Etica de la comunicación periodística

21

Click here to load reader

Transcript of Etica de la comunicación periodística

Page 1: Etica de la comunicación periodística

ÉTICA DE LA COMUNICACIÓN

PERIODÍSTICA

Lic. Juan Manuel Ijurko

Bogotá, Septiembre 2007

Page 2: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

“Tener la libertad no es tener la licencia”.

Lee Brown

Esta frase de Lee Brown describe los abusos a los que hemos sido

sometidos por parte de los medios. La libertad de expresión se considera como

un derecho universal que nos pertenece a las audiencias como seres humanos.

La complejidad para que individualmente lo podamos desarrollar nos ha

impulsado, bajo una especie de cesión compartida, a delegar este derecho en

los periodistas y medios para que, de modo profesional, desempeñen, de la

manera más pertinente, este servicio a la sociedad. La libertad de expresión,

que los periodistas la desarrollan de un modo subsidiario frente a la sociedad,

debe, en este contexto, atender las necesidades informativas de la sociedad; la

labor informativa se supedita a la construcción de un marco de convivencia

social. El sentido práctico de la libertad de expresión se plasma en el ejercicio

de la labor informativa o periodística con una visión solidaria para con la

sociedad. Por tanto, se puede catalogarla como una libertad plena y, a la vez,

comprometida.

Una rápida revisión a la situación que viven los medios de comunicación y

los periodistas en el continente permite entrever un marco conflictivo. Durante

años se ha acusado al periodismo de ejercer la profesión desde un sentido

mercantilista, lucrativo, empresarial, político y partidista; es decir, de difundir a

través de los medios todo menos información veraz y válida para la sociedad.

Bajo el principio de que la información (los medios de comunicación) es un

negocio, los periodistas, cobijados en la identidad corporativa de sus empresas,

han personificado en ellos el ejercicio de la libertad de expresión, se han

apartado del sujeto primordial de dicha libertad: el ciudadano. Es más, se

puede decir que han traicionado la confianza inicial de la población que un día

les concedió la importante labor de educar e informarles.

Durante los últimos años, la desconfianza ha crecido frente al desempeño

de los medios. Algo está pasando en la comunicación actual que impide un

desarrollo pleno de las facultades del ser periodista. La sociedad no se siente

2

Page 3: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

identificada ni representada por unos medios que navegan por las peligrosas

costas del interés mercantil y político. Las voces más virulentas y radicales,

promovidas por gobiernos radicales y totalitarios, han tratado de silenciar la

labor de algunos medios. Ante esta intromisión a los derechos civiles y

humanos de los ciudadanos (y de los periodistas como ciudadanos), la

población ha actuado en defensa de la libre expresión. Un gesto de solidaridad

y defensa digno de rescatar.

Pero más allá de estas voces marcadamente ideológicas y políticas, hay

otras muchas voces, provenientes de sectores sociales, educativos y religiosos

que también manifiestan su descontento por la labor informativa desempeñada

a través de los medios. Estas voces, antes de reclamar el cierre de los medios

de comunicación han fortalecido la idea de reorientar la labor de los mismos

hacia una labor más comprometida con las necesidades actuales que cada

sociedad plantea. Más que denunciar, han proclamado el camino a seguir.

En suma, todos estos reclamos de ciudadanos anónimos desentierran una

problemática anterior. ¿Cuál es el compromiso social que los periodista,

intermediarios del derechos y la libertad de expresión, adquieren con la

ciudadanía?

La respuesta supone una invitación para revisar el desempeño del

ejercicio de la información y determinar las responsabilidades que los diversos

actores han ido asumiendo en este desempeño profesional. En esta reflexión,

se considera importante la revisión de planteamientos que diversos sectores

nos han ido dejando durante una extensa producción referente al tema.

Los pensadores englobados genéricamente en la llamada escuela crítica

latinoamericana, desarrollaron una interesante línea de trabajo a favor de una

comunicación más democrática y horizontal. La información debería contribuir a

superar las desigualdades sociales y promover una interacción cultural entre

los pueblos, un diálogo fraterno y equitativo de respeto a la dignidad humana.

En definitiva, la información y la comunicación alentarían una convivencia más

tolerante entre las personas; los periodistas se convertían en mediadores entre

las audiencias, permitiendo su interrelación cultural y social. Estos postulados,

recogidos también en el informe MacBride (“Un solo mundo, múltiples voces”)

fortalecen la idea de una sociedad de la información marcada por la

convivencia, la tolerancia; una información que permitía a los ciudadanos

3

Page 4: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

participar con sentido crítico en las pujantes democracias de los países en vías

de desarrollo, un ciudadano constructor de su futuro.

Otras reflexiones profundas y serias sobre la labor de los medios y los

comunicadores dentro de un marco de construcción social provienen desde la

Iglesia Católica. La reflexión promovida por los diferentes Papas ha ido

fortaleciendo cada vez más la necesidad de una información como servicio a la

sociedad. La Iglesia, desde América Latina, y a través de los congresos de

Puebla y Santo Domingo, dimensiona la importancia de la comunicación y el

papel que el informador debe jugar en la promoción de actitudes y valores

sociales. Son muchos los textos que se han producido incentivando la actitud

de información responsable que deben ofrecer los medios. Uno de los últimos

manifiestos que ha desarrollado una propuesta integral sobre la función de los

medios se recoge en la instrucción pastoral Aetatis Novae elaborada por el

Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales en el vigésimo aniversario

de la encíclica Communio et progressio de 1971. En dicha instrucción, y

atendiendo a otras reflexiones del Pontificio Consejo, se afirma que “los medios

de comunicación pueden ser eficaces instrumentos de unidad y comprensión

mutua”1, rescatando la dimensión de servicio y compromiso social que cada

periodista asume al momento de convertirse en intermediario del derecho a la

información. De este modo, los comunicadores se transforman en

“comunicadores de vida y esperanza”2 anteponiendo la labor humana y

solidaria de la información ante los, cada vez más, impositivos criterios de

rentabilidad económica y política. Y proclama también que todo este

desempeño se deberá enmarcar en “la labor de defensa de la libertad, del

respeto de la dignidad personal, de la elevación de la auténtica cultura de los

pueblos”3 enfatizando, nuevamente, el vínculo social y compromiso personal

que cada periodista sella con la ciudadanía.

En el reciente congreso del Episcopado Latinoamericano realizado en

Aparecida (Brasil) se ha vuelto a reclamar el compromiso de los informadores

con la defensa de la dignidad humana. La Iglesia denuncia que “el consumismo

pone la vida en función de un placer inmediato y sin límites, oscurece el sentido 1 Instrucción Pastoral Aetatis Novae, Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. Ciudad del Vaticano; 22 de febrero de 1992. 2 Instrucción Pastoral Aetatis Novae, Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. Ciudad del Vaticano; 22 de febrero de 1992.3 Ibidem.

4

Page 5: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

de la vida y la degrada”. Y por ello invita a los periodistas, a los comunicadores

para que asuman el modelo de Cristo: comunicador de la Buena Noticia. Y

continúa al proclamar que “los que más disfrutan de la vida se apasionan en la

misión de comunicar vida a los demás”. Hermosa definición para los

verdaderos comprometidos con el periodismo: apasionados de la vida.

Con esta nueva actitud que apuesta por la vida, se proclama una nueva

cultura de la comunicación. Los nuevos lenguajes, la nueva cultura mediática

es un elemento imprescindible para articular los cambios sociales que

requieren las sociedades actuales. Los periodistas, a través de su labor

formadora e informadora, se perfilan como promotores de dicho cambio, como

promotores de una vida dignificante para todo ser humano

“Sin una conducta ética, no hay periodismo de verdad”.

Emilio Filippi

Los periodistas han construido un caparazón de defensa de la profesión

en torno a la libertad de expresión. La justificación que esgrimen para mantener

en vilo el ser profesional se respalda en el legítimo derecho a la libertad de

información y expresión. Sin embargo, el amparo que reclaman no supone una

garantía para un periodismo de verdad. La libertad de expresión que reclaman

como principio de acción es tan válida para el buen periodismo como para el

mal periodismo.

La dimensión social y comunitaria del periodismo requiere que la labor de

informar esté enmarcada dentro de los parámetros de idoneidad para los

ciudadanos. La libertad de expresión debe asistir las necesidades de

construcción social que presentan las diferentes comunidades. Por eso, el reto

no es defender la libertad de expresión (ese es el derecho); el verdadero reto

consiste en desarrollar un periodismo de verdad, un periodismo que promueva

una convivencia solidaria y armónica entre los ciudadanos. La construcción de

un espacio de convivencia mutua se percibe como una de las metas que todo

comportamiento humano y ético persigue.

5

Page 6: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

Sin embargo, el marco social que nos rodea, en cualquiera de los ámbitos

humanos, sociales y profesionales donde nos desenvolvamos, está maquillado

por un repetitivo discurso ético. Todos reclaman la ética como una pauta de

comportamiento adecuada dentro de las relaciones sociales y profesionales, a

pesar de que luego la esquivemos diplomáticamente por no hallarla rentable.

Ante eso, la ética se ha vuelto como una utopía social, que todos la

desean, pero que pocos la pelean. Un anhelo social que no genera la

motivación suficiente como para provocar una transformación social. A pesar

de ese énfasis por desarrollar comportamientos éticos en los diferentes ámbitos

sociales, la jerarquía de prioridades que impera en las interacciones sociales se

marca por el prestigio social, la rentabilidad obtenida y la comodidad

alcanzada. Ciertamente, por más trillado que resulte el calificativo, estamos

ante un planteamiento de vida, por desgracia, efectivo. La sociedad ha

aprendido a moverse dentro de las leyes de mercado. El interés y el beneficio

marcan la pauta de comportamiento. Por eso, el hablar de ética, de valores, de

vida solidaria y comprometida nos hace parecer unos extraterrestres en el

planeta del consumo.

Mas, a pesar de esa medida materialista de valoración social, una

esperanza ilumina esta empeñosa labor. Es frecuente encontrarnos

comportamientos solidarios en nuestras relaciones cotidianas; el éxito que

proyectamos en nuestra vida íntima está marcado por la realización plena de

del ser humano: buscamos amigos fieles, compañeros alegres, parejas

sinceras y familias unidas. Esto demuestra que en nuestra vida personal, en

nuestra intimidad, sabemos reconocer esa, tan vital, necesidad de vivir en

valores. Es aquí donde uno puede vislumbrar una salida triunfante al callejón

oscuro en el cual el consumismo nos tenía recluidos.

Pero más allá de caer en tecnicismos y en palabras vacías, hablar de

ética es hablar de cosas concretas. Así que es fundamental generar una

definición de ética compartida, válida y, sobre todo, eficaz. Una definición que

permita construir, con posterioridad, el comportamiento deseado en el

periodista.

Con el propósito de generar un concepto manejable, partamos de un valor

fundamental: la vida con dignidad humana. Si no hay vida digna, carecemos de

los valores tan renombrados como la libertad, la justicia, la paz, etc. Por eso,

6

Page 7: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

para proponer un concepto sencillo de ética, retomo las palabras de Fernando

Savater, un filósofo de la calle, que la delimita como “el arte de vivir bien”4; un

intento de crecer como persona dentro de un espacio de convivencia social, en

la que incluyo a los “otros” para, juntos, desarrollar un vivir con dignidad. Y

realmente, la ética es eso, vivir bien, con alegría, con esperanza, con ilusión,

con amor en un marco de inclusión solidaria del otro. Mi vivir bien implica,

ineludiblemente, el vivir bien de los demás. Ese bien vivir que defiende Savater,

y al que me adscribo firmemente, requiere la expresión plena de los valores

fundamentales del ser humano, tanto en su condición personal, como en las

dimensiones sociales y espirituales.

Un ser ético desarrolla las facetas humanas de crecimiento personal en

toda su magnitud. No está muy lejos esta concepción de la proyectada por

Aristóteles en la Grecia clásica. El ser político ateniense se concebía como un

ser virtuoso: crecimiento interior, crecimiento individual y crecimiento social. En

definitiva, ambas concepciones rescatan la importancia de que cada persona, a

modo individual y en su vivencia social, busque de forma incipiente el bien

común.

Por otra parte, Savater percibe como un arte la necesidad de vivir bien. La

vida, la ética es un arte, una manifestación propia del ser humano. Al calificar al

comportamiento ético como arte, quebramos una vieja corriente de

pensamiento que vinculaba los comportamientos éticos con un conjunto de

normas y reglas preestablecidas por un cuerpo de notables o líderes, una ética

semejante a un riguroso cuerpo legal. La propuesta de Savater revierte ese

criterio que concibe la ética como un plan concreto y cerrado de

comportamiento.

La nueva concepción supone una invitación para entender la ética como

una extensión del ser humano. Ser ético supone ser humano: artistas de la

vida. Supone un reto para solucionar del mejor modo posible (rescatando las

vivencias de valores como la alegría, la sinceridad, la alegría, el amor, la

libertad) las complicaciones que se presentan en el diario vivir. Y ser artista de

la vida involucra la actitud crítica y serena de afrontar la realidad que nos

envuelve, nos convierte en pensadores de la vida. Ser ético supone mantener

4 Ética para Amador. Fernando Savater. Editorial Ariel S.A.; Barcelona (España) 1999

7

Page 8: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

una actitud permanente y continua de reflexión frente a la cotidianidad y la

trascendencia de la vida en la persecución del bien común.

En este sentido, es bueno recordar que el ser humano no es una máquina

con un manual de funciones que pueda solventar los obstáculos de la vida de

forma mecánica. La ética no se la puede pensar como un reglamento rígido de

comportamiento a seguir. La ética es un arte por que hay que saber, pensar y

decidir qué opción elegir. “Por muy acosados que estemos por las

circunstancias – continúa Savater -, nunca tenemos un solo camino. No

podemos hacer cualquier cosa, pero no estamos obligados a hacer sólo una”5

En un último intento de hacer más vivencial el concepto de ética,

podemos definirla como la conducta individual alumbrada por los valores de

vida fundamentales. La ética no es un compilado de reglas, sino un conjunto de

pautas y consejos que, fuera de obligar, dan respuestas que ayudan al bien

común. En definitiva, la ética comprendida como la reflexión y esfuerzo diario

por construir un entorno interior, personal y social más acorde con las

condiciones de dignidad que reclama el ser humano; una manifestación viva y

constante de los valores humanos fundamentales: amor, solidaridad, tolerancia,

etc.

A partir de este concepto de ética, podemos definir sus características. La

ética está unida a la persona. Es individual, intransferible, libre y responsable.

La costumbre declama estas características de seguidilla, de pasada, para que

no se percate nadie del alcance de las mismas.

La determinación ética es personal. Cada persona debe asumir la

determinación de sus propios actos, debe ser el artista de su vida y

dimensionar sus actos en virtud de su buen vivir en comunidad. Esa

determinación personal se torna intransferible. La capacidad de determinar una

u otra acción, dentro de unas circunstancias particulares, no se puede ceder a

otras personas. La construcción de mi bien vivir en comunidad debe surgir

desde mis propias determinaciones, escuchando y participando con otros, pero

nunca delegando las determinaciones de alcance personal.

Entender el binomio inseparable que forman la libertad y la

responsabilidad implica, ineludiblemente, aceptar las anteriores características.

La responsabilidad de nuestros actos libres se dimensiona en la medida que

5 Ética para Amador. Fernando Savater. Editorial Ariel S.A.; Barcelona (España) 1999

8

Page 9: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

asumimos la validez de nuestros actos de manera personal. Ser responsables

implica la decisión libre, personal e intransferible de nuestros actos Es decir,

nos convierte en los auténticos y únicos protagonistas de nuestra vida, en

artistas de nuestra vida.

Y si todo suena así de hermoso, ¿por qué se polemiza tanto frente a los

comportamientos éticos? Como en todo, hay un inconveniente inherente a la

vida misma. El actuar ético, el dilema y la duda que el actuar plantea, se deben

resolver en el instante preciso. Muchas veces, no es posible prolongar en el

tiempo las respuestas a estos dilemas. Por más que asumamos

conscientemente el protagonismo de nuestras decisiones, la premura que

reclaman estas determinaciones supone un contratiempo. Es ahí, en esta

premura, en esta tensión, donde el ser humano flaquea y se deja llevar por el

facilismo. El actuar requiere y exige una respuesta inmediata y, a la vez,

constructora del bien común. Por eso, el actuar ético se refuerza por la buena

fe y el sentido común. Ya lo dijo Galileo Galilei: “discurrir es como correr”, un

reto personal que repercute en una vivencia social.

Si partimos de la validez de este concepto de ética, el siguiente reto

consiste en aplicarlo a la comunicación, al periodismo. Para hablar de ética de

la comunicación no es necesario generar nuevos conceptos. La duplicidad de

concepciones contribuiría a una confusión ilógica. Por eso, debemos ampliar el

concepto de ética para adaptarlo al campo informativo. Saber buscar el bien

común utilizando la información como recurso propositivo.

Rescatar, dentro de la ética de la comunicación, la búsqueda permanente

del bien común se vuelve el reto primordial del periodismo. Proponemos,

entonces, una conceptualización más directa de la ética de la comunicación: el

arte de vivir bien el acto comunicativo. En esta opción, se rescata el valor

humano de la ética y se extiende y concreta el concepto. La ética de la

comunicación es una prolongación de la ética de la vida. Los valores de vida

que alumbran a la persona son los mismos valores que deben alumbrar la

comunicación. La comunicación adquiere un desafío trascendente. Supera la

dimensión de carecer técnico para convertirse en un instrumento necesario

para la educación y formación de la comunidad. La comunicación se produce

en el marco social, y por ende, se transforma en un espacio compartido para el

crecimiento colectivo. La responsabilidad del periodista no es ya con el medio

9

Page 10: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

para el que trabaja (responsabilidad empresarial) sino que abarca una

responsabilidad con la vida de la comunidad (responsabilidad social).

La ética de la comunicación plantea el compromiso solidario de los

periodistas con la construcción de un espacio de convivencia marcado por la

persecución constante y continua del bien común. El periodista debe, en este

marco, asumir su actividad comunicativa bajo las mismas características

anteriormente propuestas: personal, intransferibles, libre y responsable.

La responsabilidad nace desde el mismo momento que decide ejercer su

libertad de expresión. Su potestad de informar conlleva el compromiso

responsable, personal e intransferible con la construcción de un espacio social

de integración comunitaria: el bien común.

Actualmente, hay un sentir de la información como valor de mercado. Esta

concepción mueve al periodista a aumentar su sentir de poder, de fama, frente

a la actitud de servidor público. El valor mercantil triunfa sobre el valor de

servicio, generando un nivel comunicacional – según comenta Alexander

Solzhenitsyn6 - teñido de superficialidad y precipitación.

Este tipo de respuestas supone un grave atentado contra los principios

éticos. No se trata de desoír al público. El planteamiento de fondo consiste en

el interés del medio por evadir y transferir sus responsabilidades éticas. El

responsable de la comunicación actual no es el medio; la responsabilidad

recae, por interés de los medios, en el público. El medio se limita a prestar un

servicio de difusión sin mayores responsabilidades.

La responsabilidad que recae en el público es fruto de una demagogia

utilizada por los medios. Es cierto que el público “solicita” esta información,

aunque más correcto sería decir que sufre. El dilema está en resolver la

incógnita de por qué pide este tipo de información. Al igual que un niño

pequeño, que sólo puede aspirar a lo que está al alcance de su vista, el público

prende el televisor para ver eso que, durante años, se le ha ido enseñando a

ver. El interés en conocer este tipo de informaciones surge de un acto

inconsciente en el público de imitación y costumbre. Los medios han “forzado”

al espectador a habituarse en la recepción de sus programas; limitando, si no

eliminando, cualquier consideración moral o axiológica sobre el contenido.

6 ? Ética para Amador. Fernando Savater. Editorial Ariel S.A.; Barcelona (España) 1999

10

Page 11: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

Dar al público lo que necesita no equivale a darle lo que pide o quiere.

Quizás partamos de un concepto infantilista del público, pero mientras no

generemos un sentido crítico en el receptor, no lo podemos considerar mayor

de edad frente a los medios. Al igual que una madre para con sus hijos, los

comunicadores deben velar por la buena formación de los receptores.

Enseñarle a sentir críticamente elevaría el sentir cultural del receptor y, éste, se

volvería más exigente y crítico con los contenidos de los medios. Mientras no

contribuyamos a formar ese espectador crítico y exigente, los medios no

pueden delegar la responsabilidad de los contenidos al público.

“Necesitamos periodistas que sean expertos en humanidad y tengan

pasión por mejorar el mundo”.

Alejandro Llanos

El llamamiento de Aparecida a favor de una comunicación transformadora

que aporte a la cultura de la vida reclama a los periodistas la necesidad de

convertirse en formadores de sus audiencias. El rol de los periodistas debe

contribuir a la formación de un sentido crítico en los receptores, en la sociedad.

Esta actitud conlleva una concepción de la ética como una dinámica

propositiva.

Con frecuencia se ha maneja una dimensión de la ética como dinámica de

negatividad y prohibición. Bajo la etiqueta de “no es ético” se ha construido una

imagen restrictiva, limitante y hasta, en cierto modo, censora de la ética. Esta

concepción resultaba muy impopular entre los periodistas, puesto que cualquier

iniciativa novedosa quedaba supeditada a la evaluación moral de algún

inquisidor de redacción. Pero ya es momento de cambiar ese viejo paradigma y

desarrollar un periodismo comprometido con el bien común.

Afortunadamente, la vida está llena de soluciones y muestras de

superación ante las trabas cotidianas. Así también, la ética, como arte nos ha

enseñado a buscar el lado constructivo en nuestras experiencias. El informador

ético se ha transformado en un artista de la información, capaz de elaborar los

mensajes de forma conveniente. Ha desarrollado una faceta propositiva de la

ética. Ya no consiente más a ese inquisidor limitante que se regodea en sus

11

Page 12: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

juicios de valor moral anclados en el bueno o malo. Frente a cada conflicto

tenemos la posibilidad de elegir varias alternativas. Nuestro reto consiste en

dar la visión más pertinente y constructiva de dicho conflicto, esa visión que

permite a la comunidad desarrollar las mejores opciones en la búsqueda de su

bienestar común. Si quieren, el reto es personalizar la información. Pero no

desde el ego del informador; sino desde las necesidades del receptor. El reto

informativo del siglo XXI pretende proyectar una información capaz de servir en

el crecimiento personal y social del receptor, en desarrollar las virtudes

humanas que construyen la ciudadanía solidaria, en proclamar la vida con

dignidad.

En este sentido, el informador, ahora, se convierte en un educador social.

A partir de sus procesos de información, debe contribuir a mejorar las

condiciones de vida de las personas. Su labor se comparará con la de los

profesores y padres de familia a la hora de promover actitudes de convivencia

social. Así, recuperamos uno de los pilares de la formación social perdido en

las redes del consumismo: los medios de comunicación.

En su acción formadora por medio de la información, hay un principio

inalienable que debe estar presente en todo acto informativo: la dignidad

humana. Es el principal valor que debe respetar, defender y difundir un medio

de comunicación. No tiene sentido hablar de comunicación o información si no

se contribuye a dignificar a la persona. Todos los valores humanos y los

valores que rigen el actuar comunicativo se supeditan al respeto a la dignidad

humana, que no es otra cosa que el respeto a la vida. La ética, como arte de

vivir, necesariamente debe respetar y defender ese derecho en los demás. Por

eso, el actuar comunicativo se debe a un profundo respeto hacia el receptor o

espectador, hacia la audiencia, un respeto para el sujeto que es formado a

través de la información.

Y aquí nace el gran reto del periodista en el siglo XXI. Su labor de

informar en pro del desarrollo de las personas, lo convierte en un agente de

transformación social. Ya no se puede conformar con la faceta de dar informes.

Ahora debe construir esos informes con la finalidad de ofrecer actitudes vivas a

los receptores. El periodista transformador recibe una sociedad en decadencia

y se compromete a transmitir una información válida para la recuperación de

los valores sociales y virtudes humanas necesarias para revertir ese ambiente

12

Page 13: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

social. Su compromiso ético le involucra en la modificación de los patrones

sociales a favor de una comunidad que proyecte al ser humano para su

crecimiento personal. El periodista, por tanto, se convierte en defensor de las

actitudes humanas solidarias que sirven de modelo a la construcción de un

nuevo espacio social más humano.

El poder de influencia que tienen los medios es innegable. Por eso, al

asumir la labor de informador con un sentido ético, nos convertimos en

comunicadores de esperanza. Los reportes que realizamos requieren la

plasmación de las virtudes sociales ansiadas, la promoción de valores que

alientan a la convivencia.

El reto del periodista radica en romper esa apatía social que hemos

creado nosotros mismos con el denostado sensacionalismo y tornarse en un

modelo de comportamiento constructivo. Supone revertir la situación que

nosotros mismos hemos gestado. Si hemos podido desvalorizar la sociedad,

por qué no podemos utilizar los mismos medios para construir una sociedad de

respeto y tolerancia en los otros, una sociedad de amor por la vida, una

sociedad de personas ilusionadas por transformarse hacia condiciones mejores

de vida. En definitiva, el reto consiste en transmitir, a través de las

informaciones cotidianas, una nueva forma de convivir.

Y esa transformación implica, inicial y fundamentalmente, un cambio en

las personas que hacen periodismo. Los periodistas deben ser los primeros

convencidos en la necesidad de rescatar los valores humanos en su entorno

para después convertirse en promotores de dichos comportamientos. El

periodista promueve una nueva pauta de convivencia que se divulga a través

de los medios y se caracteriza por la defensa permanente de la dignidad

humana, en todos y cada uno de los actos informativos.

El ejercicio de esta propuesta por respetar la dignidad del ser humano,

requiere un periodista libre. En todas y cada una de las declaraciones y códigos

periodísticos se manifiesta el deseo y la necesidad de realizar la actividad

comunicativa dentro de un marco de libertad, pero una libertad enmarcada en

el compromiso serio y firme con el ser humano, en la defensa de la vida y la

dignidad humana. Una libertad responsable con la construcción social.

En la medida que el periodismo sirva fielmente a este compromiso social

de promover las actitudes que construyen el convivir ciudadano, se fortalecerá

13

Page 14: Etica de la comunicación periodística

Juan Manuel IjurkoCongreso Latinoamericano de ética de la comunicación

Bogotá, septiembre 2007

su ser ético y su profesión. Y, por extensión, recuperará la confianza social,

política y empresarial que había perdido por los desmanes cometidos.

Así que no queda otra alternativa para el comunicador que el convertirse

en el defensor de su propio camino: un artista comprometido con el crecimiento

personal y el desarrollo social, que utiliza la información para defender la

dignidad humana y para educar en los valores elementales de la convivencia

social.

14