EUGENIO CAMBACERES: NOVELISTA Y CRITICO · Al escribir estas líneas, Cané plantea un doble...

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EUGENIO CAMBACERES: NOVELISTA Y CRITICO Sud América, el gran diario porteño de fines del siglo pasado, en el que Eugenio Cambacérés publicó su cuarta novela En la sangre, inserté entre el 30 de septiembre de 1884 y el 28 de diciembre dc 1885 cuatro artículos de crítica literaria, cuyo denominador común es Euge- nio Cambacérés, visto bajo el doble aspecto de novelista, enjuiciado por Cané y García Mérou, y de crítico literario, juzgando a su vez a Martin García Mérou. Detallamos a continuación el titulo y la fecha de apa- rición de aquellos artículos: Primer artículo: 30 de septiembre de 1884, Música sentimental, por Miguel Cané. Segundo artículo: 29 de octubre de 1885, «Los libros de Eugenio Cainbacérés. A propósito de Sin rumbo, por Miguel Cané. Tercer articulo: 7 de diciembre de 1885, «La novela en el Plata: Pos-pourri, Silbidos de un vago, Música sentimental, Sin rumbo (estu- dio)», por Martin García Mérou. C¡vrto articulo: 28 de diciembre de 1885, «García Mérou, Ley social», por Eugenio Caznbacérés. El tercer artículo fue reimpreso al año siguiente de su salida en Sud América en Libros y autores, de M. García Mérou, bajo el titulo de Las ,wvelas de Cambacér¿s. El segundo artículo fue recogido por la profesora Teresita Frugoní de Fritzsche y publicado como apéndice a su edición crítica de Sin rwnbo (Buenos Aires, Plus Ultra, 1968>. El primero y el cuarto de esos cuatro artículos, en cambio, parecen no haber sido nunca editados en libros y los publicamos al final de este artículo. Consideramos que tanto los dos artículos de Cané como el de Gar- cía Mérou y el cuarto de Cambacérés son fundamentales en cuanto ilus- tran y aclaran la tan discutida personalidad literaria de Eugenio Cam-

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EUGENIO CAMBACERES: NOVELISTAY CRITICO

Sud América, el gran diario porteñode fines del siglo pasado,enel que Eugenio Cambacéréspublicó su cuarta novela En la sangre,insertéentreel 30 de septiembrede 1884 y el 28 de diciembredc 1885cuatroartículosde crítica literaria, cuyo denominadorcomún es Euge-nio Cambacérés,visto bajo el doble aspectode novelista,enjuiciadoporCanéy GarcíaMérou, y decrítico literario, juzgandoa su vez a MartinGarcíaMérou. Detallamosa continuaciónel titulo y la fechade apa-rición de aquellosartículos:

Primer artículo: 30 de septiembrede 1884, Música sentimental,porMiguel Cané.

Segundoartículo: 29 de octubrede 1885, «Los libros de EugenioCainbacérés.A propósitode Sin rumbo, por Miguel Cané.

Tercer articulo: 7 de diciembrede 1885, «La novela en el Plata:Pos-pourri, Silbidosde un vago,Música sentimental,Sin rumbo (estu-dio)», por Martin García Mérou.

C¡vrto articulo: 28 de diciembrede 1885, «GarcíaMérou, Leysocial», por EugenioCaznbacérés.

El tercerartículo fue reimpresoal año siguientede su salidaen SudAméricaen Libros y autores,de M. GarcíaMérou, bajo el titulo deLas ,wvelasde Cambacér¿s. El segundoartículo fue recogido por laprofesoraTeresitaFrugoní de Fritzsche y publicadocomo apéndiceasu edición crítica de Sin rwnbo (BuenosAires, Plus Ultra, 1968>.

El primeroy el cuartode esos cuatroartículos,en cambio,parecenno haber sido nuncaeditadosen libros y los publicamos al final deesteartículo.

Consideramosque tanto los dos artículosde Canécomo el de Gar-cía Mérou y el cuartode Cambacéréssonfundamentalesen cuantoilus-tran y aclaranla tan discutidapersonalidadliteraria de EugenioCam-

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bacérés.En particular los de Canéy el de Mérou aparecen,respectiva-mente,como la acusaciónfiscal y Ja defensade Cambacérésenjuiciadopor sus contemporáneos.Los analizamosa continuación,acompañandoel análisis cori las reflexionesque nos han inspirado.

* * *

Primer artículo: 30 de septiembrede 1884. Música sentimental,porMiguel Cané.

Tres cosasllaman mayormentela atenciónen este juicio crítico dcCanésobresu colega Cambacérés:una es la forma que revistela crí-tica; otra, la virulencia de la misma; otra, por fin, las criterios en quese basael crítico para fundamentarsus ataques.

Ray en el juicio del autor dc Juvenilia mucho de una acusaciónfiscal y el estilo es el de un hombre de leyes. Oc hecho, Cané eraabogadoy no debeextrañarnosestacaracterística.Como buen fiscalempiezasu acusaciónpor las cualidadesdel acusadopara que quedemás grabadoen el espíritu del lector lo que vendrádespués,o sea, Japartereprobablede Ja obra de Cambacérés.Cabepreguntarselo quemovió a Canéaatacartan aceradamenteal autorde Músicasentimental.¿Esel juicio crítica merojuego literario, o hay quever en él la inten-ción de dañar al novelista? ¿Fue movido Cané por alguna envidillao rencillacontrasu colega,o consideróun debersuyotomar la palabraen nombrede la sociedaddecentey delas buenascostumbres?Cuales-quiera que hayan sido los motivos que lo animaron a escribir estaverdaderafilípica, tenemosque concederlespococrédito a las protestasde amistaddirigidas por el critico al novelista.Sabemosque el segundono contestópor vía del diario al ataquedel primero y podernospensarque,de hacerlo,no lo hubierahechoprecisamentepara agradecerlesusbuenosconceptos.Quedepresenteen el espíritu del lector la defensaque hizo Cambacérésde su obra frente a los ataquesa que la sometióla pluma aceradade Pedro Goyena.(Cfr. Camhacértsenjuiciado porPedro Cuyena,por Néstor TomásAuza, artículo aparecidoen El Día,de La Plata,del 25 demayo de 1962.) Es difícil de todas formasdarfe al encabezamientode estearticulo enque el redactordel Sud-Américave en el juicio crítico de Cané «toda la franqueza y sinceridaddel que hablaen privado con un amigo».

Despuésdc un principio halagúeñoparael autor de Música senti-mental («un progresoinmensosobreel primer libro»), elogio repetidopocomás adelante(«jamáshe visto un progresosemejantedc un libro

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a otro»), Canédesatasus aceradasflechas, cuanto más aceradasquenadalas dejabaprever. Y menudeala pedriscasobrela vía literariaseguidapor Cambacérésy sobresu creación:«¿Buenavía? Detestable,deplorable,odiosa. Eso no es literatura, eso no es arte, eso es simple-menteun partí pus inexorable, un despilfarro de talento, un caprichode patricio que hace tapizar sus letrinas con telas de Persia.»Estaúltima expresiónha hecho fortuna por su carácterinsólito, entre loscríticos argentinosque handedicadoun estudioal autorde Músicasen-rinieneal. 1-fe dicho en otro artículo1 que la frase de Cané habíasidotranscrita, transfonnaday luego traicionadapor la mayoría de loscríticos, que habiendoadulteradosu signifeadole habíanquitado todosentido. No deja de extrañarpor otra parte que Miguel Cané haya.recurrido en una ocasión, para condenarlas «llagas inmundas»querepresentaCambacérésen su obra, a una metéforade orden escato-lógico...

Los motivos invocadospor aquélal atacara ésteson de dobleíndo-le: unosson de tipo moral, otros de orden estético. Perobien mirado,el principal reprochedirigido por el primeroal segundoreúne los dostipos de crítica. Al criticar lo que puedeencerrarde inmoral Músicasentimental,Cané censura ipso farIo la falta de estética de la obrao. mejor dicho, su falta a la estética. No otra cosa quiere decir elcrítico cuando escribe: «Toda la escuela a que Música sentimentalpertenece,exagerada,violenta, torpe a veces,es un atentadono tantocontrala moral sino contra el buen gusto,la educaciónintelectual dela sociedad,toscapor naturalezay que necesitael espectáculocons-tante de las cosasbellas para no caer en una degradaciónde formay fondo que haríaimposible la vida para el autor mismo como paratodo hombredelicado.»

Al escribirestaslíneas,Canéplanteaun doble problemade estéticaliteraria y toma posición frente a dos actitudes posiblesen materiade arte. El primer problemaes el del fin, del objeto mismo de lacreaciónartística.Para los sostenedoresde la teoría del «artepor elarte»2 la literaturano tiene otro objeto que hacerobra bella y el arteno tiene otro fin queél mismo.

«Paraun mayor conocimientode EugenioCambacérés»,«Hojeando Sud-A,nérica y la prensaporteñade tos años 1880-1890»,en Cuadernosdel idioma,añO 111, núm. II.

2 El primer Hugo, el Hugo de las Odas y baladas, y, sobre todo, de lasOrientales; Teófilo Gautier (cf. el poema«L’Art» y el prefacio a Madenjoisel-le de Maupin); Lecomte de Lisie, jefe de la escuelaparnasiana,más que nin-guno.

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Miguel Cané,al hacer hincapiéen los valoresestéticosde la obraliteraria —regeneradoresa su vez del buen gustode la sociedad—secoloca de partede los escritoresfrancesesparnasianos.La preocupa-ción por la forma y la importancia concedidaal trabajo del artis-tas, otros temas parnasianos,aparecentambién en la teoríade Caiié.Pero si los elementosconnotados—preocupacionesestéticas,culto dela forma—y otros no abordados—como la pretensióna la objetividad.el método de observaciónminuciosa, etc.— acercan al Parnasodelrealismoy dcl naturalismo,Cané se apartafundamentalmentede estaúltima escuela.Emilio Zola, jefe de la escuelanaturalista, y VíctorHugo, cl primero de los románticosfranceses,coincidían al menosso-breun punto: el derechodel escritora pintar la verdad,cualquierfor-ma que revista. Escribe así el segirndo en su novela Los miserables(publicadaen 1862) hablandodel argot, esta«gangrena»de la lenguafrancesa:

«Lorsqu’il s’agit de sonder une plaie, un gouffre ou une société.depuisquand est-ceun bit de descendretrop avant, d’aller ni> tond?(...) Nc pas tout explorer. ne pas tout ¿tudíer, s’arréter en chemin,pourquoi?S’arréterest le fait de la sondeet non du sondeur.

Certes,aHer chercherdansles bas-fondsde l’ordre social, lá ou laterre finit et ob la boue commence,fouiller dansces vaguesépaísses,poursuivre,saisir et jeter tout palpitant sur le payé cet idiome abjectqui ruissellede fange ainsi tiré au jour, cevocabulairepustuleuxdontchaquemot sembleun anneaninmonde d’un monstre de la vase cides tenébres,ce n’est ni une tácheattrayente,ni une tácheaisée. Rienn’est plus lugubre que de contempieraínsí A nu, A la lumiére de lapensée,le fourmillement effroyable de l’argot (.4

Maintenant, depuis quand l’horreur exclue-t-elle l’étude? depuisquand la maladiechasse-t-ellele médecin?Se figure-t-on un naturalistequí refuseraitd’étudier la vipére. la chauve-souris,le scorpion,la seolo-pendre, la tarentuleet qui les rejetteraitdans leur tenébresen disant:Oh! que c’est laid! Le penseurquí se détourneraitde l’argot ressem-bleraít á un chirurgien qul se détournerait d’un ulcére ou d’uneverrue..

Veintidós años después.Miguel Canédice todo lo contrario utili-zando las mismasimágenesy, a veces, las mismaspalabras:

«La naturalezano nos ha dado la facultad de reproducirel colory la formadelas cosasparaque las empleemosenpintar amorosamente

Cf. expresionessignificativas bajo la pluma del crítico, como «el instru-mento se perfecciona»,«el buril», etc.

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las úlceras de un perro o esculpirla cabezadeformede un enano.QueTissot haga un libro sobre un vicio infame, convenido; pero queMeissonier lo pinte o Carpeaux (cito un naturalista) lo esculpa.no (...) Que hay belleza brutal, salvaje, en la descripciónde la bajezahumana,en la sonda que sale cuajadade humores,los que sabemoslo que cuestaescribir y pintar, podremostal vez apreciarla;el públi-co (...) no ve sino que es ya permitido emplear una enfermedadre-pugnante,prolijamentedetallada,como tema de romanee.»

Pero sobretodo, Miguel Casiése sitúa en relación con los escritoresde la escuelanaturalistaa los que se oponey censuraimplícita y gené-ricamente con la frasecilla que empiezapor «toda la escuelaa queMágica sentimentalpertenece,exagerada,violenta, torpe a veces,etcé-tera.. . ». Al atacara EugenioCambacérás—sin duda el más relevanterepresentantede la escuelanaturalistaargentina—,el critico atacadehecho al mismonaturalismo,y atacaal naturalismoen nombre de laestéticay de la elegancia,mostrandoextrañezaal ver que un gentíemancomo Cambacéréspuedehablarde «esascosas»en suslibros. Se olvidael afrancesadoCanéque uno de los escritoresfrancesesmás brillantesy más elegantes,el dandy de la literatura francesa,CharlesBaudelaire,supo hacer —un cuarto de siglo antes— una obra bella y pulcra alpintar Las flores del mal y al describiruna carrona.-.

* * *

Segundoarticulo: 29 de octubrede 1885. Los libros de EugenioCam-bacérés.A propósito de Sin rumbo, por Miguel vané.

Esteartículo es másextensoy máscompletoqueel anterior,ya queabarcaen unaforma exhaustivatoda la producciónliteraria de Euge-Ño Cambacéréshastafines de 1885. o sea, tres de suscuatronovelas.Pot-pourri, Música sentimentaly Sin rumbo.

Es interesantísimo,corno lo sería unas semanasmás tarde el deMartín GarcíaMérou titulado La novelaen el Plata, y lo es tanto porlo que aporta a un conocimientode la psicología y de la obra deEugenio Cambacérés,como por lo que nos hacedescubrirdel talentocrítico de Miguel Canéy por lo que nos confirma de sus dotesde Ii-terato.

Clément-SosephTissot, médico cirujano francés(1768-1866).ErnestMeissoníer,pintor francés(l8l5-189l).

6 Jean-J3aptisteCarpeaux,escultor francés(1827-1875).

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En cierta oportunidad7el autor de Pot-pourri rebatió la idea dequesu primeranovelapudieraser autobiográfica.En otra ocasióndi-remos lo que hay que pensarde estasdenegaciones.Lo importantees subrayaraquí que Miguel Cané cree él también —y algún funda-mento debía de tenerpara creerlo—que el novelista se ha reflejadoen su obra. «En una rápida ojeadasobre sí mismo, Eugenio confesóquesu vocación natural habríasido el teatro.»

Dc estareflexión sobrela afición del novelista al teatroparten to-dos los comentariossobrela original personalidadde EugenioGamba-cérés.El retrato es objetivo y desapasionado.Vemos desfilar así a unapersonalidadjoven, inteligente (con una variante que implica quizáalguna reticencia: «impregnadode inteligencia»),brillante, «adoradoen la familia», «acogidoen todaspartescon los brazosabiertos»,rico,«con todo el dineronecesariopara realizarsus caprichos»y sin haberconocidoen ningún momentoapremioseconómicos—«las dificultadesprimerasde la vida»—; pero desdichadamentecon «una falta absolutade ambición», «una tendenciadisolventepor su mismoexclusivismo»y una ausenciatotal de preocupacionesmorales.

Esa despreocupacióntotal, ese«dilettantismointelectual», ese«ca-pricho aristocrático»,esavida mismaque «gastael cuerpoy el alma»no podían menosque comunicarlea Eugenio una «admirablepredis-posiciónal fastidio». No sin humor Canénos cuenta—senon é vero,¿ ben troya/o— la historia de la concepciónde Pot-paurri, «libro en-fermo, libro de un enfermo».

«Libro enfermo,libro de un enferme».¿Porqué? ¿En quéfunda-mentaCanésu crítica a la obrade Cambacérés?

En primer lugar le reprochabuscar en otros una perfección queel mismo no tiene (ahíva la primerapiedraal tejadode Cambacérés...):«No noses permitido erigirnosen juecesabsolutosen tanto queno nospongamosen armoníacon el ideal de perfección en cuyo nombre setoma el látigo.»

En segundolugar, le achacael mismo hechode dar a la imprenta,o sea,a la publicidad,susodiosy rencores.«El silenciosocajóndel es-critorio es y debeser el confidente tolerantede nuestrasintransigen-cias.» Se suma Canéa la catervade los detractoresde Cambacérés

A PedroGoyena,que insinuabaque el «vago» de los Silbidos de un vasobien podíaser el mismo autor, respondíaéste en un articulo publicado porEl Diario de 2 de mayo de 1883: «Fn cuantoal vago,que puedenser muchosy que puedeser ninguno, rechazola personeria»(véaseNn~rox TOMÁS AUZA:«Cambacérésenjuiciado por Pedro Goyena»,en El Dia, de La Plata, 25mayo 1962).

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que ven desagradablementereproducidosen la obra de éste los viciosde una sociedada la que quedanentrañablementearraigados.

En tercer lugar, le acusade pintar una realidad parcial, un «sololado» —el más aborrecible— de la realidad cotidiana. De paso loemparentaimplícitamente—a propósito de Música sentimental—conlos escritoresde la escuelanaturalistafrancesaal hablarde «sussim-patíasde escuela».

De hechose enfrentandos personalidades:la de Ganó—optimista,mirandoa los doslados de la realidad,pero recreándoseen el bueno—y la de Cambacérés—pesimista,deteniendosu mirada observadoraenel aspectomás crudo de la realidadvivida—. Hasta ahí, el critico nosalede susderechos.Sonmenosconvincentes,en cambio,las acusacio-nes agriaso solapadasque le hace a su colega, unasvecesllamándolo«enfermo»(cfr. supra), otrashaciendopúblicas—con el pretextohipó-crita dc desmentirías—ciertas acusacionesde sadismodirigidas aCam-bacérésque, curiosamenteen un crítico tan preocupadode lo que sepublica,no hubiesenllegado a nuestrosoídossin mentaríasél.

La crítica de Ganóse hacemás indulgenteal hablarde Sin rumbo.Por lo menos en apariencia...Le concedeal novelista haber trazadosus retratoscon manofirme y haberdejadode lado, por otra parte,elaspectoescandalosoque imperabaen las dos novelas anteriores.«In-cluso las escenastrágicasdel final son de primerorden y lo mejor queha escrito hastahoy —o seahasta1885— Cambacérés.»Pero prontosurgenlos reparos:Cambacérés.«tanminucioso, tan prolijamenteexac-to» cuandose trata depintar cuadrossoeces«pasaindiferente ante laesquila.la hierra u otra escenade camporebosantede colorido»,mul-tiplicando, en cambio,las escenastormentosas.«Ahí está en su ele-mento»,apuntaCané.

Sobre todo el crítico reproehaal novelista el haber acentuadolacrudezade ciertasescenas(la violación de Donata.por ejemplo) y haberempleadopalabrasvulgaresy soeces,unade ellas en particular~.¿Porqué reprochárselasi antesque Cambacérésla emplearon—el mismoCanénos lo dice— Shakespeare,Rabelaiso Cervantes?Ahí sale a re-lucir de nuevo el espíritu pacatode Miguel Gané,que se disfrazabajoun sentido de las convenienciaso «una conciencia de las exigenciassocialesdc (la) época».No estaríade más hablar de moral hipócritateniendoen cuentaque sí Miguel Gané «proscribeesapalabrotasucia

FI lector no encontraráen las edicionesmodernasde las obras de Cam-bacérésla menor huella de esta palabra que en las primeras ediciones ibaasociadaa la palabra«perra» a la que se parecemucho, por lo menosen suprimera y Última letra...

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y compadre»de «los labios de (sus) hijos y de los (suyos) delantedeellos» es dable pensarque la usabaa sus espaldas...

Pasosobre la crítica que dirige a Cambacérésal reprocharleunadescripcióndemasiadoidealizadade la casadonde Andrés abrigabasus amores,lo que el crítico llama un rendez-vouscriollo. HastaahoraGané reprochabaa Cambacéréssu naturalismo. Aquí parecequererrebajaral novelistaen su propio terreno,al ironizar sobreel «natura-lismo» de esta descripción. Despuésde reprocharlede imitar a Zola(véasemás atrás: «pareceun acqu¡t de conscientehaciaZola y nadamás»),ahoralo tachade alejarsede la técnicanaturalista.Sin embargo.ni en eso estáen lo cierto, porquela descripcióndel baudoir, si bienidealizada,está trazadaen todo punto conforme a la técnica natu-ralista.

La penúltimaparte del largo artículo de Canéestádedicadaa lasrelacionesentreCambacérésy el naturalismode Zola.

DeentradaCanése sitúa,respectoal naturalismo.en elpoío opuestode Cambacérés.Tacha a éste de «naturalistade secta»,reservándoseparasí el titulo más glorioso de «naturalistaa secas».Puedeextrañarestaafirmación de naturalismoen un escritorque no se coloca por locomúnentrelos escritoresnaturalistasargentinos,como puedeextrañarque se le deniegueel título de naturalistaal escritorque mejor repre-senta a estatendenciaen la Argentina.

En realidad, todo se aclara cuando se mira la definición que daCanédel «naturalismo».Para él, «el naturalismoo, mejor dicho, lanaturalidaden el arteliterario (es) el esfuerzopor interpretar,no refle-jar la naturaleza,en toda su verdad,dentro de la sexigenciasdcl artemismo».Como se ve. su definición es restrictiva;más, es literalmentefalsa. Comete—conscientementese entiende—un contrasentidosobrela palabra al confundir voluntariamentenaxuraUsmocon naruralidad.De ahí que se haya entabladoentre los dos grandes escritoresar-gentinosun verdaderodiálogo de sordos,cada uno cargandoal mismovocablo de un significado especial.¿Es necesariodecir que la defini-ción de Cané no es precisamentela más empleadapara referirsealnaturalismo?Hastanuevo aviso, el naturalismo—no la naturalidad-es una forma o una tendencialiteraria de contornosprecisos~, ilus-trada literariamentepor Zola y sus discípulos. Definir al naturalismo

Fscribe así Martín GarcíaMérou en Libros y autores (cap.: «Las novelasde Cambacérés»):«Sintetizandola teoría del maestro(i. e.: de Zola), el na-turalismo consistesimplementeen la aplicaciónde un método científico al arteliterario. Asi, la serie de los Rougon-Macquartestábasadaen el principio fisio—lógico de la herencia.»

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como lo ha hecho Cané es denegarlea Zola el titulo de escritornaturalista. Ahora bien, cabe hacerseuna pregunta: si Zola no esnaturalista ¿quiénlo va a ser? Por otra parte, me pareceequivocadoe injusto el juicio de Cané según el cual «el naturalismo de Zolaexige el retornoconstanteal vocablo soez, a la pintura que da asco».La fórmula utilizada a continuación es preciosa: «Los ejes de esamáquina se aceitan con pus.» Pero no refleja más que un aspectodel naturalismo zoliano. Obras como La faute de labb¿ Mouret oUne pag daniour —anterioreslas dos a Germinal— no tienen nadaque ver con «una pintura que da aseo»,sino que son —con méritosmás o menos evidentes—unos hermosostrozos de poesía en prosao de prosa poética.

Más adelante, en su exposición, nota Cané que el naturalismono tiene nada que ver con la fatalidad. Habría mucho que decir alrespecto. Si bien no se desarrolla una novela naturalista francesacomo una tragediagriega, alguna conexión podemoshallar entre lasdos. El héroe griego —o el héroe de Racine, por ejemplo— es mo-vido por la fatalidad. El protagonistade Zola es movido por el de-termímsmo.

El primeroobedecea un impulso divino. El segundosigue las nor-mas de la naturaleza.Estamosfrente a dos concepcionesexistencia-listas diferentes,si no opuestas:un conceptoteísta y espiritualistaqueve en todo la mano de Dios, una teoría de origen ateo y natura-lista que ve cn la misma naturalezala evolución de la especie.Perose encuentranlos dos sistemasfilosóficos en negarle al hombre unalibertad absolutaen sus acciones.

Paso sobre la insistencia reiteradaque pone Cané en acusar aGambacérésde adorar a Zola, ya que «nadaes más peligroso enarte que la adoración».Si el crítico hubiese escrito esto dos añosmás tarde, a raíz de la publicación de En la sangre, podía tenervisos de verdad. El «naturalismo sistemáticé»que impregna todaslas páginasde estanovelapuedeen rigor considerarsecomo «una re-verenciaobligada al maestrode elección» y como una deslucidaimi-tación de la técnica zoliana; pero no así Música sentimental, queguarda su frescura y su originalidad propias.¿Quéhay trazas de na-turalismo en ella? No cabe duda,y son numerosas.Pero no hay quever allí más que una coincidenciade óptica, así como el llamado«grupo de Medan»10 coincidíacon Zola en su concepciónde la crea-

‘ Constituido por Maupassant,Paul Alexis, Henri Céard, Léon Henníqury 3. 7K. Huysrnans.

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ción literaria sin que su obra desmejorasepor ello. En el fondo —y loreconoceel celebradoautor de Juvenilia— los dos escritoresargen-tinos parten de tendenciasrigurosamenteopuestas: realistas las dcCambacérés,idealistaslas de Carté. Pero entonces¿porqué pretender,como lo hizo éste, al nombrede escritornaturalista?

El último reproche—last but not least— dirigido por Gané aEugenio Cambacéréses el referente al estilo. Según el crítico, elestilo de Gambacérés,fuera de faltar a toda tradición literaria, inclusoa la del mismo naturalismo,es desaliñado,vulgar e incorrectoy atentacontra las «reglasestablecidasdel buen gusto». En el fondo, el pri-mero le reprochaal segundono tanto el hablarmal como el escribirmal, o másbien el escribir como habla—comohabla el mismo Gané—en la vida corriente: «Se le ha puesto por desgraciaexplotar estajerga grotesca que hablamos todos en la vida ordinaria, que no esespañol, ni francés, ni lengua alguna, sino un argot compadre,ab-solutamentedesprovistodc pintoresco,vulgar e incapazde suministrarelementoalguno al arte literario.» Notemos de paso la ingenuidadque puederevestir el hecho de considerarnormal el hablarmal, re-servando a lo que se escribe el culto de la forma. Por otra parte.puedeparecerexageradoel reducir a un «argot» compadre todo elestilo de Gambacérés.‘Y parece injusto incluso el hecho de tacharlode «absolutamentedesprovistode pintoresco»cuandoes todo lo con-trario. Y no vacilaré en decir —pero tal vez no me siga hastaaquíel lector— que la lenguade Gambacéréses quizá uno de los elemen-tos más atractivosde su producciónliteraria y seguramenteel másencaminadoa las formasmodernasde la novela o a las formas de lanovelamoderna.Pero seríaéste tema dc otro mayor estudio.

La conclusión del artículo de Cané es, afortunadamente,más ha-lagúeñapara Cambacérésque el fondo del articulo. Si bien debemosdesconfiarde la sinceridad y de la veracidadde lo asehtadosobre«elrespeto y el cariño recíprocos»que unirían a los dos insignes escri-tores,hay que agradecerleal critico, si no los conceptosdiscutiblesver-tidos sobreel novelista, por lo menos los felices augurios formuladossobresu futura producción.Producciónque, ya lo sabemos,no debíade involucrar más que En la sangre, ya que la vida del escritor fuetronchadapor la fatalidad a los cuarentay seis años.

* * *

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Tercer artículo: 7 de diciembre de 1885. «La novela en el Plata:Pot-pourri, Silbidos de un vago, Música sentimental, Sin rumbo(estudio)»,por Martín García Mérou.

Todo se ha dicho del largo artículo consagradoa Gambacéréspor Martín García Merou, publicado en Sud-Américabajo el titulo«La novela en el Plata», y que habríade constituir, posteriormente,el capítulo «Las novelas de Gambacérés»de Libros y autores, delmismo García Mérou.

La crítica fue unánime” en reconocer..,al crítico el haber es-crito el primer artículo objetivo y desapasionadosobre el autor dePot-pourri.

Un detalle, sin embargo,ha escapadoa estacrítica, y es la estrechaconexión que cl artículo de Mérou presentacon los dos anterioresde Gané,de los que sepuededecir que es como la sistemáticarefuta-ción. Por otra parte, no podía menos que escapárseleesta relacióna la crítica, ya que, como dijimos, los dos estudios del autor deJuvenilia habíanquedadohastaahora inéditos.

GarcíaMérou habíasido, en 1881, secretariode Miguel Ganécuan-do éste se desempeñabacomo embajadorargentino ante Venezuelay Golombia, y los historiadoresde la literatura argentina12 hacenre-saltar la amistad que unía a los dos hombres y el casi filial respetoque sentía el primero por el segundo, que le llevaba once años.

Esto no quita que el crítico porteño echasebuenamano de todaslas armasde la polémica (ataquesdirectos, refutaciones,ironía, etc.)para rebatir los conceptosvertidos por su antiguo jefe en la diplo-inacía. Así, por ejemplo, recordamosque, en su primer artículo, Mi-guel Gané reprochabaa Música sentimental el pertenecer a «unaescuela exagerada,violenta, torpe a veces», cl atentar «contra Mbuen gusto»,el complacerse«en la descripciónde la bajeza humana».Y condensabasu pensamientoen su famosa fórmula: «Eso no esliteratura, eso no es arte, eso es simplementeun parti pr,s inexora-

Dicen así Ricardo Roías: <en su Historia de la Literatura A rgeítí,no,romo VIII, Kraft, Buenos Aires, 1957): «Fue García Mérou quien salió a lapalestra para defenderal escritor>~, y Carlos I.euman(en su estudio preliminara la edición de Sin rumbo, Ed. Estrada,Buenos Aires, 1949): «Un caballero,don Martín Garcia Mérou, tomó la pública defensade Cambacérés.Le dedicóun largo estudiocrítico, tau atinado por sus elogios como por sus reparos.»

2 Así, SusanaZanetto, que escribeen Capítulo: La historia dc la literaturaargentina, Centro Fditor de América Latina, Buenos Aires, 1967-1968,pág. 483:«Es su secretarioel joven Martin García Mérou. Se inicia entoncesuna amis-tad entreambos,casi de padre a hijo, que durarátoda la vida»

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ble, un despilfarro de talento, un capricho de patricio que hace ta-pizar sus letrinas con telas de Persia.»

Puesbien, escribe García Mérou, con marcadaironía, refiriéndoseclaramentea los conceptosvertidos por aquél:

«Se insínuó que el autor buscabaen la diatriba una venainagotable,se le exhibió como un cortesanode las bajas pasio-nesde la humanidady no faltó un amigo espiritual que definieraen una frase incisiva el efecto que le había causadola obra:“Es —decía— un water closet tapizadocon telas de Persia”.»

El creadorde Juvenilia toma como pretexto la «amistad» y el«cariño» que lo ligan a Cambacéréspara criticar en éste varios as-pecios de su obra, y al aludir más precisamentea Sin rumbo, «elcorte general, el pesimismo sin base, la tétrica concepción de lavida (...), la falta de ideal, el sensualismosin freno, la sujecciónser-vil ante el hastío que no encuentrabarrera moral que lo detenga».Méron le contestaimplícitamenteal lamentar—se refiere al autor deSin rumbo-—-— que «en el salón o en el club, en las reunionesfamilia-res como en el senode la amistad(.3 se falsifican sus intenciones,sedesconocesu método, se achica deliberadamentesu acción intelectual,presentándolocomo un fabricantede escritos afrodisiacos,como unrebelado de la vida, un ouílaw que combatea todas las creenciase insulta a todas las virtudes».

AcusabaGané a Cambacénésde haber recurrido intencionalmentea artificios vulgareso escabrososy de haberpintado unarealidadsocialdegradante:«Me da una penaprofunda ver un hombre tan bien do-tado, que es hoy un escritor completo, con todos sus defectosdeestilo, desviarsecon deliberadopropósito, pintar llagas inmundasanteuna sociedadcorno la nuestra,la que más necesitala prédica incan-sabledel ideal.» Le contestael autor de Ley social —tachándoloim-plícitamentede hipócrita—: «Hay una personalidadque se imponepor su propianaturaleza,hay un estilo especial,un vocabulario nuevo,un plan fantástico si se quiere, pero de ninguna maneravulgar enesaspáginasmenos pimentadasde lo que se cree por la generalidad,que retratancon valor y sin condescendenciashipócritas, muchas delas frasesde nuestra existencia.»

En cuantoal público, que aquél considerainmaduro y aficionadoa temas escabrosos(«el público no ve sino que ya es permitido em-plear una enfermedadrepugnante,prolijamentedetalladacomo temade romance»), éste intenta rehabilitarlo: «Por lo demás, haríamos

EUGENIO CAMBACERES: NOVELISTA Y CRITICO 375

el más sangrientode los insultos a todos los que leen entre nosotrossi creyéramosque es solamenteel atractivo del escándalolo que loslleva a arrancarsede las manos las obrasdel autor de Música senti-

mental.»Recordemoscon qué ahinco protestabael antiguo embajadoren

Venezuela contra la crudeza de algunas palabrasdel autor de Sinrumbo, «Lo que pareceacentuarsecada vez más es la crudeza deciertas escenasy la desnudezinexplicable de ciertas palabrasvul-gares y soeces.Lo que más me irrita al encontrarlasbajo mis ojos enla lectura es que su superfluidad resulta de bulto.» El creador deLibros y autores ironiza a cuentade Gané y sus émulos y los atacaa su vez: «Los que se han detenidoinmoderadamentesobrelos cua-tro o cinco términos crudosde las obras de Gambacérésse dan porsatisfechosy fallan sin apelación.Susdientesse mellan sobreel huesoque no alcanzara romper; son juecesque dictan su sentenciasinestudiarel proceso.»

Y a aquél que reprochabaal autor de Pot-pourri el haber trasla-dado al papel sus sentimientosíntimos, su amarguray su horror ala vida, GarcíaMérou contestaen defensadel segundoy en términosque no hubiesedesmentidoVictor Hugo: «Escribir cuandose sientecon viveza, cuandoel espíritu palpita sacudidopor todas las ráfagasde la inspiración, trasladaral papel el fruto de los pensamientosquese han ido acumulandoen la soledad,cuandola vida ha presentadopanoramassombríos, cuando el hombre ha tenido que perder susmejoresañosen la lucha por la existenciaquela suertereservaa sushijos escogidos,es hablar a la humanidad el lenguajede sus penasy sus alegrias,de sus vacilaciones y sus esperanzas,es presentarsustítulos a la simpatíade todos los que combateny a la confraternidadde todoslos quepiensan.»

Dos observacionesprecisasde Gané, tocandoa puntos particula-res de la obra de Cambacérés,parecíatenerGarcía Mérou un espe-cial interés en rebatir. Una es el haber hecho de Pot-pourri unanovelacon claves.Notabaasí el autor de Juvenilia que en Pot-pourrihabía exteriorizado el autor sus «ascosmorales», sus «pasiones»ysus «antipatías»que no hubiesendebido salir nunca del «silenciosocajóndel escritorio», «confidentetolerantede nuestrasintransigencias».e insinuaba que Sin rumbo podía traer al lector, sino «revelacionespicantes», por lo menos algunos rasgos fundamentalesde un «serdeterminado, un amigo muerto ya». Se insurge el crítico porteñocontra esta teoría, apuntando: «Se reprochaante todo al autor deSin rumbo el haber levantadovelos que cubrían detalles de la vida

376 cLAUDIO CYMERMAN ALH. 2-3

privada que es ilícito sacar a la luz. Hemos contestadoa los quenos han hecho esta reflexión que al recibir a varios miles de leguasde distancia de la patria el Pot-pourri, al recorrerlo ignorando esapretendidacrónica de que se hace tantas menciones,no es segura-mentelo picantede revelacionesde las que ni siquierateníamosnoti-cia lo que ha provocadonuestro juicio y producido nuestrasimpatíaliteraria,»

Otro reparoes el haberhechoGané del autorde Música sentimen-tal un discipulo de Zola y de su creación literaria una imitación dela literatura francesa (véase, más atrás, comentario a los artículosprimero y segundo).García M¿rou se levanta decididamenteen con-tra de estaopinión: «No es posible examinar las novelas de Gamba-céréssin rozar de paso la eternacuestión del naturalismo.Apresuré-monos a decir que,segúnnosotros,no debe ser consideradodiscípulode Zola,» Opinión tajante,demasiadotajante tal vez. Quizá éste seael menos acertadode los juicios emitidos aquí por su autor, juicioque por nuestraparte no compartimos plenamente.Hay que teneren cuenta, sin embargo, que esta aseveraciónfue escrita antes dela publicación de En la sangre. No cabe duda que el autor de Leysocial hubiese,en aquellaocasión, revisadosu juicio.

No todo, sin émbargo, es disentimientoentre la crítica de ambosescritores.Alguna vez coinciden en sus juicios. Así, al reconocer enGambacérésdotes de observador,se refiere Cané a «la observación,la verdad admirablede ciertoscuadros»y hace resaltar el «indispu-table talento que se reveló de improviso», mientras apunta Mérou:«La observaciónsutil, la copia exacta de la realidad,bastan paramostrar el talento de un autor, y éste es el caso de Cambacérés,»Disiente,sin embargo,acercade los méritos de la realidad observaday reproducida.Mientras el último consideraque «ante todo su mé-rito consiste en la pintura exactade la realidad», aquél no admiteque se rebaje el autor en «la descripciónde la bajeza humana»a laqueprefiere «la prédica incansabledel ideal».

Y a Gané,que desapruebala sátira punzantede Pot-pourri «por-que—dice--— la experienciame ha enseñadoque no nos es permitidoerigirnos en jueces absolutosen tanto que no nos pongamos enarmoníacon el ideal dc perfección en cuyo nombrese toma el látigo»,replica García Mérou, apelandoa la indulgenciadel crítico, «se diráque es cruel algunasveces,que ante los ojos de su imaginacióntodoslos objetos sc deforman y afean, No lo culpemosdemasiado,no ol-videmos que todo observadorcarecede piedad».

Hasta el estilo —tan criticado— de Gambacérésencuentraun

EUGENIO CAMBACERES: NOVELISTA Y CRITICO 377

defensor en el autor de Ley social, Gané le dirigía sus mayoresre-paros: «¿De dónde puede haber venido a Gambacérésla idea decambiar, de la noche a la mañana,toda la tradición literaria y abolirde un golpe las reglas establecidasdel buen gusto? (...) Se le hapuestopor desgraciaexplotarestajerga grotescaque hablamostodosen la vida ordinaria, que no es español,ni francés,ni lengua alguna,sino un argot compadre,absolutamentedesprovistode pintoresco,vul-gar e incapazde suministrarelementoalguno al arteliterario.» Si bienreconoceGarcíaMérou que «su estilo carecede las inflexiones artís-ticas que sólo se adquierendespuésde haber labradomucho tiempo,con labor incesante,el informe bloque de la lengua madre, en quedebe tallarse la estatuatersa y pulida», opina que «sus párrafos in-cisivos, cortantes,ásperosy de aristas agudas tienen, sin embargo,el temple del acero. Se diría que, en lugar de pluma, maneja elburil».

Por otra parte, «las locucionesmás familiares, los términos co-rrientes de nuestraconversación,la jerga de los paisanoscomo elargot semi-francéssemí-indígenade la clase elevada, son los retazosque forman la trama de ese lenguajepintoresco, hábilmente mane-jado. genuinamentenacional, en que están escritos los libros de quenosocupamos».

Ambos críticos coinciden en señalarque cada novelade Camba-cérés demuestraun progreso respecto a la anterior. «La distanciaentreSin rumbo y Música sentimentalno es tan grandecomo la quehay entre la última y Silbidos de un vago, pero hay un progreso».escribe cl primero, mientrasapuntael segundo: «Música sentimentaly Sin rumbo señalanen su autor un progresoevidente y una con-cepción cada vez más lúcida y perfectadel género literario a que seha consagrado.»

El realismo y el costumbrismodel autor de Sin rumbo es vistopor Gané y Mérou con ojos distintos. Mientras el primero opina que«inuchus de estas descripcionesdejan que desearpor su sobriedadexcesiva»y que el autor «pasaindiferente ante la esquila, la hierrau otra escenade campo rebosantede colorido», el segundonota queel escritor «se ha complacidoen pintar escenasde nuestravida» conla misma buscadaperfección de detalles, los mismos cuadros rea-listas que defineny destacansu vigorosaoriginalidadliteraria» (y tomacomo ejemplo,entreotros, «el viaje a caballobajo el sol de mediodía»o la «descripciónde la esquila»). Al revés,si cree poderescribir Ganéque el fin del protagonista«abriéndoselas entrañas,acabandoconla vida en una blasfemia (...) es de primer orden y. o mucho me

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equivoco, lo mejor que ha escrito hasta hoy Gambacérés»,condenaGarciaMérou esta «última pinceladade la novela, por inútil lujo debarbarie,que juzgamosantinatural,del suicidio de Andrés». La única•cosa que tacha el primero en el final de la obra es el empleo dela famosapalabra a la que hemos aludido más atrás, «un vocablosoez», «una palabrotasucia y compadre»que viene a ser «un pegoteamarillo en el cuadrode tintasseveras,solemnes,que refleja la muertede Andrés». Esta misma palabra es precisamentelo único que elsegundole perdona a Gambacérés,ya que, apunta, «en aquel sitionos parecereal y ennoblecida».

Como se ve, no sólo disienten Gané y García Méron, no sólopor lo común censura el uno a Gambacérésmientras el otro lodefiende,sino que toma constantementeel segundoel contrapuntodelprimero, hastael hecho de condenaral autor las pocasveces que elotro lo exalta.

Incluso para hacer resaltar aún más lo que lo separade Ganéy para demostrarimplícitamente que su defensade Gambacérésseopone a los ataquesde aquél, García Méron empleaa menudomu-chos de los vocablos o los giros utilizados por el propio autor deJuvenilia, aunquecon conclusionestotalmentedistintas o con epíte-tos que hacen resaltar más la oposición de criterios. Hemos encon-trado de paso muchosejemplos.Queda más patentetodavía la opo-sición en el retrato moral de Cambacérésque encabezael artículode Gané y queterminael de GarcíaMérou.

Empiezaasí el primer nombradosu artículo: «EugenioGambácé-rés es hoy una personalidadintelectual, etc...» Aquí tenemosel co-mienzo del último párrafo del articulo del segundo: «Gambacérés,ensuma, es una personalidad literaria original>, Dice aquél, hablandoen pasadoy haciendoaparentementecasoomiso de todo papel litera-rio de Gambacérés:«No, no es sólo al teatrodonde lo llamabansusfacultadesexcepcionales,es a la vida pública, es a las dignidadesdel parlamento,es a la acción mismaen el gobierno,sin contar conlos éxitos del foro.» Y más adelante,aludiendo al presente y alfuturo del autor: «Porel momentomarchaen vías sombríasy tristes;pronto lo espero, entrará a las grandesavenidasllenas de luz y devida.» En contraposiciónabierta a estos conceptosapunta el otrocrítico: «En nuestra escasavida intelectual está llamado a ocuparun puesto importante y abrir el sendero en que se espaciaráen elporvenir la novelaargentina.»

García Mérou no se conforma con defender a Gambacérés.Sudefensa es a la vez un ataque,juvenil y brillante, contra «los que

EUGENIO CAMBACERBS: NOVELISTA Y CRITICO 379

pretendenhundirlo con el gastadoreprochede inmoralidad» y losadeptos «de la falsa moral convencional».«El porvenir —escribe—pertenecea los fuertesy a los audaces.¿Quéimporta que el odio y elerror se unan contra ellos? Los golpes de la envidia se mellan ensu corazaférrea,» No cabe duda que esteúltimo dardo iba dirigidoa Gané, a pesarde que éste hubiesetomado la precauciónde sub-rayar que estabanescritas sus líneas«con toda la independenciaqueel respetoy el cariño recíprocosnos imponen»,o dar a entenderquese expresaba«con toda la franquezay sinceridad del que habla enprivado con un amigo».Este respetoy cariño, esta franquezay sin-ceridad,esaspalabrasamablesiban demasiadocontradecidaspor lasobrasmenoscaritativaspara que García Mérou le perdonasea Ganéy se anduviesecon contemplaciones.De los ataquesdel primero pocoha quedadoen la crítica literaria posterior. En cambio, la hermosadefensadel segundoha llegado a la posteridad,Gané no replicó a sucontrincante,y éstesalió vencedorde la batalla literaria. Mérou habíavengadoa Cambacérés.

* * *

Cuarto artículo: 28 de diciembrede 1885. García Mérou: Ley social,por EugenioCambacérés.

Dos razones,por lo menos,tenía Gambacéréspara hacerla críticade Ley social, deMartin GarcíaMérou: una es el parentescoevidenteque hay entreestanovela y Músicasentimental.En las dos tenemos,entreotros ingredientes,a un hombre «descuartizado»entredos que-ridas, un marido burlado, un duelo y el valor del protagonistaantela muerte. También es de notar, como lo hizo Roberto E. Giusti ‘tla filiación espiritual que existe entre Marcos, el protagonistade laLey Social, y Andrés, el de Sin rumbo.

Otra razón, tal vez la más poderosa,es el agradecimientoqueCambacérésguardabaa Méron por su cálida defensacontra los ata-ques sutiles o encarnizadosde Ganéy sus émulos.

Este artículo nos hacedescubrir un carácterinsólito del autor deSin rumbo: su talento de critico literario. Este f tic su primer artículode crítica literaria; iba a ser también el último.

«Marcos, el protagonistade Ley social, es, aunque algo menos tiznado,hermano espiritual de Andrés, el de Sin rumbo.» (Ronnuxo E. Giusn: «Laprosa de ¡852 a 1900», en Historia de la Literatura Argentina, tomo JI!. Diri-gida por RafaelAlberto Arz-íeta. Peuser.Buenos Aires, 1959, pág. 397.)

380 CLAUDIO CYMERMAN Mill, 2-3

EmpiezaGambacéréspor hacer un resumende Ley social desta-cando de paso su sencillez y su verismo. Aprovechala ocasiónparaatacara la literatura anterior a la generacióndel 80, «cuyos perso-najesidealizadosy algo artificiales»,prototiposdcl valor, de la bondady de la nobleza estánen el polo opuestode su concepcióndel arteliterario y lo alejan de un Cané. A la «sempiternamentira cíe laantiguaescuela»oponeel autor de Sin rumbo la verdad de «la ob-servación,el estudio psicológico de las pasiones,la vida misma delos personajespresentadosdentrodel medio exactoen que se mueven»,cualidadestodas que encuentraen la novelade Mérou. Poco le falta,según Cambacérés,para entrar de lleno en el cuadro de la novelanaturalistacontemporánea.Más cálido elogio no le podía dirigir y enel fondo el único reprocheque le hace se reduce a poca cosa: elhechode haberasomadoel autor demasiadola nariz y de no haberseocultado bastantedetrásde sus personajes.Este mismo reprocheesel que podía hacersea Cambacérbsal juzgar éste al protagonistadeLey social, según criterios personalesmás que en relación con susméritos propios e intrínsecos.

«No lo oculto —escribe el crítico—: una pasajera relación deantipatíame aleja aquí de Marcos.» Más fundadoes el juicio vertidosobre la protagonista,aunqueel autor de Sin rumbo es impulsadopor sus naturalesinclinaciones: «Confieso que, como unidad ile des-arrollo, ejercesobremí un podermás grandede atracciónel carácterde Adela, lógico siempre, consecuentedesde el principio hasta elfin en la vehemenciacada vez mayor de su pasión. Me sedL¡ce eseexquisito tipo de mujer, nacida para el amor y el sacrificio...»

Por lo demás,el estudiopsicológico de los personajesde la novelay de las situacionesplanteadases exactoy objetivo. Al subrayar,ensu rápido estudio, los elementosprincipales del libro (la descripcióndel baile, la contemplacióndel mar, la entrevistade los dos prota-gonistas, la meditación y toma de conciencia de Marcos, el cstilo«correcto, de frase fácil y sonora, algo larga»), Gambacérésdestacalo que Ley social encierra de «verdad de observación»y de «inten-cidad de análisis». En otros términos, Gambacérésjuzga a la obracon un criterio esencialmenterealista y naturalista.

El remate de la crítica, las ú!timas lineas del artículo escritasamodo de conclusión son muy propiasde la pluma aceradadel autor.Al destacarel «talento incuestionable,luminoso, sólido» de GarcíaMérou, al apuntarque «es uno de los escritoresargentinosllaníadosa quebrarla escarchade la indiferenciapública en estabendita tierradonde tan poco se lee y donde tantas otras cosaspeores se hacen»,

EUGENIO CAMBACERES: NOVELISTA Y CRITICO 381

reapareceen Cambacérésel escritor genuinoque atacaa un tiempoa la Argentina,a su público y a la inmoralidadreinante.El crítico deGarcíaMérou ha cedido el paso al satírico de Pot-pourri.

CLAUDIO CYMERMANUniversidad de Toulouse (Francia)

Sud-América.Martes, 30 de septiembrede 1884, pág. 1, columna ó.«Secciónliteraria»: Música sentimental.

(En carta particular, Miguél Gané hace un juicio sobre elúltimo libro de Gambacérés,y aunqueno fue escrita para serpublicada,nos tomamosla libertad de dar a la prensa algunospárrafos. Entre los tantos y variados ataquesy defensasquehan provocadolas obras de Cambacérés,creemos de oportu-nidad oír un juicio, que haciendo toda justicia al talento delautor, juzga severamentelo que consideraun extravio, con todala franquezay sinceridaddel quehablaen privado con un amigo.)

Un progreso inmensosobre el primer libro.Del Pot-pourri podrá decirseque era la obra ligera de un hombre

de mundo, escéptico,indiferente a tas reglas del arte literario hastael exceso,incorrecto, deshilvanado,pera lleno de talento. La Músicasentimental es de un escritor hecho y formado. Jamás he visto unprogreso semejantede un volumena otro. Pareceque en el primerobuscarasu vía y en el segundola hubieseencontrado.

¿Buenavía? Detestable, deplorable, odiosa. Eso no es literatura,eso no es arte, eso es un parti-pris inexorable, un despilfarro de ta-lento, un caprichode patricio que hacetapizar sus letrinas con telasde Persia. La naturalezano nos ha dado la facultad de reproducirel color y la forma de las cosaspara que las empleemosen pintaramorosamentelas úlceras de un perro o esculpir la cabezadeformede un enano.Que Tissothaga un libro sobreun vicio infame, conve-nido; pero que Meissonierlo pinte o Carpeaux(cito un naturalista)lo esculpa, no. Toda la escuelaa que Musica sentimental pertenece,exagerada,violenta, torpe a veces, es un atentado no tanto contrala moral, sino contra el buen gusto, la educaciónintelectual de la so-ciedad, tosca por naturalezay que necesita el espectáculoconstantede las cosasbellaspara no caeren una degradaciónde forma y fondo

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que haría imposible la vida para el autor mismo como para todohombredelicado. ¿Qué hay belleza brutal, salvaje, en la descripciónde la bajeza humana, en la sonda que sale cuajada de humores?Los que sabemoslo que cuesta escribir y pintar podremostal vezapreciarla; el público <cuando se publica un libro es para él, si no elmanuscrito bastaría), el público no ve sino que ya es permitido em-picar una enfermedadrepugnante,prolijamente detallada, como temade romance.Cambacér?s,tipo del gentieman,habla de esas cosasenun libro, y cualquierase creerá justificado, por tan culto modelo,pa¡tthablar de ellas en un salón. ¿Piensa el autor evitar que los jóvenesargentinos vayan a lugares de perdición? ¡Bah! Es simplementeunprurito y eso me irrita.

El campode observaciónes tan vasto y tan inexploradoentre nos-otros, quemeda una pena profundaver un hombretan bien dotado,quees hoy un escritor completo,con todossusdefectosde estilo, des-viarse con deliberado propósito, pintar llagas inmundasante una so-ciedadcomola nuestra, la que más necesitala prédica incansabledelideal.

Ahora cierro el sentimientoy apelo al criterio puro. Pablo es unapintura maravillosa de un carácter fundamentalde nuestra tierra. Sinun átomo de altura moral, con el honor corriente que se limita a norobar y hacerpataanchadondequiera, quese ha entregadoa corrom-pidas o al juego cuandose ofrece, residuode los que iban de taleroa la Pandoraacruzarle el rostro de un rebencazoo cortarle la trenzoa una querida infiel, sin educación,confiado en su viveza,buen mozo,es decir, melenanegra, ojos dulces, cutis mate, enamorado, el tipoque nos revienta, pero que entre las cocottes,de boulevard se entien-de, haceprima.

La enfermedadde que muere es lógica en él <no he dicho queel libro no sealógico, al contrario, ¡helas!), comoel bofetón a Loulou,comoel emperramientoen la mesade juego,comoel arranquegestialquepone en peligro la vida de una infeliz. El duelo muy bien hecho,mueycierto, sobre todo el génerode valor de Pablo y el sentimientode profundasimpatía que levanta en el corazón del escépticoque locontempía, mezclade respetoante eserasgo humano quees la verda-dera batalla moral de la especiey la vibración de la cuerdapatriótica.¡Qué diablo!, al fin Pablo es un criollo... ¡Qué no hará un hombreque tiene esas trouvailles!

Comoestilo, a mil codosarriba de Pot-pourri. Cambacérésha es-crito con mejor salud física y moral. Todala descripciónde las costasdel Mediterráneoes pura y elegante.

EUGENIO CAMBACERES: NOVELISTA Y CRITICO 383

Eugeniodebeescribir, escribir siempre,aunquesea en esepésimaterreno; el instrumentose perfeccionay el día no lejano en que lacalma de su espíritu le haga ver mundos más claros y luminosos>tendrá el buril listo para trazar las líneas armoniosasde la vida.

Viena, 2 de agostode 1884,

MIGUEL CANÉ

Sud-América.28 de diciembrede 1885. «GarcíaMérou», por EugeniaCambacérés.

(Publicamosen seguidaun juicio crítico de Eugenio Gam—bacérés.cl aplaudido novelista nacional, sobre la recientepro-ducción de nuestro colaboradory amigo el señorMartín GarcíaMérou. La palabra de Cambacérésda la opinión definitiva so-bre Ley social, novela que según su expresióna de quebrarlaescarchade la indiferencia pública levantandomerecidamenteel nombredel autor)

LEY SOCIAL

Nada más sencillo que la materia del libro.Marcosseducea la mujer de su amigo Zea.Sin amarla y dominada

ademáspor otra pasión —la que ha llegado a inspirarle una corte-sana, Rosa del Monte—,trata de romper con la primera.

Ella, entretanto,para salvar a su querido de la ruina eminentequelo amenazava hastael robo> despojoa supropio marido en obsequiode su amante.

Rosa lo sabe, y arrastrada por un sentimientode venganzades-cubre todo. Un duelo se sigue en el que Marcos se deja matar sindefenderse.

Como se ve, cabe el asunto en cuatro líneas. Nada de intrigo,nada de aventurasextraordinarias; estamoslejos con García Méroude las habilidadesdel faiseur; la encarnaciónde un bello ideal de unabsoluto,el héroe, el prototipo del valor, de la bondad y la nobleza,esa sempiternamentira de la antigua escuela,ha sido aquí arrancadade rok. El interésde la obra reposa exclusivamenteen la observación>en el estudio psicológico de las pasiones,en la vida misma de lospersonajespresentadosdentro del medio exacto en que se mueven.

384 CLAUDIO CYMFRMAN ALH, 2-3

Y si el autor hubiese hecho por ocultas-se un poco más, si acáy allá no asomarasu perfil interviniendo,condenandoo aplaudiendo,Ley social entraría de lleno en el cuadro de la novelanaturalista con-temporánea.

He dicho que los héroes, los entes de creación puramenteima-ginaria, habíansido suprimidosen Ley social.

Marcos, en efecto, es una figura real: ni bueno, en el fondo,ni muy malo; un descreído,un excéptico que saca su excepticismo,antes que de él mismo, de los otros, más de la influencia que sobresucorazóny su espíritu ha ejercidoel comercio de los hombresquede las tendenciasingénitasde su propia naturaleza; una figura hechade carne, de todo punto humana, en fin, reflexivamenteconcebidaytrazada con mano firme y audaz.

Seguidleen las últimas etapasde la ruta, antes del duelo, cuandoimpulsadopor la fatalidad implacabley ciega se ve rodar al fondode un abismo. Atenuad el efectode las sombrasnegras con que suimaginación de enfermo, exaltada, calenturienta, se complaceen re-cargar el cuadro. Descartadese exceso,eselujo de pesimismo—porlo demás,perfectamenteajustadoen el terrible lance—, y decidsi noveis, si no oís, si no sentís palpitar la vida, una vida intensa enesas páginas.

Sí, es eso, tal cual, ni más ni menos, por más que griten y pro-testen.

Un cargo, uno sólo, tengo que hacer a Marcos: su actitud cuando,entreél y su querida,se alza de pronto la figura vengadoradel marido.

¡Cómo la infeliz, la desgraciada,a trueque sólo de un poco decariño, le entrega todo, su corazón, su cuerpo, su honra, desciendehastacometerpor él la acción más repugnanteen la mujer, va hastahacerse,en bien suyo, una ladrona, y él brutal, infamemente,como unsangrientolatigazo, le arroja en pago el nombre de una prostituta alrostro, y no contento con verla caer por tierra fulminada, concluyepor declarar, lleno de satisfacción y de alegría, que hace suyas lastorpezas,los trípotajesde la otra1

¡Pero, señor, si esa mujer ha merecidoque le erigiera usted unaltar y se arrastrara de rodillas a sus pies... Pero si eso que a lostituido, hechotodo de una pieza,no ha podidoolvidarlo un sólo ins-tante!ojos de la justicia humana bastabapara hacer pudrir a Rosa en unacárcel tenía que ser mirado por usted, por usted solo, como un actosublime de abnegacióny de heroísmo,y usted, vigorusamenrecons-

¿Qué no la amaba? No importa. ¿Qué se encontrabaen una de

EUGENIO CAMBACERES: NOVELISTA Y CRITICO 385

esas horas de extravío profundo en que el choque de mil pasionescontrarias ofuscay enceguece?Ni aun así. Nada ni nadie, no hay po-der humano,no hay Dios que justifique,que excuseciertos arranquesen hombresde cierta altura.

No lo oculto: una pasajera relación de anfipatía me aleja aquíde Marcos, y confieso que, comounidad de desarrollo, ejerce sobremí un poder más grande de atracción el carácter de Adela, lógicosiempre, consecuentedesdeel principio al fin en la vehemenciacadavez mayor de su pasión. Me seduceeseexquisito tipo de mujer, na-cida para el amor y el sacrificio, enalteciéndoseen el crimen mismo;tal es el prestigio irresistible que la envuelve,subiendo más y mása medida quemás desciende.

Como verdad de observación,como intensidad de análisis, sobrela silueta de Rosa, amorosamentetrabajada, sin embargo, sobre Zea,sobre el mismoMarcos—la piedra angular del edificio—, está Adela.Es, en mi entender, el estudio más completo, la parte más acabadadel libro de García Mérou.

No pretendoentrar en un estudioprolijo y detallado de la obra;quiero sencillamentenotar a la ligera las impresionesque su recientelectura me ha causado.Me limito, pues, a dejar simplesconstancias,a señalar de paso, entre otros trozos, la descripcióndel baile, muybien hecha, en un estilo correcto, comoel de todo el libro, de frasefácil y sonora, algo larga; la entrevista siguiente de Adela con suamante;los toquesmagistralesquela contemplacióndel mar ha sabidoinspirar al pincel de García Mérou y, sobre todo, esa páginanotableesahorade abstracción,esereplieguede Marcossobreél mismo,la es-cena recordada ya en que antes de ir al duelo afronta su situaciónmanoa mano con su conciencia.

Me resumo: Ley social tiene su puestodesignado, un puesto dehonor en nuestra literatura embrionaria. Su autor, talento incuestiona-bit’, luminoso, sólido, es uno de los escritores argentinos llamadosaquebrar la escarcho de la indiferencia pública en esta bendita tierradondetan poco se lee y dondetantasotras cosaspeoresse hacen.

EUGENIo CAMBACÉRÉS

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