ESCULTURA MONUMENTAL · El Gigante es una proyección de mi forma humana, por ello, me identifico...

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ESCULTURA MONUMENTAL “EL PESCADOR” Para las comunidades antiguas el gigante era centro de adoración, los dioses se representaban a una escala que hiciera levantar la cabeza de quien le mira; erguidos, los gigantes velaban por las ciudades. La conciencia de este personaje es una conciencia que avanza, es el hombre con sentido, carga con la vida, y esta vida se refleja en él: la vida exige fuerza, dirección y balance. Habrá que detenernos frente a la escultura para descubrir nuestra esencia como hombres y más allá del hombre como especie está la vida. Fuerza y vida se unifican e inmovilizan en la escultura. La escultura fija el movimiento, es un movimiento que fija el entendimiento. Lograr este efecto es el trabajo que sucede en la construcción de la pieza. Tamaño y movimiento contribuyen al dinamismo de esta escultura. El hombre que mira al Gigante se identifica por su forma humana, y si esta visión le procura autoconciencia, entonces, él es visto por el Gigante. El Gigante es una proyección de mi forma humana, por ello, me identifico con él, en el Gigante me reconozco como hombre. La escultura cumple con esta dialéctica. El pargo que carga a sus espaldas es un pez que significa abundancia (el “sueño de la abundancia” es un tema recurrente en la obra del artista oaxaqueño). La abundancia es para el hombre pesadez pero también dicha. Detrás del sueño de la abundancia una verdad se oculta tal y como sucede en el mito. El hombre detenido, que evidentemente se trata de un pescador, expresa la fuerza del trabajo y de la contemplación. Lo rudimentario del hombre que carga con el pez es aquí proyectado como la responsabilidad frente a la naturaleza. Al observar al Gigante bajo la forma humana y cargando con la abundancia podemos reconocer el valor de la responsabilidad de ser hombre. Este es un rasgo que el artista busca resaltar; el arte en su relación con el trabajo que se enfrenta de manera directa con la naturaleza. La pesca es un signo en la obra de Alberto Aragón, pruebas de ello podemos encontrar en su pintura, escultura e instalaciones recientes. La pieza rinde homenaje a los pescadores del pacífico, de todas latitudes, al migrante que llega a las ciudades sólo con su fuerza de trabajo, y esta fuerza en el fondo sostiene a las sociedades. Esta fuerza presenta las distintas maquinarias que mueven al mundo humano: las maquinarias económica, política, religiosa y científica. Bajo el vitalismo de Nietzsche, el hombre que asume su voluntad de poder es dueño de sí mismo, pero ello no es fácil, pues para el hombre moderno el trabajo tiene aún la connotación religiosa de castigo. Para el existencialista el trabajo es una rutina que se convierte en una roca que hay que cargar a las espaldas.

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ESCULTURA MONUMENTAL

“EL PESCADOR”

Para las comunidades antiguas el gigante era centro de adoración, los dioses se representaban a una escala que hiciera levantar la

cabeza de quien le mira; erguidos, los gigantes velaban por las ciudades. La conciencia de este personaje es una conciencia que

avanza, es el hombre con sentido, carga con la vida, y esta vida se refleja en él: la vida exige fuerza, dirección y balance. Habrá que

detenernos frente a la escultura para descubrir nuestra esencia como hombres y más allá del hombre como especie está la vida.

Fuerza y vida se unifican e inmovilizan en la escultura. La escultura fija el movimiento, es un movimiento que fija el entendimiento.

Lograr este efecto es el trabajo que sucede en la construcción de la pieza. Tamaño y movimiento contribuyen al dinamismo de esta

escultura.

El hombre que mira al Gigante se identifica por su forma humana, y si esta visión le procura autoconciencia, entonces, él es visto por

el Gigante. El Gigante es una proyección de mi forma humana, por ello, me identifico con él, en el Gigante me reconozco como hombre.

La escultura cumple con esta dialéctica.

El pargo que carga a sus espaldas es un pez que significa abundancia (el “sueño de la abundancia” es un tema recurrente en la obra

del artista oaxaqueño). La abundancia es para el hombre pesadez pero también dicha. Detrás del sueño de la abundancia una verdad

se oculta tal y como sucede en el mito. El hombre detenido, que evidentemente se trata de un pescador, expresa la fuerza del trabajo

y de la contemplación. Lo rudimentario del hombre que carga con el pez es aquí proyectado como la responsabilidad frente a la

naturaleza. Al observar al Gigante bajo la forma humana y cargando con la abundancia podemos reconocer el valor de la

responsabilidad de ser hombre. Este es un rasgo que el artista busca resaltar; el arte en su relación con el trabajo que se enfrenta de

manera directa con la naturaleza. La pesca es un signo en la obra de Alberto Aragón, pruebas de ello podemos encontrar en su

pintura, escultura e instalaciones recientes. La pieza rinde homenaje a los pescadores del pacífico, de todas latitudes, al migrante que

llega a las ciudades sólo con su fuerza de trabajo, y esta fuerza en el fondo sostiene a las sociedades. Esta fuerza presenta las distintas

maquinarias que mueven al mundo humano: las maquinarias económica, política, religiosa y científica.

Bajo el vitalismo de Nietzsche, el hombre que asume su voluntad de poder es dueño de sí mismo, pero ello no es fácil, pues para el

hombre moderno el trabajo tiene aún la connotación religiosa de castigo. Para el existencialista el trabajo es una rutina que se

convierte en una roca que hay que cargar a las espaldas.

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El pescador tiene un horizonte distinto: es difícil pensar al

mar como una rutina, el mar siempre está en movimiento,

el pez está en movimiento y él tiene que tener la intuición

como la fuerza necesaria para afrontar esta realidad. La

pesca fue una de las primeras disciplinas que dominó el

hombre según la línea del tiempo, pero este dato tiene

poco que ver con lo real. En lo real, la pesca es un

encuentro directo con la vida. Si el hombre efectivamente

dominara la pesca, él estaría sobre la naturaleza, pero no

es así, algunas veces la búsqueda de la abundancia

conduce a la muerte; hay que estar atento para después

proveer a la familia. Este hombre gigante hace de la pesca

y el trabajo algo sagrado, gracias a este rasgo es necesaria

su dimensión y estar ahí frente al hombre para luchar

contra el olvido y descubrir la esencia del trabajo, su fuerza.

El Gigante sintetiza la unidad de naturaleza y espíritu, una

unidad que ha sido separada desde la modernidad, una

unidad que nos hace vernos “otros” a la naturaleza, se trata

de una visión acerca de la esencia del hombre.

Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, Oaxaca, México,

Abril - Mayo 2017. Herrería, resina y cargas minerales, 567 x 657

x 213 cm.

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MEDIDAS

Pescador:

Alto: 5.67 m

Ancho: 2.13 m

Profundidad: 2.70 m

Pez:

Alto: 4.65 m

Ancho: 2.03 m

Profundidad: 4.93 m

Pieza ensamblada: Alto: 5.67 m Ancho: 2.13 m Profundidad: 6.57 m

Materiales: Herrería, resina y fibra de vidrio con cargas minerales

Peso:

Pescador: 3.5 toneladas

Pez: 1 tonelada

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