Estudio de caso pelicula escritores de la libertad

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1 Caribbean International University Doctorado en Orientación de la Conducta Psicología Conductual Estudio de Caso Película “Escritores de la Libertad” Realizado por Francisco Rojas Caracas, Febrero 2015

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Caribbean International University

Doctorado en Orientación de la Conducta

Psicología Conductual

Estudio de Caso Película

“Escritores de la Libertad”

Realizado por

Francisco Rojas

Caracas, Febrero 2015

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Estudio de Caso

Basado en la Película “Escritores de la Libertad”

«Escribir acerca de las cosas que nos suceden nos permite mirar objetivamente a lo que está sucediendo alrededor nuestro y volver una experiencia negativa en algo positivo y útil. Este proceso requiere mucho trabajo, esfuerzo y de una gran fuerza de voluntad, pero sí es posible, y Los Escritores de la Libertad lo demostraron: Ellos eligieron un sendero difícil pero poderoso». (Zlata

Filipovic, de la introducción de «Los escritores de la libertad»)

Escribir para cambiar de conducta

"Escritores de la libertad" es una película basada en el libro "Diario de los Escritores De la Libertad" de Erin Gruwell que

refleja la vida y el contexto de un grupo de jóvenes en riesgo social quienes luego serán ayudados por su profesora (Erín) interpretada

por la actriz Hilary Swhak quien juega un papel muy importante en el desarrollo y transcurso de la historia.

El estudio de caso tiene el objetivo de analizar la película desde el punto de vista de la psicología social, con la finalidad de

llegar a conocer en la medida en que la teoría se aplica a la realidad, en este caso, siendo ésta una película basada en hechos reales, lo

que permite realizar este estudio.

En la película, Erin Gruwell es una nueva docente, llena de ideales, que elige enseñar en el Instituto Wilson, a los estudiantes

del Aula 203, encasillados como casos perdidos, inmersos en problemáticas de pobreza, historial criminal, padres en la cárcel,

adicciones, y pandillas. Su propósito es hacer un aporte a la sociedad y, en lugar de hallar un programa educativo basado en la igualdad

de oportunidades, encuentra un clima de tensión racial, intolerancia, desesperanza y cultura de pandilleros, en la que los jóvenes

manifiestan una conducta social de auto-segregación, como forma de supervivencia. La escuela era dura, racialmente dividida y

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corrompida de transgresores. Peleas y aún asesinatos eran parte de las experiencias de los estudiantes. Algunos de ellos no tenían

hogar. Otros venían de hogares destruidos o de hogares abusivos. Veían gente que ellos sabían que usaban drogas todos los días. Había

pocos lugares para ir que sean seguros y poca gente con la que podían contar.

También en la clase se encuentra con que el grupo lo único que espera es sobrevivir un día más; son un grupo multiétnico de

adolescentes de los más variados orígenes. Lo único que parece tener en común es el odio que se profesan entre sí y la intuición de que

el sistema educativo se está limitando a almacenarlos en cualquier lugar antes de que tengan edad para desaparecer. Erin se empeña día

tras día en ganarse a sus estudiantes pese a su obstinado rechazo a toda forma de participación en las clases. Sin embargo, la actitud

optimista de la maestra es algo inesperado para los endurecidos alumnos, quizá peor que el cinismo o la indiferencia de los otros

profesores.

En una de las clases, la profesora, al interceptar una caricatura racista: un retrato de un estudiante afroamericano con labios y

nariz exageradamente recalcados, se indigna por el dibujo, y lo compara con las caricaturas de los judíos, hechas por los nazis, como

forma de generar el odio racial que justificó el Holocausto. Pocos de sus alumnos saben lo que fue el Holocausto. Así que Erin percibe

una forma nueva de plantear sus clases, para llegar a la integración y al respeto por la diversidad. Al ver el efecto que les había

producido conversar de las víctimas del Holocausto, hizo ver a sus alumnos lo que entre ellos tenían en común, pues todos tenían

heridas de arma blanca o disparos, fruto de su recorrido por las calles, y lo que tenían así mismo en común con otros segregados.

Es en este momento donde la profesora comienza a desarrollar lo que se puede llamar aprender a vivir juntos, aplicando la

estrategia de preguntarles cuántos de ellos habían recibido disparos, cuántos habían perdido amigos en tiroteos, cuántos tenían

familiares o amigos presos... todos levantan la mano. Al ver cuánto tenían en común, las divisiones entre ellos comienzan a disolverse

y se disponen a compartir, mostrar y comparar las heridas de guerra que tenían, de bala o de arma blanca, ve cómo los grupos

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comienzan a hablar entre sí por primera vez, intercambiando sus historias bélicas. Hubo un momento de silencio, se había ganado su

respeto porque nadie en su posición les había hecho nunca esa pregunta, el hielo se había roto

Es cuando se le ocurrió hablarles de “El diario de Ana Frank” y de otras historias sobre la intolerancia y los infortunios vividos

por chicos jóvenes como ellos. Pretendía crear un puente entre los libros y su formación vital, enseñarles que la educación tiene una

gran fuerza liberadora y es un instrumento igualitario. Estudiar no significaba que tuvieran que renunciar a sus valores propios, a su

experiencia; pero era importante que entendieran que ahí afuera les esperaba un mundo de oportunidades. Así surge en ella la idea de

darles cuadernos para que se expresaran como quisieran, con un dibujo, un poema, o un diario escrito. Los resultados fueron

admirables: por primera vez los estudiantes del aula 203 comprendieron el lugar que ocupaban en el mundo, viendo que había alguien

dispuesto a escuchar lo que tenían que decir y se convirtieron en Escritores de la libertad.

Estos estudiantes han vivido situaciones que impactaron fuertemente en su ser emocional pues descargan toda esa rabia y ese

odio que fue provocado por otros en los de otras razas, son solidarios entre los que se consideran iguales, les cuesta trabajo comunicar

sus emociones, al contrario de esto, las reprimen como un mecanismo de defensa.

En clase se leyó el «Diario de Zlata», escrito por una adolescente acerca de sus experiencias de la Guerra de Bosnia. Una vez

más, los estudiantes encontraron similitudes entre su situación y la de ella. Admiraron el valor del autor y su determinación por trabajar

por la paz. Recolectaron dinero para traer a Zlata Filipovic desde Irlanda (donde estaba viviendo), para visitar su colegio y compartir lo

que había aprendido viviendo en una guerra. Zlata animó a los estudiantes en sus esfuerzos para luchar contra prejuicios raciales y

estereotipos en sus propias vidas y se convirtió en su amiga y modelo.

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Inspirados por sus lecturas y viajes de campo, los estudiantes de Gruwell empezaron a mantener diarios en los cuales escribían

sobre sus experiencias y batallas diarias. Para algunos de ellos, la clase de Gruwell era el único lugar donde cualquiera quería escuchar

sus historias. Para otros, éste era el único lugar seguro para compartirlos.

Resumen:

La historia y el mensaje de esta película, puede ser reactualizado hoy en día, en algunos entornos puntuales, mediante

individuos que se atrevan y comprometan a hacer un cambio positivo en una sociedad cada vez más resquebrajada, pero también

sedienta de posibilidades que los saquen del lamentable estado social en que se encuentran. Dicha posibilidad no será sustentada en

fórmulas mágicas ni promesas insustentables, sino mediante una transformación profunda.

La película habla de que hay que hacer un ejercicio de introspección, descubrir quién eres y tener el valor de afrontar tus

temores y llegar a dar lo mejor de ti mismo. Habla del respeto a cada individualidad, porque en última instancia todos somos iguales,

aunque creamos ser muy distintos.

Es extraordinario cómo la protagonista nunca decae ante su compromiso, en este caso de la integración escolar inter-étnica,

donde el entorno está cargado de prejuicios basados en historias, que son vistos cómo la realidad, por el sistema dominante en esa

institución escolar.

También es de destacar, cómo empieza a encontrar caminos alternativos a los ya muy trillados. Caminos que encuentra

cambiando la mirada hacia la persona, el individuo que empieza estar en el centro de la escena, y no lo programas educativos. Empieza

a hacer foco en lo que tienen todos en común: su terrible problemática social, sus vidas en la casi marginalidad, su estado de angustia

permanente, el poco valor que les da la sociedad cómo individuos, su horizonte de futuro bastante limitado o casi nulo, etc.

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También se encuentra una manera de conectarse con lo que más les importa y moviliza, pero sin seguir alimentando el

resentimiento social. Empiezan a salir de ese resentimiento, mediante una acción concreta y poderosa, que luego será un ejemplo no

sólo para su entorno.

Se comparte la visión de que el aula es un espacio muy importante para el desarrollo de las facultades de los estudiantes. Es en

este lugar en donde se pueden dar cambios que desarrollen sociedades más justas y equitativas.

Se dice que difícilmente se puede modificar lo que no se conoce. Este conocimiento coincidentemente fue el comienzo del

futuro impacto que a bien se produjo en el grupo, tocando la parte más la parte más vulnerable del ser humano, “el aspecto de las

necesidades propias”. Cada quién tenía una idea de la realidad y con tantas percepciones difícilmente, un grupo caminaría en conjunto

en búsqueda de un objetivo común. Llega el momento en que la comparación de ellos con el holocausto, despierta el interés de

descubrir el por qué los comparaba, y se encamina a ir invitando a expresar el porqué de su incomodidad en el grupo.

Ellos en su mayoría describen ese aspecto de falta de significado de ir a la escuela, pues sus necesidades eran más grandes y

prioritarias a eso. Es aquí donde la maestra descubre que el primer paso es la unificación de percepciones, mostrando al otro que igual

que él, pasa por situaciones similares, y que los dolores pasados son compartidos por todos en distintos tiempos y lugares, pero que la

mala interpretación de esto, crea los prejuicios que trascienden negativamente en las guerras entre ellos; aun así todos son iguales en

esencia.

Poco a poco se van manifestando los cambios personales y la unificación de criterios en el grupo, percibiéndose que estos

cambios no son de la noche a la mañana, sino en una formación progresiva, poniendo en juego la vivencia y ejecución de acciones para

el aprendizaje.

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El proceso de interacción después de unificar las necesidades de sus alumnos, y de fomentar en ellos una visualización de la

realidad, aspecto que el ser humano lleva consigo en diferente forma, prosigue desarrollando actividades desde sus intereses y gustos.

Ante esto se observa, que la atmósfera creada, partiendo de las necesidades propias de cada estudiante y fomentando un eje de

partida personal, desde esa debilidad siendo expresadas en forma colectiva, crea una ambiente de crecimiento, percibiendo el disfrute

de la escuela y vivenciarla casi como un hogar, dejando de lado los modelos de vida con dificultad y tomando las herramientas para

vivir mejor. Siempre teniendo claro que la modificación a gran escala era difícil y el inicio de todo era la modificación del ambiente

pertinente e inmediato.

La clase de Gruwell se convirtió como en una familia. Ellos hicieron un «honor por el cambio» por una vida llena de

alteraciones cuando todos acordaron en darse una oportunidad para empezar una vida de nuevo.

Inspirados por las historias quienes lucharon por la segregación y el prejuicio, ellos se llamaron a sí mismos «Los Escritores de

la Libertad». Entre 1994 y 1998, los Freedom Writers lograron una gran cobertura de los medios, incluyendo apariciones en programas

estelares de televisión en directo, como The View y Good Morning América.

Los jóvenes se graduaron de la escuela y fueron a escuelas superiores gracias a la Fundación de la Educación para la

Tolerancia, una organización que Erin Gruwell ayudó a establecer para ayudar a pagar por su instrucción. Su éxito continúa creciendo

y mientras, viajan por el país, visitando prisioneros y reformatorios, convertidos en embajadores de la paz y la tolerancia.

Termino con una frase dicha por la profesora, que significó mucho a los estudiantes: “cuando mueran se pudrirán bajo tierra

y los demás seguirán viviendo y todos seguirán viviendo ¿quién los recordará?”.

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Programa de Intervención Sugerido para la Orientación de Modificación de Conductas

De acuerdo a lo planteado y desarrollado sobre la película “Escritores de la Libertad, se presenta lo siguiente:

Diagnóstico:

La situación que presenta el grupo de estudiantes, es un ambiente lleno de conflictos, de vandalismo y diferencias entre ellos,

era un ambiente demasiado agresivo y discriminatorio a pesar de que todos ellos compartían un origen común. La rebeldía e

independencia, la lealtad a sus pares o la violencia en general, quizás probablemente tenga que ver con una relación complicada con

sus familias, es decir su grupo primario de relación, rasgos individuales y centrales en cada uno de ellos, los estudiantes tienen en

común el ser personas marginadas por la sociedad. El aula se compone de diversos grupos pequeños muy diversos entre si y la

identidad de grupo como estudiantes de la escuela es absolutamente nula. Cada uno de ellos tiene un grupo de pertenencia, es decir, un

grupo en el que son reconocidos como miembros. Aun así, se puede decir que lo que tiene unido a estos grupos de pertenencia no es

tanto sus características comunes como grupo, sino el hecho de marcar la diferencia con los otros grupos de referencia. Los prejuicios

están presentes, al igual que la discriminación de raza es decir los jóvenes de esta escuela se sienten excluidos de la sociedad, también

los roces, conflictos, y peleas., poca aceptación entre, bajo nivel de socialización, problemas familiares y personales; además

pertenecían a diferentes pandillas.

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Modelo de Intervención sugerido:

Luego del análisis de la situación y el diagnóstico realizado, se propone el Modelo de Intervención directa y grupal, esto por las

conductas similares, emitidas por los estudiantes, en el aula de clases, en toda situación que se presentaba en la misma, por lo que se

quiere de manera grupal la modificación de las mismas, ya que esto repercute en el desarrollo y comportamiento de cada integrante de

la clase.

El modelo de intervención directa grupal se presenta bajo la modalidad de programa porque supone una intervención directa

sobre el grupo ante una dificulta manifiesta, y mediante las necesidades detectadas expresamente mediante una evaluación previa.

Este modelo para la intervención de las conductas emitidas por el grupo tiene un carácter sistémico y ecológico ya que los

programas se desarrollan en interacción directa con el contexto que los genera (analizando las necesidades del contexto en el que se

van a desarrollar). Estos programas se crean atendiendo a los principios de prevención, desarrollo y acción social y se dirigen a todos

los demandantes a lo largo de su ciclo vital.

Algo importante en este modelo es que los usuarios de los programas son considerados elementos activos y participativos en el

proceso, por lo tanto la intervención es grupal y directa; y la implicación de todos los agentes involucrados en los procesos ya que los

considera a todos agentes de cambio o transformación, por lo que todos participan en la planificación, diseño y elaboración de los

programas.

Su objetivo está centrado en la evaluación de un contexto con el fin de detectar, seleccionar y priorizar las necesidades

presentes en el mismo así como los destinatarios de la intervención. Y su finalidad es la potenciación de la prevención y mejora y

satisfacción de las necesidades presentes en la “comunidad”.

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El modelo presentado se caracteriza por su plasticidad para abordar diversas demandas y situaciones: intervenciones breves o

prolongadas; intervención en instituciones, en comunidades o en grupos privados; tareas de diagnóstico o esclarecimiento, de

formación, terapia o reflexión; introducción o no de técnicas auxiliares (dramatizaciones, etc.). La plasticidad es correlativa a la

capacidad de escuchar la demanda, de mirar el proceso y de atender las condiciones específicas que se presentan; en cambio, lo que

permanece invariable es el método, que, en otras palabras, es la noción que el orientador tiene de su función, de la finalidad de su

trabajo y de las formas de llevarlo a cabo.

Metodología de intervención grupal:

Es definida como un proceso de ayuda donde e orientador utiliza el sistema grupal para impactar a los individuos participantes

del grupo. Se visualiza al orientador como facilitador de cambios a nivel cognoscitivo, afectivo y conductual de los miembros del

grupo. A través de esta metodología también el grupo puede ser recurso para efectuar cambios en el contexto ambiental.

Presenta como ventajas las siguientes: A través de la metodología grupal el orientador puede llegar a un número mayor de

personas. Además, los miembros del grupo sirven de redes de apoyo entre sí. Todos los participantes del grupo tienen la oportunidad

de exponer sus puntos de vistas o experiencias vividas, lo cual fortalece la intervención profesional del orientador.

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Proceso de Intervención directa y grupal:

El orientador debe realizar un análisis exhaustivo de los factores que contribuyen a que se observe un problema o conducta y

poner en acción estrategias dirigidas a la minimización o eliminación del problema o conducta.

Entre los factores que contribuyen a que exista un problema están los siguientes:

♦ Influencias culturales. ♦ Estresores del ambiente social.

♦ Factores orgánicos. ♦ Falta de oportunidad.

♦ Disfuncionamiento familiar.

Entre las estrategias que promueven la reducción y/o erradicación del problema se encuentran las siguientes:

♦ Aumentar, fortalecer o desarrollar destrezas sociales.

♦ Concienciar. ♦ Apoyo.

La intervención para la modificación de conducta, tomando como referencia el método propuesto, se sugiere realizarla

poniendo en práctica la Terapia de aceptación y compromiso ya que la misma se encuadra dentro del conductismo radical, que

considera las cogniciones como conductas y, como tales, sujetas a las mismas leyes que cualquier otro comportamiento. De forma que

lo importante para ella no es el contenido de los pensamientos, sino la función que tienen en el contexto en el que se dan. Por eso,

apenas emplea la reestructuración cognitiva, porque su intención principal no se dirige a cambiar el contenido de los pensamientos,

sino que modifica la función que tienen (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999; Wilson y Luciano, 2002).

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Terapia de Aceptación y Compromiso, técnicas – aplicación – metodología – evaluación:

El fin de la terapia de aceptación y compromiso es eliminar la rigidez psicológica para lo que emplea algunos procedimientos

básicos como la aceptación, estar en el presente, el desarrollo y el compromiso con los valores propios, el descubrimiento del yo como

contexto y la desactivación del pensamiento (cognitive defusion). Estos procedimientos están totalmente relacionados, de tal manera

que si se aplica la desactivación del pensamiento, se está presente y se aceptan los pensamientos, sentimientos, emociones y

sensaciones, descubriendo y viviendo el yo como contexto, etc. (Hayes et al, 2004). La aplicación de estos procedimientos se realiza

siguiendo una agenda terapéutica, que no es un procedimiento rígido, sino más bien una guía tentativa que se ha de adaptar a cada

paciente y a cada problema (Hayes, et al, 1999).

El objetivo central es el de crear una vida rica y significativa, aceptando el dolor que inevitablemente viene con ella. Esta

terapia se orienta a tomar acciones efectivas guiadas por nuestros valores más profundos, en las que estamos totalmente presentes y

comprometidos. Es sólo a través de la acción en la que estamos presentes y conectados, que podemos crear una vida significativa. Por

supuesto que al intentar crear esa vida nos vamos a encontrar con toda clase de barreras bajo la forma de indeseadas y displacenteras

“experiencias privadas” (pensamientos, imágenes, emociones, sensaciones, impulsos y recuerdos).

Una vez realizada la evaluación que incluye el análisis funcional, se tienen que fijar los objetivos terapéuticos. En el caso de la

terapia de aceptación y compromiso, se trata de determinar cuáles son los valores del paciente y su compromiso con ellos, porque

posiblemente esté centrando toda su vida en la solución de su problema, abandonando las cosas más importantes o aplazándolas para

cuando lo resuelva, lo que habrá dado lugar a la aparición del trastorno por evitación experiencial. El objetivo de la terapia será llevar a

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cabo el compromiso del paciente con sus valores y enfrentar su problema desde esa perspectiva y no solamente acabar con el

sufrimiento que le trae a consulta.

La terapia de aceptación y compromiso nos avisa de que el paciente llega a la terapia con una idea de cómo resolver su

problema y quiere que el terapeuta le ayude a ir en la misma dirección porque en realidad no ve otra salida. Pero hay que enseñarle que

no es por ese camino por donde va a lograr superarlo, tiene que cambiar de planes. Poniendo el ejemplo de un paciente que esté

enganchado en el análisis de la situación, realizando grandes esfuerzos para lograr conocer las causas últimas de su problema antes de

actuar, vendrá con la petición de que se le ayude a entender las últimas causas de su malestar, en lugar de aceptar lo que le pasa y vivir

su experiencias internas mientras pone en marcha sus valores.

La aceptación es el proceso que da nombre a la terapia y consiste en abrirse a la experiencia de los pensamientos, sentimientos,

emociones y sensaciones sin hacer nada para que desaparezcan (Hayes, 2004). En la exposición a los estímulos temidos es necesaria la

aceptación, no se pretende ni se buscan la extinción ni la habituación, aunque seguramente se llegarán a dar. La aceptación no es

pasiva, sino que abrirse al sufrimiento en la persecución de los valores y objetivos que se puedan activar en presencia del estímulo

temido. El compromiso con los valores genera el deseo y la determinación para actuar que permite exponerse al estímulo temido sin

dar conductas de evitación.

La técnica de la desesperanza creativa de la terapia de aceptación y compromiso (Hayes, et al, 1999; Wilson y Luciano, 2002)

es un procedimiento adecuado para hacer ver al paciente que los métodos que está aplicando no son eficaces y que tiene que abrir su

mente a otras alternativas, se trata de hacerle comprender que los intentos de control no son la solución, sino el problema. Una vez

puestos en cuestión los planes del paciente, se está en disposición de aplicar los procedimientos de la terapia de aceptación y

compromiso.

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La terapia de aceptación y compromiso, pretende generar un repertorio extenso y flexible de acciones encaminadas a avanzar

hacia metas u objetivos inscritos en direcciones personalmente valiosas, y no por la presencia o ausencia de ciertos estados cognitivos

y emocionales valorados como negativos (dolor, ansiedad, tristeza, miedo, etc.). Así, se sostendrá, por ejemplo, que "el temor a la

muerte", "el miedo a la recidiva" o "la culpa", no son en sí mismos síntomas incapacitantes, sino que lo que termina limitando la vida

es la actuación fusionada a los significados literales de dichos pensamientos. En estos casos, la persona no sería consciente de los

pensamientos y sensaciones como un proceso evaluativo o de razonamiento en marcha; o sea, no estaría apreciando que son sólo

pensamientos y sensaciones, y que detrás de todos ellos está una persona, o esa parte de la dimensión psicológica del yo, que los

contiene y desde la que se puede observar cualquier contenido cognitivo y apreciar lo que finalmente resulta importante para uno.

Intervenciones Terapéuticas:

Los clientes aprenden a dejar de luchar contra sus experiencias privadas –abrirse a ellas, hacerles espacio y permitirles ir y

venir sin resistirse. La energía y el tiempo que gastaron previamente tratando de controlar cómo se sienten, es ahora invertida en

realizar acciones efectivas (guiadas por sus valores) para cambiar su vida para mejor. De ahí que las intervenciones de la terapia de

aceptación y compromiso se focalizan en dos procesos principales: 1) desarrollar aceptación de experiencias privadas indeseables que

están fuera del control personal y 2) desarrollar compromiso y acción orientada a vivir una vida valiosa.

El control es el problema, no la solución

Se trata de incrementar la toma de conciencia por parte del cliente de que las estrategias de control emocional son en realidad

las responsables de sus problemas y de que mientras continúen obsesionados con tratar de controlar cómo se sienten, están atrapados

en un círculo vicioso que incrementa el sufrimiento. El control es el problema, no la solución. Una vez que la “agenda de control

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emocional”, con la que llegan los clientes, es gentil y respetuosamente desestimada, introducimos los seis principios centrales de la

terapia.

Los Seis Principios de la Terapia de Aceptación y Compromiso:

La terapia utiliza estos principios para ayudar a los clientes a desarrollar Flexibilidad Psicológica. Cada principio tiene su

propia metodología, ejercicios, metáforas y tareas.

1-Defusión Cognitiva: aprender a observar los pensamientos, imágenes, recuerdos y otras cogniciones como lo que son –nada

más que piezas de lenguaje, palabras e imágenes- en oposición a lo que dicen ser –eventos amenazantes, reglas que tienen que ser

obedecidas, verdades objetivas y hechos.

2-Aceptación: hacer espacio a emociones indeseadas, sensaciones, impulsos y demás experiencias privadas; permitirles “ir y

venir” sin luchar contra ellas, huir de ellas o prestarles una indebida atención.

3-Contacto con el momento presente: brindar total atención a la experiencia en el aquí y ahora, con apertura, interés y

receptividad, focalizándose y comprometiéndose totalmente (participando de lleno) en lo que se está haciendo en ese momento.

4-El Yo-observador: acceder al sentido trascendente del ser, la continuidad de conciencia que es imperturbable, siempre

presente e impermeable al daño. Desde esta perspectiva, es posible experimentar en directo el hecho de que no somos nuestros

pensamientos, emociones, recuerdos, impulsos o sensaciones. Estos fenómenos cambian constantemente y son aspectos periféricos de

nosotros, pero no son la esencia de quienes somos.

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5-Valores: clarificar lo que es más importante, desde el fondo del corazón, qué clases de personas queremos ser, qué es lo

significativo y valioso en nuestra vida y qué queremos representar en esta vida.

6-Acción Comprometida: establecer metas guiadas por valores e involucrarse en acciones efectivas para alcanzarlas.

La Relación Terapéutica de la Terapia de Aceptación y Compromiso:

El entrenamiento en esta terapia, ayuda al orientador a desarrollar las cualidades esenciales de compasión, aceptación, empatía,

respeto y la habilidad de estar psicológicamente presente aún en presencia de emociones fuertes. Más aun, la terapia enseña al

orientador que, gracias al lenguaje humano, están en el mismo espacio que sus clientes –de modo que no tienen que ser “seres

iluminados” o tener “todo resuelto”.

Realizado el análisis del problema, la primera fase es generar las condiciones para producir la experiencia de la Desesperanza

Creativa (experiencia que se repetirá en numerosos momentos a lo largo de la terapia). Son actuaciones dirigidas a generar las

condiciones para que el paciente experimente lo que quiere, lo que hace para conseguirlo y los resultados obtenidos a la corta y a la

larga.

Las actuaciones dirigidas a la clarificación de valores son la base en la terapia de aceptación y compromiso y, por tanto, están

presentes de algún modo desde el inicio de la terapia ya que sin ese contexto de valor no habría sufrimiento, ni problema alguno que

resolver, ni sería posible la experiencia de la desesperanza creativa

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Es habitual el uso de metáforas. Con ellas se pretende utilizar la experiencia del paciente en otros ámbitos y trasladarla a lo que

es el motivo de malestar. Por ejemplo: “¿Qué haces cuando tienes un vecino muy pesado?”; ¿Qué vale más la pena: pelearse o ser

cordial con él y poder así atender a lo realmente te interesa?”. Así pues, utilizamos la experiencia que el paciente tiene de su vida

para poder ver qué estrategia de afrontamiento le ha sido de mayor ayuda. Otro ejemplo: “¿Qué pasa si te quedas atrapado con una

pelea de pandillas?, ¿Qué ocurre cuando te buscan pelea y no puedes actuar?; a veces es mejor dejar de ser agresivo y buscar otra

estrategia”. En ocasiones nos quedamos enganchados en repetir y repetir en una estrategia de control que no nos sirve, en lugar de

buscar otras estrategias. Las metáforas permiten alejarnos para observar desde un punto de vista distinto; con ello realizamos un

cambio de contexto.

Para cambiar el contexto también utilizamos ejercicios de fiscalización. Por ejemplo, poner los pensamientos en papeles y

preguntar: “¿cada vez que aparece un pensamiento, qué haces?”, y con ello escenificamos la relación que tiene la persona con un

pensamiento en concreto. No nos centramos en el contenido del pensamiento, sino la relación con el pensamiento. Fiscalizar facilita

el poder ver y palpar sobre qué aspectos estamos hablando.

La terapia de aceptación y compromiso es flexible en la utilización de técnicas. Como tiene una base teórica muy fuerte de

investigación básica, permite hacer aquello que el orientador crea conveniente mientras resulte útil. Las técnicas siempre intentarán

adaptarse a la experiencia de la persona, porque, la experiencia de la persona será la que nos lleve hacia el cambio. Así pues, poniendo

como ejemplo las metáforas, si trabajamos con un mecánico las metáforas serán unas, y probablemente, si trabajamos con un ama de

casa, las metáforas serán distintas, puesto que su experiencia y su modo de relacionarse con el mundo también lo será.

La terapia de conducta tiene fama de no tener en cuenta las emociones, y, en este caso, podemos demostrar lo contrario. La

aceptación nos impulsa a “bañarnos en las emociones”, implica tocar todas las emociones con las que uno ha estado peleando

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siempre. Estar en contacto con esta parte emocional ofrecerá mucha más flexibilidad al individuo. Además, cuanta más intensidad

exista en ese contacto emocional, más fuerte será el aprendizaje y más se facilitará el cambio de conducta.

En resumen, la persona encontrará un camino más sencillo y funcional, sin luchas internas que le atrapen y no le permitan estar

bien.

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Conclusión:

Se señala que trabajar con la terapia de aceptación y compromiso es usar todos los componentes en mayor o menor grado,

habiéndose observado que, aunque en algunos casos sólo es preciso un mínimo de clarificación de las direcciones de valor y una dosis

muy reducida de práctica en la aceptación con ejercicios de de-fusión (desliteralizar y fundamentalmente distanciarse de los eventos

privados molestos), para producir movimientos relevantes que se mantienen, en la mayoría de los casos, la actuación orientadora

requiere práctica sistemática en todos los frentes. Cabe resaltar, una vez más, la importancia del aprendizaje a través de una

multiplicidad de ocasiones que aquí significa practicar, una y otra vez, la aceptación o el estar abierto a tener los eventos privados al

exponerse abiertamente a ellos desde la perspectiva del yo contexto, mientras se actúa en la dirección valiosa.

Cuando se habla de aceptación nos referimos a un modo de dejar de luchar contra aquello que ha tenido a la persona ocupada

durante un tiempo (por ejemplo pensamientos repetitivos sobre un tema X) y que no le permite dedicarse y comprometerse con lo que

son realmente sus valores personales. Para llegar a esto se utilizan técnicas variadas, técnicas dirigidas a modificar el contexto de

lucha y pasarlo a un contexto de aceptación. La investigación básica muestra que un contexto de aceptación hace que se modifique el

valor del estímulo aversivo (un estímulo que la persona evita o escapa de él). Relajar estas estrategias de control y posicionarse en un

contexto de aceptación permite que la persona se comprometa con lo que son realmente sus valores personales, y esto provoca que esté

mejor.

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Los valores personales son un punto fundamental en la terapia; si éstos no existen, no se puede trabajar; los valores personales

serán los que motiven el cambio (un cambio que permita una funcionalidad y bienestar en la vida de la persona). Muchas veces la

cuestión no será que desaparezca aquello que molesta, sino que la persona pueda estar centrada en el camino que desea elegir, y no

ocupada en pelearse con otros aspectos; con ello, conseguirá que X pensamientos no le impidan funcionar y seguir con su vida de un

modo saludable.

Tal y como describe el propio nombre de esta psicoterapia (terapia de aceptación y compromiso), por una parte tenemos el

intentar que incremente la conducta comprometida a través de los valores del individuo, y por otra la aceptación; esta última será la

que requiera intervención.

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Ficha Técnica y Galería de la Película

“Escritores de la Libertad”

Erin Gruwell y los escritores de la libertad

Diarios de la calle está inspirada en una historia real, la de la profesora de un instituto, Erin Gruwell y en los diarios

de un grupo de adolescentes «Los escritores de la libertad», de Long Beach, California, Estados Unidos, tras los disturbios

de 1992 por conflictos interraciales. Está ambientada en los alrededores del Instituto Wilson Classical en Long Beach, a

mediados de los 90 y expone la fuerza creativa y didáctica de una mujer, que deja sus prejuicios y técnicas tradicionales para

ejercer su tarea con grupo de adolescentes marginales.

Dirección: Richard LaGravenese. País: USA. Año: 2007. Duración: 123 minutos. Género: Drama. Guión: Richard LaGravenese.

Basado en el libro "The Freedom Writers Diary" de Freedom Writers y Erin Gruwell. Producción: Stacey Sher, Michael Shamberg y

Danny DeVito. Música: Mark Isham y will.i.am. Fotografía: Jim Denault. Montaje: David Moritz. Diseño de producción: Laurence

Bennett. Vestuario: Cindy Evans.

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Interpretación: Hilary Swank (Erin Gruwell), Patrick Dempsey (Scott Casey), Scott Glenn (Steve Gruwell), Imelda

Staunton (Margaret Campbell), April Lee Hernández (Eva), Mario (Andre), Kristin Herrera (Gloria), Jacklyn Ngan (Sindy),

Sergio Montalvo (Alejandro), Jason Finn (Marcus), Hunter Parrish (Ben).

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Erin Gruwell dice: «Mis estudiantes desean ser un catalizador para el cambio. Ellos dicen ‘Yo vengo de donde tú vienes

y lo logré... porque aprendí a leer, aprendí a escribir y aprendí a retar a la autoridad. Aprendí de gente como Thoreau y

Emerson a como ser independiente. Si eres independiente, tú lo puedes hacer.’ Esa es una de las virtudes que mis hijos tratan

de darle a la gente, que ellos también lo pueden hacer.»

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Referencias:

Fiorenza, A. y Nardone, G. (2004). La intervención estratégica en los contextos educativos. Barcelona. Herder.

Garrido, Miguel. El Grupo desde la Perspectiva Psicosocial: Conceptos Básicos. Madrid: Pirámide S.A. 2003. 1

Gil, Francisco. Introducción a la psicología de los grupos. Madrid: Ediciones Pirámide. 1999. 512p.

Hayes, S.C. (2004). Acceptance and commitment therapy, relational frame theory, and the third wave of behavioral and cognitive

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