ESTEBAN ELIZONDO, órgano (España)

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RECORRIDOS POR LA MÚSICA DE CÁMARA Miércoles 15 de abril 2015 7:30 p.m. Bogotá, Sala de Conciertos Biblioteca Luis Ángel Arango ESTEBAN ELIZONDO, órgano (España)

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RECORRIDOS POR LA MÚSICA DE CÁMARA

Miércoles 15 de abril 2015 • 7:30 p.m.Bogotá, Sala de Conciertos Biblioteca Luis Ángel Arango

ESTEBAN ELIZONDO, órgano (España)

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TOME NOTA• Los conciertos iniciarán exactamente a la hora indicada en los avisos de

prensa y en el programa de mano. Llegar con media hora de antelación le permitirá ingresar al concierto con tranquilidad y disfrutarlo en su totalidad.

• Si al momento de llegar al concierto éste ya ha iniciado, el personal del auditorio le indicará el momento adecuado para ingresar a la sala de acuerdo con las recomendaciones dadas por los artistas que están en escena.

• Agradecemos se abstenga de consumir comidas y bebidas, o fumar

durante el concierto, con el fin de garantizar un ambiente adecuado tanto para el público como para los artistas.

• Durante el transcurso del concierto por favor mantenga apagados sus

equipos electrónicos, incluyendo teléfonos celulares, buscapersonas y alarmas de reloj. Esto ayuda a crear un ambiente propicio para disfrutar la música.

• Por respeto a los derechos de autor de los compositores e intérpretes,

no está permitido realizar grabaciones de audio o video ni tomar fotografías durante el concierto.

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El rey de los instrumentos

El 25 de febrero de 1966, la sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango abrió sus puertas al público. Esa noche, el organista norteamericano Carl Weinrich interpretó Obertura de inauguración, de Fabio González Zuleta (obra comisionada por el Banco de la República al compositor con motivo de la inauguración de la sala); la Sonata en fa menor, Op. 65 No. 1, de Mendelssohn; la Sonata No. 1 en mi bemol menor, de Hindemith; Grand jeu et duo, de la colección Livre de Noëls, de Daquin; Fantasía en fa menor, K608, de Mozart, y el Concierto para órgano y metales, de Lockwood. Comenzaría así una nueva y tímida práctica organística en Colombia: el uso del órgano para conciertos por fuera de las iglesias, espacios donde la tradición de este instrumento había residido hasta entonces en el país.

En la vida pasan cosas, muchas veces sin mayor explicación. En algunos casos, se trata de hermosos accidentes que se vuelven regalos, legados y fantásticas oportunidades. Cuando el Banco de la República encargó una sala de conciertos a la firma de arquitectos Esguerra, Sáenz, Samper para incorporarla a la biblioteca que había inaugurado en 1958, es muy probable que ni se imaginara que ésta iba a incluir un órgano de concierto. Pero el hecho es que en el camino del diseño de la sala surgió esta posibilidad, que al día de hoy nos ha permitido escuchar una importante parte del repertorio para órgano en Bogotá.

El desarrollo del repertorio para órgano alcanzó un punto muy alto durante el Barroco y, en particular, con los aportes de Johann Sebastian Bach al mismo. Sin embargo, la llegada del Clasicismo y el desarrollo del piano como instrumento de teclado más versátil que el clavecín y mucho más portátil y apropiado para pequeños recintos que el órgano, llevó a que el rey de los instrumentos quedara algo relegado. Por eso es que no pensamos en Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert o Schumann como grandes compositores para el órgano.

Sin embargo, con Mendelssohn y su particular gusto por la música barroca y en especial por la obra de Bach, surgió, a mediados del siglo XIX, un renovado interés por volver a la música de órgano y por componer para el gran instrumento, interés que quedó plasmado en obras de Mendelssohn y Franck, quienes serían sucedidos por Louis Vierne y Charles-Marie Widor, entre otros compositores. Desde entonces, el órgano ha continuado su vida no solo en las iglesias católicas y protestantes ─donde es un elemento fundamental del rito religioso─ sino también en salas de concierto, como parte esencial de varias obras sinfónicas o, como en el caso de nuestra sala en Bogotá, como instrumento usado para recitales de cámara.

El recital de Esteban Elizondo complementará la historia del repertorio interpretado en la sala con obras de diversos compositores del País Vasco, región que cuenta con varios instrumentos históricos que el mismo Elizondo conoce bien. Esperamos que, para los que no conocen al rey de los instrumentos, este recital sea la puerta de

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entrada a una historia que se remonta a la Edad Media y en la que aparecen figuras majestuosas, como Antonio de Cabezón, Buxtehude, Bach, Haendel, Mendelssohn, Franck, Vierne, Widor, Reger, Hindemith y Messiaen.

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Nació en San Sebastián (España) en 1945. Después de finalizar sus estudios de piano y órgano en el Conservatorio de San Sebastián, obteniendo primer premio en ambas especialidades, se trasladó a Viena, donde amplió sus conocimientos durante tres años en la Escuela Superior de Música de dicha ciudad.

A lo largo de su vida académica ha ejercido como catedrático de órgano del Conservatorio Superior de Música de San Sebastián y también durante varios años ha desempeñado el cargo de director de dicho conservatorio. En esta trayectoria ha desarrollado una importante labor en los campos pedagógico y artístico, así como en la investigación y divulgación musical.

En 2002 recibió de la Universidad de Barcelona el doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación, con la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad del jurado, por su tesis La organería romántica en el País Vasco y Navarra (1856-1940). Posteriormente, dicha universidad le otorgó el premio extraordinario por el citado trabajo. Más tarde, la Universidad del País Vasco (que editó esta tesis) y el Orfeón Donostiarra, le concedieron el Premio a la investigación.

En los últimos años, Esteban Elizondo se ha centrado en la investigación y divulgación internacional del excepcional patrimonio organístico y de música para órgano que existe en la zona vasco-navarra. Esta divulgación la realiza tanto a través de conciertos que presenta por toda Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón, Brasil, Rusia y Argelia, como por medio de publicaciones de investigación musical, ediciones de partituras y más de veinte grabaciones de discos compactos, que ha realizado fundamentalmente con la Casa Aeolus de Alemania.

El año 2009 el ayuntamiento de San Sebastián le concedió la Medalla al mérito ciudadano. En 2011 la Asociación Cultural Organaria de Castilla y León lo nombró socio de honor. En 2012 fue elegido vicepresidente de la Asociación del Órgano Hispano y en 2014 ingresó como miembro de número de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País.

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FELIPE GORRITI (1839-1896)

NEMESIO OTAÑO S.J. (1880-1956)

JOSÉ MARÍA USANDIZAGA (1887-1915)

EDUARDO TORRES (1872-1934)

TOMÁS GARBIZU (1901-1989)

LUIS URTEAGA (1882-1960)

JESÚS GURIDI (1886-1961)

Marcha fúnebre

Adagio

Pieza sinfónica Introducción

Cantabile Final

Dos piezas para órgano Berceuse

Impresión Teresiana

Toccata sobre un tema gregoriano

Fantasía religiosa en fa sostenido menor

Variaciones sobre un tema vasco

Final en do mayor

CONCIERTO No. 21

PROGRAMA

INTERMEDIO

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NOTAS AL PROGRAMA

Por Jaime Ramírez

En el País Vasco existe una de las colecciones de órganos de estética romántica más importantes a nivel internacional, construidos por organeros de gran prestigio, como los franceses A. Cavaillé-Coll, Ch. Mutin, Stoltz-frères, la casa Puget, el alemán Walcker o los españoles Aquilino Amezua, Lope Alberdi y Eleizgaray. Estos instrumentos y sus características sonoras motivaron a los compositores vascos a escribir gran cantidad de obras para órgano de todo tipo de estilos y estructuras. Si en los siglos precedentes en España la música para órgano se desarrolló en torno a la corte y al prestigio de diversos autores como Antonio de Cabezón (Burgos), Francisco Correa de Arauxo (Sevilla), Pablo Bruna (Aragón) o J. J. Cabanilles (Valencia), a partir de finales del siglo XIX son los compositores vascos quienes encabezan la producción musical organística española a lo largo de un periodo que se prolonga hasta más allá de la primera mitad del siglo XX. Se trata de un repertorio muy amplio y variado, de gran calidad, muy poco divulgado. La labor del maestro Elizondo durante los últimos años se ha centrado principalmente en buscarlo e investigarlo, y posteriormente en darlo a conocer internacionalmente.1

El recital de hoy inicia con la Marcha fúnebre de Felipe Gorriti (1839-1896), quien es considerado uno de los principales compositores españoles para órgano del siglo XIX; en sus obras se evidencia la consolidación de un estilo romántico propio que se desprende de la herencia de la música barroca para órgano en España. Felipe Gorriti nació en Huarte-Arakil, una pequeña ciudad perteneciente a la comunidad de Navarra, al norte de España, y fue iniciado musicalmente por su padre, León Gorriti, quien se desempeñaba como compositor, organista, profesor de violín, profesor de órgano y director de la orquesta de la parroquia local, al tiempo que trabajaba como administrador y secretario. Posteriormente, Felipe Gorriti continuó su formación musical de manera informal, estudiando con diversos organistas y maestros de capilla de las localidades cercanas, hasta que en 1856 ingresó al Real Conservatorio de Madrid, concentrándose en las áreas de órgano y composición.

Gorriti finalizó sus estudios en el Conservatorio en 1859 y para entonces ya había podido posicionarse como un reconocido maestro de capilla y organista. Una de sus primeras contrataciones fue con la parroquia de Santa María de Tafalla, donde además de trabajar como organista y maestro de capilla logró componer un amplio repertorio para órgano y también se desempeñó como director de la capilla de música y organizó la banda de música de la región. Desde 1867, y hasta su muerte en 1896, Gorriti se estableció en Tolosa (localidad del País Vasco), donde se desempeñó como maestro de capilla al tiempo que mantuvo notable actividad como pedagogo, compositor y director.

La fama y reconocimiento internacional como compositor y organista no fueron extraños para Gorriti. Uno de los éxitos más significativos en sucarrera

1 A través de años de estudio la labor del maestro Esteban Elizondo ha permitido rescatar y divulgar la producción de un extenso listado de compositores vascos de los siglos XIX y XX. A través de sus escritos y producción discográfica el maestro ha proporcionado gran parte de la información fundamental para la producción de estas notas al programa.

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fue el haber sido galardonado repetidamente en los concursos de la Sociedad Internacional de Organistas y Maestros de Capilla de París, por jurados de amplio reconocimiento, entre los cuales se encontraban personalidades como César Franck y Théodore Dubois. La Marcha fúnebre se presentó en el concurso de la Sociedad Internacional de 1882 y obtuvo el primer premio por unanimidad. Esta obra es considerada una de las primeras obras compuestas en España que incluían un pentagrama separado para los pedales del órgano.

El Padre Nemesio Otaño S.J. (1880-1956) es considerado uno de los principales compositores de música religiosa en España durante la primera mitad del siglo XX. Otaño estudió inicialmente con diversos organistas regionales; posteriormente, a la edad de quince años, se vinculó a la Compañía de Jesús y prontamente fue designado organista de la Basílica de Loyola en su natal Guipúzcoa (en el País Vasco, al norte de España). En 1903 viajó a Valladolid para estudiar contrapunto y composición con Vicente Goicoechea, alumno de Felipe Gorriti.

La relación entre Otaño y su maestro Goicoechea se fortaleció en la medida en que este lo apoyó decididamente en sus ideas para la reforma de la música religiosa en España; en 1907 Otaño y Goicoechea organizaron el primer Congreso Nacional de Música Sacra en Valladolid. También en 1907, Otaño fundó la revista Música Sacro Hispana, la cual dirigió por los siguientes quince años, durante los cuales logró generar una reforma radical en la práctica de la música religiosa española, buscando su restauración según las orientaciones del Motu Proprio “Tra le sollecitudini” del Papa Pío X.2 Con el pasar del tiempo Otaño fue ampliamente reconocido como uno de los pedagogos musicales más influyentes en España; en 1937 fue nombrado director de la Radio Nacional Española y desde 1939 ocupó el cargo de director del Conservatorio de Madrid. Si bien sus últimos años en este puesto lo alejaron de la música sacra y de la composición, se consideran años decisivos para la renovación de las tendencias pedagógicas adoptada en los conservatorios españoles.

En general, el estilo musical de Otaño puede describirse como pulcro y mesurado. Los elementos melódicos de sus obras son equilibrados y evitan cualquier exageración; por otro lado, su lenguaje armónico y tonal se acerca más a la exuberancia wagneriana y a la intensidad de Strauss que a la corriente francesa dominante en la música para órgano. El Adagio, compuesto en 1909, fue la primera de sus 19 composiciones para órgano. La obra se caracteriza por su inicio solemne y transparente que rápidamente se desarrolla tanto en densidad como en complejidad armónica; la sección inicial desemboca gradualmente en una sección media que presenta una textura completamente diferente y marcada por

2 El Papa Pio X (1835-1914, con un periodo papal de 1903 a 1914) fue reconocido por su carácter conservador, ortodoxo y antimodernista. El Motu Proprio es una comunicación que cada Papa puede dirigir a un sector particular de la Iglesia; la comunicación de 1903, “Tra le sollecitudini” (Entre las Preocupaciones) regula las prácticas musicales en los ritos religiosos de la Iglesia Católica, es bastante enfática en el rechazo de las prácticas “operáticas” en los ritos, propone el rescate de las tradiciones gregorianas, prohíbe el empleo del piano en la iglesia así como la presencia de bandas musicales, dando en cambio un lugar preferencial al órgano con ciertas funciones específicas dentro y fuera del rito eclesiástico.

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el contrapunto de breves ideas melódicas. Después de una breve interrupción la sección inicial reaparece, ahora con mayor densidad armónica y caracterizada por los contrastes tanto texturales como afectivos, para cerrar la obra con la misma sencillez e introversión del inicio.

A diferencia de los dos compositores anteriores, José María Usandizaga (1887-1915) continuó su formación musical en París después de haber recibido su formación inicial con músicos regionales españoles. Habiendo incursionado en la música a una edad muy temprana, Usandizaga viajó a París a los catorce años para ingresar a la Schola Cantorum y continuar sus estudios de piano. Debido a problemas de salud, debió alejarse de la práctica pianística y tornó toda su atención hacia la composición; en 1906 dejó París para retornar a su natal San Sebastián y establecerse como compositor donde obtuvo un rápido reconocimiento por su prolífica producción en varios géneros, pero en especial por sus obras para escena.

El lenguaje musical de Usandizaga está claramente influenciado por su formación en París; actualmente se le considera uno de los más importantes exponentes de la música vasca de inicios del siglo XX; su obra, donde se entremezclan las influencias y contrastes atmosféricos del verismo italiano con las innovaciones vanguardistas de la música francesa, tiene un carácter cosmopolita. La Pieza sinfónica delata claramente esta sinergia y muestra de manera directa la influencia de la música francesa para órgano de la época, sin hacer alusiones al lenguaje tradicional de la música vasca.

La Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla es la catedral gótica más grande del mundo y entre 1910 y 1934 albergó como maestro de capilla al prolífico compositor y organista Eduardo Torres (1872-1934). Nació en Valencia, donde estudió con el reconocido compositor y nacionalista romántico Salvador Giner (1832-1911) y tuvo su periodo de mayor producción en Sevilla, donde se radicó después de haberse desempeñado como maestro de capilla en Tortosa entre 1895 y 1910.

caracteriza por su inicio solemne y transparente que rápidamente se desarrolla tanto en densidad como en complejidad armónica; la sección inicial desemboca gradualmente en una sección media que presenta una textura completamente diferente y marcada por el contrapunto de breves ideas melódicas. Después de una breve interrupción la sección inicial reaparece, ahora con mayor densidad armónica y caracterizada por los contrastes tanto texturales como afectivos, para cerrar la obra con la misma sencillez e introversión del inicio.

A diferencia de los dos compositores anteriores, José María Usandizaga (1887-1915) continuó su formación musical en París después de haber recibido su formación inicial con músicos regionales españoles. Habiendo incursionado en la música a una edad muy temprana, Usandizaga viajó a París a los catorce años para ingresar a la Schola Cantorum y continuar sus estudios de piano. Debido a problemas de salud, debió alejarse de la práctica pianística y tornó toda su atención hacia la composición; en 1906 dejó París para retornar a su natal San Sebastián y establecerse como compositor donde obtuvo un rápido reconocimiento por su prolífica producción en varios géneros, pero en especial por sus obras para escena.

El lenguaje musical de Usandizaga está claramente influenciado por su formación en París; actualmente se le considera uno de los más importantes exponentes de la música vasca de inicios del siglo XX; su obra, donde se entremezclan las influencias y contrastes atmosféricos del verismo italiano con las innovaciones vanguardistas de la música francesa, tiene un carácter cosmopolita. La Pieza sinfónica delata claramente esta sinergia y muestra de manera directa la influencia de la música francesa para órgano de la época, sin hacer alusiones al lenguaje tradicional de la música vasca.

La Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla es la catedral gótica más grande del mundo y entre 1910 y 1934 albergó como maestro de capilla al prolífico compositor y organista Eduardo Torres (1872-1934). Nació en Valencia, donde estudió con el reconocido compositor y nacionalista romántico Salvador Giner (1832-1911) y tuvo su periodo de mayor producción en Sevilla, donde se radicó después de haberse desempeñado como maestro de capilla en Tortosa entre 1895 y 1910.

Catedral de Sevilla – Puerta de la Concepción

En Sevilla, Torres escribió más de 150 obras para órgano, animado por el padre Otaño. Asimismo fue impulsador de diversas prácticas musicales; fundó y dirigió la Orquesta Sinfónica

Catedral de Sevilla – Puerta de la Concepción

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En Sevilla, Torres escribió más de 150 obras para órgano, animado por el padre Otaño. Asimismo fue impulsador de diversas prácticas musicales; fundó y dirigió la Orquesta Sinfónica de Sevilla y junto con Ernesto Halffter (1905-1989) fue encargado por Manuel de Falla de dirigir la Orquesta Bética de Cámara. El lenguaje compositivo de Torres se caracterizó por la inclusión de nuevas sonoridades e influencias impresionistas en la música religiosa; adicionalmente impregnó sus obras con un lirismo enriquecido con un marcado carácter andaluz, reminiscente de la obra de Joaquín Turina y Manuel de Falla, con quien mantuvo una muy positiva relación.

En Berceuse, Torres mantiene un carácter descomplicado a lo largo de la obra, presentando una melodía reiterativa sobre un vaivén armónico en el acompañamiento; eventualmente la obra desemboca en sorpresivas disonancias que de manera inocente se deshacen para regresar al carácter inicial. En la Impresión teresiana Torres explora con mayor ímpetu una sonoridad decididamente moderna, permitiendo desarrollar una atmósfera de particular solemnidad la cual es interpolada por secciones de carácter contrastante y jocoso.

Tomás Garbizu (1901-1989) es considerado el más joven y uno de los últimos exponentes del nacionalismo vasco del siglo XX; su catálogo de obras es bastante extenso y abarca diversos géneros; asimismo mantuvo una activa labor como intérprete y profesor. Garbizu inició sus estudios musicales en el Conservatorio de San Sebastián y posteriormente continuó estudiando órgano en Madrid y París con Charles Lebout. Como compositor, incursionó en una amplia variedad de géneros y formatos instrumentales; escribió obras religiosas para órgano y coro, música para piano, música tradicional con instrumentos propios de la música vasca, zarzuelas y poemas sinfónicos.

Las principales fuentes de inspiración para Garbizu provienen de la música folclórica tradicional y de los cantos gregorianos. Su lenguaje musical es bastante personal y se caracteriza por la reutilización de melodías, que son enriquecidas mediante diferentes técnicas modernas; en su Toccata sobre un tema gregoriano la obra se desarrolla gradualmente a través de diversas estructuras armónicas y atrevidos efectos; con esta obra ganó el primer premio en el IV Concurso Internacional de Música para Órgano de Ávila.

Desde 1954 Garbizu retornó a San Sebastián para desempeñarse como profesor de órgano en el Conservatorio. Le sucedió en este puesto el maestro Esteban Elizondo.

Gran parte de la obra de Luis Urteaga (1882-1960) consiste en música religiosa, aunque también hizo algunas incursiones en diversos géneros vernáculos, junto con otras obras de la tradición vasca. Su música para órgano corresponde, en su mayoría, al servicio litúrgico y se acomoda a las indicaciones del Motu Proprio de 1903 del Papa Pío X, razón por la cual se considera un “compositor litúrgico”; esta

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categorización se acentúa con más fuerza si se tiene en cuenta que muchas de sus obras se basan en temas de los cantos gregorianos.

Dentro de sus grandes composiciones para órgano sinfónico se destaca su Fantasía o Marcha religiosa por el desarrollo de su estructura y sus dificultades técnicas, que requieren el empleo del doble pedal en diversas ocasiones. Esta obra, junto con su Allegro y final, se editaron en Francia y Alemania hacia 1920, pero permanecieron inéditas en España hasta fecha reciente.

El programa de hoy cierra con dos obras de Jesus Guridi (1886-1961), quien es considerado uno de los compositores de música para órgano más reconocidos en toda España en el siglo XX. Habiendo nacido en el seno de una familia con una larga trayectoria musical, Guridi inició sus estudios musicales a una temprana edad, bajo la constante supervisión y apoyo de familiares y maestros reconocidos en su región, hasta que en 1904 fue a París para estudiar en la Schola Cantorum y posteriormente continuó sus estudios en Bruselas y Colonia en 1908.

A su retorno a Bilbao, en 1910, Guridi estrenó su primera ópera, Mirentxu, basada en las tradiciones vascas; este fue el primero de una serie inagotable de éxitos en la escena musical española. Para entonces, ya había consolidado un lenguaje musical propio, marcado por un particular carácter orquestal, acompañado de un exuberante y atractivo ropaje armónico y melódico. Fue en Bilbao donde Guridi compuso la mayor cantidad de obras corales polifónicas, en su mayoría basadas en el folclor vasco, así como diversas óperas y obras sinfónicas, por cuya orquestación llegó a ser comparado con Rimsky-Korsakov, Ravel y Stravinsky.

Para Guridi el órgano fue un instrumento de especial predilección; esta preferencia se desarrolló de manera intensa desde sus años en la Schola Cantorum, cuando fue discípulo de Abel Decaux y Vincent D’Indy. Además de sus labores como compositor y director, se desempeñó como organista de la Basílica de Santiago de Bilbao y posteriormente de San Manuel y San Benito en Madrid; asimismo fue nombrado profesor de órgano en el Conservatorio de Madrid.

Las selecciones para el recital de hoy corresponden a algunas de las obras para órgano más conocidas de Guridi; las Variaciones sobre un tema vasco fueron compuestas en 1948 y están organizadas en nueve exploraciones armónicas y texturales a partir de la tradicional canción vasca Itsasoan, que se presenta al inicio de la obra. No habría una mejor opción para cerrar el programa de hoy que el Final en do mayor; esta obra tiene un carácter brillante y triunfal que explota todas las diversas sonoridades del instrumento a medida que la obra desarrolla un particular espesor armónico; la sección inicial contrasta con una interpolación generada por pequeñas secciones caracterizadas por rompimientos de textura que atraen la atención del oyente en fragmentos melódicos que rotan de manera puntillista por diversos registros, hasta retomar cierta estabilidad tonal. Poco a poco la obra crece en textura y densidad hasta regresar a la majestuosidad triunfal del material inicial.

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Música antigua para nuestro tiempoFLANDERS RECORDER QUARTET,

música antigua (Bélgica)La familia de las �autas dulces es extensa y variada. El Flanders Recorder Quartet se ha especializado en la divulgación de la música para estos instrumentos y para ello tiene �autas construidas desde ilustraciones del siglo XVI y construidas a partir de originales de la colección de Enrique VIII de Inglaterra. En este concierto, el cuarteto nos invita a un banquete musical donde nos ofrecerá un poco de todo: platos antiguos y nuevos del norte, sur, oriente y occidente acompañados por una botella de champán. Están todos invitados a sentarse y disfrutar de las especialidades de la casa. ¡Salud y buen provecho!

MIÉRCOLES 3 DE JUNIO DE 2015 • 7:30 P.M.SALA DE CONCIERTOS • BIBLIOTECA LUIS ÁNGEL ARANGO

ProgramaSINFONÍA DE LAS SIETE DEGUSTACIONESL. A. DORNEL: Sonate a cuatror.T. MERULA: Canzon la Marche et la Livia.ANÓNIMO: Czaldy Waldy & La Manfredina.J. VAN DER ROOST: I Continenti.J. S. BACH: Preludio y fuga, BWV 539.P. SWERTS: Three Gadgets.F. GEYSEN: On the bottle.

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