ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS...

124
Acción colecva, desigualdad y conicto en la sociedad peruana: Una aproximación Ismael Muñoz Portugal En cooperación con Rosemary Thorp y Maritza Paredes Agosto 2009 ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICAS

Transcript of ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS...

Page 1: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

1

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana:

Una aproximación

Ismael Muñoz Portugal

En cooperación con Rosemary Thorp y Maritza Paredes

Agosto 2009

ESCUELA DE GOBIERNO YPOLÍTICAS PÚBLICAS

Page 2: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

2

Page 3: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

3

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Contenido

Presentación 5

Acción colecti va, violencia politi ca y etnicidad en el Perú 9

Ismael Muñoz, Maritza Paredes y Rosemary Thorp

Acción colecti va, confl icti vidad y descentralización. 55

Ismael Muñoz Portugal

Grupos de regantes y acción colecti va en la costa peruana. 89

El caso del valle de Virú

Ismael Muñoz Portugal

Page 4: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

4

Page 5: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

5

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Presentación

Antes de fi nalizar la década de los años 2000, se observa que el nivel de confl icti vidad social ha crecido en el país. Existen momentos de relati va calma social y, otros momentos, en donde los confl ictos entre los disti ntos grupos de la población son parte coti diana de la escena social y políti ca. Por eso, es una tarea importante para la gobernabilidad democráti ca, entender las causas y característi cas de los confl ictos sociales en el Perú y los mecanismos existentes para darles tratamiento. Una democracia debe saber administrar los confl ictos y encontrar los cauces de diálogo y resolución.

La Defensoría del Pueblo ha reportado una canti dad incremental e inusitada de confl ictos a nivel nacional, según informe dado a conocer en agosto de 2009. Dice la Defensoría del Pueblo que el número de confl ictos es de 272, de los cuales 223 se encuentran en estado acti vo; la mayoría de los cuales ti ene un origen en los problemas socioambientales, generados por acti vidades extracti vas de recursos naturales. Estos ocupaban el 46% (125 casos) del total de confl ictos registrados en el mes de julio de 2009. Le seguían los confl ictos por asuntos de gobierno local con 15% (41 casos), los confl ictos laborales con 11% (31 casos); y 10% por razones de gobierno nacional (26 casos).1

1 Ver el Reporte de Confl ictos Sociales N° 65, al 31 de julio de 2009; a cargo de la Adjuntí a para la Prevención de Confl ictos Sociales y la Gobernabilidad de la Defensoría del Pueblo.

Page 6: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

6

Una de las defi ciencias del aparato estatal peruano es que no posee mecanismos efi caces de prevención de confl ictos; y tampoco de métodos para canalizarlos de manera insti tucionalizada. Esto se pudo apreciar en el caso de los acontecimientos de Bagua en el departamento de Amazonas, en junio de 2009, cuando los hechos se precipitaron en forma violenta y sin que haya formas de diálogo democráti co que evite muertos, heridos y un saldo muy grande de desconfi anza entre las organizaciones y las autoridades del poder central. En el caso de los sucesos de Bagua, resultado de un paro amazónico de carácter indefi nido por la derogatoria de decretos leyes que no fueron consultados a los pueblos indígenas por el Ejecuti vo y el Congreso, según el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, terminó con la muerte de más de 30 ciudadanos entre policías y habitantes de la amazonía.

Una realidad también observada es que la población peruana busca progresar y salir de la pobreza. Hace diversos intentos que pueden durar años para lograrlo, uti liza disti ntos mecanismos y se traza estrategias de diversos plazos. La gente quiere mejorar en sus condiciones de vida; y esto ha sido posible, en parte, por la acción organizada de cientos de miles de familias. A veces buscan el apoyo del Estado o en otros casos tratan de evitarlo. Se trata de complejas decisiones de costos y benefi cios que trae consigo la relación entre las familias y el aparato público.

La acción colecti va es un enfoque o teoría que pretende dar cuenta de la realidad en que se desenvuelven las poblaciones que buscan resolver sus problemas de manera conjunta. Es decir, en forma tal que mediante la cooperación puedan producir los bienes públicos que les faciliten el progreso o les reduzcan sus difi cultades, resolviendo algunos problemas que por medio de la acción individual o de la acción estatal no habría caminos efi caces de solución.

Disponemos de dos aproximaciones a la realidad que queremos entender desde la teoría de la acción colecti va. Una es la acción colecti va de nivel microeconómico, en donde el problema de los incenti vos para

Page 7: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

7

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

la cooperación entre individuos atraviesa por el problema del free rider; y otra es la acción colecti va de nivel meso, en la cual se da el uso de instrumentos políti cos para lograr objeti vos tanto económicos como políti cos, en donde la cooperación se ve facilitada por la existencia de liderazgo y de intereses que coinciden, basados en una identi dad común, una ideología comparti da y la ausencia de diferenciación interna en la comunidad de actores.

La presente publicación reúne tres estudios en donde se ha uti lizado el enfoque de la acción colecti va. En los dos primeros casos, se trata de textos que fueron realizados como parte de un proyecto de investi gación en el Perú, a cargo de CRISE (Centre for Research on Inequality, Human Security and Ethnicity) de la Universidad de Oxford, en convenio con CISEPA (Centro de Investi gación sociales Económicas, Políti cas y Antropológicas) de la Ponti fi cia Universidad Catolica del Perú. El primer trabajo fue realizado en equipo, con la presencia y extraordinario aporte de Rosemary Thorp y de Maritza Paredes. El tercer trabajo es resultado de una investi gación desarrollada en torno a las organizaciones de regantes de la costa peruana y la gesti ón social del agua.

En los tres textos está presente el interés por entender las característi cas de los confl ictos sociales y los mecanismos que asume la cooperación entre los individuos que buscan resolver sus problemas de manera colecti va.

Page 8: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

8

Page 9: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

9

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

El presente documento examina la acción colecti va en el Perú a través de tres estudios de caso en el nivel local. En primer lugar el texto indaga por qué ha persisti do por tanto ti empo en el Perú una desigualdad extrema entre grupos sociales sin ser desafi ada; y explora si parte de la respuesta radica en una propensión débil a la acción colecti va, ya sea esta violenta o no.

La desigualdad en el Perú, documentada por primera vez en 1961 por Richard Webb, muestra un grado extremo, tan alto como en Brasil.2 Esta desigualdad está impregnada de característi cas étnicas3: aquello que Stewart llama desigualdades “horizontales” (DH), o desigualdades entre grupos, son muy severas en términos económicos, culturales y políti cos.

(*) Agradecemos los comentarios y sugerencias de Frances Stewart y Adolfo Figueroa; y el apoyo de María del Carmen Franco en la recolección de datos de los casos de estudio. El documento fue originalmente redactado en inglés; y la traducción del inglés al español fue realizada por Javier Portocarrero Maisch. El presente trabajo fue concluido en abril de 2006 como parte de un proyecto de investi gación de CRISE (Centre for Research on Inequality, Human Security and Ethnicity) de la Universidad de Oxford.

2 Sus cálculos arrojan un coefi ciente Gini de 0.61, igual al de Brasil en el mismo año (Webb 1977).

3 Reportar el tamaño de la población indígena es muy difí cil debido a problemas de defi nición y medición, pero un esti mado razonable se encuentra debajo del 40 por ciento.

Acción Colecti va, Violencia Políti ca y Etnicidad en el Perú

Ismael Muñoz, Maritza Paredes y Rosemary Thorp*

Page 10: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

10

La exclusión ha llevado históricamente a movilizaciones violentas4, pero durante los últi mos cincuenta años o más, ha sido notable la relati va ausencia de cualquier ti po de movilización étnica. La enorme violencia desatada por Sendero Luminoso, movimiento maoísta, a inicios de la década de 1980 y que dominaría la escena pública peruana hasta la captura de su líder, Abimael Guzmán, en 1992 fue principalmente un movimiento de ti po clasista; sin embargo su desencadenamiento violento tuvo enormes implicancias étnicas.5

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación ha documentado recientemente que el 75% de las vícti mas fatales fueron de origen indígena.6 Sin embargo, posteriormente no ha habido señales de movilización como las ocurridas en Bolivia y Ecuador, ni un desarrollo de la conciencia étnica, tan evidente en Guatemala, Bolivia y Ecuador. En términos generales, la característi ca disti nti va clave que debemos explorar es la habilidad del sistema para perpetuarse en medio de DH extraordinarias que coexisten con reducidos niveles de protesta.

¿Por qué no ha habido –en los últi mos ti empos– desafí os mayores al sistema establecido, sean violentos o no? ¿Por qué la violencia extrema de Sendero ocurrió en ciertas regiones y no en otras? ¿Por qué no se habría desarrollado una mayor conciencia étnica7, a pesar de las consecuencias del período senderista en este campo? Mucho de la

4 Existen pocos estudios sobre la violencia social y políti ca antes de 1980. Las movilizaciones sociales y políti cas más importantes del siglo XX peruano ocurrieron en el sur andino durante el período 1958 – 1964, con enfrentamientos violentos entre terratenientes y campesinos en torno a las ti erras de las haciendas. Según Guzmán y Vargas (1981), sólo 166 personas murieron en esas movilizaciones, un número signifi cati vo, pero bastante menor que el número de fallecidos en el primer año del confl icto armado de los años 80.

5 Todavía subsisten células acti vas de Sendero, movimiento que no debería ser menospreciado, pues las condiciones subyacentes que permiti eron su propagación han cambiado poco, como mostraremos más adelante.

6 La Comisión de la Verdad y la Reconciliación (2003) ha podido establecer en su informe fi nal que la violencia, en combinación con las brechas socioeconómicas, han sacado a la luz pública la seriedad de las desigualdades que todavía prevalecen en el país. Conforme a los testi monios recogidos, 75 por ciento de las vícti mas que perecieron en el confl icto armado interno hablaban Quechua, u otro idioma nati vo, como su lengua materna.

7 Entendemos por conciencia étnica la presencia de una identi dad colecti va basada sobre todo en las fracturas étnicas de una sociedad, como en otros países lati noamericanos, tales como Bolivia, Ecuador y Guatemala.

Page 11: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

11

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

respuesta a estas interrogantes radica en el nivel macro políti co, que no es la preocupación del presente estudio. Más bien, aquí nosotros intentamos contribuir a un mejor entendimiento de estas preguntas, explorando el fenómeno de la acción colecti va en el Perú.

Nuestro interés no radica en el nivel micro, por ejemplo la construcción y gesti ón de canales de irrigación u otros bienes comunales, sino en el nivel meso: el uso de instrumentos políti cos para lograr normalmente objeti vos tanto económicos como políti cos. Por ejemplo, varias comunidades actúan colecti vamente ejerciendo presión sobre una municipalidad para obtener agua potable o una carretera. Un ejemplo muy conocido en el Perú es el “movimiento del vaso de leche”. Las mujeres en Lima presionaron al Estado para obtener una legislación favorable que garanti zara la distribución de leche a los niños pobres a través de los gobiernos locales. Nosotros exploramos las característi cas de esta acción colecti va de nivel meso. Nos preguntamos por qué y dónde se origina, y cuándo desemboca en métodos violentos o pacífi cos. Nos interrogamos sobre sus logros; y exploramos en qué medida la penetración de Sendero puede atribuirse a la fuerza o debilidad relati va de una acción colecti va constructi va.

La teoría de la acción colecti va subraya la importancia del dilema de Olson de los free riders cuando un grupo excede de cierto tamaño pequeño, en el cual las relaciones personales proveen una mezcla adecuada de incenti vos y sanciones para la cooperación. Gran parte de los estudios de caso que muestran cómo superar el dilema del free rider se vinculan con la acti vidad económica en el nivel micro. En este nivel ciertas variables como la identi fi cación clara del grupo de benefi ciarios, las reglas claras comparti das por los parti cipantes y un adecuado sistema de incenti vos y casti gos pueden explicar el éxito de la acción colecti va.8

En el nivel meso de las acciones comunales e intercomunales, no es probable que tales variables tengan sufi ciente peso para explicar el éxito. Según la literatura especializada, la cooperación es más fácil cuando

8 Véase, entre otros, a Ostrom (1990), Blomquist (1987) y Uphoff (1985).

Page 12: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

12

existe liderazgo e intereses que coinciden. Para nosotros el concepto de “intereses que coinciden” alude a una interpretación mucho más amplia que la mera coincidencia en la ganancia material de varios individuos. El concepto está anclado en un senti miento de identi dad común, que puede ser facilitado por una ideología comparti da y fortalecido por la ausencia de diferenciación interna en la comunidad de actores. Como hemos visto en un trabajo previo,9 la diferenciación interna puede jugar un rol positi vo y negati vo. Puede facilitar el liderazgo a través de la jerarquía que crea y el consiguiente senti do de orden. Pero también puede generar confl ictos internos vía la desigualdad percibida en la distribución de los recursos y el poder, así como debido al eventual abuso de ese poder.

Nuestra hipótesis inicial era que la débil propensión a la acción colecti va en el nivel meso explicaba signifi cati vamente la persistencia de la desigualdad horizontal y la falta de reacciones violentas frente a la misma. Sin embargo, lo que nuestros casos demuestran es algo más bien diferente. Hemos encontrado evidencia signifi cati va de una acción colecti va constructi va en el nivel meso en por lo menos tres de los cuatro casos. También encontramos que los dilemas de Olson sobre los grandes números y los free riders eran superados cuando el senti miento de identi dad comunal y local era fuerte, a menudo debido a las condiciones adversas; y también hallamos que el liderazgo no estaba ausente. Sin embargo, nuestros casos nos llevan a dilucidar la enorme importancia del contexto insti tucional y la naturaleza de la políti ca en el nivel meso. Para una exitosa acción colecti va de nivel meso, ti ene que haber actores con los cuales interactuar dentro de un marco insti tucional coherente. Mucha acción potencialmente interesante desemboca fi nalmente hacia un sistema políti co interesado en si mismo y corrupto10.

Hay muchos aspectos en este hallazgo, como veremos en nuestros estudios de caso. Los diferentes aspectos refl ejan diversos ángulos

9 Véase Heyer, Stewart y Thorp (2002), en parti cular los capítulos de Bianchi sobre Brasil y de Thorp sobre Colombia.

10 La obra de Evans (1996) y Tendler (1997) es intelectualmente provocati va y úti l en esta veta. Ellos derivan de sus estudios de caso la importancia de la naturaleza de la relación público-privada.

Page 13: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

13

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

de las relaciones de lo micro con lo macro. En un sistema políti co que funciona bien, los intermediarios (gobiernos locales, parti dos políti cos) traen conocimiento y entendimiento de los asuntos macro, más amplios, a grupos de nivel local para orientar su acti vidad. Los intermediarios pueden facilitar las conexiones con otros niveles, pueden llevar las preocupaciones o demandas hacia arriba y hacia abajo en el sistema, pueden negociar y pueden comprometerse. Este rol de la intermediación políti ca debería ser aún más importante en los Andes, pues allí el Estado es visto como algo “lejano y ajeno” (Ansion y Tubino 2004).11 En cambio, en el Perú de inicios del siglo XXI encontramos a los parti dos políti cos – normalmente llamados a desempeñar la función de intermediarios – en crisis desde los años 80, mientras que la vida políti ca local sufrió severamente durante el período del confl icto armado.

En paralelo al declive de los parti dos, surgió una nueva clase de operador políti co –gente que había abandonado su parti do tradicional– disponible para la “nueva” políti ca del régimen fujimorista. Fujimori sobresalió por usar varios organismos públicos para lograr sus propias metas políti cas. Los actores no cambiaron con el advenimiento de Toledo, aunque el APRA se rearti culó y reclutó algunos de estos operadores. Esto estuvo lejos de ser un contexto saludable para la acción colecti va constructi va en las comunidades.12 Así, no sorprende que encontremos en nuestros diferentes casos ejemplos de frustración y de desilusión, y a veces seducción hacia un sistema de favoriti smo y clientelismo que se perpetuaba.

Los casos también permiten ver por qué la desigualdad suele ser persistente. A las personas relati vamente pobres les resulta más difí cil la acción colecti va, les cuesta más y logran menos resultados. No es ningún milagro que ellos se decepcionen rápido. Los individuos mejor dotados

11 El periodista peruano de TV, César Hildebrandt (21-07-2005) informó sobre una conversación de su reportero con un campesino de una provincia extremadamente pobre de Huancavelica (Angaraes): en respuesta a la pregunta sobre quién es el Presidente del Perú, el campesino respondió “no sé”; y contestando a la pregunta sobre si pensaba en el futuro, contestó “pre-fi ero no pensar en él”.

12 Esta sección se basa en una conversación con Rolando Ames (18-08-2005). Para un análisis más profundo véase Tanaka (2002) y Grompone (2000).

Page 14: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

14

de capacidades pueden manejarse incluso en sistemas insti tucionales más frágiles, obtener logros, y con frecuencia saben cómo evitar costos. Así los círculos viciosos y virtuosos se entrecruzan.

Nuestra siguiente pregunta es ¿por qué una acción colecti va es violenta o no? Los hallazgos previos tornan esta cuesti ón más desafi ante, pues con mucha acción colecti va, pero ganancias modestas, se debe esperar la frustración. Encontramos en varios de nuestros casos a ciertos actores, a veces externos a la comunidad, en una forma que resulta signifi cati va. Las acciones de “violencia controlada” de las comunidades organizadas son instrumentos de negociación o diálogo con respecto a serios problemas no resueltos; y difi eren agudamente en concepto de la violencia que busca ser destructi va, basada en una ideología anarquista.

En nuestro caso más violento, la movilización de Sendero Luminosos hacia la violencia provino del colapso de un viejo sistema semi feudal que propició situaciones confl icti vas, con ausencia de estructuras que hubiesen podido mediar el confl icto. Ello proveyó un territorio férti l para la violencia políti ca.

Antes de entrar a examinar los casos, presentamos el contexto, documentando las desigualdades horizontales y exploramos la relevancia del componente étnico en tales desigualdades. Luego, pasamos a los estudios de caso: tres distritos capitales de provincia y sus periferias rurales, y un caso de migrantes de Huanta en Lima en San Juan de Lurigancho, interrogándonos por las siguientes cuesti ones:

1) ¿cuáles son las característi cas de la acción colecti va que emerge y cuáles son los factores determinantes de su extensión y profundidad?

2) ¿cuáles son los resultados? 3) ¿qué explica la elección de vías violentas o no violentas? 4) Por últi mo, señalamos las conclusiones e implicancias

comparati vas.

Page 15: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

15

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Nuestros tres casos andinos son los siguientes: primero, Bambamarca, capital provincial en el departamento de Cajamarca; segundo, Espinar, capital provincial en el departamento de Cusco; y tercero, Huanta, capital provincial en el departamento de Ayacucho. Nuestro caso en Lima está conformado por dos comunidades de migrantes en San Juan de Lurigancho: Huanta Uno y Huanta Dos.13

Desigualdad Horizontal y Relevancia de la Etnicidad

Tenemos muy pocos datos para analizar la relevancia de lo étnico en el Perú, pues los censos no preguntan directamente por el origen étnico, y la lengua materna no es una buena aproximación (por ejemplo, las comunidades de la sierra norte del Perú sólo hablan español). Figueroa y Barrón han analizado el origen étnico en el Perú, usando como variables de aproximación (proxy) a la historia y la geografí a (por ejemplo, haber nacido en la sierra se asocia con origen étnico indígena, excepto para el caso de las áreas residenciales de las mayores ciudades capitales de provincia, donde predominan los mesti zos).

Esta aproximación es en sí misma imperfecta, por problemas de medición, en parti cular con respecto a los migrantes de segunda generación en Lima. Aun así, resulta más apropiada que la lengua nati va. Permite apreciar (véase el cuadro 1) que el origen étnico infl uye fuertemente en las posibilidades de educación y empleo, y en la pertenencia a cierta clase social. El cuadro evidencia que los empleados ti enen casi los mismos años de escolaridad, independientemente del origen étnico. En cambio, los obreros de raza “blanca” ti enen 11 años de escolaridad, mientras que los obreros “indígenas” sólo 8, y los indígenas campesinos o auto empleados en el sector informal ti enen sólo 4 años de escolaridad.

13 Las provincias de Hualgayoc (75,806 habitantes), Huanta (64,503 habitantes) y Espinar (56,591 habitantes) se encuentran en el norte, centro y sur de la sierra, respecti vamente. Más del 60% de la población en esas provincias es rural y la principal acti vidad económica es la agropecuaria. Huanta Uno (2,450 habitantes) y Huanta Dos (1,750 habitantes) son dos asentamientos en el distrito de San Juan de Lurigancho, el más populoso de Lima (1 millón de habitantes).

Page 16: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

16

También debemos notar que en Lima, ciudad “blanca”, la clase de los empleadores y los empleados consti tuyen 55% del total. En las comunidades indígenas de la sierra el mismo grupo sólo representa 15% del total. El cuadro 1 demuestra un hecho fundamental sobre la etnicidad en el Perú: las categorías socio-económicas y las étnicas se yuxtaponen.

Cuadro 1Clase y origen étnico, 2002

(La primera cifra es el promedio de años de escolaridad; la segunda, entre paréntesis, es el porcentaje de la población en cada categoría)

Clase

Origen étnico (región de nacimiento)*

A1 D E

Gran Empleador 17.0[0.5] 8.3 [0.4] 9.1 [0.2]

Pequeño Empleador 15.6 [3.9] 7.1[7.3] 7.4 [5.3]

Empleado 15.9 [50.4] 14.2 [11.3] 13.8 [9.8]

Obrero 10.6 [10.5] 7.9 [14.7] 7.9 [14.4]

Trabajador independiente urbano 13.9 [22.1] 7.8[21.7] 7.7[23.4]

Trabajador independiente rural 9.0 [0.7] 4.5 [41.3] 4.4 [43.3]

Otros 10.4 [0.6] 9.5[0.1] 10.2[0.2]

Sin datos 10.6[11.3] 8.6[3.2] 8.6[3.4]

Total fuerza laboral 100.0 100.0 100.0

Notas: (*) A1: Lima – central (incluye los distritos residenciales de Lima donde vive la mayoría de la población blanca; excluye los conos donde radican la mayoría de los migrantes), D: Resto de los Andes (incluye la sierra centro y norte, donde predomina el español) y E: Sur Andino, donde predomina el quechua y el aymara (excluye las áreas residenciales de las ciudades capital de provincia, que son predominantemente mesti zas). Fuente: cuadros de Barrón M. y A. Figueroa (2004).

Page 17: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

17

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

A pesar de esta evidencia sobre el alto grado de desigualdad horizontal, en el Perú el discurso corriente no suele admiti r la importancia de la variable étnica. Quizás esto se deba precisamente a su propia importancia, y sea una señal de su relevancia. Sin embargo, la investi gación se complica pues la gente no comparte un vocabulario, y defi ne su identi dad —subjeti vamente— más rápido en términos de clase, región u ocupación.

La ti erra es otra variable crucial en la desigualdad y etnicidad en el Perú. La reforma agraria contribuyó a extender y consolidar un proceso de parcelación que ya se había iniciado en fechas tan tempranas como las décadas de 1950 y 1960 en las áreas donde se ubican nuestros casos. La reforma agraria empezó en el Perú en los años cincuenta, pero fue recién con el gobierno militar del general Velasco en 1969 que adquirió una nueva seriedad y dinamismo. El enfoque de las políti cas fue completamente disti nto entre la costa y la sierra.

En la costa se crearon cooperati vas, sobre todo productoras de azúcar y algodón. Su historia, plagada de problemas, no es tema de nuestro análisis aquí. En la sierra, donde las grandes haciendas, de enorme extensión, habían captado tradicionalmente a los campesinos mediante diversas formas de aparcería, la Reforma creó las Sociedades Agrícolas de Interés Social (SAIS). Estas incluían no sólo a los anti guos colonos, sino también a algunas de las comunidades vecinas. El cuadro 2 muestra como en 1972 predominaban las pequeñas unidades, desde los pequeños minifundios, en parti cular en Huanta, hasta parcelas medianas de algunas docenas de hectáreas, sobre todo en Hualgayoc.

Page 18: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

18

Cuadro 2Distribución de la ti erra 1972 y 1994

Huanta Hualgayoc Espinar

1972 1994 1972 1994 1972 1994

Total de unidades 14,178 11,510 12,344 14,777 6,796 8,665

Porcentaje del total

Menos de 1 hectárea 0.47 0.36 0.26 0.31 0.41 0.31

1 – 5. 0.41 0.45 0.52 0.52 0.22 0.52

5 a 500. 0.12 0.19 0.20 0.17 0.35 0.17

Más de 500. 0.00 0.00 0.02 0.00 0.02 0.00

Fuentes: Censo agropecuario (1972) y (1994)/INEI-Perú.

Sin embargo, las circunstancias en las cuales se llevaron a cabo cada una de las reformas tuvieron grandes implicancias sobre el ti po de “terreno férti l” que Sendero encontraría en esas áreas. En Huanta, los campesinos más ricos y aquellos con buenas conexiones con el viejo orden adquirieron el control de parte de la ti erra, iniciando un proceso de creciente desigualdad y confl icto entre campesinos, y recreando y perpetuando una masiva pobreza y una gran diferenciación entre ellos. La reforma, mal gesti onada, de un sistema muy tradicional y represivo llevó a una situación plagada de confl ictos.

En Espinar la recuperación de la ti erra fue el resultado de décadas de lucha violenta entre hacendados y comunidades, cuya victoria fue facilitada por la crisis de la industria de la lana en el sur andino. En Espinar, simplemente no fue posible que la Reforma creara SAIS como sí lo hizo en las provincias vecinas. En éstas, Sendero sacó provecho del confl icto entre campesinos que deseaban recuperar sus ti erras y los burócratas del gobierno que manejaban la SAIS.

Así, los severos confl ictos del pasado abrieron camino para una relati va ausencia de confl icto hoy en día, pero con una historia todavía no muy lejos del presente. En Hualgayoc (Bambamarca) no encontramos

Page 19: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

19

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

evidencia de una historia de confl ictos signifi cati vos en el proceso de transformación hacia pequeñas parcelas. Una historia relati vamente ausente de confl ictos evolucionó hacia una situación relati vamente pacífi ca el día de hoy.

Abajo, en el gráfi co 1, hemos intentado refl ejar intuiti vamente el grado de diferenciación interna en nuestros casos. La diferenciación es étnica, pero coincide con las categorías sociales y económicas, lo cual es la norma en el Perú. Expresamos esta diferenciación a través de tres variables de aproximación: color de la piel, lenguaje (quechua hablante o no) y la naturaleza del territorio. La hipótesis es que en el Perú la ti erra más elevada (mayor alti tud sobre el nivel del mar) es de baja producti vidad, fragmentada en unidades muy pequeñas, poseídas por los sectores más indígenas de la población.

Así, mientras más elevado sea el territorio, mayor será la presencia indígena; y a mayores cambios en altura, mayor diferenciación étnica. Hualgayoc, la provincia que aloja al distrito de Bambamarca, ti ene áreas culti vables en una altura moderada variando entre los 2500 y 2700 msnm. Espinar es más uniforme pero muy alta, con ti erra por encima de los 3900 msnm (sin embargo, la minería introduce un ti po de diferenciación disti nto). En Huanta, la ti erra culti vada va de 2500 a 3500 msnm, y por eso combina gran altura con variaciones sustanti vas.

Nuestro cuarto caso, los huanti nos en Lima, debe ser visto como “derivado de” y expresando la diferenciación examinada en Huanta. La diferenciación asume la forma extrema de dos asentamientos fí sicamente separados, que no obstante también ti enen un grado de diferenciación interna, como veremos más adelante.

Page 20: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

20

Gráfi co 1Diferenciación étnica

El gráfi co 1 muestra como Hualgayoc (Bambamarca) y Espinar ti enen niveles relati vamente bajos de diferenciación étnica, aunque esta últi ma ti ene más característi cas indígenas. En contraste con estas dos provincias, Huanta ti ene un alto grado de diferenciación; y característi cas indígenas mezcladas con “blancas”.

El caso de Bambamarca, Cajamarca14

Tomamos como primer caso, uno donde la identi dad étnica no era fuerte15, donde la evidencia previa mostraba una acción colecti va signifi cati va y donde la historia indica que Sendero no penetró.

1. Característi cas de la acción colecti va

El impulso para la acción colecti va provino de la pobreza, la vulnerabilidad y las fallas del Estado, sobre todo de la policía y el sistema judicial. El 14 Nosotros entrevistamos a un rango amplio de actores en el distrito capital de la provincia de

Hualgayoc (Bambamarca) y en las comunidades rurales vecinas, tales como San Antonio Bajo y Alto y el Tambo.

15 Las característi cas étnicas originales, tales como lenguaje y organización social e insti tucional, han desaparecido en gran medida, y la gente ti ene una piel más clara como resultado de un proceso de mesti zaje temprano con inmigrantes europeos.

Page 21: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

21

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

desorden y el bandolerismo generalizados en la década de 1970 llevaron a la formación de un fenómeno excepcional: las rondas. Estas eran organizaciones comunales que se iniciaron como patrullas contra los abigeos.16 Las rondas fueron una respuesta al senti miento generalizado de desilusión y desconfi anza (aún hoy percepti ble) de la población con respecto al sistema ofi cial de justi cia. La policía no sólo era escasa, sino también inefi ciente; y en muchos casos era percibida como cómplice de los criminales.

Además, los juicios eran largos y requerían no solo pagos a los abogados, sino también sobornos a jueces, fi scales y policías.17 Aún más, los campesinos alegan que son tratados con desprecio. Ellos deben esperar largas colas para ser atendidos por los funcionarios públicos; suelen ser engañados porque no saben leer ni escribir; y ti enen que mostrar deferencia en su trato, usando los apelati vos de “doctor”, “jefe” o “señor”.18

Históricamente, las rondas fueron una invención de los grandes terratenientes. Sin embargo, en Cajamarca el sistema de tenencia de la ti erra se había transformado signifi cati vamente ya antes de la reforma agraria de 1969. El campo de las provincias centrales del departamento de Cajamarca (Chota, Hualgayoc y Cutervo) había estado transformándose hacia un agro de pequeñas unidades bastante antes de la Reforma, lo que contribuyó a extender y consolidar un proceso de parcelación que ya estaba avanzando en fechas tan tempranas como las décadas de 1950 y 1960.

En este contexto transformado, las rondas fueron tomadas como una insti tución comunal. Uno de los comuneros más viejos de las rondas de 16 Existen varias referencias históricas a la importancia de los abigeos en los Andes. Según Starn

(1991) y Gitlizt (1983) los robos se incrementaron a mediados de los setenta debido a la crisis económica. La región de Cajamarca fue especialmente afectada por su cercanía a la ciudad costera de Chiclayo y a un aumento de la demanda por carne.

17 Según Starn (1991), en una muestra de 1000 casos de un juzgado de instrucción (primera instancia) de Chota, solo se procesó el 10% de los casos criminales entre 1970 y 1976, y 76 de ellos obtuvieron sentencia.

18 Entrevista con Neptalí Vásquez (04/02/205), un rondero de 70 años de San Antonio Alto en Bambamarca.

Page 22: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

22

Bambamarca nos dijo que antes de 1978, cuando las rondas todavía no existí an, los campesinos —debido a su falta de organización— tenían miedo de enfrentarse a los ladrones o avisar cuando los sorprendían robando la casa de un vecino porque los amenazaban con robar sus propias casas. Por ello, las autoridades de varias comunidades y catequistas jóvenes,19 como era él en ese entonces, apelaron a la comunidad para formar una ronda similar a la que había sido creada antes en Chota.20

Luego, estas rondas se convirti eron gradualmente en una fuente de identi dad y compromiso. Cuando les preguntamos a los campesinos cómo se identi fi caban a sí mismos, la respuesta unánime fue “somos ronderos”. Así, en una región donde el origen étnico no es el factor de movilización, pues las característi cas étnicas en su mayoría no han perdurado, se ha creado otra identi dad poderosa: la ronda. Resulta claro de las entrevistas que ellos no comparten el senti miento de pertenencia a una misma comunidad con la población indígena del sur.21 Esta identi dad está centrada en un senti miento de “efi ciencia”, y en el reconocimiento de su rol importante en la comunidad. Un cierto número de ronderos entrevistados señaló que ellos estaban orgullosos de que las rondas pudieran solucionar efecti vamente problemas de robo de ganado, disputas de linderos y hasta confl ictos domésti cos, rápido y casi sin costos adicionales. “Nosotros vamos directamente al lugar en cuesti ón con los actores involucrados en el confl icto de limites de ti erras y en una tarde resolvemos el problema y aprobamos una sentencia que es respetada…los procesos legales son sólo una pérdida de ti empo y

19 Laicos trabajando como parte de la Iglesia para predicar la fe. Tales catequistas consti tuyeron una parte importante de la Iglesia progresista en ese entonces y después, desarrollando la conciencia pública sobre temas sociales.

20 Según Don Nepatalí, la primera ronda de nuevo ti po fue formada en Cuyumalca, provincia de Chota, en 1976. Durante los siguientes tres años, cientos de otras comunidades en Chota y las provincias vecinas de Hualgayoc y Cutervo formaron sus propias rondas, replicándose hacia las zonas andinas de los vecinos departamentos de Amazonas, La Libertad, Lambayeque y Piura. En 1990, según Starn (1991), existí an rondas en 3,435 centros poblados esparcidos en un área de más de 150 mil km2.

21 Entrevistas con Luis Anti cona, de la Central de Ronderos de Bambamarca, Neptalí Vásquez y Alfonso Soberón de San Antonio Alto, Jesús Llamoctanta de “El Tambo” y Catalino Valdivia y Wilmer Castrejón de “La Ramada” en Cajamarca (04/02/2005).

Page 23: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

23

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

dinero, y quizás hasta de vidas porque a veces los liti gantes se atacan unos a otros”.22

El hallazgo sobre esta identi dad —su poder, profundidad y extensión en las diversas rondas—, es más impactante si consideramos que en el contexto andino del Perú, la principal referencia de identi dad es la propia comunidad, enraizada en un espacio fí sico defi nido.

2. Efectos y límites de la acción colecti va

¿Cuáles son los efectos de esta positi va historia? Ellos son reales en términos de DH culturales; y en un cierto senti do fundamental para otras DH. La gente expresaba una y otra vez su sati sfacción por el hecho de ser tomada en serio por “el otro”. En el caso de las rondas de Bambamarca, su formación espontánea fue el resultado de la confrontación con un Estado que representaba el orden “inefi ciente” (que reemplazó el anti guo orden de las haciendas). El Estado fue incapaz de construir una nueva autoridad democráti ca y la burocracia pública era inefi ciente, prejuiciosa, excluyente y limitaba el derecho campesino a la “seguridad y justi cia”.

Hoy en día las rondas han evolucionado en muchos lugares hacia insti tuciones que administran justi cia dentro de la comunidad. La ronda, como organización comunal, actúa complementariamente con la asamblea de la comunidad y el comité de regantes; y juntos están tomando cada vez más importancia en temas como la forma de enfrentar a una empresa minera que esté generando contaminación. Aún más, las rondas funcionan como una fuente de educación, autoesti ma y respeto, así como una forma de entrenamiento en responsabilidad y concienti zación. Ellas también son importantes para facilitar la prevención de confl ictos violentos. Sin embargo, los resultados de sus intentos por infl uir en el nivel meso, no son claros.23 El caso más notable 22 Entevista con Jesús Llamoctanta de “El Tambo” en Bambamarca (04/03/2005).23 En el nivel micro, la ronda reduce costos y riesgos, protegiendo los acti vos campesinos del

robo.

Page 24: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

24

ha sido el prolongado confl icto con la empresa minera Yanacocha sobre la contaminación y daño de los peces en el río Llaucano, que se arrastra desde el año 2001 sin haber logrado ningún resultado real.24

Una hipótesis, que debería explorarse con mayor detenimiento, apunta al papel negati vo que habrían jugado los parti dos políti cos en las rondas, debido a sus divisiones internas. Los esfuerzos de los parti dos políti cos, como el Apra y Patria Roja, por controlar las rondas y converti r sus discursos políti cos en dominantes, son muy criti cados por los ronderos. En diversas entrevistas, la gente describía la aguda división en las campañas electorales como resultado de la competencia entre el Apra, Patria Roja y Acción Popular (AP). El esfuerzo de los ronderos para promover a su propio candidato a la alcaldía de Bambamarca llevó a un despresti gio de la ronda.

En cambio, los ronderos de la provincia de Hualgayoc lograron un éxito inusual al conformar un frente único de diversas agrupaciones políti cas. Esta muestra de unidad ha durado desde 1990 hasta la actualidad. Pero todos nuestros interlocutores estaban muy conscientes del riesgo de las divisiones y competencias parti darias y el daño que ellas podían generar.25 La opinión común era que las cosas podían complicarse si ellos se metí an en la políti ca, es decir si se aliaban con algún parti do

24 En el año 2001, ronderos de Bambamarca, Chota y Chugur protagonizaron demostraciones en la plaza de armas de Cajamarca en protesta por la muerte de las truchas en el río Llaucano causada por el drenaje de ácido de la mina. Ellos bloquearon la carretera hacia la mina y habrían incendiado las ofi cinas de Yanacocha. Se creó una mesa de diálogo, pero no se obtuvo resultados. En 2002, las rondas tomaron de nuevo la plaza de armas de Cajamarca y bloquearon la carretera hacia la mina por cuatro días. Esta vez ellos estaban protestando porque el informe del gobierno sobre el caso del río Llaucano insistí a en que la causa de la muerte de la trucha era la asfi xia y no la contaminación. Se creó otra mesa de diálogo para miti gar la tensión pero no se logró ningún efecto. Por últi mo, en el año 2004, las rondas fueron un factor clave en la movilización en contra de la exploración de un nuevo yacimiento minero en Cajamarca. La protesta duró dos semanas y como consecuencia la empresa Yanacocha paralizó la exploración. No obstante, el confl icto conti núa.

25 Según Zarzar (1991), al inicio de la década de 1990 cuatro confederaciones regionales reclamaban representar a las rondas de Bambamarca, dos vinculadas al Apra y las otras dos a facciones de la izquierda. Aunque los ronderos lograron la unifi cación, el nuevo presidente electo (procedente de la izquierda) fue secuestrado y torturado por un comité de ronderos opuesto a la unifi cación.

Page 25: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

25

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

en parti cular y se involucraban en el pequeño mundo de las rencillas parti darias.26

Otro factor, difí cil de explorar, pero que mencionamos para fomentar mayor investi gación, se refi ere a la difi cultad de los grupos locales para entender el panorama nacional. En realidad, el progreso de la industria lechera —la ventaja comparati va obvia de Cajamarca— depende fundamentalmente de un cambio en el nivel nacional con respecto al impacto del auge minero sobre el agro. Resulta revelador y quizás muy importante que la gente pareciera completamente inconsciente de esto. También será interesante observar en qué medida el actual esfuerzo vigoroso del sector privado por generar una visión de la región logra aceptación y credibilidad.27

3. Acti tudes hacia la violencia

En un inicio, las rondas de Bambamarca usaban la violencia, sin muchos remordimientos, para restaurar el orden frente a los abigeos. Aún hoy se considera normal los casti gos corporales en la administración de la justi cia comunal. Es común escuchar sobre los “pencazos”, las inmersiones nocturnas en los lagos y ríos helados de los Andes, las horas de marchas a pie descalzo, y aun desnudo en la frialdad de la noche, y el trabajo forzado.

Muchas de estas tácti cas fueron tomadas de la policía provincial, cuyos métodos de tortura eran bien conocidos por los campesinos vícti mas de tales abusos. Sin embargo, a pesar del uso de la violencia fí sica, los testi monios señalaban que las rondas siguen teniendo legiti midad como medio de corrección; y que las prácti cas han evolucionado hacia

26 Según Starn (1991) y Gitlizt (1983) las rondas ti enen un consenso signifi cati vo en el nivel comunal, pero se enfrentan entre ellas en el nivel regional. Con frecuencia el centro de estos confl ictos es la competencia entre parti dos (Apra, Patria Roja, Acción Popular) por el predominio políti co regional.

27 Nos referimos al Grupo Norte, iniciati va liderada por Yanacocha y la empresa Buenaventura, que está involucrado en un esfuerzo serio por delinear los elementos de un plan regional, con considerable asignación de fondos y dedicación.

Page 26: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

26

una conciencia real sobre los límites aceptables y el respeto por la vida humana hoy en día.28

Durante la década de 1980 empezó a propagarse una vigorosa ideología de oposición a la violencia, en parti cular debido a la infl uencia de la iglesia en Hualgayoc, donde sacerdotes y agentes pastorales llevaron a cabo una extensiva capacitación de jóvenes campesinos catequistas. Las movilizaciones actuales son acompañadas por instrucciones fuertes sobre cómo debe comportarse la gente y qué debe hacer para mostrar su reclamo. Un ejemplo de esto es el miti n organizado en el año 2001 por las rondas de Bambamarca contra Yanacocha —la mayor mina de oro en América Lati na, situada en Cajamarca— por la muerte de los peces en el río Llaucano. Nuestros informantes manifestaron que la protesta fue en general pacífi ca y que las rondas controlaron con fi rmeza la violencia. Sin embargo, no pudieron prevenir actos aislados de violencia como el saqueo de bodegas o luchas entre ronderos y autoridades locales.

Se nos enfati zó mucho el rechazo a la violencia como una razón por la cual Sendero no pudo penetrar en esta área: esto requiere más investi gación, pero nosotros nos inclinamos a subrayar tanto o más el hecho de que Sendero pudo apreciar que se trataba de un territorio no férti l, un análisis que habría incluido tanto el grado de organización como la falta de resonancia de un llamado anti feudal entre pequeños productores (aunque es cierto que un análisis académico de tal ti po no los detuvo en su posterior incursión hacia Lima, donde el terreno tampoco ofrecía facilidades para sus técnicas y argumentos).

28 Los testi monios referidos a los inicios de la ronda incluyen casos donde los ronderos come-ti eron actos de extrema violencia. Uno de esos incidentes iniciales de una ronda de Bamba-marcca parece haber concluido en la muerte de seis ladrones encontrados robando ganado. Según ese relato, el desti no de los abigeos fue decidido en una asamblea de más de 3,000 personas; pero las autoridades nunca pudieron probar los hechos. Estas historias fueron des-apareciendo rápido con el ti empo, y en los testi monios emerge un discurso más respetuoso de la vida y los derechos humanos. Aunque no se debe negar la seriedad de los incidentes iniciales y la naturaleza brutal de los casti gos fí sicos usados por las rondas, uno debe ubicarlos en el contexto nacional. Según Starn (1991), durante la década de 1980 más de 3,000 rondas no generaron más de 10 muertes.

Page 27: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

27

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

El caso de Espinar, Cusco

Nuestro segundo caso, donde la violencia comunal no ha sido fuerte en el pasado reciente (aunque no del todo ausente, como veremos más adelante) es Espinar, en la sierra alta del departamento de Cusco (véase el mapa). En este segundo caso, nosotros estábamos buscando un área con un fuerte senti miento de identi dad indígena, para contrastarlo con Bambamarca, que como hemos examinado más arriba ti ene una población con poco senti do de identi dad e historia indígena.

En la primera mitad del siglo XX, Espinar fue una de las provincias altas de los Andes que fue afectada por el auge de la lana y testi go de frecuentes confl ictos violentos entre terratenientes y campesinos en torno a la ti erra de pastoreo. Hubo levantamientos en Canas y Espinar durante los primeros años de la década de 1920. Estos movimientos llevaron al fortalecimiento de un movimiento campesino y luego fueron parte de la base para el notable crecimiento de los parti dos de izquierda. Estos procesos dieron pie al reclamo de la ti erra y a la migración de los anti guos terratenientes hacia las ciudades, robusteciendo el proceso de cambio social basado en las comunidades campesinas.

En respuesta a este grado de trastorno y cambio social, algunas de las más importantes haciendas se habían parcelado, distribuyendo sus ti erras entre sus trabajadores antes de la Reforma. Esta simplemente no pudo crear las grandes fi ncas colecti vas (SAIS) que estaban siendo creadas en las provincias vecinas. Aún más, el rápido desarrollo de los vínculos con el mercado de Arequipa vía Espinar comenzaron a generar un sector de comerciantes relati vamente importante en Espinar, que comenzó a formar un puente entre él y el resto de las provincias altas.29

29 Inexplicablemente hay muy poca información específi ca sobre la historia de la provincia de Espinar antes de la década de 1980, mientras que existen libros enteros sobre las provincias vecinas de Canchis y Chumbivilcas. La historia de la penetración de Sendero en zonas de con-fl icto entre campesinos, que querían recuperar su ti erra, y burócratas de las SAIS en el sur andino, en especial en Puno, ha sido bien documentada en la literatura. Tal confl icto no existi ó en Espinar.

Page 28: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

28

Otro factor relevante fue la acción de elementos progresistas de la iglesia católica y de organizaciones no gubernamentales (ONG) de izquierda, ambos apoyando el reclamo campesino por recuperar sus ti erras. En ese período se fundaron en Espinar dos importantes confederaciones campesinas: la Federación Intercomunal de Campesinos de la Provincia de Espinar (FICAE) y la Liga Agraria de la Provincia de Espinar (Losio 2005). La Federación Campesina de Espinar (FUCAE) fue fundada en 1980 a parti r de la fusión de estas dos organizaciones. La Izquierda Unida ganó tres de las cuatro elecciones municipales en Espinar durante la década de 1980 (Losio 2005).

Así, en la década de 1980, había un fuerte senti miento de identi dad étnica basado en una evolución exitosa hacia la propiedad comunal con organizaciones populares vigorosas que apoyaban el senti miento de identi dad y comunidad. Sin embargo, se considera generalmente que la modernización e integración a la cultura urbana van debilitando ese senti miento de identi dad étnica. Los entrevistados describían cómo la gente joven estaba perdiendo su familiaridad con el quechua debido a la televisión y a la educación, conforme incrementaban sus contactos con los centros urbanos.

En la década de 1990, sin embargo, surgió una nueva manifestación de este senti do histórico de identi dad con líderes de clase media urbana agrupados en un parti do políti co llamado Mink´a (Movimiento de Integración K´ana), movimiento que buscaba restablecer la identi dad original de los K´ana, la civilización que prevaleció antes que los Incas en esa zona. El alcalde de Espinar durante el período crucial de acción colecti va que exploraremos aquí procedía del parti do Mink´a.

1. Característi cas de la acción colecti va

La acción colecti va en Espinar ha estado centrada en la minería, y en parti cular desde 1980 alrededor de la mina de cobre de Tintaya. La mina fue nacionalizada durante el régimen del general Velasco (1968 - 1975).

Page 29: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

29

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

La empresa estatal siguió una políti ca de expropiación de la ti erra de las comunidades campesinas, con compensación insufi ciente y a veces ofreciendo alternati vas totalmente inadecuadas. La comunidad de Tintaya Marquiri estaba ubicada exactamente en el lugar donde tenía que desarrollarse la mina, y perdió todas sus ti erras. La memoria colecti va es que “ellos nos desalojaron de nuestras casas y las destruyeron”.30 Desde 1980 la mina se convirti ó en el centro de la acción colecti va, con una confusión entre las responsabilidades de la empresa minera estatal y el Estado propiamente dicho.

Cada año se celebra el 21 de mayo de 1990, como el día más recordado en la historia reciente de la provincia. Nuestros entrevistados nos contaron que en esa fecha se movilizaron contra la mina entre 20 y 30 mil personas (campesinos, bodegueros, camioneros, etcétera), bajo el liderazgo de la FUCAE y el Frente de Defensa de Espinar. Se arrojaron bombas incendiarias, empezando en la mina, y el personal de la misma fue amenazado. Se secuestró a tres personas, pero no ocurrieron muertes. Se ganó la atención del gobierno central hacia sus problemas y un efecto positi vo fue la electrifi cación de la ciudad de Espinar. Sin embargo, no hubo progreso con respecto a los problemas de las comunidades rurales, como el acceso a la ti erra y la contaminación del agua.

En la década de 1990 se privati zó la mina y luego se la vendió a BHP Billiton, sus actuales dueños. En este período entraron nuevos elementos en la acción colecti va. Las comunidades rurales afectadas comenzaron a organizarse más efecti vamente, y crearon en 1999 la Coordinadora Regional de Comunidades Afectadas por la Minería (CORECAMI - Cusco). La matriz nacional (CONACAMI) entró, para ayudar. Las ONG, tanto peruanas como internacionales, comenzaron a involucrarse.

En el nivel internacional, Community Aid Aboad (CAA), miembro australiano de Oxfam Internati onal, comenzó a trabajar con la empresa matriz, BHP Billiton, sobre temas de responsabilidad social. CAA creó un

30 Entrevista con Aquilino Ccapa y Eduardo Cuti merma, líderes de Tintaya Marquiri (04/10/2005).

Page 30: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

30

“ombudsman minero” a cargo de una funcionaria encargada de trabajar a ti empo completo con todas las partes para buscar la reconciliación en los confl ictos. Ella dedicó muchos meses al caso Tintaya. Una iniciati va parti cularmente interesante de CAA fue llevar a un grupo de altos ejecuti vos a una visita de campo en la India para observar de primera mano las consecuencias ambientales y sociales de un gran proyecto minero desde la perspecti va de la población afectada. Esto tuvo un efecto sorprendente. El Director Gerente de Tintaya, quien parti cipó en la visita, la describe como un punto de infl exión tanto para él como para la empresa.31

Contra todas las expectati vas, durante los tres años entre 2000 y 2002, el diálogo alcanzó progresos signifi cati vos. Se estableció una mesa de diálogo con reuniones regulares y cada vez más positi vas; y la empresa suscribió dos convenios: uno para pagar un monto signifi cati vo de US$ 1.5 millones anuales al municipio para el desarrollo local, y el otro que iba directamente a las comunidades. El convenio con las comunidades rurales establecía la distribución de 2,368 hectáreas de ti erra, la consulta a las comunidades en futuras exploraciones, y un fondo de US$ 300,000 dólares anuales para proyectos comunales.

El senti miento de identi dad relati vamente fuerte y el liderazgo local coherente parecen haber sido dos elementos importantes para este éxito. Es importante que esto no fuera algo sólo externo (basado en las ONGs), sino proviniera de la organización endógena de la gente. Un tercer elemento es el grado de permeabilidad y cambio real por el lado de la empresa involucrada.

2. Efectos y límites de la acción colecti va

A pesar de todos los logros, las ganancias reales han demostrado ser más bien, frágiles y limitadas, lo que explica el resurgimiento de las protestas en mayo de 2005. En la misma fecha que en 1990, el 21 de mayo, se realizó una demostración masiva —esta vez 2,000 personas— 31 Entrevista con Lucio Ríos, gerente General de la mina Tintaya (04/09/2005).

Page 31: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

31

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

nuevamente con bombas incendiarias y amenazas, y tomando como rehén al alcalde cuando éste trataba de intervenir.

Varios factores están detrás de este senti miento de frustración. Uno es similar al que examinamos en Bambamarca: la naturaleza del sistema políti co local y la falta de confi anza de la gente en él. Esto emergía en varias entrevistas: “los líderes de los parti dos políti cos prometen durante las elecciones, pero después se olvidan de las comunidades”.32 La percepción común es que el alcalde de Mink´a, quien fue una poderosa fuerza positi va mientras estuvo en el cargo, habría perdido la siguiente elección “porque la gente de la ciudad no aprobaba que él trabaje tan duro en favor de la gente del campo”. El siguiente alcalde provino del Parti do Aprista y no generó confi anza. Las comunidades sinti eron que no tenían voz en las decisiones del Fondo establecido en la municipalidad.

El segundo problema se refi ere a la capacidad. No sorprende que las comunidades se enfrascaran en luchas para formar un consenso sobre la gesti ón del dinero que les venía directamente. Ha resultado muy complicado lograr consenso sobre el buen uso del dinero o cumplir todas las especifi caciones técnicas necesarias, especialmente con respecto al convenio con la provincia, y permanece dinero sin ser gastado. Bajo estas circunstancias resulta improbable que la empresa desee incrementar el monto asignado.

3. Acti tudes hacia la violencia

Vemos, a través del ti empo, una acción colecti va que trae benefi cios, apelando a lo que podríamos califi car como “violencia controlada”. Se uti liza la amenaza y se infringen daños a la propiedad, pero pocos o nadie es herido o muerto. Se juzga, con buena intención, que la violencia atrae la atención del gobierno nacional hacia una zona largamente abandonada. Y en realidad sí lo hace de una forma inmediata. Tanto en 1990 como en 2005 los ministros viajaron a la zona y los medios 32 Entrevista con Aquilino Ccapa de Tintaya Marquiri (04/10/2005).

Page 32: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

32

de prensa volcaron su atención a Espinar. Aún más importante, con el transcurso de años de negociación paciente, las comunidades han construido un nivel de confi anza en sí mismas, capacidad de negociar y senti do del valor propio, que son verdaderos acti vos. Sin embargo, aún hoy, los benefi cios no son sufi cientes como para asegurar que las frustraciones puedan ser manejadas y superadas.

Con respecto a Sendero, éste nunca tuvo una infl uencia trascendente en la zona. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación, registró sólo una vícti ma del confl icto armado en Espinar, en contraste con las provincias vecinas de Chumbivilcas (66 vícti mas) o Azángaro (211 vícti mas). Este hecho se atribuye a la fuerza de la organización popular y de izquierda que lideró la resistencia a la ideología y estrategia senderista (Lossio 2005).

El caso de Huanta, Ayacucho33

1. Naturaleza de la acción colecti va

Considerando las carencias y pobreza de Ayacucho, aquí la necesidad de una acción colecti va era mayor que en nuestros dos casos previos. No obstante, la acción colecti va de ti po constructi va era históricamente débil en una sociedad donde prevalecían las tradiciones de dominación, jerarquía y pasividad. Así, casi no surgió ningún movimiento colecti vo para enfrentar un confl icto armado que devastó el departamento, generando 10,000 muertos, sobre todo entre la población indígena.

Consideramos que la explicación radica en el hecho de que el surgimiento de Sendero Luminoso (SL) coincidió con un proceso gradual —aunque bien avanzado— de pérdida de la identi dad regional y caída de la población, como explicaremos a conti nuación. La región se caracterizaba por un creciente confl icto entre campesinos ricos y pobres, entre las 33 Nosotros entrevistamos autoridades, líderes sociales y autoridades comunales en cuatro nive-

les de la organización local: municipio provincial (Huanta), municipalidad distrital (Luricocha), el consejo menor de Huayllay (1,380 habitantes) y la comunidad de Pajaihuaico (48 familias).

Page 33: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

33

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

áreas rural y urbana; así como por la migración y el desarraigo cada vez mayor de un sector signifi cati vo de la gente joven, que veía en la educación el instrumento individual para el progreso de sí mismos y sus familias. El patrón de implementación de la reforma agraria en Ayacucho, en parti cular en las provincias de Huamanga, Huanta y La Mar, signifi có el desarrollo de una nueva versión de las viejas relaciones. Los campesinos mejor dotados y aquellos con buenas conexiones con el viejo orden ganaron el control de la ti erra de los propietarios relati vamente empobrecidos que necesitaban vender por lo menos una parte de sus propiedades (Degregori 1990).34

El resultado fue un incremento de la desigualdad y el confl icto entre campesinos, así como la recreación y perpetuación de una cultura no muy diferente de la anti gua, donde la pobreza y marginación masivas signifi caron desesperanza, pérdida de identi dad y una concentración en las soluciones individuales, sobre todo vía la migración y la educación.35 Sendero fue capaz de sacar ventaja de este confl icto ejerciendo justi cia sumaria sobre los campesinos acusados de ser “gamonales” debido a su mejor situación relati va. Sendero generó sus bases entre grupos de estudiantes universitarios (mesti zos desarraigados, sin senti miento de identi dad), frustrados en sus deseos de ascenso económico y social.36

34 Cuando se implementó la reforma agraria de Velasco se afectó solo a una pequeña canti dad de ti erra de haciendas, pues muchos terratenientes ya habían vendido o cedido parte de sus ti erras a las comunidades vecinas, o simplemente habían abandonado sus haciendas por temor. Entre 1970 y 1980, el Estado expropió 1,493 fundos y haciendas en todo el país, con un área total de 7, 677,083 hectáreas. En Ayacucho, la superfi cie total expropiada durante la reforma agraria sólo alcanzó 324,372 hectáreas. En todo el departamento sólo se creó una SAIS con 1,432 hectáreas en benefi cio de 26 familias.

35 Según Degregori, quien cita datos del departamento de planifi cación de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (UNSCH), esta universidad pasó de tener 400 estudiantes en 1962 a casi 2,300 hacia fi nales de la década de 1960 y a más de 7,500 estudiantes a fi nes de los años setenta. Muchos campesinos jóvenes de las comunidades se matricularon esperando lograr una movilidad social ascendente.

36 Según Favre (1984), Degregori (1990) y Manrique (1989), Sendero fundó su apoyo inicial sobre jóvenes mesti zos que migraron a la ciudad de Huanta o Huamanga. Por el desplazamiento, estos jóvenes se convirti eron en gente desarraigada y divorciada de su cultura e identi dad original. En contraste, el campesino y el poblador indígena de las alturas andinas fue menos suscepti ble a la infl uencia senderista.

Page 34: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

34

2. Efectos y límites de la acción colecti va

La violencia políti ca en Ayacucho en la década de 1980 tuvo un fuerte impacto en Huanta. Los años ochenta y la primera parte de los noventa fueron testi gos de una violencia conti nua, sobre todo en las áreas rurales. La gente vivía en medio del pánico. Durante este período, hubo miles de muertos en la provincia. Sendero también amenazaba a las autoridades locales y la gente desaparecía debido a la acción de las dos partes. El nivel de violencia consti tuyó un serio freno para la acción colecti va, principalmente en la esfera políti ca. Aún más, las Fuerzas Armadas controlaban la forma de organización de la población, impulsando los comités de auto defensa. Estos jugaron un papel importante en la confrontación contra Sendero, en especial entre las comunidades alto andinas que lograron sobrevivir a las matanzas iniciales de Sendero y del Ejército. Otros grupos aprendieron técnicas de supervivencia entre dos fuegos, ofreciendo colaboración a los dos bandos.

Desde mediados de la década de 1990, la situación cambió con el fi n del confl icto armado. Hoy en día, las comunidades campesinas se oponen ferozmente a Sendero por su papel en el inicio de la violencia. En el centro urbano de Huanta se ha reiniciado la vida políti ca, aunque sin ningún esfuerzo visible en educación y preparación para la misma. Así, la administración pública es débil y la población está aún más alejada de la políti ca. Mientras tanto, las comunidades de las alturas andinas permanecen extremadamente aisladas con escasas oportunidades de parti cipar en las decisiones públicas que las afectan, y luchando constantemente para no caer bajo el dominio de comunidades ubicadas a menor alti tud. Un ejemplo, que visitamos, es Huayllay.

Mientras estuvo vigente el confl icto armado, las únicas organizaciones visibles eran los comités de auto defensa. En la actualidad éstos son menos visibles y muchas otras organizaciones muestran más dinamismo, tales como los clubes de madres, los comités de vaso de leche, y también las asociaciones de productores. Pero la acción colecti va sigue siendo débil: la gente considera que los otros son “egoístas”, que no desean

Page 35: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

35

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

dedicar ti empo a organizar los asuntos comunales. El presidente de la asociación de culti vadores de fruta del valle de Huanta nos dijo: “los campesinos no parti cipan; hay apatí a y falta de interés. Ellos creen que trabajando solos pueden avanzar, pero eso es imposible. Hay demasiado egoísmo y envidia; me han robado mi casa y mis pertenencias. Los campesinos no ti enen una asociación específi ca donde pertenecer. Lo que hay es desconfi anza, quizás como consecuencia de los problemas sociales que tenemos aquí”.37

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación ha aprobado reparaciones, pero resulta signifi cati vo que no haya emergido ninguna acción colecti va que presione al Estado para la implementación de alguna de las recomendaciones que hubiesen benefi ciado a Huanta.

3. Acti tudes hacia la violencia

¿Por qué se desarrolló la violencia en Huanta? ¿Por qué tuvo éxito Sendero? La percepción es que SL sacó provecho de los confl ictos entre los campesinos ricos y pobres, así como entre campesinos y la creciente población de las zonas más bajas y en las ciudades. En las regiones de menor alti tud, como consecuencia de la crisis de las haciendas, los hacendados tradicionales habían estado siendo reemplazados gradualmente por un pequeño grupo de campesinos privilegiados. En las ciudades, un débil sector de intermediarios comerciales y burócratas, con pocas relaciones entre ellos, había tomado el lugar dominante de la anti gua clase de los terratenientes. Ellos cayeron rápido en el descrédito frente a los ojos de las comunidades, debido a su indiferencia y arrogancia con respecto a los problemas regionales. Según uno de los campesinos entrevistados, “... las autoridades eran como los dioses... las obras públicas y otras acti vidades de los municipios y el gobierno central se realizaban con base en decisiones y criterios arbitrarios de las autoridades”.38

37 Entrevista con Héctor Merino Guti érrez, presidente de la asociación de culti vadores de fruta del valle de Huanta (05/13/2005).

38 Según Degregori (1990), el desarrollo del capitalismo y la concentración de la economía en

Page 36: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

36

Al principio de su penetración en las áreas rurales de Huanta, Sendero realizó ejecuciones sumarias de los comuneros que expresaban oposición o que eran considerados “ricos” por el senderismo. A ellos se les sometí a a “juicios populares” y se les acusaba generalmente de ser “gamonales”. Un campesino relató: “.. ellos mataban campesinos diciendo que éste era un terrateniente, el otro un gamonal, el de más allá que tenía cinco o seis hectáreas se había converti do en gamonal...y los mataban”. En ausencia de una clase de gamonales, se uti lizaba a cualquier autoridad o campesino con más recursos que el promedio para justi fi car el discurso de la lucha contra los terratenientes (testi monio recogido por la CVR, 2003).

Una consecuencia ulterior de la perpetuación de la pobreza y de la exclusión de las mayorías ha sido el descenso demográfi co en el área, por la emigración hacia afuera del departamento y la migración del campo, en especial alto andino, a la ciudad. Este patrón migratorio reclutaba sobre todo a la gente joven, cuyas familias buscaban un camino al progreso, mediante la educación de sus hijos.39 La violencia y el confl icto armado reforzaron este proceso. A parti r de estos desplazamientos, que empezaron mucho antes del confl icto en Huanta, se formaron tres grupos sociales que todavía son relevantes hoy en día. Primero, los campesinos de las alturas, a veces llamados “chutos” por sus característi cas indígenas y porque trabajaban antes como sirvientes de los gamonales. En segundo lugar, los habitantes del valle de Huanta, productores rurales, pero con cierto nivel de educación, a quienes antes se les llamaba “misti ” o “nobles”; y —tercero— los migrantes a la ciudad de Huanta, residentes en los barrios marginales de la provincia.

Sendero tuvo su mayor infl uencia y reclutamiento entre los miembros del tercer grupo: los migrantes a Huanta, sobre todo entre estudiantes en

las exportaciones afectaron negati vamente a los terratenientes de Ayacucho. Ellos no poseían ningún recurso interesante para el capital extranjero o nacional, ni lograron vincularse a algún sector importante de la economía nacional. Ellos se vieron afectados por el declive de la minería en Huancavelica y la creciente importancia de la sierra central (Huancayo) para Lima como resultado del desarrollo de la carretera central.

39 En el período 1967 - 1972 Ayacucho fue uno de los departamentos en el país con mayor número de emigrantes. Tenía la segunda tasa más alta de migración neta (-14 por mil) después de Apurímac, que tenía -16.5 por mil (Degregori 1990).

Page 37: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

37

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

busca de progreso y un nuevo orden. El desplazamiento y la frustración frente a la falta de oportunidades en la ciudad llevaron a una pérdida de identi dad y desarraigo entre esta gente, proceso que los campesinos llaman en quechua “chaqwa” (caos y confusión extrema). Mientras tanto, la población más campesina era menos suscepti ble a la infl uencia de Sendero y fue la primera en reaccionar para combati rlo.40

Si bien las acciones iniciales de Sendero contra bandidos y ladrones, así como el casti go a adúlteros y borrachos, generó simpatí a entre la gente, pronto la población comenzó a rechazar el llamado a enfrentar a otras comunidades y la prohibición de la ferias regionales, como por ejemplo la de Huanta. El cierre de las ferias tuvo un mayor efecto entre los campesinos de las zonas altas en comparación a los del valle, pues para las zonas de altura las ferias eran la única manera de realizar el comercio. La prohibición de Sendero fue un acto brutal de represión. Un líder local nos dijo “Sendero hacía su penetración con falsas promesas. Con estos medios lograba al principio un apoyo, pero rápidamente toda la comunidad se volvía en contra de ellos. Esto llevó a la masacre de comunidades por parte de Sendero”.41

La CVR relata cómo los senderistas asentados en Huancasancos y Sacsamarca, comunidades situadas a menor alti tud y más mesti zas, atacaron a Lucanamarca, una comunidad ubicada a mayor altura que había roto con Huncasancos y se había rebelado contra las directi vas de

40 Degregori (1990) explica cómo para esta joven población descampesinizada Sendero representaba un camino para la movilidad social en el “nuevo Estado” que se abría cuando se cerraban los canales existentes de movilidad social. Con base en entrevistas a prisioneros, el autor señala que el desarrollo acelerado de la educación secundaria y universitaria en Huanta produjo una confrontación entre la identi dad “tradicional” y la educación moderna para los nuevos jóvenes migrantes. Sendero encontró su principal base social entre esta población intelectual mesti za, que estaba experimentando un penoso proceso de desarraigo y frustración, y les ofreció una nueva identi dad basada en el marxismo-leninismo-maoismo. Por el contrario, las comunidades alto andinas del departamento conti núan reconociéndose como campesinas, usando anti guas formas de producción y de trabajo. Ellos también conti núan uti lizando las formas tradicionales de sembrar y cosechar, por ejemplo, la cebada; y se identi fi can con las canciones tradicionales del lugar donde viven. Ellos hablan quechua y español, pero prefi eren el quechua porque lo enti enden mejor. (Entrevistas con las autoridades locales de Huayllay: 05/14/2005).

41 Entrevista con Feliciano Vargas, alcalde de Huayllay ( 05/14/2005).

Page 38: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

38

Sendero unos años antes. “En represalia, el 3 de abril de 1983, el PCP-SL penetró en la comunidad de Lucanamarca, provincia de Huancasancos, departamento de Ayacucho, y asesinó a 69 miembros de la comunidad, incluyendo niños, mujeres y ancianos, de la manera más horrenda, con cuchillos y machetes. Junto a otros ataques a comunidades en las alturas de Huanta, esta fue la primera masacre en gran escala llevada a cabo por el PCP-SL en contra de poblaciones a las que decía representar en su lucha”.

El caso de Huanta revela claramente que el confl icto violento de masas se facilita por la existencia de enormes desigualdades horizontales y la pérdida de un senti miento previo de identi dad, sin la creación de una alternati va. Sendero fue capaz de aprovechar los vacíos de identi dad y autoridad, con un discurso totalitario, explotando las expectati vas frustradas. La respuesta defensiva de las comunidades fue en extremo débil, pues sus estructuras internas se habían debilitado con el paso del ti empo debido a los confl ictos internos y las divisiones entre campesinos ricos y pobres y entre las zonas bajas y las de altura. Las tensiones se agravaron por el conti nuo fracaso de la burocracia estatal en generar un proceso moderno de rendición de cuentas.

Nuestra hipótesis adicional es que la migración y la muerte de líderes y autoridades en el confl icto armado contribuyeron a debilitar aún más la capacidad de respuesta de las comunidades, lo que nos lleva directamente a nuestro doble estudio de caso de los migrantes huanti nos en Lima, que veremos a conti nuación.

Los Huanti nos en San Juan de Lurigancho, Lima

Hemos enfati zado el grado de diferenciación social encontrado en Huanta. Nuestro doble estudio de caso fi nal provee un laboratorio excepcional para analizar más detalladamente cómo la acción colecti va varía según las dotaciones previas de capacidades. En efecto, nuestros migrantes establecieron dos asentamientos separados: Huanta Uno

Page 39: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

39

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

conformado por la clase media de los anti guos “nobles” en el valle, quienes a menudo también tenían familia y propiedades en la misma Huanta; y Huanta Dos que reúne a campesinos alto andinos que huyeron de la severa violencia, en un inicio hacia los lugares de Lima donde tuvieran familiares dispuestos a alojarlos. Ambos asentamientos se fundaron en 1984 gracias a la iniciati va de un paisano, en ese momento alcalde de San Juan de Lurigancho, el Dr. Oscar Venegas. Huanta Uno se fundó el 15 de septi embre de 1984, mediante una ocupación pacífi ca, y Huanta Dos el 14 de octubre del mismo año.42

La población de Huanta Uno, alrededor de 300 familias, estaba consti tuida por profesionales, con elevada representación de maestros: 86, según uno de nuestros entrevistados. Esta gente tenía propiedades en la ciudad de Huanta (casas y ti erras en el valle) que pudieron vender para fi nanciar su establecimiento en Lima y contaban con redes familiares y sociales por provenir del mismo centro urbano. Por el contrario, Huanta Dos, que al principio albergó a unas 360 familias, estaba habitada por comuneros rurales provenientes de diferentes áreas, algunos cocaleros de la ceja de selva, y gente traumati zada por la violencia, con familiares muertos o desaparecidos, ganado destruido y ti erras abandonadas.

1. Característi cas de la acción colecti va

El impulso inicial para la acción colecti va fue el mismo en ambos grupos: la necesidad de establecerse con viviendas, servicios básicos y condiciones de vida mínimas en una situación donde todos enfrentaban la discriminación como posibles terroristas por el mero hecho de ser ayacuchanos. Todos nuestros entrevistados nos relataron cuan difí cil era —y sigue siendo hoy en día— encontrar empleo por esa razón.

Dada la pobre trayectoria de la acción colecti va constructi va en Huanta, Ayacucho, resulta sorprendente el vigor con que se organizaron las dos 42 Esto ocurrió en una coyuntura donde el gobierno central del período de Fernando Belaúnde

estaba iniciando un importante proyecto de vivienda en el área llamada “Ciudad de los Constructores”, en ese entonces denominada “Ciudad Cáceres”.

Page 40: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

40

comunidades en Lima en el primer año: registraron una junta directi va, desarrollaron elecciones y aprobaron un estatuto, y se movilizaron para obtener agua, saneamiento y electricidad. Los dos grupos tuvieron éxito. A parti r de nuestras entrevistas, resultaba claro que el carácter colecti vo de los bienes demandados era lo que impulsaba a ambas comunidades, cada una de las cuales estaba unida por un senti miento de amenaza de un mundo hosti l. Sin embargo, aquí acaba el paralelo entre las dos.

2. Efectos y límites de la acción colecti va

La primera diferencia estriba en la habilidad para manejar el sistema. Esto es una función de la educación y los contactos. Aunque no sean acomodados en términos de Lima, los residentes de Huanta Uno muestran gran concentración de profesionales. En las entrevistas la gente nos revelaba toda una estrategia sobre cómo hacer amigos. Ellos trataban de ganarse a los funcionarios públicos invitándolos a la comunidad, mostrándoles la hospitalidad ayacuchana, invitándoles comida y música. Ellos conocían la importancia del vigor y la perseverancia para lograr sus metas.

Mientras los habitantes de Huanta Uno nunca recurrieron a las marchas, parecía que la estrategia de los pobladores de Huanta Dos sólo dependiera de ellas.43 El mundo de los trámites les resultaba oscuro, frustrante y muy complicado. El secretario general relataba que siempre faltaba algo en el papeleo, y siempre se perdía otro día más. El mundo era ahora ajeno y poco amigable, y ellos no disponían de estrategias adecuadas para enfrentarlo. Esta percepción de carencia de ayuda fue agravada porque ellos se sinti eron abandonados por su auspiciador

43 Aunque ellos eran muy duchos en esto. Uno de los miembros del grupo que entrevistamos nos ofreció una descripción brillante de los eventos del día internacional de la mujer en 1985, cuando tuvieron que forzar la atención de la Municipalidad de Lima, pues Venegas les estaba rechazando su reconocimiento. Ellos aprovecharon un gran miti n en Lima conmemorando dicho día, para infi ltrarse en el municipio en pequeños grupos con víveres escondidos para permanecer en el local e iniciar una huelga de hambre, ubicando cuidadosamente a mujeres y niños en primera fi la. A las 8 pm de aquella jornada ellos obtuvieron su reconocimiento (entrevista grupal con la comunidad de Huanta Dos, 08/11/2005).

Page 41: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

41

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

inicial, el Dr. Venegas (aunque su versión de los hechos es que resultaba imposible trabajar con ellos). Ellos querían más ti erra e intentaron armar un caso para obtenerla de sus vecinos en el asentamiento José Carlos Mariátegui. El alcalde reivindica que ellos montaron un caso obviamente falso. Cuando protagonizaron una marcha de protesta, fueron fácilmente neutralizados.44 Este ti po de discordia y acoso llevó a que muchas familias simplemente abandonaran el asentamiento. Otras familias, procedentes de diversas provincias, tomaron su lugar, debilitando el senti miento de unidad que procedía del origen común.

La desconfi anza y la división, aunque presentes en ambos asentamientos, fueron mucho mayores en Huanta Dos, posiblemente como un resultado de lo anterior, o quizás debido simplemente a sus mayores carencias y vulnerabilidad. Esto fue evidente en la descripción de las discordias sobre la guardería y el comedor popular, según lo describieron los miembros del grupo. Pero conforme ellos iban contando las historias, se hacía evidente en el relato que —al igual que en nuestros otros casos— mucho del divisionismo respondía a otros factores: sobre todo la manera como entraban las agencias públicas en la escena y la debilidad o fragilidad de las insti tuciones, es decir de los derechos de propiedad. Así, el Programa Nacional de Apoyo Alimentario (PRONAA) se había relacionado sólo con el pequeño grupo que dirigía el comedor, pero no había actuado a través de la junta directi va o la asamblea.

Había una disputa acti va sobre el centro de educación inicial como resultado de una falta de claridad acerca de a quién se lo había traspasado la ONG que lo había construido. Nosotros nunca encontramos tales divisiones en Huanta Uno. En parte, ello se debía a su mayor nivel de ingreso que los previno de tantos encuentros con actores estatales, que fueron fuente de tanta división en Huanta Dos. Sin embargo, también resulta probable que el mayor nivel de educación en Huanta Uno les permiti era manejar mejor esta incoherencia insti tucional. Sin embargo,

44 El Dr. Venegas cuenta como una vez que se lanzó la marcha los pobladores de Mariátegui, alertados por su ofi cina, se movieron rápido para allanar todo el asentamiento de Huanta Dos. Cuando la marcha llegó a su ofi cina y él les contó que Huanta Dos ya no existí a, se dieron media vuelta en pánico para retornar y defender lo que quedaba en pie (entrevista con Oscar Venegas, 08/18/2005).

Page 42: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

42

las divisiones en Huanta Uno, aunque menos marcadas, seguían teniendo sus costos. Ellas emergieron de las incursiones en la políti ca, aparentemente inevitables, que trajeron discordia y por esta vía llevaron al colapso de una signifi cati va ayuda externa, según Venegas.45

Aunque el confl icto generó daños en ambos casos, nosotros también encontramos evidencia clara de círculos viciosos y virtuosos. El ejemplo de éxito de Huanta Dos en la acción colecti va se refería a los servicios básicos. Aquí dos miembros de la junta directi va trabajaban en una empresa privada que actuaba como contrati sta para obras de agua, saneamiento y electricidad. La conexión fue importante. La empresa (COPESA) contribuyó fi nancieramente y los organizó en marchas junto con pobladores de otras zonas para lograr completar las formalidades. Pero ellos tuvieron que pagar, tanto en efecti vo como con ti empo, mientras en Huanta Uno los pobladores lograron el mismo servicio básico a través de una agencia del gobierno (CONAVI) con una tarifa subsidiada. Es signifi cati vo que la comunidad más pobre pagase más, en términos absolutos, por los servicios, y también que tuviese que pagar por la ti erra, mientras Huanta Uno no lo hizo, pues la Empresa Nacional de Edifi caciones (ENACE) la compró.46

Otra parte del mismo conjunto de círculos viciosos es que los migrantes de clase media urbana en Huanta Uno pudieron vender sus casas en Ayacucho e inverti r en su establecimiento en Lima. En contraste, los campesinos en Huanta Dos perdieron su ganado, y si lograron retener pequeñas chacras, estas fueron abandonadas y perdieron todo valor como resultado de la destrucción de la infraestructura en medio de la violencia.

Además, los pobladores de Huanta Uno tenían una agenda más amplia, incluyendo educación (un colegio, un centro de educación ocupacional), y calles asfaltadas (persuadieron al ejército a construirlas). En Huanta

45 El cuenta que estaba a punto de cerrar un acuerdo con la familia real holandesa cuando ocurrió un incidente incómodo durante la visita de un representante, y el trato colapsó (entrevista con Oscar Venegas, 08/18/2005).

46 La empresa pública responsable de fi nanciar el desarrollo de la vivienda. Ella ofrecía préstamos subsidiados.

Page 43: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

43

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Dos luego de conseguir los servicios básicos, aunque los pobladores conti nuaron presionando por calles y parques, el impulso de alguna forma se diluyó.

3. Acti tud hacia la violencia

Todos los pobladores de Huanta Uno y Dos enfrentaron la inti midación violenta como potenciales terroristas de Ayacucho. Ellos todavía recuerdan en varias oportunidades el momento cuando la policía irrumpió en sus comunidades en medio de la noche, desalojó a las familias hacia el parque y allanó sus casas. Todos nuestros entrevistados nos señalan cuán difí ciles fueron aquellos ti empos. Sin embargo, la gente de Huanta Uno nos dijo con mucha seguridad que nadie en la comunidad era un terrorista y que no tuvieron miedo de que la policía hallase algo. La situación en Huanta Dos era más bien diferente. La desconfi anza era una característi ca común en el vecindario. La población provenía de una serie de lugares de Huanta y de otras provincias y solo se juntó con moti vo del asentamiento. Ellos estaban alertas a la probabilidad de que Sendero se hubiese infi ltrado en algún grado dentro de la comunidad.

Mientras Huanta Uno se fundó mediante ocupación pacífi ca, los vecinos de Huanta Dos experimentaron confl ictos severos en el proceso de asegurar la propiedad de sus lotes. Ocurrieron choques violentos entre ellos y los pobladores de José Carlos Mariátegui por la competencia en torno a los lotes. Todavía subsisten recuerdos dolorosos de hosti lidad y violencia: el incendio de las chozas temporales, la pérdida de un hijo, amenazas e inseguridad.

Por últi mo, ¿qué podemos decir acerca del impacto de la migración sobre el debilitamiento de la acción colecti va allá en Huanta? Ciertamente, la migración ha privado a Huanta de una clase media competente y educada, que fue capaz de salir temprano, anti cipándose a la violencia en algunos casos. Pero nuestra impresión es que ellos no hubiesen sido demasiado efecti vos si se hubiesen quedado, sino más

Page 44: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

44

bien que el contexto de insti tuciones débiles, incompetencia y falta de profesionalismo vence a los líderes potenciales. La frase tí pica de un ex dirigente de la junta directi va es que Ayacucho está lleno de líderes dormidos.

Sumario y conclusiones

Conforme al resumen del gráfi co 1, nuestros casos están ordenados según el grado de diferenciación étnica y social, que coincide con las característi cas socioeconómicas, lo que es la norma en el Perú. En la cúspide de la diferenciación étnica y social está el caso de Huanta, donde una larga historia de opresión, discriminación y casi servilismo evolucionó a través de una crisis económica del sistema, seguida por una reforma agraria mal administrada. Esto creó una situación de creciente diferenciación interna y confl ictos locales de diverso ti po, que prepararon el camino para un actor externo premunido de una agenda anárquica y violenta. Este actor fue capaz de aprovechar la débil identi dad, la endeble acción colecti va, el desarraigo y el resenti miento.

La migración, acelerada por esta violencia, generó asentamientos que llevaron el grado de diferenciación interna al punto de la separación fí sica. Los migrantes relati vamente educados de la misma sociedad pudieron conformar una comunidad bastante homogénea, con fuerte identi dad, y usaron sus capacidades para manejar la escena insti tucional —de alguna forma más prometedora— que los acogía en Lima. Este fue el caso de Huanta Uno, mientras que los migrantes que formaron Huanta Dos estaban traumati zados más severamente, menos unidos desde el inicio, y conti nuaron sufriendo violencia y discriminación. Su capacidad para la acción colecti va fue mayor que la de grupos similares en Huanta, pero mucho menor que la de sus vecinos de Huanta Uno, mejor dotados.

Bambamarca y Espinar son ejemplos de niveles mucho más bajos de diferenciación étnica y social, con característi cas internas más

Page 45: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

45

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

homogéneas y un fuerte senti miento de identi dad (campesino - rondero y comunero – indígena, respecti vamente). Ambas comunidades han desarrollado una signifi cati va acción colecti va positi va, con gran esfuerzo y energía, y con logros tangibles para sus comunidades. Sin embargo, los resultados en términos de superar la pobreza y las elevadas DH son aún limitados.

Así, la primera conclusión de nuestro análisis relaciona la diferenciación interna dentro de la región con el potencial para la violencia. Aunque no podemos generalizar a parti r de un caso parti cular, tenemos evidencia clara de un conjunto de circunstancias que asocian la desigualdad —principalmente de naturaleza horizontal— con la violencia. Así, en el caso de Ayacucho, vemos cómo las DH extremas se combinaron con un sistema opresivo y jerárquico, que terminó desembocando confusa y confl icti vamente en la aparición de nuevas tensiones y diferenciación, sin un marco insti tucional sólido capaz de administrarlas. En esta situación, el arribo de un agente externo, con un discurso que enfati zaba las desigualdades para justi fi car la lucha contra el feudalismo y los terratenientes, hizo muy probable que surgiera un confl icto de ti po violento. Para ello no era indispensable insisti r en la dimensión étnica de las DH. Sin embargo, el costo de la violencia fue sufrido básicamente por los indígenas, y la disponibilidad social a tolerar esas vícti mas se relaciona en parte con las acti tudes raciales de la sociedad.47

Nuestra segunda conclusión concierne a nuestra hipótesis inicial de que la débil propensión a la acción colecti va coherente, sea violenta o no, explica porqué las DH extremas han persisti do tanto ti empo en el Perú. De hecho nosotros hemos encontrado muchas evidencias de acción colecti va no violenta, que lleva a efectos potencialmente buenos. Contextos diferentes —usualmente amenazas externas— crearon un senti miento de identi dad profundo y amplio, y no faltaron líderes locales cuando el acti vismo parecía úti l.

El grado de violencia en estos casos era “controlado” y consti tuía un mecanismo de negociación. Esto lo encontramos en Espinar y

47 Informe fi nal de la CVR (2003).

Page 46: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

46

Bambamarca, donde se usaba la movilización para llamar al atención de las autoridades públicas o de la mina. Pero resultaba notable que los benefi cios fueran limitados cuando la acción se circunscribía a los niveles micro o meso. La principal razón que emerge de estos casos es que la acción de nivel comunal requiere conectarse con un nivel intermedio para lograr cambios exitosos. Si el nivel intermedio es controlado por parti dos políti cos fragmentados, corruptos y proclives al personalismo y favoriti smo, entonces la conexión no funciona bien. Esto es aún más cierto cuando el Estado en el otro extremo del espectro es visto como “ajeno y lejano”.

La falta de intermediarios nos lleva directamente a un tema importante que debemos relacionar a la difí cil conexión entre acción colecti va y acti vidad políti ca: nos referimos a la descentralización, o más bien la debilidad de la misma. Hasta ahora el Perú ha hecho muy poco por crear espacios locales de parti cipación y apenas ha empezado la tarea larga y lenta de promover el desarrollo de las capacidades en el nivel local. La habilidad para lograr un progreso —por ejemplo, en el uso de los recursos procedentes de la minería en Espinar— dependía peligrosamente de la casualidad de tener un alcalde progresista y dedicado. Sin embargo, hay señales interesantes de voluntad de progreso en el nivel de las “macro regiones”, lo que en un futuro podría facilitar una mayor integración entre los niveles macro, meso y micro.

Así, la falta de capacidad del Estado para actuar merece una refl exión ulterior. Si nosotros consideramos que cualquier Estado ti ene capacidades fi nitas para resolver problemas e iniciar y administrar proyectos,48 y que sin un aparato publico maduro, esta capacidad fi nita representa una restricción severa, entonces resulta claro que tal Estado no puede estar en todos los lugares al mismo ti empo. Luego, si la manera de racionar la capacidad de respuesta pública no es proveer un mínimo de servicios básicos como un derecho, sino sólo responder cuando se es presionado (el patrón efecti vo de la reciente expansión de 48 Esta concepción se basa en la noción de Albert Hirschman de que la propia capacidad del

Estado para resolver problemas es en sí un cuello de botella, al igual que las teorías más convencionales.

Page 47: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

47

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

los asentamientos urbanos en el Perú), entonces la capacidad limitada de los pobres para desarrollar una acción colecti va, que es costosa, se agota en estas necesidades básicas. Los pobladores con mayores recursos pueden usar su acción colecti va para progresar más.

El estudio de caso de Lima subraya sin duda nuestra conclusión sobre la importancia que ti enen la naturaleza de las insti tuciones y el ti po de relaciones Estado-sociedad para el nivel de la acción colecti va y su grado de éxito. El mayor grado relati vo de coherencia insti tucional en Lima en comparación con la sierra permiti ó a la población más educada de Huanta Uno moverse con agilidad y lograr benefi cios signifi cati vos. Pero, en el caso de Huanta Dos el grado de incoherencia insti tucional no fue sino frustrante y alienante para los pobladores más pobres y menos educados. Aún más, el ti po de interacción de los actores estatales con la población reducía la capacidad de una sociedad más frágil para actuar colecti vamente.

A parti r de este contraste se deriva una nueva mirada sobre la perpetuación o incremento de las desigualdades horizontales: el grupo peor dotado de capacidades paga más para emprender una acción colecti va, ti ene más difi cultad para sostenerla y al fi nal de cuentas obti ene menos. Los actores relevantes con los que el grupo puede interactuar pueden ser extremadamente importantes para el éxito de una acción colecti va de nivel meso, en parti cular en ausencia del Estado y en presencia de un marco insti tucional incoherente.

Retomando el caso de Espinar, podemos concluir que la permeabilidad y el interés real en el diálogo por parte de la empresa minera fueron factores importantes en el logro de resultados signifi cati vos, resolviendo el confl icto entre la mina y las comunidades. No obstante, sin un marco insti tucional coherente, lo que pueden lograr la compañía y las comunidades por si solas sigue siendo limitado, llevando a un senti miento de frustración.

Page 48: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

48

Page 49: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

49

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Referencias bibliográfi cas

Ansión, J., F. Tubino et al (2004). “Educación ciudadana intercultural para los pueblos indígenas de América Lati na en contextos de pobreza”. ( Mimeo). Lima, Ponti fi cia Universidad Católica del Perú.

Barrón, M., and A. Figueroa (2004). “Inequality ethnicity and social disorder in Peru”. Working Paper. Lima: PUCP/CRISE-Oxford University.

Brooke, Larson (2002). “Indígenas y elites y Estado en la formación de las repúblicas andinas”. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Caballero, José María (1980) “Agricultura, reforma agraria y pobreza campesina”. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos. __________________ (1980) “Aspectos cuanti tati vos de la reforma agraria: 1969-1979”. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Casti llo, Oscar (1993). “Vida coti diana y seguridad pública”. Working Paper N° 55. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Truth and Reconciliati on Commission of Peru (2003). “Final Report”. Lima. (www.cverdad.org.pe)

De Echave, J., K. Keenan, et al. (2005). “Los procesos de diálogo y la administración de confl ictos en territorios de comunidades: el caso de la mina Tintaya en el Perú”. Lima, Cooperacción.

Degregori, Carlos Iván (1990). “Surgimiento de Sendero Luminoso: Ayacucho 1969-1979”. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.__________________ editor, J.C. Pérez, et al. (1998). “Comunidades, ti erra, insti tuciones, identi dad” Lima, Diakonia-CEPES-Asociación Arariwa. __________________ (2002). “Estados nacionales, etnicidad y democracia en América Lati na”. Working Paper. Osaka, Japan Center for Lati n American Studies.

Page 50: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

50

Diez, Alejandro (2003). “Diversidades, alternati vas y ambigüedades: insti tuciones, comportamientos y mentalidades en la sociedad rural”. En: SEPIA VII. Lima.

Evans, Peter (1995), “Government acti on, social capital and development: reviewing the evidence on synergy”, World Development, Vol. 24, No.6, pp 1119-1132.

Favre, Henri (1984). “Sendero Luminoso, horizontes oscuros”. En: Quehacer. No 31, pp. 25-34. Lima, Desco.

FDRCUC -Federación Departamental de Rondas Campesinas y Urbanas de Cajamarca (2001). “25 Años: Rondas Campesinas: autónomas, democráti cas, de autodefensa”. Chota.

Gitlitz, J., and T. Rojas (1983) “Peasants’ vigilante committ ees in northern Perú”. In: Journal of Lati n American Studies. Vol. 15 (1), pp. 163-197.

Grompone, Romeo (2000). “Al día siguiente: el fujimorismo como proyecto inconcluso de transformación políti ca y social”. En: “El Fujimorismo: ascenso y caída de un régimen autoritario”. Cotler J., and R. Grompone editores. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Guzmán, V., and V. Vargas (1981). “El campesinado en la historia: cronología de los movimientos campesinos, 1956-1964”. Lima, Ideas.

Heyer, J., F. Stewart, and R. Thorp (2002). “Group Behaviour and Development. Is the market destroying cooperati on?”. Oxford, OUP.

Huber, Ludwig (2003). “Ayacucho. Centralismo y descentralización”. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Lossio, F., A. Panfi chi (2005). “La Mesa de Diálogo de la provincia de Espinar: solucionando confl ictos entre sociedad civil local y empresa minera sin la presencia del Estado” (mimeo). Lima, Ponti fi cia Universidad Católica del Perú.

Page 51: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

51

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Manrique, Nelson (1989). “La década de la violencia”. En: Márgenes Nº 5, pp. 137-182. Lima, Centro Sur.

Martí nez, Héctor (1990). “Las empresas asociati vas altoandinas”. Lima, Centro de Estudios para el Desarrollo y la Parti cipación.

MINK´A- Movimiento de Integración K´ana (1998). “Propuesta de Plan de Gobierno Municipal (Preliminar) de Espinar 1999-2002”. Cusco.

Monge, Carlos (1993). “Transformaciones en la sociedad rural”. En: SEPIA V. Lima.

Montoya, Rodrigo (1989). “Lucha por la ti erra, reformas agrarias y capitalismo en el Perú del siglo XX”. Lima.

Ostrom, Elinor (1990). “Governing the commons. The evoluti on of insti tuti ons for collecti ve acti on”. Cambridge, Cambridge University Press.

Pásara, Luis (1978). “Reforma agraria, derecho y confl icto”. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Pérez, José (1998). “Montoneras, bandoleros y rondas campesinas. Violencia políti ca, abigeato y autodefensa en Cajamarca 1855-1990”. Cajamarca, Municipalidad Provincial de Cajamarca – ASODEL – CEDEPAS.

Portugal, José (1987). “La reforma agraria en las microregiones de Ayacucho, Apurimac y Huancavelica: causas de la parcelación”. Lima, SINAMOS.

Skar, Harald (1982). “Warm valley people: duality and land reform among the quechua indians of highland Peru”. Foreword by Norman Long. Oslo, Norway Universitetsforlaget. New York, Columbia University Press.

Page 52: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

52

Starn, Orin (1991a). “Missing the revoluti on: anthropologists and the war in Peru”. In: Cultural Anthropology Vol.6 (1), February, pp. 63-91. _________ (1991b). “Refl exiones sobre rondas campesinas y nuevos movimientos sociales: con los llanques todo barro”. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Stern, Steve (1990). “Nuevas aproximaciones al estudio de la conciencia y las rebeliones campesinas: las implicancias de la experiencia andina”. In: “Resistencia, rebelión y conciencia campesina en los Andes. Siglos XVIII al XX”. Steve Stern compilador. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Stewart, Frances (2002). “Horizontal Inequality: a neglected dimension of development”. CRISE Working Paper. Oxford, Queen Elizabeth House-University of Oxford.

Tanaka, Martí n (2002). “La dinámica de los actores regionales y el proceso de descentralización: ¿el despertar del letargo?”. Working Paper N° 125. Lima, Insti tuto de Estudios Peruanos.

Taylor, Lewis (1986). “Bandits and politi cs in Peru: landlord and peasant violence in Hualgayoc 1900-1930”. Cambridge, Centre of Lati n American Studies -University of Cambridge.

Tendler, Judith (1997). “Good government in the tropics”. Balti more, Johns Hopkins University Press.

Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco; and BHP Tintaya SA (2000). “Identi dad cultural K´ana. Medio ambiente: arte y expresión”. Fernando Moscoso, editor. Cusco, BHP Tintaya SA.

Uphoff , Norman (1986). “Local insti tuti onal development: An analyti cal sourcebook with cases”. West Hartf ord, Kumarian Press.

Valderrama, Mariano (1976). “Siete años de reforma agraria peruana, 1969-1976”. Lima, Ponti fi cia Universidad Católica del Perú.

Page 53: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

53

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Wade, Robert (1988). “Village republics. Economic conditi ons for collecti ve acti on in South India”. Cambridge, Cambridge University Press.

Webb, Richard (1977). “Government Policy and the Distributi on of Income in Peru, 1963-1973”. Cambridge, Harvard University Press.

Zarzar, Alonso (1991). “Las rondas campesinas de Cajamarca: de la autodefensa al ¿autogobierno?”. En: “La otra cara de la luna: nuevos actores sociales en el Perú”. Luis Pásara editor. Buenos Aires, CEDYS.

Page 54: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

54

Page 55: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

55

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

El Perú es un país con un problema de centralismo muy grande y anti guo. Los antecedentes los encontramos en la época colonial y luego en toda la época republicana hasta nuestros días.49 Sin embargo, diversos intentos de descentralización se han hecho a lo largo de la historia, no habiendo llegado a funcionar o perdurar ninguno hasta la fecha. Desde fi nes de los años 90 y más específi camente a parti r de 2002 se ha dado lugar a un nuevo proceso de descentralización, el cual ti ene un componente de creación de gobiernos regionales sobre la base de la anti gua demarcación de los departamentos.

Algunos aspectos resaltantes del actual proceso son los que han incorporado la parti cipación de la población no sólo en el ámbito electoral, sino también en la estructura de los gobiernos locales y

(*) El autor agradece los comentarios de Rosemary Thorp a una versión inicial del documento, y las sugerencias de Adolfo Figueroa a la presentación de dicho texto. También me toca agradecer la efi ciente colaboración y valioso aporte de Paola Lazarte Casti llo como asistente de investi gación. El presente trabajo fue concluido en diciembre de 2006 para CRISE (Centre for Research on Inequality, Human Security and Ethnicity) de la Universidad de Oxford.

49 El problema ha sido señalado por Efraín Gonzales de Olarte de la siguiente manera: “el hecho de que Lima-Callao produzca el 54% del PBI nacional, ostente el 50% del ingreso y hospede el 35% de la fuerza laboral – la más califi cada del país – genera el síndrome de inhibición del crecimiento de las demás regiones.” (Gonzales de Olarte, 2003: pág. 15)

Acción colecti va, confl icti vidad y descentralización

Ismael Muñoz Portugal*

Page 56: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

56

regionales, creando mecanismos o instancias como los consejos de coordinación local y regional; de concertación con la sociedad civil y de parti cipación en los planes de desarrollo y presupuestos de dichos gobiernos subnacionales.50

En el presente trabajo nos hemos propuesto observar la acción colecti va en el país y preguntarnos si se trata de un importante motor del proceso de descentralización como demanda políti ca, económica y de gesti ón de las regiones y localidades del interior de la República. Es así que nos hemos interrogado por la incidencia de la acción colecti va en el nivel meso, es decir en los ámbitos locales y regionales, y que está conformada de aspectos políti cos y organizacionales. Por esto, es que hemos tomado en cuenta los hechos que se refi eren al desarrollo de la acción colecti va que busca por diversos medios enfrentar los problemas de la comunidad apelando a la organización, la parti cipación y la movilización social. Hemos seguido su trayectoria en los últi mos 25 años buscando analizar su naturaleza y los actores que la han caracterizado, en parti cular en sus relaciones con el Estado o gobierno central, las cuales en buena parte de ocasiones han sido confl icti vas.

Hemos observado que ha existi do mucha acción colecti va en las regiones y localidades de carácter principalmente reacti vo frente a los problemas generados por el centralismo. Sin embargo, toda esa energía social, puesta en movimiento, ha posibilitado la atención por parte del Estado a las demandas de las poblaciones en diversas regiones y localidades del país.

50 Señala el Grupo Propuesta Ciudadana, especializado en el campo de la descentralización, que “el proceso ha avanzado de manera signifi cati va en la defi nición de los principios y del marco legal general de la descentralización, y ha dado un paso sustanti vo con la elección de las autoridades políti cas regionales. Es también importante haber introducido mecanismos y procesos parti cipati vos en el diseño de los gobiernos regionales y locales, así como en la elaboración de los presupuestos anuales y los planes de desarrollo de estas dos instancias de gobierno.” En “La Descentralización Peruana: una agenda para relanzar un proceso impostergable”, Economía y Sociedad N° 59, CIES, marzo de 2006. (pág. 68)

Page 57: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

57

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Lo anterior lleva a preguntarnos si el desarrollo de la acción colecti va trae consigo un mayor avance en descentralización; y además, si el nivel de confl icto social y políti co imperante, se atenúa y canaliza a través de mecanismos de parti cipación y negociación al avanzar la descentralización. Esto últi mo supera ciertamente las posibilidades de respuesta en el presente trabajo.

En el desarrollo del trabajo, primero analizaremos la acción colecti va en el nivel meso, sobre la base de hechos o acciones colecti vas recopiladas a lo largo del periodo 1980-2005 en los diversos ámbitos regionales del país. Luego analizaremos los progresos de la descentralización a través de un ti po de medidas fi scales, que han sido logradas principalmente gracias a la acción colecti va; y que se orientan hacia el objeti vo de una mayor descentralización a parti r de las transferencias de recursos que realiza el gobierno central a los gobiernos subnacionales. Finalmente, propondremos algunas conclusiones y refl exiones.

1. Acción colecti va: ti pología, característi cas y tendencias

Hemos establecido una ti pología de la acción colecti va a nivel meso51 y de carácter políti co y social tomando en cuenta dos variables: según el ti po de actores y según la naturaleza de la acción colecti va. Luego, se ha procedido a clasifi car o desagregar las ti pologías de modo que se puedan analizar las característi cas de la acción colecti va para el período 1980-2005 en el Perú.52

1.1 Clasifi cación según actores de la acción colecti va

Corresponde a actores sociales, económicos o políti cos en el nivel meso. A través de esta clasifi cación se pretende caracterizar al actor de 51 Para precisar las característi cas de la acción colecti va a nivel meso se puede ver el texto de

Muñoz, I.; M. Paredes y R. Thorp: “Acción colecti va, violencia políti ca y etnicidad en el Perú”, Cuadernos de Investi gación Políti ca, Maestría en Ciencia Políti ca PUCP, Lima 2006. (pág. 4). También se trata del primer texto de la presente publicación.

52 La data recogida en el periodo 1980-2005 ha sido de 436 acciones colecti vas a nivel meso en disti ntas regiones y localidades del país. La fuente ha sido el Banco de Datos de DESCO.

Page 58: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

58

la acción colecti va bajo una perspecti va de clase o de ubicación social haciéndose una diferenciación entre los actores rurales y urbanos. Adicionalmente, hemos considerado que la acción colecti va también puede surgir y disti nguirse según la arti culación y alcance que tengan los actores. Es así que se consideró disti nguir entre los movimientos regionales, los movimientos populares urbanos, y aquellas acciones o movilizaciones que impliquen la parti cipación de autoridades políti cas representati vas de las colecti vidades regionales y locales.

Los principales actores de la acción colecti va en el periodo de análisis son los siguientes:

a) Comunidades indígenas y movimientos campesinosb) Movimientos y organizaciones regionalesc) Movimientos de pobladores urbanosd) Asociaciones laborales y movimientos de trabajadorese) Asociaciones económicas y gremios empresarialesf) Autoridades políti cas, locales y regionales

A parti r de esta clasifi cación obtenemos de la data un resultado signifi cati vo, el cual indica que los movimientos regionales han sido los actores con mayor parti cipación histórica en los hechos o acciones colecti vas registradas a lo largo de 1980-2005. Los hechos en los que han parti cipado han sido principalmente para enfrentar la políti ca de los gobiernos nacionales, tanto en el plano de la políti ca económica (privati zación, reducción de la inversión pública, etc.) como en los aspectos sectoriales de la agricultura o minería. Esta mayor parti cipación de los movimientos regionales se puede apreciar en el siguiente gráfi co.

Page 59: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

59

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Gráfi co Nº 1Acción Colecti va por períodos según Actor

Las acciones colecti vas originadas por comunidades indígenas y movimientos campesinos y por pobladores urbanos también representan una parti cipación importante en el total de acciones colecti vas registradas. Los casos más importantes han sido de movilizaciones de campesinos frente a la políti ca agraria (protección para un producto agrícola, auxilio por caída de precios, etc.) y de comunidades indígenas que han respondido de forma organizada ante la presencia de grandes empresas mineras o de hidrocarburos en sus territorios comunales.

Un hecho resaltante entre la acción campesina y la acción urbana, tomadas como dos variables, es que ti enen un comportamiento similar en lo que respecta a la tendencia; es decir, ambas se mueven en la misma dirección. Si se incrementa la acción colecti va de las

Page 60: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

60

comunidades indígenas y campesinas, sucede lo mismo con las acciones de pobladores urbanos; y viceversa. Esto ciertamente no implica algún ti po de causalidad entre ambas variables, pero sí la existencia de una fuerte relación positi va entre ambas por razones que valdría la pena investi gar con mayor profundidad.

Tanto la data construida (resumida en el cuadro 1), como la observación en los gráfi cos 1 y 2, nos indican una escasa parti cipación de los actores políti cos y autoridades locales y/o regionales en la generación de acciones colecti vas, como por ejemplo la realización de cabildos abiertos o asambleas de consulta ciudadana. El comportamiento de dichos actores es similar en los periodos 1980-1985, 1985-1990 y 2000-2005. El momento donde se registra una mayor parti cipación de estos actores políti cos ha sido en el periodo 1990-1995, precisamente durante un periodo en que el país atravesó por una grave crisis políti ca e insti tucional.53

53 El 5 de abril de 1992 el presidente Fujimori dio un autogolpe de Estado, por el cual disolvió el Congreso de la República y desacti vó los Gobiernos Regionales que estaban bajo elección popular. Esta interrupción del régimen democráti co concluyó con la convocatoria y elección de un Congreso Consti tuyente en 1993.

Page 61: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

61

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Cuadro N° 1Acción Colecti va por ti po de actor: totales y porcentajes

Fuente: Banco de datos de DESCO. Elaboración propia.

La acción colecti va de la que han parti cipado los actores anteriormente señalados ha tenido un carácter principalmente reacti vo frente a la políti ca pública del gobierno central o frente a la presencia de agentes externos a las localidades. Ha tenido un componente fuertemente local o regional, sin un desarrollo de arti culaciones nacionales y de largo plazo. Incluso en la esfera políti ca, la acción colecti va se ha desarrollado como un fenómeno de reacción a sucesos en proceso, como las movilizaciones regionales del Frente Patrióti co de la población de Loreto ante la implementación de los acuerdos del tratado de paz, fi rmado entre el Perú y Ecuador en los años 90.

Page 62: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

62

Debido a que la reacción de los actores se repite, en formas similares y con diferentes grados de confl icto, ante las políti cas del gobierno central, se podría presumir la existencia de un escaso carácter previsor y de construcción de insti tucionalidad políti ca en las esferas locales y regionales para encausar la parti cipación de la población y afrontar eventuales confl ictos. Esta tarea, ciertamente, es una responsabilidad del Estado.

Gráfi co Nº 2 Acción Colecti va Histórica según Actor 1980-2005

En general, se puede señalar que, históricamente en el Perú, los movimientos regionales han sido los más importantes impulsores de acciones colecti vas a nivel meso, mientras que las acciones colecti vas generadas por autoridades políti cas locales y regionales son las que registran una menor incidencia. Esto puede estar indicando que en los espacios locales y regionales, la representación políti ca en torno a la descentralización es precaria y que los parti dos políti cos no cumplen

Page 63: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

63

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

su función, siendo una fuerza debilitada de generación de parti cipación ciudadana.

Finalmente, del análisis de los actores de la acción colecti va también se desprenden dos apreciaciones. Una es que las asociaciones y organizaciones empresariales o gremiales han recobrado una parti cipación de mayor intensidad en la acción colecti va a nivel meso en el últi mo periodo 2000-2005. Cabe anotar que dichas asociaciones también son expresión de grupos de presión sobre el poder políti co, las cuales representan los intereses económicos de diversos sectores, como los agricultores algodoneros (de Ica, Piura), los sectores agro industriales azucareros, los comerciantes, etc. Estas asociaciones empresariales y comerciales son regionales o locales.

Otra apreciación es que esta situación de las asociaciones empresariales se coloca en contraste con la poca parti cipación que han tenido las asociaciones laborales y de trabajadores urbanos en los últi mos 10 años, es decir entre 1995-2005. Esta debilidad en la acción colecti va de los trabajadores se debe muy probablemente a la desprotección laboral que se ha impuesto en el país como resultado de las reformas estructurales neoliberales de la década de 1990. Para los grupos de trabajadores la acción colecti va se ha vuelto más costosa, debido al alto riesgo de pérdida del empleo, lo cual representa un factor limitante para su parti cipación.

1.2 Clasifi cación según la naturaleza de la acción colecti va

Con esta clasifi cación se busca diferenciar las disti ntas formas en que se expresa la población organizada, bien sea para realizar una protesta o reclamo o bien para construir una insti tucionalidad que represente intereses de una colecti vidad o sector social del nivel local o regional. Las diversas formas de acción colecti va se han clasifi cado atendiendo al carácter principalmente reacti vo con el que nos hemos encontrado en el análisis de las acciones recopiladas a lo largo del periodo 1980-2005.

Page 64: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

64

a) Acción colecti va frente a la políti ca económica, agraria y laboral. Este rubro concentra las acciones de confrontación al sistema económico, o a una serie de políti cas económicas que han sido aplicadas en cada régimen o gobierno correspondiente. Estas acciones se conciben como confrontacionales a un modelo económico que aparece con implicancias que perjudican a diferentes sectores de la sociedad: agricultores, asalariados, comerciantes, etc.

b) Acción colecti va frente a manifestaciones coyunturales de centralismo estatal. A diferencia de las primeras, éstas se realizan con el objeto de llamar la atención de las autoridades centrales, llámese Ministros, Congresistas, etc., en torno a problemas locales y/o regionales de carácter coyuntural. Se trata de acciones directas de respuesta frente a medidas focalizadas o arbitrarias del Estado central que restringen o desaceleran el grado de descentralización de los gobiernos locales y/o regionales, y que repercuten en la sociedad local.

c) Acción colecti va en contra de la privati zación de empresas públicas. Estas acciones son una reacción frente al peligro de pérdida de empleos e incremento de precios y tarifas con los que ha sido asociada la privati zación por la población. Además, dada la importancia que tenían las empresas públicas en los ámbitos regionales, las acciones colecti vas se confi guran en este escenario como una respuesta a la pérdida del poder regional y que, en buena parte, han servido para generar procesos de identi dad regional o local más fuerte.

d) Acción colecti va frente a empresas extracti vas (mineras, petroleras, gasíferas, etc.). Básicamente se trata de confl ictos entre acti vidades económicas propias del proceso de apertura a la inversión y privati zación, que busca la extracción de minerales, petróleo y gas, en contraposición de acti vidades económicas comúnmente practi cadas por comunidades rurales, agrícolas y ganaderas, en su mayoría.

Page 65: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

65

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

e) Acción colecti va en contra de la políti ca de erradicación de culti vos de hoja de coca. Se trata de un ti po parti cular, pero relevante, de acciones de un movimiento campesino en respuesta a una políti ca focalizada imparti da desde el gobierno central, en coordinación con agencias internacionales, en contra del culti vo de hoja de coca.

f) Acción colecti va por luchas y confl ictos de ti erras. Se trata de reclamaciones de ti erras, confl ictos por problemas de tí tulos de propiedad e invasiones a terrenos privados o públicos. Estos hechos han sucedido tanto en los ámbitos rurales como urbanos con diferentes niveles de intensidad, pero sin alcanzar la fuerza que tuvieron en las décadas de los 60s y 70s.

g) Acción colecti va de carácter organizati vo. Estas acciones comprenden la realización de congresos, juntas, asambleas y cabildos. A diferencia de otras formas de la acción colecti va, ésta no necesariamente ti ene un carácter reacti vo hacia la políti ca económica u otra, sino que abarca las acciones constructi vas organizacionales, las cuales no necesariamente implican el uso de medios confrontacionales.

Tomando en cuenta esta clasifi cación, y haciendo el análisis comparati vo, las acciones en contra de la políti ca económica general representan la principal moti vación de la acción colecti va en el país, durante el período 1980-2005. Esta tendencia se manti ene estable con excepción de 1990-2000, donde disminuye relati vamente el peso que ti ene sobre el resto de moti vaciones de la acción colecti va.

La evolución de las formas de las que se han compuesto las moti vaciones para la acción colecti va se ha dividido en cinco periodos de cinco años cada uno, atendiendo principalmente al ti empo de mandato de los sucesivos gobiernos nacionales. Esta evolución, lo mismo que el peso relati vo de cada ti po de acción colecti va, se puede apreciar en el siguiente gráfi co.

Page 66: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

66

Gráfi co Nº 3Composición de la Acción Colecti va

La demanda por descentralización desde el interior del país, y desde los espacios locales, que es expresión de una pugna por la redistribución del poder, levanta expectati vas en las poblaciones locales o regionales; y puede dar lugar a acciones colecti vas tanto propositi vas y constructi vas en el ámbito local o regional, como también a acciones reivindicati vas o de reclamo que pueden transformarse en confl ictos de gran duración e intensidad. Estos últi mos no son la característi ca principal de la sociedad peruana actual.

Al descentralizar se promueve la creación de acti vos políti cos locales, más no de ciudadanía per se. En este senti do, la descentralización podría promover la realización de acciones colecti vas de reclamo y búsqueda de mayores derechos políti cos en determinadas localidades,54 sobre todo cuando en una etapa inicial del proceso, la principal moti vación de 54 Esto se hace más evidente cuando existe una mayor percepción de “empoderamiento” de los

individuos pertenecientes a comunidades que han tenido experiencias de confl icto frente al poder central con resultados benefi ciosos.

Page 67: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

67

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

la acción colecti va puede ser el logro de ciertos benefi cios económicos locales, los cuales, encontrada una ruta de sati sfacción dan lugar a nuevas reclamaciones orientadas más a derechos políti cos, tal es el caso de la exigencia regional de mayor consulta y poder de decisión sobre los recursos naturales de las propias regiones.

Podemos anotar también que la mayor parte de acciones colecti vas en el plano políti co (nivel meso) se han dado en los períodos de régimen democráti co y han sido menores cuando ha habido un régimen autoritario como en los años 90. Incluso, se puede observar que han crecido notoriamente las acciones colecti vas reacti vas frente a las políti cas del gobierno central en el periodo 2000-2005 en comparación a las que se dieron en la década de los 90.55

Cuadro N° 2Acción Colecti va por naturaleza de la acción: totales y porcentajes

Fuente: Banco de datos de DESCO. Elaboración propia.

55 Una interpretación también podría ser que la población se hallaba identi fi cada con dichas políti cas vigentes en los años 90; y por tanto no tenía moti vaciones para reaccionar en contra de las mismas.

Page 68: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

68

Otra observación que podemos realizar a parti r de la data es que las acciones directas de respuesta frente a manifestaciones del centralismo se han dado en todos los períodos en similar canti dad aunque en términos porcentuales con respecto a los otros ti pos de acción colecti va hayan tenido una parti cipación disti nta. Un aspecto que no podemos afi rmar es el grado de intensidad y de profundidad con el que se han dado estas acciones de rechazo a manifestaciones centralistas del Estado en cada período, pues habría que analizar cada caso y comparar.

Por otro lado, la realización de acciones colecti vas de confrontación ante las acti vidades extracti vas de ciertas empresas privadas, en especial de las empresas mineras, es un fenómeno que se acrecienta en el periodo 2000-2005. Antes de los años 90, un gran número de empresas mineras y petroleras se encontraban administradas por el Estado bajo la forma de empresas públicas, o simplemente, en el caso de la minería, en algunas regiones se trataba de una acti vidad artesanal menos tecnifi cada y con un mayor grado de informalidad. A parti r de la liberalización de la economía y de la apertura a capitales internacionales, el sector privado (nacional y extranjero) empezó a inverti r en acti vidades primarias, principalmente mineras, en espacios regionales.

Lo anterior trajo tres consecuencias: primero, el choque entre las nuevas acti vidades de las empresas transnacionales y consorcios privados con las acti vidades económicas tradicionales en las localidades; segundo, el aumento de los problemas ambientales y de manejo de los recursos naturales, por la inefi ciencia de regulación y supervisión estatal y la exclusión de las comunidades involucradas y afectadas por las acti vidades económicas de dichas empresas; y, tercero, el deterioro de otras acti vidades económicas locales, como resultado del fenómeno conocido como “enfermedad holandesa”, por el efecto de apreciación del ti po de cambio que vuelve poco competi ti vas a las acti vidades de producción local, dado el gran incremento de las exportaciones primarias y el extraordinario ingreso de divisas al país.

Asociadas a este ti po de acciones se encuentran las reacciones a los procesos de privati zación de empresas públicas. Estas acciones

Page 69: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

69

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

comienzan a alcanzar mayor relevancia desde inicios de los años 2000, cuando el proceso se encuentra avanzado y los primeros efectos son percibidos por la población como poco benefi ciosos directamente, además de perjudiciales en términos del senti miento de haber perdido poder en la región; y por tanto de no querer seguir perdiéndolo.

En relación a las acciones de lucha y confl ictos por ti erras, estas sólo son un fenómeno importante en el periodo 1980-1985; y pasan a tener menor peso en 1985-1990. Luego, en los siguientes periodos, si bien se registran aún casos de confl ictos por esta causa, estos no representan una parti cipación considerable en el total de acciones colecti vas recogidas. Una explicación puede estar en el avance dado en los últi mos 15 años en la ti tulación de ti erras y protección de derechos de propiedad tanto en el campo como en la ciudad.

Con respecto a las acciones propiciadas por los movimientos cocaleros, estas recobran fuerza en el últi mo periodo de 2000-2005, habiendo sido prácti camente inexistentes entre 1995-2000. Sin embargo, como acciones focalizadas a un sector social numeroso y relevante por estar una parte ligado al abastecimiento del narcotráfi co es necesario tomarlas en cuenta de manera especial. Asimismo, tenemos que estas también fueron relati vamente importantes entre 1985 y 1995, no tanto por la canti dad sino por la extensión e intensidad de las movilizaciones.

2. El avance del proceso de descentralización y la acción colecti va

El Perú es todavía un país altamente centralista en el ámbito producti vo, comercial y fi nanciero; puesto que la mayor parte de las acti vidades económicas se concentran en la capital. Adicionalmente, el Perú también es un país centralizado en el ámbito fi scal. Aguilar y Morales (2005) señalan en su trabajo que “el gobierno central recibe el 83% de los ingresos del gobierno general. En parti cular, este recauda aproximadamente el 98% de los ingresos tributarios. Asimismo, el gobierno central también es responsable de la mayor parte de los gastos

Page 70: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

70

totales del gobierno general.” Esto se puede apreciar en el siguiente cuadro.

Cuadro Nº 3Grado de centralización peruana

(En porcentaje)

Fuente: Aguilar y Morales, IEP (2005)

Elaboración propia

Cabe anotar que el término “gobierno general” agrupa a los gobiernos locales, gobiernos regionales y gobierno central. Observamos, pues, en este plano fi scal la enorme centralización tanto de ingresos como de gastos existente. Si bien es cierto que la desigualdad puede existi r entre clases dentro de un mismo espacio geográfi co, también es posible inferir a parti r de estos datos que existen complejas y confl icti vas relaciones de desigualdad entre el centro y las regiones y provincias del país.

La medición y evaluación del proceso de descentralización no es tarea fácil. Las fuerzas sociales, económicas y políti cas que impulsan la descentralización en el Perú están fragmentadas. Sin embargo, el Estado está conduciendo en los últi mos diez años un proceso de descentralización fi scal; y en los últi mos cincos años, un proceso de regionalización políti ca.

Page 71: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

71

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

El análisis de dichos procesos es complejo en sus posibilidades y efectos, sobre todo por su comienzo reciente. Por esto, para el caso peruano nos hemos circunscrito a la observación de una variable relevante: los recursos transferidos desde el gobierno central a los gobiernos locales y regionales, también llamadas transferencias intergubernamentales.56

2.1 Transferencias intergubernamentales: instrumento de descentralización

Las transferencias intergubernamentales son los recursos que el gobierno central entrega a los gobiernos locales y regionales a través del Presupuesto Nacional.57 Sin embargo, los datos que uti lizaremos corresponden a las transferencias del gobierno central a los gobiernos locales, dado que los gobiernos regionales recién existen desde el 2003. Esta será una variable para la medición del avance en descentralización. Dichas transferencias son: el Fondo de Compensación Municipal (FONCOMUN), el Programa del Vaso de Leche (VDL), el canon en sus diferentes formas: minero, petrolero (canon y sobrecanon), hidroenergéti co, pesquero, gasífero y forestal; y la renta de aduanas.58

La elección de esta variable para medir el avance de la descentralización se debe a la importancia del ámbito fi scal dentro de un proceso 56 Las transferencias intergubernamentales son una variable relevante tanto por la información

estadísti ca disponible como por haber estado ligada en sus orígenes a la acción colecti va que fue necesaria para conseguir varias de dichas transferencias a los gobiernos subnacionales.

57 Para el siguiente análisis se han uti lizado los datos publicados en el Portal de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas.

58 El Fondo de Compensación Municipal (FONCOMUN) es una fuente de recursos establecida en la Consti tución Políti ca del Perú, que ti ene por objeto la promoción de la inversión en las diferentes municipalidades del país. La distribución de los recursos bajo esta modalidad sigue criterios de redistribución en favor de las zonas más alejadas y deprimidas, priorizando la asignación a las localidades rurales y urbano-marginales del país

El Vaso de Leche como transferencia se encuentra dirigida a gobiernos locales exclusivamen-te, y ti ene como objeti vo proveer apoyo en la alimentación, principalmente a niños entre 0 y 13 años de edad y madres gestantes. Este programa se creo en 1985, mediante Ley Nº 24509

El Canon en tanto transferencia esta defi nida como la parti cipación o parte que les corres-ponde a los gobiernos locales (municipalidades provinciales y distritales) y los gobiernos re-gionales, sobre el total de ingresos y rentas obtenidos por el Estado, debido a la explotación económica de los recursos naturales.

Page 72: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

72

descentralizador del Estado. Dada la naturaleza del proceso, la descentralización consiste en un proceso de transferencia de competencias y recursos desde el gobierno central hacia los gobiernos locales y regionales en la búsqueda del desarrollo integral del país. Al respecto, la literatura económica estudia el proceso de descentralización sobre la base de tres aspectos: el políti co, el económico o fi scal y el administrati vo (Aguilar y Morales, 2005).

Consideramos que tales aspectos de la descentralización son complementarios, e inclusive, requisitos para el avance integral del proceso, dado que los tres establecen el campo de desarrollo de capacidades locales necesarias para la construcción de efecti vos gobiernos subnacionales. Sin embargo, desde el 2001 hasta el año 2005, aparte de las elecciones de gobiernos regionales y el incremento de las transferencias del gobierno central a los gobiernos locales, poco es lo avanzado en descentralización de manera signifi cati va.59 En el marco de nuestra refl exión nos hemos propuesto observar la acción colecti va, preguntándonos por su importancia como motor del proceso de descentralización en tanto demanda políti ca, económica y de gesti ón de las regiones y localidades del país. A su vez nos interrogamos si un importante propulsor de dicho proceso encuentra sus bases en los pequeños y medianos espacios económicos y sociales, cuesti ón que no abordamos extensamente en el presente trabajo.

Esta dinámica y resultado de la acción colecti va se puede apreciar especialmente en el caso de las transferencias intergubernamentales, siendo el caso emblemáti co la creación del canon, como respuesta del gobierno central a lo exigido por la acción colecti va de la población y gobiernos locales de la amazonía en el año 1976, cuando se dio la ley que estableció el canon petrolero para el departamento de Loreto.59 Incluso se puede señalar que hubo un retroceso en la consti tución de regiones más grandes

en el país, puesto que el referendum de octubre de 2005, resultó negati vo para la propuesta de sumar o agregar departamentos que dieran lugar a macro-regiones. La población votó mayoritariamente en contra; lo cual hace que se mantengan los gobiernos regionales sobre la base de las anti guas demarcaciones departamentales, por lo menos hasta una nueva consulta popular en el 2009.

Page 73: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

73

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

2.2 Transferencias intergubernamentales: característi cas y distribución

La data de transferencias intergubernamentales existe para el periodo 1995-2005. La principal transferencia intergubernamental corresponde al FONCOMUN, por la canti dad asignada a los gobiernos locales bajo este concepto. El FONCOMUN se encuentra conformado por el impuesto de promoción municipal que grava a todas las operaciones consideradas para la aplicación del Impuesto General a las Ventas (IGV) a una tasa de 2%, el impuesto al rodaje, el impuesto a las embarcaciones y el 25% del impuesto a las apuestas.

Este ti po de transferencia que el gobierno central hace a los gobiernos locales se basa en criterios redistributi vos, tomando para ello información sobre la población urbana y rural e indicadores de pobreza, como tasa de mortalidad infanti l, hogares sin agua y alumbrado público, etc.60 (Aguilar y Morales, 2005; Alvarado, 2003). Cabe señalar que no se han establecido restricciones para la uti lización de este fondo por parte de los gobiernos locales.

Según señala Alvarado, el FONCOMUN se distribuye con la siguiente secuencia: primero se establece el monto para Lima y el resto del país; seguidamente, se establece el monto correspondiente al resto del país y se distribuye entre las provincias usando el indicador de mortalidad infanti l. De esta manera se asigna el 20% a la municipalidad capital para distribuir el 80% restante entre las demás municipalidades del departamento.

El canon es otro ti po de transferencia que ti ene su antecedente en los movimientos sociales del departamento de Loreto. Tras la experiencia pasada del “boom” del caucho que no produjo desarrollo en dicho departamento, estos movimientos reclamaron benefi cios locales derivados de la explotación de recursos naturales existentes en su región por parte del Estado peruano. Bajo este concepto, el antecedente de mayor anti güedad lo representa el canon petrolero en 1976.

60 Para la distribución de estos fondos a los gobiernos locales, se privilegia a la población rural en el cálculo de la transferencia, siguiendo la secuencia de asignación geográfi ca mencionada.

Page 74: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

74

Inicialmente el canon petrolero consisti ó en la deducción del 10% sobre el valor de la producción total de petróleo en el departamento de Loreto por un lapso de diez años. Posteriormente, mediante leyes se estableció, en simetría a lo hecho con Loreto, la transferencia de recursos por canon para los otros departamentos petroleros que comenzaron a movilizarse por este moti vo. Y también la permanencia del canon y su transferencia a los departamentos donde está el recurso natural explotado.

Por otro lado, existe el canon minero, el cual fue creado por la Ley General de Minería y modifi cado en varias oportunidades. El canon minero establece la transferencia, a las regiones y localidades donde está el yacimiento minero, del 50% del total de ingresos y rentas que obti ene el Estado peruano en la acti vidad minera y por el aprovechamiento de los recursos minerales.61 (Ver Anexo 1)

En relación a los demás ti pos de canon, cabe decir que el canon forestal, gasífero, pesquero e hidroenergéti co, son transferencias relati vamente recientes. Estas han sido ejecutadas a parti r del 2002, en el caso del canon hidroenergéti co; y a parti r del 2003 para las demás transferencias dentro del rubro denominado canon y sobrecanon.62

Al respecto, el canon hidroenergéti co está conformado por el 50% del impuesto a la renta que pagan las empresas que uti lizan recursos hídricos para la generación de energía eléctrica. Mientras que el canon forestal se encuentra compuesto por el 50% de los ingresos que percibe el Insti tuto Nacional de Recursos Naturales (INRENA) por el aprovechamiento de recursos forestales y de fauna silvestre.

Finalmente el canon pesquero está compuesto por el 50% del impuesto a la renta y los derechos de pesca que pagan las empresas que desarrollan acti vidades de extracción comercial de pesca de gran escala y de 61 Las transferencias a los gobiernos locales por canon minero se han incrementado

notablemente desde el año 2003 debido al aumento de los ingresos públicos por impuesto a la renta de las empresas mineras, dados los altos precios internacionales de los minerales.

62 Aguilar y Morales señalan que, a la fecha de publicación de su documento (2005), el canon pesquero y gasífero aún no entraban en vigencia, es decir, no estaban siendo recaudados. Sin embargo, según el MEF estas transferencias fi guran como ejecutadas.

Page 75: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

75

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

recursos hidrobiológicos de aguas maríti mas y conti nentales (lacustres y fl uviales). Corresponde mencionar que, salvo el canon petrolero, los criterios de distribución de los otros ti pos de canon restantes, uti lizan variables de población, pobreza y défi cit de infraestructura de las localidades y/o regiones benefi ciarias.

Los datos consolidados de transferencias intergubernamentales dan un resultado por el cual históricamente, a lo largo de 11 años, Lima recibe mayores recursos que los demás departamentos. En los siguientes lugares, según el año que se observe, están los departamentos de Piura, Puno, Cusco y Cajamarca. Esto se aprecia mejor en el cuadro siguiente.

Cuadro Nº 4Departamentos con mayor distribución porcentual de

Transferencias Intergubernamentales

Fuente: MEF

Elaboración propia

Con respecto a Lima, las principales transferencias vienen dadas por el FONCOMUN y el Programa del Vaso de Leche. Como se mencionó anteriormente, los criterios para la distribución de estas transferencias son variables de ti po poblacional (densidad poblacional, población en estado de pobreza, etc.). Por este criterio de mayor concentración poblacional es que el departamento de Lima, en parti cular la provincia de Lima, concentra la mayor proporción de transferencias intergubernamentales.

Page 76: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

76

Lima es el departamento que, en 1993, contaba con el 29% de la población nacional, mientras que en el año 2005, cuenta con el 29.9% de la población nacional.63 Por esto, para evitar conclusiones apresuradas, es relevante tomar la variable poblacional como una variable de control para analizar la distribución de las transferencias. Lima, al concentrar casi la tercera parte de la población peruana, y al tener junto con la provincia Consti tucional del Callao la mayor densidad poblacional64, transferencias como el Vaso de Leche y el FONCOMUN son altas en relación al resto de departamentos con menor población y menor densidad poblacional.

Sin embargo, algo que se puede observar como tendencia, según el cuadro Nº 4, es que Lima ha ido perdiendo protagonismo en lo que respecta a la recepción de transferencias intergubernamentales. Se ha pasado a transferir mayores recursos a departamentos como Moquegua, Piura, Cajamarca, Puno y Cusco. Esta tendencia se aprecia mejor a parti r de los años 2002 y 2003, años desde los cuales las transferencias se han incrementado por razones del crecimiento económico del país y el aumento de los ingresos del Estado. Esto podría ser una señal del comienzo de una mayor descentralización del gasto público. (Ver Anexo 2)

En un caso contrario está el departamento de Madre de Dios, el cual registra según los cálculos históricos la menor canti dad de transferencias desde 1995 hasta 2005. Madre de Dios ti ene la menor densidad poblacional del país. Es así que para medir el grado de descentralización entre departamentos, de acuerdo a las transferencias intergubernamentales, es perti nente considerar esta variable.

63 INEI. Resultados de los Censos Nacionales realizados en 1993 y 2005.64 Para el año 1993, Lima tenía 230.25 habitantes por KM cuadrado; y Callao contaba con

5523.70 habitantes por KM cuadrado.

Page 77: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

77

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Gráfi co Nº 4Importancia de cada ti po de transferencia por departamento 2005

Fuente: Transparencia Económica. MEF

Elaboración propia

Según el gráfi co Nº 4, la principal transferencia otorgada a los gobiernos locales desde el gobierno central es el FONCOMUN. Las excepciones son departamentos como Cusco, Cajamarca, Tumbes, Tacna y Moquegua, que reciben en mayor cuantí a recursos por concepto de canon65.65 Se agregaron o sumaron todos los ti pos de canon para obtener una sola cifra de

transferencias de canon y sobrecanon.

Page 78: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

78

3. La medición de la acción colecti va departamental: potencialidades y límites

¿Dónde esta concentrada la acción colecti va en el país? ¿Dónde hay más difi cultades para organizar la acción colecti va regional? Estas son preguntas que buscamos explorar en esta parte del trabajo. Según la base de datos que se ha recopilado de 436 hechos de acción colecti va meso, desarrollados en el periodo 1980-2005, se ha agrupado a los departamentos en tres campos según la incidencia que ha tenido la acción colecti va en dichas circunscripciones territoriales. De esta manera es que se ti enen departamentos de alta, mediana y baja acción colecti va.66

Cuadro Nº 5Departamentos según canti dad de acciones colecti vas

Fuente: Base de datos de acción colecti vaElaboración propia

66 Sobre esta clasifi cación, corresponde mencionar que a parti r de la data construida se desagregaron las acciones colecti vas múlti ples, es decir, aquellas movilizaciones que implicaban a más de una provincia o departamento para dar una mejor idea de la parti cipación de cada departamento sobre el total de acciones colecti vas registradas. Asimismo, la ordenación de los departamentos en cada grupo de clasifi cación, corresponde a un orden descendente, es decir, el primer departamento de cada grupo es el que registra la mayor canti dad de acciones colecti vas, mientras que el últi mo registra la menor canti dad durante el periodo 1980-2005.

Page 79: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

79

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Según el cuadro N° 5 observamos que Lima ti ene la más alta incidencia de acción colecti va. Es nuevamente en este departamento que se halla concentrada una variable tan importante en nuestro planteamiento para avanzar en la descentralización. Sin embargo, esta concentración también puede traer una consecuencia favorable para el resto del país, en el caso de que se implemente alguna políti ca favorable para los municipios de Lima y que pueda ser replicada o extendida al resto de municipios del Perú. Así fue como se amplió el programa del vaso de leche y se descentralizó casi completamente.

Si se pudiera dividir el mapa del Perú en un mapa políti co, entonces se observaría que tradicionalmente el sur del país, sobre todo Cusco, Puno y Arequipa, han sido una de las fuentes sociales más importantes de generación de acciones colecti vas. Cabe anotar que en Puno y Cusco, la acción colecti va no sólo se lleva a cabo en el ámbito del desarrollo regional, sino en espacios más pequeños que involucran situaciones coti dianas como, por ejemplo, la organización de la población para la toma de medidas en contra de los robos, violaciones y asaltos; e incumplimientos a las normas establecidas comunalmente.

En el caso de Arequipa, Cusco y Puno, las acciones colecti vas han estado relacionadas con la existencia de movimientos y frentes regionales amplios, los cuales han liderado importantes movilizaciones en demanda de mayor descentralización en favor de tales departamentos. El incremento de la inversión pública en dichos departamentos, la protección de la agricultura mediante un sistema público de incenti vos; y la capacidad de decidir sobre sus recursos de manera autónoma del gobierno central, han sido las moti vaciones más importantes de la acción colecti va regional en estos tres departamentos.

Asimismo, resulta importante señalar que tanto en el caso de Piura y Cajamarca, los movimientos sociales generados a parti r del proceso de privati zación, presentan casos relevantes de acción colecti va vinculados especialmente a reacciones frente a las acti vidades extracti vas mineras. Tres casos han sido emblemáti cos: uno es el de la mina Manhatt an

Page 80: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

80

en el valle agrícola de San Lorenzo en Piura, que fi nalmente no inició la explotación en la zona debido a la oposición y movilización de la población; otro es el caso de la mina Majaz en Piura, cuyo enfrentamiento con las rondas campesinas ha sido importante en base al problema del medio ambiente y el agua, cuyo confl icto permanece; y el otro ha sido el de la mina Yanacocha en Cajamarca, enfrentada a la población por la exploración del cerro Quilish, fuente de agua de la ciudad, que fi nalmente no inició su explotación.

El caso de Cajamarca y Piura son similares en cuanto al ámbito de acción de la colecti vidad. En la sierra de ambos departamentos se desarrollan las tradicionales rondas campesinas, creadas inicialmente para combati r el abigeato; pero que debido a su éxito en dichas materias, extendieron sus funciones hacia otras labores de orden público y justi cia. Estas rondas han sido reconocidas por ley.67

Por otro lado, existen departamentos donde la acción colecti va es muy baja, como es el caso de Apurimac, Tumbes, Ica, Madre de Dios y Amazonas. Una razón importante para explicar esta situación es la dispersión poblacional existente, lo que hace muy difí cil la organización y la movilización de la población a nivel local y regional. Otra razón es la fuerte diferenciación social interna, especialmente en el caso de Ica.

4. Conclusiones y refl exiones

La acción colecti va ligada al proceso de descentralización en el Perú está impregnada de un componente de demandas fuertemente regionales y locales. Han sido los movimientos y frentes regionales los que han motorizado la acción colecti va frente a la políti ca general del gobierno central en tanto se la ha percibido como contraria a la población e intereses de las regiones. Ellos, los movimientos regionales, han sido los principales actores; y esta disconformidad con el centralismo ha

67 Ver el documento sobre “Acción colecti va, violencia políti ca y etnicidad en el Perú”, op. cit.; en especial el análisis del caso de Bambamarca.

Page 81: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

81

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

sido la moti vación fundamental de la acción colecti va de importantes implicancias políti cas y organizacionales.

El descontento frente a las políti cas y manifestaciones del gobierno central ha sido causa de la acción colecti va en el nivel meso durante el periodo 1980-2005. Por esta razón es que ha tenido un carácter principalmente reacti vo, pero básicamente no violento y de naturaleza constructi va, incorporando los factores de movilización, parti cipación y negociación. Podemos señalar que a la base de la acción colecti va analizada se halla una fuerte demanda por descentralización políti ca, económica y de gesti ón pública.

Con la descentralización políti ca, el poder también se desconcentra desde el gobierno central hacia los otros niveles de gobierno. La acción colecti va por tanto puede canalizarse efi cazmente a través de instancias más cercanas a la población; y abrirle paso a la parti cipación. De esta forma el confl icto por el descontento frente al centralismo puede disminuir; y los problemas por los que surge también pueden encontrar cauces insti tucionales de solución o reencausarse hacia los propios gobiernos descentralizados.

Es en una etapa de inicio de este proceso de descentralización que se halla actualmente el país, a parti r de los gobiernos regionales recientemente creados y de la experiencia de transferencia incremental de recursos específi cos desde el gobierno central a los gobiernos subnacionales. Podemos señalar como hip{otesis de trabajo que varias de estas transferencias fueron inicialmente logradas por medio de la acción colecti va como es el caso del canon y del vaso de leche. Las cuales han quedado insti tucionalizadas en el presupuesto nacional y avanzando en niveles de descentralización hacia los gobiernos locales y regionales.

Dada la fuerte concentración de ingresos y gastos fi scales en el Perú, el incremento de las transferencias intergubernamentales observadas en los últi mos 10 años consti tuye un indicador inicial de descentralización

Page 82: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

82

fi scal; pero también representan para quienes reciben estos recursos (municipios y regiones), un desafí o para darles uti lización efi ciente y promotora de desarrollo en los ámbitos territoriales y poblacionales de los gobiernos subnacionales.

Una de los problemas de la acción colecti va es que se halla concentrada en pocos departamentos que ti enen fuertes movimientos regionales y organizaciones (Arequipa, Cusco, Puno, Loreto, Cajamarca, Piura) o poblaciones más organizadas (Lima). La capacidad de respuesta mediante la acción colecti va constructi va depende muchas veces de la fuerza de las identi dades regionales y locales muy presentes en estos departamentos. Por eso es que es tan difí cil realizar arti culaciones de incidencia nacional y sostenida, sobre todo con organizaciones que representan a las poblaciones pobres. Los parti dos políti cos se encuentran debilitados para realizar esta tarea que socialmente les corresponde.

Sin embargo, en los departamentos de baja acción colecti va (Apurimac, Tumbes, Ica, Madre de Dios, Amazonas, etc.) cabe explorar si avances en descentralización logrados por otros departamentos, dado que los recursos e incenti vos se distribuyen con criterios que los abarcan a todos, pueden forjar capacidades locales, fortalecer identi dades y liderazgos regionales y locales, a fi n de posibilitar un proceso de descentralización efi caz y promotor de desarrollo.

Una perspecti va de investi gación y acción pública es evaluar con mayor profundidad las experiencias de parti cipación en los ámbitos locales y regionales, bien sea a través de los procesos electorales para conformar concejos de concertación o para elaborar presupuestos de los gobiernos subnacionales o las demandas por rendición de cuentas a las autoridades políti cas de dichos gobiernos descentralizados.

Page 83: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

83

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Referencias bibliográfi cas

Aguilar, G.; y R. Morales (2005). Las transferencias intergubernamentales, el esfuerzo fi scal y el nivel de acti vidad. Documento de trabajo Nº 144, Insti tuto de Estudios Peruanos (IEP), Lima. Caravedo, Baltasar (1978). Desarrollo desigual y lucha políti ca en el Perú, 1948-1956: La burguesía arequipeña y el Estado peruano. IEP, Lima.

Chambi, Gina (2001). Desarrollo Local con Gesti ón Parti cipati va. Presupuesto Parti cipati vo - Villa El Salvador – Perú. SINPA – Bolivia.

Consejo Nacional de Descentralización – CND (2006). El Modelo Peruano de Descentralización. Lima.

DESCO. Construyendo democracia. Lima, Ediciones comprendidas entre los años 2004-2005.

- Resumen Semanal. Lima. Ediciones comprendidas entre los años 1980-2005

- Quehacer. Lima. Ediciones comprendidas entre los años 1980-2005.

García, Inés (1998). Sociedad y gobierno local: espacios de concentración y democracia. DESCO. Lima.

Figueroa, Adolfo (1993). Crisis distributi va en el Perú. Fondo Editorial, PUCP, Lima. Flores Galindo, Alberto (1977). Arequipa y el sur andino: Siglos XVII-XX. Lima.

Gonzales de Olarte, Efraín (1996). El ajuste estructural y los campesinos. IEP. Lima.

- (2003). Regiones integradas. Fondo Editorial del Congreso del

Page 84: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

84

Perú, Lima.- (2004). La difí cil descentralización fi scal en el Perú: teoría y

prácti ca. IEP. Lima

Grupo Propuesta Ciudadana (2006). “La Descentralización Peruana: una agenda para relanzar un proceso impostergable”, En Economía y Sociedad N° 59, CIES, Lima.

Henríquez, Narda (2005). “Red de redes para la concertación: la experiencia de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza”. Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, Lima.

Iguiñiz, J., R. Basay; y M. Rubio (1993). Los ajustes: Perú 1975-1992. Fundación Friedrich Ebert, Lima.

Muñoz, I., M. Paredes y R. Thorp (2006): “Acción colecti va, violencia políti ca y etnicidad en el Perú”, Cuadernos de Investi gación Políti ca, Documento de Trabajo Nº 1, Maestría en Ciencia Políti ca PUCP, Lima.

Panfi chi, Aldo (2005). “Oportunidades y limitaciones de la parti cipación ciudadana en el Perú. La mesa de concertación para la lucha contra la pobreza”. Cuadernos de Investi gación Social, PUCP, Lima. PNUD (2004). Democracia parti cipati va para el desarrollo local: La experiencia del alcalde Daniel Estrada en el Cusco. Lima.

Remy, María Isabel (2005). Los múlti ples campos de la parti cipación ciudadana en el Perú: Un reconocimiento del terreno y algunas refl exiones. IEP, Lima.

Santos Granero, F., y F. Barclay. (1995). Ordenes y desórdenes en la selva central: historia y economía de un espacio regional. IEP, Lima.

Stewart, Frances (2002). “Horizontal Inequality: a neglected dimension of development”. CRISE Working Paper. Oxford, Queen Elizabeth House-

Page 85: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

85

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

University of Oxford.

Tanaka, Martí n (2002). La dinámica de los actores regionales y el proceso de descentralización: ¿El despertar del letargo?. Serie Sociología y Políti ca, Documento de Trabajo Nº 125, IEP, Lima.

Tovar, Teresa (1985). Velasquismo y movimiento popular: Otra historia prohibida. DESCO, Lima.

Thorp, Rosemary (2006). ¿Cuál es el origen de la desigualdad?, en revista Coyuntura, Año 2, Nº 6, CISEPA-PUCP, Lima.

Vargas, Carlos (1998). Desarrollo local y parti cipación políti ca en Ilo. Documento de Trabajo Nº 95, IEP, Lima.

Verástegui, Rocío (2004). Insti tucionalidad democráti ca y concertación social en la lucha contra la pobreza. Congreso de la República, Lima.

Wiener, Elisa (2003). Municipios, poder y nuevas élites locales: el caso de las revocatorias en los distritos de Julcamarca y Congalla. SEPIA X - Pucallpa.

Zas Friz Burga, Johny (1998). La Descentralización Ficti cia. Perú 1821-1998. Lima.

Zolezzi, Mario (2002). Plan and parti cipatory budget in VES: the journey and endeavor of a democrati c innovati on. Asian Development Bank, Working Paper.

Page 86: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

86

ANEXO 1Canon minero por departamentos

1995-2005

Fuente: Transparencia Económica. Ministerio de Economía y Finanzas del Perú.

Elaboración propia.

Page 87: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

87

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

ANEXO 2Transferencias Intergubernamentales en el ti empo

1995-2005

Fuente: Transparencia Económica. Ministerio de Economía y Finanzas del Perú.

Elaboración propia.

Page 88: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

88

Page 89: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

89

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

68

IntroducciónEl Perú ti ene una costa desérti ca en su mayor parte. Sin embargo, es allí donde se encuentra ubicada la mayoría de la población del país; y donde también se han asentado ciudades cercanas a ríos que en su mayoría traen escasos caudales de agua, anualmente. Esta situación resulta en un problema para la producción de alimentos, que ha obligado a diseñar sistemas de irrigación con tecnologías modernas, represas para almacenamiento de agua; y ha dado lugar también a un ti po de organizaciones que ti enen por función administrar el agua que traen los ríos para hacerla llegar hasta las ti erras de culti vo, organizando su distribución.

En la costa peruana existen 53 valles, cada uno de los cuales comprende una cuenca hidrográfi ca; y ha dado lugar a la consti tución y funcionamiento de organizaciones de regantes de valle denominadas Juntas de Usuarios y Comisiones de Regantes, siendo estas últi mas parte de las primeras. Estas organizaciones fueron creadas en 1969, bajo los 68 El presente trabajo se ha elaborado a parti r de una investi gación propia realizada durante el

periodo 1980-2000 en el valle de Virú, en el departamento de La Libertad.

Ismael Muñoz Portugal(68)

Grupos de regantes y acción colecti va en la costa peruana.El caso del Valle de Virú

Page 90: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

90

auspicios del Decreto Ley 17752 o Ley General de Aguas. Luego, en 1989 se les entregó bajo su responsabilidad la tarea de distribución y cobro del agua de riego, mediante DL 037-89-AG.

Recientemente, en marzo de 2009 se ha promulgado la Ley de Recursos Hídricos N° 29338, que deroga la anterior Ley General de Aguas de 1969. La reciente Ley crea el Sistema Nacional de Gesti ón de los Recursos Hídricos, la Autoridad Nacional del Agua como ente rector; y manti ene las organizaciones de usuarios cuyas formas son los comités, las comisiones y las juntas de usuarios. Sin embargo, no es materia de este trabajo analizar los nuevos dispositi vos legales, sino más bien las característi cas de la acción colecti va en torno al agua de riego en un valle de la costa peruana durante los años 80s y 90s.

Las organizaciones de riego en el Perú crecieron en número durante los años 90 dando lugar, según INRENA, a 104 Juntas de Usuarios y 1,282 Comisiones de Regantes que, de acuerdo a datos del año 2002, agrupaban a 515,090 usuarios, distribuidos de la siguiente manera:

Cuadro N° 1Distritos de Riego y Organizaciones de Usuarios

(Datos Estadísti cos 2002)

Verti ente Área bajo Número de Número de Número de Número de Número de

Hidrográfi ca Riego (ha) Cuencas Distritos Juntas de Comisiones Usuarios

Hidrográfi cas de Riego Usuarios de Regantes

Pacífi co 903,000 53 32 70 785 52,160

Atlánti co 205,900 44 32 30 378 158,060

Titi caca 6,000 9 4 4 119 4,870

Total 1’114,900 106 68 104 1,282 515,090

Fuente: INRENA. Dirección General de Aguas y Suelos

Page 91: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

91

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

El ámbito donde tuvo lugar el trabajo de investi gación fue el valle Virú y sus organizaciones de regantes. Zona importante porque allí se desarrolla desde hace varias décadas la producción de un culti vo de exportación que es el espárrago. Aparte de la existencia de los productores de espárragos también se da la presencia de agricultores que culti van productos de pan llevar y otros sembríos (maíz amarillo duro, caña de azúcar, marigold, frejol casti lla, tomate, leguminosas y frutales).

Como organización central para el riego existe la Junta de Usuarios de Virú, enti dad que recibió la responsabilidad legal de distribuir el agua de riego tanto del río Virú como la del canal Chavimochic, que lleva agua derivada del río Santa hacia los valles de Chao y Virú, en la primera etapa de este proyecto de irrigación. Se le denominó Chavimochic debido a las siglas de los cuatro valles que comprende: Chao, Virú, Moche y Chicama.

Durante las décadas de los años 80s y 90s, los productores esparragueros se hallaban organizados en el Comité de Productores de Espárragos de Virú, mientras el resto de agricultores poseían menores grados de organización por rama de culti vo. Durante los años 90s, la Junta de Usuarios de Virú ha contado con 13 Comisiones de Regantes: 9 de la parte baja y 4 de la parte alta del valle.

En todas estas comisiones parti cipaban los agricultores parceleros como regantes, muchos de los cuales estaban también organizados en grupos de productores, cuyos objeti vos son, entre otros, obtener una mayor canti dad de agua para sus culti vos, sobre todo cuando la escasez de la misma es ostensible; y mantener operati va la infraestructura de riego del valle. Asimismo, cada ti po de culti vo ti ene su dotación específi ca de agua según los requerimientos técnicos de cada uno de ellos, lo cual hace que cada agricultor pugne por la canti dad de agua adecuada para sus disti ntos culti vos.

Es también conocido que los mayores problemas entre los agricultores y grupos de regantes del valle se sitúan en los años y momentos de escasez del agua de regadío; entonces la tensión y confl icto en las

Page 92: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

92

reuniones de las Comisiones de Regantes que componen la Junta de Usuarios de Virú aumenta, puesto que se trata de disputar en torno a un recurso escaso y de la mayor trascendencia para los agricultores de los diversos productos del valle.

Sin embargo, el enfrentamiento entre los agricultores o regantes individuales, dado el interés en obtener la mayor canti dad de agua para sus culti vos por parte de cada uno, no excluye la cooperación que también existe entre ellos para mantener, por ejemplo, en buen estado la infraestructura de riego. Esto últi mo se realiza en forma colecti va y mediante sistemas que provienen de costumbres anti guas, como es el caso de las “mingas” o trabajo en común, llamadas también más modernamente “repúblicas” según el valle del que se trate.

Considero que es importante el esfuerzo teórico para entender las razones y las formas que asumen el confl icto y la cooperación; y que permiten administrar la distribución del agua de riego en el valle Virú, similar en característi cas a varios de los otros valles de la costa peruana. Entonces, a parti r de la teoría de la acción colecti va buscamos comprender el comportamiento de los grupos de regantes de los valles de la costa, con parti cular atención en el valle Virú.

1. La lógica de la acción colecti va

Uno de los autores más importantes sobre la teoría de la acción colecti va es Mancur Olson. En su libro más citado,69 y desde un enfoque microeconómico, planteó la difi cultad que conlleva el lograr que los individuos persigan su bienestar común en contraste con su bienestar individual. Este autor quiso cuesti onar el gran opti mismo que había desatado la “teoría de grupos”,70 que desarrollaba la idea que individuos que tuvieran intereses comunes actuarían de manera voluntaria para llegar a promover dichos intereses y lograr los benefi cios resultantes.69 Ver Olson, Mancur. La lógica de la acción colecti va. Bienes públicos y la teoría de grupos.

LIMUSA – Grupo Noriega Editores, México, 1992.70 Los autores que desarrollaron inicialmente esta teoría de grupos son Arthur Bentley, David B.

Truman y Sydney Verba, entre otros.

Page 93: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

93

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Olson expone su planteamiento de la siguiente manera:

“A menudo se da por sentado, al menos cuando de objeti vos económicos se trata, que los grupos de personas con intereses comunes tratan normalmente de favorecer esos intereses. Se espera que esos grupos actúen a favor de sus intereses comunes, así como se espera que los individuos actúen en nombre de sus intereses personales.... Dicho de otro modo, si los miembros de algún grupo ti enen un interés u objeti vo común, y si todos ellos estarán en mejor situación en caso de que ese objeti vo se logre, se piensa que, lógicamente, los miembros de ese grupo, si son racionales y egoístas, actuarán con el fi n de alcanzar ese objeti vo” (Olson, 1992; p.11-12)

El cuesti onamiento fundamental que este autor hace es a la idea de que basta la existencia de un posible benefi cio para un grupo para que se de una acción colecti va que tenga como propósito conseguir ese benefi cio para el grupo; y que alcanzaría también a cada uno de los miembros.

Es importante remarcar que en su cuesti onamiento señala las condiciones bajo las cuales sí es posible que se produzca una acción colecti va. Estas ti enen que ver con el tamaño del grupo y con la presencia de algún mecanismo de incenti vos. En este caso, su planteamiento se puede resumir en lo siguiente:

“Pero, de hecho, no es cierto que la idea de que los grupos actuarán por su propio interés se deriva lógicamente de la premisa del comportamiento racional y egoísta. No es así, porque todos los miembros del grupo saldrán ganando si logran su objeti vo común. En realidad, a menos que el número de miembros del grupo sea muy pequeño, o que haya coacción o algún otro mecanismo especial para hacer que las personas actúen por su interés común, las personas racionales y egoístas no actuarán para lograr sus intereses comunes o de grupo.” (Olson, 1992; p.12)

Page 94: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

94

Este argumento olsoniano descansa en buena parte en el supuesto de que un individuo que no puede ser excluido del uso de un bien colecti vo o público, es decir, de la obtención de sus benefi cios una vez que este haya sido producido, ti ene pocos incenti vos para parti cipar y contribuir de manera voluntaria a la producción o suministro de dicho bien.

En otro libro,71 el mismo autor desarrolló con mayor contundencia su argumento acerca de las condiciones que tendrían que cumplirse para que fuera posible una acción colecti va, señalando la importancia de lo que denominó incenti vos selecti vos. Lo expuso de la siguiente manera:

“En el caso de organizaciones que brindan bienes colecti vos a sus grupos clientes a través de una acción políti ca o comercial, la respuesta no ha sido obvia, pero resulta no menos tajante. Las organizaciones de este ti po –por lo menos cuando representan grandes grupos- tampoco reciben apoyo debido a los bienes colecti vos que suministran, sino porque han tenido la suerte de encontrar lo que he califi cado de incenti vos selecti vos. Un incenti vo selecti vo es el que se aplica selecti vamente a los individuos, según contribuyan o no a suministrar el bien colecti vo. Los incenti vos selecti vos pueden ser negati vos o positi vos.” (Olson 1986; p.37)

Entendemos por incenti vos negati vos aquellos que funcionan como sanciones; y los incenti vos positi vos, son los que funcionan como premios. La acción colecti va se vería incenti vada y fortalecida ante la presencia de tales incenti vos, puesto que los primeros se aplicarían contra los individuos que no parti cipasen de la provisión de los bienes colecti vos o públicos; y los segundos aumentarían los benefi cios netos o la sati sfacción personal de los individuos más colaboradores. De allí que el autor en referencia señale que:

“La tesis expuesta en este capítulo predice que aquellos grupos que tengan acceso a incenti vos selecti vos probablemente

71 Ver Olson, Mancur. Auge y decadencia de las naciones. Crecimiento económico, estagfl ación y rigidez social. Editorial Ariel SA, Barcelona, 1986. (Capítulo 2)

Page 95: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

95

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

actuarán de manera colecti va para obtener bienes colecti vos con más frecuencia que los grupos que no disponen de tales incenti vos. Además, es más probable que los grupos más reducidos emprendan una acción colecti va, en comparación con los grupos más numerosos.” (Olson 1986; p.54)

Lo que observamos con relación a los grupos de regantes en los valles de la costa peruana, parti cularmente en el valle de Virú en el departamento de La Libertad, es que dichos grupos son justamente de tamaño reducido, una de la condiciones que coloca Olson para abrir la posibilidad de que se dé una acción colecti va. La ventaja del grupo pequeño es que los agricultores regantes se conocen más de cerca, saben de las característi cas personales de cada uno; es decir, ti enen la información cercana y actual de las personas que son más propensas bien sea a defraudar o a cooperar. El tamaño del grupo que permite la acción colecti va microeconómica está dado por la capacidad que ti enen los integrantes del grupo de obtener y procesar esta información sobre la conducta pasada y presente de los agentes individuales.

Cabe también preguntarse por la existencia entre los grupos de regantes de los incenti vos selecti vos positi vos o negati vos (o mecanismos de coerción) para llevar a cabo una acción colecti va. Esto será materia de análisis en el siguiente punto del trabajo.

2. La acción colecti va en los grupos de regantes del valle Virú

El argumento del modelo de la “lógica de la acción colecti va” de Mancur Olson, se basa en la paradoja del interés común que no conduce inevitablemente a la acción colecti va. El “modelo olsoniano” predice que estos grupos de regantes, aún teniendo el interés común del mantenimiento de los canales de riego en buen estado para asegurar un adecuado reparto del agua, tales regantes individuales no actuarán en forma colecti va para lograr ese objeti vo, excepto si se trata de grupos pequeños o grupos donde puedan establecerse incenti vos selecti vos.

Page 96: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

96

Lo que hemos observado en las Comisiones de Regantes, a través de las actas de reuniones de dichas comisiones, y de las entrevistas a sus dirigentes e integrantes, es que buena parte, sino todos los regantes, aportan de una u otra forma en el mantenimiento de la infraestructura de riego parti cipando de los trabajos colecti vos, dando sus cuotas a la organización, asisti endo a las reuniones, etc. Es posible, entonces, plantearse que los regantes evalúan que los costos de no cooperar no son “cero”, sino que pueden ser más altos que los benefi cios que esperan recibir como resultado del uso del sistema de riego.72 Y por ello, al cooperar todos o casi todos, este sistema se manti ene y puede reproducirse en forma sostenida.

En el argumento olsoniano, el tamaño del grupo, si este es pequeño, facilita la acción colecti va. Lo que hemos observado entre los grupos de regantes de Virú, es una diversidad de tamaños de grupo según los canales y sub-canales de riego que existen en el valle. Los grupos organizados de regantes fl uctuaban entre 80 y 500 integrantes aproximadamente. De esta manera, si todos los integrantes del grupo se pueden conocer directa o personalmente, entonces también se puede decir que el tamaño del grupo es pequeño.

Lo que observamos, según entrevistas a productores regantes en sus propias parcelas, es que la mayoría de los agricultores de cada Comisión de Regantes del valle Virú, se conocen de muchos años atrás; se han buscado unos a otros muchas veces por diversos moti vos, en varios casos por negocios y en otros por asuntos familiares o comunales; se encuentran en las fi estas del pueblo o ti enen que organizarlas juntos; van a similares lugares donde se reúnen para conversar en restaurantes o bares o bodegas; y también parti cipan de las reuniones de las escuelas de sus hijos.

72 En entrevistas a los dirigentes de la Junta de Usuarios de Virú, se señaló repeti das veces que “los regantes ti enen temor de las sanciones por no parti cipar de los acuerdos comunes”, puesto que una de las sanciones más fuertes que la organización de regantes aplica a un agricultor-regante que defrauda en sus obligaciones acordadas, es reducirle o quitarle su ración de agua de riego.

Page 97: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

97

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Los regantes se conocen más porque ti enen la posibilidad de encontrarse repeti das veces en su ámbito local por diversos moti vos. Por tanto, es posible que el argumento olsoniano del grupo pequeño facilite en este caso la acción colecti va.

¿Qué debiéramos encontrar u observar si la realidad concreta fuese similar a lo que predice el modelo olsoniano en su forma general?

- En primer lugar, que muy pocos o ninguno de los regantes parti cipan de las tareas comunes.

- En segundo lugar, que la infraestructura de riego al no ser mantenida por los propios regantes tendría que estar siendo mantenida por agentes externos (p.e. el Estado).

- En tercer lugar, que no habría pago de cuotas y que tampoco habría parti cipación o presencia en las reuniones de las comisiones de regantes.

- En cuarto lugar, que si nadie mantuviera la infraestructura de riego del valle, esta poco a poco estaría deteriorándose, haciendo cada vez más costosa la distribución o reparto del agua del río, que al tener más pérdidas, por absorción del suelo o rupturas a lo largo del recorrido de los canales, llegaría cada vez menos a los regantes.

Page 98: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

98

Cuadro N° 2Observaciones de Acción Colecti va en Comisiones de Regantes

(Periodo: 1989 – 1997)

Comisión de regantes

Número de reuniones por año

Elecciones de Juntas Directi vas

Tareas colecti vas de regantes

Existencia de sanciones monetarias

Existencia de sanciones no monetarias

Huacapongo (valle de Virú)

Más de 5 en promedio

Cada 2 a 3 años 2 a 3 veces al año (limpieza de canales)

Si existen y se aplican

Si existen y se aplican

Choloque-Tomabal (valle de Virú)

Más de 6 en promedio

Cada 2 a 3 años 2 veces al año (limpieza de canales)

Si existen y se aplican en forma escalonada

Si existen y se aplican

Nota: Con respecto al número de reuniones, las actas no dan cuenta de todas ellas, pues no están inscritas todas; pero los regantes entrevistados informan de un número mayor de reuniones al inscrito en actas, por año.Fuentes:- Actas de comisiones de regantes- Entrevistas a directi vos de comisiones de regantes

- Informes de prácti cas de Antropología Social – Universidad Nacional de La Libertad

Si bien existí an difi cultades de diverso ti po para que los regantes cumpliesen con sus obligaciones acordadas, tanto de mantenimiento de los canales como de distribución del agua de riego, no se observó ninguno de los cuatro resultados esperados si la situación de los grupos fuese como la que predice el modelo olsoniano general.

Al aprobarse las normas básicas u obligaciones de los regantes con respecto al mantenimiento de la infraestructura de riego en forma colecti va, se producía también la aceptación voluntaria de que se efectúen sanciones (incenti vos selecti vos negati vos) a quienes incumplan dichas normas (Ver Cuadro N° 2). Asimismo, existí a el respaldo legal para actuar de esta manera con los dispositi vos legales que ha emiti do el Estado. Dicha legislación en los años 90 estuvo dada por la Ley General de Aguas, DL 17752; y reglamentada por el DL 037-

Page 99: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

99

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

89-AG, a través del cual se dispuso el ti po de organización que debían conformar los usuarios del agua de riego.

Por tanto, existen las Juntas de Usuarios, obligadas a obtener personería jurídica; y conformadas por los representantes de todos los usuarios de agua de riego que se hallan ubicados a nivel de distrito o sub-distrito de riego. Se hacen cargo de la distribución del agua de regadío, el cobro de las tarifas de agua y el establecimiento de sanciones a los infractores de las normas establecidas sobre el reparto y entrega del agua.

También existen legalmente las Comisiones de Regantes, integradas exclusivamente por representantes de usuarios de agua con fi nes agrícolas a nivel de sector o sub-sector de riego. Las comisiones de regantes están igualmente obligadas a obtener personería jurídica. Y tenían atribuciones de reparto y entrega de agua; y también de establecimiento de sanciones a los infractores de las normas de distribución del agua.

Desde el ámbito estatal estaba presente la Dirección General de Aguas, Suelos e Irrigaciones. Esta enti dad resolvía en segunda y últi ma instancia los asuntos y cuesti ones que en materia de aguas le eran dirigidas desde los usuarios. Estos asuntos podían tratarse de: impugnaciones contra resoluciones, reclamos sobre actos que emanan de la autoridad local de aguas, confl ictos que surgen entre los usuarios en materia de reparto y entrega de aguas, uso de equipos; y todo lo relacionado al uso de las aguas de riego.

Por últi mo, en el ámbito estatal también existí a la Administración Técnica del Distrito de Riego, que era la autoridad local de aguas. Estaba encargada de resolver en primera instancia los problemas y reclamos que se derivan de la aplicación de la legislación de aguas dentro del ámbito de su jurisdicción. Tenía a su cargo la autorización del reparto del agua en su respecti vo distrito de riego, el reconocimiento a las organizaciones de usuarios a través de resoluciones administrati vas, la autorización de las obras que podían modifi car el cauce de los ríos o

Page 100: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

100

canales; y disponía el reti ro de las obras que fueran un obstáculo para la entrega de las dotaciones de agua a los usuarios. Pasando a la aplicación prácti ca de las normas sobre el uso de agua, en especial de las sanciones ante el incumplimiento de las mismas, observamos por lo que está acordado en las asambleas y escrito en las actas de las comisiones, y por lo que señalan los regantes y dirigentes entrevistados, que las sanciones existí an y se hacían cumplir (Ver Cuadro N° 3). En los recorridos realizados por las Comisiones de Regantes no se reportaron grandes defecciones de los regantes o de gran canti dad de ellos. Esto sugiere que lo que acontece es que el costo de no cumplir o violentar una norma aprobada por el grupo es muy alto; por lo cual no vale la pena siquiera intentarlo, sobre todo cuando se conoce que no se pueden eludir fácilmente las sanciones si se es descubierto.

Cuadro N° 3Sanciones al Incumplimiento de Acuerdos y Violación de Reglas

(Periodo: 1994 – 1997)

Tipos de incumplimiento y violación de reglas

Comisión de Regantes de Huacapongo (valle de Virú)

Comisión de Regantes de Choloque-Tomabal (valle de Virú)

Por incumplimiento en la limpieza de canales

Corte de una mita y pago de 20 soles

Corte de una mita y pago de 30 soles

Por robo de agua Corte de una mita y pago de 20 soles

Por primera vez:Amonestación y pago de 50 solesPor segunda vez:Corte de 3 mitas y pago de 100 solesPor tercera vez:Separación de padrón de usuarios y pago de 500 soles

Fuentes: - Actas de comisiones de regantes- Entrevistas a dirigentes de Comisiones de Regantes- Trabajos de campo para Tesis de Antropología en la Universidad Nacional de La

Libertad

Page 101: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

101

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Asimismo, una consideración de riesgo eleva el costo individual frente al pequeño benefi cio que se percibiría. Tomando en cuenta el argumento olsoniano, la acción colecti va se da cuando los incenti vos selecti vos negati vos, es decir las sanciones, frente al incumplimiento de las normas son creíbles y disuasivas por el costo que implican.

Una de estas sanciones es el corte de una “mita” de agua. Una “mita” es una forma de reparto del agua de riego en época de “esti aje” (aproximadamente desde julio hasta diciembre de cada año), por medio de la cual se asigna el agua a un usuario por una determinada canti dad de horas, de acuerdo a la extensión culti vable (canti dad de hectáreas) y ti po de culti vo. La otra forma de reparto se da en época de “avenida” (aproximadamente desde enero hasta junio de cada año) y se llama “toma libre”, por medio de la cual los usuarios uti lizan el agua del río sin limitaciones.

Por otra parte se observa que en los valles de la costa se ha erigido una insti tucionalidad para la ejecución de obras y administración del agua que busca garanti zar, entre otras cosas: el señalamiento de turnos para la distribución equitati va y efi ciente del agua entre los agricultores, debiendo los regantes respetar a las personas designadas, algunas por el Estado y otras por ellos mismos, para el reparto y la supervisión del agua de riego.

Las personas que designaban y contrataban las Juntas de Usuarios se encargaban de evitar que sucedan los robos de agua, recorrían los canales y ramales, principalmente de noche, certi fi cando que el reparto del agua se realizaba según los acuerdos tomados por las instancias de riego correspondientes; y se encargaban de denunciar a los infractores de los acuerdos para que sean sancionados por la respecti va organización de regantes. Estas personas se llaman “vigilantes” o “mitayos”.

Page 102: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

102

3. El problema de la distribución del agua de riego en Virú

En los años 80s y 90s hubo un esfuerzo por estudiar la organización social basada en el agua de riego en el Perú. Algunos autores73 comenzaron por estudiar los cambios por los que atravesaban las organizaciones que asumieron el control del riego en el país. Se ocuparon también de los problemas, confl ictos y acuerdos que existí an al interior de dichas organizaciones, en tanto los regantes ti enen intereses parti culares con respecto a sus culti vos, pero también poseen intereses comunes con respecto al sistema de riego, en especial sobre la infraestructura de distribución del agua del río que es de uso común.

La escasez de precipitaciones pluviales en la costa ha obligado a los agricultores y al Estado a trasladar el agua de determinadas fuentes (ríos, lagos, puquiales, etc.) hacia las parcelas a través de canales revesti dos o a almacenarla en represas para uti lizarla en los meses de escasez. Por ello es que se han realizado diversos proyectos de irrigación en la costa peruana.

Sin embargo, la presencia de una diversidad de culti vos que se efectúan en las disti ntas parcelas de los agricultores hace que, dados los diferentes requerimientos de agua de cada uno de los culti vos, los regantes productores desarrollen una serie de estrategias para obtener la mayor canti dad posible de agua de riego; y que en épocas de escasez se den disputas entre los regantes en torno a la distribución de agua. En el caso del valle Virú, es una hipótesis que estos confl ictos están vinculados al ti po de culti vo que ti enen los agricultores, pues unos son principalmente esparragueros, otros productores de maíz amarillo duro, otros de frutales o de caña de azúcar; y buena parte, de productos de pan llevar.

A parti r de 1994 se incorporó al valle de Virú, el agua del proyecto de irrigación Chavimochic. Este canal ha dado una mayor regularidad al 73 .Ver el trabajo de J. Alfaro, F. Guardia, J. Golte, L. Masson y M. Oré: “Riego y organización social”

en Grupo Permanente de Estudio sobre Riego, Gesti ón del agua y crisis insti tucional. Un análisis multi disciplinario del riego en el Perú, ITDG-SNV, Lima, 1993.

Page 103: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

103

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

abastecimiento del riego en la zona, puesto que ya no se depende en extremo del fl ujo de agua del río o de la que existe en el subsuelo.

Es también nuestro interés profundizar en el contexto insti tucional y en las característi cas económicas de las organizaciones de los regantes de los valles de las costa peruana. El estudio de las insti tuciones de riego en el valle de Virú es una aproximación a este interés, que nos permiti rá observar sus difi cultades, fortalezas y potencialidades.

3.1. Cooperación, insti tuciones y organizaciones de regantes

Las organizaciones de regantes existentes en los valles de la costa peruana ti enen por costumbre (insti tucionalidad) realizar tareas en común para el mejoramiento de sus sistemas de riego, principalmente en lo concerniente a construcción y a mantenimiento de infraestructura.74

Varias de estas costumbres, vigentes hasta la actualidad, ti enen sus orígenes en la anti güedad. Las organizaciones de regantes, si bien fueron creadas por leyes de la República en las últi mas décadas, reproducen o adaptan al presente y a través de sus costumbres ancestrales, tanto las técnicas como las formas de administrar el recurso agua y la infraestructura de riego de los valles del país.

Sin embargo, antes de conti nuar hagamos una clara disti nción entre insti tuciones y organizaciones.75

“Las insti tuciones son las reglas de juego de una sociedad, es decir las restricciones inventadas por los seres humanos

74 No se excluye la posibilidad de que las organizaciones de los regantes de la sierra y selva peruana, también tengan característi cas y conducta similares a las de la costa. Para hacer una comparación entre ellas puede consultarse la revista Allpanchis Nº27 y Nº28, IPA, Cusco, 1986 (dos volúmenes dedicados a “Anti güedad y actualidad del riego en los andes”). Asimismo, en Gesti ón del agua y crisis insti tucional. Un análisis multi disciplinario del riego en el Perú. ITDG-SNV-Grupo Permanente de Estudio sobre Riego, Lima, 1993.

75 Esta disti nción toma como referencia el texto de Douglass North: “El marco insti tucional para el desarrollo económico”, Apoyo-Banco Interandino, Lima, junio 1995.

Page 104: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

104

para estructurar la interacción entre los individuos. Dichas insti tuciones se componen de reglas formales (leyes, derechos consuetudinarios, regulaciones), las restricciones informales (convenciones, normas de comportamiento y códigos de conducta autoimpuestos) y las característi cas de imposición de ambos.

Las organizaciones son los jugadores: grupos de individuos unidos en torno a un propósito común para alcanzar determinados objeti vos. Dichas organizaciones incluyen organismos políti cos, organismos económicos, organismos sociales y organismos educacionales.” (North, 1995; ps. 11-12)

De esta manera es que podemos considerar como organizaciones a las Juntas de Usuarios de valle, a las Comisiones de Regantes y a los Comités de Productores asociados por ti po de culti vo. Y también, podemos considerar como insti tuciones a las normas y costumbres existentes dentro de estos grupos, las cuales regulan la interacción entre los regantes y les permiten proveerse de los bienes públicos que requieren mediante la acción colecti va.

Las característi cas de las insti tuciones de los regantes, vinculadas a la gesti ón del riego y a las tareas colecti vas para el mantenimiento de la infraestructura de regadío, varían según la zona y la historia de los valles. En el caso del valle Virú las insti tuciones más importantes que los regantes ti enen, se expresan en la obligación colecti va de realizar “repúblicas” (trabajo comunal) para mantener la infraestructura de riego y en las característi cas económicas (montos pecuniarios) y sociales que asumen las sanciones al no cumplir con tales obligaciones.

3.2 La organización social de regantes en Virú

La base sobre la cual existen las insti tuciones y organizaciones de los productores regantes (parceleros) en Virú, y una razón por la cual se

Page 105: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

105

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

organizan, es que ti enen que responder a las necesidades materiales que enfrentan, antes que a una supuesta conciencia de cooperación.

Una hipótesis es que las organizaciones de regantes existen porque permiten aprovechar mejor (más efi cientemente) las economías de escala presentes en los procesos producti vos agrícolas. Es decir, para responder a necesidades materiales de disminuir los costos medios;76 y si la gesti ón organizada de la infraestructura de riego permite aprovechar mejor la presencia de economías de escala, entonces lo racional para los productores será actuar en forma organizada.

Sin embargo, como la naturaleza del proceso de producción agrícola es secuencial y cronológico, dictado por ciclos climatológicos en paralelo, y no simultáneo como en la industria, esto signifi ca que la posibilidad de especialización y división del trabajo es mucho menor en la agricultura que en la industria. Por lo tanto, algunas etapas del ciclo producti vo son más sensibles que otras a las economías de escala.77

Lo anterior implicaría que para algunas acti vidades, la pequeña escala de producción es inefi ciente; y para otras en cambio sí es efi ciente. Asimismo, simultáneamente se pueden presentar deseconomías de escala en la aplicación de la mano de obra y economías de escala en la uti lización de otros insumos: agua, maquinaria, etc. Es por esta razón que Bruno Kervyn señalaba que no se contraponen la agricultura individual y colecti va.78

76 Las economías de escala se refi eren a aquella situación en la que el coste medio de producción disminuye cuando aumenta el tamaño de la fi nca o unidad de producción. Para una mejor comprensión teórica del tema de las economías de escala se puede consultar: Figueroa, Adolfo. “Algunas notas sobre la teoría de la producción”. CISEPA-PUCP: Serie Ensayos teóricos N°1, Lima, marzo 1993.

77 Ver al respecto el artí culo de Carter, Michael. “Parcelación y producti vidad del sector reformado. Cuesti ones teóricas y una efi ciente alternati va insti tucional mixta”; en Gonzales y Torre (eds.): Las parcelaciones de las cooperati vas agrarias del Perú. CES Solidaridad, Chiclayo, 1985.

78 Al respecto se puede consultar el artí culo de Kervyn, Bruno. “Campesinos y acción colecti va: la organización del espacio en las comunidades de la sierra sur del Perú”, en Revista Andina, núm.1, año 7, CERA Bartolomé de las Casas, Cusco, julio 1989. (ps.7-81)

Page 106: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

106

3.3 Economías de escala e interdependencia producti va

¿Cuáles son las economías de escala relevantes en el agro parcelero? ¿Cuán importantes son en el valle de Virú? ¿Cómo condicionan el surgimiento de nuevas formas producti vas?

Estas interrogantes nos remiten a la pregunta de ¿cómo está organizado el manejo de los recursos: agua, ti erra, maquinaria, mano de obra, etc.?79 Veamos lo que acontece con el recurso agua, que es el que nos ocupa en el presente trabajo.

El valle de Virú posee una agricultura bajo riego, donde llueve muy poco. Estrictamente hablando, su frontera agrícola depende no sólo de la disponibilidad del agua sino de las modalidades, condiciones materiales y límites de la infraestructura de riego. Es por esto que “las modalidades materiales y jurídicas de la reparti ción del agua dan la clave de la valoración del terreno y de la estructura agraria”80

El sistema de riego del valle data de hace mucho ti empo y su estructura de tomas y de canales de agua es bastante compleja; y más aún con el sistema de canales de la irrigación Chavimochic.81 El orden jerárquico de la escorrantí a es el siguiente: río o fuente principal de agua, toma del sistema matriz o punto inicial de captación, toma del canal principal de servicio, toma del canal lateral de primer orden y toma del canal lateral de segundo orden y toma del canal lateral de tercer orden.82

79 Para una mejor comprensión de la lógica de manejo de recursos comunes y acción colecti va, pue-de consultarse el artí culo de Wade, Robert. “The management of common property resources: collecti ve acti on as an alternati ve to privati zati on or state regulati on”, en Discussion Paper, Report Nº54, World Bank, mayo 1986. Ver también del mismo autor: Village republics. Economic condi-ti ons for collecti ve acti on in South India, Cambridge University Press, Cambridge, 1988.

80 Consultar el texto de Collin Delavaud, Claude. Las regiones costeñas del Perú septentrional. CIP-CA-PUCP, 1984. (p.110)

81 Ver Collin Delavaud, Claude. Op.cit. Para una revisión más técnica de la estructura de los sistemas de irrigación ver el Manual para la operación de riego. Ministerio de Agricultura e IICA, Lima, 1975.

82 Para la costa y, aún más específi camente, para el ámbito en que se dio la concentración de ti erras de las haciendas (luego cooperati vas agrarias) la toma del canal lateral de tercer orden ti ene correspondencia con lo que comúnmente se llama: “el predio” o “el sector” o “la sección” o “el fundo”, según la localidad de que se trate.

Page 107: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

107

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

En cada predio, las medidas de su canal correspondiente nos dan la capacidad del volumen de agua que corre, la cual está estrechamente ligada a la superfi cie regada (y a los culti vos que se realizan) y coincide con el área total culti vada en cada predio. Normalmente, para la costa, estas medidas fl uctúan dentro de un promedio de 30 a 200 Has.83 Entre los años 80s y 90s, luego de la parcelación, en cada predio se encontraban grupos de 10 a más de 60 parceleros (de 1 a 5 Has., de tamaño de la parcela por cada uno) que compartí an una toma común, un volumen de riego asignado y el canal común.

Para el análisis económico esto es muy importante, porque sólo considerando el sistema de irrigación existe una interacción directa entre los productores que comparten el predio (sector o fundo). Es decir, hay una interdependencia entre las decisiones de qué producir y cuánto sembrar, las que generarán economías o deseconomías externas, esto es, las llamadas externalidades positi vas o negati vas.84

Estamos frente a un recurso (agua) y a una tecnología de riego (mediante canales) que, sin considerar el tamaño y técnicas producti vas de algunas operaciones agrícolas (mecanización para preparar terrenos, por ejemplo), permite plantear que hay un tamaño ópti mo de los predios agrícolas, donde también tenemos que la estructura de canales es indivisible. Además, el sistema de irrigación es un bien público.

La mayor irregularidad y escasez del agua que ti enen muchos valles de la costa, donde normalmente las crecidas son de enero a abril, hace que en varios de ellos se exploten aguas subterráneas por medio de pozos tubulares o a “tajo abierto”, como es el caso del valle de Virú; lo cual modifi ca las formas de la tecnología a las que ti enen que acceder los parceleros, en parti cular los productores esparragueros.

La disposición de los pozos también corresponde a los llamados predios 83 Ver el Manual para la operación de riego. Op. cit.84 Se dice que hay externalidad cuando las acti vidades de un agente económico afectan a otros. Es

decir, si existe interdependencia en la acti vidad económica, éstas pueden ser positi vas (economías externas) o negati vas (deseconomías externas). La internalización -la acción colecti va- es una alternati va frente a la externalidad cuando puede generar efectos adversos a la producción.

Page 108: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

108

(sectores o fundos) de lo que fueron las anti guas haciendas, luego las cooperati vas agrarias; y luego el agro de pequeñas parcelas y de fundos modernos y de gran extensión. Hay una estrecha relación entre el número de pozos (con el volumen de caudal de agua necesario) y el área comprendida por el “predio” que riega. La estructura del sistema de riego por gravedad, mediante canales y pozos, nos puede ayudar a entender parte de los comportamientos individuales y colecti vos de los parceleros de Virú y de las insti tuciones que han surgido para hacer más efi ciente la gesti ón del agua.

3.4 Recursos de uso común y acción colecti va

Algunos autores que han escrito sobre teoría de la acción colecti va han propuesto modelos que en términos generales predicen el fracaso de la acción cooperadora.85 El problema estaría en que la búsqueda del propio interés lleva a no parti cipar de la acción colecti va minimizando los costos, a fi n de obtener mayores benefi cios del uso de los bienes públicos o de los recursos de uso común. Esta elección lleva a la peor solución social, con lo que cabría únicamente proponer salidas a los problemas por el lado de la acción privada o la acción estatal.

Sin embargo, Elinor Ostrom hace una extensa refl exión sobre el tema, basando sus conclusiones en decenas de estudios de caso.86 Señala lo siguiente:

“Lejos de estar equivocados, estos modelos especiales uti lizan supuestos extremos en lugar de teorías generales. Dichos modelos predicen con éxito estrategias y resultados en situaciones fi jas que se aproximan a las condiciones iniciales de los modelos, pero no pueden predecir resultados fuera de ese rango. Son úti les para predecir el comportamiento

85 Nos referimos a Garrett Hardin y su modelo llamado de “la tragedia de los comunes”, al modelo del “dilema del prisionero” sin interacciones repeti das; y a Mancur Olson y su “lógica de la acción colecti va” en ausencia de incenti vos selecti vos.

86 Ver Ostrom, Elinor. El gobierno de los bienes comunes... Op.Cit.

Page 109: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

109

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

en ‘Recursos de Uso Común’ (RUC) a gran escala donde no hay intercomunicación, donde cada uno actúa de manera independiente, no se presta atención a los efectos de las acciones propias, y los costos de intentar cambiar la estructura de la situación son altos.

“En cambio en los ‘RUC’ a pequeña escala, los individuos se comunican repeti damente e interactúan entre sí en un marco fí sico localizado. Así pues, es posible que puedan aprender en quien confi ar, qué efectos tendrán sus acciones sobre los demás y sobre los RUC, y como organizarse para obtener provecho y evitar daños. Cuando los individuos han vivido en tales situaciones durante un ti empo considerable y han desarrollado normas comparti das y patrones de reciprocidad, poseen un capital social con el que pueden construir acuerdos insti tucionales para resolver los dilemas de los RUC.” (Ostrom, 2000; p.292)

Esta autora señala que el análisis detallado de casos puede contribuir a mejorar en forma valiosa la apreciación de la capacidad humana para formar y reformar las situaciones en las que los individuos deben tomar decisiones y asumir las consecuencias de las acciones coti dianas. En parti cular, parece sugerir que aquellas situaciones en las que hay carencias y difi cultades económicas derivadas de bajos ingresos ti enen prioridad en los estudios sobre la comprensión de lo que acontece a fi n de propiciar acciones o proponer políti cas que apoyen procesos de transformación progresiva. Sin embargo, los casos estudiados dan como resultado tanto éxitos como también fracasos.

“Los apropiadores de Alanya (Törbel), los pueblos montañeses japoneses, Valencia, Ilocos Norte, las cuencas subterráneas de California, e incluso Mawelle, transformaron las estructuras a las que se enfrentaron, cambiando de una estructura en la que un conjunto de individuos no organizados tomaba decisiones independientes en torno a usar un RUC que producía unidades

Page 110: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

110

escasas de recursos, en una estructura donde un conjunto de individuos organizados tomaba decisiones de manera secuencial, conti ngente o dependiente de una frecuencia.

Los agricultores de Sri Lanka que vivían en grandes poblados no pudieron transformar la estructura de incenti vos a la que se enfrentaban hasta que agentes externos iniciaron cambios de pequeña escala, que con el ti empo fueron usados como fundamento de cambios insti tucionales mayores. Los pescadores de Bodrum y de la bahía de Izmir siguieron experimentando una atomización de ingresos y al parecer son incapaces de cambiar la estructura de la situación a la que se enfrentaron. Los habitantes del desierto de Mojave pueden llegar a agotar su cuenca subterránea, a pesar de que intentaron resolver los problemas de apropiación y de provisión mediante el diseño de insti tuciones nuevas, pero inadecuadas.” (Ostrom, 2000; p.294).

Cabe preguntarse, por tanto, sobre las condiciones del éxito o fracaso en la administración de los “recursos de uso común” como también en la provisión de bienes públicos mediante la acción colecti va. Más concretamente la pregunta relevante vendría a ser la siguiente: ¿Por qué algunos “usuarios” o “apropiadores de un recurso común” pueden crear nuevas reglas, lograr su aceptación casi voluntaria; y supervisar el cumplimiento de las mismas, mientras que otros no pueden hacerlo?

Si suponemos que nos encontramos ante individuos que pueden defeccionar, pero que son capaces de adoptar normas y que persiguen estrategias conti ngentes en ambientes complejos y situaciones de incerti dumbre, entonces puede esperarse que estos individuos establezcan compromisos conti ngentes y adecuados para seguir normas que conduzcan al mejor funcionamiento de las organizaciones y/o mejoren la calidad de vida87 de que tales normas tengan las característi cas siguientes:

87 El siguiente listado se encuentra en Ostrom, Elinor. El gobierno de los bienes... Op. Cit. (p. 295). Ver también Wade, Robert. Villages republics... Op. Cit. (p. 215)

Page 111: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

111

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

- Defi nan claramente las fronteras o límites del grupo que ti ene derechos sobre el recurso de uso común.

- Haya coherencia entre las reglas de apropiación y provisión del recurso de uso común con las condiciones locales.

- Se hayan diseñado por la mayoría de los apropiadores locales, y puedan parti cipar de su modifi cación.

- Sean supervisadas por individuos responsables ante los apropiadores locales.

- Sean sancionados si violan las normas usando casti gos graduados, que dependen de la gravedad y del contexto de la falta.

Entonces, tenemos que cuando los individuos se enfrentan a normas que sati sfacen estos criterios, luego, un posible resultado es el establecimiento de compromisos seguros, provechosos y creíbles; y que, por tanto, surja producto de dicho resultado una conducta cooperadora y la acción colecti va positi va.

Desde el punto de vista de estudios empíricos o de caso88 en donde se ha uti lizado la teoría de la acción colecti va, a fi n de explicar cómo es que los individuos que actúan independientemente obti enen benefi cios colecti vos, se ha llegado a la conclusión que las siguientes variables internas a la situación concreta infl uyen en los resultados (Ostrom, 2000; p. 298):

- El tamaño del grupo o número total de personas que toman las decisiones.

- El número de parti cipantes mínimo necesario para llegar a obtener un benefi cio colecti vo.

88 Nos referimos, entre muchos otros, a los siguientes: Blomquist, William. “Getti ng out of the trap: changing an endangered commons to a managed commons”. Bloomington, Indiana University, 1987; Gardner R., Ostrom E. y J.M. Walker. “The nature of common-pool resource problems”, en Rati onality and Society, vol. 2, 1990; Uphoff , Norman. “People’s parti cipati on in water management: Gal Oya, Sri Lanka” en J.C. García-Zamor (ed.) Public parti cipati on in development planning and managenment: cases from Africa and Asia. Bolder, Westview Press, 1985; Wade, Robert. Village republics. Economic conditi ons for collecti ve acti on in South India. Cambridge University Press, Cambridge, 1988.

Page 112: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

112

- La tasa de descuento en vigencia.- Las semejanzas de intereses- La presencia de parti cipantes con un liderazgo importante.

Estas mismas variables pueden ser explicati vas del surgimiento de insti tuciones, debido a que su nacimiento y evolución son un claro problema de la acción colecti va. Elinor Ostrom desarrolla su línea de refl exión en torno a las condiciones de éxito de la acción colecti va y sobe las propuestas de políti ca pública que se derivarían de dicha teoría, resaltando lo siguiente:

“Los grandes recursos de uso común (RUC) también han tenido éxito en la resolución de problemas de acción colecti va. Todos se caracterizaron por el “uso de empresas anidadas”. Las unidades de organización más grandes en estos sistemas se construyen sobre unidades más pequeñas previamente organizadas. En las huertas españolas la unidad organizati va fundamental es el canal terciario. El costo de organizar un grupo de agricultores que viven cerca de otros y que se apropian directamente del mismo canal es considerablemente menor al costo de organizar un grupo mayor de agricultores, muchos de los cuales nunca han estado en contacto directo unos con otros. Pero una vez que se han organizado las unidades más pequeñas, el costo marginal de construir sobre esa base organizati va es sustancialmente menor al costo de iniciar sin una base previa.” (Ostrom, 2000; ps.299-300)

Entonces, es posible avanzar en el conocimiento desarrollando más estudios de caso, pero también construyendo un marco de análisis que permita obtener modelos, a parti r de los cuales se puedan hacer predicciones sobre comportamientos de agentes en contextos donde hay “recursos de uso común” o de provisión de bienes públicos por medio de la acción colecti va. Esto puede permiti r que nos encaminemos mejor hacia el desarrollo de aproximaciones más relevantes del cambio insti tucional en economías rurales y en aportes signifi cati vos de políti ca pública para la gesti ón del agua.

Page 113: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

113

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

3.5 La gesti ón de recursos de uso común: el agua y la infraestructura de riego Como se indicara anteriormente, los regantes se hallan asociados a través de las Juntas de Usuarios (organización de valle), las cuales poseen a su vez Comisiones de Regantes (organización por ramal de canal de riego). Es decir, se da el caso de “uso de empresas anidadas”, donde el grupo grande se construye sobre la base de grupos pequeños. Los casos internacionalmente estudiados sugieren que esta estructura disminuye los costos de organización. Las Comisiones de Regantes (grupos pequeños) llevan a cabo tareas en común para limpieza de canales, construcción de tomas, bocatomas, defensas del río y canales; y realización de otras obras de riego.

Durante los años 80s y 90s la distribución del agua en el valle se realizaba de acuerdo al Plan de Culti vo y Riegos (PCR), tomando en cuenta la canti dad de hectáreas que los agricultores necesitaban regar. Existí a un rol de riego que elaboraba cada Comisión de Regantes y que entregaba a la Junta de Usuarios. La experiencia de los años 90s en el valle Virú mostró que por cada hectárea se entregaba un promedio de 4 riegos; los cuales representaban 16 litros de agua por segundo en cada riego. Es decir, se entregaban en promedio 64 litros por segundo, en cada hectárea.

Por otro lado, la propiedad de las parcelas era y sigue siendo individual, aunque en los años 70 y parte de los 80 fuera colecti va, pues también existí an las cooperati vas agrarias de producción, que luego se parcelaron. El tamaño de las parcelas fl uctuaba entre 1/4 de Ha. y 420 Has., a las cuales había que distribuir el agua del río Virú, que llega durante las “avenidas de verano”, pues durante más de la mitad del año permanece seco. Desde el inicio del segundo lustro de los años 90, como también se señalara anteriormente, la Junta de Usuarios tenía también la responsabilidad de distribuir el agua que llega por el canal madre del proyecto Chavimochic (que deriva agua del río Santa hacia los valles costeros de La Libertad).

Page 114: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

114

En cada Comisión de Regantes existen “mitaciones” y personas (mitayos) que se encargan de reparti r el agua entre los agricultores y controlar su adecuada distribución. Una “mita” es una canti dad de agua que se entrega a un regante durante un determinado ti empo calculado en horas de riego.

Las sanciones por robos de agua eran altas. A mediados de los años 90s, la Junta de Usuarios de Virú cobraba 200 soles a cada infractor, mientras que cada comisión tenía un reglamento interno, donde la sanción podía ser menor, llegando hasta los 40 soles, pero haciendo efecti vo el corte de agua de riego al agricultor. Se trata entonces, como diría Olson,89 de incenti vos selecti vos negati vos.

La observación en el valle permiti ó darse cuenta de la existencia de un sistema con carácter equitati vo para los trabajos colecti vos en el sistema de distribución del agua. La limpieza de los canales se realizaba según la propiedad del agricultor: “el que más ti ene, limpia una mayor longitud de canal”. La limpieza se realizaba generalmente entre los meses de octubre a diciembre de cada año. El trabajo podía durar de 3 a 4 días en promedio.

Una de las insti tuciones existentes entre los regantes es la que regula la limpieza de los canales y acequias. El agricultor que no limpiaba personalmente su parte (“lance”) tenía que enviar a una persona (generalmente hijos) en su representación. De lo contrario, la Comisión de Regantes hacía que su lugar lo tome un parti cular al que se le pagaba el equivalente a un día o “tarea”, para luego cobrarle al agricultor que no cumplió su “lance” el doble de la canti dad pagada, a lo cual se le sumaba el corte de agua (una “mita”) como parte de la sanción.

Para la limpieza de las tomas y bocatomas del río, cada comisión hacía su propio trabajo colecti vo, el cual se realizaba generalmente 2 veces 89 Ver Olson, Mancur. Auge y decadencia .... Op. cit. Dice este autor: “un incenti vo selecti vo

es el que se aplica selecti vamente a los individuos, según contribuyan o no a suministrar el bien colecti vo. Los incenti vos selecti vos pueden ser negati vos o positi vos. Puede tratarse, por ejemplo, de una pérdida o de un casti go impuesto únicamente a aquellos que no ayudan a proporcionar el bien colecti vo.” (p.37)

Page 115: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

115

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

al año. Mientras más personas salían a trabajar, la limpieza y obras de mantenimiento o refacción terminaban más pronto. Podía ser entre 2 y 3 días, trabajando jornada completa de 8 horas diarias.

Finalmente, las obligaciones que tenían los agricultores o usuarios del agua del río Virú (y desde los años 90s también el agua del canal Chavimochic), representan insti tuciones de la acción colecti va existentes en el valle, vinculadas al mantenimiento de la infraestructura de riego. Se trata básicamente de las siguientes:

- Limpiar sus canales y acequias.- Reconstruir las tomas y bocatomas de sus canales destruidas

por las crecidas del río.- Pagar la tarifa del agua: cada culti vo tenía su tarifa

diferenciada.- Pagar las cuotas internas de cada Comisión de Regantes.

Conclusiones y refl exiones fi nales

La organización social de los regantes permite fi jar costos o contribuciones (cuotas) para mantener la infraestructura de riego y distribuir de una manera adecuada el agua del río a los agricultores en el valle Virú. Los mecanismos de trabajo colecti vo tradicional y las amenazas de sanciones hacen que los acuerdos se cumplan, lo cual posibilita que los regantes obtengan benefi cios de la cooperación y limita al máximo la presencia de “free riders”.

El fortalecimiento de las insti tuciones que regulan la interacción entre los regantes del valle Virú puede contribuir al mejoramiento en el funcionamiento del sistema de riego. Esto repercuti rá en forma positi va sobre la economía agrícola del valle en términos de una equitati va distribución del agua del río entre los agricultores; y también del agua del canal de la irrigación Chavimochic. Una de estas insti tuciones fundamentales es la costumbre de realizar trabajos colecti vos para el

Page 116: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

116

mantenimiento y ampliación de la infraestructura de riego del valle.

La infraestructura para la distribución del agua de riego y su gesti ón por la organización de regantes facilita el aprovechamiento de economías de escala en la producción. En el caso de la producción de espárragos se observa que al aumentar el tamaño de la parcela, los costos medios disminuyen (comparando disti ntos tamaños de parcelas que usan tecnologías similares de producción). Por ello es posible que el manejo colecti vo del sistema de riego sea más efi ciente que el hacerlo de manera individual. Si cada regante construyera su canal y se encargara de su administración y mantenimiento en forma individual, incurriría en altos costos que podrían hacer poco o nada rentable su producción agrícola.

Por otro lado, tanto en Virú como probablemente en otros valles, la construcción y mantenimiento de la infraestructura de riego (canales, acequias, tomas y bocatomas), así como la distribución del agua entre los agricultores, recurso caracterizado por su irregularidad y escasez, han necesitado de una fuerte organización para garanti zar de manera equitati va y efi ciente la distribución de obligaciones y derechos en torno al agua de riego, entre todos los usuarios, según criterios comúnmente aceptados tales como el tamaño del predio, el trabajo o el dinero aportados para la realización de las obras de infraestructura, los requerimientos técnicos de los culti vos, entre otros.90

Finalmente, una forma de aportar al desarrollo del sistema producti vo del valle, sería mediante la mayor califi cación de los regantes en el manejo y gesti ón del agua. Brindar toda la información necesaria sobre este tema; y capacitar a la población usuaria del sistema de riego en la administración del mismo, podría contribuir a una reducción de costos y a un incremento de los benefi cios netos de los productores regantes.

90 Confrontar el estudio que sobre otras realidades han realizado: Elinor Ostrom, Larry Schroeder y Susan Wynne, Insti tuti onal incenti ves and sustainable development. Infraestructure policies in perspecti ve, Westview Press, USA, 1993. Ver principalmente los capítulos 1 y 2 donde se analizan los problemas económicos de la construcción y mantenimiento de la infraestructura rural y de riego.

Page 117: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

117

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Referencias bibliográfi cas

Alfaro, Julio; Jurgen Golte; Luis Masson; y María Teresa Oré. “La organización social del riego”. En Ruralter N°9; ps. 11-44, CICDA, Lima, 1991.

Axelrod, Robert. La evolución de la cooperación: el dilema del prisionero y la teoría de los juegos. Alianza Universidad, Madrid, 1986.

Bardhan, Pranab. “The new insti tuti onal economics and development theory: a brief criti cal assesment”, en World Development, Vol.17, No.9, Great Britain, 1989.

Cárdenas Pozo, Silvia. “Sistemas de culti vo y organización social del riego en el valle de Chao-Virú”. Proyecto de investi gación antropológica, Universidad Nacional de La Libertad, Trujillo, 1997.

Carter, Michael. “Parcelación y producti vidad del sector reformado. Cuesti ones teóricas y una efi ciente alternati va insti tucional mixta”, en Gonzales y Torre (eds.): Las parcelaciones de las cooperati vas agrarias del Perú. CES-Solidaridad, Chiclayo, 1985.

CIREN-CORFO. Manual del culti vo del espárrago. Centro de Información de Recursos Naturales-Chile, Publicación No.64, Santi ago, diciembre de 1987.

COFIDE. Estructura de inversión, fi nanciamiento y mercado mundial de la agroindustria de exportación del espárrago. Corporación Financiera de Desarrollo S.A., Lima, marzo de 1990.

Collin Delavaud, Claude. Las regiones costeñas del Perú septentrional. CIPCA-PUCP, Perú, 1984.

De Janvry, Alain; y Elisabeth Sadoulet. “Market, state, and civil organizati ons in Lati n America beyond the debt crisis: the context for

Page 118: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

118

rural development”, en World Development, Vol.21, No.4, Great Britain, 1993.

Elster, Jon. El cemento de la sociedad. Las paradojas del orden social. Ed. Gedisa, Barcelona, 1991.

Figueroa, Adolfo. “Algunas notas sobre la teoría de la producción”. CISEPA-PUCP: Serie Ensayos teóricos N°1, Lima, marzo 1993.

- Pequeña agricultura y agroindustria en el Perú. EN Economía, vol. XIX, N° 37-38, Departamento de Economía – PUCP. Lima. Julio-diciembre 1996.

Hardin, Garrett . “The tragedy of the commons”. Sciencie, vol. 162, 1968.

Hechter, Michael. Principles of group solidarity. University of California, Berkeley, 1987.

Hirschman, Albert. Enfoques alternati vos sobre la sociedad de mercado y otros ensayos recientes. FCE, México, 1989.

- “El desarrollo desde el punto de vista de los enlaces generalizados,

con referencia especial a los bienes básicos”. Artí culo reproducido de Economic development and cultural change, 25, Suplemento 1977, pp.67-98; The University of Chicago, en: Hirschman, Albert O. De la Economía a la políti ca y más allá.

Horna Salazar, Julio. “Agricultura, recursos naturales y desarrollo socio-económico en la sub-cuenca del río Huacapongo-Virú”. Informe de prácti cas pre-profesionales de Antropología Social. Universidad Nacional de La Libertad, Trujillo, 1996.

Huertas, Emilio. La empresa: cooperación y confl icto. Eudema economía, Madrid, 1993.

Page 119: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

119

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Iguiñiz, Javier. Aplanar los andes y otras propuestas. IBC-CEP. Lima. 1998.

Insti tuto de Comercio Exterior. Manual del culti vo del espárrago. ICE, Lima, 1988.

Kervyn, Bruno. “Campesinos y acción colecti va: La organización del espacio en las comunidades de la sierra sur del Perú”; en Revista Andina No.13; Cusco, julio 1989.

Marañón, Boris. “Obreros en la industria esparraguera: valles de Chao-Virú e Ica”, en Debate Agrario 17, CEPES, Lima, diciembre de 1993.

Ministerio de Agricultura-IICA. Manual para la operación de riego. Lima, 1975.

Muñoz, Ismael. “Acción colecti va, sistemas de riego y producción en pequeña escala”, Tesis de Magíster en Economía, PUCP. Lima, 2003.

North, Douglass. Insti tuciones, cambio insti tucional y desempeño económico. Fondo de Cultura Económica, México, 1993.

- “El marco insti tucional para el desarrollo económico”. Charla magistral, Insti tuto Apoyo - Banco Interandino, Lima, 1995.

Olson, Mancur. The logic of collecti ve acti on. Public goods and the theory of groups. Harvard University Press, Cambridge, 1965. Hay versión en español: Olson, Mancur. La lógica de la acción colecti va. Bienes públicos y la teoría de grupos. LIMUSA – Grupo Noriega Editores, México, 1992.

- Auge y decadencia de las naciones. Crecimiento económico, estagfl ación y rigidez social. Editorial Ariel, Barcelona, 1982.

Oré, María Teresa. Riego y organización: evolución histórica y experiencias actuales en el Perú. ITDG, Lima, 1989.

Page 120: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

120

- “Derechos de agua y confl ictos en un valle de la costa peruana. La historia de la Achirana en el siglo XX”. Tesis de Magíster en Sociología, PUCP, Lima, 2003.

Ostrom, Elinor. Governing the commons. The evoluti on of insti tuti ons for collecti ve acti on. Cambridge University Press, Cambridge, 1990. Traducida al español: Ostrom, Elinor. El Gobierno de los bienes comunes. La evolución de las insti tuciones de acción colecti va. Universidad Nacional Autónoma de México – Centro Regional de Investi gaciones Multi disciplinarias – Fondo de Cultura Económica. México, 2000.

- y Larry Schroeder; y Susan Wynne. Insti tuti onal incenti ves and sustainable development. Infraestructure policies in perspecti ve. Westview Press, Boulder-San Francisco-Oxford, 1993.

Perez Sanjinez, Kathy; y Evert Vigo Murga. “Organización social del riego en la campiña de Poroto”. Informe fi nal de prácti cas pre-profesionales de Antropología Social. Universidad Nacional de La Libertad, Trujillo, 1997.

Ponce, Ramón; y Alfredo Coronel-Zegarra. “Diagnósti co de las necesidades de capacitación de la pequeña empresa de productores de espárrago de los valles Chao y Virú, Trujillo”. Informe fi nal para SENATI-IPACE, Lima, 1993.

Putt erman, Louis. “A modifi ed collecti ve agriculture in rural growth-with-equity: reconsidering the private unimodal soluti on”; en World Development, Vol II, No.2, Febrero 1983.

- “Extrinsic vs. Intrinsic problems of agricultural cooperati on: anti -incenti vism in Tanzania and China”; en Journal of Development Studies, Vol.21, No.2; January, 1985.

Távara, José I. Cooperando para competi r. Redes de producción en la pequeña industria peruana. DESCO, Lima, 1994.

Page 121: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

121

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Taylor, Michael. The possibility of cooperati on. Cambridge University Press, New York, 1987.

Tecnología Intermedia; y Servicio Holandés de Cooperación Técnica. Gesti ón del agua y crisis insti tucional. Un análisis multi disciplinario del riego en el Perú. ITDG-SNV-Grupo Permanente de Estudio sobre Riego, Lima, 1993.

Uphoff , Norman. “Grassroots organizati ons and NGOs in rural development: opportuniti es with diminishing states and expanding markets”, en World Development, Vol.21, No.4, Great Britain, 1993.

Vega-Centeno, Máximo. Desarrollo económico y desarrollo tecnológico. Ponti fi cia Universidad Católica del Perú-Consorcio de Investi gación Económica, Lima, 1993.

Wade, Robert.”The management of common property resources: collecti ve acti on as on alternati ve to privati zati on on state regulati on”. Report No. 54. Discussion Paper, World Bank, Mayo, 1986.

- Village republics. Economic conditi ons for collecti ve acti on in South India. Cambridge University Press, Cambridge, 1988.

Williamson, Oliver. Las Insti tuciones Económicas del Capitalismo. Fondo de Cultura Económica. México, 1989.

Page 122: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

122

Page 123: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

123

Acción colecti va, desigualdad y confl icto en la sociedad peruana: Una aproximación

Breve referencia sobre los autores

Rosemary Thorp, es Fellow del St. Antony`s College, Oxford; Profesora de Economía Lati noamericana y Directora del Lati n American Centre en la Universidad de Oxford. Ha publicado Progreso, pobreza y exclusión. Una historia económica de América Lati na en el siglo XX (1998); además, Perú: 1890-1977. Crecimiento y políti cas en una economía abierta (1985, co-autora con Geoff rey Bertram).

Ismael Muñoz, es Magíster en Economía por la PUCP. Profesor del Departamento de Economía; y coordinador del Programa de Gobernabilidad y Gerencia Políti ca en la Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas de la Ponti fi cia Universidad Católica del Perú. Ha publicado Políti cas de Industrialización del Perú: 1980-1990 (1992, co-autor con Javier Iguiñiz).

Maritza Paredes, ti ene una maestría de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia, New York; graduada en Sociología por la Ponti fi cia Universidad Católica del Perú. Es candidata al Doctorado por la Universidad de Oxford.

Page 124: ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICASescuela.pucp.edu.pe/gobierno/images/documentos/publicaci...Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP 6 Una de las defi ciencias

Escuela de Gobierno y Políti cas Públicas - PUCP

124