España
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España tiene una gastronomía extensa, variada y sobre todo: ¡muy sabrosa! Te proponemos que realices un tour a través de las recetas que únicamente encontrarás en esa tierra. Se trata de platos que han ido pasando de generación en generación creando un legado inigualable. Porque, al fin y al cabo, tenemos un país para comérselo.
Andalucía y su secreto para reanimar al más desfallecido: el Gazpacho
Es inimaginable un pasar un verano y sus elevadas temperaturas al sur de España sin contar con la
ayuda que proporciona un buen gazpacho bien frío. Esta receta cuyos principales ingredientes son el
tomate, el pepino, la cebolla, el aceite de oliva, el ajo y un poco de pan, resulta indispensable en los días
de calor más intenso y se puede describir como una sopa fría. Suele presentarse acompañado de
pequeños trozos de pan frito, pepino o pimiento rojo. En Andalucía también existe una receta similar
conocida como Salmorejo, más consistente que el gazpacho, pero igual de sabroso. Tradicionalmente
siempre se ha asimilado el origen del gazpacho a Andalucía, si bien, no se sabe con exactitud de dónde
procede, pero es uno de los platos más tradicionales y podrás encontrarlo en toda España. Nuestras
propuestas: El restaurante Doña Elvira (Plaza Doña Elvira, 6, Sevilla) o Bodeguita Casablanca (calle
Adolfo Rodríguez Jurado, número 12, Sevilla).
El gazpacho es una sopa originaria de España.
Si bien es de origen incierto, una de las posibilidades más comentada de su posible origen es en el
interior de Andalucía.
Andalucía es considerada como una comunidad autónoma española y la más poblada de España.
Los veranos son muy secos y sumamente calientes.
Tiene abundante cosecha de productos de huerta al igual que abundante aceite de oliva.
Al ser tan popular en Andalucía, es el motivo por el cual se le conoce como gazpacho andaluz.
Como decíamos anteriormente es una sopa que a diferencia de las sopas comunes, se sirve fría y en una
cazuela de barro que ayuda a mantenerla fresca y a darle un sabor característico.
En la actualidad se conoce como gazpacho a una preparación que consiste en la elaboración de una sopa
cuyos ingredientes típicos son: pan en trozos, aceite de oliva, vinagre y algunas hortalizas que se
emplean crudas.
Tales como tomate, pepinos, pimientos, cebollas y ajo.
El primer gazpacho consistía en una mezcla de migas de pan, aceite de oliva y vinagre.
Alimentó a los españoles, en especial a los campesinos de la zona sur de España durante siglos.
A través de los años y al expandirse por las distintas regiones de España fueron variando sus
ingredientes de acuerdo a lo que más abundaba en cada región, o a los gustos de cada región o se
elaboraba de acuerdo a los gustos de los cocineros.
Pero de todos ellos el más conocido y popular, como dijimos anteriormente fue el gazpacho andaluz.
El gazpacho siguió variando y evolucionando, dando lugar el gazpacho antiguo a diferentes maneras de
prepararlo encontrándose entonces el gazpacho caliente y el frío hasta llegar al gazpacho actual.
En este continuo cambio lo que nunca varia es su nombre.
Los gazpachos calientes se los conoce con el nombre de gazpachos manchegos y son más propios de La
Mancha.
La Mancha se encuentra situada en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha en el centro de
España.
Los gazpachos manchegos (calientes) consisten en un plato a base de carne (guiso caldoso) que se sirve
caliente.
A base de conejo, perdiz, liebre.
Entre los gazpachos fríos se cuenta el salmorejo y el ajoblanco.
Recién en el siglo XIX se le incorporó el tomate rojo.
Se le considera un alimento sano y esto se lo destaca permanentemente para ayudar a su propagación.
El gazpacho actual cuenta con un conjunto de propiedades muy particulares como sabor, aroma, textura,
olor, color que producen sensaciones agradables al saborearlo, por la variedad y sabor de las verduras
que lo forman.
Por ejemplo el gazpacho andaluz lo realiza con un promedio de cinco hortalizas que pueden variarse sus
cantidades de acuerdo al gusto de la región, de la familia o del cocinero.
Puede realizarse con tomates bien maduros que le aportan un sabor dulzón muy particular y que hoy día
se puede emplear casi todo el año gracias a los invernáculos y al desarrollo del transporte para facilitar su
traslado.
El uso del tomate es importante ya que posee licopeno que es el que le da el color al gazpacho.
Anteriormente se empleaba pimentón para lograr el tono rojo.
Pepino, que va muy bien con el vinagre, cuando el gazpacho no lleva pepino se lo considera un gazpacho
suave.
La inclusión de pepino, agua y vinagre ayudaban a aplacar la sed de la gente que trabajaba largas
jornadas en la tierra con temperaturas muy altas y cuyo único alimento era el gazpacho.
Morrones rojos o verdes, (pimientos, ají dulce) éstos no son picantes en España y proporciona al
gazpacho un sabor ligeramente agrio, además de darle frescura.
Ajo, que utilizado en cantidades pequeñas adereza el gazpacho aportándole un aroma suave y
característico del ajo. Se puede emplear mayor o menor cantidad de acuerdo al gusto personal.
Cebollas, siempre aporta sabores naturales.
Una de las finalidades del gazpacho es que se produzca una emulsión entre las hortalizas y el aceite de
oliva.
El pan, en la forma tradicional se emplea restos de pan duro que suelen remojar en agua, y esto hace que
el volumen del gazpacho aumente y espese.
Se termina con aceite de oliva, vinagre, agua y sal todo de la mejor calidad ya que esto es básico para
que el gazpacho salga bien.
Comunidad Valenciana: aclamada por sus paellas
La palabra paella en su origen designaba a la sartén, y, a pesar de sus muchas variaciones hay un
ingrediente que está siempre presente: el arroz. Se dice que la tradicional paella valenciana era una
mezcla de arroz con aquellos alimentos que tenían a mano los labradores: pollo, conejo y hortalizas
típicas de Valencia como el garrofón o la tabella. Pero con el paso de los años, la receta fue
evolucionando y es usual encontrar mezclados junto con el arroz, además de los elementos de montaña,
complementos típicos del mar (como sepia o gambas). ¿Dónde disfrutarla? La opción clásica es
degustarla en medio de la playa
La historia de la paella forma parte de la Historia de Valencia en general. La paella valenciana es el
manjar más conocido de la rica y variada gastronomía española y todo un referente de la sociedad.
El origen de la paella, como el de todos los platos de la cocina popular de cada zona, no es más que la
conjunción de los elementos que cada pueblo tenía a su alrededor. En la zona de Valencia, la rica zona
de huerta de regadío que dotaba a los habitantes de la zona de verduras frescas, junto con la habitual cría
de pollos y conejos para el consumo familiar y la cercanía de la Albufera, además de la existencia de los
arrozales, reunía las condiciones necesarias para la creación de este plato.
Además, en sus orígenes se decidió añadir a la paella el marisco y el pescado, en la zona del litoral, así
como el aceite de oliva propio de la zona del mar Mediterráneo.
A la sartén se le llama paella o paellera, dependiendo de la zona de España, de ahí viene el nombre del
plato más famoso de la cocina española. La paella es una sartén a la que se le ha suprimido el mango y
en su lugar se le han fijado dos asas, para que soporte el peso del guiso. Ha de ser de un diámetro
mínimo de unos 30 centímetros y no muy honda, con unos bordes de 7 o 12 centímetros, en función a su
diámetro.
Existe una gran polémica sobre la auténtica receta de paella. Al ser un plato popular, cada cual hacía la
paella con los ingredientes que tenía a su disposición.
Si tenía alcachofas, judía verde y pollo, pues la hacía con eso; si no tenía alcachofas, le ponía pimientos...
y a toda esa mezcla barroca, se le añadían unos puñados de arroz. Se elaboraba en un solo recipiente y
que, además hacía de plato comunitario, porque la paella se comía en el mismo elemento en el que se
cocinaba. Con los arroces de pescado o marisco ocurría lo mismo. Se cocinaba lo que los pescadores
traían del agua: cigalas, cangrejos, galeras, langostas, gambas o rape.
Recipiente para cocinarla
La paella es el nombre del recipiente donde se prepara una gran variedad de arroces secos desde tiempo
inmemorial, principalmente la paella en cualquiera de sus múltiples variantes. Debe tener una calidad
bastante aceptable y asegurarse de tener un mantenimiento adecuado. Debe estar bien guardada y es
mejor si después de usarla se le echa un poco de aceite, para de este modo mantener sus cualidades en
el fondo de la base. Hay que evitar que se queme, porque si se produce este hecho adquieren un sabor
muy desagradable los guisos al utilizarla.
La paella dispone de una forma circular y su gran diferencia con otras sartenes que se suelen emplear en
las cocinas y fogones reside en su tamaño y en las asas laterales, que permiten transportar con mayor
comodidad sus alimentos cocinados y hace destacar de este modo la gran cantidad de arroz que cabe en
su interior.
La paellera ha de contar fundamentalmente con un diámetro mínimo de unos 20 centímetros y no muy
honda porque no tendría sentido para realizar el tipo de presentación que requiere una paella. Su
profundidad media no suele ser mayor que unos cinco o seis centímetros y su diámetro varía
dependiendo del número de comensales como muestra la siguiente tabla:
El material principal con el que está fabricada una paella de calidad es el hierro, trabajado a martillo. Otros
materiales menos indicados pueden provocar el abombamiento por causa del fuego. Al ser un plato típico
valenciano las paellas de más calidad se fabrican en la Comunidad Valenciana. En valenciano, a la sartén
se le llama paella desde su origen, de ahí viene el nombre del plato más famoso de la cocina española.