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Explotación de hierro del Mutún, siderurgia y megaproyectos viales y energéticos relacionados

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ESTUDIOS DE CASO SOBRE PROBLEMÁTICAS SOCIOAMBIENTALES EN BOLIVIA

Actualización 2011-2013

Marco Octavio Ribera Arismendi

PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN Y MONITOREO AMBIENTAL - LIDEMA

Bolivia - Diciembre 2013

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Título: Estudios de caso sobre problemáticas socioambientales en Bolivia. Actualización 2011-2013

Autor: Marco Octavio Ribera Arismendi Programa de Investigación y Monitoreo Ambiental – LIDEMA

Editor: Liga de Defensa del Medio Ambiente - LIDEMA

Apoyo diseño gráfico: Giovani Roque

Diseño y diagramación: Jorge Dennis Goytia Valdivia http://gyg.design1.blogspot.com

Impresión: SOIPA Ltda. http://imprentasoipa.blogspot.com/

Depósito Legal: 4 - 1 - 800 - 14

Las opiniones expresadas son de absoluta responsabilidad del autor y no comprometen necesariamente a LIDEMA.

Se autoriza la utilización sin fines de lucro de la información de la presente publicación para fines de difusión o capacitación, citando la fuente.

Citar como: Ribera,A.M.0. 2013. Estudios de caso sobre problemáticas socioambientales en Bolivia. Actualización 2011-2013. La Paz, Bolivia. LIDEMA.

ReconocimientoEl proceso de evaluación y seguimiento ambiental de los temas priorizados a lo largo de estos ocho años ha contado con el valioso apoyo y acompañamiento de las instituciones miembro y las coordinaciones de LIDEMA en los 9 departamentos.

La Paz, Bolivia 2014

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Presentación

Entre los objetivos de su Plan Estratégico (PEI) 2004 – 2008, la Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA), se propuso desarrollar un sistema de seguimiento a la situación ambiental del país, que permita tomar decisiones sobre bases sólidas. Con esta finalidad, el año 2006, gracias al apoyo económico que la Embajada de Dinamarca brindó a dicho PEI, se sentaron las bases del Observatorio y con el fin de optimizar las acciones de seguimiento, se adoptó un enfoque hacia temas, regiones y problemáticas de alto riesgo.

Una vez que se contó con un diagnóstico rápido del estado ambiental de Bolivia, las Instituciones Miembro de LIDEMA priorizaron los temas y situaciones de mayor urgencia y magnitud, en la perspectiva de reducir el riesgo de una elevada dispersión y evitar atender numerosas problemáticas de forma indiscriminada y poco eficiente. La priorización tuvo un sentido práctico de dimensionar las capacidades y posibilidades de un seguimiento eficaz.

En el proceso de priorización se utilizaron, como base de análisis, un conjunto de criterios de selección, los cuales permitieron dimensionar la magnitud y gravedad de las problemáticas socioambientales. Entre las problemáticas más relevantes, se identificaron los impactos o amenazas derivados de megaproyectos hidroeléctricos, operaciones mineras e hidrocarburíferas, contaminación urbana a gran escala, expansión de la agroindustria.

Los temas prioritarios tienen relación con impactos ambientales en curso o con amenazas potenciales inminentes de gran magnitud, que comprometen la estabilidad de extensas regiones y afectan a importante conglomerados poblacionales.

El año 2008, en la presentación de los primeros resultados del seguimiento se puso de manifiesto que las situaciones críticas identificadas iban acompañadas, invariablemente, de una notoria debilidad en la aplicación de medidas de prevención, control, fiscalización y mitigación socioambiental. Al 2013, esta situación no ha variado en lo absoluto y, más al contrario, se observa un debilitamiento aun mayor de la gestión ambiental. El año 2010 se manifestó que la situación ambiental tenía raíz en el modelo de desarrollo vigente, caracterizado por su perfil extractivista y primario exportador (gas, minerales, energía, suelos-soya) que ha hecho un énfasis exacerbado en grandes emprendimientos en los sectores de hidrocarburos, minería y energía, tornándose más preeminentes que antes y generando inclusive graves riesgos para varias áreas protegidas. El 2013 se confirmó que el avance acelerado del modelo extractivista y primario exportador se ha favorecido, ante una gestión ambiental magra, a cargo de autoridades ambientales débiles y con poco poder de decisión. Como resultado de esta figura desarrollista, se ha creado escenarios cada vez más críticos y de mayor incertidumbre, tanto en lo social, como en lo ambiental. Paralelamente, las organizaciones ambientalistas que han rebatido el modelo

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extractivista y sus nocivos efectos, han sido atacadas, desprestigiadas y marginadas, situación que se da también en la mayoría de los países vecinos.

El año 2010 se expresó, a manera de conclusión, que sólo considerando las grandes problemáticas bajo seguimiento, la realidad socioambiental era mucho peor que en el 2008, con el agravante de que si se seguía manteniendo las actuales políticas de desarrollo y el actual modelo económico, muchas amenazas se irán tornando en mega impactos en los siguientes años. Desafortunadamente, hemos llegado a esa realidad.

Se perciben, sin embargo, situaciones positivas, como el hecho de que muchos movimientos y organizaciones sociales, en diversas regiones del país, fortalecieron sus posiciones de resistencia al modelo extractivista y sus megaproyectos o que organizaciones ambientalistas mantengan su visión crítica y sigan proponiendo alternativas para lograr un país más justo y la protección efectiva de la Madre Tierra.

Esperamos que esta publicación, con la que se culminan siete años de evaluación y monitoreo socioambiental, aporte en la profundización del conocimiento de estas problemáticas y al fortalecimiento de la gestión ambiental en general.

Jenny Gruenberger Pérez Directora Ejecutiva LIDEMA

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1. Resumen general de situación 2010-2013

El año 2007, la Liga de Defensa del Medio Ambiente, inició un proceso de evaluación y monitoreo ambiental, a partir de la selección de un conjunto de temas o problemáticas ambientales críticas, y previo proceso de priorización, en la cual participaron los equipos técnicos de las instituciones miembros de LIDEMA en cada departamento. Los primeros ocho grandes temas, incluían a la minería (cuencas Poopó y Pilcomayo), el Mutún, hidrocarburos en el Chaco y el norte de La Paz, la contaminación de la Bahía de Cohana, el IIRSA, el modelo agroindustrial soyero y las megarepresas del Madeira.

El año 2008, se incluyeron otros temas, como ser, los megaproyectos de la represa de El Bala y de Cachuela Esperanza, el proyecto geotérmico de Laguna Colorada, la megaminería en San Cristóbal, además de los contextos generales de hidrocarburos y minería. En total, 16 temas, en los cuales, se concentraron los esfuerzos de vigilancia y monitoreo ambiental, con participación de las nueve coordinaciones departamentales de la Liga y el esfuerzo de varias instituciones miembro que han realizado el seguimiento a problemáticas ambientales, como los derivados de la minería, a lo largo de muchos años. Esto implicó, trabajos en terreno, muestreos de aguas contaminadas, contactos con actores locales, sobrevuelos, exhaustiva revisión bibliográfica y la aplicación de la metodología Estado-Presión-Respuesta.

La vigilancia y monitoreo ambiental se realizó entre los años 2007 y 2013, con un primer set de publicaciones el año 2008 y un segundo evento de difusión el año 2010, para culminar con el presente trabajo de investigación y seguimiento ambiental, el año 2013. El mismo, implicó la realización de numerosos peritajes en terreno, sobrevuelos, análisis cartográfico y de imágenes satelitales, talleres y eventos con organizaciones sociales e instituciones de la sociedad civil, entrevistas a actores claves y sistematización de información actualizada. El mismo fue realizado en el marco del Programa de Apoyo a la Participación de la Sociedad Civil (DANIDA) y del Proyecto de investigación–acción Nacionalización de Industrias Extractivas (NEBE) en Bolivia y Ecuador con apoyo del Programa COCOON (Conflict and Cooperation in Natural Resources).

En general, se concluye que en los 16 estudios casos priorizados por LIDEMA, la situación ha empeorado notablemente, en términos de generación de impactos, incrementos de riesgos y generación de conflictos. En ninguno de los casos se ha observado una reducción de las afectaciones por un efectivo cumplimiento de las normas ambientales, o una reducción de amenazas por una retracción de megaproyectos. La siguiente relación, es una sinopsis apretada de los 16 estudios de casos, cada uno de los cuales comprende un capítulo específico desarrollado de forma detallada.

� En el caso de la contaminación de Cohana y otras bahías aledañas (lago Menor del Titicaca), el deterioro de la calidad ambiental ha aumentado e invadido progresivamente las aguas

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interiores de las bahías y ya han llegado a la zona de las islas como Suriqui, Taquile y Pariti, ante la ausencia de acciones efectivas de las autoridades ambientales. La gran contaminación de aguas contaminadas domésticas y de uso industrial, proviene de la ciudad de El Alto y sus conurbaciones como Laja y Viacha, las cuales desembocan por los ríos Seco y Seque, al Pallina que alimenta al río Katari. La planta de Puchukollo a cargo de EPSAS, no funciona desde hace muchos años, a pesar de las inversiones de ampliación realizadas.

También, la planicie aluvial del río Katari está significativamente contaminada por los fuertes desbordes estacionales de dicho cuerpo de agua que desemboca en la bahía Cohana, y por los arrastres de basura. Las diversas acciones paliativas, como el recojo de la lenteja de agua, no han tenido efecto alguno en la reducción del problema. Ninguna de las instancias del nivel central, como tampoco la Gobernación, ni los municipios, han realizado esfuerzos para aportar con una solución estructural a esta problemática. Es una zona de desastre ambiental y de conflicto social latente.

� En cuanto a la Minería, baluarte del modelo extractivista y primario exportador, sigue siendo el principal agente de contaminación y degradación ambiental en diversas regiones del país. Las operaciones mineras pequeñas y medianas, han seguido proliferando, acorde con el ritmo de la demanda y el mantenimiento de buenos precios internacionales de los minerales, acrecentándose en paralelo el bajo nivel de cumplimiento de las normas ambientales. En contraste con la dimensión de las exportaciones, las imposiciones tributarias siguen siendo raquíticas y desfavorables para el erario, a pesar de ello, las prerrogativas del sector han ido en aumento. En tanto que el proyecto de nueva Ley Minera, pronta a ser aprobada, ha extremado el marginamiento de los temas socioambientales.

� Las operaciones mineras en la región del Poopó, en Oruro, han seguido generando crecientes impactos a la calidad ambiental, ya muy depauperada, de la cuenca. Las organizaciones y movimientos sociales de defensa, como el CORIDUP (Coordinadora en defensa de la cuenca del Río Desaguadero, los lagos Uru Uru y Poopó), han denunciado que cada vez es más crítico el incumplimiento de las normativas ambientales y la toma de recaudos; en tanto, el malestar social se ha incrementado a partir del escaso cumplimiento y aplicación del Decreto 0335 de Emergencia ambiental de la subcuenca Huanuni, así como por el cuestionado desarrollo de la auditoría a Kori Kollo.

� Respecto a la Minería en la cuenca del Pilcomayo (Potosí, Chuquisaca, Tarija), algunos estudios y la percepción local, parecen indicar que los niveles de contaminación por metales pesados siguen elevados, dada la proliferación de operaciones de explotación y procesamiento, sin recaudos ambientales, en toda la cuenca y subcuencas (como la de Atocha-Tumusla). Esto se contrapone a declaraciones y supuestas evaluaciones, que indican que la carga de metales ha disminuido en las aguas, algo que carece de sentido, dado que aparte del dique San Antonio, y otras pocas operaciones, el resto de actividades mineras carecen de medidas de control ambiental. Temas como los pasivos del cerro San Miguel, el tiempo de vida útil del dique de

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colas San Antonio, o las denuncias sobre las grandes operaciones como San Bartolomé y San Vicente, siguen sin tratamiento efectivo por parte de las autoridades departamentales o nacionales.

� El megaproyecto minero San Cristóbal en el sudoeste de Potosí, con mayor voracidad que hace tres años, intensificó sus operaciones y prevé ampliar su radio de acción a otros sectores de la concesión. Paradójicamente, un informe resultado de una consultoría internacional, ha pretendido demostrar que el megaproyecto usa menos volúmenes de agua que hace unos años. Dicho informe asume que las aguas utilizadas no son fósiles, aunque contradictoriamente admite que provienen del holoceno temprano. De acuerdo a la Ley Minera vigente, los inmensos volúmenes de agua (50.000 mt3/día) están exentos de cualquier pago, y como en el resto del sector, su retribución tributaria es irrisoria comparando la dimensión de exportación de concentrados. El megaproyecto a cargo de una transnacional japonesa (SUMITOMO), tiene el apoyo del Gobierno central y la Gobernación de Potosí.

� La situación del megaproyecto minero y siderúrgico del Mutún, sufrió un colapso total, después de un somero avance, debido al accionar errático y poco claro de la transnacional JINDAL, que realizo magras inversiones y la falta de capacidad administrativa y fiscalizadora del Gobierno. A esto se sumó la falta de gas para impulsar la fase siderúrgica. Como resultado la Empresa Estatal Siderúrgica del Mutún pretende hacerse cargo del proceso, aunque el Gobierno ha anunciado licitaciones internacionales. Los mayores impactos y riesgos ambientales a la ecoregión del pantanal y al área protegida Otuquis, no se derivaron de la operación minera propiamente, sino de las mega-infraestructuras asociadas para la exportación del mineral, en curso y proyectadas, como el camino a Puerto Busch, la ferrovía, la estructura portuaria y potenciales manipulaciones hidrológicas a gran escala (canal a Puerto Busch). Dos elementos críticos son, la falta de gas para la reducción del hierro, al punto de que se vuelva a hablar del uso de carbón vegetal (“a ser comprado del Brasil”), y las limitaciones de agua, que el megaproyecto precisa en enormes volúmenes, poniendo en riesgo cuerpos de agua de importancia clave como la Laguna Cáceres.

� El tema de los hidrocarburos, es el otro puntal del modelo extractivista y desarrollista que se ha acentuado en los últimos años y se ha complejizado notablemente debido a la proliferación de múltiples operaciones de exploración sísmica y perforatoria, lo cual ha significado la ampliación de la frontera petrolera a la región amazónica. Esto se ha dado como una evidente respuesta a la pronunciada reducción de las reservas de gas y líquidos. La tendencia del sector, ha apuntado a la flexibilización de las normas ambientales, esto, sumado al ya escaso nivel de cumplimiento, tanto de las normas, como de la consulta participativa. Esto se refleja en el proyecto de la nueva Ley de Hidrocarburos que da enormes privilegios al sector, en detrimento de los aspectos socio ambientales. Si bien el tema tributario es más favorable al país después de la nacionalización, la retribución petrolera, ha acrecentado el enfoque rentista en las regiones, los pueblos indígenas que viven en las zonas productoras, en la práctica no reciben beneficios, y no hay inversiones en aspectos ambientales. La irresponsable temeridad del

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sector y en especial de YPFB, ha hecho que se reciba con aplausos la tecnología de la fractura hidráulica (“Fracking”), de depósitos de “shale gas”, muy cuestionada internacionalmente por los graves impactos ambientales que genera.

� Las operaciones hidrocarburíferas en la zona tradicional del Chaco (Aguaragüe), son parte del proceso de ampliación de la frontera petrolera iniciada el año 2008, llegando a generar severos riesgos a regiones de alta fragilidad como la serranía de Aguaragüe o zonas del patrimonio cultural como Tentayape. En los últimos cuatro años, se han generado múltiples impactos a los ecosistemas en diversas zonas y han proliferado los conflictos entre las comunidades y organizaciones indígenas y las empresas-Gobierno, por el bajo nivel de cumplimiento de normas e instrumentos y el desarrollo de consultas mal encaminadas. La zona más amenazada se constituye la serranía de Aguaragüe, donde el 2013, se ha autorizado de forma irregular el ingreso de empresas como PETROANDINA o la china EASTERN gas & petroleum. Por su parte, YPFB ha enfocado como unos de sus puntos de experimentación del “fracking”, a la serranía de Aguaragüe (sector de campo Monos) poniendo en mayor riesgo a la fuente clave de provisión de agua a toda la región. A todo esto, se suman los impactos por pasivos ambientales petroleros (casi un centenar solo en el Aguaragüe), los cuales al momento solo están planes de remediación, argumentándose la falta de recursos económicos.

� El tema de los hidrocarburos en el norte de La Paz, fue tornándose socio ambientalmente más crítico en los últimos tres años, no solo por las preparaciones de la perforación del pozo Liquimuni, sino por la creciente división y conflictividad social interna en el pueblo Mosetene, que dejó la exploración Sísmica, cuya raíz fue una consulta irregular y de mala fe. Al momento no se ha dado a conocer la Ficha Ambiental de la perforación, tampoco el EEIA o la emisión de la Licencia, en tanto que la consulta pública desarrollada en Sararía, se ha reducido a un cabildo con cariz político partidista. Siendo que el pozo está en directa colindancia con la TCO Mosetene, no se ha realizado la consulta participativa que prevé el Decreto 29033. YPFB maneja cifras del potencial gasífero y petrolero de dicha zona, de manera antojadiza, sin haber realizado la exploración de perforación. A lo anterior, se suman los anuncios del Gobierno, de abrir a la exploración petrolera, en las áreas protegidas más importantes del norte amazónico del país (Madidi, Pilón Lajas. TIPNIS) y el Aguaragüe en el Chaco, además de Tariquia, Amboró e Iñao, con lo cual el nivel de riesgo socio ambiental se magnifica de forma extrema.

� El megaproyecto Complejo agroindustrial azucarero de San Buenaventura, que desembocó en la formación de la empresa azucarera EASBA, ha seguido un curso errático, con notoria improvisación y muy frecuentes declaraciones demagógicas, además de notables contradicciones en cuanto a cifras. Se ha informado la firma de contrato con la empresa china CAMC para la construcción del complejo, sin embargo, al momento no se ha dado a conocer la Ficha Ambiental, ni el EEIA del complejo agroindustrial, como tampoco el plan y estrategia de las proyecciones agrícolas. El estudio edafológico realizado por Ronald Vargas el año 2010, que concluye que la zona es solo marginalmente apta para el cultivo de caña y la producción de azúcar, no ha servido para asumir una lógica precautoria y frenar el megaproyecto

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agroindustrial y de monocultivos a gran escala. El complejo agroindustrial ha sido la base para impulsar megaproyectos viales como la mejora de la carretera San Buenaventura-Ixiamas y el puente sobre el rio Beni; ambos factores propiciaran la ocupación de tierras y el avance de las fronteras agropecuarias, situación favorecida por el vacío de control y fiscalización ambiental imperante. Sigue por tanto latente, el riesgo de avance desordenado de desmontes para monocultivos de caña (y palma africana) sobre una de las últimas fronteras naturales del país.

� En cuanto al tema de la Soya agroindustrial y los biocombustibles, el modelo productivo avanza en función a un 99% de variedades de soya transgénica y el uso a gran escala de diversos herbicidas. La ampliación de la frontera agroindustrial se proyecta hacia el norte de Santa Cruz (Guarayos), Chiquitanía hacia el este-sudeste y el Chaco. Los últimos tres años, han significado un curioso acercamiento entre el Gobierno del Movimiento al Socialismo y el sector empresarial más depredador de la Madre Tierra e íntimo aliado de transnacionales nefastas como MONSANTO y SYNGENTA. El Gobierno ha dado a las corporaciones del sector agroindustrial, que incluye al soyero, varias prerrogativas, como el mantenimiento del millonario subsidio energético, el apoyo financiero a partir del FIMPRO y la Ley 337, que condona los delitos de desbosques no autorizados y permite a la vez, un nuevo ciclo de avance de las fronteras agrícolas, prometiendo incluso modificar la Ley Marco de la Madre Tierra (Ley 300), a favor del sector agroindustrial, en sus artículos que prohíben o limitan los productos transgénicos. Si bien se redujo la fiebre de los biocombustibles, impulsado a ultranza el 2009 por el IBCE, el tema sigue en las agendas de las corporaciones.

� El programa IIRSA, el 2010 y 2011, fue fuertemente criticado por sus escasos avances en aspectos de una real vinculación estratégica y teóricamente ha sido reemplazado por la UNASUR y su instancia de coordinación el COSIPLAN, que ha agendado varios de los proyectos IIRSA en una lista de priorizada. La UNASUR tiene fuerte presencia del Brasil, en especial a partir del BNDES, que se constituye en el principal agente financiero. En el país, los proyectos viales del IIRSA, han avanzado bajo la pantalla de la integración caminera nacional para el desarrollo. El corredor Santa Cruz-Puerto Suárez (Santos-Iquique) ha promovido un intenso proceso de ocupación de tierras, cambio de uso del suelo y explotación de recursos, todo bajo un esquema de escaso control y fiscalización. En tanto que el corredor Norte en la Amazonía, ha avanzado muy parcialmente (sector Yungas de La Paz y en el norte del Beni y Pando), aunque se prevé también una dinámica similar de explotación de recursos y avances desordenados de las fronteras agropecuarias.

� Las megarepresas del Brasil en el Madeira, San Antonio y Jirau, ya han sido finalizadas y en la práctica ya están funcionando, Jirau con retraso por la explosión de graves conflictos laborales. Los consorcios de ambas megaobras, han sido autorizados a aumentar sus reservorios, diques y potencias de generación, al margen de estudios ambientales adicionales, con lo cual se incrementan los riesgos de inundaciones en la Amazonía boliviana. Con todo, en territorio brasileño, ya se han producido impactos de inundaciones en las montantes (aguas arriba de la represa) y erosión de bancos aluviales en las jusantes (aguas abajo). La dinámica de

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impacto en el Madeira, se encuentra todavía en el inicio de la formación de los reservorios, los cuales se prevé superarán las previsiones de los proyectos y estudios iniciales, dados los incrementos de potencia que fueron autorizados. Adicionalmente, los impactos negativos socio-culturales en el Brasil, han sobrepasado todas las previsiones y expectativas. Causo perplejidad, las reacciones de preocupación por parte de la Cancillería boliviana por los riesgos de inundaciones e impactos en la Amazonía del país, por las represas del Brasil, en especial por la extemporaneidad y las contradicciones intrínsecas. Se ha alertado sobre una drástica reducción de las capturas pesqueras en los ríos del norte amazónico de Bolivia, lo cual podría estar relacionado con la dinámica de las megarepresas del Brasil.

En referencia al proyecto de la megarepresa de Cachuela Esperanza, está se perfila como un ejemplo del modelo extractivista y exportador, así como una emulación del ritmo desarrollista del Brasil. Se destaca el hecho de la paralización de la consultoría de TECSULT, cuya alerta sobre el riesgo de graves inundaciones sobre Riberalta y comunidades ribereñas, parecía haber perturbado las optimistas declaraciones del Gobierno y ENDE; de cualquier forma nunca se llegó a conocer el EEIA de la obra. Otro elemento llamativo es la supuesta aceptación del megaproyecto por la comunidad de Cachuela Esperanza, que parece debatirse entre la resignación y la expectativa de beneficios. El proceso ha desembocado en un acercamiento con la empresa china SINOHYDRO para la revisión de los estudios de TECSULT y la eventual construcción de la obra. Dicha empresa tiene malos antecedentes en el Ecuador a raíz de la megarepresa Coca-Codo Sinclair, del cual es responsable. El megaproyecto de Cachuela Esperanza, es objeto de muchas declaraciones gubernamentales, pero paradójicamente, no figura en los planes y proyecciones del Sistema Interconectado Nacional. Desde el año 2010, se ha advertido sobre el mal negocio de la venta de energía al Brasil, poniendo en duda su alto costo de producción de energía. Se ha advertido desde el año 2010 que su construcción, generaría impactos sinergizados a los de las megarepresas brasileras y restaría efectividad en posibles reclamos de indemnización al Brasil por impactos de inundaciones en la Amazonía boliviana.

� La megarepresa El Bala afortunadamente ha tenido al presente, un escaso avance y solo se conocen por notas escuetas en prensa de supuestos estudios geomagnéticos, de los cuales no se conoce ningún resultado. A pesar de las voces de alerta, el Gobierno no ha retrocedido en su promoción, figurando en innúmeras declaraciones, como otra de las posibles fuentes de exportación de energía. Posiblemente es el más claro ejemplo del desarrollismo ciego que re-edita un megaproyecto ecocida y etnocida de épocas dictatoriales y neoliberales. Se sigue asumiendo, que este megaproyecto, ocasionará una gran devastación en la región de mayor riqueza biológica del país. A pesar de ello se sigue mencionando la falacia de ser una fuente de “energía limpia”, cuando en la práctica será un mega-emisor de metano aportando en mucho al calentamiento global. Es uno de los tantos temas en los cuales el SERNAP no emitió ninguna voz de alerta o preocupación.

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� Finalmente, en el conglomerado de desaciertos ambientales (y económicos) figura el Complejo geotérmico en Laguna Colorada, el cual afectará una de las áreas protegidas de mayor relevancia del SNAP, la Reserva de fauna Eduardo Abaroa y su Sitio RAMSAR Laguna Colorada, tipificadas internacionalmente como joyas de la naturaleza por su fauna altoandina y sus extraordinarios paisajes naturales. Se prevé que el proyecto energético en todas sus etapas, ocasionará un fuerte deterioro ambiental y escénico del área y un eventual colapso de las actividades de ecoturismo. El año 2009, el SERNAP emitió observaciones, sobre las proyecciones del complejo, pero no obtuvo el apoyo necesario del Viceministerio de medio Ambiente y Biodiversidad. El propio EEIA prevé numerosos impactos ambientales y socio-culturales negativos y pocos impactos positivos. El proyecto ha sido cuestionado por la escasa generación de potencia de energía (solo 100 MW), y un muy elevado costo de inversión, comparando otras fuentes de energía como la termoeléctrica, lo cual genera una relación costo/beneficio onerosa y que debería ser prohibitiva a la hora de tomar decisiones. Si se considera la severa afectación ambiental, esta relación es aún más elevada. El proyecto cuenta con el apoyo decidido del Japón en el arranque financiero y su arranque estaba previsto para el 2013.

El rol de la prensa en la mayoría de los casos, fue importante en una etapa inicial al conocimiento de los impactos o megaproyectos, como es el caso de Cohana, Geotermia Laguna Colorada, El Bala, Represas del Madeira, Liquimuni, etc.). Posteriormente hubo un retraimiento del nivel de acompañamiento por la prensa, hasta un silencio total, por diversas razones, y lo único que se dio a conocer fueron notas breves sobre las declaraciones de autoridades de Gobierno o las empresas estatales. Sin embargo, destacaron algunos valiosos reportajes de investigación.

La investigación científica en temas ambientales referidos a los casos analizados, fue asombrosamente magra, casi inexistente, con la salvedad de los estudios de minería en el Programa de Investigación Ambiental del PIEB en Oruro y Potosí y los de la Comisión Minera Ambiental de LIDEMA.

Salvo en contados casos, como la minería en Oruro y Potosí, o en las organizaciones indígenas del Chaco, se conformaron auténticos movimientos sociales en defensa de los derechos ambientales e indígenas, y en contra de procesos desarrollistas. En el resto de los casos se dieron respuestas aisladas y coyunturales, que tuvieron escaso efecto.

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7. Explotación del hierro en el Mutún, siderurgia y megaproyectos viales y energéticos relacionados

Antecedentes Entre los años 2008 y 2010, se había identificado al megaproyecto minero siderúrgico del Mutún, como uno de los de mayor riesgo socio ambiental en el país por la dimensión de las operaciones mineras a gran escala y las grandes infraestructuras viales asociadas. Toda la región bajo riesgo del megaproyecto Mutún es parte del Sitio RAMSAR y de un área protegida del SNAP (Sistema Nacional de Áreas Protegidas), el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado (PNANMI) Otuquis, que tiene una de las gestiones más débiles y carentes de apoyo, pues su relevancia pasa casi desapercibida en el nivel central, en la gobernación y los municipios de la región. La condición del área Otuquis es coherente con el grado de postración general del SNAP. Tampoco la condición de Sitio RAMSAR, que tiene el Pantanal en Bolivia, ha tenido mayores efectos en la prevención y control de los impactos y amenazas. El año 2007, el Ministerio de Planificación tenía prevista la realización de un Estudio Ambiental Estratégico para toda la región, el cual fue simplemente eliminado de su programación, falencia que repercutió en el incremento del riesgo ambiental.

Hasta el año 2010, el megaproyecto avanzó con muchas dificultades relacionadas al otorgamiento y saneamiento de las tierras de la concesión minera, reiterados anuncios de inversiones por parte de la transnacional JINDAL, una tensa y conflictiva relación entre la transnacional y la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM) y una sobre dimensionada expectativa de polo de desarrollo en la región de Puerto Suárez y Puerto Quijarro. En términos generales la relación entre el Gobierno y la transnacional no era de las mejores y se percibía una atmósfera de mutua desconfianza y falta de efectiva coordinación.

Estado del megaproyectoLa megaminería y siderúrgica estuvo a cargo de la transnacional india JINDAL, con medio siglo de experiencia en la explotación de hierro y dueña de 14 plantas (una docena en la India, una en Estados Unidos y otra en Indonesia), con 4.500 millones de dólares de capital y 3.850 millones de dólares de ventas anuales, así como negocios en 42 países de los cinco continentes y con 32 poblaciones adoptadas como “ahijadas”, bajo la política de “apadrinar” urbes aledañas a sus minas (La Razón, 30 julio 2012), las denominadas “steel-cities”. Una situación que pretendió realizar con Puerto Suárez en Bolivia.

Entre los años 2010 y 2012, se dio un curioso conflicto y negociaciones infructuosas entre la empresa transnacional y el gobierno (Ribera, 2010); las inversiones fueron muy escasas para

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los procesos pre siderúrgicos, como la peletización del mineral; en tanto, no existía gas para el aprovisionamiento energético que desencadene el proceso siderúrgico. Todo esto, culminó con la ruptura del contrato y alejamiento de la JINDAL a mediados del 2012.

El año 2011 se anunciaba (Página Siete, 20 febrero 2011) que la empresa JINDAL comenzó a trabajar en la primera etapa de explotación de hierro del Mutún y que los cargamentos de hierro semi procesado (triturado) serían comercializados en unos meses a empresas paraguayas y argentinas, vía Puerto Busch. Se anunciaba que el compromiso de empresa era producir un millón de toneladas de mineral de hierro al año en el primer año y dos millones en el segundo para fabricar acero en el 2014. Funcionarios de la JINDAL, manifestaron entonces, graves obstáculos, como la falta de gas natural para poner en funcionamiento la reducción del hierro en la planta siderúrgica. A la par de la JINDAL, la ESM (Empresa Siderúrgica Mutún) continuaba con planes paralelos de minería y siderurgia, con inversiones en tecnología, así como en la búsqueda de grandes financiamientos.

A fines del 2011, los Ministerios de Minería y de Hidrocarburos, acusaron a la JINDAL de estar engañando al país, al no efectuar las inversiones comprometidas para el aprovisionamiento de gas y energía del proyecto de explotación de hierro del Mutún. El Ministro de Hidrocarburos, argumentó “que se dio preferencia a la JINDAL en la compra de parte de las acciones de la empresa de capitales bolivianos GTLI (Gas to Liquid International), con la finalidad de asegurar gas para el Mutún, porque la firma india no avanzaba en el desarrollo de la industria del hierro, con el pretexto de que no hay gas”. La autoridad recordó que cuando se propuso una sociedad con YPFB para la construcción del gasoducto destinado a alimentar el proyecto siderúrgico, JINDAL desestimó realizar inversiones en el mismo (La Razón, 7 octubre 2011).

A pesar del evidente conflicto con el gobierno, en octubre del 2011 (ABI, 3 octubre 2011), se conocía que la transnacional JINDAL iniciaba las exportaciones de hierro a través de la hidrovía Paraguay-Paraná, rumbo a las costas del océano Atlántico. En tanto que, en marzo del 2012, la transnacional inició los estudios geofísicos de suelos para construir cuatro plantas siderúrgicas y una termoeléctrica que serían parte del complejo de industrialización del yacimiento de hierro del Mutún. La responsabilidad de los estudios recayó en la empresa LIMS (que realizó estudios similares para Minera San Cristóbal) y Nihon Architects Engineers-Japón y Philips Petroleum-USA (La Razón, 7 marzo 2012).

En marzo del 2012, y en medio del conflicto, se volvió a hablar de la planta termo-eléctrica del proyecto minero del Mutún, la cual iba a requerir 2,8 millones de metros cúbicos día (MMmcd) de gas. La multinacional SIEMENS inició las negociaciones con la JINDAL para adjudicarse el proyecto eléctrico que generaría 550 megavatios (MW) de energía. La propuesta consistió en una termoeléctrica con dos bloques, cada una conformada por dos turbinas que funcionan con gas natural, dos unidades de recuperación de carbón y una turbina también a carbón. La empresa

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que se adjudique el proyecto, tendrá el reto de instalar la termoeléctrica más grande del país, porque deberá producir más de la mitad de la demanda eléctrica del país (OBIE, 5 Marzo 2012). También, en marzo del 2012, el Presidente del directorio de la JINDAL, Vikrant Gujral, había expresado, que los precios globales del hierro eran 25% más altos cuando la transnacional recibió la concesión del Mutún, el 2007, y que a los precios actuales la compañía estaría operando a pérdida (Plataformaenergetica.org 19 marzo 2012).

A inicios del 2012, la ESM había ejecutado dos boletas de garantía por 18 millones de dólares de la JINDAL, por su falta de renovación; en mayo del 2012, vino la segunda penalización y cobro de otra boleta de 18 millones de dólares, esta vez por un supuesto incumplimiento del plan de inversiones, que derivó en un proceso judicial iniciado de oficio por el Ministerio Público. JINDAL exigió, como condiciones de reactivación del proyecto, garantías para impedir la nacionalización de sus inversiones, el levantamiento del juicio en contra de sus ejecutivos, revertir la ejecución de sus boletas de garantía y dejar sin efecto una auditoría sobre su presencia en el país, amenazando con un juicio por daños y perjuicios por el incumplimiento y falta de voluntad de parte del Gobierno de Bolivia para cumplir con sus obligaciones contractuales.

Aún cuando se dieron diversos anuncios de inversión y reactivación de obras, en mayo del 2012, el megaproyecto a cargo de la JINDAL, quedó estancado, verificándose la desmovilización de toda la maquinaria. El Gobierno afirmó que, en dos años de operaciones la compañía debía haber invertido 600 millones de dólares, aspecto que no se había cumplido (El Día, 13 mayo 2012). En julio del 2012, se supo que los funcionarios y empleados indios se habían llevado los cerebros de las cribas y chancadoras o seleccionadoras del mineral (La Razón, 14 de enero de 2013).

A mediados del 2012, el avance de dicho megaproyecto (reducidas inversiones y ausencia de proceso siderúrgico) había sido muy modesto, las operaciones de extracción eran someras y el “open pit”, bastante localizado. En julio del 2012, un sobrevuelo realizado sobre el cerro Mutún, reveló que las operaciones de explotación minera a cielo abierto, ocupaban un espacio aproximado a 1.000 hectáreas, aunque las zonas de operación propiamente eran localizadas a unas cuatro zonas dispersas. El tardío arranque del proceso y la escasa inversión realizada, significaron en términos reales, un reducido avance. De cualquier forma, los impactos de la minería a cielo abierto, sobre los ecosistemas del Cerrado del cerro Mutún eran visibles y el rezago de las operaciones, significaron, a pesar del daño económico, un respiro ecológico para la zona.

Un reportaje de prensa mostró el impacto social de la sobre expectativa que concitó y nutrió el megaproyecto Mutún (La Razón, 14 enero 2013): “Puerto Suárez pasa del sueño a la frustración. La principal ahijada de la JINDAL, que tenía como política apadrinar a las ciudades cercanas a sus vetas mineras con el financiamiento de servicios básicos, escuelas, hospitales… desarrollo, estaba al borde del colapso por los casi 10 mil inmigrantes atraídos por la promisoria bonanza

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económica. Centenares de ellos, junto a los porteños, crearon comunidades cercanas al cerro, donde ahora impera la pobreza”. Por ejemplo, la comunidad de San Silvestre alberga a ocho familias que habitan en carpas de nylon y lidian con los insectos, el mal olor, el polvo y el humo de los desperdicios, porque la zona se ha convertido en el basural de Puerto Suárez. Muchos de los que habían llegado a esas tierras, por la falta de trabajo y expectativas, se dedicaron al contrabando de gasolina hacia Brasil.

Posterior a la salida de la JINDAL, la ESM informó que iniciaba el iniciaría de la producción de hierro en El Mutún (ABI, 31 enero 2013), aspecto que fue confirmado desde el Ministerio de Minería y Metalurgia. La ESM preveía explotar inicialmente un millón de toneladas de concentrado que serían exportados, en primera instancia, a Paraguay y, posteriormente, a Brasil. La explotación se realizará en el 50% del área que corresponde al Estado y que no fue entregado bajo contrato de riesgo compartido a la empresa JINDAL.

A pesar de las intenciones de la ESM, de hacerse cargo del mega proceso, se supo a fines de julio del 2013, que el directorio de la Empresa Siderúrgica Mutún (ESM), autorizó, a la gerencia de esa entidad, negociar con la empresa China Machinery Engineering Corporation (CMEC) la explotación e industrialización del hierro del Mutún (Los Tiempos, 24 julio 2013). La propuesta de la CMEC, incluiría la instalación de una planta siderúrgica, la construcción del camino Mutún-Puerto Suárez (¿ampliación?), una vía férrea, el desarrollo de Puerto Busch y la construcción de barcazas. Según los datos de la ESM, la inversión requerida es de 1.500 millones de dólares, de los cuales 700 millones se destinarían a la siderurgia y 800 a la logística. A fines de julio del 2013, existía solamente una carta de intenciones, firmada por la CMEC, y aún no había un acuerdo formal. También, se conocía que la empresa española Warranty, presentó una propuesta a la ESM. Se debe mencionar que el proceso de búsqueda de socios para la explotación del Mutún, no se ha dado vía licitación y concurso, aunque el Gobierno ha manifestado la decisión de realizar este paso a fines de octubre del 2013. Se conocía también, que China, Alemania e Inglaterra expresaron su interés en adjudicarse a través de la licitación pública internacional, la explotación de los yacimientos del Mutún. En esta pugna, China tiene tres empresas, mientras que Alemania e Inglaterra tienen una sola compañía cada una (Energy Press, 9 septiembre 2013).

Para evitar que suceda lo mismo que en el caso de la JINDAL, la intención de extraer hierro del Mutún, debería seguir los pasos que corresponden a un proceso nacional de esa envergadura, con una licitación seria y transparente, verificando la viabilidad técnica, económica y ambiental de las propuestas, incluso reactivando la realización de una evaluación ambiental estratégica

Se conocía además, que la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), tenía planes de adjudicarse alrededor de 700 mil toneladas de mineral de hierro no procesado, que dejó la JINDAL, y esta también previsto, extraer 800 mil toneladas de mineral hasta fines de diciembre del 2013, con fines de exportar al mercado chino. Según voceros de la empresa estatal, desde que la ESM se

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hizo cargo del yacimiento del Mutún, hace seis meses, ha extraído más de 350 mil toneladas de hierro y se tiene planificado doblar esta cifra, puesto cuentan con nueve máquinas entre procesadoras y extractoras del hierro (CEDLA, 8 agosto 2013). Expertos en la materia como Saúl Escalera, han manifestado su inconformidad con la comercialización del mineral en bruto, con escaso o ningún procesamiento, alegando que es regalar la materia prima.

Impactos y riesgos de la Mega minería Las reservas estimadas de hierro en el Mutún superarían las 40.000 millones de toneladas, principalmente en las formas de hematita y magnetita. El yacimiento del Mutún es la segunda reserva importante en Sudamérica y la séptima del mundo. De acuerdo al proyecto y su Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental, el movimiento de tierras o restos de material de mina (ROM), representaría en total 25 millones de toneladas métricas (MTM) por año, con proyección de un incremento a 51 (MTM), lo cual significa la remoción de 83.000 Ton ROM/día (toneladas de material por día). Comparativamente, la mega minera San Cristóbal, en Potosí, mueve cerca de 50.000 Ton ROM/día). Las proyecciones del mega-proyecto, estimaron en un inicio, que anualmente se sacarían 1,1 millones de toneladas de planchones de acero que serían comercializadas en el exterior, mientras que de las 800.000 toneladas de producción de barras y perfiles de hierro, 250.000 toneladas serían destinadas al mercado interno y 550.000 toneladas a la exportación.

El Mutún contempla los siguientes procesos (Escalera.S/Hidrocarburos Bolivia, 14 septiembre 2013):

1. Explotación a cielo abierto que es una operación mecánica de acopio de trozos grandes de mineral en la superficie del yacimiento, y transportadas a una planta de trituración primaria en chancadoras comunes y molienda del mineral en molinos de barras o de bolas, seguido de una operación de tamizado y lavado del material molido para producir mineral hematítico clasificado entre 35 a 150 mallas; este material es luego enviado a la planta de concentración.

2. Planta de concentración del mineral de fierro para producir concentrados de 68% de fierro que utilizará mucha mano de obra intensiva de obreros calificados.

3. Planta de peletización o briquetización del concentrado de fierro para servir de alimento al horno de reducción directa DRI.

4. Planta de Reducción Directa del fierro (Proceso DRI) que utiliza metano reformado como reductor del mineral.

5. Planta de acería utilizando hornos eléctricos de arco para la fabricación de por lo menos un millón de toneladas (TM) de acero en bruto (llamado palanquilla) y perfiles de hierro de construcción con alto valor agregado.

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6. Planta termo-eléctrica de por lo menos 300 MW de potencia, para suministro de fluido eléctrico para las operaciones del complejo industrial del Mutún, y en especial para la aceración en los hornos eléctricos de arco.

Reconocimientos aéreos en la zona periférica al cerro Mutún, mostraron claramente en el sector de laderas y faldíos pedemontanos del sur, varios puntos de deterioro de suelos y vegetación, producto de las explotaciones anteriores de los años 80, así como apertura de caminos, construcción de campamentos y un ingenio minero antiguo (La Chalera). Algunas de estas áreas afectadas se encuentran cerca a las quebradas de los cursos fluviales. Existe un camino que rodea la zona del pie de monte del Cerro Mutún, el cual conecta las zonas de la comunidad San Juan en el sur y el puesto militar Mutún hacia el norte. Las nuevas operaciones que realizó la JINDAL en los últimos años, muestran zonas localizadas y relativamente pequeñas de operaciones de extracción de mineral a cielo abierto, interconectadas por caminos.

En la fase de exploración del yacimiento, el año 2008, se dieron impactos en el cerro Mutún, relacionados a: a) la habilitación de camino principal de acceso al yacimiento y de acceso a los sitios de perforación; b) la construcción de campamentos y otras instalaciones; c) la habilitación de plataformas y planchadas de perforación; d) la construcción de instalaciones auxiliares en la planchada y; e) la perforación de pozos de exploración.

Algo muy llamativo fue, que después de esta etapa exploratoria y la aprobación del EEIA de la etapa de explotación, en septiembre del 2009, JINDAL y la Empresa Siderúrgica Mutún (ESM) acordaron cambiar el área de concesión establecida en el contrato de explotación, para “que el acceso al yacimiento sea más práctico” y también para “que no hayan problemas de entrega de tierras”. Se aclaró que el tamaño de la concesión no varió, pues “51 cuadrículas (1.275 hectáreas) del sur han sido sustituidas con 51 cuadrículas adicionadas en el norte”. Con esta improvisación asombrosa, el EEIA original de la fase minera de cielo abierto, en la práctica, no sirvió para nada.

Otro elemento llamativo, sobre el manejo discrecional de los instrumentos de gestión ambiental que se hacía desde la ESM, se refiere a las licencias ambientales para las operaciones (Página Siete, 20 febrero 2011): “la Empresa Siderúrgica debe traslapar investigación y análisis; luego una vez conseguida y puestas las máquinas en producción habremos terminado para ese momento el trámite de la licencia ambiental”. Desde la ESM se sostiene que si la empresa “siguiera el camino usual de hacer primero todos los estudios, todas las licencias se nos va el mercado”, por lo tanto, “tenemos que traslapar estudios y licencias, trámites administrativos con inversión para tener todo listo y poder aprovechar el mercado”. De esta forma se trataba de justificar los trabajos y trámites simultáneos.

Los impactos de la minería a cielo abierto, a una mayor escala que la realizada por la JINDAL, significarán drásticos efectos mecánicos sobre la fisonomía general del paisaje, la estructura de

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la vegetación del Cerrado, las fases de regeneración natural existentes, así como de los suelos, cuencas y cuerpos de agua, e incluso las zonas de recarga y capas freáticas. Se debe considerar que los procesos de regeneración de vegetación y suelos en el Cerrado pueden ser lentos. Todo esto implicará además, pérdidas generalizadas de biodiversidad por destrucción de los hábitats y por ahuyentamiento de la fauna en todas las zonas de explotación y laboreo, en las que habrá fuerte presencia humana.

Otro riesgo de las mega-operaciones mineras y siderúrgicas, se relaciona con la gran acumulación de colas o material de descarte, aproximadamente un 20% de las 25 MTM/año, significan material de descarte y de baja ley. Las colas serán depositadas, de acuerdo al resumen del proyecto y ficha de explotación, en el dique y depósitos diversos (“naturales” y creados). A esto se suman los riesgos de contaminación por lixiviación de las colas. También, la ampliación constante de la red de caminos, en torno a la zona de explotación y hacia las zonas de tratamiento, ocasionará procesos de alteración de laderas y cuencas.

En el Mutún los riesgos de contaminación son preocupantes, pues en las fases de la metalurgia avanzada, el riesgo de accidentes de derrames de residuos hacia los cursos de aguas es muy alto, en especial por sustancias altamente tóxicas, como fenoles, óxidos y metales pesados. Un dato alarmante, es que la Empresa Minera Urucum en el Brasil (que explota hierro en un cerro “gemelo” del Mutún en la región), ya secó y contaminó el Arroyo Urucum con desechos tóxicos (www.riosvivos.org.br/arquivos. 2007).

De acuerdo al proyecto inicial, las diversas fases de procesamiento e industrialización del hierro, comprendían grandes infraestructuras siderúrgicas al pie del Cerro Mutún. El proceso siderúrgico inicial implicará, la molienda del mineral y la denominada peletización, vía depuración magnética, donde se producen materiales de descarte, ricos en fósforo y silicio, además de un elevado consumo de agua. La producción de hierro esponja, vía reducción directa (DRI) con gas, implicará una fase de fundición en alto horno y la generación de escorias y gases (metano y monóxido de carbono). La producción de acero contemplará procesos de purificación por eliminación de carbono residual y procesos de laminación. En general, el consumo de energía será muy alto.

El conflicto suscitado en torno a la intención de la JINDAL, de solo exportar concentrados, tiene un trasfondo de carencia de suficientes volúmenes de gas en Bolivia, pues predominan los compromisos de exportación al Brasil y la Argentina, incluso sobre las necesidades de consumo interno. El megaproyecto preveía el consumo de entre 4.5 millones de metros cúbicos diarios de gas natural (MMmcd) el 2014 y 10 (MMmcd) el año 2017, tanto para la reducción de hierro, como para abastecer la termoeléctrica de más de 500 megavatios (MW). La falta de gas significó que la JINDAL siguió procesando material de hierro semi-triturado, sin la posibilidad de hacer la reducción a hierro esponja. Es conocido que el Estado boliviano tenía el compromiso de

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subsidiar el precio del gas a ser utilizado por la JINDAL, aspecto frecuentemente criticado y que posiblemente fue una de las razones para el estancamiento del aprovisionamiento.

A pocos meses de la salida definitiva de la JINDAL, el tema del aprovisionamiento de gas continuaba en incertidumbre y debate, abriendo nuevamente el grave riesgo ecológico de la opción del uso de carbón vegetal en el proceso de reducción del hierro. Este riesgo pone en situación crítica a las ecoregiones de bosques secos del Chaco-Chiquitanía circundantes al megaproyecto minero-siderúrgico, al convertirse en las principales proveedoras de maderas duras, o para albergar plantaciones de eucalipto y otras maderas para elaborar carbón. Esto significaría, retornar a la idea del año 2007, cuando la propuesta de la empresa brasilera EBX, fue anulada porque estaba previsto utilizarse carbón vegetal para el proceso de reducción. Como antecedente preocupante, desde antes del 2007, en esta región funcionaban y funcionan predios con autorizaciones forestales y agrarias, así como ilegales, que elaboran carbón, para su venta al Brasil. También se produce una importante extracción de maderas duras del Chaco (p.e. sectores Cabezas, Gutierrez, Charagua) con destino al Brasil.

Sin embargo, el año 2012, se comentaba desde la ESM la posibilidad de utilización de carbón vegetal “con tecnología limpia y programas de reforestación”, previéndose además que el carbón “se compraría o importaría del Brasil” (La Razón, 30 octubre 2012). Esto es un punto álgido y paradójico, puesto que una parte del carbón que se comercializa en el Brasil proviene de regiones del Chaco de Bolivia, al menos parcialmente, estaríamos comprando nuestro propio carbón.

Carbón de Bolivia para el Urucum IBCE. 25 junio 2012

Las tres empresas que están extrayendo el hierro en el macizo brasileño de Urucum, son Vale Do Río Doce, Vetorial Siderurgia y MMX. Vale Do Río Doce produce 4 millones de toneladas de hierro anualmente pero con una proyección de 15 millones. Mientras que la VETORIAL saca 800 mil toneladas al año. La tercera empresa es la MMX que produce 2 millones de toneladas anuales. Esta siderurgia originalmente fue del empresario brasileño Eike Batista, quien instaló dos altos hornos (2004) para la producción de arrabio, mismos que estaban destinados a la siderurgia de EBX en Puerto Quijarro, Bolivia

El hierro arrabio es producido con carbón vegetal, considerado el mejor combustible para el procesamiento de reducción. El carbón vegetal es llevado del Estado de Matto Grosso Do Sul, desde Bolivia y del Paraguay. El carbón boliviano es el preferido por su alta densidad, pues rinde tres veces más que el brasileño, el cual es trasladado desde el municipio de Cabezas, provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz, hasta la frontera. El carbón boliviano es comprado por los brasileños en frontera entre 180 y más de 200 dólares la tonelada.

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Otro aspecto crítico para la región circundante al megaproyecto Mutún, se deriva de las intervenciones regionales previstas por el megaproyecto, en la captación de grandes volúmenes de agua para las diversas operaciones mineras (250.000 m3 cúbicos/día), a partir de fuentes subterráneas, arroyos, e incluso, se propuso a la Laguna Cáceres como fuente potencial. Tanto la Ficha Ambiental, como el Estudio de Impacto Ambiental a cargo de PCA Ing., tuvieron varias observaciones, sobre vacíos y deficiencias relacionadas al tema del uso del agua, y no tenían correlación con la magnitud de las demandas del proceso minero y siderúrgico.

La disponibilidad de agua en los enormes volúmenes previstos por el megaproyecto, llega a ser reducida, al estar la región, inmersa en la transición Chaco-Chiquitanía y Cerrado, (ecológicamente clasificada como subhúmeda a seca: 1.200 a 800 mm/año), aun cuando esto, podría parecer contradictorio al estar relacionada con los humedales del pantanal.

Algunas evaluaciones realizadas por el propio Ministerio de Minería y Metalurgia y la empresa McKke, Wooster, verificaron, el año 2010, que en la Laguna Cáceres, Canal Tamengo y en el Río San Juan y reservorios de aguas subterráneas, no existen caudales suficientes para atender las demandas de agua durante la explotación e industrialización de los minerales del Mutún (A. Bazoberry en El Diario 15 septiembre 2009). Esto se conoció después de haber aprobado la Licencia Ambiental del megaproyecto.

En abril del 2012, JINDAL, ya en su etapa final, antes de irse de Bolivia, estaba muy interesada en promover la limpieza de los ríos y canales que alimentan a la Laguna Cáceres y “asegurar su recuperación de la fase de desecamiento”, promoviendo un Proyecto de Ley, que autorice a dicha empresa, la utilización de las aguas de dicha Laguna para la ejecución del megaproyecto Mutún. Al conocer dicha situación, LIDEMA expresó públicamente su oposición y alerto sobre los grandes riesgos ecológicos inherentes.

La problemática de la Laguna Cáceres(M.O Ribera, LIDEMA, 2012)La Laguna Cáceres es parte el área protegida PNANMI Otuquis, y la zona de la laguna tiene la categoría de Parque Nacional. Es un cuerpo de agua cuya superficie fue registrada hace unos años en 150 Km2, en promedio, y una profundidad máxima de 7 metros, pero que en los últimos años ha experimentado una pronunciada reducción de su espejo de agua de casi un 60%, llegando desecarse ampliamente en los bordes. La laguna es alimentada por los ríos Jordán Soruco y Pimento, cursos de reducido caudal que drenan zonas de pantanal en la región de Bolivia, y por el arroyo Tuyuyu que drena la región del pantanal brasilero. Eventualmente la Laguna también recibía aguas de reflujo, desde el río Paraguay, a través del canal Tamengo. La zona está a 100 msnm., en promedio y la precipitación pluvial anual de la región esta alrededor de los 1.200 mm. La dinámica de la Laguna y su drenaje, están estrechamente ligados a la hidrología del río Paraguay.

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La laguna Cáceres ha experimentado en los últimos años un activo proceso de desecación, al punto que su periferia se ha convertido en pastizales y humedales herbáceos. Es posible que el flujo por el canal Tamengo hubiese aumentado acelerando el vaciamiento de la laguna; una de las amenazas de vaciamiento desde hace algunos años fue el eventual drenaje de dicho canal, desde el Brasil (río Paraguay), aspecto que no prosperó por el riesgo de movilización de contaminantes hacia dicho río. Sin embargo, se asume en la región, que los cauces de los ríos y arroyo alimentadores (Pimiento, Jordán, Tuyuyu) se han reducido notablemente, en especial el Tuyuyu y el Jordán, debido a la sedimentación y a posibles fuertes modificaciones hidrológicas en la zona del pantanal brasilero.

Dicha desecación, podría también obedecer procesos de cambio de uso del suelo en territorio boliviano, derivados de los extensos desbosques en la zona oeste de la Laguna, en torno al curso del río Pimento y, que ocasionaron una sedimentación masiva. Además, la reducción general del régimen pluvial como efecto del cambio climático, podría haber tenido influencia directa.

El riesgo mayor inmediato para la región, provino de los planes de explotación de hierro por el megaproyecto minero Mutún, y sus enormes requerimientos de agua (250.000 m3/día), que consideraba extraer de la Laguna Cáceres. Si esto hubiera ocurrido, el vaciamiento de la Laguna se habría acelerado, dados los limitados caudales de alimentación que tiene y su poca profundidad.

En la actualidad, la laguna aparentemente ya no es una fuente potencial de agua para dicho megaproyecto, o para otros emprendimientos mineros o industriales, dada la severa desecación que experimenta, sin embargo, el riesgo sigue latente al futuro. Clara muestra son los planes que promovía la JINDAL en mayo del 2012, de habilitar los cursos de agua alimentadores y recuperar el caudal de la laguna, bajo la premisa del uso preferente del agua en el megaproyecto del Mutún. Es posible que esta propuesta continúe bajo la ESM o de otra empresa que asuma la explotación a gran escala.

La Laguna Cáceres ha tenido gran importancia en la dinámica hidrológica de una región caracterizada como seca y con déficit hidrológico, por su efecto de regulación hídrica y provisión de servicios ecosistémicos, como provisión de agua para consumo de las poblaciones locales. Se considera crucial la realización de investigaciones y monitoreos hidrológicos, así como eventuales acciones de rectificación de los caudales alimentadores del cuerpo de agua, más aun cuando constituye parte del área protegida Otuquis. Será importante restituir el apoyo a la gestión del área protegida Otuquis y en especial el sector de Laguna Cáceres, que tiene la categoría de Parque Nacional, desde el nivel municipal y de la Gobernación. El agua de dicho cuerpo de agua no debería ser utilizada para provisionar al megaproyecto Mutún, por el riesgo de vaciamiento a mediano y largo plazo.

Impactos y riesgos de las Mega obras asociadasOtro conjunto de grandes impactos y amenazas se deriva de la construcción de mega obras viales y otras infraestructuras asociadas para favorecer la exportación del hierro y acero del Mutún. Si bien este proceso minero-metalúrgico está paralizado por la conflictiva salida de la transnacional, se prevé su reactivación a corto plazo.

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Entre estas grandes infraestructuras se cuenta la ampliación y mejora del camino Mutún-Puerto Busch. Esta ruta cruza el área protegida PNANMI Otuquis de norte a sur, desde el ingreso al área protegida (zona Mutún), hasta Puerto Busch sobre el río Paraguay, en el denominado triángulo Foianini o Mann Césped. Esta ruta, hasta el año 2010, era una senda camionable, que solo podía ser transitada con dificultad unos meses de la época seca. La mejora de esta vía, el año 2011, consistente en la ampliación y elevación del terraplén, se produjo a partir del megaproyecto Mutún y la expectativa de la exportación de hierro por el río Paraguay. Su construcción había sido priorizada a fines del 2008, a través del Decreto Supremo 29738, que establecía que los recursos para dicho proyecto iban a ser otorgados por la firma JINDAL, con cargo al 38% que correspondía al Tesoro General de la Nación (TGN), en el marco del contrato de riesgo compartido con la ESM (www.oopp.gov.bo).

Esta ruta de 140 kilómetros, demandó una inversión de aproximadamente 20 millones de dólares. Según el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda esta carretera está clasificada como fundamental, debido a que facilitará la exportación. El proceso de mejora de este camino estuvo a cargo de la empresa VASTOK, contrata por la Autoridad Boliviana de Carreteras (ABC). Este proyecto vial, careció de un Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental y consulta pública, debido a que se consideró la obra como una ”simple mejora de la vía” y como “prioridad nacional”, esto a pesar de situarse al interior de un área protegida .

La elevación de la plataforma representó un impacto, por la drástica modificación de los sistemas naturales de drenaje en la llanura aluvial y un riesgo, a largo plazo, sobre los suelos y vegetación de los ecosistemas, por la alteración de los regímenes hidráulicos, debido a los terraplenes del camino que actúan como diques e impiden el flujo natural de las aguas. La región es muy susceptible y sensible, incluso, ante pequeñas perturbaciones.

La mejora de esta vía, también significó fuertes impactos sobre ecosistemas aledaños, por la sobre extracción de materiales de préstamo para la plataforma. Las excavaciones para materiales de préstamo, tanto a los costados del camino, como en zonas más distantes, dieron lugar a profundas zanjas y lagunetas. También se ocasionaron daños a la vegetación, por ejemplo, a palmares, con la tala arbitraria (no autorizada por el área protegida) de la palma Caranda (Copernicia alba), para uso de sus troncos como puentes improvisados en el cruce de cauces y curiches. Al no existir una EEIA, todos estos aspectos fueron obviados en el proceso de construcción y las autoridades del área protegida carecieron de un instrumento directo de fiscalización de la obra. Ante la manifestación de preocupación por impactos severos a los ecosistemas y paisaje natural de la zona, realizados por los guardaparques del área protegida, surgió el siguiente desafortunado comentario de un funcionario gubernamental: “a los turistas también les gusta mirar tractores y camiones”. Sobra cualquier comentario.

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A fines de julio del 2012, se verificó que existían numerosas quejas de pobladores y estancieros del lugar por la deficiente construcción y el costo sobre dimensionado del terraplén.

Una importante amenaza, derivada de la mejora de vía caminera Mutún-Puerto Busch, se relaciona con la eventual ampliación de la plataforma de carretera (adición de otros 3 metros de ancho), si bien esta es una información no confirmada, ello podría significar mayores impactos a los ecosistemas aledaños a la ruta, y sobre todo, si la empresa constructora y la ABC, eludieran nuevamente las responsabilidades del manejo de instrumentos de regulación ambiental, alegando nuevamente que es una “simple mejora de la vía”. La mejora de la vía, también significa el riesgo de aumentos de ramales secundarios hacia las estancias o puestos ganaderos y posibles asentamientos espontáneos en zonas mejor drenadas.

Otra amenaza con fuerte grado de inminencia es la construcción de la Ferrovía a Puerto Busch, cuyo trazo sigue parcialmente una ruta paralela al camino, para luego desviarse hacia el noreste (hacia la frontera con el Brasil) en la zona del triángulo Foianini. Esto, de cualquier manera representa la elevación de un nuevo terraplén y el incremento de daños directos e indirectos a los ecosistemas aledaños a la ferrovía. Se prevén entonces mayores perturbaciones a la dinámica hidrológica por sinergia con los efectos del terraplén del camino. Una amenaza indirecta, supone al momento la proliferación de expectativas de demanda de tierras para ganadería y la reactivación de antiguas haciendas ganaderas que fueron abandonadas varios años atrás.

También se debe considerar al momento como un factor de riesgo, la construcción de la infraestructura portuaria (P. Busch), proyecto asociado al Ferrocarril Motacucito-Puerto Busch, y que tiene larga data (desde los años 70), proceso que actualmente también se encuentra en fase de planificación. Ello implicaría la construcción de grandes infraestructuras para el embarque y carguío de barcazas. Los efectos directos sobre los ecosistemas implican la magnificación de los impactos ecológicos e hidrológicos en la cuenca del río Paraguay. Los efectos indirectos podrían implicar una importante migración poblacional e intensa ocupación del suelo en torno al complejo portuario, adicionándose el elevado riesgo de desastres por las fuertes inundaciones que se dan en algunos años.

El Informe final de evaluación de los expertos Edson Ramírez y Freddy Rodríguez (2005), sobre la viabilidad técnico ambiental del proyecto Ferrocarril Motacusito – Puerto Busch y Terminal Portuaria Busch (proyecto presentado por la Sociedad Ferroportuaria Boliviana), llegó a las siguientes conclusiones: La evaluación muestra que el grado de inundabilidad de la zona puede comprometer seriamente la operabilidad de la ferrovía, especialmente si lo evaluado, se trata de un Proyecto a nivel de Diseño Final. La situación se torna crítica, por la presencia casi permanente de espejos de agua, en una gran parte de la zona del Proyecto. El grado de inundabilidad pone en riesgo la factibilidad de la ferrovía, ya que ésta quedaría bajo agua en reiterados eventos, y su operación no podría ser continua, al margen de los daños que causarían repetidas inundaciones.

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El proyecto tendría un alto costo para la región y para el país, ya que no cumple con los criterios de un proyecto sostenible en el tiempo.

Dicho informe alertaba que ambientalmente, al ser el pantanal más grande del mundo una zona tan sensible, y considerando que Bolivia es signataria de la convención RAMSAR, la implementación de este proyecto bajo la actual concepción, podría provocar un desequilibrio ecológico significativo, sobre todo en la medida en que se ha constatado, que no se han identificado, ni evaluado adecuadamente los impactos ambientales más relevantes. En lo referente a la ubicación del puerto, se ha podido evidenciar la existencia de cicatrices dejadas por antiguos lechos del río Paraguay, las cuales muestran claramente el efecto de erosión regresiva en la ubicación propuesta, la misma que en algún momento afectaría seriamente a la Terminal Portuaria.

En noviembre de 2011, el gobierno suscribió un convenio de asistencia técnica con la cooperación de los Países Bajos para la realización de estudios de factibilidad del proyecto ferro-portuario Motacucito-Mutún-Puerto Busch, que servirá como corredor para la exportación de hierro y otros productos por la hidrovía Paraguay-Paraná.

Otra gran amenaza hidrológica que fue considerada el año 2009, aunque afortunadamente desechada por el momento, fue la eventual construcción de un canal fluvial Mutún–Puerto Busch, hasta el río Paraguay, situación está última que, en definitiva, tendría efectos devastadores en el equilibrio ecológico e hidrológico de toda la región.

Otros elementos de riesgo ambiental, relacionados con los planes de explotación del hierro, son la eventual construcción de una termoeléctrica y el gasoducto.

Respuesta Posiblemente, en correlación con la extrema lejanía de la región del Mutún y el Pantanal, la problemática ambiental pasó desapercibida. En gran parte, el tema ambiental quedó relegado por el conflicto del contrato con la JINDAL. No se conoce sobre la realización de encuentros, u otro tipo de eventos, para el análisis y debate de la situación del Pantanal o el área protegida Otuquis. Poco se escribió respecto al tema y la prensa avocó la totalidad de su esfuerzo a dar seguimiento a los dimes y diretes entre la JINDAL, la ESM y el Gobierno. Desde luego, la Autoridad Ambiental Competente (Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad y Cambios Climáticos), brilló por su ausencia en momentos del inicio de las operaciones mineras, como durante la construcción de terraplén a Puerto Busch. Incluso el SERNAP tuvo que resignar una participación activa, dada la consigna de “prioridad nacional” del proceso vial y minero. Por su parte a la sociedad regional, poco le importó el tema ambiental, sino más bien, el de la salida de la JINDAL y la frustración de los sueños desarrollistas y del polo industrial.

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En relación a esfuerzos dirigidos a la conservación, la región ha sido identificada en el Inventario de Unidades Ecoregionales Amenazadas de Bolivia, estudio desarrollado por LIDEMA (Ribera, 2011), en estado muy crítico, debido a su condición de alta fragilidad y las múltiples situaciones de riesgo ambiental e hidrológico derivadas de los planes de implementación de megaproyectos mineros y viales. Se debe destacar también, la posición de LIDEMA, respecto de las proyecciones de la JINDAL sobre las aguas de Laguna Cáceres.

Pronunciamiento de LIDEMA sobre Proyecto de Ley “Limpieza y Dragado de la Laguna Cáceres”

En conocimiento de la elaboración del Anteproyecto de Ley de Limpieza y Dragado de la Laguna Cáceres que parecería exclusivamente destinado a satisfacer los enormes requerimientos de agua del megaproyecto minero Mutún, LIDEMA expresa su preocupación, debido a que podría implicar la realización de obras en una zona de alta protección, intangible, del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado “Otuquis”, área protegida de interés nacional.

La laguna Cáceres, ubicada en el extremo sudeste del departamento de Santa Cruz, muy próxima a la frontera con Brasil y a las poblaciones de Puerto Suárez y Puerto Quijarro, forma parte de la ecoregión del Pantanal y de la cuenca del río Paraguay. Tiene la categoría de Parque Nacional y, por su importancia como humedal, ha sido declarada Sitio RAMSAR. Además tiene gran valor fundamental para la dinámica hidrológica de esa región, caracterizada como seca y con cierto déficit hidrológico, por su efecto de regulación hídrica y provisión de servicios ecosistémicos, como el agua destinada al consumo para las poblaciones bolivianas más numerosas de la zona.

Hace algunos años, el espejo de agua de la Laguna Cáceres tenía una superficie de 150 Km2, en promedio, y una profundidad máxima de 7 metros; pero que en los últimos años ha experimentado una reducción de casi un 60%, posiblemente porque los ríos que la alimentan se han reducido notablemente, en especial el Tuyuyú y el Jordán, debido a posibles modificaciones hidrológicas en la zona del pantanal brasilero, así como por la reducción general del régimen pluvial provocada por el cambio climático.

Actualmente, mediante el proyecto de ley “Limpieza y dragado de la laguna Cáceres”, se pretende realizar el dragado de la Laguna, a fin de autorizar a la Jindal la utilización de sus aguas para la ejecución del Proyecto de Riesgo Compartido de la Empresa Siderúrgica del Mutún y satisfacer sus enormes requerimientos, de 250.000 m3/día, lo cual podría acelerar el severo desbalance hidrológico, dados los limitados caudales de alimentación que tiene y su poca profundidad, incluso si se procede a su dragado, privando del vital recurso a las poblaciones circundantes y a la región de una fuente importantísima de agua.

Independientemente de la limpieza de los causes alimentadores, y el retorno del caudal de la laguna a su estado óptimo, la utilización de sus aguas por el proyecto Mutún la devolvería a la misma situación en unos tres años a lo mucho, y ese vaciamiento ya no dependería de la colmatación de los alimentadores, sino de la expoliación hídrica a gran escala.

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Por lo señalado, LIDEMA demanda que:

y El Proyecto de Ley mencione claramente los objetivos del dragado y que los mismos sean difundidos amplia y transparentemente entre la opinión pública y, sobre todo, entre la población involucrada, para que puedan hacer escuchar su posición al respecto.

y El texto del Proyecto de Ley señale específicamente que cualquier actividad, obra o proyecto que se realice en esta zona, debe enmarcarse en la Ley del Medio Ambiente y su Reglamento de Prevención y Control Ambiental y, fundamentalmente, al Reglamento de Áreas Protegidas.

y Cualquier acción que se realice en la zona deberá ser coordinada con el Servicio Nacional de Áreas Protegidas, la Secretaría de Recursos Naturales de la Gobernación de Santa Cruz y los dos municipios involucrados: Puerto Suárez y Puerto Quijarro.

y El Proyecto de Ley se enmarque en la Constitución Política del Estado y en consecuencia respete el derecho fundamental del agua para la vida y no priorice satisfacer las demandas de enormes volúmenes de agua para el megaproyecto Mutún, antes que el suministro a las poblaciones de la región.

Santa Cruz, 26 de abril 2012

Nota.- En la actualización del siguiente reporte se contó con los valiosos aportes de las Instituciones Miembros de LIDEMA, en el departamento de Santa Cruz, así como de las Coordinaciones departamentales.

Fuentes � Bazoberry,A. 2005. Canal Fluvial Nuevo Puerto Suárez. PLURAL eds. PRODEM. La Paz, Bolivia. 86 p.

� MHNNKM, 2011. Informe de Estado Ambiental del Departamento de Santa Cruz.

� CIMAR, 2012. Informe de Estado Ambiental del Departamento de Santa Cruz.

� VIVE, 2013. Informe de Estado Ambiental del Departamento de Santa Cruz.

� Escalera, S.J. 2012. JINDAL y el hierro del Mutún. El Diario, Opinión, 31 julio 2102.

� Escalera.S /Hidrocarburos Bolivia. 14 septiembre 2013. Nueva Licitación del Proyecto Mutún.

� Liégeois,Ch. 2009. Hacia donde va el Megaproyecto Mutún? PETROPRESS-CEDIB.

� Ramirez.E.R.,Rodríguez,F.R. 2005. Informe final sobre la viabilidad técnico ambiental del proyecto Ferrocarril Motacusito (Puerto Suárez) – Puerto Busch y Terminal Portuaria Busch. MDS – VRNMA – DGMA – UPSCA.

� Ribera,A.M.O. 2011. Primera Aproximación a un Inventario de Unidades Ecoregionales Amenazadas. Cartografía y análisis SIG. LIDEMA. 302 p.

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� Ribera,A.M.O. 2010. El Sector Minero. Análisis general, Megaproyecto Mutún, Cuenca del Poopó, Cuenca Pilcomayo, Megaproyecto San Cristóbal. Actualización 2009-2010. Serie de Estudios de Caso sobre Problemáticas Ambientales en Bolivia. LIDEMA. 317 p.

� Ribera,A.M.O. 2012.Evaluación de impactos y amenazas del PNANMI Otuquis. Insumos para la adecuación del Plan de manejo. SERNAP/FCBC.

� Ribera A.M.O. 2012. La problemática de la Laguna Cáceres. LIDEMA.

� SERNAP, 2012. Evaluación en terreno para la adecuación y ajuste de los planes de manejo del ANMI San Matías y PNANMI Otuquis. FCBC.

� IBCE. 2 junio 2012. Carbón de Bolivia para el Urucum.

� Plataformaenergetica.org 19 marzo 2012. Gas subvencionado.

� Página Siete, 20 febrero 2011. Primera etapa de explotación por la JINDAL.

� Los Tiempos 24 julio 2013. Gobierno busca acuerdo con la empresa China CMEC.

� La Razón, 7 octubre 2011. JINDAL no realizó inversiones para tema del gas.

� La Razón, 30 julio 2012. Desazón social en Puerto Suárez.

� La Razón, 30 octubre 2012. ESM prevé el uso de carbón vegetal para reducción del hierro.

� ABI, 3 octubre 2011. JINDAL exporta hierro triturado al Paraguay.

� OBIE, 5 Marzo 2012. Necesidades energéticas del Mutún.

� www.oopp.gov.bo Aprobación proyecto caminero a Puerto Busch.

� www.riosvivos.org.br/arquivos. 2007. Empresa minera seca y contamina Arroyo Urucum