Europa en los tiempos del cólera

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Europa hoy, no tiene capacidad de ilusionar, de cohesionar o de hacer a la ciudadanía sentirse parte real de un espacio común. La Unión Europea no habla con sus ciudadanos, no sabe cómo explicarse, no tiene un relato adaptado a la realidad del siglo XXI. Sin embargo, la potencia de la red, nos permite hoy, enfrentar esta crisis. Las herramientas tecnológicas al servicio de la ciudadanía pueden renovar los mecanismos de información y participación generando nuevos espacios de interacción que enganchen a los ciudadanos.

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Índice

1-Tiempos de gripe y cólera Pag 03

2-Los deseados brotes verdes Pag 21

3-Un nuevo relato para Europa Pag 32

4-Una democracia disminuida Pag 45

5-Hacia la Europa 2.0 Pag 63

6-Una nueva trazabilidad política europea Pag 80

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1ª: Tiempos de gripe y cólera

Dos consignas, más que nada, se han utilizado para describir la esencia del mundo post-comunista:

el final de la utopía y el final de la historia.

Wolf Lepenies, (Más allá de la melancolía y antes de la utopía)

El 11 de junio de 2009 saltaron todas las alarmas: “riesgo de pandemia”. La Or-

ganización Mundial de la Salud elevaba a la escala 6 (nivel máximo), el nivel de

alerta por la nueva gripe A, precisando que se trataba de "una pandemia mode-

rada". La fase 6, se traduce en realidad, en que una epidemia global está en

marcha, y significa que ya hay brotes que se contagian a nivel comunitario en

al menos otro país de una región de la OMS distinta a la primera en que se de-

tectó el virus AH1N1. “Un virus contagioso que se transmite con facilidad de

una persona a otra y de un país a otro”, según declaraba Margaret Chan, direc-

tora general de la OMS.

Al mismo tiempo, el resultado de las elecciones europeas del 7 de junio de

2009, ponían sobre la mesa con toda crudeza lo que igualmente sabíamos pero

no queríamos reconocer: “la Europa política está enferma”. Una enfermedad

igualmente grave y contagiosa, aunque de otra naturaleza. Una infección que

se extiende por el viejo continente a medida que aumenta la frustración y el pe-

simismo de los ciudadanos europeos ante la incapacidad de las instituciones y

gobiernos de ofrecer a corto plazo un horizonte de esperanza frene a la crisis

económica y social. Síntomas de la enfermedad que quedaban confirmados a

modo de “pandemia moderada” en forma de abstención masiva ( 57%) en las

elecciones al Parlamento Europeo. Un importante brote de “cólera” colectiva de

la que parece que no tenemos igualmente una vacuna eficaz para combatirla.

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Esta vez el cólera no se manifiesta en términos epidemiológicos, como esa en-

fermedad aguda, diarreica, provocada por la bacteria Vibrio cholerae. El nuevo

cólera, no es la infección intestinal descubierta por Filippo Pacini en el año

1854, de la que Jaume Ferran i Clua elaboró la primera vacuna. El cólera, en-

fermedad que produjo varias epidemias, algunas de ellas de alcance práctica-

mente mundial -como la que partiendo de la India (zona de Bengala) asoló Eu-

ropa y América a principios del siglo XIX-, fue erradicada en el mundo desarro-

llado hace ya muchas décadas. La enfermedad que ahora se manifiesta, es de

raíz sociológica y política, pero igualmente letal para Europa. Lo hace a través

de la emergencia de reacciones y brotes nacionalistas y populistas, del replie-

gue identitario, de manifestaciones racistas y xenófobas, y de actitudes protec-

cionistas frente a terceros. Actitudes que erosionan el sentimiento de pertenen-

cia y compromiso de los ciudadanos frente a Europa y sus instituciones. Una

patología que aleja a Europa de sus vecinos y socios del resto del mundo, y

pone en grave peligro los cimientos del largo e inacabado proceso de construc-

ción europea iniciado hace sesenta años.

Y es que los números no engañan. A pesar del gradual aumento de las compe-

tencias comunitarias y de los poderes del Parlamento Europeo desde que se

celebraran las primeras elecciones europeas en 1979, la participación de los

ciudadanos ha seguido la tendencia a la baja. Desde 1979, la participación en

las elecciones al Parlamento Europeo ha descendido del 62% al 43% en los úl-

timos comicios1.

Año de elecciones Participación (%)

1979 - EU9 61.99

1984 - EU10 58.98

1989 - EU12 58.41

1994 - EU12 56.67

1999 - EU15 49.51

2004 - EU25 45.47

2009 - EU27 43.24

 Evolución de la participación electoral en las elecciones europeas (1979-2009)

1 http://www.elections2009-results.eu/es/index_es.html

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La bajísima participación de junio de 2009, son un síntoma claro de que la Eu-

ropa política está enferma. Una enfermedad que nos interpela a reflexionar so-

bre la forma en que construimos y comunicamos Europa a los ciudadanos. Es

una infección que cabalga desbocada hacia la pandemia, para la cual los líde-

res europeos parecen no haber declarado la alerta máxima, a imagen y seme-

janza de las medidas adoptadas para la pandemia de la Gripe A. Pareciera

como si el cólera ciudadano fuera una leve infección pasajera que se curara

por sí sola. Nada más lejos de la realidad.

Las causas son complejas y profundas, y requieren de un delicado y minucioso

análisis para regenerar y reactivar el tejido y el músculo democrático de la

Unión. Lo que está en juego no es solo ganar o perder unos cuantos puntos de

participación electoral, o soportar y digerir un grado mayor o menor de enfado

de los ciudadanos europeos. La presente crisis, representa el mayor reto de la

Unión Europea de las últimas décadas. El cólera ciudadano, manifestado en

una deserción mayoritaria en la participación y desapego hacia el proyecto eu-

ropeo, puede poner en peligro a la propia Unión si no reaccionamos. La UE, a

pesar de su larga trayectoria y tras sesenta años de cooperación europea, tiene

que seguir legitimándose todos los días por la vía de los hechos, algo que no

tienen que hacer las instituciones de sus Estados miembros.

Las amenazas que atenazan a la Europa comunitaria de hoy, no son ni meno-

res ni despreciables. La otrora beneficiosa y potente maquinaria de la unidad

europea, que unía y hacía converger movimientos y voluntades de gobiernos,

instituciones, empresas y ciudadanos, parece estar gravemente averiada. Asis-

timos a un proceso de confrontación de una idea de Europa contra la otra. Pa-

decemos la ofensiva de una minoría política, administrativa, económica y me-

diática, que ha visto la oportunidad de recuperar el control de sus “pucheros”

nacionales y locales frente a lo que ellos llaman la “burocracia de Bruselas”.

Éstos, cuentan con la inestimable pasividad, y en algunos casos, incluso con la

complicidad de algunos gobiernos y líderes nacionales que han visto la oportu-

nidad de recuperar el terreno cedido a Bruselas en el proceso de integración

europea de los últimos años.

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El enemigo está en casa

El mayor peligro de hoy para el proyecto europeo no lo constituyen las amena-

zas externas de peligrosos vecinos que acechan más allá de las fronteras ex-

teriores de la Unión. Está dentro de casa. Es la Europa que defiende a uñas y

dientes una UE puramente económica contra la Europa política, la Europa de

ayer contra la Europa de mañana. Es la lucha de Europa contra Europa, esa es

la paradoja del futuro2. Es principalmente dentro de nuestras fronteras donde

anida el germen del virus que envenena el proyecto europeo que tanto ha cos-

tado construir en los últimos sesenta años.

A la Unión le acechan horizontes nacionalistas, racistas y proteccionistas que

representan una amenaza de importantes e imprevisibles consecuencias a me-

dio y largo plazo para nuestro futuro individual y colectivo. Entre esas

reacciones europeas a la crisis, destacan las actitudes proteccionistas, y entre

ellas la más evidente es el proteccionismo económico. Ante una crisis tan

devastadora como la que padecemos, es fácil para un Gobierno tomar

decisiones endogámicas ya sea en política fiscal, en política industrial o en

política comercial. Lo hemos visto en algunas de las decisiones adoptadas por

algunos gobiernos europeos durante los últimos meses, en un intento

desesperado de aparecer como líderes pro-activos. Reacciones más propia de

una Europa que ya no existe, como si estuviéramos todavía en una Europa con

veintisiete mercados nacionales, obviando la realidad de un potente mercado

interior plenamente integrado.

Pero no solo es un fenómeno europeo. La OMC ya ha avisado del daño que

para los países en desarrollo ocasiona el llamado "proteccionismo financiero"

debido al giro nacionalista de los países más ricos del planeta. Los préstamos

transfronterizos a los mercados emergentes se han reducido drásticamente. La

inversión extranjera directa disminuyó en 285.000 millones de dólares en 2008,

un 15% menos que el año anterior. La caída de las remesas de emigrantes es

de entre el 8% y el 5%, y parece que asistiremos a una predecible reducción de

la ayuda oficial por parte de varios países europeos. Todo ello se viene a sumar

al llamado "proteccionismo de baja intensidad" que se difunde a través de los

2 Europa contra Europa. Olivier Ferrand. Hachettes Littératures, 2009

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paquetes de estímulo económico y de apoyo financiero de los Gobiernos para

afrontar la crisis. Medidas con imposiciones de compras públicas a empresas

nacionales, como el Buy American -compre americano- que se ven replicadas

por el Buy Canadian, el Buy Chinese o el Buy French.

Existe otra cara del proteccionismo igualmente demoledor para el proyecto

europeo: el proteccionismo político. Aquel bajo el que se cobijan aquellos que

consideran, erróneamente, que se puede paliar la crisis desde el ámbito

nacional: el "sálvese quien pueda". Éste es especialmente preocupante en los

países más desarrollados de la UE, y debemos alertar a los ciudadanos del

peligro de las acciones de los Gobiernos que sólo miran a las próximas

elecciones, y que terminan por hacernos más pobres a todos. Es ese un

"proteccionismo" que no protege, y que sólo se puede combatir mediante la

concertación nacional e internacional de los agentes sociales y públicos,

sindicatos, empresarios, gobiernos e instituciones3.

Este proteccionismo político, no es más que un nacionalismo disfrazado que

constituye el terreno abonado para la emergencia igualmente de los grupos y

organizaciones de la extrema derecha. En los últimos años, hemos asistido a la

consolidación de partidos racistas y xenófobos como el Vlaams Block, partido

nacionalista flamenco que llegó incluso al 30% en la ciudad de Amberes, al

éxito del Front National de Jean-Marie Le Pen, que llegó a disputar la segunda

vuelta de las Presidenciales francesas a Jaques Chirac en al año 2002, o a la

del Partido Liberal de Austria (FPÖ) y posteriormente el BZÖ del fallecido Jörg

Haider en Austria, que revalidó en diversas ocasiones su elección como

Gobernador de la provincia de Carintia arrebatándosela a los socialdemócratas.

Movimientos y partidos que creíamos localizados únicamente en Bélgica,

Francia y Austria que no solo han logrado consolidarse, sino que han logrado

franquear el llamado “cordon sanitaire” (cordón sanitario) de los partidos

democráticos, multiplicándose en otros países de la Unión Europea.

¿Es este una análisis exagerado?. La noche del 4 de junio de 2009, se

conocieron los primeros resultados de las elecciones europeas en algunos

3 G-20: las caras del proteccionismo. Diego López Garrido, EL PAIS , 15/06/2009. http://www.elpais.com/articulo/opinion/G-20/caras/proteccionismo/elpepiopi/20090402elpepiopi_4/Tes

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países, y los resultados electorales en Holanda produjeron un escalofrío

general a los demócratas de toda Europa. El partido ultraderechista Partido por

la libertad (PVV), se alzaba con el segundo puesto de las elecciones en su

primera participación en las elecciones europeas. Gracias a una abstención del

60%, desbancaba incluso a los laboristas del PvdA en el gobierno. Con su

extravagante jefe de filas Geert Wilders al frente, y con una campaña bajo el

lema “más Holanda, menos Europa” y “no a Eurobia”, los tradicionalmente

tolerantes holandeses legitimaban la estrategia de la extrema derecha.

Holanda, país fundador de las Comunidades Europeas, sucumbía también al

avance del cólera.

Pero si el sistema inmunológico político de los países fundadores de la UE no

es capaz de contener el avance de la extrema derecha, difícilmente lo pueden

hacer países con democracias más jóvenes y vulnerables. Hungría, uno de los

países más afectados por la crisis financiera y económica, ha padecido igual-

mente el avance de la enfermedad. La grave crisis económica, y el anuncio de

dolorosos recortes en el sistema social que afecta principalmente a las capas

medias y bajas de la sociedad húngara, hundieron al gobernante partido socia-

lista del MSZP. El derechista Fidesz, logró catorce diputados de los veintidós

asignados al país, aunque el otro triunfador de la jornada fue el partido ultrade-

rechista Jobbik (Movimiento por una Hungría Mejor), que logró tres escaños en

el Parlamento Europeo con el 14% de los votos. El Jobbik y el movimiento pa-

ramilitar de la Guardia Húngara, aumentaron sus apoyos con un discurso xenó-

fobo contra la minoría gitana. Otro ejemplo de cómo van ganando terreno los

movimientos racistas y antisemitas. Y así, podríamos continuar detallando el

avance de los partidos eurófobos o nacionalistas en el Reino Unido o Finlandia,

donde alcanzaron porcentajes superiores al 15%.

Pero mal que les pese a algunos nostálgicos de los antaño todopoderosos

estado-nación, la realidad demuestra que no hay hoy una salida nacional a la

crisis. Padecemos una crisis sistémica desde el punto de vista económico y

financiero, y una crisis democrática desde el punto de vista social, crisis que

sólo puede superarse a través de políticas de carácter global. Solo un potente

instrumento creador o facilitador de progreso, bienestar y solidaridad

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compartido como es la Unión Europea, puede ofrecer la medicina eficiente que

combata el nuevo cólera en Europa. Cólera que se manifiesta en el auge de la

desconfianza y el miedo, y para enfrentarla con garantías, necesitamos un

cuerpo sano que tenga las defensas naturales necesarias para combatir la

extensión de la enfermedad. Y eso pasa por una UE que hable y actúe de

forma coordinada, con una sola voz, para luchar contra la crisis y evitar que la

amenaza de la cólera ciudadana se extienda definitivamente por todo el tejido

político y social europeo. Tenemos que reaccionar de forme inmediata y evitar

que se extienda todavía más por las mentes y las almas de los ciudadanos y

pueblos de Europa. Necesitamos comprender las causas profundas, ofrecer un

proyecto renovado, recuperar la ilusión y confianza y reconstruir el relato

europeísta.

Una larga incubación

Los síntomas de la desafección ciudadana hacia el proyecto europeo no son

nuevos ni nos han sorprendido. Se han ido incubando durante los últimos años

como el caldo que cuece en un puchero a fuego lento. Incluso podríamos decir

que deberíamos agradecer muy efusivamente el esfuerzo de muchos

ciudadanos que han ido a votar a unas elecciones europeas cuando durante

casi cinco años el debate europeo ha brillado por su ausencia. Mucho hemos

conseguido en tan solo quince días de campaña electoral.

Señales de alarma no han faltado. Uno tras otro, las diferentes encuestas y

Eurobarómetros nos han ido apuntando la distancia creciente entre los

ciudadanos y las instituciones, entre las políticas e iniciativas europeas y la

capacidad de comprensión y apropiación de éstas por parte de los ciudadanos.

Apenas unas semanas antes de las elecciones al Parlamento Europeo, los

resultados del Eurobarómetro de primavera nos alertaban ya de lo que se

estaba encubando: solo el 34% de los ciudadanos manifestaba que

“probablemente votaría” el 7 de junio4. El sondeo, basado en una muestra de

27.218 personas de toda Europa, mostraba con toda crudeza el creciente

desapego o desconocimiento de los ciudadanos por los asuntos europeos.

4 Eurobarómetro 69, primavera 2009.

http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/eb/eb69/eb69_es_nat.pdf

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Todo un síntoma de la pérdida de pulso político y social en un momento en que

la Unión Europea, con sus instituciones a la cabeza, necesita ser el principal

abanderado en la respuesta a la crisis económica y social, contando con la

complicidad, el apoyo y la participación activa de los ciudadanos. Finalmente,

tras unas semanas de intensa campaña electoral, más centrada en “razones

nacionales” que en el análisis y la confrontación de las propuestas sobre el

futuro de la UE, un 43% de europeos, menos de la mitad de los electores,

ejercieron su derecho al voto a lo largo y ancho de la Unión Europea.

Este escenario ha sido probablemente la consecuencia lógica de los síntomas

de la manifestación de la cólera ciudadana que no supimos o no pudimos

prevenir. Algunas de las causas son propias y genuinamente europeas:

“seamos claros: una campaña de tres o cuatro semanas no puede variar 180 grados la

tónica que ha dominado a lo largo de los últimos años la comunicación sobre políticas

y actuaciones de la UE. Desde la penosa campaña del referéndum francés en mayo

de 2005 hasta la del 7-J han sido demasiadas las ocasiones en que los mensajes

sobre Europa se han caracterizado por la falta de rigor, el oportunismo y, en

ocasiones, los argumentos falaces5”.

Como reconoce el propio Vice-presidente de la Comisión Europea Joaquín

Almunia, éstas y algunas otras de las iniciativas políticas europeas de los

últimos años, como la fallida directiva de tiempo de trabajo –conocida como la

de la jornada de 65 horas- o el apoyo del Consejo y el Parlamento europeo a la

no menos reprochable directiva sobre retorno de inmigrantes, no son un

estímulo a confiar en el potencial cooperativo de la UE como una potencia

transformadora. No se han expuesto argumentos claros y convincentes sobre

cómo la Unión Europa puede alcanzar un futuro mejor tras la crisis. No hemos

explicado bien, que sólo actuando a escala europea, podremos ofrecer

simultáneamente crecimiento económico y cohesión social, combinando

competitividad y oportunidades iguales para todos, disfrutar de una moneda

fiable y estable, o garantizar un futuro para los jóvenes combinado con la

necesaria solidaridad con una población cada vez más envejecida.

La expansión de la cólera ciudadana, no es ajeno tampoco a la hegemonía de

un relato neoliberal global que ha dominado el mundo y Europa durante casi

5 La coalición proeuropea. Joaquin Almunia. EL PAIS, 23/06/2009

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dos decenios. Este cabreo y frustración monumental de muchos de nosotros,

viene dado en parte por los efectos devastadores de la hegemonía de las

terapias ultra-liberales, del individualismo, del “laissez faire”, el del Estado y las

Instituciones disminuidas. Un relato que ha condicionado el discurso y la

práctica política, económica, social y cultural tanto en Europa como en el

mundo. Un relato sustentado en la inmunización natural del mercado,

espoleado por una ideología mercantilista totalitaria que ha minado los

instrumentos de control y supervisión de las instituciones públicas y que nos ha

llevado al desastre. La hegemonía del mundo de las finanzas sobre las

instituciones políticas democráticas ha sido finalmente letal tanto para las

primeras como para todos.

La consecuencia de esos años de unilateralismo económico sin control ninguno

la ha constituido en primer lugar el colapso del otrora llamado “nuevo orden

mundial”. En realidad era un nuevo orden internacional ficticio, artificial, que ha

resultado un fiasco y se ha generado un gran desorden global. Finalmente se

ha destapado la mentira de aquella doctrina resultante de la superación de la

Guerra Fría y que los movimientos neoconservadores se aprestaron a bautizar

con pasión y vehemencia como “el fin de la historia”6. Una teoría

neoconservadora con su profeta particular, el profesor americano Francis

Fukuyama7 a la cabeza. Aquel que defendía la irrefutabilidad de una nueva

era, donde el capitalismo y el libre mercado eran los grandes triunfadores tanto

de la batalla de la ideas como en el terreno de los hechos. Los defensores del

“Fin de la historia”, concluyeron que asistíamos a la victoria de la política y de la

economía neoliberal sobre las ideologías utópicas del siglo XX. Ya nada

volvería a ser igual. Era el triunfo total del “pensamiento único” acompañado

por una potente estrategia de marketing político, diseñado y financiado de

forma destacada por Think Tanks conservadores como el proyecto Nuevo Siglo

Americano8. Un movimiento secundado por potentes intereses económicos y

financieros que tomaría años después las riendas de la Administración

americana bajo la presidencia de George W. Bush. Una ideología que gozaría 6 El fin de la historia y el último hombre. http://es.wikipedia.org/wiki/El_fin_de_la_Historia_y_el_%C3%BAltimo_hombre.7 Francis Fukuyama. http://es.wikipedia.org/wiki/Francis_Fukuyama.8 New American Century. http://newamericancentury.org/

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de un especial predicamento entre algunos destacados líderes europeos como

Aznar o Barroso, compitiendo por ser los herederos políticos de Ronald

Reagan, el Presidente americano que proclamó: “las ideas tienen

consecuencias: la retórica es política y las palabras son acción”. Los neocons

europeos tienen pues grandes responsabilidades en la deriva de Europa.

El credo neoliberal era aparentemente simple y comprensible. No había sitio ni

lugar para ideologías alternativas al capitalismo. De hecho ya no eran

necesarias, porque la historia del hombre se explicaría en función de la única

vía posible, el libre mercado. Un mercado sin controles ni regulaciones de

ningún tipo, con capacidad para auto-regularse y asignar eficientemente los

recursos. Las teorías del “Fin de la historia” parecían anunciar así el fin político

de las ideologías utópicas que marcaron la historia política, económica y social

del siglo XX. Se abría paso una nueva era donde la globalización liderada por

la política, la economía y la tecnología occidental reflejada en el hiper-liderazgo

de los EE.UU, aparecían como los triunfadores absolutos de la historia

moderna dando paso a un nuevo orden internacional. La vieja Europa y sus

instituciones, parecía obsoleta ante el empuje triunfal del nuevo mundo.

Pero los acontecimientos del año 2008, y muy en particular la crisis financiera

internacional, desintegraron de un plumazo el paradigma neoliberal post-

capitalista que parecía ya inmutable. El año 2008 será recordado como el año

que certificó “el fin del fin de la historia9” y el de su “pensamiento único”,

haciendo saltar por los aires el sistema capitalista neoliberal y removiendo los

cimientos del sistema económico mundial. Una crisis que liberó al mismo

tiempo todo su potencial infeccioso en forma de calamidades financieras y

económicas y que azotaría de forma brutal a las clases medias y trabajadoras

de los países desarrollados.

El año 2008 parecía caracterizarse por constituir un verdadero “cambio de

paradigma”. Un cambio traumático en forma de pandemia financiera que se ha

extendido irremediablemente a casi todos los ámbitos del mundo globalizado

9 El fin del fin de la historia. Pau solanilla. Revista FRC. http://www.fcampalans.org/images/noticias//08_solanilla.pdf

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del que Europa no podía ser ajena. Una pandemia financiera, económica y

social que constituye la primera gran crisis de la globalización y ha insuflado

energías renovadas al cólera ciudadano ante las consecuencias directas sobre

sus vidas. Los ciudadanos europeos, aturdidos y sorprendidos por la velocidad,

magnitud e impacto de las consecutivas crisis, observaban atónitos el

espectáculo de unas instituciones desbordadas por los acontecimientos.

El primer azote de las calamidades en Europa lo constituyó la crisis del alza del

precio del petróleo, de las materias primas y de los alimentos a inicios del año

2008. Las “commodities”, aumentaron de precio debido al juego de la

especulación de algunos operadores amparados en la falta de transparencia de

los mercados. Una crisis que golpeó a las economías de todos los países y

muy especialmente a la clases medias y trabajadoras europeas. Pero más

dramático fue todavía para millones de familias y personas de todos los

continentes con rentas bajas, haciendo más miserable si cabe su ya precaria

situación alimentaria.

Esta crisis coincidiría con una nueva crisis institucional en la Unión Europea

ante el “no” irlandés en el referéndum de ratificación del Tratado de Lisboa el

18 de Junio de 2008. Un nuevo traspiés al ya de por si vapuleado proceso de

construcción europea tras el fracaso de la ratificación de la Constitución

Europea. Una nueva crisis institucional que venía a sumarse al fracasado

proceso constitucional europeo, que sumió de nuevo a la UE en la depresión

política, la incertidumbre y la parálisis. Las necesarias políticas e instrumentos

comunitarios que el nuevo Tratado dotaba a la Unión para poder afrontar los

nuevos desafíos de una Europa a veintisiete Estados, quedaban de nuevo

embarrancadas en las costas irlandesas en el peor momento posible.

Apenas recuperados del shock, y cuando la Presidencia francesa de la UE -con

el hiperactivo Sarkozy a la cabeza-, se disponía a concentrar sus esfuerzos en

la hoja de ruta que debía encarrilar una solución a una nueva crisis

institucional, la crisis geo-política derivada de la breve guerra entre Rusia y

Georgia de agosto de 2008 nos devolvió a escenarios felizmente superados del

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siglo XX. Emergía entre Rusia y Occidente una especie de “paz fría” aderezada

con la discusión del ingreso de Georgia y Ucrania como países miembros de la

OTAN como trasfondo. Todo ello al tiempo que China asombraba al mundo con

su capacidad organizadora de unos cuasi perfectos Juegos Olímpicos, no

exentos de polémica por la falta de libertades en el gigante asiático. El verano

de 2008, puso sobre la mesa de forma ya visible, la emergencia de un mundo

en mutación, multipolar, con la emergencia de nuevas potencias que nos

interpelaba a construir una nueva gobernabilidad global alejada de las

componendas y acuerdos únicamente entre europeos y norteamericanos.

Pero ese intenso año 2008, nos tenía reservado la madre de todas las

sorpresas. El 15 de septiembre, el mundo se sacudió ante la quiebra de

Lehman & Brothers y padeció un “tsunami financiero” posterior que fue

contaminando a la velocidad de la luz el complejo y sofisticado mundo de las

finanzas internacionales. Primero en los EE.UU, con un reguero de

intervenciones públicas de urgencia, AIG, Merrill Linch,Goldman&Sachs,

Washintong Mutual..., para saltar luego al corazón de Europa obligando a

gobiernos de sistemas tan liberales como el británico a nacionalizar

parcialmente su banca, o a los gobiernos belga y holandés a salir al rescate de

gigantes financieros como Fortis o Dexia. Asistíamos atónitos a toda una

“tormenta financiera perfecta” que dejaba numerosos cadáveres por el camino,

como la bancarrota de Islandia, hasta unas semanas antes el país con los

habitantes más felices del mundo, abocada a pedir su ingreso urgente en la

Unión Europea, no por convicción, sino por obligación, y a aferrarse así al único

salvavidas disponible para no ahogarse económicamente en las heladas aguas

del Mar del Norte.

La crisis fue contaminando a todos a modo de “pandemia financiera”. Tanto a

las grandes potencias económicas -EE.UU, Reino Unido, Francia o Alemania -

como a potencias emergentes como Rusia, Brasil o México, que debían

intervenir en defensa de sus divisas, y evidentemente a pequeños países como

Suiza, Hungría, Irlanda o Portugal. Una crisis financiera con un potencial

infeccioso aún peor que la Gran Depresión de 1929 según algunos expertos,

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pero que había sido sin embargo percibida y anunciada ya un año antes por los

problemas derivados de las ya tristemente famosas subprimes. Problemas al

que los dirigentes europeos afirmaban que éramos inmunes, al ser “un

problema norteamericano”, pero que nos contagió con cuasi igual virulencia. Un

cataclismo que nadie supo o pudo atajar a tiempo, y que demostró lo obsoleto

de las instituciones de gobernanza política y control económico tanto a nivel

regional como a nivel mundial. Una crisis demoledora que se trasladó

ineludiblemente a la economía real, con el aumento exponencial del desempleo

–con especial intensidad en España- , que conjugado con el deterioro de la

confianza en el futuro por parte de empresas y ciudadanos, empujó a Europa

hacia una inevitable recesión. Todo ello ante la impotencia de gobiernos e

instituciones, atónitos ante la avalancha de malas noticias y frentes a atacar sin

apenas tiempo ni capacidad de reacción.

El año 2008 irrumpió en nuestras vidas de forma brutal en forma de crisis

institucional, crisis geo-política, crisis financiera y finalmente como crisis

económica y crisis social. Unas crisis de gran magnitud y en muy poco tiempo,

que apenas pudieron ser comprendidas y digeridas por el sistema, y con un

altísimo coste y deterioro económico y social. Una situación de multi-crisis a la

que a duras penas se pudo responder con decisiones de emergencia por parte

de las instituciones europeas y de los gobiernos nacionales. Unas reacciones

desesperadas, no siempre coordinadas, en un intento de minimizar y contener

sus desastrosas consecuencias. El desconcierto era prácticamente total. Las

respuestas insuficientes. La semilla del cólera estaba sembrada y bien

arraigada.

Estos lodos vienen de algunos polvos anunciados hace ya algunos años.

Avisos a los que no supimos o no quisimos prestar atención. Raimon Obiols,

actualmente diputado al Parlamento Europeo y una de los políticos más leídos

de España, publicó en 1999 –hace exactamente una década-, un magnífico

libro bajo el título “Patria Humana10”. Entre otras muchas cosas, el ensayo

10 Patria Humana. Globalización y socialismo en el siglo XXI. 1999. Ed. Flor del viento.

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describía con maestra precisión, la crisis financiera y económica que empezó a

desarrollarse en el sudeste asiático en julio de 1997. Una crisis generada a raíz

de la devaluación de la moneda tailandesa, y que se extendió sucesivamente al

conjunto de Asia, a Rusia y a América Latina, afectando dramáticamente a

cientos de millones de personas y reduciendo drásticamente las perspectivas

de crecimiento de la economía mundial. Un aperitivo de la crisis que viviríamos

años después.

Aquella crisis avanzaba “los crujidos sordos de la economía americana”, y ya

entonces se hablaba de la primera crisis de la globalización. Obiols y algunos

otros como Felipe González al frente de la Comisión Progreso Global,

defendían entonces que esos síntomas significaban también una profunda

crisis del paradigma económico neoliberal que, tras más de dos décadas de

implementación hegemónica, no podía dar más de sí. Obiols predijo ya en su

libro un horizonte de disminución progresiva de los ritmos de crecimiento, un

aumento de la desigualdad y del paro, y un panorama de crisis e incertidumbre

ante el futuro. Acertó de lleno sobre lo que se nos venía encima, pero ni él ni

otros pudieron prevenir la velocidad y magnitud del desastre del 2008:

““Newsweek”, un semanario estadounidense habitualmente optimista ante los

asuntos de la economía y de la vida en general, abría su portada del 14 de

octubre de 1998 con un enorme título alarmante ("Trauma Global") y los

siguientes subtítulos, en forma de dramáticas interrogaciones: "¿Será EEUU el

próximo? ¿Puede Asia recuperarse? ¿Quién perdió Rusia? ¿Se puede salvar

Brasil?”. El último de estos interrogantes en la portada de “Newsweek” era

especialmente jugoso: “¿Tenía razón Marx?". Los Estados Unidos veían

empeorar su balanza comercial. A la inversa de los japoneses, los ciudadanos

estadounidenses ahorraban poco y consumían mucho. En agosto de 1998,

según los datos del Departamento de Comercio, el déficit comercial

estadounidense se había situado en los 14.400 millones de euros, un 15,3 %

más que el mes anterior. Era el quinto mes consecutivo de reducción de las

ventas al exterior y de incremento de las importaciones, a causa de la crisis

global. Principal causa: el abaratamiento de los productos llegados de los países

asiáticos y la reducción de exportaciones a los mismos. Se preveía que la deuda

16

Page 17: Europa en los tiempos del cólera

exterior, que era de 1.080.000 millones de euros a finales de 1997, pasaría a

más de dos billones de euros en el año 2000.

(…/…)

El verano de 1998 fue crítico. Comentando sus vacaciones, Alan Greenspan,

presidente de la Reserva Federal, confesó que había estado “jugando al tenis

con una raqueta en una mano y un teléfono móvil en la otra; realmente sorprendí

a mis contrincantes”11. La bolsa de valores había caído de forma notable ( el 5 de

agosto de 1998 Wall Street sufrió una de sus caídas históricas) y pese a

repuntes intermitentes (un 17 % en octubre, desde su punto más alto a

mediados de junio) existía una notable inquietud ante una creciente restricción

del crédito (credit crunch) a las empresas a consecuencia de la crisis bursátil, los

inquietantes rumores sobre el estado de una serie de importantes fondos de

inversión y grandes instituciones bancarias, y la reacción de cautela extrema de

los bancos frente a las empresas.

“Escuchen con atención”, resumía ABCNews en octubre de 1998,12 “y podrán oír

ustedes los sordos crujidos de la economía norteamericana bajo la presión de la

crisis económica global. Sí, en efecto, las cosas siguen funcionando bien por

aquí, pero van mal en muchos otros países. Y América no es inmune”.

Toda esa descripción, avanzaba los síntomas de tensión del capitalismo neo-

liberal: la primera era que los inversionistas y los otros agentes financieros se

hallaban presos de pánico y desconcierto ante una serie de fenómenos

económicos negativos, en muy distintas regiones del mundo, que apenas

comprendían. La segunda, que el mercado estaba indicando un momento de

cambio de ciclo: después de siete años de expansión, la economía

estadounidense estaría entrando en una súbita desaceleración, o tal vez una

recesión 13. Los mercados de valores y los inversionistas institucionales en los

EEUU eran vistos, en el otoño de 1998, cómo "las últimas piezas del dominó

en tambalearse"14. Los fondos de inversión, especialmente los altamente

especulativos como los fondos de cobertura (Hedge Funds), habían tenido

11 G. Pascal Zachary, “Al Fall Down”, In These Times, 18 de octubre de 1998.12 ABCNEWS Special Report, “The Global Economy Hits Home”, octubre de 1998, http://www.abcnews.com/sections/business/globaleconomy/globaleconomy_intro.html13 Robert J. Samuelson, "¿Una depresión en el 99?”, Newsweek, 12 de octubre de 1998.14 Robert J. Samuelson, art. cit.

17

Page 18: Europa en los tiempos del cólera

duras pérdidas a causa de los imprevisibles vaivenes de los mercados

bursátiles. Aquellos crujidos se olvidaron, pero las vigas del sistema estaban ya

resquebrajadas y fue cuestión de tiempo que la estructura se viniera abajo.

Así pues, la crisis financiera que nos azota no es fruto de un cúmulo de

circunstancias debidas a la mala suerte o al azar. Se han invocado factores que

los expertos definían como “altamente improbables”, pero que se han

demostrado como irremediablemente reales. El capitalismo financiero o el

“capitalismo casino”, se ha destapado como un dispositivo similar a una bomba

nuclear activada que finalmente ha explotado, detonada por la avaricia y el

descontrol sin límites de una ideología totalitaria, el neo-liberalismo. Aquella

que nos intentó convencer de la hegemonía del mercado y la auto-regulación.

El reino del capitalismo financiero se enraizó igualmente de forma implacable

más allá de la economía o del mundo de las finanzas. Penetró hasta el tuétano

también en el mundo de la política y de las instituciones, como han demostrado

los años del gobierno de George W. Bush y algunos de sus aventajados

discípulos europeos. La hegemonía del pensamiento neo-liberal también ha

estado bien presente en la política europea de la última década, y se ha

traducido en la relajación de la supervisión, la permisibilidad ante la des-

regulación y una espantosa falta de control político del mundo de las finanzas.

Parecía que asistíamos en Europa a una “década prodigiosa” que aportaba

grandes beneficios económicos a algunos, aunque no significó un aumento de

la riqueza real para la mayoría de los ciudadanos. Creció y se desarrolló un

gigante que se ha demostrado finalmente tener los pies de barro.

A pesar de que la llama prendió en los EE.UU, la política europea tampoco

puede escapar de sus responsabilidades en el contagio y extensión de la

pandemia económica y financiera. Poco a poco, la política neoliberal también

ha intentado -y en buena parte ha conseguido-, construir una nueva visión de

una Europa desregulada de la que ahora padecemos sus nefastas

consecuencias. Hemos asistido a la batalla sorda de aquellos que querían

quedarse anclados en la Europa técnica, la del mercado único europeo, sin dar

18

Page 19: Europa en los tiempos del cólera

pasos hacia delante para construir la Europa política, la Europa social, la

Europa de los ciudadanos. La UE ha ido superando a lo largo de su historia

diversas etapas, con crisis políticas e institucionales y altibajos económicos,

pero siempre caminando hacia un horizonte común que fue definido en el

proyecto de los “padres fundadores”, la Europa política, expresión utilizada

para evitar utilizar el término tabú de una Europa Federal que levanta ampollas

en algunas capitales.

En los últimos años, ese horizonte ha saltado por los aires. La UE ha sido

escenario de una lucha sorda, cuasi imperceptible, una lucha de una Europa

contra la otra. Últimamente se hace ya de forma de forma más evidente, frontal,

e incluso suicida, dando como resultado el bloqueo de la UE política. Por un

lado hemos padecido los embistes de los nacionalismos estatales y

euroescépticos, pero por otro también los palos en las ruedas de aquellos que

defendían supuestamente “más Europa” pero que no dudaron en tumbar la

Constitución europea al considerarla insuficiente. La consecuencia ha sido el

debilitamiento de la legitimidad de las instituciones y de los instrumentos que la

UE tiene para poder afrontar los desafíos presentes y futuros. Ahora es tarde

para evitar el desastre y el daño está irremediablemente hecho, casi una

década perdida, embarrados en una interminable batalla institucional. Mientras

tanto, todos reclamábamos que la UE reaccionara ante los numerosos desafíos

a los que nos enfrentamos, pero sin los instrumentos necesarios para poder

hacerlo. En definitiva, a la Unión Europea la hemos inscrito a una carrera de

velocidad pero corriendo con una sola pierna, a la pata coja.

Entre unos y otros hemos condenado durante los últimos años a la UE a la

anorexia política y nos aferramos a la esperanza de que el Tratado de Lisboa

nos devuelva algo de impulso para poder encontrar de nuevo la senda del

camino. El riesgo reside sin embargo, en que exijamos unas altas prestaciones

a nuestras instituciones cuando las hemos tenido aparcados en el garaje y no

tienen la maquinaria bien lubricada. La puesta en marcha a pleno rendimiento

de los mecanismos de toma de decisión política colectivos y de la solidaridad

mutua europea, no se consigue apretando el botón de “start” como en un

19

Page 20: Europa en los tiempos del cólera

dispositivo electrónico que ha estado en el modo “pause” durante un tiempo. Es

una cultura política, una forma de hacer basada en principios y valores

compartidos que requieren de piezas de buena calidad y un cierto

mantenimiento de la maquinaria política y del andamiaje institucional. Algo que

no han hecho con mucho celo los que debían pilotar la nave europea en estos

últimos tiempos. Ahora es tiempo de reaccionar, y veremos si tenemos la

capacidad, el talento y la valentía para explotar al máximo las posibilidades de

la UE que ofrece el nuevo Tratado de Lisboa. El nuevo andamiaje institucional

quizás nos ofrezca los instrumentos para la acción política, pero hará falta

además una decidida voluntad e iniciativa política para aprovechar todo su

potencial, y eso no es hoy tan evidente.

20

Page 21: Europa en los tiempos del cólera

2ª: Los deseados brotes verdes

La creatividad ya no es una cuestión

de qué empresas tienen a los directivos más visionarios;

si no quién posee la arquitectura

de la participación más convincente

Rite Solutions

No todo podían ser malas noticias. El final del año 2008 nos insufló algo de

esperanzas con los grandes cambios en la hiper-potencia americana. Las

elecciones en los EE.UU, abrieron la esperanza del cambio con la victoria de

Barak Obama tras ocho años de neoconservadurismo militante. Tanto los

estadounidenses como la mayoría de gobiernos y ciudadanos europeos,

estábamos deseosos de pasar página de la era Bush lo antes posible.

Queríamos dejar atrás a un Presidente que con sus las limitaciones innatas y

sus errores, hicieron del mundo un lugar menos seguro e inestable.

La victoria de Obama destapó todo un caudal de nuevas esperanzas y de un

cambio en la orientación de la política interior y exterior de la administración

americana, poniendo fin a la llamada revolución conservadora. Un cambio de

las políticas basadas en la des-regulación económica y financiera, el

unilateralismo, la militarización, por otra orientada a la cultura de la cooperación

y el liderazgo compartido. Una apuesta por el multilateralismo -que aunque

liderado igualmente por los EE.UU- , debe trabajar activamente por construir

una nueva gobernanza mundial capaz de afrontar los retos políticos,

económicos, sociales y medioambientales del presente y del futuro. Europa y el

mundo necesitábamos un nuevo mesías. Un nuevo líder capaz de interpretar el

mundo en toda su complejidad y proyectar nueva esperanzas en un futuro algo

mejor.

21

Page 22: Europa en los tiempos del cólera

Barak Obama no ha defraudado en sus primeros meses de gobierno,

convirtiéndose –sarcásticamente- en “la gran esperanza blanca” para un nuevo

mundo algo más ordenado y comprensible. En su primer año de mandato,

podríamos afirmar que se mostrado más que como un gran líder mundial, como

el mejor psicólogo político del mundo. En un mundo necesitado de buenas

noticias y sobretodo de nuevas esperanzas, Obama hace buena la máxima que

dice que "la política es comunicación", y se ha destapado como un gran “geo-

terapeuta” que ha venido a ofrecer algo de medicina alternativa a los grandes

males que nos azotan. Los líderes europeos hacen cola para reunirse y

fotografiarse con él. Todos pendientes de una llamada de Washington para

hacerse la foto con el nuevo profeta político del mundo. Obama, con su

capacidad retórica y habilidad para conectar con amplísimos grupos sociales,

levantó un nuevo caudal de esperanzas con un vocabulario político nuevo

alejado de la unilateralidad y arrogancia de la Administración Bush. No deja de

ser sorprendente lo que unas pocas palabras pueden conseguir: "trabajar

hombro con hombro con los socios europeos", "desplegar un poder inteligente",

"escuchar al resto del mundo", "trabajar por los intereses mutuos", o el increíble

“Asalam aleykum” la paz esté con vosotros- en su vibrante discurso en la

Universidad de el Cairo dirigido al mundo musulmán del 5 de junio 2009.

América, Europa, el mundo árabe o África, han sucumbido al embrujo Obama:

“la democracia no es hermosa, es útil. La libertad no es una meta, es un medio. Y las

guerras y los abusos de poder no son solo inmorales, sino que impiden el desarrollo15”.

Obama despliega un léxico nuevo en una inteligente estrategia de persuasión

dirigida a los EE.UU y al mundo. Una nueva actitud que quizás sea el preludio

de la emergencia de medidas políticas y económicas que constituyan una

vacuna eficiente para recuperar al enfermo americano y europeo. Lo

verdaderamente importante sin embargo, es pasar de las palabras a los

hechos. Hace unos años, en una conferencia en Barcelona el filósofo y escritor

Josep Ramoneda, director del CCCB, sugirió una definición del poder que me

llamó la atención:

"El poder es el tiempo que pasa de las palabras a los hechos".

15“ Obama en Africa”. El Pais12/07/2009

22

Page 23: Europa en los tiempos del cólera

Las palabras de Obama "suenan bonitas" como dicen los mexicanos. Veremos

si tienen la fuerza y el poder para poder transformarse en hechos rápidamente.

La geo-terapia política es necesaria pero no suficiente, y está por ver si es

sostenible a medio plazo tanto en su política exterior como interior. De

momento disfrutemos de los beneficios emocionales de la terapia obamiana.

Pero Obama ayuda pero no cura, y tiene ante sí una tarea titánica con un frente

interno nada fácil de gestionar en el que se juega buen parte de su caudal

político: la recuperación económica y sobretodo la creación de empleo, la

reforma sanitaria -la madre de todas las batallas-, y la guerra de Afganistán.

Tres frentes de gran calado y enorme dificultad.

En el terreno económico, a pesar de las declaraciones sobre el atisbo de brotes

verdes, la larga crisis empieza a pasar factura a Obama. Tras la gigantesca

operación de salvamento y estabilización del sistema financiero, y la inyección

de miles de millones de dólares, la economía y la creación de empleo no

acaban de arrancar. Los Estados y sus Gobernadores, han tendido que reducir

drásticamente los gastos, echando a la calle a miles de empleados públicos

con el consiguiente descontento y malestar. El desempleo sigue aumentando,

pero paradójicamente algunos bancos como el City o Barclays, anunciaron que

en el 2009 obtendrían beneficios récord y están ya preparando bonus

millonarios para sus directivos ante el asombro y la indignación de propios y

extraños. El año 2010 será además un año electoral, y decenas de

Gobernadores se juegan sus puestos, como lo hará el Congreso de los EE.UU.

Los congresistas pondrán en juego sus deseados escaños, y en el Partido

Demócrata, empiezan ya a temer una desmovilización de muchos de los que

apoyaron a Obama para las presidenciales de 2008.

La reforma sanitaria es donde Obama se juega en gran medida su credibilidad.

Todos los analistas creen que la sacará adelante, pero muy descafeinada tras

la conciliación necesaria entre el Congreso y el Senado, el primero más

progresista frente a un Senado más conservador. En esa batalla, las

aseguradoras médicas se están gastando una media de 1,5 millones de

dólares al día en anuncios en contra de la reforma propuesta por Obama, lo

que da una idea del tremendo negocio que el sistema actual genera. Mientras,

50 millones de personas no tienen ningún tipo de cobertura médica, y otros 100

23

Page 24: Europa en los tiempos del cólera

millones la tienen en condiciones precarias y limitadas. Y es que en los EE.UU

quedarse sin empleo no es lo más grave, también significa no tener cobertura

sanitaria ni para ti, ni para tu familia. Un sistema de todo o nada que genera

una gran ansiedad y verdaderos dramas a amplias clases medias que pueden

perderlo todo en un abrir y cerrar de ojos.

Finalmente Afganistán, la guerra de Obama. Una guerra que no puede

permitirse el lujo de perder, pero que no puede ganar. Por un lado aprietan los

militares y los republicanos exigiendo un aumento del contingente militar de

unos 40.000 soldados, con el consiguiente aumento del gasto público ya

insostenible. Por otro, una opinión pública y los demócratas en contra,

reticentes a aprobarlo ante una guerra que recuerda demasiado a la guerra de

Vietnam, uno de los tabúes de la memoria colectiva americana. En la

Administración Obama, hay enormes tensiones entre intereses opuestos, y el

Presidente ha dilatado al máximo la decisión. Algunos dicen que no tomar la

decisión es ya por sí misma una decisión. Toda una patata caliente en la que

EE.UU pide ayuda a Europa mientras nosotros miramos hacia otro lado16.

En definitiva, que en Washington, a orillas del hermoso río Potomac, se están

librando importantes batallas que condicionarán la capacidad de maniobra e

iniciativa del Presidente profeta. Lo más curioso de todo, es que mientras los

europeos estamos centrando las ilusiones y las esperanzas de futuro

principalmente en dos temas, el despliegue del Tratado de Lisboa, y la

Conferencia sobre Cambio Climático de Copenhague de diciembre de 2009,

desde los EE.UU el primero se mira con un cierto escepticismo, y el segundo

con indiferencia. La prioridad de la administración americana es la compleja

agenda interna.

Mientras tanto, al otear el horizonte europeo y constatar el paisaje político e

institucional ante nosotros, no se atisba a vislumbrar la emergencia de algún

liderazgo individual o colectivo capaz de generar algo de ilusión y esperanza a

corto plazo. Europa y sus líderes se mueven entre la voluntad de ofrecer

respuestas nuevas, y la dura realidad de sus incapacidades. En la Unión

Europea vivimos ya desde hace años entre la utopía y la melancolía. La

melancolía no es más que la característica típica del estado de ánimo de las

16 http://pausolanilla.blogspot.com/2009/10/en-el-pais-del-profeta-obama-ii.html

24

Page 25: Europa en los tiempos del cólera

civilizaciones viejas y algo cansadas, descrita de forma brillante por Wolf

Lepenies como “la tristeza que no encuentra palabras”17. Y esa es quizás la

realidad de la Europa de hoy, un continente políticamente triste, que necesita

de una nueva dosis de visión, pasión y de acción europeísta. Lo expresó hace

unos meses Felipe González, “parece que en el viejo continente europeos

somos todos, pero europeístas somos menos, incluso parece que cada vez

menos”.

Así pues la crisis cumple ya más de dos años desde la emergencia de los

problemas con las tristemente célebres subprimes sin que se vislumbre en el

horizonte una reacción a corto plazo pese a los deseados brotes verdes en los

que todos queremos creer, aunque aparecen síntomas de recuperación en

diversos países que nos insuflan algo de optimismo. Los expertos creen que la

confianza sólo regresará, cuando los supervisores y reguladores consigan

entidades más transparentes, algo que quizás cueste más de lo previsto. Si

hiciéramos caso de algunos economistas y expertos de diferente signo como

Xavier Sala i Martí o Jaques Attali, no tendríamos grandes esperanzas de

reformar el sistema. Según éstos, las nuevas normas no evitarán la siguiente

crisis, sólo cambiará su naturaleza, porque "las nuevas crisis financieras

mundiales utilizarán todos los recursos de las nuevas tecnologías de la

comunicación”. Una mala noticia para todos aquellos que quizás ingenuamente

creímos que ante las devastadoras consecuencias de la crisis y el descontrol

del mundo de las finanzas, asistiríamos a la emergencia de un nuevo orden

financiero y económico internacional más regulado y más justo.

Muchos queríamos ver emerger una nueva teoría económica que sustituyera a

las utopías regresivas del fundamentalismo de mercado. Pero a medida que se

va superando la parte más dura de la crisis financiera y de sus efectos sobre la

economía real, parece observarse una pérdida del potencial reformista

reclamado por todos tan sólo hace unos meses18. Conocimos la noticia que el

banco estadounidense Goldman Sachs, aumentó en un tiempo récord sus

beneficios en el segundo trimestre de 2009 hasta los 3.440 millones de dólares

-2.458 millones de euros-. Algo sorprendente cuando apenas un año antes el

Gobierno de los EE.UU tuvo que inyectar en el banco 10.000 millones de 17 Más allá de la melancolía y antes de la utopía. Melancolía y utopía. Wolf Lepenies. 2008. Ed. Arcadia18 El deseado punto G (Global). Pau solanilla. Nueva tribuna. http://www.nuevatribuna.es/noticia/11681/OPINI%C3%93N/claro-manda.html

25

Page 26: Europa en los tiempos del cólera

dólares. La publicación de estos resultados tuvo lugar el mismo día en el que

el diario Financial Times revelaba que sus ejecutivos vendieron cerca de 700

millones de dólares -más de 500 millones de euros- en acciones después de

que quebrase Lehman Brothers en septiembre de 2008. Al parecer, la mayor

parte de las ventas se llevaron a cabo mientras el banco de inversiones

estadounidense se beneficiaba del programa de rescate bancario del Gobierno

por un total de 10.000 millones de dólares -unos 7.151 millones de euros-. Para

aderezar un poco más toda ésta ensalada de sospechas, las entidades

financieras han reservado miles de millones de euros para pagar primas

millonarias a sus directivos, en muchos casos, los mismos personajes que nos

llevaron al desastre financiero.

Para aquellos que no somos economistas, nos cuesta digerir y comprender

noticias como esas, e intentamos recurrir a los expertos. Uno de ellos, Paul

Krugman, nada sospechoso de ser un mediocre, profesor de Economía de

Princeton y premio Nobel de Economía 2008, nos ha arrojado algo de luz al

fenómeno. Parece ser que la mayor parte de estos beneficios tiene que ver

con el aumento de las operaciones de alta velocidad:

“algunas instituciones, Goldman Sachs incluida, han estado usando ordenadores

super-rápidos para adelantarse a otros inversores, comprando o vendiendo

acciones una fracción de segundo antes de que nadie pueda reaccionar. Las

ganancias derivadas de las operaciones de alta velocidad son una de las

razones por las que Goldman está obteniendo beneficios récord y

probablemente pague primas también récord19”.

¿Que hemos aprendido del tsunami financiero que provocó la inyección de

miles de millones de dólares y de euros a las entidades financieras? ¿Qué fue

de la promesa de regular el sistema financiero internacional para evitar nuevos

abusos?. En cuanto hemos relajado un poco la presión, parece que los grandes

directivos financieros no están dispuestos a dejar de ganar con el sistema del

capitalismo casino que nos ha llevado al desastre. La crisis financiera ha

sacudido al capitalismo, pero no lo ha derrotado. Quizás no debería hacerlo,

supuestamente para garantizar una cierta estabilidad y evitar sustos mayores,

pero necesitamos reformas de forma urgente que parece tardarán en llegar, si

es que finalmente lo hacen. Y es que una vez más, el impulso reformista de los

19 Premiar a los malos actores. Paul Krugman. Negocios, EL PAIS 9/08/2009

26

Page 27: Europa en los tiempos del cólera

gobiernos pierde fuerza frente al lobby financiero. Es por ello que no debemos

bajar la guardia y continuar ejerciendo desde todos y cada uno de nuestros

ámbitos una presión constante sobre los gobiernos e instituciones para caminar

con paso firme por la senda de las reformas, la protección y la regulación frente

al “capitalismo casino”. Es preocupante observar cómo algunos de los peores

vicios reaparecen apenas intuimos el germinar de supuestamente modestos

brotes verdes. Habría que recordar y memorizar, como cuando se aprenden las

tablas de multiplicar, algunos mitos y mentiras que nos han inculcado en los

últimos años que se debía haber llevado por delante esta crisis20:

- Más mercado y menos Estado. Antes de la crisis, en plena vorágine de creci-

miento alocado, se pedía que dejaran manos libres al mercado, al que se consi-

deraba justo repartidor de riquezas. En sectores que son sistémicos, no sólo la

banca, es absurdo que el Estado se retire del todo. Si por volumen de empleo o

el peso en la economía, una empresa no puede caer, el Estado debe tener con-

troles y supervisión.

- La supervisión escasa impulsa al mercado libre. En el mundo financiero anglo-

sajón, la normativa se tomaba como una pesada carga que frenaba la creación

de riqueza. A la vez, persistía la creencia de que la autoridad supervisora británi-

ca, la Financial Services Authority, y la norteamericana, la Securities Exchange

Commission, eran implacables con los que se saltaban la ley. La crisis ha de-

mostrado que las entidades van por delante de los reguladores. Crearon una

banca en la sombra sin ningún control y organizaron un mercado de hipotecas

subprime sin asumirlas en sus balances. La clave es regular sin estrangular al

mercado.

- Los banqueros son profesionales de prestigio y deben tener salarios elevados.

Ha quedado demostrado que los ejecutivos y los consejeros aprobaban produc-

tos de los que desconocían su riesgo real. Es decir, no hicieron bien su trabajo.

Sin embargo, cobraban unos sueldos estratosféricos que les hace responsables

de lo ocurrido, aunque al final la factura la han pagado los ciudadanos y los ac-

cionistas. Los bonus por beneficios fuerzan a mentir a la gente para cobrar más.

- El que la hace, la paga. Este axioma ha mutado en "al que la hace, le pagan",

porque los pocos altos ejecutivos que han perdido su puesto se han ido a casa

20 14 mitos caídos tras dos años de crisis. EL PAIS. 21/07/09. http://www.elpais.com/articulo/economia/mitos/caidos/anos/crisis/elpepieco/20090719elpepieco_1/Tes

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Page 28: Europa en los tiempos del cólera

con muchos millones. Hasta ahora, la lista de bajas de presidentes o consejeros

delegados es esta: Fred Goodwin, del Royal Bank of Scotland; Charles Prince,

de Citigroup; Stanley O'Nelly, de Merrill Lynch; Marcel Ospel, de UBS; Martin Su-

llivan, de AIG; Ferry Killinger, de Washington Mutual... y pocos más.

- La banca comercial es aburrida, el dinero está en la banca de inversión. Hace

sólo unos años, las entidades dedicadas a la banca comercial, la que obtiene re-

sultados céntimo a céntimo eran consideradas atrasadas financieramente, me-

nos rentables y ausentes de glamour. Algunos Gobiernos y supervisores alenta-

ron el crecimiento de la banca de inversión, que protagonizaba grandes opera-

ciones internacionales y movía el tejido empresarial. La crisis ha demostrado que

detrás de todo esto había más ingeniería financiera y burbujas de liquidez que

otra cosa.

- Los grandes mercados están supervisados y regulados. Las hipotecas basura y

los CDS (seguros de impago) movían miles de millones pero no estaban regula-

dos ni supervisados. Además, las entidades los tenían fuera de sus balances.

Este tipo de productos ha demostrado ser vulnerables a la incertidumbre. Para

evitarlo, la UE quiere que, a partir de 2011, la banca que trabaje con productos

fuera de balance tenga más capital.

- El mercado es eficiente y pone precio a los activos. Este largo ciclo de creci-

miento alentó la creencia de que el mercado siempre da precio a los activos. En

mitad de esa carrera alcista, los bancos norteamericanos insistieron en la utiliza-

ción del mark to market, es decir, que los activos se valoren a precio de merca-

do, recogido en las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC). El resultado

fue que los activos se hincharon en paralelo a la burbuja. Esta filosofía también

está en la reforma internacional de Basilea II. Ambas están en profunda revisión.

- No hay que preocuparse de la liquidez, casi es ilimitada. "La idea de que siem-

pre había liquidez acabó con el principio del medir el riesgo real. Parecía que ha-

bía dinero para todo", apunta Robert Tornabell, catedrático y profesor del Depar-

tamento de Dirección Financiera de ESADE. Lo cierto es que se ha pasado de

golpe, de la inundación a la sequía.

- No hay ciclos en la economía. En mitad de la borrachera de crecimiento, algu-

nos economistas sostuvieron que los ciclos habían desaparecido. Tras superar,

sin graves problemas, la crisis de las divisas latinoamericanas y de las empresas

28

Page 29: Europa en los tiempos del cólera

puntocom de principios del 2001, algunos apuntaron que la experiencia pasada,

junto a la interconexión entre las autoridades internacionales, podía mitigar la vi-

rulencia de ciclos pasados. Lejos de eso, la globalización ha demostrado que

hace sobrereaccionar a los mercados, amplifica las noticias negativas y la des-

confianza.

- Los bancos, cuanto más grandes, más seguros. Nadie osaría hacer este co-

mentario en presencia de los presidentes de Citigroup, Bank of America, Royal

Bank of Scotland o del ex presidente del difunto Lehman Brothers. Precisamente

las víctimas de esta crisis están, en parte, en la lista de los gigantes del sector,

con la excepción de los españoles. El Banco de Inglaterra y el BIS han dicho que

si las entidades son demasiado grandes para quebrar, son demasiado grandes

para existir. El BCE pide que sean controlados por colegios de supervisores, no

sólo por el de su país.

- Con la globalización, no importa donde esté la sede social. Parte del negocio

ruinoso de Citigroup o de Lehman Brothers estaba en Asia o Europa. El Royal

Bank tuvo pérdidas en Nueva York, pero al final han sido los Gobierno norteame-

ricano y británico los que han pagado la factura del rescate. Cuando una entidad

cae, el lugar donde está la sede social es clave para las ayudas. Por eso, los po-

líticos quieren "campeones nacionales" y ha resurgido el nacionalismo económi-

co.

- Estamos a salvo con las nuevas normas: las NIC y Basilea II. Poco ha durado

el prestigio de ambas normativas. Están en revisión completa para reforzar cua-

tro aspectos: las provisiones, que deberán hacerse en momentos de bonanza

aunque no haya morosidad (el modelo español); el capital, que deberá aumen-

tar, sobre todo si hay operaciones de riesgo; el principio de consolidación dentro

del balance de todos los productos (para evitar la venta de subprime a terceros)

y vigilancia de la liquidez, que apenas se tenía en cuenta.

- Las agencias de 'rating' y los auditores vigilan. El oligopolio de las tres grandes

agencias de calificación financiera, Moody's, Standard&Poo's y Fitich ha fracasa-

do y se prepara una profunda revisión. Han demostrado no tener sistemas fia-

bles para medir los créditos basados en activos basura. Los auditores también

han sido criticados por mezclar sus servicios con los de consultoría. Hay empre-

sas que consideran que los auditores no te pueden criticar porque les estás pa-

gando.

29

Page 30: Europa en los tiempos del cólera

- Los 'hedge funds' y los productos sofisticados dinamizan la economía. La titula-

rización de activos (que es una forma de empaquetar y revender productos), los

derivados y los hedge funds fueron los protagonistas de la época dorada. Ahora

se les considera responsables de buena parte de la burbuja y del sobreendeuda-

miento. Warren Buffet advirtió de que "los derivados son verdaderas armas de

destrucción masiva".

Así pues, rescatar el sistema financiero sin reformarlo no es justo ni coherente.

Es injusto porque los principales responsables de la crisis se ven beneficiados

por la red de asistencia de los Estados que con el dinero de los contribuyentes

y sin la exigencia de responsabilidades, lavando la cara de directivos que en

algunos casos deberían ser condenados por delincuentes. No es coherente,

porque los directivos de esas compañías, siguen funcionando con un sistema

basado en que si las cosas van bien, ellos ganan, y si las cosas salen mal,

perdemos todos.

De la crisis financiera, el común de los mortales, los ciudadanos, hemos

aprendido que los bancos y entidades financieras son organismos “sistémicos”.

Cuando ellos se constipan, cogemos una neumonía todos los demás. Hasta

ahora los hemos protegido a ellos, vacunándolos mediante la inyección de

miles de millones de recursos públicos y sin saber muy bien si servirá para

recuperar al enfermo. ¿Quién nos protege a nosotros de estos tiburones y de

una nueva crisis si continuamos trabajando bajo los mismos parámetros?. La

infección de los bancos es poca cosa comparada con la cólera y la frustración

de muchos ciudadanos. No atisban a comprender el doble rasero de las

instituciones en el tratamiento de los problemas de las entidades financieras y

la facilidad con la que afloran los millones para rescatarlos, frente a las

enormes dificultades para afrontar algunos de los más graves problemas

sociales que atenazan a los ciudadanos.

Es curioso observar cómo el tabú de la contención del déficit se ha venido

abajo pero sólo en algunos casos. Hasta los más neoliberales se han vuelto

neo-keynesianos siempre que eso sirva a sus intereses particulares para salvar

sus chiringuitos. La consecuencia de ello es que hemos vuelto atrás en el

tiempo para certificar que “todos somos iguales, pero unos más iguales que

otros”. Desde las instituciones habrá que saber explicar lo que estamos

haciendo, porqué lo hacemos, y hacia a dónde vamos. Si no es así quizás

30

Page 31: Europa en los tiempos del cólera

logremos contener los brotes de la temible Gripe A, pero nada ni nadie logrará

frenar la pandemia de la cólera ciudadana y el descrédito de la política y sus

instituciones.

31

Page 32: Europa en los tiempos del cólera

3ª: Un nuevo relato para Europa

Nos hacemos mayores, pero no cambiamos.Nos volvemos más refinados, pero en el fondo,

seguimos siendo como cuando éramos pequeños,criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten

otra historia,y la siguiente, y otra más.

Paul Auster

De entre las diversas razones del divorcio entre las instituciones europeas y los

ciudadanos, podríamos afirmar que una de las principales es que las

instituciones de la UE han perdido la batalla de la comunicación. La Unión

Europea no habla con sus ciudadanos, no sabe explicarse, no tiene un relato

adaptado a la realidad del siglo XXI. Una de las consecuencias de esa

incomunicación es que la idea de Europa pierde fuelle. La UE ha perdido su

alma por el camino fruto de su propio éxito tras más de 60 años de paz, de

reconciliación, de estabilidad y de prosperidad. Aquel relato emocional de la

segunda mitad del siglo XX y a la que España se incorporó en el último cuarto

de siglo, ha quedado superado. Pareciera como si los líderes europeos y los

altos funcionarios comunitarios, no estuvieran al día de las técnicas del

lenguaje de la comunicación política moderna. Los socialistas españoles, uno

de los pocos gobiernos progresistas de Europa, deberían regalar a sus colegas

europeos y de forma inmediata, centenares de ejemplares de su libro de

cabecera “No pienses en un elefante” del neuro-lingüista Geroge Lakoff, para

hacer pedagogía de cómo articular un enmarcado actualizado para la UE:

”El enmarcado tiene que ver con elegir el lenguaje que encaja en tu visión del

mundo. Pero no tiene solo que ver con el lenguaje. Lo primero son las ideas. Y el

lenguaje transmite esas ideas, evoca esas ideas21”.

21 “Enmarcar para recuperar el discurso político”. No pienses en un elefante. George Lakoff. 2007. Ed Complutense.

32

Page 33: Europa en los tiempos del cólera

Los autores y expertos en comunicación política nos instruyen constantemente

sobre las técnicas y evoluciones del “storytelling” moderno. Un buen relato, nos

dicen, tiene que ser lúdico, sensorial y emocional, estar cargado de sentido,

didáctico, nemotécnico y favorecer la cohesión, la participación y la

interactividad de sus destinatarios22. Un relato sostenido en el tiempo que hay

que crear, planificar, nutrir, proteger y actualizar permanentemente. Algo de lo

que las instituciones europeas están ciertamente lejos. Y es que en el mundo

de la “Economía de la atención”, hay que dejar de hablar ya de transmitir

mensajes, y caminar por la senda de la creación de un relato estructurado y

que de sentido al galimatías de la información y al “ruido” a la que nos

enfrentamos todos los días. Es necesario diseñar una estrategia multimedia y

multisoporte que no puede ser solo construido desde el ámbito institucional,

sino que necesitamos un relato de Europa más compartido que nunca.

¿Cuál es entonces el nuevo marco comunitario para un relato europeo?. Debe

incorporar la lucha contra el cambio climático y el nuevo reto energético,

construir un nuevo desarrollo económico basado en la sociedad del

conocimiento, afrontar la compleja gestión de la inmigración, prevenir la

deslocalización de las empresas, la lucha contra la precariedad laboral o el

desempleo, el combate contra el crimen organizado y el terrorismo

internacional…etc. Un nuevo relato actualizado para una Unión diferente a la

del siglo XX. Cambiar el marco es cambiar el modo que tienen los ciudadanos

de ver, percibir y sentir a la Unión Europea. Los éxitos del pasado no

garantizan los éxitos del futuro por muy exitosos que hayan sido los logros de

Europa en estos últimos 50 años. Los ideales movilizadores de la idea de

Europa tienen que renovarse. Nos unen unos valores determinados y los

tenemos que expresar con valentía, firmeza y claridad, acompañándolos de

políticas ambiciosas, coherentes y posibles.

La UE debe ofrecernos un nuevo relato, con nuevos objetivos, nuevos

propósitos, nuevos procedimientos…, y algunas cosas más. El cambio de

22 Será mejor que lo cuentes. Antonio Núñez. Ed Empresa activa, 2007

33

Page 34: Europa en los tiempos del cólera

marco supone igualmente un cambio social. En un momento de incertidumbre

como el que vivimos, es necesario más que nunca una nueva ética de la

construcción europea que se haga cargo del estado de ánimo de la gente. Una

estrategia de comunicación política donde el mensaje sea también emocional:

unamos las fuerzas para ponernos a la cabeza de la respuesta europea a la

salida de la crisis. Hagamos del planeta un lugar habitable y sostenible.

Construyamos juntos una gran comunidad europea unida, diversa y plural para

afrontar con garantías los restos del siglo XXI. Una tarea titánica, cuasi

imposible pensarán algunos, pero la “no acción” aparece como la única “no

opción” posible. Y en eso, nuestros líderes europeos acreditan una actitud

desesperadamente conservadora, de contención de daños, de prudencia

extrema, mientras el mundo sigue girando a una velocidad de vértigo.

El reto es pues reforzar el vínculo de credibilidad entre los europeos, la política

y sus instituciones, siendo capaces de reconciliar de nuevo destino y

convicciones. Para ello debemos explotar todo el potencial creativo europeo,

diseñando acciones y políticas innovadoras, reelaborando una estrategia de

comunicación política y haciendo posible una verdadera participación

ciudadana. Y eso sólo se puede conseguir explotando al máximo las

posibilidades de las nuevas tecnologías, construyendo una Europa 2.0 como

complemento necesario a la tradicional comunicación política e institucional.

Conjugar innovación y tradición

La elaboración de un nuevo relato para la UE en estos primeros años del siglo

XXI, no significa romper con el relato fundacional que ha permitido construir

una Europa en paz y próspera durante la segunda mitad del siglo XX. Al

contrario, tiene que erigirse sobre los sólidos cimientos que ha constituido el

relato del proyecto europeo durante los últimos cincuenta años. Es necesario

actualizarlo con nuevos elementos movilizadores más acordes con la realidad

que vive hoy Europa y el mundo. Las tensiones o miedos entre lo nuevo y lo

viejo siempre generan un encendido debate. Asistimos regularmente en

numerosos entornos, a tensiones entre tradicionalistas y reformadores que

34

Page 35: Europa en los tiempos del cólera

pugnan por defender sus posiciones. Uno de los argumentos más

enriquecedores y pedagógicos sobre la necesidad de articular lo nuevo y lo

viejo, lo pronunció en un discurso la desaparecida escritora estadounidense

Susan Sontag en su aceptación del “Premio por la paz” de los libreros

alemanes en 2003. Bajo el título “Literatura es libertad”, nos ofreció una lección

magistral sobre la necesidad de renovar el relato de la Europa del siglo XXI

conjugando lo viejo y lo nuevo, innovación y tradición:

“el modelo de todo entendimiento -de conciliación- posible que alcancemos se

basa en reflexionar más sobre la antigua oposición de "viejo" y "nuevo". La

oposición entre "civilización" y "barbarie" está condicionada en esencia:

corrompe pensar y pontificar sobre ella, aunque mucho refleje determinadas

realidades. Pero la oposición entre lo "viejo" y lo "nuevo" es genuina, no se

puede erradicar, está en el centro mismo de lo que entendemos por experiencia.

Lo "viejo" y lo "nuevo" son los perennes polos de todo sentido de orientación en

el mundo. No podemos deshacernos de lo viejo porque en él está invertido todo

nuestro pasado, nuestra sabiduría, nuestros recuerdos, nuestra tristeza, nuestro

sentido del realismo. No podemos deshacernos de la fe en lo nuevo porque en

ella invertimos toda nuestra energía, nuestra capacidad de optimismo, nuestro

ciego anhelo biológico, nuestra capacidad para olvidar: la capacidad curativa sin

la cual toda reconciliación es imposible. La vida interior tiende a desconfiar de lo

nuevo. Es más, una vida interior profundamente desarrollada se resistirá a lo

nuevo. Se nos dice que hemos de elegir entre lo viejo y lo nuevo. De hecho,

hemos de elegir ambos. ¿Qué más es la vida sino el trato reiterado entre lo viejo

y lo nuevo? Me parece que siempre deberíamos buscar el modo de evitarnos

semejantes oposiciones tajantes.

Lo viejo frente a lo nuevo, la naturaleza frente a la cultura: quizás es inevitable

que los grandes mitos de nuestra vida cultural se expresen como geografía y no

sólo como historia. No obstante, son mitos, lugares comunes, estereotipos, nada

más; las realidades son mucho más complejas”.

El relato original de la UE basado en un horizonte de paz, de prosperidad, y de

estabilidad compartidos que han constituido el alma de la Unión, es un relato

35

Page 36: Europa en los tiempos del cólera

pensado para una UE que miraba principalmente hacia el interior, hacia sí

misma, el relato de la vieja Europa. Hoy necesitamos un relato más amplio,

más inclusivo y omni-comprensible, que articule la complejidad de una Europa

a veintisiete que necesita continuar construyendo un proyecto común, al mismo

tiempo que encuentra su lugar en el mundo, el de la nueva Europa.

Necesitamos un relato que articule sin contradicciones un discurso

comprensible y posible tanto hacia el interior de la Unión como hacia el exterior.

Debemos hilvanar una narrativa de una Europa amable consigo misma y con

su entorno, que sea reconocida y valorada tanto por sus ciudadanos como por

los ciudadanos del resto del mundo. Una Europa legitimada interna y

externamente, que sea generadora de ilusión y de compromisos individuales y

colectivos para movilizar de nuevo almas y voluntades, para continuar

construyendo un destino común. Hoy no es posible entender la UE si no

articula de forma coherente un relato movilizador tanto para Europa como para

el mundo. Todo un catálogo de nuevas responsabilidades colectivas para el

siglo XXI.

¿Cuáles pueden ser entonces esos nuevos elementos agregadores y

movilizadores de un relato europeo para la Europa de hoy?. Pueden ser sin

duda muchos y diversos, pero hay tres elementos indispensables que deben

estar en el centro de una nueva narrativa europea como condición sine qua

non:

El primero es el de la re-construcción de un sistema político y económico

europeo y global más eficiente, democrático y humano. Volver a creer y apostar

por una economía de mercado social europea. La globalización es un

fenómeno imparable e irreversible, pero hemos de ser capaces de proyectar un

modelo de crecimiento capaz de gestionar sus contradicciones, mitigando y

corrigiendo sus consecuencias negativas, y diseñando potentes instrumentos,

instituciones y políticas que den respuesta a los desafíos en el terreno

económico, educativo, social y medioambiental. Y es que la UE puede ser un

catalizador que permita acomodar y hacer compatibles los diferentes modelos

de desarrollo económico, apostando por una economía de mercado abierta y

dinámica que promueva la innovación y la productividad, la mejora del nivel de

36

Page 37: Europa en los tiempos del cólera

vida de los ciudadanos, al tiempo que refuerza los mecanismos de solidaridad

interna y externa. Es ilusorio e insostenible pensar que un potente Mercado

Único y una Unión Monetaria, puedan funcionar sin mecanismos de solidaridad

entre sus economías nacionales y sus vecinos, y que podamos gobernarnos de

forma cogerente y eficiente sin un verdadero gobierno económico europeo.

El establecimiento de potentes mecanismos de cohesión, va a ser sin duda la

prueba de fuego de los europeos en los próximos años. La Europa solidaria

tiene sus límites, pero forma parte irrenunciable del modelo de integración

europea. En los próximos años, ante el debate de las próximas perspectiva

financieras del periodo 2013-2017, vamos a observar hacia donde nos lleva y

hasta donde somos capaces de llegar. “Obras son amores y no buenas

razones” como reza el refrán. Y no en todos los países europeos percibimos la

solidaridad de la misma forma. Dicho eso, ¿estará España entre los países al

frente de una Europa solidaria una vez que seamos contribuyentes netos y se

nos acabe el maná de los fondos europeos?. ¿Nos volveremos quizás

progresivamente euro-escépticos ante un horizonte en el que una parte de

nuestros impuestos tienen que ir destinados al desarrollo de países y regiones

vecinas menos desarrolladas como el Magreb?. Vamos a asistir a un proceso

de actualización del europeísmo en España, y ahí mediremos en su justa

medida si el ideal español de un proyecto común europeo pasa igualmente por

una apuesta por la cohesión social y territorial europea también cuando afecta

a nuestra cartera.

El segundo elemento movilizador debería ser el reto de transitar hacia una

Europa sostenible, la respuesta de la UE al cambio climático. En Europa y el

mundo nos enfrentamos a la necesidad imperiosa de construir un nuevo

modelo de crecimiento con una reducción drástica de las emisiones de carbono

y una menor dependencia de los combustibles fósiles. La energía y la lucha

contra el cambio climático van a ser sin duda una de los temas emergentes de

la agenda europea y mundial de los próximos años. Una agenda para los que

no es fácil generar consensos en momentos de crisis como la actual. La UE ya

ha dado muestras de que está dispuesta a liderar un nuevo modelo de

desarrollo basado en la reducción de los gases de efecto invernadero. La UE

37

Page 38: Europa en los tiempos del cólera

tiene ya su Plan 20/20/20 con los que pretende cumplir antes del año 2020 con

sus compromisos de recortar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un

20%, mejorar la eficiencia energética en otro 20% y que el 20% de la energía

que consume proceda de fuentes renovables. Además, la UE también mantiene

su compromiso de que en 2020, el 10% de los carburantes utilizados en el

transporte sean renovables. Se ha comprometido además, a aumentar esas

reducciones en caso de que la Cumbre de Copenhague de diciembre de 2009

de como resultado un acuerdo global a la reducción de las emisiones a nivel

global.

La UE tiene, puede, y debe impulsar ese proceso. Debe ejercer un liderazgo

moral y efectivo que sea capaz de arrastrar por esa senda a otras potencias

industriales como Japón o los EE.UU, así como a los países emergentes como

Rusia, China, Brasil o India. La batalla va a ser dura y compleja, pero ese será

sin duda uno de los mejores instrumentos de smart power -poder inteligente-

que la UE podrá utilizar a medio y largo plazo como su mejor arma para el

liderazgo a nivel global. Y es que el mayor peligro al que nos confrontamos en

los próximos años, será seguramente el potencial conflicto entre recursos

naturales y población. Podemos asistir a una carrera por las fuentes de energía

y los minerales entre países industrializados y potencias emergentes, que den

como resultado nuevas tensiones geopolíticas. En ese escenario, la UE puede

jugar un papel central en el complejo tablero multilateral.

La UE sin embargo, no llega bien preparada para ese combate, y no porque no

tengamos un potente ejército europeo, no lo necesitamos. El verdadero

problema es que no actuamos todavía con una sola voz, y el mercado europeo

está fragmentado y es incoherente. Nuestra seguridad energética depende de

tres elementos principales: la diversificación de las fuentes y suministros, una

mayor eficiencia en la gestión de los recursos energéticos, y una negociación y

diálogo unitario con los productores. Para todo ello se necesita un mercado

europeo de la energía que vaya más allá de las actuales estrategias de intentar

mejorar o mantener las posiciones de los “campeones nacionales” de las

compañías petrolíferas, eléctricas o del gas. Necesitamos una estrategia

común y coherente también a nivel europeo. Hemos de hablar con una sola voz

38

Page 39: Europa en los tiempos del cólera

ante las industrias extractivas, ante los países productores, así como ante los

países de tránsito. Todo ello al tiempo que construimos una red de

interconexiones energéticas europeas. La UE necesita consolidar una política

común basada en la solidaridad energética entre sus miembros, algo que

todavía hoy no es evidente, como ha demostrado el conflicto energético entre

Rusia y Ucrania que tomó como rehén a buena parte de los países del centro y

este de Europa.

El tercer elemento fundamental para una nueva narrativa, es probablemente la

madre de todos los problemas: la cooperación al desarrollo y la inmigración. Si

tuviéramos que caracterizar en un solo fenómeno de los primeros años de este

siglo XXI, probablemente sería el del movimiento masivo de personas ya sea

por motivos económicos, medioambientales o por conflictos armados. Seamos

claros, estamos asistiendo a algo más que un fenómeno migratorio. Constituye

un verdadero “éxodo” de millones de personas forzadas a desplazarse y que

afecta a todas las regiones y naciones del planeta. Unos por ser países

emisores, otros por ser países en tránsito, y otros –los del primer mundo- por

ser países receptores. Un fenómeno imparable y fuera de control que amenaza

a la estabilidad de todos, y nos obliga a redefinir los límites de la justicia y de la

gobernabilidad. Gonzalo Fanjul, investigador de la ONG Intermón-Oxfam, ha

definido muy bien en pocas palabras el momento político en el que estamos: “el

debate sobre inmigración sí o inmigración no es irrelevante. El tema es cómo

gestionarlo”.

Y es que en la UE vivimos y convivimos con una realidad que no sabemos muy

bien cómo gestionar. En los últimos años hemos asistimos a una “micro-

gestión” nacional del fenómeno que es impensable en otros ámbitos de la

acción política o económica. Los países receptores seguimos obsesionados por

las acciones unilaterales para contener el fenómeno mediante medidas

restrictivas y coercitivas. A su vez, los inmigrantes, siempre intentarán

encontrar vías igualmente unilaterales para saltárselas. La UE acoge ya en su

seno a diez millones de inmigrantes ilegales que aumentará de forma

irremediable, lo que constituye todo un desafío ético, económico, social y

político. Un proceso que será cada vez más insostenible si no se combate de

39

Page 40: Europa en los tiempos del cólera

forma inteligente. La inmigración ha sido un fenómeno extraordinariamente

positivo para Europa, pero cuando se tiene la impresión que está fuera de

control, combinado con una situación de crisis económica, es el perfecto caldo

de cultivo para la emergencia del racismo, la xenofobia y el auge de los

movimientos de extrema derecha. El inmigrante tiene todos los números para

ser el chivo expiatorio de los miedos y frustraciones de una parte de la

población.

Los ciudadanos europeos han demostrado que tienen miedo al futuro, y la

angustia ante la crisis económica y la incertidumbre frente al futuro, se expresa

casi siempre con un rechazo ante todo aquello que viene de fuera. Un “renacer

proteccionista” que suele ir acompañado de un rebrote de sentimientos

xenófobos, convirtiendo a los inmigrantes en blanco perfecto a la hora de

exteriorizar los miedos. Frente a esos sentimientos, los inmigrantes nunca

pueden ganar. Si trabajan, quitan puestos de trabajo a los nacionales, y si

pierden el empleo, se convierten en una carga para el Estado aumentando el

gasto social. Hagan lo que hagan siempre tendrán la culpa del mal ajeno. En

todo ello, los medios de comunicación y la clase política juegan un papel

central en la gestación del miedo. De cómo ciudadanos, políticos y medios de

comunicación gestionen estos miedos, dependerá en parte el nuevo panorama

político que renazca de las cenizas de la crisis financiera23. Es el momento de

que la clase política y las instituciones europeas demuestren que dan la talla e

insuflen confianza a una población desorientada. Tenemos que levantar la

autoestima en nuestras capacidades individuales y colectivas con un relato que

insufle renovadas esperanzas en el futuro.

Para ello la UE tiene que dar una respuesta coherente al fenómeno de la

inmigración. Combinar de forma inteligente la gestión de flujos con una

ambiciosa política de desarrollo a nivel global. Y es precisamente en momentos

de incertidumbre, cuando la UE tiene que dar un paso adelante para liderar a

las principales potencias mundiales en el combate contra la pobreza al tiempo

que lo hace con una narrativa coherente hacia el interior de la Unión. La UE

tiene la legitimidad, la capacidad, y los medios para ello, pero hace falta

23 Europa tiene miedo. Ana Carbajosa. Foreign policy en español. Junio/julio 2009

40

Page 41: Europa en los tiempos del cólera

demostrar además visión y voluntad política.

La UE, aporta alrededor del 60% del total de la ayuda al desarrollo a nivel

mundial, mientras constituye el 8% de la población y el 20% del producto

mundial bruto. Es con diferencia el primer donante mundial, pero mantiene

igualmente importantes contradicciones entre las políticas económicas y

comerciales y sus políticas al desarrollo. El reto inmediato consiste en

mantener “Los Objetivos del Milenio” en materia de desarrollo que pretendía

reducir sustancialmente los niveles de pobreza en el mundo, con el aumento

de la eficacia de la ayuda. Solo manteniendo un esfuerzo solidario, el mundo

desarrollado podrá contribuir a mitigar las causas y los efectos de la

inmigración masiva hacia él como consecuencia de la yuxtaposición de multitud

de crisis (alimentaria, medioambientales, conflictos armados, pandemias…etc)

que obliga a millones de personas a emigrar en busca de “El Dorado” europeo.

Las instituciones de la UE son conscientes del reto que supone el fenómeno

de la inmigración y han intentado responder poniendo a prueba su capacidad

de ofrecer una respuesta común. Por primera vez, ha consensuado un Pacto

Europeo sobre Inmigración y Asilo, conocido por las siglas PEMA. Propuesto

por el Presidente francés Nicolás Sarkozy a principios del año 2008, se erigió

como uno de los elementos centrales de la Presidencia francesa de la Unión

Europea durante el segundo semestre de 2008. Una propuesta en la que

España y Alemania participaron activamente para adecuar y moderar algunas

de las propuestas francesas, caminando finalmente hacia un planteamiento del

“enfoque global” adoptado en el Consejo europeo del 2005 -en gran parte a

instancias de España-. El PEMA, debería sentar las bases para una auténtica

política común sobre la inmigración, el asilo y el control de las fronteras

exteriores. Hasta ese momento, la UE había aprobado numerosas Decisiones,

Reglamentos y Directivas sobre la materia que no eran coherentes, no estaban

bien estructuradas y aún menos bien explicadas a la opinión pública. El

ejemplo de esa falta de coordinación y planificación en la materia, fue la

desgraciada “Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a

procedimientos y normas comunes en los Estados miembros para el retorno de

los nacionales de terceros países que se encuentren ilegalmente en su

41

Page 42: Europa en los tiempos del cólera

territorio”. La “Directiva del retorno”, conocida en muchos ambientes como la

“Directiva de la vergüenza”, más allá de su discutible contenido, se aprobó

apenas dos meses antes del PEMA, en total desconexión con este y sin la

necesaria campaña de información y explicación de su contenido. Todo un

despropósito que ha hecho un daño enorme a la imagen y credibilidad de las

instituciones europeas.

La UE necesita urgentemente articular una política global e integral sobre la in-

migración debatida y consensuada entre los diferentes actores políticos, socia-

les y económicos. Se ha demostrado ya, que un espacio sin control en las fron-

teras interiores entre los países de la UE requiere una auténtica política común

también en materia de control de fronteras exteriores. La gran cuestión resta

sin embargo, sobre qué dirección tomará, si la de la Europa fortaleza, con una

política migratoria restrictiva y represiva, o la de la Europa solidaria, basada en

la integración de los nuevos llegados y de la cooperación con los países emiso-

res. Y en eso la UE ofrece señales contradictorias. Por un lado intenta cons-

truir una política común global y coherente, mientras por otro, países como Ita-

lia consagran la inmigración ilegal como delito, ampliando el periodo de reten-

ción de indocumentados de dos a seis meses, estableciendo penas de entre

seis meses y tres años de cárcel a aquellos que alquilen una vivienda a inmi-

grantes sin papeles, o la aceptación del establecimiento de rondas ciudadanas

para la vigilancia de los barrios. Todo un despropósito que vincula inmigración

con inseguridad y delincuencia, sembrando el caldo de cultivo para futuros pro-

blemas.

Tenemos pues que afrontar el fenómeno de la inmigración de forma valiente,

como un factor positivo, sin caer tampoco en la ingenuidad de una política de

puertas abiertas inmanejable e insostenible. La inmigración contribuye de

manera decisiva al crecimiento económico de la UE y de los Estados Miembros

al facilitar mano de obra para el mercado de trabajo y permitiendo hacer frente

a una situación demográfica deficitaria por la disminución de la tasa de

natalidad en la gran mayoría de los países de la UE.

Necesitamos diseñar una gestión armónica y eficaz de las migraciones de una

42

Page 43: Europa en los tiempos del cólera

manera integral, esto es, tratando a la vez la gestión de la migración legal, la

lucha contra las mafias que promueven la inmigración ilegal, y no menos

importante, aumentar la cooperación al desarrollo para hacer frente a las

causas que dan lugar a las migraciones (escandalosos diferencias de renta,

extrema pobreza, conflictos bélicos…). La UE tiene que establecer sólidos

partenariados y un diálogo permanente entre los países de origen, de tránsito y

de destino de la inmigración, promocionando un debate constructivo y la

adopción de medidas concertadas para hacer frente a los diferentes retos que

plantea un fenómeno tan complejo. Solo así, de una forma concertada y

coordinada, será posible gestionarla de forma razonable.

Así pues, la UE de inicios del siglo XXI, tiene que actualizar de forma urgente

su relato movilizador, diseñando instituciones, instrumentos y políticas

alineadas con las necesidades de hoy. Para ello debemos asumir lo mejor de

nuestro pasado colectivo, pero explotando igualmente todo el potencial creativo

e imaginativo de sus actores políticos, económicos, sociales y culturales.

Necesitamos un nuevo relato para una Europa nueva. Un relato integrador para

un mundo fracturado, complejo y cambiante, que espera que la UE sea algo

más que un continente civilizado, bonito, limpio y más o menos ordenado.

Sin embargo una de las mayores frustraciones en el terreno de lo político, lo

constituye la incapacidad de que nuestros líderes sean los impulsores de un

relato actualizado y movilizador. Y cuando uno no posee las capacidades en el

seno de la empresa, de la organización o de la institución, se recurre a la

externalización del trabajo, el famoso outsourcing. En el caso, para el debate

sobre el futuro de la UE se ha recurrido a un “viejo roquero” de la política

europea en un intento quizás de volver a beber de las fuentes de los años

noventa que tan buenos resultados dieron al proyecto europeo. Los Jefes de

Estado y de Gobierno, encargaron a un “grupo de sabios” -liderados por Felipe

González-, crear un grupo de reflexión que deberá aportar sus primeros

resultados al Consejo Europeo en Junio de 2010. Dejar el tema en manos de

González es toda una garantía que nos permite ser optimistas sobre las

propuestas de ese grupo de reflexión. Pero la verdadera cuestión no es si ese

43

Page 44: Europa en los tiempos del cólera

Grupo de sabios atina con un nuevo relato que insufle aires renovados al

proyecto europeo, que seguro lo hará, sino si los gobiernos y las instituciones

europeas tendrán el coraje político suficiente para caminar por la senda que

marquen Felipe González y su grupo. En eso no podemos ser tan optimistas,

primero porque nuestros líderes europeos mantienen actitudes

desesperadamente conservadoras, no tanto en lo político, que también, sino en

la forma de atacar los grandes retos de la UE. Segundo, porque Felipe

González y su grupo tienen un mandato limitado, pueden reflexionar sobre casi

todo, a excepción de la organización de la arquitectura institucional y del

presupuesto. Y es que en eso de cómo se gasta el dinero, los líderes no están

dispuestos a que nadie les diga cómo deben hacerlo. Y es precisamente ahí

donde se demuestra la voluntad política. Un nuevo relato europeo que no

articule los retos, las ideas, los valores y las acciones con los recursos, es un

relato que nace cojo y disminuido.

La UE suele caer siempre en la misma paradoja. Con un pie aprieta el

acelerador, mientras con el otro lo hace en el pedal del freno. Así no se puede

llegar muy lejos.

44

Page 45: Europa en los tiempos del cólera

4ª: Una democracia disminuida

La libertad absoluta no existe,

lo que existe es la libertad de escoger cualquier cosa,

y a partir de ahí comprometerse con esa decisión.

Paulo Coelho

Una de las críticas más socorridas para explicar los males de la UE es su

supuesto déficit democrático. Algunos van más allá y proclaman directamente

que la UE no es democrática. Un análisis sereno y desapasionado del

funcionamiento y del proceso de toma de decisiones, podría concluir que las

instituciones de la Unión Europea son sin lugar a dudas democráticas. Pero

dicho eso, no significa que lo sean lo suficientemente democráticas como para

estar alineadas con las necesidades, las realidades y las expectativas de la

Europa que queremos y necesitamos en el siglo XXI.

La UE es algo así como una democracia incompleta, o mejor dicho, una

democracia disminuida. Es una democracia incompleta porque a pesar de tener

los elementos, los procedimientos y los actores mínimos indispensables para

ser definida como tal, mantiene todavía hoy importantes carencias que lastran

su credibilidad y pedigrí democrático. Es una democracia disminuida, porque

los actores característicos y fundamentales para su pleno despliegue formal y

funcional están todavía en una fase embrionaria, no se han podido desarrollar

en todo su potencial.

Jean Monnet afirmó: «Europa nunca ha existido. ¡Debe ser creada!». Y todavía

hoy, sesenta años después de que comenzara a caminar el fascinante proyecto

de una Europa unida, no tenemos una verdadera “demos europea”. No

45

Page 46: Europa en los tiempos del cólera

tenemos una comunidad política democrática europea consolidada como tal.

La democracia europea es una realidad inacabada, un proyecto que hay que

completar. La Unión política sigue siendo hoy una asignatura pendiente. Los

lazos políticos entre los europeos son todavía muy débiles, y los mecanismos

de participación y rendición de cuentas –accountability-, son manifiestamente

mejorables. Hay que reforzar por tanto los elementos racionales –las ventajas

materiales-, como los elementos emotivos –el sentimiento de pertenencia-, ya

que ambos han sufrido un deterioro importante en los últimos años. La realidad

nos demuestra que los ciudadanos europeos no se sienten atraídos por una

arquitectura institucional altamente compleja e ininteligible; no son capaces de

digerir unos textos farragosos e incomprensibles; no comprenden un léxico solo

apto para burócratas o expertos; y ven que en cada cumbre europea, los

líderes de los respectivos gobiernos discuten a dentelladas por el “qué hay de

lo mío”.

No estamos precisamente desplegando un ejemplo de pedagogía política que

permita seducir y persuadir de las bondades del proyecto europeo. Parece que

tiene más prestigio la defensa de los intereses nacionales que la conciliación

de los intereses de todos. Son ejemplificantes las declaraciones del

expresidente del gobierno español José Mª Aznar, alardeando de ser un

“negociador incómodo” al recibir la Medalla de Oro al Mérito Europeo de manos

del expresidente de la Comisión Europea Jaques Santer24. Según Aznar,

España empezó a pensar de verdad en su interés nacional bajo su mandato.

Lo importante no era conocer cuál era la posición de Alemania, Francia, Reino

Unido o Italia en ciertas políticas y consensuarlas, sino la primacía del interés

hispano-español. Aznar además, sigue defendiendo todavía hoy que era más

importante alinearse con los objetivos e intereses de la Administración Bush

que con la del resto de los socios europeos. Al frente de su potente Think Tank

– la Fundación FAES-, adoctrina al centro-derecha español y europeo con un

concepto de democracia europea muy particular. Una democracia que no tiene

su centro de gravedad y acción en el corazón de Europa, sino en algún punto

más bien cercano a la costa este de los EE.UU. Así nos lo explica en la

24 http://www.abc.es/hemeroteca/historico-19-05-2009/abc/Nacional/aznar-medalla-al-merito-europeo-pide-la-union-economica-entre-la-ue-y-eeuu_921030421690.html

46

Page 47: Europa en los tiempos del cólera

presentación de uno de sus últimos informes “Europa: propuestas de libertad25”

que fue presentado en la Escuela de verano de FAES en 2009:

“La historia de Europa de los últimos cincuenta años ha sido un gran éxito. Y

son ya varias las generaciones de europeos que han vivido siempre en libertad y

que no han conocido la guerra en el Viejo Continente. Se trata de una herencia

valiosa de la que hay que ser consciente y que hay que administrar con respon-

sabilidad para garantizarnos el éxito en el futuro.

Durante mucho tiempo la historia de Europa estuvo marcada por el conflicto. Sin

embargo, no era una maldición ineludible. Era posible empezar otro camino.

Después de la Segunda Guerra Mundial aparecen líderes políticos que toman

decisiones sensatas y responsables que hacen que esa historia cambie. Por ello

Europa es hoy lo que es: un espacio de libertad, democracia y prosperidad. La

Europa que conocemos hoy ha sido posible porque era atlántica. Y sólo será po-

sible en el futuro si sigue siendo atlántica. Una Europa atlántica que, tras un pe-

riodo sombrío que acaba con la Segunda Guerra Mundial, comienza a vivir los

mejores años de su historia.

Fue el vínculo atlántico el que permitió derrotar a los totalitarismos nacionalsocia-

lista y comunista. Ese vínculo se fraguó como un sólido compromiso en favor de

la libertad, de la democracia y de las posibilidades de existencia de Europa.”

Es complejo construir un relato sobre el futuro de Europa pensando antes en

los EE.UU que en la propia Europa. La historia de los últimos veinte años de la

integración europea ha demostrado sin embargo que es posible conciliar el

interés europeo con el interés español sin necesidad de negociar a cara de

perro o con amenazas de vetos. A pesar de ello, Aznar sigue sacando pecho

de su atlantismo y de su nacionalismo español frente a la “vieja Europa”. Y

como tantos otros líderes europeos, obvian o desconocen que en el seno de la

UE solía existir unas reglas y usos no escritos que se han demostrado de lo

más eficaces. Si uno es sensible a los problemas de los demás, los demás

también serán sensibles a tus problemas. Fruto de esa actitud, se produjo la

25 http://documentos.fundacionfaes.info/document_file/filename/2562/Europa_propuestas_de_libertad.pdf

47

Page 48: Europa en los tiempos del cólera

unificación de Alemania de forma pacífica, o se crearon los Fondos de

Cohesión europeos que tan buenos réditos han dado a España.

Para construir una verdadera democracia europea, hacen falta una serie de

requisitos políticos, socio-económicos y culturales que mejoren la evaluación

racional y emotiva que tienen sus principales actores, esto es, las empresas,

los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil o las autoridades

locales y regionales: necesitamos unas instituciones comprensibles. Una

arquitectura institucional más sencilla –que no simple-, que permita identificar

quién es quién, quién hace qué, quién y cómo los elige, y cómo se rinden

cuentas ante los ciudadanos. Una de las cosas aparentemente más sencillas

en toda democracia -y que todo el mundo comprende-, es la elección del

Presidente de un gobierno, algo que en la UE se convierte en un embrollo

incomprensible. Si la Comisión Europea viene a ser el “gobierno europeo”,

entonces el Parlamento Europeo, que es la institución que representa a los

ciudadanos, con sus diputados elegidos por sufragio universal desde el año

1979, debería poder elegir directamente al Presidente de la Comisión.

Las elecciones ya sea en el nivel local, regional o nacional, tienen como

objetivo elegir un Parlamento u órgano legislativo mediante el voto a las

diferentes opciones políticas. Éstos a su vez eligen un Gobierno según las

mayorías parlamentarias. Nada más lejos de la realidad en la UE. Son

precisamente los gobiernos nacionales, el Consejo Europeo, el que designa al

candidato que debe ser ratificado por el Parlamento Europeo. ¿A qué elección

se ha presentado José Manuel Barroso para poder ser Presidente de la

Comisión Europea?. Hasta que no consigamos “personalizar” y democratizar

de verdad los procesos políticos y las instituciones de la Unión, difícilmente los

ciudadanos se sentirán atraídos o interesados en ella ante la complejidad del

sistema.

Las elecciones europeas del junio de 2009 demostraron que los elementos de

articulación interna y externa que conectan a los ciudadanos con las

instituciones europeas están muy debilitados, algo que nos debiera interpelar a

48

Page 49: Europa en los tiempos del cólera

una profunda reflexión. Las elecciones europeas supusieron un verdadero

“Titanic democrático” que podría suponer el naufragio de los viejos ideales de

una Europa integrada, abierta y tolerante. Los pilares fundamentales en los que

se ha sustentado la Europa de los últimos 60 años se han resquebrajado, no

sólo por la emergencia de grupos y movimientos de la derecha extrema que

afianzarán un discurso euroescéptico, populista y xenófobo, sino por la

bajísima participación y la pérdida del sentimiento de pertenencia y

corresponsabilidad de sus casi 500 millones de ciudadanos. El nuevo

Presidente del Parlamento europeo, el polaco Jerzy Buzek, así lo ha

reconocido en su primer día de mandato como máximo representante de la

cámara europea: “los ciudadanos no entienden lo que hacemos”, reclamando la

necesidad de recuperar de forma urgente la confianza de los ciudadanos.

Sorprende, por cierto, la ausencia de mención alguna sobre la baja

participación electoral en la declaración final del Consejo Europeo del 18 y 19

de 200926, que reunió a los Jefes de Estado y de Gobierno de los veintisiete en

Bruselas. Quizás debieron pensar que es un problema que solo afecta al

Parlamento Europeo, obviando la responsabilidad colectiva de todas y cada

una de las instituciones de la UE, con el Consejo Europeo, reunión de Jefes de

Estado y de Gobierno a la cabeza.

Ante esa desafección ciudadana, uno puede tener la tentación de acusar a los

ciudadanos europeos de ingratos, o bien proclamar que la UE es poco

democrática, que los políticos europeos son los culpables de esa situación.

Quizás sea eso y algunas cosas más, la realidad es siempre algo más

compleja. No se puede reducir el problema europeo a un solo vector. Pero no

deberíamos llamar "elecciones europeas" a unas elecciones que no son tales.

Son veintisiete elecciones parciales nacionales para elegir un Parlamento

Paneuropeo. Tenemos veintisiete mercados electorales - o quizás más-, y a la

hora de elegir un Parlamento que debería ser un supuesto legislativo europeo,

no elegimos a ningún poder ejecutivo europeo, no elegimos un gobierno

europeo.

En definitiva, los ciudadanos europeos no elegimos a las personas que dirigirán

26 http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/es/ec/108642.pdf

49

Page 50: Europa en los tiempos del cólera

algunas de las instituciones europeas claves para nuestro futuro colectivo. Todo

ello depende del cambalache y la negociación poco transparente entre

Gobiernos nacionales en el caso de la Comisión Europea, o bien de las

grandes delegaciones nacionales de los principales Grupos Políticos en el caso

del Parlamento Europeo. ¿Pero entonces, de qué estamos hablando?. ¿Qué

les estamos pidiendo a los ciudadanos?. La Unión Europea es abstracta,

impersonal, un objeto político no identificado. Para construir una democracia

europea alineada con los valores, expectativas y necesidades del siglo XXI,

necesitamos la emergencia y consolidación de más actores, aquellos que son

indispensable e ineludibles en toda democracia: unos partidos políticos

europeos, una sociedad civil europea y unos medios de comunicación

igualmente europeos.

Los partidos políticos debieran cumplir al menos cuatro funciones básicas:

definir objetivos ideológicos y programáticos; articular y agregar intereses

sociales; movilizar y socializar a los ciudadanos en el sistema; y en ocasión de

las elecciones, seleccionar políticos y líderes y formar gobiernos27. ¿Hasta qué

punto las actuales formaciones políticas europeas cumplen estas funciones?.

Los partidos políticos europeos son en la actualidad algo así como plataformas

de coordinación de partidos de los veintisiete Estados Miembros de la UE, pero

sin mecanismos de participación, selección o de cohesión verdaderamente

europeos. Los partidos políticos a pesar de su descrédito, son una pieza

fundamental del sistema democrático. Se sitúan como intermediarios entre la

sociedad civil y la clase política. Deberían ser un elemento de conexión básica

entre diferentes segmentos de la sociedad, y tendrían que ejercer de filtro de

las demandas sociales hacia el sistema político-institucional europeo

convirtiéndolas en propuestas políticas. Tendrían que desplegar toda una labor

explicativa de las políticas e iniciativas de las instituciones europeas hacia la

sociedad, los agentes y los movimientos sociales. Los partidos políticos,

deberían ejercen así una labor transversal y global que debería trasladarse al

contexto europeo a través de un debate de ideas, diálogo y estructuras

verdaderamente europeas, algo de lo que carecemos hoy más allá de la

etiqueta de “europeo” en lo nombres de las actuales organizaciones políticas y

27 El príncipe mediático. Gabriel Colomé. FRC y Ed. Mediterrània.

50

Page 51: Europa en los tiempos del cólera

grupos parlamentarios afincados en Bruselas.

El éxito democrático de la UE, pasa igualmente por conseguir articular una

participación activa de los ciudadanos y ciudadanas. La ciudadanía, los

derechos y los valores compartidos, son tres conceptos fundamentales para

seguir construyendo Europa. De hecho el art 8ª del nuevo Tratado de Lisboa

dice: “todo ciudadano tiene derecho a participar en la vida democrática de la

Unión. Las decisiones serán tomadas de la forma más abierta y próxima

posible a los ciudadanos”. Pero más allá del reconocimiento jurídico, el reto

está en ser capaces de hacerlo progresivamente realidad, demostrando la

voluntad política, de hacerlo efectivo desde las instituciones.

Una de las vías para ello es el apoyo, reconocimiento y promoción de la

sociedad civil europea, que con sus múltiples grupos y organizaciones, emerge

como uno de los actores ineludibles en la transformación de nuestras

sociedades. Las diferentes tendencias y movimientos de expresión y la defensa

de intereses diversos de la actual sociedad civil organizada, complementan el

tradicional protagonismo y papel del Estado y de sus instituciones en la

construcción del “espacio público”. La sociedad civil organizada, representa en

gran medida todo el potencial de autonomía, capacidad y solidaridad de los

ciudadanos, y son actores necesarios en una concepción de una

gobernabilidad más participativa y deliberativa. La sociedad civil, puede aportar

un gran valor añadido al trabajo de los partidos y las instituciones europeas,

con una concepción de la política y sus instituciones más abierta, más

accesible y más cercana a los ciudadanos. Pueden ser los abanderados del

pleno desarrollo de los nuevos derechos de ciudadanía a nivel europeo,

entendiéndolo como la construcción de un espacio político, económico,

societario y cultural común. Un espacio plural con iniciativas que emanan tanto

desde el espacio público como de los ciudadanos y sus organizaciones.

Pero el pleno concurso de los grupos y actores de la sociedad civil y su relación

con las instituciones es siempre compleja. Requiere de una cierta contención

por parte de los estados y de las instituciones, respetando la autonomía y

participación crítica de la sociedad, evitando las tentaciones de control de su

51

Page 52: Europa en los tiempos del cólera

actividad social. La sociedad civil requiere del apoyo, la promoción y la cesión

de recursos por parte de las instituciones para desarrollar plenamente su papel

y su actividad social. El objetivo debería ser así, conseguir que la sociedad y

sus diferentes expresiones plurales -grupos, asociaciones y organizaciones-,

puedan contribuir activamente desde la autonomía y la responsabilidad para

enriquecer las propuestas y políticas de las instituciones europeas para

sentirlas como propias. Un método necesario para aumentar el sentimiento de

pertenencia a través de un diálogo ya sea estructurado o informal, para

conseguir una mayor participación e implicación ciudadana.

Finalmente, necesitamos de forma ineludible unos medios de comunicación

igualmente europeos. Todavía hoy, los medios de comunicación siguen siendo

nacionales o locales. El problema del idioma es evidentemente un obstáculo,

pero tampoco existe la voluntad o la apuesta política decidida por ello. No

existe ninguna cabecera de periódico, radio o televisión que haya apostado por

ocupar la centralidad del espacio mediático europeo. Solo Euronews, el canal

de TV creado en 1992 con un cierto espíritu de ofrecer un “servicio público

europeo”, ha intentado caminar en esa dirección con el apoyo de las

instituciones europeas y de algunas cadenas públicas nacionales. Pero a pesar

de retransmitir en ocho idiomas: español, italiano, francés, alemán, inglés,

portugués (desde 1999) , ruso (desde 2001) y árabe (desde 2008) y

veinticuatro horas al día, no acaba de despegar y consolidarse. Su modelo de

negocio choca con las estrategias comerciales de sus propios miembros.

RTVE, miembro fundador de la cadena que decidió abandonarla en 2008

debido a que el nuevo marco jurídico no le permite acumular deuda. Pero la

verdadera razón, es que pretende potenciar y dar prioridad a sus canales en

español a nivel internacional. Un estrategia legítima pero que nos deja

huérfanos en cuanto a la presencia de medios públicos españoles en

Euronews.

Paradójicamente, los medios de comunicación más leídos y con mayor

credibilidad en Europa no son precisamente grandes promotores de la

integración política europea. Podríamos decir que los medios trans-europeos

con mayor pegada como The Economist y Financial Times, están rabiosamente

52

Page 53: Europa en los tiempos del cólera

a favor de un potente mercado único europeo pero poco más. Nada de

veleidades políticas que promuevan una integración política o social. Lo poco

que existe con un cierto impacto europeo en materia de medios de

comunicación no arriman precisamente el hombro para caminar hacia más

Europa, más bien al contrario. Tan solo la red Euractiv28, un meritorio proyecto

de comunicación europea on-line con algo de apoyo de la Comisión Europea y

financiación privada, puede considerarse como tal. Con un portal generalista en

francés, inglés ya alemán, y una red de portales nacionales en nueve países -

entre los que no está España-, consigue una audiencia entorno a los 450.000

lectores únicos mensuales, muy lejos de tener un impacto relevante en una

“comunidad” con 500 millones de personas como es la UE.

Así pues, queda mucho por hacer y es necesaria una labor sostenida y tenaz

para insuflar aires renovados y dar un nuevo impulso al proyecto político de

una Europa integrada e integradora. Un impulso que debe ser liderado no sólo

desde lo público, sino también desde el mundo económico, social y cultural,

sobretodo en momentos en que las instituciones europeas no son capaces de

hacerlo. Para ello debemos re-politizar la idea de Europa, volver a recuperar el

viejo proyecto de los padres fundadores, un proyecto que a pesar de sus éxitos

sigue estando incompleto. La crisis de hoy exige lo mejor de nosotros para

continuar con el proyecto europeo y hacer realidad pasar de la Europa

económica de ayer, a la Europa política de mañana. Y para ello necesitamos

ampliar el terreno del juego democrático para que emerjan nuevos actores,

para que más gente se suba al carro de aquellos que empujan por una

determinada idea de Europa, para caminar de la Europa de los técnicos a la

Europa de todos, la Europa de los ciudadanos.

El retorno de la política

Construir la Europa política del siglo XXI no es una tarea nada fácil. Vivimos en

un mundo complejo y en constante movimiento en la que la complejidad es el

28 http://www.euractiv.com/en/HomePage

53

Page 54: Europa en los tiempos del cólera

elemento intrínseco de cualquier proyecto colectivo. En ese contexto, hemos de

decidir si queremos ser actores o bien espectadores pasivos de un mundo que

pide ser reinterpretado. La UE necesita una política poco convencional y una

propuesta de integración que supere la lógica de la cooperación sólo entre

estados. Las elites políticas estatales y europeas no son ya suficientes para

desplegar una nueva creatividad política, económica y social que de respuesta

a los múltiples retos que tenemos ante nosotros. Necesitamos implicar a una

mayor cantidad de actores, interactuar con la gran cantidad de redes y de

organizaciones ya existentes para generar una conversación a todos los

niveles.

Es necesario diseñar nuevas y mejores estrategias para hacer posible que la

UE camine hacia una Europa más deliberativa. Complementar la democracia

representativa con una democracia más participativa como método más

coherente para la Unión del siglo XXI. Tenemos que desplegar todo un abanico

de nuevos instrumentos y políticas que no sólo afirmen unos valores sino que

vayan más allá, y sean capaces de establecer un verdadero diálogo de los

diferentes actores. Las instituciones europeas tienen que aprender a mover las

caderas más rápidamente, asumir que hay multitud de nuevas formas de

relacionarse, de comunicar, de participar y de trabajar basadas en las redes.

Formas y métodos que articulan y gestionan la complejidad y la pluralidad de

una forma más eficiente. La aceptación de la infalibilidad de los gobiernos y las

elites estatales y gubernamentales, y la necesidad de implicar a nuevos actores

políticos, sociales, económicos y culturales en los asuntos públicos, será sin

duda la base de la calidad de la gobernanza europea del nuevo siglo.

Estamos asistiendo en Europa y el mundo, a múltiples procesos que se

alimentan y complementan. Entre ellos la “politización” –empowerment- de los

espacios más próximos a los ciudadanos y al desarrollo de nuevos roles

estratégicos de las ciudades y de los territorios. Se yuxtaponen sentimientos de

pertenencia a espacios y comunidades múltiples. Las lógicas de la movilidad

pasan por encima de las lógicas de la territorialización. Emergen nuevos

actores con nuevas relaciones, menos institucionalizadas y menos formales,

que trabajan en red con dinámicas más abiertas y plurales. Todo un nuevo

54

Page 55: Europa en los tiempos del cólera

entramado de relaciones que es necesario articular de forma coherente y

democrática para diseñar, formular y articular un nuevo relato europeo

contando con todos y para todos. Es por ello, que hemos de hacer posible la

apertura de nuevos espacios de interacción y encuentro entre los distintos

actores de la Europa de hoy para acordar las grandes líneas políticas y

estratégicas de la UE de mañana. Acuerdos que deben basarse en consensos

políticos, sociales y económicos lo más amplios y participativos posibles.

Necesitamos igualmente una nueva generación de líderes que entiendan y

comprendan la magnitud de los cambios a los que nos enfrentamos. No es

suficiente con tener gestores eficientes, sino políticos transformadores

apoyados en buenos técnicos y gestores. Y de eso, Europa va algo escasa.

Liderar la UE tiene que ver con la capacidad de percibir los “momentos”

políticos en los que hay que apostar por ciertas cosas. Son precisamente los

hechos, las acciones y las políticas las que dan crédito a las ideas. Y es

precisamente ahora, cuando los líderes políticos europeos deben apostar por

ser uno de los actores de un nuevo relato, de un nuevo proyecto más inclusivo,

más colectivo. Ya no es suficiente con proclamar ciertas ideas o valores, repetir

sistemáticamente que somos europeístas, si no que hay que demostrarlo con

acciones y con resultados. Legitimarse por la vía de los hechos.

En la UE de hoy, hace falta un cierto coraje político además de capacidad, para

que la voluntad política se refleje en hechos y realidades. Necesitamos un

nuevo liderazgo capaz de afrontar con garantías los retos del presente y del

futuro. El perfil que debería requerir la competencia profesional de los políticos

europeos sería, la capacidad de tomar decisiones colectivas en situaciones de

gran complejidad. La política en general, pero la política europea en particular,

debería ser un ámbito de innovación y no solo de gestión. Y la creatividad

política tiene que ver en gran medida con un lenguaje que sea capaz de

hacerse cargo de lo nuevo. Comunicar con un léxico más acorde con la

realidad de la sociedad, que huya de los tecnicismos incomprensibles y de los

farragosos textos comunitarios. Para sentirse ciudadano europeo, y

comprender lo que dicen y hacen las instituciones europeas, no debería

implicar ser politólogo o experto en derecho comunitario.

55

Page 56: Europa en los tiempos del cólera

Este ejercicio exige igualmente una nueva forma de pensamiento, y pensar el

cambio como una oportunidad. La política, como define el profesor Daniel

Innerarity, -uno de los pensadores europeos más lúcidos del momento-, es

posibilidad, oportunidad, compromiso, mediación y síntesis29. La confrontación

ideológica, lejos de ser un peligro para la democracia, constituye la fuente de la

alternancia y la renovación. Es precisamente la falta de discusión pública, la

imposición de los intereses nacionales o particulares sobre los colectivos en el

seno de la Unión Europea, lo que degenera y empobrece el proyecto europeo,

a sus líderes y a sus altos funcionarios. Europa está basada en una pluralidad

de escenarios y de actores que deben confrontar sus ideas, consensuar

propuestas y construir nuevas coherencias de forma más abierta, más

democrática, más transparente. Gobernar y liderar una realidad compleja como

es la Unión Europea de hoy, requiere ampliar el terreno político del juego

democrático.

Otra de las mayores dificultades que tienen las instituciones y la política en

toda Europa, es comprender y aceptar que nos encontramos ante el fin de la

jerarquía como único principio ordenador de la sociedad. La obsesión por el

orden jerárquico, por las competencias exclusivas, por controlar todo lo que

pasa, conduce al bloqueo del sistema. Esa obsesión por la supuesta pérdida de

control, por la pérdida de soberanía nacional sobre “Bruselas”, ha sido la base

del fracaso del Tratado Constitucional europeo o del bloqueo del Tratado de

Lisboa. Pero no solo ha sido responsabilidad de las minorías euroescépticas o

eurófobas de algunos países las que han hecho descarrilar el tren europeo. La

unidad que tan beneficiosa sería para la mayoría de los europeos también

perjudica algunos intereses particulares o élites locales:

“Todo progreso tiene costes. La unidad política europea perjudicaría a una

minoría muy influyente: a las élites políticas, administrativas y mediáticas de

cada país. En España como en el resto de los países europeos, esas élites han

subido en apariencia al tren europeísta. Pero defienden con uñas y dientes su

vieja cocina, sus viejas instituciones, sus mecanismos de poder. No quieren

29 La transformación de la política. Daniel Innerarity. 2002. Ed Península.

56

Page 57: Europa en los tiempos del cólera

renunciar a controlar los pucheros. Consiguientemente, la cocina europea es

preciosa, moderna y espaciosa, pero está infrautilizada”30.

Sin embargo, incluso aquellos que defienden sus “cortijos” nacionales con uñas

y dientes, saben que los grandes problemas a los que se enfrenta Europa y el

mundo solo se pueden solucionar con “más Europa”. ¿Cómo podemos

entonces doblegar las resistencias de esas élites nacionales o locales, si no

disponemos de un potente instrumento político transnacional europeo?.

Necesitamos un decidido impulso y liderazgo político verdaderamente europeo.

Liderar hoy Europa se corresponde más – como nos recuerda el profesor

Daniel Innerarity-, con una estrategia de ordenación selectiva, con un equilibrio

precario entre caos y orden, entre libertad y necesidad, entre contexto y

autonomía. Tenemos que ser capaces de generar nuevas posibilidades y

diseñar políticas y mecanismos innovadores, aceptando que el unilateralismo

político no es ya posible en la Europa de hoy. Las decisiones ya no se pueden

tomarse únicamente en el seno del Consejo Europeo, donde Jefes de Estado y

de Gobierno deciden a puerta cerrada y en unas pocas horas los destinos de

500 millones de personas. Un método que hace de la Unión Europea y sus

instituciones una democracia disminuida, minusválida y minusvalorada. No se

puede entender ni construir hoy la Unión Europea como el lugar de unidad

política, social o económica sin la coordinación y la mediación de sistemas

complejos y dinámicos. Una idea de la Europa del siglo XXI que no esté

asociada a gestionar la complejidad, asumiendo la coexistencia de procesos,

tensiones y movimientos plurales que no pueden ser reducidos a un único eje

dominante, es una idea poco útil, empobrecedora y poco democrática.

Ante la imposibilidad de comprender los procesos de toma de decisiones, la

mayoría de los ciudadanos han desertado de comprender e implicarse

emocional y políticamente de una realidad política europea tan desoladora. El

resultado es la emergencia de una “democracia perpleja”, en la que los

ciudadanos no comprenden cómo se hacen las cosas y mucho menos quién ha

tomado las decisiones. Tampoco los principales actores políticos, económicos y

30 “El secuestro de Europa”. Antoni Puigverd. LA VANGUARDIA, 5/06/2009

57

Page 58: Europa en los tiempos del cólera

sociales de muchos países de la UE, no sabemos muy bien en qué dirección

nos movemos. Todo ello se refleja en la reiterada abstención electoral de las

últimas elecciones europeas a lo largo y ancho del continente, ya sea en los

viejos como en los nuevos estados miembros de una Unión a veintisiete. Ante

este panorama, algunos defienden una vuelta a la revolución, y siguen

proclamando como medicina una nueva agitación de las masas, “la lucha por la

contra-hegemonía”, como defiende el siempre interesante e incisivo José Vidal

Beneyto. Quizás la solución no sea la agitación, pero desde luego sí una vuelta

a la participación colectiva y al despliegue del concepto de ciudadanía europea,

que significa algo más que la simple participación electoral:

“El problema no es a quién votar, sino para qué votar, lo que exige enraizarse en

la ciudadanía. Ya que frente al descrédito de la política y al encogimiento de los

políticos, el movimiento social y los actores sociales y societarios de base están

cobrando un protagonismo principal31”.

Necesitamos así, la emergencia de nuevos liderazgos generadores y

multiplicadores de nuevas ideas, de nuevos valores y de nuevas actitudes.

Liderazgos individuales y colectivos que aporten ilusión y compromiso al

proyecto europeo. Lo verdaderamente importante sin embargo no es quien

manda, sino el sentido que los que dirigen le dan a la acción política. Y es que

en la UE actual, parece que los líderes están más obsesionados en la

capacidad de influencia de su Estado que el interés general europeo. En una

UE plural y compleja, el hiper-liderazgo es obsoleto y contraproducente, y es

necesario dejar paso a la emergencia de otras formas de cooperación, de

generación de consensos y decisión más laboriosos, más elaborados, menos

visibles, pero donde el peso de un Jefe de Gobierno no se mida tanto en las

batallas ganadas a los demás, sino en el beneficio del conjunto de la Unión32.

Para responder a los enormes e importantes retos individuales y colectivos que

tenemos como europeos, la respuesta tiene que venir de una re-politización de

31 “Democracias perplejas”. EL PAIS. 11/07/09. http://www.elpais.com/articulo/opinion/Democracias/perplejas/elpepiopi/20090711elpepiopi_10/Tes

32 Diego López Garrido, ABC. http://www.cer.org.uk/pdf/garrido_abc_23may09.pdf

58

Page 59: Europa en los tiempos del cólera

Europa, del retorno de la política y de la participación. Una participación

entendida como una actividad inteligente, basada en la interacción de amplios

sectores políticos, económicos, sociales y culturales. Una nueva actitud

creativa en la que debiéramos defender que participar no es solo ir a votar. La

penetración de la hegemonía política neo-liberal de los últimos años ha

demostrado una inteligencia muy limitada. Una inteligencia entendida como la

incapacidad de dirigir nuestros destinos y protegernos de los peligros que nos

acechaban. Jose Antonio Marina nos ha explicado muy pedagógicamente que

nuestra inteligencia tiene dos picos:

“una cosa es la capacidad intelectual, y la otra es lo que hacemos con esa

capacidad33”.

La política europea ha demostrado últimamente muy poca inteligencia, ha sido

incapaz de adelantarse y adaptarse a la realidad del siglo XXI. En la UE

tenemos una gran capacidad intelectual acumulada en el seno de las

instituciones, pero no ha sido capaz de comprender lo que pasaba ni

reaccionar a tiempo para prevenir lo que se nos venía encima. La política

europea de los últimos años se ha contentado con gestionar Europa, mientras

necesitábamos un liderazgo que nos proyectara oportunidades y posibilidades

para un futuro colectivo.

Son precisamente los sistemas de interacción política los determinan en gran

medida la inteligencia social colectiva, y una de las interacciones más

tradicionales son precisamente las diferentes citas electorales. Las elecciones

son oportunidades a tiempo parcial, donde los partidos y los políticos renuevan

la confianza de los ciudadanos. Uno de los principales problemas es que los

procesos electorales de hoy, reinterpretan sistemáticamente rituales que

parecen estar estancados, no hay interacción entre partidos y ciudadanos,

hemos perdido la capacidad de ilusionar, movilizar y motivar. Hemos perdido

parte de nuestra inteligencia política por el camino. Las elecciones no son ya

movilizadoras del potencial creativo de la sociedad, y las elecciones europeas

de junio de 2009 han sido el mejor ejemplo de lo que no debemos hacer. Ha

33 La inteligencia fracasada. Teoría y práctica de la estupidez. Ed. Anagrama 2005

59

Page 60: Europa en los tiempos del cólera

sido una campaña de mensajes huecos, tópicos y cargados de asuntos

internos, que nada tienen que ver ni con las competencias de las instituciones

europeas ni con nuestro futuro colectivo. Los temas europeos fueron tratados

de forma marginal, y los partidos y líderes nacionales se emplearon a fondo en

un estéril intercambio de acusaciones y descalificaciones.

¿Hay vida política inteligente en Europa?. Definitivamente sí, pero necesitamos

un sistema político capaz de repensar los espacios comunes que permitan

tramitar nuevas posibilidades, oportunidades y compromisos. Eso solo se

puede conseguir a nivel europeo, aceptando la imposibilidad de imponer la

agenda, sino construirla a través de la emergencia de liderazgos compartidos y

cooperativos. En la era de la sociedad del conocimiento, solo sobrevivirán y

tendrán éxito los sistemas que son capaces de aprender de todo y de todos. El

riesgo de la pérdida de centralidad de la política, está precisamente en la

incapacidad de entender que no está exenta de la necesidad de aprender.

Necesitamos así una re-politización del proyecto europeo, y en eso los

ciudadanos tenemos también responsabilidades, apostando por una mayor

participación política crítica. Participar no es solo ir a votar, ni tampoco es solo

militar en los partidos políticos. Es un compromiso cívico tanto con nosotros

mismos como con los demás en todos y cada uno de los ámbitos en los que

vivimos, estudiamos o trabajamos. Hemos de volver a pensar en los espacios

comunes y recuperar la capacidad de tomar decisiones colectivas audaces y

valientes, y la confrontación de proyectos e ideas y el debate político no deben

asustarnos. No podemos temer a las crisis por importantes que éstas sean, y

debemos afrontarlas con coraje y determinación. La historia de Europa es una

historia de crisis, incluso antes de su fundación. Habría que recordar que

hicieron falta quince años de discusiones políticas para que naciera en 1957 la

Comunidad Económica Europea. Y a pesar de las innumerables crisis, la UE es

una historia de éxito. Es un largo proceso político que ha ido ganando batalla

tras batalla para hacer posible la unidad europea.

La crisis actual sin embargo, es más compleja que otras que haya conocido la

Unión Europea a lo largo de su historia, porque se yuxtaponen diversas crisis al

60

Page 61: Europa en los tiempos del cólera

mismo tiempo -políticas, económicas y financieras o geopolíticas- que son

difíciles de comprender y de gestionar. En este escenario, algunos dicen que la

unidad europea es una utopía, pero otros muchos pensamos que es

precisamente el trabajo por esa utopía la que da sentido al proyecto europeo.

Ulrich Breck escribió hace unos años:

“la renuncia a la utopía significaba la renuncia al poder, ya que supone un

cheque en blanco al abandono de la política. Solo quien es capaz de

entusiasmarse y de entusiasmar, es capaz de ganar apoyos y de conquistar el

poder”34.

La lucha por el poder sin embargo, siempre debería estar vinculada al servicio

de un proyecto colectivo basado en la mejora de toda la sociedad. Pero la

lucha por el poder, debe ser también una lucha por conseguir el consenso,

condición necesaria para construir un proyecto europeo de todos y para todos.

Y es que sin consenso tampoco puede existir la pluralidad, y sin pluralidad no

existe el diálogo. Y es precisamente el diálogo entre europeos y el consenso

entre las grandes familias políticas europeístas, la piedra fundacional de la

democracia, de la política, de todo aquello que sigue dando sentido al proyecto

europeo.

En definitiva, Europa necesita un nuevo relato. Un relato moderno, actualizado

e integrador, que abarque la enorme complejidad de Europa y del mundo y

motive y movilice a sus ciudadanos. No es una tarea secundaria, es una

urgente necesidad para “conectar” con la mayoría de nuestros ciudadanos, re-

legitimar el proyecto europeo, y poner al servicio de la idea de una Europa

unida a la inmensa mayoría de los quinientos millones de hombres y mujeres

que quieren construir un futuro en común.

34 “Una nueva izquierda cosmopolita”. Ulrich Brech. EL PAIS, 17/11/2006

61

Page 62: Europa en los tiempos del cólera

5ª: Hacia la Europa 2.0

No tiene sentido contratar a personas inteligentes

y después decirles lo que tienen que hacer.

Nosotros contratamos a personas inteligentes

para que nos digan que tenemos que hacer.

Steve Jobs, (Presidente de Apple)

Es urgente caminar hacia adelante y dar un paso más para pasar de la Europa

técnica, la del mercado común, a la Europa política, la de los ciudadanos. Para

ello necesitamos un decidido impulso político, y eso solo lo conseguiremos si

abrimos nuevo espacios para la participación y la incorporación de una nueva

generación política con renovados ideales y con nuevos métodos que

complemente y enriquezca lo que hoy ya tenemos para generar nuevos

espacios para la acción y la interacción. Debemos “conectarnos” unos a otros,

ciudadanos, organizaciones e instituciones para “contaminarnos” de un nuevo

europeísmo.

La generación política que dirige hoy Europa y que nació en la post-guerra,

aquella que sucedió a la generación Monnet, -los padres fundadores de

Europa-, ha trabajado duro para construir un proyecto colectivo que ha dado

frutos increíbles, impensables hace unas décadas. Pero a inicios del siglo XXI,

el relato, los actores, los medios y los instrumentos parecen que están algo

agotados. El llamado “método comunitario”, nos ha aportado notables éxitos:

un alto grado de prosperidad y de bienestar, y ha conseguido hacer de Europa

un lugar seguro y agradable con un lugar destacado en el mundo. Pero a pesar

62

Page 63: Europa en los tiempos del cólera

de todos los logros políticos, económicos y sociales, no ha sabido conectar ese

gran proyecto colectivo con la mayoría de los ciudadanos de Europa.

El proyecto político europeo actual, no genera un sentimiento de pertenencia

entre los ciudadanos como correspondería por su magnitud, su profundidad y

su potencial. La UE solo tendrá un brillante futuro, en la medida en que las

diferentes generaciones estén dispuestas a invertir una parte importante de sus

intereses, de sus esperanzas y de sus energías, en continuar por la senda de

la integración, de la cooperación y de la unidad europea. Para ello, los

ciudadanos tienen que tener un sentimiento de pertenencia. Sentir y percibir

que desde la UE y sus instituciones se los tiene en el centro de la agenda

política, que son los destinatarios primeros de las acciones de gobiernos e

instituciones, algo que hoy no parece evidente.

Glyn Morgan, profesor de la Universidad de Princeton, ha establecido tres

requisitos para determinar si la Unión Europea cumple con esos objetivos con

respecto a los ciudadanos europeos. Primero, debe cumplir con el requisito de

publicidad. Los argumentos, dice, "deben apelar a razones que los europeos

considerarán apropiadas". Segundo, un requisito de accesibilidad; los

argumentos "deben ser entendidos por la gente común". Y tercero, un requisito

de suficiencia; los argumentos "deben mostrar que la política europea ofrece

una protección efectiva de los bienes y beneficios que busca para justificar su

existencia"35. Ninguno de estos tres requisitos son percibidos hoy por los

ciudadanos europeos de una manera nítida y clara, con la consiguiente

desafección y alejamiento de todo aquello relacionado con las instituciones

europeas. La campaña de las elecciones al Parlamento Europeo de junio de

2009 ha sido la demostración palmaria de ello. Los ciudadanos europeos no

han tenido la impresión de ser los principales destinatarios de las acciones y

políticas de las instituciones europeas. No creen que la agenda europea

priorize aquellos temas que realmente les preocupan. No entienden cómo y

quien toma las decisiones. No perciben que la UE sea ya un proyecto capaz de

proporcionar bienestar y oportunidades. La UE se les muestra como un coche

de muchos caballos de potencia pero cuyo motor se ha gripado y no es capaz

35 Ocasión perdida. Xavier Batalla. LA VANGUARDIA 07/06/2009

63

Page 64: Europa en los tiempos del cólera

de conducirles ya hacia un destino en común generador de confianza e ilusión.

Es el momento de dar un nuevo impulso. Abrir nuevos espacios a nuevos

actores. Estimular que una nueva generación, nacida tras la caída del Muro de

Berlín y del colapso del bloque comunista, de un paso adelante y asuma

igualmente responsabilidades en la construcción de la Europa de hoy y de

mañana. Una generación que ha nacido bajo el signo de la era digital, que vive

y proyecta su porvenir en las pantallas de los ordenadores, la generación

“tododigital”. Una generación que ha mamado la tecnología y el proceso de

convergencia mediática como algo natural. En un momento que hablamos de la

necesidad de impulsar un nuevo modelo económico y productivo en Europa

basado en la innovación, tenemos ante nosotros el reto de ser capaces de

movilizar, igualmente de forma innovadora, a toda esa nueva generación de

ciudadanos con el poder de atracción de las plataformas digitales y de las

redes sociales. Debemos ser capaces de construir una arquitectura de la

participación diferente y complementaria a la que ya tenemos. Generar un

nuevo proceso participativo e innovador que explote la creatividad de las

nuevas generaciones para crear un nuevo círculo virtuoso de genialidad

colectiva similar al que hicieron la generación de los padres fundadores de

Europa y sus hijos durante la segunda mitad del siglo XX. Ahora, los nietos de

aquella generación visionaria, tienen, pueden y deben dar un paso adelante. Y

una de los caminos naturales para ello, es hacerlo dialogando e interactuando

con ellos a través de las posibilidades que ofrece la Web 2.0.

Son precisamente las palabras diálogo y cooperación, las palabras claves que

han permitido construir la Unión Europea. Palabras que en los últimos tiempos

parecen haber perdido algo de su sentido ante la tiranía de la primacía de los

intereses particulares nacionales sobre los intereses generales europeos. Un

abandono que ha generado la pérdida del sentimiento del proyecto común,

fruto de la obsesión por la imagen y la búsqueda del rédito en la política

nacional de muchos de los dirigentes europeos. Les ha preocupado más la

búsqueda del destello mediático, de presentarse como los ganadores del

interés nacional frente al resto de socios europeos, abandonando la

comunicación y conversación con los ciudadanos. No hay diálogo y

64

Page 65: Europa en los tiempos del cólera

cooperación, no pensamos en términos de generación, solo importa la

siguiente elección. Una patología perversa que afecta tanto al mundo político-

institucional, como a los que deberían ejercer de canal y mediación entre

instituciones y ciudadanos, los medios de difusión y comunicación

tradicionales, que buscan el gran titular para acaparar la atención,

abandonando su tradicional labor de mediadores y facilitadores entre las

instituciones y los ciudadanos.

Suelen decirnos los expertos en comunicación e imagen, que la política es en

buena parte comunicación. Y que la verdadera comunicación es aquella que

está basada en una conversación. Si eso es así, entonces la política europea

de comunicación e información de las instituciones europeas dirigidas a los

ciudadanos debería caminar hacia una profunda revisión. La UE necesita una

estrategia de comunicación a la altura de los retos y responsabilidades a los

que se enfrenta. Necesitamos una política de comunicación que construya una

gran conversación a nivel europeo. La realidad se empeña en demostrar, que

instituciones y ciudadanos estamos hoy “desconectados”, por mucho que cada

institución gaste miles de euros en información y campañas de comunicación, o

tenga su propia página web o portal en la red con miles de enlaces y

documentos.

No es una cuestión de cantidad, sino de calidad y credibilidad. Debemos

aceptar que hay que corregir el tiro y apostar por una nueva forma de

comunicar. No hay responsable político nacional o europeo que no proclame a

los cuatro vientos que necesitamos de la activa participación de los

ciudadanos, pero somos conscientes que los medios y mecanismos de

participación actuales no están alineados con las necesidades y realidades de

éstos. La cuestión radica en si verdaderamente lo queremos hacer. Si creemos

firmemente en la transparencia política y social, en la cooperación y

participación de los ciudadanos, y del concurso de las principales

organizaciones y plataformas sociales en el fascinante proyecto de construir la

UE del siglo XXI. Es sorprendente que un proyecto político tan representativo

de la modernidad política, de lo que significa una nueva forma de cooperar y

trabajar juntos a nivel trans-nacional como es la UE, sea curiosamente tan

65

Page 66: Europa en los tiempos del cólera

conservador en la forma que comunica y conversa con sus ciudadanos. La

comunicación y muy concretamente la libertad de expresión, son una de las

condiciones necesarias para el progreso de las sociedades, y si como afirma

Jurgen Habermas “la legitimidad de la ley depende en último término de un

acuerdo comunicativo”, entonces necesitamos urgentemente una nueva

estrategia de comunicación que refuerce la legitimidad del proyecto europeo.

¿Cómo construir entonces una democracia europea basada en el diálogo

político y social?. ¿Es posible una Europa que “conecte” con sus ciudadanos?.

Eso es hoy posible gracias a las nuevas tecnologías de la información y la

comunicación (TIC). Las nuevas tecnologías pueden ser un poderoso aliado

para generar una nueva interactividad entre ciudadanos, organizaciones e

instituciones, para construir un proyecto europeo basado en el diálogo y la

conversación a todos los niveles. Los medios siempre son limitados, pero

depende más de la voluntad de hacerlo que de los recursos, si sabemos

explotar al máximo la creatividad política para conseguir ampliar los canales de

comunicación y participación entre instituciones y ciudadanos. Y para ello, las

nuevas tecnologías nos permiten ofrecer nuevos elementos agregadores a la

participación e interacción. En ese terreno, las posibilidades son prácticamente

infinitas.

El escritor Arthur C. Clarke solía decir que los efectos de las innovaciones

tecnológicas suelen ser exageradas a corto plazo pero subestimadas a largo

plazo36. Y es que hablamos constantemente del potencial de las nuevas

tecnologías, pero pocos somos los capaces de atrevernos a implementar todo

su potencial para dialogar e interactuar con los ciudadanos. Por miedo,

desconfianza o desconocimiento, somos excesivamente conservadores, y eso

es especialmente evidente en las instituciones públicas, que trabajan con

instrumentos y modos políticos del siglo XX cuando disponemos de tecnologías

del siglo XXI. Insisto, no es un problema de recursos. Las instituciones

nacionales y europeas consignan importantes recursos humanos y financieros

a comunicación, pero con resultados más bien modestos. Solo la Dirección

General de Comunicación de la Comisión Europea, destinaba alrededor de 86

36 Micropoder, la fuerza del ciudadano en la era digital. Javier Cremades. Ed Espasa Calpe. 2007

66

Page 67: Europa en los tiempos del cólera

millones de euros y emplea a 665 personas según datos de 2007. Muchos o

pocos recursos, según se mire, pero consagrados a una estrategia de

comunicación e información principalmente unidireccional que no tiene el

impacto deseado. Si queremos hacer posible una nueva arquitectura de la

participación ciudadana en Europa, las instituciones han de integrar ya en su

imaginario y su forma de trabajar todo el potencial que ofrecen las nuevas

tecnologías. Deben diseñar una estrategia inteligente y útil, alineada con la

realidad del mundo en que vivimos. Pero utilizar nuevas herramientas, supone

abrir nuevas formas de relación política y social y asumir las consecuencias de

la emergencia de las nuevas formas y movimientos que se generan en la red:

“El fenómeno viene espoleado por el creciente uso de Internet y las redes de

telefonía móvil. A fin de cuentas, la forma de los movimientos políticos determinantes

en cada época guarda una correlación innegable con la estructura de distribución de la

información. Los clubes de la Revolución Francesa, nacidos en el mundo de los

sistemas de correos centralizados, tomaron –como los primeros periódicos– una forma

y un discurso centralistas que luego conformaron el Estado. La gran revolución del

telégrafo –que supuso el paso a un mundo de comunicación descentralizada– trajo no

sólo el sistema mediático clásico, preparando el terreno al sufragio universal, sino que

dio forma y esqueleto a los partidos de masas y a la ordenación territorial estatal que

hoy conocemos. Y era lógico que Internet, la primera gran estructura de comunicación

distribuida, tuviera un impacto igualmente transformador en las formas y movimientos

políticos de nuestra época”37.

¿Quién teme a las redes sociales?

La transición desde una política de comunicación tradicional hacia formas más

actuales, significa comprender y aceptar la naturaleza de los cambios y

mutaciones que se están produciendo en la sociedad a través de los llamados

social media. El PC y los terminales móviles de última generación, han

adquirido ya una función social central en la sociedad del conocimiento. De

igual forma que la aparición en Occidente de la imprenta constituyó toda una

revolución cultural, política y económica, las nuevas tecnologías han venido a

37 ¿La Revolución será Twitterada?. David de Ugarte. FP en español. Agosto/Septiembre 2009

67

Page 68: Europa en los tiempos del cólera

revolucionar nuestra sociedad. Pero esta vez lo es a nivel global, multiplicando

hasta el infinito las formas en que las ideas e iniciativas, ya sea mediante

palabras, imágenes o fotografías, pueden ser transportadas e intercambiadas

en tiempo real. Las nuevas tecnologías constituyen toda una nueva utopía en el

terreno de la comunicación que nos interpela para construir nuevas formas de

participación e interacción más inclusivas.

No hay que inventar sin embargo nada excepcional, sino más bien aprovechar

todo el potencial de la creatividad política y social que ya existe en la red,

aprender de ella. Hemos asistido en los últimos años a una imparable eclosión

de una audiencia interactiva y proactiva, donde los ciudadanos son los

promotores de ideas, conversaciones, iniciativas y proyectos, algunos de ellos

realmente interesantes y prometedores. El auge de las redes sociales de todo

tipo y condición son el mejor ejemplo. Con ellas, los ciudadanos nos muestran

que están dispuestos a utilizar estos nuevos canales de información y

participación para escuchar, aprender, informarse, relacionarse, movilizarse y

participar. Cada día asistimos atónitos a su potencial creativo y movilizador,

como el caso más reciente de la utilidad de los SMS y Twitter en las protestas

de Irán tras las fraudulentas elecciones que movilizaron a millones de

ciudadanos con los jóvenes –los nativos digitales- a la cabeza.

¿Cómo desdeñar pues todo el potencial que nos ofrece la red para conseguir

una mayor penetración, presencia e interacción con los ciudadanos?. El

Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la

Información (ONTS) de la Secretaria de Estado de Telecomunicaciones y para

la Sociedad de la Información, ha publicado el “Estudio sobre los usos de

internet en España 200938”. De él se desprenden datos muy interesantes que

deberían provocar una verdadera reflexión de cómo podemos articular una

nueva política de comunicación e interacción con los ciudadanos. El estudio,

confirma la tendencia al alza del porcentaje de españoles que ha accedido a In-

ternet, ya que lo utilizaba hasta 2008 el 61,7% de la población de 16 a 74 años,

mientras que dos años antes, ese porcentaje era del 52,7%. Pero el dato más

38 http://www.ontsi.red.es/hogares-ciudadanos/articles/129

68

Page 69: Europa en los tiempos del cólera

demoledor, es el que se atiene al uso por parte de la generación “tododigital”.

El porcentaje de internautas entre los jóvenes de 16 a 24 años, asciende al

94,1% nada más y nada menos. Toda una manifestación de por dónde se

apunta no sólo el futuro, sino el inmediato presente:

“Continúa con tendencia al alza el porcentaje de españoles que ha accedido a

Internet: hasta 2008 el 61,7% de la población de 16 a 74 años, según datos

INE1, mientras que dos años antes, ese porcentaje era del 52,7%. Sobresale la

penetración de Internet entre los jóvenes de 16 a 24 años, de los cuales el

94,1% es internauta.

Cuatro de cada diez internautas declaran que utilizan Internet más ahora que

hace un año, un 38,5% considera que lo utiliza igual que antes y tan solo un

6,3% declara que ahora lo está utilizando menos que antes.

La experiencia en Internet se consolida: dos de cada tres internautas utiliza la

Red desde hace más de tres años. Además, los más experimentados en Internet

son los más jóvenes: el 73,4% de los usuarios de 15 a 24 años lleva más de 3

años accediendo a la Red.

El hogar aventaja significativamente al resto como lugar de conexión a Internet.

Tres de cada cuatro internautas accede a Internet principalmente desde el ho-

gar, lo que supone 14 puntos porcentuales de diferencia respecto a 2006 (74,4%

vs.60,2%). En segundo lugar destaca el puesto de trabajo como punto de cone-

xión (36,1%).

El ordenador de sobremesa continúa siendo el dispositivo de conexión más habi-

tual (85,6% de internautas), aunque el portátil gana posiciones, prácticamente

duplicando su tasa en dos años (pasa de ser utilizado por el 15% de los usuarios

en 2006, al 29% en 2008).

El 47% de los Internautas ha mantenido una frecuencia de uso de Internet alta y

estable en dos años (3T2006-3T2008), y ha crecido significativamente su peso

sobre el total de internautas en diez puntos porcentuales, desde el 37% en el pri-

mer trimestre de 2007. Respecto a este tipo de usuarios intensivos estables:

El 37% utiliza el portátil para acceder a Internet y el 4% el teléfono móvil.

69

Page 70: Europa en los tiempos del cólera

El 97% considera que Internet es muy sencillo o fácil de utilizar, y el 94% que és-

ta ha cubierto o superado sus expectativas.

Son los “creadores de tendencia” en la adquisición de nuevas tecnologías, se

adaptan a ellas rápidamente, tienen claro sus beneficios tanto en lo personal

como en lo laboral, confían en la seguridad de la compra por Internet y no consi-

deran que las nuevas tecnologías hagan que la gente se comunique menos.

El 16,5% del total de Internautas de 2008, accedió a la Red por primera vez en el

período 2006-2008. En este grupo de usuarios incorporados:

Más de la mitad de los internautas incorporados (51,8%) mantiene una frecuen-

cia alta de uso (última semana), y el 23% se conecta de manera habitual (uso úl-

timo mes).

El 36% se inició en la Red gracias a familiares o amigos, más que por el trabajo

o centro de estudios (18%) o por su cuenta (32%).

Acceden a Internet en mayor medida que el resto desde la casa de familiares o

amigos (30% vs. la media del 21%), mientras que el 55% lo hace desde casa.

Le atribuyen valor social a las nuevas tecnologías, aunque aún no tengan tan

claro lo que las nuevas tecnologías les puedan aportar individualmente. Utiliza-

rían más productos y servicios TIC si se les enseñara, y muestran menor grado

de confianza en la seguridad de las compras por Internet.

Solo el 4,2% de los usuarios de Internet de 2006 dejaron de utilizar la Red en un

período de dos años, hasta 2008. Son los denominados ex usuarios, grupo con

una importante presencia de mayores de 65 años (18,7%), con un 41,4% sin

ocupación laboral y un 45,3% con nivel de estudios hasta EGB/ESO. Se habían

iniciado en Internet principalmente en el trabajo o centro de estudios (36,3%) y

su percepción de dificultad de uso de Internet se había casi triplicado en dos

años (del 13% que pensaba que era difícil o muy complicado utilizarla en 2006,

al 35% en 2008).”

El debate sobre la potencialidad de las TIC, puede llevarnos sin embargo a un

debate estéril entre tecnófilos y tecnofóbicos, a discutir si las nuevas redes

sociales pueden y deben sustituir a los medios tradicionales. Un debate

simplista y poco útil, ya que no se trata de las unas o las otras, sino aprovechar

70

Page 71: Europa en los tiempos del cólera

todo el potencial de ambas. La cuestión clave es si estamos verdaderamente

dispuestos desde las instituciones, a compartir el proceso deliberativo con los

ciudadanos utilizando el potencial de las TIC. Hemos de responder a la custión

de si queremos caminar de verdad hacia formas de toma de decisiones

verdaderamente comunitarias, si apostamos por explotar todos y cada uno de

los instrumentos que se nos ofrecen en el mercado interactivo político y social

que conecta de forma exponencial a millones de usuarios cada día, y muy

especialmente de las generaciones más jóvenes. Aunque es importante

recordar que los ciudadanos no se interesan ni se movilizan gracias a la

tecnología, sino por las ideas movilizadoras que se transmiten a través de ellas.

Las tecnologías son solo los medios que transportan ideas, acciones y valores.

Thierry Mallet ha denominado acertadamente "el quinto poder" a la nueva

legión de usuarios compuesta por diferentes clases sociales y segmentos

edades interconectadas a través de los nuevos medios. Es la aparición de la

“Generación P” -la generación de la participación-, compuesta por millones de

personas conectadas a través de las nuevas tecnologías de la comunicación y

de los micro-medios, lo que constituye una verdadera revolución en la forma de

informar y participar, abriendo interesantes posibilidades para “conectar” e

interactuar con los ciudadanos de diferentes sectores sociales y

profesionales39. Los recientes datos del Observatorio Nacional sobre

Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información así lo corroboran. El

impacto de las redes sociales y los micro medios, han venido revolucionar la

forma en que los ciudadanos buscan y consumen información. Weblogs,

Podcasts, Videocasts, Wikis o las RSS –Really Simple Syndication- así como

las redes sociales –Facebook, Tuenti, Twitter…-, están revolucionando la

tradicional relación y jerarquía en el mundo de la comunicación política entre

instituciones y ciudadanos. Se ha gestado un enorme ejército de “periodistas

ciudadanos” con el PC, la conexión de banda ancha y los móviles de última

generación como principal arma. Herramientas modestas y al alcance de

cualquiera, pero potencialmente letales para los intentos de control social por

parte de las instituciones. Toda una revolución que abre un mundo de nuevas

posibilidades para interconectar e interactuar.

39 La delicada fuerza de la Generación P. Vicente Verdú. El Pais 12/04/2007.

71

Page 72: Europa en los tiempos del cólera

Una revolución que a diferencia de las anteriores, no se ha producido no en las

fábricas ni en las calles. “Es lo que tienen las revoluciones tecnológicas de hoy.

Nacen y se propagan, pero no se ve de donde proviene el humo. Quizás es

que aquí no hay chimeneas ni humos40”. Porque la realidad del siglo XXI se

caracteriza porque la revolución no se hace con la tradicional movilización

política y social de los obreros de antaño. Son los ingenieros y los informáticos

los que desarrollan constantemente instrumentos y herramientas para la

movilización y la acción, seguidos por una inagotable infantería de internautas y

activistas de jóvenes, estudiantes, trabajadores y profesionales. Una nueva

generación con una dependencia y confianza muy limitada en las fuentes

tradicionales de información, que dinamita la tradicionalmente asimétrica

relación de comunicación entre instituciones y ciudadanos, poniendo fin a la

época en que las primeras tenían más y mejor información y decidían qué y

cómo se informaba.

Las nuevas tecnologías, han traído el fin de esa jerarquía. El proceso top-down

–de arriba hacia abajo-, está quedando obsoleto frente a los consumidores y

los ciudadanos ahora permanentemente conectados. Todo un cambio de

paradigma que transforma las relaciones, políticas, económicas y sociales. Las

nuevas tecnologías están haciendo resurgir un activismo activo, rico y plural

con un enorme potencial de inter-relación política y social. Josu Jon Imaz lo

define como la “energía de activación de sistemas”, es decir, el poco coste y

esfuerzo cada vez menor que supone para un nuevo actor saltar la barrera de

entrada competitiva en un sector o un mercado41. En el mercado de la

comunicación on-line, los ciudadanos han dejado de ser espectadores y

consumidores para convertirse en actores y productores de información, de

productos y de medios, ocupando un lugar cada vez más central en el mundo

de la información distribuida. Aunque es igualmente cierto, que esta nueva

realidad tienen sus propios códigos, características y carencias:

“Pero “distribuido” no significa “más descentralizado”. Ni siquiera supone la

atomización del sistema mediático con consecuencias sociopolíticas. El primer

40 Revoluciones tecnológicas. CIBERPAIS. 17/02/2005 41 De las naciones a las redes. Prólogo de Josu Jon Imaz. Ed. El Cobre. 2009

72

Page 73: Europa en los tiempos del cólera

elemento común de todos estos cambios, que se harán aún más y más evidentes en

los próximos años, es la aparición de una agenda informativa diferenciada, al margen

de los medios tradicionales. Antes que nada, Internet supuso la aparición del primer

medio de comunicación distribuido, eso que luego se llamó blogosfera. En su origen,

estaba compuesto por páginas personales editadas de forma precaria y por foros

virtuales de discusión, pero en los últimos diez años se ha hecho más fuerte gracias a

la aparición de una serie de servicios y programas, desde los blogs a los grandes

repositorios de vídeo y de fotografías, que son hoy herramientas tan comunes en el

activismo social y político como canónico fue en su día el uso de los panfletos o de los

manifiestos 42”.

Si queremos de verdad pasar de una época de cambios a un cambio de época,

y de una Europa a la cabeza, a una en que los ciudadanos tengan Europa en la

cabeza, es imprescindible conseguir que la gente se sienta partícipe del

proyecto europeo. El reto consiste así, en hacer caminar a las instituciones

hacia ese nuevo mundo de múltiples interconexiones y relaciones para

aprovecharse de una buena dosis de energía ciudadana. La nueva energía de

Europa es la gente, sus ciudadanos, y las claves son involucrarse, participar y

compartir. Es en definitiva conseguir encontrar la senda del círculo virtuoso que

nos encamine de la interacción al compromiso -“engagement”-:

La noción de engagement cobra importancia en el ámbito comercial y político. A

pesar de las apariencias (engagement = compromiso), la voz inglesa es difícil de

traducir. Tiene muchos sentidos, desde la promesa de matrimonio hasta el hecho

de entrar en batalla, pasando por una cita ineludible. La novedad es que la

interactividad de la tecnología digital le abre nuevas perspectivas sociales.

(…/…)

El concepto es tan ubicuo que se encuentra también en el periodismo o, por lo

menos, en la parte que trata de interactuar con los lectores y de integrar la

participación de comunidades. "Enganchar al lector en el proceso periodístico

parece tan importante como optimizar el contenido del artículo para que los

buscadores lo destaquen", considera Nora Paul, profesora del Institute for New

42 ¿La Revolución será Twitterada?. David de Ugarte. FP en español. Agosto/Septiembre 2009

73

Page 74: Europa en los tiempos del cólera

Media Studies, de la Universidad de Minnesota.

Una de las dimensiones más interesantes es la asumida en la vida cívica y políti-

ca. El hecho de que Barack Obama haya conseguido cientos de millones de dó-

lares a partir de pequeñas contribuciones muestra una forma mínima pero con-

creta de compromiso y participación en la vida política. Su uso sofisticado de las

redes sociales va en el mismo sentido.

La pregunta, sin embargo, consiste en determinar si las tecnologías digitales

contribuyen a un mayor engagement del ciudadano. Un informe del Pew Internet

and American Life Project demuestra que los más educados y más ricos son

quienes participan más. Como siempre, la tradicional clase participativa.

Pero hay un elemento nuevo de gran interés: "el 19% de los internautas ha col-

gado en Internet material sobre problemas políticos y sociales o usado sitios de

redes sociales para diversas formas de engagement político y social. Este grupo

de activistas resulta ser desproporcionadamente joven". Una de las conclusiones

más esperanzadoras del estudio es que entre los jóvenes la brecha participativa

entre ricos y pobres no resulta tan pronunciada como lo es tradicionalmente.

Gracias a Internet y la banda ancha, "hay indicios según los cuales ciertas for-

mas de compromiso y participación (engagement) cívica ancladas en blogs y re-

des sociales podrían alterar patrones basados en el estatus socioeconómico".

Indicios nada más de una nueva cultura de participación, difícil de seguir porque

asume formas y niveles diferentes de participación y compromiso. De ahí tam-

bién la necesidad de encontrar nuevos términos... ¿Como engagement?43

Pero para poder entender las redes sociales, para saber cómo se mueve la

gente y por qué, hay que meterse dentro. Algo que produce un cierto vértigo

entre los responsables de comunicación de las instituciones. El trabajo y las

relaciones en red exigen apertura y flexibilidad, entender que no se puede

imponer la agenda. Uno de los principales miedos de las instituciones, es a que

43 De la interacción al “engagement”. Francis Pisani, Ciberp@is, 15/10/2009

74

Page 75: Europa en los tiempos del cólera

la red tienda aparentemente a debilitar el centro, a las instituciones, en

beneficio de una tupida red de redes. Hay quien incluso piensa que eso es algo

así como una nueva anarquía que tiende a diluir el poder produciendo caos y

desorden. Pero es precisamente la inteligencia, la primera de las capacidades

de dirección. Y las instituciones deberían explotar la inteligencia y habilidades

individuales y colectivas que se acumula entre sus funcionarios y colabores,

que es mucha pero que está anestesiada, para aprovechar la nueva energía

que emana del trabajo y la cultura en red.

Necesitamos explotar toda una nueva inteligencia institucional para

comprender la realidad de las redes sociales, de los social media, y hacerlas un

aliado en vez de observarlas como un peligro. Si el llamado “Bruselas” apostara

inteligentemente por las nuevas tecnologías, las redes sociales y la blogosfera,

todo ese inabarcable conglomerado de Instituciones europeas no perdería

fuelle como “centro” europeo, sino más bien al contrario. Al compartir las ideas,

las políticas y los proyectos que emanan desde las instituciones con los

ciudadanos de una forma más directa y menos formal, la haría paradójicamente

más fuerte, más presente, más central. Ganaría enormemente en su capacidad

de informar y movilizar personas y voluntades. Ayudaría de forma efectiva a

que los ciudadanos comprendieran el qué y el porqué de algunas de las

decisiones que se toman en el siempre complejo juego de la política europea

multinivel. En definitiva, que las TIC y las redes sociales, son una de nuestros

mejores aliados para legitimar a la UE ante los ciudadanos, y por consiguiente,

a ser mucho más fuertes ante los gobiernos nacionales que en algunos casos

prefieren unas instituciones europeas débiles y controladas.

Movilizar a los ciudadanos, conectar con ellos, interactuar, compartir, requiere

sin embargo un nuevo tipo de relación, una nueva cultura. Una actitud más

fresca, más espontánea, que no rehúya el contacto directo, que no esté

mediatizada por las rigideces de la burocracia y la jerarquía. Una comunicación

que pueda expresar también emociones, y que debe ir acompañado de un

léxico más acorde con la realidad de la mayoría de los ciudadanos huyendo de

los tecnicismos innecesarios. Y es que la tradicional distancia entre los

75

Page 76: Europa en los tiempos del cólera

ciudadanos y las instituciones es hoy más corta que nunca, apenas a unos

pocos “click” de distancia a través del ratón o de la pantalla del móvil.

El mundo de la empresa lo ha entendido rápidamente, y se han establecido ya

exitosas formas de cooperación entre empresas y consumidores que mejoran

los servicios y productos. La blogosfera ha permitido descentralizar de una

forma importante las comunicaciones corporativas, haciéndolas globales y

caminando hacia formatos conversacionales. Muchos hacen negocios ya

bloggeando e interactuando de forma inteligente en vez de gastar miles de

euros en programas de mercadotecnia y en anuncios de pocos segundos que

apenas tienen credibilidad. Han comprendido que una cultura de la

comunicación abierta e interactiva es mucho más rica y aporta un alto valor

añadido a la organización, construyendo relaciones basadas en

conversaciones.

El futuro de la comunicación política, como en tantos otros órdenes de la

actividad política, económica y social, pasa probablemente por apoyarse en las

redes sociales, en la gente, aprovechando en la “conectividad” de los

ciudadanos.

Pero el principal problema para innovar lo constituye la necesidad de tener un

propósito. El de creer de verdad en la participación como “el factor crítico

elemental” del proceso de construcción europea. Y en todo proceso de

innovación política e institucional, hay que dedicar tiempo y ser persistente.

Hoy en día, sería inimaginable que el Parlamento Europeo, la Comisión

Europea o el propio Consejo Europeo, permitiera a un grupo de sus

funcionarios interactuar, chatear, compartir on-line o comentar propuestas sin el

control político de los superiores jerárquicos correspondientes. Un proceso de

control de la información formal e informal, que hace inviable la interacción en

tiempo real con los ciudadanos.

Es difícil comprender, cómo las instituciones europeas, que tienen unos duros

procesos de reclutamiento de sus funcionarios, con miles de empleados

preparados, políglotas y en muchos casos francamente brillantes, son tratados

76

Page 77: Europa en los tiempos del cólera

como si fueran estúpidos y comprometieran la reputación de toda la institución

si se les permitiera interactuar de forma más directa y espontánea con los

ciudadanos. Las instituciones tienen muchas capacidades –capital humano- en

su seno, pero no son capaces de explotarlas en todo su potencial. El miedo y la

prudencia mina en muchos casos el talento y la motivación hasta límites

insospechados, apareciendo más como parte del problema que como parte de

la solución. La obsesión por el orden y la jerarquía bloquea el sistema, además

de ser igualmente empobrecedora e ineficaz. La jerarquía institucional debería

ser hoy en día un principio ordenador, facilitador, que garantice el control de

calidad de las propuestas y de las políticas, pero que se convierte en muchos

casos en obstáculo, en cortapisas y en burocracia innecesaria que ralentiza

excesivamente los procesos de innovación, eficacia y reforma de las

instituciones. Una jerarquía tan rígida, que la hace prácticamente incompatible

con la realidad, el dinamismo y la interacción de las redes sociales.

El futuro pasa así por la diversificación del los canales de comunicación y

participación, en la apuesta por el trabajo en red. En una cultura en red,

aparecen cada poco, “nuevos nodos” y nuevas realidades que enriquecen

constantemente los procesos, aunque también los hace complejos. Aceptar las

reglas del trabajo y de una cultura en red, significa también aceptar que esas

interacciones múltiples no son siempre ordenadas. Necesitan de un trabajo de

ordenación, de gestión, de elaboración de las iniciativas que de ella emanan, y

es ahí donde las instituciones juegan un papel de primer orden: en la selección,

priorización y aprovechamiento de las propuestas más audaces que emergen

de las diferentes redes en un laborioso trabajo de coordinación y seguimiento.

Y es que las estructuras o procesos que pueden potencialmente surgir de una

apuesta del trabajo en red a nivel europeo no son fáciles de intuir en toda su

dimensión hoy en día, pero de las experiencias que ya existen, podemos intuir

que “pueden aportar una menor dependencia del territorio y pueden revalorizar

los espacios de libertad personal y política44”. Todo un mundo a explorar en el

44 De las naciones a las redes. Josu Jon Imaz.

77

Page 78: Europa en los tiempos del cólera

que vale la pena apostar porque tenemos mucho que ganar.

78

Page 79: Europa en los tiempos del cólera

6ª: Diseñar una trazabilidad política europea

La nueva conectividad fuerza a que las instituciones deban aprender a

comunicarse y relacionarse con los ciudadanos de una manera más

transparente y a utilizar un nuevo lenguaje adaptado al de éstos para poder

seguir formando parte de su imaginario emocional. Es un nuevo escenario, una

nueva cultura de producir información, de comunicar y relacionarse, donde la

información y las personas son la nueva energía. Las instituciones de la Unión

Europea, los gobiernos, y todos aquellos que compartimos una idea de Europa

integrada e integradora, abierta y transparente, deberíamos reflexionar y tejer

nuevas estrategias y complicidades en materia de información y comunicación

con los ciudadanos. Y entre ellas una de las primeras es hacer posible que los

ciudadanos entiendan los procesos de elaboración de las iniciativas y de quién

toma las decisiones en su nombre en cada momento.

Entre otras iniciativas, deberíamos ser capaces de elaborar una estrategia de la

accesibilidad y de la comprensión sobre los procesos de toma de decisiones.

Diseñar una política informativa basada en algo así como en una cultura de la

“trazabilidad política europea”, que de una forma sencilla, y desde la pantalla

de su terminal –ordenador, móvil…etc-, permita a los ciudadanos comprender

el qué, quién y cómo de las decisiones que se toman a nivel europeo. Una

apuesta por la transparencia y la proximidad gracias a las nuevas tecnologías

basada en el compromiso, en la innovación y en la empatía con el entorno. Una

cuidada gestión de la comunicación para conseguir un mayor sentimiento de

pertenencia y comprensión de los ciudadanos

Pongamos como ejemplo el reciente proceso de toma de decisiones sobre la

“Directiva de tiempo de trabajo”, conocida como “la Directiva de las 65 horas”,

que ha estado en boca de todos sin saber muy bien ni de dónde venía ni quién

defendía qué. Ha sido sin duda uno de los elementos que ha contribuido a

desanimar y alejar a a millones de ciudadanos de “Europa”. El debate , o más

79

Page 80: Europa en los tiempos del cólera

bien dicho, los titulares de periódicos sobre la materia, ha operado un cambio

radical en la forma de percibir a la UE. De repente, en vez de aparecer como la

abanderada de la innovación y la competitividad, de la protección de los

ciudadanos y de los trabajadores, consagrando y ampliando las conquistas

sociales, y trabajando por una mayor igualdad, equidad y cohesión social y

territorial, aparecía de pronto como la mayor de las amenazas de una de las

grandes conquistas sociales del siglo XX. “Europa impondrá las 65 horas

semanales”, rezaban muchos titulares de periódicos a lo largo y ancho de la

UE. Parecía que nos querían devolver no ya al siglo XX, sino al desgraciado y

convulso siglo XIX.

¿Pero quién es Europa?. ¿Quién lo propone? ¿Quién defiende tamaña

insensatez? ¿En que medio de comunicación se explica? ¿En qué página web

de la Comisión Europea, el Consejo o el Parlamento se encuentran las

respuestas? Es simplemente imposible, no existe. No hay manera humana de

encontrar un lugar en el seno de alguna de las instituciones europeas que

explique de forma comprensible y sencilla el origen de la propuesta: ¿quién la

defiende?, ¿cuáles son los matices y las posiciones de cada país en el seno

del Consejo de Ministros de la UE?, ¿cuáles son sus argumentos?, ¿cómo y

cuando lo ha discutido el colegio de Comisarios?, ¿que debates públicos se

han hecho con los interlocutores sociales?. Solamente la defensa numantina

del Parlamento europeo, con el socialista español Alejandro Cercas a la

cabeza, consiguió in-extremis rechazar la propuesta de reforma de la Directiva,

e iniciar una conciliación imposible entre Gobiernos y Parlamento europeo. Un

proceso que lejos de acabarse, sigue latente y en el cajón de las iniciativas

pendientes de algunos importante Gobiernos europeos.

Es éste un ejemplo de la sinrazón comunicativa de las instituciones que mina la

credibilidad de todo el proyecto europeo. Necesitamos diseñar instrumentos y

canales de información y comunicación comprensibles y accesibles para que

los ciudadanos que quieran, puedan acceder a la información de una forma

rápida, directa y comprensible. ¿Porqué no proponer un sistema de trazabilidad

política europea que ayude a identificar y comprender el largo y complejo

sistema de decisiones en el seno de la UE?. Lo hemos hecho ya con los

80

Page 81: Europa en los tiempos del cólera

alimentos, imponiendo la trazabilidad para mejorar la seguridad alimentaria,

¿Porque no hacerlo con las iniciativas, normas y leyes en el terreno de la

política y de las instituciones?.

Según el Comité de Seguridad Alimentaria de AECOC, “se entiende como

trazabilidad, aquellos procedimientos preestablecidos y autosuficientes que

permiten conocer el histórico, la ubicación y la trayectoria de un producto o lote

de productos a lo largo de la cadena de suministros en un momento dado, a

través de unas herramientas determinadas.” Pues bien, eso mismo debemos

hacer a nivel político europeo. Conocer el histórico, la ubicación y trayectoria de

las decisiones que se toman en el seno de la UE. Aumentar la transparencia y

la comprensión para que los ciudadanos puedan comprender el proceso y el

contenido de las decisiones que se toman en el seno de las instituciones

europeas en su nombre. Porque sólo aumentando la accesibilidad,

transparencia e identificación de los ciudadanos con Europa, seremos capaces

de volver a ilusionarlos en el proyecto europeo. Y es que el alma de Europa

son sus gentes. Si la UE y los ciudadanos se reencuentran, recuperaremos el

pulso, la ilusión y la pasión por el fascinante proyecto de presente y de futuro

que es la Unión Europea. En ese esfuerzo, las nuevas tecnologías emergen de

nuevo como un excelente aliado en ese esfuerzo si existe realmente la

voluntad política de intentarlo.

Las iniciativas institucionales

Sería injusto sin embargo afirmar que las Instituciones europeas hayan

mantenido una actitud “autista” o que hayan hecho oídos sordos a esta

realidad, aunque no han tenido éxito. La Comisión Europea, puso en marcha

en 2005 un ambicioso proyecto denominado Plan D (democracia, diálogo y

debate). Un Plan resultado de un “profundo debate” sobre el futuro de Europa

tras el resultado negativo de los referéndums francés y holandés sobre la

Constitución europea. Oficialmente los Jefes de Estado y de Gobierno, abrieron

un "período de reflexión" para ampliar el debate en cada Estado miembro. El

objetivo era lograr un nuevo consenso político sobre las políticas necesarias

81

Page 82: Europa en los tiempos del cólera

para que Europa responda a los desafíos del siglo XXI. Pero los resultados de

ese ejercicio han sido más bien escasos. Hemos asistido a un proceso con más

voluntad que resultados que no ha tenido el impacto deseado.

"El Plan D es un plan de debate, de diálogo y de escucha. Es un instrumento

para acopiar ideas políticas generadoras de cambio. Ante el reto de la globaliza-

ción, los ciudadanos plantean duras preguntas sobre la seguridad en el empleo y

las pensiones, sobre la inmigración, sobre las condiciones de vida. Europa debe

renovarse si quiere contribuir a la solución de estos retos. El Plan D pretende in-

yectar más democracia en la Unión, fomentar un amplio debate público y cons-

truir un nuevo consenso sobre el camino a seguir por la Unión Europea. Ahora

los Estados miembros deben dar vida a este proceso. Apelo a los Gobiernos na-

cionales para que aprovechen esta oportunidad, abran de inmediato los debates

y actúen como fuerza motriz del cambio45."

Los elementos principales del Plan D eran fomentar el debate en todos los Es-

tados miembros, que se habían comprometido a mantener grandes debates na-

cionales sobre el futuro de Europa. Estos debates nacionales eran el núcleo del

Plan. Ofrecían posibles modelos y estructuras a los Gobiernos y sugería algu-

nos procedimientos comunes y algunos temas centrales. Debía tener un activo

proceso de respuesta –feedback-, donde la Comisión estructuraba un proceso

de reacciones y respuestas poniendo en común las principales conclusiones de

los debates. Finalmente, la Comisión elaboraría un informe de síntesis para el

Consejo Europeo de junio de 2006 -bajo Presidencia austriaca-, y debía produ-

cir una hoja de ruta concreta para el futuro de Europa. Esa hoja de ruta, debía

basarse en visitas de los Comisarios a los Estados miembros, el apoyo a los

proyectos de los ciudadanos europeos o promover la transparencia de las deli-

beraciones del Consejo, e incluía igualmente una mayor presencia de los Comi-

sarios en los Parlamentos nacionales, la creación de una red de "embajadores

europeos de buena voluntad" que dieran un mayor relieve al debate, y un ma-

yor apoyo a proyectos destinados a aumentar la participación electoral. Iniciati-

vas todas ellas que debían llevarse a cabo durante el mandato de la Comisión

Barroso, y que a pesar de que han surgido interesantes experiencias, no han

conseguido “conectar” a las instituciones con los ciudadanos. Finalmente todo

45 Margot Walström, Vicepresidenta de la Comisión Europea.

82

Page 83: Europa en los tiempos del cólera

ese ambicioso proyecto ha quedado reducido a un pequeño grupo de personas

en un proceso marginal que ha estado condenado además a una cierta clan-

destinidad mediática y política.

Algunas de esas experiencias sin embargo no deberían caer en saco roto. Se

han generado algunas iniciativas realmente interesantes como “las consultas

europeas a la ciudadanía46”, un ejercicio de participación ciudadana en los

veintisiete países de la UE que ha cosechado un notable éxito y que habría que

universalizar al máximo y que en España fue coordinada por la Fundación Luís

Vives y que ha sido recogido en una interesante publicación bajo el título

“Construyendo Europa con los ciudadanos”47.

“Las CEC 2009 se inauguraron oficialmente en diciembre de 2008 bajo la Presi-

dencia francesa de la UE con el lanzamiento de las 27 páginas web nacionales a

través de las cuales la ciudadanía pudo participar en el debate. En las páginas

web se les pidió que debatieran sobre sus preocupaciones y que propusiesen

ideas para intentar responder a la pregunta: “¿Qué puede hacer la UE para

construir nuestro futuro económico y social en un mundo globalizado?” Los visi-

tantes de las páginas web también tuvieron la oportunidad de valorar las aporta-

ciones precedentes, comentarlas, formular propuestas y, sobre todo, intervenir

en el debate con otros usuarios. Asimismo, las páginas web nacionales propor-

cionaron a los visitantes información adicional sobre el proceso íntegro de las

CEC que estaba teniendo lugar en toda Europa, así como sobre las actividades

que se estarán llevando a cabo en otros países”.

En busca de la genuina “versión europea”

Muchas de esas iniciativas, pueden ofrecer notables resultados si explotamos

al máximo y utilizamos de forma inteligente todo el potencial de las nuevas

tecnologías. Susana Del Rio, Doctora en Ciencias Políticas y Sociología y

miembro del Comité de Expertos de la Comisión Europea, ha compilado

además en un extenso Paper las experiencias ciudadanas más innovadoras y

creativas en “Comunicar, clave para aumentar la participación en las elecciones

46 http://www.consultas-europeas-a-la-ciudadania.eu/ 47 http://www.fundacionluisvives.org/servicios/publicaciones/detalle/40558.html

83

Page 84: Europa en los tiempos del cólera

europeas de 2009: nuevos espacios, proyectos ciudadanos y plan de acción

informativa del Parlamento Europeo48”. Del Rio reflexiona de forma exhaustiva

sobre la evolución de las políticas y estrategias de comunicación de las

instituciones europeas de los últimos años, así como de la necesidad de

reorientar igualmente el papel de los medios de comunicación como

mediadores entre la política y los ciudadanos. Una reorientación que se

imponen como necesaria si no quieren quedarse al margen de las iniciativas y

los flujos de información y comunicación que emergen desde la sociedad. Toda

una nueva forma de transmitir en “versión europea” para conseguir elaborar un

código común europeo de la comunicación, la información y la interacción.

Y es que las instituciones y los medios de comunicación, no han sabido subirse

al carro de las nuevas tecnologías y de los social media. No han sabido

encontrar su sitio ante la eclosión y universalización de Internet y la

multiplicación de las nuevas formas de comunicación y de participación, han

abierto toda una serie de interesantes oportunidades para conseguir una mayor

visibilidad e interacción. En el caso de los medios de comunicación el proceso

ha sido especialmente dramático, ya que la eclosión de la red ha deteriorado

de forma importante sus modelos de negocio abocándolos a una dolorosa

reestructuración o reconversión. Las nuevas generaciones, los adolescentes y

los jóvenes, no leen periódicos, y menos aún los compran. Toda una mutación

en la forma de informarse que representa todo un reto para los tradicionales

productores de información y propietarios de medios: el negocio del periodismo

ya no es lo que era.

Seguramente una de la mejor demostración del movimiento de placas

tectónicas en la manera de informarse, relacionarse y consumir información,

fue el inesperado impacto del informe de Matthew Robson. Un adolescente de

quince años que gracias a las amistades de su madre, consiguió unas prácticas

en la Consultora Morgan Stanley y ha revolucionado el mundo económico y

financiero con un informe con los hábitos de consumo de sus propios amigos.

Hill Wood, la persona que le encargó el informe, envió el texto a Financial

Times, que publicó un artículo provocando un gran revuelo e interés. El informe

48http://www.realinstitutoelcano.org/

84

Page 85: Europa en los tiempos del cólera

del adolescente Robson, describía con gran frescura y simplicidad, que los

adolescentes y jóvenes ni compran, ni leen y ven cada vez menos la TV, y

mucho menos si hay que pagar por ello. Los contenidos (videos, películas,

música…etc) la descargan directamente de la red a través de sus terminales.

Toda una declaración de intenciones que obtuvo un notable impacto en los

periódicos de todo el mundo, evidenciando el importante papel que todavía

juegan en la sociedad los medios de comunicación tradicionales, aunque su

influencia se va restringiendo cada vez más a franjas de edad muy superior y

para nada en los jóvenes. ¿Qué futuro nos espera entonces?

Nick Bilton, uno de los dirigentes del laboratorio de innovación del diario New

York Times –NYT Lab-, se ha tomado una año sabático para escribir un libro

que anuncia ya bajo el título “Byte Snack Meal, the new Business of Story Te-

lling”, en la que intenta explicar cómo será el futuro del modelo de negocio de

los media. Bilton apuesta por la desmaterialización de los contenidos en los

medios: “la nueva mercancía no son ya los contenidos, es la atención. Las in-

versiones no irán ya dirigidas hacia el producto, el libro, el periódico, sino hacia

el tiempo libre disponible”. En el NYT Lab trabajan con ya la distinción entre

contexto y contenidos. Los contenidos nos siguen constantemente y tenemos

acceso a ellos a través del ordenador en casa, la oficina, o el portátil conectado

a internet, el contexto son todos los instrumentos que nos rodean por los que

circula la información. Las instituciones de la UE, quizás con la única excepción

del Parlamento Europeo, que ha desarrollando algunos formatos innovadoras

como Europarl.TV, y unos cuantos spots provocadores para la campaña de las

elecciones europeas, no tienen una estrategia de comunicación adaptada a es-

tos nuevos contextos, y los contenidos además, suelen ser aburridos y tedio-

sos.

Es precisamente esa facilidad de conectarse desde casi cualquier lugar, cómo

la inteligente utilización de las nuevas tecnologías debe permitirnos dar un salto

cuantitativo y cualitativo en el objetivo de involucrar a la sociedad en los asun-

tos europeos y enriquecer con sus ideas, comentarios y propuestas el proyecto

europeo. Con una inteligente apuesta por la “trazabilidad política”, así como la

creatividad que permiten las nuevas tecnologías y el dinamismo de las llama-

85

Page 86: Europa en los tiempos del cólera

das nuevas “redes sociales” y del conjunto de la sociedad-red, podemos ejercer

un interesante efecto multiplicador de las iniciativas e informaciones que ema-

nan de las instituciones, interactuar con los ciudadanos y comprometerlos.

¡Pero atención!, también las nuevas tecnologías “desnudan” a las instituciones

proyectando sus debilidades y contradicciones. Debemos pues, articular una

estrategia de comunicación e interacción con los ciudadanos inteligente y cohe-

rente que permita gestionar con éxito las posibilidades de la “red de redes” a

través de sus múltiples aplicaciones.

De la participación al “engagement”

El mejor ejemplo de la mutación en la forma de comunicar en el mundo político-

institucional, nos la ofrece una vez más Barak Obama. Sus asesores de comu-

nicación están diseñando estrategias de comunicación diversificadas y a varios

niveles. Están convencidos que la sobreexposición es la única manera de llegar

a conectar y convencer a toda esa masa crítica plural de ciudadanos en un pai-

saje mediático fragmentado y sin medios hegemónicos:

“Las ediciones en papel de The New York Times o The Washington Post han

perdido influencia a la hora de marcar la agenda. El aluvión de informaciones mi-

nuto a minuto –en televisión, en la radio o en internet– ha acabado con el ciclo

informativo tradicional de 24 horas. Ahora no existe Cronkite al que el presidente

pueda conceder una entrevista y llegar así a la mayoría del país. En la era de la

televisión por cable, de los blogs y de Youtube, hay decenas de Cronkites, cada

uno adaptado a un público específico "49.

Ante la batalla de la reforma sanitaria, los asesores de Obama, han creído

importante que el presidente siga hablando con varios públicos a la vez de

modo que alcance el máximo de personas. Los ciudadanos acceden a él desde

lugares y medios distintos, por lo que en la Casa Blanca ya están por la labor

de acostumbrarse a comunicar a través de esta creciente fragmentación. El

objetivo es llegar a los electores sin el tamiz de los medios de comunicación

tradicionales. El presidente de los EE UU y su equipo, han iniciado igualmente

una innovadora experiencia en el acceso de los ciudadanos a la información

49 Obama, el omnipresente. LA VANGUARDIA 20/09/2009

86

Page 87: Europa en los tiempos del cólera

pública. El sitio “Data.gov”50, que ofrece innumerables datos, y está abierto a la

participación constructiva de los usuarios, es resultado de su encargo a su con-

sejo de ciencia y tecnología sobre cómo "construir y poner en marcha un Go-

bierno más transparente, colaborativo y participativo". Con este nuevo portal,

Obama no buscaba una reforma cosmética, sino un verdadero avance en la

forma de relacionarse con los ciudadanos. A finales de mayo, cuatro meses

después de solicitar la recomendación, la Casa Blanca presentó Data.gov, una

iniciativa revolucionaria que tiene el potencial de cambiar la forma en la que se

concibe el acceso a la información pública.

El nuevo sitio, pretende convertirse en un gran repositorio de información fede-

ral accesible por cualquiera. En él se presentan cientos de miles de sets de da-

tos -data sets- sobre todo tipo de actividades: desde series históricas de infor-

mación meteorológica, demográfica y ambiental, hasta datos sobre los patro-

nes de alimentación en cada Estado, el consumo de refrescos, los índices de

diabetes por región y grupo de edad, pasando por todo tipo de estadísticas

económicas, de comercio y del sistema de transporte. Todo en un mismo sitio,

en un mismo formato, donde universidades, organizaciones no gubernamenta-

les, periodistas o ciudadanos de a pie tienen acceso. El objetivo es ponerlos al

alcance de nuevos ojos que los procesen, analicen y propongan otros enfoques

para afrontar los problemas del país:

“La iniciativa tiene claros paralelismos con el movimiento de código abierto -o so-

ftware libre- en el mundo de la informática. Durante décadas, el modelo que im-

peró en esa industria se basó en el sigiloso resguardo de todos los componentes

de una aplicación o sistema operativo. Microsoft, el gigante del sector, ha cons-

truido su imperio vendiendo licencias de un sistema cerrado que sólo ellos cono-

cen y pueden manipular. Su éxito se ha basado, más que en creatividad e inno-

vación, en su capacidad para imponer un estándar y crear una dependencia que

le garantice el dominio -The Economist comparó recientemente este modelo con

el círculo de dependencia de un consumidor de droga que no consigue desen-

gancharse-.

El modelo comenzaría a cambiar lentamente a partir de principios de los noven-

ta, cuando un desconocido programador finlandés -Linus Torvalds- presentó Li-

50 http://www.data.gov/

87

Page 88: Europa en los tiempos del cólera

nux, un sistema operativo que funciona bajo el principio opuesto: abrir y compar-

tir la mayor cantidad de información posible. En 20 años el modelo tradicional de

la industria informática ha sido puesto patas arriba por plataformas abiertas que

prescinden de sistemas operativos y que se conocen simplemente como the

cloud: cientos de miles de servidores interconectados que distribuyen informa-

ción en tiempo real a cualquier soporte; con estándares abiertos y sin las costo-

sas licencias del software tradicional.”51

La iniciativa Data.gov, es un intento de cambiar la tradicional hegemonía y con-

trol de la información por parte de instituciones y grandes corporaciones, y pre-

tende hacerlo de la mano del dinamismo, la participación y la pluralidad de la

sociedad civil. Como nos explica el periodista Diego Beas, es un intento nove-

doso de "liberar" la información e invitar a un nuevo tipo de participación ciuda-

dana; darle un giro a la manera en la que la ciudadanía se involucra en los

asuntos del Gobierno. Lo llaman democratizing data, y conecta políticas, institu-

ciones y ciudadanos. Una iniciativa que más allá de ser innovadora, ha com-

prendido y apostado por la “conectabilidad” con los ciudadanos y conseguir un

mayor compromiso colectivo con la acción del gobierno y de las instituciones.

Así pues, es evidente que las TIC nos permiten explorar y explotar nuevas for-

mas de de participación, concertación y diálogo, maximizando y aprovechando

los recursos y potencialidades de la red, aumentando exponencialmente el nú-

mero de usuarios y beneficiarios al tiempo que reducen enormemente los cos-

tes. Pero como nos advierte el incansable cyber-activista David de Ugarte, “la

tupida red de relaciones directas entre ellos hacen casi imposible controlarlos al

modo en el que lo ha sido la prensa escrita, o ejercer un filtro, como ocurría en

el sistema descentralizado clásico”. Las redes sociales no son una tecnología o

un servicio web, sino sujetos políticos que emergen al formarse espacios deli-

berativos autónomos que la socialización virtual permite y que no tenían posibi-

lidad de existencia en el sistema mediático descentralizado. Son ricos, plurales

y autónomos, por lo que cualquier intento de control es contra-productivo y

poco útil.

51 Obama y la revolución de los datos. Diego Beas. EL PAIS. 5/10/2009

88

Page 89: Europa en los tiempos del cólera

El reto es pues poner todo ese potencial de energía transformadora y participa-

tiva al servicio del proyecto europeo. Eso obliga a las administraciones e institu-

ciones a invertir en un trabajo que requiere un esfuerzo de flexibilidad, adapta-

bilidad, planificación estratégica y transparencia. Un trabajo de ordenación se-

lectiva para aprovechar lo mejor posible las propuestas que emanen de la so-

ciedad y hacerlas propias. Porque en todo espacio deliberativo, es necesario

acompañarlo por una estructura de coordinación en la acción y en la moviliza-

ción. Los ordenadores o los móviles no sacan a la gente a la calle, coordinan a

los motivados o convencidos por una conversación social previa, y muchas ve-

ces masiva, que ha tenido lugar en la Red, donde no falta espacio para la argu-

mentación ni para la retórica, donde se elaboran los grandes discursos que im-

pulsan a los movimientos sociales52. Y eso se produce principalmente en eso

que llamamos la globosfera:

“En realidad, “no es internet lo que convierte a Obama en un presidente innovador,

sino su capacidad para usar la nueva paleta de medios de comunicación, incluido

internet, pero también los programas de toda la vida. Es casi un tópico decir Obama es

el presidente de los nuevos medios –escribía, hace unas semanas, la periodista

Jennifer Senior en la revista New York–. Pero no lo es sólo por su uso ágil de

Facebook y Twitter, sino porque es el primer presidente que ha entendido las

posibilidades del paisaje mediático actual, altamente veloz, denso y variado"53.

Sin embargo, para explotar todo ese potencial interactivo que nos ofrecen las

nuevas tecnologías, requiere cuestionar algunos de los dogmas que operan en

el seno de la política y de la administración, ya sea la nacional o a nivel

europeo. El siglo XXI es el siglo del salto tecnológico y de la innovación, pero el

mundo de las instituciones sigue prácticamente impermeable a él. Continuamos

con medios y prácticas del ya lejano siglo XX.

Es evidente que el mundo de la empresa siempre va por delante de las

instituciones en la implementación de nuevas prácticas. Tiene más flexibilidad

para adaptarse a las nuevas realidades, se sustenta en procesos de toma de

decisiones más ágiles, y no tiene las rigideces procedimentales de la gestión

52 ¿La Revolución será Twitterada?. David de Ugarte. FP en español. Agosto/Septiembre 2009

53 Obama, el omnipresente. LA VANGUARDIA 20/09/2009

89

Page 90: Europa en los tiempos del cólera

de los presupuestos públicos. Pero eso no es óbice para que el mundo de la

política, los entornos políticos e institucionales, no puedan igualmente

implementar nuevos procedimientos, más ágiles, más flexibles, más abiertos,

que incorporen a los ciudadanos como parte de su infraestructura tecnológica.

Esa nueva cultura de trabajo, tiene que ver con la apertura de la cultura de las

instituciones a eso que se ha venido a llamar la “innovación abierta”. Esto es,

incorporar y aprovechar diversas fuentes de innovación humana. Generar un

nuevo business inteligence institucional basado en la “co-creación”, un término

que tiene que ver con la creación de procesos de creación de valor a través de

la información y la comunicación con los ciudadanos. Hemos de conseguir

colaborar con ellos e interactuar, para generar así un mayor sentimiento de

pertenencia e implicación y por lo tanto una mayor participación. El objetico es

cooperar para crear. La innovación abierta ha demostrado de forma

sorprendente, tanto en el mundo de la empresa como en aquellas

organizaciones o redes que se atreven a implementarlo, que se recibe mucha

más implicación y respuesta de los ciudadanos de lo que a priori se espera. La

co-creación, es al fin y al cabo un compromiso mutuo, es un proceso que

enriquece tanto a instituciones como a los ciudadanos, moviliza personas y

voluntades, y tiene un impacto directo en instituciones y ciudadanos además de

ser más transparente.

Podríamos concluir que la renovación del proyecto europeo no solo es posible

sino necesaria. La Europa de ayer, tiene que continuar construyéndose con las

realidades de la Europa de hoy. Eso es no sólo posible, sino necesario. Es

posible, porque tenemos a nuestro alcance nuevos instrumentos tecnológicos

que nos pueden permitir renovar los mecanismos de información, comunicación

y participación permitiendo una mayor implicación emocional de los

ciudadanos. Y es necesario, porque la pérdida de pulso e impulso de la UE, y

la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones europeas, ante la

incapacidad o lentitud en ofrecer respuestas a los problemas y los retos a los

que nos enfrentamos, son el germen que alimenta la cólera ciudadana, el

miedo al futuro y la frustración.

90

Page 91: Europa en los tiempos del cólera

La implicación emocional de los ciudadanos es la condición necesaria para

poder seguir construyendo un futuro colectivo. Necesitamos un nuevo y

renovado impulso, donde las instituciones sean la punta de lanza de una nueva

cultura de la comunicación y la participación para insuflar nuevas energías a

aquello que se llamó “la ciudadanía europea”, término con paternidad española,

consagrado en el Tratado de Maastricht de 1992, y dotado de pleno contenido

con la nueva Carta de Derechos Fundamentales de la UE recogida en el recién

ratificado Tratado de Lisboa. Una ciudadanía europea que tiene que ser

desplegado en todo su potencial, y eso solo es posible si nos apoyamos en las

posibilidades que nos ofrecen hoy las nuevas tecnologías. La Europa de los

tiempos del cólera se puede combatir, entre otros, con una apuesta decidida

por la nueva ciudadanía que emerge a medida que desplegamos todo el

potencial de la Europa 2.0. ¿Apostamos por ella?

91