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Espectador Al leer Funes el memorioso de Jorge Luis Borges , puedo decir que en un principio me identifiqué con la definición sobre los lectores, quienes “leen para hablar en seguida de lo que han leído” (Bourdieu) es decir, sin haber comprendido realmente de lo que se está hablando; leer con el único objeto de después poder hablar del tema, hablar simplemente porque se leyó, mas no por lo que el texto ha causado en uno mismo o el entendimiento subjetivo que uno le da. Borges narra la historia de cuando conoció a Ireneo Funes, en el año de 1884 en Fray Bentos; un joven que siempre conocido por no hablar casi con nadie, el aspecto taciturno de sus facciones y siempre conocer la hora exacta sin cargar un reloj con él. Años después, en 1887 para ser exactos, vuelve a ver a Funes, quien tras haber sido arrollado por un caballo sin domar pierde la movilidad de su cuerpo y está destinado a pasar el resto de sus días en una silla, mirando hacia la ventana y permaneciendo en silencio en la oscuridad; estando en estas condiciones, Funes desarrolla un gusto y una habilidad por recordar con precisión momentos del pasado e incluso recrear segundo a segundo todo un día, aunque Rodríguez Reyes Paula Elisa Grupo 030

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Espectador

Al leer Funes el memorioso de Jorge Luis Borges , puedo decir que en un principio

me identifiqué con la definición sobre los lectores, quienes “leen para hablar en

seguida de lo que han leído” (Bourdieu) es decir, sin haber comprendido realmente

de lo que se está hablando; leer con el único objeto de después poder hablar del

tema, hablar simplemente porque se leyó, mas no por lo que el texto ha causado en

uno mismo o el entendimiento subjetivo que uno le da.

Borges narra la historia de cuando conoció a Ireneo Funes, en el año de 1884 en

Fray Bentos; un joven que siempre conocido por no hablar casi con nadie, el aspecto

taciturno de sus facciones y siempre conocer la hora exacta sin cargar un reloj con

él. Años después, en 1887 para ser exactos, vuelve a ver a Funes, quien tras haber

sido arrollado por un caballo sin domar pierde la movilidad de su cuerpo y está

destinado a pasar el resto de sus días en una silla, mirando hacia la ventana y

permaneciendo en silencio en la oscuridad; estando en estas condiciones, Funes

desarrolla un gusto y una habilidad por recordar con precisión momentos del pasado

e incluso recrear segundo a segundo todo un día, aunque esto le tomara otro del

presente. Los recuerdos y cada imagen visual que Funes guardaba no eran solo

simples recuerdos, sino estaban asociados a sensaciones musculares, térmicas entre

otras…atesoraba no solo el recuerdo, sino también las veces que había recordado ese

mismo. “Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y

casi intolerablemente preciso” menciona Borges, quien incluso admite que una vez

que vio el rostro de Funes, quien le había hablado durante toda la madrugada en

medio de la penumbra, le causó tal impresión que le llevó al temor de cometer

algún acto torpe, ya que sería recordado a precisión por este personaje.

Mientras leía este texto, me di cuenta que por la época en la que vivo, me fue difícil

comprender cómo sería la vida de este solitario espectador del mundo y la situación

en la que se encontraba me hizo considerar que si de mi se tratara yo preferiría la

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muerte antes que ser únicamente espectadora y vivir recreando el pasado sin ser

realmente partícipe del presente; pero también, recordé aquella “relación entre el

campo en la cual el texto se produce y el campo en el que es recibido…la relación

entre las posiciones del autor y del lector en sus campos respectivos” y aún pienso

que yo en una situación como la de Funes, sinceramente caería en la locura; sin

embargo, en la época en la que Borges hace referencia no existían fotógrafos ni otra

manera de acumular imágenes visuales que la de la memoria y es por eso que el

cuento narrado por Borges, visto desde la perspectiva de él y tomando en cuenta la

situación de aquel entonces adquiere otro significado por medio del cuál pude

comprender un poco más por qué Funes veía solo como un pequeño precio a pagar

su inmovilidad con tal de poder conservar y dedicarse a las memorias que por años

había atesorado.

Bibliografía:

Bourdieu, P. (s.f.). Capital cultural, escuela y espacio social. Siglo veintiuno editores .

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