Este Era Grau

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MIGUEL GRAU SEMINARIO, PARADIGMA DE CABALLEROSIDAD La historia del Perú; esta conformada por un conjunto de hechos gloriosos y heroicos, donde destacan diversos personajes entre ellos el ilustre marino peruano Don Miguel Grau Seminario, al cual las generaciones que le sucedieron lo han honrado con las denominaciones de "Héroe Nacional, "Caballero de los Mares" y "Hombre del Milenio", constituyéndose en un paradigma imperecedero para civiles y militares. Don Miguel Grau Seminario nació el 27 de julio de 1834 en Piura. A los nueve años inició su vida de marino como grumete en un buque mercante. En 1854 y después de haber navegado durante varios años, ingresó a la Armada Peruana siguiendo una brillante trayectoria hasta llegar a comandar el buque llamado "Monitor Huáscar" desde el año 1868 hasta 1876, en que se alejó temporalmente al resultar elegido como Diputado por Paita, una ciudad ubicada al norte del Perú. Al iniciarse la guerra del Pacífico en el año 1879, que enfrentó a los países vecinos de Perú y Chile, Miguel Grau se reincorporó a la Armada Peruana y asumió nuevamente el comando de la Primera División Naval como Comandante del "Monitor Huáscar"; aún conociendo la inferioridad de la escuadra peruana frente a la poderosa flota chilena, pero, pudo mas su deber y el compromiso que asumió con la patria. Durante cerca de seis meses detuvo la invasión del territorio peruano, bombardeó puertos chilenos, capturó embarcaciones del enemigo y huyo reiteradas veces de la persecución de la escuadra chilena. Sus acciones y audacia causaron cambios políticos en Chile y sustitución de los mandos militares. En Lima se le ofrecía sendos homenajes por sus dotes de gran marino y estratega, los cuales recibía con suma humildad. El 21 de mayo de 1879, se produjo el Combate de Iquique. Mientras el mejor barco peruano "Independencia" encallaba sobre unas rocas al perseguir a la "Covadonga" (chilena), el Monitor Huáscar se enfrentaba a la corbeta chilena "La Esmeralda" lográndola hundir de tres espolonazos. Sin embargo Miguel Grau, a pesar de estar venciendo y en vez de atacar a la otra nave chilena denominada "La Covadonga", ordenó el salvataje de los combatientes chilenos que estaban sobre el mar y a punto de ahogarse, rescatándolos y abrigándolos con los uniformes de los soldados peruanos.

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MIGUEL GRAU SEMINARIO, PARADIGMA DE CABALLEROSIDAD

La historia del Perú; esta conformada por un conjunto de hechos gloriosos y heroicos, donde destacan diversos personajes entre ellos el ilustre marino peruano Don Miguel Grau Seminario, al cual las generaciones que le sucedieron lo han honrado con las denominaciones de "Héroe Nacional, "Caballero de los Mares" y "Hombre del Milenio", constituyéndose en un paradigma imperecedero para civiles y militares.

Don Miguel Grau Seminario nació el 27 de julio de 1834 en Piura. A los nueve años inició su vida de marino como grumete en un buque mercante. En 1854 y después de haber navegado durante varios años, ingresó a la Armada Peruana siguiendo una brillante trayectoria hasta llegar a comandar el buque llamado "Monitor Huáscar" desde el año 1868 hasta 1876, en que se alejó temporalmente al resultar elegido como Diputado por Paita, una ciudad ubicada al norte del Perú.

Al iniciarse la guerra del Pacífico en el año 1879, que enfrentó a los países vecinos de Perú y Chile, Miguel Grau se reincorporó a la Armada Peruana y asumió nuevamente el comando de la Primera División Naval como Comandante del "Monitor Huáscar"; aún conociendo la inferioridad de la escuadra peruana frente a la poderosa flota chilena, pero, pudo mas su deber y el compromiso que asumió con la patria.

Durante cerca de seis meses detuvo la invasión del territorio peruano, bombardeó puertos chilenos, capturó embarcaciones del enemigo y huyo reiteradas veces de la persecución de la escuadra chilena. Sus acciones y audacia causaron cambios políticos en Chile y sustitución de los mandos militares. En Lima se le ofrecía sendos homenajes por sus dotes de gran marino y estratega, los cuales recibía con suma humildad.

El 21 de mayo de 1879, se produjo el Combate de Iquique. Mientras el mejor barco peruano "Independencia" encallaba sobre unas rocas al perseguir a la "Covadonga" (chilena), el Monitor Huáscar se enfrentaba a la corbeta chilena "La Esmeralda" lográndola hundir de tres espolonazos. Sin embargo Miguel Grau, a pesar de estar venciendo y en vez de atacar a la otra nave chilena denominada "La Covadonga", ordenó el salvataje de los combatientes chilenos que estaban sobre el mar y a punto de ahogarse, rescatándolos y abrigándolos con los uniformes de los soldados peruanos.

Ante tal gesto humanitario, los sobrevivientes chilenos que fueron salvados de ahogarse en el mar corearon al unísono y de manera espontánea, un "¡Viva el Perú generoso!". A raíz de este hecho que trascendió las fronteras, se le llamó mundialmente a Miguel Grau como "El Caballero de los Mares". Durante dicho combate, el Capitán de Fragata chileno Don Arturo Prat, murió valientemente al intentar abordar el Monitor Huáscar. También ofrendaron la vida por su patria 135 chilenos y 8 peruanos.

Otro de los gestos que muestran la caballerosidad de Grau, fue el envió de las prendas personales del difunto Capitán chileno Arturo Prat a su viuda, junto a una célebre y sentida carta con la cual resaltó el valor y coraje de su esposo fallecido en combate. El texto de la carta denotaba la magnanimidad de Grau y su sentido humanitario, lo que generó otra misiva de respuesta expresando el sincero agradecimiento de parte de la viuda.

Mas adelante, con fecha 8 de octubre de 1879 se realizó el Combate de Angamos, donde el Monitor Huáscar se enfrentó a casi toda la escuadra chilena. Aunque existía

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la posibilidad de escapar del inminente ataque, Miguel Grau decidió enfrentarlos, inmolándose durante el combate, al igual que toda la oficialidad que tras su muerte le sucedieron en el mando de la nave, con la misma entrega que su jefe, de quien aprendieron a cultivar las virtudes de los grandes en cumplimiento del deber.

Con justicia y en reconocimiento a la acción heroica de Miguel Grau Seminario, el Congreso en 1946 le otorgó como homenaje póstumo el grado de Almirante. Asimismo por sus elevados méritos y dotes de buen ciudadano, buen padre y buen esposo, así como por sus grandes servicios prestados a la patria, ha sido declarado como El Hombre del Milenio, para orgullo y ejemplo de las generaciones pasadas, presentes y venideras.

El Almirante Miguel Grau Seminario estuvo casado con la dama limeña Doña Dolores Cavero Núñez, con quien tuvo diez hijos. Una de sus preocupaciones era precisamente su familia, por ello es que cinco meses antes de pasar a la eternidad, escribió una carta donde expresa de manera premonitoria su última voluntad, como parcialmente se transcribe a continuación:

"Monitor Huáscar, 8 de mayo de 1879.

Muy querida esposa: ... Como la vida es precaria en lo general y con mayor razón desde que va uno a exponerla a cada rato, en aras de la patria, en una guerra justa, pero que será sangrienta y prolongada, no quiero salir a campaña sin antes hacerte por medio de esta carta varios encargos; principiando por el primero, que consiste en suplicarte me otorgues tu perdón por si creyeras que yo te hubiera ofendido intencionalmente. El segundo se contrae a pedirte atiendas con sumo esmero y tenaz vigilancia a la EDUCACION de nuestros hijos idolatrados. Para lograr este esencial encargo debo avisarte, o mejor dicho recomendarte que todo lo poco que dejo de fortuna, se emplee en darles toda la instrucción que sea posible; única herencia que siempre he deseado dejarles. Esta es pues mi única y última voluntad, que te ruego encarecidamente observes con religiosidad, si es que la súplica de un muerto puede merecer algún respeto.

...Me lisonjea la idea que al separarme de este mundo, tengan mis hijos un pan que comer; pues no dudo que la Nación te otorgue por lo menos mi sueldo íntegro, si es que muero en combate. Nada mas tengo que pedirte, sino que me cuides a mis hijos y les hables siempre de su padre. Con un abrazo eterno se despide tu esposo Miguel Grau."

Nunca bombardeo puertos que no estuvieran artillados. Y cuando bombardeaba puertos artillados solo dirigía sus fuegos a objetivos militares.

Pudo hundir al "Matías Cousiño" en el acto, pero ordena que toda la tripulación se ponga a salvo. Grau recibe una carta de agradecimiento por su actitud de

parte del comandante del "Matias" quien le obsequia un cajon de vino.

Rescata a los náufragos de la "Esmeralda" en contraste con lo que hace Condell, comandante de la "Covadonga", con los náufragos de la "Independencia" a quienes acribilla en el agua (y eso que Condell era de madre peruana y en la

"Independencia" habían dos primos suyos).

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Grau escribe una carta a su esposa lamentando que en caso de encontrarse con la "Chacabuco" deba hundirla ya que en ella comandaba su concuñado Viel y

Toro.

La tripulación del transporte capturado "Rimac" recibió la mas exquisita atención, siendo respetado el rango de los oficiales por toda la tripulacion del

"Huáscar".

Pero cuando combatía nadie se le podía igualar. El y el " Huáscar " eran como un centauro. Nadie podía tripularlo mejor.

CARTA DE MIGUEL GRAU A CARMELA CARBAJAL VIUDA DE PRAT

Dignísima señora:

Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a usted y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a aumentar el dolor que hoy, justamente, debe dominarla

En el combate naval del 21 próximo pasado, que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el Capitán de Fragata don Arturo Prat, Comandante de la "Esmeralda", fue, como usted no lo ignorará ya, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su Patria.

Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso deber de enviarle las, para usted, inestimables prendas que se encontraron en su poder y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas le servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su gran desgracia, y para eso me he anticipado a remitírselas.

Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro, señora, la oportunidad para ofrecerle mis servicios, consideraciones y respetos con que me suscribo de usted, señora, muy afectísimo seguro servidor.

Miguel Grau

- Inventario de los objetos encontrados al capitán de fragata don Arturo Prat, comandante de la corbeta chilena “Esmeralda”, momentos después de haber fallecido a bordo del monitor “Huáscar”

Una espada sin vaina, pero con sus respectivos tiros. Un anillo de oro de matrimonio. Un par de gemelos y dos botones de pechera de camisa, todos de nácar. Tres copias fotográficas, una de su señora y las otras dos probablemente de

sus niños. Una reliquia del Corazón de Jesús, escapulario de la Virgen del Carmen y

medalla de la Purísima. Un par de guantes de preville.

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Un pañuelo de hilo blanco, sin marca. Un libro memorándum. Una carta cerrada y con el siguiente sobre escrito: “Señor Lassero.

Gobernación Marítima de Valparaíso. Para entregar a don Lorenzo Paredes”.

Al ancla, Iquique, mayo 21 de 1879 El oficial de detalle.

Pedro Rodríguez Salazar

RESPUESTA DE CARMELA CARBAJAL A LA CARTA DEL COMANDANTE GRAU

Valparaíso, 1° de Agosto de 1879

Señor don Miguel Grau.

Distinguido Señor:

Recibí su fina y estimada carta fechada a bordo del "Huáscar", en 2 de Junio del corriente año. En ella, con la hidalguía del caballero antiguo, se digna usted a acompañarme en mi dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo, y tiene la generosidad de enviarme las queridas prendas que se encontraron sobre la persona de mi Arturo, prendas para mí de un valor inestimable, por ser, o consagradas por su afecto, como los retratos de mi familia, o consagradas por su martirio, como la espada que lleva su adorado nombre.

Al proferir la palabra martirio, no crea usted, señor, que sea mi intento inculpar al jefe del "Huáscar" de la muerte de mi esposo. Por el contrario, tengo la conciencia de que el distinguido jefe que, arrostrando el furor de innobles pasiones, sobreexcitadas por la guerra, tiene hoy el valor, cuando aún palpitan los recuerdos de Iquique, de asociarse a mi duelo y de poner muy alto el nombre y la conducta de mi esposo en esa jornada, y que tiene aún el más raro valor de desprenderse de un valioso trofeo, poniendo en mis manos una espada que ha cobrado un precio extraordinario por el hecho mismo de no haber sido rendida; un jefe semejante, un corazón tan noble, se habría, estoy cierta, interpuesto, a haberlo podido, entre el matador y su víctima, y habría ahorrado un sacrificio tan estéril para su Patria como desastroso para mi corazón.

A este propósito, no puedo menos de expresar a usted que es altamente consolador, en medio de las calamidades que origina la guerra, presenciar el grandioso despliegue de sentimientos magnánimos y luchas inmortales que hacen revivir en esta América las escenas y los hombres de la epopeya antigua.

Profundamente reconocida por la caballerosidad de su procedimiento hacia mi persona, y por las nobles palabras con que se digna honrar la memoria de mi esposo, me ofrezco muy respetuosamente de usted atenta y affma. S.S.

Carmela Carvajal de Prat.

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