ESPECIAL: Te veré desde mi batería · el primer año de democracia y decidí irme un rato a...

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68III ROCKAXIS Han sido caricaturizados y altamente ignorados de manera histórica. Pero no es exagerado decir que un baterista es el alma de su banda y que su posición al fondo del escenario lo convierte en protagonista-testigo de la historia a medida que es escrita. Seleccionamos nueve nombres indispensables de la escena nacional para que nos compartieran sus testimonios de crianza, desarrollo y éxito cargando la música sobre sus hombros. Esta historia se presenta con bombos y platillos. Disfruten. Te veré desde mi batería ESPECIAL:

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Page 1: ESPECIAL: Te veré desde mi batería · el primer año de democracia y decidí irme un rato a estudiar a Nueva York, Baltimore, estuve dando vueltas. Ahí comprendí más de la batería,

68III ROCKAXIS

Han sido caricaturizados y altamente ignorados de manera histórica. Pero no es exagerado decir que un baterista es el alma de su banda y que

su posición al fondo del escenario lo convierte en protagonista-testigo de la historia a medida que es escrita. Seleccionamos nueve nombres indispensables de la escena nacional para que nos compartieran sus

testimonios de crianza, desarrollo y éxito cargando la música sobre sus hombros. Esta historia se presenta con bombos y platillos. Disfruten.

Han sido caricaturizados y altamente ignorados de manera histórica.

Te veré desdemi batería

ESPECIAL:

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Francisco “Pancho” MolinaEx baterista de Los Tres, actualmente en su proyecto solista de jazz

El nombre de Pancho Molina debe ser uno de los más destacados de los últimos veinte años. Conocido por su fi neza pero también por su precisión, su estilo aún es extrañado por muchos seguidores de la banda penquista. Pero eso no lo mueve ni le atrae. Es su actual proyecto de jazz, que lo trajo a Chile en diciembre pasado promocionando el disco “Open for Business”, el que lo entusiasma y lo hace venir de visita a su tierra natal. Aunque, reconoce, que en ocasiones le gusta volver a tocar rock.

Sus inicios en el instrumento fueron “misteriosos”, tal como describe. Comenzó tempranamente con clases de piano, pero no fueron de su agrado, hasta que a los nueve años se enamoró de la batería. “Era lo que más me llamaba la atención. Cuando íbamos a restaurantes, clubes sociales en Concepción, siempre había una orquesta, cumbia, o Top 40, todos hits”, apunta mientras no deja de agitar

las baquetas. Recuerda, de paso, que en realidad comenzó tocando

tambores y platillos de segunda mano que le regalaban, hasta que, a los 13 años, tuvo una “Maxtone color azul, como la de la última etapa con Los Tres”. Sus primeras influencias partieron desde el sonido nacional: “partí sacando los redobles de Gabriel Parra. Lo escuchaba y no podía creerlo, era lo máximo”. Posteriormente, llegaría a The Beatles, Rolling Stones, Chuck Berry y luego a jazzistas como Art Blakey.

Fueron esos mismos referentes los que determinaron su propio punto de vista sobre la batería y la forma de tocarla: “no me identifi ca la huea más rápida o el groove más complicado. Siempre fui gozoso de los ritmos, como de ‘Honky Tonk Woman’, ‘Satisfaction’ y de todos los discos de R&B”. Sin embargo, no fue hasta su llegada a Los Tres en que logró desarrollar su propio estilo, tal como explica: “Estaba en Concepción, tocando esa música que te digo, y estaba básicamente solo. Un día me presentaron a un primo de un compañero del colegio, que estaba en la Alianza Francesa, y fui a un ensayo donde estaba el Álvaro y el Titae y empezamos a tocar y funcionamos, estábamos escuchando la misma música. Caminó la cosa y ensayamos y ensayamos y ahí pude encontrar mi sonido”.

En 1990, Molina se va a Estados Unidos para estudiar. “Ya teníamos hecho el primer disco. Estábamos con Ángel. Todo estaba funcionando, era el primer año de democracia y decidí irme un rato a estudiar a Nueva York, Baltimore, estuve dando vueltas. Ahí comprendí más de la batería, llegué a un nivel técnico que no tenía. Nos dimos un breve break”.

De su tiempo con Los Tres, recuerda ‘Bolsa de mareo’, a lo ‘Tomorrow Never Knows’: “Álvaro quería ese beat. Era una condición, primera vez que se ponía tan duro. ‘Bueno, OK, si lo querí…’. Pero hay partes buenas de ese tema… hace mucho tiempo que no escucho a Los Tres”.

Su regreso a los estudios se concretó el año 2004, “no tenía nada que hacer, volver a Los Tres no estaba en mis planes así que se dio la oportunidad de ir a Boston [Berklee College of Music]. Estudié hasta el 2007 y pude ahondar mis conocimientos en composición”. Su avance, señala, pasa por “más conocimiento musical, hay un control del ego también. Si antes tenía amor por la batería y el groove, ahora estoy completamente entregado”.

Molina también ha sido reconocido por ser “baterista-líder”, particularmente por su labor en el jazz, en la que se encarga de escribir toda la música pero además de escoger a los músicos que tocan con él. De todas formas, admite que tanto como líder y como “el músico de atrás” hay que ser humilde: “le estamos prestando un servicio a la música. Si quieres que la canción suene, no puedes estar haciendo un solo. El motor para mí es que todo esté caminando, todo equilibrado, solidez en el color y la estética”. En ese sentido, lo esencial para Molina es la espontaneidad: “Ya no tengo necesidad de demostrar nada. Cuando chico era más hiperquinético, es la simpleza del groove lo que me mueve. Me gusta estar un poco seguro, pero también que algo inesperado suceda, como en la vida. A veces nos pasaba eso en Los Tres, que alguien hacía algo diferente y lo seguíamos, estábamos todos en la misma onda”.

Pero luego de estudiar y profundizar sus conocimientos en el jazz, el baterista sí echaba de menos tocar algo de rock. “Tocar algo en formato canción. Toda la vida se me repite que me encuentro con personas que les gusta el rock y el jazz, así que está siempre presente”.

El nombre de Pancho Molina debe ser uno de los más