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PLIEGO EUROPA Y CRISTIANISMO: ¿INEVITABLE DIVORCIO O FECUNDO MARIDAJE? RAúL BERZOSA Obispo de Ciudad Rodrigo 2.889. 5-11 de abril de 2014

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PLIEGO

EUROPA Y CRISTIANISMO: ¿INEVITABLE DIVORCIO O FECUNDO MARIDAJE?

Raúl BeRzosaobispo de Ciudad Rodrigo

2.889. 5-11 de abril de 2014

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Todo un reto y una esperanzaexiste un arco: desde el cientifismo al espiritualismo, pasando por el laicismo cerrado. sin olvidar el renacer de un cierto neopaganismo y de un nuevo ateísmo más práxico que teórico3.

3. en su tiempo, existía una nueva configuración social y económica (urbes y universidades nacientes); hoy, el problema de la inmigración, de la globalización y de la interculturalidad.

4. en su tiempo, estallaban guerras y conflictos generalizados (“dominaban los señores de la guerra”); hoy, guerras locales en casi todo el planeta e incluso repuntes de conflictos de civilizaciones y una solapada tercera guerra mundial.

5. en su tiempo, había pluralismo religioso (judíos, cristianos, musulmanes); hoy, el pluralismo religioso en diversas formas religiosas y espirituales, clásicas y nuevas4.

6. en su tiempo, se producía el renacer de cristianos radicales y de calidad (por ejemplo, los mendicantes) con afán de renovación profunda y de nueva misión; hoy, el de nuevos movimientos intraeclesiales de reforma radical y de llamada a una nueva evangelización o conversión pastoral.

7. en su tiempo, se hacía presente la pobreza generalizada. Hoy, la crisis económica persistente, también nos habla de una europa en recesión y creciente pobreza en una gran parte de la población europea, con una altísima cifra de paro.

8. en su tiempo, finalmente, afloraba el germen de una nueva europa en ciernes y el reto de edificarla sobre bases cristianas. la misma tarea que se nos impone hoy5, incluso cuando se respira una cierta “cristianofobia”6.

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE LA VIEJA Y CONTRADICTORIA EUROPA?

Hablar de europa es hablar de una realidad controvertida. así, para Zygmunt Bauman “es como una aventura inacabada”; para

¿CÓMO EN TIEMPOS DE SANTO TOMÁS?…

Cuando estaba preparando este original, me entero de que el conocido teólogo D. Olegario González de Cardedal ha publicado meses atrás un Pliego en la revista Vida Nueva con el sugestivo título: “europa en la alternativa”. allí se puede leer: “europa está volviéndose hoy ciega y muda ante la realidad religiosa en su dimensión teologal y personal… la grave crisis económica y social que estamos atravesando, y no pocas experiencias pasadas, nos sugieren que no sería bueno ni eficaz a largo plazo olvidar los problemas humanos que están en el subsuelo del mismo vivir y morir. el cristianismo está llamado a dialogar y convivir con los humanismos contemporáneos, haciendo todo lo posible para que las llamas de la fe y de las convicciones no se apaguen entre las tensiones diarias, porque europa no puede abandonarse a un humanismo trivial, resultado de su ateísmo”1. estas palabras resumen y concentran el objetivo de mi exposición2. Junto a una pregunta lacerante: ¿existe algún parangón o analogía entre la europa de hoy y los retos que tuvo que afrontar en su tiempo santo Tomás de Aquino?… Creemos que sí.

Como en tiempos de santo Tomás, tenemos que afrontar los nuevos retos para la fe y para el cristianismo en europa, que –dicho sea de paso– no son tan diferentes o extraños de algunos de los que él mismo encontró en su tiempo. Baste enumerar los siguientes:

1. en su tiempo, estaban experimentando un cambio de milenio, con sabor “a milenarismo cultural”, dando el paso del románico al gótico; nosotros también estamos en un nuevo milenio, pasando de la modernidad a la posmodernidad y hasta la ultramodernidad.

2. en su tiempo, asistían a una nueva filosofía emergente: el aristotelismo, con notable carga de neopaganismo; hoy,

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Con las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de mayo en el horizonte, puede ser un buen momento para retomar el tema de la

relación entre Europa y el cristianismo, dos realidades

que han convivido a lo largo de la historia y que están llamadas a seguir haciéndolo en el futuro.

De su fecuendo maridaje a través de los siglos dan fe estas páginas; también de cómo el mensaje cristiano puede y debe ser fuente de sentido para la identidad y misión del continente hoy.

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Martin Heidegger, “es una invitación permanente a actuar”. Denis de Rougemont va mucho más allá, cuando afirma que “europa es la que ha descubierto las diversas regiones de la Tierra, pero nadie la ha descubierto a ella”. Con mentalidad más cercana, Goethe define a europa como “el prototipo de lo prometeico”. el profesor Juan Velarde se atreve a afirmar que “europa, más que una geografía física, es una realidad cultural”. Para el llorado obispo y querido amigo monseñor Eugenio Romero Pose, “europa no es la historia de una idea que permita una sola interpretación, sino que es la historia de una tradición que permite diversidad de lecturas”. Y, para no perdernos, reclama la autoridad de María Zambrano con su conocida frase lapidaria: “europa no ha muerto; europa no puede morir del todo; solo agoniza. Porque europa es tal vez lo único que puede resucitar”7.

expresado lo anterior, renace la pregunta: ¿de qué europa hablamos?… Como respuesta, se ha llegado a afirmar que europa es una realidad ambivalente: por un lado, parece estar “configurada y unida” por la filosofía griega, por el derecho romano, por la religión judeo-cristiana y por la ciencia moderna8. sin embargo, por otro lado, europa parece rezumar, históricamente, heridas abiertas y divisiones, como vamos a ennumerar9.

1ª separación: Grecia y Roma y, en el horizonte, los bárbaros.

el centro de la primitiva civilización de lo que llamaremos “europa” puede ser considerado el Mediterráneo oriental. aparte de la civilización micénica y etrusca, los primeros habitantes conocidos de europa fueron los griegos.

Posteriormente, Roma toma el relevo. Roma llegó a dominar la totalidad de las costas mediterráneas, incluida Grecia. sobre estos pueblos Roma dejó una huella imborrable. aunque se puede afirmar, en línea de máxima, que hasta los siglos V y VI d. C., europa no comenzó a tener su propia historia. Coincide con la decadencia del Imperio romano y, al mismo tiempo, el afianzamiento del cristianismo.

la invasión germánica del Imperio romano en 476 decidió la decantación de europa hacia la zona norte del Mediterráneo y, con el transcurrir de los siglos, dejó paso a la influencia de lo anglosajón.

2ª separación: el islam conquista el sur del Mediterráneo.

Posteriormente, la cuenca mediterránea queda dividida en dos mitades aproximadamente iguales: el norte, cristiano; y el sur, musulmán.

Desde África (año 711), los mahometanos invadieron Hispania y las Galias, pero fueron detenidos por los francos en la batalla de Tours (año 732) y, como es tradición en nuestra tierra asturiana, anteriormente, en el año 718, por las huestes de Pelayo.

en el año 1453 los turcos otomanos tomaron Constantinopla, la Península Balcánica, Rusia meridional y Hungría; además, por dos veces estuvieron a las puertas de Viena, en el mismo corazón de europa (años 1529 y 1683). Desde entonces, el judaísmo, el islamismo y el cristianismo, las religiones monoteístas abrahámicas, han marcado y dividido la cultura europea.

3ª separación: el cisma entre latinos y bizantinos (año 1054).

este cisma divide un oeste católico de un este ortodoxo. es una división operada en el interior de la cristiandad y, paradójicamente, acelera el proceso de identidad de europa. Desde este momento, la palabra “católico” adopta un sentido diferente, y su ámbito se encierra en la europa occidental; mientras que la oriental acuñará el nombre de “ortodoxia”.

4ª separación: la Reforma y la Contrarreforma (años 1520-1648).

se separa el norte protestante del sur católico. esta división se produce, de nuevo, en el interior de la cristiandad. Y, con la cristiandad dividida y herida, es también europa la que se encuentra dividida.

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complejos y sombríos, ha querido ser fermento de unidad y de identidad.

Como ejemplo o imagen de lo que he expresado, y para que no se quede en un tópico, he aquí dos realidades: por un lado, la catedral de santiago de Compostela; es gallega, pero, al mismo tiempo, exponente de la síntesis de culturas europeas, con huellas de estilos y de artistas de los más diversos países de europa.

Por otro lado, el Camino de santiago, en el que Galicia cobra también merecido protagonismo, renace siempre como verdadero Camino cultural e identitario de europa11.

EL CRISTIANISMO Y EUROPA: SECULAR Y FECUNDO MARIDAJE

Hemos hablado de europa y, con ello, del cristianismo. ahora, sin complejos, añadimos que “la fe cristiana constituye, sin duda ninguna, uno de los elementos de la irrenunciable identidad de europa” (cardenal Rouco Varela).

sin remontarnos a épocas excesivamente pretéritas, dejo constancia, con Zambrano y el propio eugenio Romero Pose, de que se pueden designar al laico donatista Ticonio (con su Liber regularum) y a san Agustín (con su Ciudad de Dios) como “los padres” de lo que llamamos hoy europa. Más aún, parece ser, como lo ha reafirmado el papa Benedicto XVI, que europa ha cambiado siempre que se ha reinterpretado el pensamiento de san agustín, en el sentido de unir o separar el binomio fe-razón12. Pero, aun cuando no se comparta o parezca atrevida esta visión, se puede hablar de europa como una historia con diversas y marcadas huellas cristianas. ¿Qué huellas ha dejado el cristianismo en europa? analicemos, sucintamente, algunas en diversos campos13:

◼ El arte. el arte europeo y, sobre todo, el secreto y sentido de su espíritu profundo es ininteligible sin el cristianismo.

◼ La música. la música europea nace como entidad original con el canto gregoriano, que recoge la técnica musical griega de los ocho modos y la pone al servicio de una mentalidad trascendente, heredada en parte de la sinagoga hebrea y cultivada de modo

fundamentalismo cultural-religioso, amenazan con hacer desaparecer la vieja europa, supuestamente colonialista y explotadora, con complejo de superioridad cultural y de impositivas cruzadas. Implica un serio problema exterior, que se traduce también en el interior europeo, por el renacer de guerras civiles y viejas contiendas nacionalistas radicales, tanto territoriales como ideológicas.

en resumen, y dicho todo lo anterior, podemos afirmar que la actual europa es el resultado, paradójico, por un lado, de escisiones y, por otro, del esfuerzo por superar las sucesivas heridas y divisiones sufridas a lo largo de su historia. europa está herida de localismo y de universalidad, de amenazas exteriores y de divisiones internas. Y el cristianismo, más allá de sus “avatares históricos”, a veces

en coincidencia con estos siglos, no entramos a explicitar lo que supuso el descubrimiento del Nuevo Mundo (año 1492) en dos direcciones: por un lado, la separación entre pueblos europeos que se lanzaron a la emigración y colonización de aquellas tierras; y, por otro lado, aquellas naciones que ahondaron aún más sus raíces nacionalistas radicales, cerradas en sí mismas o en la conquista de los pueblos circundantes.

5ª separación: laicismo ilustrado versus cristianismo (ss. XVIII-XX).

Podemos hablar de una quinta separación o herida abierta, que se consuma en lo que conocemos por modernidad. la herida entre creencia e increencia, entre una europa cristiana y otra poscristiana, entre laicismo y teísmo, se va consolidando y ahondando.

Incluso hoy, en pleno siglo XXI, parece haber brotado la segunda generación de la ilustración. así, en esta europa poscristiana, los sucesores de Feuerbach, Marx o Nietzsche abogan por la necesaria desaparición del cristianismo, con sus siete pecados capitales, “como una bendición para la humanidad” (Herbert Schnädelbach). se pide la superación del cristianismo dogmático, ético y eclesial, para convertirlo en un cristianismo secularizado (Peter Sloterdijk). en definitiva, como ha denunciado Rémi Brague, “europa ha decidido tirar por la borda el fardo y la carga de su ser cristiana”; se habla incluso de cristianofobia sin saber muy bien hacia qué puerto se dirige10.

6ª separación: la compleja globalización. ¿Europa de los mercaderes… o Europa de los pueblos y del Espíritu? (ss. XX-XXI)

en una cultura que se pretende de pensamiento único, donde los estados Unidos, como nuevo imperio, lideran el mercado de la producción y de las ideas, europa se encuentra, paradójicamente, con la migración en sus fronteras (con lo que supone de nuevos retos de diálogo y convivencia multirracial, multicultural y multirreligiosa), y con el desafío de nuevas civilizaciones que, amparadas en la emergencia económica o en el

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singular en el monacato cristiano. en cualquier caso, la música europea llega a su cumbre con el barroco religioso de grandes compositores cristianos.

◼ La literatura. las grandes cimas literarias de europa nacieron y se desarrollaron en un clima abierto activamente al horizonte sobrenatural cristiano. No podemos entender a fondo a Dante, Tirso de Molina, Cervantes, Goethe, Dostoievski o Unamuno sin su fe cristiana.

◼ La ciencia. la ciencia europea estuvo también potenciada por la fe judeo-cristiana en un Dios Creador, que encarga al hombre convertir el mundo en un lugar habitable y de encuentro. además, la racionalidad griega que confía en alcanzar la verdad y la unidad de todo, potenciada por la creencia en un Dios Verdad-Bondad-Belleza-Unidad, son elementos claves para el nacimiento de la ciencia y de la técnica. la misma idea de progreso es hija de una visión cristiana del tiempo, y es reflejo de la visión lineal, optimista y esperanzadora del mundo cristiano.

las universidades europeas también nacieron al abrigo de la Iglesia, y dependían directamente del papa (oxford, salamanca, Palencia, Bolonia, París, lovaina, Viena, Praga, Cracovia, alcalá…). Propiciaron becas, consolidaron ricas bibliotecas y beneficiaron a artistas y mecenas. la lengua común de todas ellas era el latín, lengua adoptada oficialmente por la Iglesia.

◼ La filosofía. suele decirse que Descartes es el padre de la modernidad europea. Pero el auténtico Descartes no puede ser entendido sin su faceta de creyente y sin la herencia filosófica cristiana anterior a él mismo. ¿Qué sería de Descartes sin san agustín?…

◼ El derecho. el cristianismo asumió el derecho romano y lo complementó, en algunos casos, y lo reformó profundamente en otros; particularmente, en el tema de reconocimiento de derechos y de la dignidad de la persona humana. Y lo mismo hizo con el derecho germánico y de las Islas británicas.

Que los hijos de todas las clases sociales se educaran juntos, que las iglesias fuesen declaradas inviolables (“derecho de asilo”), que la justicia se impartiera gratuita para los pobres, que se hiciera la defensa de los indios en el Nuevo Mundo, que los esclavos fuesen considerados seres humanos… son herencias indiscutibles del cristianismo y de su visión humanista y, a la vez, trascendente de la dignidad de la persona humana.

◼ Orden político. Tras la caída del Imperio romano, la Iglesia de los siglos V-XI hizo posible, con sus monasterios, la existencia de regímenes políticos, que fueron el rudimento de la nueva europa14 y la consolidación de los feudos y ciudades que darían origen a las nuevas naciones europeas.

Y, tras lo histórico-cultural de estas y otras realidades, una constatación: “la raíz cristiana ha sido la principal raíz histórico-cultura de europa”15; pero, a la vez, una pregunta lacerante y obligada: ¿qué puede seguir aportando hoy el cristianismo a europa? Como brújula segura y certera, remitimos al magisterio de dos papas, gigantes y europeos: Juan Pablo II y Benedicto XVI.

EUROPA EN EL MAGISTERIO DE DOS GIGANTES EUROPEOS: JUAN PABLO II Y BENEDICTO XVI

Juan Pablo IIel papa Juan Pablo II se expresaba

así con la nitidez y profundidad que le caracterizaba: “en la compleja historia de europa, el cristianismo representa un elemento central y determinante, que se ha consolidado sobre la base firme de la herencia clásica y de las numerosas aportaciones que han dado los diversos flujos étnicos y culturales que se han sucedido a lo largo de los siglos. la fe cristiana ha plasmado la cultura del Continente y se ha entrelazado indisolublemente con su historia, hasta el punto de que esta no se podría entender sin hacer referencia a las vicisitudes que han caracterizado, primero, el largo período de la evangelización y, después, tantos siglos en los que el cristianismo, aun en la dolorosa división entre oriente y occidente, se ha afirmado como la religión de los europeos… a lo largo

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parte gracias al compromiso de los jóvenes– se construyese sobre la libertad de religión y de las libertades sociales que garantizara el “humus” del cristianismo. Y para ello es indispensable que la familia sea una institución abierta a la vida y al amor desinteresado, y en la que los ancianos cumplan también su papel de promover la transmisión activa de valores y el sentido de la vida.

¿Por qué el papa Juan Pablo II hablaba de los dos pulmones europeos? la intuición fundamental de Juan Pablo II era que europa respiraba con dos pulmones: uno oriental y otro occidental. lo destacó también el expresidente de la Comisión europea, Romano Prodi, señalando que la convicción histórica y la inquietud espiritual del Papa eslavo había sido crear un puente espiritual para unir a los pueblos del este y del oeste, sin lo cual la Unión europea no puede cumplirse realmente. en este sentido, el propio Gerhard Schröder reconoció que el papa Juan Pablo II había sido un puente entre el este y el oeste de europa, y que había contribuido decisivamente a la unificación pacífica del continente.

si profundizamos aún más en los escritos del papa Juan Pablo II, por un lado, las grandes encíclicas Slavorum Apostoli (2-6-85) y Centessimus Annus (1-5-91) lanzaron un “no” a una europa con identidad solo de mercaderes. Y en ese regalo, precioso y actual, que nos hizo de un sínodo sobre europa (año 1999), bajo el signo de la esperanza, se reconoció que algunos de nuestros pecados como europeos son los siguientes: la crisis de fe por acomodación al mundo secularizado, el debilitamiento en el anuncio del evangelio, la escandalosa división entre cristianos, el sinsentido de un cristianismo vivido sin caridad (micro y macro-social), el divorcio entre fe y vida, y la división entre jóvenes y mayores.

Como pistas más concretas para seguir caminando con futuro, el Papa señaló tres dimensiones evangelizadoras para europa:

1. Anunciar el Evangelio de la Esperanza, que es Cristo mismo y que se debe hacer palpable en nuestras personas y comunidades.

Viejo Continente, donde se puede hablar de Juan Pablo II como “puente entre el este y el oeste de europa”. el ensayo se titula Juan Pablo II y Europa. su autor es el profesor vasco José Ramón Garitagoitia Eguía18. según el autor, el papa Juan Pablo II tenía una concepción mística de europa. Juan Pablo II insistía en que europa no es solo un lugar geográfico, sino más bien un concepto cultural e histórico al que la fe cristiana le ha dado forma, y cuyos valores fundamentales han inspirado el ideal democrático y los derechos humanos de la modernidad europea.

¿Cómo es la europa que deseaba el Papa Juan Pablo II?

◼ De sus intervenciones se desprende que el santo Padre anhelaba una europa en la que las naciones fuesen consideradas como centros vivos de una riqueza cultural que merece ser protegida y promovida para el beneficio de todos.

◼ Una europa en la que las conquistas de la ciencia, de la economía y del bienestar social no se orientasen a un consumismo sin sentido, sino que estuviesen al servicio de todo hombre necesitado y de la ayuda solidaria para con otros países.

◼ la europa con la que soñaba el papa Juan Pablo II era aquella en la que su unidad –lograda en gran

de los siglos, la fisonomía espiritual de europa se ha ido formando gracias a los esfuerzos de grandes misioneros y al testimonio de santos y mártires, a la labor asidua de monjes, religiosos y pastores. De la concepción bíblica del hombre, europa ha tomado lo mejor de su cultura humanista, ha encontrado inspiración para sus creaciones intelectuales y artísticas, ha elaborado normas de derecho y, sobre todo, ha promovido la dignidad de la persona, fuente de derechos inalienables. la Iglesia, en cuanto depositaria del evangelio, ha contribuido a difundir y a consolidar los valores que han hecho universal la cultura europea”16.

en relación al papa Juan Pablo II, bien se puede afirmar que europa formó parte de su biografía personal: decididamente, “era y se sentía europeo”. Ya, en tiempos de su enseñanza universitaria, escribió un interesante ensayo: El hombre visto desde el río Vístula. el Vístula separa y une, a la vez, oriente y occidente. la Iglesia polaca, apartada de “otras historias” más occidentales, ha aportado una intuición fundamental a la europa occidental: que Cristo es la clave profunda para la comprensión del misterio de la persona humana17.

el papa Juan Pablo II inauguró el sínodo de obispos para europa con la proclamación de tres patronas continentales: santa Catalina de Siena, santa Brígida de Suecia y santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein). el Viejo Continente ya estaba bajo la protección de tres santos: san Benito y los hermanos santos Cirilo y Metodio, los evangelizadores de los eslavos. el Papa quiso colocar al lado de ellos a tres figuras femeninas, para subrayar el “gran papel que las mujeres han tenido y tienen en europa”.

¿Cuáles fueron algunas de las más destacadas intervenciones del papa Juan Pablo II en relación al tema de europa? Juan Pablo II, más allá de su mirada polaca, proclamó para europa la necesidad de una nueva evangelización, porque “su corazón ya no es cristiano”. Por eso, su grito insistente: “europa, ¡sé tú misma! ¡No te cierres ni a tus raíces ni a tu herencia cristiana!”. en el año 2004 se publicó un ensayo sobre la aportación del Papa a la unidad del

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2. Celebrar el Evangelio de la Esperanza, especialmente con la eucaristía.

3. Servir al Evangelio de la Esperanza, desde la defensa real de los derechos personales y sociales. la defensa de los derechos personales implica: promover la dignidad de la persona, venerar el inviolable derecho a la vida y reivindicar la libertad religiosa, pública y privada. a su vez, la defensa de los derechos sociales conlleva la defensa de la familia, la caridad y solidaridad con los más necesitados, el protagonismo de los laicos en la política, el resituar al hombre en el centro de la vida económica y social, y evangelizar la cultura y las culturas. se suma a todo ello el reconocer la aportación cristiana a la cultura europea: en el arte, la música, la literatura, la ciencia, la filosofía, el derecho y la política.

Benedicto XVIen la misma línea del papa Juan

Pablo II se expresó el papa Benedicto XVI, quien subrayó que europa no puede renunciar a ser ella misma. Y nos advirtió de algo terrible: “occidente parece sentir odio por sí mismo”. es algo patológico. occidente se abre a otros valores y culturas externos porque ya no se ama a sí mismo. solo parece ver de su propia historia lo que es censurable y destructivo, al tiempo que no es capaz de percibir lo grande y lo puro, su propia historia de salvación como un servicio a los demás pueblos y civilizaciones19.

Para no quedarnos en una visión meramente crítica y negativa, me

hago eco también de las palabras sobre europa pronunciadas por el papa Benedicto XVI en dos momentos importantes: por un lado, en su Discurso a los políticos y al Cuerpo Diplomático en Viena, el 7 de septiembre de 2007, en la residencia imperial de Hofburg, durante su visita pastoral a Viena20. Y, por otro lado, el mensaje en su visita a santiago de Compostela.

en el discurso en Viena, una vez más subrayó que la “casa europea” solo será para todos un buen lugar para vivir si se construye sobre un sólido fundamento cultural y moral de valores comunes tomados de nuestra historia y de nuestras tradiciones. europa no puede y no debe renegar de sus raíces cristianas, que representan un componente dinámico de nuestra civilización para el tercer milenio. el cristianismo ha modelado profundamente este continente. la fe se manifiesta, sobre todo, en las innumerables personas a las que, a lo largo de la historia hasta hoy, ha impulsado a una vida de esperanza, amor y misericordia.“Hoy –sigue afirmando el Papa– se habla a menudo del modelo de vida europeo”. Con esa expresión se alude a un orden social que combina eficacia económica con justicia social, pluralismo político con tolerancia, liberalidad con apertura; pero también significa conservación de valores que otorgan a este continente su característica peculiar.

Tal vez el magisterio del papa Benedicto XVI sobre europa más entrañable para nosotros lo dictó en su viaje a santiago de Compostela,

el 6 de noviembre de 2010. Insiste y profundiza en lo que han venido siendo las claves anteriores. Como mensajero del evangelio que Pedro y Santiago rubricaron con su sangre, quiso volver la mirada a la europa que peregrinó a Compostela. ¿Cuáles son sus grandes necesidades, temores y esperanzas? ¿Cuál es la aportación específica y fundamental de la Iglesia a esa europa, que ha recorrido en el último medio siglo un camino hacia nuevas configuraciones y proyectos?… su aportación se centra en una realidad tan sencilla y decisiva como esta: que Dios existe y que es Él quien nos ha dado la vida.

“es una tragedia –insistió el Papa– que en europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad”. el papa Benedicto XVI vuelve a reivindicar con profetismo que europa ha de abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo, trabajar con su gracia por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores tradiciones: además de la bíblica, fundamental en este orden, también las de las épocas clásica, medieval y moderna, de las que nacieron las grandes creaciones filosóficas y literarias, culturales y sociales de europa. ese Dios y ese hombre son los que se han manifestado concreta e históricamente en Cristo. a ese Cristo que podemos hallar en los caminos hasta llegar a Compostela, pues en ellos hay una cruz que acoge y orienta en las encrucijadas. el Papa

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instalarse en la cultura y moral de la satisfacción individualista23, o de la ultramodernidad, donde el náufrago existencialista acaba siendo vitalista hedonista, o la resignación a una europa de la religiosidad a la carta.

el profesor Roland Minnerath, con mirada de esperanza y de futuro, ha abogado, en diversas intervenciones y foros, por una europa de los valores que no olvide sus raíces genuinamente cristianas. la dignidad, la libertad, la igualdad, la democracia, el estado de Derecho, la paz, la calidad de vida y el bienestar, las políticas sociales y el respeto a los derechos humanos tienen que buscar una fundamentación moral fuerte. Porque tal vez europa sabe de dónde viene, pero no hacia dónde va. Una cosa serán los valores proclamados en la Constitución europea y otra muy distinta desde qué hermenéutica y clave de valores interpretarlos. está en juego, socialmente, el problema de la cohesión y de cierta homogeneidad, desde la pluralidad y la multietnia,

a la perspectiva economicista. es una visión de relaciones sociales y comunitarias fundada en una auténtica cultura y ética de la solidaridad. el cristianismo tiene mucho que decir y aportar en este sentido21. Con una advertencia muy clara: en el futuro, tan perjudicial como un “confesionalismo religioso cerrado” para europa sería un “confesionalismo laicista”. la verdadera “laicidad europea” estará, siguiendo el espíritu y la letra de Gaudium et Spes nº 76, en la independencia y sana colaboración, al mismo tiempo, entre la Iglesia y la comunidad política para servir a la persona humana y sus derechos. entre estos, el de la libertad de conciencia que comporta la libertad religiosa22.

europa necesita al cristianismo como el cristianismo tiene necesidad de seguir creciendo en europa, en el mismo sentido del dogma cristológico: sin confusión ni cambio, pero sin división ni separación. ser europeo y cristiano es mucho más que

insiste: “Dejadme que proclame desde aquí la gloria del hombre, que advierta de las amenazas a su dignidad por el expolio de sus valores y riquezas originarios, por la marginación o la muerte infligidas a los más débiles y pobres. No se puede dar culto a Dios sin velar por el hombre, su hijo, y no se sirve al hombre sin preguntarse por quién es su Padre y responderle a la pregunta por él. la europa de la ciencia y de las tecnologías, la europa de la civilización y de la cultura, tiene que ser, a la vez, la europa abierta a la trascendencia y a la fraternidad con otros continentes, al Dios vivo y verdadero desde el hombre vivo y verdadero. esto es lo que la Iglesia desea aportar a europa: velar por Dios y velar por el hombre, desde la comprensión que de ambos se nos ofrece en Jesucristo”.

Tras el sugerente mensaje de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, nos hacemos una última y obligada pregunta: ¿qué quiere seguir aportando, en resumen, el cristianismo a europa en este siglo XXI?

EL CRISTIANISMO QUIERE SEGUIR SIENDO PILAR Y PUENTE DE LOS NUEVOS VALORES EUROPEOS, DE SUS GENTES Y DE SUS PUEBLOS

¿Cómo hacer que europa y el cristianismo no desemboquen en un inevitable divorcio, sino más bien en un maridaje fecundo? Respondemos que el humanismo cristiano ha conformado, de forma implícita y explícita, los valores y el modo de ver el mundo y obrar en él de europa. Y el cristianismo de hoy, aunque no se le quiera reconocer de forma explícita, desea seguir contribuyendo a lo que expresan los artículos 1-2 del proyecto de Constitución europea, donde se afirma: “la Unión se fundamenta en los valores de respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, estado de Derecho y respeto a los derechos humanos. estos valores son comunes a los estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la no discriminación”.

se acentúa la dimensión humanista de la Unión, frente a la permanente tentación de una visión más próxima

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desde el encuentro intercultural y multirreligioso. Y está en juego, desde la perspectiva de cada ciudadano europeo, el volver a redescubrir a la persona humana como valor único y singular y el fundamento de su dignidad y de sus derechos genuinos.

en el fondo, lo que está sobre la mesa –y son palabras ya conocidas del cardenal Martini– “no es una europa de los mercados ni siquiera de los estados, de las regiones y de los municipios. es más bien una europa de los pueblos, de los ciudadanos, de los hombres y de las mujeres. es una europa reconciliada y capaz de reconciliar; una europa del espíritu, edificada sobre sólidos principios morales… Por ello mismo, la europa soñada tendrá la posibilidad de ofrecer a todos y a cada uno auténticos espacios de libertad, de solidaridad, de justicia y de paz. No queremos una europa que viva aburrida, sino una europa gozosa, capaz de entregarse con generosidad a su misión”24.

Á. Cordovilla se ha atrevido a afirmar que, en la reconstrucción espiritual de europa, se necesita amplitud de mirada; que la tarea de europa es contemplar el poder como servicio; que europa debe aceptarse humildemente en clave de Providencia divina; y, finalmente, que europa y el cristianismo están inevitablemente unidos en reciprocidad de destino25. aunque el cristianismo futuro sea menos eurocéntrico26. Y europa, al mismo tiempo, realidad y tarea, libertad y gratuidad27.

Por su parte, en 2008, Jacques Barrot habló, en el seno de la CoMeCe, de europa como una comunidad de valores y una comunidad acogedora. Y que debe desarrollar tres espacios: un espacio de libertad, un espacio de solidaridad y un espacio de protección individual y colectivo. Y en esta empresa –esta vez con palabras de R. Fisichella, en otra reunión de la CoMeCe, del 24-11-2010– “si privamos a europa de la presencia católica, será una europa más pobre, más aislada y menos atractiva”28.

¿Qué puede aportar, entonces, el cristianismo a europa? la respuesta la encontramos en las palabras finales que el papa Benedicto XVI intentó pronunciar en la Universidad ‘la sapienza’: el cristianismo “debe mantener la sensibilidad por la verdad; invitar siempre… a buscar lo verdadero, el Bien, a Dios mismo… y urgir a elegir las luces más útiles… y a Cristo como la luz que ilumina la historia y ayuda a encontrar el camino hacia el futuro”29.

o, en la misma línea, “los católicos deseamos que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de europa30… la europa de la ciencia y de las tecnologías, la europa de la civilización y de la cultura, tiene que ser a la vez la europa abierta a la trascendencia y a la fraternidad con otros continentes, al Dios vivo y verdadero desde el hombre vivo y verdadero. esto es lo que la Iglesia desea aportar a europa:

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ser ignorado o disimulado; ha de ser asumido. ante el conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si nada pasara, y se lavan las manos. otros entran de tal manera en el conflicto que quedan prisioneros de él. Pero hay una tercera vía adecuada de situarse ante el conflicto: sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso, porque la unidad es superior al conflicto. No es apostar por un sincretismo, ni por la absorción de uno en el otro, sino por la resolución en un plano superior y más englobante. este criterio también nos recuerda que Cristo ha unificado todo en sí: cielo y tierra, Dios y hombre, tiempo y eternidad, carne y espíritu, persona y sociedad. Por eso, Cristo “es nuestra paz” (ef 2, 14). Tenemos que descubrir que el primer ámbito donde estamos llamados a lograr esta pacificación es en la propia interioridad. Con corazones rotos en miles de fragmentos será difícil construir una auténtica paz social en europa.

es superior al espacio. este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por los resultados inmediatos y, además, ayuda a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas. Uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar “los espacios de poder” en lugar de “los tiempos de los procesos”. Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse para tener todo resuelto en el presente, para intentar tomar posesión de todos los espacios de poder y de autoafirmación. Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos. Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras y tenaces. este criterio también es muy propio de la evangelización, que requiere tener presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo. la parábola del trigo y la cizaña (cf. Mt 13, 24-30) es muy gráfica en este mismo sentido: el enemigo puede ocupar el espacio del Reino y causar daño con la cizaña, pero es vencido por la bondad del trigo que se manifiesta con el tiempo.

2. segundo binomio, a la luz del Papa Francisco: la unidad prevalece sobre el conflicto (nn. 226-230). el conflicto, personal y social, no puede

velar por Dios y velar por el hombre, desde la comprensión que de ambos se nos ofrece en Jesucristo”31.

UNA PECULIAR APORTACIÓN DEL PAPA FRANCISCO A LA CONSTRUCCIÓN DE UNA EUROPA EN PAZ Y PARA LA PAZ Y EL DESARROLLO INTEGRAL DE LAS PERSONAS Y DE LOS PUEBLOS

¿Qué nos diría un papa argentino, Francisco, en orden a construir una nueva europa en paz, en justicia y en fraternidad? Para responder a esta comprometida y comprometedora pregunta, me atreví a releer algo de lo que el papa Francisco ha escrito en su exhortación apostólica Evangelii gaudium32.

De todo el documento, me detuve en lo que el Papa llama los “cuatro binomios o cuatro claves para una convivencia social” (nn. 217-237), y que brotan de los grandes postulados de la Doctrina social de la Iglesia. serían como cuatro pilares o cuatro puntos cardinales que sirven para la construcción de una europa con sentido y con futuro. Resumamos dichos binomios:

1. el primero nos habla de que el tiempo es superior al espacio (nn. 222-225). es decir, existe una tensión bipolar entre la plenitud y el límite, entre la coyuntura del momento y la luz más amplia del tiempo y de la utopía. De aquí surge un primer principio para avanzar en la construcción de una europa en paz y justicia: el tiempo

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3. Un tercer binomio nos habla de que la realidad es más importante que la idea y la ideología (nn. 231-233). la realidad simplemente “es”; la idea “se elabora”. De ahí que la realidad sea superior a la idea y a la ideología. esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: por ejemplo, los purismos angélicos; los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas; los proyectos más formales que reales; los fundamentalismos ahistóricos; los eticismos sin bondad; los intelectualismos sin sabiduría… la idea desconectada de la realidad origina idealismos e ideologías, y es tan absurdo como suplantar la gimnasia por la cosmética. Hay políticos –e incluso dirigentes religiosos– que se preguntan por qué el pueblo no los comprende y no los sigue, si sus propuestas son muy lógicas y claras. Posiblemente, sea porque se instalaron en el reino de la idea y de la ideología, y redujeron la política o la fe a la retórica. otros

olvidaron la sencillez en aras de una racionalidad ajena a la gente. siempre, y también en europa, la realidad es superior a la idea y a la ideología. este criterio, en clave evangélica, nos lleva, por un lado, a valorar la inculturación del evangelio. Y, por otro lado, este criterio nos impulsa a realizar obras de justicia y caridad en las que esa Palabra sea fecunda en europa, sin ir más lejos, para no edificar sobre arena, o permanecer en la pura ideología o degenerar en, nuestro caso, en nacionalismos radicales.

4. Finalmente, un cuarto binomio subraya que el todo es superior a la parte (nn. 234-237). Hace falta prestar atención a lo global para no caer en la mezquindad particularista. Pero, al mismo tiempo, no conviene perder de vista lo local, que nos hace caminar con los pies sobre la tierra. las dos realidades unidas (global-local) impiden caer en alguno de estos dos extremos: el primero, el que los ciudadanos vivan en un universalismo abstracto y

B I B L I O G R A F I A

→ R. BERZOSA, 10 retos al cristianismo desde la nueva cultura emergente, Verbo Divino, Estella, 2004; ID., 100 preguntas y respuestas sobre temas sociales y políticos de hoy, San Pablo, Madrid, 2008: ID., Dios no es mudo ni violento ni un espejismo, DDB, Bilbao, 2013.

→ R. BRAGUE, “Catolicismo y cultura europea”, en Catolicismo y cultura, EDICE, Madrid, 1990, pp. 71-86.

→ R. DE MATTEI, “Laicismo y religión desde una perspectiva europea”, en Verbo, 457-458 (2007), pp. 621-630.

→ O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, La entraña del cristianismo, Sígueme, Salamanca, 2000, pp. 107-140; ID., Historia, hombres, Dios, BAC, Madrid, 2006, pp. 85-212.

→ L. GONZÁLEZ-CARVAJAL, Ante Maastrich y la nueva Europa, Sal Terrae, Santander, 1993.

→ R. GUARDINI, Europa: realidad y tarea, Obras Completas, I, Madrid, 1981, pp. 11-27.

→ C. M. MARTINI, Sueño una Europa del espíritu, BAC, Madrid, 2000.

→ D. NEGRO, Lo que Europa debe al cristianismo, Unión Editorial, Madrid, 2006.

→ G. REALE, Raíces culturales y espirituales de Europa, Herder, Barcelona, 2005.

→ S. REVERTER BAÑÓN, Europa a través de sus ideas, DDB, Bilbao, 2006.

→ E. ROMERO POSE, Europa: de la controversia sobre sus raíces a la crisis sobre su futuro, Unión Editorial, Madrid, 2007; ID., Raíces Cristianas de Europa, Madrid, 2006.

→ J. M. ROVIRA BELLOSO, El cristianismo en la configuración de una Europa plural, PPC, Madrid, 1993.

→ G. SARTORI, La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros, Taurus, Madrid, 2001.

→ R. TORRELLA CASCANTE: “La Unidad Europea: urgencias éticas y pastorales (I y II), en Ecclesia, n. 2.494 (22 y 29 de septiembre 2000); ID, “Compromiso cristiano y unidad europea”, en Vida Nueva, (junio 1990).

→ E. ULL PONT, Construir Europa, Real Academia de Doctores de España, Madrid, 2007.

→ C. VIDAL, El legado del cristianismo en la cultura occidental, Espasa, Madrid, 2000.

→ T. WOODS, Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental, Ciudadela, Madrid, 2007.

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del centro y no hay diferencias entre unos y otros. el modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él siguen conservando su originalidad. Tanto la acción pastoral como la acción política deben procurar recoger, en ese poliedro, lo mejor de cada uno. allí entran los diversos países y naciones con su cultura, con sus proyectos y con sus propias potencialidades. es la conjunción de los pueblos que, en el orden global, conservan su propia peculiaridad; es la totalidad de las personas en una sociedad que buscan el bien común de todos. a los cristianos este principio nos habla también de la totalidad o integridad del evangelio. el evangelio es levadura que fermenta toda la masa y ciudad que brilla en lo alto del monte iluminando a todos los pueblos. al evangelio le es inherente un criterio de totalidad, porque no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino.

Nada más. Comencé mi reflexión con unas palabras del teólogo D. olegario González de Cardedal. Finalizo de la misma manera: “Jesucristo no dejará nunca de suscitar interés: como fascinación o como provocación, por su extrañeza divina o por su extrañeza humana. el cristianismo es una fuente de sentido posible para la vida humana”33. Me atrevo a añadir: y fuente de sentido para la identidad y misión de la europa de hoy. Todo un reto y una esperanza.

incapaces de dejarse interpelar por lo diferente y de valorar la belleza fuera de sus límites. el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. el modelo no es ni la esfera global, que anula; ni la parcialidad aislada, que esteriliza. el modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante

globalizante, como miméticos pasajeros del furgón de cola o admirando los fuegos artificiales, con la boca abierta y con aplausos programados, de una europa que no es la suya; el segundo, que se conviertan en un museo folclórico de ermitaños localistas o nacionalismos fragmentados, condenados a repetir siempre lo mismo,

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On O t A s1. Vida Nueva, nº 2.877 (10-1-2014), pp. 23.30.

2. Para este tema, cf. R. BERZOSA, 100 preguntas y respuestas sobre temas sociales y políticos de hoy, San Pablo, Madrid, 2008.

3. Cf. R. BERZOSA, Dios no es mudo, ni peligroso, ni un espejismo. Escritos a Teófilo desde el atrio de los gentiles en el Año de la fe, DDB, Bilbao, 2013; J. F. HAUGT, Dios y el nuevo ateísmo, Sal Terrae, Santander, 2012.

4. Cf. R. BERZOSA, Nueva Era y cristianismo. Entre el diálogo y la ruptura, BAC, Madrid, 1998.

5. Para seguir profundizando: R. BERZOSA, 10 desafíos al cristianismo desde la nueva cultura emergente, Verbo Divino, Estella, 2004; ID. Evangelizar en una nueva cultura, San Pablo, Madrid, 1998: ID., Transmitir la fe en un nuevo siglo. Retos y propuestas, DDB, Bilbao, 2006.

6. Cf. E. BUENO, ¿Cristianofobia? La polémica anticristiana, tan antigua y tan nueva, Monte Carmelo, Burgos, 2012.

7. Citas tomadas de E. ROMERO POSE, Europa: de la controversia sobre sus raíces a la crisis sobre su futuro, Unión Editorial, Madrid, 2007, pp. 7-14.

8. Cf. X. ZUBIRI, Naturaleza, historia, Dios, Alianza Editorial, Madrid, 1987.

9. R. BERZOSA, 10 desafíos al cristianismo desde la nueva cultura emergente, Verbo Divino, Estella, 2004, pp. 39-88.

10. Á. CORDOVILLA, “El cristianismo en Europa: ¿lastre o herencia?”, en Vida Nueva, nº 2.596 (12-18 de enero de 2008), pp. 26-27.

11. Cf. Declaración de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea y del arzobispo de Santiago sobre la peregrinación, en abril de 2004, a la ciudad del Apóstol (Bruselas, 9 de mayo de 2003).

12. Cf. E. ROMERO POSE, Europa: de la controversia sobre sus raíces a la crisis sobre su futuro, pp. 19-25.

13. G. REALE, Raíces culturales y espirituales de Europa, Herder, Barcelona, 2005; D. NEGRO, Lo que Europa debe al cristianismo, Unión Editorial, Madrid, 2006; T. WOODS, Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental, Ciudadela, Madrid 2007.

14. No entramos a enumerar lo que el cristianismo ha aportado a las diversas ideas culturales e intelectuales de Europa (cf. S. REVERTER, Europa a través de sus ideas, DDB, Bilbao, 2006).

15. A. VENTURA DÍAZ, “Las raíces cristianas de Europa”, en Vida Nueva, nº 2.850 (7-6-2013), pp. 23-30.

16. Cf. Ecclesia in Europa, 24-25.

17. Cf. R. BERZOSA, 100 preguntas sobre el misterio de nuestros orígenes, Monte Carmelo, Burgos, 2005, pp. 108-110.

18. JOSÉ RAMÓN GARITAGOITIA EGUÍA, Juan Pablo II y Europa, Rialp, Madrid, 2004.

19. Cf. BENEDICTO XVI, Europa: raíces, identidad y misión, Ciudad Nueva, Madrid, 2005; BENEDICTO XVI, El cristianismo en la crisis de Europa, Cristiandad, Madrid, 2005.

20. Texto tomado de Zenit.org (21-9-07).

21. G. REALE, Raíces culturales y espirituales de Europa, Prefacio, XIII-XXII.

22. Cf. R. BERZOSA, Iglesia, sociedad y comunidad política. Entre la confesionalidad y el laicismo, DDB, Bilbao, 2006.

23. Cf. L. GONZÁLEZ-CARVAJAL, “El european life”, en Sal Terrae, nº 1.019 (enero 1999), pp. 3-13; ID., Ante Maastrich y la nueva Europa, Sal Terrae, Santander, 1993; P. MONTES, La integración en Europa, Trotta, Madrid, 1993.

24. C. M. MARTINI, Sueño una Europa del espíritu, BAC, Madrid, 2000, p. 208.

25. Á. CORDOVILLA, “El cristianismo en Europa: ¿lastre o herencia?”, en Vida Nueva, nº 2.596 (12-18 de enero de 2008), pp. 27-29.

26. O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, La entraña del cristianismo, Sígueme, Salamanca, 2000, pp. 107-140.

27. R. GUARDINI, Europa: realidad y tarea, Obras Completas, I, Madrid, 1981, pp. 11-27.

28. Cf. L’Osservatore Romano, 25-11-2010.

29. BENEDICTO XVI, Alocución en el encuentro con la Universidad ‘La Sapienza’ de Roma, en Santa Sede Digital (20-1-08), p. 6.

30. Estas palabras las volvió a recordar el presidente de la Conferencia Episcopal Española en su discurso inaugural de la XCVI Asamblea Plenaria (22-11-2010).

31. Homilía en Santiago de Compostela (6-11-2010).

32. Cf. Exhortación apostólica Evangelii gaudium, Ciudad del Vaticano (24-11-2013).

33. Vida Nueva, nº 2.877 (10-1-2014), p. 30.