Estetica- Reporte de Lectura- Nancy- La Imagen Mimesis y Methexis

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Mariana Hernández Estética 20 de Junio, 2011 Reporte de lectura: Jean-Luc Nancy, La imagen: Mimesis & Méthexis

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El retrato nos está hablando desde su privación de habla y nosotros comprendemos su sentido y su verdad en una resonancia diferente al del orden visual. Fusionándose y contrastándose los sentidos entre sí, la imagen hace resonar una sonoridad de lo que no tendría sonoridad en el fondo. Un dato exclusivo del campo sonoro no puede ser visible, y sin embargo, la imagen hace refractarse una visibilidad de lo que sabemos es invisible. En la imagen, lo visual y lo sonoro reparten mutuamente entre sí sus valencias. A la voz no le falta más que rostro, y es esta falta la que hace que estos sentidos se indiquen entre sí.

Por eso las artes cultivan sus diferencias, cada una intensifica un registro del sentido por exclusión de los otros. Si hay un principio del arte es que no es total. El arte es inacabado. Pero hay entre las artes una especie de resonancia mutua, el registro intensificado desencadena una evocación de los otros por proximidad contrastada.

Mimesis y Méthexis no pueden darse por separado, están implicadas la una en la otra. Lo visual y lo sonoro, la mímesis y la méthexis, no divide la imagen. Puedo captar sensaciones sonoras y sin embargo la imagen me hace ver: las sensaciones sonoras. En la imagen se dan las dos como simultáneas, atendidas al mismo tiempo. La imagen no solamente es visual sino también sonora. Es una peculiaridad distinta, sui generis. La imagen es la sombra de lo real, pero una sombra en la quietud del entretiempo, en el advenimiento del punto final.

La mimesis no designa la imitación en el sentido clásico, la imitación presupone el abandono de lo inimitable, por el contrario, la mimesis expresa el deseo de ello. Lo inimitable debe imitarse a si mismo, es decir, precisamente, la idea misma.

La imagen entendida como imagen es la imagen artística. El retrato es el que habla; el hablar no es propiamente una voz, es un hablar en otro sentido, habla desde la privación del habla, hace ver lo que en el fondo no se puede ver, nos hace oír un hablar anterior o posterior al habla. Esta ambigüedad es la méthexis de la imagen.

De manera simétrica deseamos oír la voz del ausente; el del retrato es ausente. A través del retrato el ausente se hace presente en esa su ausencia que es temporal. Hay una distancia temporal respecto del retrato. La resonancia nos concilia con un orden de sentido y de verdad. La resonancia es la méthexis. Sólo la imagen tiene méthexis. La imagen no es solamente mímesis, es un error pensarla así. Ante la imagen hay una especie de tonalidad afectiva en la que se nos brinda la captación methéxica de la imagen. Se pierden las líneas de fuga de todas las presencias de la imagen, es decir, que va más allá de lo meramente presente en la imagen, del Bildobjekt.

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Tenemos una vinculación de forma y fondo, y en esa armonía podemos hablar de belleza. Pero el asunto principal no es la belleza ni lo sublime, sino la forma y el fondo. Nosotros queremos pensar la imagen no como lógica del fundamento (siempre habrá un fondo metafísico), sino desde el abismo. La esencia del fundamento busca dar un paso más allá del fundamento, hacia el abismo. Se trata de un paso a otra manera de pensar. Buscar el fundamento nos ha llevado a un fracaso. Si se entiende la imagen como un fundamento (que tiene detrás un fondo) entonces es pura reproducción, pura mímesis. “La imagen da forma a algún fondo”. Esto es lo que se piensa desde la postura tradicional de lo que es la imagen. “Alguna presencia retenida en el fondo aunque no es presente”. El pensar la imagen desde el fondo para desfondarla o quitarla del marco de representación, es quitar de la imagen la idea de que solamente ella es dadora de forma. Nancy lo que quiere es desformalizar a la imagen hasta lo informulable. Queremos desubstancializar la imagen. La substancia es un modo de la hypokeímenon.

La ousía. Es lo que yace debajo, literalmente es el substare o el estar debajo. Sólo porque es substancia es en sí y por sí, la susbtancia subsiste por sí misma. La substancia es lo que está por debajo de la realidad y no es dada a la percepción. Esa substancia es el fondo de la realidad, y ese fondo lo que quiero desfondar, desubstancializar y ver la imagen como la cosa misma del pensamiento.

Toda imagen es la Idea de un deseo. Ese es el lado formal de la imagen. La Idea (con mayúscula: eidos- esencia- forma pura- concepto) no es aquello que subsiste, no es lo que “es en sí” obviamente tampoco es dada a la percepción. Las esencias para platón son las Ideas que son universales y verdaderas y existen en un mundo de las Ideas.

Desfondar la imagen sería informulable, así la imago romana es la apariencia del muerto. La mimesis modula la méthexis por la cual los vivos comparten la muerte del muerto. A través de esa magia, la muerte es compartida. El ser no solamente es singular, sino también plural de lo “en común”. Bajo esta perspectiva, el ser es la partición misma de la existencia. Lo auténticamente repartido. Este compartir de la muerte es la méthexis de la desaparición. Mimesis no puede haber sin méthexis y a la inversa. Pero Jean Luc Nancy le está dando un carácter mas originario a la méthexis.

La imagen es el efecto del deseo de reunirse con el otro ( con el difunto) de tenerlo presente, la idea de un retrato se hace para la inmortalidad. Es un deseo de estar que ya no es posible. La imagen hace espacio. Toda imagen es la Idea de un deseo.

Más allá de la intención fenomenológica hay una tensión ontológica. Es la imagen la que “place” desinteresadamente. No hay estética sin placer. En el deseo, el placer se precede. Deseo es deseo de placer, cuando el placer se culmina, es acabado el deseo. Nunca está cumplido, así manteniendo el deseo el deseo.

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En la imagen siempre hay deseo. Placer de tensión antes del placer de alivio que pone fin al placer. Está en el advenimiento de su cumplimiento, placer por llegar al placer. La imagen es un placer permanente. Ese deseo, tensamente mantenido por la méthexis de la imagen, es lo que permite que la imagen sea apertura, hace espacio. Es la apertura, el deseo de “otro”. “Ese placer trae consigo el deseo por el cual hay forma y fondo, aquello que abre su separación, o bien esa fuerza de la cual yo diría que hace distinguir el fondo de las cosas.” Mediante esta formula existen los valores siguientes:

1. El fondo sustancial deviene distinto. Ese fondo no son las cosas, las representaciones, las figuras que se destacan. La substancia es aquello que deviene distinto y sin embargo la sostiene.

2. Fondo se separa de las formas. Lo ya formado es dado a la percepción.3. Fondo se presenta como fondo de las formas que se extienden fuera de él. Es lo que permea

toda las cosas. Nacen de él y luego mueren y entran de nuevo en él.

La relación entre la cosa que se disuelve y el elemento en que ella se disuelve es una relación de resonancia. En la resonancia, el retrato habla. Nos oímos resonar pero no nos vemos mirar. El sonido es más reflexivo. Lo que yo veo en una imagen, habla, resuena. El arte de la imagen sería pues una música de la vista, o bien, incluso, una danza.

La resonancia de la imagen es lo que hace destacar el fondo. Lo que resuena y lo que se con-mueve es la méthexis de la mimesis, es decir, el deseo de ir al fondo de las cosas. El arte nos hace ir siempre por el fondo. El naufragio esta ahí asegurado. Ese fondo es abismal. En ese sentido el arte sigue siendo un misterio. El fondo es discontinuo y se divide indefinidamente, es fondo en tanto que las formas se extienden desde él y sobre él.

El contenido de la imagen finalmente se hace resaltar del fondo. De un fondo discontinuo de donde se destaca por contraste. En este destacarse formal, limitado, figurado se destaca como belleza, asco, abyecto, etc. Esto da la idea de una imagen que posee un contenido. Se destaca methexicamente desde el fondo, resuena el fondo. El mas allá (meta) está en el más abajo (fondo). Si ese fondo es auténticamente “en sí” es la realidad pura en el sentido de verdadera. La imagen hace destacar la verdad del fondo. “lo que se nombra con el muy indistinto termino de ‘arte’ no es sino esa resonancia de las resonancias.”

La imagen es como el sueño en donde no se distingue el fondo de la superficie. El sueno es el reino de lo sensacional, es la imaginación, es la fantasía. Todo se mueve alrededor mío. La imaginación es impletiva pero nunca completa. Realmente el fondo no es fondo, sino apariencia de fondo que en el fondo se sustrae. En el movimiento de hacer destacar, al mismo tiempo lo oculta. En el destacar se oculta a si mismo esto es la propia substancia, es lo que se sustrae. La apariencia que se sustrae designa la imposibilidad de fijar en una figura un presente de significación. Cuanto mas se eleva y se abre una imagen, más se hunde.

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La imagen es magia, uno nunca la puede precisar. Nunca está por desarrollarse plenamente, es también aspectual, es mimética. Es la imagen de algo. Hay algo más, que nos fascina, nos atrae, y en esta fascinación participamos en un mundo ante el cual yo no soy ya el sujeto de un objeto: sino que me vuelvo un momento de la moción general del mundo. En este sentido se da la neutralización del ser para llegar al ámbito del cuasi- ser.

La descripción del cuadro de lo que aparece como contenido hace llevar a cabo no solamente la mímesis sino también la méthexis. Se cumple la tesis de la resonancia del mutismo: de hacer hablar lo que carece de habla. Ese su obrar como tema de evocación es ya un modo de acceso interpretativo de la propia imagen. La imagen no son sensaciones, son fantasmas de las sensaciones.

La imagen resuena en tanto imagen debido a que se trata de una cita, de una evocación plena. La segunda resonancia sustituye la historia de la pintura. La fuga de fondo es, en el transfondo de la imagen, su propio desfondo.

El lugar de la pintura es el lugar de la evocación. No se trata del tiempo objetivo, pero tampoco del tiempo de la propia conciencia (retensiones y protensiones). Hay un lugar entre tiempo que es el lugar del tiempo suspendido, el que todavía no da el paso a la muerte, es el advenimiento al tiempo, en el que se da el “como si” fuese eterno. Es el tiempo de la duración en el pensamiento de Bergson. No solamente se trata de tiempo sino también de espacio; se trata de un lugar que no es lugar, es el lugar del lugar. Pero ese lugar es el lugar de la pintura.

Entonces nuestro ojo comienza a oír. Lo que resuena no es otra cosa que la pintura misma, y lo que resuena es silencio, es la sonoridad del mutismo. Siempre ante la imagen, siempre ante el tiempo, siempre ante el sonido como balbuceo apenas. Pero también es el lugar del deseo, porque toda estética va acompañada del placer, pero mantenido como deseo. Propiamente no es placer, es el pre-placer, o el placer no consumado.

Bibliografía:

Jean-Luc Nancy, “La Imagen: Mimesis & Méthexis”, Escritura e Imagen Vol. 2, Trad. Julian Santos Guerrero, Universidad de Estrasburgo, 2006