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ESPOL - CONAH - FICT Maestría en Arqueología del Etnotrópico 2010-2012 MモDULO 15: EL PAISAJE PRODUCTIVO AGROFORESTERIA ABORIGEN Y DOMESTICACION DEL BOSQUE ECUATORIAL Las tierras equinocciales de Manabí y su Ecología Cultural (Breve estudio de un modelo agrícola en Cerro de Hojas y Jaboncillo) GモES NEVES, Eduardo Universidad de Sao Paulo, Museo de Arqueología y Etnografía, División Científica. Doctorado en Arqueología 1989 – 1997, Indiana University, USA Becario del Consejo Nacional de Desenvolvimiento Científico e Tecnológico, CNPQ Maestrante: ANDRADE PALMA, Manuel Eduardo Abogado, Especializado en Derecho Internacional Doctor en Jurisprudencia - Máster en Ciencias Jurídicas. Universidad Amistad de los Pueblos “Patricio Lumumba” - Moscú - URSS Email: [email protected] “Ahora nosotros tenemos que explicar todo para que no se pierda nuestra historia” Gustavo Kabiyari, José Kabiyari y Benedicto Kabiyari 1989:33 Resumen: Recientes y anteriores estudios de prospección arqueológica y etnobotánica, muestran que los pueblos indígenas aborígenes de la territorialidad del Manabí actual, desarrollaron “sociedades complejas”, con poblaciones densas para la época; las mismas que domesticaron un sin número de plantas, aplicaron técnicas avanzadas en el manejo de la tierra cultivable y aplicaron técnicas de alta ingeniería hidráulica, permitiendo una modificación permisible del bosque tropical-seco y húmedo- primario original, para lograr una adaptabilidad de supervivencia en su cotidianidad. Las evidencias - discutibles- sobre la domesticación y conservación de la naturaleza, no se cimenta en la generación de áreas de protección excluyentes de actividad humana, sino que derrumba conceptos sobre las limitaciones a las que se habría visto abocado el crecimiento demográfico de esta zona ecuatorial; con el empobrecimiento de los suelos, el avance de la desertización y evidentemente la fragilidad de un ecosistema sujeto a los cambios climáticos, producto del encuentro de las corrientes de Humbolt y del Niño, que influyen de manera directa en el comportamiento meteorológico peculiar de esta zona costanera. Es inevitable abstraerse de las evidencias, recientemente encontradas, la fertilización de suelos producidos por los antiguos habitantes de esta zona costera, tanto como la acción antropogénica en la modificación de la especies de bosques para volverlos utilizables a las necesidades vitales de su existencia -en todos los ámbitos-, y de su domesticación-transformación del paisaje, generador de flora y fauna -modificada y asimilada-, lo que establece un desarrollo posibilitado de sustentabilidad sostenible en manutención humana y especies animales y reproducción y conservación de la naturaleza en la región. El concepto interpretación.- “Existen textos fragmentarios que a pesar de su característica más sobresaliente –el estar incompletos– ofrecen la posibilidad de inferir, como una sombra fugaz,una totalidad. El concepto se basa en la existencia, real o aparente, de un inicio y un final que de alguna manera convergen. De este modo la existencia de un intermedio, que en este caso está ausente, representa una infinidad de posibilidades, sugiriendo un todo, o..., quizás... Esta ambigüedad, sin lugar a dudas, engendra el significado. De este modo se genera una enseñanza: se trata de una sombra.” Stanley B. Woodbury - Notas etnográficas. Inédito, sin fecha.

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ESPOL - CONAH - FICTMaestría en Arqueología del Etnotrópico 2010-2012

MÓDULO 15: EL PAISAJE PRODUCTIVO

AGROFORESTERIA ABORIGEN Y DOMESTICACION DEL BOSQUE ECUATORIALLas tierras equinocciales de Manabí y su Ecología Cultural

(Breve estudio de un modelo agrícola en Cerro de Hojas y Jaboncillo)

GÓES NEVES, EduardoUniversidad de Sao Paulo, Museo de Arqueologíay Etnografía, División Científica.Doctorado en Arqueología 1989 – 1997, IndianaUniversity, USABecario del Consejo Nacional deDesenvolvimiento Científico e Tecnológico, CNPQ

Maestrante: ANDRADE PALMA, Manuel EduardoAbogado, Especializado en Derecho InternacionalDoctor en Jurisprudencia - Máster en Ciencias Jurídicas.Universidad Amistad de los Pueblos “Patricio Lumumba”- Moscú - URSSEmail: [email protected]

“Ahora nosotros tenemos que explicar todo para que no se pierda nuestra historia”Gustavo Kabiyari, José Kabiyari y Benedicto Kabiyari 1989:33

Resumen: Recientes y anteriores estudios de prospección arqueológica y etnobotánica, muestran que lospueblos indígenas aborígenes de la territorialidad del Manabí actual, desarrollaron “sociedadescomplejas”, con poblaciones densas para la época; las mismas que domesticaron un sin número deplantas, aplicaron técnicas avanzadas en el manejo de la tierra cultivable y aplicaron técnicas de altaingeniería hidráulica, permitiendo una modificación permisible del bosque tropical-seco y húmedo-primario original, para lograr una adaptabilidad de supervivencia en su cotidianidad. Las evidencias -discutibles- sobre la domesticación y conservación de la naturaleza, no se cimenta en la generación deáreas de protección excluyentes de actividad humana, sino que derrumba conceptos sobre laslimitaciones a las que se habría visto abocado el crecimiento demográfico de esta zona ecuatorial; con elempobrecimiento de los suelos, el avance de la desertización y evidentemente la fragilidad de unecosistema sujeto a los cambios climáticos, producto del encuentro de las corrientes de Humbolt y delNiño, que influyen de manera directa en el comportamiento meteorológico peculiar de esta zonacostanera. Es inevitable abstraerse de las evidencias, recientemente encontradas, la fertilización desuelos producidos por los antiguos habitantes de esta zona costera, tanto como la acción antropogénicaen la modificación de la especies de bosques para volverlos utilizables a las necesidades vitales de suexistencia -en todos los ámbitos-, y de su domesticación-transformación del paisaje, generador de flora yfauna -modificada y asimilada-, lo que establece un desarrollo posibilitado de sustentabilidad sostenibleen manutención humana y especies animales y reproducción y conservación de la naturaleza en laregión.

El concepto interpretación.-“Existen textos fragmentarios que a pesar de su característica más sobresaliente –el estar incompletos– ofrecen

la posibilidad de inferir, como una sombra fugaz, una totalidad. El concepto se basa en la existencia, real oaparente, de un inicio y un final que de alguna manera convergen. De este modo la existencia de un

intermedio, que en este caso está ausente, representa una infinidad de posibilidades, sugiriendo un todo,o..., quizás... Esta ambigüedad, sin lugar a dudas, engendra el significado. De este modo se genera una

enseñanza: se trata de una sombra.”Stanley B. Woodbury - Notas etnográficas. Inédito, sin fecha.

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La propuesta del presente trabajo es la de una arqueología, antropología y etnografía dialéctica-interpretativa de los contextos y procesos de la evolución humana y del desarrollo material e históricodel hombre y las sociedades. Para el caso que nos atañe, la construcción e interpretación de la historia -costa del actual Ecuador-, ha implicado un proceso para el cual el discurso como evento-contexto, essegmentado y transfigurado en fracciones, muchas veces conjeturadas o de difícil disquisición. Así deesta manera, evadimos la complejidad histórica que conceden estas fracciones y consentimos acircunscribir nuestra visión lineal-positivista sobre determinados elementos del evento-contexto,desdeñando una acertada interpretación del pasado. Esto hecho comulga en parte, con la versiónomnímoda que otras historias, producidas por otras gentes, nos infieren; asumiendo y asimilando en sucontexto a otra cultura y no a la nuestra en el pasado y el presente. Transcripciones escindidas, piezasde un rompecabezas truncado, léxicos en un lenguaje incomprensible, y episodios sin representación, nisignos, son los componentes de esta pretérita historia que aspiramos redescubrir. No es ocioso deducir,que la historia de la región se ha extraviado en la inmensidad del facineroso olvido o de la trasnochadainterpretación de ciertos historiógrafos y solamente la reconocemos casualmente, para olvidarnos denosotros y de todo lo que hay a nuestro rededor al imaginar un mundo perdido pero per viviente en susmanifestaciones y en su gente que se obliga a no desaparecer. Esto amerita un compromiso coherente,deductivo, procesual e interpretativo, en tiempo específico, que nos explique una a una de estasfracciones y no la dilatada multiplicidad de un todo que las mismas representan.

Para los estudiosos no es desconocido que las tierras ecuatoriales estuvieron densamente pobladas,antes del inicio del proceso de colonización y sujeción a la monarquía española, ya que en ellaflorecieron “sociedades complejas” y se presume estados iniciales, en base a las crecientes evidenciasmateriales e interpretación de las mismas, de los centros poblacionales urbano-arquitectónicos, de suestructura socio-económica, de la división del trabajo en tecno-especializaciones, de sus estructurasjerárquico-sociales, que regían la vida comunal y para el caso que nos atañe, la transformación yadaptación al entorno de conformidad a sus requerimientos y por ende la domesticación del paisajeecuatorial costanero. Factor último que desafía la conceptuación del pensamiento ecológico cultural yde los conservacionistas, quienes apuntalan la idea de un equilibrio de la naturaleza para con el modode vida y subsistencia de nuestras sociedades indígenas aborígenes; basada claro está, en laadaptabilidad a los limites naturales, tanto como el empobrecimiento de los suelos agrícolas y laperdurabilidad y abundancia de animales de caza y pastoreo en su entorno subsistencial.

El pensamiento ecológico cultural, preceptúa la relación armónica entre la población y las tierrasagrícolas secas y/o húmedas boscosas, de conformidad a la realidad actual, donde prima una baja tasa ocasi nula densidad humana, en centros urbanísticos anteriormente poblados, con tierras cultivablessustentables -tres cosechas anuales-, sistemas de irrigación a través del cultivo del agua, con agriculturade roza y quema -presumiendo que se evitaba un empobrecimiento de los suelos de por si frágiles- ufertilizándolos con tierras negras, adaptabilidad de nuevas especies vegetales e implementación de unaexhaustiva domesticación tanto de la naturaleza, como de los animales; así como, la interpretación yaplicación de complejos rituales para controlar la extinción o carencia de la caza de animales de monte ograndes y la captura de peces a las que tenían acceso, en sus ríos o en el mar. Deducción que viabiliza larepuesta de adaptabilidad de nuestros aborígenes a una biodiversidad presente, pero frágil. Mas, sinembargo, el eco de precepto ecológico cultural, esgrimido por la arqueóloga norteamericana BettyMeggers (1971-/-1981), en sus estudios sobre la “Amazonia,hombre y cultura en un paraíso ilusorio”, permitieronconcebir las áreas protegidas, precautelando a los pueblosindígenas amenazados por el avance “civilizatorio”; caso, queno se asumió en los pueblos costeños sujetos a lasreducciones españolas, al despojo de sus tierras fértiles por elconquistador, a su exterminio humano, y/o al replegamiento atierras comunales, casi siempre, poco actas para la actividadesagrícolas, algunas de las cuales aún perduran para los pueblosde la costa sur del Ecuador.

Foto 1.- Indígena Amazónico Ecuatoriano

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Estas sociedades nativas, diezmadas en su conjunto, mutaron y reestructuraron sus comunidades, recomponiéndolas, como una frazada de retazos, con los sobrevivientes étnicos. Los cuantiososconocimientos ancestrales que ostentaban se desvanecieron, como aconteció con sus viviendas y camposde cultivo. El lienzo de saberes encarnado por múltiples rituales, que sostenían su cosmovisión, sedesvencijó. Los homicidas de estos exterminios fueron incriminados. No ha bastado la intencionalidad de hacerjusticia, el daño es irreversible, a l m a r g e n d e s u p u e s t a s i n t e n c i o n a l i d a d e s, si eso era posible, pronto las porfíasfueron renunciadas. Al fin y al cabo, las materias primas para colmar los requerimientos del desarrolloindustrial europeo y norte americano se obtenían en otras partes del planeta. Lo preciado era garantizar elprogreso de un sector privilegiado de habitantes del planeta, ¿Qué sentido tenía lamentarse sobre la lechederramada? ¿Quién en occidente se pronunciaba sobre las masacres a los indígenas o a la depredación de lanaturaleza? ¿Quién recordaría los mutilados o comidos por perros, los incinerados o aquellos jóvenes quemurieron colgando por los pies de los árboles mientras sus progenitores laboraban en condiciones casi deesclavitud? La historia se perpetúa discurriendo su ignominia...

Inicios de la agroforesteria aborigen.-

En palabras de Lévi-Strauss:“Los antropólogos en Sudamérica y en otras partes han estado discutiendo acuciosamente la pregunta desi estas tribus sudamericanas -nómadas cuyo sustento se basa principalmente en la caza y la recoleccióncon muy poca agricultura o ninguna, con alguna cerámica o carente de la misma, y en algunos casos conunas viviendas que no son otras que rudimentarios refugios- deben ser considerados como verdaderosprimitivos que han preservado su excepcionalmente bajo nivel cultural a lo largo de los tiempos, o si noposeían anteriormente un tipo de organización social y material más elevada y han regresado a unpseudo-arcaísmo bajo unas circunstancias desfavorables. (1967:48)”.

Bajo estos preceptos, resulta forzosa la evaluación de los cazadores y recolectores como representantesde un modelo “antiguo” de adaptación. Aunque otros investigadores -esquematizando lo procesualdialectico- han ido un poco más allá. Suponen que las escaseces de productos alimentarios llevarían aque la ocupación permanente y desarrollada de las tierras ecuatoriales, costeras y bajas tropicalesboscosas, fuera posible únicamente después de haberse desarrollado la agricultura. Estimamos, desdenuestra percepción, que es innegable la existencia de múltiples y diversos sistemas de agroforesteríaque facultaron a las sociedades ecuatoriales generar excedentes alimentarios para su subsistencia yoptimizar la manutención de su creciente población, lo que permitió una modificación del paisaje, frutode su domesticación. Consideramos que los suelos agrícolas ecuatoriales tuvieron un uso intensivo -sepresume de tres cosechas anuales, en cultivos de ciclo corto-, casi siempre bajo el control sedentario delos pobladores que implementaron técnicas de labranza, irrigación y control de sus sembríos, junto oalrededor de sus núcleos residenciales, casi siempre de carácter familiar. Vale destacar que al mismotiempo, también hubo la necesidad de la caza de especies de montaña y por ende la aplicación desistemas de agroforesteria con el objetivo de acrecentar en los bosques la implantación de plantas deespecies comestibles para los humanos, lo que colateralmente genero la selectividad utilitaria de lavegetación perteneciente a los bosques, con sus tipos de clima, facultando su inicial domesticación.

Es inevitable recrear a la luz de las evidencias arqueológicas el utilitario y excogitado manejo de lastierras cultivables en tiempos antes del proceso colonizador. El hallazgo de suelos antropogénicos, nospermite deducir que los mismos debían su fertilidad al enriquecimiento paulatino y permanente conmaterial orgánico e inorgánico, a estos suelos se los conoce como terra petra (tierra negra) u suelosaptos para los cultivos. Vale acotar que la práctica de roza y quema como sistema agrícola utilizadofrecuentemente, nos resulta poco factible en tiempos aborígenes, debido a la rudimentaria precariedadde los instrumentos de labranza. Es decir, se requiere de una enorme cantidad de tiempo y energía paradesbrozar o descuajar un bosque natural con instrumentos líticos (hachas de piedra) o azadas de“spondylus princes”; con el antecedente, se considera, que los bosques cercanos a las comunidades yano eran originarios, ya que su contexto había sido modificado por la intervención del hombre, con lainclusión de especies agrícolas comestibles y de aplicabilidad humana.

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Claro está, que transcurridos tantos milenios de manipulación de la agroforesta, resulta oneroso noaceptar el concepto de bosque domesticado y desechar el de bosque natural. Mucho menos, el manejogenético primigenio para elevar la productividad de las plantas destinadas a la agricultura de sustento.Estamos hablando de floras silvestres que fueron domesticadas e introducidas a las parcelas comunales,para que sirvieran de base alimenticia. Aunque según -(Mann, 2005; Posey, 2001; e.g. Clement, 1999)-este proceso de selectividad y experimentación se truncó con la incursión del avieso invasor“conquistador”.

Las tierras prodigas- Como es lógico suponer, las tierras aborígenesecuatoriales guardan en su seno, la fertilidad primigenia y cuandose desgastaban eran regenerados por la tecnología del saberancestral para su explotación consciente y consecuente, cuyoobjetivo era el logro de una producción asumible, evitando, -en loposible- la migración hacia otras tierras y el desgaste de la foresta(descuaje del bosque) con la instalación de otras fincas o granjas.Históricamente en lo que respecta a Manabí, se percibe un manejoequilibrado, decurrente y permisivo del manejo sustentable de lossuelos a través del tiempo.

Foto 2.- Foresta natural de cerro de Jaboncillo y Hojas

“El hecho de que sean (al menos algunas de ellas y todas ellas en cierta medida) sociedades más simples que la nuestrano debe ser tomado como una prueba de su arcaísmo. Todavía pueden arrojar luz, si no en la historia de la

humanidad, al menos en las formas básicas de las actividades que se encontraran, siempre y en toda parte, comoprerrequisitos para la existencia de las sociedades humanas”.

Claude Lévi-Strauss 1967:46.El pasado no es espejismo del presente - Evidencias.- Las sociedades de cazadores y recolectores que enla actualidad ocupan las selvas tropicales sudamericanas -por ejemplo-, se encuentran en áreas que estánsiendo usurpadas por colonos armados con nuevas herramientas e impulsados por las presiones sociales,económicas y políticas (apertura de vías y comunicación), surgidas en los territorios más densamentepoblados, quienes ejercen una importante presión sobre la tierra que no hace mucho ocupaban los cazadoresrecolectores, pretendiendo expandirse y apropiarse de territorios ancestralmente indígenas y hasta hace muypoco, considerados marginales. Esta proximidad entre unos y otros, evidentemente, resulta en contactos y porende en el intercambio de los bienes y los conocimientos que cada conjunto posee. Esto genera conflictos porel control de estos territorios. Hoy, el tema es de indagación antropológica; los investigadores ven las aristas delas colectividades nacionales como poderíos que aportan a desmembrar y a renovar nuevos entes en regionesque algunos llaman “zona tribal” (Ferguson y Whitehead 2001). Bajo estas consideraciones subyacendiferentes concepciones del paisaje y de su uso. Este escenario y coyuntura, tiene particularidades únicas; sinembargo, es un proceso repetido y variado a lo largo de la historia de las tierras ecuatoriales; lo que posibilitola existencia de un mundo paralelo al “supuestamente civilizado”, en cuya entraña hemos depositado todaclase de permisibilidades contenidas en naturaleza (flora y fauna), recursos técnicos y humanos; política y“desarrollo”. Como es lógico, estos mundos, igual que los humanos, a medida que pasa el tiempo, setransforman; de tanto en tanto retornamos a ellos para mostrarnos y etiquetarnos con nuestros nuevosintereses. Así de esta manera, hemos erigido un cosmos industrioso e ilusorio, pero discontinuo, como lo sonlas utopías y las entelequias.

Domesticación de la Foresta.- Preceptuar sobre la modificaciónantropogénica del boscaje ecuatorial, seria sumergirnos enmultivariables dependientes de la incidencia humana y del factorsituacional geográfico y climático de la tierra de ocupación y delabranza. Pero, lo más prudente es concebir que un buen porcentual dela tierras tropicales que han sido y son habitables, mantienen en suseno floras selectivizadas por la acción humana y re-generadas in situpor su utilidad; ya que las que no cumplían con estos estándares erandesechadas, cortadas o expulsadas de estos sembríos, segúnpercepción de William Balée, 1989.

Foto 3.- Bosque húmedo o brumoso de Jaboncillo

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Otros estudiosos conciben que la mayoría de bosques primarios fueron alterados por la mano aborigen,quienes no solo desbrozaron los bosques, sino que los reemplazaron con otras especies de supuestamejor utilidad o en su defecto despoblaron la espesura y dedicaron las tierras labrantías en de pastoreo-(caso Manabí)-. Es decir, se domesticaron los árboles, la flora alimenticia y fueron resembrados paraobtener su frugal fertilidad en la cosecha. Transcurridos los años, concluimos, que luego de estamaniobra de sustentabilidad de las especies forestales, ya no es dable hablar de bosques primigenios-naturales, sino de parajes boscosos domesticados. Es presumible que esta manipulación del saberancestral sobre el manejo de los cultivos, genere una biodiversidad genética en las especies nativas -(maíz, cacao, yuca y otros-, dando por resultado, nuevas variedades. Estas evidencias asumidas por laetnobotánica, también permite a los arqueólogos y antropólogos desentrañar en el curso de lasinvestigaciones, del como nuestros indígenas plantaban y transportaban las especies potencialmenteadaptables y mejoradas hacia otras zonas ecológicas, lo que permitía manipular o implementar nuevosecosistemas con la finalidad de optimizar la productividad, haciéndose eco de su cognoscibilidadancestral sobre fertilidad de suelos, mejoramiento de cultivos, aprovechamiento de fuentes deirrigación, saneamiento de los sembríos en sus parcelas agroforasteras establecidas en las laderas de loscerros u montañas, en los bosque seco-húmedos tropicales o en los habitad naturales, donde satisfacíano generaban la cumplimentación de sus necesidades cotidianas de caza, recolección o producción defrutos de la madre tierra.

Sociedades complejas y mutación del paisaje.- El paisaje de costa y sus tierras altas se convirtió enantropogénico -(metamorfoseado por el hombre y/o transformado o adaptado para beneficio propio)-;es decir, el hombre no sostuvo su adaptabilidad con el medio ambiente y más bien implemento unsistema de agroforesteria de excedentes generador de un comercio estable de intercambio yconsolidación de sociedades jerárquicas basadas en la especialización de actividades.

El esquema presente nos muestra el cómoentender una sociedad basada en el uso de latierra, los mecanismos de producción, la relaciónde esta producción con la población que debesostener, el ámbito en el cual se desenvuelve y lasmetamorfosis e innovaciones generadas en elmismo, recalando en las relaciones sociales en lascuales se produce, se distribuye y se consumen losproductos.Foto 4 .- Foresta antrópica en Cerro de Jaboncillo

Figura 1.- Diseño esquemático de las variables involucradas en la toma dedecisiones en un sistema agrícola. Adaptado de Redman 1999:125.

La sustentabilidad de los suelos y el desarrollo.- El proceso de la conquista nos desheredo de nuestrasposesiones ancestrales, nos estigmatizo tanto, que pretendió invisibilizar nuestra identidad. Nosconvirtió en excluidos, en nuestra propia tierra. Tal es el punto, que tuvimos que recluirnos montañaadentro, obligándonos a reconstruirnos, a involucionar en nuestros logros, en nuestras relacionessociales y de producción establecidas, dejando arquitecturas urbanas y modos de vida establecidos;perdiendo cuasi la memoria y el conocimiento ancestral, felizmente rescatados por la acuciosidad de losarqueólogos, antropólogos y etnobotánicos, quienes prestos han estado para rescatarnos del olvido.

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Hace más de doscientos años (1798), se formularon preguntas en relación con la densidad demográficaen las sociedades, considerando el crecimiento poblacional como un proceso que llevaba a lascolectividades a someterse a graduales ciclos de “progreso” y “miseria”, que a su vez, sistematizaban yexpresaban las relaciones entre la población y los recursos disponibles. Exceder el límite “natural” de loscaudales aprovechables, conllevaba a la “miseria”. El mundo enfrentado a un cambio profundo erigióuna gran pregunta: ¿Si los humanos se han trazado la ruta de una acelerada evolución hacia un

desmedido, y por tanto pasmoso progreso; o si están expiados auna perenne oscilación entre el bienestar y la desventura, yulteriormente de cada esfuerzo, no obstante, se encuentra a unadistancia inmensurable de aquello que tienen como objetivo?Malthus 1998:2-3. El síntoma que revelaba el progreso o laindigencia no es otro que la conducta de la población. Laelucidación propuesta, en aquel tiempo, admitía que concurríancomponentes naturales, que mantenían a las poblaciones más omenos en equilibrio con los patrimonios adecuados.Foto 5.- Bosque domesticado Cerro de Hojas

Considerando el tema medular de este trabajo, estimamosque, si bien, pertenecer a una sociedad con base agrícola demanutención, significa que la mayor parte de los productosprovienen de esa actividad; pero aun así, son permisiblesdiversas combinaciones con otras estrategias económicaspara el logro del bienestar común.

Figura 2.- Comportamiento de la población y su relación con algunasvariables asociadas a la misma en diferentes momentos de la historiaque fuera propuesta por los evolucionistas. En esta grafica se consideranlos cambios cuantitativos y no los cualitativos.

La población, su bienestar y el desarrollo de la agricultura.- Sabemos qué hace 8,000 años ya existíanalgunas plantas cultivadas en sitios como Real Alto y/o Valdivia y otros en Ecuador. Es razonable suponerque con mucha anterioridad a esta época ya se estuvieran manipulando las plantas. La adopción de laagricultura o la creación de la misma es un proceso continuo de cambio gradual, no una revolución comose pensara en el pasado. Lógico es decir, que la agricultura, es la que nos ha permitido vivir en pequeñasy complejas ciudades. Sin la agricultura como proveedora de alimentos, nunca hubiéramos podidoconstruir la sociedad actual, ni hubiésemos logrado el grado de desarrollo de la mente humana, hastallegar al logro de los sistemas informáticos que operan y con los que conducimos al mundo, y aún menosiniciar la exploración espacial. Concluyentemente es inconcebible nuestra vida presente sin plantasdomésticas, su producción fue uno de los iniciales pasos en un largo trayecto que coligamos, de una uotra manera, con la palabra desarrollo.

A pesar de que el concepto “progreso o desarrollo” no es claro, al menos no tiene el mismo significado,cuando intentamos contrastarla con aquello que estamos al tanto de los cazadores y recolectores delpasado y del presente. Los datos compilados de las primeras sociedades que ingresaron por el caminode esta transformación, estiman, que la salud de sus miembros fueinferior a aquella de sus antecesores cazadores y recolectores. Lospadecimientos coligados a una mala manutención, así como, unsustancial ascenso de “condiciones” generadas por parasitismo,que pudieron causar desnutrición, parecen acrecentarseexponencialmente en los inicios de la agricultura (Cohen 2002) 17.Esto sin mencionar problemas como aumento de caries y abscesosdentales propios de la dieta de los agricultores, reducción deltamaño de la dentadura, y desarrollo de deformaciones comosecuela del cambio en las prontitudes de manutención (Larsen1995). Foto 6.- Entorno natural paisajístico de Manabí. Reserva Mache Chindul

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Las condiciones de salud de estos primeros agricultores parecenser, a todas luces, muy inferiores inclusive a aquellas de losmodernos cazadores y recolectores. Aparentemente este nuevomodo de vida no ofrecía ninguna ventaja evidente a quienes lapracticaban, según sugieren los datos con los que se cuenta.Entonces, la pregunta es: ¿Si la vida iba a ser más difícil comoagricultor, por qué siguieron ese camino?

Foto 7.- Campesinos recolectores, Zona la Sequita, Cerro de Hojas-Jaboncillo

Varios ensayos han sido ejecutados para concebir un patrón que dé cuenta de tan asombrosainnovación. La inferencia subyacente en los mismos, es que las condiciones de vida de los cazadores yrecolectores que tomaron el camino de la agricultura, debían ser tan absurdamente desesperadas, quela mejor iniciativa para subsistir, resultaba ser la agricultura. Hipotéticamente, ésta, de ningún modo erala respuesta óptima, sólo era el mal menor, de los muchos que aquejaban a estos aborígenes.

Historia, sociedad y naturaleza.-“En la medida que la historia de una sociedad se transforma en la historia de cualquier otra sociedad, y cada historia llega a ser

el ámbito de las otras, se vuelve sentido común para nosotros la necesidad de aprender cómo interpretar las culturastanto desde su exterior, desde su contexto ambiental, como desde sus valores internos”.

Marshall Sahlins 1964:146

Fotos: 8.- Foresta y 9.- Sistema de cultivo, terrazas agrícolas, en laderas del Cerro de Jaboncillo.Figura 3.- Proceso local de uso del espacio en el cual los períodos de cultivo se van acortandodebido a las necesidades de la población y por tanto llevan a una disminución significativa en laproducción.

La tendencia analógica en las historias de sociedades disímiles (Marshall Sahlins, 1964), no sólo sepersonifica en los valores que se hacían de estas sociedades únicas, sino por su exterior, que para el casoera simbolizado por su contexto ambiental; creando un espacio que accedía a generar nuevasdefiniciones. De esta manera, repasar las historias patrimoniales comunes, nos faculta la interpretaciónevaluativa dialéctica o una lectura diferente que parte de los significativos fragmentos que ellasmantienen en su seno y que son pertenencia sine qua non de unas cuantas manifestaciones culturales.

Resultaba evidente para muchos que las relaciones entre loseuropeos y aquellas otras sociedades que habitan el planeta habíangenerado imágenes que debían ser reexaminadas cuidadosamente.Algunos académicos realizaron importantes esfuerzos en este sentido(ver por ejemplo Wolf 1982). Pronto los señalamientos de losdescendientes de quienes en otro tiempo no tenían voces se hicieronsentir. Los mismos no sólo acusaban a exploradores y conquistadores,sino que señalaban a algunos antropólogos por haber perpetuadoimágenes que soportaban una relación en la cual el europeo y susdescendientes eran superiores al nativo y su descendencia.

Foto 10.- Silo aborigen, receptor de cosecha, Jaboncillo

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Por ello para poder entender su historia o historias, es necesario considerar la diversidad que intentanegar como movimiento económico, cultural y ecológico, la cual al fin y al cabo lo fundamenta. Comodice Sahlins “uno no puede hacer buena investigación histórica, siquiera en historia contemporánea, sinconsiderar las ideas, acciones y ontologías que no son y nunca fueron nuestras” (1995:14). Es en esteespacio donde se conjugan los problemas del presente, como lo son los síntomas de la crisis ecológica ysocial - pérdida de biodiversidad, calentamiento global, insostenibilidad, pérdida de saberes ancestrales,cambios en los patrones de consumo, y una redefinición de las relaciones sociales, entre otros- y lasrepresentaciones asociadas y generadas por estos procesos como parte de la historia. Es aquí donde laantropología ha ofrecido y puede seguir ofreciendo un interesante campo para la reflexión. Un espaciopara pensar.Las tierras equinocciales de Manabí y su Ecología Cultural.-(Breve estudio de un modelo agrícola en Cerro de Hojas y Jaboncillo)

Fotos 11.- Murallas de contención en las laderas. 12.- Excavaciones en las terrazas agrícolas. 13.- Cause y cascada de aguas invernales.

Los trabajos en Ciudad de los Cerros de hojas y Jaboncillo, realizados por Saville 1906; López y Delgado1910; equipo multidisciplinario del proyecto Ciudad de los Cerros 2010-2011, y otros; nos presentan unasociedad organizada y planificada arquitectónicamente, con una densidad poblacional sorprendente,con un ecosistema manejado responsable, rigurosa y tecnológicamente adelantado a la época, conterrazas agrícolas antropogénicas, sistemas de cultivo y captación del agua, pozos artesianos, albarradas,farallones, camellones, estructuras habitacionales, recintos sacros, sistemas de acumulación deexcedentes alimentarios (silos), observatorios astrales, canteras y talleres con los que confeccionabansus estelas, sillas de piedra, columnas, incenciarios, bases de sus construcciones y demás elementospropios de constructos urbanísticos únicos y altamente desarrollados, diferentes a los que nos muestranotras civilizaciones, estructura arquitectónicas que se encuentran prospectadas en un área de 3.500hectáreas patrimoniales iniciales. Se estima que las múltiples “ciudadelas” encontradas y que estánsiendo puestas en valor, estaban unidas material, sacra y físicamente por su ecosistema, sus vías deconexión terrestre (camineras de piedra), sus canales de agua, sus accesos entre las viviendas y loscentros de producción, por su agricultura intensiva sostenida, sustentable e interrelacionadora entre losespacios geográficos ocupados -habitacional, productivamente, religioso y políticamente-, por un febrilcomercio local y foráneo, que en definitiva tenía la finalidad de abastecer las necesidades locales detoda índole y mantener-fusionar el poder político jerárquico local, mediante alianzas regionales políticas,comerciales y por qué no, bajo elementos coercitivos de poder mediático. En tal virtud, el paisaje al quehacemos alusión, tenía hilvanado, una secuencia de poblados, tierras agrícolas y bosques de sustentovegetal regenerado y de caza adaptativa (fauna local), vías de comunicación y comercio, sacralidadiconográfica y contactos especializados con otros pueblos del entorno y más allá de sus fronteras.

Figura 5.- Los procesos sociales yecológicos como parte de lahistoria generan cambios querepresentan respuestas culturales,cuya combinación genera ymantiene el poder político.Muchas de ellas se puedendetectar a partir del registroarqueológico - variables en elcírculo.Foto 14.- Cerro de Jaboncillo,asentamiento habitacional.

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Para el tema de la agroforesteria, en tiempos casi actuales, los conservacionistas y desarrollistas hanesgrimido presupuestos y prejuicios, que es necesario desvirtuarlos:

Foto 15.- Foresta, sitio Atahualpa, Pedernales. 16.- Guaduales, La Sequita. Cerro de Hojas. 17.- Zona Boscosa en Cerro de Jaboncillo

1.- Se ha estimado que los sistemas naturales y la biodiversidad han estado desligados de la actividadhumana, por lo que se concibió el concepto de áreas protegidas excluidas de la acción humana. Pero a laluz de los factos se concibe que la mayoría de las florestas respondan al ejercicio de manipulación ytrasplante de especies requeridas para la supervivencia humana. El manejo de los recursos naturales yprotección de la biodiversidad no responde a políticas expresas de preservación de los ecosistemas, sinose considera la participación e injerencia del ser humano.

Figuras 6 y 7.- Mapas de las áreas de influencia del polígonoPatrimonial del Proyecto cerro de Hojas jaboncillo

2.- Las tierras ecuatoriales, en especial las de la costa, no responde al concepto de poseer recursosilimitados para su explotación; pero, tampoco su área territorial goza de una fragilidad extrema.Probado esta, que la misma puede abastecer con sostenibilidad y sustentabilidad una grande población,conservando su fronda y su biodiversidad. Por lo que urge rescatar los conocimientos ancestrales en lamaniobrabilidad del manejo de los sistemas agrícolas y forestales en regeneración de especies de flora yfauna, paradigmas de una domesticación del recurso ambiente en pro de los requerimientos de lapoblación. En este contexto se podría establecer modelos alternativos para evitar la desertización einutilización de los suelos agrícolas costeros, tanto como la reimplantación de especies -flora y fauna-útiles al ser humano, en bosques -secundario y primarios- aún existentes, (estableciendo una foresteríaanáloga, aunque se considere una excomunión para los conservacionistas), ya que los patrociniossociales de preservación de zonas boscosas es condición prioritaria para la preservación del planeta.

Foto 18.- Visión paisajística del Jaboncillo. 19 - 20 - 21.- Excavación en áreas de cultivos agrícolas

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Hipótesis sobre “sociedades complejas” de la costa ecuatoriana.-Para poder entender la historia es necesario no solamente saber cómo están las cosas, sino cómo llegaron a ser lo que son.

Franz Boas 1996:133

Las sociedades con características “especiales” en el área ecuatorial costera; a la luz de las evidencias ynuevos hallazgos, requieren una urgente explicación sobre su surgimiento y desarrollo. Estimamos quesólo abordando el tema desde un punto de vista teórico e interpretativo dialectico, podríamos definir yconfrontar sus componentes, para aclarar hipótesis e interrogantes, tales como: ¿Cuáles serían laspeculiaridades específicas y concretas de estas “sociedades complejas”, que puedan generar conjeturaspara estimar su desarrollo socio-económico/urbano, como estados iniciales aborígenes y semejanzas conotras sociedades situadas en otros territorios? ¿Cómo podríamos definir estas sociedades?

Fotos 22.- Farallones de piedra para contención de los cerros. 23.- Pozos reservorios de agua. 24.- Silo contenedor de excedentes de cosecha.

A mediados del siglo XX, resurgió renovada la teoría de la evolución en antropología, la misma queproponía la utilización de métodos adecuados para evidenciar las generalizaciones que se podríanacometer en la interpretación del desarrollo de las sociedades (Boas 1938; 2001). En cierto modo, estoprovoco el retomar de las interrogantes del pasado. Esta intencionalidad, podemos asumirla de estamanera: Si la teoría evolutiva era adaptable a las sociedades, la misma viabilizaría la dilucidación dediferentes organizaciones-sociedades en un continuo histórico con valor evolutivo. Lo que determinaríauna trayectoria de mutación, cuantitativa y cualitativa, detectada para el proceso de surgimiento de“sociedades complejas”, itinerario que no necesariamente debía emplearse a casos específicos; sino másbien, establecía la idea de una evolución general y una evolución específica que se encontraríaconsignada en las historias particulares (Sahlins 1960).

Foto 25.- Hilera de estructura de base habitacional. 26.- Vista de Terrazas Agrícolas. 27.- Silo para conservar granos con tapa de protección.

Este criterio de evolución social o formas históricas de la comunidad de los hombres, conlleva de por sí,elementos colaterales constitutivos de la morfología de las sociedades -estructura y supra estructura-; loque, para ciertos estudiosos, no precisamente esto demanda de unaprogresión inmutable, sino que asumían las variaciones -colapsos,retrocesos, empoderamientos, permisibles y posibles- facultados en teoría,por el desarrollo histórico de las sociedades. Pero esta teoría requeríadefinir módulos con los cuales poder constatar y confrontar los cambiosprevisibles. Ante este axioma, los antropólogos/arqueólogos evolucionistasestablecieron categorías instituidas en variables y definicionesetnocéntricas que suprimían el carácter dinámico de la evolución, mientrascircunscribían los temas estudiados en categorías de autos contenidos ycarentes de sentido. Foto 28.- Pozo artesiano actualmente en uso.

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Lo antropológico y lo arqueológico.- Tylor (1871), estimaba que los contenidos estudiados por losnaturalistas -plantas, animales, paisajes, que definían- tenían un mismo valor mediático, igual que para eletnógrafo, clasificar lo que él consideraba contenidos o rasgos de una “cultura” / factos de una sociedad -cotidianidad y artefactos, mitos, crónicas, especialización de trabajo y otros elementos coadyuvantes-,permitían englobar geográfica e históricamente las relaciones sociales y de producción, en laconvergencia de las apreciaciones. A diferencia, la nueva concepción de la teoría evolutiva, destacaba losprocesos, trascendiendo las categorías. El criterio era, concebir la evolución social como un proceso dereorganización en disímiles niveles de complejidad (Flannery 2002). La intencionalidad busca revelar losdispositivos que integran los procesos adaptativos, en espacio y tiempo-contemporalidad, configurandolas diversas formaciones humanas. Este diseño ponderaba que las categorías interpuestas, tendríansentido cuando se ejecutaran balances entre disímiles trayectos; siendo esta interconexión el nexovalidante del método contrastante-comparativo propuesto como antinomia para regenerar una realidadantropo-arqueológica.

Fotos 29 y 30. Escalinatas aborígenes, cúspide Cerro de Jaboncillo. 31 y 32.- Bosque húmedo brumoso, cima de Cerros de Hojas y Jaboncillo.

Vale destacar que antropólogos y por qué no los arqueólogos, han creído auscultar en el registroetnográfico y etnohistórico, una categorización organizativa inicial, la de los cacicazgos; conceptuaciónjerárquica prevalente en medio de las sociedades iniciales y comunitarias. Sin embargo, estimo, quesiendo esta forma de organización muy usual en las comunidades aborígenes de la costa, no destacanaun, estudios a profundidad sobre tal singularización de manejo socio-político; por lo que se evidenciaque su categorización/contenido, tenga innúmeras y variables conceptualizaciones. Es tal, la percepciónde los estudiosos, que algunos prefieren omitir o invisibilizar el término (p.e., Feinman y Neitzel 1984;Upham 1987). Las caracterizaciones conceptuales actúan cuando se especifica una delineación abreviadadel contexto, bajo discernimientos o por inferencias definidas, pero no son tan lucrativas cuando seaspira utilizarlas para explicar cómo las disímiles manifestaciones, socioculturales, se transmutan.Estimando que muchas de estas categorías manifiestas se fundamentaban en el uso de analogíasejecutadas a partir del registro etnográfico. Aunque no es ocioso pensar que pretéritamente coexistieranformas organizativas y adaptativas desprovistos de contrapartes en el actual registro etnográfico. De serverdad, realmente no nos agradaría obnubilarnos en un pasado desconocido, o nos forzaríamos ainterpretar el mismo utilizando un presente impropio, como hipotético básico delo propuesto. Noobstante, al contextualizar esta categoría, se nos facultara rastrear hipótesis e inquietudes que sonfundamentales en la historia erigida por antropólogos y arqueólogos en la costa ecuatorial y estimaraseveraciones sobre los procesos de cambio. Desde la óptica arqueológica, se ha esgrimido una enérgicacrítica a la sistematización clasificatoria y estratificante, para la comprensión pretérita de lasorganizaciones humanas. Reconocidas las limitaciones de estas metodologías sistémicas, (Yoffee. 1993),no es de dudar, que sin ellas, tampoco obtendríamos datos fidedignos, comparaciones significativas,selectivizaciones factuales, entre disímiles trayectos históricos y menos aún concebir los procesosmediáticos que virtualmente las conciben.

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Comentarios finales.-Existen diferentes grafías de ver el pasado. Ciencias como la antropología, etnografía, etnología y laarqueología son considerablemente complejas; las mismas que transponen sus derroteros por sí solas oen mixtura aportan a una mejor comprensión de las sociedades aborígenes. De manera equivalentegeneran y construyen espacios e interrogantes, patrones e “ilustraciones” de la maniobrabilidad ytratativa de los cosmos “recreados” por antropólogos y arqueólogos. Antropólogos evolucionistas -(haceuna centuria)- y sus precedentes, percibían a los aborígenes, específicamente a los que vivían en la costaecuatorial y amazonia, como elementos fantasmagóricos de tiempos pretéritos o simplemente noexistían. Los mismos que, invisibilizados como estaban -de la historiografía y de los textos-, gestores deuna heredad patrimonial irreconocida, representaban una realidad pasada innegable, pero desconocidapor la racionalidad cientista, visión que venía manteniéndose por más de quinientos años a través de lacolonización del pensamiento impuesto por la agresiva imposición de los conquistadores, (Mora 2005).

La aplicación del método comparativo, al dato etnográfico, generó en el particularismo histórico nuevasposibilidades de expresión; el mismo que preveía la preexistencia de un cosmos pretérito, revelado porlos símiles entre los desemejantes materiales culturales, tangibles e intangibles, que los etnógrafoshallaban y reportaban. Este universo, aunque permisible, trascendía por esquivo y hermético; entre otrasvicisitudes, el debate entre la presencia de ejes de creación y áreas de dispersión de las tipologíasculturales concebidas en dichos centros sólo aportaba a establecer cartografías con rutas, que poco onada explicaban. Estos mapas se dibujarían de nuevo cuando la idea de adaptabilidad, propuesta porJulián Steward (1973) tuviera eficacia como artífice de los dispositivos para concebir el cambio cultural. Elpensamiento de Philip Phillips (1955), convergiría en un suceso perceptivo del mundo pretérito, de laarqueología como antropología y su objetivación como un proceso de adaptación dinámico y complejo.Estábamos forzados a admitir que la etnografía no era capaz de revelar por si misma el pasado. Noobstante, esta permuta en lo preestablecido permitió inferir “partes” del mismo. Surgió la posibilidad detransformar las crónicas y descripciones de los intrusos conquistadores y etnógrafos, en documentos delectura interpretativa para la construcción de analogías y teorías sobre el comportamiento humano; a suvez, adicionalmente era posible hacer una lectura de los objetos, simultáneamente con la realización deuna experimentación controlada, para inferir las actividades en los cuales éstos habían participado. Deeste modo la insurrección iniciada en el cuestionamiento de la posición de la arqueología en laantropología, y por tanto su filosofía (Binford 1989; Preucel 1991), daría origen a la etnoarqueología:etnografía practicada con métodos de etnógrafos para delimitar e interpretar las preguntas de losarqueólogos. Un espacio para futuras performances sobre el valor simbólico de los factos, pueblos y susnaturalezas (Arnold. 2003). Un espacio pugnado por diferentes tendencias de la arqueología del siglo XXI.

Una nueva “ hipótesis histórica” para interpretar la agroforesteria aborigen y domesticación del bosque.-

“El “ámbito” de una sociedad no es una constante sino un complejo conjunto de variables históricas. Consecuentemente, las condicionesambientales han soportado una gran variedad de sociedades en diferentes fases de la historia”. “La relación entre las culturas locales y el

medio no es un ajuste que va en una sola dirección, sino que se trata de una interpretación de doble vía.”Myllyntaus 2001 pp. 144.

Una nueva concepción de la historia y de las relaciones ecológicas, como parte de la misma, va tomandoforma, desde la antropología. Los antropólogos abordaban el “ámbito” ocupado por las comunidadesestudiadas, como derivación de una evolución, o mejor, de una co-evolución. Estos dos componentes -ámbitoy sociedad- que a pretérito habían sido conocidos como módulos analíticos disímiles, ligados porrelaciones causales, deterministas, concebidos a partir de una apariencia concurrente o de una exiguasima transitoria, hoy en día se entretejían en la historia a través de sus misceláneos interactuantes.Expresados en el paisaje, memoria taxativa de las prácticas sociales, delas acciones asumidas en las diversascomunidades humanas y las cosmos-ideas gestadas en la línea del tiempo. Perceptiblemente, estoscontextos de espacio geográfico, sólo puede ser vistos y definidos, como resultado de una historia social yecológica, que es una misma. Esta forma de ver la historia, para autores como Carole Crumley (1994), seconcibe y fundamenta, en la indagación de las sempiternas relaciones dialécticas entre los eventoshumanos y los sucesos de la naturaleza, que se exteriorizan en el paisaje. Obviamente hemos entrado en

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la dimensión de lo imaginario, pero como estos sitios existen en la realidad como componentes delpaisaje, y son señalados por los indígenas como componentes de su concepción de la naturaleza…(Reichel-Dolmatoff 1996a: 45-48), nos hemos cimentados en su realidad, para desde allí generarpropuestas hipotéticas.

Nuestra proposición, aunque muy escueta, ha sido resaltar la importancia que la foresta y los suelosantrópicos -(Cerros de Hojas y Jaboncillo)-, cultivados, utilizados, habitados y domesticados por nuestrascomunidades aborígenes, han tenido para la relación hombre-naturaleza y proyección de su vida ensociedad. Esto ha generado expectativas e interrogantes para podernos explicar con mayor diversidad deconocimiento las formas organizativas de las sociedades que habitaron en la costa ecuatorial, de estosterritorios equinocciales, en el pasado, esperando con posteridad, seguir auscultando, interpretando einvestigando sobre su cotidianidad, sus técnicas y especialidades de producción, manejo del agua y desuelos, su estratificación y jerarquización social, sus saberes ancestrales, sus eventos antrópicos,geológicos y naturales, el manejo político, económico y sus relaciones intermodales con otros poblados,los mismos que por el momento, no son suficientes para explicar las razones y los procesos que pudierondar origen al surgimiento de sociedades políticas complejas; ya que la complejización es mucho más queuna simple respuesta a la abundancia en la producción, a la especialización del trabajo, al comerciomultiespacial, a la jerarquización en castas sociales, a liderazgos o cacicazgos y otros factores, propuestospor Gordon Childe, que serían el preámbulo de nacientes estados iniciales aborígenes. Tampoco loesquematizado, es, como muchos lo piensan, «un paso lógico» en la historia de las sociedades.Estimamos, que es ante todo, una respuesta a la dinámica interna de cada sociedad. Por ello suevaluación exclusivamente desde una perspectiva socio-económica no resulta ser nunca una explicaciónapropiada.

A pesar de lo expresado, hay algo en el ámbito o entorno físico que promueve estas reacciones, ya que lanaturaleza juega un rol primordial en el desenvolvimiento y desarrollo de las sociedades. Estos lugares oespacios -(Cerro de hojas y Jaboncillo)-, tanto como lugares, productivos, sacros, poblacionaldemográfico, de construcciones arquitectónicas y otras expectativas naturales-antrópicas, no constituyennecesariamente ecosistemas, pero los indígenas los mencionan y los enumeran como subdivisionesecológicas, como partes esenciales de su habitad y cosmovisión. Son puntos liminares en los cuales sepueden dar transformaciones; pero así mismo, lugares en los cuales muchos valores son abolidos yreemplazados por otros, lugares que quedan fuera de tiempo, pero que necesariamente se articulan conla voluntad de supervivencia y creación del hombre.

En torno al planteamiento ecológico, William Balée (1998), ha expresado en cuatro postulados laexteriorización de este concepto:

1.- La biosfera ha sido afectada por las actividades humanas.2.- La degradación de la biosfera y la extinción de especies, no necesariamente es fruto de actividadhumana.3.- Tampoco, se crean condiciones favorables, en la biosfera, para los humanos y para otras especies,aumentando el número y la cantidad de las mismas.4.- Los diferentes sistemas sociopolíticos y económicos, en contextos regionales específicos, tienden a generarefectos disímiles en la biosfera a nivel cualitativo, los cuales afectan las formas de vida no humanas en suabundancia y número de especies y por tanto afectan las subsecuentes trayectorias del entorno enlas mismas regiones.

Con estas premisas, Balée, destaca los trayectos locales, pretendiendo percibir la integralidad de la historia.Admitiendo que “ningún ecosistema puede ser entendido de forma separada de los impactos humanospasados y presentes” (Russell 1997:17). Indubitablemente este “punto de vista” implanta un ignorado espaciopara la performance de antropólogos y arqueólogos, obligándolos a deliberar sobre el porvenir, accionarconsiderado como razón y baluarte de este enfoque y trabajo.

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Bajo esta premisa, concebir las relaciones entre la ecología cultural y las comunidades aborígenes ypresentes, nos resulta significativo como objetivo final del presente trabajo. Estamos conscientes que lairracionalidad de lo considerado como espacio intocado -la visibilización de nuestros antecesoresindígenas y la heredad patrimonial (paisajista y humana)-, es cada día más y más parte de la historia, quedemos asumir urgentemente. Es necesario abstraernos, para ver a los humanos transformando el paisajey cambiando con él, alimentándose mutuamente, gestando su cotidianidad de supervivencia y creaciónde su cosmología y saber ancestral; es percepción que debemos ponderar y poner en valor, comoresponsabilidad fundamental por perennizar los constructos que nos heredaron para enarbolar nuestraidentidad y memoria.

Relator: Andrade Palma Manuel Eduardo

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