de construir el
refugio, el cual se veía resistente a la lluvia, por dentro era amplio, cómodo para dormir ya
que habían puesto muchas hojas una sobre otra y los protegería del penetrante frio;
después de esto se sentaron los tres al lado de la fogata para calentarse y empezar a
dialogar ya que muy poco sabían uno de los otros y que mejor tema para tocar que las
razones por las cuales fueron condenados, la iniciativa la tomo Stevenson,
-Desde muy joven tal vez a los finales de mi niñez después de vivir en las calles encontré
refugio en una banda que me dio protección, allí aprendí a reparar y luego a fabricar
armas, con el tiempo hacia cosas más sofisticadas y pronto empezaron a llegar
compradores, hice un muy buen capital pero siempre quería más, así que sin importar
quién era mi cliente o para que las utilizarían cada vez hacia más armamento, después de
un tiempo apareció un gran comprador que se ganó mi confianza, pagaba muy bien y
pedía grandes cantidades, tanto que recogía las armas en las mismas instalaciones donde
yo las construía y finalmente resulto que este infeliz era un policía, mis pertenencias
fueron confiscadas, la fábrica de armas, mis casas y todo mi dinero lo perdí al mismo
tiempo que fui enviado a prisión hasta que finalmente termine en este lugar para pagar
una condena de veinte años.
Luego de escuchar la historia de Stevenson el turno lo tomo Natacha,
- Mi único problema fue hacer justicia, durante muchos años sin que yo supiera, mi esposo
me engañaba con una compañera de su trabajo, cuando los descubrí el desgraciado dejo a
nombre de su amante nuestro apartamento y las cuentas bancarias con el dinero que
durante muchos años trabajamos; dejándonos a mí y a mis dos hijas sin ningún
patrimonio, luego se fueron a vivir juntos derrochando y cada vez que podían me
humillaban y se burlaban de mí, hasta que no resistí más y una noche los seguí hasta que
descubrí donde vivían, entre y con un arma los asesine a los dos, en ese momento
descanse, sentí que al fin había justicia pero aunque intente pasar por inocente todas las
pruebas estaban en mi contra y pronto fui llevada a juicio, lo único bueno fue que el poco
dinero que aún les quedaba les fue devuelto a mis hijas mientras que yo termine
sentenciada en este lugar y con la esperanza de algún día regresar para poder
reencontrarme con mis dos hijas – al terminar de decir estas palabras no resistió y
Natacha entro en llanto, sus recuerdos eran muy tristes y en cada instante de su vida la
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atormentaban, en ocasiones se arrepiente de sus actos pero en otros momentos
considera que actuó con justicia.
Después de que ella se tranquilizo era el turno para John Morris pero él sabía que si los
presos de este lugar se llegaran a enterar que él es un policía, muchos lo tomarían como
un enemigo y su vida correría peligro entonces decidió simplificar su versión,
-Yo estoy aquí porque asesine a mi jefe.
-Vaya cumpliste el sueño de muchos empleados – y con estas palabras de Stevenson los
tres tuvieron un motivo para reír.
Finalmente la noche llego, el lugar se llenó de pequeñas mariposas con alas fluorescentes
que emitían luz de diferentes colores mientras que volaban alrededor de la fogata,
Stevenson tomo una en su mano cerciorándose de que no fueran peligrosas, pero las
pobres solo estaban buscando el calor que les proporcionaba el fuego, este era el primer
día de muchos más en Minerva, así que decidieron descansar ya que tenían planeado
continuar el día siguiente desde muy temprano buscando más presos. El sueño se
apodero de ellos tanto que muy entrada la noche no alcanzaron a escuchar cuando cuatro
hombres ingresaron al lugar, uno coloco su rodilla sobre el cuello de John mientras que
dos más tomaron a Stevenson por la espalda impidiendo hacer movimiento alguno,
entonces el otro hombre cogió del brazo a Natacha forcejeando con ella la saco del
refugio.
-¡Ahora esta mujer es nuestra! – decía el hombre mientras la lanzaba al suelo con
intensión de violarla, Natacha gritaba con desespero pero el hombre la golpeó
fuertemente en su rostro dejándola inconsciente, en ese momento John como pudo busco
en uno de sus bolsillos una piedra cortante con la que hizo las lanzas; la saco y la clavo en
la pierna de su oponente, rápido se puso en pie y de un puño lo dejo tirado en el suelo,
entonces uno de los que tenían a Stevenson se lanzó contra John y con la misma piedra se
la enterró en el abdomen. El hombre se desplomo en el suelo y arrastrando salió del lugar
mientras que el otro corría; en ese momento Stevenson tomo una de las lanzas y se la
mando con tanta fuerza que le atravesó la espalda saliendo por el pecho. Mientras tanto
el hombre que intentaba desnudar a Natacha al ver esto huyo, los otros dos estaba
heridos tendidos en el suelo.
-¡Matémoslos! – decía Stevenson.
-No, amarrémoslos al tronco de algún árbol, estoy seguro que el otro volverá con más de
su misma calaña, por eso lo mejor es dejar este lugar y buscar lejos de aquí donde pasar
la noche – le respondió John mientras que se acercaba a Natacha para verificar que
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estuviera viva; efectivamente solo estaba inconsciente así que decidió dejarla quieta
esperando a que reaccionara, mientras tanto ataron a los dos hombres heridos con lianas
de algunos árboles dejando al lado de ellos al que murió, levantaron suavemente a
Natacha quien despertó muy asustada,
-¡Tranquila! ¡Tranquila! No pasó nada, debemos irnos de aquí lo más pronto posible – le
dijo Stevenson.
-Muchas gracias, sino fuera por ustedes quien sabe que sería de mí en este momento –
respondió ella.
-Si queremos sobrevivir debemos apoyarnos entre nosotros – comento John mientras que
cogía las lanzas que habían hecho y emprendía camino, los otros dos lo siguieron sabiendo
que debían caminar buena parte de la noche. -Tal vez la idea de hacer una fogata no fue
tan buena, creo que eso delato nuestro lugar.
Finalmente encontraron un lugar apropiado para pasar la noche, junto a un árbol con unas
hojas tan grandes que llegaban hasta el suelo, el piso estaba cubierto de un espeso musgo
el cual les servía como colchón, pero esta vez por seguridad uno se quedaba cuidando
mientras que los otros dormían y luego se iban turnando.
Al otro día se despertaron y aun había oscuridad, -¿Qué hora será? – se preguntaban pero
no había forma de saber pues ninguno llevaba reloj ya que todos sus objetos personales
les habían sido decomisados antes de tomar la nave espacial; además era muy incierto
calcular la hora ya que en este planeta la noche dura trece horas y el día catorce, algo que
ellos no sabían pero que en algún momento se tendrían que dar cuenta.
Nuevamente comieron los frutos rojos sintiendo síntomas similares a los del día anterior
aunque esta vez el dolor no fue tan intenso, sus organismos debían acostumbrarse a los
alimentos naturales y esperaban que esto sucediera en el menor tiempo posible. Luego
emprendieron camino por el espeso bosque sin saber la dirección hacia donde se dirigían,
cuando el sol apareció decidieron nombrar ese lugar como el Este, tal como lo es en la
tierra, así sería más fácil ubicarse para no caminar en círculo, entonces tomaron rumbo
hacia el norte.
Después de andar un rato se toparon con una extraña criatura que tenía el cuerpo y el
caminado muy similar al de un conejo, pero sus orejas eran muy cortas y redondeadas,
podía abundante pelaje de color blanco y un hocico largo como el de un zorro con el que
arrancaba fuertemente unos frutos alargados que nacían de unos pequeños arbustos; los
tres se quedaron quietos observando esta escena de la naturaleza, de pronto vieron que
detrás de estos arbustos había algo como un tronco que empezó a moverse lentamente,
tenía una altura de unos noventa centímetros y el ancho como el de un brazo humano,
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permaneciendo en posición vertical; pero poco a poco empezó a encorvarse hasta que de
un momento se lanzó contra el pequeño animal abriendo de su extremo una gran boca
con la que lo apreso instantáneamente, luego se pudo ver por completo como era esa
extraña criatura, se trataba de una especie con características parecidas a las de una
serpiente. Tenía unos dos metros de longitud y mientras se enrollaba en su víctima del
cuerpo le salieron pequeñas púas que se las enterró acabando con la vida del indefenso
animalito y luego procedió a devorarlo.
Ahora también debían estar muy atentos por si veían algún extraño tronco moverse, se
alejaron del lugar temiendo encontrarse con otro animal raro; muy cerca de allí se podía
escuchar el sonido del agua, esto los alegro mucho ya que estaban sedientos, entonces sin
dudarlo empezaron a correr buscando este precioso líquido, al llegar se encontraron con
un hermoso paisaje, un rio de agua tan cristalina que se podía ver como nadaban los
peces de diversos colores, los tres se lanzaron al agua bañándose y bebiendo todo lo que
podían, por su agradable sabor se deducía que era agua pura libre de cualquier impureza.
-Pensándolo bien deberíamos seguir la ruta del rio, así podemos tener una mejor vista del
lugar – esta buena idea que se le ocurrió a John fue compartida por Stevenson y Natacha.
De inmediato los tres buscaron troncos adecuados para entrelazar con lianas y hacer una
balsa, después de dos horas habían terminado, se subieron en ella y con un par de ramas
empezaron a remar siguiendo el curso del rio hacia el Este. Disfrutaban del paisaje
mientras que infructuosamente intentaban pescar con sus lanzas pero por mas intentos
que hacían y a pesar de que el rio estaba lleno de peces no alcanzaban ninguno,
finalmente terminaron por darse por vencidos, simplemente se sentaron y miraban los
parajes, de repente Natacha grito – ¡Veo gente! – desesperadamente señalaba el lugar
donde a lo lejos se veía lo que parecían ser personas, inmediatamente llevaron la balsa en
esa dirección llegando a la orilla, pero existía el temor de que las cosas no salieran como
estaban pensadas y en vez de ser bienvenidos fueran atacados, entonces permanecieron
unos minutos solo mirando. Pero lo que parecían ser personas no hacían movimiento
alguno, fuera lo que fuera permanecía inmóvil, entonces decidieron acercarse lentamente
pero cada vez que caminaban más había un intenso olor fétido; al llegar quedaron
estupefactos al ver la siniestra escena, realmente se trataba de personas, unos cien
hombres aproximadamente todos muertos, con violentas fracturas, rostros golpeados,
algunos desmembrados y manchas de ríos de sangre por doquier.
-Por el olor y el estado de descomposición yo calculo que esto sucedió hace más o menos
unos dos meses – dijo John quien gracias a su experiencia en la policía tenía conocimiento
en medicina forense.
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El fuerte e indeseable olor era muy agobiante y no les permitió estar más tiempo en ese
cementerio, mientras caminaban de regreso observaron unas extrañas huellas en el piso,
parecían ser de algún animal grande y pesado.
-¿Seria que algún animal los asesino? – pregunto Stevenson.
-Puede ser, aunque tengo una duda ¿Si algún animal los ataco por qué no se los comió?
además parece que fueron brutalmente golpeados con objetos, algunos macizos y otros
cortantes, ¡Esto fue una masacre! Pero… ¿Quién o quienes hicieron esto? ¿Y cuál sería el
motivo? – preguntaba John sabiendo que era incierto encontrar una respuesta.
-Tal vez fue alguna especie salvaje de este primitivo planeta que sintió amenazado su
hábitat y reacciono de esta manera violenta.
Esta hipótesis de Stevenson los puso a pensar profundamente, tenía mucho sentido y de
ser así se verían enfrentados para sobrevivir con una raza de bestias salvajes que asesinan
sin compasión, ahora más que nunca era urgente unirse a un grupo de personas creando
una sociedad para que se protegieran mutuamente. Volvieron conmocionados a la balsa
intrigados por este macabro panorama, el temor a perder la vida en cualquier momento
era cada vez más latente; en silencio remaron continuando el recorrido del rio.
CAPITULO VII.
ANDROGERX.
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La poca fuerza con la que eran impulsados por el agua les permitía ver detalladamente la
vegetación, plantas que tal vez existían también en la tierra o algunas nativas de Minerva
los rodeaban pero al estar acostumbrados a vivir entre el concreto y el acero todo lo que
veían era nuevo pare ellos; este era un lugar espectacular donde definitivamente la mano
destructiva del hombre no había hecho aun de las suyas. Mientras permanecían
maravillados con el paisaje algo empezó a acercarse a la balsa, de reojo Natacha noto la
extraña presencia y volteo rápido a mirar llamando a sus dos amigos.
-¿Qué es eso? – pregunto ella.
-¡No lo sé! Pero sea lo que sea no viene solo, ¡miren! se están acercando más – exclamo
John.
Se trataba un animal alargado, ancho y delgado que nadaba bajo el agua ondeándose de
arriba hacia abajo, la textura de su piel era escamosa y parecía no ser nada agradable ya
que los demás peces estaba huyendo de su presencia, pero a estas extrañas criaturas
parece que lo único que les importaban era lo que había en la balsa, pronto quedaron
rodeados mientras que los tres permanecían atentos con sus lanzas.
-Desde que no se nos desarme la balsa, no hay problema – dijo Natacha pensando que
estos animales solo vivían en el agua, pero para sorpresa de ellos estos seres empezaron
lentamente a subirse buscando llegar a ellos, inmediatamente los golpearon con las lanzas
y las ramas que servían de remos; los patearon fuertemente alejándolos de allí, aunque
todo parecía en vano porque cada vez llegaban más, pero ellos no se resignaban y con
todas las fuerzas que tenían los seguían expulsando, de un momento a otro empezaron a
alejarse nadando en contra de la corriente y muy pronto se perdieron de vista.
-¡Creo que los logramos asustar! – dijo Stevenson muy satisfecho.
-¡Se asustaron, pero no por nosotros! ¡Miren lo que hay adelante! – grito John señalando
lo que se les avecinada, el rio comenzó a correr más rápido para luego convertirse en una
cascada, en ese momento pensaron en remar, pero por haber espantado a los animales
que los amenazaban terminaron por perder las ramas y con la fuerte corriente que había
seria infructuoso nadar, entonces no tuvieron más remedio que sujetarse con todas sus
fuerzas a la balsa esperando que les sirviera para amortiguar la caída, la altura de la
cascada era de unos diez metros aproximadamente y mientras sentían el vacío se
aferraban fuertemente, pronto la corriente del agua al caer los atrapo dándoles vueltas
mientas que desbarataba la balsa de troncos, movían sus brazos y piernas con
desesperación buscando salir a flote pero la presión del agua los sumergía más, hasta que
finalmente la fuerza del rio los fue llevando hacia un sector menos turbulento. Por
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fortuna los tres estaban vivos y hora intentaban nadar hacia una orilla, pero en ese lugar
habían dos animales bebiendo agua, se trataba de una pareja de cuadrúpedos del tamaño
de un elefante, con patas traseras de mayor grosor que las delanteras y caminaba
moviendo al mismo tiempo las patas del lado derecho y luego las izquierdas, también
tenía la piel peluda color gris, cuerpo robusto, desde la nuca hasta la frente tenían una
serie de cuernos ubicados en fila y sobre sus dos orejas salían astas similares a la de los
alces pero de mayor tamaño; además poseían un cuello largo que les permitía tomar agua
fácilmente, ya que por tener la cara aplastada les seria incomodo llevar su boca hasta el
alimento; parecían ser inofensivos pero ya habían visto tantas cosas extrañas en este
planeta que no se quisieron arriesgar a experimentar más, entonces nadaron hacia la otra
orilla alejándose de esta pareja de animales. Al llegar Stevenson noto que no podía
caminar bien, su tobillo estaba lastimado tal vez al momento de la caída se golpeó con
alguna piedra, esto lo hacía caminar con dificultad hasta que el dolor se lo impidió,
entonces debió sentarse y hacerse fuertes masajes para mejorarse, los otros se sentaron
junto a él y aprovecharon el momento para descansar.
-¡Tengo mucha hambre! Voy a buscar algo de comer para todos – comento John mientras
que se marchaba a buscar alimento, internándose en el bosque.
Después de caminar un rato levanto su vista encontrando uno frutos alargados de color
rosado, pero estaban en lo más alto de un árbol, así que decidió treparlo, al estar en las
ramas superiores escucho un extraño ruido cerca de allí, sonaba como quejidos de algún
animal, miro detenidamente el suelo y pudo divisar a un felino muy similar al leopardo
que permanecía acostado y escasamente con mucho esfuerzo era capaz de mover sus
extremidades, John se llenó de curiosidad y descendió del árbol, empezó a caminar
lentamente hacia el animal, al acercarse pudo cerciorarse que realmente se trataba de un
leopardo; una fiera que solamente podía ver en televisión en los especiales de animales
salvajes que tanto le gustaba, pero esta vez era real y lo tenía al frente; la criatura
respiraba con dificultad y no pareció importarle que un humano se le acercara, ahora lo
único que movía eran los parpados de sus ojos y muy lentamente también lo hacia su
pecho cuando tomaba aire, John lo toco sintiendo su suavidad, estaba tan emocionado
que empezó a gritar llamando a sus amigos para que vieran esto; al escucharlo se
asustaron pensando que algo malo le había sucedido, emprendieron camino en búsqueda
de John, incluso Stevenson hizo su mejor esfuerzo y sin importar el profundo dolor que
sentía cada vez que daba un paso llego al encuentro con su amigo, para sorpresa de ellos
solo se trataba de John acariciando un felino.
-¿Estás loco? Ese es un animal salvaje, ¡Nos puede comer! – le grito Natacha.
-No creo, mírenlo parece que está agonizando – respondió John.
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-Tienes razón, pero no parece herido, tal vez está enfermo - dijo Stevenson - pero mira
qué raro, tiene en su cuello un collar metálico igual al de nosotros.
-No me había dado cuenta, esto está muy extraño, los demás animales que hemos visto
no tienen ese collar – comentaba John mientras lo seguía acariciando hasta que de pronto
el animal expiro.
-John, creo que lo mejor es irnos, tal vez cerca de aquí hallan más de su especie y la
verdad no quiero encontrarme a uno que este sano.
-Tienes razón Natacha, lo mejor es seguir con nuestro camino ¿Cómo te sientes
Stevenson?
-En realidad me duele mucho pero prefiero aguantarme el sufrimiento a tener en
encontrarme uno de estos felinos frente a frente.
Dejaron el animal tendido en el suelo y decidieron seguir caminando, aunque esta vez a
un paso lento y descansando cada vez que Stevenson lo pedía, de pronto John sintió
rasquiña en su mano derecha al mirar se percató que un pequeño insecto lo estaba
picando, rápido mando su mano izquierda aplastándolo, no le dio importancia y siguió
caminando pero después de un rato empezó a sentir su cuerpo sin fuerzas, sintió náuseas
y un terrible calor lo invadía, se sentó sobre una roca pidiendo agua, tenía mucha sed,
hasta que de un momento a otro cayo desmayado. Stevenson lo levanto y se preocupó al
sentir lo caliente que tenía su rostro, definitivamente estaba ardiendo en fiebre, lo mejor
era llevarlo al rio para que sus aguas le ayudaran a bajar la temperatura, con mucho
esfuerzo su amigo lo levanto cargándolo en sus brazos y arrastrando su pie lastimado se
dirigió de vuelta al rio, Natacha los seguía, mirando alrededor para evitar que fueran presa
de algún animal salvaje, pronto llegaron al rio y empezaron a llenar su rostro con
abundante agua, luego le dieron de beber, pero de un momento a otro empezó a
convulsionar, tal vez este era el final de John Morris, sus signos vitales fueron
disminuyendo, parecía que la muerte era inevitable así que lo acostaron en el suelo y se
sentaron junto a él a esperar lo peor.
Cuando todo parecía llegar a su final para John, al lugar llego volando un extraño aparato,
era un robot con aspecto humanoide pero solo tenía cuerpo de la cintura hacia arriba,
debajo de él había una base metálica ovalada con propulsores que le permitían flotar en
el aire, tenía cuatro brazos cada uno con una mano de cuatro dedos, su rostro metálico
simulaba a una cabeza humana pero no tenía ojos, nariz, boca, oídos ni cabello, lo único
que tenía en la frente era un escrito “ANDROGERX 107”, tanto Stevenson como Natacha al
ver que se acercaba a John intentaron alejarlo, pero pronto se dieron cuenta que solo
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buscaba ayudarlo así que se alejaron esperanzados en que este aparato fuera la salvación
para sus amigo.
El robot se acercó y de su pecho salió un delgado cable que se conectó con un pequeño
agujero que había en el collar de John, luego de uno de sus dedos saco una pequeña aguja
que le enterró en el hombro derecho inyectándole un líquido verde, después de esto se
retiró en la misma dirección en la que había llegado, sus amigos quedaron sorprendidos
¿Qué era esa cosa? ¿Cómo los habían encontrado? ¿Qué le inyectaron a John? Eran las
preguntas que se hacían mientras que se acercaban a su amigo, quien empezaba a dar
señales de mejora; aun así estaba muy fatigado y no se sentía con fuerzas suficientes para
ponerse de pie, entonces no hubo más remedio que a orillas del rio hacer un refugio para
que su amigo se recuperara y de igual manera les sirviera para pasar la noche allí.
Aunque ya no se veía tan enfermo aún tenía fiebre y se quejaba del dolor que recorría
todo su cuerpo, Natacha arranco una manga de su ropa y constantemente la humedecía
colocándosela en el rostro para que le ayudara a bajar la temperatura, esa noche muy
poco durmieron estaban tanto pendientes de su amigo como de alguna amenaza que los
asechara.
Muy lentamente llego un nuevo día, John se puso de pie sintiéndose mejor aunque aún
algo adolorido.
-¿Qué me paso? – pregunto.
-Casi pasas al mundo de los muertos – le respondió Stevenson – te dio una fiebre altísima
y te desmayaste parecía que la muerte vendría por ti, pero lo que llego fue un extraño
robot volando y te inyecto algo en tu hombro, tal vez era una vacuna para el veneno del
insecto que te pico.
-¿Un robot?
-¡Sí! Y tenía en la frente un extraño nombre “ANDROGERX 107”, después que te dio la
inyección se fue volando.
-¿Hacia dónde?
-por el Noreste en esa dirección – señalo Stevenson con su dedo índice.
-Entonces ese es el camino que debemos coger, si el robot tomo esa ruta debe ser que de
allí proviene y seguramente en ese lugar habrá civilización.
-En realidad lo que tú dices tiene mucho sentido, pero creo que antes ustedes se deben
recuperar – Dijo Natacha refiriéndose al estado de salud de los dos hombres.
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-Tienes razón para emprender ese largo camino necesitamos estar en buenas condiciones,
aunque considero que debemos buscar una forma de llegar más rápido.
-¿A qué te refieres John? – pregunto sorprendido Stevenson mientras que veía a su amigo
con la mirada fija al otro lado del rio.
-Recuerdan los dos animales que estaban tomando agua, yo creo de deben haber más por
aquí cerca, podemos arriesgarnos a intentar montarlos y si lo logramos en ellos podemos
explorar este lugar.
-¡Pero el primero en intentar montarlos serás tú! – le respondió Natacha a la propuesta de
John.
-¡Lo voy a hacer! Solo hay que esperar a que alguno llegue a beber agua, mientras tanto
voy a conseguir una liana resistente para sujetarlo – y dispuesto salió John en búsqueda
de las lianas, no le fue difícil conseguirlas dentro de tanta vegetación, luego regreso y se
sentó sobre una roca a esperar la llegada de estos animales. Aunque Stevenson y Natacha
lo animaban para hacerlo, ambos estaban convencidos de que no lo conseguiría pero no
querían decirle nada, en realidad esperaban el momento en que sufriera alguna caída para
burlarse de él. Mientras tanto aprovecharon el tiempo para perfeccionar la puntería
intentando atrapar peces con sus lanzas, después de varios intentos en vano Stevenson
logro dar con uno de gran tamaño, perfecto para un buen almuerzo para los tres, hicieron
una fogata y con una piedra filuda le quitaron las escamas y sus entrañas, luego fue
colocado a la brasa para finalmente disfrutado, era un sabor que nunca habían probado y
lo mejor es que sus organismos se estaban acostumbrando a la comida y comer ya no les
hacía tanto daño como antes.
Al cabo de un rato llegaron cuatro de los animales que esperaban a la otra orilla y
empezaron a beber, John envolvió las lianas y se las coloco sobre su cuello luego se lanzó
al agua y nado hasta la otra orilla mientras que sus amigos no le quitaban la mirada de
encima, salió del agua y temeroso se fue acercando, los animales lo vieron pero no
reaccionaron de ninguna manera, simplemente siguieron en lo suyo, el único interés que
tenían era saciarse de agua, John con la mano temblorosa se acercó tocando a uno de
ellos para poder ganarse su confianza pero aun así no hubo movimiento extraño alguno,
entonces ya más seguro lanzo las lianas agarrando al animal por las astas y empezó a jalar
hacia abajo a lo cual el animal se fue agachando poco a poco, al ver esto John se llenó de
valor y de un solo salto ya estaba montado sobre su lomo, poco a poco fue quitando la
presión a la liana y el animal en una actitud dócil nuevamente se colocó de pie, al ver esto
sus amigos saltaban de celebración.
-¡Ahora el turno es de ustedes! – les grito John.
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Sus amigos se percataron que era viable poder montar estos animales, además si él lo
logro de seguro ellos también, así que hicieron lo mismo tal y como lo realizo Morris; no
les fue difícil ya que estos animales eran muy nobles, pronto cada uno de ellos estaba
montado sobre estos extraños seres.
Solo bastaron uno pequeños golpes con el talón para que los animales empezaran a
caminar, luego usaron las lianas amarradas a sus astas para dirigirlos; ahora el viaje sería
más suave y abarcarían más terreno que si fueran caminando, aunque a pesar de ser
animales muy grandes y robustos caminaban a paso lento y cada vez que sentían hambre
se detenían a comer ramas de árboles, aun así esta era la mejor idea que habían tenido.
Mientras andaban pudieron divisar a dos hombres sentados al lado del tronco de un árbol,
se acercaron con la esperanza de que se les unieran pero estaba muertos, tenían todo el
cuerpo hinchado pero lo más extraño eran sus ojos que permanecían abiertos pero
completamente blancos, el iris, la córnea y la pupila habían perdido su color.
-Qué raro, al parecer ambos murieron bajo las mismas circunstancias – dijo John quien
prefirió no bajarse del animal mientras que Stevenson le gano la curiosidad y los miro
detalladamente.
Luego continuaron la marcha intentando abrir camino a través de ese espeso bosque
hasta que tres horas más tarde se toparon con una pequeña planicie en la que habían
cuatro chozas bien elaboradas con troncos, hojas y ramas de árboles, el lugar parecía
desolado, no había ningún ruido entonces decidieron bajar de su medio de transporte y
entrar a cada choza buscando a alguien, en la primera encontraron lanzas de madera que
tenían en un extremo amarrada una piedra con punta, también habían arcos y flechas
rudimentarias, en el siguiente encontraron vasijas de barro que aún conservaban algo de
alimento preparado parecía una especie de carne sazonada, pero en la siguiente choza
encontrarían algo que ya se estaba volviendo costumbre, había ocho cadáveres, todos
hombres con los cuerpos hinchados y los ojos totalmente blancos, los mismos patrones
que los otros dos encontrados anteriormente; luego entraron a la última choza y hallaron
el cuerpo sin vida de dos mujeres en el mismo estado que los otros, lo curioso es que las
dos permanecían amarradas de manos y pies a unos troncos sembrados allí.
-¡Esto cada vez se pone más raro! – exclamo Natacha.
-Estas personas llevan varios meses ubicados aquí, lo deduzco por las herramientas y
armas que hicieron y estoy seguro que las dos mujeres eran sus prisioneras, nada raro que
fueran víctimas de abusos crueles e inhumanos – decía John al examinar el lugar.
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-De igual manera ya están muertos, entonces creo que nos podemos llevar sus armas y
vasijas para cocinar – dijo Stevenson mientras tomaba las cosas.
-Lo mejor es solo llevar las armas, tal vez la muerte de estas personas pudo ser producida
por algún tipo de alimento que ellos consumieron y sus bacterias pueden estar
impregnadas en esas vasijas – después de que John dijo esto, rápidamente Stevenson
lanzo los utensilios de barro lejos de su vista.
Ahora con más armas y más interrogantes siguieron montando sus animales con destino al
Noreste; en este planeta solo han encontrado gente muerta y los únicos vivos que han
visto eran tan peligrosos que lo mejor era no habérselos topado, aun así seguía latente la
esperanza de encontrar buenas personas para crear una comunidad organizada que
lucharan en conjunto por la supervivencia.
Habían recorrido unos diez kilómetros cuando vieron que se acercaba un objeto plateado
flotando en el aire, al tenerlo cerca comprobaron que era un androgerx que se dirigía
cerca de donde ellos estaban, el robot volaba en línea recta hacia un determinado lugar,
en ningún momento giro su cabeza o mostro señales de interesarse por estos tres
simplemente volaba como si tuviera que llegar a algún lugar específico, esta era una gran
oportunidad para tenerlo cerca, tal vez de alguna manera este aparato moderno les
serviría para despejar parte de las dudas que los embargaban; querían seguirlo de cerca
pero por más que intentaban que sus animales aceleraran el paso ellos simplemente
caminaban al mismo ritmo que siempre andaban, al ver como el androgerx se iba
perdiendo de vista, no tuvieron más remedio que saltar de los animales y empezar a
correr, John tomo la delantera y detrás de él Natacha corría, mientras que Stevenson
debido al dolor que aún tenía en el tobillo decidió regresar y considero que lo mejor era
esperarlos, además alguien debía cuidar de los animales para que no se escaparan.
John corría y saltaba esquivando cuanto obstáculo se encontraba, las ramas de los arboles
le hacían profundas heridas pero esto no importaba, él seguía con la mirada puesta en
este robot, al fin muy pronto acabo la persecución cuando vio como el androgerx
descender en un punto cerca de donde él se encontraba, John camino muy despacio para
evitar que huyera y al llegar al lugar vio a dos hombres moribundos recostados sobre el
prado, el robot se acercó y de su pecho le salió una especia de cable que se conectó al
collar de uno de ellos mientras que le inyectaba algo en el brazo derecho, luego con el
otro individuo hizo exactamente lo mismo.
-¡Vengan pronto! - gritaba John, llamando a sus amigos para que vieran lo que acababa
de encontrar, luego se acercó hasta donde estaba el aparato metálico lo miro muy bien
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de cerca notando que en su frente estaba la palabra ANDROGERX 49, luego el robot
simplemente acabo de inyectar al hombre y se retiró en la misma dirección que había
llegado sin mostrar interés por este curioso. John se quedó con la mirada congelada
siguiendo su trayectoria y grabando en su mente el lugar hacia donde se había ido. No
había duda alguna de que estos aparatos provenían de algún lugar de la parte Noreste del
planeta, el problema era saber a qué distancia y cuánto tiempo les tomaría llegar; pero
sin importar en nada todo esto, ese era el objetivo a alcanzar, John estaba muy seguro
que donde permanecían estos robots debía existir civilización y con ello respuestas a
muchas preguntas que cada instante crecían ¿En realidad qué es el proyecto Minerva?
¿Por qué fueron enviados a este lugar? ¿Existen cárceles en este lugar? Y tal vez la más
importante de todas ¿podrán algún día regresar a la tierra?
El androgerx finalmente se perdió de vista luego, mientras que John centro su interés en
estos dos hombres enfermos, les toco la frente y se percató que estaban ardiendo en
fiebre, no hay duda que estos robots eran una especie de doctores que tal vez estaban en
este lugar para brindar primeros auxilios, de ser así estarían del lado de ellos velando por
su salud.
A los pocos minutos llego Natacha exhausta y quedo sorprendida al ver estos dos
hombres.
-¿Están vivos? – pregunto ella.
-Aun lo están, pero tienen fiebre muy alta ¡debemos ayudarlos!
Natacha corrió a llevar la noticia a Stevenson mientras que John movía a los hombres
intentando acomodarlos cerca de un árbol para que les brindara sombra, el calor del lugar
era muy alto y esto impedía que bajara la temperatura de sus cuerpos por eso era vital
encontrar agua para que se refrescaran; en este lugar ese no era el problema, los ríos
abundaban solo era cuestión de seguir el ruido de uno de ellos para hallarlo. Así fue y
pronto encontró uno, luego miro alrededor buscando algo que le sirviera para llevar agua
y vio cerca de él un árbol con grandes hojas ovaladas, tomo una encorvándola un poco
permitiendo recoger agua, luego les dio de beber y con lo que quedo les mojo sus
cabezas, los hombres no tenían fuerzas suficientes para pronunciar palabra alguna por
este gesto amable, pero bastaba con ver la expresión de sus rostros para saber lo
agradecidos que estaban. Al rato llego Natacha junto a Stevenson que jalaba con las lianas
a los tres animales, quienes después de ver a estos dos enfermos ayudaron trayendo agua
del rio y estuvieron pendientes de su recuperación.
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Este lugar se veía apto para pasar descansar, amarraron a los tres animales a un árbol
cerca del rio donde permanecían comiendo de las ramas y bebiendo agua, luego hicieron
una fogata para estar preparados al intenso frio que traía el anochecer.
Cada vez la puntería a la hora de cazar mejoraba y ese día hubo un delicioso pescado para
cada uno, la noche llego llenando el firmamento de estrellas, tal vez alguna de esas sea el
hogar de ellos y mientras las miran piensan en sus seres amados que por las políticas del
proyecto Minerva fueron obligados a dejarlos, en este momento preferirían estar en
condiciones hostiles en una cárcel en la tierra sin importaba el pequeño espacio que
tuvieran para moverse, ni las incomodidades que los rodearan; aguantarían todo esto
sabiendo que allí a pesar de todas estas incomodidades tendrían la opción de recibir
visitas de sus seres queridos.
El mismo sentimiento y nostalgia que los embargaba era compartido en la tierra, Tania
cada momento en que estaba sola desahogaba su tristeza en un profundo llanto mientras
que acariciaba su vientre brindándole amor al inocente ser que crecía dentro de ella,
mientras que las pequeñas hijas de Natacha constantemente preguntaban por el paradero
de su Mamá sin que nadie les diera respuesta alguna.
La larga noche transcurrió sin novedad alguna, con la luz del nuevo día despertaron y uno
de los dos hombres encontrados moribundos abrió los ojos y se levantó demostrando
signos de estar recuperado, se trataba de una persona de nacionalidad asiática que
hablaba constantemente queriendo decir algo pero que debido a su idioma no le
entendían nada.
-¿Qué está diciendo? - pregunto Stevenson, pero los otros dos lo miraron queriendo decir
que tampoco tenían idea de que estaba hablando.
El hombre asiático se acercó a su amigo, el cual no hacia movimiento alguno lo empujaba
constantemente pero permanecía inmóvil, John le tomo el pulso pero no había circulación
de sangre.
-¡Este hombre está muerto! – fue el dictamen de John.
Parecía que la muerte era una constante en este planeta y a pesar de que el androgerx le
brindo atención médica, lo que haya tenido este hombre no pudo ser curado a diferencia
de su amigo, tal vez se trataba de una enfermedad diferente o estaba más avanzada que
la otra, de igual manera no tenía importancia. Dejaron el cuerpo en ese lugar y los cuatro
emprendieron camino hacia Noreste.
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CAPITULO VIII.
LA COMUNIDAD DE MAMBA.
Los días trascurrieron dando paso a una secuencia de semanas en la cuales la noción del
tiempo se perdió, al comienzo llevaban las cuentas para saber la fecha pero después del
pasar de varias lunas y días tan largos cada uno tenía un numero diferente del periodo
que llevaban en este lugar. Jung el nuevo integrante aprendió algunas palabras para poder
relacionarse con mayor facilidad con sus tres compañeros, los gestos y las señas con las
manos habían quedado atrás para abrir paso a un corto y nada nutrido léxico, pero
suficiente para hacerse entender. El oriental estaba en desventaja numérica por lo cual se
vio en la obligación de adaptarse al idioma de los demás, aunque en ocasiones les
enseñaba a ellos algunas palabras de su lengua.
Jung se caracterizaba por ser un hombre sencillo, poco expresivo y nunca hablaba de su
vida personal, pero en las noches se retiraba del grupo y lloraba como si fuera un niño que
había perdido a su Madre, se desahogaba dejando rodar sobre su rostro un sinfín de
lágrimas, mientras se arrodillaba y con sus manos apretaba fuertemente las hierbas que
encontraba en el suelo; noche tras noche este era su ritual, mientras que en el día dejaba
ver la imagen de un hombre que no tenía sufrimiento ni pena en su corazón.
Hasta que llego una noche en que Natacha se dio cuenta del momento en que se alejaba
del refugio con una extraña actitud que no le conocía, camino a distancia suficiente para
no ser vista hasta que finalmente lo encontró sentado sobre una roca, con un llanto
desencadenado acompañado con una serie de gemidos y lamentos.
Natacha preocupada se acercó y abrazándolo le pregunto - ¿Qué te pasa? – por más que
intento detener las lágrimas y esconder su sufrimiento, el dolor lo dominaba así que no
tuvo más opción que liberar todo el peso que lo agobiaba.
-La tristeza y la ira conviven en mi alma y en mi cuerpo, estoy pagando una condena por
algo que no cometí, fui engañado, burlado y perdí a mi familia, a mis amigos, junto a mis
posesiones… - el llanto interrumpió la conversación, necesito tiempo para calmarse y
llenarse de valor para continuar – durante muchos años trabaje en una importante
corporación financiera, me desempeñaba como gerente, desde que tome el cargo nombre
como asistente a mi amigo de toda la vida, alguien con quien crecí, estudie y a quien
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consideraba como parte de mi familia, mi entera confianza era para él. Durante tres años
demostró ser honesto y leal, por eso queriendo que él lograra aprender más y que tal vez
algún día cuando yo me retirara pudiera ocupara mi puesto, le enseñe mi oficio y le
delegue funciones, creyendo que esto lo formaría profesionalmente. Pero lo que yo hacía
con buena intención fue mi perdición, hubo un multimillonario desfalco, los accionistas
hombres ricos poderosos perdieron grandes cantidades de dinero, de inmediato toda la
culpa y responsabilidad cayó sobre mí, ya que el desfalco se originó desde mi oficina, mi
gran amigo prácticamente acabo con la corporación y no había forma alguna de
demostrar su responsabilidad, todo este robo lo hizo de tal forma que las cosas parecían
ser obra mía. Mi familia fue amenazada, razón por la cual se tuvieron que mudar de la
ciudad, mis pertenencias fueron decomisadas y fui condenado a quince años de prisión
por desfalco robo continuo, abuso de poder y falsificación de documentación contable; mi
honra fue pisoteada, el futuro que construí por años para mi familia fue despedazado y la
impotencia junto a la frustración por clamar justicia fue un grito sin sonido… ¡fui
engañado! Y jamás se comprobara mi inocencia – nuevamente entro en llanto y por más
que intentaba pronunciar silaba alguna su voz se quebraba. Natacha lo abrazo
fuertemente demostrándole respaldo y dándole a entender que ella creía en su historia,
por un momento intento darle consuelo o algún concejo, pero al verlo tan afligido pensó
que lo mejor era que él continuara sacando todo ese dolor reprimido. Su situación era
muy difícil y compleja como para decirle no te preocupes todo va a estar bien, porque
estas eran simples frases de buenos modales que en nada iban a aportar. Finalmente Jung
sintió que ya había derramado la última gota de llanto que tenía guardada, suspiro y
agradeció a Natacha por escucharlo; ahora por alguna razón sentía su alma menos
perturbada y a su mente le empezaron a llegar recuerdos felices de momentos en
compañía de su familia, estas imágenes fueron energía para su interior y comprendió que
había un motivo para regresar al planeta tierra, no para gastar sus fuerzas buscando
comprobar su inocencia, sino para disfrutar del tiempo con sus seres queridos, sabía que
la justicia llegaría en esta vida o en la eternidad.
Natacha le seco sus lágrimas y prometió no contar nada de esta conversación a nadie, ella
sabía que la única persona que tenía la autoridad para hablar sobre algo tan íntimo y
personal era el mismo Jung, por eso a pesar que con el paso de los días ella cada vez tenía
más confianza con Stevenson y con John jamás les toco este tema, incluso a su amigo
oriental nunca más le pregunto por esto, además considero que no era necesario porque
no lo volvió a ver salir de noche buscando un lugar en soledad donde expresar su dolor
interno.
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Los días pasaron y la esperanza de encontrar una sociedad civilizada parecía esfumarse ya
que cada nuevo hallazgo que hacían solo se trataba de cadáveres; en su gran mayoría
personas tanto hombres como mujeres con los ojos completamente blancos y sus cuerpos
inflados, mientras que los otros simplemente estaban tirados en el suelo sin señal de ser
víctima de algún animal o lesiones de ataque por otra persona, por más que se buscaba
cualquier indicio para saber que pudo acabar con sus vidas, no había vestigio alguno que
pudiera dar respuesta a estas muertes.
Con el pasar de los días también fueron encontrando especies de animales del planeta
tierra que llevaban años extintas, como canguros, orangutanes, mapaches, varias clases
de osos como el panda, el pardo, el negro y el de anteojos, también aves como el cóndor,
las águilas, halcones y algunos bastante peligrosos como tigres, lobos, panteras y leones,
los cuales a pesar que en varias ocasiones se los encontraron cara a cara nunca intentaron
atacarlos ya que debido a la abundante comida nativa que podían cazar, permanecían con
sus estómagos llenos y no sentían necesidad de comer una presa tan grande.
Estas especies que ya no existían en la tierra por alguna extraña razón en este planeta si
vivían, pero lo más curioso es que ellos también tenían en su cuello el extraño collar
metálico similar al que le habían puesto a los presos.
Pero no eran los únicos animales que poblaban estos bosques ya que también se toparon
con criaturas muy raras como un ser de forma ovalada del tamaño de una gallina, con dos
ojos y una boca muy grandes en proporción al cuerpo, piel grasosa y húmeda como una
rana pero con solo dos extremidades de gran tamaño con las cuales se impulsaba
moviéndose con solo saltos, este animal abundaba en estos bosques y era el alimento
predilecto de las fieras; también era muy común encontrarse con algo parecido a una
serpiente que solo se alimentaba de plantas y tenía ocho patas con las cuales se aferraba
muy bien a los arboles; había algo ligeramente parecido a un jabalí que se caracterizaba
por tener su cuerpo protegido por un caparazón como el de los armadillos. Por donde
iban caminando podían apreciar una gran variedad de aves de muchos colores y un sinfín
de insectos tanto rastreros como aéreos, con gran similitud a los de la tierra, lo que hacía
difícil saber con exactitud cuál era su procedencia.
-¿Por qué hay animales con collar? Será que es para diferenciar cuales son de la tierra y
cuáles de Minerva – preguntaba John al mismo tiempo que se respondía creyendo tener la
respuesta.
-Pero sin son de la tierra, ¿De dónde los sacaron? Y ¿Por qué los trajeron hasta aquí?
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-Tal vez no son de la tierra, simplemente son iguales a los que ya no existen en nuestro
planeta.
Se preguntaban entre ellos, mientras que Jung los miraba sin importar la respuesta, lo
único importante en este lugar es poder sobrevivir, así que cada vez que estos tres
filosofaban sobre temas de este planeta, él se dedica a estar pendiente del entorno para
no caer presa de alguna amenaza y de esta manera no hacia parte de la discusión.
Con tres medios de transporte y cuatro viajeros, constantemente a Jung le tocaba
compartir con alguno de ellos, esto con el fin de que los animales no se fatigaran, además
que cuando se cansaban por más que se les insistiera no daban un paso más, simplemente
descansaban comían y bebían. Sin estos tres no hubieran avanzado tanto como si todavía
siguieran caminando, por esta razón no se les exigía un sobreesfuerzo físico.
Por fortuna encontraron varios caminos naturales que les permitía moverse sin obstáculo
alguno, todo transcurría sin novedad como los últimos días hasta que de algún lugar llego
una flecha impactando una de las piernas del animal que transportaba a Stevenson, los
cuatro temían que se tratara de un ataque por lo cual para salvar sus vidas
inmediatamente se votaron al suelo y desde allí veían como se acercaba una nube de
flechas en dirección de los animales, los pobres no tuvieron tiempo de escapar, solo
hacían un extraño quejido tendidos sobre el prado mientras agonizaban.
No se podía saber quiénes hicieron esta emboscada, lo único que se alcanzaba a distinguir
era el lugar de donde disparaban; mientras tanto los cuatro permanecían unidos corriendo
lo más lejos posible para salvar sus vidas ya que el ataque continuaba y ahora ellos eran el
objetivo, de pronto entre los matorrales salieron hombres armados con lanzas que
empezaron a seguirlos, cada vez que aparecían los hacían desviar del camino como
queriendo conducirlos a un sitio específico, no quedaba otra opción que correr por los
lugares donde no veían amenaza alguna, la persecución era agotadora pero cada vez
tenían a los atacantes más cerca, hasta que de un momento a otro el suelo se abrió y el
vacío se apodero de ellos. Habían caído en una trampa que consistía en un hoyo de tres
metros de profundidad cubierto por ramas.
-¡Este es el fin! – murmuro Natacha después de un prolongado suspiro, temiendo que al
estar indefensos fueran asesinados despiadadamente.
Ese mismo pensamiento agobiaba la mente de sus tres amigos, John miraba alrededor de
él buscando algo que les pudiera servir para repeler de alguna forma el ataque que se
avecinaba pero lo único que había era tierra.
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-¡No suplicare por mi vida, si me van a matar que lo hagan! – grito Stevenson mientras
que veía como poco a poco la boca del hueco se llenaba de hombres de mal aspecto, no
les decían nada, simplemente se reían burlándose de la suerte de estos cuatro, luego les
lanzaron unas lianas para que escalaran y salieran de la trampa.
-¿Qué tramaran estos desgraciados? – pregunto John mientras ascendía.
Tan pronto llegaron a la superficie se vieron rodeados de unos cincuenta hombres, todos
de piel oscura, algunos aun usaban los uniformes de presos pero en un estado muy
deteriorado, mientras que otros vestían con pieles de animales que les cubría de la cintura
hacia abajo, su aspecto físico era de personas desaliñadas, tanto la barba como el cabello
lo tenían abundante y sucio, definitivamente no se les veía el interés por querer lucir
agradables.
Al ver a Natacha se lanzaron hacia ella, sus amigos intentaron defenderla pero fácilmente
fueron dominados y sus manos amarradas, luego alguien grito - ¡basta! Debemos llevar la
mercancía, luego tendrán tiempo para divertirse – dijo un hombre al cual se notaba que
los demás le obedecían, se trataba de un latino, piel morena y una profunda herida
marcada en su rostro tal vez producto de alguna riña, la cual sin duda alguna fue hace
muchos años, esto se alcanzaba a deducir por la cicatriz.
El hombre al que llamaban “el tigre” era el que dirigía a este grupo de malhechores y al
parecer era alguien a quien John conocía, ya que al verlo bajo su rostro evitando ser visto,
seguro era alguien de su pasado con quien las cosas no resultaron muy bien, los nervios se
apoderaron de él, por fortuna esta actitud no la notaron sus amigos, ni tampoco fue
reconocido por este hombre a quien en ningún momento se interesó por verlos frente a
frente, solo le interesaba llevárselos para algún sitio determinado.
-¿Qué quiere de nosotros? – le grito Stevenson al tigre, pero para nada le interesaba
responder, solo dio la orden de conducirlos amarrados; luego tomo la delantera solo y al
cabo de un rato se perdió de vista. John se sintió más tranquilo pero disimulaba lo
intimidado que se encontraba.
Mientras caminaban veían a muchos de sus captores cargar grandes cortes de carne de
animal a sus espaldas, era tan fresca que la sangre se escurría hasta el suelo.
-¿De dónde sacarían tanta carne? – pregunto Natacha.
-¿No te has dado cuenta? Lo que llevan era nuestro transporte – le respondió Jung.
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Después de un buen rato de caminar, el asiático se rehusó a continuar pero recibió una
fuerte golpiza que lo hizo cambiar de idea, esa reprimenda sirvió para que los demás
caminaran sin preguntar nada, ni oponerse a las órdenes que les daban, luego siguieron el
camino de un rio hacia el sur llegando tres horas después a una aldea construida en
madera a la orilla de las aguas.
Tenía varias chozas de diferentes tamaños y en la mitad del lugar una serie de corrales de
madera donde había unos diez hombres y unas quince mujeres, amarrados de manos y
pies a unas estacas clavadas en el suelo sin posibilidad de moverse, a ese mismo sitio
pararon los cuatro capturados.
-¿Qué está pasando? - pregunto John en voz baja a otro prisionero.
-Todos nos hacemos la misma pregunta, el día de hoy nos cazaron como animales en el
bosque, mientras que a otros los sacaron de sus refugios, luego nos trajeron aquí sin
darnos explicación alguna.
John miro muy bien a su alrededor buscando al tigre pero no lo encontró, así que prefirió
analizar el lugar para saber dónde estaban, noto que habían más o menos unos doscientos
hombres, todos permanecían con el mismo collar metálico que les fue colocado en la nave
espacial, al parecer es imposible poder quitárselo. Luego decidió estudiar el entorno y vio
que algunos de ellos tenían casa aparte donde convivían hasta con tres mujeres todas de
su misma raza, por la forma respetuosa y de obediencia con la que los demás los trataban,
se notaba que ellos eran los que daban las ordenes aquí; mientras que otros hombres y
mujeres tenían que compartir el mismo techo, en unas chozas donde vivían hasta unas
veinte personas. También habían varias chozas que en ese momento se veían desoladas,
tenían un aspecto como el de un establo, desagradables, sucias, sin duda alguna podía ser
el lugar donde guardaban algún tipo de animal y en un extremo había una casa grande, la
única que tenía guardias en la entrada y a sus alrededores. – De seguro allí debe vivir el
jefe mayor de esta sociedad opresora – exclamo John quien seguía analizando
detalladamente este sitio. A lo lejos a unos tres kilómetros se apreciaba una enorme
chimenea que todo el tiempo estaba expulsando humo, sea lo que sea, era algo muy
importante para ellos porque constantemente había personas que iban y venían en esa
dirección.
Volviendo la mirada a la aldea, se podía ver que las mujeres estaban dedicadas a los
oficios del campo, en el lugar habían asignado un espacio para cultivar hortalizas, tenían
corrales con cientos de animales parecidos a una gallina, eran aves con un largo y puntudo
pico que producían un desagradable chillido, las plumas de su cabeza y espalda eran color
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marrón pero el resto de su cuerpo era blanco, carecían de cresta y sus patas estiradas
tenían cinco dedos, los huevo que ponían eran alargados de un color blanco hueso. Sin
duda alguna por el cuidado que les tenían, estas aves eran una de sus comidas predilectas.
Mientras algunas mujeres se dedicaban a estas labores otras salían a recolectar frutos de
árboles que se encontraban cerca; en unos canastos elaborados con filamentos de
corteza se les veía a unas salir mientras que otras llegaban, todo el alimento lo guardaban
en una choza que solo funcionaba como bodega y donde a diario las personas hacían fila
para solicitar su comida. Deben comer justo lo necesario para el cuerpo ya que el que
abusa es severamente castigado y golpeado con ramas que tienen hojas que producen
escozor e inflamación en el cuerpo.
En este sitio los únicos que permanecen amarrados son todos aquellos que no tiene la piel
oscura, si entre los prisioneros encuentran a alguien de su color lo sacan de allí y le dan un
trato digno al mismo tiempo que lo invitan a hacer parte de este grupo, por supuesto que
nadie rechaza esta solicitud, si es hombre lo llevan a un lugar aparte donde le explican las
normas que se han establecido y el papel que a partir de ese momento ejercerá dentro de
ellos, mientras que si se trata de una mujer, primero un hombre de los líderes de la tribu
tiene la opción de elegirla como una de sus acompañantes, si no es de su agrado es
llevada a las chozas donde viven los demás y allí ellos escogerán, también la pueden
compartir o si quieren la cambian por alguna de las mujeres que ya tienen. Luego de esto
le es asignada su labor en el campo a realizar sin opción de protestar.
En esta comunidad prima la autoridad del hombre mientras que la mujer simplemente es
sometida a sus designios, no tienen poder de opinar ni mucho menos pueden decidir; si
quieren vivir debe satisfacerlos en todas las necesidades y deseos que ellos les impongan,
tal vez por esta razón en su cara solo expresan tristeza y desesperación.
Por su parte los hombres tienen aspecto de personas agresivas, no solo lo dice la imagen
de su físico, sino también la forma de hablar junto a los gestos del rostro y el movimiento
de sus manos; probablemente en la tierra eran peligrosos criminales que se
acostumbraron a resolver cualquier situación con violencia buscando imponerse sobre los
demás, creando esta acción como parte de la esencia de su personalidad.
El análisis de John se vio interrumpido por un agradable olor a carne asada que inundo el
ambiente, provenía de una hoguera cerca de ellos donde se veía abundante comida
cocinándose, se trataba de los animales donde se habían transportado por estos bosques.
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-De saber que tenían un sabor tan agradable me los hubiera comido hace rato – dijo
Stevenson intentado dar un poco de humor a esta situación hostil, pero parece que la
única persona a quien le cayó en gracia el comentario fue a Natacha.
Al rato un hombre de los que los custodiaban se acercó y les trajo sobre unas hojas de
plantas varias porciones de carne, las dejo en el suelo y ya que ellos tenían las manos y
pies atados no les quedo otra opción de agacharse, coger con la boca y comer, como si se
tratara de cualquier animal.
Terminaron de comer y seguían permaneciendo allí en esos corrales esperando por su
suerte o por lo menos que alguien les dijera que iba a pasar con ellos o para que los
mantenían privados de su libertad.
En el transcurso del día llegaron dos grupos más de hombres de la tribu armados,
trayendo consigo otros prisioneros, tanto hombres como mujeres, los cuales fueron
colocados junto a los demás. Al parecer estos eran los últimos que esperaban, ya que al
momento se acercó “el tigre” al lugar; John pensó que no estaba pero por desgracia se
encontraba refugiado descansando en su casa, tan solo esperando a que llegaran todos
sus hombres con el botín del día, llego custodiado de varios guardaespaldas y se dirigió a
los presos,
-¡A partir de ahora ustedes son de nuestra propiedad! ¡Nosotros somos la tribu pantera! Y
si quieren vivir deben obedecernos, les brindares refugio, comida y protección, pero sus
vidas nos pertenecen y dispondremos de ellas según nuestros intereses.
-¿Quiénes se creen ustedes para someternos y hacer con nosotros lo que les plazca?
Además este planeta es lo suficientemente grande y tiene recursos abundantes para todos
nosotros – grito un prisionero que tuvo la valentía de ponerse de pie parándose en
posición desafiante.
El tigre tomo en su mano un filudo cuchillo metálico de color rojo y se acercó al hombre
buscando descargar su ira por las palabras pronunciadas, cuando alguien grito - ¡No lo
hagas! No olvides que necesitamos mano de obra – inmediatamente al escuchar esa
orden detuvo la acción que iba a cometer y se acercó al hombre que le dio la instrucción.
-No contemplo revoltosos, ¡Si somos permisivos se unirán en nuestra contra! – exclamo el
tigre mientras que el recién llegado le coloco la mano derecha sobre su hombro izquierdo
alejándolo de los corrales mientras en voz baja esperando no ser escuchado por nadie le
respondió -¡Tienes razón! Pero si lo asesinas hoy, dentro de un tiempo la gente lo olvidara,
primero debemos darle escarmiento en la zona de castigos para que los demás aprendan
de respeto, luego en la mina hazlo trabajar arduamente más que a los demás, esto será a
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diario tema de conversación entre ellos, alárgale su agonía, no podemos simplemente
matarlo y ya, antes debe trabajar por nuestra causa, dar todo lo que tenga hasta que
finalmente de sobreesfuerzo físico su cuerpo y sus esperanzas no resistan más, entonces
su cuerpo lo colgaremos en un lugar visible como símbolo para que siempre se recuerde
como debe terminar todo aquel que nos desafía. – Después de estas palabras el tigre le
dio la mano expresándole que estaba de acuerdo en todo lo mencionado, Posteriormente
los dos se acercaron a los corrales para ver detalladamente la mercancía que sus hombres
habían traído ese día, no sin antes sacar del grupo al que se atrevió a desafiarlos y frente a
todos le suministraron fuertes golpes en todo el cuerpo, tantos que quedo sin fuerzas
suficientes para mantenerse en pie; luego el tigre dio la orden a varios de sus hombres
para que lo llevaran a la zona de castigos. Todos los presos quedaron en silencio sin
pronunciar palabra alguna, mientras que John no quitaba su mirada del suelo, parecía
como una escultura que habían tallado allí mismo.
El personaje al que el tigre obedeció le decían Mamba, era un hombre de unos cincuenta
años de edad, una altura que supera el metro con noventa centímetros, en su cabeza no
tenía cabello alguno, de su quijada nacía una pequeña barba blanca, solo vestía el
pantalón del uniforme de preso, dejando el resto de su cuerpo descubierto permitiendo
ver como sobre su piel color ébano tenía varios tatuajes de serpientes monstruosas de
colores amarillo, rojo y verde, que se movían recorriendo sus brazos, espalda y pecho
como si vivieran encima de su cuerpo, pero solo se trataba de una ingeniosa manera de
tatuarse con imágenes que mediante una secuencia simulan una película que
constantemente está en movimiento.
Mamba era el máximo líder de esta absurda sociedad opresora y el tigre uno de sus
guerreros de alto rango, ambos en la tierra eran peligrosos criminales, asesinos
despiadados, pero en este planeta ellos se sentían dioses creando un nuevo mundo.
Sin compasión alguna mantenían amarrados como bestias salvajes a un grupo de
personas que por un momento se creyeron libres y al parecer el único error que tenían era
poseer el color de piel diferente a ellos. Las mujeres eran las que más sufrían, ellas eran
conscientes que estaban a merced de la voluntad de estos individuos y el temor aumento
cuando fueron separadas de los demás y encerradas en una de las chozas, incluyendo a
Natacha que intento oponerse con todas sus fuerzas ante la cantidad de hombres que la
sostenían pero finalmente fue doblegada sin que sus amigos pudieran ayudarla esta vez,
después de cerrar la puerta donde las encerraron no su pudo ver nada, solo se
escuchaban los gritos y llantos de muchas mujeres, al parecer aparte de las que
capturaron ese día, habían otras tantas allí retenidas sin saber qué futuro les deparaba.
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Luego a los hombres los llevaron a otra choza amplia y vacía; mientras se dirigían a ese
lugar John caminaba buscando evitar ser visto por el tigre, pero su intento se vio frustrado
cuando fue reconocido,
-¡Teniente Morris! Que grata sorpresa.
John no tuvo más opción de levantar la cabeza, su objetivo de permanecer en el
anonimato había llegado a su fin, al escuchar este saludo Mamba se acercó y le dijo al
tigre - ¿Acaso conoces a este hombre?
-Por supuesto, por culpa de este desgraciado policía estoy aquí.
-La culpa es tuya por ser una maldita rata asquerosa que causo mucho daño a personas
inocentes – dijo John sabiendo que de esta situación no saldría bien librado.
-¡Eres un policía! ¡Qué bien! Y ahora estas de rodillas ante nosotros – con sed de
venganza exclamo Mamba, mientras le hizo un gesto al tigre para que lo golpeara. Lanzo
un puño hacia su abdomen y luego otro en el rostro, pero la respuesta de John fue reírse,
-Definitivamente la única forma de vencerme es teniéndome amarrado, eres un perdedor
en la tierra y en Minerva – estas palabras de John causaron el efecto esperado, el tigre
mando liberarlo de las sogas y se enfrentaron en una lucha frente a frente con las mismas
condiciones, la sangre vertía de sus rostros con cada impacto que recibían pero poco a
poco se fue demostrando la superioridad del experimentado policía; para evitar que el
tigre fuera vencido y humillado frente a sus hombres y a los prisioneros, Mamba dio la
orden de detener la pelea.
-Ya sabes que debes hacer con los revoltosos – dijo el líder de la aldea al tigre.
-¡Llévenlo a la zona de castigos! – dio la instrucción a varios de sus hombres.
-¡Si me van a matar háganlo aquí! – les grito John sabiendo que es lo que ellos más
anhelaban en ese momento.
-No me interesa matarte, como dije antes necesitamos mano de obra – le respondió
Mamba.
-¿Mano de obra para qué?
-Ustedes los esclavos darán sus vidas por nuestra causa trabajando en la minas de oro.
-¿Minas de oro? ¿Para qué les puede servir el oro en este lugar? Ustedes no son más que
un grupo de idiotas.
-Que corta visión tienes Teniente, acumularemos mucho oro y cuando llegue la civilización
terrestre a colonizar este planeta, seremos ricos y poderosos, todos nos respetaran y nos
convertiremos en la raza dominante, nuestra fuerza y nuestro poder económico forjaran
un nuevo mundo.
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-Así que de eso se trata todo esto, realmente son unos idiotas, quizás cuando se colonice
este planeta ninguno de nosotros estará vivo.
-Puedes tener razón, por eso concebiremos hijos con mujeres de nuestra misma raza, así
tendremos descendencia que algún día cumplirán nuestras ambiciones.
-¿Qué ganas con todo este racismo?
-¡Esto no se trata de racismo! – Mamba se acero a John y le murmuro al oído – tengo que
darles una motivación para crear lealtad consiguiendo que me sigan ciegamente, nada
mejor que prometerles el sueño de que ellos y su descendencia dominaran este planeta.
-¡Diles lo que quieren escuchar y te seguirán sin preguntar! ¿Y tú que ganas?
-¡Poder! Gobernare sobre ellos por siempre, todo se hará a mi manera, seré su guía en
esta vida y después de mi muerte me idolatraran como si fuera un dios.
-Realmente tienes la mente trastornada. Piensa que podemos crear una comunidad
equilibrada, donde todos seamos iguales y caminemos hacia el mismo lado, organizando
un mundo nuevo, dejando atrás la maldad y los vicios humanos, podemos corregir todos
los errores que han deteriorado nuestra sociedad, aprender de ellos para no volver a
cometerlos.
-Me da lástima esa ingenuidad creando en tu mente una utopía, nuestra esencia humana
es muy sencilla hay unos que buscan el poder, mientras que hay otros que solo esperan
ser dominados y me temo Teniente Morris que en este momento haces parte del segundo
grupo. Tus sueños absurdos se verán aplastados en la medida en que empieces a agonizar
día a día en este lugar sirviendo a mis propósitos.
-No eres más que una víctima enceguecida por el poder que solo piensa hasta donde su
ego le permite.
-Tus palabras me tienen sin cuidado, pero me alegra saber que alguien que en la tierra se
dedicaba a defender y a servir al sistema establecido este enterado que aquí sus ideales y
principios son obsoletos. En Minerva no eres más que un simple esclavo, a quien no le
alcanzara el tiempo de vida para comprender la grandeza que construiré.
-Este planeta es muy grande, debe haber más grupos organizados a los que no podrás
someter, incluso muchos de ellos más violentos y despiadados que tú.
-No lo creo, constantemente enviamos varios grupos de expedición buscando gente de
nuestra raza o posibles esclavos nuevos, pero lo que encontramos por nuestro paso en
mayor cantidad son cadáveres, mientras que las pocas personas vivas que hallamos se
encuentran deambulando solitarias por los bosques sin darle mayor sentido a la vida, con
el único propósito de sobrevivir. Por eso mi Teniente Morris me complazco en afirmar que
esta comunidad que estás viendo, es la más fuerte y organizada de este planeta, ¡seremos
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el pueblo dominante del nuevo mundo! – John guardo silencio, ahora que sabía los
propósitos de Mamba estaba convencido que la hora de su muerte estaría cerca.
Pelear no tendría sentido, pero tampoco suplicaría piedad por su vida, simplemente
dejaría que las cosas sucedieran, en ese momento el tigre se acercó junto a cinco hombres
más, quienes lo agredieron con una constante ráfaga de golpes imposible de evadir, en
solo segundos su cuerpo cayo tendido en el suelo sin movimiento alguno.
CAPITULO IX.
LAS MINAS DE LA MUERTE.
Stevenson y Jung a través de un orificio de la choza de madera donde fueron encerrados
vieron como su amigo caía a merced de estos salvajes.
-¿Estará muerto? – pregunto el oriental a su amigo.
-Yo creo que sí. Lo golpearon tan fuerte que estoy seguro que esa era la intensión.
Luego vieron cuando lo lanzaron sobre una carreta jalada por una cebra, a quien los rayos
del sol le producían un brillo sobre su cuello, al parecer a igual que ellos, también tenía
ese incomodo collar metálico. El resplandor se fue alejando en la medida que este animal
guiado por dos hombres se marchó de la aldea.
No había forma alguna de saber hacia dónde se dirigían, ni saber si John Morris estaba
muerto; como tampoco se conocía el destino de Natacha, que permanecía encerrada
junto a varias mujeres más en una choza.
Stevenson y Jung tenían que resistir y adaptarse a este lugar, el cual al parecer será su
nuevo hogar; el sitio huele espantoso porque al carecer de baño cada rincón es utilizado
para realizar deposiciones. La luz apenas alcanza a pasar entre la construcción y ninguno
de los que están allí tienen conocimiento de que futuro tendrán, todo es oscuridad tanto
para sus ojos como para sus almas.
Ya entrada la noche las puertas de la choza son abiertas y varios hombres con grilletes en
los pies ingresan a ella, el cansancio y agotamiento físico los domina, algunos se acuestan
sobre el suelo mientras otros miran a los recién llegados.
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-¿Qué está pasando? – les pregunto Stevenson.
-Somos esclavos y nos obligan a trabajar arduamente durante todo el día en las minas de
oro, en la noche esta inmunda choza se convierte en nuestro lugar de descanso –
respondió uno de ellos.
-¡Esto es el infierno! Todo el día nos controlan y somos sometidos a fuertes castigos sino
hacemos todo lo que nos dicen, incluso algunos han recurrido al suicidio – comento otro.
Los hombres tenían sus manos llenas de ampollas y sangre de tanto trabajar, mientras sus
espaldas estaban cubiertas de heridas producidas por los látigos de sus capataces y en sus
ojos solo se reflejaba la desesperación de aquel que no le encuentra sentido a vivir.
-¿Y a las mujeres que les pasara? – pregunto Jung.
-Ellas permanecen todo el día encerradas siendo víctimas de abusos sexuales, no tienen
comunicación con nadie fuera de esta choza y solo salen de allí cuando son vendidas a la
tribu de los escorpiones, hombres con los que Mamba las comercializa a cambio de un
metal rojizo que ellos traen al que llaman axiro. Luego llevan esto a las fundidoras, que
están donde hay una enorme chimenea que todo el tiempo está botando humo, allí las
transforman en armas para sus guerreros y herramientas para que los esclavos trabajen
en las minas.
-¡Pobre Natacha! – Exclamo Stevenson queriendo ayudarla de esa trágica situación, en ese
momento se escuchó como en una choza cerca de ellos eran llevados otros hombres a los
cuales los golpeaban e insultaban constantemente.
-¿Qué les están haciendo? – Dijo Jung.
-Ese es el lugar donde guardan a los homosexuales, ellos llevan una vida discriminatoria,
en el día son maltratados en las minas y en la noche los golpean, según Mamba como
castigo por sus gustos sexuales los cuales se alejan de los principios de la sociedad que
intenta crear.
Stevenson doblego sus rodillas y sus manos las llevo a su cabeza, la cual movía de lado a
lado mostrando negación al aberrante momento que estaban viviendo. - Desearía estar
encerrado en una cárcel tal como estaba diseñado el proyecto Minerva ¿Por qué razón
fuimos engañados con un falso lugar? – se preguntaba esperando que antes de morir
pudiera conocer la respuesta. Además compartía los ideales de John Morris de una mejor
sociedad, pero el instinto natural de los hombres de dominar a través del poder, era tal
vez el destino que le esperaba a este mundo tal como sucedía en la tierra.
-¿Por qué John nos ocultó que era un policía? Tal vez no nos tenía la suficiente confianza
para decírnoslo – pregunto Jung al mismo tiempo que se respondió.
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-Creo que su miedo era que algún criminal supiera su identidad y tomara represalias, tal
como sucedió hoy – agrego Stevenson – Pobre amigo ¿Qué será de él?
Mientras tanto en la choza de las mujeres, Natacha permanecía encogida llorando por los
maltratos que había visto y vivido en ese maldito lugar y lo peor es que esto sería habitual
mientras permaneciera allí como prisionera. Levanto su mirada esperando encontrar una
forma de escapar pero la choza estaba sólidamente construida y afuera alrededor de ellos
había hombres custodiando. Intento hablar con las mujeres que estaban cerca pero
ninguna de ellas tenía la intensión de conversar, solamente sentían la necesidad de
recurrir al llanto, para expresar el dolor físico y moral que estaban viviendo.
No muy lejos de allí a unos treinta minutos de camino, un olor putrefacto domina el
ambiente, se trata de un pantano con una profundidad que oscila entre uno y dos metros,
sobre este lugar se resalta una serie de largos troncos de unos tres metros anclados por
doquier, donde se puede apreciar a dos hombres de pie amarrados de espaldas cada uno
a un madero de estos, uno de ellos mira a su alrededor y forcejea intentando soltarse pero
le es imposible, entonces intenta llamar al otro pero este no responde, simplemente
permanece inmóvil, tal vez murió por los fuertes golpes recibidos o esta inconsciente o
quizás por la distancia en que se encuentran separados, sus palabras no se alcanzan a
escuchar. Resignado el hombre sigue esforzándose ahora intentando levantar el tronco,
pero está muy bien anclado al suelo, solo produce pequeños movimientos que alienta las
esperanzas al pobre hombre.
El otro individuo que no da señales de vida, es John Morris, a quien ni siquiera ese olor
repugnante parece inquietarle, pero de un momento a otro empieza a mover sus manos,
algo le está incomodando, al punto que logro despertarlo, con fuerza jalo sus
extremidades superiores hacia arriba, lográndose librar de algo que lo estaba mordiendo.
Al girar su cabeza vio unos pequeños animales con la forma del cuerpo muy similar a la de
una rata, pero con piel escamosa como un reptil, los cuales se alimentan succionando
sangre, John se movía con desesperación y empezó a gritarles, su acción tuvo efecto y
estos seres se sintieron intimidados al punto que siguieron nadando sobre el pantano
buscando alimento en otra parte.
-¡Al fin despertaste! – Le grito el otro hombre - ¿Cómo te sientes?
-¡Me duele todo el cuerpo! Pero… ¿Dónde estamos?
-¡Esta es la zona de castigos! Los que nos trajeron, me dijeron que debemos pasar la
noche aquí y mañana temprano nos recogerán para llevarnos a trabajar en las minas.
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John intento librarse de las sogas que lo mantenían atado al tronco, pero su esfuerzo era
en vano.
-Llevo horas buscando soltarme pero es imposible, lo único que consigo es lastimarme las
manos – le grito el hombre.
Aun así John siguió intentando, sabía que tarde o temprano en este lugar lo único que
encontraría seria la muerte, el solo pensarlo le lleno su corazón de tristeza porque
siempre mantenía la ilusión de que llegaría el día en que se pudiera reunir con su amada
Tania y su hijo. Allí atado a ese tronco en medio del olor pútrido del pantano alzo su
mirada hacia el firmamento y se imaginó con el momento del reencuentro - ¿Sera niño o
niña? ¿Qué nombre le colocaría su novia? ¿Se parecerá a la Mamá o a él? – luego se hizo
una pregunta inevitable ¿Tania lo esperaría todo este tiempo o comenzaría una nueva
vida con otro hombre? – Este cuestionamiento nunca se lo había formulado, pero sabía
que con el pasar de los años, ella sentiría la necesidad de tener a alguien cerca y él no
podría estar con ella apoyándola ni luchando por su amor. Pensar en esta situación lo
lleno de tristeza, cerro sus ojos y brotaron lagrimas recorriendo su rostro, luego pensó en
algo que lo atormentaba pero que siempre intentaba alejar de su mente porque el
remordimiento lo asfixiaba y era el saber que él fue el causante de la muerte del Capitán
Maldonado, pensaba también en la familia indefensa que dejo y finalmente creía que todo
esto que le estaba pasando no se lo merecía, solamente era producto de una irónica burla
de su mala suerte.
Con el alma despedazada y su cuerpo maltratado John paso la noche en la zona de
castigos. Era imposible conciliar el sueño en medio del inclemente frio y el repugnante
olor; para no sentirse más agobiado opto por pasar el tiempo pensando en los momentos
felices que han transcurrido en su vida y que más relevante que traer a su mente el
momento en que conocía a Tania, los ratos compartidos y la forma en que se enamoraron,
por su puesto también sintió agradecimiento por su amigo Galliano quien desde que se
enteró, siempre demostró esmeró por encubrir este romance, para que ellos no tuvieran
problemas en el comando de la policía.
Gracias a todos estos recuerdos comprendió que en su vida había más felicidad que
desdicha.
La noche transcurrió ahora más calmada para John y sabía que debía estar atento para
encontrar la forma de escapar de la comunidad de Mamba, pero estaba consciente de que
no se iría solo, como fuera el plan de escape, sus amigos deberían estar incluidos en el.
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La mañana llego sin que el sol aun hiciera aparición por completo y las puertas de la choza
donde estaban los hombres fue abierta; uno por uno los fueron sacando del recinto, luego
por grupos de cinco los encadenaron a sus pies y los obligados a marchar hacia las minas
de oro; Stevenson y Jung permanecían juntos, al salir miraron hacia la choza de las
mujeres que como siempre tenía la puerta cerrada, siguieron caminando en la dirección
que les indicaban, al estar en las afueras de la aldea había un lugar despejado donde
varios hombres reposaban tendidos en el suelo y cerca de ellos había una construcción
donde se escuchaba un mar de lamentos.
-¿Qué es ese lugar? – Pregunto Stevenson a los presos que iban con él.
-Ese sitio se puede decir que es un hospital, los enfermos se dejan al aire libre para que los
androgerx los visiten y los sanen, algunos se curan de inmediato, unos llevan varios días, y
otros en mayor cantidad mueren, al parecer no hay cura para todas las enfermedades. Los
que permanecen dentro de esa casa son los que ya fueron tratados por los robots y allí
reciben cuidados para su recuperación. Este lugar fue construido para los hombres y
mujeres de Mamba, mientras que los esclavos enfermos son llevados a un sitio similar a
este, pero ubicado al otro extremo de la aldea.
Pronto dejaron atrás esa comunidad, viendo alrededor de ellos sola vegetación,
caminaron por un sendero construido que permitía transitar cómodamente a varias
cebras que jalaban carretas de madera, estos animales junto a todos los hombres
portaban el collar metálico que era imposible de quitar, después de casi una hora de
caminata llegaron a la entrada de la mina, un socavón dentro de un cerro rocoso, pero
para gran sorpresa ya habían dos hombres trabajando, se trataba de los presos que
pasaron la noche en la zona de castigo, Stevenson y Jung se alegraron al ver a su amigo
John Morris con vida, solo se pudieron saludar con una sonrisa ya que fueron llevados a
lugares diferentes donde no tenían contacto. De inmediato los pusieron a trabajar con
pala y pica abriendo paso a través de la mina buscando el preciado metal, mientras otros
se encargaban de sacar las piedras con las carretas que jalaban las cebras, una vez afuera
otro grupo de hombres revisaba buscando oro entre los desechos, el lugar era una roca
inmensa, muy dura de romper pero cada vez que abrían hueco brillaba el oro; algunos
eran de gran tamaño tan grandes como el puño de un humano, ninguno de ellos nunca se
imaginó en su vida ver tanto oro y mucho menos de semejante magnitud. Mientras que
los esclavos trabajaban arduamente, los hombres de Mamba no les quitaban la mirada de
encima, supervisaban cada movimiento que hacían y celosamente depositaban el oro
sobre unos recipientes metálicos en forma de caneca, estos a igual que las herramientas
que usaban eran elaborados con el axiro, un metal tan fuerte y resistente como el acero.
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Todo aquel que bajaba su ritmo de trabajo era azotado y obligado a seguir trabajando, el
calor dentro de la mina era infernal pero constantemente les suministraban agua para
refrescarse, a determinadas horas por grupos de cincuenta les daban frutas para que se
alimentaran y así garantizaban que la operación en ningún momento se detuviera.
John estaba al fondo de la mina golpeando sus paredes, cuando dos hombres de Mamba
le pidieron que saliera, él obedeció y empezó a caminar arrastrando sus cadenas
esperando tal vez que lo fueran c colocar en otra función, pero al salir se dio cuenta que lo
estaba esperando el tigre.
-¡Suelten sus cadenas! Tenemos una pelea pendiente por culminar – dio la orden a sus
hombres.
John a pesar de no reponerse de los golpes recibidos el día anterior y del esfuerzo gastado
en la mina, se puso en posición de ataque dispuesto a vengarse de este hombre que le
estaba haciendo la vida imposible. El primer golpe lo lanzo el tigre pero logro ser
esquivado, entonces se lanzó contra John botándolo al suelo, los dos daban vueltas al
mismo tiempo que propinaban y recibían golpes; Morris lo golpeaba con las fuerzas que le
quedaban, hasta que poco a poco el cansancio lo fue venciendo y esta situación la
aprovecho su rival quien sin compasión se desquito dándole golpes por todo el cuerpo
hasta que John no tenía forma alguna de ponerse en pie.
-¡Te he vencido! Ahora todos saben quién es el mejor – exclamaba orgulloso el tigre, no le
importaba saber que estaba en desventaja, lo único que valía era haber derrotado al
hombre que lo había enviado a prisión.
Orgulloso el tigre se retiró dándole la orden a sus hombres de que levantaran a John para
llevarlo nuevamente a trabajar en la mina; unos esclavos miraban a Morris con respeto,
mientras que otros sentían lastima, pero todos con desprecio hacia el aprovechado
hombre de confianza de Mamba.
Al fin el día de trabajo en la mina había terminado, los esclavos caminaban hacia la aldea y
delante de ellos las cebras llevando en sus carretas grandes cantidades de oro, para ser
exacto seis canecas llenas de este precioso metal.
En el trayecto escasamente John podía dar paso alguno, sentía que en cualquier momento
no resistiría más, además con este agotamiento era imposible que su mente funcionara
para buscar una forma de escapar y también su cuerpo era incapaz de obedecerlo, al abrir
las puertas de la choza inmediatamente cayo rendido en el suelo dejándose llevar por un
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profundo sueño, sus amigos Stevenson y Jung se acercaron para ver cómo estaba,
revisaron sus heridas y por fortuna no encontraron ninguna de gravedad.
-¡Es un hombre muy fuerte! – comento Jung.
-Es cierto, pero la cuestión es hasta donde pueda aguantar – dijo un prisionero que se
había acercado con curiosidad a mirar a John.
Al ver que su amigo descansaba, Stevenson enfoco su atención en pensar en el bienestar
de Natacha, solo le importaban sus amigos, incluso ni se había dado cuenta que al llegar a
la choza habían siete prisioneros nuevos, muy seguramente capturados ese día, ellos
preguntaban que era este lugar y alguien les explico. Pero ni las preguntas ni sus
respectivas respuestas fueron de relevancia para Stevenson.
Los siguientes días transcurrieron caracterizados por maltratos físicos y verbales hacia los
esclavos, junto a extensas y arduas jornadas de trabajo en las minas de oro. Los días
pasaban y las mujeres permanecían encerradas sin poder ver el sol, tampoco había noticia
de ellas; la incertidumbre por la suerte de Natacha llenaba de profunda tristeza a sus
amigos, la pobre mujer indefensa frente a un grupo cobarde de abusivos, sin ética,
principios, valores, ni respeto alguno, que tenían que recurrir al maltrato hacia los demás
para sentirse importantes.
-¡Este lugar produce asco! – exclamaba John al ver la situación en la que ellos fueron
sometidos.
Durante varios días la única novedad que le llamo la atención era ver como las mujeres de
la aldea de Mamba empezaron a recolectar gran cantidad de varios frutos redondos de
color verde, del tamaño de un ojo humano, los cuales los dejaban sobre el césped
permitiendo que el sol los secara, para luego llevarlos a una olla de barro donde les
añadían agua y los hacían hervir durante horas, finalmente con una tapa los cubrían y los
llevaban a un lugar seco donde permanecían guardados.
-¿Qué están haciendo? Pregunto John a uno de los esclavos que llevaba varios meses allí.
-Están fermentando una bebida. De seguro pronto llegara la tribu de los escorpiones a
intercambiar axiro por mujeres, siempre que vienen a hacer negocio celebran y festejan
bebiendo hasta perder el control.
John pensó que este evento era el momento perfecto para diseñar un plan de escape,
debía aprovechar que los hombres de Mamba tendrían su atención prestada en
divertirse. Esta era la oportunidad para huir sin ser descubiertos y solo había un par de
días para que llegara esta celebración, así que debía diseñar una buena estrategia cuanto
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antes, sabía que la huida se debía efectuar cuando sus captores estuvieran
completamente ebrios, luego era necesario abrir la choza y finalmente encontrar la forma
de salir sin que nadie lo notara. Ese día mientras que trabajaba en la mina golpeo su pica
con mucha fuerza contra la roca, buscando romper parte de la punta de esta, de tanto
insistir al fin lo logro y la herramienta perdió una pequeña parte, pero muy filuda, John se
agacho y la recogió con la mayor discreción posible, luego la guardo en uno de sus
bolsillos; esta simple pieza le podría ser útil, cumpliendo las funciones de un cuchillo, que
podía utilizar rompiendo la madera de la choza; la idea era que sus demás compañeros
hicieran lo mismo, pero les tenían prohibido hablar, por eso era necesario esperar la
noche para cuando estuvieran encerrados comentarles parte del plan que se le había
ocurrido.
Ya cuando el día se estaba terminando y los esclavos recibían la orden de parar
actividades para ir a la aldea, llego el tigre nuevamente buscando desafiar a John, parecía
que esta actividad se le estaba volviendo un vicio. Como ocurrió anteriormente dio la
orden de soltar las cadenas de los grilletes, el muy desgraciado solo era capaz de
enfrentarlo cuando sabía que esta extenuado por el inagotable trabajo, aun así John tenía
tanta furia dentro, que esto le daba energías adicionales, por eso sin pensarlo dos veces
no espero a defenderse sino inmediatamente ataco, acción que no esperaba el tigre y lo
dejo desconcertado, John no le dio tiempo de reaccionar y lo ataco seguidamente sin que
el otro pudiera defenderse ni mucho menos contraatacar, al ver esto dos hombres que
acompañaban al tigre ingresaron a la pelea golpeando a John en su abdomen, dejándolo
indefenso, en ese momento su enemigo volvió a ponerse en posición de pelea y le lanzo
un fuerte puño en el rostro enviándolo al suelo; John tenía tanta ira que pensó en sacar su
arma corto punzante que guardaba en el bolsillo y acabar de una vez por todas con este
hostigador, intento bajar su mano buscando sacarlo, pero reacciono y comprendió que
esto también sería el fin para él y estropearía el plan de fuga. Así que volvió a ponerse en
pie y enfrento nuevamente a su rival.
-¡No eres más que un maldito cobarde que necesita ayuda para vencerme!
Esto enfureció al tigre quien tomo dos lanzas en la mano, una la envió dejándola caer a
los pies de John y la otra la sujeto fuertemente, esto era una señal que ahora la pelea era
a muerte, mientras tanto a los capataces se les dio la orden de regresar a la aldea junto
con los esclavos, dejando a los dos de la pelea en compañía de cinco hombres que
custodiaban al tigre.
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La lucha inicio, la fuerte fricción entre las lanzas producía un sonido ensordecedor, la
disputa estaba muy pareja, no había favorito alguno a vencer, cuando de pronto John en
un acertado reflejo con la punta metálica de su lanza logro quebrar en dos partes la de su
rival, aprovecho la desconcentración que esto le genero al tigre y mando un fuerte puño
que impacto en la sien, dejándolo aturdido, para luego rematarlo golpeándolo al mismo
tiempo con sus dos manos en los oídos, el hombre perdió el equilibrio del cuerpo y
moviéndose como un ebrio descontrolado cayó al suelo, al tenerlo indefenso John se
acercó y coloco la lanza sobre su pecho, tenía toda la intensión de cobrar venganza, pero
sabía que si lo asesinaba lo mismo harían con él los hombres que lo acompañaban,
entonces soltó su lanza y aprovechando mostrar un gesto de clemencia le tendió la mano
para ayudarlo a poner de pie, pero su enemigo no le respondió y por sus propios medios
se levantó, luego dio la orden de que lo llevaran de regreso a la choza de los esclavos y les
pidió a sus hombre no comentar nada de lo sucedido con nadie. John sabía que esa
humillación que acababa de sufrir el tigre en cualquier momento la cobraría, por eso
ahora debería permanecer más atento que antes, ya que su vida en cualquier instante
podía peligrar.
Al llegar a la choza los demás prisioneros lo recibieron como un héroe, en realidad ni
siquiera sus amigos esperaban que volviera con vida, John comento todo tal como había
sucedido lo cual fue tema de festejo y burlas para el derrotado, luego aprovecho este
momento en que todos estaba unidos, para expresarles la idea de escapar; donde el
instante oportuno era en el furor de la celebración con la tribu de los escorpiones. Todos
coincidieron en afirmar que querían librarse de la opresión de Mamba, pero eran
conscientes del peligro, realmente era libertad o muerte, solo unos pocos preferían seguir
en la condiciones que estaban a tener que arriesgarse.
El plan era muy sencillo, cuando sus captores estuvieran ebrios, ellos abrirían las puerta de
la choza y sigilosamente caminarían hacia los matorrales, luego allí correrían con todas sus
fuerzas evitando hacer el menor ruido posible, solo a unos pocos les intereso rescatar a las
mujeres, entre ellos John junto a sus amigos y cinco más, el problema es que no podían
planear como ayudarlas ya que no sabían dónde las tendrían, simplemente actuarían
dependiendo las circunstancias.
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CAPITULO X.
LA TRIBU DE LOS ESCORPIONES.
John pensó esa noche que en cualquier momento lo llevarían a la zona de castigos por el
enfrentamiento que sostuvo con el tigre, pero eso no sucedió, lo más probable es que
estuviera tan avergonzado que no fue capaz de hacerlo para que nadie preguntara ¿Qué
hizo John para merecer esto?
Llego la mañana del gran día, esa noche se llevaría a cabo la fuga de la perversa
comunidad de Mamba, los esclavos como siempre muy temprano fueron sacados de la
choza con destino a las minas de oro, pero ese día a diferencia de los otros, la puerta de la
choza de las mujeres estaba abierta y a ellas las llevaban hacia el rio, las pobres se
bañaban con mucha alegría, jugaban con el agua, no solo se sentían libres, además podían
ver como el sol hacia su aparición, algo que desde hace varios días atrás anhelaban,
disfrutaban este momento, parecía como cuando un perro extraviado encontraba la casa
de su amo.
A lo lejos veían a Natacha correr, esto lleno de alegría a sus amigos al saber que por lo
menos estaba viva, John sabía que de alguna forma ella debía ser parte de la fuga.
En las minas todo transcurría a igual que los otros días, las excavaciones eran fructíferas
encontrando a su paso grandes cantidades de oro, después del almuerzo para asombro de
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los esclavos sus pies fueron liberados de las cadenas, el argumento era que así les rendía
más el trabajo y sorprenderían a Mamba con un gran producido del día para que su
celebración de la noche fuera más exitosa. A ellos les pareció un buen gesto tenerlos sin
esas incomodas cadenas, algo que se debería repetir a diario, pero las cosas empezaron a
tornarse extraño cuando un guardia le dio la orden a John de abandonar lo que estaba
haciendo y le pidió que tomara su pica para dirigirse a otro socavón, él obedeció sin hacer
pregunta alguna o sospechar algo, pero su amigo Stevenson sintió que algo no andaba
bien cuando tres hombres, también esclavos se fueron detrás de él, entonces le hizo un
guiño a Jung pidiéndole que lo siguiera; el oriental junto a su amigo caminaron
discretamente hacia el lugar donde habían entrado los otros.
John trabajaba concentrado cuando vio a los tres que se le acercaron - ¡Qué bien, me llego
compañía! – exclamo alegre pensando que en ese lugar apartado tendría a alguien con
quien hablar.
-Lo siento John, pero venimos por ti – dijo uno de ellos.
-¿A qué te refieres?
-El tigre nos ordenó matarte y a cambio nos prometió la libertad.
John sabía que debía luchar por su vida contra estos tres, así que se apoyó de su pica
como si fuera un arma, pero los otros también tenían picas y además les habían
suministrado varios puñales forjados con el axiro, estaba en desventaja, debía ser lo
suficientemente ágil para vencerlos, pero el reducido espacio en el que se encontraba
disminuía sus posibilidades, los hombres lo tenían acorralado, cuando detrás de ellos sin
que se dieran cuenta llego Stevenson quien de inmediato al ver lo que estaba sucediendo
impacto su pica en el cráneo de uno de ellos, los otros dos prefirieron huir del lugar
mientras que Jung quedo atónito al ver lo que había hecho su amigo. Ellos por más que
pensaron en huir sabían que no había por dónde coger, ahora estos tres no tenían idea de
que hacer y la preocupación aumento más cuando escucharon a los guardias que se
acercaban en compañía de los otros que intentaron matar a John, muy seguramente
fueron a dar la alarma de lo sucedido y seguramente esto traería fuertes consecuencias,
entonces John se agacho cogiendo el cadáver untando de sangre sus manos y muñecas,
luego le pidió a sus amigos que hicieran lo mismo, Stevenson le siguió la idea sin saber
porque hacia esto, mientras que Jung permanecía inmóvil viendo al muerto, escasamente
el único movimiento que hacía era mover su pecho cuando respiraba.
-¿Qué sucedió aquí? – dijo uno de los guardias.
-¡Sus planes no funcionaron!
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-¿A qué se refiere este infeliz esclavo?
-Que ustedes enviaron a estos hombres a matarme pero no pudieron.
En ese momento ingreso el tigre y al ver a John vivo, dio la orden de llevárselo en
compañía de sus dos amigos a la zona de castigos por la muerte del hombre, sabía que su
plan no había funcionado, pero era consciente que ni él ni sus hombres podían matarlo sin
consentimiento de Mamba, para su líder el trabajo que aportaba cada esclavo era
fundamental para conseguir sus objetivos, por eso había diseñado el plan en el que John
moría a manos de un esclavo, así todo parecería obra de otros y él no tendría ninguna
responsabilidad.
Luego se acercó a John y le dijo – ahora que estarás en la zona de castigo, no podrás llevar
a cabo tu plan de escape – personalmente esculco sus bolsillos encontrando el objeto que
usaría como cuchillo – Teniente Morris esto significa que pasaras otro día más castigado.
El tigre se retiró de la mina sabiendo que más adelante tendría la oportunidad de acabar
con John, mientras tanto se conformaba con saber que había frustrado su intensión de
escapar y además sabía que sufriría mucho dolor y desesperanza los dos días que
permanecería en los pantanos.
-¡Malditos traidores! – les gritaba John a los que intentaron matarlo, además no había
duda alguna de que estos miserables comentaron al tigre la intensión que tenía de
escaparse esa noche.
-Antes de irme permítanme despedirme de este desgraciado –les dijo a los guardias
refiriéndose al cadáver, a ellos les causo curiosidad y permitieron ese acto, John le cogió
su cabeza empapando de sangre sus manos, luego se levantó y quedo a disposición de
ellos para recibir su castigo en los pantanos.
Al llegar el fétido olor era más repugnante de lo que recordaba John y eso se debía a que
por efectos de la alta temperatura que había ese día, el calor se encargaba de aumentar y
expandir el hedor que dominaba el lugar. Los llevaron colocándolos de espaldas a los
largos troncos y cuando les fueron a amarrar las manos, John froto las suyas con las sogas.
-¡Solo me estoy limpiando las manos! Es muy incómodo tenerlas sucias – le dijo a los
hombres que se extrañaron al ver esto.
-De verdad eres muy estúpido, este lugar apesta y hay suciedad por todo lado y lo único
que te preocupa es tener las manos limpias – esto les causo burla y no impidieron que
realizara eso, entonces John le hizo un gesto a Stevenson para que hiciera lo mismo, su
amigo lo siguió nuevamente sin saber la razón de esto.
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Finalmente quedaron los tres en medio del pantano, solos sin guardia alguno, el olor era
tan intenso que hizo vomitar a Jung, ahora el pobre también debía aguantarse este otro
olor. A pesar de que él no colaboro en nada en la muerte del esclavo, tampoco se esforzó
en pedir clemencia alegando que no tenía nada que ver, simplemente por lealtad hacia
sus amigos acepto el castigo junto a ellos, no le parecía nada ético hacerlos a un lado para
él salvarse.
-¿Tienes un plan? – le pregunto Stevenson a John.
-La verdad creo que podemos salir de esto, pero necesito la ayuda de unos pequeños
animales que merodean estas aguas.
-¿Qué clase de animales? ¡No me asustes!
-Tranquilo solo hay que esperar.
El día transcurrió sin que esos extraños animales hicieran aparición, mientras tanto en la
aldea las mujeres esclavas fueron bien alimentadas, con los pétalos de varias flores las
maquillaron y sus cabellos los peinaron, luego completamente desnudas fueron llevadas a
unos corrales y amarradas a las vigas, allí permanecían exhibidas como cualquier
mercancía dispuesta a ser vendida.
Al cabo de unas horas llego la tribu de los escorpiones, su líder en persona comandaba la
comitiva que estaba conformada por unos doscientos hombres, sus razas variaban
predominando la piel blanca, cada uno cargaba un costal lleno de axiro el cual dejaron
tirado en el suelo para ir deprisa a ver a las mujeres en los corrales.
-Paciencia mis amigos, ya habrá tiempo de comercializar, primero la bienvenida y luego el
festejo – les dijo Mamba. El líder de los escorpiones fue el primero en saludarlo, se
trataba de Jean, un hombre de baja estatura, caminado erguido y expresión elocuente.
Fueron atendidos como si tratara de miembros de su familia que hace muchos años no
veían, la comida abundaba junto a la bebida fermentada que era repartida
constantemente, el ambiente se vio amenizado con el sonido de varios tambores que
producían unos ritmos agradables. El lugar desbordaba en alegría, mientras que las
mujeres esclavas temían que de ahora en adelante sufrieran de más abusos con estos
otros hombres.
Por un momento Mamba se retiró en compañía del tigre a un lugar desolado donde nadie
los escuchara.
-Encárgate de tener a tus hombres sobrios, mientras que nuestras mujeres se dedican a
emborrachar sin control a Jean y a los suyos. – le dijo Mamba.
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-¿Qué tienes en mente?
-Se me acaba de ocurrir una brillante idea, qué sentido tiene comercializar nuestras
esclavas a cambio de axiro, si nosotros podemos tener suficientes esclavos para que nos
trabajen, unos en las minas del metal rojo y otros en nuestras minas de oro.
¡Podemos controlar todo el negocio sin necesidad de depender de los escorpiones!
-No sabemos de ningún otro lugar donde exista axiro, la única mina conocida la dominan
ellos… quieres decir que les declararemos la guerra para apoderarnos de la mina.
-No amigo tigre, la idea es utilizarlos a ellos como esclavos, los emborrachamos hasta que
pierdan el sentido, mientras tanto los encadenamos y si quieren vivir deben obedecernos,
para infundirles miedo vamos a matar a su líder delante de ellos y también a todo aquel
que intente sublevarse.
-Me parece un gran plan y si ya tenemos suficientes esclavos puedo acabar de una vez por
todas con uno desagradable, con quien tengo algo pendiente.
-Yo sé que te refieres al Teniente John Morris, mañana lo puedes hacer; mientras tanto
encarguémonos hoy de la tribu de los escorpiones.
La noche llego y en la aldea la bebida abundaba y todo transcurría según lo planeado por
Mamba sin que ninguno de los hombres de Jean llegara siquiera a sospechar que algo
malo se avecinaba; mientras tanto en el pantano todo continuaba sin novedad, los
animales que esperaba John que llegaran por ningún lado se veían.
Los tres intentaban con todas sus fuerzas romper las ataduras pero esto no se podía, de
pronto Stevenson lanzo un fuerte grito - ¡Algo me está mordiendo!
-¡Qué bien! – Exclamo John - ¡Eso es lo que estaba esperando! En ese momento también
sintió el pellizco en su piel, los animales que se alimentan de sangre habían llegado, solo
salen a buscar comida en altas horas de la noche.
John movía sus manos buscando impregnar con más sangre sus ataduras, el olor para
estos animales era tan intenso que pronto empezaron a morder las sogas y lamian la
sangre que encontraban, poco a poco se iba sintiendo como se rompían hasta que
finalmente sus manos quedaron libres. Entonces corrió a desatar a sus amigos, las
ataduras de Stevenson fueron fácil de soltar ya que los animales habían destrozado buena
parte de la soga, luego entre los dos liberaron a Jung y corrieron alejándose de esos
animales y del nauseabundo pantano.
-¿Qué hacemos ahora? – pregunto el oriental.
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-¡Yo no pienso abandonar a Natacha! Con ustedes o sin ustedes la rescatare – se
pronunció Stevenson.
-¡Calma amigo! Tienes toda la razón yo pienso lo mismo, no podemos dejarla a merced de
todos esos depravados, pero creo que debemos esperar a que termine la celebración y
cuando todos estén durmiendo podemos ingresar en la aldea sin ser descubiertos – estas
palabras de John tranquilizaron a Stevenson que se sentía en la obligación de rescatar a su
amiga.
Los tres se sentaron en un prado rodeado de pequeños arbustos con unos agradables
frutos con olor a vainilla, los devoraron con mucha ansiedad ya que el hambre los
agobiaba. En ese momento una serie de ruidos retumbo todo el lugar, eran quejidos y
gritos que venían de la aldea.
-¿Qué estará pasando? – muy asustado pregunto Jung.
-Tal vez son efectos del licor, cuando me emborracho me gusta gritar, tal vez a ellos
también – argumento Stevenson.
Los gritos continuaron durante unos veinte minutos luego reino un silencio absoluto.
-Esto es muy extraño, mejor acerquémonos para ver que está sucediendo – opino muy
asustado Jung.
Los tres caminaron sigilosamente buscando no hacer ruido ni movimiento que alertara a
los guardias de la comunidad de Mamba, al tener de vista a la aldea notaron que no había
movimiento alguno, así que decidieron entrar pero cuando llegaron al lugar encontraron
algo inimaginable, esto los hacia estremecer , por donde caminaban se tropezaban con
partes de cuerpo humano regadas por todo lado, esto era una masacre, todos, todos
estaba muertos, muchos de ellos desmembrados tanto hombres de Mamba como de la
tribu de los escorpiones, la sangre aun brotaba de sus cuerpos, pero no se veía quien o
quienes causaron este aniquilamiento.
Las construcciones estaban destruidas, rápido corrieron al lugar donde las mujeres
permanecían encerradas, pero el sitio estaba desolado ni siquiera se veían restos de los
cuerpos de ellas a diferencia de la choza donde estaban los hombres encadenados, ahora
todo era un cementerio, los cadáveres muchos de ellos mutilados eran lo único que se
encontraba.
Buscaron por todo lado el cadáver de Natacha pero los restos que hallaban eran solo de
hombres, no había rastro de alguna mujer, parecía como si se las hubieran llevado.
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La escena era trágica, similar a la que varios meses atrás habían encontrado.
-Sea quien sea que cause estas muertes, actúa brutalmente sin compasión, su ataque
descomunal no da tiempo a sus víctimas de defenderse – opino Morris mientras no salía
de su asombro. Pero quedó pasmado cuando vio en la mitad de la aldea sobre una lanza
clavada al suelo como colgaba la cabeza de Mamba, como si se tratara de un trofeo,
mientras que en el suelo cerca de él, su resto de humanidad degollada estaba tirada, se
veía como su tatuaje continuaba con su tradicional movimiento, las serpientes enrollaban
su cuerpo como si estuvieran vivas intentando devorar a su presa.
Stevenson se acercó a John y le comento que después de tanto observar, solo encontró
restos de hombres, no había rastro de ninguna mujer ni esclavas, ni de la aldea de
Mamba.
No había duda alguna que quienes causaron todo esto solo les interesaba acabar con la
vida de los hombres y apoderarse de las mujeres. ¿Por qué harían esto? Era la pregunta
que se hacían, de pronto se escuchó un leve lamento cerca de allí, debajo de unos
escombros, los tres corrieron a socorrer a quien estaba pidiendo auxilio, pero para
desconsuelo de ellos se trataba del tigre, que estaba mal herido.
-¡Dejemos que se muera! Se lo merece – comento Stevenson con mucho desprecio.
-No, no podemos hacer eso, es una persona y necesita nuestra ayuda – le contesto John.
-Estoy de acuerdo, no podemos dejarlo solo que agonice, sin haber intentado salvarle la
vida – exclamo Jung.
Los dos corrieron a traer agua mientras que Stevenson en desacuerdo los miraba, ellos
lavaron sus heridas y las limpiaron, John era muy hábil en primeros auxilios y los huesos
rotos los entablillo, luego hizo una camilla con ramas de hojas y junto a Jung lo sacaron de
ese lugar para evitar que contrajera una infección, el tigre estaba tan maltratado que
escasamente podía dejar los ojos entreabiertos un instante, para luego cerrarlos y caer en
un profundo estado inconsciente.
La mañana llego y el hombre no daba muestras de mejoría, a las pocas horas apareció
Stevenson que estaba examinando todo el lugar buscando más sobrevivientes, pero
desafortunadamente el único que logro vivir, fue este individuo que tanto daño les había
causado.
John no estaba dispuesto a dejarlo en ese estado indefenso y les manifestó su decisión de
que se quedaría en ese lugar curando a quien fuera su enemigo, por su parte Jung lo
respaldo, mientras que Stevenson después de pensarlo y lanzar varios insultos finalmente
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termino por apoyar a su amigo. Ahora la vida del tigre dependía en gran parte del hombre
a quien anteriormente tenía la intensión de asesinar.
PARTE III.
CAPITULO XI.
RESARCIMIENTO.
A una hora de camino de la exterminada aldea de Mamba y gracias a una serie de
herramientas que encontraron allí, pudieron construir un sólido refugio sobre una
planicie rodeada de robustos árboles que poseen hojas color ocre de casi dos metros de
largo, las cuales les fueron útiles para acomodarlas como techo. El sitio era espacio y
cómodo a comparación de los otros lugares donde se habían instalado anteriormente.
Mientras tanto el tigre mostraba mejoría después de dos semanas de la brutal embestida,
sus heridas secaron y empezaron a sanar, ya se podía poner de pie, aunque con mucha
dificultad y dolor con cada movimiento que hacía, por eso se valía de dos muletas
elaboradas con las ramas de un árbol, que le servían de apoyo. A raíz de intentar
socorrerlo la amistad entre John y Stevenson empezó a quebrantarse y frecuentemente
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tenían diferencias por cualquier tipo de comentario que alguno hiciera, esto estaba
haciendo incomoda la convivencia, mientras tanto Jung permanecía en un punto neutral.
La comida y el agua afortunadamente abundaban en este lugar, los arboles proveían de
frutos deliciosos y nutritivos, mientras que pequeños roedores del tamaño de un gato
doméstico les ayudaba a variar el menú, no era fácil cazarlo pero con el pasar de los días
ganaron habilidad en el manejo del arco y la flecha.
La intensión de John era esperar a que el tigre estuviera completamente recuperado para
dejarlo y poder junto a sus amigos retomar el camino hacia el Noreste que era de donde
provenían los androgerx y así dar respuesta a varias de sus preguntas; pero Stevenson
estaba obsesionado con buscar a Natacha y rescatarla, a pesar que era una noble causa
que compartía John, era consciente de las escasas posibilidades de encontrarla, no tenían
indicio alguno del lugar donde se llevaron a las mujeres y en este extenso planeta cubierto
de vegetación era un gran golpe de suerte poder dar con ellas.
Por su parte el único sobreviviente de esta atroz matanza, comenta que tan solo pudo ver
demonios con cuernos sobre sus cabezas, que tenían la piel completamente peluda y
montaban unas bestias de más de tres metros de altura que se erguían sosteniéndose
sobre sus dos patas traseras, liberando sus dos extremidades superiores con grandes
garras que apretaban a las personas con gran agilidad y destreza en su dedos,
destrozándolas en cuestión de segundos.
Esta versión a pesar de parecer ilógica por los seres que describe, también pierde validez
al saber que él había consumido gran cantidad de licor el día de los hechos, pero aun así,
era el único testimonio que tenían y debían partir por creerlo cierto.
Por esta razón también trajeron gran parte del armamento que mantenía Mamba para sus
guerreros, lo guardaron en su refugio y tenían tanto, que era imposible que los cuatro
caminaran con todo esto por los bosques, por su peso elevado ellos no podían cargarlo,
por esta razón era necesario encontrar algún animal de carga en el cual se apoyaran.
Durante varios días buscaron las cebras que transportaban el oro de las minas, pero no las
encontraron,
-Tal vez huyeron o quizás los que invadieron la aldea se las llevaron – Comento Jung
-Propongo buscar otro animal en el que podamos transportar estas armas, ¿Pero dónde lo
encontraremos? Ya que los únicos que hemos visto son pequeños roedores – aclaro John.
-Tal vez hallemos alguno bebiendo a la orilla de un rio, como nos sucedió con los de las
grandes astas – una muy buena idea de Stevenson que todos apoyaron.
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Mientras que el tigre por su estado físico permaneció en reposo, los otros tres caminaron
hacia un rio que corría cerca de allí, luego se dividieron para aumentar sus posibilidades
de encontrar algún animal que les sirviera para cargar las armas.
Las aguas cristalinas junto a sus peces de colores embrujaban a cualquiera, la vegetación
parecía pinceladas sobre un lienzo, el lugar era un paisaje de ensueño, mientras
caminaban no podían dejar de ver tantos detalles tan espectaculares que los rodeaban,
por un momento perdían el objetivo y se enfocaban en disfrutar lo que la vida les estaba
poniendo a sus deleites.
Jung miraba una extraña clase de cangrejo de cuatro tenazas, dos adelante y las otras
atrás, además este animal caminaba de frente y sus grandes ojos le permitían tener una
visibilidad de ciento ochenta grados, era muy hábil a la hora de cazar pequeños peces,
este peculiar crustáceo lo lleno de curiosidad, se agacho y no le quitaba la mirada de
encima, hasta que su concentración se vio interrumpida por un leve ruido que escucho
detrás suyo, volteo a mirar pero no había nada, no le dio importancia y regreso su mirada
al extraño animal, pero de pronto algo lo empujó hacia al rio, sus aguas poco profundas no
le causaron ningún daño, pero al intentar girar para saber de qué se trataba, recibió un
fuerte golpe en la espalda con algo metálico, escasamente se podía arrastrar cuando se
dio cuenta que se trataba de dos hombres que empezaron a lanzarle fuertes puntapiés
contra su cuerpo, la sangre brotaba por nariz y boca, el dolor en su espalda con cada golpe
aumentaba pero su interior se llenó de ira desenfrenada por ser atacado al estar
indefenso y sin motivo alguno, entonces en cada mano cogió una piedra de las que había
en el fondo del rio y se giró con fuerza lanzando la primera impactando en la frente de
uno de sus atacantes haciéndolo caer al suelo, luego lanzo la otra piedra dando en el
pecho del segundo, en ese momento en que ya no era atacado, tomo una roca con sus
dos manos y se acercó al hombre golpeándolo sin misericordia en la cabeza, el individuo
cayó al suelo y él se ensañaba haciendo sacudir constantemente su cráneo, mientras
brotaba sangre sin parar, el cuerpo ya no tenía señales de vida y aun así seguía
enceguecido obstinado con su acción, al ver ese rostro completamente desfigurado se
pasmo un par de segundos, no comprendía porque actuó así, su instinto animal asesino
broto en un momento de supervivencia, dominándolo sobre su capacidad de raciocinio, el
sentimiento de culpa llego posteriormente y su conciencia la sintió manchada, tan sucia
que ni toda el agua de este rio sería capaz de limpiar siquiera una mínima parte, el llanto
salió espontáneamente producto del choque de nervios que agobiada su cuerpo, en ese
momento vio como el otro hombre al que había golpeado inicialmente intentaba
colocarse de pie y sin dejarlo reaccionar, nuevamente cogió la roca ensangrentada y se
lanzó contra él, en cuestión de milésimas de segundos su estado agresivo volvió y
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nuevamente sin piedad descargo su ira, el primer golpe lo dio en la sien y continuo como
una fiera ante su presa, el rio transparente cambio su color por un tono rojizo, los golpes
continuaban sin cesar y aunque sus brazos y hombros se sentían fatigados y adoloridos,
no detenía su acometida, el cuerpo destrozado yacía sobre el lecho de aquel afluente.
Finalmente se detuvo y para mayor satisfacción de su descontrol quedo detenido mirando
como la corriente de agua alejaba el cadáver de su presencia; estaba impactado, en su
mente no se alcanzaba a imaginar lo que fue capaz de hacer, algunos asesinan por placer,
por llamar la atención, otros llevados por su personalidad trastornada, algunos por sentir
el poder de dominar a sus semejantes, pero en el caso de él, su mente fue transformada
por un entorno hostil que llevado por el miedo y motivado por el instinto natural a
sobrevivir, lo condujo a romper todo parámetro ético y moral que durante el transcurso
de su vida le fue establecido, su raciocinio ecuánime paso a un segundo plano para
predominar su naturaleza de luchar por mantener su existencia.
Después de que su ritmo cardiaco volvió a la normalidad, lavo sus manos, brazos y cara
con abundante agua, luego noto que su vestimenta estaba complemente salpicada de
sangre, entonces se sumergió en el rio y froto sus manos sobre las prendas intentando
limpiarlas, pero muy poco ayudaba esto, ya que las manchas de sangre continuaban allí,
simplemente reducían un poco su tamaño.
Con paso lento deambulo por la orilla con la mirada perdida y sin saber a dónde ir, en ese
momento escucho el ruido de alguien que se acercaba, pensó en huir cuando la silueta de
quien se aproximaba se le hizo familiar, se trataba de John que continuaba en la búsqueda
del animal que les sirviera de carga. Al estar cerca se dio cuenta que su amigo Jung estaba
lleno de sangre, se asustó y corrió hacia él esperando socorrerlo, ya que lo único que le
paso por su cabeza era suponer que su amigo estaba herido, tal vez por alguna fiera
salvaje, pero pronto se dio cuenta del cuerpo sin vida que permanecía tendido sobre el
suelo junto a las manchas de sangre que estaban esparcidas por todo el lugar.
-¿Estas bien?
-Si… John muchas gracias – con mucho esfuerzo logro sacar el oriental estas palabras, su
voz se entrecortaba con cada silaba que pronunciaba, mientras que su tono carecía del
volumen habitual.
-¿Qué paso aquí?
Pero por más que quería hablar sus cuerdas vocales no reaccionaban, entonces John lo
tranquilizo pidiendo que se sentara. Al ver la escena que lo rodeaba supuso lo que
realmente sucedió y pensó que todo parecía indicar que había sido víctima de un ataque
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por parte de este hombre y Jung se defendió, causándole la muerte y ahora sentía
arrepentimiento.
-No te aflijas, piensa que las circunstancias te llevaron a luchar por tu vida, en este lugar la
única regla que existe es la ley de sobrevivir a cualquier precio.
-¡Nunca me imaginé acabar con la vida de alguien! No sé porque lo hice, la verdad no sé
quién soy en este momento.
-Cálmate, solo eres una persona que fue llevado al extremo para salvar su vida y para
poder subsistir en este lugar te aseguro que no será la única vez en que debas actuar así.
-¡Odio este maldito lugar! Extraño mi vida… - Luego descargo sus sentimientos y
emociones en un profundo llanto.
Después de desahogarse, narro todo lo sucedido sin omitir detalle alguno; John se acercó
al cadáver y se dio cuenta que junto a él había una lanza metálica forjada con axiro, luego
se percató de otra que se encontraba a escasos metros.
-Creo que estos hombres eran de la tribu del escorpión y tal vez están buscando venganza,
debieron pensar que tú fuiste uno de los que cometió la brutal matanza – añadió John.
-De ser así, debemos buscar a Stevenson y huir pronto, estoy seguro que debe haber
varios de ellos merodeando estos bosques.
-No podemos olvidar al tigre, también debemos ir por él.
-No creo que sea buena idea John, ya hemos hecho mucho por él ¡Que se las arregle solo!
-Él se encuentra indefenso, fácilmente será vencido.
-Bueno, pero antes busquemos Stevenson.
Los dos recogieron las lanzas metálicas que pertenecían a los atacantes y emprendieron la
búsqueda de su amigo rio arriba por donde él había cogido. No fue difícil hallarlo debido a
que él venía caminando hacia ellos sin saberlo.
Al encontrarse le comentaron todo lo sucedido y como era de esperar Stevenson opino
que lo mejor era abandonar ese lugar cuanto antes sin importar la suerte del tigre, pero
John obstinado se aferraba a la idea de ir a socorrer a su antiguo enemigo que muy
probablemente en ese momento se encontraría en peligro.
Finalmente sus amigos accedieron, entonces tomaron rumbo hacia el refugio con el mayor
sigilo, al estar cerca se escuchaban unos gritos pidiendo auxilio, la voz era del tigre.
-¡Tal vez lo capturaron! – exclamo John mientras observaba que el lugar estaba despejado,
entonces corrió apresuradamente hacia el refugio en búsqueda del hombre que pedía
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ayuda, sus amigos lo siguieron confiados, ya que no veían a nadie cerca de allí que fuera
un peligro para ellos.
El tigre estaba acostado en el suelo y no dejaba de gritar, rápido John se acercó y le
pregunto - ¿Qué te paso? – pero no respondió nada, en ese instante entraron al refugio
sus otros dos amigos y el tigre al verlos juntos silbo fuertemente; en cuestión de segundos
el lugar estaba rodeado de hombres armados con lanzas metálicas, arcos y espadas.
-¿De qué se trata todo esto? – pregunto John.
-Estos son parte de los malhechores que asesinaron a los de tu tribu – le dijo el tigre a uno
de los hombres que estaban armados, al parecer era quien los dirigía.
-Que dices maldito infeliz, nosotros no hicimos nada de eso – le grito Stevenson – el único
crimen que cometimos fue haberte salvado la vida.
-¡Eres un desgraciado traidor! – No paraba de gritarle John, su decepción se apodero de él
junto a la impotencia de cobrar justicia por su propia mano.
-Ahora ustedes serán llevados a nuestra tribu, pagaran con mucho dolor y sufrimiento el
haber causado la muerte de nuestros amigos – dijo el líder del grupo, luego ordeno
golpearlos fuertemente y llevarlos atados de manos hacia la aldea de ellos.
Estos hombres de la tribu de los escorpiones al ver que su líder y sus amigos no
regresaban cuando fueron a comercializar el axiro por mujeres en la comunidad de
Mamba, decidieron ir en búsqueda de ellos, pero cuando llegaron a la aldea y vieron esa
monstruosidad escena despiadada de muerte, la sed de venganza los acobijo y por varios
días emprendieron la travesía a través de estos bosques, buscando a los causantes de este
siniestro acto; así fue como llegaron al refugio y encontraron al tigre, un viejo amigo
conocido para ellos y quien al verlos inmediatamente manifestó ser un prisionero de los
causantes de tanta violencia y sangre.
Bruno quien ahora era el líder de los escorpiones dio por cierta la versión del tigre y tomó
la decisión de llevar a estos tres a su aldea, para torturarlos y hacerlos hablar para que
dieran la ubicación de los otros causantes de la muerte de los suyos.
Inconscientes producto de la brutal golpiza recibida injustamente fueron llevados a la
aldea de los escorpiones, un lugar apestoso muy similar al de Mamba, pero con la gran
diferencia de que no tenían esclavos, ya que ellos mismos excavaban y sacaban el axiro de
la tierra, pero si mantenían a un gran número de mujeres que permanecían encerradas en
varias chozas y eran víctimas de abusos sexuales según la disposición de ellos.
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Los tres fueron dejados dentro de una choza, los aseguraron de manos y pies con cadenas;
luego para que despertaran les metieron sus cabezas en baldes con agua y continuaron
golpeándolos.
Los miembros de la tribu estaban tan consternados y enfurecidos que todos rodearon la
choza exigiendo que los dejaran linchar a los asesinos.
-¡Quienes son ustedes! – les grito Bruno.
-No somos asesinos, éramos esclavos en la aldea de Mamba y quisimos salvarle la vida al
tigre – respondió John.
-¿Y si eran esclavos, por qué sobrevivieron a la masacre?
-Estábamos alejados en la zona de castigo.
-Pero el tigre dice que ustedes hacen parte de los que asesinaron a nuestros hombres.
-¡Ese es un malnacido mentiroso! – dijo Stevenson.
Pero Bruno estaba obsesionado por creerle al tigre, así que finalmente al ver que los
prisioneros no confesaban haber cometido esto, ni mucho menos decir quiénes fueron los
responsables dio la orden de dejarlos solos dentro de la choza para prenderles fuego.
Cuando se acercaron varios hombres con antorchas, el tigre le pidió a Bruno que lo dejara
entrar ya que antes él mismo quería acabar con John Morris, para liquidar una vieja
deuda. El hombre acepto, pero exigió que solo asesinara a John, ya que los otros dos
debían caer en manos de los suyos.
El tigre entro al lugar y se arrojó hacia John, aprovechando que estaba encadenado y que
muy poco podía moverse, lo golpeaba en su rostro al tiempo que se reía con mucha
satisfacción. El momento que tanto había esperado al fin había llegado, su intensión
desenfrenada por matar al Teniente no lo dejo ver que cerca de él estaba Jung y
Stevenson, quienes no iban a permitir que este traidor acabara con su amigo. El odio del
tigre no lo hizo razonar de su modesta condición física, lo cual fue un impedimento
cuando los dos amigos de John lo empujaron al suelo, aun sin recuperarse de las heridas
intento defenderse pero estos dos lo golpeaban con las cadenas que llevaban en sus
manos, John aprovecho el momento y al ser consciente que pronto moriría a manos de la
tribu de los escorpiones, se desquito de la traición de ese infeliz golpeándolo sin parar.
Cuando intentaba ponerse en pie; por la espalda Stevenson apoyándose de sus cadenas
las enrollo en su cuello y las apretó fuertemente, el tigre desesperado intentaba quitárselo
de encima pero sentía como sus fuerzas decaían poco a poco, hacia señales pidiendo
ayuda, pero esta vez no obtuvo compasión de nadie, hasta que finalmente su cuerpo se
desgonzo y su corazón dejo de latir.
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Aquel hombre que en la tierra opto por el camino de hacer de la violencia su mecanismo
de comunicación y que no pudo dejar su naturaleza criminal al tener una nueva
oportunidad en el planeta minerva, a quien no le importo mentir para simplemente
traicionar a los que le habían salvado la vida, un temible hombre que disfrutaba despertar
miedo mientras que la muerte de otros lo alentaba. Ahora con la misma agresión con que
actuaba, caía en manos de sus mártires; muchas de sus víctimas hubieran querido estar en
este momento y presenciar el fin de la existencia del tigre, pero donde quiera que estén,
muy seguramente sus almas al fin pudieron descansar.
Ahora solo era cuestión de tiempo para que la tribu de los escorpiones actuara, parecía
inevitable la llegada de la muerte, pero a pesar de esto no perdían las esperanzas de que
todo terminara bien, miraron alrededor buscando alguna alternativa para salir. Primero el
lugar estaba muy bien construido, sería difícil encontrar la forma de abrir paso y luego el
mayor problema era enfrentarse a los hombres que estaban rodeando la choza,
definitivamente esto parecía no tener escapatoria, entonces si van a morir lo harían
luchando.
Pero no tuvieron tiempo de actuar ya que al pasar unos segundos el techo se llenó de
humo y empezó a sentirse como la temperatura aumentaba, el fuego que les lanzaron
pronto se extendió generando un humo asfixiante, la dificultad para respirar los hizo
perder el sentido y mientras caían al suelo dominados por un profundo y tal vez eterno
sueño veían como los hombres de la tribu corrían alejándose del lugar, dejándolos a su
suerte, aquella que parecía haberlos abandonado, ahora morirían lejos de sus seres
queridos y lo peor es que ellos tal vez jamás se enterarían de esto. La esperanza del
reencuentro con Tania y su hijo desaparecían en esta choza, en la que injustamente
fueron hechos prisioneros por el capricho de un desquiciado criminal traidor.
Luego se escuchó un fuerte ruido, como si la puerta la hubieran tumbado con agresividad,
John se esforzó por abrir sus ojos pero solo veía varias sombras de personas que lo
rodeaban, entonces una de ellas levanto la mano apretando una hacha que luego la dejo
caer fuertemente sobre sus cadenas, de inmediato se rompieron, sin perder tiempo lo
sujetaron de sus extremidades y lo arrastraron sacándolo del lugar.
El aire puro revitalizo sus pulmones y mientras tosía expulsando todo el humo que había
inalado su consciencia se fue recuperando, luego su visión fue retomando la nitidez
habitual, entonces pudo darse cuenta que al lado de él estaban Jung y Stevenson en las
mismas condiciones, mientras veía que sus rescatistas corrían hacia otras chozas
tumbando los puertas para ingresar violentamente.
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-¿Estamos vivos? – poco convencido pregunto el oriental.
-¡No sé! Esto parece el infierno – le respondió Stevenson, mientras veían lo que estaba
sucediendo en aquel lugar; era una batalla descomunal, donde los hombres de la tribu de
los escorpiones caían muertos, algunos imploraban por sus vidas de rodillas pero la única
respuesta que encontraban era el paso de espadas y lanzas que atravesaban sus cuerpos.
Aunque intentaban defenderse eran superados en número, algunos se refugiaban en sus
chozas pero eran sacados como roedores de sus madrigueras para luego recibir la muerte.
La guerra era tan fuerte que ambos lados tenían bajas, pero al estar en desventaja por la
superioridad numérica de sus atacantes, los escorpiones cada vez se veían diezmados. Y es
que sus rivales aparte de ser mayores en cantidad también lo eran en agresividad.
Un gran ejército de cientos de mujeres armadas intentaba tomarse el poder de la aldea;
fuertes guerreras arrasaban con sus rivales y sus gritos de batalla retumbaban por los
aires, mientras sus espadas y hachas atravesaban la carne humana sin dejar ningún
herido, sus afiladas armas tenían un solo objetivo y era aniquilar la tribu de los
escorpiones. Fue así como dos mujeres se acercaron a ellos y les dejaron varias armas
corto punzante para que hicieran parte de su lucha.
Los tres les debían sus vidas, por eso sentían la obligación de unirse a su causa, no solo
estaban en la responsabilidad de pagar esta deuda sino que además sabían que actuaban
por el bien de este mundo al librarlos de estos seres deplorables; en la tierra quien se
llena de sangre por tomar la justicia por sus propias manos, es enjuiciado y debe pagar
esta falta, pero en este lugar no existe la ley, ni quien vele por su cumplimiento, el sentido
humano de conservar la integridad de las personas para mantener una sociedad en orden,
aquí no se cumple, solo predomina el interés personal de cuidar su vida al precio que sea,
por eso todo aquel que signifique una amenaza en el presente o en un futuro, debe ser
eliminado. Bajo esta premisa actuaron John, Stevenson y Jung, quienes lucharon sin parar
enfrentando a hombres acostumbrados a matar, sin miedos, ni remordimientos, solo con
el valor de querer vencer llenaron sus espíritus, los cuales los guiaban en una cruenta
carnicería, aun así no era mucho lo que pudieron aportar ya que las mujeres tenían
prácticamente la victoria en sus manos.
La lucha finalizo dejando el triunfo para las guerreras, solo un puñado de hombres
sobrevivieron y no fue porque se hayan rendido, ya que todo el que pedía clemencia
también perecía. Estos que estaban vivos era porque las mujeres así lo quisieron, tal vez
estaban de su lado aunque nunca se les vio atacarlas.
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El lugar era un campo lleno de muertos, muy pocas mujeres habían perdido la vida,
mientras que la tribu de los escorpiones había sido exterminada, las chozas estaban
destruidas y donde yacía el tigre aun las llamas consumían el lugar, solo se veía la silueta
de este hombre ardiendo sin parar.
En ese momento una de ellas se acercó a los tres, era una mujer de piel trigueña, cuerpo
atlético, estatura superior al promedio, quien al parecer había liderado la batalla.
-Mi nombre es Mábel y estamos agradecidas de que se hayan unido a nosotras.
-Los agradecidos somos nosotros, ustedes salvaron nuestras vidas – respondió Jung
mientras inclinaba su cabeza hacia ella mostrándole respeto.
-¿Pero quienes son ustedes y cuál era el objetivo de esta pelea? – pregunto John.
-Nosotras éramos esclavas de esta tribu llena de malditos depravados, algunas fuimos
capturadas mientras deambulábamos por los bosques y otras llegaron vendidas de la
aldea de Mamba, nos sometían constantemente a abusos sexuales, nos convirtieron en
objetos para ellos y nos mantenían encerradas todo el tiempo. Con el paso de los días
cada vez éramos más, hasta que los superamos en número; luego llego el momento en
que muchos de ellos partieron a la reunión con la otra aldea con el fin de traer más
mujeres y nunca regresaron y después otro grupo partió en su búsqueda dejando la aldea
con pocos de sus integrantes, comprendimos que al unir nuestras fuerzas ahora que eran
un clan reducido los podríamos vencer, por eso con las uñas y los dientes fuimos
debilitando las chozas donde nos mantenían.
Estábamos a punto de escapar cuando el segundo grupo llego con ustedes como
prisioneros, entonces debíamos esperar el momento en que estuvieran distraídos para
actuar y fue justamente cuando todos se agruparon alrededor de la choza donde los
mantenían encerrados esperando a que murieran incinerados, entonces aprovechamos la
distracción y salimos de nuestros encierros, pero sabíamos que no debíamos huir, por lo
contrario íbamos a enfrentarlos, teníamos la convicción de que debíamos vencerlos,
porque de lo contrario siempre seriamos sus esclavas, todas nos unimos como una sola
fuerza, los superábamos en cantidad, por cada hombre habíamos seis mujeres y nuestro
deseo de venganza nos dio coraje para conseguir nuestro fin. Tan pronto quedamos libres
corrimos hacia la armería, en segundos destrozamos el lugar y nos apoderamos de sus
armas, luego nuestra ira la vaciamos sobre ellos y el momento que tanto habíamos
anhelado por fin se hizo realidad. Hicimos justicia por nuestra propia cuenta y el opresor
recibió lo único que se merecía, la muerte, a estos salvajes el perdón solo es una segunda
oportunidad para retomar la senda de su comportamiento agresivo inalterable.
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Los pocos hombres que nunca abusaron de nosotras y que siempre nos trataron con
respeto, sabíamos que debíamos garantizarles su integridad por eso ellos ahora están con
vida.
-¿Qué piensan hacer ahora? – pregunto John.
-Abandonaremos este lugar que nos trae recuerdos traumáticos para emprender un viaje
hacia un lugar maravilloso que nos ha descrito una de nosotras, donde hay solidas
construcciones que nos proporcionaran un refugio estable, lejos de las aldeas de los
hombres, donde el agua y la comida abundan por todos sus rincones, allí esta puesta
nuestra esperanza de iniciar una nueva sociedad, donde se respeten los derechos de las
mujeres. Por supuesto los hombres que estén de acuerdo con nosotras serán bienvenidos.
Las palabras de aquella mujer de nombre Mábel se acomodaba en las aspiraciones de
ellos de formar una sociedad que buscara el desarrollo y el bienestar común, lejos de la
dominación de unos sobre los otros, por esa razón aceptaron unirse a este grupo. El
momento pudo ser de alegría completa, pero todo se veía opacado por la incertidumbre
de la suerte de Natacha, esta pobre mujer se había ganado el respeto y el cariño de sus
amigos, quienes sabían que de alguna forma algún día lograrían dar con su paradero y la
liberarían de los demonios que se la llevaron junto a las demás mujeres, quien sabe con
qué intensiones.
Stevenson la extrañaba mucho ya que entre ellos dos había nacido una amistad especial,
tal vez algo más que eso, por esta razón la esperanza de encontrarla se había convertido
en su principal objetivo, debido a esto decidió que lo mejor era coger solo el camino en
búsqueda de ella, sin importar lo que le pasara a él.
-Tranquilo amigo te prometo que encontraremos a Natacha, pero no lo puedes hacer solo,
ni siquiera los tres lograríamos rescatarla, quienes se la llevaron son lo más temible que
existe en este planeta, donde pasan solo dejan muerte y desolación, por eso debemos ser
muy inteligentes y no actuar llevados por el corazón sino por nuestras mentes – estas
palabras de John hicieron reflexionar a Stevenson, quien finalmente comprendió que
caminar solo por estos bosques era una acción suicida.
-¿Entonces qué hacemos?
-Creo que lo mejor es unirnos a ellas, acompañarlas en su travesía y luchar juntos contra
todo peligro que se nos presente, luego de alguna forma averiguaremos donde pueda
estar Natacha y organizaremos su rescate, estoy seguro que muchas de las mujeres que
están aquí se unirán a nuestra causa – así respondió John al interrogante de Stevenson.
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-¡Tienes razón! Lo mejor es no precipitarnos – aunque mostraba estar más tranquilo, la
ansiedad lo agobiaba.
Ahora junto a estas mujeres guerreras, John y sus amigos le daban un giro a su estadía en
el planeta Minerva.
CAPITULO XII.
LA TRAVESIA INCIERTA.
Antes de que los cadáveres expulsaran olor putrefacto, se marcharon de ese maldito lugar
buscando el refugio solido al que tanto anhelaban conocer, no sin antes llevarse cuanta
arma encontraran y saquear las despensas de alimentos, el camino seria largo y lo mejor
era estar preparados ante cualquier eventualidad.
La cuidad prometida como así la llamaban ahora, era un lugar tan cómodo como cualquier
construcción de la tierra, lo que para John no se trataba más que un engaño al cual se
dirigían, pero no tenía sentido contradecirlas, ya que aunque no encontraran el dichoso
sitio, todos permanecerían unidos apoyándose entre ellos y tal vez lograrían llegar a un
lugar lo suficientemente retirado de las aldeas y tribus de los peligrosos criminales, donde
99
pudieran instalarse y construir edificaciones solidas que no solo les brindara refugio sino
también defensa ante cualquier enemigo.
-¿Quién te dijo que existe ese lugar? – le pregunto John a Mábel.
-Anya, es una jovencita que dice no solo haber encontrado ese lugar, sino también haber
vivido allí.
-Pero si el lugar es tan maravilloso ¿Por qué no se quedó a vivir allá?
-Ella cuenta que vivía con dos mujeres más, pero un día una de ellas se enfermó
demasiado, presentaba fiebre alta, su cuerpo temblaba constantemente y perdía la
memoria por momentos, entonces la llevaron a un rio para que se refrescara y allí
apareció un androgerx que le suministro una serie de inyecciones; en un comienzo mostro
mejoría, pero al pasar de los días los síntomas volvieron; y sin saber cómo estos robots
saben cuándo alguien está enfermo, volvió al lugar pero esta vez no venía solo, sino que
llego con un extraño aparato que parecía una capsula, luego con sus cuatro brazos la alzo
y la coloco adentro, después de esto partieron levitando hacia algún lugar desconocido.
Por su parte Anya y la otra mujer decidieron seguirlos ya que estaban preocupadas por la
salud de su amiga, pero caminaron tanto que terminaron por alejarse y no tuvieron
tiempo de regresar porque cayeron prisioneras por los hombres de la aldea de Mamba,
luego fueron llevadas como prisioneras para posteriormente venderlas a cambio de axiro
a la tribu de los escorpiones, su otra amiga Katia contrajo la extraña enfermedad en que
las personas se inflaman para luego morir después de un par de días, este virus es tan
mortal que ni siquiera los androgerx suministran ayuda médica.
La historia de que existe una ciudad moderna, todas creemos que es muy verídica porque
ellas dos coincidían en los testimonios que nos daban y en su mirada se notaba la ilusión
que sentían al recordar ese lugar.
-¿Pero dónde está Anya? Quiero escuchar historias de ese lugar – muy interesado
pregunto Jung.
-¡Allá esta! – señalo el lugar donde la mujer caminaba detrás de ellos a unos siete metros
de distancia – pero por favor no intenten hablarle, ella por ser una joven muy bella era la
preferida por los hombres quienes abusaban de ella constantemente, eso ocasionó que se
volviera muy retraída, no volvió a pronunciar palabra alguna y cuando alguien se intenta
acercar para entablar una conversación ella reacciona agresivamente, en muchas
oportunidades incluso ha intentado acabar con su vida, pero nosotras lo hemos evitado.
Nunca mira a las personas a los ojos, siempre mantiene su rostro en dirección al suelo y
cuando se siente observada llora y corre a esconderse. Ella es la mujer que más ha sufrido
de nosotras, desde hace mucho tiempo su sonrisa se desvaneció, incluso la comida se la
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damos porque no le interesa vivir, pero para evitar que se sienta mal, no le hablamos ni la
miramos a los ojos; esto ha funcionado porque así se siente un poco más segura y
demuestra no incomodarse por nuestra presencia. La pobre ha despertado en nosotras la
solidaridad y sabemos que algún día con el transcurrir del tiempo lograra recuperar parte
de lo que era. Poco a poco esperamos que supere ese trauma, eso nos haría felices a
todas. Como ahora no pronuncia palabra alguna nos basamos en las indicaciones que nos
dio cuando contaba sus historias en ese majestuoso lugar. Nos guiamos por la montaña
puntiaguda que se observa a los lejos, donde ella nos decía que detrás se encontraba un
rio que conduce a la entrada de la cuidad, construida en la falda de una montaña.
-La verdad, no creo que exista ese lugar – se atrevió a confesar John sus pensamientos, a
lo cual Mábel le respondió con un gesto de desacuerdo y luego le pregunto,
-¿Por qué piensas así?
-No hay forma de que alguien aquí en tan corto tiempo haya construido una ciudad
moderna. Tan solo ha pasado un año de implementación del proyecto Minerva y por lo
que hemos visto ni siquiera se construyeron las dichosas cárceles en las cuales estaríamos
recluidos, ¿Qué sentido tendría construir una ciudad para luego dejarla abandonada?
La respuesta de John no le gusto a Mábel, pero en el fondo la hizo reflexionar y esa
pregunta le dio muchas vueltas en su mente ¿Quién construiría una ciudad para luego
dejarla?
John sabía que a pesar que él no creía en ese lugar, la única forma de comprobarlo era
dirigirse hacia allá, pero también estaba consciente que por el bien de todos lo mejor era
que si existiera, no le importaba retractarse si realmente hallaban esa ciudad moderna
donde todos pudieran tener una mejor calidad de vida, lejos de las penurias que solo
ofrecía este inhóspito planeta. Por eso le afirmo a Mábel su interés en acompañarlas y
apoyarlas independiente de lo que él pensara. Esto sirvió para que el viaje fuera ameno y
se estrecharan más los lazos de amistad entre todos.
Con el transcurrir de los días la confianza se sentía fuerte, mientras que el buen trato
junto al respeto se caracterizaban por ser el predominante en la convivencia, incluso los
otros hombres que venían de la tribu de los escorpiones demostraron ser personas
cordiales y serviciales, eso sí ningún hombre se acercaba a Anya, no la miraban, ni le
hablaban, pero los mejores refugios que construían junto a la comida más deliciosa que
encontraban era primero para ella, todos estaban dispuestos a hacerla sentir importante
sin necesidad de decírselo y ella empezaba a percibirlo así. El cambio empezó a sentirse el
día en que todos estaban reunidos cerca de un lago viendo como varios de ellos montados
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en balsas pescaban peces de gran tamaño, cuando uno casi tan grande como un delfín
hizo caer al agua a dos que intentaban pescarlo, todos reían burlándose de aquella escena
y también lo hacia ella; ese día dejo salir las sonrisas que durante mucho tiempo
acumulaba y mantenía resguardadas.
Mientras la luz del sol iluminaba ellos caminaban por largas horas, solo descansaban por
muy pocos minutos sin perder de vista la montaña puntiaguda que era el referente a
llegar; al caer la noche dormían a la intemperie usando las ramas y hojas de árboles para
cubrirse del penetrante frio que hacía, no había tiempo de hacer refugios, simplemente
una fogata que les brindara calor. Aunque no abandonaban sus armas y siempre vigilaban
su entorno no encontraban peligro mayor a toparse con alguna fiera terrestre como
jaguares, tigres, panteras y hasta hienas, pero con facilidad terminaban siendo parte de la
cena de los humanos; todos estos animales portaban el mismo collar metálico de los
presos, al comienzo Stevenson cogió un par de ellos para analizarlos, pero por más que
intentaba abrirlo para saber que había adentro su esfuerzo era en vano, incluso intento
golpearlo, aunque al final prefirió no darle más importancia y opto por dejar su curiosidad
a un lado, tenía claro que sin las herramientas adecuadas esto sería imposible. Pero sabía
que en algún momento conseguiría entender esta tecnología, incluso su mayor obsesión
era poder tener un androgerx frente a él y estudiar sus componentes, tal vez de alguna
forma les sería útil.
Podría parecer cruel pero él esperaba ansioso a que alguien del grupo se enfermara para
que un robot hiciera aparición, sabía que era cuestión de tiempo, en este planeta al
parecer los virus y las enfermedades abundan. Pero no son los mismos síntomas
conocidos en la tierra, en este lugar parece que hay unas diferentes, jamás conocidas por
el hombre y muchas mortales como ninguna otra. Así fue como al cabo de unos días cayo
la primera víctima, se trataba de una mujer que al parecer había sido picada por un
pequeño insecto volador muy similar a un mosquito. La pobre entro en fiebre y los
cuidados del grupo no aportaban mucho, ya que cada vez tenía fiebre más alta, hasta que
hizo aparición un androgerx; todos al verlo descender se alejaron para permitir que hiciera
su trabajo, por supuesto Stevenson estaba muy atento del robot y nadie sospechaba que
tenía intenciones de capturarlo. Se subió a un árbol calculando que cuando terminara de
tratar a la enferma, tomara esa dirección para regresar por donde había venido.
El androgerx le aplico una inyección sobre el hombro izquierdo, luego giro para tomar su
camino de regreso y en ese instante Stevenson cayó sobre el como un halcón atrapando
un ratón, se sujetó fuertemente sobre su cabeza, pero al robot no le dio importancia,
simplemente mientras seguía su destino empezó a girar constantemente en forma de
102
hélice, hasta que se logró deshacer de su atacante lanzándolo lejos sobre las ramas de
unos árboles.
-¡Ese loco se mató! – fue el único grito que se escuchó. Rápido John corrió a socorrer a su
intrépido amigo, no se escuchaba ningún sonido que él produjera, ese fuerte golpe pudo
causarle la muerte. La tranquilidad volvió cuando lo pudo ver colgado de un árbol, solo
movía sus piernas, ese era un indicio de que por lo menos se encontraba con vida.
Entre varios ayudaron a bajarlo, el hombre estaba muy golpeado y tenía heridas por todos
lados producto que cortes que se hizo al caer sobre tanta vegetación, que al fin y al cabo
le habían ayudado a amortiguar la caída, porque de lo contrario muy seguro si hubiera
terminado en el suelo, las probabilidades de continuar con vida serian mínimas.
-¿Qué intentabas hacer? – pregunto John cuando vio que reacciono.
-Quería capturar a un androgerx para ver si podía utilizar su tecnología para nuestro
beneficio.
-¡Es una locura! Creo que este lugar te esta trastornando el cerebro – le respondió Jung.
Pero para Stevenson más que un insulto lo sintió como un alago a lo que respondió
riendo.
Solo basto con limpiar las heridas constantemente para evitar que se infectaran y así llego
pronto la recuperación, al igual que la mujer enferma quien después de un corto tiempo
volvió a ser la misma guerrera fuerte; pero no todo eran buenas noticias esto fue el inicio
de una serie de penurias que llegarían a este grupo de personas, con el paso de los días las
enfermedades hicieron aparición, lo que hizo más lento el viaje, ya que debían dedicar
tiempo para velar por la recuperación de las víctimas; algunas de ellas con las inyecciones
suministradas por los androgerx les fueron útiles para su recuperación, pero en otros
casos fue ineficaz y lo único que llego fue la muerte.
Los nómadas llegaron a un lugar donde se divisaba claramente la montaña puntiaguda,
ahora solo era cuestión de pocas horas para estar frente a ella. Si bien este era un gran
logro y según sus esperanzas significaba el comienzo para llegar finalmente a la ciudad
prometida, el costo había sido muy alto, aproximadamente la veinteava parte de las
mujeres había perecido y de los hombres solo sobrevivieron John, Stevenson, Jung y
cuatro de la tribu de los escorpiones.
Mábel, mujer fuerte de espíritu y de cuerpo, motivaba a su grupo con la ilusión de que
pronto llegarían a un buen lugar, los guiaba a un destino que ella no sabía si existía.
103
John por su parte se mantenía en su carencia de convicción de encontrar ese sitio, pero no
decía palabra alguna respecto a esto, simplemente brindaba apoyo al grupo y de no hallar
esta ciudad tampoco alardearía en afirmar que tenía la razón, tan solo propondría que
buscaran una buena ubicación donde ellos mismos construyeran su morada, un espacio
estratégico para repeler cualquier ataque, ya fuera de humanos, o seres de este planeta o
de los demonios que masacran sin piedad. Aun así sabía que no importaba lo solido de las
edificaciones para esquivar a la muerte, ya que ninguna podía contra tanta enfermedad
que se presentaba, tal vez con el tiempo y después de varios intentos con alguna de las
plantas de Minerva se pudiera dar con el antídoto o simplemente era cuestión de esperar
a que las personas que están detrás de los androgerx logren dar con más curas - ¿o será
que estos robots están solos en este planeta? – esta pregunta también rondaba en su
cabeza y de ser así, desaparecería la esperanza de que ellos algún día lograran
proporcionar medicina a las enfermedades que aún no se han podido tratar.
Definitivamente este lugar estaba rodeado de muchos interrogantes, ¿Por qué inventar el
engaño de que en este planeta había cárceles? ¿Qué sentido tenia dejarlos en libertad en
este lugar para que cada uno hiciera lo que quisiera? ¿Se trata de un macabro
experimento o una salida improvisada al problema carcelario en la tierra?
Y la pregunta que constantemente se hacían todos los que habían llegado a poblar el
planeta Minerva ¿Algún día regresaremos a casa?
John prefirió no volver a hacerse esas preguntas y enfoco su mente en continuar el viaje
estando muy atento a todo lo que lo rodeaba, no llegue a suceder que por tener su mente
en otro lugar termine siendo presa de algún malhechor o alimento de alguna fiera.
El esfuerzo logro cumplir su primer objetivo, después de varias semanas habían llegado a
una muralla infinita de montañas, en donde predominaba de manera imponente la ya
mencionada montaña puntiaguda, una extensa área arenosa y rocosa, carente de
vegetación y sin fuentes de agua a la vista, muy diferente a todo lo visto en este planeta,
esto parecía un desierto en medio de un inmenso oasis. Este reto debían superarlo, ya que
según las indicaciones de Anya era necesario escalarlo hasta la cima, para luego desde allí
poder apreciar el rio que conduce a la ciudad prometida.
Antes de asumir este desafío optaron por descansar, consideraron que lo mejor era que
todos estuvieran en perfectas condiciones para luego ascender, evitando hacer paradas y
lograr coronar la cima en un corto tiempo. Así se hizo y después de unas cuantas horas
empezó la marcha por conquistar esta montaña. Si bien el suelo se caracterizaba por tener
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apariencia arenosa, también era sólido y permitía apoyar los pies sin riesgo alguno, el
viento soplaba muy fuerte al mismo tiempo que el sol se encargaba de deshidratarlos.
Aunque el cansancio llego antes de lo esperado ellos continuaron según lo acordado, el
objetivo era que ese mismo día debían llegar a la cima; las ansias de encontrar el lugar
maravilloso descrito por Anya les proporcionaba energía adicional.
Mientras ellos estaban caminando alguien grito - ¡algo se está moviendo bajo el suelo! –
la pobre mujer muy asustada no paraba de decirlo, pero el lugar que ella indicaba era una
simple roca ovalada de arena, a lo cual no le dio mayor importancia; pero más adelante
versiones como estas nuevamente fueron escuchadas pero de diferentes personas. John
pensó que tal vez tenían razón, entonces tomo una lanza y se acercó al lugar del cual una
mujer afirmo ver movimiento, lentamente acerco su lanza intentando hacer contacto con
la roca arenosa y en ese momento algo salto; se trataba de un animal del tamaño de un
cerdo, el cual tenía su piel de la misma textura que la arena, cuatro patas cada una con
tres pezuñas, ojos negros muy redondos y una gran boca muy similar a la de un bagre, con
la cual soplaba la arena abriendo paso para buscar insectos, luego con una larga lengua los
atrapaba; el animal era tan feo que a todos les inspiraba miedo y repudio, pero en
realidad era un ser inofensivo que simplemente vivía allí y por alguna razón la naturaleza
lo doto con ese sistema de mimetizase.
Razón que muy pronto descubrirían, ya que en el ambiente retumbo un sonido similar al
aullido de un lobo, solo que un tanto ronco y más agudo, al escucharlo los particulares
animales se encogieron simulando ser una roca de arena, parecían inertes, ni siquiera se
veía movimiento alguno al respirar. En ese momento de la parte alta de la montaña detrás
de unas rocas salieron feroces criaturas con aspecto canino, tan grandes como un león,
sus orejas largas y puntiagudas parecían un par de cuernos, mientras que su hocico
estirado dejaba ver los enromes dientes de sus bocas hambrientas, su piel negra con
delgadas líneas amarillas rodeaban todo su cuerpo terminando en una cola ancha como la
de un zorro. Una jauría de unos treinta animales de estos se dirigía hacia los humanos a
una velocidad impresionante, descendían precipitadamente esquivando todo obstáculo
que encontraban en el suelo, al ver esta avalancha amenazante, varias mujeres y hombres
emprendieron huida, corrían desordenadamente cada uno por su lado, siendo presas
fáciles de estos animales, los cuales se lanzaban contra ellos abrazándolos fuertemente,
haciéndolos caer, para luego dar giros montaña abajo, al tiempo que sus filudos dientes
eran clavados en el cuello, apretando tan fuerte que destrozaban los huesos de sus
víctimas, luego al sentir que no tenían vida, los dejaban tirados en el suelo y buscaban otra
persona a quien atacar repitiendo nuevamente su estrategia. Mientras tanto un pequeño
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grupo permanecía compacto, liderado por Mábel e integrado por John, Stevenson, Jung y
unos cincuenta más, quienes lanzaban sus lanzas hacia estos animales intentando
matarlos, pero eran tan agiles que las esquivaban. Aun así donde había gran
concentración de personas no atacaban, ellos preferían cazar a los que permanecían solos.
La preocupación aumento cuando de la parte baja de la montaña salieron otros cuantos
más, pero de menor tamaño y menos robustos, tal vez se trataba de las hembras de esta
especie, los hombres seguían disparando infructuosamente, muy seguro los nervios que
los dominaban no les permitían tener la claridad a la hora de arrojar sus lanzas, pero para
sorpresa los que subían no se dirigían hacia ellos, sino a recoger con su hocico a las
victimas sin vida que estaba regados por todos lados, luego se los llevaron internándose
en la espesa vegetación del bosque, mientras que detrás caminaban triunfantes los
asesinos, quienes también se perdieron de vista. Al parecer ya tenían suficiente alimento y
no les interesaba seguir la cacería, no hubo tiempo de pensar en las victimas, el ahora
reducido grupo continuo el ascenso a un paso más acelerado, sin pronunciar palabra
alguna, el único sonido que se escuchaba era el llanto de tristeza por la pérdida de casi
sesenta de ellos.
Era frustrante saber que un grupo de personas armadas y en mayor número que esas
criaturas cayeran tan rápido y con tanta facilidad, sin ni siquiera alcanzar a dar de baja a
uno de ellos, tenían que reconocer que eran muy hábiles a la hora de cazar y que por su
parte los humanos debían aprender más de los peligros de este planeta. El aprendizaje fue
muy costoso y doloroso, ahora solo quedaba seguir la marcha hacia la sima de la montaña,
para encontrar el rio que los conduciría hacia la ciudad prometida. Ahora más que nunca
era necesario que dicho lugar existiera para que de alguna manera trajera consuelo al
grupo.
Por fortuna al coronar la montaña se podía apreciar como a lo lejos serpenteaba un rio
caudaloso, el cual era igual a las indicación que había proporcionado Anya, quien al ver
esto nuevamente volvió a sonreír, su rostro expresaba la satisfacción de que iban en el
camino indicado, esto dio seguridad y motivación al grupo quienes emprendieron el
descenso a paso veloz, incluso algunos se caían y rodaban sobre el suelo arenoso, pero no
importaban los golpes, simplemente volvían a ponerse en pie y continuaban sin parar.
En un tiempo muy corto habían logrado llegar a la parte baja de la montaña, ahora solo
quedaba seguir el rio hacia una cascada de agua que tenía la forma de una escalera con
siete peldaños, esto según la historia que había contado Anya.
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Caminaron en fila uno de tras del otro por la orilla del rio, sus aguas cristalinas permitían
apreciar la majestuosidad de los peces, que con sus colores variados deslumbraban al
observador, mientras que el canto de las aves amenizaba el ambiente. El lugar era
maravilloso pero aun así sabían que en cualquier rincón de este planeta podían encontrar
peligro, por lo tanto dejaron a un lado todo esto que los deslumbraba y se concentraron
en estar pendientes de cualquier ruido o movimiento sospechoso que pudiera significar
un nuevo ataque. Pero lo único extraño que vieron era un ave de color azul celeste que
cayó en picada sumergiéndose en las aguas, para luego nadar en el fondo con tanta
facilidad que se confundía con cualquier pez de este rio, permaneció unos cuantos
minutos hasta que logro capturar con su largo pico un animal muy similar a un sapo que
por más que nadaba no pudo escapar a la agilidad del ave, luego salió del agua volando
con el estómago lleno.
La cascada en forma de escalera parecía no existir, caminaban y caminaban y el rio nunca
acababa; mientras que cada vez Anya cogía más importancia en el grupo, ya que la alegría
que expresaba su cara a medida que continuaban la marcha reflejaba la esperanza de que
iban en la dirección correcta.
Al cabo de dos días por fin el cauce del rio se transformó y pudieron ver la espectacular
cascada de siete escalones, el agua golpeaba fuertemente cada vez que caía sobre uno de
estos, produciendo un melodioso sonido, con su altura de unos cuatrocientos metros se
imponía sobre este paisaje como el amo y señor, no había nada más hermoso que este
salto de agua, el cual estaba acompañado por una serie de montañas que rodeaban un
amplio valle despejado. A pesar que el lugar era extraordinario por ningún lado se veía la
dichosa ciudad moderna, el ánimo del grupo decayó y con la misma velocidad con la que
corría el agua se fueron las esperanzas.
En ese momento Anya grito -¡Síganme! – primera palabra que pronunciaba en mucho
tiempo, lo que sorprendió a todos, luego se lanzó al rio y nado hacia una enorme roca que
mantenía una parte de ella sobre el agua y la otra incrustada de un lado de una montaña
en forma de media esfera, la cual tenía al frente al extenso valle y de tras la cadena
montañosa de donde hacia aparición la cascada.
Anya se sumergió nadando debajo de la roca y no volvió a salir - ¿Se habrá ahogado? –
pregunto John.
-¡No sé! Según ella aquí encontraríamos la ciudad, no entiendo porque se lanzó al agua a
nadar hacia esa roca – contesto Mábel.
-Creo que ahora si enloqueció la pobre – comento una de las mujeres.
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-Solo hay una forma de saber qué es lo que ella nos quiere mostrar – dijo Stevenson,
mientras que corrió para saltar al agua, pero al igual que Anya se perdió al llegar a la
enorme roca.
Por un momento el silencio reino hasta que la joven mujer asomo su cabeza sobre el agua,
-¡Síganme! – y volvió a sumergirse, entonces uno a uno se lanzaron al agua, con mucho
temor pero esperanzados en las palabras de Anya.
En cuestión de minutos el lugar estaba desolado de humanos, las armas quedaron sobre el
prado sin portador alguno, todos habían nadado hacia esa enorme roca que al parecer se
los había tragado, nadie volvió a salir y en el aire solo se escuchaba el sonido de la
cascada.
CAPITULO XIII.
LA CIUDAD PROMETIDA.
Al llegar a la roca se podía observar que debajo de ella había una corriente de agua que
llevaba a algún lado, solo bastaba con sumergirse para apreciar un orificio que conducía a
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un túnel, donde al fondo una luz tenue resaltaba. Al pasar nadando por debajo de la roca
se llegaba a un lugar inimaginable, todos permanecían perplejos ante lo que sus ojos les
permitía apreciar, se trataba de una serie de edificaciones construidas sobre un valle y
cubierta por una enorme cúpula de cristal, la cual estaba forrada de vegetación,
impidiendo ver todo lo que había allí adentro. Se trataba de esa extraña montaña que
desde afuera se veía en forma de media esfera.
En el centro de todo había una gran torre que sobre ella tenía un enorme bombillo el cual
parecía un sol proveyendo de luz a todo el recinto, en la parte baja salían seis pasillos en
direcciones diferentes que luego se conectaban al mismo número de edificaciones, todas
ubicadas simétricamente y a la misma distancia alrededor de la torre. Cada construcción
tenía un diseño similar al de un edificio de la tierra de unos cinco pisos de altura, de los
cuales salía una serie de tuberías que desembocaban en un pequeño lago que se
alimentaba de las aguas del rio exterior a través del túnel construido debajo de la gran
roca.
-¡Bienvenidos a la ciudad prometida! – exclamo orgullosa y sonriente Anya, a quien todos
se acercaron para abrazarla, tanto hombres como mujeres, era tanta la emoción de ella,
que inconscientemente dejo su trauma a un lado, actuó con mucha normalidad; la alegría
de reencontrase con este sitio le hizo volver las ilusiones de vivir y la esperanza de poder
tener un mejor futuro.
Por su parte John se acercó a ella y también a Mábel reconociendo que estaba
equivocado, posteriormente expreso otra vez su intención de apoyarlas para construir
una mejor sociedad, a lo cual la respuesta encontrada fue un fuerte abrazo que sin
necesidad de emitir palabra alguna, sirvió para demostrar el contento de tenerlo entre
ellas.
Las mujeres dominaban en cantidad, tan solo habían llegado a este lugar nueve hombres,
mientras que ellas superaban las cien, esto hacía necesario posteriormente hacer una
expedición para buscar a mas varones, en los bosques aun muchos de ellos deambularían
solos o en pequeños grupos buscando un refugio y que mejor sitio que este. Pero por
experiencia sabían que para hacer esto debían organizarse en un gran número y
permanecer armados ya que no querían encontrarse nuevamente con una aldea infestada
de asesinos y malhechores.
Pero para esto había tiempo, ahora lo importante era saber que les podía proporcionar
este lugar y que podían hacer para volverlo mejor, mientras tanto un sin número de
interrogantes se abrían paso y la pregunta más relevante la hizo Mábel.
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-¿Quién habrá construido todo esto?
-No lo sé, pero quienes lo hayan hecho fue hace mucho tiempo. Deduzco por la humedad
de las construcciones y la vegetación que ha nacido en el suelo y que se ha extendido por
las paredes de los edificios y de la cúpula tal vez… lleva unos cincuenta años
aproximadamente – fue la conclusión a la que llego John.
-Pero este planeta tan solo hace cinco años fue descubierto por los científicos de la tierra.
-Entonces puede ser que la ciudad sea obra de seres de este planeta o de otro, quienes
llegaron antes que nosotros.
-De ser así también hay posibilidad que vuelvan a este lugar.
-Es una probabilidad, aunque por el estado de este sitio creo que los que sabían de su
existencia ya no están vivos. Aun así creo que debemos enfrentarnos a quien sea con tal
de conservar esta ciudad como nuestra.
-¡Tienes toda la razón! Debemos crear fuertes zonas de defensas en caso de que alguien
ingrese a la fuerza reclamando esto como suyo o también para evitar que algún intruso
invasor nos la quiera arrebatar.
-¿Alguien más conoce de este lugar?
-Según Anya en el tiempo que vivió aquí nunca vio vestigio de que alguien haya estado
antes que ella.
-¿Pero, como conoció la forma de entrar a esta ciudad?
-La única manera de saberlo es preguntándole.
Entonces se acercaron a ella para formularle el interrogante, a lo que respondió que fue
por casualidad ya que ella junto a sus amigas habían construido un refugio cerca de allí y
acostumbraban a venir al rio para bañarse y disfrutar del paisaje, cuando cierto día una
de ellas descubrió el túnel debajo de la roca y quiso aventurarse a conocer hacia donde se
dirigía; fue así como encontró esta ciudad escondida bajo la montaña.
El lugar era el único espacio de concreto y metal que existía en medio de una infinita
naturaleza, era una ironía saber que en la tierra todas las personas anhelaban encontrar
aunque fuera un pequeño sitio poblado de vegetación y ellos que todo el tiempo vivían
rodeados de ella, estaban contentos de haber hallado un ambiente donde las
edificaciones reinaban.
La gran mayoría corrió por todo lado inspeccionando con la misma ansiedad de un niño
curioseando un juguete nuevo, mientras tanto John junto a Stevenson, Jung y Mábel
caminaron alrededor de la cúpula buscando alguna puerta que los llevara al mundo
exterior, pero según Anya la única forma de salir y entrar era a través del túnel debajo de
la gran roca. Aun así siguieron buscando sigilosamente, el problema era que la luz de la
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torre solo alumbraba con intensidad el centro de la ciudad dejando en oscuridad los sitios
más lejanos.
-¡Esa torre parece ser lo más importante aquí! Debemos inspeccionarla – comento John a
sus amigos.
-¿Pero cómo hace para producir luz constantemente? – pregunto Jung.
-Muy fácil debe tener alguna fuente de energía – respondió Stevenson quien era un gran
conocedor de este tipo de tecnologías.
Entonces los cuatro dejaron de insistir en buscar alguna puerta que los llevara al exterior y
se dirigieron hacia la gran torre. La cual a pesar de tener seis entradas, todas estaban
selladas y cubiertas por varias plantas, se podía deducir que ni siquiera Anya y sus amigas
habían intentado ingresar a este sitio. Necesitaban algo muy fuerte para poder derribar
una puerta, así que decidieron inspeccionar el resto del lugar, tal vez en algún lado logren
encontrar algo que les pueda ser útil para ingresar a esa torre.
Revisaron edificio por edificio, descubriendo que su interior se conservaba en muy buen
estado, poseían un gran número de habitaciones con muebles muy similares a los de la
tierra, bodegas con alimento almacenado que muy seguramente habían caducado, pero
era complicado saberlo ya que por el paso del tiempo perdieron sus etiquetas, la única
forma era probarlos, pero nadie se animó a intentarlo; también tenían salón de
conferencias con sus sillas intactas, aparatos tecnológicos que en la tierra eran obsoletos
pero que aquí serian una gran ventaja en un mundo carente de civilización.
Si bien en todo lugar se podían apreciar lámparas y bombillos, las construcciones carecían
de corriente eléctrica, aunque gracias a sus grandes ventanales la luz de la torre alcanzaba
a iluminar parte del recinto, dejando algunos espacios donde las sombras predominaban.
Pero lo más extraño que encontraron, eran grandes áreas con aspecto de laboratorios
donde hicieron un hallazgo macabro, sobre las mesas habían restos de cuerpos en
descomposición de seres que posiblemente eran animales, al parecer hacían parte de
alguna investigación, ya que varias secciones de sus cuerpos estaban cortados y separados
unos de los otros; esto hacía suponer que este lugar era destinado a estudiar las especies
del planeta Minerva.
Se enfocaron en observar los cadáveres y las herramientas que utilizaron para llevar a
cabo las disecciones, que tardaron en descubrir algo más escalofriante que estaba frente a
ellos, se trataba de una serie de jaulas de cristal, donde cada una albergaba los cuerpos sin
vida de cientos de animales, todos con aspectos diferentes a los terrestres, pero entre
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todas estas jaulas destacaba una más grande que todas, donde permanecían los huesos
cubiertos con poca piel de unas criaturas con aspecto muy similar al humano, de estatura
de un metro con veinte centímetros.
-¡Son niños! – exclamo Mábel.
-Por el tamaño yo diría que sí, pero su cráneo es más pequeño que el de un infante – fue
la conclusión a la que llego John después de mirar los cuerpos detenidamente.
-¿Podría ser algún primate? – le pregunto Stevenson.
-¡No! Su estructura ósea tiene mucha similitud con la humana. Deseo no pensar que se
trate de niños, sería muy cruel saber que unos pequeños indefensos fueron encerrados
para hacer parte de alguna investigación realizada quien sabe por quién.
Estas palabras de John terminaron por horrorizar a sus amigos, quienes prefirieron seguir
inspeccionando el lugar intentando alejar esas imágenes siniestras de sus mentes.
Recorrieron las seis instalaciones descubriendo que todas eran muy similares, muchas
habitaciones, muebles y cada una con un espacio dedicado a la investigación de seres
vivos, repitiendo las jaulas de cristal con restos de cuerpos dentro de ellas.
Prefirieron entonces después de encontrar unas hachas dirigirse hacia la gran torre para
poder derribar alguna de sus puertas y descubrir que guarda adentro. Debido al oxido no
fue muy complicado hacerlo; entraron al lugar, el cual se componía de una serie de niveles
con cubículos cargados de tecnología, como sistemas de comunicación, cámaras que al
parecer monitorean los alrededores de la ciudad, aparatos computarizados y una serie de
objetos no conocidos para ellos, los cuales los reviso Stevenson quien tenía mucho
conocimiento en este tema y dedujo que en la tierra hace muchos años existieron pero
hoy en día eran desusados, de todas maneras todo lo que se encontraba en esta torre a
pesar que en ese momento no estaban funcionando, con algo de mantenimiento él los
podía volver a hacer servir.
Stevenson estaba muy ansioso de reencontrarse con el área en la cual le gustaba trabajar
y su alegría aumento cuando frente a él vio algo que le llamo la atención, se trataba de
una mesa con varios controles los cuales tenían conexión con una extraño cilindro
metálico de unos dos metros de altura y un diámetro de ochenta centímetros.
-¡Qué bien! ¿Alguien sabe de qué se trata esto? – muy orgulloso pregunto Stevenson.
-Si es una buena noticia no alardees y coméntanos todo lo que sepas – le respondió John.
-Esto amigos míos es una fuente de energía de siclario. Puede proporcionar electricidad
continua sin agotarse en unos trescientos años, es lo que permite que el foco de la torre
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este iluminado, pero lo mejor es que según estos controles podemos llevar energía a toda
la ciudad.
Y con mucha seguridad Stevenson empezó a accionar una serie de dispositivos,
consiguiendo que a todos los rincones del lugar llegara la electricidad y con ella se ilumino
la ciudad, todos quedaron maravillados al ver el esplendor de su nuevo hogar, pero la
mayor sorpresa estaba por venir cuando Stevenson acciono un botón con el cual la cúpula
se empezó a mover y frente a ellos se abrió en dos permitiendo ver el mundo exterior,
parecía una gigantesca puerta a la cual se le podía graduar el espacio que se quisiera.
Esta era una gran noticia, ya no era necesario tener que nadar por el túnel debajo de la
roca para entrar o salir de allí, ahora solo bastaba con activar ese botón para transitar
libremente.
Con la iluminación se pudo percibir que la ciudad al llevar tantos años abandonada
necesitaba limpieza, para lo cual entre todos se dedicaron a esta función; la maleza había
crecido por todo el suelo, pero más en los rincones de la cúpula de cristal; esta ardua
tarea tardo casi un mes y con un lugar despejado llego otro hallazgo misterioso. Un día
mientras arrancaban del suelo una hierba larga en forma de helecho que crecía hacia la
parte trasera de la ciudad descubrieron una serie de piedras talladas en formas de lapidas,
todas tenían escrito algún nombre, esto hacía suponer que se trataba de un cementerio.
Pronto el lugar se llenó de observadores, entre ellos John, a quien lo embargaba la
curiosidad por saber qué clase de espécimen reposaba allí. Primero intento leer los
nombres de las lapidas, pero la escritura estaba borrosa y era confuso entenderla, esto se
debía al mal trabajo a la hora de marcarlas, tal vez los que hicieron esto no utilizaron las
herramientas adecuadas, sino que simplemente escribieron con algo muy rustico.
Entonces se hacía necesario escavar las tumbas para saber quiénes estaban enterrados.
Para esta tarea los voluntarios fueron muy pocos, por alguna razón esto lleno de miedo a
tanto hombres como mujeres.
Finalmente después de hacer el primer hueco encontraron algo envuelto entre varias telas
en forma de sabanas, lo sacaron a la superficie para ser examinado. John se cubrió se nariz
y con un cuchillo fue rompiendo las envolturas hasta que pudo ver el cadáver.
-¡Es un humano! – exclamo sorprendido, en realidad esperaba ver a alguien con facciones
alienígenas, lo miro detalladamente y a pesar de su estado en descomposición no había
duda alguna de que se trataba de una persona con las mismas características que un
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hombre de la tierra; su estatura era de un metro con setenta y cinco centímetros y
portaba un uniforme que parecía al de un viajero del espacio.
Este hallazgo aumento la curiosidad y decidieron abrir tres tumbas más, encontrando dos
hombres y una mujer, nuevamente con todos los rasgos de un humano y el mismo
atuendo, por lo que John considero que lo mejor era volver a enterrarlos y no continuar
destapando tumbas. No había duda alguna que debajo de las demás lapidas encontrarían
lo mismo.
-Estas personas llevan más de cuarenta años muertos y muy seguramente eran los dueños
de esta ciudad, ahora estoy completamente convencido de que nadie reclamara este lugar
como suyo – conclusión que compartió John tras el análisis de este encuentro, a lo cual
todos respondieron con efusividad, sintieron tranquilidad al saber que no había
posibilidades de que alguien les arrebatara esta gran ciudad.
El esmero y la dedicación por convivir en armonía trabajando juntos velando por la
supervivencia de cada integrante del grupo, era lo primordial en sus mentes, con el paso
de los días Mábel se convirtió en una gran líder a quien todos respetaban y admiraban,
ella no se nombró a si misma con esa responsabilidad, su grupo la escogió y desde un
comienzo la vieron así por su visión de construir entre todos una sociedad equitativa en
medio de un mundo desigual donde la fuerza y la opresión eran los únicos medios tratar a
sus semejantes.
Por su parte Anya se convirtió en la niña consentida que gracias a un ambiente de respeto
junto a un buen trato recupero su alegría y si bien era imposible olvidar las atrocidades
sufridas, las pudo superar y ahora su mente se enfocaba en disfrutar de los buenos
momentos que le estaba permitiendo compartir la vida junto a sus amigos.
Mientras tanto John y Stevenson a pesar de estar rodeados de muchas mujeres en sus
mentes y corazones solo estaban los recuerdos de aquellas que tanta falta les hacían. El
Teniente John Morris no dejaba de pensar en su novia Tania y en su hijo que muy
seguramente pronto nacería. Con la misma manera Stevenson extrañaba a Natacha y
sentía que debía cumplir la promesa que se hizo a si mismo de rescatarla de los demonios
que la raptaron. Pero la vida de Jung era muy diferente, aquel hombre flácido, cayado,
introvertido, se había convertido en alguien muy diferente, su aspecto físico parecía más
el de un guerrero y su popularidad entre las mujeres iba en ascenso.
El alimento abundaba, el rio proporcionaba grandes cantidad de exquisito pescado, el
valle fue sembrado con frutos y en los bosques cazaban gran variedad de animales. Con el
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paso de las semanas y cada vez que ampliaban el área de exploración encontraban más
personas solas deambulando sin rumbo, los cuales eran acogidos para hacer parte de esta
nueva sociedad. Aunque también hallaban muchos muertos y otro tanto de enfermos
abandonados a su suerte, algunos se podían recuperar mientras que con los demás ya no
había nada que hacer.
Lo mismo empezó a suceder en la gran ciudad, la enfermedad y muerte empezó a llegar,
algunos le echaban la culpa a los enfermos que eran acogidos, por lo cual para evitar
contagio no volvieron a ser auxiliados al encontrarlos en los bosques, sino que
simplemente los dejaban allí tirados esperando que sus virus no se propagaran a otros.
Por alguna razón los androgerx brindaban atención médica solo a los pacientes que
estaban fuera de la ciudad, por lo que fue necesario construir un refugio en medio del
valle que sirviera como hospital. En ocasiones llegaban con capsulas llevándose a los
enfermos los cuales nunca regresaban, aun así en el grupo había la esperanza que ellos se
encontraban en algún sitio donde les estaban prestando el mejor tratamiento para una
efectiva recuperación. Muy seguramente los que se llevaban necesitarían algún tipo de
cirugía o tratamiento que llevaría tiempo, por esta razón no se alarmaban.
A Stevenson le llamo la atención el saber por qué estos robots no ingresaban, muy
seguramente existía dentro de la ciudad algún mecanismo que bloqueaba la señal de los
collares metálicos. Realizo diversas pruebas pero a pesar de haber enfermos en la ciudad
los androgerx no ingresaban por lo tanto opto por desactivar todos los sistemas de
comunicación y rastreo del lugar.
Esta prueba fue efectiva y ahora los robots entraban a la ciudad, siendo esto más cómodo
para los enfermos, pero en realidad la intensión de Stevenson era otra, algo que nadie
sospechaba. Su plan era poder capturar a uno de ellos para desarmarlo y descifrar su
tecnología, él sabía que debido a que ellos tenían la capacidad de rastrear a las personas,
con este sistema se podría valer para dar con el paradero de Natacha; ahora tenía las
herramientas necesarias para llevar a cabo su cometido.
Aun así sabía que era muy complicado poder atraparlo, entonces no tuvo más opción que
comunicar a John sobre su plan para solicitar apoyo. A su amigo le pareció una gran idea y
en compañía de Mábel diseñaron la estrategia para poder llevar a cabo esta captura.
El momento esperado llego y a la ciudad ingreso un androgerx en búsqueda de una mujer
enferma que tenía en todo su cuerpo una serie de manchas color rojo que le producían
sensación de calor como si su piel tuviera contacto con el fuego. El robot suministro una
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inyección y tan pronto finalizo Stevenson activo nuevamente los sistemas de
comunicación lo que ocasiono en el robot una descoordinación y no tenía claro hacia
dónde tomar camino; en ese momento con varias redes junto a sogas lo atraparon y entre
todos lo jalaron fuertemente hacia el suelo. Aun así no ofrecía mayor oposición, al parecer
los sistemas que se encendieron consiguieron bloquear al robot. En ese momento en el
que estaba sumiso, Stevenson llego y gracias a las herramientas que ahora tenía pudo
destaparlo por la parte trasera de la cabeza modificando su programación.
Ahora este androgerx hacia parte del grupo de humanos, recibiendo órdenes a través de
un control que manejaba Stevenson. Para buscar a Natacha necesitaban entrar a la base
de datos de su sistema, pero las cosas fueron más complicadas de lo esperado ya que al
revisar la información del robot descubrieron que los presos no estaban registrados por
nombres sino por números, esto hacia casi imposible poder saber la ubicación de alguien
específicamente. Lo que sí pudieron encontrar fue las coordenadas de donde se
encontraba la base de los androgerx.
Aun así la frustración se apodero de ellos y la esperanza de encontrar a su amiga se alejó
como nunca antes; debido a esto la única solución era realizar una expedición para
rescatar a todas las mujeres de los misteriosos demonios.
Los voluntarios para esta causa abundaron, por lo cual fue necesario escoger solo unos
cuantos, los cuales se armaron con arcos, flechas y lanzas, por desgracia en esta ciudad no
encontraron ningún arma, por lo tanto tenían que apoyarse de las que habían sacado de la
tribu de los escorpiones. Pero contaban con algo a favor que nadie más poseía, el robot
les sería muy útil ya que Stevenson lo programo para que volara cerca de ellos enviándole
directamente imágenes de lo que veía sobre el aire a la pantalla de su control. Con esta
vista del lugar era fácil detectar la presencia de algún enemigo y así evitar el peligro.
En total el grupo estaba conformado por John, Jung, Stevenson y diecisiete valientes
mujeres, todos dispuestos a enfrentar a los despiadados demonios que arrasaban con
todo a su paso, parecía una misión suicida pero la convicción de lograr su cometido los
motivo a enfrentar a lo que se les presentara sin tener miedo alguno.
Esa mañana salieron muy temprano y delante de ellos el androgerx inspeccionando el
camino, tomaron rumbo al norte dirigiéndose hacia una gran montaña donde estaban
seguros que podían obtener una vista amplia del lugar, la cual les ayudaría a detectar con
mayor facilidad el hogar de los demonios.
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El recorrido fue complicado debido a la espesa vegetación y a la inclemente lluvia que
parecía nunca acabar, aun así continuaban teniendo la mirada puesta en aquella montaña,
la luz del sol se fue, pero la lluvia seguía presente, las estrellas y la luna hicieron aparición
en una noche muy fría. Estaban convencidos que al salir con este clima en contra
disminuía las probabilidades de llegar a la cima de la montaña, muy seguramente debido a
la lluvia el suelo estaría resbaloso lo que sería algo peligrosos para ellos, por lo cual
tomaron la decisión de regresar a la ciudad y postergar la expedición para un día con clima
seco.
Había pasado la media noche y no paraban de caminar mientras que el robot con una luz
leve les alumbraba el camino haciendo más seguro el retorno, pero de un momento a otro
sintieron la presencia de algo que los observaba, por más que revisaban su entorno no
alcanzaban a ver nada entre la noche, incluso las imágenes enviadas por el androgerx eran
oscuras y muy difíciles de identificar. Empezaron a alargar la marcha al tiempo que
escuchaban grandes pasos de algo que se acercaba, se podía ver los árboles mover detrás
de ellos, como si algo los estuviera persiguiendo. Esto lleno de pánico al grupo, quienes
decidieron empezar a correr y a medida que aumentaron su velocidad lo que al parecer
los seguía también lo hizo y pronto a la retaguardia de los veinte se pudo observar un
extraño ser de unos tres metros de altura, solo se apreciaba su entorno que parecía como
si se tratara de un elefante, pero se movía con gran agilidad, mientras que sus ojos
amarillos relucían entre las sombras, sobre el animal había algo con forma humana, al cual
en su cabeza le resaltaba un par de cuernos grandes.
Pero las cosas se pusieron peor cuando se dieron cuenta de que no era solo uno el que los
perseguía, en realidad eran unos diez que se lanzaron hacia ellos.
No hubo tiempo de pronunciar palabra alguna, solamente había que correr para salvar sus
vidas, la última persona en huir era una pobre mujer a quien el temor le redujo las fuerzas
de sus piernas y no pudo correr al mismo ritmo que los demás, al intentar saltar un
obstáculo, se enredó con una rama de un árbol y cayó al suelo, siendo una presa fácil,
solamente se escuchó un grito el cual retumbo por todo el bosque y quedo silenciada para
siempre, su cuerpo fue desmembrado y lanzado con furia a diferentes lados.
Los demás corrían siguiendo al androgerx, mientras que sus perseguidores destruían todo
a su paso por alcanzarlos, la ciudad estaba cerca, podían ver la montaña que cubría la
cúpula, entonces Stevenson dio la señal para que su robot aumentara la velocidad y
llegara a la ciudad solicitando ayuda, necesitaban que las puertas se abrieran lo más
pronto posible y rogar por que el cristal de la cúpula resistiera la fuerza imparable de estas
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criaturas, ya que muy seguramente si los enfrentaban con sus armas fácilmente serian
vencidos y la ciudad caería en sus manos. Pero así como el androgerx viajaba más rápido
también lo hicieron las grandes bestias, parecía como si el objetivo ya no fueran los
humanos sino el robot, el cual muy hábilmente pronto se perdió de vista. Ese momento de
desconcentración fue aprovechado por el grupo de personas que seguían corriendo
desesperadamente con la intensión de atravesar el valle, pero de un momento a otro
fueron alcanzados y rodeados, no había de otra que defenderse, las flechas y lanzas no
ocasionaban daño alguno simplemente golpeaban en la piel y caían al suelo como si
hubieran dado con alguna pared, permanecían sin ninguna herida y en forma de
estampida se abalanzaron contra los humanos, quienes corrían por entre las piernas de
estas criaturas intentando esquivar el ataque pero sus patas delanteras también actuaban
como manos y fue así como otra mujer cayo atrapada; la bestia se paró en sus patas
traseras y erguido alcanzaba una altura de unos diez metros, era algo aterrador, luego
emitió un espantoso gemido y con sus dos manos libres despedazo a la víctima, los trozos
de cuerpo cayeron cerca al grupo de humanos, quienes se llenaron de más temor, pero
aun así iban a dar hasta lo último de sus fuerzas por huir.
-¡Al rio! ¡Huyamos al rio! – grito John, con la intensión de ingresar a la ciudad nadando por
debajo de la gran roca, pero cuando dirigieron su mirada hacia ese lugar se dieron cuenta
que habían dos de estos monstruos bebiendo agua, lo único que podían hacer era correr
hacia la puerta de la ciudad y esperar a que pronto fuera abierta.
La sed de sangre era inagotable, en poco tiempo el grupo de humanos se había reducido a
siete, cada vez que estas criaturas atrapaban a alguien hacían el mismo procedimiento
que anteriormente, los restos de personas se encontraban regados por donde corrían.
Los tres hombres y cuatro mujeres que quedaban esperaban en cualquier momento la
llegada de la muerte y cuando todo parecía inevitable, por fin la puerta empezó a abrirse
dando paso a la fuerte luz de la ciudad, de allí salió un ejército corriendo con lanzas en
búsqueda de defender a los suyos, al mismo tiempo que la entrada se seguía extendiendo
permitiendo que el lugar se iluminara por completo.
Ahora la situación dio un giro inesperado, por alguna razón las bestias se intimidaron y
empezaron a huir despavoridamente, acción que aprovecharon los humanos disparando
una lluvia de lanzas hacia ellos, pero en esta ocasión y tal vez por la cantidad de armas
uno de ellos cayó al suelo expulsando lejos a la criatura que lo montaba, quien corrió
perdiéndose de vista tal como sucedió con los demás; solo quedo en medio del valle la
bestia que había sido alcanzada por las lanzas, los humanos se acercaron lentamente para
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saber de qué se trataba, pero al ver que aun respiraba se lanzaron con espadas hacia él
con el fin de acabar con su vida, pero John les grito - ¡No, no lo hagan! – todos quedaron
sorprendidos con esta decisión.
-¡Debemos acabar con este demonio! – le dijo Stevenson.
-Esta bestia, puede servirnos para llegar donde Natacha.
-No te entiendo John.
-Lo podemos usar para que nos guie hacia su escondite.
Las palabras de John empezaron a tener sentido para el grupo, ya que cabía la posibilidad
de que la criatura recordara el camino hacia su casa, de esta manera darían con el
paradero de las mujeres raptadas. Entonces con sogas lo amarraron para llevarlo hacia la
ciudad, estaba tan mal herido que no podía caminar, por lo tanto lo tenían que arrastrar.
Era un gigantesco animal de color negro, su piel cubierta por grandes y gruesas escamas le
proporcionaban protección, sus patas delanteras eran más largas que las traseras y
terminaban en manos con cinco dedos, mientras que las otras eran similares a las de un
elefante, tenía un cráneo alargado y plano, sus dos ojos amarillos lloraban sangre mientras
que intentaba cerrar sus parpados, al parecer la luz le afectaba bruscamente, su rostro era
similar al de un murciélago y carecía de orejas, sus oídos solo eran dos pequeños orificios.
Sobre su espalda portaba una cómoda silla elaborada con piel de algún animal, la cual
estaba bien asegurada a su cuerpo y en su nariz tenía una enorme nariguera metálica que
servía para sostener un resistente lazo, muy seguramente era utilizado para poder guiar al
animal.
La criatura era muy horrible, lo que la hacía más intimidante, además tenía muchas
heridas que debían ser curadas pronto o de lo contrario moriría desangrada.
Debido a esto John considero que para el animal sería muy peligroso que lo continuaran
arrastrando hacia la ciudad, además estaba convencido que de alguna forma la luz les
afectaba y por esa razón tuvieron que huir. Entonces mientras que la ciudad iluminara el
valle estas criaturas no volverían, tal vez por esa razón solo atacaban de noche evitando la
luz del día.
John le coloco una venda sobre los ojos a la criatura, para evitar que el resplandor lo
siguiera maltratando, luego sus heridas fueron cubiertas con unas plantas que permitían la
cicatrización, después por precaución sus extremidades fueron atadas con cadenas para
evitar que los atacara.
CAPITULO XIV.
LOS DEMONIOS.
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Mientras que John Morris se dedicaba al cuidado de la bestia, Stevenson junto a los
demás decidieron reforzar la parte externa de la cúpula y crear defensas en caso de un
ataque de los demonios, lo cual parecía inevitable, ya que muy seguramente volverían por
el animal que perdieron, además quizás estarían heridos en su orgullo, ya que muy
probablemente nunca antes hayan sido vencidos, ellos estaba acostumbrados a destruir
todo a su paso, imponiendo su fuerza sobre los demás sin contemplación y sin dejar
ningún sobreviviente.
Lo primero que hicieron fue instalar torres de luz alrededor del valle, ahora que sabían
que este era su punto débil lo aprovecharían al máximo, por eso colocaron varias de estas
incluso más allá del rio y las cubrieron con vegetación para que no se notara su presencia.
Mientras se realizaban estas labores, Stevenson se dedicó a trabajar en lo que más sabia
hacer, que era la elaboración de armamento, necesitaban dejar a un lado las armas
rusticas y tener superioridad militar la cual solo usarían como defensa. Con la tecnología
encontrada en la ciudad él podía hacer cosas que muy difícilmente alguien más en este
planeta podría realizar, pero esto llevaría tiempo, por lo tanto y por sugerencia de John se
enfocó en fabricar dos potentes cañones que intimidarían a cualquier ejército.
Por otro lado el gran animal empezó a recuperarse más rápido de lo esperado, sus heridas
sanaron y su fuerza descomunal volvió, pero ahora actuaba con menos ferocidad, aun así
lo mantenían asegurado con cadenas.
Como la criatura dormía de día y estaba despierto toda la noche, lo mismo hizo John para
velar por su recuperación; él se encargó de alimentarlo y darle de beber, como era de
suponer resulto ser carnívoro, por lo tanto en el día era necesario cazar grandes
cantidades de animales para calmar su hambre voraz.
John poco a poco fue soltando sus cadenas para que tuviera más espacio donde moverse,
esto ayudo a entablar una relación de confianza, también diseño un casco al que le puso
las astas de un animal, para simular a sus amos, lo cual funciono según lo esperado, a la
enorme bestia este humano le empezó a ser familiar.
Con el paso de las noches, llego el momento crucial de poner a prueba si el
adiestramiento había funcionado, por precaución las cadenas las mantuvo aseguradas
mientras se arriesgaba a montar a la criatura, al comienzo el animal se mostró un tanto
arisco, pero luego actuó con mucha normalidad como si se tratara de uno más de aquellos
extraños seres a quienes acostumbraba transportar. Poco a poco y con algo de
120
desconfianza John fue soltando las cadenas hasta que finalmente quedó totalmente libre;
ahora solo quedaba pasear sobre el amplio valle para comprobar su obediencia.
El animal respondía según lo esperado - ¡La prueba fue un éxito! – gritaba John
emocionado, mientras sentía dominio sobre la criatura. A pesar de la oscuridad, se movía
con gran facilidad esquivando arbustos y rocas que encontraba a su paso las cuales John
no alcanzaba a identificar; realmente tenía una visión extraordinaria en la noche, muy
seguramente sería el animal mejor dotado con esta cualidad en todo el planeta Minerva.
Después John se arriesgó a internarse en los bosques, pero allí las cosas cambiaron, el
animal empezó a gemir mientras que corría en la dirección que él quería, sin obedecer a
su nuevo amo, en ese momento se escucharon más gemidos que provenían de diferentes
partes de los bosques, esto quería decir que el lugar estaba rodeado de más de estos
animales, quizás con sus amos montados en ellos merodeando el valle de la ciudad para
buscar la manera de invadirla, por eso la gran criatura sentía la presencia de más de los
suyos e intentaba comunicarse; en ese momento John vio como dos de ellos se acercaban
cargando a esos extraños seres con cuernos en sus cabezas, uso todas sus fuerzas jalando
las sogas hasta que finalmente después de varios intentos lo pudo doblegar y empezó la
carrera de regreso mientras era perseguido a una corta distancia, en la persecución se
sumaron otros seis; John temía que su animal lo traicionara y detuviera la huida para
unirse a su familia, pero no fue así, el seguía liderando la carrera, tal vez dentro de su
instinto sentía que estaba compitiendo con los demás de su especie, lo cierto es que fuera
lo que fuera, lo importante era llegar pronto a la ciudad.
Cuando logro pisar el valle se dio cuenta que ya había pasado las torres, entonces tomo
una tela gruesa y le tapo los ojos al animal mientras que grito pidiendo que encendieran
las luces. Al sentir sus ojos cubiertos detuvo la carrera siendo alcanzado por los demás;
John sentía el aliento asqueroso en el aire cada vez que estas grandes bestias gemían
delante de él. En ese instante y por fortuna las luces se encendieron, algo que sus
enemigos no alcanzaban a imaginarse, a lo cual no tuvieron más opción de emprender la
retirada.
John estaba a salvo y la estrategia de cubrir la zona con iluminación había sido un éxito,
también se pudo comprobar que la ciudad estaba siendo vigilada, lo cual quería decir que
una invasión era cuestión de tiempo; las luces definitivamente los detendrían al intentar
ingresar, pero no podían subestimarlos ya que muy seguramente ellos estarían trabajando
en alguna opción para evadir ese obstáculo.
Con el peligro inminente, era necesario acelerar los trabajos de la elaboración del
armamento, tenían claro que se defenderían a toda costa, incluso si debían arrasar con su
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enemigo lo harían, pero no dejarían que se tomaran la ciudad, ni tampoco estaban
dispuestos a dejarse someter por estos intrusos. Esperaban que si había que correr
sangre, esta debería ser la de los invasores. Algo que John no compartía y se lo expreso a
Mábel, él consideraba que con el potencial de las armas que ya tenían era suficiente para
atemorizarlos y con esto bastaría para alejarlos de una vez por todas sin necesidad de
derramar sangre; ya que esto generaría una guerra que no pararía hasta que alguno de los
dos lados terminara por exterminar al otro, algo que iba en contra de los principios de
John Morris de construir una mejor sociedad.
Finalmente logró persuadir a Mábel, llegando a un acuerdo en el cual en caso de un
ataque, los cañones no los dirigirían hacia los intrusos, sino a áreas despobladas cerca de
ellos para amedrentarlos buscando que cojan escarmiento y no intenten volver; pero si
esto no funciona, entonces si descargarían todo su poder armamentista buscando
eliminar al enemigo.
John se acercó a Stevenson y le sugirió que construyera grandes estructuras que simularan
ser armas, las cuales a gran distancia se pudieran detectar y además que fueran livianas
para transportarlas con facilidad sobre carretas de maderas. Su amigo acepto la solicitud y
de inmediato empezó a trabajar en ello, hizo siete que parecían ser misiles, su aspecto
generaría temor en cualquier ejercito pero no había forma de hacerlo funcionar ya que
por dentro eran vacías, además por más ingenio que él tenía, no habían los materiales
necesarios para hacer algo de esta magnitud.
A partir del día en que John fue perseguido por los demonios desde los bosques hasta la
ciudad, todas las noches las luces del valle se mantenían encendidas, con el fin de
dificultar el retorno de los intrusos; y como sus bestias eran sensibles a la luz muchos en la
ciudad consideraban que nunca volverían y daban la victoria como un hecho, pero pronto
la soberbia demostraría su equivocación cuando una noche a lo lejos se veían una serie de
luces que se movían desde la oscuridad en dirección a la ciudad, el desconcierto aumento
cuando las luces volaron por los aires impactando las torres de luz, destrozándolas con
cada impacto, se trataba de grandes bolas de fuego lanzas desde catapultas; el peligro en
ese momento no era solo que estaban perdiendo sus defensas, sino que el fuego empezó
a expandirse sobre el valle ocasionando un gran incendio, cada vez caían más rocas
incandescentes generando estragos. En cuestión de un par de horas todas las torres de
energía habían sido derribadas y el fuego se apodero del lugar.
Entonces se pudo ver como a lo lejos en medio del humo se acercaban corriendo docenas
de demonios con cuernos sobre sus cabezas y armas de fuego que disparaban al aire, algo
que nadie se imaginaba – ¡no estamos tratando con una tribu de lanzas y flechas, ellos
poseen armas con pólvora! - exclamo Mábel, quien de inmediato al ver esto dio la orden
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de sacar los dos cañones y dirigirlos cerca de los intrusos según lo acordado con John. Se
lanzó el primer impacto retumbando en el aire como si se tratara de un trueno, el fuerte
sonido estremeció a los invasores, quienes creían que con sus armas lograrían intimidar a
los habitantes de la ciudad, pero ellos no se esperaban esta sorpresa y finalmente los
atemorizados fueron ellos cuando en frente vieron la gran explosión que ocasiono el
impacto; la tierra voló por los aires y la onda explosiva los lanzo al suelo, aun no se podían
reponer cuando una cadena de explosiones cayo una tras otra, sus oídos estaban
ensordecidos por el eco que producían estas detonaciones. Por un momento los cañones
dejaron de usarse, tiempo en el cual los intrusos se pudieron poner de pie; en ese instante
John pidió que sacaran de la ciudad las grandes armas vacías que Stevenson fabrico,
lentamente salieron haciendo aparición en medio del valle; su aspecto desafiante junto a
su tamaño colosal cumplieron con el objetivo establecido, el pavor quebranto sus espíritus
guerreros y los demonios emprendieron la huida al ver esta nueva amenaza; mientras
tanto los cañones nuevamente hacían temblar el suelo aumentando el miedo de los
invasores.
La euforia se apodero de los victoriosos, quienes no tuvieron tiempo de festejar ya que la
furia del fuego seguía extendiéndose; rápido entre todos se apoyaron de las aguas del rio
para buscar detener el incendio. Les tomo toda la noche sofocar esta amenaza, al otro día
solo cenizas cubrían lo que anteriormente era un bello paisaje verde; después de una
triunfante batalla John se sentía a gusto, sus objetivos fueron cumplidos, no hubo
derramamiento de sangre y sus enemigos estaban intimidados con el arsenal que les
mostraron, las armas con las que habían llegado no se igualaban en nada con las que
poseían los habitantes de la ciudad y esto era suficiente para que reconsideraran la
intensión de una nueva invasión.
-¡Podemos ir tras ellos y eliminarlos! Este es el momento indicado para destruirlos de una
vez por todas y así evitar represarías en un futuro – comento entusiasmado Jung.
-Debemos ir tras ellos, pero para hacer un acuerdo de paz – le respondió John, a quien
todos miraron con asombro, ya que ellos creían que por haber vencido y gracias a que
poseían superioridad armamentista no deberían mostrar debilidad ante sus enemigos.
Pero John mantenía su posición argumentando que en ningún momento acordar la paz
era una señal de debilidad, por lo contrario era un gesto de grandeza aspirar a la
supervivencia de ambas partes, considero que los errores cometidos durante toda la
historia de la humanidad no se deberían volver a repetir en el planeta Minerva, él estaba
muy convencido de que se podía iniciar una sociedad abandonando la esencia violenta
que durante miles de años ha sido el comportamiento de los pueblos.
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-Yo mismo iré hasta donde están ellos para acordar un cese de agresiones y solicitare la
liberación de todas las mujeres que estén prisioneras – estas palabras de John
concientizaron al grupo, quienes consideraron que era una buena opción para conseguir la
libertad de todas ellas. Al escuchar la intención de su amigo Stevenson también se ofreció
como voluntario, ¡por fin volvería a encontrarse con Natacha!
-Claro amigo, en realidad esperaba que me acompañaras, porque a cambio de la libertad
de las mujeres les ofreceré algo que sé muy bien que ellos quieren.
-¿A qué te refieres John?
-Les entregaremos el androgerx, por algún motivo creo que ellos prefieren ese robot antes
que nuestra aniquilación.
Stevenson no lo pensó y de inmediato acepto, considero que si podían ofrecer algo que
ellos querían, era más fácil que sus condiciones fueran aceptadas. Este ideal fue
compartido por el grupo y muchos de ellos se ofrecieron como voluntarios para
acompañarlos en esta misión, pero John no acepto, él consideraba que lo mejor era que la
visita la hicieran solo ellos; ya que si fracasaban muy seguramente jamás volverían y la
ciudad estaría constantemente amenazada con una invasión; por eso había que
considerar también la posibilidad de no llegar a un acuerdo, siendo necesario volver a
instalar las torres de iluminación y replantear los sistemas de defensa. Para esta tarea se
necesitaba bastante mano de obra y era indispensablemente iniciar en la menor brevedad
ya que no estaban exentos de un nuevo ataque.
Al caer la noche John y Stevenson montaron al gran animal, soltando las riendas para
permitirle que se moviera libremente, mientras que detrás de ellos el androgerx los
seguía. Así se daba inicio a la búsqueda de la paz, mientras que los demás incluyendo a
Jung se quedaron reconstruyendo las torres de luz y deseándole éxitos a sus mensajeros.
Al comienzo el animal caminaba sin saber qué dirección tomar, pero después de unos
minutos se pudo orientar y a un ritmo constante inicio la marcha como si conociera muy
bien el camino. El mayor temor de John era encontrarse con sus enemigos y que estos no
le dieran tiempo de hablar, por eso debían estar muy precavidos y con los ojos abiertos
para evitar una sorpresa desagradable; por fortuna la noche transcurrió sin novedad y
antes de que el sol hiciera aparición se detuvieron con el fin de construir un refugio para el
día, ya que por la salud del gran animal no podían continuar con la marcha hasta la llegada
de una nueva noche, sus ojos fueron tapados y por seguridad una de sus patas se ató a un
robusto árbol, aunque después de comer cayó en un profundo sueño sin intentar moverse
del lugar donde reposaba.
124
El día transcurrió sin novedad, mientras uno dormía, el otro estaba atento velando por la
seguridad, luego cambiaban roles hasta que la luna hizo su aparición como señal de que
debían continuar con la marcha.
El gran animal no dejaba de caminar y por ningún lado se veía los recintos de los
demonios, la duda de que si sabía para donde iba, empezó a aumentar cuando otra noche
paso sin llegar a ningún lado.
-Creo que estamos perdidos, si quisiéramos regresar a la ciudad no hay forma de
reconocer el camino, hemos andado mucho y ante tanta vegetación todo lo veo igual – las
palabras de Stevenson eran frías pero muy ciertas, en este momento estaban a merced de
donde el gran animal los quisiera llevar. Además el agotamiento físico se estaba
apoderando de él, sintiendo cada vez menos fuerzas y empezó su visión a tornarse
borrosa; muy seguramente por el cansancio pensó.
-Debemos tener paciencia, estoy seguro de que él sabe cómo llegar a su casa.
-¿Por qué piensas así?
-Si te fijas bien, en ningún momento el animal duda de qué camino tomar, tampoco
descansa y cada vez respira con mayor ansiedad como si supiera que está cerca del lugar
donde tanto quiere estar; estas palabras optimistas de John ayudaron para bajar la
tensión de su amigo. Y pronto la tranquilidad llego cuando frente de ellos se toparon con
una carretera construida; el androgerx ilumino el sector y se pudo apreciar cientos de
árboles caídos y vegetación destruida para dar paso a algo grande, muy seguramente
habían hecho ese camino para conducir el ejército y las catapultas utilizadas en la
invasión.
No había duda alguna, estaban cerca de su objetivo, ahora su recorrido lo continuaron
sobre esa vía; ya la noche empezó a desvanecerse, anunciando que por seguridad del gran
animal debían detenerse, pero ellos decidieron no parar la marcha, no estaban dispuestos
a esperar otro día más para iniciar las negociaciones de paz; entonces vendaron los ojos
de la bestia y mientras continuaron el recorrido a pie jalaban de sus riendas.
Más adelante se sentían observados al mismo tiempo que entre la vegetación se movían
algunas ramas como si alguien se ocultara tras de ellas; John camino lentamente hacia allí
intentando averiguar de qué se trataba pero no encontró nada, en ese momento el gran
animal empezó a gemir con desesperación como si estuviera anunciando su llegada; de
repente y para asombro de ellos, de entre los arbustos salieron pequeños seres de una
altura aproximada de un metro con veinte centímetros, rasgos muy similares al del
humano, pero con la cabeza un tanto pequeña en proporción al cuerpo, caminaban sobre
125
sus dos pies con la espalda un poco encorvada, su piel estaba cubierta con una delgada
capa de pelo, excepto cara, cuello y palmas de las manos, además carecían de vestimentas
y manejaban un léxico de cortas palabras que no se podía entender, pero que era
suficiente para comunicarse entre ellos. Los pequeños seres se acercaron al gran animal y
empezaron a acariciarlo como si ya lo conocieran, luego cogieron sus sogas y se lo llevaron
sin que la criatura ofreciera la mínima resistencia; no había duda alguna que al sentirlos
cerca la criatura percibió confianza.
Los pequeños hombres por su parte al ver a John, Stevenson y el androgerx no mostraron
asombro alguno, al parecer ya estaban familiarizados con esta presencia, lo único que
hicieron fueron señales con sus manos indicando que los siguieran. Ellos por su parte para
satisfacer la curiosidad decidieron obedecer este gesto.
Caminaron hasta una montaña rocosa que estaba cerca; allí entraron por un amplio túnel
y en medio de la oscuridad encendieron antorchas dejando ver una serie de pasadizos que
se encontraban por todo el lugar, al llegar a uno muy grande le quitaron la venda al animal
y soltaron sus riendas; rápido por aquel callejón se perdió de vista. John se asomó para
saber hacia dónde se dirigía pero el lugar estaba muy oscuro, solo se escuchaba al fondo
una serie de gemidos; como si se tratara de más de estos animales dándole la bienvenida
a uno de su especie. Muy seguramente este era el hogar de las gigantescas bestias que
tanta destrucción ocasionaban; los dos hombres se miraron muy asustados al saber que
estaban en los recintos de estos salvajes seres. Si los quisieran atacar ellos serían presa
fácil, de eso no había la menor duda, pero no fue así ya que ninguno salió de su sitio de
descanso.
Los dos no hallaban la hora de salir de la montaña y la ilusión se concretó cuando
pudieron ver la luz del día a menos de un kilómetro de distancia, a pesar de la ansiedad
continuaron la marcha al mismo ritmo que los llevaban los pequeños hombres.
Finalmente el recorrido termino y frente a ellos se apreciaba un extenso campo cultivado,
muy bien organizado con un sistema de irrigación alimentado por un rio que pasaba cerca,
plantas de muchos tamaños con miles de frutos, abundancia en hortalizas, verduras y
legumbres; un manjar irresistible al que los dos hombres hambrientos no se pudieron
resistir y probaron cuanto alimento quisieron sin que los pequeños acompañantes se
disgustaran, al contrario ellos mostraron amabilidad y siguieron su camino.
Más adelante se encontraba una infinidad de casas de madera al tamaño de sus
habitantes, eran por lo menos mil más de estos hombrecitos, todos desnudos ocupados
con sus oficios, algunos dedicados a las cosechas, otros pescando y algunos construyendo
objetos de madera. Habían varones, hembras y muchas crías que jugueteaban por todo
lado; pero lo más extraño fue ver a una mujer humana sentada frente a un grupos de ellos
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como si les estuviera enseñando algo, mientras que los pequeños ponían mucho cuidado.
A pesar de que ella vio a John, Stevenson y el androgerx no dejo su oficio, solamente les
sonrió y con las manos hizo una señal de que permanecieran quietos esperando a que ella
terminara.
Al fin la clase acabo y la mujer se acercó a ellos, saludándolos con un efusivo abrazo, su
rostro expresaba tranquilidad; mientras su aspecto era de alguien bien alimentado, con
buena salud y apariencia de bienestar; incluso vestía impecable con ropa diseñada en algo
muy parecido al hilo, pero lo más curioso es que no llevaba puesto el collar metálico que
John y Stevenson portaban.
-¡Bienvenidos al pueblo de los Trayos!
- ¿De qué se trata este lugar? – le pregunto John
-Aquí nosotros les enseñamos a los pequeños habitantes a cultivar, pescar, cazar y
construir cosas.
-¿Nosotros? ¿Acaso hay más humanos aquí?
-¡Por supuesto! Acompáñenme y los conocerán.
Solo bastaron unos pocos pasos para poder apreciar a varios hombres y mujeres sin collar
en sus cuello reunidos con los pequeños Trayos dando clases como si se tratara de una
escuela, esto era algo que no se esperaban, pero la sorpresa aumento cuando en medio
de un grupo encontraron a una institutriz conocida. Se trataba de Natacha, quien al ver a
sus amigos corrió desesperadamente y los abrazó, la felicidad era tan enorme que el llanto
se apodero de ellos, no lo podían creer, por fin estaban nuevamente reunidos, dando por
finalizada la zozobra de saber si su amiga permanecía con vida.
-¿Cómo estás? – pregunto Stevenson con mucha inquietud.
-Me encuentro muy bien, aquí nos tratan con respeto, vivimos en armonía y solo debemos
enseñar y cuidar de los Trayos.
-¿Pero cómo te escapaste de los demonios?
-Yo no me escape – y con el índice derecho señalo la punta de una montaña,
mostrándoles algo que los dejo sin aliento, jamás habían estado preparados para un
encuentro como este, se trataba de una enorme nave espacial anclada en la cima, donde
una parte de ella estaba destruida mientras el resto de su estructura se podía ver que se
conservaba en muy buen estado.
-¡Los demonios aquí son dioses! – exclamo Natacha, mientras que sus amigos no quitaban
la mirada de encima, asombrados con este insólito descubrimiento.
127
CAPITULO XV.
REVELACIONES.
La nave espacial tenía un tamaño mayor en relación con la que los habían traído a este
planeta, su color blanco se camuflaba entre la espesa niebla que recorría la cima de la
montaña. No había duda, los demonios no eran de Minerva ¿Entonces de donde
provenían? Esta pregunta rondaba una y otra vez, pero Natacha considero que ella no era
la persona indicada para responder, por ese motivo los invito a que se acercaran,
afirmándoles que no había nada de que temer.
Las palabras de su amiga los llenaron de confianza, además ver libres a tantas personas
que anteriormente eran esclavos en la tribu de Mamba, les afianzaba más la tranquilidad
de acercarse para descubrir los secretos de quienes ellos consideraban demonios, pero
que ahora inexplicablemente para los demás eran dioses.
Natacha estaba muy feliz del reencuentro con sus amigos, pero mostraba una alegría
desbordante cada vez que miraba a Stevenson, muy seguramente entre ellos habían
sentimientos en común, de los cuales esperaban tener el tiempo suficiente para confesar;
por el momento la ansiedad de llegar a la nave era la prioridad.
John miro a su alrededor esperando ver más catapultas como las que llevaron para la
invasión, pero no había nada. Esto quiere decir que no tienen intención de volver a atacar,
pensó mientras seguía observando.
Los tres humanos y el androgerx se encontraron con una extensa escalera de piedra en la
montaña, la cual se dirigía hacia la entrada de la nave, empezaron a subir sus peldaños,
pero cuando iban en mitad del camino Stevenson se desgonzo, sus piernas no tenían
fuerzas suficientes para mover su cuerpo y de su frente broto abundante sudor – no hay
de qué preocuparse, en realidad estoy muy cansado por este viaje – se sentó y respiro
profundamente, después de unos minutos afirmo estar mejor, por lo que continuaron con
el ascenso. Al acercarse a unos treinta metros de las puertas de la nave, estas se abrieron
y aparecieron dos espeluznantes figuras cubiertas con prendas negras y sobre sus cabezas
resaltando unos endemoniados cuernos; John y Stevenson detuvieron la marcha, pero
Natacha los tomo de la mano y los invito a continuar la marcha, al tiempo que les decía
que no había nada de que temer. Finalmente al llegar se encontraron de frente con estos
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dos extraños seres; tenían los mismos rasgos de un humano, vestían una piel negra de
algún animal y sus cuernos no era más que unas astas ancladas a un casco metálico y al
igual que los demás no tenían el collar en sus cuellos Eran personas como ellos, aunque
un poco más jóvenes, los cuales al ver al robot transformaron sus rostros fríos y poco
expresivos en un semblante de cordialidad.
-¡Síganme! Hay alguien que quiere verlos – exclamo uno de ellos, mientras que el otro
permaneció en la entrada para cerciorarse que no llegaran más visitantes.
Los cuatro fueron conducidos a un lugar que parecía un salón de conferencias, allí habían
unas veinte personas sentadas alrededor de una mesa ovalada, hombres y mujeres de
diversas edades que portaban vestimentas muy similares a las terrestres, pero ninguno
llevaba el collar metálico que identificaba a los habitantes del planeta tierra; quienes al
verlos frente a ellos no podían disimulaban su asombro. Mientras tanto John y sus amigos
permanecieron en la puerta sin intensiones de ingresar, solo eran objetos de observación
de los curiosos, pero el más anciano de todos se levantó de su silla y con voz fuerte les
pregunto,
-¿Con que intensión han venido?
- Con la intensión de garantizar una existencia pacifica – respondió John, en el mismo tono
con el que fue preguntado, entonces el anciano sonrió y junto a él pidió que colocaran
tres sillas más, luego los invito a que se sentaran y continúo con las preguntas,
-¿Quiénes son ustedes?
-Mi nombre es John Morris y mi amigo se llama Stevenson, somos habitantes de la tierra,
del mismo lugar donde proviene Natacha; llegamos a este planeta con una intensión que
aún no sabemos y solo tenemos como prioridad la supervivencia, bajo esa misma premisa
hemos venido hasta aquí para solicitar un cese a las hostilidades, con el fin de evitar una
guerra sangrienta entre nuestros pueblos, la cual muy probablemente terminaría con la
existencia de ambos lados.
-Tienen armas muy poderosas, ¿Cómo puedo confiar en tus intensiones, sin temer a un
ataque a traición?
-Si quisiéramos atacarlos no hubiéramos venido solos, corriendo el riesgo de no volver a
nuestra ciudad – aclaro Stevenson.
-¿Su ciudad? Ese lugar no les pertenece a ustedes.
-¿Acaso es de ustedes? – le pregunto John al anciano.
-No, no es de nosotros, pero durante años la hemos buscado.
-Entonces ahora es nuestra, pero podemos compartir sus adelantos tecnológicos para
beneficio de nuestros pueblos.
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-Tanta cordialidad me asombra de una especie agresiva y sedienta de poder.
-Es nuestra oportunidad de construir un mundo mejor a partir de la corrección de
nuestros errores.
-No somos tan diferentes John Morris, compartimos los mismos ideales, aunque en
realidad ahora hay algo que nos interés más que la tecnología de tu ciudad.
-¿Te refieres al androgerx?
-Así es Morris, el robot es vital para nuestros objetivos.
-¿Para qué te puede servir?
-Para regresar a casa.
-¿De dónde provienen ustedes?
-Como te dije no somos tan diferentes, en realidad algunos de nosotros provenimos de la
tierra, mientras que nuestros hijos y sus hijos han nacido en este planeta, pero
consideramos que ya cumplimos nuestro tiempo aquí, por eso queremos volver al lugar
donde en realidad pertenecemos.
-¡Son terrestres! ¿Pero cómo llegaron hasta aquí? Si este planeta solo fue descubierto
hasta hace cinco años y no lleva más de tres de exploración.
-Eso es lo que los gobiernos de las grandes potencias querían que el resto del mundo
creyera. En realidad este planeta fue encontrado hace más de sesenta años, al descubrir
que tenía las capacidades para albergar a la raza humana y así poder solucionar el
problema de sobrepoblación junto a la disminución considerable de recursos, decidieron
durante mucho tiempo trabajar en crear los portales que permitieran el tránsito hacia los
dos mundos. Finalmente después de diez años quedaron terminados y se dio inicio a la
conquista del planeta construyendo una ciudad moderna; adecuada para hacer trabajos
de investigación y exploración para poder garantizar la supervivencia y existencia de
nuestra raza. A esta misión se le llamo proyecto Minerva fase uno, mientras que a la
ciudad se le conoció con el nombre de Nueva Atenas. Al lugar enviaron a los mejores
científicos del momento, mentes ilustres que abrirían el camino para una nueva
civilización, estudiaron la fauna y vegetación junto a los Trayos, a quienes por su
superioridad intelectual sobre las demás criaturas de este planeta los consideraron como
la especie evolutiva que algún día dominarían y poblarían a lo largo y ancho de este
mundo.
Pero la fase uno del proyecto Minerva terminó en fracaso, ya que los científicos dieron
con un enemigo invisible que los extermino a todos. Los virus y bacterias que encontraron
en este lugar, no eran conocidos por la raza humana, por tal motivo nunca estuvieron
preparados para algo así y la muerte llego sin avisar.
130
La Nueva Atenas estaba protegida por una indestructible cúpula que con el paso del
tiempo se cubrió de vegetación, manteniéndola oculta de la vista de cualquiera y
dejándola en el olvido como si nunca hubiera existido.
Mientras tanto en el planeta tierra se consideró esto como un fracaso, no solo se
perdieron grandes mentes de la época, sino la gran cantidad de dinero que aportaron
todos los países del mundo fue en vano, puesto que sus descubrimientos y los resultados
de sus investigaciones nunca se pudieron conocer. Por lo tanto después de fallidos
intentos por retomar la misión, finalmente a los países del mundo les llevo quince años
replantear la posibilidad de continuar con la misión. El principal objetivo era rescatar la
información obtenida, luego enviarla a la tierra y continuar con la exploración para
verificar la viabilidad de traer seres terrestres a este nuevo mundo.
A esa tarea se le llamo proyecto Minerva fase dos y yo el capitán Frank Donovan era el
encargado de llevarla a cabo. Partimos de la tierra el once de Octubre del año 2.088 a
bordo del fénix blanco, la mejor nave espacial nunca antes creada, equipada con lo último
en tecnología y con el mejor grupo humano calificado, científicos, doctores, biólogos,
genios de la informática y exploradores reconocidos; todo lo necesario para cumplir con
éxito la misión, pero una falla mecánica al ingresar a la atmosfera del planeta Minerva nos
desvió del recorrido, terminando por accidentarnos en la cima de esta montaña, en el
impacto la nave quedo incrustada en la tierra y se destruyó parte de ella, siendo imposible
repararla y por consiguiente anulando toda posibilidad de volver a casa. Perdimos
contacto con nuestro planeta, quedando abandonados en este lugar, tal vez nos dieron
por muertos o consideraron que una misión de rescate sería muy costosa.
Lo cierto es que no teníamos otra opción que sobrevivir por nuestros propios medios y fue
así como los ciento veinte tripulantes del fénix blanco hicimos de esta nave nuestro hogar.
Durante mucho tiempo nos dedicamos a buscar a la nueva Atenas, pero debido a que la
naturaleza se encargó de camuflarla nunca la pudimos encontrar. Mientras tanto esas
exploraciones cobraron un costo elevado, ya que estuvimos expuestos a virus y bacterias,
que nos atacaron sin piedad, llevándose la vida de veintitrés de los nuestros. Pero por
fortuna un día encontramos a los pequeños Trayos; seres primitivos que vivían en las
copas de los árboles, quienes al comienzo cuando nos vieron demostraron temor; debido
muy seguramente a que los primeros humanos en llegar a este planeta los trataron como
animales salvajes e incluso los pudieron haber sometido a brutales experimentos como
parte de sus investigaciones. Pero poco a poco con buen trato nos ganamos su confianza
y aquellos seres que parecían carecer del nivel intelectual de los humanos, resultaron ser
más inteligentes de lo esperado. De alguna forma mediante la preparación con varias
131
plantas lograron descubrir la cura para muchas de las enfermedades que los atacaban;
esas mismas medicinas nos las suministraron y el resultado obtenido fue igual de exitoso
como cuando las usaban en ellos; muy seguramente nuestra genética es muy similar a la
suya.
A partir de ese momento creamos una relación de cooperación, ellos velaban por nuestra
salud mientras nosotros les enseñábamos muchas cosas, permitiéndoles dar un adelanto
en su evolución. Ya no simplemente andaban entre los bosques buscando alimento, sino
que ahora ellos mismos lo cultivaban, aprendieron a hacer herramientas y dejaron de vivir
en las copas de los árboles para construir viviendas, entonces para protegerlos de los
animales que los asechaban decidimos traerlos cerca de nosotros y aquí en conjunto
edificamos su ciudad. Luego ante la prosperidad las dos culturas nos multiplicamos,
extendiendo nuestras poblaciones y sus hijos junto a los nuestros continuaron con la
convivencia cordial, un legado que esperamos se conserve por generaciones.
Ellos también nos enseñaron a domar a los taracales, los grandes animales carnívoros que
ustedes ya han visto, monstruosas criaturas que destrozan todo a su paso, pero ante
nosotros son inofensivos y nobles.
Durante mucho tiempo vivimos en paz y con el objetivo de que nuestras dos culturas
prosperaran mutuamente, pero hace unos cinco años llego una nave espacial que trajo
cientos de androgerx, los cuales veíamos por todo lado inspeccionando el lugar, pero
imposibles de atraparlos para saber de qué se trataban; luego aparecieron animales
terrestres que supuestamente se habían extinguido en los últimos trescientos años, con
esta llegada el equilibrio de la naturaleza cambio drásticamente, algunos pequeños
animales de este planeta fueron presa fácil de los nuevos depredadores, mientras que
algunos cambiaron sus gustos alimenticios y otros se vieron en la necesidad de trasladarse
a otras partes, invadiendo los terrenos de otros, llegando a luchar hasta la muerte por
dominar esas tierras.
Pero como si esto no fuera suficiente castigo para este planeta pacifico, hace más de un
año llegaron ustedes, al comienzo creímos que la colonización de Minerva había
comenzado, por lo tanto a medida que los encontrábamos deambulando por los bosques,
los acogimos creyendo que compartirían nuestros ideales y principios, pero en realidad
nos topamos con una especie salvaje, cruel, violenta, con desprecio hacia sus similares.
Los hombres de los collares metálicos encontraron en este planeta un habitad donde
exploraron sus más profundos deseos de dominarse unos a otros. Asesinos que no podían
abandonar su naturaleza, demostrando que ante la carencia de leyes y castigos no tenían
132
la capacidad de convivir con sus semejantes, por el contrario disfrutaban al inspirar miedo
y esto los alentaba demostrando falta de conciencia y de empatía hacia los otros.
Comprendimos que no tenía sentido intentar corregir las conductas inalterables, por el
contrario la única manera de conservar el equilibrio de una nueva sociedad es destruir la
maldad desde sus raíces y no permitir que se extiendan. Por esa razón decidimos iniciar
una cruzada para liberar a este mundo de quienes realmente eran los demonios, aquellos
sin alma, ni corazón que solo causan caos y dolor. A los taracales les aumentamos su furia
al darles de comer unas plantas rojizas que los descontrola por horas; su fuerza
descomunal arrasa con todo lo que se mueve cerca de ellos, mientras que en la noche
tienen una visión clara del entorno, convirtiéndolos en unas máquinas de destrucción
perfectas.
-Pero ahora los violentos y salvajes son ustedes – interrumpió John con ese comentario
cargado de ironía.
-El exterminio de la maldad es el precio que se debe pagar por conservar una sociedad en
paz, sé que nuestras futuras generaciones agradecerán ese sacrificio. Además es la única
manera de mantener en el anonimato a los Trayos, ya que muy seguramente al ser
expuestos, con facilidad terminarían siendo esclavos en sus propias tierras.
-Pero estoy seguro de que no todos los que han llegado de la tierra son malas personas.
-Tienes razón, por eso cada vez que arrasamos con alguna tribu tomamos algunos de ellos
como prisioneros, para someterlos a pruebas psicológicas, donde medimos su capacidad
de hacer el mal, todos aquellos que demuestran las cualidades para hacer parte de
nuestro proyecto son bienvenidos, además necesitamos más personas para extender esta
nueva civilización. Por eso con la llegada de las mujeres fue necesario rescatarlas del
peligro y traerlas hasta aquí, de igual manera debe pasar por nuestros exámenes y todos
los que se ganan el derecho a vivir aquí reciben un trato digno.
-¿Y cuál es el destino de los que no pasan esas pruebas?
-Si no merecen estar en nuestra sociedad, no merecen vivir, por eso son llevados al
desierto del norte, donde son abandonados a su suerte. Aunque nunca hemos tenido
noticia de alguno que regrese.
-¿Pero que pasara con los que sigan llegando? ¿Continuaran con las masacres?
-En realidad John Morris ya estamos cansados de esta situación, en este momento
consideramos que los Trayos están capacitados para defenderse solos, aun así para
tranquilidad de nosotros las personas que hemos reclutado continuaran viviendo en este
lugar junto algunos de los tripulantes del fénix blanco que por decisión propia han
acordado no abandonar el planeta. Por eso consideramos que nosotros los que más
tiempo llevamos lejos de casa nos ha llegado la hora de regresar.
133
Por tal motivo necesitamos al androgerx para que nos guíe hasta su base central donde
podamos hacer contacto con el planeta tierra, allí informaremos que estamos vivos y
solicitaremos que nos recojan. Ustedes pueden venir con nosotros, les podemos retirar los
collares metálicos y los haremos pasar como parte de la tripulación; así al llegar a nuestro
planeta podrán reencontrarse con sus seres queridos.
Una oferta de la cual no había mucho que pensar, en la mente de John paso nuevamente
la imagen que durante los últimos meses tenía en cada instante del día y era poder sujetar
entre sus brazos a su amada Tania junto a su pequeño hijo que muy probablemente ya
había nacido. Esta era una oportunidad que seguramente nunca más volverían a tener;
aun así la consulto con sus amigos, quienes no dudaron en que lo mejor para todos era
aceptarla, los tres se abrazaron sabiendo que por fin se concretaría la esperanza de volver
a casa.
134
CAPITULO XVI.
LA BASE CENTRAL.
La noticia del retorno al planeta tierra era una fantasía que se podría volver en una
realidad, pero para John y sus amigos la dicha seria completa si Jung también los pudiera
acompañar. Solicitud que fue denegada por el capitán Donovan, quien considero que sería
muy arriesgado para el androgerx, ya que más de ellos probablemente estarían
buscándolo cerca del lugar donde perdieron contacto con él.
Basado en ese argumento no tenía sentido seguir insistiendo en solicitar la compañía de
su amigo; además John considero que había la posibilidad de que Jung no quisiera
regresar a la tierra, debido a que sabía que estaba contento y satisfecho con su nuevo
estilo de vida.
El capitán Donovan realmente tenían mucha prisa, puesto que inmediatamente después
de escuchar la respuesta positiva, ordeno que el androgerx fuera analizado para dar con la
ubicación de la base central; pero fue sorprendido con una grata noticia cuando
Stevenson le informo que él ya tenía las coordenadas, mostrándole en la pantalla de su
tablero de control la ubicación exacta de ese lugar. Todos en el salón lo felicitaron por tan
genial brillantes, este gran hallazgo agilizaba la espera de dar con la solución para el
retorno esperado, pero en medio del lugar y entre tanta efusividad Stevenson perdió el
conocimiento cayendo desmayado sobre la mesa, rápidamente los doctores giraron su
rostro para ver la clase de síntomas que tenía; su rostro empezó a ancharse, mientras que
sus ojos poco a poco perdían el color, tornándose blancos, luego todo su cuerpo se fue
inflamando. Cuando John lo vio, temió por su vida ya que sabía que esa extraña
enfermedad ni siquiera los androgerx la podían tratar; inmediatamente fue llevado en una
camilla hacia una sección de la nave que funcionaba como hospital. Sus dos amigos
esperaban lo peor, mientras que el capitán Donovan los tranquilizo al informarles que los
Trayos habían descubierto la medicina para esa enfermedad. Él más que nadie estaba
interesado en su recuperación, no solo para que Stevenson los guiara a través del robot
135
hacia la base, sino porque al curarlo sus amigos estarían en deuda con ellos y ya no habría
forma alguna de que por algún motivo se retractaran de su decisión.
Después de unos minutos salió un doctor del cuarto y le informo a sus amigos que
Stevenson estaba estable y que su recuperación total sería muy pronto, solo necesitaba
estar en reposo unos tres días, realizando los menores movimientos posibles y
consumiendo bastante cantidad de líquido.
Este dictamen médico aplazo los planes del capitán Donovan, quien demostró estar
interesado primero por la salud del enfermo y considero que para iniciar la travesía
tendrían tiempo suficiente; su amabilidad se reflejaba en el buen trato que les daba, de
esta forma muy pronto se ganó sus confianzas. Además los libero de los incomodos
collares metálicos, gracias a un ingeniero de la tripulación que encontró la manera de
desarmarlo y retirarlo sin ocasionar dolor. Al comienzo la sensación de no tenerlos era
extraña, ya que debido a tanto tiempo de portarlos habían terminado por acostumbrarse.
Mientras pasaban los días de la incapacidad de Stevenson, sus amigos estaban muy
pendientes de su recuperación, aunque Natacha permanecía más tiempo, incluso eran
muy pocos los instantes en que lo dejaba solo; por su parte John aprovecho para conocer
las instalaciones, era un lugar muy bien cuidado que aun parecía estar nuevo, reviso muy
bien y pudo deducir que era una nave de transporte, no estaba dotada de equipos
armamentistas que causaran gran destrucción como los cañones que habían construido
en la Nueva Atenas; solo encontró unas rusticas armas de pólvora, elaboradas muy
seguramente por ellos, que se parecían a las pistolas que se usaban hacia unos doscientos
años atrás. Muy seguramente si por algún caso los dos pueblos se enfrentaran en una
guerra, los habitantes del fénix blanco solo encontrarían la derrota.
Finalmente Stevenson se recuperó satisfactoriamente, la medicina funciono y los cuidados
de Natacha aportaron positivamente, tanto que ahora se habían convertido en pareja.
John no se sorprendió ya que veía este romance llegar en algún momento, pero si se llenó
de nostalgia, porque al ver a los dos enamorados nuevamente llego a su mente los
recuerdos de su amada Tania. Pero pronto esta imagen se convirtió en alegría al saber que
si todo funcionaba según lo planeado por el capitán Donovan, la podría tener entre sus
brazos.
Con el retorno de la salud de Stevenson, iniciaron los preparativos para el viaje, medicinas,
alimentos y armas de fuego se hicieron cargar en grandes carretas de madera que los
taracales jalarían. Pero las cosas no salieron según lo esperado ya que al ver las
coordenadas de la ubicación de la base central, se dieron cuenta que habían cambiado en
136
relación con las del día anterior; esto hizo generar que se revisara minuciosamente la
información que llegaba al tablero de control y de esta forma descubrieron que la base no
estaba construida en un lugar específico; era algo extraño pero parecía como si estuviera
en continuo movimiento.
-Tal vez no es una edificación sino una nave que flota en el aire – comento el capitán
Donovan, siendo experto en esta materia – una exploración por tierra nos llevaría mucho
tiempo, pero lo más preocupante es que dependiendo de la altura en la que se encuentre,
cabe la probabilidad de nunca llegar hasta allá.
Esta era una mala noticia para las ilusiones de los humanos que pretendían regresar a su
hogar ¿Cómo lograrían entrar en una nave que constantemente estaba volando? La
pregunta rondaba una y otra vez sin tener una respuesta concreta. El problema era que
dentro del fénix blanco no había ningún tipo de aparato volador, ni mucho menos en la
Nueva Atenas; por lo tanto si pretendían ingresar en la base central deberían construirlo.
Pensaron en hacer un globo, pero dependerían de las corrientes de aire, siendo imposible
guiarlo; la idea de un aeroplano era la más acertada, pero no sabían ni la forma ni el
tamaño de la entrada de la base, por lo tanto no había posibilidad de calcular el aterrizaje.
La otra propuesta era ingresar dentro de las capsulas en las que los androgerx llevaban a
ciertos enfermos, pero dar con el paradero de una de ellas era improbable, ya que solo
transportaban a personas con problemas de salud mediante un proceso de selección
desconocido. Entonces después de analizar diferentes alternativas, John recordó su época
de policía cuando a través de los prácticos jet pack volaban vigilando las ciudades.
-¡Esa idea es brillante! – exclamo exaltado Stevenson, necesitamos los materiales
indicados para poder realizarlos – al escuchar esto el capitán Donovan le dio vía libre para
que recorriera toda la nave buscando cosas que le pudieran servir para esta brillante idea.
En cuestión de un día logro armar uno de estos, su estructura estaba terminada pero el
problema es que en aquel lugar carecían de fuentes de energía que se pudieran adaptar a
los jet pack, por lo cual fue necesario instalarle una batería que alcanzaba a almacenar una
cantidad mínima, con la cual tan solo podrían recorrer una distancia corta y muy
seguramente solo funcionaria una vez, ya que una vez accionado el aparato, en cuestión
de minutos toda la carga de energía se habría consumido.
Esto quiere decir que desde el fénix blanco no podrían salir volando en búsqueda de la
base central, sino que primero deberían buscarla para ubicarse debajo de ella y de esta
137
manera despegar intentando llegar hasta alguna entrada, corriendo el riesgo que en el
transcurso del vuelo la energía se agote haciéndolos precipitar ante un choque inminente.
El riesgo era muy alto, pero al ser la única opción el capitán Donovan tomo la
determinación de llevarla a cabo. Solicito construir más jet pack, la intensión era que cada
uno de los que desearan regresar al planeta tierra tuviera uno de estos; trabajo en el que
de inmediato Stevenson junto a expertos de la nave empezaron a realizar.
Para recorrer los largos caminos que los distanciaban de la base central necesitaban de los
taracales, con su paso acelerado podrían acercarse con mayor prontitud, aun así eran
conscientes de que necesitaban una gran dosis de buena suerte ya que al revisar el
tablero de control se dieron cuenta que la base central no se movía con una periodicidad
o en una dirección constante, simplemente podía estar detenida y de repente dirigirse
hacia un lugar para luego cambiar hacia otro punto muy diferente.
Después de varios días de trabajar en la elaboración de los jet pack, al fin estaban listos
para entrar en acción; esperaron a que el sol se ocultara y con el caer de la oscuridad una
manada de taracales llevando a sus espaldas a treinta humanos junto a un androgerx
comenzó el viaje en búsqueda de la base central. En la delantera de la caravana sobre uno
de estos grandes animales estaba Stevenson en compañía de su amada Natacha guiando
el trayecto según las coordenadas que enviaba el robot hacia el tablero de control, a su
lado derecho estaba el líder de la expedición, el capitán Donovan quien conocía muy bien
los bosques y sabía qué camino tomar para no encontrarse con algún abismo o terreno
movedizo. Mientras que John junto a los demás andaban en fila uno de tras del otro,
como si se tratara de un enorme tren que surcaba los parajes.
En las noches recorrían extensas regiones, mientras que en el día se veían en la obligación
de descansar cubriendo los ojos de sus grandes animales; los cuales llevaban mucho
tiempo sin recibir la planta rojiza que los enloquecía, esto permitía verles el lado dócil y los
hacia fáciles de controlar, mientras que su fuerza y resistencia se mantenían intactas. Eso
lo demostraban ante el frio de la noche donde no se inquietaban aun si estaba lloviendo,
simplemente caminaban sin descansar un momento y cuando no encontraban camino,
con sus fuertes manos abrían paso por entre los árboles.
Llegar a la base central se estaba volviendo en algo utópico, cuando creían estar cerca,
esta se alejaba tomando otra dirección y en ocasiones volaba en círculos, lo cual generaba
molestias dentro del grupo. En ese camino sin salida cumplieron un mes, aun así el capitán
Donovan mantenía su persistencia en no abandonar esta misión, su obsesión era tan
enorme que en ningún momento se le vio decaer su estado de ánimo.
138
Pero pronto esta perseverancia encontró su compensación, cuando una mañana muy
temprano vieron a los lejos posado sobre un enorme lago, la figura de un gran objeto
volador levitando sobre sus aguas, no había duda alguna que se trataba de la base central.
Por fin la tenían al frente y no estaban dispuestos a desaprovechar esta oportunidad; así
que para no detener la marcha le taparon los ojos a los taracales y los obligaron a caminar
según las indicaciones que les daban. El paso era más lento de lo que acostumbraban en la
noche, pero sin duda alguna era más rápido del que podrían hacer los humanos al estar
solos.
Poco a poco se acercaban mientras que la base permanecía inmóvil, al transcurrir dos
horas lograron llegar a la orilla del lago y desde allí apreciaron esa maravilla de la
ingeniería moderna, era casi la mitad del tamaño del fénix blanco, pero su diseño
aerodinámico lo hacía parecer un automóvil de carreras, su color plateado se reflejaba con
un intenso brillo sobre el agua como si se tratara de otro sol y habían cientos de androgerx
que al parecer examinaban algo que había en el lago, pero que no se alcanzaba a ver.
El capitán Donovan dio la orden de colocarse los jet pack para iniciar el ascenso hacia la
base central, la distancia era más lejana de lo que había calculado Stevenson que podría
resistir la batería de energía; aun así si fallaban la caída seria sobre el agua permitiendo
amortiguar el impacto y evitando lesiones mortales, por eso no existió el temor para
arriesgarse a volar hasta la nave. No había tiempo que perder, ya que existía la posibilidad
de que en cualquier instante la base se dirigiera a otro lugar como usualmente
acostumbraba, pero tampoco irían todos en conjunto porque podrían chocar unos con
otros, por eso era necesario hacer grupos de cinco y cuando estos hayan coronado lo
seguirá el siguiente. Entonces los primeros voluntarios se alistaron a tomar vuelo, entre
este grupo estaba John Morris, los jet pack se encendieron sin problema y despacio fueron
elevando al que lo portaba, hasta tener la altura indicada para dirigirse velozmente hacia
la nave, el invento funciono y empezaron a volar sobre el lago. Se acercaron a la base
pudiendo ver su entrada principal a escasos metros; pero lo que se temía finalmente
aconteció y a uno de ellos el aparato le dejo de funcionar dejándolo caer cerca del lugar
donde los androgerx investigaban, pero algo extraño sucedió, ya que al caer al agua no se
hundió como normalmente hace un objeto al chocar. Parecía como si hubiera caído sobre
una enorme gelatina y muy lentamente era absorbido; luego se vio que lo que parecía
agua se empezó a mover, dejando ver su verdadera forma. Se trataba de una especie de
animal que nadaba en el lago, el cual tenía una apariencia similar a la de una medusa pero
de un tamaño gigantesco, su cuerpo transparente se fue enrollando en el humano y
empezó a deshacerlo como si fuera un objeto que hubiera caído entre acido.
Inmediatamente los androgerx se acercaron registrando este hecho, pero tendrían más
139
oportunidades para estudiarlo ya que uno a uno los jet pack de los demás viajeros
empezaron a fallar lanzándolos hacia este aterrador animal quien no estaba solo y cada
vez que un humano caía al agua lo consumían en el momento. Solo quedaba en el aire
John Morris, quien tenía en frente la entrada a la base, estiro sus manos pretendiendo
alcanzarla, cuando su jet pack se apagó y al igual que los demás se precipito hacia una
posible muerte, ya tenía las esperanzas vacías cuando de pronto algo sujeto fuertemente
sus brazos y lo levanto por los aires llevándolo hasta la entrada de la nave; se trataba del
androgerx que guiaba Stevenson, su vida había sido salvada por la astucia de su amigo.
Ahora debían encontrar la forma de que los demás pudieran llegar sin que sus vidas
peligrara; el robot no los podría llevar ya que en el largo trayecto de la orilla a la nave no
habían probabilidades de que resistiera el peso de un humano durante todo el recorrido,
por lo tanto al capitán Donovan se le ocurrió que el androgerx podría llevar una soga para
que John la sujetara y en caso de que alguno de los que se acercaban perdieran el control
de su jet pack, se pudieran sujetar para llegar sin problemas a la entrada de la base
central, aun así el robot debía permanecer cerca en caso de necesitar una ayuda adicional.
Todo se hizo según esta estrategia, pero ahora de uno en uno emprendieron vuelo,
algunos lograron llegar sin contratiempos, mientras que a otros les fallo los propulsores
dejándolos caer, pero pudieron alcanzar la soga sujetándose fuertemente mientras que
John los ayudaba a subir. Después de un largo rato, todos estaban dentro de la base
central, parecía increíble haber logrado esta hazaña, pero el sueño era una realidad.
Al interior del lugar no se veía presencia de algún humano, solo habían androgerx por
todos lados y cientos de computadoras trabajando sin parar. Mientras las personas
caminaban ningún robot se acercó a ellos, era como si no existieran, en ese momento
John comprendió que seguramente al no tener los collares metálicos no podían ser
detectados. El lugar carecía de presencia orgánica y cada puerta que abrían solo dejaba
ver robots ocupados.
Hasta que hicieron un hallazgo macabro al encontrar un salón lleno de cubículos
transparentes ubicados unos sobre el otro hasta el techo, extendiéndose alrededor de las
paredes y en medio del pasillo otro tanto organizado en forma de estantería como si fuera
un supermercado; adentro habían seres humanos acostados que permanecían inmóviles,
algunos tenían sus órganos internos por fuera del cuerpo como si fueran parte de algún
estudio, mientras que otros estaban intactos pero con una serie de cables conectados a
ellos. Todos tenían en común el collar metálico en sus cuellos, junto a la vestimenta que
140
portaban los presos, no había duda alguna que se trataban de los prisioneros de la tierra
que terminaron pagando sus condenas en el planeta Minerva.
El lugar ya no parecía agradable, por el contrario empezaba a inspirar miedo; motivo por
el cual optaron en salir de esa escalofriante morgue, pero las sorpresas no paraban allí, en
el siguiente salón se repitió la misma escena pero ahora se trataba de animales oriundos
del planeta tierra. Al ver esto el capitán Donovan prefirió salir sin detenerse a analizar
estas figuras aterradoras; considero que al no haber humano alguno en la base central lo
único que debían hacer era buscar sus sistemas de comunicación para poder hacer
contacto con la tierra. Y fue así como dieron con el cuarto de control, un lugar de dos
plantas, lleno de monitores y computadores, donde al frente de ellos en una silla giratoria
había un hombre sentado esperando a que ellos ingresaran.
-¿Quiénes son ustedes? – pregunto aquel hombre, que tenía una contextura muy delgada,
tanto que sus huesos se marcaban en la piel, su barba la lucia afeitada y bien cuidada,
pero su cabello color naranja era un desastre, a pesar de verse limpio estaba
exageradamente despeinado y por el tono de voz junto a su apariencia física demostraba
tener una edad superior a los cincuenta años. Al observarlo detenidamente John recordó
que había visto ese rostro en alguna parte, pero a pesar que se esforzaba su memoria no
respondía.
-Yo soy el capitán del fénix blanco, nave de exploración de la fase dos del proyecto
Minerva y ellos son mi tripulación.
Al escuchar esta respuesta el hombre se paró de su silla pero no dio ningún paso,
simplemente permaneció de pie, levanto su mano derecha mostrando una pulsera
metálica, muy similar a los collares de los presos, de allí una pequeña luz alumbro el rostro
del capitán, luego casi instantáneamente un robot con apariencia humana salió de un
compartimiento que estaba en la pared y se acercó al hombre de la pulsera, a quien le dijo
-Frank Donovan.
El robot confirmo la identidad del anciano que se había atrevido a llegar hasta estas
instalaciones, entonces al saber de quienes se trataba el hombre decidió presentarse,
-¡Yo soy el doctor Gregor Vosser! Antes que todo es un gusto saber que están vivos, según
los archivos del proyecto Minerva ustedes habían fallecido, pero esta es una área
restringida y no deberían estar aquí, si desean los llevare a tierra firme y solicitare que
sean repatriados – al escuchar ese nombre John pudo recordar de quien se trataba. Él era
el ayudante del ingeniero que supuestamente había liderado las construcciones de las
prisiones en este mundo, no había duda alguna era él; lo recordó porque su imagen la
141
había visto en televisión cuando se hizo la presentación del proyecto Minerva a nivel
mundial a través de los medios de comunicación. Ahora lo tenía en frente y a pesar de ser
poco efusivo les abría la posibilidad de volver a casa; aunque temía que con la pulsera
metálica empezara a identificar a cada una de las personas que acompañaban al capitán y
de esta manera su robot descubriera que él, junto a Stevenson y Natacha eran presos en
vez de tripulantes del Fénix blanco.
-Agradecemos su generosidad, pero antes quiero saber ¿Qué función cumple esta base
central? – le pregunto muy amablemente el capitán.
-Es la plataforma donde se programa a los androgerx para realizar diferentes labores
dentro de la exploración del planeta.
-¿Y hay alguien más aparte de usted controlando este lugar?
-No, soy el único ser viviente que vive y trabaja aquí.
-¡Gracias! Solo quería saber eso – entonces con una maniobra insospechada el capitán
Donovan saco de un bolsillo de su chaqueta una pequeña pistola y la apunto hacia el
doctor, disparando una bala que de inmediato lo lanzo al suelo. Al ver esto Natacha y
Stevenson corrieron a socorrerlo.
-¿Qué está pasando? – sorprendido pregunto John.
-Solo estoy continuando con el plan de limpiar el planeta de la amenaza a la que fue
expuesta; al controlar la base central puedo dar instrucción a los androgerx de buscar a
todos los criminales que están refugiados para cazarlos y exterminarlos como a una plaga
destructiva. No permitiré que sus genes se propaguen extendiendo su maldad a otras
generaciones. Ahora es hora de que ustedes decidan de qué lado están ¿Quieren ser parte
de los arquitectos que construirán un mundo libre de violencia o ser eliminados por
oponerse?
-Te opones a la violencia, pero recurres a ella para tus propósitos.
-El fuego se ataca con fuego, además dime si esas personas que han destinado sus vidas a
destruir las de otras sin contemplación, ¿no merecer ser castigados? A ellos por sus
mentes nunca se les ha pasado la magnitud del daño material, moral y psicológico que
han ocasionado por el capricho de satisfacer su necesidad de liberar su brutal instinto
agresivo. No comparto la idea absurda y errada de modificar comportamientos en
personas que no sienten compasión por sus víctimas, ni son conscientes del mal que
generan derrumbando las vidas de seres inocentes junto a sus sueños y deseos futuros;
porque simplemente nunca dejaran de ser lo que han fabricado de ellos mismos. Tan solo
puedes convertir a una persona noble en un voraz asesino, pero a un despiadado criminal
no le puedes cambiar su esencia, simplemente resguardarla temporalmente mientras que
142
ella misma busca sus propios métodos de salir para nuevamente actuar tal y como
siempre ha estado acostumbrada.
-No puedes justificar tu teoría recurriendo a la muerte, hay personas que se pueden
reivindicar.
-Así que no eres más que un iluso idealista y moralista, eso quiere decir que no estás
conmigo – y con estas palabras el capitán apunto su arma en dirección de la frente de
John Morris; justo en ese momento el doctor apoyándose de las pocas fuerzas que le
quedaban oprimió un botón de su pulsera, ocasionando que se encendieran las alarmas
del lugar y con esta señal el robot que lo acompañaba se lanzó hacia el Capitán quitándole
el arma de las manos. Luego la nave se movió bruscamente haciendo perder el equilibrio a
los humanos, para posteriormente caer de frente contra las aguas del lago, la base central
empezó a sumergirse con rapidez debido a que tenía sus puertas abiertas. El agua subía de
nivel dentro de la nave; en ese momento el doctor le pidió a sus dos acompañantes
Natacha y Stevenson que lo llevaran hacia una puerta que les señalo, donde podían
escapar sin problema; los tres con mucha dificultad se dirigieron hacia el lugar mientras
que llamaron a John para que los siguiera. Lucharon contra el agua usando todas sus
fuerzas hasta que por fin lograron ingresar al salón indicado, la puerta se cerró impidiendo
que el lugar se inundara.
Allí habían varias capsulas de las que se usaban para transportar a los enfermos, por orden
del doctor cada uno se subió en una; luego se abrió un gran compartimiento y mientras
que el agua ingresaba desbordantemente ellos salieron propulsados hacia la superficie. Al
cabo de unos segundos aterrizaron sanos y salvos en la orilla; mientras que las capsulas se
abrieron dejándolos salir, podían ver el lago desolado, no había señal alguna de la base
central, sus aguas lo devoraron llevándolo hasta el fondo.
Con mucho cuidado sacaron al herido, el disparo había penetrado en su abdomen, por lo
tanto Natacha sujetaba fuertemente la herida obstruyendo la salida de sangre; en ese
instante los androgerx salieron del lago acercándose hacia donde él estaba, lo examinaron
y usando el equipo médico con el cual fueron dotados, le hicieron una cirugía. Al cabo de
unos minutos concluyo con éxito, la bala la habían sacado y a sus órganos afectados les
sellaron las heridas.
Aun así estaba muy adolorido, por lo cual a través de su pulsera solicito ayuda.
-¿A quién llamas? – le pregunto Natacha
143
-No soy el único en este lugar, hay cientos de bases centrales con androgerx y cada una
con un científico encargado a bordo; estamos ubicados alrededor de todo el planeta,
además cada base a su vez está conectada con la estación espacial de la policía.
-¿Policía? Estaba seguro que en este lugar habíamos sido abandonados sin vigilancia
alguna – comento John muy extrañado.
-Hay muchas cosas de este lugar que muy seguramente no saben.
-Como que todo es una farsa y nosotros solamente hacemos parte de algún extraño
experimento – le respondió con un tono sarcástico Stevenson al doctor.
-Ustedes me salvaron la vida, por lo tanto lo mínimo que puedo hacer, es contarles toda la
verdad. Hace unos sesenta años este planeta fue descubierto por nuestros científicos, su
similitud con la tierra era una esperanza para continuar con la conservación de la raza
humana, a este propósito se le llamo “proyecto Minerva”, primero se construyeron los
portales que permitían acortar la distancia entre los dos mundos; luego se dio inicio a la
fase uno, que era la exploración del lugar para comprobar que nuestra especie pudiera
subsistir, se construyó una ciudad dotada para este propósito, pero las enfermedades
arrasaron con ellos; luego continuo la fase dos donde el fénix blanco debía continuar esta
misión, pero lamentablemente se estrelló. Después de estos fracasos se consideró no
volver a enviar humanos, por lo tanto las expediciones se deberían hacer solo con robots.
Entonces hace cinco años se dio inicio a la fase tres, creando la división androgerx, la cual
se encargó de analizar todo lo referente a este lugar, su clima, vegetación, fauna, virus y
bacterias. Ese momento fue considerado por los líderes de nuestros gobiernos como la
oportunidad de dar a conocer la existencia del planeta Minerva. Para todos en el mundo
fue algo sorprendente, pero en realidad lo que las grandes potencias buscaban era dar
inicio a la fase cuatro, que consistía en traer humanos para verificar su resistencia al
planeta y comprobar la efectividad de las vacunas desarrolladas por los científicos a través
de las muestras recogidas por los androgerx. Pero esta vez no cometerían el error de
enviar a mentes ilustres, por el contrario necesitaban a personas que la sociedad no
extrañara ni que hicieran aporte positivo alguno y que mejor que ayudar al sistema
carcelario, el cual debido a las reformas judiciales llevadas a nivel mundial, se había
convertido en un gasto sumamente costoso, el cual le estaba quitando a los gobiernos
presupuestos que podían ser utilizados en salud, educación y desarrollo. Además el
hacinamiento se había vuelto en un problema sin solución.
-Me imagino que la presión de las manifestaciones mundiales también llevaron a las
potencias a recurrir a buscar otra alternativa, como la de enviar los presos a Minerva
– comentario con el cual Stevenson interrumpió la charla del doctor.
144
-Te equivocas, las manifestaciones que supuestamente tenían acorralados a los países del
mundo en realidad eran patrocinados por las grandes potencias, la agrupación “NO MAS”
fue un invento para mover a las masas, luego otras organizaciones se le sumaron, incluso
grupos subversivos hicieron parte; todo esto beneficio a las potencias ya que muchos
países no querían aportar dinero para realizar la fase cuatro del proyecto minerva; pero
ante el caos y la conmoción que las turbas generaron no tuvieron más remedio que ceder
al llamado que hacían las multitudes por mejorar el problema carcelario, entonces se les
presento la solución que consistía en cómodas cárceles en medio de un paraíso. Los países
que no querían colaborar finalmente se vieron en la obligación de hacer desembolsos para
esta causa.
Mover a las masas no fue ningún problema solo había que tener a un pequeño grupo
inconforme y al generar estragos rápidamente encontraron simpatizantes, por desgracia o
por fortuna el ser humano disfruta oponiéndose a todo lo que se le impone, incluso sin
saber por qué.
Ya con el visto bueno y con el aporte de todos los países se dio inicio a la fase cuatro del
proyecto Minerva; primero se clonaron animales que en la tierra habían sido extintos hace
unos trescientos años, y debido a que en nuestro planeta esto no se pudo hacer por no
estar permitido, se utilizó este lugar donde las leyes terrestres no eran aplicables, por lo
tanto se trajo a la vida a esas criaturas que algún día la mano del hombre borro de la faz
de la tierra. Se les instalo collares metálicos para monitorear su ubicación y descubrir si
podían sobrevivir adaptándose al medio, algunos murieron víctimas de muchas
enfermedades que los atacaban, desde entonces los científicos que estamos a cargo de los
androgerx desarrollamos constantemente vacunas para tratarlos, los resultados han sido
positivos y la tasa de mortandad ha disminuido. Luego era el turno para los humanos y
hace más de un año, en un comienzo enviaron de la tierra a solo hombres, a los que se les
instalo los collares de monitoreo, con el mismo objetivo, saber si el portador en algún
momento llegaba a sufrir alguna enfermedad producto de un virus o de una bacteria, con
el fin de poner a prueba las vacunas desarrolladas. Pero el resultado no fue el esperado y
al poner en uso estas curas, los organismos no las asimilaban según los cálculos; esto
ocasionó que casi el ochenta por ciento de los enfermos no pudieran salvarse y fue
inevitable que la muerte llegara. Entonces se hizo necesario traer más hombres para
seguir experimentando hasta que se logró encontrar la cura a muchas de las
enfermedades que los atacaban, las cuales eran desconocidas en el planeta tierra. Aun se
sigue trabajando en encontrar el antídoto a unas cuantas con las que no hemos podido
tener resultados positivos; por eso a través de las capsulas traemos enfermos para hacer
pruebas o seguimientos a algún tratamiento nuevo. Esto no ha ayudado a tener grandes
145
adelantos y muchos virus ya los podemos vencer, gracias a estos nuevos hallazgos se
solicitó la presencia de mujeres, con dos fines, primero saber si sus organismos
reaccionaban de la misma manera que los hombres a los tratamientos y segundo es algo
que tal vez les parezca escalofriante, pero es necesario que ellas procreen para hacer
pruebas médicas en niños, luego cuando se hayan encontrado las vacunas a todas las
enfermedades que atacan a hombres, mujeres y niños podemos garantizar el inicio de la
fase cinco del proyecto Minerva, la cual consiste en la colonización del planeta.
Todo este procedimiento es necesario para el futuro de la raza humana, debemos reducir
la población mundial y que mejor que traer una parte de ella a este nuevo mundo;
anteriormente se inventaban guerras, fenómenos naturales y enfermedades para
controlar la sobrepoblación, pero no era ninguna solución perdurable; por su parte el
proyecto Minerva es menos doloroso y violento, con el cual de una vez por todas
solucionaremos este problema, asegurando el bienestar de nuestra especie.
Estas palabras reveladoras del doctor Gregor Vosser, terminaron por dejar pasmados a
John, Stevenson y Natacha, quienes jamás se hubieran imaginado todo lo que estaba
detrás del proyecto Minerva; como era posible los extremos a los que habían llegado las
potencias manipulando al mundo entero por conseguir sus propósitos sin importar las
victimas que esto acarrea.
En ese momento una pequeña nave llego al lugar, aterrizando frente a ellos; sus puertas
se abrieron y dos policías descendieron, al ver al doctor enfermo lo subieron teniendo
cuidado de no lastimarlo.
-Muchas gracias, les debo la vida – con estas palabras el doctor se despidió, entonces uno
de los policías se acercó a ellos y les dio la mano en señal de agradecimiento.
-Ustedes son un ejemplo de solidaridad, los felicito, pero antes de irnos quiero saber sus
nombres.
Primero se presentó Natacha, luego Stevenson y por ultimo John Morris.
-¿Usted es el Teniente John Morris? – sorprendido pregunto el policía, mientras que su
compañero al escuchar este nombre se le acerco.
-Sí, yo soy el Teniente John Morris ¿Por qué?
Entonces uno de los policías saco de su bolsillo un pequeño aparato y como si fuera una
cámara fotografía la enfoco hacia el rostro de John - ¡Realmente si es el Teniente! –
exclamo entusiasmado.
-¿Pero de que se trata esto? – pregunto intimidado Morris.
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-Toda la fuerza policiaca lo hemos estado buscando los últimos días y debido a que su
collar rastreador no había vuelto a funcionar, ya lo habíamos dado por muerto.
-¿Por qué tanto interés en mí?
-Porque tenemos la orden de llevarlo a casa.
-¿Cómo así? No entiendo.
-Su inocencia fue demostrada, por lo cual su libertad le fue concedida, tiene que
acompañarnos porque debe volver al planeta tierra.
Durante varios segundos permaneció en silencio, le era difícil asimilar tan grata noticia.
Estas palabras durante muchas noches las habían anhelado escuchar, por fin volvería a ver
a su amada Tania y conocería a su hijo, la noticia fue compartida por sus amigos, quienes
se fundieron en un fuerte abrazo felicitándolo.
-No me olvidare de ustedes, les prometo que hare hasta lo imposible para que vuelvan al
planeta tierra. Con todos los secretos que conozco presionare por el bienestar de ustedes,
incluso no me importara callar a cambio de la libertad de ustedes.
La promesa de John los lleno de esperanzas, ahora Stevenson y Natacha sabían que su
amigo no los defraudaría y que influiría para que ellos también regresaran a casa. Estaban
seguros que con todo lo que John había descubierto de este lugar sería suficiente para
sacarlos de allí. Las mentiras que los gobiernos ocultaban detrás del proyecto Minerva,
como las cárceles que no existían o el saber que los presos eran utilizados como simples
ratones de laboratorio; eran argumentos suficientes para que la petición de la libertad de
ellos fuera cambiada por el silencio. A ninguna potencia le interesaría que los demás
países del mundo supieran de sus verdaderos planes y de cómo los consiguieron
manipulando a sus pueblos.
Confiaban ciegamente en las palabras de su amigo a quien nuevamente le dieron el último
abrazo para luego dejarlo partir en la nave de la policía. Stevenson abrazo fuertemente a
Natacha y con un prolongado beso celebraron la libertad de su amigo y la noticia de que
seguramente muy pronto ellos se le unirían.
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CAPITULO XVII.
CASO REABIERTO.
Aquel día triste en que Tania vio como John era llevado a prisión para luego pagar una
condena en las cárceles del planeta Minerva, sintió que su vida se derrumbaba y su
espíritu se debilitada a medida que su novio se alejaba de su presencia; aun así su
aliciente era saber que estaba esperando un hijo del hombre que tanto amaba. Los
siguientes días fueron largos y muy triste, por fortuna su amigo el Teniente Galliano junto
a su esposa le brindaban protección y constantemente buscaban animarla entablando
conversaciones respecto a su hijo; estas charlas eran amenas y la hacían olvidar por
instantes el dolor de la ausencia de su novio. Mientras tanto en el comando de la policía
aún no salían del asombro de saber que su compañero John Morris había terminado con
la vida del Capitán Maldonado, los comentarios circulaban por los pasillos y las malas
palabras con las que se referían a John, terminaban por generar malestar y disgusto en
Tania.
Ella no creía en esas calumnias, donde hacían ver a Morris como un asesino que
estratégicamente planeo el crimen, además todos aquellos a quienes John consideraba
como sus amigos; en el juicio no lo respaldaron, simplemente lo dejaron hundir sin salida
alguna. Pero a pesar de que todas las pruebas estaban en contra de él, ella estaba
convencida de que todo fue solo un accidente, por eso recurrió a Galliano con el propósito
de que la ayudara a través de personas influyentes que él conocía para solicitar una copia
del video donde aparecía John apuntando su arma hacia el capitán. – tal vez pueda
encontrar algo que ayude a demostrar su inocencia – pensó ella, mientras que era
148
consiente que para que el caso fuera reabierto, debería hallar algo contundente, que
tuviera el suficiente argumento para darle un giro a esta situación.
Su amigo accedió sin mayor convencimiento de encontrar algo que aportara para reabrir
el caso, aun así no titubeó y busco a una amiga que trabajaba en la fiscalía quien lo
asesoro en el procedimiento para solicitar una copia de las pruebas presentadas en el
juicio. Esto era legal pero llevaba un largo tiempo para poder ser mostradas, pero gracias a
su amiga influyente esto solo tardo una semana.
Por normatividad de la fiscalía las pruebas solicitadas para revisión no pueden salir de sus
instalaciones ni se puede hacer entrega de alguna copia a nadie que no sea un juez. Por lo
tanto a Tania y a Galliano solo se les permitió verlas en un cuarto destinado para esto y
escoltados por un robot de seguridad.
Miraban el video una y otra vez, sin encontrar nada que les pudiera aportar, las imágenes
era las mismas que habían mostrado en el juicio, no había ninguna parte que se hubiera
omitido, aun así había algo que le llamo la atención a Tania, una casualidad en la que
nunca antes nadie había caído en cuenta.
-¿Cómo es posible tener una grabación a tan corta distancia? Es como si alguien quisiera
que el rostro de John apareciera allí, para poder implicarlo.
-Según puedo analizar, la cámara que grabo esto tenía que estar en el cuerpo del Capitán
Maldonado.
-Y si él llevaba una cámara debe existir una grabación donde muestre todos los hechos, no
solamente esa pequeña escena que al parecer fue editada.
Esto les daba una pequeña luz de esperanza, deberían encontrar la cámara o el video
completo, pero no tenían ningún indicio de dónde empezar a buscar. En ese momento
cuando se disponían a devolver las pruebas, Tania vio algo que el llamo la atención, en la
parte baja del archivo aparecía el nombre de la persona que entrego el video a la fiscalía y
era alguien que ellos conocían muy bien; las palabras escritas decían, “prueba visual
presentada por Antoni Leblanc, Mayor de la policía”. El jefe superior de ellos fue quien
suministro este video - ¿Pero cómo lo consiguió? – pregunto Tania.
-Debemos preguntarle y pedirle que nos deje ver el video completo para analizarlo.
-No creo que sea una buena idea. Si el Mayor fue la persona que entrego parte del video,
es porque muy seguramente a él le interesa inculpar a John ¿Pero por qué?
-Tal vez porque John que vio al Mayor llevarse el dinero incautado a Don Lázaro. Dinero
que él aún no ha entregado ni ha reportado.
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-Si su intención es apoderarse del dinero, nada mejor que tener lejos a un testigo. Debe
existir algún motivo para que el video fuera editado, tal vez porque hay escenas donde
muestran algo que el Mayor no quiere que sean reveladas.
-De alguna manera debemos encontrar ese video, ¿Pero cómo?
-Según las imágenes, es de suponer que la cámara la tenía el Capitán en alguna parte de
su ropa ¿De alguna manera podremos acceder a ella para indagar?
-No creo, según el procedimiento sus vestimentas ensangrentadas debían ser incineradas,
por lo tanto esa posibilidad debemos descartarla y pensar en otra alternativa.
-Deduzco que si el Mayor entrego esa prueba es porque seguramente algún día tuvo ese
video en su poder. Debemos acercarnos a él para de alguna manera saber dónde está la
grabación completa.
-Y si después de ser editada fue destruida ¿Qué podemos hacer?
-En ese caso debemos buscar el computador donde se realizó la edición, no importa si el
archivo fue eliminado porque conozco a un amigo que puede recuperar esa información.
-Debemos empezar por el computador de su oficina, pero debemos acceder a su
información sin ser descubiertos.
-No olvides que su perro guardián siempre está con él. - Refiriéndose al guardaespaldas
del Mayor.
-Cuando lleguemos al comando algo se nos ocurrirá.
Después de este análisis salieron de la fiscalía con rumbo al comando de policía, estaban
decididos a que de alguna manera revisarían el computador del Mayor buscando el video
completo que registró los hechos de aquel fatico día.
Pero cuando llegaron el lugar, no estaba como siempre acostumbraba, no habían
personas en sus puestos de trabajo y las oficinas estaban vacías; el único lugar donde se
escuchaban voces era en el auditorio de reuniones, allí se dirigieron para saber de qué se
trataba esta anomalía. Al entrar encontraron rostros de tristeza, lo que los dejo
desconcertados, entonces Tania se acercó a una compañera de escritorio y le pregunto
por esta situación peculiar, a lo que ella respondió que acababan de ser notificados de que
el Mayor Leblanc había solicitado la baja y le fue aceptada.
Para todos él era un buen hombre que con su trato amable se había ganado la aceptación
de su equipo de trabajo, quienes lo veían como un padre que se marchaba.
Según el argumento de su carta de renuncia, todo se debía a cuestiones personales. Pero
Tania y Galliano sabían que el asunto que en realidad lo llevo a solicitar su retiro, era el
placer de disfrutar todo el dinero que había hurtado en el allanamiento.
150
Ahora debían actuar rápidamente, ya que en tan solo una semana entregaría su puesto;
este sería el tiempo que ellos tendrían para encontrar el video, porque después de
pasados estos días muy probablemente perderían su rastro; incluso había la posibilidad de
que se radicara en el exterior, siendo aún más difícil de localizar.
La soledad de las oficinas eran una buena oportunidad para iniciar la búsqueda; muy
sigilosamente se dirigieron hacia la oficina del Mayor, la cual al igual que las demás
estaban vacías de trabajadores, incluso el agente que le servía de guardaespaldas no
estaba allí. A pesar que la puerta estaba sellada, ellos por ser parte de la policía tenían una
llave maestra que podía abrir cualquier puerta; Tania entro, mientras que Galliano
permaneció cerca de la puerta vigilando en caso de que alguien se acercara.
Sobre el escritorio estaba el computador de trabajo, un pequeño dispositivo del tamaño
de una billetera que tan solo necesitaba que le oprimieran un botón para que en forma
holográfica apareciera una pantalla; la cual podía modificar su tamaño dependiendo del
gusto del usuario. Para acceder a su información de forma irregular únicamente bastaba
con usar un aparato copiador, el cual se coloca cerca de cualquier equipo y en solo
segundos copiaba en su memoria toda la información que este pudiera tener. Tania reviso
los cajones y archivadores intentando buscar otros computadores, pero en ese lugar no
había más, así que rápido salió y sin despertar ninguna sospecha se unieron al grupo de
policías que estaban reunidos planeando la organización de un evento, en el cual
despedirían a su mentor como a un gran héroe.
En ese momento el Mayor Leblanc ingreso al recinto donde fue ovacionado y como si se
tratara de algún hombre famoso todos querían saludarlo, pero había algo que llamaba la
atención y era que su guardaespaldas no se encontraba presente. La curiosidad condujo a
Tania a preguntarle a la secretaria del Mayor por el paradero de este agente; a lo que ella
respondió que ese día no se había presentado a trabajar, nadie sabía nada de él, incluso
no ha atendido ninguna de las llamadas hechas a su teléfono.
-Está completamente perdido, seguramente ya había recibido su parte de dinero del
allanamiento y decidió marcharse a disfrutar del botín – comento Tania a Galliano.
-Lástima porque seguramente ese agente pudo haber tenido conocimiento del video.
De igual manera lo más probable es que nunca lo volvieran a ver; de todas formas ya no
era relevante debido a que ahora ellos tenían copia de la información del computador del
Mayor. Solo necesitaban la oportunidad para indagarla.
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Fue necesario esperar a llegar a casa para revisar el aparato copiador, ya que en el trabajo
a pesar de tener mucha curiosidad por conocer su contenido, podría ser muy peligroso si
los descubrieran, ya que lo que hicieron ese día es considerado un delito.
En el apartamento de Galliano duraron toda la noche inspeccionando pero no había nada
relacionado con esa grabación. Definitivamente el computador de la oficina no fue
utilizado para editar el video.
-Seguramente lo hizo desde la clandestinidad de su casa – comento Tania a lo que
prosiguió con la pregunta -¿Y cómo entramos a revisar ese lugar?
Esa pregunta no la quería escuchar Galliano, ya que sería muy complicado si alguno de
ellos fuera detectado ingresando en la residencia de un oficial, terminarían pagando una
larga condena, muy seguramente se reunirían con John en el planeta Minerva y esa
situación por nada del mundo la quisieran tener. Pero a Galliano se le ocurrió que con un
nanodrone podrían inspeccionar el lugar, el problema era persuadir al operario de estos
pequeños aparatos a que accediera a sus propósitos; no sabían la reacción, ni tampoco las
consecuencias que esto traería si él no quisiera cooperar y por el contrario terminara
delatándolos. Aun así consideraron que valía la pena correr el riesgo.
Al siguiente día llegaron al trabajo con la convicción de entrevistarse con el operario,
incluso tenían en mente ofrecerle una jugosa cantidad de dinero para que él aceptara y
otra más para que guardara silencio. Pero al comentarle que se trataba del futuro de John
Morris accedió sin nada a cambio, le tenía una fuerte estimación y a igual que ellos
consideraba que él no era capaz de haber cometido ese crimen que le imputaron. Ese día
era perfecto para llevar a cabo el espionaje en la casa del Mayor ya que se encontraba en
una reunión con sus superiores que muy seguramente le llevaría largas horas y como era
costumbre muy probablemente su esposa e hijos estarían ausentes.
Jonathan quien era el encargado de operar a los nanodrones, puso en marcha a uno de
ellos en dirección de la residencia del Mayor Leblanc, nadie noto cuando salió de la terraza
del comando y por su apariencia paso inadvertido hasta que llego al sitio destinado. Allí
ingreso por un pequeño orificio de una ventana; al estar adentro del recinto escaneo el
lugar comprobando la presencia de algún humano, pero como era de esperar estaba
vacío; así que se dirigió en búsqueda del rastro de cualquier computador. Después de
inspeccionar las dos plantas de la vivienda, localizo uno dentro de un escritorio en un
lugar amplio que estaba destinado a cumplir las funciones de un estudio. A pesar de estar
resguardado, el pequeño robot desde afuera del mueble lo escaneo sin problema alguno,
este moderno aparato tenía esa capacidad, aunque solo detectaba los nombres de los
152
archivos y sus fechas sin poderlos copiar. Aun así era de gran importancia encontrar algo
que se relacionara con los sucesos del día del asesinato. Además sabían muy bien que de
hallar algo que les pudiera ser útil, deberían ellos por sus propios medios tomar ese
computador.
El proceso de escaneo tardo cinco segundos, pero la información que recopilo llevaría
horas en ser analizada, por eso Jonathan les entrego el archivo con todos los datos
captados por el nanodrone para que ellos se encargaran de ese trabajo; luego hizo
regresar al espía sin ser descubierto.
La ayuda prestada por el operario podría ser vital, por eso esperaron con desespero la
oportunidad de revisarla; al llegar la noche nuevamente la ocupación estaba centrada en
seguir investigando, pero esta vez encontraron algo que les llamo la atención. Al revisar la
fecha de los archivos dieron con un video que tenía el mismo nombre “Maldonado”; el
cual varias veces fue reeditado en días posteriores al asesinato y antes del juicio. Muy
seguramente esta era la grabación que presento el Mayor como prueba contundente.
Ahora deberían conseguir ese computador para verificar que las suposiciones de ellos
eran acertadas. ¿Pero cómo entrarían en esa casa? Era la gran pregunta.
-Conozco un ágil ladrón que muchas veces ha ingresado a prisión, pero el mismo número
de veces ha salido porque nunca se le ha podido comprobar sus robos. Si le ofrecemos
dinero él hará el trabajo por nosotros, estoy seguro que tiene la capacidad para ingresar
en esa vivienda sin ser descubierto ni dejar rastro alguno – comento Galliano.
-¿Y dónde lo encontramos?
-Esa es la parte mala del plan, hay que ir a los barrios detrás de las montañas al sur de la
ciudad. Pero yo iré solo, ya que es muy peligroso.
Ante la solicitud de Galliano de entrar en ese sector sin compañía Tania se opuso, pero
finalmente tuvo que acceder ya que si fueran los dos aumentaría el riesgo, debido a que
un forastero solo no despertaba tanta sospecha como si llegara acompañado.
Al siguiente día Galliano abandono su zona de vigilancia y control que tenía asignada para
irse hasta los barrios del sur; para ello dejo a un lado su uniforme de oficial de policía y se
fue vestido de civil. Al llegar allí sabía muy bien donde localizarlo y como era de esperar lo
encontró donde siempre permanecía, un viejo burdel de poca clase, pero muy reconocido
en el sector. Al fondo del establecimiento en una mesa se encontraba reunido con otros
tres hombres, seguramente planeando algún robo. Al ver a Galliano se asustó y levanto las
manos diciendo que él no había cometido ningún delito, mientras que sus amigos sacaron
armas intentando intimidarlo; a lo que el oficial los invito a que se calmaran ya que él solo
153
venia en cuestión de negocios. Esa palabra les gusto y volvieron a sus puestos, mientras
que permanecían atentos a lo que les venían a proponer.
-Este es un sencillo trabajo donde ofrezco quinientos nuevos dólares.
-Por esa gran suma yo mato al que me digan – dijo uno de ellos muy entusiasmados ante
la jugosa cantidad.
-Pero en esta tarea solo necesito al gato – sobrenombre con el que se conoce a este joven
y reconocido ladrón. Después de escuchar esa solicitud los demás se apartaron de la mesa
dejando solo a los dos interesados en el negocio.
-¿Qué quieres que yo haga? – pregunto intrigado el gato.
-Te voy a dar la dirección de una casa donde debes entrar, allí te diriges al estudio y
dentro de un escritorio hurtas un computador que necesito. Eso es todo, no quiero que
robes nada más, no debes dejar ningún rastro. Hoy te entrego la mitad del dinero y
cuando me des el computador, te hago entrega del excedente.
El gato acepto, pero cuando vio la dirección supo que las cosas serían más difíciles de lo
que él pensaba, ya que ese sector se caracterizaba por tener fuerte vigilancia y lo peor era
que las cerraduras de las casas tenían un sistema muy complicado de descifrar; además
con las herramientas que él contaba, no serían suficientes para abrir la puerta.
-Necesitare una llave maestra de policía para poder entrar – sugirió el gato.
-No te puedo dar una llave de la policía, me metería en problemas.
-Entonces ni yo ni nadie podrá ingresar, porque la tecnología que tenemos no es apta para
los sofisticados sistemas de seguridad que poseen esas casas.
Después de pensarlo finalmente Galliano acepto, con la condición de que la llave le fuera
devuelta una vez se haya cumplido con el cometido o de lo contrario no habría dinero; ya
que él temía que la utilizaran para cometer otros robos. Como era de esperar el gato
estuvo de acuerdo y con un fuerte apretón de manos, junto al dinero acordado se cerró el
trato.
El Teniente salió caminando del lugar y esquinas más adelante se subió a su vehículo
personal, en ese momento llamo a Tania para darle la noticia de que el gato había
aceptado, pero fue recibido con una novedad desconcertante. Según le dijo ella en la
madrugada habían encontrado el cadáver del oficial guardaespaldas del Mayor, tirado en
un caño con una herida de un disparo en la nuca, el cual le había causado la muerte
instantáneamente. En ese momento se estaba creando una comisión en la estación de
policía para investigar el extraño homicidio.
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-Qué curioso que de las cuatro personas que estuvieron presentes el día del allanamiento
del dinero de Don Lázaro, dos estén muertas, otro en prisión en el planeta Minerva y solo
quedo el Mayor, quien se había retirado de su trabajo. Muy seguramente ahora sin
testigos pueda gastarse ese dinero sin nadie que le haga ningún reclamo – fue la
conclusión que le manifestó Tania a su amigo.
Esas palabras tenían sentido, por eso cada vez crecía la urgencia por encontrar ese video,
era fundamental dar con ese computador pero no se podían desesperar; por el contrario
para llevar a cabo ese robo, era necesario esperar el momento oportuno y que mejor que
la despedida del Mayor Leblanc, esa noche se había preparado en un lujoso restaurante
una cena especial por parte del personal del comando de policía, por supuesto estaban
incluidos Tania y Galliano. En el evento se encontraban todos los oficiales y suboficiales
junto a sus familias agradeciéndole por tantos años de servicio y por supuesto al Mayor lo
estaba acompañando su esposa e hijos; por consiguiente la casa se encontraba totalmente
desocupada.
Mientras que el banquete daba inicio con unos largos y aburridos discursos, el gato se
disponía a entrar a la casa del Mayor. Primero bloqueo las señales de las cámaras de
seguridad y anulo las alarmas, luego con mucha facilidad gracias a la llave maestra abrió la
puerta sin ninguna dificultad; tal como le había dicho Galliano, se dirigió hacia el estudio y
dentro del escritorio encontró el computador, lo guardo en un bolsillo y se dispuso a salir,
pero el lugar estaba lleno de muchos objetos valiosos, por un momento pensó en
aumentar el botín, pero cuando vio un estante lleno de medallas militares se dio cuenta
que estaba en la casa de un alto oficial de la policía, por lo tanto sería muy peligroso si lo
llegaran a encontrar allí, entonces salió corriendo del lugar sin llevarse nada más que lo
que le habían encomendado.
La cena estuvo exquisita, barras alimentarias con nuevos sabores que muy pocos
restaurante poseían, el menú ofrecía una variada selección para todos los curiosos
paladares. Cuando ya empezaron las personas a retirarse del evento, entro una llamada
en el teléfono de Galliano, al contestarla solamente le dijeron – ya tengo el encargo,
mañana nos vemos en el lugar y a la hora acordada- luego colgaron. Esa era la noticia que
estaba esperando, luego le sonrió a Tania como un gesto de que todo había salido según
lo planeado. Ella se puso de pie, se acercó junto a él y a su esposa y brindaron sabiendo
que estaban cerca de descifrar este misterio.
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Al siguiente día Galliano llego al viejo burdel a las diez de la mañana según el acuerdo con
el gato; el dinero restante lo coloco sobre la mesa donde el ladrón se encontraba; lo conto
y al verificar que la cantidad estaba completa le entrego el codiciado computador.
-Ahora entrégame la llave maestra – le dijo Galliano
-Lo siento pero esa tiene otro precio.
-Eso no fue lo que acordamos.
-Qué pena pero no me conocen por ser honesto. Además tengo compradores para esta
joya.
-¿Cuál es el precio?
-Cinco mil nuevos dólares.
-¡Esa cantidad es absurda!
-Pues es lo que me ofrecen y con el paso de las horas su precio seguirá subiendo, así que
es mejor que decidas ahora porque luego puede ser demasiado tarde.
-Sabía que no eras de confiar, por eso contemple otra alternativa.
Y después de pronunciar estas palabras el lugar se vio rodeado de policías armados
incluyendo a Tania, de inmediato la reacción de la banda del ladrón fue recibirlos con
disparos, ese momento de distracción lo aprovecho Galliano lanzándose sobre el gato
intentando arrebatarle la llave, pero en el forcejeo el Teniente recibió un disparo y cayo
tendido sobre una mesa, inmediatamente Tania corrió a socorrerlo, pero él se rehusó a
recibir ayuda, solo le interesaba que recuperaran el objeto robado; por lo tanto ella inicio
la persecución; por su parte el ágil ladrón ya les había tomado mucha ventaja, así que no
tuvo más opción que poner a prueba su puntería, tan solo se tomó dos segundos de
concentración para activar su arma, descargando un disparo laser, el cual impacto en una
de las piernas del gato, haciéndolo perder equilibrio, cayendo contra el suelo; al ver esto
Tania corrió llegando justo a tiempo para quitarle de sus manos la llave maestra.
Luego regreso a socorrer a su amigo, quien estaba vivo aunque mal herido, pero esto no
le importo para dar la buena noticia de que ya tenía por fin el computador, por su parte
ella le mostro lo que recupero. El operativo fue un éxito pero debían salir rápido de ese
sector ya que seguramente todos los criminales que huyeron muy pronto podrían regresar
con compañía y las cosas se tornarían peor. En la calle los esperaba una nave de la policía
en la cual lograron salir sin continuar el cruce de disparos; inmediatamente se dirigieron
hacia el hospital militar, donde Galliano fue intervenido, por fortuna el disparo no fue en
ningún órgano vital y solo le dieron un mes de recuperación; aunque antes tuvo que
justificar este operativo el cual no tenía ninguna aprobación, su argumento fue que
intentaba dar un golpe sorpresa a las bandas de ladrones que estaban azotando la ciudad;
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dijo esto ya que nadie se podía enterar de las verdaderas intenciones. Pero a sus
superiores ese argumento no les pareció de peso y termino por obtener una sanción de
diez días por no cumplir con el reglamento establecido. Algo a lo que no le dio mayor
importancia ya que había podido conseguir el computador y rescatar la llave maestra.
Mientras que Galliano pasaba la noche en el hospital, Tania en su apartamento del edificio
Castello empezó a indagar el computador y después de varias horas pudo hallar el video
del día del asesinato -¡Lo encontré! – gritaba entusiasmada, repitiendo esa frase varias
veces. Esperaba hallar un aporte tan relevante que lograra reabrir el caso y con esa ilusión
puso el video a rodar.
No había sonido alguno, solo se apreciaban imágenes que a pesar de estar un poco
distorsionadas debido al constante movimiento del que estaba grabando, se podía
entender muy bien lo que sucedía. El lugar se encontraba lleno de manifestantes que se
empujaban unos a otros, generando caos, mientras que el Capitán Maldonado quien era
la persona que cargaba la cámara tenía en frente a John Morris, cuando de un momento a
otro la muchedumbre empezó a lanzarles objetos para agredirlos, la policía se cubrió con
sus escudos, pero no fue suficiente ya que un grupo se abalanzo hacia ellos, se podía ver
como algunos de ellos poseían armas, en ese momento los oficiales sacaron las suyas y
empezaron a hacer disparos al aire con la intensión de intimidarlos y fue justo en ese
momento, cuando un policía que estaba detrás de John, sacó su arma y la apunto en
dirección del corazón del Capitán Maldonado; solo basto con accionarla una vez para que
el hombre cayera muerto, mientras que la cámara seguía grabando como los
manifestantes empujaban al suelo a John Morris dejándolo inconsciente.
Tania estaba muy sorprendida, esta era una prueba de la inocencia de John, algo que
nadie creía, ni siquiera el propio implicado, quien sentía constantemente la culpa de ser el
autor de este crimen. Pero al ver el video varias veces pudo confirmar que el verdadero
asesino era alguien conocido; se trataba del oficial que hacia las funciones de
guardaespaldas del Mayor, el mismo hombre que había tomado el dinero del
allanamiento y el que hace poco fue encontrado sin vida. No había duda que detrás de
todo esto estaba el Mayor Leblanc, era la única persona interesada en sacar del camino a
los testigos del día en que se llevó el dinero de una de las viviendas del mafioso conocido
como Don Lázaro.
Este video era un tesoro que por nada del mundo se podía perder, por eso siendo
precavida le saco varias copias y las guardo en su computador personal, luego tomo el
teléfono y llamo a la abogada Annie García para darle la buena noticia, no le importo
incomodarla a altas horas de la noche, quería que de inmediato se iniciaran los trámites
para solicitar reabrir el caso. Después de insistir varias veces finalmente su llamada fue
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contestada y a igual que Tania su abogada también quedo sorprendida, esta era un
excelente noticia, algo sin precedentes que podría impulsar a otro nivel su carrera
profesional; por lo tanto se puso de acuerdo con la novia de John para encontrarse al
siguiente día a primera hora en la fiscalía, con el objetivo de entregar las pruebas para
retomar el caso.
Posteriormente Tania llamo a Galliano y le comento todo lo que contenía el video; esta
era una muy buena noticia, aunque en realidad no le sorprendió del todo a su amigo, ya
que él había empezado a sospechar ante tantas coincidencias que algo oscuro había
detrás de todo esto y sin duda alguna el arquitecto era el Mayor.
Al día siguiente el computador que fue sustraído se entregó en la fiscalía como prueba de
que el Mayor Leblanc había ocultado la verdad con el fin de incriminar al Teniente John
Morris, también se instauro un denuncio por ser el autor intelectual del asesinato del
Capitán Maldonado y por apropiación de dinero incautado. Aunque todo indicaba que él
también podía estar envuelto en el homicidio de su guardaespaldas, esto se omitió
debido a que no había prueba alguna.
La noticia le fue informada al ex oficial; quien entro en cólera y sus planes de salir del país
se vieron truncados, con mucha ira se dirigió al escritorio buscando su computador
personal, pero no lo encontró, reviso sus cámaras de seguridad y alarmas, pero no
encontró indicio de que alguien haya entrado a su casa. En ese momento dudo de que la
fiscalía tuviera las pruebas suficientes para incriminarlo, pensó que seguramente se
estarían basando en suposiciones ya que era imposible que tuvieran su computador. Aun
así lo siguió buscando pensando que tal vez lo había dejado en otro lado, pero por más
que intentaba recordar, en su memoria solo estaba ese escritorio como el único lugar
donde él lo había guardado.
Entonces no tuvo más opción que contratar a los mejores abogados del país, por fortuna
de él, contaba con el suficiente dinero para costear este alto gasto.
Por ser un caso que debía ser reabierto el juicio se programó para tres meses después de
instaurarse la demanda, aunque Tania y su abogada querían que fuera en la menor
brevedad esto no se podía hacer, debido al trámite que por normatividad esto acarreaba.
Pero esa ansiedad recibió una mala noticia, por alguna razón inexplicable uno de los
jueces que debían deliberar en el juicio ese día no podía asistir, por lo tanto fue
postergado un mes más; pero la situación volvió a repetirse dando más alargue. A pesar
de tener las pruebas donde aparecía el verdadero asesino, no podían dejar en libertad a
John hasta que los jueces dieran el veredicto final para cerrar definitivamente este caso.
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Por tal razón lo único que quedaba era tener paciencia y esperar. Algo a lo que no estaba
dispuesta Tania, quien recurrió a denunciar esta anomalía ente los medios de
comunicación, pronto los periodistas tomaron este asunto como el juicio del año, ya que
por primera vez tendrían de vuelta en la tierra a un prisionero de las famosas cárceles del
planeta Minerva. -¿Qué hay detrás del aplazamiento del juicio del asesinato del Capitán
Maldonado? – esa era la pregunta más común en cada transmisión que hacían los
reporteros dándole seguimiento a esta noticia.
Los meses pasaron y el juicio seguía cambiando de fecha por motivos que nadie se atrevía
a explicar. Mientras tanto el hijo de Tania Deker y John Morris nació en perfectas
condiciones, su peso y tamaño estaba dentro de lo normal a igual que su salud. La
felicidad lleno nuevamente la vida de Tania, solo faltaba la presencia del hombre a quien
tanto amaba para que todo fuera ideal.
La presión de los medios periodísticos finalmente hizo el efecto esperado y por fin
después de ocho meses de haber solicitado que el caso se reabriera se dio inicio a tan
esperado juicio.
Ese día Antoni Leblanc llego muy cumplido en presencia de sus abogados, quienes le
habían sugerido que mientras llegara el juicio no diera testimonio alguno ni mal ejemplo
en la sociedad, esto debido a que como en ese tiempo gozo de libertad, pudo haberse
ganado la antipatía de muchas personas; corriendo peligro su vida. Por lo tanto él prefirió
pasar esos meses sin salir de su residencia.
Los periodistas llenaron los pasillos del juzgado, era muy complicado desplazarse ante
tantas personas con cámaras; la policía hacia lo mejor que podía por abrir espacio para
que los implicados ingresaran en el recinto.
Por fin se dio inicio al juicio, el video fue presentado en su totalidad y a petición de los
jueces fue repetido en varias oportunidades. Al ver esto Leblanc se asustó temiendo por
su futuro, entonces uno de sus abogados le dijo que tuviera paciencia. Pero en las largas
horas que duró el juicio en ningún momento pudo mantener la calma, sabía que estaba
hundido y no tenía más opción que dejar todo en manos de sus defensores.
Finalmente la espera culmino y el veredicto fue leído,
- Primero. Se declara culpable al agente Jean Dupont del asesinato de Víctor Maldonado,
exonerando de toda responsabilidad al señor John Morris. – Esta era la tan gran esperada
noticia que estaba anhelando escuchar Tania, su novio era inocente y aunque el
verdadero asesino, el guardaespaldas del Mayor ya no estaba con vida para pagar por su
crimen, era un aliciente saber que finalmente todos sabrían que John no tuvo nada que
ver en este crimen.
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-Segundo. Del cargo de actor intelectual de este homicidio se declara inocente al señor
Antoni Leblanc por falta de pruebas – al escuchar estas palabras el inculpado miro a Tania
sonriente porque se pudo salir con las suyas, realmente sus abogados habían hecho un
muy buen trabajo.
-Tercero. Del cargo de apoderarse de dineros de un allanamiento, se declara inocente al
señor Antoni Leblanc, debido a que no existen registros de dicho allanamiento. Además al
revisar sus cuentas bancarias y posesiones no se encontró anomalía alguna que
represente algún tipo de enriquecimiento ilícito. – Muy astutamente el dinero lo había
guardado en una caja fuerte de su casa; en ningún momento se iba a exponer a levantar
sospechas. Definitivamente estaba saliendo bien librado de todas las faltas que había
cometido.
-Cuarto. Finalmente al analizar el caso mediante el video presentado, se declara culpable
al señor Antoni Leblanc de ocultar información a la fiscalía para un adecuado juicio, por lo
tanto se le condena a dieciocho meses de prisión en un centro penitenciario.
El ex oficial a pesar de la condena había salido victorioso, después de cumplir ese corto
periodo en prisión estaría libre para disfrutar del dinero, a pesar de que Tania, Annie y
Galliano quedaron inconformes con esto, no podían hacer nada porque los jueces habían
dado por terminado este juicio. Pero ellos también estaban muy felices porque los jueces
habían dado la orden para la liberación de John Morris, por fin se podrían volver a
encontrar.
Solo era cuestión de días para volver a verlo, eso dependía del próximo viaje que hiciera la
nave espacial que llevaba presos al planeta Minerva y la fecha aún no estaba definida,
antes deberían tener el número máximo de presos que se pudieran transportar.
Mientras llegaba ese momento sucedió algo inesperado. Pasados tres días de estar en
prisión, acomodado en una amplia celda llevando una vida muy diferente a la de cualquier
recluso debido a sus influencias y al dinero que poseía, el ex Mayor de policía Leblanc, se
disponía a dormir al llegar la noche, pero las puertas de su celda se abrieron dando paso a
dos guardias que se le acercaron.
-¡Déjenme solo, que quiero dormir! – con tono autoritario hablo el preso.
-Ya tendrá tiempo suficiente para eso, pero antes venimos a darle un aviso – dijo uno de
ellos mientras caminaba y se le acercaba lentamente.
-¿Cuál es el aviso y quien lo manda? – pregunto ahora algo asustado ante la intimidante
presencia de los dos guardias.
- Don Lázaro le manda decir que nadie le quita su dinero – y después de estas palabras el
hombre saco un pequeño aerosol con el que le roció el rostro, de inmediato cayo dormido
sobre su cama, mientras tanto los dos guardias con las manos protegidas con guantes, le
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cortaron las muñecas de las manos, dejándolo desangrar y luego colocaron las cuchillas
entre los dedos. Después se retiraron y continuaron con sus labores de policías guardianes
de la prisión como si nada hubiera sucedido.
Al siguiente día la noticia que recorrió el país, era la información de que el ex Mayor
Antoni Leblanc había decidido quitarse la vida en su celda. Nadie se esperaba algo así,
pero Tania sin conocer realmente lo que sucedió, pensó que seguramente lo hizo porque
se sentía culpable.
Los días pasaron y a pesar de haberse ordenado la liberación de John Morris esto aún no
se daba ¿Por qué tanta demora? Se preguntaba su amada junto a sus amigos y familiares.
Lo que ellos no sabían es que en el planeta Minerva la policía lo estaba buscando por
todos lados y debido a que su collar metálico le fue retirado les era imposible dar con su
paradero. Hasta que llego el día en que una nave policiaca recibió la señal de auxilio del
doctor Gregor Vosser de la base androgerx 37, allí dieron con la sorpresa de que John
Morris en compañía de otros dos presos le habían salvado la vida a tan importante
hombre.
En esa misma nave llevaron al doctor en compañía de John. Al primero lo dejaron en la
estación principal ubicada cerca de la luna de Minerva donde le dieron atención médica,
logrando salvarle la vida; mientras que al segundo lo condujeron hasta la nave espacial
que retornaba al planeta tierra después de dejar más prisioneros en aquel nuevo mundo.
Por fin se anunció la llegada de John Morris al planeta tierra; en la base de cabo cañaveral
se reunieron periodistas de todos los países del mundo, ellos querían escuchar los
testimonios que iba a presentar el recién liberado respecto a las cárceles del proyecto
Minerva. Por su parte en su mente conservaba la promesa que le hizo a Stevenson Y
Natacha de hacer todo lo posible para que ellos regresaran pronto, sabía que su
conocimiento valía mucho y estaba dispuesto a cambiar el silencio por la libertad de ellos.
Pero si esto no se podía, tenía toda la intensión de revelar los secretos que ocultaba el
proyecto Minerva y al hacerlos públicos generaría presión a tal punto que todo lo pondría
en riesgo, siendo perjudicial para las grandes potencias.
Cuando la nave aterrizo y las puertas se abrieron John esperaba encontrarse de frente con
Tania, pero ella junto a los miles de personas y periodistas que salieron al encuentro los
tenían en otro lugar cerca de la pista de aterrizaje. Lo único que encontró fue un gran
número de médicos que lo esperaban, de inmediato lo acostaron en una camilla y se lo
llevaron.
-¿Qué está pasando?
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-No te preocupes es un chequeo médico de rutina, no te dolerá ni se demorara mucho,
luego puedes dar la rueda de prensa y reunirte con tus seres queridos, aunque antes hay
tres agentes del gobierno quieren hablar contigo.
John sabía que con esas personas podía negociar la liberación de sus dos amigos, se
recostó y espero a que ese momento llegara. Luego fue conducido a un cuarto muy similar
al de un hospital, allí lo introdujeron en una capsula, - muy seguramente esto es para
revisar mi estado salud – pensó mientras que sintió un pequeño pinchazo en el cráneo,
luego cerro los ojos dominado por el sueño. Al despertar había transcurrido una hora, la
puerta de la capsula se abrió y pudo salir.
-Te felicito estas en excelente estado físico – le dijo uno de los doctores – por cierto ellos
son los tres hombres del gobierno que te dije que quieren hablar contigo.
John les dio la mano y se saludaron muy cordialmente.
-Cuéntame John ¿Cómo te sentiste en las prisiones del planeta Minerva? – pregunto uno
de ellos.
-En realidad son muy similares a las de la tierra, muchas celdas, estructuras solidas pero a
diferencia de las de aquí teníamos la opción de tomar aire puro en las tardes cuando nos
llevaban a los patios.
-¿Alguna sugerencia para mejorar?
-A los presos deberían darles la oportunidad de comer los frutos de los árboles, se veían
deliciosos pero a nosotros solo nos alimentaban con barras nutritivas.
-Es una muy buena recomendación, muchas gracias. Ya te puedes dirigir a la rueda de
prensa, luego te encontraras con tus seres queridos.
Salió de aquel cuarto y a través de un pasillo fue conducido a una campo abierto lleno de
personas que lo esperaban, allí se paró sobre una tarima y se dirigió en vivo y en directo
para todos los canales de noticieros del mundo.
La primera pregunta después de darle la bienvenida a la tierra fue ¿Cómo son las prisiones
en Minerva?
-En realidad son enormes estructuras, amplias celdas y cientos de policía vigilándonos
todo el tiempo, a diferencia de la tierra las de allá son nuevas y en perfecto estado.
Las preguntas siguieron lloviendo sin parar, pero John estaba demasiado cansado y lleno
de deseos de reunirse con sus seres que tanto amaba, además consideraba que no había
mucho de qué hablar de ese planeta. Tal vez sería porque al entrar en la capsula medica
mediante un proceso le fue inyectado en su cerebro, falsos recuerdos de aquel lugar
reemplazando a los reales. Proceso que les llevo mucho tiempo a los científicos poder
desarrollar, eso explica por qué el juicio debió ser aplazado tantas veces. Dentro del
proyecto Minerva estaba contemplado modificar la memoria de todo aquel que regresara,
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pero no esperaban que alguien llegara tan pronto; por eso en la elaboración de esa
máquina se trabajó arduamente, día y noche hasta que finalmente fue terminada.
Al retirarse de la tarima John pudo por fin encontrarse con las personas que tanto
extrañaba, con un fuerte beso fue recibido por Tania quien llevaba en sus brazos a su
pequeño hijo, él lo tomo fuertemente contra su pecho y lo acariciaba con ternura. Luego
su amigo Galliano y sus familiares lo saludaron efusivamente.
-Que bebé tan hermoso ¿Cómo se llama? – le pregunto John a su amada Tania.
-Se llama John Morris Deker.
-¿No tiene un segundo nombre?
-Esperaba que tú se lo pusieras.
-Me gustaría que se llamara John Stevenson Morris Deker.
-¿Stevenson? ¿Por qué ese nombre?
-No sé, simplemente se me vino a la mente.
*** FIN ***
INDICE.
PARTE I. PAGINA.
CAPITULO I. TENIENTE JOHN MORRIS. 2
CAPITULO II. CRISIS MUNDIAL. 11
CAPITULO III. LOS INFILTRADOS. 19
CAPITULO IV. VISITA MISTERIOSA. 24
CAPITULO V. LA CONDENA. 28
PARTE II.
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CAPITULO VI. LLEGADA A MINERVA. 42
CAPITULO VII. ANDROGERX. 51
CAPITULO VIII. LA COMUNIDAD DE MAMBA. 60
CAPITULO IX. LAS MINAS DE LA MUERTE. 71
CAPITULO X. LA TRIBU DE LOS ESCORPIONES. 80
PARTE III.
CAPITULO XI. RESARCIMIENTO. 87
CAPITULO XII. LA TRAVESIA INCIERTA. 98
CAPITULO XIII. LA CIUDAD PROMETIDA. 107
CAPITULO XIV. LOS DEMONIOS. 118
CAPITULO XV. REVELACIONES. 126
CAPITULO XVI. LA BASE CENTRAL. 133
CAPITULO XVII. CASO REABIERTO. 146
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