Ética y Periodismo - Rafael Molina Morillo
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Comisin Nacional de tica y Combate a la Corrupcin
EQUIPO DIRECTIVO
Dr. Miguel SuazoDirector Ejecutivo CNECC
Lic. George KhouryEnc. Administrativo y Financiero
Lic. Mayra DomnguezEnc. Planificacin y Desarrollo
Lic. Vernica GuzmnEnc. Fomento de la tica
Lic. Helen HasbnEnc. Comunicacin y Relaciones Pblicas
Lic. Julio Anbal FernndezRepresentante del Ministerio de Hacienda
Lic. Cristbal CardozaRepresentante de las Iglesias Evanglicas
Dr. Fernando FerrnRepresentante del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP)
MIEMBROS DEL CONSEJO RECTOR
Dr. Marino Vinicio CastilloSecretario de Estado Presidente Consejo Rector
Dr. Csar Pina ToribioMinistro de la Presidencia
Dr. Radhams Jimnez Pea Procurador General de la Repblica
Monseor Benito ngelesRepresentante Iglesia Catlica
Lic. Justo Pedro CastellanosRepresentante Sociedad Civil
MIEMBROS DE LA UNIDAD TCNICA
Lic. Ramn Ventura CamejoMinistro de la Administracin Pblica Coordinador de la Unidad Tcnica
Lic. Hotoniel BonillaRepresentante de la ProcuraduraGeneral de la Repblica
Lic. Daniel Omar Caamao Representante de la Contralora Generalde la Repblica
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
Equipo Editorial
Helen HasbnCoordinadora Gabinete de Comunicacin Sector PresidenciaEnc. Comunicacin y Relaciones Pblicas CNECC
Carolina JoaCoordinadora de Eventos y Protocolo
Marianne AmparoAsist. Comunicacin y Relaciones Pblicas
Pircilio GuerreroDiseador Grfico
Willy Ricardo SantosReportero Grfico
Se prohbe la reproduccin parcial y total de esta publicacin sin expresa autorizacin.
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
Nuestra Portada: Dr. Molina Morillo / Honoris Causa en Ciencias de la Comunicacin Social
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Eran exactamente las 8 horas, 15 minutos y 17 segundos
cuando las puertas del piso del avin Enola Gay se abrieron
para dejar caer la primera bomba atmica de la Historia. Na-
die que estuvo a un kilmetro a la redonda de donde cay
la bomba sobrevivi a la explosin. Todos los seres vivientes
dentro de ese permetro quedaron literalmente carboniza-
dos. Ese 6 de agosto de 1945 en Hiroshima murieron ms de
765 mil personas en una fraccin de segundo.
En aquel momento, mientras el avin viraba a la derecha
huyendo de la explosin, el copiloto, capitn Robert Lewis
exclam horrorizado y arrepentido: Oh, Dios mo! Qu
hemos hecho? Hemos sembrado muerte y destruccin!. En
cambio, el capitn de la nave, comandante Tibbets, justific
su accin porque, segn su criterio, cuando se est peleando
en una guerra, para ganarla se deben usar todos los medios
posibles.
Como vemos, en la cabina del bombardero convivieron dos
percepciones ticas tan distantes como las que constante-
mente se debaten en cualquier circunstancia en que hay dos
o ms personas, y de esa realidad no se excluye, por ejemplo,
la sala de redaccin de cualquier peridico o noticiero. Qu
est bien publicar o divulgar, y qu no est bien publicar o
divulgar? El comandante Tibbets se apoy en la naturaleza de
la guerra y en la obligacin de ganarla a cualquier costo; para
l, lo correcto era poner fin a la guerra y salvar a la Humani-
dad, sin fijarse en el alto precio de vidas humanas que haba
que pagar. Pero para su copiloto ellos acababan de cometer
un acto horrible e injustificable.
En el mbito periodstico tambin hay quienes defienden
que es vlido recurrir a cualquier estrategia para aumentar,
digamos, la circulacin o la sintona, asumiendo, como en la
guerra, que es preciso a cualquier costo derrotar a la compe-
tencia para garantizar la supervivencia del medio. Como en la
guerra dicen quienes as piensan- todo se vale.
ETICA Y PERIODISMODr. Rafael Molina Morillo
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
Pero este no es el pensamiento de hombres como el capitn
Lewis, que, olvidado de la guerra, concentr su pensamien-
to y su sensibilidad en las vctimas; como l, hay tambin
periodistas capaces de intuir los efectos secundarios de una
informacin sensacionalista, o las posibilidades de bien o de
mal que abre una noticia, antes que los clculos para ganar
lectores o anunciantes.
Estamos, pues, ante el desafo de poder diferenciar a un pe-
riodista tico de otro periodista no tico.
Inicialmente debo precisar que en la vida real no se da este
cuadro en blanco y negro, de buenos y malos, de lo tico y
lo no tico; esa apariencia es el producto de un hecho, este
s real y existente en las salas de redaccin y en la vida de los
periodistas: la coexistencia de distintas sensibilidades frente
a lo tico, como tambin las hay frente al arte, o al deporte, o
a cualquier actividad humana.
Existe, pues, un conflicto. Lo que hay que determinar es si
hay posibilidades de acercamientos y avenimientos entre las
distintas concepciones.
El conflicto se explica por una visin de la tica considerada
como una utopa; la visin del comandante Tibbets es tan
realista y desprovista de utopas como la del periodista que
busca el titular y la fotografa de portada que ms vendan;
Lewis con su invocacin a Dios aparece tan utpico como
otro tipo de periodista, el que en nombre de valores ticos,
pone en duda el valor periodstico de la portada escogida
simplemente para provocar mayor impacto en el lector. La
utopa parece, pues, levantar trincheras y se convierte en un
factor importante a la hora de asumir una carrrera en la vida.
De ah resulta que es conveniente formularnos, de entrada,
una pregunta fundamental relacionada con la profesin o el
oficio que cada uno ha escogido: Para qu est un soldado,
cul es su papel en la vida?, se preguntaran en el avin que
tir la bomba atmica. Para qu sirve un periodista, cul es
su rol en la sociedad?, nos preguntamos nosotros cuando
surgen los dilemas ticos.
El para qu de la guerra pudo haber desatado una discusin
entre Lewis y Tibbets, pero ello no iba a pasar de ah; pero
el para qu de un peridico o de un noticiero debiera causar
ms desvelos de los que realmente provocan.
Los jvenes periodistas que se inician en la carrera y todava
creen en la tica como camino hacia la excelencia profesional,
se encuentran a veces con algunos colegas veteranos que,
desencantados talvez porque su ejercicio profesional no ha
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
sido exitoso, les inculcan que deben olvidarse de las utopas
y de las normas ticas, porque eso no conduce a nada, o
peor todava, eso no paga o no deja. Es, les dicen, un obs-
tculo para la eficiencia en el trabajo diario de un peridico.
Para algunos, la utopa es sinnimo de ilusin, de sueo di-
vorciado de la realidad. De esas utopas, sostienen, est lleno
el pas de las maravillas de Alicia; utopas, para ellos, son
los unicornios y los pegasos, o las ciudades de tira cmica
congestionadas de torres de cristal y de transportes areos.
Esas utopas, sostienen, son refugios de la imaginacin y
de la impotencia, refugios que enajenan e inactivan porque
llenan la mente y la voluntad con el contraste brutal entre las
limitaciones del ser humano y las cumbres empinadas de lo
imposible, lo irrealizable y lo irracional.
Lo tico, situado en esos escenarios aparece entonces como
un obstculo y como una distraccin que le dan toda la razn
al periodista frustrado.
Pero la utopa de la tica se puede mirar tambin bajo otra
luz y con otros ojos. Con los ojos de Toms Moro, por ejem-
plo, cuando imagin un espacio para la tolerancia, conside-
rada como uno de los cimientos de una sociedad ideal a la
que llam, precisamente, Utopa. Segn su etimologa esta
palabra equivale a una ciudad que no existe porque, agrego
yo, tiene que ser construida. La Repblica de Platn fue eso,
una utopa, porque no exista y tena que ser construida
como histricamente ha ocurrido con todas las democracias
que se han alimentado de la utopa platnica.
La aparicin de la Utopa de Toms Moro coincidi con
otros hechos que demostraron que es muy sano que los
hombres corran el riesgo de internarse en las aguas cena-
gosas de lo posible y que se rebelen contra la inmovilidad
de lo real. Por esos aos Coprnico descubri que la tierra
no era el centro del universo, otra peligrosa utopa que sa-
cuda una inmovilidad apoltronada en la lectura primitiva
y acientfica de los textos bblicos y en la incapacidad para
explorar lo posible. Los navegantes utpicos tambin subvir-
tieron la idea intocable de Europa como centro de la tierra y
movieron con las quillas de sus naves las agujas de la rosa de
los vientos que presida la cartografa del renacimiento. Ms
audaces, los reformistas desplazaron de su centro a Roma,
hasta entonces punto de convergencia de todos los caminos
de la cristiandad. Las utopas, seores y seoras, cambiaron y
siguen cambiando al mundo.
Son utopas dinmicas las constituciones de nuestros pases,
escritas, discutidas y aprobadas segn la medida de las am-
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
biciones colectivas. Casi todas ellas disean un estado social
de derecho, repblicas unitarias, democrticas, participativas
y pluralistas, porque ese es el lenguaje de las utopas que
hacen ms humano al mundo. Relean los editoriales del
primer nmero de los distintos peridicos del mundo y
encontrarn que all se formula la utopa del peridico. La
revista Ahora se defini, en su primer nmero el 15 de enero
de 1962, como rgano, exclusivamente, de la verdad en
todos los rdenes. En The Washington Post el objetivo es la
bsqueda intensa, responsable e imparcial de la verdad. La
Nacin de Buenos Aires se present el 4 de enero de 1870
como tribuna de doctrina. El Comercio de Lima anunci el
cuatro de mayo de 1839 que su servicio sera comunicar los
sucesos con la rapidez que exigen los negocios. Y as podra
seguir citando peridicos y revistas de todo el mundo que,
desde su nacimiento, sealan su propia utopa. Todos ellos
sentan y siguen sintiendo que la utopa es necesaria para
que la historia no se estanque e inmovilice, y puesto que un
peridico en cada edicin moviliza y propone tareas nuevas
fundidas en los hornos de sus utopas, debe vivir guiado e
inspirado por ellas. La utopa pone en tela de juicio la racio-
nalidad dominante, el patrn de pensamiento instalado en
las conciencias y en las instituciones y proclama que el pen-
samiento, como la vida, si no se renueva, se muere. La utopa,
al inspirar el cambio, induce una rebelin contra lo existente
y muestra que lo real no est completo si no abarca lo po-
sible: que el conocimiento no se limita a lo que muestran
las luces de la razn porque existen, adems, los horizontes
anchos que revela la imaginacin. Recuerden si no a Coln,
no olviden a Pasteur, tengan presente a Von Braun, mirados
al principio como imaginativos y soadores y consagrados
despus, como los gigantes que impidieron que la humani-
dad se inmovilizara, hundida en el fondo de sus aguas el ancla
de la razn. La utopa es esa vela poderosa que inflaman los
vientos de la imaginacin.
Cuando en las redacciones de los peridicos se aclimata la
utopa como en su ambiente propio es porque ella es un
rechazo activo de la pasividad de los dogmatismos: es incon-
formidad permanente; es la conviccin de que en la vida, por
ms altas que sean las metas alcanzadas, siempre se puede
hacer ms; es reconocer que la vida humana nunca est
completa y que la ambicin del hombre desborda los lmites
de todo lo real.
Habr quien me diga, a estas alturas, que rechazar las utopas
de los periodistas soadores no significa ser dogmtico, ni te-
merle al progreso, ni a la ambicin, ni al reto del futuro. Pero
debemos estar claros en que si afirmamos que la tica es
una utopa, no es porque ella sea un imposible soado por
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
ilusos, ni un dogma sostenido por fundamentalistas, sino
un reclamo constante de excelencia y un impulso siempre
renovado para ir ms all de lo que se acostumbra.
La utopa tica grita en la conciencia que lo que se est ha-
ciendo es bueno, pero que puede ser mejor; no deja olvidar
que hay otras formas ms exigentes de hacer lo que siem-
pre se ha hecho. Resistirse a la utopa de lo tico es dar por
sabido que en la redaccin todo se seguir haciendo como
siempre se ha hecho, porque no hay manera de mejorarlo;
es aceptar, sin ms, que est prohibido rebelarse contra lo
mediocre, lo rutinario y lo indigno, que no se puede aspirar
a la excelencia, que han alcanzado rango de virtudes la pasi-
vidad, la sumisin y la resignacin.
Como no puedo estar de acuerdo con esa tabla de inten-
ciones, gris y mezquina, rechazo que un periodista piense,
aunque sea por un instante, que hay que olvidarse de las
utopas y de las normas ticas.
Al fin y al cabo, si al abrazar esta profesin, de ella a uno lo
seducan su dignidad, su elevado papel en la sociedad, su
influencia y su capacidad para inducir cambios en la historia
comn, y al llegar a la redaccin uno se encuentra con otras
tareas y propsitos, es imperativo preguntarse entonces:
Qu soy yo como periodista?
En el presunto choque entre un periodista tico y una reali-
dad no tica, hay que tener en cuenta el factor de la identi-
dad profesional.
Escucho las voces mltiples de jvenes colegas desconcerta-
dos por ese choque, cotejo con mis propios recuerdos y creo
tener suficientes elementos para concluir que un periodista,
mirado desde la perspectiva de un medio no tico, se des-
cribe como empleado de un rgano del poder poltico o del
poder econmico. En un peridico al servicio del poder, cual
que sea, unos ocupan el trono, otros hacen parte de la corte
y los dems se desdibujan dentro de una masa gris. Todo est
dirigido dentro de esa estructura a mantener y fortalecer el
poder y a obtener beneficios de su uso.
El periodismo ha llegado muy cerca de ser tenido como un
negocio ms, que slo responde por su inters. Desde que
William Allen White, en la primera mitad del siglo XX descri-
bi un tipo de periodismo que no acepta obligaciones socia-
les porque slo aspira a ganancias pecuniarias, el mal no se
ha detenido sino que ha seguido avanzando en un proceso
de desdibujamiento progresivo de la identidad profesional.
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
Asombraba al filsofo espaol, Julin Maras la proporcin
del espacio dedicado a crmenes, formas decadentes de
conducta y flecos demenciales, y la manera desorbitada de
hablar del deporte, porque es lo que el pblico pide, no lo
que necesita. Segn el mismo Maras, la prensa necesitara
valores positivos: amistad, paz, inteligencia, produccin lite-
raria y cientfica, temas sobre los que se siente un silencio sis-
temtico. Exagera ciertamente, pero la percepcin del lector
es que predomina en los medios el culto de los poderosos,
los ricos y los famosos, de modo que hacer la definicin de un
periodista es un ejercicio que bordea peligrosamente cerca
de la imagen de alguien que est en cacera permanente, de
lo que quieran decir peloteros, cantantes, actores y estrellas
de televisin, o los personajes de la crnica roja.
De esa distorsin de la naturaleza de los medios resulta
un periodista perplejo respecto de su identidad; Qu es,
entonces, un periodista? Un relacionista pblico, acaso, al
servicio de un partido, de un poltico o del empresario dueo
del anuncio publicitario? O es un vendedor de publicidad
en medios que le pagan con el porcentaje de las ventas? O
un simple escribano que recoge palabra por palabra lo que
dicen las fuentes que le asignan? O un agente chantajista
de un poder que amenaza a quienes no se pliegan a sus exi-
gencias e imposiciones? O un recolector de rumores que el
medio se encarga de convertir en noticias con slo divulgar-
los? O un modesto redactor de gacetillas con que se pagan,
se demandan o se exigen favores? Podra agregar ms y ms
preguntas que son las que hoy se hacen en un silencio indig-
nado de frustracin, los periodistas que creyeron tener el cie-
lo entre las manos el da en que obtuvieron su primer empleo
como redactores y que luego, ante la realidad del trabajo
diario, vieron como el cielo se les deshaca como agua que
se escurre entre los dedos, hasta quedar convencidos de que
era demasiado tarde para desembarazarse del maldito oficio.
Es verdad que un peridico o un noticiero son negocios, pero
no cualquier clase de negocios. All no todo est en venta y
la ganancia es un objetivo subordinado, no el principal como
en todos los negocios. Los peridicos de xito son los que no
permiten que los negocios invadan la arena editorial. Pero
si un peridico quiere ofrecer buen periodismo, tiene que
triunfar como negocio. Las ganancias no son incompatibles
con el buen periodismo. La diferencia con cualquiera empre-
sa es clara: la primera prioridad es hacer buen periodismo,
la segunda, mantener una empresa econmicamente slida
para que se pueda hacer buen periodismo. La experiencia de
los mejores gerentes indica que lo uno conduce a lo otro, en
un crculo virtuoso: el buen periodismo produce ganancias y
estas, a su vez, permiten hacer un buen periodismo.
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
Lo que resultara equivocado tica y empresarialmente, sera
manejar el peridico con criterios de avaro y en vez de cana-
lizar las ganancias al buen periodismo, desviarlas y congelar-
las en el bolsillo de los empresarios; o manejar el peridico
con los mismos objetivos de cualquier otra empresa. Tratar
un peridico como un bien de produccin ms, puede ser
devastador para la calidad de su periodismo. Prohbe ese
equivocado tratamiento, entre otras, la calidad de la materia
prima que se maneja en un peridico. En las otras empresas
las materias primas se manejan con un criterio tcnico y de
ganancia. Son elementos sobre los que el propietario o los
accionistas tienen pleno dominio. No sucede as con esta
materia prima de los peridicos que es la historia que toda
la sociedad hace todos los das. Es un bien social que no se
puede manejar a capricho y por el que debe responderse a
toda la sociedad.
Pero si no es un negocio como los dems, cul es su fisono-
ma especfica y su papel en la sociedad?
Las respuesta a esta pregunta son variadas y no siempre
acertadas. El medio de comunicacin puede asumir la fun-
cin de vocero del poder, como pretendieron los reyes que
monopolizaron en la Francia anterior a la revolucin francesa
el derecho de informar; como se proponen hacerlo todos los
dictadores, como resultan hacindolo todos los gobernan-
tes autoritarios y temerosos de la opinin pblica. Prestar
oidos solamente a las voces del poder, asumir la defensa
de lo oficial, con razn o sin ella, como contraprestacin a
la generosa pauta de anuncios del gobierno y como seguro
de supervivencia, no es tico ni tcnico porque toda accin
oficial destinada a ejercer dominio sobre los medios es una
usurpacin de un derecho ajeno. Los medios, por su natura-
leza estn hechos para potenciar la palabra de la sociedad, y
si alguna vez sirven a los poderes, es cuando estos aparecen,
sin duda alguna, al servicio de la sociedad.
Este hecho da lugar para hacer esta propuesta: fundar el
acercamiento entre los miembros de una redaccin en el
propsito comn de hacer el mejor peridico posible, un
objetivo que conviene a todos porque de la publicacin de un
buen producto informativo deriva ganancia para todos.
Un buen peridico es, a grandes rasgos, el que el lector con-
sidera indispensable para su informacin diaria, distinto del
que se mira con curiosidad y de paso, por el escndalo que
vocea, pero que es prescindible. Ese peridico tiene xito
momentneo, aqul tiene imagen slida y duradera.
Pero hacer un buen peridico es una tarea infinitamente
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
ms compleja que hacer buenos automviles, computadoras,
zapatos o empanadas. Afirmacin que nos revela una clave
para superar el conflicto: entender en qu consiste un buen
peridico y trabajar alrededor de ese propsito.
Los diarios que han aceptado esa concepcin del buen peri-
dico, ante la complejidad de los elementos necesarios para
alcanzar ese ambicioso objetivo, han revisado su estructura
interna en busca de una que permita optimizar el recurso hu-
mano. Por ese camino se ha llegado al desmonte de una es-
tructura autoritaria y vertical, tradicional en algunos medios,
y a la adopcin de un esquema horizontal y de participacin
de toda la redaccin.
La estructura tradicional, jerarquizada y autoritaria, parte del
supuesto de que el poder lo es todo y, por consiguiente, la
capacidad de iniciativa y de crtica se concentran en una mi-
nora que, generalmente, mira ms a los intereses de la em-
presa y pierde de vista los de la sociedad. Adems, dentro de
ese esquema, se utilizan el talento y la creatividad del grupo
ubicado en los cargos de direccin. Los dems se tienen en
cuenta a la hora de obedecer las rdenes. Una reingeniera
empresarial est aconsejando en los peridicos la adopcin
de un esquema horizontal de participacin democrtica de
toda la redaccin, que permita aprovechar el potencial de to-
dos para la elaboracin de agenda, para la autocrtica y para
el hallazgo y realizacin de las mejores propuestas creativas.
Se complementa la propuesta anterior con la de una prctica
que hoy est renovando la vida de los mejores peridicos en
el mundo: su interactividad con los lectores.
Un examen de los vicios de que se acusa reiteradamente
a periodistas y medios, revela que, en parte, se deben al
aislamiento autosuficiente de estas empresas, en riesgo per-
manente de dogmatismo, autoritariasmo y autosatisfaccin.
La voz del lector agrieta dogmas y le baja el tono a la sufi-
ciencia autocrtica de medios y periodistas, con una con-
secuencia benfica: un acercamiento a la clientela, mucho
ms efectivo que las frmulas publicitarias y de relaciones
pblicas.
De ese acercamiento resulta otro hecho que inspira una
nueva propuesta: la operacin de mecanismos de autocrtica.
Si la autocrtica se mira como un mecanismo para conocer
mejor la realidad, es evidente que coincide con la manera de
ser de peridicos y periodistas que, por definicin, buscan y
no le temen a la verdad.
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
La autocrtica conduce a lo tico, que es el resultado de una
exploracin sobre la naturaleza humana, y esa indagacin,
nunca termina. Un dilogo tico es el instrumento para esa
bsqueda que siempre enriquece porque aporta cada vez
nuevos conocimientos sobre la naturaleza humana y sobre
la profesin.
Estas reflexiones finales me permiten llegar a una conclusin,
que es el punto por donde deb comenzar y es que cuando se
registra un choque entre la visin tica de un periodista fren-
te a una sociedad o un medio no tico, el problema no es de
tica versus no tica, sino de dogmatismos. Dos dogmticos
enfrentados siempre chocan y generan un incendio que no
ilumina, pero s quema y destruye. La luz de los valores ticos
no resulta de los choques, sino de la serena e inteligente
puesta en comn de pensamientos y experiencias.
Cuando Aristteles defina la tica como un saber prctico,
descartaba cualquier predominio de teoras y por supuesto
el uso de trampas retricas y verbales, y reafirmaba su fe en
el poder persuasor de los hechos. Es el examen de los hechos,
es la sabidura que dejan como remanente las experiencias
vividas, es la lectura de los propios errores que, como las
cicatrices en el cuerpo del guerrero, se pueden deletrear
como huellas y conocimientos que dej la vida. Son esos los
caminos por donde se llega a la percepcin de lo tico.
Coinciden la retrica y la expresin de los mejores en afirmar
que esta, la del periodismo, es la ms bella de las profesio-
nes; tambin tendremos que concluir que es la ms bella por-
que es la ms exigente y porque en ella no hay cabida para
la mediocridad, ni para la resignacin, ni para la vulgaridad.
Por el contrario, es el campo propicio para las utopas y los
idealismos de esa porcin de la humanidad que vive conven-
cida de que con la palabra sana, honesta y sincera, se puede
construir un mundo mejor.
Muchas Gracias!
Conferencia Magistral:
tica y Periodismo
Dr. Rafael Molina Morillo
29 de octubre, 2009, Santo Domingo, Repblica
Dominicana.
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
BIOGRAFIADr. Rafael Molina Morillo
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
Abogado, periodista y diplomtico. Naci en La Vega el 31 de
marzo de 1930. Hijo de Domingo A. Molina e celas Morillo,
su esposa Francia Espaillat con quien ha procreado cuatro
hijos: Jos Antonio, Amelia, Mara Alicia y Silvia Mara.
Director del diario gratuito El Da; director de la Revista
Ahora (segunda etapa) desde mayo del ao 2000 hasta la
fecha de su cierre (2004); productor del programa radial de
comentarios Los Buenos Das de Molina Morillo, por Zol
FM; presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa
(SIP); primer vicepresidente de la Sociedad Interamericana
de Prensa (2005-2006); fue presidente de la Comisin
de Libertad de Prensa durante cinco aos (1999 a 2004).
Fundador y primer presidente del Centro para la Libertad de
Expresin en la Repblica Dominicana (2004). Miembro del
Comit Ejecutivo de la SIP. Ex-vicepresidente del Instituto de
Prensa de la SIP (1998). Ex director del peridico Listn Diario
(1997 hasta el ao 2000 por renuncia), fue subdirector de
Revistas del Listn Diario y Ultima Hora (Junio 1991-95);
fundador y conductor del programa de TV Rueda de Prensa
(hasta 1995). Ex director de la Escuela de Ciencias de la
Comunicacin en la Universidad Catlica de Santo Domingo
(UCSD) (1984 al presente); Presidente del Consejo Nacional
del Premio APEC al periodismo Jos Ramn Lpez (1986-
88, 88-90, 90-92); Miembro del Consejo Nacional del Premio
APEC al magisterio Federico Henrquez y Carvajal (1988-90,
90-92); Miembro de la International Association of Political
Consultants, con sede en NY (1985 al presente), comentarista
de actualidad en el programa radial Matutino 103, de
Radio Mil (1989-1992), fue productor de los programas de
TV Testimonio y Domingo de Noche, por Teleantillas, y
participante en Entrega Especial, por el mismo canal (1990-
92). Fue vicepresidente del movimiento poltico Frente
Democrtico de la Convergencia (1989). Presidente de la
Asociacin Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE)
desde 1985-86; miembro fundador y directivo de la fundacin
de la Orquesta Sinfnica Nacional (1984-87). Fue embajador
de la Repblica Dominicana en los EUA y Canad (1980-82)
y embajador jefe de la Misin Permanente de la RD ante la
ONU, en NY (1979-80).
Anteriormente fue secretario de la Embajada Dominicana
en Mxico (1956-57). Cnsul General de R.D. en Panam
(1957-58) y consejero de la Embajada de RD en Mxico
(1958-59). Se inici en el periodismo como reportero de El
Caribe (1948-53) hasta llegar al cargo de director ejecutivo
del mismo diario (1954-56). En 1961 fund la revista Ahora,
la cual dirigi hasta 1979, cuando vendi las acciones de
dicha empresa. Fund en 1966 el diario El Nacional, cuya
direccin asumi posteriormente ejercindola tambin
Dr. Rafael Molina MorilloDoctor Honoris Causa en Ciencias de la Comunicacin Social
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TICA Y PERIODISMO / Dr. Rafael Molina Morillo
hasta 1979. Miembro de la Cmara Americana de Comercio,
de la Universidad Accin Pro Educacin y Cultura (APEC),
de la Sociedad Dominicana de Biblifilos. Fue director de la
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) de 1967 a 1979.
Ha publicado los libros La Prensa y la Ley en SD; Gloria
y Repudio, Biografa de Pedro Santana y Personalidades
Dominicanas 1992-1993. De 1948 al presente ha publicado
artculos de inters general en la prensa nacional. Ha sido
galardonado por su dedicacin y su quehacer en todos los
campos de la comunicacin.
Fuente externa: Peridico El Da
Fotografa: Peridico El Da