Escucha

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Introducción

La espiritualidad mercedaria como camino de santidad, nos va descubriendo desde la experiencia fundante de Pedro Nolasco, un andar que hace posible descubrir a Dios en lo concreto de la vida, especialmente en los cautivos.

Pedro Nolasco, con una vocación de entrega y servicio concreto, tiene la experiencia en la noche del 1 al 2 de agosto; va con sus angustias y vacíos, con sus ilusiones y esperanzas a la Iglesia y reza, grita, pide a Dios por sus hermanos cautivos, y por el dolor de no poder hacer más por ellos. Y La Trinidad a través de María de la Merced le responde. María visita a Nolasco.

La experiencia de la visita, la pedagogía de la visita, es un tema central en el camino mercedario. Pero uno no menos importante es el de la escucha. Este escuchar de Dios, este escuchar de Pedro Nolasco, van dando forma a nuestro ser mercedario.

Es posible desde esta experiencia fundante como mercedarios hacer una mirada, si queremos decirlo de alguna manera, que nos permita ver la historia de la salvación en clave mercedaria, la historia de la visita de Dios a su pueblo, la visita de Dios a nuestras vidas. Y en este contexto es bueno detenernos en la escucha, como camino previo a la visita.

En la espiritualidad mercedaria descubrimos que la visita y la escucha están íntimamente ligadas, porque se llega a la visita por la escucha.

Por eso, cuando se nos pidió hacer un subsidio sobre la escucha, quisimos tomar algunos elementos generales y conocidos por todos o al menos por muchos, luego algunos textos bíblicos a manera de camino de escucha para que nos sirvieran de modelo, sabemos la riqueza de los textos bíblicos, pero tuvimos que hacer opciones, quizá encontrarás algunos con más resonancia que los que proponemos, es un camino abierto para profundizar. Finalmente proponemos una reflexión centrada en nuestros colegios.

La escucha

Nos parecía que hay muchos elementos que son conocidos por todos, no quisimos ahondar en temáticas que pueden descubrir o encontrar en documentos ya elaborados, de hecho en muchos lugares existe la pastoral de la escucha. Entonces nos preguntábamos cuál sería el aporte que podemos hacer para que puesto en tus manos puedas enriquecerlo.

No pretendemos más que invitarte a pensar, reflexionar, orar esperamos que lo disfrutes, ya que salió de un tiempo de rumiar para adentro, antes de darle forma.

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Para poder escuchar

Nos preguntábamos cuales son las condiciones necesarias para la escucha, cuáles son las cosas que no pueden faltar. Acá podés ver en tu propia historia las veces en que escuchaste de verdad al otro, las veces en que necesitaste ser escuchado, cuando sentiste que verdaderamente te escuchaban…

Recordamos que para que exista el diálogo, se necesitan emisor y emitente, ellos cambian de rol a medida que el diálogo se da. Pero anterior a esto, está el escuchar

Dentro de las condiciones imprescindibles para la Escucha, tenemos que tener una mente y corazón abierto. Es la manera de poder escuchar de verdad, descubrir que el otro tiene algo para decirme, no sabemos si importante o no, pero hay algo que tiene y a lo que vale la pena prestar atención.

Prestar atención requiere que dar tiempo, ofrecer tiempo, tener tiempo, tiempo “que perder” en esta escucha, sabiendo que lo que el otro diga puede o no cambiar mi vida.

¿Qué se siente al ser escuchado?, Nos sentimos persona, nos sabemos importante para el otro, nos reconocemos valiosos para alguien.

En los distintos ámbitos de la vida, nos encontramos con que la mayoría de las personas quiere ser escuchadas nosotros al escucharlas a veces queremos dar soluciones, no es en primer lugar lo que las personas piden, sino justamente el ser escuchadas, saber que son importantes, que las cosas que le pasan pueden ser compartidas, todas las cosas: los dolores y tristezas, las preocupaciones y también las cosas lindas, los logros y las alegrías, los sueños y los aciertos. La soledad es una realidad terrible de nuestra sociedad “de la comunicación”.

La escucha tiene que ver con aceptación, de la palabra del otro, de la persona del otro, de la realidad del otro. Lo voy descubriendo al otro como persona, como persona que me habla.

Uno puede decir también que las cosas y la realidad nos hablan y uno debe escuchar qué nos dicen los acontecimientos, y si nos detenemos en ellos veremos que siempre están en relación a personas.

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La escucha de Dios y la escucha del hombre

En contextos de prisas, vértigo y ruido, podemos ver cómo muchas veces se pierde el sentido de escuchar la Palabra de Dios, sin embargo el Señor siempre nos escucha.

“Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha, y lo salva de sus angustias”. ¿Hasta qué punto estas palabras del salmo 33 son algo más que un deseo? ¿De verdad escucha Dios nuestras plegarias? Y, sobre todo, ¿qué experiencia tiene el ser humano de ser escuchado por Dios?

Podemos tomar los salmos, que nos muestran como el hombre pide a Dios, y como siente que Dios lo escucha y lo libra de sus angustias

He escuchado el clamor de mi pueblo: he bajado a liberarlo. (cfr. Ex. 7,7-10)

Partiendo del texto de Éxodo, en el cual centramos nuestra reflexión, podemos ver cómo es un Dios que escucha de manera especial ese clamor del pueblo, pero no solo escucha, es una escucha que compromete, que implica hacerse uno con el otro. He escuchado el clamor de mi pueblo: he bajado a liberarlo.

El pueblo de Dios sufre la opresión, sufre cautividad, eleva a Dios sus ruegos, sus miedos, sus frustraciones, pero también sus esperanzas de que sus ruegos sean escuchados. Por eso es que la Palabra de Dios que se escucha es: “HE ESCUCHADO EL CLAMOR DE MI PUEBLO”. Dios que nos escucha. Pero es una escucha que compromete, y compromete con la vida. De allí la visita: “He bajado a liberarlo” Podemos tomar también como para profundizar Ex. 2, 23; Num, 20,16 y en el N.T. Hch. 7,34

Podemos hacer un momento de reflexión personal, y si este material lo trabajamos con otros podemos compartir luego un momento de reflexión grupal sobre tres preguntas:

• En qué momentos de la vida elevé a Dios mis ruegos

• En qué forma sentí que Dios me escuchaba

• Cómo sentí, descubrí su presencia en medio de las dificultades de la vida…

A su vez cuando Dios quiere expresar algo importante, algo que transforma la vida, cuando quiere hacer una alianza con el pueblo siempre dice “SHEMA ISRAEL” (ESCUCHA ISRAEL, Dt. 4,1). Importante para nosotros, para nuestra vida, nuestra fe es una fe de escucha atenta a la Palabra, Palabra que se hace carne, Palabra que se hace compromiso. Palabra que se hace redención.

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A veces el hombre no quiere escuchar: la no escucha…

También nos encontramos con la cruda realidad de aquellos que se niegan a la visita, se niegan a escuchar.

Podemos tomar el texto del Génesis, donde se oye la voz de Adán que le dice a Dios “Escuche tus pasos por el jardín y me escondí”. (Cfr. Gn. 3,8-11) Adán escucha los pasos por el jardín y se esconde, una experiencia de no escucha, de no querer ver a la persona que viene a decirle algo, un no querer comprometer la vida en la escucha, conciente que si escucha tendrá que decir su verdad, y no está dispuesto a hacerlo.

Experiencia de vida que muchas veces tenemos de no querer escuchar, de querer hacer oídos sordos, de no querer ver a la persona que nos va a interpelar con su palabra, con su presencia.

Dice un refrán popular: “no hay peor sordo que el que no quiere oír”, es juntamente lo que sucede con Adán, no quiere oír, se esconde, cierra los oídos, esconde su vida.

Algunos textos que nos irán ayudando en el camino de la escucha

1. (cfr. Hebreos 4,12-16)

Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Si estás dispuesto a escuchar la Palabra de Dios, tienes que tener muy presente esta cita, porque nos muestra sin rodeos como es la Palabra de Dios, ante la cual no podemos quedar indiferentes.

• ¿Cómo es tu forma de escuchar la Palabra de Dios?

• ¿Te dejas transformar por su Palabra?

2. Marcos 2,13-17

Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían. Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y

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publicanos, decían a los discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?". Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

Como verás hay en primer lugar una escucha de Leví, con una invitación concreta:

• Comenta un poco tu reacción ante la escucha de esta palabra de Jesús.

En segundo lugar ¿Qué es lo que escuchan los discípulos de los fariseos? Porque a pesar de estar allí, no parecen escuchar las palabras de Jesús.

En tercer lugar Jesús, escucha lo que dicen los fariseos, ahora sí ellos escuchan las palabras de Jesús.

• Dejalas rumiando un poco en tu mente y corazón, después piensa en cuáles son las palabras que escuchas de los labios de Jesús para tu vida.

3. Lucas 1, 26-36

En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».

María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».

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El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».

María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó.

Quisiéramos mirar juntos ahora este texto conocido por todos, meditado de tantas maneras, ahora lo veremos a través de la escucha. Para de esa manera entrarnos más en esto tan hermoso de escuchar, de ese escuchar que nos cambia la vida.

Reflexionemos un poco qué es lo que escucha María de parte del ángel, vemos como en ella no hay temor, sino desconcierto, se confronta con la Palabra. No cuestiona, sino más bien se pregunta sobre el “cómo”.

• Primer punto para la reflexión personal, cómo recibes la Palabra de Dios.

• Tus palabras dirigidas a Dios, cómo son, que dicen ante lo que escuchas…

• Junto con toda la creación escuchamos el SI de María, una respuesta de vida. En la realización del designio divino se da la libre colaboración de la persona humana. María, creyendo en la palabra del Señor, coopera en el cumplimiento de la maternidad anunciada.

Por otro lado

Los Padres de la Iglesia subrayan a menudo este aspecto de la concepción virginal de Jesús. Sobre todo san Agustín, comentando el evangelio de la Anunciación, afirma: «El ángel anuncia, la Virgen escucha, cree y concibe» (Sermo 13 in Nat. Dom.). Y añade: «Cree la Virgen en el Cristo que se le anuncia, y la fe le trae a su seno; desciende la fe a su corazón virginal antes que a sus entrañas la fecundidad maternal» (Sermo 293).

En este sentido con toda la tradición de los Padres de la Iglesia, cuando comentan este texto evangélico, recordándonos la importancia de la Palabra, nos dicen: María concibió por el oído, es decir por la escucha.

La escucha que se hace compromiso de vida, un compromiso permanente y vivificador

4. Lucas 15,11-32

Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos.

El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes.

Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había

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gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.

Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!".

Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros".

Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.

El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo".

Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.

El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.

El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!".

Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es

justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"».

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Miremos la parábola de Hijo pródigo; veamos que escuchan cada uno de los que intervienen.

• El hijo pródigo se escucha a sí mismo, en un primer momento solo escucha su egoísmo. La realidad lo obliga a escuchar su propia historia. Luego escucha su interior, al final escucha las palabras del Padre…

• El hijo mayor escucha música, fiesta, no entiende lo que escucha, busca saberlo, pregunta; escucha la respuesta que lo llena de rencor, una respuesta que no pensaba escuchar… al final escucha (sin escuchar???) las palabras del Padre “todo lo mío es tuyo”, sigue sin comprender.

• En el medio están los sirvientes, que escuchan cada una de estas cosas, no dice el texto que toman partido, pero me parece que se alegran con el Padre, comparten la alegría y la fiesta, se sienten parte de la familia.

• El Padre escucha su corazón, escucha a sus hijos y actúa como Padre.

Como vemos este actuar del padre, nos lleva a descubrir esta escucha amorosa que Dios hace con nosotros. Pero también nos descubre su Palabra.

Reflexión final:

Como decíamos en el contexto de la espiritualidad mercedaria, la escucha y la visita están íntimamente ligadas, por ello es que queríamos proponerles el texto de Mateo 25,31-46. También es un texto conocido por todos, texto trabajado desde la espiritualidad mercedaria, texto tan querido para nosotros mercedarios, porque va a lo profundo de la redención. Quisiéramos mirarlo hoy desde la escucha.

• ¿Qué escuchan los redimidos?,

• ¿Qué escuchan los redentores?,

• ¿Qué escuchamos nosotros cuando somos capaces de comprometer la vida con los cautivos?.

A modo de sugerencia, podemos tomar de CD Cantata Mercedaria la canción Nº 4, la oración de Nolasco, lo que Dios escucha.

La canción Nº 5, la respuesta de la Trinidad en los labios de María de la Merced

La canción Nº 8 lo que dicen los cautivos

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Escuela Mercedaria, escuela que escucha y aprende

Cómo este subsidio que se nos pidió va de manera especial para los colegios, no quisiéramos dejar de dar algunas pequeñas consideraciones para ser trabajadas desde lo específicamente relacionado con los colegios.

Es acá donde debemos poner mucha atención, “parar el oido”, para escuchar con la mente y el corazón cada palabra que se pronuncia “adentro y afuera” de nuestros colegios.

• Escuchar a los chicos/adolescentes: qué es lo que hablan, cómo hablan del Colegio (cómo se sienten en el mismo/en qué forma se siente parte: bienvenidos, recibido, escuchados, amados). Qué dicen de ellos mismos, cómo se sienten, cuáles son sus problemas personales, familiares, qué aman, qué esperan, qué sueñan, qué les duele, qué rechazan…

• Escuchar a los padres (cosa no tan simple a veces), cuestiones personales, de la pertenencia como familia al colegio, del clima que se vive, de las cosas en las cuales participan o de las que se quejan. Qué dicen de ellos mismos, cómo están, cómo viven su realidad familiar, sus trabajos…

• Escuchar a los docentes, de qué hablan (sobre todo en las salas de maestros). Cómo viven su relación con el colegio, cómo hablan de los chicos y padres, de sus pares y directivos. Qué dicen de ellos mismos, cómo están, sus problemas y alegrías…

• Escuchar al personal no docente. Cómo viven su pertenencia, sus necesidades y reclamos. Sus realidades personales, de salud, etc.

• Escuchar a los directivos. De qué hablan entre ellos. Qué dicen cuando hablan de ellos mismos, sus inquietudes, preocupaciones, realidades de vida…

Como verán una tarea de escucha permanente, eso quiere decir una visita permanente en la Institución en todos sus niveles. Vemos nuevamente que la escucha está íntimamente ligada a la visita.

Por último y no menos importante cómo se escucha la Palabra de Dios en el Colegio, cómo se hace explícito el mensaje de Salvación. Cómo hacemos explícito el mensaje y carisma mercedario en nuestros colegios

Fr. Carlos Gómez

Superior Provincial