Escuela y sociedad

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NUEVA SOCIEDAD, NUEVAS EMOCIONES, NUEVA ESCUELA. JOSE LUIS JIMENEZ RODRIGUEZ ENERO 19 DE 2017 Un individuo accede a la escuela con un sinnúmero de consideraciones e imaginarios propios de su núcleo familiar, concebido en la actualidad más como una estructuración social que ha evolucionado lógicamente desde las nuevas exigencias planteadas por la sociedad y no tanto desde el viejo esquema biológico o dogmático establecido por siglos. A esto se suma el impacto virtual generado en cada una de las personas que habita el postmodernismo, incluyendo referentes parciales o totales de esta nueva era tecnológica que suma en conexiones pero que resta en empatía y solidaridad por el otro. Es el cumulo de situaciones que acoge la escuela como tal, podrían tildarse de individuales, pero desenfrenadamente colectivas a la hora de consumir en masa o de llevar a cabo acciones que confluyen en aliviar los síntomas ocasionados por la ansiedad, la depresión y la irascibilidad, patologías de una nueva sociedad con características totalmente diferentes a la

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NUEVA SOCIEDAD, NUEVAS EMOCIONES, NUEVA ESCUELA.

JOSE LUIS JIMENEZ RODRIGUEZENERO 19 DE 2017

Un individuo accede a la escuela con un sinnúmero de consideraciones e imaginarios

propios de su núcleo familiar, concebido en la actualidad más como una estructuración

social que ha evolucionado lógicamente desde las nuevas exigencias planteadas por la

sociedad y no tanto desde el viejo esquema biológico o dogmático establecido por siglos. A

esto se suma el impacto virtual generado en cada una de las personas que habita el

postmodernismo, incluyendo referentes parciales o totales de esta nueva era tecnológica

que suma en conexiones pero que resta en empatía y solidaridad por el otro. Es el cumulo

de situaciones que acoge la escuela como tal, podrían tildarse de individuales, pero

desenfrenadamente colectivas a la hora de consumir en masa o de llevar a cabo acciones

que confluyen en aliviar los síntomas ocasionados por la ansiedad, la depresión y la

irascibilidad, patologías de una nueva sociedad con características totalmente diferentes a la

que quiere mantenerse en la academia y desde la cual se pretende educar.

Entonces me encuentro en ese lugar llamado escuela, un sitio soñado más por los

adultos que por los niños y jóvenes, esa parte de la vida donde la realidad pasa a un

segundo plano, donde existen una cantidad de problemas que están resueltos por personas

que no conocemos y estas respuestas a su vez se convierten en el paradigma común para

enfrentar los desafíos que proponen las relaciones interpersonales, el manejo de las

emociones que en realidad deberían ser las primeras en educar, el encuentro con los

problemas del hogar y toda una vida por venir, esquemas que se deben aprender, pero

nunca está la opción de ser interiorizados y menos a considerar el apoyo del otro para

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poder ser lo que quiero en el transcurso por esta tierra. Una infinita soledad de dialogo, de

filosofía, ese encuentro rutinario con nuestras propias frustraciones en ese limbo sagrado

denominado aula de clases y es propiamente allí donde olvidamos nuestras necesidades en

común, nuestras raíces y el esfuerzo de nuestras familias por sobrevivir, precisamente

adquirimos aptitudes reactivas que enmascaran todo aquello que anhelamos, tan efímero en

la realidad porque económicamente no está a nuestro alcance y esa ansiedad es proclive a

episodios depresivos y a una irascibilidad más continua, en conclusión la academia ahonda

más en nuestras frustraciones mediáticas que en realidad estimular las expectativas de vida

cimentadas en nuestro propio esfuerzo, ese aislamiento de la realidad cobra parte de nuestra

existencia, desconoce el cerebro como estructura de percepción crítica y nos convierte en

unos desadaptados de nuestro propio contexto.

La escuela se construye en común como estrategia para inculcarle huella genética con

todas las particularidades de su entorno, con la intención de ser leída por todos sus

integrantes y por consiguiente la posibilidad inminente de inclusión y participación desde

todos los imaginarios y concepciones de la vida, es aquí cuando la información se piensa

como un insumo para estimular continuamente el manejo de habilidades intelectuales en los

educandos y de esta manera propiciar el desarrollo de competencias cognitivas y

emocionales, la información no es el punto neural de la educación, pero su reflexión si lo

es, la capacidad de decidir desde descartar o retomar información se convierte en la piedra

angular de un tipo diferente de educación, una manera más consciente de humanizar la

academia ya que todo modelo pedagógico debe cumplir con un propósito social inscrito

desde los recursos institucionales y las problemáticas identificadas, educar es sinónimo de

descifrar el entorno desde pensarlo como la matriz inicial para entender el mundo desde

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otra perspectiva, una educación generadora de una praxis moral y ética donde la

información toma mil formas que apuntan al bienestar común y emocional de todos.

Es en la escuela donde se recoge en primeras instancias cada uno de los imaginarios de

sus integrantes y por ende el conjunto de su totalidad como situación de la sumatoria de sus

complejidades. A la vez este espacio se convierte en un accionante innegable de las fuerzas

que confluyen desde todas las expectativas y se redireccionan hacia el individuo ahondando

más en sus incógnitas y engrandeciendo potencialidades , en última instancia, la dinámica

social escolar educa en dirección de salida al sistema no en la suma de sus dispersiones, por

ende no es canalizar imaginarios, no es limitar terrenos baldíos con contenidos, es

considerar la evaluación como un proceso de construcción continua, de acompañamiento

hacia productos entregables de alta calidad, es profundizar en las relaciones interpersonales

que deben darse producto de su propia filosofía humanista, es la utopía un poco más

alcanzable y estimable respecto al educarnos en conjunto, con propósitos conscientes en

común.

En la sociedad confluyen imaginarios individuales sin tantas restricciones como se

acusan en la escuela, toda esta suma de sinergias dispersas en sentidos diferentes hacen que

el impacto educativo del proceso contextual sea más contundente a la hora de tomar

decisiones, es por ello que las dinámicas sociales “educan” de una forma más tajante que lo

que sucede en la escuela o la familia. Si la dinámica social está en manos de los ciudadanos

adultos, empleados públicos, docentes, políticos y demás, cabe anotar que es allí, en todas y

cada una de estas relaciones donde las experiencias suscitadas, se convierten en la imagen a

seguir en la escuela y en los imaginarios propios. Las dinámicas sociales relacionadas con

el consumo de alcohol a la vista, por ejemplo, afectan notoriamente los procesos escolares

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e imaginarios de sus integrantes, igual, la intolerancia, la violencia y la corrupción son un

insumo más contundentes a la hora de educar, en conclusión, se educa en ambos sentidos,

pero la dirección que inicia desde lo social en la actualidad nos gana la partida, es donde

radica la importancia de educar desde involucrar el entorno en ese continuo dialogo de

reflexión bidireccional, hacerlo a un lado nos deja a expensas de una realidad construida

también desde la escuela.

Como lo expone Guerra (2002)1:

“La sociedad, histórica y culturalmente ha creado la escuela y le ha asignado un encargo

social: formar y desarrollar integralmente los individuos que la constituyen, identifican y

generan su desarrollo”

El sistema educativo se sumerge en estrategias de reproducción de contenidos que en

ningún momento hacen entender a los involucrados las dinámicas de la sociedad actual, ya

que la simple letra no garantiza encontrarnos como entes sociales en aspectos de los cuales

somos participes, así no pensemos en su relevancia y menos aun cuando es poco claro

retomar las propuestas de trabajo grupal para el éxito comunitario. En realidad las

consideraciones de la educación en la postmodernidad deben dar un vuelco estratégico

hacia el egreso de personas vivaces y reflexivas respecto a su entorno y todas aquellas

acciones que provengan desde el individuo como sujeto accionante de su conocimiento para

fortalecer un proyecto de vida particular desde la óptica de su entorno, una manera

estratégica de conservar el medio ambiente y los saberes de las colectividades. Hacemos

parte individual de la sociedad mas no nos visualizamos como componentes estructurales

de ella, instancia que se acciona inicialmente con el reconocimiento de todos como proceso

educativo en común Una institución educativa aislada de su contexto es una isla muerta que

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promueve ese sentimiento a sus integrantes, el sistema aísla sus componentes, restringe la

praxis colectiva de los imaginarios con sentidos y necesidades en común, el propio docente

se convierte en la antítesis de su aporte social y humano.

Una estructuración pedagógica postmoderna que en realidad pretenda concebir una

línea humanista, debe precisar del entorno para operar todos sus procesos educativos y esto

a su vez requiere de una caracterización externa e interna de componentes y recursos,

producto estructurado involucrando a toda la comunidad educativa y desde allí la

pretensión de unas líneas de acción comunitaria como estructura de confluencia de la

planificación, aplicación, resultados y evaluación institucional, es fuera del claustro donde

se debe estimar lo pretendido respecto a resultados. Es claro que los recursos institucionales

determinan unos factores de calidad evaluables y a encontrar en todos los productos

entregables determinados, las particularidades de cada institución educativa hacen que los

recursos varíen y por ende el alcance y la calidad de los resultados. Un ejemplo lo podemos

encontrar en el recurso tecnológico destinado para educación, muchas instituciones cuentan

con conectividad y otro tanto se encuentran sin el recurso, esto hace que los factores de

calidad en relación a los procesos de tecnología cambien, la falta de recursos en muchas

ocasiones se convierte en un limitante que estimula la creatividad y la eficiencia a la hora

de utilizar otras estrategias, pero el factor de calidad sigue incólume. En centros educativos

que no cuentan con conectividad pero tienen equipos de cómputo, el factor de calidad

puede estar íntimamente relacionado con el manejo de la suite ofimática o paquete de

oficina Microsoft Office y su Microsoft Word, Microsoft Excel y Microsoft Power Point,

situación que propone una planificación estratégica para involucrar este recurso tecnológico

en todos los procesos educativos ofrecidos y como este se convierte en una herramienta que

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facilita la sistematización, socialización y estructuración de información, no podemos negar

que un estudiante debidamente fundamentado en este paquete de oficina ahonda en el

manejo de habilidades intelectuales como el método científico, la argumentación escrita,

raciocinio matemático, TIC y argumentación oral, estimulación continua que habilita el

desarrollo de las competencias comunicativa, pensamiento matemático, cultura científica y

ciudadanas. Los factores de calidad institucional y las líneas de acción comunitaria son los

puentes que nos conectan a la realidad del entorno, promoviendo el uso estratégico de

nuestros propios recursos institucionales sin estar sujetos a una extremada dependencia de

agentes externos para encontrar resultados planificados desde el propio recurso.

“La educación debe ser un dialogo continuo e histórico de los actores involucrados, una

plataforma de acercamiento a otras sinergias sociales que apunten al bienestar de todos los

que asistimos a aprender”

Dedico esta reflexión a todos aquellos poetas de la educación que cada día con sus

palabras regalan esperanza y sueños a todos esos niños(as), jóvenes y adultos con los

que nos encontramos.

GUERRA. J. W. Cultura, Educación y Formación. Popayán Colombia. No. 1. 2002.