Estudio sobre la relación entre violencia y poder, según Hannah Arendt, en la construcción de la...

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 105 105 Estudio sobre la rela ción entre violencia  y poder , según Hann ah Aren dt, en la construcción de la realidad mexicana del siglo XXI Rosalina Arteaga Barrón Cada vuelta del mundo carga, lentamente, a sus desheredados, a quienes ni el  pasado ni el futuro les  pertenece. Pues incluso,  ahora, su futuro inmediato está lejos de la humanidad Rainer Maria Rilke, Elegías de Duino Si resulta preciso hacer una revisión del proceso histórico para poder comprender la realidad mexicana del S.XXI, también es necesario hacer un análisis, una revaloración, un cuestionamiento de los cambios que ha sufrido el po- der y la violencia a través de los últimos años. Uno de los elementos que serán distintivos de este Méxi- co, a lo largo de los años veni- deros, es la violencia; el nivel de violencia vivido en la prime- ra década del Siglo XXI. Serán los años de guerra entre el Es- tado y el crimen organizado, en denitiva, uno de los aspectos que se revisarán, que se reva- lorarán, que se cuestionarán como parte del proceso histó- rico del país.  Al parecer, a pesar de la continuidad del tiempo y del hecho de que los que hoy so- mos presente al instante somos pasado, todos somos especta- dores, partícipes, voluntarios, involuntarios, responsables, corresponsables, indignados –y cualquier clase de adjetivo– de esta época de violencia. Sin embargo, las transformaciones que el Estado y que el crimen organizado han sufrido, así como las modicaciones en su relación determinan, de mane- ra categórica, el curso de esta guerra. El propósito de este ensayo es entender, desde el punto de * Hannah Arendt: lósofa política alemana de origen  judío. Es considerada como una de las teóricas políticas más inuyentes del S.XX. Entre sus obras destacan Los orígenes de totalitarismo, La Condición Humana, Sobre la violencia, Pensar, querer, juzgar , entre tantas más.

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Rosalina Arteaga Barrón

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    Estudio sobre la relacin entre violencia y poder, segn Hannah Arendt, en la construccin de la realidad mexicana del siglo XXI

    Rosalina Arteaga Barrn

    Cada vuelta del mundo carga, lentamente, a sus

    desheredados, a quienes ni el pasado ni el futuro les

    pertenece. Pues incluso, ahora, su futuro inmediato est lejos de la humanidad

    Rainer Maria Rilke,Elegas de Duino

    Si resulta preciso hacer una revisin del proceso histrico para poder comprender la realidad mexicana del S.XXI, tambin es necesario hacer un anlisis, una revaloracin, un cuestionamiento de los cambios que ha sufrido el po-der y la violencia a travs de los ltimos aos.

    Uno de los elementos que sern distintivos de este Mxi-co, a lo largo de los aos veni-deros, es la violencia; el nivel de violencia vivido en la prime-ra dcada del Siglo XXI. Sern los aos de guerra entre el Es-tado y el crimen organizado, en definitiva, uno de los aspectos

    que se revisarn, que se reva-lorarn, que se cuestionarn como parte del proceso hist-rico del pas.

    Al parecer, a pesar de la continuidad del tiempo y del hecho de que los que hoy so-mos presente al instante somos pasado, todos somos especta-dores, partcipes, voluntarios, involuntarios, responsables, corresponsables, indignados y cualquier clase de adjetivo de esta poca de violencia. Sin embargo, las transformaciones que el Estado y que el crimen organizado han sufrido, as como las modificaciones en su relacin determinan, de mane-ra categrica, el curso de esta guerra.

    El propsito de este ensayo es entender, desde el punto de

    * Hannah Arendt: filsofa poltica alemana de origen judo. Es considerada como una de las tericas polticas ms influyentes del S.XX. Entre sus obras destacan Los orgenes de totalitarismo, La Condicin Humana, Sobre la violencia, Pensar, querer, juzgar, entre tantas ms.

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    vista de la teora poltica de Han-nah Arendt, la relacin que existe entre violencia y poder y, as, evaluar el sentido de esta lucha contra el crimen organizado.

    Actualmente, Mxico vive una poca en la que el nivel de violencia excede a cualquier justificacin. La violencia se ha convertido, en poco tiempo, en el hilo conductor de las deci-siones polticas y del deterioro de la institucionalidad del Esta-do mexicano. La violencia ha hecho que la vida devenga nuda vida. Asimismo, el debili-tamiento del poder, por parte del gobierno mexicano, y la lu-cha del crimen organizado, por hacerse del control del Estado,ha hecho de esta gue-rra una realidad devastadora; una realidad que ya no se pue-de ocultar.

    Uno de los errores ms co-munes que se han cometido a lo largo del pensamiento filos-fico en relacin con el poder, con la autoridad, con la violen-cia es suponer que existe una sinonimia entre estos trminos. Al respecto, Hannah Arendt se-ala, en su obra Sobre la Vio-lencia, que:

    Es una muy triste reflexin sobre el actual estado de la ciencia poltica, recordar que nuestra terminologa no distin-gue entre palabras clave tales como poder, potencia, au-toridad y, finalmente, violencia todas las cuales se refieren a fenmenos distintos y diferen-tes, que difcilmente existiran si stos no existieran () Em-plearlas como sinnimos no

    slo indica una cierta sordera a los significados lingsticos () sino que tambin ha tenido como consecuencia un tipo de ceguera ante las realidades a las que corresponden ().1

    Para Hannah Arendt, esta confusin deriva del hecho de que no hay situacin ms co-mn que la combinacin de poder y violencia. Difcilmente, seala la autora, estos trmi-nos se encuentran en su mani-festacin ms pura; es decir, extrema.

    Arendt precisa que la im-portancia en la distincin en-tre violencia y poder estriba en que la primera requiere de implementos.

    1 Hannah Arendt, Sobre la Violencia, (Mxico: Joaqun Mortiz, S.A., 1970), p. 40

    La accin violenta est de-terminada por la categora me-dios-y-fines cuya caracterstica principal en cuanto a los asuntos humanos, es que el fin est en constante peligro de dejarse abrumar por los medios que justifica y que son precisos para alcanzarlos.2

    Asimismo, la autora argu-menta que:

    Una de las distinciones ms obvias entre poder y vio-lencia es que el poder siempre requiere de mucha gente, mientras que la violencia puede prescindir de ella, hasta cierto punto, porque depende de implementos.3

    En relacin con el poder,

    2 Ibid. ,cap. I, p. 93 Ibid., cap. II, p.39

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    Arendt concibe la idea de que el poder surge entre los hom-bres cuando actan juntos y desaparece en el momento en que se dispersan.4 Es decir, un individuo adquiere poder cuan-do acta en nombre de un gru-po de personas y tendr poder en tanto el grupo se mantenga unido; el poder es una condi-cin de posibilidad para el es-pacio poltico. En La Condicin Humana, la autora afirma que el poder es lo que mantiene la existencia de la esfera pblica; es el potencial espacio en el que los hombres actan y ha-blan entre s.

    Es decir, Hannah Arendt, por un lado, plantea una crtica 4 Hannah Arendt, La Condicin Humana, (Mxico: Paids Surcos, 2005), p. 30 2011.

    a la corriente filosfica que afir-ma que la violencia es necesa-ria para el cambio histrico y para el progreso; desde Von Clausewitz, para quien la gue-rra es una mera continuacin de la poltica por otros medios, hasta Engels, para quien la vio-lencia acelera el desarrollo eco-nmico. Para Arendt, esta rela-cin entre guerra y poltica, o entre poder y violencia, carece de vigencia. Por otro lado, la autora establece un cuestiona-miento de la utilidad (o eficien-cia) de la violencia a lo largo de la historia.

    Si consideramos la historia como un proceso cronolgico cuyo progreso, adems, es in-evitable, la violencia en forma de guerra y revolucin parece

    constituir la nica posible inte-rrupcin. De ser cierto, si la prctica de la violencia fuera la nica manera de interrumpir procesos automticos en el rei-no humano, los predicadores de la violencia hubieran ganado un punto de mayor importan-cia. [] Sin embargo, la funcin de toda accin, a diferencia del mero comportamiento, es inte-rrumpir lo que de otra manera hubiera proseguido de modo au-tomtico y por tanto predecible.5

    Ahora bien, por qu es im-portante tener claro que estos dos conceptos no significan lo mismo? Para empezar, hay que recordar que el Estado tiene como la primera de sus obliga-ciones garantizar la seguridad a sus ciudadanos. Si ste no cumple con esa funcin, la existencia del Estado no slo no se justifica, sino que ni si-quiera se entiende como posible.6 Por lo anterior, suce-de que la violencia se privatiza en la misma proporcin en que el Estado va perdiendo el mo-nopolio exclusivo de la fuerza.7Actualmente, los altos ndices de violencia que enfren-ta el pas son producto, como ya se mencion, del debilita-miento del poder, por parte del gobierno mexicano, y la lucha del crimen organizado, por ha-cerse del control del Estado. Al respecto, Arendt seala que:

    El poder es efectivamente la esencia de todo gobierno, 5 Hannah Arendt, Sobre la violencia, cap. I, p. 336 Felipe Curc, La guerra perdida. Dos ensayos crticos sobre la poltica de combate al crimen organizado, 2006 2010, (Mxico: Ediciones Coyoacn, 2010), p.77 Ibid.

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    pero la violencia no lo es. Por naturaleza, la violencia es ins-trumental: como todos los me-dios, precisa de la direccin y la justificacin que proporciona el fin que prosigue.8

    Con lo anterior, dos cuestio-nes se presentan de manera innegable: la lucha por el poder entre el Estado y el crimen or-ganizado y el nivel de violencia producto de la guerra. Enton-ces, para entender en qu mo-mentola violencia permea el espacio poltico resultado del poder, Hannah Arendt esta-blece que:

    El resultado del enfrenta-miento entre poder y violencia no admite dudas. [] El domi-nio de la violencia pura aparece cuando el poder se est per-diendo [].

    Asimismo, seala lo siguiente:En el enfrentamiento de la

    violencia contra la violencia, la superioridad del gobierno siempre ha sido absoluta; pero esta superioridad slo dura mientras se mantiene intacta la estructura de poder del gobier-no. Es decir, que dura mientras las rdenes se obedecen y el ejrcito o la polica estn dis-puestos a usar sus armas al servicio del gobierno. En cuan-to deja de ser as, la situacin cambia totalmente.9

    Si nos apegamos a los ar-gumentos de la autora, si resul-ta que los altos ndices de vio-lencia son producto de una desintegracin de la estructura de poder del gobierno mexica-8 Hannah Arendt, Sobre la violencia, cap. II, p. 479 Ibid., cap. II, p. 49 p.7

    no, si son producto de un ejr-cito o de una polica que est al servicio de los intereses de otros grupos de poder, por qu no se ha modificado la es-trategia de lucha contra el cri-men organizado?

    Dos elementos resultan in-dispensables para establecer una relacin entre poder y vio-lencia y, por lo tanto, para esta-blecer un argumento en relacin con la estrategia que se ha veni-do implementado: la legitimidad del poder y el establecimiento de una autoridad.

    En relacin con el primer as-pecto, Hannah Arendt indica que el poder es un instrumento del gobierno. Por lo tanto, al perseguir la legitimidad del po-der, lo que se busca es, en rea-lidad, un gobierno legtimo. La autora afirma que:

    El poder no necesita justifi-cacin: es inherente a la existen-cia misma de las comunidades polticas. Lo que requiere es legitimidad [] El poder brota dondequiera que la gente se una y acte de concierto. Deri-va su legitimidad de la reunin inicial ms que de cualquier ac-cin que le siga. [] La violen-cia puede ser justificable, pero nunca ser legtima. Y su justificacin pierde plausibi-lidad cuanto ms lejano est su fin.10

    Del mismo modo, Arendt sostiene que:

    El apoyo del pueblo presta poder a las instituciones de un pas, y ese apoyo resulta sim-

    10 Ibid., cap. II, p.48

    plemente la continuacin del comn acuerdo que permiti en un principio la promulgacin de esas leyes. Bajo las condi-ciones de un gobierno repre-sentativo, se supone que el pueblo gobierna a quienes lo gobiernan. Todas las institucio-nes polticas son manifestacio-nes y materializaciones del po-der; se petrifican y decaen en el momento en que el pueblo deja de respaldarlas.11

    Con base en el segundo as-pecto, la autora expresa que el uso de la violencia depende del poder que la respalda. Para en-tender el verdadero alcance de la violencia y su relacin con el poder, la autora introduce el concepto de autoridad. Sin embargo, establece una dife-rencia, en relacin con la filoso-fa poltica anterior, sobre su concepcin. La autoridad, para Arendt, se caracteriza por el re-conocimiento de aquellos a quienes se les pide obedecer; no requiere ni de la coaccin ni de la persuasin.

    Dado lo anterior, surgen va-rias preguntas. Cul es el pro-psito de esta lucha del gobier-no contra el crimen organiza-do? Es, esta guerra,la causa del resquebrajamiento de las jerarquas de poder o es esta 11 Ibid., cap. II, p. 39. En este sentido, la autora hace referencia a la civilizacin griega y romana y a su concepto de poder y de ley: Cuando la ciudad-estado ateniense llam isonoma a su constitucin, o los romanos hablaban de la civitas como su forma de gobierno, se referan a un concepto del poder y de la ley que no se apoyaba esencialmente en la relacin de mando-obediencia, y que no identificaba el poder y el mandato ni la ley y el mando. [] los hombres de las revoluciones del siglo XVIII dieron con estos ejemplos y los emplearon para constituir una forma de gobierno la repblica en la que el dominio de la ley, basado en el poder del pueblo, dara fin al dominio del hombre sobre el hombre que segn ellos era un gobierno apto para esclavos.

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    desintegracin de la estructura de poder una justificacin para la guerra? El Estado mexicano cuenta con la legitimidad y la au-toridad correspondientes para hacerle frente a esta lucha?

    Arendt seala que, en rela-cin con la guerra real,12 ha quedado de manifiesto que la superioridad en los medios de violencia se vuelve impotente frente a un oponente mal abas-tecido, pero mejor organizado y ms poderoso. En este senti-do, resulta que mientras los grupos criminales estn mejor organizados y cuenten con mayor poder ya sea en trmi-nos de legitimidad o para con-trolar al Estado la violencia puede ir en aumento y no cum-plir con su fin.

    Por otro lado, uno de los as-pectos fundamentales de una guerra es tu temporalidad; es la definicin de objetivos claros, de estrategias perfectamente definidas en un periodo de tiempo, tambin, definido. Si no se tienen claros estos as-pectos, las consecuencias, adems de resultar desastro-sas, resultan irreversibles; tanto en la esfera poltica como en la social. Para Arendt, () la vio-lencia engendra violencia () En trminos polticos, esto sig-nifica que la prdida del poder se convierte en una tentacin para sustituirlo por la violencia y que en tales casos la violen-cia misma resulta impotente.13 En este sentido, la autora se-ala el trmino contragolpe 12 La autora toma como ejemplo la guerra de Vietnam. 13 Ibid., cap. II, p. 50

    (backflash). Al respecto, sostie-ne que:

    Cuando la violencia carece del apoyo y el freno del poder, se opera la famosa inversin de medios y fines. Entonces, los medios destructivos determi-nan el fin, con la consecuencia de que el fin ser la destruccin de todo poder.14

    En relacin con los plazos de tiempo mencionados, Arendt seala lo siguiente:

    Si las metas no se logran rpidamente, el resultado ser no slo la derrota sino tambin la introduccin de la prctica de la violencia en el seno del cuerpo poltico entero. La ac-cin es irreversible, y en caso de derrota es siempre impro-bable el regreso al statu quo.15

    Resulta, pues, que si el go-bierno mexicano no logra esta-blecer objetivos crebles y reali-zables en este combate al cri-men organizado, la usurpacin de poder, por parte de ste l-timo, puede conducirnos a los que Luis Astorga, en su libro El Siglo de las drogas, sugiere como un narco-estado si no es que ya se empieza a gestar.

    Otro de los elementos cla-ves en la realidad que enfrenta el pas ha sido el papel y/o desempeo de la poltica.

    Esquirol advierte que el reto de la poltica siempre es el po-der, nunca la violencia.16 Para Hannah Arendt, la poltica es, ante todo, accin; es la nica

    14 Ibid., cap. II, p. 5115 Ibid., cap. III, p. 7216 Joseph Esquirol, En Torno a Hannah Arendt, (Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1994), p.39

    actividad humana correspon-diente a la pluralidad. Al res-pecto, la autora establece un vn-culo entre la poltica y el discurso. En La Condicin Humana, es-tablecedos actividades nece-sarias para la construccin de lo que Aristteles llam bios politikos; es decir, la accin (praxis) y el discurso (lexis) a partir de los cuales surge la es-fera de los asuntos humanos. En este sentido,uno de los as-pectos que debilita y aniquila a las comunidades polticas es la prdida de poder. Arendt sea-la que:

    El poder slo es realidad donde palabra y acto no se han separado, donde las palabras no estn vacas y los hechos no son brutales, donde las pala-bras no se emplean para velar intenciones sino para descubrir realidades, y los actos no se usan para violar y destruir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades.17

    Es decir, para Hannah Arendt, la importancia de la po-ltica radica en la posibilidad de generar espacios de discusin en los que se produzcan objeti-vos nuevos. Para la autora, el sentido de la poltica est en su capacidad de generar libertad; en el hecho de que no puede existir poltica donde no hay una esfera de asuntos huma-nos; en el hecho de que no existe poltica sin pluralidad.

    Con base en lo anterior y con base en lo que la realidad mexicana refleja, es innegable

    17 Hannah Arendt, La Condicin Humana, p. 39 -40

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    que la poltica mexicana tanto el gobierno como los partidos polticos de oposicin est en un franco estado de debilidad. Por un lado, el discurso que se maneja en relacin con el combate al crimen organiza-do ha reducido, a su nivel ms primario, la vida huma-na. Como lo seala Curc, la palabra guerra ha sido parte de la retrica oficial del go-bierno y de la estrategia con-tra el crimen organizado. Dado que en toda guerra hay muerte se nos dice ello hace que la vida de todos los civiles sea sacrificable.18

    Por otro lado, la poltica mexicana no termina de abrir-se a la pluralidad; elemento que, como ya se mencion, es el fin de la poltica misma.

    ConclusionesCon base en la teora poltica de Hannah Arendt, se pueden establecer ciertas conclusiones en relacin con la estrategia de combate al crimen organizado por parte del gobierno actual.

    En primer lugar, ha quedado claro que esta estrategia, defi-nida correctamente o no, no ha logrado cumplir con sus objeti-vos en el corto plazo; tal pare-ce que ha sido una estrategia improvisada y sin un clculo real de sus consecuencias. Este hecho ha provocado los niveles de violencia que se tie-nen y que, poco a poco, se han infiltrado en todo el aparato po-ltico y en la sociedad.18 F. Curc, op.cit., p. 41

    Aunado a lo anterior, la vida humana es el factor que est pagado las malas decisiones de los actores con poder gobier-no, partidos polticos de oposi-cin, lderes de los carteles mexicanos. Esta guerra contra el crimen organizado se est fi-nanciando, entre otras cosas, con la vida de civiles, con la vida de inocentes. Si la pronuncia-cin de la poltica es la libertad a travs de la pluralidad, la lucha queenfrenta el pas est coar-tando la razn de ser de la pol-tica y con ella, la libertad de la esfera humana para cuestionar, para debatir, para proponer lo que a todos nos corresponde: el rumbo del pas.

    Como seala Hannah Arendt, [] es incorrecto con-siderar que lo opuesto a la vio-lencia es la no violencia [] La violencia puede destruir el po-der: es absolutamente incapaz de crearlo.19

    Con lo anterior, me refiero al hecho de que, dado el avance de esta guerra y dado los es-tragos que ha ocasionado, no basta, bajo ninguna circuns-tancia, slo detenerla; frenar el grado de violencia. El poder, entendido como el espacio hu-mano bajo el cual la palabra y la accin generan nuevas opor-tunidades, no se regenera con la no violencia. Se requiere de un cambio en la manera de en-tender y de hacer poltica; se requiere de la reestructuracin de las instituciones del Estado; se requiere de una legitimidad 19 Hannah Arendt, Sobre la Violencia, cap. II, p. 52

    del Estado mexicano que garan-tice su compromiso y su cumpli-miento con la ciudadana.

    Finalmente, como indic Arendt: La prctica de la vio-lencia, como toda accin, cambia al mundo, pero lo ms probable es que este cambio traiga consigo un mundo ms violento.

    Por lo tanto, hay que replan-tearse el futuro del pas.

    Bibliografas !STORGA ,UIS El Siglo de las Drogas: el narcotrfi-co, del Porfiriato al nuevo milenio. Mxico: Plaza y Ja-ns, 2005.s!RENDT(ANNAH La Con-dicin Humana. Mxico: Paids Surcos, 2005.s !RENDT(ANNAHSobre la Violencia. Mxico: Joa-qun Mortiz, S.A., 1970.s #URC &ELIPE La gue-rra perdida. Dos ensayos crticos sobre la poltica de combate al crimen organi-zado. 2006 2010, Mxico: Ediciones Coyoacn, 2010.s %SQUIROL*OSEPHh%NLAencrucijada de la poltica: poder frente a violencia y domino. En Cruz, Manuel. En torno a Hannah Arendt. Madrid: Centros de Estu-dios Polticos y Constitucio-nales, 1994.