Espiritualismo Positivismo Uruguay

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    edicator ia de la

    prim r edicin

    l

    Universidad

    de Montevideo

    n su centenario

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

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    C op yr ig ht b y r tu ro r da o 968

    RTURO

    R O

    SPIRITU LISMO

    Y

    POSITIVISMO

    N

    URUGU Y

    segunda edicin

    UNIVERSID D E L REPU LlC

    departamento

    de

    publicaciones

    co lecc in ISTORI Y

    CULTUR

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

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    Primera edicin 1950 F on do d e C u lt ur a Econmica Mxico.

    Seg1lndaedicin 1968 Depar tam ento de Publicaciones de la Universidad

    de

    la Repblica Uruguay.

    PROLOGO A

    LA

    P RIM E RA E DICION

    Este trabajo

    b se del curso

    q u e s o br e

    el

    tema

    dictamos

    en

    la Facultad de Humanidades

    y Ciencias

    en

    1 9 4 9 - retoma

    proceso filosfico ur ug ua yo e n e l p un to en que lo ha ba

    dejado

    el

    que bajo

    e l t t ul o de ilosofa Preuniversitanan

    Uruguay

    apareci

    en

    1945 o s ea d es de

    l a i ns ta la ci n d e

    la Universidad

    en 1849. Y

    lo

    sigue

    d ur an te t od a l a

    segunda

    mitad

    del s iglo pasado. Au nq u e i n dep en d ien te y

    realizado

    sobre

    distinto

    plan

    es pues

    la continuacin de

    aqul con

    curriendo

    con l a dejar

    articulado

    ntegramente

    e n n

    vestigacin pormenorizada-

    el CUl SO de

    las

    ideas

    filosficas

    en

    el Uruguay

    des de s us or genes col oniales

    hasta

    el

    umbral

    d e l p r es e nt e

    siglo.

    Como

    en el q ue l e p re ce di

    se ha

    tratado en

    este

    tra

    ba jo de hac er

    hablar

    directamente por la reprod u cci n d e

    fragmentos a la

    poca estudiada.

    Si abundan pues

    las

    citas

    no son

    de

    opiniones

    ajenas sino

    de

    piezas

    documentales en

    su

    casi

    totalidad absolutamente

    d es co no ci da s o c om pl et a-

    mente olvidadas. P rocedi end o d e

    o tr o m od o hubiera

    sido

    posible da r

    idea

    de l

    asunto. Si se nos

    permite

    la

    figura

    tales

    transcripciones actan

    a

    modo d e mu e st r as

    histolgicas

    de

    l os del gados

    tejidos

    filosficos

    d e n ue st ro

    organismo

    u o

    t ur al e n sus

    etapas

    de formacin.

    Recordando

    la fecundidad

    del procedimiento en

    m an os de

    un

    maestro

    del

    historicismo

    como

    Groethuysen

    cabe

    pensar

    por

    lo

    menos

    que en

    esa

    exhumacin radique

    ta l vez

    el

    principal

    inters

    d el t rab ajo .

    Ha y

    en

    l l eit er aciones e i ns is tencias en especial en

    materia

    de

    fechas.

    Obedecen

    a r az on es d e s is te ma ti za ci n

    5

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    bajo

    la

    necesidad

    de

    establecer

    el

    sentido

    ntimo

    de

    un pro

    ceso

    h as ta a h or a

    apenas

    entrevisto, organizando un material

    que

    yaca

    disperso e inexplorado.

    Hemos

    obtenido

    los elementos

    documentales

    utilizados,

    en

    las siguientes fuentes:

    Bibliotecas Nacional del

    Ateneo,

    de la F a ~ u l t a d

    de

    Derecho de Enseanza

    Secundaria

    y del

    Poder

    Legislativo;

    Archivos

    de

    la Universidad

    del

    Ateneo,

    General

    de la

    Nacin, del Museo

    Histrico

    y del

    historiador

    Sr. Juan E. Pivel Devoto. Nuestro p rofu nd o reconocimiento

    a t odos aqul lo s que nos ha n f ac il it ad o s u consulta, y

    en

    particular

    al

    personal

    de

    la Biblioteca

    Nacional

    donde se

    c um pl i l o fundamental de nuestra

    investigacin.

    Nuestro sincero

    reconocimiento tambin al

    Presidente

    del

    Comit

    de

    H is to ri a d e

    las

    Id ea s e n Amrica

    con

    sede

    en Mxico,

    p r of e so r Le op o ld o

    Zea, quien nos hizo llegar

    un

    e sp on t ne o o fr ec im ie nt o d e

    beca para la

    coronacin

    de

    este t ra b aj o. A u nq ue lo

    hayamos

    declinado

    ha significado

    para

    nosotros un valioso

    estmulo moral.

    A.A.

    .Montevideo, 1949

    ADVERTENCIA A L - SEGUNDA EDlClON

    Al cabo de casi dos dcadas de publicada la primera edicin, no hay

    captulo

    que

    no haya rec ibido nuevos aportes ,

    por

    parte del autor o de

    otros . Incorporar de a lgn modo esos e lementos , o hacer mencin de toda

    la

    bibliografa posterior, hubiera significado tanto como rehacer e l l ibro,

    o escr ib ir ot ro , si n que l mismo haya perdido su vigencia inicial . Nada

    se agrega o modif ica , pues , en esta segunda edicin, ni siquiera

    en

    mate

    ri a de referencias bibliogrficas; debe tenerse presente, por lo tanto, qu e

    todas stas.permanecen fijadas a la fecha de la primera edicin.

    En cambio se ha suprimido el que era pargrafo de la Introduccin,

    Sentido

    de1a

    historia de

    la

    filosofa

    en

    Amrica , incorporado al volu

    men ilosofa de lengua esparlola Montevideo, 1963), as corno algunos

    prrafos finales del ltimo pargrafo del l ibro, que resultan reorganizados

    en el volumen

    filosofa

    en

    el ruguay en el siglo

    Mxico, 1956).

    El.tema

    est ri cto de la

    obra

    subsiste ntegro en su

    primera

    formulacin

    li

    teral.

    A.A.

    Montevideo, 1968

    INTRODUCCION

    l .

    Proceso filosfico

    uruguayo.

    Naciones y

    doctrinas

    in

    fluyen:l:es.

    El

    proceso filosfico

    u ru gu ay o a rr an ca d e

    fines

    del

    si

    glo XVIII. Su punto de

    partida

    lo

    constituye

    la instala

    cin en 1787, en

    el

    colegio franciscano

    de San

    Bernafditio

    de

    la

    primera

    c t ed ra d e filosofa --al

    pa r

    qu e

    primera

    ie

    enseanza

    superior- c on q ue

    haya contado el

    pas. Sudes

    envolvimiento ulterior

    ha p as ad o p or distintas etapas con

    dicionadas po r

    la

    diversidad de doctrinas y de

    naciones

    que

    1 ha n

    id o

    influyendo.

    D el p un to

    de v-ista doctrinario, l as e ta pa s son las mis

    mas

    que

    para

    l a t ot al id ad de l

    proceso americano.

    Ello

    11

    obsta,

    claro

    est, a la p ec ul ia ri da d n ac io na l d e

    cada

    un a

    de

    e lla s, y en p ar ti cu la r d e l as dos que

    para

    toda Am

    rica

    resIlltan

    fu nd amen tal es p o rq u e aqu

    - c o m o

    en Eu-

    r op

    sistematizan

    dos formas

    antitticamente

    correla

    cionadas en el desarrollo histrico

    de la cultura:

    la es

    cols ti ca y el positivismo. Nuestra escolstica, po r diver

    sas razones his tricas, fue en e l c on ti ne nt e acaso la m s

    inorgnica

    y des vada

    en el

    dogmatismo teolgico. Nues

    tr o positivismo, a

    la

    inversa,

    tuvo por su

    parte expresiones

    radicalsimas

    en 1 que

    al

    dogmatismo ciencista se refiere.

    El tono de

    esas

    etapas

    po r e l c ar c te r

    estructural

    que na

    t u ral ment e t i en en ha contribuido

    en

    g ra n m e di da

    a det er

    minar

    el de

    todo

    el

    proceso,

    i n hi b ien do u n as

    t endencias y

    estimulando otras a 1

    largo

    de su curso.

    La sucesin

    de

    las

    doctrinas

    se ha i d o p rod uci en d o en

    nexo

    co n u a

    sucesin

    de

    naciones influyentes:.. E s p a ~ ~

    Francia Inglaterra hasta la

    iniciacin d e l

    siglo XX;E rap.

    c ia y Est ados

    Unidos durante

    el

    primer

    cuarto de. s t ~

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    cipahnente F:;aneia, Espaa y Alemania

    en

    el segundo cuarto

    que ahora termina.

    La influencia originaria

    fue

    la de Espaa, como que

    proceda de ella

    la

    escolstica colon ial; inf luencia que se

    extendi,

    ms a ll

    de

    la Independencia,

    durante

    la primera

    mitad

    del siglo XIX, a

    travs de aulas preuniversitarias

    que

    prolongaban

    las

    del Virreinato.

    esa

    influencia

    se ent re-

    mezcl

    durante

    el ciclo

    revolucionario

    la francesa de la

    filosofa enciclopedista, continuada despus de la Revolucin

    po r

    la de

    la

    ideolog a y el sansimonismo, como

    un

    pensa-

    miento

    vivo que

    flanquea

    y

    supera

    a

    la decadente

    escolstica

    acadmica. Esta

    doble

    corriente espaola y francesa, que

    alcanza

    hasta la Guerra Grande, en los comienzos de la

    dcada

    del 40,

    tuvo

    de comn e l

    no

    llegar a Montevideo

    directamente de

    las naciones

    europeas

    respect iva , s ino a

    travs

    de

    c laus tros o movimientos ideolgicos argentinos,

    anteriores y post er ior es a la Independencia.

    Desde

    la

    instalacin

    de

    la

    Universidad,

    en 1849, qued

    consagrada

    la influencia

    exclusiva y directa de Francia ,

    bajo

    la forma del

    espiritualismo

    eclctico

    de

    la escuela

    de

    Cousin,

    que imper incontrastable duran te e l t er ce r cuarto de siglo

    pasado. Fue seguida, en e l l t imo cuarto del mismo -aunque

    sin

    desplazar

    del

    todo, desde l uego , a la

    francesa- por la

    de

    Ing la te rr a, a l imponer se e l positivismo en su modalidad

    sajona, con los

    nombres

    de

    D a n ~ i n

    Spencer, Stuart Mill y

    Bain

    al f r e n t ~

    En nuestro siglo, e l i nf lu jo dominan te de Bergson y

    James

    d u r a n t ~

    sus primeros veinticinco aos, h izo de Francia

    y Estados

    Unidos

    nuestras

    metrpolis

    filosficas. Finalmente,

    en

    los ltimos lustros,

    en med io del

    universalismo caracte-

    r s t ico de

    la actual filosofa latinoamericana, se han destacado

    entre

    nosotros,

    junto

    a

    la

    clsica

    influencia

    f rancesa

    que

    ha ido desde el sociologismo de Durkheim y la epistemologa

    de

    Meyerson hasta

    el

    existencialismo

    de Sartre

    , la

    de Espaa,

    r e J > ~ e s e n t a d a

    P?r el movimiento de la Revista de ccidente

    que.anim

    Ortega y Gasset, c- y principalmente por

    interme

    d i o s u y o ~ m u y activa de

    Alemania que ha ido

    por su

    parte desde el historicismode Dilthey y

    la

    fenomenologa de

    Husserl hasta

    el

    existencialismo de Heidegger . Lo que no

    significa desconocer, po r un

    lado,

    la presencia de secunda-

    rios influjos ~ a j o n e s y

    por otro,

    la apreciable

    repercusin

    de las actividades filosficas, editoriales y doctrinarias -

    influencia

    exterior de nuevo tipo, si prescindimos de

    la unidad

    platense originaria- de dos pa ses latinoamericanos:

    Ar-

    gentina y M ~ c o

    2.

    Espiritualismo posit ivismo en

    ruguay

    El

    espiritualismo y el positivismo, filosofas

    irradiadas

    por la

    Universidad

    en l a s egunda mit ad de l siglo XIX, fue-

    ron escuelas

    definidas

    que modelaron la

    inteligencia

    nacio-

    na l

    y aun

    la

    conciencia espiritual del pas, en un

    perodo

    decisivo de su desarrollo.

    En sus respect ivos momentos de predominio impusieron

    ambas

    una

    general impregnacin anmica, espiritualista o

    pos it iv is ta , a todos los aspectos

    de

    la

    vida

    nacional: ense-

    anza, poltica, derecho, l i teratura, moral, rel ig in. A cada

    una

    correspondi

    una

    radical

    posicin

    de

    conciencia

    po r

    la

    que se expres a su

    turno

    e l a lma de la poca.

    El

    concepto

    de conex in

    estructural en el mundo histrico, tan bien

    esclarecido por Dilthey y su escuela, i lu st ra e l significado

    de esa correspondencia, a cuya luz, acontecimientos y hom-

    b re s de nuestro inmediato pasado se a lzan con un a fisonoma

    nueva

    en

    la

    que

    muestran su verdadero sentido.

    Pe ro el espiritualismo y el positivismo fueron algo

    ms

    que

    dos

    instancias

    en la evolucin del

    pensamiento uruguayo.

    Trabados

    en

    los aos de su articulacin

    en

    ardiente polmica,

    p r o t ~ g o n i z a r o n

    un

    verdadero drama filosfico, que puso a

    aquel

    frente

    a

    su

    mayor crisis histrica y

    constituy defi-

    nitivamente

    como

    entidad

    social.

    Ese

    d rama no

    fue,

    al fin,

    otro

    que el

    g ran d rama

    filosfico

    del

    siglo,

    promovido

    po r

    e l i nus it ado a taqu e que e l n atu ra li smo cientfico llev

    al

    viejo absolutismo metafs ico y moral . Asumi los carac te res

    de

    una

    revolucin cultural autntica, consumada hacia el

    80

    con

    la consagracin del positivismo;

    revolucin

    precedida

    y preparada por que, haci a e l 70, haba l le vad o a ca bo

    9

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    a

    su

    vez el

    propio

    espiritualismo

    al

    ocasionar, en

    nombre

    del racionalismo, la primera

    ruptura

    formal de

    la

    inteligencia

    uruguaya con

    la iglesia catlica. Po r

    intermedio

    de ambas

    revoluciones sucesivas se

    transform sustancialmente la

    con-

    ciencia religiosa al mismo

    t iempo que

    la

    estructura

    intelectual

    del pas. En un

    pa r

    de dcadas apuramos, en nuestro pe-

    queo mundo histrico , l as dos grandes cri sis espir ituales

    del

    hombre

    moderno:

    la

    de

    la

    fe,

    tpica del

    siglo

    XVIII,

    y

    la

    de la razn

    absolutista,

    t p ica del

    siglo

    XIX.)

    El Uruguay

    no

    ha conocido conmocin filosfica mayor.

    La

    filosofa ha sido en l

    ulteriormente

    menos

    imitadora

    o

    menos simplista. Pero no ha sido ms ntimamente profesada

    y v iv ida

    en

    la conciencia de sus clases i lustradas. Lo que la

    de aquel per odo cede as en inters, del

    punto

    de vis ta del

    pensamiento filosfico

    puro

    o de

    la produccin

    original, lo

    recupera con creces en inters o menos

    filosfico-

    del

    punto

    de

    vista

    de la

    vivencia colectiva de

    la

    filosofa y

    de

    su proyeccin sociolgica

    en

    la actividad

    prctica

    la exis-

    tencia

    moral de

    las

    generaciones

    que

    entonces

    realizaron

    la

    cultura intelectual.

    La

    filosofa

    fue

    para

    ellas

    materia

    de credo

    y

    de

    milicia.

    H ay en

    los pueblos, seor

    Presidente,

    un a cuestin ms vital que la cues ti n religiosa, y es la

    cuestin

    filosfica ,

    decla r en p leno P ar lament o

    uno de

    los actores de l drama. Con ello expresaba,

    en

    cierto modo,

    el pensamient_o

    de

    todos. Po r eso ardieron y se consumieron

    en u na verdadera guerra filosfica, sobre la que descendi

    al

    fin la paz

    en

    el ocaso

    del

    siglo con la

    aparicin

    de nuevas

    corrientes y estados

    de

    espritu'.

    La inteligencia nacional conserva apenas memoria con-

    fusa

    de

    ese

    t rance. Su

    curso,

    estrechamente

    regido

    por el

    pensamiento europeo, se ha desenvuelto, ms an que el de

    otros pases

    de

    Amrica, como si sendas catstrofes

    hubieran

    i l0

    sepultando

    las sucesivas formaciones histricas. Hay que

    apl icar se entonces a una

    verdadera

    tarea

    de

    excavacin y

    exhllmacin de los estratos

    culturales

    superpuestos

    para

    sa-

    b . ~ r J < que. fuimos. No es ello esencial en la definicin d ~

    nuestra

    personalidad conjuntamente con la de la Amrica

    Latina.

    :pero el esclarecimiento de la polmica.

    histrica

    que espiritualismo y posit ivismo mantuvieron posee todava

    otro inters

    en

    relacin con actuales situaciones filosficas.

    Superada, s in duda, en sus trminos t radicionales, t iene, sin

    embargo, la gran significacin de expr esa r con

    no repetida

    transparencia un conflicto filosfico radical y por l o mismo

    persistente.

    Reconstruirla puede

    ser

    til en nuest ro

    tiempo,

    cuando las exageraciones

    en

    que ha cado la en su hora

    saludable

    reaccin

    contra

    el

    positivismo,

    hacen aora r

    la

    fecundidad revolucionaria que caracteriz

    al

    pensamiento

    natuTalista del siglo

    XIX.

    A su reconstruccin, en las circunstancias -modestas

    del punto de

    vista

    intelectual pero profundamente humanas

    en

    que

    tuvo

    lugar

    en el Uruguay, se dedican l as pginas

    que siguen.

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    rimer rte

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    9/161

    L L TI ISMO

    1

    PENETRACION DEL ECLECTICISMO

    1, El espiritualismo eclctico, primera filosofa

    de

    la

    Universidad de Montevideo.

    Desde su nacimiento en mitad del s iglo XIX hasta los

    comienzos de l lt im o c ua rt o de l mismo, la Universidad de

    Mont evi deo t uvo po r filosofa oficial la doctrina francesa

    del espiritualismo eclctico. No existiendo entonces verdade-

    ras manifestaciones intelectuales fuera de la Universidad,

    puede

    agregarse

    q ue d icha d oc tr in a fue d uran te

    ese perodo

    la f il os of a de la incipiente cultura uruguaya.

    El proceso filosfico pl euniversitario e

    la

    C ol on ia a

    la

    Guerra Grnde de

    la

    escolstica al sansimonismo

    haba

    estado estrechamente influido

    por

    el proceso argentino. 1

    Ahora

    iba

    a

    obrar

    sin intermediarios

    la

    influencia del

    pen-

    s am ien to francs. Y lo iba a

    hacer

    a travs de

    la

    escuela

    que de

    un a

    man era ms

    caracterstica encarn

    la

    enseanza

    universitaria

    de

    Fra nc ia e n el

    s iglo X IX .

    1)

    Arturo

    Ardao Filosofia

    PreuniversUaria

    en

    e l U ru gu ay

    Montevideo

    1945.

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    2. Nacimiento de la Universidad de Montevideo.

    En 1849

    qued instalada definit ivamente

    la Universidad

    de Montevideo. Mxico y

    Per

    contaban con Universidades

    desde mediados del siglo XVI la Argentina desde principios

    del

    XVIT

    La enseanza pb li ca super io r t en a empero, antece

    2.

    Nacimiento

    de la Univers idad de Montevideo.

    el convento franciscano de San

    Bernardino

    a partir de 1787,

    aulas de teologa y f ilosof a . Clausuradas stas,

    la

    enseanza

    super io r no reapareci has ta

    1833, despus de la

    indepen.

    denci a y o rgan izac in consti tucional del pas, cuando po r

    iniciat iva del sabio Larraaga se d ispuso la creacin de

    nueve ctedras: de

    latinidad

    de f ilosof a , de

    jurisprudencia

    de m a t e m t i ~ a s de economa poltica, dos de medicina y

    dos de ciencias sagradas. No se les dio una denominacin

    institucional comlln. Pero

    la

    ley agregaba: La Universidad

    ser erigida por el Presidente de la Repblica luego que el

    mayor nmero de

    las ctedras

    referidas

    se

    hallen en

    ejercicio,

    debiendo da r cuenta a la Asamblea General en un proyecto

    relativo a s u ar reg lo .

    De 1833 a 1835 funcionaron las de f ilosofa y de latinidad

    esta ltima establecida desde 1830. En 1836 se sumaron las

    de

    matemticas, jurisprudencia y teologa dogmtica y mo

    ral. Era ya la mayora

    requerida

    por la ley.

    En

    virtud de

    ello, en mayo

    de

    1838, el Poder Ejecutivo dict un decreto

    declarando:

    Queda

    instituida y erigida

    la

    casa de estudios

    generales establecida en esta capital , con el carcter de Uni

    versidad

    Mayor

    de

    la Repblica y con

    el

    goce

    del

    fuero y

    jurisdiccin acadmica

    que

    por este ttulo

    le

    compete . Si

    multneamente un proyecto

    de

    ley orgn ica fue somet ido a

    las>Cmaras. La gu er ra civil de entonces impidi

    su

    consi

    deracin.

    La Guerr a Grande

    sobrevenida poco despus, oca-

    sion

    aun

    la desapar ic in de l as ct ed ras existentes cuyo

    conjunto

    ha

    recibido po r t radi cin e l nombre de C as a de

    .l ;etudi4)S Generales simplemente Casa de Estudios .:.=. que

    pasar e l c it ado

    decreto.

    Jurdicamente erigida desde 1838, la Universidad

    no

    tuvo,

    sin

    embargo, existencia efect iva como ta l

    hasta

    ]849 . Se la

    vino a dar un decreto dictado por el gobierno de la Defensa

    el da 14 de ju lio. Res pe ta ndo aquella c rea ci n jurdica

    r ecordada exp resamente en e l considerando

    del

    decreto, se

    limit

    a

    d isponer que l a

    Univers idad de la

    Repblica

    se

    inaugurar

    e

    instalar

    solemnemente

    el

    da 18

    del

    corrien-

    te . nuevo dec re to de octubre del mismo ao dio a la

    naciente institucin su reglamentacin orgnica. Comprenda

    la

    enseanza primaria

    la

    secundaria y la cient f ica y profe-

    sional,

    distribuida

    esta

    ltima en cuatro

    F acuItades:

    de

    Ciencias Naturales de Medicina, de

    Jurisprudencia

    y

    de

    Teologa.

    La

    enseanza

    de

    la filosofa

    era

    organizada

    en el

    ciclo

    secundario, abarcando dos aos. El primvero comprenda me-

    tafsica, lgica,

    moral

    y gram ti ca gener al ; e l segundo, r et -

    rica, compendio de la historia de la filosofa, compendio de

    la

    historia

    natural y principios de la Consti tucin de la

    Repblica.

    Se res tablec a de ese

    modo en

    el

    pas

    la

    ~ ~ c e n c i a

    pblica de la filosofa, interrumpida con

    la

    desaparlcIOn de

    las ctedras

    de

    la Casa de Estudios. Pero un ao ante s ya

    haba funcionado con carcter semioficial un curso que

    constituy el antecedente inmediato

    d el aul a

    filosfica uni-

    versitaria.

    Coincidiendo con un movimiento educacional privado

    relativamente intenso,

    un

    antiguo profesor argentino,

    el

    cl-

    ri.,.o Luis Jos de la Pea fund a mediados de 1847 un

    e s ~ l e c i m i e n t o escolar que

    llam

    Gimnasio. Se

    propona

    impartir enseanza

    primaria

    y secundaria.

    De

    i n m e d i a ~ o el

    'ohierno 1 coloc hajo la proteccin del Estado

    le dIO

    la

    denominacin

    de Nac iona l,

    le

    otorg algunas fac il idades

    materiales y atribuy valor ofi cia l a sus cu rsos ,

    fijando

    mismo tiempo su plan de estudios. Simultneamente se

    creaba

    el Ins ti tuto de Instruccin

    Pblica

    con el cometido de

    promover difundir uniformar sistematizar y metodizar l a

    educacin pblica . En 1849 el Gimnasio Nacional fue ofI-

    cializado con el

    nombre de

    Colegio Nacional y

    al

    instalarse

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    casi

    en

    seguida

    la

    Universidad

    pas a

    formar par te

    orgnica

    de

    la

    misma. 2

    Entre los cursos secundaros dic tados en el Gimnasio

    Nacional

    en

    el

    ao 1848, fi gu r , como es natural , e l de fi

    losofa,

    atendido

    por el propio dire ctor del

    establecimien

    to, doctor de

    la Pea.

    Dicho

    curso

    fue

    el

    aludido

    ante

    cedente

    inmediato del aula univers itar ia .

    Lo

    fue

    del

    punto

    de vis ta

    institucional por

    lo

    que

    se

    acaba

    de ver ,

    pero

    lo

    fue

    adems del

    punto

    de vista doctrinario. El mismo profesor

    pas a ocupar la ctedra

    de

    la

    Universidad, regentendola

    de

    acuerdo

    con

    la orientacin

    filosfica

    impuesta al

    curso

    del

    Gimnasio,-

    orien tacin que era la

    de

    la

    escuela francesa

    del

    espiritualismo eclctico.

    3. leclecticismo en Franela

    La escuela eclctica haba surgido en

    Francia en

    medio de

    l a ana rqu a int el ec tu al que rode la

    declinacin

    del Primer

    Imperio

    y

    el

    advenimiento

    de

    la

    Restauracin.

    Contra

    la

    losofa

    revolucionaria

    de l as luqps,

    de que eran continuado

    res y herederos los idelogos,

    tmcahezados por

    Cahanis y

    Destutt

    de

    Tracy,

    se

    haba

    alzado

    la

    contrarrevolucionaria

    del

    tradicionalismo

    catlico, que

    interpretahan

    Bonald y de

    Maistre. El eclectici smo vino a

    med ia r ent re

    ambas,

    dando

    sat isfaccin a las necesidades

    tanto

    filosficas como polticas

    de ciertos

    espritus

    y

    de

    ciertas clases.

    Apareci. en la ctedra en

    el

    ao prec iso de 1811, con

    Paul Royer

    Collard.

    Internndose en la

    va

    ya abierta en

    Francia

    por

    Maine

    de Biran y po r Laromiguiere,

    al

    sensa

    cionismo y

    al

    teologismo opuso un

    espiritualismo

    psicolgico

    inspirado principalmente en la escuela escocesa del sentido

    comn . Lo

    continuaron Vctor

    Cous in y

    Teodoro

    Jouffroy.

    2

    La insta lacin

    particular

    del

    Gimnasio

    tuvo

    lugar el 19

    de julio de

    1847; el 13 de setiembre del mismo ao fue creado el Institu to d e

    I ns tr uc cin Pb li ca ; s e r eg lament ar on o fi ci alment e

    los

    estudios

    del

    G imna si o e l 23 del m ismo mes; la nacionalizacin del Gimnasio con

    el nombre

    de

    Colegio Nacional

    f ue d ec re ta da e l

    28 de junio de 1849.

    S ob re e l

    proceso

    fundacional

    de la

    Universidad,

    vase. f ue ra d e los

    textos legale s:

    Aquiles

    Oribe, Funda cin de

    la Univers idad ; Alber to

    Palomeque . Fundacin de la Unive rs idad , en Rev. Hist

    l.

    18

    En pos de ellos,

    toda

    una coustelacin universitaria,

    exten

    dida a lo l argo del siglo desde los Vil lemain, ? a r n i e ~ Da

    miron, Vacherot, Brouillier,

    Frank,

    hasta

    los Salsset , SImon,

    Jacques, Caro, Janeto

    Vctor Cousin se constituy en

    e l j ef e

    indiscutido del mo

    vimiento enriqueciendo los aportes escoceses de Royer

    Collard

    con elementos

    del

    idealismo romntico

    alemn,

    en

    especial

    de

    Schel li ng y Hege l, y

    del

    cartesianismo francs, cuyo

    influjo

    lleg a ser

    el

    dominante.

    3

    El mismo le dio la denominacin de eclecticismo, aspi.

    rando a

    la

    conciliacin definitiva de t odos los s ist emas

    antiguos

    e n uno nuevo

    que recogiera

    lo mejor de cada

    uno.

    El

    s ~ c r e t o estaba

    en el trmino

    medio. Inicialmente, en cuanto

    al

    conocimiento,

    una

    mezcla

    en

    proporciones iguales

    de em

    p ir ismo y de rac iona li smo. Si la experiencia

    ha

    de ser

    el

    punto

    de

    partida,

    ser la experiencia

    interna, l?s

    hechos de

    conciencia,

    entre

    los cua le s se descubre

    la razon

    como una

    facultad

    inmediata

    capaz de a lcan za r lo absoluto.

    La psicologa

    sustentaba

    entonces a

    la

    ontologa,

    en

    cuyo

    seno proseguan

    la transaccin

    el. c o m p r o m i ~ ~ Ent;re

    ~ a

    prudencia

    escptica en que habIa caldo el

    e m p l l l S ~ O l ~ g l e s

    y la

    audacia

    dogmtica

    a

    que

    haba

    ido

    a parar

    el

    Idealismo

    alemn,

    sin

    perjuicio de hallar inspiraciones en

    uno

    y otro,

    Cousin encontraba el equilibrio en

    la

    vieja metafsica

    racio

    nalista ta l

    como la

    tradicin

    nacional

    del

    cartesianismo

    la

    ofreCa: apoyada en la

    idea

    de causalidad y en las tres sus

    tancias clsicas de a lma ,

    mundo

    y Dios.

    De

    esa ontologa,

    qtieguardabailn manifiesto desdn por las ciencias naturales,

    emanaba principio del

    lihre albedro, erigido en

    e l f un

    damelltoincolJ.movihle

    de la moral.

    Se estaba as del iberada

    mente de acuerdo con

    l as creencias rel igiosas ambientes ,

    mezclando inofens ivas aoranzas pla tnicas y pasando

    po r

    3 Obras

    nrincipales:. Cours .d Hisfore de

    la

    philosophie modeme,

    Frag-

    mems

    Phi lo soph ique s; Du Vra i, du

    Beau,

    du Bien. Sobre Cousin:

    9.

    Simon, Vicfor. Cousin; P . J anet ,

    Vctor

    Cousin ef S < ? ~

    oeuvre;

    H. Tai

    n e, L es

    philosophes frangais

    c1assiques du

    XIXe:

    Slec e.

    Sobre

    el es-

    piritualismo

    eclctico:

    E. Brhier , Historia

    de la

    Filosofla, TI, pp.

    547 ss.

    19

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    12/161

    encima de algunos deslices pantes tas de los comienzos his

    tricos de

    la

    escuela.

    Al mismo

    t iempo que

    filosfica, era el eclecticismo una

    doctrina poltica. De ah que su destino haya estado estre

    chamente l igado a las contingencias h is tricas de Francia a

    lo largo de

    la

    pasada centuria A mitad de camino

    ent re la

    revolucin y

    la

    reaccin, se i ni ci b uscand o d en tro d e

    un

    liberalismo descolorido la paz ansiada a principios del siglo

    po r las clases medias francesas. Cuando la restauracin boro

    bnica

    estaba en su apogeo, la

    combat i de

    frente. La br i

    lIante elocuencia acadmica con que

    lo

    hizo, unida a l desdn

    con que

    la

    generacin

    romntica miraba a l

    iluminismo

    en

    retirada

    lo

    pusieron fcilmente de moda en vsperas

    de

    la

    revolucin de Julio.

    Al

    advenimiento de la Casa de Orlans

    se convirti

    en

    la filosofa del rgimen, no teniendo dificul.

    t ~ para

    ello,

    en

    acomodar todava ms sus ideas espiritua

    l is tas a las conveniencias

    del o rden

    polt ico, social y

    moral

    cuyo servicio se impuso.

    Fu e

    sa la poca de oro del eclecticismo. Se le recomo

    pens

    con

    altas dignidades administrativas y,

    muy

    especial

    mente, con la direccin de la enseanza universitaria,

    que

    Cousiu ejerci sin tr abas du ran te todo el r ei nado d e Luis

    Felipe. La cada de ste fue, por eso, t ambin la suya.

    La

    revolucin

    del

    48, que

    trajo primero el triunfo

    de las corrien

    tes sansimonianas y positivistas, y ms

    tarde la

    reaccin cat

    lica,

    lo

    desplazaron

    bruscamente

    de las posiciones de mando.

    Salvo algunas intermitencias, la est rella personal del

    jefe

    se

    apag entonces. Pero aunque despojado

    de

    su fuerza buro

    crtica y de su prestigio poltico, y renovado en su contenido

    filosfico, el espiritualismo eclctico tuvo representantes y

    ocup ctedras

    en

    la universidad francesa hasta las postr i.

    meras

    del

    siglo XIX.

    4. El eclecticismo

    en

    Amrica

    Luego de

    la

    difusin continental de

    la

    enciclopedia y

    la

    ideologa, que

    patrocinaron

    doctrinariamente

    en

    Amrica la

    revolucin de

    la

    independencia se

    produjo

    a mediados del

    20

    siglo el triunfo igualmente continental, de l eclecticismo. Fue

    en

    nuestros pases, sujetos ya al rectorado cultural de Fran

    cia,

    la

    filosofa ms caracterstica

    del perodo

    romntico.

    Precedi as inmediatamente a l a e tapa repre sentada por e l

    positivismo, que en casi t odos l ados deb i

    combatir

    con l

    para imponerse.

    En

    Mxico

    la

    empez a

    difundir

    Vctor Cousin despus

    de 1830, en part icular a t ravs de sus t raba jo s d e h is to ri a

    de

    la

    filosofa. En

    el

    Brasil domin

    el

    espiritualismo eclc

    tico a med iados

    del

    siglo, con las figuras representativas

    de

    Monte Alverne,

    o n ~ l v e z

    de Magalhes y Ferreira Franca

    En

    Cuba, combatido

    por el

    ilustre de

    la

    Luz y Cabal le ro ,

    influy a travs de los hermanos Gonzlez del Valle. En Bo

    livia publicaron t raducciones y obras originales eclcticas,

    Ter razas, Reyes Ort iz , Vil a,

    San Romn

    Torrico.

    En O

    lombia, en Per en Chil e, se sea la igualmente la accin

    de la escuela eclctica, a la que

    no

    es ajena la clsica

    obra

    d e And rs Bello, Filosofa l ntendimiento 4

    En

    lo

    que

    respecta

    al

    Ro

    de

    l a P la ta

    las primeras

    in

    fluencias del eclecticismo se registraron desde

    temprano en

    Buenos Aires.

    Ya en

    1819, Alejo Villegas, formado en la es

    colstica colonial cordobesa, en su polmica con

    el

    ideolo

    gista Juan Crisstomo Lafinur se sirvi de l as doc tr inas es

    piritualistas

    de

    Cousin.

    5

    )

    La

    penetracin efectiva, sin embargo, se produjo a par

    ti r de 1830,

    el

    ao en que Esteban Echeverra regres

    de

    Pars donde

    haba

    residido desde 1826. No

    pudo dejar

    de

    interesarse

    a ll p or la

    doctr ina que

    era

    entonces

    la

    expre

    s in ms ostensible

    del

    romanticismo filosfico. En aqueo

    llos aos precisamente, todava opositor y

    en el

    disfrute

    de

    s u m x im a

    popularidad

    la

    difunda

    Cousin desde

    la

    Sor

    bona en

    resonantes conferencias. A ste,

    entre

    otros , cita

    4)

    F Garca

    Caldern

    La s

    corrientes f llosficas en la

    Amr ica La tina:

    S Ramos

    Historia

    de

    la

    Filosofa en Mxico

    p

    113; J Cruz Cos ta

    A Filosofa no Brasil

    p

    54;

    A

    Gmez

    Robledo

    La Filosofa en

    el

    Brasil p 25; M Vitier La Filosofa

    en

    Cuba p 68; G.

    Francovich

    La Filosofia en

    Bolivia p

    95.

    5)

    J

    Ingenieros

    La

    Evolucin

    de las ideas

    argentinas

    O. C., XIV

    pp

    188-190, Y

    XVI p

    212.

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    13/161

    Gutirrez al mencionar

    los

    maestros

    de

    filosofa

    que

    enton-

    ces

    l e merecieron particular

    atencin . Vuelto

    a

    Buenos

    Aires,

    hizo

    conocer a los eclc ticos.

    A Echeverra -decla

    ra Alherdi- deb

    la evolucin

    que

    se

    oper en mi

    espri

    tu

    con l as l ec tur as

    d e V c to r Cousin,

    Villemain

    Chateau

    b r i a ~ d J

    ouffroy

    y

    todos

    los eclcticos p r o c e d e D t ~ s de Ale-

    mama,

    en

    favor

    de

    lo que

    se

    llam

    espiritualismo . Sobre

    esa introduccin actu en seguida

    la

    bibliografa romntica

    que empez

    a

    llegar aureolada

    por

    la Revolucin de

    Julio.

    ,: i.cente F.

    L ~ e z ha

    documentado

    expresivamente su

    repercu-

    SlOn sobre la J u ~ e n t u d universitaria: No s

    como se

    produjo

    u ~ a

    e n t r a ~ a torrencial de

    libros

    y

    autores

    que

    no se

    haban

    Oldo menclOnarhasta entonces.

    Las obras de

    Cousin

    de

    Vi-

    llemain, de Quine t,

    Miche le t, J ule s J

    anin,

    :Mrime,

    Nizard,

    etc.,

    andaban

    en

    nuestras

    manos

    produciendo una

    novelera

    f a n t s t ~ c a

    d e i de as

    y

    de

    prdicas

    sobre

    escuelas y

    autores

    -romantlCos,

    clsicos, eclcticos, sansimonianos.

    (6)

    . Sabido es que aquella

    juventud,

    como

    el

    propio Echeve-

    rl Ia, se

    inclin

    en

    definitiva

    po r

    el

    sansimonismo antes

    que

    po r el

    eclecticismo.

    Frente

    a ste, oficializado en

    Francia

    des-

    de

    e n t o n c ~ s y

    ms adocenado que nunca, representaba aqul

    In

    contmUldad

    del esp r it u filosfico revolucionario.

    Pero

    elementos eclcticos se incorporaron

    necesariamente

    a su for-

    macin

    intelectual.

    A los tes timonios

    transcritos corresponde

    agregar

    algunos hechos. En 1834,

    Jos

    T. Guido y

    Alfredo

    G.

    Bellemare

    comenzaron

    a

    editar

    en

    Buenos

    Aires la

    Historia

    de

    Filosofa de

    Cousin,

    traducida

    po r ellos, con

    un a

    noti-

    cia

    biogrfi?a

    .del

    autor. ( )

    .En 1837

    public

    Alherdi el

    Frag-

    mento

    ~ r e l z n m a r

    al studw del erecho

    donde, junto con

    la : sanSImomanas, aparecen muchas

    influencias

    eclcticas. El

    mIsmo

    ao parti

    para

    Francia

    Florencio

    Balcarce,

    que iba

    a

    escuchar

    a

    Jouffroy

    y

    traducir

    a

    Laromiguiere.

    (6) J. f.

    Gutirrez,

    No ti c ia b iog rf i ca

    sobre D. Esteban Echever r ia

    p r o l ~ g o Dogma Socialis ia, Ed. Claridad p. 13).

    J. B.

    Alberdi, Escri.-

    o s PoSiumos,

    XV.

    p. 249, V. F. Lpez ,

    Auobiografa.

    (7) En 1 8 6 1 ~ en

    l

    pr l.ogo a la 4

    ed.

    de su

    ltroduecin

    a la HiSioria

    c;re la

    F I 1 o ~ o f l a regIstrando

    la

    r epe rcus in de

    su

    obra

    en

    el

    extran

    J er o, Cou sm a n o t a b ~ Tenemos a la vista los pr imeros cuade rnos

    de un a verSlOn

    espanola publicada

    en Buenos

    Aires

    en

    1834,

    22

    En l a segunda mitad del

    siglo se

    utilizaron

    e n l a

    ensean

    za

    oficial

    de

    la filosofa

    en la Argentina,

    los

    manuales

    eclcti-

    cos de Geruzez y de Jacques,

    Simon

    y Saisset . (8)

    5.

    Antecedentes del

    eclecticismo

    en

    el Uruguay.

    En

    cuanto al

    Uruguay,

    las

    primeras

    influencias

    eclcticas

    deben ser

    referidas

    como en Buenos A ir es a

    Alejo

    Villegas.

    Emigrado a :Montevideo, ense filosofa

    en

    la Casa

    de

    Estu-

    dios

    entre

    1836 y 1841.

    El

    pas no ofreca

    hasta

    entonces

    ms

    antecedentes

    filosficos

    que

    los escolsticos, enciclopedistas e

    ideologistas.

    De ac uer do c on su

    formacin,

    prosigui

    Villegas

    la

    tradicin escolstica

    de su

    antecesor Jos Benito Lamas. No

    obstante, cabe suponer,

    aunque no existe

    al respecto

    constan-

    cia

    expresa,

    que de alguna manera

    debi

    reflejar en su

    ense-

    anza las

    lecturas

    eclcticas evidenciadas, segn se ha dicho,

    en

    la polmica con Lafinur .

    Cuando

    en

    1838

    apareci

    l

    iniciador

    dirigido

    po r el

    uruguayo Andrs

    Lamas

    y

    el argentino

    Miguel Can, y

    ani

    mado por Alherdi ,

    Gutirrez

    y dems jvenes

    romnticos

    porteos, la preferencia

    de

    la

    nueva generacin

    por

    el

    sansi-

    monismo

    era

    ya

    manifiesta,

    desdendose

    explcitamente al

    espiritualismo

    eclctico.

    Entre

    los pocos documentos filos-

    ficos

    del peridico

    figura

    la

    traduccin de

    un art culo de la

    Revue

    des

    eux

    Mondes titulado Fi losofa , donde

    se cri -

    tica severamente

    a

    Cousin

    con

    argumentos

    sansimonianos:

    :M .

    Cousin,

    po r su

    sistema,

    est

    excusado

    de toda

    argumentacin:

    Lo absoluto, dice, se

    legitima por

    s mismo. Si se me pregunta

    po r qu hay

    deberes,

    yo responder,

    porque

    hay

    deberes. No

    hay razn que

    da r

    de la

    razn. As

    hemos

    llegado a las

    afirmaciones puras y simples

    que

    se

    han

    echado

    t an to en cara

    (8)

    Sobre el eclecticismo e n l a Argen ti na : J . Ingen ie ros ,

    1.e..

    XVI, pp. 211

    s s. ; M. Can,

    Juvenilia,

    Ed . Clar idad , p . 56;

    Revista

    d e Der echo , H is

    toria Y

    Letra s, Buenos

    Aires, 1901, t.

    IX, nota

    a la c ar ta

    de

    A.

    Jac

    queso

    I ngen ie ro s subes tima l a

    influencia

    de l ec lec ti c ismo en la Ar

    gentina

    en la

    s eg un da m it ad d el

    siglo.

    23

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    14/161

    a l os v ie jo s t ra tados de filosofa. Lo importante para nos

    otros sera saber qu cosas son absolutamente verdaderas, be

    llas y buenas, y cmo estas cosas se

    hacen

    apl ic ab le s a la s

    artes, a la ciencia, a

    la

    i da social.

    9

    De todas maneras, si bien

    la

    doctrina

    no ech races

    entonces, los

    autores

    eclcticos

    eran

    l edos y

    su

    accin

    hist

    rica ambiente se haca sentir . Se registran algunos indicios.

    En

    1840, Alberdi public en

    la

    prensa el

    programa

    de un curso de

    filosofa

    en

    el

    que confiere

    especial autoridad a Jouffroy. lO

    El

    mismo ao, Andrs Lamas obsequiaba a Bartolom Mitre,

    con una

    fraternal dedicatoria,

    manual

    de

    historia

    de la fi

    losofa

    del e sp ir it ua li st a a lemn Tennemann , t raducido

    al

    francs po r Cousin.

    11

    Con el

    c ie rr e de

    la Casa

    de

    Estudios en vsperas de la

    Guerra Grande 1843-1851) toda actividad filosfica aparente

    desapareci po r var ios aos en Montevideo. En

    la

    plaza si

    t iada , como en el Cerrito,

    la

    intelectualidad representativa se

    entreg

    por

    entero

    a

    la

    guerra,

    la

    poltica

    y

    el

    periodismo

    de

    combate. Al

    entrar

    en este ciclo blico coexist an mentalida-

    des escolsticas, enciclopedistas, ideologistas, sansimonianas.

    Baste nombrar, incluyendo a los argentinos emigrados , a Jos

    Benito Lamas, Alejo Villegas, Dmaso Antonio Larraaga,

    Florencio Varela,

    Esteban

    Echeverra, Juan Mara Gutirrez,

    Juan

    Bautista

    A1herdi, Eduardo Acevedo,

    Andrs

    Lamas. To

    dos estos estratos filosficos superpuestos

    por

    la Colonia, la

    Revolucin y

    el

    Romanticismo, se

    iban

    a disolver,

    del

    punto

    de ista

    de l

    proceso nacional, en el seno de

    la

    contienda. Se

    desarrollaran, en

    cambio, hasta cobrar cuerpo, los grmenes

    eclcticos del per odo anter ior. Al emerger nuevamente, a

    fines

    de l

    Sitio,

    la

    corriente

    de l as i deas filo sficas, slo se

    presentara en escena, para monopol izada por muchos aos

    desde

    la

    ctedra de

    la

    Universidad,

    la

    escuela de Cousin.

    9 El Inic iador , l. p. 174.

    10) A. Ardao, loe. c

    pp.

    163 ss.

    (11)

    l

    ejemplar

    parte de la Biblioteca Ellauri,

    que se

    c on se rv a e n

    la

    Facultad de

    Derecho de

    Montevideo.

    24

    MAGISTERIO

    DE LUIS

    JOSE

    DE

    LA

    PEA

    1. Antecedentes doctrinarios de De la Pea.

    La introduccin

    de

    la

    filosofa eclctica en la enseanza

    pb li ca del pa s

    por

    parte del doctor

    de

    la Pea, no estaba

    de

    acuerdo

    con

    sus antecedentes doctrinarios en la ctedra.

    Graduado en

    la

    Universidad de Crdoba de doctor

    en

    filosofa y sagrada teologa, haba participado

    en

    Buenos Aires,

    en 1819,

    en

    el concurso para

    proveer la ct ed ra de

    filosofa

    que

    gan Lafinur.

    En

    1826,

    al dhidir

    Rivadavia el curso en

    dos aos, lo

    nombr

    para

    regentear el primero.

    Lo

    hizo hasta

    1830. Tuvo

    en

    ese

    perodo por

    colegas

    en

    el curso

    de l

    segundo

    ao a

    Fernndez

    de Agero

    hasta

    1827 y a

    Alcorta

    despus.

    Como se

    desprende del

    extenso manuscrito

    personal

    de sus

    lecciones

    de

    entonces, existente

    en

    Montevideo, su enseanza

    concord con

    el

    ideologismo caracterstico

    de

    la

    Universidad

    de Buenos Aires en aquel la poca, inspirndose principalmen.

    te en

    Condillac,

    Des tu tt de T racy

    y Laromiguiere. (l)

    En 1830 emigr

    al

    Uruguay, radicndose

    en

    Mercedes,

    donde

    se dedic a la enseanza

    primaria. Desterrado

    al B ra

    sil en 1837

    con Rivadavia

    y o tr os

    unitarios,

    regres a Monte

    i deo e n 1839.

    Aqu

    se incul estrechamente a los

    prohom.

    bres de

    la

    Defensa, convirt indose a par ti r d e 1847 en el

    b razo de re cho del Minis tro de Gobierno Manuel Herrera y

    Obes en

    la

    ejecucin del plan que condu jo a l establecimiento

    de la Universidad. Al crearse el Instituto de Instruccin Po

    b li ca , de

    que ya

    hemos hablado, presidido

    por

    el Ministro

    de

    Gobierno,

    fue

    nombrado

    su vicepresidente.

    Er a

    ya

    director

    del Gimnasio Nacional fundado por su cuenta con el auspicio

    gubernativo, y que oficializado luego bajo e l

    nombre

    de Coleo

    gio Nacional pas a integrar la Universidad. Form

    parte del

    1

    Dimos noticia

    de

    la exis tenc ia de este manuscr i to en Filosofa

    Preunl-

    versaria en e l Uruguay, p. 58. Su contenido no confirma ~ d e s ~

    vorables referencias consignadas po r

    V.

    F . L p ez e n su Autoblograba.

    25

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    15/161

    primer consejo de sta, a la cual se le

    incorpor

    con los ttulos

    acadmicos de las Universidades de

    Crdoba

    y Buenos Aires.

    Bien

    puede

    decirse que

    fue

    el

    e je del

    movimiento educacional

    de

    ese perodo.

    (2)

    2. Sus

    cursos del Gimnasio Nacional

    y de la Universidad.

    El

    doctor De

    l a Pea

    dict en 1848

    el

    curso de filosofa

    del Gimnasio.

    En

    contraste con su pasado ideologista, ajust

    su enseanza al ours hilosophie de Eugen io Geruzez,

    manual

    francs modelado en

    l a doc tr in a

    del espiritualismo

    eclctico.

    Cumpla con ello

    una

    prescripcin oficial.

    En

    marzo de

    1848

    un

    decreto especial facult

    al

    Insti tuto para

    sealar

    los

    t ex to s a emplearse en la enseanza. En uso de esa facultad,

    en abr il del mismo ao, con

    la

    firma de su presidente Manuei

    Herrera

    y Obes y de su secretar io

    J

    os Gabriel

    Palomeque,

    co

    munic el

    Instituto

    a

    la

    direccin

    del

    Gimnasio que el t ex to a

    seguirse en el curso de Filosofa

    sera

    la obra de Geruzez. (3)

    Dada

    la

    situacin de De

    l a Pea

    en el Insti tu to de

    Instruccin

    Pblica,

    cuya presidencia efectiva ejerca, hay que suponer ,

    s iendo adems e l

    director

    y aun el profesor

    de

    filosofa del

    Gimnasio,

    que

    tuvo participacin decisiva en

    dicha

    eleccin.

    No haha s ido a jeno , pues, a

    la

    renovacin filosfica

    del

    siglo,

    irradiada por

    Francia sobre los pases de Amrica.

    La influencia de la cultura francesa,

    iniciada

    con la Re

    volucin, se h ab a he cho muy in tens a en Montevideo en los

    aos del Sitio.

    Tuvo que ver

    con ello e l fa cto r poltico.

    2 ) Vase:

    Marino

    C. Berro, La Universidad y el

    Dr.

    Lui s Jos

    de

    la

    Pe

    a,

    Montevideo,

    1908. El

    I ns ti tu t o de I ns t ru cc in Pb li ca

    estuvo

    inte

    g ra do p or D e

    la

    Pea, F ra nc is co Aracho , And r s

    Lamas,

    Florentino

    Castellanos, Permn Fer re i ra , Enr ique Muoz,

    Cndido

    Joanic , Jos

    M i

    Muoz,

    Esteban Echever r a

    y

    Juan

    Manuel

    Besnes

    Irigoyen; el

    primer Consejo

    Univer si tar io, por Lorenzo Fernndez (Rect'Or),

    Fer

    min Ferre r a , E. Echeverra,

    Alejo

    Villegas y F. Castellanos; fu e

    Se

    cretario

    de ambos,

    Jos Gabr el Palomeque .

    3)

    Sobre

    la adopcin

    del Geruzez y

    los

    exmenes de l

    curso,

    vase: Archi

    vo

    de la

    Univer sidad , Ca ja Gimnasio y Col eg io

    Nacional,

    1835-1848 ;

    d ia ri o E l Comercio del P la ta , 20 d e j ul io y 26 d e d ic iemb re d e 1848

    y 4 de enero de

    1849. Los

    a lumnos examinados fueron:

    Fermn

    Fe

    rreira,

    Lucas

    y Nicols Herrera y Obes, Ado lfo Als ina, Juan H. Vz

    quez,

    Gregorio

    y Ju st in ia no Pr ez , F ra nc is co

    Lavalleja,

    Laudelino

    Vzqu ez ; c as i t od os

    ellos,

    futuras

    personalidades

    rioplatenses.

    26

    Diplomtica y au n

    militarmente, Francia

    estuvo

    muy

    ligada

    a los

    problemas del

    R o de la Plata bajo la t i rana de Rosas,

    en

    los que se mezcl de buena

    gana

    el inquieto

    imperialismo

    econmico de

    la burguesa

    orleanista. Los crculos antirrosistas

    uruguayos y argen tinos, asentados en Montevideo,

    tuvieron

    siempre, po r

    encima

    de las desilusiones de

    ciertos

    perodos,

    grandes

    esperanzas

    en

    el

    gobierno de

    Luis Felipe,

    que

    repre

    sentaba,

    en

    cier to modo, el

    espritu

    de

    l a Europa

    l iberal . Es

    natural , por l o t an to , q ue

    doctrina eclctica,

    tan

    represen

    t at iv a de la f ilosof a y la poltica del rgimen, encontrara

    amplia acogida en la plaza sitiada, donde era, po r otra par te ,

    muy

    poderosa e influyente

    la

    colonia francesa.

    El

    pronuncia

    miento del Insti tuto

    de Instruccin

    Pblica en

    favor

    del

    texto

    de Geruzez,

    marc la

    entronizacin oficial

    de

    dicha doctr ina

    cn el

    pas.

    Resulta

    curioso

    observar

    que ello ocurra en 1848,

    el ao precisamente

    de

    su cada

    en Francia

    como filosofa

    de

    la Universidad. 4)

    Al

    ao siguiente, el doctor De

    la

    Pea dict

    el

    primer

    curso de f ilosof a de

    la

    Universidad

    de Montevideo.

    El

    mismo

    da

    en

    qu e e l gobierno de Surez decret su inaUimracin,

    14

    de julio de 1849, l o nombr catedrtico de f i l o s ~ f Era la

    ctedra del

    Gimnasio Nacional

    -Colegio

    Nacional desde

    el

    mes

    anterior-

    que se convert a en universitaria. La ocup

    hasta 1851, utilizando siempre como texto de clase el manual

    espiritualista recomendado

    en 1848 por el Insti tu to de Ins

    truccin

    Pblica. 5)

    A principios de 1852, cado Rosas,

    renunci

    a e lla, a s co

    mo a la de matemticas que tambin desempeaba y al vice

    rrectorado de la Universidad, para trasladarse a la Argentina

    4)

    En ese

    m smo

    ~

    el

    :ns importante

    colegio

    p ri va do d e

    Montevi

    ?eo .despues

    del

    qimnaslO l Colegio de Human idades , d ir ig ido por

    JesUl tas - mantema en filosofa la enseanza escolstica En un co

    municado sobre los exmenes d e fin de curso se expresa

    as : L os

    ~ u n o s

    que

    .han

    h ec ho e l

    estudio

    de

    Lgica

    y

    Metafsica

    desempe

    Il;aron con

    bnl lan tez l a

    defensa

    de

    las

    proposiciones que se prop u

    Sle On

    s o s ~ e n e r

    y con ~ : n t ? ms luc im ie nto c uanto f ue ron impugna

    do>

    po r

    .diferentes

    eclesiasbcos;

    mostrando unos y o tr os su per ic ia

    en

    el maneJo de la lengua latina (El Comercio del P la ta , 23 de d ic iem

    bre de

    1848).

    5 )

    Archivo

    de la

    Unive rs idad , Cajas: Academia, 1841-1850 ;

    HG. Nacio

    na l

    y

    C. Nacional,

    1849-1855 ;

    Universidad.

    1849-1852 (I-A) .

    27

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    16/161

    donde ib a a ser Ministro de Relaciones Exteriores en el

    go-

    bierno de Urquiza.

    En 1854,

    contingencias pol ticas lo hicie

    ron regresar a Montevideo, donde volv i a cumplir todava

    algunas actividades docentes; pero desarraigado ya del medio,

    poco despus se reintegr a su p as, donde

    muri

    en

    1871.

    6

    3.

    El

    manua l de

    Geruzez.

    El ours de hilosophie de Eugenio Geruzez (1799-1865)

    qui n alcanz gran boga en su poca como autor de obras

    didcticas, especiahnente de literatura francesa- apareci en

    Francia en los comienzos

    de

    la

    era

    orleanista y por

    tan to del

    imperio

    universitario de Cousin.

    Recomendado

    por

    Villemain a quien fuera dedicado,

    y

    aprobado

    por el Consejo

    Real

    lo

    acompa

    de

    inmediato

    un

    notorio

    xito escolar. Apenas meses despus

    de

    su primera edi

    cin, en mayo de

    1834,

    su autor f echaba y a e l prlogo de

    la

    segunda,

    oportunidad

    en que seal

    de manera

    expresa sus

    fuentes inspiradoras:

    No

    podra

    dis imular todo lo

    que

    debo

    a los e sc ri to s

    de

    algunos filsofos contemporneos, entre los

    cuales soy fel iz

    de

    contar algunos amigos. Pero l a amistad no

    me

    autoriza

    a despojarlos en silencio.

    lV

    Cousin ha recono

    cido

    sin

    disgusto que mi

    memoria

    haba sido

    fiel

    a sus leccio

    nes; M.

    Damiron

    ha podido encontrar aqu y a ll algunas

    reminiscencias de sus excelentes escri tos.

    He

    puesto a contr i

    bucin

    sobre todo el

    ompendio publicado

    po r

    IV

    Ad.

    Gar

    nier

    espritu

    exacto, penetrante y concienzudo. Debo tambin

    mucho

    a la l ec tu ra de l as obras de M. Jouffroy quien

    me ha

    inspirado

    a

    menudo; de lV

    Laromiguiere nuestro digno pa

    triarca

    y de M. Cardaillac,

    quien

    ha seguido, no

    sin

    brillo

    las huellas de su maestro. Como

    puede

    verse, todo el estado

    mayor de

    lo

    que iba

    a

    llamarse

    e l

    regimiento del

    espiritua

    lismo eclctico.

    De esa filiacin derivaba la

    estructura

    y el contenido de

    l obra cuyo plan responda est rictamente al programa uni

    (6) E. Acevedo Anales Hisiricos de l Uruguay

    n

    p. 582. Mariano B. B e

    rro

    La

    Escuela

    antigua

    en

    Soriano

    (1912), pp . 104 Y 121.

    28

    versitario que

    el

    eclecticismo puso

    en

    vigor. Se la divida en

    cuatro

    partes:

    psicologa, lgica,

    moral

    y teodicea,

    de

    acuerdo

    con la

    sistematizacin y terminologa adoptadas por

    la

    escuela,

    en reemplazo

    de

    las que el ideologismo haba impuesto sobre

    el canon de la

    ohra

    de Tracy: ideologa, gramtica filosfica

    y lgica. La cer raba una historia de la filosofa, respondin

    dose

    tambin

    en esto a una de las direcciones capitales

    del

    eclecticismo

    trazada

    por

    Cousin:

    la

    reconstruccin del pasado

    filosfico, a travs de

    un

    vasto esfuerzo de investigacin, tra

    duccin y exposicin por el que se dio expresin en Francia

    al esp r itu historicista del romanticismo. Tanto

    la parte

    sis

    temtica como la histrica

    eran

    desar rolladas , desde luego,

    con f ide li dad a l c ri te rio de la escuela , a modo de ext racto

    didctico de sus obras mayores.

    No descuidaba el texto, por lo dems , l a t area de pacif i.

    c ac in soci al y r eli gi osa que , e spec ia lmen te despus de su

    oficializacin, se haba asi ffiado el eclecticismo. A su frente

    declaraba el autor: Abordando difciles problemas, no he

    sobrepasado los lmites

    en

    los cuales el

    espritu

    filosfico y

    el espritu

    religioso

    pueden

    s iempre ponerse de acuerdo.

    Ta l

    es, por otra par te

    el

    carcter general

    de

    la enseanza

    uni

    versitaria, aunque se grite

    bien

    alto y se

    repita

    imperturba

    b lemente que

    las doctrinas modernas

    pervierten la

    moral y

    arruinan

    e l f und ament o d e t od a religin;

    porque

    es c la ro ,

    para todos aquellos

    que l een

    y que entienden

    que

    l a inma

    t er ia li dad del a lma es

    en

    todas partes l conclusin de la

    psicologa, que l a moral f ilosfica se apoya sobre la inmorta

    lidad

    del principio inmaterial que

    la

    teodicea es

    un

    perpetuo

    homenaje a la

    unidad

    y a

    la

    omnipotencia del Creador,

    y que

    en ninguna poca los filsofos ha n anunciado con ms segur i

    dad

    estas tres grandes verdades. Ser a pues ms verdadero

    decir que si

    la

    filosofa

    ha

    cesado de se r

    la

    sirvienta de la

    teologa,

    no

    se

    ha

    11elto

    ni

    su

    rival ni

    su enemiga.

    En

    efecto,

    ella conduce,

    en

    gua fiel,

    al

    espritu humano

    hasta

    e l pun to

    en

    que,

    no teniendo

    ms nada que afirmar

    lo

    libra a la teo

    loga, que l o lleva ms alto en alas de la fe .

    Ante s de 1840, fe cha de la tercera edicin, fue

    e l l ib ro

    ver ti do al ca ste ll ano . Y ant es de

    1846,

    fecha

    de

    la cuarta ha

    29

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    17/161

    ba l legado a nuestro continente segn la constancia

    que

    en

    tonces est amp su p ropio aut or : Me atrevo apenas a decir

    que traducido al espaol, ha ido a implantar en no s qu

    provincias de la Amrica del Sur los grmenes de la doctri

    na

    qu e los enemigos de toda filosofa

    incriminan

    en

    Francia

    bajo e l nombre

    de eclecticismo .

    En

    nuestro pas, donde esta

    ba llamado a

    imperar en

    el aula po r ms de

    un

    cuarto de

    siglo, carecemos de noticias suyas antes

    de

    la

    citada

    recomen

    dacin oficial de 1848.

    En

    la Argent ina fue u ti lizado como

    texto en

    la Universidad

    de Buenos

    Aires

    hacia la

    sptima

    d

    cada del siglo. Cabe

    suponer que fue tempranamente

    conocido

    en

    otras reaiones

    del

    continente. Esta preferencia americana

    1

    estuvo de acuerdo con la que fue dispensada en a ensenan-

    za universitaria de su pas de origen: primera en e l

    tiempo

    en

    tr e numerosas obras

    del

    mismo gnero producidas par a e l uso

    de la docencia eclecticista, el curso de Geruzez goz

    en

    Fran

    cia

    durante

    largos aos del favor inicial .

    Texto tradicionalista

    y

    dogmtico, cer rado a l

    influj?

    -

    novador del natural ismo del siglo, tuvo sin duda ese exl to

    histrico porque

    er a

    un

    expresivo

    breviario.

    ~ e l

    e l e t i i ~ m o

    con l as limitaciones doctrinarias pero tamblen con las VIrtu

    des expositivas

    de

    la escuela. Es pOl eso en nuestros pases, el

    decano de la larga serie de textos de enseanza e filosofa

    o

    no

    con que nos ha beneficiado la pedagoga frances.a,

    precisamente constituida

    en

    lo fundamental como cuerpo his

    trico, por la prolongada accin didctica del espiritualismo

    eclctico.

    4.

    Personalidad docente de De la Pea.

    No obstante diversas referencias sobre el respeto con que

    era

    considerada la personalidad docente del doctor De la Pe

    a es de admit ir q ue su enseanza filosfica en Monte video

    no estuvo rodeada de merecimientos excepcionales de ilustra

    cin o de influjo intelectual.

    La dedicacin

    simultnea

    a la enseanza

    primaria

    y la

    participacin preponderante del punto de vista administrativo,

    en el proceso

    fundacional de la

    Universidad as como las vi-

    30

    cis itudes pol t icas y bl icas de la poca, que segua de cerca ,

    no hubieran

    permitido

    en

    ningn

    caso que

    fuera

    de

    otro

    mo

    do. Merecen recogerse al respecto, por s u va lo r documental,

    algunas de las pal ab ras que l mismo dirigiera a sus a lumnos

    a l i ni ci ar en 1848 el curso filosfico del Gimnasio: Despus

    de 20 aos de

    un

    completo abandono del estudio cientfico

    so-

    bre nuestra inteligencia, despus que muchos de ellos han sido

    perdidos en

    una

    vida puramente material

    y todos ,

    indudable

    mente

    todos, pasados en

    una

    i da de sufrimientos, no puedo

    ofrecer

    ms q ue

    los esfuerzos de una pasin que se vigoriza

    en la misma

    proporcin que

    las dems se debilitan que crece

    cuando l as dems

    mueren:

    e l amo r a la

    patria

    el

    amor

    a la

    humanidad

    el deseo vehemen te de que la nueva generacin

    se presente digua de la alta misin que le est confiada y que

    ella vuelva una mirada de amis tad y de aprecio hacia aque

    llos que se

    han

    esforzado

    por

    disponerla a

    que la llene

    fiel

    mente. 7)

    Lleg, sin embargo, a tener el propsito

    de redactar

    per

    sonalmente un texto para su curso, no sat isfecho con

    el

    ma

    nual

    de Geruzez. A f ine s de 1849, ya e st ab leci da

    la

    Universi

    dad , as se lo manifestaba a A.lldrs Lamas, ministro entonces

    del pas en R o de ]aneiro en car ta que resul ta ser, como e l

    pasaje anterior un elocuente testinlOnio de las circunstancias

    intelechlales en

    que d ab a

    sus primeros pasos

    la

    Universidad

    de Montevideo:

    Mateo

    :Magarios me escribi

    por el

    ltimo

    paquete

    por

    encargo de un saeerdote Sastre residente en sa, pidindome

    opinin sobre la aceptacin que merecera

    del

    Instituto un

    Curso de Filosofa r edac tado por e l mencionado Sastre y que

    no es ms

    que un

    extracto e n f orma d e

    Catecismo-

    del

    curso de Geruzez . Mi contestacin

    se

    ha reducido a dec ir le

    que

    sera

    hasta r id culo aventurar juicio

    sin conocimiento,

    pero que e n general

    un

    curso manuscrito no llenara l as ne-

    7)

    Ano ta cin de

    su

    puo

    l et ra e n

    e l c it ad o m an us cr it o d e su anti

    guo

    c ur sa d e Bue no s Aires fechada

    en

    octubre de 1848. Uti li z en

    Montevideo

    dicho

    manuscrito

    para

    dictar

    la

    retrica

    no tratada

    po r

    el

    texto de Geruzez s eg n s ur ge d e d iv er sa s an ot aci on es que hizo

    en e l m ismo .

    En

    1850 l o d ed ic a

    la

    Bibl io teca de

    la

    Universidad.

    sealando que era n ico or ig ina l .

    31

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    18/161

    no en

    la

    solucin

    del problema

    filosfico, manifestando los

    escollos

    en que

    encal l , ms de

    una

    vez, e ~ i r v i d o por

    un

    anlisis imperfecto. Pero ante s de empezar he c re do ti l, si

    no necesario, proponerme una cuest in previa. Qu es la

    f ilosofa, o ms bien cu l es su objeto? Si consigo resolverla

    de un modo inteligible, ya

    t endr a l

    menos

    un a

    luz

    que

    me

    alumbre una base i nconmovibl e sob re que asentar todo el

    edi ficio de mis ideas . Para establecer ese objeto se apoya en

    Bacon

    y en Descartes, concluyendo:

    Mi

    definicin sera:

    La

    ciencia que partiendo

    la propia existencia abraza

    todas las verdades

    y

    las sujeta a examen. La filosofa anti-

    gua se extravi: Tom

    por partida

    el mundo f sico y hacien-

    do abstracciones del ser inteligente busc en

    la

    naturaleza el

    secre to de

    la

    creacin. Si, en cambio, tomamos po r objeto

    y

    po r

    punto de partida

    a l hombre estud iando en e l

    yo sus

    facultades en sus diversos desarrollos, entonces

    s

    podremos

    entrar

    al

    estudio de la naturaleza con la inmensa

    ventaja

    de

    conocer e l a lcance de nuestras fuerzas .

    Definida as la filosofa, estudia su desarrollo histrico

    a t ravs

    de

    u n

    cuadro aproximado

    de esa

    multitud

    de siste-

    mas que, a p es ar d e haber tenido por jefes genios i lustres,

    en vez de tender

    al

    objeto comn

    l

    solucin del proble-

    m no han hecho ms que despedazarse en luchas encarni-

    zadas, sobre cuest iones

    puramente

    secundarias .

    Menciona en primer lugar e l sistema de filosofa sen-

    sualista , cuyos representantes

    adoptaron

    por divisa el si-

    guiente

    principio: Todos nuestros conocimientos nos vienen

    por los sentidos. Este principio bien examinado es incontes-

    table. .. Entre los filsofos de

    la

    escuela moderna Condillac

    es el que ha sostenido con ms acierto la doctrina de un sen-

    sualismo discreto. Pero e l sensualismo, en manos de los dis-

    cpulos y su cesores

    de

    sus

    primeros

    representantes, degener

    rpidamente por la fuerza de las cosas, en dos principios ex-

    clusivos, en dos fuentes inagotables de errores y de crmenes:

    el material ismo y el atesmo . Entre los modernos es el caso

    principalmente

    de Hobbes, La Mettrie

    y

    d HoIbach. En opo-

    sicin al sensualismo aparece el s is tema de f ilosof a espir i-

    tua li sta . A su cab eza figura Platn. Pero c on su sistema

    I

    I

    1

    IJ

    r

    l ~

    r

    S. La fesis de Adolfo Alsina.

    cesidades que sentimos por

    el

    momen to ; que Geruzez est

    muy lejos

    de s er

    lo mejor en esa

    materia

    y

    no

    s si

    podr

    de-

    cir que no llega siquiera a lo bueno; que la forma catequs-

    t ic a me parece la menos a propsi to para tratar materias de

    esa importancia y con jvenes que se preparan a e st ud ios de

    o tra an mayor; y que ese curso, en f in, est incompleto para

    el programa que nos r ige. Quiz tenga Ud. ocasin de conocer

    lo que eso se a; y malo por malo es preferible lo que sea nues-

    tro.

    Ahora

    no tengo t iempo pero puede que ms despacio,

    pueda ofrecer a esta

    mi Pa tr ia quer ida el

    fruto si no de ta-

    lentos especiales,

    al

    menos de una dedicacin constante.

    8

    8

    Archiva Gen er al d e la

    Nacin,

    Caja 105 del Fondo Ex . Arch.

    Museo Hist .

    Nac,

    9 Se

    conserva

    un ejemplar en la

    Biblioteca

    del

    Ateneo

    de Montevi-

    deo.

    En

    1897 f ue publica da en B uenos Aires p or P . Grous.sac e.n su

    revista La

    Biblioteca, nI.

    con

    el

    tftulo de SI s temas de

    Filosof la .

    Sobre la orientacin eclctica espiritualista de su ense-

    anza el dato ms i lust rativo lo const ituye

    la

    utilizacin del

    mencionado texto de clase.

    Pero

    no es el nico. A l se agre-

    ga el contenido, acorde

    enteramente

    con dicha orientacin,

    de una interesante tesis l legada

    hasta

    nosotros que elabor

    en su aula uno

    de sus a lumnos .

    Fue

    su a utor

    AdoHo Alsina,

    argentino

    de nacimiento,

    hijo

    del prcer Valent n AIsina, emigrado entonces en Mon-

    tevideo, y l mismo

    futuro

    caudillo,

    tribuno

    y hombre de go-

    b ie rno en su pas. Corresponde

    al

    curso inaugural de 1849,

    habiendo sido l e da en los exmenes de enero de 1850 y pu-

    blicada poco despus en

    un

    folleto de doce pginas

    bajo

    el

    ttulo de d ea de la Filosofa

    y

    sus sistemas. 9 Trabajo de

    escolar , es una

    muest ra d ir ec ta del

    clima

    doctrinario

    de la

    ctedra

    anticipado en una

    cita

    de Geruzez puest a a modo de

    acpite : Mientras los espritus exclusivos se ?espedazan n.o

    dejarn de hacerse de cuando

    en

    cuando tentatIvas de eclectI-

    cismo que preparen para el futuro

    una

    conciliacin general .

    Mi

    objeto al emprenderlo

    -comienza

    declarando el

    au-

    t o r ha sido trazar ligeramente la marcha del espritu huma-

    32

    33

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    19/161

    sucedi

    10

    que

    con

    el sensualismo pues sus discpulos arras

    trados al exceso por ese espritu ciego de sohrepujar a sus

    maestros aun en sistemas

    errados,

    10 hicieron

    degenerar

    en

    un

    idealismo exclusivo es decir,

    la

    negacin

    de la materia

    y

    del mundo. Su principal

    representante

    moderno es Berke-

    ley

    el

    visionario .

    Difcil me

    sera elegir

    entre

    el material ismo

    como con

    secuencia del sensualismo y el ideal ismo como resultado ne

    cesario del espiritualismo... Creo

    haher

    demostrado que los

    sistemas exclusivos conducen al ahsurdo. No

    poda

    ser de

    otro

    modo: los extremos en toda mater ia ,

    son

    nocivos; to

    memos

    un trmino

    medio

    entre el

    sensualismo y

    el

    espiritua

    lismo analicmoslos

    t omando de cada

    uno todo

    10

    hueno que

    encontremos y

    formemos con

    estos d iversos elementos un

    sistema mixto, operemos

    una

    fusin.

    Tal ha

    sido

    la

    misin

    de

    Bacon y de Descartes el eclecticismo o la conciliacin de

    los

    sistemas...

    El eclecticismo segn M. Cousin consiste en

    sacar

    de

    cada

    sistema

    10

    que h ay a de

    verdadero,

    y en compo

    ner con sus elementos

    una

    filosofa

    superior

    a todo s los siste

    mas

    no

    ta l

    o

    ta l

    filosofa

    sino

    la

    filosofa

    misma

    en

    su esen

    cia y

    en

    su unidad.

    El escrito termina con una

    reflexin

    sohre l a guerra a

    muerte que han declarado casi todos los dspo tas a los f ilso

    fos o amigos de la Cieneia evidente alusin a las circunstan

    cias histricas de

    su

    poca en el

    Ro de la

    Plata. Si el dspo

    ta persigue a la filosofa e s porque sahe que

    proclama

    c in de

    una

    nueva

    idea hasta a veces

    para preparar

    una

    gran

    reforma, porque

    conoce

    que

    el saher, enemigo mortal

    del

    des

    potismo

    oponiendo

    a la arhitrariedad la razn,

    ins truye a l

    puelllo

    le

    alumhra, y ste s ahedor de sus dereehos ahjura

    la ohediencia pasiva que degrada,

    para

    ahrazar la activa que

    ennohlece .

    Prologa

    la tesis una car ta de De la

    Pea

    a

    Valentn

    Alsi

    na

    con

    expresiones

    que contr ihuyen

    a

    mostrarnos

    el

    espritu

    de su

    enseanza:

    E l

    discurso de

    su

    hijo D. Adolfo en los

    exmenes de Filosofa es a mi juicio

    una

    ohra que revela no

    slo

    una

    capacidad distinguida, sino ms

    an, un

    estudio se

    r io de l a mat er ia a que se contrae. Reduciendo todos los sis-

    34

    temas filosficos a tres grandes clases los

    recorre

    sistemada

    mente con exactitud,

    examina

    las principales ideas que les han

    servido de hase y comparndolos

    entre

    si aplicando a todos

    las reglas. de ~ n a

    s e v ~ r a c r ~ i c

    los

    j u ~ g ~

    con

    imparcialidad

    y con aCIerto. Al mIsmo tIempo

    escnbIa

    a Andrs Lamas:

    E l

    discurso

    de mi

    joven discpulo Alsina es

    una muestra

    de lo

    que

    han

    hecho

    mis jvenes filsofos.

    Cada

    uno

    ha

    ofre

    cido su ohlacin a la c ie nc ia y a la

    Patria

    y

    hay

    otros trahajos

    presentados a

    examen

    que no desmereceran al l ad o de l

    de

    Alsina. No

    puedo

    dejar de hacer mencin de los de Lucas

    Herrera y Gregorio Prez.

    La juventud

    oriental progresa.

    lO)

    lIT

    MAGISTERIO

    DE PLACIDO ELLAURI

    l.

    Plcido Ellauri. Vida obra.

    Desde 1852 reemplaz a De

    la

    Pea

    en la

    ct ed ra de

    filosofa su discpulo

    Pleido

    Ellauri,

    personalidad

    de la ma

    yor s i g n i f i c a c ~ n

    histrica

    en el proceso filosfico

    uruguayo.

    Mantuvo la catedra durante ms

    de

    siete lustros prosirruien

    do la orien tacin espir itua li st a de su antecesor. A

    tra:s

    de

    su

    prolongada

    enseanza ejerci una influencia

    espiritual

    y

    moral p : o f u ~ d a

    contrihuyendo poderosamente a configurar

    la

    orgamzaclOn mental

    d e t od a

    una poca.

    Po r

    gracia de

    la

    ausencia

    de t radicin

    caracterstica de

    nuestra

    vida intelec

    tual, es sin emhargo, un desconocido para las generaciones

    actuales.

    lO)

    Archivo

    G e n ~ r a l . de la Nacin

    lex::.

    ci o

    Ignoramos s i

    se conservan

    las

    ?tras

    teSIS

    CItadas por

    De

    la

    Pea. Hemos t en ido

    en

    cambio

    a

    la

    VIsta

    la

    pr?ducida a o s igui en te , e n

    la

    misma

    aula

    y de

    acuer-

    do con ~ ? mIsma o r i e ~ t a c i n

    por el

    alumno

    J aime J . Costa sobre

    e ~ tema El 1 -Ima es l i b r ~ en t od os s us ac to s , d e

    muy

    escaso m-

    rIto M a n u s ~ r I t o

    pertenecIente

    Archivo

    del

    Dr.

    Alberto Palome-

    que

    custodIado

    en

    el

    Museo Histrico Nacional .

    35

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    20/161

    Naci

    en

    Buenos Aires,

    residencia

    ocasional

    de

    sus

    pa

    dres, el 5

    de

    octuhre de 1815, en un hog ar de

    alta

    ilustra

    cin.(l) Era

    hijo

    del doctor

    Jos Ellauri,

    una

    de

    las prime

    ras

    intelectualidades

    u ruguayas de l a Independenc ia ,

    presi

    dente

    de

    la Asamhlea

    Constituyente

    y Legislat iva que elaho

    r la Carta

    de

    1830 y jurista, diplomtico y poltico de los

    ms destacados

    de su

    tiempo.

    Al

    instalarse

    la Universidad aparece

    cursando

    en ella

    estudios secundarios, con un retraso

    explicahle

    por l as cir

    cunstancias educacionales

    de

    la poca. En el aula

    de

    De

    la

    Pea

    hizo

    los cu rsos primero y

    segundo

    de filosofa du

    rante los aos 1849 y 1850. Muy

    poco

    despus, en marzo

    de

    1852, sustituy

    en la ctedra

    a

    su

    profesor.

    Prosigui

    entre

    tanto estudios de

    jurispmdencia, doctorndose

    en 1854. En el

    acto de colacin de grados, apadrinado po r el doctor Marce

    lino lVlezquita, sostuvo

    la siguiente

    proposicin: Las huenas

    leyes

    constituyen

    la

    felicidad

    de las naciones; pero para que

    ellas tengan ese caJ::cter, es

    necesario que estn hasadas

    en

    el

    deher,

    l ln ico e

    inalterahle fundamento de

    la

    moral . 2)

    Desempe

    inintermmpidamente la

    ctedra

    de

    filosofa

    de

    la

    Universidad

    has ta su

    supresin

    en 1877, cuando el dicta

    dor Latorre

    decret lo

    que se llam l a l iher tad de

    los

    estudios

    secundarios.

    o n j u l t a m ~ n t e con

    otros catedrticos, solicit en

    tonces

    continuar gratuitamente

    sus cursos

    en la

    Universidad,

    a

    lo

    que el g oh ier no se opuso.

    Restahlecidas

    l as aul as en

    1883,

    fue

    nuevamente nomhrado catedrtico de la de

    filoso

    fa,

    que

    dict

    hasta

    1888,

    ao

    en qu e,

    ya septuagenario,

    re

    nunci

    a ella, retirndose definitivamente de la enseanza.

    (3)

    Durante

    todo

    ese

    t iempo hizo

    de su

    magisterio

    un

    ver

    dadero

    apostolado consagrndose

    po r entero

    a

    su misin

    do

    cente. En una poca y en un medio avasallados por la

    pol.

    tica,

    que e ra

    adems

    una

    vocacin

    de

    familia,

    se

    mantuvo

    invariahlemente ajeno

    a ella.

    Sin que fuera ind iferen te

    a los

    hechos

    y a los prohlemas

    de

    la

    vida

    cvica

    del

    pas, conserv

    (1) Biografia

    de l

    Dr. J os E ll au ri p or D ar do E st ra da , p re limi na r

    Co

    rrespondencia Diplomtica

    d el Dr . J os E ll au ri , p. XXXIX .

    (2)

    Archivo de la

    Universidad.

    (3)

    Id .

    36

    una filosfica impasibilidad -rasgo saliente de

    su carcter

    en medio de

    las

    ms

    azarosas circunstancias. Se

    ref iere que

    el

    mismo

    da en que

    su

    hermano, Presidente

    Jos

    Ellau

    ri,

    con

    quien viva, fue

    derrocado

    por el

    histrico

    motn

    de

    1875,

    concurri

    como de

    costumhre

    a

    dictar su

    clase

    de la

    Uui

    versidad. Tampoco lo

    distrajo el

    foro,

    al cual

    dedic una aten.

    cin secundaria, siendo po r hreve tiempo fiscal

    de

    gohierno y

    hacienda.

    Su

    gran

    pasin

    fue la

    enseanza, a

    la

    que

    sirvi to

    da

    su

    vida

    como

    profesor

    y como funcionar io .

    Rector

    de

    la

    Universidad en

    dos

    perodos

    (187173 y 1875-77),

    presidente

    del Insti tu to de Instrucin Pblica, fue

    una

    figura consular

    de

    la

    enseanza superior

    como

    de la primaria, durante

    todo el

    o s ~ u r o y difci l periodo fundacional

    de

    nuestra instruccin p

    hlIca

    que va

    desde la

    Guerra Grande hasta

    las dos decisivas

    reformas educacionales

    l escolar y la universitaria-, reali

    zad?s

    respectivamente e n el

    ltimo

    cnarto del

    siglo

    pasado

    por

    Jose

    Pedro Varela y Alfredo Vsquez Acevedo.

    Adorado de

    sus discpulos,

    aun

    de

    aqullos

    que

    se alza

    ron

    contra sus ideas f ilosf icas y las comhatieron duramente,

    varios

    de

    ellos nos

    ha n

    allegado,

    en

    animadas

    y

    emotivas sem

    hlanzas,

    su imagen

    f s ica y

    espiritual.

    (4)

    De apostura

    gallarda,

    una

    seorial

    dignidad flua

    de

    sus

    sencillas y

    hondadosas maneras. Luca

    una fisonoma clsica,

    a.ureolada en la ancianidad por una venerahle harha hlanca

    que

    se

    deten a en

    el

    lahio

    superior,

    siempre

    afeitado.

    Bajo l a

    frente amplia

    y

    despejada, hrillahan

    con una

    chi spa de irona

    los pequeos ojos celestes, vivaces, pero

    inalterahlemente

    se

    renos. Siempre

    de

    negro, con una levita cruzada ta n constan

    te eomo

    su

    celehrado

    eigarro

    de hoja, era la suya una singu

    la r

    estampa,

    familiar y querida de sus contemporneos. Con

    ella estaha

    de acuerdo

    su espritu

    tradicionalista,

    inconmovi

    hle en

    sus convicciones

    fundamentales,

    imper tu l hah le en la

    (4)

    Vans e l as s embl anz a s

    por:

    Manuel

    Herrero y Espinosa, en

    Revisa

    Nacional, N9 48, 1941; Joaquin de Salt e ra in,

    id.,

    i d. , N9

    1,

    1948;

    Eduar

    do Acevedo , en Convencin Nacional

    de

    Abogados , vol . n 1945,

    y

    e

  • 5/21/2018 Espiritualismo Positivismo Uruguay

    21/161

    polmica que amaba y buscaba ; pero de una bonhoma des

    granada en ancdotas

    que

    festejaron varias generaciones, y

    amplio y

    liberal

    m s a ll de

    toda

    ponderacin.

    En el

    aula,

    habitualmente de pie

    y

    con

    el codo

    apoyado en

    el pupit re ,

    expona,

    interrogaba, discuta, manteniendo a la clase siem

    pre

    en tensin

    y

    creando un a superior atmsfera de toleran

    cia y

    de respeto

    para todas las ideas, por

    opuestas

    a l as suyas

    o

    po r

    extravagantes

    que fueran.

    Casi octogenario, fue objeto

    de

    un

    homenaje

    nacional

    ver

    daderamente

    apotetico, como no

    10

    ha

    r ec ib ido nunca en e l

    Uruguay, po r

    susola

    calidad de tal,

    un

    profesor

    uuiversitario.

    Tuvo

    lugar el

    5 t ie

    octubre de

    1893, con

    motivo

    de

    su cumple.

    aos. A la maneta

    de

    un guerrero victorioso,

    fue paseado

    por

    las

    calles

    de

    Montevideo

    b ajo u na lluvia

    de

    flores,

    en una

    curiosa manifestacin jalonada

    por actos acadmicos

    en

    las fa

    cultades de Medicina

    y

    de

    Derecho

    y en la

    Seccin Prepara

    toria.

    Muri

    pocos das despus,

    el 22

    de

    octubre, tan

    serena

    mente como haba vivido y haba enseado.

    2.

    personalidad

    docente.

    La personalidad docente del doctor

    Ellauri se ofrece con

    dicionada por

    su invariable

    adhesin al

    espiritualismo

    eclcti

    co, a cuyo jefe consideraba

    e l p rimer

    filsofo del siglo.

    Hay que supone r qu e re cibi

    l a p rime ra influencia

    de

    la

    escuela en

    el

    aula del doctor

    De

    la Pea. A ella ajust lue

    go

    su enseanza

    dur an te t od a su v ida , t an to

    cuando

    no en7

    contraba contradictores en

    el

    pas

    como a partir del momento

    en que

    empez

    a sufrir,

    cada

    vez ms fuertes, los embates del

    positivismo. Seguramente no se d io entonces en Amrica el

    caso

    de

    un